La cultura puede ser entendida como el “modo de vivir, sentir
y pensar en relación al mundo en que vivimos”, representa
una construcción social individual y colectiva. La interculturalidad expresa las condiciones de respeto mutuo y de igualdad de circunstancias sociales, alude al reconocimiento de las diferencias de los grupos humanos. Las diferencias culturales entre los que brindan la atención y los “otros” (vale decir quienes la reciben) evidencian que la salud pública precisa del apoyo de las disciplinas sociales para analizar y encontrar caminos de solución y acción en salud. Es en el diálogo intercultural que se determinarán condiciones para desarrollar acciones sobre la base del respeto, la solidaridad y el consenso las que resultarán de mutuo beneficio, no solo entre prestadores de salud y la comunidad sino que contribuirán fundamentalmente a generar condiciones de confianza y respeto mutuo hacia la diversidad étnica y cultural identificar los aspectos culturales y de estilos de vida individuales y colectivos que contribuyen a que se adopten prácticas de vida saludables en regiones y poblaciones particulares. Se requiere incorporar estrategias de identificación de factores protectores, individuales y colectivos, sociales y culturales que puedan contribuir a incrementar las condiciones de diversa naturaleza, que sean favorables a los estados de salud, calidad de vida y desarrollo humano y comunitario. La Dirección General de Promoción de la Salud reconoce la relevancia de la interculturalidad como una característica de la diversidad étnica y social de los diversos grupos poblacionales del país, y lo considera en el planeamiento y operacionalización de sus acciones en el nivel familiar y comunitario, para ello el abordaje multidisciplinario y participativo constituyen elementos de soporte importantes.