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La bioética y la orientación del comportamiento sexual humano

Sonia Yazmin Peña Peña


Cod. 1110575052

Grupos : 403014_89

Tutora
Mabis Elena Garizabal Peña

Universidad nacional abierta y a distancia


Programa de psicología
Sexualidad y genero
Abril 2019
INTRODUCCION

Es la capacidad de sentir experiencias eróticas y de responder a


ellas. Representa el conjunto de comportamientos que
conciernen la satisfacción de la necesidad y el deseo sexual. Los
seres humanos utilizan la excitación sexual con
fines reproductivos y para el mantenimiento de vínculos sociales,
pero le agregan el goce y el placer propio y el del otro.
El sexo también desarrolla la afectividad y la conciencia de la
personalidad. En algunas culturas se otorga un sentido religioso o
espiritual al acto sexual, o se le atribuye poder para mejorar la
salud si se realiza de una forma determinada, o de perderla, si se
hace desordenadamente.
Dimensiones de la sexualidad

El informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre


sexualidad fechado en Guatemala en 2001 la define como el resultado
de la interacción de factores biológicos, psicológicos,
socioeconómicos, culturales, éticos, religiosos y espirituales. Aunque
puede abarcar todos estos aspectos, no es necesario que se
experimenten ni se expresen simultáneamente, pero tal diversidad de
condicionantes confiere a la sexualidad de cada persona un marcado
carácter personal y específico que se manifiesta en lo que somos,
sentimos, pensamos y hacemos.
Dimensión biológica

Comprende aquellos aspectos que desde el punto de


vista físico y orgánico tienen que ver con la expresión
sexual. Se integran en ella, por tanto, distintos aparatos y
órganos regidos por el cerebro que, tras recibir información
desde los órganos de los sentidos, elabora la respuesta
sexual humana. Los órganos de los sentidos (vista, oído,
olfato, gusto y tacto) son parte esencial de esta dimensión
así como la piel, que en su totalidad constituye el mayor
órgano sensorial sexual y es considerada, junto con las
mucosas, un agente erógeno de importancia capital. Los
órganos genitales, que se integran en esta dimensión, a
menudo han monopolizado todos los aspectos
placenteros de la sexualidad en detrimento del placer
proveniente de otras zonas corporales como la piel. Esto,
que es muy evidente en el hombre, no lo ha sido tanto
para la mujer, en quien se reconoce una gran sensibilidad
de las zonas no genitales (piel y mucosas sobre todo), lo
que la hace más sensible a estímulos táctiles como besos y
caricias.
Dimensiones psicológica y social

Cada persona va perfilando a lo largo del tiempo una actitud


propia sobre la sexualidad, que será facilitadora o inhibidora de
su expresión según sus propias experiencias, las referidas por
otras de su entorno, el ambiente social y cultural en el que está
inmersa, su formación y su información, sus creencias religiosas,
etc. A la vez, y de forma inevitable, transmite a su entorno una
imagen basada en su conducta y en sus opiniones, que pueden
ser coincidentes o no con su íntima realidad. Desde la infancia,
las primeras actitudes hacia el sexo, que a menudo
permanecen inalteradas, se basan en lo que oímos y percibimos
de nuestros padres, madres, educadores y educadoras, así
como de compañeros y compañeras. En definitiva, es indudable
que el entorno social mediatiza de manera importante tanto
nuestra actitud como nuestra conducta hacia la sexualidad
propia y ajena. Cuando surgen problemas sexuales, por leves
que sean, generan en el individuo reacciones de ansiedad,
inseguridad, miedo al fracaso, etc. y repercuten en la pareja,
que puede responder adoptando diversas actitudes -
comprensiva, de colaboración o de rechazo o irritación- pero
que en general no suelen dejarla indiferente.
LA DIMENSIÓN AFECTIVA

La complementación carnal entre personas es siempre una


relación comprometedora, además de comprometida.
El ayuntamiento carnal en la persona va siempre
entreverado de resonancias afectivas que,
inequívocamente, dejan una impronta, una profunda
huella, hasta el punto de formar parte de ese tejido íntimo
que es la propia personalidad. La represión de la dimensión
afectiva genera sentimientos de culpa, de subestimación,
de asco, de náusea, etc
DIMENSION POLITICA

Esta dimensión es de especial relevancia en la


sexualidad, ya que políticamente se elaboran normas
que moldean la conducta sexual de las personas,
como por ejemplo, las campañas de salud publica
para el uso del preservativo, provoca un efecto
adverso en la comunidad, por que no se es
totalmente claro con las consecuencias de las
mismas. La implementación de normas que permiten
la igualdad de expresión de la sexualidad en
personas de un mismo sexo, la igualdad en el trato y
derechos a las personas sin generar estigmas o
estereotipos por ser de un sexo especifico.
La política es el garante de una sexualidad con
derecho e igualdad.
Dimensión medioambiental

En los últimos años, algunos expertos señalan una


nueva dimensión en la sexualidad, la
medioambiental, movidos por la certeza de que
los factores medioambientales influyen de
manera clara en ella. Estos cambios provocan
modificaciones diferenciales en la sexualidad de
los seres vivos, y la interdependencia entre éstos
y el ambiente es la base de la evolución y de la
biodiversidad.
DIMENSION COGNITIVA

El conocimiento es parte elemental de la


sexualidad y la expresión, por que cuando se
tiene interés afectivo, por el otro surge la
necesidad de conocer al otro, de saber todo de
esa persona, ya sea como una forma de darle
rienda suelta al sentimiento, o como un método
de manipulación hacia el otro.
Si no hay conocimiento, nada hay que
comunicar y si no hay nada que
comunicar, difícilmente se puede
compartir algo.
Dimensión ética

Dimensión ética en la sexualidad


implica el desarrollo de la misma en
toda su expresión, desde la
procreación, el conocimiento del otro,
el afecto y respeto que se pueda sentir
por los demás, la aceptación de su
cultura, buscando un punto de
encuentro con la propia, y aceptar y
tolerar las situaciones que me hacen
diferente, sintiendo respeto,
responsabilidad y amor propio.
LA GRANDEZA DE LA SEXUALIDAD HUMANA

La sexualidad humana es una perfección


perfectible. En tanto que perfección (inicial), la
sexualidad es una función que ha sido dada al
hombre, algo que ya es y frente a la cual al hombre
sólo le cabe hacer muy poco, a no ser asumida,
conservada y agradecerla.
Pero en tanto que perfectible, la sexualidad humana
está todavía por hacer, es lo no-sido-todavía, lo que
el hombre está llamado a hacer para elevar al
máximo nivel de sus posibilidades la perfección
inicial que le fue dada.
COCLUSIONES

Desde la visión de la vida sexual del ser humano como algo flexible, cambiante y en
permanente proceso de transformación, se capta en toda su hondura la realidad del
hecho sexual. La sexualidad no tiene una sola función, ni es algo particular de un
periodo de la vida del ser humano. No es algo rígido desde que nacemos hasta nuestra
muerte. Cada etapa de nuestra vida tiene sus peculiaridades y la sexualidad no es
ajena a esta realidad. Por ello, una visión positiva, enriquecedora y responsable de las
bondades del sexo permite disfrutar de lo bueno de nuestra sexualidad en cada uno de
los periodos de la vida.
La infancia, a la que se ha considerado un periodo asexuado de la vida tiene, por el
contrario, una gran importancia en la formación del ser sexuado. Cuando nacen, la
niña y el niño tienen un patrón de conducta sexual poco diferenciado. A excepción de
los órganos genitales, distintos en cada sexo, el comportamiento motor y sensorial es
semejante en ambos.
Quienes somos como hombres y mujeres. Nuestra sexualidad cambia y crece a lo largo
de nuestras vidas. La sexualidad incluye comportamientos sexuales, las relaciones
sexuales, y la intimidad; cómo elegimos expresarnos como hombres y mujeres
(incluyendo la forma en que hablamos, vestirnos y relacionarnos con los demás);
orientación sexual (heterosexual, homosexual, bisexual), valores, creencias y actitudes
como se relacionan con ser barrón o hembra

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