CRISTIANISMO El cristianismo es fundamentalmente una religión. Sin embargo , el punto de vista religioso o teológico, no es el que vamos a tratar. El haber surgido el cristianismo como un movimiento espiritual es también un fenómeno de trascendental significación social y político, debido que produjo una movilización humana de vastas proporciones, orientada por determinados valores éticos y morales y fundada en un particular concepción del individuo, la social y el poder. Para la historia de la cultura universal el cristianismo es importante no solo por los elementos originales que aporto al torrente del pensamiento, sino por la serie de intercambios y fusiones que propicio la rápida conversión del mundo pagano a la fe cristiana, así se produjo entonces una amalgama entre filosofía griega en general, el estoicismo en particular y la cultura política-religiosa judía en subyace en el cristianismo. HELENISMO Y CRISTIANISMO COMÚN DENOMINADOR, CULTURA DEL PUEBLO JUDÍO Y LA SOCIEDAD GRECO-LATINA, QUE SIRVIÓ DE PUENTE PARA PERMITIR LA COMUNICACIÓN E INTEGRACIÓN DE LOS PUEBLOS, LENGUAS Y MENTALIDADES DISTINTAS.
EL CRISTIANISMO SE VALE, ASÍ, DEL HELENISMO PARA
FUNDAR, JUNTO CON SU MENSAJE, TRES GRANDES TRADICIONES; LA JUDÍA LA GRIEGA Y LA ROMANA, Y CON ELLO, ENGENDRAR UNA NUEVA CULTURA UNIVERSAL EN EL SENO DEL IMPERIO ROMANO. LA APARICIÓN DEL CRISTIANISMO. Ya en el s. I d. C. se crean las primeras comunidades cristianas en Oriente próximo, y comienza la expansión por todo el imperio.
Sin embargo, el número total de creyentes dentro del imperio es mínimo.
Inicialmente, el cristianismo era tolerado, pero al constatarse de su falta de integración con las instituciones romanas, comenzó a ser perseguido.
Además, la población culta, instruida en la filosofía griega, consideraba las
doctrinas cristianas irracionales y vulgares: creían en la creación del mundo, despreciaban las categorías sociales, rechazaban la vida militar y proponían el amor fraternal de todas las personas (incluso esclavos). En el s. II comienza la Patrística, al principio con una función de apología: la adaptación de la teología a la filosofía tradicional, para hacerlas coincidir y poder defender racionalmente las nuevas doctrinas. Con el Neoplatonismo iniciado por Plotino (s. III), se consigue una base filosófica para el cristianismo. Conforme la cultura romana va decayendo, la filosofía cristiana se establece como única fuente de racionalidad, consuelo y guía frente al caos de los tiempos. Destaca Agustín de Hipona (354-430).
Ya desde comienzos del s. IV el cristianismo era tolerado, y en el
380 se produce su instauración como religión oficial. Es en este comento cuando comienza la conversión masiva al cristianismo, hasta entonces minoritario. Con la caída del imperio romano de occidente, el cristianismo no sólo empieza a considerarse una institución romana más, sino que se constituye en el último vestigio de lo que Roma había significado DE LA ABTENCIÓN POLITICA AL DEBER DE SUMISIÓN POLÍTICA. Ya antes hemos vistos como los primeros tiempos del IMPERIO no permiten a los romanos hacerse la ilusión de que es posible retornar a las practicas políticas de la época republicana. Al escepticismo general se suma el magisterio de la filosofía estoica, que señalaba al hombre sabio otros caminos, y que se integra a la opinión común según la cual lo adecuado a esos tiempos difíciles es abstenerse de intervenir en política y refugiarse en la vida privada. En cuanto se refiere al Estado, Jesús sienta claramente un principio y una distinción y traza una línea divisoria cuando, al preguntarle maliciosamente los fariseos sobre el paga de tributo al cesar.