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Quizás sea ésta una pregunta poco
formulada en nuestras Iglesias hoy día.
Respecto a esto, la Biblia es clara y durante
mucho tiempo no presento ningún problema,
pero ahora se está cuestionado por qué hay
mujeres que reclaman un papel reconocido,
aceptado y definido en el mismo espacio que
hasta hace poco ha estado ocupado solo por
los hombres.
Tenemos que examinar si el varón tiene aun
algún papel y definirlo.
uon respecto a la presencia del hombre en
la Iglesia, basta observar la realidad de muchas
de nuestras congregaciones, para ser
conscientes de que es la mujer quien tiene una
mayor presencia en el cuerpo del uristo y más
bien el varón se está convirtiendo cada vez más
en gran ausente.
Quizás esta ausencia de los varones se
podría dar por un cierto fenómeno de
´feminizaciónµ en la cultura y en la Iglesia,
profundizada por una crisis en la identidad
masculina en nuestros días.
Tradicionalmente, debemos reconocerlo,
los varones nos hemos mantenido más bien al
margen de la Iglesia y del compromiso que en
ella estamos llamados a realizar. De este modo,
nos vamos alejando de Jesucristo, la vida plena
que tanto anhelamos y buscamos.
u. Risé considera que el mismo proceso de
secularización, al eliminar a Dios Padre del
horizonte, ha eliminado como consecuencia la
importancia del padre humano como origen y
creador que ayuda al hijo a mirar el propio
destino y futuro y esto puede llegar a afectar en
la Iglesia.
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|l varón, desde su posición, está llamado
por el Dios de la vida a ocupar un lugar original
y necesario en el fortalecimiento de su Familia,
de su iglesia y de su sociedad, y en la
generación de la cultura y la realización de la
historia Gn. 18:19.
Para poder hacer una realidad esto, el
varón debe hallar su motivación en la hermosa
realidad del amor que tiene su fuente en
Jesucristo.
|n todos los ámbitos que debieran
constituir su vocación y misión, el varón
debería, en cuanto miembro del cuerpo de
uristo, sentirse movido a poner sus dones al
servicio de la iglesia y a dar testimonio como
discípulo de Jesucristo, sin embargo, en no
pocos casos, desafortunadamente, termina
renunciando a esta responsabilidad y
delegándola a las mujeres o esposas.
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