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Gn 1:26 Dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del campo..." 27 Y cre Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios lo cre. Macho y hembra los cre. 28 Dios los bendijo, dicindoles: "Sean fecundos y multiplquense. Llenen la tierra y somtanla. Tengan autoridad sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra." 31 Dios vio que todo cuanto haba hecho era muy bueno. Y atardeci y amaneci: fue el da Sexto.
La Iglesia ensea que cada alma espiritual es directamente creada por Dios. El alma no es producida por los padres, y es inmortal.
Gaudium et spes 14: No es lcito al hombre despreciar la vida corporal, sino que, por el contrario, tiene que considerar su cuerpo bueno y digno de honra, ya que ha sido creado por Dios y que ha de resucitar en el ltimo da.
CCE 364: El cuerpo del hombre participa de la dignidad de la imagen de Dios: es cuerpo humano precisamente porque est animado por el alma espiritual, y es toda la persona humana la que est destinada a ser, en el Cuerpo de Cristo, el templo del Espritu.
El cuerpo y la sexualidad constituyen para el cristianismo, permanecen siempre como un valor no suficientemente apreciado (Idem).
LA CREACIN DEL HOMBRE: Amor de Dios al hombre 8 CCE 365: La unidad del alma y del cuerpo es tan profunda que se debe considerar al alma como la forma del cuerpo; es decir, gracias al alma espiritual, la materia que integra el cuerpo es un cuerpo humano y viviente; en el hombre, el espritu y la materia no son dos naturalezas unidas, sino que su unin constituye una nica naturaleza.
Cuando el hombre muere, se produce la separacin de estos dos principios humanos: el cuerpo, que se descompone paulatinamente separado del alma, y el espritu, que no puede sufrir descomposicin y queda en un estado autnomo.
Dones preternaturales: CCE 376: Por la irradiacin de esta gracia, todas las dimensiones de la vida del hombre estaban fortalecidas. Mientras permaneciese en la intimidad divina, el hombre no deba ni morir ni sufrir. La armona interior de la persona humana, la armona entre el hombre y la mujer, y, por ltimo, la armona entre la primera pareja y toda la creacin constitua el estado llamado justicia original.
Los dones preternaturales acompaan y son un reflejo de los dones sobrenaturales, como se pone de manifiesto en que con el pecado desaparecen ambos.