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DEPREDADORES

AMBIENTALES
En lugar muy lejano de China, existía un bosque;
donde vivía una familia de osos de anteojos, la
familia López. Esta familia era muy limpia y
ordenada, le encantaba cuidar el bosque y
protegerlo de los depredadores, y resto de
animales que solo lo dañaban y ensuciaban. Uno
de los hijos de la familia se llamaba Pablo, él, era
mejor amigo de un koala, llamado Juan Ramírez.
Juan y Pablo, se reunían todas las tardes para
recoger la basura que era arrojada al río y a los
alrededores del bosque; de pronto se percatan,
que detrás del árbol más grande del bosque,
había alguien, estaban llenos de miedo, y no
sabían que hacer.
Llenos de miedo y valentía, se fueron acercando al árbol, y una vez que
estuvieron ahí, vieron a un hermoso unicornio, pero este se encontraba lleno
de desperdicios en todo su cuerpo.
-¡Hola! ¿Estás bien?, dijo Juan.
-Sí, no te preocupes; comentó el unicornio.
-Te veo muy sucio y triste, ¿por qué te encuentras así?, dijo Pablo.
-No es nada, mejor váyanse de aquí, ellos pueden venir y dañarlos como a mi;
dijo el unicornio algo agitado.
-Pero, ¿Qué te pasó?, ¿Quiénes son ellos?, ¿Por qué nos harían daño?, ¿Quién
eres tú y por qué nos asustas de esta manera?; comentó Pablo con algo de
miedo.
-Yo…yo, yo; tartamudeaba el unicornio.
-Tú qué?, dijo Juan?
-Yo soy una divinidad que protege este bosque, he estado aquí desde hace 500
años, mi nombre es Belén.
-Y “ellos”, son los depredadores del bosque, me refiero al león y la
serpiente, ese par de insensibles que cada día que vienen a este bosque y
solo lo ensucian, y me encuentro sucio, porque he estado recogiendo toda la
basura que hay aquí. Me escondí cuando los escuché cerca, pensé que eran
ellos de nuevo, no quería que me hagan daño; dijo Belén.
-Oh, gran historia; dijo Juan.
-Pero te encuentras bien?, dijo Pablo.
-Sí, si, no se preocupen ya está todo mejor;
comentó Belén.
-Bueno, podemos hacer algo por ti?, comentó
Pablo.
-Sí, ¿me podrían ayudar a terminar de limpiar
este maravilloso bosque, dijo Belén.
-Sí, no hay problema; respondieron en conjunto.
Cuatro horas habían pasado y ellos apenas terminaban de limpiar el
bosque. Cuando observan que a lo lejos, se acercaban dos sombras que
venían talando todo árbol que se encontraran en el camino.
Pablo, Juan y Belén estaban muy aterrados, pues el león traía una sierra
eléctrica, y tenían miedo de ser lastimados. Comenzaron a correr por todo
el bosque para buscar un escondite, en donde se podrían refugiar.
Cuando lo encontraron, se quedaron en completo silencio, así pasó una
hora, ya no se escuchaba nada, por lo que pensaron que los
depredadores ya se habían ido. Al salir del escondite, se dieron con la
sorpresa de que habían sido engañados, que no se habían ido, sino que
solo habían apagado las maquinas. Pues ambos estaban esperando que
salieran, para molestarlos y pelear con ellos, por quien se quedaría en
bosque ahora
Juan; trató de negociar con Julio, el león; pero este ni
siquiera lo escuchó y de un solo se le tiró encima para
arrancarle la cabeza.
Pero Belén se le tiró encima y no dejó que lo mordiera.
-¿Qué les pasa?, ¿Están locos?, solo queremos un bosque
limpio un mundo mejor; dijo Pablo.
-Pero nosotros no; gritó el león, tomando su cierra.
Intentó cortar a Pablo, pero terminó cortándose la pata
delantera. Su amiga la serpiente lo miraba con asco, al ver
la sangre que brotaba de la herida, se quedó mirándolo
unos segundos y tras esto huyó del lugar, por miedo a ser
acusado.
El león gritaba, lloraba y se quejaba de dolor, ya había
perdido mucha sangre. A pesar de todo, Pablo y Juan lo
ayudaron, lo sacaron lo más rápido posible del bosque,
para llevarlo a un hospital y evitar que muriera. Sin
embargo Belén tenía mucho miedo, de pueda hacer algo
aún así.
Al llegar al hospital, lo subieron a una camilla y fue trasladado a una sala de
operaciones. A las 4 horas salió el médico y dijo que la operación fue un éxito.
Aunque el león solo los había dañado, ellos estaban felices de que esté sano.
Cuando el león salió del hospital, fue llevado a casa de Pablo, pues no tenía dónde
quedarse. Fue aquí donde se arrepintió por todo lo que había causado, sabía que
era culpable, pero dijo que se había dejado llevar por las malas compañías.
El tiempo pasó, Belén había realizado marchas y charlas para la preservación del
bosque, y para las autoridades escuchen sus lamentos, y que entiendan el daño
que se estaba haciendo al medio ambiente. De la serpiente no se supo más que,
se había arrastrado tanto que, se había muerto deshidratada. Por otro lado, Juan y
su mejor amigo, decidieron enseñarle al resto de los animalitos del bosque a
reciclar, reusar y reducir.
-Ya es 2019 y ahora nuestro bosque es
patrimonio de la humanidad, queda claro
que nuestro esfuerzo no fue en vano;
dijo Belén.
El FIN.

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