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TEST

DESIDERATIVO
La consigna provoca en el paciente un ataque
a la integridad de su Yo. Ante esto un Yo
fuerte pone en marcha mecanismos que, sin
negar maniáticamente la muerte ni sucumbir
a ella, permiten al sujeto mantener su
cohesión y sobreponerse al impacto de la
consigna.
Esto se evidencia cuando logra responder a lo
que el test le pide, no aferrándose a elecciones
consistentes en la identidad humana (batman,
hada, mago, espíritu), ni responde con evasivas
(no sé, no siendo persona no quiero ser nada).

Un Yo muy débil queda paralizado porque no


puede discriminar ante entre la muerte real y la
fantasía de muerte.
Un Yo puede reorganizarse gracias a una
negación maníaca de la angustia de muerte,
negando la posibilidad de morir (Baobab
porque vive más de 100 años, papagayo porque
vive mucho, piedra porque casi no se gasta y no
me moriría nunca.

La intensidad de este mecanismo nos da la


medida de la debilidad del Yo.
Un Yo débil muestra en las catexias positivas
fragilidad, debilidad o indefensión (un canario
porque lo cuidan, un jarrón de cristal, una
orquídea por su delicadeza).

En un Yo fuerte la fragilidad, debilidad o


indefensión aparecen en las catexias negativas,
como aspectos del mundo interno que rechaza.
Hay que considerar el tiempo de reacción (TR)

En las catexias 1+ y 1- suele alargarse el tiempo


de reacción.

La primera catexia positiva supone sobreponerse


al impacto de la consigna, evaluar el aspecto
interno que más se desea proteger y asociarlo
con algo del mundo externo.
En 1- debe discriminar lo más desagradable de
su mundo interno y elegir algo del mundo
externo que condense el elemento rechazado.

El test le brinda al paciente la realización


mágica de deseos, poniendo lo malo y
peligroso fuera de si, rechazando toda relación
de pertenencia.
Un TR muy largo indica que el impacto de la
consigna ha sido intenso y que el Yo reacciona
lentamente.
Uno corto indica que el Yo intenta
desembarazarse rápidamente de toda fuente de
angustia. Trata de cumplir con el trámite, pero
sus producciones son superficiales, clisés.
Un paciente de inteligencia rápida reaccionará
con más agilidad (a menos que los componentes
afectivos interfieran seriamente). Si la rapidez se
debe al factor intelectual se mantendrá
constante durante toda la prueba. Cualquier
variación es índice de que algo afectivo
(agradable o desagradable) ha sido estimulado y
por lo tanto resulta significativo.
Si un paciente tiene TR largos en las catexias
positivas y cortos en las negativas, significa que
le resulta más fácil discriminar lo que le inspira
desagrado o rechazo, lo malo o peligroso, que
establecer técnicas que lo defiendan de los
aspectos rechazados.

Tiene claro de que se defiende, pero duda en


como defenderse.
Aceptar todo «porque me gusta» o rechazar
todo «porque no me gusta» indica un fracaso en
la racionalización, lo que lleva a una disminución
de la discriminación.

Un TR abreviado en las catexias positivas y


alargado en las negativas indica que el Yo sabe
como defenderse, pero le resulta difícil
establecer de que se está defendiendo.
Cuando el paciente fracasa en su intento de dar
respuestas tanto positivas como negativas se
considera que está pasando por un estado
confusional que le impide efectuar la
discriminación más elemental.

Cuando se mezclan catexias positivas y negativas


aparecen aspectos idealizados y peyorativizados
entremezclados, fracasa la discriminación y la
disociación entre aspectos buenos y reparadores
y aquellos malos y peligrosos.
Es decir, fracasa la discriminación entre aquello de
lo que hay que defenderse y la técnica defensiva
más apropiada.

Cuando la indiscriminación se presenta en las


catexias negativas es menos patológica porque el
Yo no detecta que es lo que le produce más
angustia y no frente a un Yo que no sabe si un
mecanismo de defensa le sirve para defenderse o
lo aniquilará. En las catexias positivas es a la
inversa.
Un Yo fuerte debe demostrar que sabe y puede
usar exitosamente la defensa adecuada en cada
situación.

No responder las catexias positivas indica


carencia de recursos defensivos.

La fortaleza de la identidad del Yo es un adecuado


grado de arraigo a sus identificaciones.
Las sucesivas identificaciones proyectivas
evidencian coherencia entre los atributos asociados
al objeto en la fantasía del paciente y los que posee
en la realidad objetiva. Esto indica la adaptación del
Yo a la realidad.

Un Yo débil efectúa identificaciones débiles, cambia


de idea o da respuestas alternativas, por lo que hay
que solicitarle que elija lo que más le convence o
prefiere. Si logra elegir, eso es un índice favorable.
Cuando se dan varias respuestas en una catexia
hay una incapacidad para centrarse en la
identificación con un objeto total.

Un Yo débil también se puede aferrar


rígidamente a una elección «Quiero ser un león,
si no puedo serlo no quiero ser nada más»
«porque me gusta» «porque si»
Esto indica un bloqueo del mecanismo de
identificación proyectiva o de la racionalización.
Hacer una elección valiosa como símbolo «Ave
fénix» haciendo una descripción pobre o de
rasgos secundarios indica una identificación
proyectiva superficial débil, pero con aspectos
latentes de su personalidad que pueden
emerger integrándose con la identidad
manifiesta, enriqueciéndola.
La consigna «que es lo que más le gustaría ser»
Induce a recurrir a otro mecanismo defensivo:
la idealización.

La idealización es la carga de omnipotencia


respecto a la bondad con que se reviste al
objeto aceptado. A mayor monto de
idealización, menor fortaleza del Yo.
En casos extremos, el paciente recurre a objetos
que poseen en grado sumo un determinado
atributo que le otorga fuerza, poder, dominio o
seducción sobre los otros.

La segunda parte de la consigna interroga acerca


de lo que menos le gustaría ser, induce al uso de
otro mecanismo: la peyoratización.
El monto de peyorativización está dado por la
carga de omnipotencia respecto a la maldad que
se atribuye a los objetos rechazados. Objetos
que poseen un atributo en grado sumo, que les
da fuerza, dominio, poder o seducción con un
matiz destructivo, sumiso, amenazador o
persecutorio,

A mayor monto de peyorativizacíón, menor


fortaleza del Yo.
A mayor distancia entre el grado de idealización
y el grado de peyorativización, menor fortaleza
del Yo.

Hay que identificar el atributo del objeto


enfatizado en la racionalización, esto constituye
un índice del área sobrestimada y subestimada.

Se puede valorar la inteligencia, lo corporal y


sensual (por suave, porque lo acarician).
Cuando se elige en la primera catexia algo fuerte
y termina la tercera con algo desintegrado indica
una disminución de la fortaleza yoica con
aumento de la ansiedad persecutoria.
La elección de una enredadera habla de un Yo
débil, dependiente, con un esquema corporal
débil o necesitado de apoyo.

Elegir como planta un diente de león evidencian


el deseo de evitar toda relación que suponga
arraigo, dependencia y fantasía de
autoabastecimiento.
Elegir algo por lo raro, repara en lo exótico,
busca destacarse.

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