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Subsistemas.
Subsistema: La Pareja
Pareja
Se puede definir a la
pareja como la unión de
dos personas que
establecen lazos
amorosos de carácter
íntimo, con una intención
admitida o no de durar;
con o sin compromiso
institucional.
El Matrimonio
El matrimonio civil es una institución que
emana del orden público desde fines
del siglo XVII en Francia y del XIX en el La visión jurídica del matrimonio
resto de los países occidentales; sin como acto civil, surge en México
embargo, sus fundamentos, como en la época de la Reforma,
pudimos apreciar anteriormente, están durante el gobierno Juarista, en
muy ligados a los del matrimonio 1859, que es cuando se expide la
religioso. Ley Orgánica del Registro Civil,
que marca la secularización del
Registro Civil y define entre otros
La institucionalización civil del
actos del estado civil, el
matrimonio en América Latina se origina
de la separación que se dio en el siglo matrimonio como un contrato
XIX entre la Iglesia y el Estado. civil monogámico e indisoluble.
Las operativas:
Tendencia de sus integrantes a buscar sensaciones emocionalmente volátiles.
Se llevan al extremo tanto las peleas, como las relaciones sexuales.
Tipologías de las relaciones de pareja
las cohesivas–individualizadas:
Se caracterizan por la calidez, la equidad, el apoyo
mutuo y la autonomía. No recurren a estrategias hostiles
para resolver sus diferencias. Tienden a estar satisfechos
emocional y sexualmente con su relación; comparten
muchos intereses y disfrutan el tiempo que pasan juntos.
las tradicionales:
Menor índice de inestabilidad y de divorcio entre sus
padres. En este tipo de relación el hombre es el productor
principal de ingresos y el papel de la mujer es el de
crianza, apoyo y cuidado de los hijos.
FUNCIONES DE LA PAREJA
Funciones de la pareja
División de roles
La sociedad moderna se caracteriza por un gran
dinamismo y una sobrecarga de roles sobre las
personas; para garantizar un buen ajuste de la pareja se
requiere de una mayor flexibilidad de los roles de
género en los que tanto hombres como mujeres
desempeñen funciones de proveedores y cuidadores
indistintamente.
El trabajo fuera del hogar, además de ser una fuente de
reafirmación personal para muchas mujeres es, en la
mayoría de los casos, una necesidad para que la
familia pueda mantener los estándares de vida de la
clase media.
Funciones de la pareja
Género
Olson (1983), sostiene que los hombres y mujeres presentan
patrones diferentes en la satisfacción matrimonial a lo largo
del ciclo vital;
Por ejemplo, en los primeros años de matrimonio las esposas
se sienten más satisfechas con la familia que sus maridos.
Luego, los puntajes de unos y otras caen:
el de los maridos alcanza su punto mínimo cuando los hijos adolescentes
residen en el hogar;
en tanto que la satisfacción de las esposas con su matrimonio y familia toca su
punto más bajo cuando los hijos adolescentes se van del hogar.
CARACTERÍSTICAS
SOCIODEMOGRÁFICAS
INFLUENCIA DE CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS
EN LA SATISFACCIÓN CON LAS RELACIONES DE PAREJA
Género.
Varias razones justifican que los hombres se encuentren más
satisfechos con su vida en pareja.
La primera razón es el significado diferente que le otorgan hombres
y mujeres a la satisfacción; mientras que los hombres cuando
valoran la satisfacción dentro de la pareja hacen énfasis en las
conductas instrumentales, las mujeres valoran más las conductas
afectivas, las cuales son más vulnerables a los problemas de la vida
(Pick de Weiss y Andrade, 1988; Díaz-Loving, 1999);
En segundo lugar, parece que el hecho de que exista menos
censura respecto a las libertades que pueden tomarse los hombres
provoca que encuentren fuentes de gratificación emocional fuera
del hogar.
INFLUENCIA DE CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS
EN LA SATISFACCIÓN CON LAS RELACIONES DE PAREJA
Escolaridad.
Escolaridad.
Los hallazgos de la investigación también apuntan a que el nivel de
escolaridad de cada uno de los cónyuges tiene efectos distintos en la
percepción de la satisfacción marital.
Es decir, cuando el hombre tiene una alta escolaridad, por lo general existe
una mayor satisfacción en la relación de pareja, menor frustración y enojo, así
como mayor gusto por conocer más a su pareja e interactuar con ella
(Castillo, Reyes-Lagunes y Mezquita, 1992; Pick de Weiss y Andrade, 1988).
Sin embargo, cuando una mujer con un alto nivel de escolaridad se relaciona
con un hombre con baja educación y con poco interés por establecer una
relación equitativa, la tendencia es a la frustración y a bajos niveles de
satisfacción en las mujeres (Díaz-Loving, 1999).
INFLUENCIA DE CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS
EN LA SATISFACCIÓN CON LAS RELACIONES DE PAREJA
Presencia de hijos.
Presencia de hijos.
Badinter (1981) refiere que incluso durante el siglo XVI y hasta finales del siglo XVIII se puso
de moda entre los nobles y los grupos urbanos de artesanos y pequeños comerciantes de
Europa y América, que los bebés fuera amamantados por nodrizas sustitutas quienes
además se hacían cargo de su educación.
Dentro de las familias de clase alta, esto se hacía para que las mujeres pudieran
acompañar a sus esposos en las distintas actividades sociales; mientras en el caso de las
familias de artesanos y pequeños comerciantes esto respondía a la necesidad que existía
de que las mujeres participaran junto con los maridos en el trabajo productivo.
Maternidad.
Aunque la madre por su cercanía tiene mucho que ver con la imagen que
el hijo se forme del padre, influye también la relación particular de este
con el niño.
Nos parecen atinados González, Cortés y Padilla (1996), cuando refieren
que en la imagen del padre formada en el niño intervienen tres elementos:
1. Los mensajes verbales y no verbales trasmitidos de manera consciente o
inconsciente por las madres a los hijos acerca de los padres;
2. La fantasía que el niño elabora acerca del padre;
3. El contacto sostenido entre el hijo y el padre real.
Paternidad.
Por desgracia, cuando ustedes se muestran atentos y amables con él, están
confirmando involuntariamente sus sospechas y, en consecuencia, vuestras
excelentes intenciones están manifestando unos resultados destructivos.
Puede llegar a aplicarse más presión aún: «Por supuesto, lo mejor sería
no preocuparse siquiera por lo que le estoy sugiriendo. Después de
todo, su hijo no resulta demasiado gratificador para ustedes, y tienen
derecho a seguir el camino fácil, lo que han estado haciendo hasta
ahora, dejándole que pague el precio del fracaso en su vida.»
5. La confirmación de las sospechas del
acusador mediante la autodefensa.
Segundo: «Me han dicho que soy demasiado viejo para cambiar.»
5. La confirmación de las sospechas del
acusador mediante la autodefensa.
(Ejemplo).
1. No apresurarse.
3. Un cambio de dirección.
1. No apresurarse.
El indicarle al paciente que no se apresure en la solución del problema
constituye quizás la táctica que se utiliza con más frecuencia en las
intervenciones.
1. No apresurarse.
La mayor parte de la intervención consiste en ofrecer
razonamientos dotados de credibilidad que justifiquen el no ir
deprisa: el cambio, aunque sea para mejor, exige una adaptación.
«A usted le iría mejor un mejoramiento del 75% que no uno del
100%.» O: « Los cambios que se realizan lentamente y paso a
paso son más sólidos que los que ocurren de modo demasiado
repentino.»
Las Intervenciones Generales
1. No apresurarse. (Ejemplo).
Un paciente que se halla en proceso de vender su casa se ha quejado de sentirse
deprimido, de haber perdido su empleo y de tener conflictos con su novia.
Paciente: Hay ocasiones en que me siento mucho peor.
Terapeuta: Esto no nos sorprende. Parece lo más lógico.
Paciente: Está durando demasiado tiempo. Tengo que preocuparme por solucionarlo.
Terapeuta: Mis colegas creen de veras que usted está infravalorando la situación, sobre
todo en lo que respecta a reducir el tiempo, es decir, el tiempo necesario para
recuperarse. Y aunque resulte muy desagradable, las cosas tienen que seguir un cierto
calendario y un ritmo. Es igual que si le hubiese atropellado un coche, necesita un tiempo
para recuperarse, para sanar. Además, algunos de los golpes que ha recibido eran casi
como para dejarlo fuera de combate, y ahora sus fuerzas se hallan disminuidas, lo que
implica cosas como: «No puedo organizarme yo solo, etc.» Por lo tanto, necesita tomárselo
con calma, de veras, no darse prisa, y no tratar de solucionarlo todo de inmediato.
Tranquilícese, no haga demasiado esta semana. Realice sólo cambios mínimos durante
estos siete días. Necesita tiempo para recuperarse.
Las Intervenciones Generales
3. Un cambio de dirección.
Entendemos que el terapeuta varía de postura, de
directriz o de estrategia, y al hacerlo, le ofrece al cliente
una explicación acerca de dicha variación.
A menudo, pero no siempre, el cambio de dirección
implica un giro de 180 grados.
Si uno se da cuenta de que va en la dirección
equivocada hay que invertir el rumbo para llegar al
destino deseado.
Las Intervenciones Generales
3. Un cambio de dirección.
Suele requerirse un cambio de dirección cuando el
terapeuta, de modo no deliberado, comienza a discutir
con el cliente, y no se da cuenta de este fenómeno. (el
cliente insiste en subestimar o rechazar el camino que le
sugiere el terapeuta)
El cambio de dirección también se hace necesario
cuando el terapeuta sugiere algo a lo que el cliente
accede pero que más tarde se muestra como no
productivo. (no estamos yendo a ninguna).
Las Intervenciones Generales