Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Globalizazioaren fenomenoaren lehen analisiek iradoki egiten zuten, modu inplizituan edo esplizi-
tuan, globaltasuna tokian tokikoaren desagerpenak definitzen zuela, eta espazio fisikoak osotasun
birtual batean disolbatzen zituzten. Ezagutzaren ekonomia baten testuinguruan, alabaina, esparru
globalaren eta tokian tokikoaren arteko erlazioak errealitate berriei bide ematen die, eta espazio
urbanoak eta eskualdekoak eratzeko aukera orain arte ezezagunak sortzen ari dira. Artikulu honetan
aztertzen da zergatik ari den berriro tokian tokikoa balioa hartzen, adimen kolektiboaren zein forma
burutu daitezkeen lurralde-mailan, nola sustatzen den sormena halako espazioetan, eta zer gober-
nantza mota dagokien espazio berri horiei.
The first analysis about the globalization phenomenon came about, implicitly or explicitly, that the
term global was defined by its suppressing of all things local and dissolved physical spaces in a
complete virtual. However, in the context of a knowledge economy the relation between the global
and regional sphere is giving room to new realities, and it considers unprecedented opportunities
for the configuration of urban or regional spaces. This article analyses why there has been a recent
revaluing of local things and which ways of collective intelligence can be carried out at territorial level,
in which way creativity promotion in such spaces can be carried out and what kind of governance
corresponds to these new spaces.
ÍNDICE
1. Introducción
51
2. Una nueva articulación de lo global y lo local
3. Formas de inteligencia colectiva
4. Geografía de la creatividad
5. Gobernar la sociedad del conocimiento
6. Conclusiones
rial, parecía haberse convertido en algo que adquieren diversas formas de articular-
casi irrelevante. Hay quien deducía de ello se con el mundo en función de lo que esté
que el tiempo ha aniquilado al espacio en juego. En cualquier caso, las realidades
(Harvey, 1990: 299), que vivimos en una sociales ya no pueden ser pensadas en ca-
«sociedad atópica» (Willke, 2001), en la tegorías espaciales totalizantes.
que se ha producido una «bagatelización
El discurso corriente acerca de la globali-
del lugar» (Luhmann, 1997: 152).
zación y sus consecuencias está lleno de
Al mismo tiempo, las teorías de la globa- malentendidos. Uno de ellos es la idea de
lización nos han acostumbrado a contrapo- que la desterritorialización supone que los
ner los flujos y los lugares, como si se trata- límites y las diferencias se disuelven com-
ra de dos lógicas territoriales separadas e pletamente. Quienes aseguran que «the
incluso contrapuestas. Es verdad que el world is flat» (Friedman, 2007) no han en-
principio de territorialidad está sometido ac- tendido que la deslimitación de los espa-
tualmente a una gran incertidumbre (Badie, cios es sólo un fenómeno en el proceso de
1995; Innerarity, 2004); circuitos financie- una nueva territorialización. El mundo no es
ros, intercambios comerciales, difusión de «plano» sino desigual y dispar, como se
ondas e imágenes, migración de personas, pone de manifiesto, negativamente, en los
solidaridades religiosas, culturales o lingüís- fenómenos de injusticia y exclusión, pero
ticas parecen pesar más que nunca en la también en los factores de competitividad
frágil cartografía del mundo. Probablemente que están viculados a las diferencias territo-
sea exagerado hablar del fin de los territo- riales. El espacio no se ha vuelto irrelevante
rios; pero no cabe duda que la gravedad sino diverso.
del espacio ha cedido el paso a una territo-
rialidad difusa, ambigua y versátil. La esce- La incapacidad para reconocer la natura-
na mundial acoge actualmente un conjunto leza dialéctica entre el plano global y el pla-
de estrategias políticas, económicas y so- no local, junto con la tendencia a conside-
ciales que contradicen el principio de terri- rar las relaciones entre los actores en
torialidad. Por lo general, las lógicas de la términos de ganadores y perdedores abso-
movilidad se imponen sobre las de territo- lutos, ha dado lugar a interpretaciones que
rialización. explican poco y orientan menos. La idea de
que lo global, en una especie de juego de
Sea de ello lo que fuere, es verdad que suma cero, gana todo lo que pierde progre-
experimentamos una relativización de la
sivamente lo local, es un fallo categorial.
distancia, de lo cercano y lo lejano, que sa-
cude las localizaciones fijas y estables. Por Las teorías de la desterritorialización
supuesto que la globalización ha convertido piensan como si lo local equivaliera a lo
en un concepto inservible la idea de que las territorial y lo global fuera un proceso que
realidades sociales se construyen en unida- hiciera irrelevante el espacio. Ahora bien, el
des territoriales delimitadas y de acuerdo hecho de que se impongan estándares glo-
con la cual la política, la cultura y la identi- bales de racionalidad no equivale necesa-
dad han de ser pensadas como isomorfas, riamente a la uniformización cultural. Las
es decir, como coextensivas en el espacio culturas locales y los flujos globales no de-
de una unidad territorial. Los territorios ya ben ser entendidos como una contraposi-
no son espacios-container, sino lugares ción. Lo local no es una esfera de compen-
sación de lo global. Más bien ocurre que gresivamente de los ámbitos espaciales, del
los acontecimientos globales irrumpen, son «principio de cercanía espacial» (Wiesenthal,
apaciguados o fortalecidos en contextos lo- 1996: 5). Con la disolución de los espacios
cales. Edward Casey ha propuesto temati- cerrados se desvanece «el mito de la co-
zar los lugares como productos del en- munidad vecinal» (Albrow, 1998: 257). La
cuentro entre distintas historias, una noción comunidad ya no debe ser entendida como
del lugar cuya especificidad no deriva de la un entramado local de relaciones, como un
raíz mítica de un relativo aislamiento sino de vecindario. Los vínculos espaciales siguen
«la particularidad absoluta de la mezcla siendo reales pero no constituyen el único 53
de influencias que allí se han dado» (2006). tipo de relaciones. El teléfono y el ordena-
Lo peculiar de un lugar no es algo debido a dor posibilitan la construcción de «vecinda-
la separación sino al modo como ha sinteti- rios psíquicos» (Aronson, 1986). Ya no per-
zado lo diverso. tenecemos a una única comunidad; la vida
está repartida entre una pluralidad de re-
Pensar que lo global supone dominio y
des ninguna de las cuales puede pretender
dependencia mientras que lo local repre-
la exclusividad. Vivimos en un espacio rela-
senta la tradición y la continuidad, es un
cional y múltiple que posibilita unos com-
error en la medida en la que niega la inte-
promisos más abiertos que cuando el terri-
racción entre ambos y por lo tanto su evo-
torio era una dimensión fija, objetiva y rígida
lución creativa. En este sentido, el hecho de
en la vida de los seres humanos y las so-
que un territorio se vea amenazado o no
ciedades.
por la globalización depende del modo de
interacción que establece con lo global y no Esta situación no conduce a la desapari-
de la capacidad de dicho territorio para ción de los lugares, a que nos libremos
protegerse de los flujos globales. Así, ser un completamente de ellos, sino a algo que
lugar en el mundo es más una cuestión de podría denominarse «trato individualizado
cómo se resuelve esta conectividad y no con el territorio». En el plano de la experien-
tanto de cómo resistirse o cerrarse a ella. cia individual, estos nuevos ambientes su-
ponen una mayor diversidad y libertad de
Cuando se explora con mayor sutileza la
elección que nunca. El hecho de que cada
generación y circulación de conocimiento
vez sea menos necesario vivir o permanecer
en la actual economía global se descubre
en la cercanía de otros ha facilitado la ten-
que lo que ha tenido lugar no es tanto la
dencia a sustraerse de los «centros» y del
destrucción de lo local como su transfor-
contacto físico con otras personas. La rela-
mación. Lo que ha ocurrido es que el lugar
ción con el lugar sigue siendo importante,
deja de ser un sistema cerrado. Ya no esta-
pero no en el sentido tradicional. La cerca-
mos vinculados en la misma medida que
nía física de otros ya no significa necesaria-
otras épocas a la localidad como fuente de
mente estar atrapados en una dependencia
información, experiencia, diversión o seguri-
recíproca. Igualmente, la lejanía física tam-
dad. El propio lugar ya no es necesaria-
poco equivale a una lejanía comunicativa.
mente el escenario central de la vida. En
Podemos estar muy cerca de los alejados y
este contexto las comunidades no desapa-
muy lejos de los cercanos.
recen, pero se liberan de su dependencia
respecto de un territorio. La configuración Este es el contexto en el que se ha pro-
de comunidades se ha desacoplado pro- ducido una progresiva recuperación del lu-
gar que corrije la lógica deficitaria del espa- mirada jugaron un papel fundamental los
cio de los flujos. Desde hace algunos años análisis que concluyeron con una articula-
se impone un cambio de perspectiva en ción más elaborada entre lo global y lo lo-
virtud de la confluencia entre ciudad y re- cal. Los espacios dejaron de ser rémoras
gión, de lo que se ha dado en llamar «es- de la virtualización general y pasaron a ser
pacios densos» (Nassehi, 2002), que han considerados estímulos de las innovacio-
de ser pensados y gestionados como una nes. Las ventajas de los lugares específicos
lugar general de competitividad, de gestión empezaron a ser puestas en relación con la
de servicios y de formación de la voluntad competitividad y movilidad transnacional.
política.
Y es que las condiciones espaciales tie-
Si es verdad que en la sociedad y la eco- nen una particular significación en las socie-
nomía del conocimiento «place matters» dades del conocimiento. Se ha probado
(Baraldi et al., 2006), esto se debe a que el empíricamente que, en el ámbito de las ac-
nuevo conocimiento no surge en cualquier tividades basadas en un trabajo intensivo
parte; los agentes económicos están situa- con el conocimiento, los actores tienen una
dos en contextos particulares y, como ya relación más intensa con el espacio. En el
advirtió Polanyi (1957), estos operan bajo debate en torno a la geografía de la infor-
condiciones institucionales y culturales de mación y del conocimiento se había conso-
las que no pueden ser fácilmente separa- lidado el tópico de que, en una sociedad
dos. También los global players utilizan en global, la información y el conocimiento se-
su favor las condiciones territoriales especí- rían en principio ubicuitarios, es decir, dis-
ficas pra la generación de conocimiento. La ponibles en cualquier lugar y de cualquier
reestructuración de los territorios y las ciu- modo. Que esto no es así se advierte cuan-
dades no depende únicamente del flujo in- do distinguimos entre información y saber.
ternacional de capital e información, sino al La información es universalmente accesible
mismo tiempo de los actores locales que pero el saber está vinculado a contextos
pueden apoyar o impedir este proceso. concretos. Lo que es transferible y disponi-
Mientras la economía industrial se desloca- ble en cualquier parte son las informacio-
lizaba y se beneficiaba de la reorganización nes, mientras que el saber implícito sólo
global, la economía creativa tiende a territo- puede ser transmitido en la interacción per-
rializarse, a elegir espacios propicios para la sonal. Dado que tanto el intercambio de
relación de red y el intercambio. conocimiento específico como la situación
Frente a ciertos estereotipos acerca de la de aprender dependen en buena medida
globalización, a partir de finales de los años de los presupuestos de la comunicación
noventa se empezó a pensar en un con- personal directa, las condiciones específi-
cepto de desarrollo espacial más ajustado cas del territorio, pese al flujo global de in-
a la realidad de la sociedad del conocimien- formación, no sólo persisten parcialmente
to. Contra la supuesta irrelevancia de los lu- sino que adquieren una significación central
gares concretos y los territorios propia de la para el desarrollo territorial. Los procesos
sociedad de la información, se comenzó a de conocimiento son procesos de aprendi-
subrayar la simultaneidad e hibridación en- zaje que se basan en la comunicación y
tre los flujos que operan globalmente y los que necesitan determinadas infraestructu-
lugares concretos. En esta ampliación de la ras, por tanto, que se realizan en un lugar.
gencia territorial no basta tampoco con que gente de la inteligencia colectiva, es decir,
existan instituciones dedicadas al conoci- el hecho de que sea algo que ni surge ne-
miento. Las condiciones específicas para cesariamente cuando se adoptan determi-
que la relación entre diversas instituciones nadas medidas, ni en el corto plazo, sino
intelligentes de lugar a un territorio inteligen- que resulta de procesos largos y cuyo re-
te se dan cuando la inteligencia se transfor- sultado no está asegurado. Tanto la confi-
ma en capacidad social en el marco de un guración como el gobierno y la estructura-
territorio. ción de las redes son difíciles. El capital
social no es algo que propiamente se pue-
Cuando se trata de asuntos que tienen
da crear o dirigir. «Un cluster no se puede
que ver con dinámicas colectivas surge
construir. Tiene que crecer» (Koch, 2007:
siempre la cuestión de si el todo es más
que la suma de las partes, de si no hay algo 202). Los procesos de configuración de sa-
supraindividual —el sistema, la totalidad or- ber colectivo son complejos, exigen perspec-
ganizada, un fenómeno emergente— «que tivas de largo plazo y tienen una visibilidad
no se puede reducir a las intenciones de los escasa. Esto nos exige ser especialmente
individuos participantes» (Heintz, 2004: 3). prudentes a la hora de confiar en los mode-
Se habla de emergencia precisamente los de indicadores, que no reflejan tanto el
cuando hay propiedades generales que no saber colectivo como los resultados visibles
se reducen a las características de sus ele- de ese saber.
mentos. Una sociedad del conocimiento no Al carácter emergente de propiedades
es una sociedad en la que hay mas exper- como la inteligencia compartida se debe el
tos sino aquella en el que los sistemas son hecho de que no existan fórmulas mágicas
expertos. No basta con que los individuos ni universales para la configuración de
aprendan e innoven; sirve de poco que los procesos de aprendizaje e innovación co-
ciudadanos adquieran nuevas competen- lectiva. Las políticas urbanas y territoriales
cias mientras las reglas, rutinas y procedi- basadas en el conocimiento deben ser
mientos, o sea la inteligencia organizativa y exactamente contextualizadas en relación
pública, impidan aprovechar las nuevas con las capacidades y problemas concre-
competencias. Los cambios sólo se reali- tos de cada territorio. Esto contradice ex-
zan cuando se modifican también las es- presamente la idea de que es posible tras-
tructuras, procesos y reglas colectivas. El ladar las experiencias de «icon regions»
saber de un territorio es algo más que la como Silicon Valley o la idea de recuperar
mera acumulación del saber existente, del
la modernización siguiendo un modelo an-
mismo modo que una organización inteli-
terior, tal como se estableció, por ejemplo,
gente lo es por la sinergia que se produce
en Europa Oriental tras 1989. Las condicio-
en sus sistemas de reglas, instituciones y
nes específicas del éxito no son reproduci-
procedimientos, y no por la mera adición de
bles con exactitud. El comportamiento de
las inteligencias personales. la generación
los sistemas de alta complejidad —como
del conocimiento es consecuencia de actos
los territorios— no es pronosticable. La di-
comunicativos o, dicho de otra manera, un
námica de la innovación no se pueden pre-
bien relacional.
ver con exactitud; esta imprevisión es algo
Esto nos pone en la pista de una dificul- que forma parte de la naturaleza emergente
tad que tiene que ver con el carácter emer- de todo nuevo saber. Dicha indetermina-
ción es acentuada por la creciente dificultad ción e información. Desde hace algunos
de gobierno de las realidades complejas. años, sin embargo, el debate acerca de las
condiciones territoriales para la generación
Es cierto que lo que crea la ventaja regio-
del saber y la capacidad de innovación ha
nal es la capacidad de atraer talento. A esto
dejado de estar reducido al ámbito de las
alude el concepto de «sticky place» (Marca-
nuevas tecnologías y ha recuperado una
sen, 1996): lugares que tienen espacial ca-
más intensa referencia territorial y urbana.
pacidad de atraer y retener talento o em-
presas innovadoras. Pero conviene no La evolución de la sociedad del conoci-
olvidar las limitaciones de este tipo de políti- miento está modificando la articulación de 59
cas como si fueran fórmulas mágicas auto- los factores «duros» y «blandos» de la com-
máticas. La difusión del modelo creativo ha petitividad. Se va poniendo de manifiesto la
llevado con frecuencia a que todos los terri- importancia de esos factores de competiti-
torios hagan lo mismo y jueguen con las vidad que son los «non-market linkages»
mismas cartas. Por otro lado, la construc- (redes, confianza, capital social, etc.). Los
ción de infraestruturas culturales no garanti- factores «blandos» de la competitividad de-
za sin más la dinamización cultural e incluso jan de ser considerados algo accidental o
ocurre con frecuencia que la creación cul- secundario, restos de la racionalidad eco-
tural huya de esos sectores culturales for- nómica entendida a la manera neoclásica.
mateados y planificados. Para ser creativos Mientras que los análisis tradicionales acer-
no basta con utilizar los procedimientos ha- ca del desarrollo regional estaban casi ex-
bituales que han sido exitosos en aquellos clusivamente focalizados en la industria, los
lugares que reconocemos como especial- clusters y las empresas, la idea de los «en-
mente creativos. Hay que hacerlo poniendo tornos de conocimiento» nos invita a dirigir
en juego la propia creatividad. cada vez más nuestra atención hacia los
factores culturales de la vida social y la sig-
nificación cualitativa de las estructuras so-
4. GEOGRAFÍA DE LA CREATIVIDAD ciales en los procesos económicos. Nos
estamos dando cuenta de que muchos ele-
El paradigma de la sociedad de la infor- mentos no mercantiles se encuentran en el
mación, que fue dominante durante los núcleo del desarrollo económico de los te-
años ochenta y buena parte de los noventa, rritorios.
se tradujo fundamentalmente en la puesta La teoría de la competitividad ha sido du-
en marcha de infraestructuras técnicas. Las rante mucho tiempo una pura teoría de cos-
políticas urbanas y territoriales optaron por tes, según la cual las empresas se situaban
la construcción de parques tecnológicos y allí donde los costes de producción y distri-
de investigación, muchas veces aislados en bución eran más favorables. Los factores de
el campo. Los lugares concretos, los espa- competitividad «duros», como las infraes-
cios urbanos y los centros de las ciudades tructuras o el mercado laboral eran factores
eran considerados como reliquias de un clave para la localización de las empresas.
proceso de globalización y virtualización ge- La homogeneización de estos factores, es-
neral. El espacio social se redujo progresi- pecialmente dentro de la Unión Europea, ha
vamente a una localización accidental para llevado a que estas decisiones dependan
el hardware de los medios de comunica- cada vez más de que los territorios se dife-
rencien por factores «débiles» como la ima- mo contemporáneo y desestima los benefi-
gen, el tiempo libre o la oferta de vivienda, cios colectivos de la creatividad personal.
criterios culturales o ecológicos, capital hu- Se podría decir, contra Putnam que algu-
mano y social. Mientras que el punto de vis- nas categorías sociales tradicionales como
ta tradicional sugería que el atractivo de los la autosuficiencia, la cohesión, la estabilidad
lugares se debía a ventajas económicas, y la unidad trabajan ahora contra la prospe-
ahora se subraya las cuestiones relativas al ridad, que más bien requiere apertura y vín-
estilo de vida y las amenidades culturales. El culos menos fuertes. Este es el punto de
punto de vista típico de la era industrial era vista que aporta la teoría de la creatividad
que los lugares crecían o bien porque esta- de Richard Florida. Estábamos acostum-
ban situados en las rutas de transporte o brados a los análisis de Max Weber o Daniel
bien porque estaban junto a recursos natu- Bell que basaban la fuerza de las socieda-
rales que animaban a las empresas a im- des en el esfuerzo y dejando completamen-
plantarse en ellos. La teoría del capital hu- te al margen el gozo y el placer; este último
mano argumenta, en cambio, que la clave incluso reprochaba al hedonismo de los
del crecimiento no es la reducción de cos- años sesenta un efecto negativo hacia la in-
tes sino disponer de personas muy educa- novación y el crecimiento económico.
das y creativas. Hay que pasar del bajo cos-
te a la alta creatividad. En la economía del Frente a estas visiones se han ido abrien-
conocimiento el potencial creativo es un ele- do paso en los últimos años diversas teo-
mento fundamental para el crecimiento y el rías de la creatividad, entre las cuales la
éxito de las ciudades y territorios. más célebre es la de Richard Florida (2002;
2005). Mientras que la primera mitad del si-
Una buena parte del impulso para ese glo XX estaba impresionada por las transfor-
cambio de perspectiva procede de teorías maciones físicas y la implementación de mi-
como la del capital social de Putnam (2000). lagros tecnológicos o de ingeniería, en la
El concepto de capital social se introdujo segunda mitad las transformaciones más
como consecuencia de haber advertido que importantes se encuentran en el ámbito so-
la estructura de relaciones sociales tenía cial y en las nuevas formas culturales. En la
efectos sobre los procesos económicos. nueva economía del conocimiento, en la
Alude a esos recursos que surgen de las re- que los útiles de producción y la materia
laciones más o menos institucionalizadas en prima son la información y el conocimiento,
las que se establecen formas de reconoci- la creatividad constituye una ventaja com-
miento. Se refiere también a la confianza,
parativa para las empresas, los individuos y
cooperación y solidaridad como fundamen-
los territorios. Los nuevos indicadores de
to de las relaciones sociales. Se habla de
un territorio creativo serían las tres «T»: ta-
capital social en el sentido de que las redes
lento, tecnología y tolerancia. El mayor cre-
sociales crean valor y que se puede invertir
cimiento económico se está dando en luga-
en ellas (Putnam y Goss, 2002: 8).
res que son tolerantes, diversos y abiertos
Ahora bien, si el determinismo tecnológi- a la creatividad, debido que son lugares en
co era ciego para los factores sociales de la los que la gente creativa de todo tipo quiere
competitividad, la teoría del capital social vivir. Florida constata que los creadores son
presupone una idea de comunidad que es más propicios a la movilidad y buscan luga-
difícilmente compatible con el individualis- res en los que satisfacer óptimamente sus
mundo, a la vez que han llevado a cabo el e improbables porque, en última instancia,
intercambio más productivo que conoce- la ciudad son los otros (Ascher, 2007). Esta
mos. Las ciudades son los lugares privilegia- realidad invita a gobernantes y urbanistas a
dos de esa mezcla que produce el despla- la modestia ya que la creatividad ni se pla-
zamiento de los seres humanos y les expone nifica ni se programa. La creatividad, sea
a la combinación y la novedad. Al mismo artística, social, tecnológica, científica o ur-
tiempo, la ciudad crea un espacio para la di- bana, surge más bien allí donde no se la
ferenciación de los estilos de vida, lo que a esperaba, aunque este carácter emergente
su vez es condición de la fuerza innovadora no nos exime de trabajar para establecer
de su cultura. Esta es una de las razones las condiciones de su improbable aparición.
por las que algunos han sostenido que la
apertura a la inmigración es un factor clave
para la innovación y el crecimiento económi- 5. GOBERNAR LA SOCIEDAD
co (Zachar,y 2000). De todas maneras, el DEL CONOCIMIENTO
potencial de la diversidad urbana no es algo
automático sino que requiere unas determi- Una idea de desarrollo territorial basado
nadas condiciones en términos de cohesión en el conocimiento tiene muchas implicacio-
social. En caso contrario, lo que tendríamos nes en el plano del gobierno y el modo de
es una mera yuxtaposición de diversidades articular la toma de decisiones. De la misma
que se traduce en exclusión y desigualdad, manera que las condiciones de competitivi-
como ocurre en tantas ciudades europeas. dad se han modificado enormemente en el
mundo reticular, complejo e interdependien-
Y, en tercer lugar, la creatividad se pro-
te de las sociedades del conocimiento, tam-
duce en contextos de informalidad. La in-
bién las formas clásicas de gobierno (mer-
vestigación acerca de las redes de innova-
cado y jerarquía) se sobrecargan, así como
ción ha puesto de manifiesto que dichas
sus instrumentos propios (precios y autori-
redes no funcionan sin ocasionales encuen-
dad). Lo que ocurre es que, tratándose de
tros personales. Esto conecta con la condi-
aprendizaje colectivo, las relaciones no son
ción anterior ya que si algo caracteriza a los
dirigibles jerárquica o centralizadamente.
espacios densos de las ciudades es que
son lugares de alteridad, de encuentros no Hoy nos encontramos precisamente ante
previstos, de experiencias inéditas, del ano- un agotamiento de la jerarquía como princi-
nimato, de la multitud y la diversidad de re- pio ordenador de las sociedades. Los siste-
cursos (Innerarity, 2006). Las ciudades son mas complejos no pueden ser gobernados
generadores casuales de novedades, con- desde un vértice jerárquico, lo que supon-
tactos personales, intercambio de oportuni- dría una simplificación que no se corres-
dades y conocimientos. La noción de ciu- ponde con la riqueza, iniciativa y pericia de
dad creativa invita a descubrir el valor de sus elementos. El manejo de la elevada
esas formas de vida que se nutren del azar, complejidad plantea numerosos problemas
el movimiento y la creación. El desafío de la a cualquier estrategia jerarquizadora: quien
política territorial consiste en crear las con- debe decidir desconoce la dinámica tem-
diciones de la creatividad, aceptando que poral de los sistemas complejos, pues ge-
aparezcan prácticas no planificadas, que neralmente no tiene toda la información, no
hagan posibles los encuentros imprevistos incluye el desarrollo temporal en sus cálcu-
los, y cuando lo hace tiende a favorecer las En una sociedad del conocimiento dismi-
extrapolaciones lineales; ignora los efectos nuye la disposición a aceptar las decisiones
laterales, los desarrollos exponenciales; adoptadas de manera jerárquica o poco
piensa en cadenas causales en vez de en transparente. Se demandan, por el contrario,
redes y circularidades; se preocupa prefe- nuevas formas de participación y comunica-
rentemente de los detalles, de lo inmediato, ción. Así lo planteó el World Urban Forum de
minusvalorando las conexiones y la panorá- 2004, organizado en el marco del programa
mica; a menudo adopta soluciones según Habitat de la ONU; aludía al consenso en
el radicalismo de todo o nada que empeo- torno a la importancia decisiva de implicar a 63
ran el problema. Una intervención agudiza- la sociedad civil en la gobernanza, especial-
da hasta el detalle supondría necesaria- mente en la escala local. El plano local tiene
mente una pérdida de visión general de las un alto nivel de auto-organización. Debido a
cosas, que tan necesaria resulta para las su cercanía respecto de los ciudadanos y el
tareas de gobierno. Constituye un interés carácter abarcable de los problemas a los
reflexivo de toda gobernanza evitar la so- que hace frente, es el ámbito en el que me-
brecarga que se seguiría de adoptar lide- jor puede incrementarse la participación de
razgos no compartidos. la sociedad civil. La escala local es un cam-
po experimental para probar nuevos proce-
Un mundo reticular exige una gobernan-
dimientos de cooperación.
za relacional. Las redes requieren instru-
mentos más complejos como la confianza, Gobernanza significa cada vez menos la
la reputación o la reciprocidad. Estas nue- capacidad de tener preparadas soluciones
vas constelaciones exigen innovación insti- para cualquier problema como el desarrollo
tucional en los procesos de gobernanza y de las capacidades para la solución de los
abandonar las clásicas rutinas administrati- problemas. Al sistema politico se le plantean
vas. La nueva gobernanza apunta a una así exigencias que tienen que ver con la ca-
forma de coordinación entre los agentes pacitación («enabling» o «empowering») de la
políticos y sociales caracterizada por la re- ciudadanía (Giddens, 1989). Putnam (1993)
gulación, la cooperación y la horizontalidad. ha sintetizado esta exigencia en la idea de
capital social local, cuya calidad de vida pú-
Las reflexiones acerca de la gobernanza
blica depende en buena medida de las nor-
local y multinivel han puesto de manifiesto
mas y las redes de compromiso. Healey
la creciente importancia que tienen las re-
describe la «governance capacity» como un
des políticas locales como formas débiles
bien público o como la más importante in-
de gobierno. La inclusión de los actores re-
fraestructura de la vida cívica, una infraes-
levantes se ha revelado como una fórmula
tructura «soft» que acompaña las infraestruc-
más competente para la resolución de los
turas «hard» de las redes físicas, los servicios
problemas debido a que amplía y utiliza
sociales y las garantías jurídicas.
mejor el saber requerido, a la suma de
competencias y a sus potenciales de de- En la nueva economía del conocimiento
mocratización. Las nuevas formas de go- los procesos económicos presuponen un
bernanza apuntan hacia procedimientos sistema social que funciona. La relación en-
más cooperativos y una mayor exigencia de tre política, economía y sociedad civil es un
participación, combinación de elementos factor importante de competitividad territo-
públicos y sociales. rial. El desarrollo económico y la competiti-
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ALBROW, M. (1998): Abshied vom Nationalstaat. logy and Bussines, Sagamore Beach: Science
Staat und Gesellschaft im Globalen Zeitalter, History Pubns.
Frankfurt: Suhrkamp. BATHEL, H. Y GLÜCKLER, J. (2002): Wirtschaftsgeo-
ARONSON, S. H. (1986), «The Sociology of Tele- graphie. Ökonomische Beziehungen in räumli-
phon», en G. Gumpert y R. Catthcart (eds.), cher Perspektive, UTB, Stuttgart.
Inter/media: Interpersonal Communication in a FLORIDA, R. (2005): Cities and the creative class,
Medial World, Oxford University Press, 300-310. Routledge, New York.
ASCHER, F. (2007): «La ville, c’est les autres», en Airs de F RIEDMAN , T. (2007): The World Is Flat: A Brief
Paris, Centre Georges Pompidou, Paris, 269-271. History of the Globalized World in the Twenty-
BADIE, B. (1995): La fin des territoires, Fayard, Paris. First Century, Penguin, London.
BARALDI, E., FORS, H. Y HOULZ, A. (2006): Taking FÜRST, D. (2001): «Regional Governance - ein neus
Place. The Spatial Contextes of Science, Techno- Paradigma der Regionalwissenschaften?», en
Raumforschung und Raumordnung 5-6/2001, MASSEY, D. (2006): «How to Get From Space to Place
370-380. in a Fairly Short Stretch of Time», en Feld, Steven
y Basso, Keith (eds.), Senses of Place, Santa Fe:
GIDDENS, A. (1989): The Third Way: the renewal of
School of American Research Press, 13-52.
social democracy, Polity Press, Cambridge.
M ATTHIESEN , Ulf (1998): Die Räume der Milieus.
GROWE, A. (2009): «Wissensalianzen und regionale Neue Tendenzen in der sozial- und raumwissen-
Wissenskonzepte als Bausteine zur Nutzung von schaftlichen Milieuforschung sowie in der Stadt- und
Wissen und Metropolregionen», en Ulf Matthiesen, Raumplanung, Sigma, Berlin.
Das Wissen der Städte. Neue stadtregionale
Entwicklungsdynamiken im Kontext von Wissen, NASSEHI, A. (2002): «Dichte Räume», en Löw, M.
Milieus und Governance, Wiesbaden: Verlag für (ed.), Differenzierungen des Städtische, Opladen:
Sozialwissenschaften, 323-342. Leske, 211-233.
POLANYI, M. (1957): The tacit dimension, Routledge,
65
HARVEY, D. (1990): Spaces of Hope, Edinburg Uni-
versity Press. London.
PUTNAM, R. D. (1993): Making Democracy Work:
HEINTZ, B. (2004): «Emergenz und Reduktion. Neue
Civic Traditions in Modern Italy, Princeton Univer-
Perspektiven auf das Mikro-Makro-Problem», en sity Press.
Kölner Zeitschrift für Soziologie und Sozialpsicho-
logie 56, 1-31. ——— (2000): Bowling alone. The collapse and
revival of American community, Simon & Schuster,
HEALEY, P. (2002): «Urban Governance Capacity New York.
in Complex Societies: Challenges of Institutio-
nal Adaptation», en Cars, Göran (ed.), Urban PUTNAM, R. D. Y GOSS, K. A. (2002): «Introduction»,
Governance, Institutional Capacity and Social en Robert D. Putnam (ed.), Democracies in the
Milieux, Aldershot: Ashgate, 204-225. flux. The evolution of social capital in contemporary
society, Oxford University Press, 1-19.
INNERARITY, D. (2003): La sociedad invisible, Espa-
SAASEN, S. (1996): Metropolen des Weltmarkts. Die
sa, Madrid.
neue Rolle der Global Cities, Campus, Frankfurt.
——— (2006), El nuevo espacio público, Madrid: Es- ——— (1998): «Zur Einbettung des Globalisierungspro-
pasa. zesses. Der nationale Staat vor neuen Aufgaben»,
JACQUES, D. (2009): Vers une citoyenneté urbaine? La en Berliner Journal für Soziologie 3, 345-357.
ville et l’égalité des chances, Éditions rue d’Ulm, WIESENTHAL, H. (1996): Globalisierung. Soziologische
Paris. und politikwissenschafliche Koordinaten eines un-
KOCH, T. (2007): «Regionen werden von Menschen bekannten Terrains, Max-Plank-Gesellschaft zur
gemacht», en Brandeis Neuland. Das Wirtschafts- Förderung der Wissenschaften e. V. Arbeitsgrup-
magazin der Regionen, 1/2007, 198-294. pe Transformationprozecce in den Neuen Bun-
desländern an der Humboldt-Universität zu Berlin,
LEVER, W. F. (2001): «Correlating the Knowledge- Materialien 96/1.
base of Cities with Economic Growoth», en
Urban Studies 39, 5/6, 859-870. WILLKE, H. (2001): Atopia. Studien zur Atopischen
Gesellschaft, Suhrkamp, Frankfurt.
LUHMANN, N. (1997): Die Gesellschaft der Gesellschaft,
ZACHARY, P. (2000): The Global Me: New Cosmo-
Suhrkamp, Framkfurt.
politans and the Competitive Edge - Picking
MARCUSEN (1996): «Sticky Places in Slippery Space», Globalism’s Winners and Losers, Perseus Books,
Economic Geography 72. New York.