Centro C u l t u r a l de España - Lima

Del 1de Febrero al 10 de Marzo del 2013

¡ A mí qué chicha!
(más que un arte una lucha)

La palabra “chicha” es uno de los peruanismos más usados y menos entendidos en nuestro país. Para algunos alude al
caos, al desorden, a la improvisación y al desequilibrio provocado por la cultura y las masas populares. Pero también
podemos entender lo “chicha” como la manifestación irreverente, atrevida, cuestionadora de estas mismas masas que
se desbordan y crean una nueva cultura amalgama de todas las sangres y culturas del Perú. Excitante mezcla,
ayuntamiento e hibridez que trasciende el “buen gusto” de la hegemonía y que se aparta de lo oficial o subvierte el
colonialismo apropiándose de sus propios códigos. Lo chicha es aquello que viene de “abajo” pero que canibaliza todo
lo de “arriba” para crear una estética, una música, una forma de vivir que tiene la fuerza de lo popular y el desenfado de
sus productores.

Desenfado que demuestra que el mercado no ha desvanecido la lucha de clases si no que la ha trasformado en una
constante lucha por la sobrevivencia. En un país donde “lo público” ha sido destruido por décadas de neoliberalismo;
donde no hay salud, ni educación, ni trabajos estables para las mayorías, éstas han tenido que negociar y aprender las
“reglas” del mercado y el capital.

El arte popular nace en los márgenes del capitalismo pero crea nuevas formas de producción y consumo paralelos que
algunos han denominado como “informales”. Pero es de esta marginalidad e informalidad que nace un nuevo arte que
durante muchos años ha sido considerado de “mal gusto” o “huachafo”. En parte porque es un arte que no ha nacido en
las escuelas si no en la calle, en la lucha diaria por sobrevivir, por ganar unos soles, por crear un nuevo sol para todos.

Los artistas que presentamos nunca pretendieron ser “artistas” ni aprendieron su oficio en una academia. La necesidad, la
precariedad, la desigualdad los “obligó” a tener un oficio, a convertirse en productores y creadores. La música, la
serigrafía, la fotografía y la pintura popular nacieron no para la contemplación si no para la acción. Entre la utopía y el
apocalipsis, lo chicha agrega una capa más a la pintura de una sociedad neobarroca, carnavalesca, post-moderna,
donde lo burgués, el mercado y lo occidental es sólo un escenario de juego más donde la masa intenta anunciar su
siempre postergadavictoria.

Alfredo Villar
pionero de l o s afiches, las banderolas y l a t i p o g r a f í a chicha

Mi nombre es Pedro Rojas Meza y nací en 1961 en San
Lorenzo de Jauja departamento de Junín. Desde
pequeño tuve inquietud por el arte, el dibujo, los
paisajes, ganando varios concursos en el colegio y
trabajando para murales en restaurantes. Comienzo a
hacer publicidades manuales ya en Huancayo allá por
el año 78, 79; eran afiches calados, stenciles que pintaba
con pulverizador, por lo general con nombres de los
grupos de la zona como Los Lassers o Los Doberman.
Vengo a Lima en los 80s cuando comienza todo el furor
de la chicha. Es en el mes de setiembre del año 83 que
comencé a trabajar en afiches chicha con el señor Juan
Tenicela en la calle Chiquián de El Agustino cuando Los
Shapis, Alegría, Viko y su grupo Karicia eran una fiebre
en la capital, llegaba la cumbia folk andina y con ella
llegaron Génesis, los Wankas, Pintura Roja, Los Walkers,
Grupo Sentimiento, Aroma, etc. En Lima estaban Los
Destellos, Grupo Celeste, Los Ecos, Los Pakines, Guinda,
Chacalón, Maravilla y muchos otros más. Los afiches
entonces eran de colores naturales de un solo cuerpo.
Cuando me salí de taller de Tenicela durante un mes
estuve sin trabajo hasta que gracias a los locutores y
promotores de Radio Inca, Unión, Agricultura, Moderna y
los señores Ike Santos, Ançibal Alanya, Los hermanos
Rodríguez, Uber Rojas, Libio Quintanilla, Pedro
Santisteban, Toto Augusto, Pablo Rado, me dijeron, ¿Qué
te falta para un taller? tú puedes, nosotros te apoyamos,
el Sr. Pedrito Santisteban me ofreció el local Así es mi
tierra en la Av. México, donde trabajé durante 2 años y
me hice popular a nivel nacional. También doy gracias
al Sr. Rocky Amorós QEPD, quien me puso el apelativo de
MONKY; durante esos años también hice logotipos de los
grupos Alegría, Pintura Roja, Génesis, Geniales,
Genéticos, Marcahuasi, Chacal.
Llegaron las pinturas fosforescentes al mercado el año
87, colores llamativos en estampado, mi primer afiche
con esos colores fue para Tongo y Chacalón cuando el
Centro Comercial El Hueco era tierra.
En los 90 se vino el paquetazo y los promotores
dejaron de hacer afiches. Fue entonces que me
nació la idea de las banderolas para escenario con
la foto pintada de los artistas, el trabajo se hacía
sobre tela a full color tipo estampado para artistas
como Doris Ferrer, Flor Pileña, Promotora Prodisar,
Dina Paúcar, Abencia Meza, Alicia Delgado, Elmer
de la Cruz, Sósimo Sacramento, y para los Grupos
Tropicales que estaban de moda. Así también
llegaron las orquestas huarochiranas que se
enamoraron de mi trabajo en banderola pal
escenario bandas como La Nueva Estrella, Los
Canarios, Revelación 5:40, Cariñosos, Dos Estrellas y
muchos más.

Ya que iba en aumento las fiestas mi taller ya no se

abastecía para tantos promotores, para entonces
los señores Mendoza (Vanessa) y Fortunato
Urcuhuaranga (Viusa) hacían banderolas con papel
pegado en tela negra, así al servicio de los
promotores y dueños de las fiestas comenzaron a
hacer afiches, de ahí en adelante los mismos
trabajadores al ver que era fácil y rentable se
retiraron e hicieron sus propios talleres, en la
actualidad hay cantidad de aficheros.

SÓLO PIDO A AQUELLOS QUE SE ACUERDEN DE

DONDE APRENDIERON.

Cuando llegó la gigantografía al Perú me quedé sin

trabajo de hacer banderolas pintadas.

Contacto y c o n t r a t o s : 987891878
Máximino Valverde Huamán nace en Huaraz el año de
1941. Su afición a la pintura le viene desde niño, en el
colegio La Libertad los profesores estimularon su aptitud
artística por la cual ganó concursos y realizó murales,
destruidos después por el terremoto, en la biblioteca de
su centro de estudios. Al salir de la escuela Valverde
decide venir a Lima para estudiar en la Escuela de Bellas
Artes, su carpeta de pinturas se la presentó al mismo
director Juan Manuel Ugarte Eléspuru quien recibió con
expectativas al joven estudiante provinciano. Valverde
acaba sus estudios académicos pero no pudo ingresar a
aquella argolla elitista de los “artistas” (que en aquella
época controlaba el mismo Ugarte Eléspuru). Participa
en colectivas y exposiciones estudiantiles pero su obra
como sucede con más del 90% de la obra de estudiantes
de arte en este país no logra fascinar a la mafia de
galerías y críticos que mantiene la hegemonía y las
exclusiones. Valverde dedicará los mejores años de su
vida a ser profesor de arte en el colegio Mariano Melgar
de Breña. Es a comienzos de los 70s que un amigo le dice
para pintar en las paredes de su local. Valverde cumplirá
con paciencia y esmero su oficio y comenzará de esta
manera una “carrera” de artista callejero y de pintor
publicitario. Poco a poco la obra de Valverde empezará a
inundar restaurantes, cebicherías, hoteles y residencias
de todo Lima. Sin duda Valverde debe haber pintado más
que cualquier otro pintor de galerías de su generación
aunque muy poco registro haya quedado de su obra.
Como arte popular y publicitario la pintura de Valverde se
caracteriza por ser efímera y subordinada a los intereses
de sus “clientes”. Aún así, no hay artista publicitario que
haya impreso tantas veces su firma en distintos lugares de
Lima como el señor Máximino. Su pintura de brochazos
fuertes, de líneas duras y firmes, de colores encendidos y
llenos de matices, resalta como una fantasía donde arte y
realidad, vida y trabajo borran sus límites y se vuelven una
sola experiencia.
Contacto: 999939565 / 4581673
Pintura: Máximino y William Valverde
Fotografía: LimaFotoLibre
Pintura: William Valverde
Fotografía: LimaFotoLibre
Pintura: Máximino Valverde
Fotografía: LimaFotoLibre
Micha, Miguel Valverde Robles (ningún parentezco
con el senor Máximino) nace también en Huaraz
aunque en 1980. Como su paisano, Micha también
viene a la capital para seguir estudios en la Escuela de
Bellas Artes y también como su paisano y cientos de
estudiantes al acabar su carrera se encuentra con
aquella barrera de clase, elitismo y discriminación que
caracteriza al sistema artístico peruano. Micha no verá
otra alternativa que entrar al sistema proletario del arte
de los talleres de fotografía iluminada o “monos”. El
retrato iluminado como el afiche chicha implica un
proceso de creación colectiva y mano de obra
relativamente barata, los moneros son asalariados
que trabajan al servicio de clientes que le piden
perpetuar sus imágenes fotográficas en óleos que
resultan mucho más baratos, fáciles de hacer y
accesibles que un óleo formal. Actualmente en Lima
se supone que hay tantos talleres de monos como de
afiches chicha (entre 30 y 40) sobre todo en los conos
de la capital. La diferencia es que mientras el afiche es
exclusivamente de circulación local, buena parte de
los monos son ahora de circulación internacional, es
decir se hacen para la exportación y países como
México, Venezuela o Colombia hacen pedidos
constantes a los talleres de fotografía iluminada
peruanos. Micha es uno de estos obreros del arte, pero
su delicada técnica, su sutileza en el uso de colores, su
reflexión artística sobre su propio oficio lo han
convertido en uno de los artistas pop/ulares más
interesantes de la actualidad. Micha es parte del taller
de fotografía iluminada el Retrato de Carmela donde
con otros compañeros de la escuela se dedican a este
arte de sobrevivencia, lucha y belleza.
Contacto: 991337994
Fotografía: Nicolás Torres Pintura: Micha
Nicolás Torres nacido en 1957 es hijo de migrantes
huancavelicanos. Para todo migrante la llegada a la capital y el
paso del campo a la ciudad se convierte en una conquista de
territorio. Todo lugar “abandonado” en los extramuros de la urbe
es posible de invadir y de ser transformado en un nuevo hogar. Así
sucedió con la invasión de Cajamarquilla cuyo crecimiento va a
ser registrado por la mirada testimonial de Torres. Aficionado
desde joven a la fotografía, Torres descubre en este medio un
nuevo vehículo de sobrevivencia al escuchar a un amigo como
había ganado dinero fotografiando eventos. Fotografía
ambulante y callejera que busca, en la fiesta y la ceremonia,
inmovilizar el momento solemne con el aura de la imagen y a la
vez crear “clientes” que puedan desacralizar esa aura con el
intercambio económico. Torres se meterá en la escena chichera y
sobre todo en aquella de la Carretera Central haciendo un registro
invaluable de la alegría popular. Paralelo a ese trabajo y más allá
de la necesidad económica, Torres registrará los momentos más
íntimos de la vida de su barrio. Durante años los científicos sociales
han hecho frías estadísticas y onanistas discursos sobre la vida en
las barriadas, asentamientos humanos o pueblos jóvenes; pero el
discurso visual de Torres supera esa fantasía académica. Su ojo
como su discurso no se eleva ni interpreta al pueblo (y mucho
menos lo convierte en “objeto de estudio”) sino que comparte la
experiencia con él. La fuerza de las imágenes de Torres está en su
impecable horizontalidad y naturalidad. Una nueva aura cuyas
imágenes resucitan aquella nostalgia del pueblo que algún día
triunfará.

Contacto: 990111016
ENELBARRIO
 ENCONCIERTOS
DE LACARRETERA
CENTRAL
El Colectivo LimaFotoLibre junto a Nicolás Torres
Tunchi, Oe, Fokus y Petituars son una pandilla. Su
vandalismo consiste en robar con sus lentes
fotográficos los instantes más desconcertantes
de esta ciudad. Lima la horrible es puta, es santa,
es ambulante, es tía, es chibola, es sucia, es
tierna, es achorada, es jodida, es conmovedora.
Sus lentes son chairas que acuchillan el ojo
burgués y del buen gusto. Bailan con los dedos al
aire y se ríen de la ceremonia, de la fotografía
profesional, del filtro, del encuadre fino, del
camarón. El accidente, lo imprevisto, lo
sorprendente, lo achichado los fascina, nos
fascina, precisamente porque nos recuerdan
que esta ciudad no es de todos sino una inmensa
tierra de nadie que siempre puede volver a ser
conquistada (o perdida).
Al fondo no hay sitio porque hay que
hacerlo: obreros, ambulantes y
pirañas saben que la lucha de clases
no es broma: en cualquier momento
nos caga el pez grande, el tombo, el
municipal, la combi sin frenos del
capitalismo y directo a la sombra o al
otro mundo. Sólo nos queda la
guerrilla imaginaria, la resistencia, el
humor, el instante de libertad de la
transgresión y la sobrevivencia. La
república de la nueva democracia
(de las imágenes) recién comienza a
construirse.
Contacto: info @limafotolibre.com
Érase una vez que no habían computadores, ni celulares, ni tablets, ni mp3s, ni Ipods. Érase
una vez que todo era analógico y nada digital. Érase una vez que no había MTV y que había
sindicatos, comunistas, bombas y mucha chicha. Érase una vez que la música se bailaba en
las carpas, que Chacalón la rompía y los Shapis llenaban estadios. Érase una vez que los
cerros bajaban y el afiche flúor aún no existía y que los burgueses no sabían si los espantaba
más un chichero o un terruco (¡si hasta igualitos son!). Érase una vez que hacer tipografías era
una labor proletaria y que la burguesía no buscaba a un artista chicha para adular su gusto
mediocre. Érase una vez que existían vinilos, fotomecánicas y que la música se gozaba sin
que ninguna cámara de televisión te persiguiera. Érase una vez que existían sellos musicales
como Horóscopo, Estrella Records, Infopesa, Rocío. Érase una vez Frank Ventura y sus
diseños hechos a mano, con mucha imaginación y sin las mariconadas de MAC, Windows ni
Microsoft. Érase una vez que los diseñadores gráficos eran verdaderos artistas pop/ulares.

Contactos: paradero desconocido

Elliot Urcuhuaranga Cárdenas es la
primera “superestrella” de la gráfica
chicha. Los medios lo halagan, su
facebook revienta de gente que le dice
“genio” y la pituquería babea con su
trabajo. Aunque Elliot como artista nacido
del pueblo tuvo comienzos muy humildes,
ahora es una marca registrada: Elliot
Túpac. Pero Elliot es el heredero de una
antorcha de colores flúor que es una
creación colectiva y no la firma y el genio
de un individuo como nos quiere hacer
creer la burguesía. Talleres como el de
Juan Tenicela (el primer gran “genio”de la
tipografía y el afiche chicha) fueron claves
en la historia del afiche flúor y nombres
como Monky, Barreto, Sobadita o Lucky
son aquellos olvidados en una fiesta en la
cual pareciera que sólo hay espacio para
un invitado. El trabajo de Elliot sin duda ha
refinado a extremos esa herencia y este
arte callejero alguna vez despreciado
ahora entra en las galerías y hace delirar a
críticos, artistas y diseñadores gráficos que
recién pueden ver y apreciar aquello que
nació hace tiempo en la calle. Opción
válida pero polémica que sólo la
intervención mural y pública, en la cual
Elliot destaca también con maestría,
puede resignificar. Todo acto y voz genial
viene del pueblo y regresa a él. Aunque al
poeta se le olvidó decir que cuando la
burguesía “descubre” a un genio del
pueblo quizás éste ya no regrese nunca
más.

Contacto: 981458020
ELCARIBEÑO
“A la gente que tiene alegría le gusta el fluorescente” nos cuenta Caribeño el
más veterano, “antiestrella”, militante y proletario de los artistas pop/ulares
convocados. Caribeño nació bajo el nombre de Rodolfo Ponce Marín en 1939
en un pueblo rural cercano a la ciudad de Huánuco. Su padre era un
campesino sin tierra en una época en la cual la reforma agraria ni siquiera se
pensaba y los gamonales eran quienes decidían quien comía o quien moría
en el campo. Caribeño se viene a los 6 años a la ciudad de Lima y comienza a
trabajar en la calle desde esa edad. Ni un año de colegio o educación formal
tuvo este niño trabajador que aprendió a leer recogiendo los periódicos que
encontraba en el piso. A fines de los años 50s Caribeño, después de hacer su
servicio militar, comienza a trabajar en La Parada como “artista” pintando
letreros por pura necesidad y sobrevivencia. En aquellos años esta zona se
convirtió en el epicentro y en el laboratorio del arte pop/ular urbano.
Camiones que venían con productos de la sierra, de la selva, del sur, del centro
y del norte convivían con chóferes y migrantes que empezaron a traer sus
culturas, sus gustos y sus colores y un nuevo arte en la decoración de sus
vehículos empezó a surgir. Las tipografías, las letras flúor, los tapabarros y todo
el germen del arte chicha nació en esta zona y Caribeño es la memoria viva de
esta proceso creación colectiva. Un verdadero artista pop/ular que prefiere
permanecer anónimo y que rescatamos porque la historia es colectiva pero
tiene nombres y rostros de individuos que luchan y que saben la vida es breve y
que el arte auténtico es ante todo un trabajo y una alegría para todos y no para
unos pocos.

Contactos: Calles de San Juan de Lurigancho, cerca al M e t r o

MURAL: RUTAMARE * LUIS TORRES* JIMBO * LIMAFOTOLIBRE
El arte burgués occidental es un cadáver y las galerías
son sus ataúdes. Su cáncer terminal ha sido y sigue
siendo el dinero, la propiedad privada, el elitismo.
Desde que se inventó la semiurgia de la firma y se creó
la idea del artista para un público burgués una larga
agonía comenzó. Una agonía con momentos
esplendorosos, de belleza mórbida, excitante y fatal
pero que lo alejó de cualquier idea de comunidad. Por
el contrario el arte pop/ular reivindica su carácter
callejero y por lo tanto de propiedad colectiva: todos
pueden verlo pero también hacerlo. Rutamare son tres
jóvenes exponentes, la última generación de la
gráfica pop/ular: Gonzalo Leandro, Alinder Espada,
Jefferson Huamán bordean los 25 años y son hijos de
migrantes orgullosos de sus raíces, auténticos
chicheros, corazones serranos que palpitan por la
chamba y el vacilón. Luis Torres Villar, el hijo de Nicolás
Torres es también un artista pop/ular y sin duda el
grabador más importante y premiado de los últimos
años y Jim Marcelo Santiago es uno de los grafiteros
más originales de la escena y quien mandó desde una
cama de hospital su dibujo de un cargador de
LaParada inspirado en una fotografía de Pajuelo. Ese
cargador corona el monumental mural que convive
con la gigantesca pareja chichera pintada por Luis
Torres y el Pascualillo Coronado dibujado por
Rutamare y las intervenciones fotográficas de
LimaFotoLibre. El arte debe ser hecho y debe ser de
todos.

Contactos:
Rutamare: 993600160- 980853340- 987174921
Luis Torres: 981015094
Jimbo: 940247898
LimaFotoLibre: info @limafotolibre.com
CENTRO CULTURAL DE ESPAÑA
Febrero 2013

Embajada de España

Juan Carlos Sánchez Alonso / Embajador de España

Asís Barrera / Consejero Cultural

Centro Cultural de España

Dirección: Juan Sánchez

Asistente de Dirección: Carlos Lomparte
Programación: Itziar Rubio / Auria Tay
Comunicación: Miguel Bazán / Ignacio Lira
Administración: Miryam del Hierro / Odonacro Jaramillo / Luis Huahuasonco
Contabilidad: Pablo Dávila
Mantenimiento y apoyo técnico: Wilvert Mendoza
Biblioteca: Yolanda Prada
Diseño gráfico: Augusto Chávez

Centro Cultural de España

Calle Natalio Sánchez, 181-185
Santa Beatriz, Lima
centrocultural@aecid.pe
www.ccelima.org
(511) 330 04 12
 Sobre la Exposición

Curaduría: Alfredo Villar

Montaje: Los Obreros del Arte
Impresiones fotográficas: Wilson.com.pe

Sobre el Catálogo

Textos: Alfredo Villar

Texto curatorial: Alfredo Villar y El Caribeño
Diseño gráfico: Bruno Guerra
Fotografía: LimaFotoLibre
Fotografías de archivo: Nicolás Torres y Monky
Fotografías de El Caribeño: Alfredo Villar
Rótulos: Ruta Mare, El Caribeño y Monky