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HUMANISMO

CRISTIANO
■ En Jesús están los rasgos
del auténtico rostro humano
■ ¿Y porqué necesitamos
buscarlos?
– Nuestra humanidad
está fragmentada por
las fatigas de la vida, y
marcada por el
pecado
¿Quién es Jesús?

■ Saberlo:
– Porque solo en la contemplación de su rostro,
muerto y resucitado, recompondremos nuestra
humanidad
– Que nos inquiete la pregunta. ¿Quiénes dicen que
soy yo?
■ Dios elije asumir un rostro. Ser conscientes de que este
rostro es el que elije Jesús.
– Ese rostro nos mira, y no lo miraremos si no nos
despojamos.
Humildad

■ Con toda humildad, cada uno considere a


los demás superiores a si mismos (Flp
2,3).
■ Preservar la propia gloria, la propia
dignidad, la propia influencia.
■ La gloria de Dios no coincide con la
nuestra. Está en la gruta de Belén. Está en
el deshonor de la cruz.
Desinterés

■ No se encierren en sus intereses, si


no busquen todos el interés de los
demás (Flp 2,4).
– La felicidad del que tenemos
al lado.

■ Evitemos encerrarnos en las


estructuras que nos dan una falsa
contención, en las normas que nos
vuelven jueces implacables, en las
costumbres donde nos sentimos
tranquilos (EG 49).

■ Nuestra vida se decide a partir de su


capacidad de donarse.
Dicha
■ En las bienaventuranzas se nos indica el
camino. Recorrer el camino
experimentamos la felicidad más humana
y divina.
– Compartir lo poco que se tiene.
El sacrificio cotidiano de un
trabajo, aun duro y mal pagado,
pero por amor a las personas
queridas. Las propias miserias
que alimentan una grandeza
humilde.

■ Cuando el espíritu es grande, lo demás


viene solo.

■ La dicha es una apuesta laboriosa, hecha


de renuncias, escucha y conocimiento,
cuyos frutos se recogen con el tiempo,
regalándonos una paz incomparable.
■ Si la Iglesia no asume los sentimientos de Jesús, se desorienta, pierde la dirección.
■ Si los asume, en cambio, sabe estar a la altura de su misión.
¿Qué se nos
pide?
■ Observemos que come y bebe con pecadores

■ Contemplémoslo mientras conversa con la


samaritana

■ Espiémoslo mientras se encuentra de noche con


Nicodemo

■ Gustemos con afecto cuando se deja ungir los pies


por una prostituta

■ Percibamos su saliva sobre la punta de nuestra


lengua, que de ese modo se suelta

■ Admiremos la simpatía de todo el pueblo que tenían


los discípulos, y experimentemos su alegría y
sencillez de corazón.

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