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 La inteligencia profunda entraña misterios. Quizá por eso la


antigua civilización de la selva del Peten engendra leyendas
con tanta facilidad. ¿Quiénes fueron esos hombres de cráneos
deformados intencionalmente y propiciada vista estrábica que
observaron los fenómenos del cielo en busca de su destino?
 Proféticos por naturaleza, guerreros, comerciantes y
agricultores, pero sobre todo arquitectos, matemáticos y
astrónomos excepcionales obsesionados con un tiempo
cíclico, lograron que sus cálculos y su pensamiento
trascendieran el enigmático cataclismo de su civilización
para conformar uno de los mas ricos legados culturales
de la humanidad: una herencia magnifica que
parece cobrar vigencia conforme nos aproximamos al 21
de diciembre del 2012, fecha que podría marcar el final de
la llama Cuenta Larga, de cinco mil 125 años, que algunos
ojos contemporáneos miran como el final apocalíptico de
un ciclo cósmico vaticinado por los antiguos sabios
mayas.

   
 £odo comenzaría a partir del eclipse del sol y la
alineación planetaria llamada cruz cósmica, el 11 de
agosto de 1999, A partir de esa fecha, las incontrolables
fuerzas de la naturaleza serán el catalizador de la
evolución humana.
 El sol alineado a su vez con el centro de la galaxia, recibirá
un intenso rayo que iluminara el Universo y sincronizara
todos los planetas. Su brillo, de 20 años, marcara el
tiempo del no tiempo. La chispa acrecentara el resplandor
del sol, produciendo erupciones solares y cambios
magnéticos. Su dominio generara un desplazamiento en el
eje de rotación de la £ierra.
 -randes cataclismos. Aumentara la temperatura del planeta y
se licuaran los polos.Vendrá un cometa que pondrá en peligro
la existencia. La anterior, desde luego, no es la traducción de
alguno de los códices mayas sobrevivientes a la furiosa censura
conquistadora, ni la lectura paciente de un arqueólogo sobre
una estela de piedra labrada antes de Cristo, sino la
reconstrucción sintética y arbitraria de los elementos que se
mencionan en decenas de versiones difundidas en distintos
medios sobre las llamadas siete profecías mayas, o la profecía
maya del 2012. Para reforzar su credibilidad, quienes lanzan
estos mensajes suelen aprove char referencias concretas como
Los libros del Chilam Balam o el famoso Códice de Dresde, e
incluso datos arqueológicos que fueron encon trados en el
£emplo de las Inscripciones sobre la tumba de Pakal El -rande,
gobernante de Palenque en el siglo Vll d.C.
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 Esta teoría, por más fantasiosa que parezca, nos ha
motivado a hacer una revisión de los escritos mayas
existentes, con el apoyo de especialistas en esta
civilización. De hecho, lo primero que ha salido a la luz es
que esta leyenda urbana posiblemente se haya origina do
en la interpretación de un texto en parti cular. Se trata de
la profecía del 13 Ahau, fecha correspondiente al último
día de un ciclo de 260 kines, o días, en el calendario maya
cono cido por los expertos como £zolkin.
 De acuerdo con una versión de este texto profético, publicada
en El libro de los libros de Chilam Halam, una antología de
Alfredo Barrera y Silvia Rendón, un fragmento presagia:
 £erminará el poder del katun con siete años de poder de Kin,
Sol. Siete años serán de guerra, siete años de muertes
violentas. Pero todo se aquietará cuando termine la palabra del
katun («) Entonces será cuando humille, cuando mar que con
el pie, Ah Mucen Cab, EJ-que-guarda-la-miel, cuando transcurra
el 13 Ahau, porque el 13 Ahau es el tiempo en que se junta rán
y coincidirán el Sol y la Luna; será la noche y al mismo tiempo
el amanecer de Oxlahun £Iku, £rece-deidad, y de Bolon £iku,
Nueve-deidad. Será cuando cree, haga nacer ltzam Cab Ain,
Brujo-del-agua-tierra -cocodrilo, vida perdurable en la tierra.
Se derrumbará el cielo y se volteará la tierra, retumbará
Oxlahun £i/w, £rece-deidad.
 Se inundará el mundo cuando se levante el gran ltzam Cab Ain,
Brujo-del-agua-tierra-cocodrilo. -randes inundaciones trae el
men saje del katun a su término, grandes inundaciones vendrán
hacia el fin del poder del katun; en los 16 para los 4
cuatrocientos más 17 años entonces es cuando muere el
poder de este katun.
 Por supuesto, una lectura fuera de contexto y sin los
conocimientos suficientes tan solo nos enfrenta a un galimatías,
aunque gracias a éste, los místicos a favor de divulgar una profe
cía maya apocalíptica han ganado cre dibilidad en una cuenta
regresiva que ya alimenta las expectativas catastrofistas de
muchos que, no obstante, han logrado poner en evidencia la
buena fama actual de la que gozan los oráculos de los antiguos
mayas.
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 Con el inicio de los descubrimientos arqueológicos y el
estudio de la cultura maya, princi palmente de los periodos
Clásico y Postclásico, arrancó también una fascinación hacia
este enigmático pueblo. Nacieron así todo tipo de hipótesis
que buscaban justificar, ante la mirada occidental, cómo era
posible que una cultura que podría catalogarse de ´primitivaµ
exhibiera, a la vez, adelantos que desconocían los europeos,
quienes recién salían del oscu rantismo medieval. £al fue el
origen de una serie de suposiciones que han perdurado hasta
nuestros días, al margen del trabajo serio de arqueólogos,
historiadores y epigrafistas, y que han desatado creencias tan
fantasiosas como la del supuesto origen extraterrestre de la
civili zación maya.
 pesar de todo, no se equivocan quienes se han afanado
en buscar profecías en los antiguos textos mayas. Incluso
se quedan cortos en sus afirmaciones. En realidad, los
pronósticos a futuro externados por este pueblo fueron
muchos más de siete, ya que profetizar era parte
fundamental de sus labores cotidianas, actividad que se
explica por una concepción de la vida y el tiempo que
dista mucho de empatarse con la que tenemos
actualmente.
 Esta concepción ha sido desentrañada a partir de una
difícil tarea de interpretación de los textos que
sobrevivieron a la quema por parte de las autoridades
eclesiásticas. Mucho de lo que conocemos es testimonio
de Diego de Landa, el primer obispo de la región, quien
primero contribuyó a la destrucción de docu mentos y
más tarde se dedicó a recuperar mucha información
sobre la historia, forma de vida y pensamiento religioso
de los mayas.
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 De Landa estudió el sistema vigesimal de las matemáticas y los
múltiples calendarios que utilizaban. Hacia 1566, escribió
Relación de las cosas de Yucatán, obra clave para comprender
el mundo maya de la época de la Conquista, en la que incluye
un ´alfabetoµ que resultó medular para la posterior
interpretación de sus símbolos y glifos.
 Por su parte, los indígenas que padecieron el yugo español, al
ver la destrucción de que eran objeto por la Conquista,
redactaron muchos de los contenidos de sus libros sagrados
en alfabeto latino, con el propósito de preservados. Algunos de
estos escritos son los Anales de los cakchiqueles, el Popol Vuh
y Los libros del Chilam Balam, del que uno de los más
conocidos es El Chilam Balam de Chumayel.
 obrevivieron, también de la época prehispánica, textos
grabados, pintados o modelados en estelas, altares,
dinteles, paredes, escaleras, tronos, cerámica y objetos de
adorno personal. Igual de importante es que se salvaron
de las llamas tan sólo tres ejemplares de los códices, que
fueron el principal objeto de estudio para los primeros
epigrafistas mayas en el siglo XIX. Aunque se han
descifrado en su mayor parte, aún queda una serie de
glifos sin lectura que podrían ocultar sorpresas
gratificantes para los estudiosos.
 ´Estos códices, llamados de París, Madrid y Dresde,
fueron escritos en el Postclásico tar dío, alrededor del
año 1400ß, refiere María del Carmen Valverde,
coordinadora del Centro de Estudios Mayas del Instituto
de Investigaciones Filológicas de la UNAM. ´Provienen de
la península de Yucatán, y cada uno pasó por diferentes
aventuras antes de llegar a los luga res donde se
encuentran, que son precisamen te las ciudades que les
dan nombreµ.
 La especialista señala que se tienen testi monios de la
existencia de códices en la época Clásica, pero no se conservó
ninguno física mente. ´Hay evidencias arqueológicas, por
ejemplo en tumbas, de que allí debió haber un códice, porque
queda el material orgánico o las lajas de estuco que utilizaban
para pre parados antes de escribir y pintar en ellos. £ambién
hay imágenes de códices en vasijas de la época Clásicaµ. De los
sobrevivientes, el más deteriorado es el de París, y los más
estudiados son los de Dresde y Madrid, este último también
conocido como £rocortesiano, porque una parte fue enviada
por Cortés en el siglo XVI, y la otra, que se recuperó más
tarde, estaba en posesión de un coleccionista.
 Un dato curioso es que a diferencia de los códices de otros
pueblos indígenas, en los mayas estudiados no se ha
encontrado ningún tipo de registro histórico, sino que se trata
fundamentalmente de textos proféticos en el sentido de que
funcionan como almanaques adivinatorios.
 En parte fueron estos documentos los que permitieron
conocer y comprender todo el sistema de numeración y el
sistema calendárico maya. ´En ellos se registra el calendario
ritual, el £zolkin, que fue un nombre asignado por los
investigadores a este calendario, que en realidad es la cuenta
de los díasµ. Incluyen también tablas de eclipses y del ciclo de
Venus, además de que se han identificado secciones temáticas,
por ejemplo, rituales que tienen que ver con la agricultura, la
apicultura o la cacería.
La cuenta de los días
 Para los mayas, crear almanaques y calendarios era una
actividad de carácter supremo. El tiempo, en su
concepción, no era en absoluto el tiempo lineal que
medimos en la actualidad con un reloj. Lejos de ello, se
trataba de un don divino, conformado por una
congregación mística: dioses del día y de la noche, de los
meses y los números. ´Las deidades de todos los ciclos de
tiempo son los actores en este universo en que,
literalmente, hay entradas y salidas que determinan los
destinos y llevan consigo la vida y la muerteµ, escribe
Miguel León-Portilla en £iempo y realidad en el pensa
miento maya.
 En efecto, a diferencia de algunas antiguas creencias
occidentales en el sentido de que los días o meses están
bajo la influencia y control de una deidad, para los mayas
todos ellos son dioses.Y cada división del tiempo es un
peso que estos cargadores divinos llevan a través de la
eter nidad, añadiría en más de una ocasión el erudito en
cultura maya, el ya desaparecido Eric £hompson.
 De este modo, dice Valverde, los signos tienen una carga,
al igual que los números, y dependiendo de cómo se
vayan acoplando son días propicios o días aciagos.Y es
que los dioses caminan sobre el espacio y dejan caer su
carga, y en virtud de ello se repiten, más o menos, los
mismos acontecimientos. Se trata de los mismos dioses
que, en un determinado momento, coinciden una vez más.
El tiempo maya es una secuencia de ciclos que inciden en
la realidad.
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 Por supuesto, esta abstracción ha quedado plasmada en la
complejidad de los calendarios mayas. El referido
calendario £zolkin constaba de un ciclo de 260 días,
formado por 20 sig nos y 13 números. En él, la
correlación de las fechas era de un día más un número
del uno al 13, hasta completar los 260. Este ciclo concluía
al coincidir por primera vez el último día con el número
13 (13 Ahau).
 Valverde precisa que existen muchas interpretaciones
sobre a qué corresponde este calendario de 260 días:
´Algunos expertos piensan, por ejemplo, que se acerca al
periodo de gestación femenina, y otros investigadores
suponen que puede relacionarse con otro ciclo natural
específico, como una determinada cantidad de
lunaciones« aunque yo no estoy de acuerdo con elloµ.
En su opinión, se trata más bien de un asunto de
numerología: la combinación del 13, que es un número
sagrado porque es la cantidad de capas del supramun do,
de los cielos, por llamarlo de algún modo, y el 20 de su
numeración vigesimal.
š

 El periodo de duración de la Cuenta Larga se conoce
popularmente como el -ran Ciclo, y abarca unos cinco
mil 125 años. Su (echa ini cial, establecida por los mayas
como una refe rencia cronológica, es el 13.0.0.0.0. 4 Ahau
8 Cumku del Haab. Corresponde a la fecha mítica de la
creación del Cosmos y es conocida por los especialistas
en la civilización maya como la Fecha Era.
 Con el objetivo de ´tra ducirµ las fechas inscritas en la
Cuenta Larga a nuestro calendario gregoriano, el ya
mencionado antropólogo británico £hompson comparó
los registros históricos mayas con los establecidos por los
conquistadores españoles, y así dedujo que esa fecha
inicial equivalía al 13 de agosto de 3114 a.C. Mas tarde,
otros expertos reunieron fechas de ambos calendarios y
las compararon con las tablas de eclipses registradas en el
códice de Dresde, confirman do este cálculo. ´En efecto,
hay una correla ción de las fechas mayas con las
occidentales, y la que más se utiliza es la que hace
£hompson, llamada correlación -oodman-Martínez-
£hompson o --M-£µ, precisa Valverde.
 y añade que ´para cualquier sistema calen dárico
debemos tener una fecha de referencia que indique el
antes y el despuésµ. Para los mayas es a partir de la Fecha
Era cuando ini cia un nuevo ciclo de baktunes, tal como se
menciona en varias estelas de la época clásica, entre ellas,
la llamada estela A de Quiriguá, localidad ubicada en la
vecina -uatemala.
 ´Lo que no se menciona en ningún lado es aquello de la
terminación de la Fecha Eraµ, advierte la especialista,
quien subraya que al respecto sólo hay una conclusión
contem poránea. ´Sucede que, en efecto, haciendo
 la correlación de fechas, el 21 de diciembre del 2012 se
termina un ciclo de baktunesµ. Pero hasta allí llega la
interpretación posible. Al llegar al baktun 13, lo único que
cambia es que inicia un nuevo ciclo, de manera similar a
como nosotros contamos en ciclos de 100 o mil, o del
modo en que establecemos que al llegar el año 2001
comenzó el siglo XXI de la era cristina.
 gualmente, y para decepción de los místi cos, ningún texto
maya que se conozca hasta la fecha dice nada sobre lo que
vaya a suceder en ese ciclo de baktunes. Se habla mucho de
pro fecías debido a que todos los textos históricos de esta
cultura, como son los Libros del Chilam Balam, el Popol Vuh y
otros, que fueron escritos después de la Conquista por
miembros de esta etnia en su propia lengua, aunque en
alfabeto latino, recogen la tradición maya y, efectiva mente,
hablan de profecías, explica Valverde. Pero hablan de profecías
porque hablan de historia.Y puesto que ellos tienen una visión
cíclica del tiempo, al escribir historia también están escribiendo
una profecía, pues ellos estaban seguros de que todos los
ciclos se repetían.
 £odo esto no signiflca que estuvieran presagian do nada,
sino que su con cepción cíclica implicaba, desde su óptica,
que los ciclos volverían, y no porque fueran algo así como
clarividentes, sino que así concebían la realidad.
 En su idea del tiempo cíclico haya su vez ciclos pequeños
y enormes. Así, tienen el día y la noche, así como el ciclo
de las lunaciones, el del calendario solar y el de Venus.Y
su serie de ciclos comprende tanto el futuro como el
pasado, porque existen registros de inscripcio nes hacia
un pasado remotísimo. ´Por ejemplo, una estela que nos
remite a una época cercana al Big Bangµ, dice Val verde.
Son textos míticos que consignan tiempos y espacios muy
lejanos, debido a esta idea cíclica que tienen.
 Análogamente, resulta explicable que en todos los textos
históricos de los mayas a partir de la Conquista se diga: ´y
llegará otro tiempo« µ o ´vendrán los antiguos reyes « ´,
porque además, son textos hechos desde la clandestinidad, es
decir, en la resistencia, donde los sobrevivien tes intentaban
recu perar lo poco que les quedaba después de la llegada de
los espa ñoles· y desde luego que tienen la idea de que vendrá
otro tiempo y otros mayas, refiere la especialista.
 En su sistema de creencias, y en el contexto de la dominación
extranjera, los mayas estaban seguros de que eso tenía que
terminar, sim plemente porque concluiría el ciclo y llegaría un
ciclo nuevo. y, según su lógica, si ahora estaban sometidos, en el
siguiente ciclo tendría que cambiar la correlación de fuerzas. A
eso se le llama esperanza.

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