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escribas . . . le
preguntó: ¿Cuál es el
primer mandamiento de
todos? Jesús le
respondió: El primer
mandamiento de todos
es: Amarás al Señor tu
Dios con todo tu
corazón, y con toda tu
alma, y con toda tu
mente y con todas tus
fuerzas.
"El amor es la única potencia que puede eliminar las diferencias entre
una y otra persona y trasponer los abismos de la amargura . . . El
verdadero amor, no es una cuestión de romance, sino de una anhelosa
preocupación por el bienestar de nuestro compañero.
(Gordon B. Hinckley, La fe la esencia de la religión verdadera)
"¿Que es el amor? Muchas personas piensan en él
como en una mera atracción física y hablan de
enamorarse y enamorarse a primera vista. Esta puede
ser una versión de película y la interpretación que le
dan aquellos que escriben canciones y novelas de
amor. El verdadero amor no viene envuelto en un
material tan frívolo. Uno puede sentirse inmediatamente
atraído por una persona, pero el amor está mucho más
allá de la mera atracción física. Es profundo, extenso y
comprensivo. La atracción física es solamente uno de
sus muchos elementos; debe existir fe, confianza,
comprensión y compañerismo.
Deben existir ideales y normas comunes. Debe existir una gran devoción y
compañerismo. El amor es delicadez, y progreso, y sacrificio, y desinterés. Esta
clase de amor nunca se cansa o desvanece, sino que subsiste a través de la
enfermedad y la aflicción, la pobreza y la privación, los logros y las decepciones,
el tiempo y la eternidad.
Para que el amor persista, debe existir un incremento constante de confianza y
compromiso, de una frecuente y sincera expresión de aprecio y afecto. Debe
existir el olvido del yo y una constante preocupación por el otro. Los intereses,
esperanzas y objetivos deben estar dirigidos hacia un solo caudal".
(Spencer W. Kimball, "Faith Precedes the Miracle", 157 ).
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo
a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese
profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese
toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo
amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer
a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo
amor, de nada me sirve.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no
es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo
suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas
se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera,
todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser . . . Y ahora permanecen la fe, la
esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
(1 Cor 13:1-8, 13)
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
(Gálatas 5:22-23)
¿ Por qué no
leemos las
escrituras?
Amor hacia las escrituras:
“Amo las escrituras, atesoro las verdades que descubro, al leerlas
el corazón se me llena de gozo. Al recibir aliento, dirección,
consuelo, fortaleza y respuesta a mis necesidades. Cada vez que
las leo, la vida aparece más brillante, el camino se abre delante
de mí, y recibo la certeza del amor y de la preocupación que mi
Padre Celestial siente por mi, eso es en verdad un deleite para
mí, las escrituras me hacen feliz.”
(Cheryl C. Lant, Conferencia General, Octubre de 2005)
Que sabía que iba a ser difícil, pues el país estaría pobre después de la guerra de
independencia, que no habría medicinas, poca comida, pero lo más triste, que el
Evangelio no habría llegado a México y por lo tanto no habría el poder sellador del
sacerdocio, ni templos, ni capillas. Me dijo que haría gustoso ese trabajo si yo le
prometía que haría la obra por él y yo estuve de acuerdo.
Oh que gran gozo tendré cuando lo encuentre a mi muerte del otro lado
del velo y le diga, bisabuelo Santiago, gracias por cumplir tu parte del
trato, gracias por permitir que yo naciera y creciera y pudiera conocer el
evangelio, yo también cumplí con mi parte y ahora estaremos juntos,
por toda la eternidad.
Tengo un padre, hermanos, hijos y amigos que han
pasado al mundo de los espíritus. Se han ausentado tan
sólo por un momento. Se hallan en el espíritu, y dentro
de poco nos volveremos a ver. Pronto llegará el tiempo
en que sonará la trompeta. Cuando salgamos de aquí,
saludaremos a nuestras madres, padres, amigos y
todos aquellos a quienes amamos, que han dormido en
Jesús.
Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 446
“No debemos ser tan sólo mensajeros de salvación para
los vivos, sino también salvadores de nuestros
antepasados que ya han pasado el velo y que, aunque
estén muertos, han preparado el camino para que
podamos recibir nuestras bendiciones actuales . . . se
les hizo la promesa de que, aunque nacieran en un
lugar o en una época donde no iban a tener la
oportunidad de escuchar el Evangelio durante la vida
terrenal, Dios les proveería salvadores de entre sus
descendientes. Nosotros somos los salvadores que Dios
les prometió y por medio de los cuales pueden recibir
todas las bendiciones del sacerdocio.”
(Theodore M. Burton, Ensign, Liahona, mayo de 1975,
pág. 71)
“¡Oh, cuántas veces he deseado
que se quitara el velo de sobre la
faz de los Santos de los Últimos
Días! Cómo deseo que pudiéramos
ver y conocer las cosas de Dios,
como aquellos que están obrando
por la salvación de los de la familia
humana que se encuentran en el
mundo de los espíritus: porque si
así fuera, todo este pueblo, con muy
pocas excepciones, si acaso las
hubiera, perdería todo interés en las
riquezas del mundo, y en su lugar,
sus íntegros deseos y obras se
orientarían hacia la redención de
sus muertos”
(Discourses of Wilford Woodruff,
pág. 153)
“Dad prisa a la obra del templo, doblad
vuestros esfuerzos en adelantar toda la
obra de los últimos días, y caminad delante
del Señor con prudencia y justicia.
Despójense los élderes y los
miembros de su frivolidad, y
sean cuerdos.”
(José Smith, Enseñanzas, pág. 402)
¡ Os ruego que sigais adelante, que
avanceis y hagais firme vuestra vocacion
y eleccion!
Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 455
Por varias razones –no siendo la última de ellas
la actitud indolente de muchos- la construcción
del Templo de Lago Salado, requirió 40 años. En
muchos santos esa misma actitud indolente
continúa hoy en día. Son lentos para responder a
las responsabilidades actuales en genealogía
(historia familiar) y muchos casi nunca, entran en
los templos. Hermanos, es nuestra
responsabilidad revivir el interés general de los
santos por esta obra y hacerla ahora.
(Mark E. Petersen, seminario para representantes regionales, octubre 7 de 1980)
”Al Señor no le falta nada de lo que ustedes tienen,
tiene de todo en grandes cantidades. Lo único que
quizás no tenga, pero que sin duda merece, es su
gratitud y lealtad, su aprecio y devoción; en pocas
palabras, SU AMOR.”
(Jeffrey R. Holland, BYU Idaho, 23 de abril de 2005)
Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que
ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a
Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con
nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos
por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por
nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también
nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos
unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en
nosotros.
Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros.
Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.
En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos
confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este
mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el
temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido
perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó
primero. (1 Juan 4:17-13, 16-19)
“Si le recordamos siempre y guardamos Sus
mandamientos, se nos promete que siempre
tendremos Su espíritu con nosotros. Esa lámpara a
nuestros pies se irá apagando paulatinamente si
posponemos nuestra decisión o si nos conformamos
con los esfuerzos que hayamos hecho en el pasado.”
(Henry B. Heyring, Liahona, diciembre de 2005, pág.
11)
Esta obra, que se lleva a cabo con abnegación
por los que están en el más allá, se acerca
más que cualquier otra a la obra vicaria sin
paralelo que realizó el Salvador. La grandiosa
e importante labor de enseñar el Evangelio de
Cristo a los pueblos del mundo estaría
incompleta, por no decir algo peor, si no se
proporcionaran las mismas enseñanzas a los
que han pasado a otra esfera y se pusieran a
su alcance esas ordenanzas del Evangelio que
se requieren de todo el que quiera seguir
avanzando en el camino hacia la vida eterna.
(Gordon B. Hinckley, Liahona, Noviembre de
1985, pág. 46)
Debemos ampliar nuestros esfuerzos en la obra de la redención de los
muertos con un espíritu de amor y consagración por medio del servicio que se
realiza en los templos del Señor. La obra vicaria se acerca más a la obra divina
realizada por el Hijo de Dios, que dio Su vida por Sus semejantes, que ninguna
otra obra de la que yo tenga conocimiento.
(Gordon B. Hinckley, Liahona, julio de 1983, pág. 7)