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RAZONES CORRECTAS PARA EL SUFRIMIENTO DEL CREYENTE

1 PEDRO 4
vosotros también armaos del mismo pensamiento

I. El sufrimiento purifica al santo (4:1-6)

II. El sufrimiento unifica a la iglesia (4:7-11)

III. El sufrimiento glorifica al Señor (4:12-19)


I. El sufrimiento purifica al santo (4:1-6)

A. Nos identifica con Cristo (v. 1).

B. Nos recuerda que la vida es corta (vv. 2-3).

C. Enfoca el juicio divino (vv. 4-6).


I. El sufrimiento purifica al santo (4:1-6)
Cuando la vida es fácil nos deslizamos y caemos en el descuido y el pecado; pero el sufrimiento
cambia nuestros valores y metas. El «fuego de prueba» es un horno que purifica el oro y permite
que Dios elimine la escoria (Sal_66:10). Esto es lo que hace el sufrimiento por nosotros:

A. Nos identifica con Cristo (v. 1).


Él sufrió por nosotros para poder salvarnos del pecado. Cuando nosotros sufrimos por Él y con Él, aprendemos a detestar el pecado y a amarle más. Pedro les anima a
tener «el pensamiento de Cristo» y a que se den cuenta de que su identificación con Cristo significa victoria sobre el pecado. Esta es la versión de Pedro de Romanos
6.

Damos la vida por sentado hasta que tenemos que sufrir, y entonces nuestros valores cambian. ¡Qué necio es que el cristiano desperdicie «el tiempo que resta»
corriendo con el mundo y pecando! Hay una mejor manera. Antes que vivir en la voluntad de hombres pecadores, debemos vivir en la voluntad de Dios.

C. Enfoca el juicio divino (vv. 4-6).


El cristiano vive de acuerdo al juicio de los hombres o por el juicio de Dios. El mundo piensa que es extraño que ya no nos unamos a ellos en el pecado y hablan mal
de nosotros. Pero su ultraje no nos perturba; Dios los juzgará algún día. Ellos darán cuenta a Dios. El versículo 6 pudiera parafrasearse de la siguiente manera: «Hay
personas muertas físicamente ahora, pero vivas con Dios en el espíritu con que fueron juzgadas por el mundo. Pero oyeron el evangelio antes de morir y creyeron.
Sufrieron y murieron debido a su fe, ¡pero están vivos con Dios! Es mejor sufrir por Cristo e ir a estar con Dios, que seguir al mundo y estar perdido». No hay
conexión entre 4:6 y 3:19-20, ni tampoco hay aquí ninguna sugerencia de una segunda oportunidad para el perdido después de la muerte.
Para los cristianos es importante «armarse» de la misma actitud hacia el mundo, el pecado y el sufrimiento que Jesús tuvo mientras estaba en la tierra. Si
enfrentamos el sufrimiento sin una actitud espiritual, en lugar de purificarnos nos amargará.
II. El sufrimiento unifica a la iglesia (4:7-11)

Pedro repite la exhortación: «Sed, pues, sobrios» (1:13 y 5:8).

Les recuerda que 1. Cristo viene pronto (5:4


y que,
La Esperanza da animo
2. en medio del sufrimiento, los santos tienen responsabilidades el uno hacia el otro

 Orarnos La Solidaridad da soluciones


 Amarnos El amor cristiano nunca llega al punto de romperse
 Hospitalidad
 Ministrarnos
Ya es demasiado malo cuando el mundo acusa a los santos; así que estos no deben acusarse los unos a los otros. El amor ayudará a cubrir
los pecados de los santos. El amor no limpia el pecado, pero sí cubre el pecado siempre que no ande por todas partes hablando de los pecados de otros.
La hospitalidad cristiana es una bendición olvidada en la iglesia moderna y necesitamos restaurarla. Pedro exhorta a estos cristianos tanto a abrir sus hogares
como sus corazones.
Por último, servir al Señor a pesar de la persecución, ministrando sus dones como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. La palabra que se traduce
«multiforme» también significa «multicolor, variada». La gracia de Dios puede satisfacer cualquier necesidad o combinarse con cualquier «color» que pudiera venir a
la vida. Dios nos da los dones y la fuerza para usarlo todo para su gloria.
III. El sufrimiento glorifica al Señor (4:12-19)
A. Esperen pruebas (v. 12). Las pruebas no son extrañas en la vida cristiana; debe esperárselas. Las pruebas que son parte de la voluntad de Dios
no son advertencias de que estamos desobedeciéndole; son las herramientas de Dios para perfeccionar a los suyos
B. Regocíjense en las pruebas (vv. 13-14).
Cuando las pruebas vienen, sufrimos por su causa y participamos del sufrimiento con Él. Véanse Flp_1:29 y Flp_3:10. El sufrimiento que soportamos ahora no es sino
un preludio de la gloria que disfrutaremos en su venida. Todavía más, el Espíritu de Dios «reposa con poder refrescante» (traducción literal del versículo 14) sobre el
creyente que sufre. Cuando echaron a los tres jóvenes hebreos en el horno ardiendo, tenían fe de que Dios podía librarlos (Dan_3:19-30). No sólo los libró, sino que
anduvo con ellos.
C. No se avergüencen en las pruebas (vv. 15-16).
La ley romana exigía que cada ciudadano jurara su lealtad al emperador. Una vez al año el ciudadano echaba un puñado de incienso en el altar apropiado y decía:
«¡César es Señor!» Pero el cristiano confesaba que «¡Jesucristo es Señor!» (véase 3:15). Los creyentes rehusaban inclinarse ante César. Algunas veces el oficial romano
escribía el nombre de Cristo en la tierra o en la pared y le pedía al cristiano que escupiera sobre este nombre. Si el cristiano se negaba, lo arrestaban, juzgaban y tal vez
mataban. Al llevar el nombre de Cristo (cristiano) eran puestos en vergüenza ante sus amigos. ¡Pero qué glorioso nombre para llevar! Es el nombre sobre todo nombre.
D. Testigos en las pruebas (vv. 17-18).
Si Dios envía pruebas a la iglesia hoy, es evidencia de que un día juzgará a los perdidos. Nosotros tenemos pruebas ahora y gloria más tarde; los perdidos tienen su
gloria ahora y su sufrimiento más tarde. ¡El único cielo que el pecador perdido conocerá está aquí en la tierra ahora! Dios empieza su juicio en su casa (la Iglesia);
véase Eze_9:6. Si la persecución por el nombre de Cristo no es sino el principio de las pruebas, ¿qué ocurrirá cuando llegue el tiempo para que los perdidos sean
juzgados? Los justos (creyentes) se salvan «con dificultad» (v. 18); ¿qué esperanza hay para el incrédulo? Véase Pro_11:31.

E. Encomiéndense a Dios (v. 19).


La palabra «encomendarse» que se usa aquí es un término bancario; se refiere al acto de dejar una cantidad en depósito para que sea guardada con seguridad. Encaja
hermosamente con la ilustración del «oro» en 1:7. Dios envía el fuego de prueba para quemar la escoria y nosotros nos encomendamos a Él para que nos guarde con
seguridad, sabiendo que no puede fallarnos. Podemos estar seguros de que Dios «pagará interés» sobre nuestro depósito. Pero nótese que nos encomendamos a
hacer el bien; esto es, nos encomendamos a Dios según obedecemos su Palabra. Esta es una rendición diaria y a toda hora, viviendo para complacer a Dios y servir a
otros.
Los cristianos atravesarán el fuego de la prueba antes de que Cristo vuelva. La situación mundial no mejorará. Las actitudes hacia los cristianos no mejorarán. El
mundo siempre ha aborrecido el nombre de Cristo y continuará detestándolo. Si nos identificamos con el nombre de Cristo, el mundo nos aborrecerá (Jua_15:18-21).
Si hacemos componendas, escaparemos de la persecución, pero también nos perderemos la bendición y la gloria de participar de los sufrimientos de Cristo
I. El libro sellado (5:1-5)
La palabra «libro» (v. 1) se refiere a un rollo; los libros encuadernados no existían en esos días. Estos rollos se hacían de
juncos que crecían en los ríos y eran muy costosos. Este rollo en particular es el título de propiedad de Cristo sobre la
creación. Un testamento romano se sellaba con siete sellos; este rollo es un testamento, que otorga a Cristo el derecho de
reclamar la creación por virtud de su sacrificio (v. 9). Un testamento sólo lo podía abrir el heredero y Cristo es el «heredero
de todo» (Heb_1:2). Algunos estudiosos piensan que el rollo contiene los juicios de los capítulos 6-9. El hecho de que el
rollo está escrito por ambos lados muestra que no se le puede añadir nada más; el destino de un mundo pecador ya está
determinado.
Para comprender esta escena debemos considerar el sistema hebreo de propiedad de la tierra. Si un hombre empobrecía al
punto de tener que vender la tierra, o a sí mismo, podía ser redimido por un pariente. La historia de Rut se basa en esta ley;
véanse también Jer_32:6:15 y Lev_25:23-25. Este redentor tenía que ser un pariente cercano con la disposición y la
capacidad de comprar la propiedad y libertar a su pariente. Toda la creación ha estado bajo la esclavitud del pecado,
Satanás y la muerte; pero ahora Cristo, nuestro Pariente-Redentor, va a libertar a la creación.
Dios deja en claro que sólo Cristo puede redimir. Ningún santo en gloria, ni persona en la tierra, ni alma en el mundo de la
muerte, debajo de la tierra, podía tomar aquel libro. Nadie era digno. Juan lloraba por varias razones: (1) anhelaba
ardientemente ver a la creación liberada de su esclavitud; (2) quería que se cumpliera la promesa Deu_4:1; (3) sabía que las
promesas del AT a Israel nunca se cumplirían a menos que el rollo pudiera abrirse. Juan participaba de los «gemidos» de
Rom_8:22-23. El ángel le secó las lágrimas al señalar hacia Cristo. El «León» (v. 5) nos lleva de regreso a Gen_49:8-10 y
habla de la realeza de Cristo en la familia de David. La «Raíz de David» habla de su deidad, Aquel a través de quien vino
David (Isa_11:1; Isa_11:10). Cristo es digno de abrir el libro porque ha «vencido» (2:7, 11, 17, 26; 6:2, etc.), o «alcanzado la
victoria» (15:2). ¡El Cordero ha obtenido la victoria! (17:14).
II. El Cordero inmolado (5:6-10)
Juan esperaba ver un león, pero vio un Cordero. En los dos nombres León y Cordero tenemos el énfasis doble de la
profecía del AT: como León, Cristo conquista y reina; como el Cordero, muere por los pecados del mundo. No podemos
separar el sufrimiento de la gloria (Luc_24:26; 1Pe_1:11), la corona de la cruz. Es digno de notarse que a Cristo se le
llama «el Cordero» veintiocho veces en Apocalipsis. Es más, la Biblia entera pudiera resumirse trazando el tema del
«cordero». En Gen_22:7 Isaac preguntó: «¿Dónde está el cordero?»; y Juan el Bautista contestó: «¡He aquí el Cordero de
Dios!» (Jua_1:29). Ahora Juan escribe: «¡Digno es el Cordero!» Véanse también Éxodo 12 e Isaías 53.
La palabra «inmolado» significa «degollado para un sacrificio». Cristo no fue simplemente matado; fue ofrecido como
sacrificio. Su muerte y resurrección prueban que Él es digno de ser el heredero de la creación, digno de tomar el libro y
abrir sus sellos. Cuando Cristo toma el libro, los ancianos (representando a la Iglesia glorificada) cantan sus alabanzas y
magnifican su muerte por la redención de una creación perdida. El cielo canta acerca de la cruz. Las copas de incienso
tipifican las oraciones del pueblo de Dios (Sal_141:2; Luc_1:10). Esto no significa que los cristianos en la tierra pueden
tener contacto con los creyentes que ya están en el cielo. Es un recordatorio simbólico de que Dios se acuerda de las
oraciones de su pueblo: «Venga tu reino» (véase Mat_6:10). Nótense en 6:9-11 y 8:1-6 que Dios un día contestará las
oraciones de su pueblo que ha sufrido persecuciones y pruebas debido a su fe. Por cientos de años el pueblo de Dios ha
orado por la venida de Cristo y la corrección de los males en el mundo; un día Dios contestará esas oraciones.
«Reinaremos sobre la tierra» (v. 10) es su expectación. Esta es otra prueba de que Cristo un día reinará sobre un reino
literal sobre la tierra. Véase 20:4.
III. Las multitudes que aclaman (5:11-14)
Los ancianos cantan, pero las criaturas angélicas «decían a gran voz». No hay evidencia en la Biblia de que los ángeles canten.
Job_38:7 indica que, en la creación, «se regocijaban los hijos de Dios [ángeles]». Los «ángeles de Navidad» de Luc_2:13-14
alababan a Dios y «decían», no cantaban. Las multitudes de ángeles en el cielo unieron sus voces en una gran exclamación de
alabanza cuando el Cordero tomó el rollo, pero no cantaron. El canto es un privilegio reservado para los santos de Dios que han
experimentado el gozo de la salvación. Hay muchas cosas que los ángeles pueden hacer que no pueden hacer los santos; pero
un ángel no puede experimentar salvación, ni tampoco puede cantar con los santos las alabanzas al Cordero. Respecto al
número de ángeles véase Dan_7:10.
Sólo Cristo es digno de alabanza. Es interesante contrastar esta doxología con la vida terrenal de Cristo. Sus enemigos dijeron
que era digno de muerte (Jua_19:7), pero los ángeles dicen que Él es digno de alabanza. Los hombres le acusaron de obrar por
el poder de Satanás (Mat_12:24), pero los ángeles dicen que Él es digno de poder. Jesús vino pobre por amor a nosotros
(2Co_8:9), pero merece todas las riquezas. «La predicación de la cruz es insensatez» para el pecador (1Co_1:18), pero es
sabiduría para los ángeles. En la tierra Jesús fue «crucificado en debilidad» (2Co_13:4), pero en el cielo es homenajeado por su
poder. Deshonrado en la tierra, pero honrado en la gloria. Hecho maldición en la cruz, mas hoy es tanto el que recibe como el
que otorga bendición.
Después que los ángeles terminaron su alabanza, toda la creación se une para honrar al Señor Jesucristo. «Toda criatura»
sugiere que toda la creación espera con expectación la redención que vendrá cuando Cristo finalmente venza al enemigo y
establezca su reino.
Compare el versículo 13 con Flp_2:10-11 y Col_1:20. Toda la creación alaba a Dios el Padre y a Dios el Hijo; véase Jua_5:23.
Muchos dicen: «Yo adoro a Dios, pero no a Jesucristo». Ignorar a Cristo es insultar al Padre. En el cielo cada ángel y cada santo
que fue llevado en el Rapto honrará al Padre y al Hijo y les alabarán.
Cristo está a punto de abrir el libro sellado y dejar en libertad el juicio sobre el mundo. Tenga presente el doble propósito de la
tribulación: (1) castigar a las naciones por sus pecados, especialmente por la manera en que han tratado a Israel, y (2) purgar a
Israel y preparar un remanente creyente para recibir a Cristo cuando Él venga en gloria (Apo_19:11). Los habitantes de la tierra
ignoran esta gloriosa escena en el cielo. Como en los días de Noé y de Lot, cada uno sigue su propio camino, comiendo y

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