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Martín

Heidegge
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En 1917 contrae matrimonio con Elfriede Petri, hija de un
alto oficial prusiano, y seis años después se le nombra
profesor extraordinario de la Universidad Philipps de
Marburgo, donde imparte numerosas lecciones sobre un
gran número de filósofos.

Después de establecer una historia de amor con Hannah


Arendt, en 1926 Heidegger termina Sein und Seit (Ser y
Tiempo), una de sus obras más influyentes e importantes, a
pesar de quedar inconclusa.

En 1929 reemplaza a Husserl como profesor titular en la


Universidad de Friburgo, y publica Kant y el problema de la
metafísica. Tres años después alcanza el puesto de rector, y
se afilia al partido nacionalsocialista cuando los nazis llegan
al poder. En un primer momento, realiza una labor
propagandista del régimen, pero un año después,
desilusionado, renuncia a su cargo, hecho que no le libra de
una ambigua y controvertida situación duramente criticada
El principal problema que se plantea Heidegger es la
pregunta por el ser como algo constitutivo y
fundamental de todo quehacer filosófico, al mismo
tiempo que denuncia el olvido de esta cuestión por parte
de los mismos filósofos griegos que iniciaron una
investigación rigurosa sobre el ser. Platón y Aristóteles
no lograron definirlo, sino que oscurecieron su sentido al
tratarlo como un ente, como una "presencia" e, incluso,
como una simple cópula: aquello que define sin definirse
a sí mismo.

Heidegger se propone delimitar con precisión los


ámbitos de lo ontológico (ser) y lo óntico (ente), cuya
escisión asimiló al primero, al ser, con la permanencia y
la eternidad, en oposición al carácter sumamente
efímero y cambiante del ente. Esta escisión se pretende
eliminar mediante un enraizamiento del ser en la
temporalidad
La obra de Heidegger suele entenderse como separada en dos
períodos distintos cuya ruptura se encontraría en el viraje (Kehre)
experimentado por su enfoque filosófico, por lo que es habitual
hablar de dos etapas o momentos en su pensamiento. Digamos que
esta escisión señalada por estudiosos y críticos de su obra, el
filósofo nunca la aceptó:

Momento en que se sirve de la analítica existencial como


instrumento o «prolegómeno» para replantear la pregunta
tradicional de la metafísica, la pregunta por el «ser», como
pregunta por el «sentido del ser» (claramente desde los primeros
párrafos de Serse
En esta etapa y tiempo
concluye que el sentido del ser es íntimamente
dependiente del tiempo, por esto podemos considerar la primera
etapa como marcada por una búsqueda del «ser del tiempo».

Un segundo periodo en el que, como el propio autor señala,


concibe su pensamiento como el desarrollo de una «historia del
ser».

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