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CELA
LA FAMILIA DE PASCUAL DUARTE
Tras la Guerra Civil, los narradores
crearon una nueva tradición novelística.
Esta retoma los modelos de la narrativa
realista de Galdós y Baroja.
Se rompe con el vanguardismo y la
experimentación iniciados antes de la
guerra.
Recibe este nombre porque recoge
problemas individuales
TEMÁTICA:
la guerra y sus consecuencias.
la incomunicación que provocará el aislamiento de los individuos y
es consecuencia del sin sentido de la existencia.
la incertidumbre de los destinos humanos: las acciones de los
personajes no son etapas hacia una meta definida sino errores,
vueltas, desvíos…
Siempre buscan unos valores que den sentido a sus vidas.
personajes:
El protagonista es un único individuo.
Son seres violentos, oprimidos o indecisos.
Se les coloca en situaciones límite que les conducen a la violencia, la rutina o el
aislamiento.
Hay un vacío, una monotonía en la vida.
narrador:
Predomina el narrador en 1ª persona; es decir, narrador protagonista.
Hay un abundante uso del monólogo interior.
estilo:
se emplea un lenguaje funcional, con predominio del registro coloquial. Hay una
visión cruel de la realidad.
espacio angustioso.
tiempo reducido.
tremendismo:
corriente literaria que inaugura La familia de Pascual Duarte (1942) de Cela.
selecciona los aspectos más duros de la vida y presenta una visión agria de la
realidad. Aspectos más violentos y crueles de la existencia.
“Mi madre no sabía leer ni escribir; mi padre sí, y tan orgulloso estaba de ello que se lo echaba en cara cada lunes y cada martes y, con
frecuencia y aunque no viniera a cuento, solía llamarla ignorante, ofensa gravísima para mi madre, que se ponía como un basilisco. Algunas
tardes venía mi padre para casa con un papel en la mano y, quisiéramos que no, nos sentaba a los dos en la cocina y nos leía las noticias;
venían después los comentarios y en ese momento yo me echaba a temblar porque estos comentarios eran siempre el principio de alguna
bronca. Mi madre, por ofenderlo, le decía que el papel no decía nada de lo que leía y que todo lo que decía se lo sacaba mi padre de la
cabeza, y a éste, el oírla esa opinión le sacaba de quicio; gritaba como si estuviera loco, la llamaba ignorante y bruja y acababa siempre
diciendo a grandes voces que si él supiera decir esas cosas de los papeles a buena hora se le hubiera ocurrido casarse con ella. Ya estaba
armada. Ella le llamaba desgraciado y peludo, lo tachaba de hambriento y portugués, y él, como si esperara a oír esa palabra para
golpearla, se sacaba el cinturón y la corría todo alrededor de la cocina hasta que se hartaba. Yo, al principio, apañaba algún cintarazo que
otro, pero cuando tuve más experiencia y aprendí que la única manera de no mojarse es no estando a la lluvia, lo que hacía, en cuanto veía
que las cosas tomaban mal cariz, era dejarlos solos y marcharme. Allá ellos. “
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