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Expectativas de vida de los

criollos
• Hasta 1810 la población de la actual Colombia
había sido estratificada por castas: negros, indios,
libres de todos los colores y blancos. Entre los
blancos y los mestizos, grupos dominantes de la
sociedad colonial, existían matices que hacían
muy difícil homogeneizar sus intereses. Sin
embargo, el desarrollo político de finales del siglo
XVIII los había llevado a establecer sistemas de
alianzas, allí donde era más importante su unión
en torno a la ideología de “lo criollo” que una
tajante diferenciación de origen socioeconómico.
• La independencia reforzó estos sentimientos de
cohesión y una de las primeras decisiones del
Estado republicano fue la supresión de las castas,
quedando únicamente libres y esclavos como
categorías sociales básicas. Además, ya entrado el
siglo, hubo un mayor interés por conocer, no
tanto los aspectos raciales de la sociedad, sino
aquellos que tenían que ver con su edad, estado
civil y ocupación. Hasta 1850, los negros esclavos
fueron los únicos que continuaron siendo
discriminados formalmente, aunque en la
práctica los indios también lo fueron.
Como se comportaba la población
Se levantó la primera división territorial (Ley 25
de junio de 1824) que creó 4 departamentos y 15
provincias así:
• Depto. de Boyacá, constituido por las provincias
de Tunja, Pamplona, Socorro y Casanare;
• Depto. del Cauca, por las provincias de Popayán,
Pasto, Chocó y Buenaventura;
• Depto. del Magdalena, por las provincias de
Cartagena, Santa Marta y Riohacha, y
• Depto. de Cundinamarca, por las provincias de
Bogotá, Antioquia, Neiva y Mariquita.
Datos demográficos

Deptos 1778 1825 1835 1843 1851


Boyacá 289.824 409.969 550.472 638.142 739.839
Cauca 116.651 149.778 210.359 268.607 323.574
M/lena 169.221 117.983 239.269 254.119 273.371
C/marca 211.287 391.444 570.759 651.714 768.847
Totales 786.983 1.129.174 1.570.859 1.812.582 2.105.622

Hoy en día nuestra población


es de 45.391.283
• Hacia 1789 se, calculaba la población del
actual territorio colombiano en una cifra
cercana a los 826.550 habitantes, que de
acuerdo con la clasificación socio-racial
empleada por empadronamientos y
consagrada jurídicamente por la sociedad
colonial, se distribuía en la siguiente forma:
• Blancos (españoles y criollos)
277.068 (32.70% )
• Libres (mestizos)
368.098 (45.71% )
• Indígenas
136.753 16.19%
• Esclavos
44.636 5.28%
• La Nueva Granada era para entonces, un país
esencialmente mestizo donde la población
indígena era relativamente pequeña. Dicha
población se hallaba altamente aculturizada ya
que, al menos formalmente, había adquirido la
cultura española básica, es decir, lengua, religión,
numerosas costumbres sociales y muchos
aspectos de la cultura material en el campo de la
tecnología y el vestuario.
• Un hecho significativo de este proceso de
asimilación, es que la lengua chibcha, la más
generalizada entre la población aborigen de
Colombia en el momento de la conquista,
había desaparecido como lengua viva a
mediados del siglo XVIII.
• En términos de población, las guerras de
Independencia (1810-1820) y de los Supremos
(1839-42) no afectaron aparentemente la
tendencia general del crecimiento demográfico.
Los efectos de los conflictos armados deben
buscarse, más bien, en las movilizaciones,
reclutamientos y desarraigos que creaban en las
localidades y regiones un gran desorden
coyuntural, haciendo que la estructura de la
distribución de la masa global de la población se
viera afectada.
• Las guerras, como fenómeno demográfico, no
causaban solamente perjuicios físicos que dejaron un
rastro de crímenes, vagancia, ruina y bandidaje.
Muchas gentes huían y otras se escondían o migraban,
contribuyendo a deformar los cálculos y a redistribuir
los espacios habitados. En primer lugar, las levas
arrancaban fuerza de trabajo de las zonas agrícolas y
mineras, impidiendo el normal proceso productivo. Los
reclutamientos forzosos llegaron a ser tan desastrosos
e inútiles para la población que los peones, indios y
aun esclavos terminaban por ocultarse cuando el
rumor de que el censo o recuento estaba ligado a una
posible movilización.
• A su vez, los ejércitos en campaña actuaban contra la
población civil, que huía de sus centros de habitación e
iba a buscar refugio a zonas de paz o de defensa. Los
ciudadanos urbanos se marchaban a otros pueblos y
los trabajadores rurales monte adentro, donde no
fuera posible sufrir los efectos de la devastación. Son
conocidos los desarraigos ocurridos en Cúcuta con
motivo de la campaña de los españoles contra Bolívar,
los atentados contra la población civil durante la
reconquista (1815-16) y los ocultamientos de la gente,
en 1843, cuando se levantó el censo de la Nueva
Granada.
Como se comportaba la economía
• A fines del siglo XVIII la agricultura colombiana
había vivido un período de auge y expansión,
gracias al crecimiento de la demanda de los
centros urbanos y mineros y de los mercados
intercoloniales por la vía del contrabando. Sin
embargo, la expansión de otras economías
coloniales había generado competencias
comerciales que hicieron entrar en contradicción
los intereses de los empresarios agrícolas con las
políticas del sistema colonial en su conjunto.
• La ilusión de una independencia que habría de
adecuar las quejas de estos empresarios a sus
expectativas económicas fue un acicate que
movilizó sus sentimientos de solidaridad con
la causa republicana. Pero el proceso de
independencia, que no pudo ser pacífico sino
violento, dio al traste con muchos de los
anhelos de los empresarios vinculados tanto a
la agricultura y a la ganadería como a otras
actividades de la economía neogranadina.
• La independencia, al convertirse en una
guerra civil, luego en una guerra nacional
contra la reconquista y, finalmente, en una
guerra de liberación, arruinó vidas y bienes de
importantes empresarios y sectores de la
economía colonial durante los años que
siguieron a 1810.
• Después de 1819 comenzaron a hacerse
esfuerzos de reconstrucción y conservación de las
estructuras económicas vigentes, aunque las
secuelas de la guerra impidieron que en la
década del veinte hubiera una total readecuación
de la economía. Fue sólo en la década del treinta
cuando se reordenó la economía nacional y los
viejos herederos del sistema de haciendas, propio
del siglo XVIII, se lanzaron a una ofensiva de
reconstrucción de los antiguos órdenes.
• Sin embargo, era muy difícil contener los
avances dejados por veinte años de lucha, que
habían logrado agrietar el orden colonial en el
campo, crear nuevas relaciones de trabajo,
buscar nuevas perspectivas de mercado y
reorientar la economía agraria hacia aquellos
productos que parecían ofrecer mejores
perspectivas de desarrollo.
• Hasta 1850 persistió el carácter desigual de
nuestro desarrollo agrícola-ganadero, sin que
los primeros intentos de desarrollo agrícola
modernos hubieran podido romper la vigencia
de formas de explotación profundamente
enraizadas en las estructuras regionales de
origen colonial.
• Los sistemas de tenencia familiar se
conservaron en muchas regiones de Colombia
y más bien se consolidaron con las políticas
agrarias posteriores a la Independencia. El
esfuerzo por liberar mano de obra esclava e
india condujo a la consolidación de pequeños
tenedores, como proyección del espíritu de
seguridad personal que había venido
desarrollándose desde finales del siglo XVIII.
Protagonistas de la guerra
• La Independencia, que asumió un carácter de
guerra civil en los primeros años de su
declaratoria, desató entre la sociedad instintos de
revancha, defensa y venganza. Para lograr sus
objetivos, los sectores dirigentes no vacilaron en
invitar a las castas a solidarizarse con su causa,
sin prever que éstas podrían ejercer su propio
derecho a la retaliación, movidas por un mayor
resentimiento, al haber sido víctimas, durante
siglos, de maltratos, opresiones e injusticias.
• Así, la guerra fue envolviendo en su loca carrera a cuanto
hombre, mujer y niño fue encontrando a su paso, que se
afiliaron a banderas reivindicatorias tachonadas de
promesas de igualdad, justicia y libertad.
Los negros esclavos, los indios, los mestizos y los libertos
marcharon con los ejércitos en contienda o recibieron el
apoyo para que pudieran levantar las banderas de la
rebelión y la resistencia armada. Atendieron las voces que
los llamaban a castigar por sus propios medios a los
enemigos de turno y cuando se lanzaron a defender las
causas en contienda, su grito libertario expresó el afán de
libertad absoluta y la necesidad de cobrar con violencia las
deudas de la injusticia institucionalizada.
• Se calculó que el producto por habitante de la Nueva
Granada era de 27 pesos plata contra casi 42 de México
y que la Nueva Granada exportaba, para la misma
época, 2 millones de pesos plata, cuando el Perú
exportaba 8 y México 18, lo que habla de la pobreza de
este reino. El cultivo de la tierra estaba limitado por los
latifundios y las propiedades eclesiásticas, que
congelaban su uso y las sacaban del círculo comercial.
El Estado no invertía en educación ni infraestructura, a
pesar de ser muy costoso su mantenimiento y cargar
con un montón de taras: esclavitud, privilegios de los
nobles, mantenimiento de la iglesia, el ejército y los
gremios.
• El hombre tiene en si una fuerza vital que lo conduce a
buscar, por el libre ejercicio de sus facultades, su
bienestar y perfección. Todo poder que lo encadene,
que le restrinja su libertad de acción, que lo sujete a
cierta manera de ser, es contrario al desarrollo
humano, a la ley de la vida i de la conservación; y
entraña por lo mismo el aniquilamiento de la criatura.
• El bienestar es el fin universal de los seres que sienten
y piensan. Cuando tomarnos la libertad como medio de
conseguir ese fin, llevamos el impulso del principio
vital. Cuando apelamos a la represión de las facultades
humanas, como medio de conservación, procedemos
aplicando el principio destructor.

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