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Sábado

Lee Para el Estudio de esta Semana: Gálatas 3:26-29; Romanos 6:1-6;


Colosenses 3:1-10; Efesios 4:22-24; 1 Corintios 15:49-55; 2 Corintios 5:1-4.

Para Memorizar: “Sino


vestíos del Señor
Jesucristo, y no proveáis
para los deseos de la
carne” (Romanos 13:14).

¿HAS VISTO CÓMO CUANDO CAE UN HUEVO AL SUELO se


rompe en muchos pedazos? Pero, una cosa nunca viste:
¡tomar los pedazos, dejarlos caer y que se vuelva a
formar el huevo entero! En la realidad, esto no ocurre.
Una ley fundamental de nuestro mundo natural, este
mundo caído, es que los objetos tienen la tendencia a
destruirse, a desordenarse. Las cosas por sí solas, ¿qué
hacen? ¿Aumentan su energía, su orden y su estructura o
disminuyen, decaen y se desordenan? La respuesta es
obvia. Vemos esto a todo nuestro alrededor, y aun en
nosotros mismos (p. ej., nuestros cuerpos envejecen).
Para explicar este fenómeno, se necesita mucha ciencia compleja, pero no se
necesita mucho conocimiento para verlo. Para citar un texto de una lección
anterior: “Y la tierra se envejecerá como ropa de vestir” (Isaías 51:6).

No obstante, en medio de todo esto, tenemos el evangelio,


el plan de salvación, que en su esencia se relaciona con la
restauración, con tomar lo viejo, lo quebrado, lo
decadente, y hacerlo nuevo.

Esta semana veremos algunas imágenes


especiales de vestiduras de la Biblia que
revelan estas promesas de renovación y
restauración.
Herederos conforme a la promesa

Una de las grandes luchas de la iglesia cristiana desde los primeros días, una lucha
que estaba en el corazón de la Reforma Protestante (y una que de diversas maneras
continúa hoy, aun en nuestra iglesia), trata con la cuestión del evangelio, de la
salvación, de cómo somos salvos. Pablo tuvo que tratar directamente con este
problema, en la iglesia de Galacia, donde había penetrado una falsa teología y había
amenazado la integridad del evangelio mismo.

Lee Gálatas 3:26 al 29. ¿Cuál es el punto principal que enfatiza Pablo?
En el versículo 27, Pablo dice que todos los que fueron bautizados en Cristo “de Cristo
estáis revestidos”. Aunque todos eran pecadores, sus pecados habían sido lavados, sus
vestiduras viejas y sucias habían desaparecido, y ahora estaban “vestidos”, cubiertos
por la justicia de Jesús
Ellos podrían reclamar su vida, su perfección, su carácter, como de ellos.
Todas las promesas del Pacto habían sido cumplidas en Jesús, y ahora,
vestidos de Cristo, podrían reclamar esas promesas para sí mismos.
Eran herederos de la promesa hecha antes a Abraham
(Génesis 12:2, 3), no por causa del estatus, el género o la
nacionalidad, sino solo por medio de la fe en Cristo.
Ellos podrían reclamar su vida, su perfección, su carácter,
como de ellos. Todas las promesas del Pacto habían sido
cumplidas en Jesús, y ahora, vestidos de Cristo, podrían
reclamar esas promesas para sí mismos. Eran herederos de la
promesa hecha antes a Abraham (Génesis 12:2, 3), no por
causa del estatus, el género o la nacionalidad, sino solo por
medio de la fe en Cristo.

Lee Romanos 6:1 al 6.


¿Qué dice aquí Pablo
que debería ayudarnos
a comprender lo que
significa ser “revestidos
de Cristo”?
Estar vestidos de Cristo es más que solo una situación legal ante Dios. Los
cristianos están unidos con Cristo, se han entregado a él y, por medio de él, se
están renovando, rejuveneciendo y restaurando. Los cristianos que rehúsan
cambiar sus viejos caminos, sus viejos hábitos y su antiguo estilo de vida
necesitan mirarse en el espejo para ver realmente de qué están vestidos.

¿Qué estás vistiendo tú? Lo que vistes en público ¿es diferente de lo que
vistes cuando piensas que nadie te está mirando? ¿Qué dice tu respuesta
acerca de ti mismo?
Ninguna provisión para la carne

A pesar de la profunda teología de Pablo, él puede ser muy práctico. Cualquier


teología o versión del “evangelio” que se concentre en la salvación solo en fríos
términos legales, no da en el blanco. El cristianismo es todo acerca de Jesús, pero no
aisladamente.

Es acerca de Jesús y de lo que ha hecho por nuestra raza caída por su vida, su
muerte y su ministerio sumosacerdotal. No es solo acerca de un cambio en
nuestra situación legal ante Dios; es acerca de un cambio, una renovación, un
nuevo nacimiento en nosotros; es acerca de una nueva vida en Cristo.
Lee Romanos 13. Concéntrate en los puntos prácticos que
Pablo trata aquí para los cristianos.
Este capítulo trata de lo que se consideraría ser un buen
ciudadano y un buen vecino. Se reiteran los principios de la
ley, culminando con las famosas palabras: “Amarás a tu
prójimo como a ti mismo” (versículo 9).
En los versículos 11 al 14, sin
embargo, el tono cambia. Pablo
comenzó el capítulo hablando de
obedecer a los poderes políticos
contemporáneos, y luego pasa a
enfatizar lo “tardío” del tiempo.
Considerando el tiempo en que
vivían los romanos, necesitaban
ponerse serios en su conducta. Al
fin del capítulo, dice: “vestíos del
Señor Jesucristo” (vers. 14). Allí
usa la misma raíz griega que en
Gálatas 3:27. De este modo,
ambos versículos dicen cosas
similares.
Trata con la edificación del carácter, con la conducta, con amar como
Cristo amó y con reflejar su imagen. Mientras que todas las cosas
que nos rodean tienden a empeorar, los que están vestidos de Cristo
deberían volverse mejores y mejores (ver 2 Corintios 3:18).

¿Cuán diferente sería tu vida si estuvieras completamente vestido de Cristo?


Es decir, ¿qué partes de tu vida has retenido sin entregar ni morir al yo para
que el Señor actúe en ti? ¿Cuán diferente sería tu vida si hicieras una
entrega completa?
Martes 21 de junio: Despojarse, vestirse

Lee Colosenses 3:1 al 10. Nota que en el


versículo 10 el verbo es revestido, el
mismo que apareció en los versículos
anteriores que estudiamos. Recordando
esto, ¿qué nos están enseñando estos
textos?
Los eruditos ven, en estos versículos,
referencias a la idea del bautismo. (¿Dónde,
en los textos, ves un indicio de ello?)
Resueltamente, nos muestra otra vez la idea
de renovación, de regeneración, de algo
mejor de lo que era antes. En
Cristo, ya
no somos las mismas personas,
viviendo como una vez vivimos. Aquí Pablo es
muy claro en vincular lo que experimentamos
en Cristo ahora con lo que experimentaremos
cuando él retorne. De hecho, ¡nuestra
respuesta a la primera venida de Cristo
decidirá qué ocurrirá con nosotros en su
segunda venida!
Lee Efesios 4:22 al 24 (el verbo, en el versículo 24, es otra vez vestíos) ¿Qué
está enfatizando Pablo aquí?
Nota el contraste entre el “hombre viejo” y el “hombre nuevo”. En principio, el
“hombre viejo”, el yo anterior, ha muerto (simbolizado por el bautismo), y
resulta un “hombre nuevo”, una nueva creación en Cristo. La idea, aquí, de estar
vestidos de Cristo o del “nuevo hombre”, surge en el contexto de la conducta
cristiana. Estamos tratando con una transformación del carácter y de acciones de
todo el ser moral de una persona.
Esta idea reaparece vez tras vez. Como
cristianos bautizados, somos personas
nuevas en el Señor; estar “vestidos” de
Cristo no es una metáfora solo para la
justificación, para recibir la justicia de
Cristo sobre nuestros pecados y darnos
una situación legal ante Dios. Ser
revestidos de Cristo significa ser una
persona nueva, “cread[a] según Dios en
la justicia y santidad de la verdad”
(Efesios 4:24).

Busca, en los versículos que


consideramos hoy, los mandatos
específicos con respecto a la
conducta. ¿En qué áreas necesitas
cambiar? Si estás luchando, ¿por qué
no buscas a alguien en quien puedes
confiar y pídele ayuda para vivir mejor
los principios que enseñan las
Escrituras?
Miércoles 22 de junio: En un abrir de ojos

No hay duda, estar vestidos de


Cristo es llegar a ser una
persona nueva en Jesús. Es
estar restaurado, por lo menos
en parte, a la “imagen del que lo
creó” (Colosenses 3:10).
Incontables vidas dan testimonio
de la realidad de lo que Dios ha
hecho en ellas y por ellas.
Muchas de nuestras propias
vidas, no importando nuestras
faltas, luchas y caídas, testifican
de la realidad de lo que significa
estar vestidos de Jesús.
No obstante, seamos honestos. Si lo que Cristo hizo por nosotros terminó con su vida
aquí, al fin –sea que estemos vestidos de Cristo o no vestidos de él– el sepulcro
todavía nos espera. Muchos han sufrido mucho en esta vida por Jesús y por su fe.
Cualesquiera que sean las recompensas inmediatas, ¿cuáles podrían ser en contraste
con la recompensa real que nos espera en la segunda venida?

Lee 1 Corintios 15:49 al 55. ¿Qué gran esperanza se presenta aquí? Mientras
lees el texto, adivina qué palabras vienen de la misma raíz griega que vimos toda
esta semana, “vestir” o “estar vestidos”.
En los versículos 53 y 54, el verbo “se
vista” es el mismo verbo que ya hemos
visto. No obstante, aquí el apóstol lo
lleva a un nivel enteramente diferente.
Estar vestidos de Cristo no significa solo
llevar la imagen moral de Jesús, reflejar
su carácter y vivir los principios que él
nos enseñó. En otras palabras, no es
solo un cambio legal, no es solo un
cambio moral: también incluirá un
cambio físico radical. Nuestra carne
mortal, nuestro dolorosa y moribunda
carne, será vestida con la misma clase
de cuerpo inmortal que el Jesús
resucitado tuvo. ¡Qué cambio de ropa,
qué ropa nueva! Esa es la esperanza
definitiva que nos espera, la única
esperanza que realmente hace que
nuestra fe valga la pena (ver 1 Corintios
15:12-19).
La mayoría de nosotros (especialmente al envejecer)
nos damos cuenta de la fragilidad y la falta de
confiabilidad de nuestra propia carne. Si no vemos la
fragilidad en nosotros mismos, la vemos en otros.
Piensa acerca de la esperanza que tenemos en Jesús,
como lo revelan estos versículos.

¿Qué podría este


mundo ofrecernos
para que valiera la
pena perder la
promesa revelada
aquí?
Jueves 23 de junio: Nuestra morada celestial

Lee 2 Corintios 5:1 al 4. ¿Qué nos enseña Pablo aquí? ¿Qué


esperanza se presenta otra vez aquí? ¿De qué manera
encuadran aquí las imágenes de vestiduras?

Mientras estemos en este mundo, en este cuerpo, en esta “casa”, estaremos


“gimiendo” (una palabra que significa también “suspirar profundamente”).
¿Quién no ha gemido mientras estuvo en esta “morada terrenal”, que es
nuestro cuerpo actual? Considera el capítulo anterior (1 Corintios 4), hablando
del mal que han encontrado los seguidores de Jesús en esta existencia.
Después de esta recitación, Pablo escribe los textos que estudiamos hoy.
Es cierto, gemimos, sufrimos y morimos, pero esa no es toda la historia.
Tenemos la promesa de estar vestidos en “nuestra morada celestial”.
¿Qué dos metáforas, o imágenes, usa
Pablo en estos versículos para
describir nuestra situación actual y la
esperanza que nos espera?
En algunos escritos antiguos, la idea de
estar vestidos se veía como similar a
estar dentro de una casa. Ambas cosas
son externas a nosotros, y ambas
presentan cierta protección y cubierta (en
el tiempo de Pablo, el nombre de la ropa
exterior de las personas de la clase más
pobre venía de una palabra que significa
“casita”). Cualesquiera que sean las
razones, Pablo usa diferentes imágenes
para contrastar dos ideas básicas: una
vivienda terrenal temporaria en contraste
con una celestial y eterna; estar
desnudos en contraste con estar
vestidos; y la mortalidad (la certeza de la
muerte) en contraste con la vida, la vida
eterna en Cristo.
Al fin, todas estas metáforas hablan
acerca de lo mismo: la esperanza
que tenemos, al regreso de Cristo,
de estar vestidos o albergados en
cuerpos inmortales. En otras
palabras, estos textos son otra
manera de expresar la promesa de
vida eterna que tenemos en Jesús.
Piensa acerca de la muerte, algo
que es aparentemente
irrevocable. Sin esperanza de
algo más allá de la muerte, ¿qué
esperanza hay para cualquiera de
nosotros? Medita en todas las
razones que tenemos para
albergar nuestra esperanza al
decir que la muerte no tiene la
última palabra. Lleva tus
respuestas a la clase y analízalas
allí.
Viernes 24 de junio Para Estudiar y Meditar:

“Todos serán una familia feliz y unida;


todos estarán vestidos con las vestiduras
de alabanza y acción de gracias: el manto
de la justicia de Cristo. Toda la naturaleza,
con su incomparable belleza, ofrecerá a
Dios un tributo constante de alabanza y
adoración. El mundo estará bañado de
luz celestial. Los años pasarán
alegremente. La luz de la luna será como
la del sol, y la de este astro será siete
veces más poderosa que en la actualidad.
Frente a este cuadro, las estrellas de la
mañana cantarán, y los hijos de Dios
clamarán de gozo, mientras Dios y Cristo
se unirán para proclamar: ‘No habrá más
pecado ni muerte’” (MeM 359).
Preguntas Para Dialogar:

1. Como clase, repasen las respuestas que dieron a la pregunta final de la sección
del jueves. ¿Cómo puedes ayudar a otros a encontrar esperanza en esta
maravillosa promesa? ¿Cómo puedes ayudar a quienes pueden encontrarse
luchando con la duda?

2. Muy a menudo, en nuestros días, la gente ha puesto mucha esperanza en la


ciencia. Muchos han visto la ciencia como el único camino para conocer la verdad
y como la única esperanza de la humanidad. Medita por qué tal esperanza es una
esperanza falsa, especialmente en el contexto de las secciones de estos últimos
días. ¿Qué esperanza puede ofrecer la ciencia para el mayor problema que
enfrentamos hoy, la muerte? ¿Por qué nuestra esperanza debe ser algo
“sobrenatural”, como se describe en esas promesas?
Preguntas Para Dialogar:
3. Piensa en la pregunta de Pablo en Romanos 7:24, “¿Quien me librará de este
cuerpo de muerte?” (Una referencia a un castigo de ese tiempo, cuando un criminal
tenía que llevar un cuerpo muerto encadenado a su cuerpo.) ¿Qué respuesta tenemos
que toda la sabiduría del mundo no puede suministrar?

4. Medita algo más en lo que significa estar “vestido” de Cristo en términos de cómo
hemos de vivir. Piensa en cómo estás viviendo: tus prácticas, tus hábitos, tus
pensamientos, tus actitudes hacia otros, etc. ¿Cuán bien reflejas la realidad de Cristo
en estas áreas? Aunque todos luchamos con tendencias cultivadas y heredadas hacia
el pecado, ¿qué elecciones abiertas y conscientes puedes hacer que te ayudarían
mucho para que vivas como sabes que deberías vivir? También, ¿cómo podemos
ayudarnos unos a otros, como comunidad, para vivir los ideales bíblicos presentados
ante nosotros.

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