ninguna familia se sienta sola, abandonada, relegada, ajena o extraña. Vigilia de oración Plaza San Pedro sábado 4 octubre 2014 Preparación al Sinodo de la familia Papa Francisco Cae ya la noche en nuestra asamblea. Es la hora en la que se regresa a casa de buen grado para encontrarse en la misma mesa, en el espesor de los afectos, del bien realizado y recibido, de los encuentros que enardecen el corazón y lo hacen crecer, buen vino que anticipa en los días del hombre la fiesta sin ocaso. Es también la hora más fuerte para quien se encuentra cara a cara con su propia soledad, en el crepúsculo amargo de sueños y proyectos destrozados: cuántas personas arrastran sus días en el callejón ciego de la resignación, del abandono, si no del rencor; en cuántas casas ha faltado el vino de la alegría y, por lo tanto, el sabor —la sabiduría misma— de la vida... De unos y de otros nos hacemos voz esta noche con nuestra oración, una oración para todos. Para volver a buscar lo que hoy el Señor pide a su Iglesia, debemos escuchar los latidos de este tiempo y percibir el «olor» de los hombres de hoy, hasta quedar impregnados de sus alegrías y esperanzas, de sus tristezas y angustias (cf. GS, 1). En ese momento sabremos proponer con credibilidad la buena nueva sobre la familia Discurso al Pontificio Consejo para la Familia, octubre 25 de 2013. El Papa Francisco invita a salir al encuentro de todas las familias, independientemente de cómo están compuestas: “Propongamos por lo tanto a todos, con respeto y valentía, la belleza del matrimonio y de la familia iluminados por el Evangelio. Por esto nos acercamos con atención y afecto a las familias en dificultades, a las que están obligadas a dejar su tierra, que están partidas, que no tienen casa o trabajo, o por muchos motivos están sufriendo; a los cónyuges en crisis y a los ya separados. A todos queremos estarles cerca con el anuncio de este Evangelio de la familia, de esta belleza de la familia”. Palabras del Papa Francisco • Tú que sientes que tu pecado no puede ser perdonado, ten el valor de acercarte a Dios; • Dios nunca se cansa de perdonar. • Debes tener olor a oveja: y saber y sentir como late el corazón de cada hermano. • Una Iglesia de puertas abiertas y en salida. • ¿Quién soy yo para juzgar? • Las heridas de por si duelen, como para no tratarlas con dulzura y con ternura. La Iglesia no una aduana, sino un misterio de consuelo. Es el tiempo de la misericordia. La Revolución de la ternura. Cuánto bien hace un sacerdote que es misericordioso y trata con ternura a los demás. Cómo ser capaces de tratar a este mundo herido si no somos sensibles, si no tenemos ternura y compasión. • Es necesario que reconozcamos que, si parte de nuestro pueblo bautizado no experimenta su pertenencia a la Iglesia, se debe también a la existencia de unas estructuras y a un clima poco acogedores en algunas de nuestras parroquias y comunidades. EG 63. • Si sólo se piensa que en el actual contexto muchos niños y jóvenes nacidos de matrimonios irregulares no podrán ver jamás a sus padres acercarse a los sacramentos, se comprende el grado de urgencia de los desafíos puestos por la situación actual. - Salir a las periferias, por los alejados y marginados. Ir con valentía, sin falsos temores por la oveja perdida. - Los pastores debemos ir por delante, a un lado y atrás de nuestro rebaño. Para guiarlo, acompañarlo y empujarlo cando se quede atrás. - Tomar la iniciativa sin miedo. • Acompañar a la humanidad en todos sus procesos, por más duros y prolongados que sean. Sabe de esperas largas y de aguante apostólico. La evangelización tiene mucho de paciencia, y evita maltratar límites (EG24). • Aprender el arte de acompañar a los matrimonios y familias en cualquier situación. (Discípulos de Emaús). EG33. Invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades. 47. La Eucaristía, si bien constituye la plenitud de la vida sacramental, no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles. 49. Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades.
114. La Iglesia tiene que ser el lugar de la
misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio. • (Card. Erdo. Sínodo). Detrás de las tragedias familiares con mucha frecuencia hay una desesperada soledad, un grito de sufrimiento que nadie ha sabido escuchar. Muy importante • La verdadera Iglesia Católica cuenta con familias sanas y con familias en crisis, de ahí que en el esfuerzo de santificación diaria no deba mostrarse indiferente ante la debilidad porque la paciencia implica la ayuda activa a los más débiles. (6ª Congregación, Sínodo de las Familias). • A veces podemos presentar sólo lo bueno – los matrimonios sacramentales-, pero no los que han batallado y no han sacado adelante su matrimonio, los que han dejado hijos y cónyuges en el camino, los que han perdido, los que han fallado o fracasado, los que se han caído, y los que particularmente hemos hecho sentir como Iglesia, rechazados, apestados, irregulares, condenados, ajenos, relegados, extraños y marginados. Partimos de la Pastoral Familiar Diocesana. • Busca ofrecer un integral acompañamiento a todas las familias, en cualquier situación y etapa en que se encuentren, preparación, y vivencia del sacramento, y ayudarlos a mantenerse fieles a ello.
• Al mismo tiempo, abre su oído, y sus brazos a
los más frágiles, débiles, fracturados, para acompañarlos y atenderlos. Puntos de partida del Sínodo:
• Una Iglesia que escucha, que dialoga con
valentía, y que contempla el rostro de Jesús. • Una Iglesia que escucha, se conmueve y busca nuevos caminos. • Si la Iglesia no escucha al mundo, el mundo no escuchará a la Iglesia. Apreciar y reconocer que muchos divorciados o vueltos a casar son: - Los que sostienen en lo material y en lo espiritual, y a veces con gran dificultad, a los propios hijos y a los hijos del nuevo cónyuge, que de otro modo, quedarían a la deriva. - Los que con gran sufrimiento, viven sin sus hijos; los que viven enfrentando demandas económicas o materiales , que pueden o no cumplir o no. - Los que cargan con sus culpas, inmadureces, que sufren y lloran por sus errores, que viven soledades, ausencias y vacíos. Y para quienes ya no hay regreso. - Las y los que sostienen con gran dificultad y en soledad a sus hijos, tratando de sacarlos adelante, sin la ayuda de un cónyuge. Cambio de actitud: • Una Iglesia donde ya no se sientan rechazados, marginados, señalados, condenados, ni hechos sentir menos, diferentes, irregulares, antes bien aceptados, acogidos, abrazados, perdonados, amados y salvados. • No debemos ya seguir corriendo de la Iglesia a la gente porque pide la bendición para su segundo matrimonio, o pide bendecir sus anillos, o porque se quieren confesar. No correrlos sin más, sino ser pastores, socorrerlos, atenderlos con el corazón. Y todavía más, ponernos en sus zapatos y acompañarlos. (No funcionarios, sino pastores, Papa Francisco). • Primero debemos trabajar por hacernos sensibles como Iglesia, ante todas las realidades familiares y matrimoniales, acercarnos a ellas, conocerlas, comprenderlas, acogerlas, acompañarlas, conducirlas, abrazarlas, santificarlas y amarlas. Futuro de la Iglesia • Nos estamos jugando el futuro de la Iglesia, la pertenencia o no, de nuevas familias, de generaciones enteras, de quedarse dentro o fuera de la Iglesia.
• Iglesia: verdadera familia de familias, donde ellos
verdaderamente quieran venir, no por obligación, sino por gusto, por atracción, por sentirse aceptados y comprendidos. • Una Iglesia como un hospital después de una batalla, donde se acoge, atiende y sana a las personas heridas, sin distinción, sin exclusión, sin importar quién y cómo sea. Qué crimen cometió, si fue culpable o inocente, etc. • Cristo quiso que su Iglesia sea una casa con la puerta siempre abierta, recibiendo a todos sin excluir a nadie. • Agradecemos a pastores, fieles y comunidades dispuestos a acompañar y a hacerse cargo de las heridas interiores y sociales de los matrimonios y las familias. (Mensaje final Sínodo 2014). Relatio Synodi • Le falta fuerza a la relatio synodi, desde mi punto de vista; • Insistir que todos son parte de ella, sanos y enfermos, fuertes y débiles, exitosos y fracturados. Pues todavía se habla de pertenencia incompleta. • Los heridos cuando son sanados o atendidos pueden volverse águilas volando sobre elevadas montañas. • Discernimiento de casos, no todo es malo, hacer diferencias. • Cuando escuchas, acoges, acompañas y formas a familias y personas heridas (divorciados y vueltos a casar). De repente, casi sin darte cuenta, lo ves convertidos en maravillosos agentes de Pastoral.
La relevancia que también se dio a la
necesidad de las familias misioneras. • En algunas parroquias de Monterrey, los DVC se levantan a la hora de la comunión y con las manos cruzadas se acercan respetuosamente al sacerdote, para recibir una bendición sobre su cabeza. • En nuestra experiencia de trabajo de 18 años en la ciudad de México y 15 en Monterrey, he visto como el acompañamiento a matrimonios divorciados y vueltos a casar, ha hecho de ellos, matrimonios maduros y responsables con sus hijos, al mismo tiempo, agentes de pastoral de la Iglesia en el acompañamiento de familias en la misma situación que ellos. Y a través de su empuje pastoral, hemos visto nacer y crecer 16 grupos en Monterrey, y 13 en la República mexicana. Muchas gracias