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Aut ores
Reali
Robin Aroldost asMontalvo # 2
Agreda
Carlos Ernesto Alvarenga # 10
Jorge Emmanuel Castro Chiliseo # 29
Erick Josué Córdova Romero # 32
Jaime Roberto Duanes Sosa # 39
José Ma ría d e Pe reda
José María de Pereda nació en Polanco (provincia de
Santander, actual Cantabria) en 1833. Perteneciente a
una familia hidalga, viajó mucho por el extranjero y fue
diputado carlista, aunque más tarde se dedicó al cultivo
de sus tierras y a la literatura. Contó con la amistad de
Galdós, pese su opuesta ideología política. Murió en 1906
en su pueblo natal.
Comenzó su producción literaria como costumbrista:
inclinado al realismo con dotes de observación, publicó
Escenas montañesas. Más tarde encontraría su fórmula
ideal de la novela, al insertar aquel costumbrismo en una
visión enamorada del paisaje y de las gentes de la
montaña, con sus pasiones y su lenguaje característico.
En sus primeras novelas de este tipo (novela idilio), solía
enfrentar la paz y la ignorancia de aquella gente rústica
con las asechanzas políticas de la vida moderna (Don
Gonzalo de la Gonzalera y De tal palo tal astilla).
Defendía una tesis que hoy en día aceptarían
muy pocos. La novela idilio termina cuando
Pereda decidió renunciar a la defensa explícita
de tesis alguna. A esta segunda época
pertenecen relatos como Sotileza (epopeya de
unos pescadores cántabros) y La puchera. La
que es considerada su obra maestra es Peñas
arriba (1895), cuyo bucolismo descriptivo y el
casticismo de su estilo puede parecer hoy en
día obsoleto. Pese a ello, José María de
Pereda es considerado un gran narrador,
dotado de gran capacidad descriptiva y épica.
Leopold o Alas (Cla rín)
Clarín gozó de un gran prestigio como crítico
literario. Sus artículos evidencian su gran
conocimiento y rectitud de juicio (expresado en
muchas ocasiones con hiriente sarcasmo). Sus
artículos, que le dieron una temida autoridad
en el panorama literario español, fueron
recopilados por el autor en volúmenes como
Solos de Clarín y Paliques.
También cultivó el cuento y la novela breve;
publicó más de setenta obritas de este género.
Entre los primeros relatos cortos que compuso,
destaca Pipá (1879), que cuenta la tragedia de
un pillete ovetense. También merece mención
Adiós, Cordera, clásico idilio dramático.
Pero fundamentalmente se reconoce su faceta
como novelista, por las dos únicas novelas que
escribió: La Regenta y Su único hijo. La
primera de ellas (1885) es la más importante.
Con claras influencias de Madame Bovary de
Flaubert, presenta física y moralmente a
Vetusta (nombre metafórico de Oviedo) como
prototipo de una ciudad española, dormida en
el tradicionalismo. Utilizó Alas una técnica
naturalista; pero no pintó ambientes sórdidos
como Zola (cuya acción transcurre en medios
burgueses), sino que el pesimismo aparece
con rasgos evidentes de ternura e ironía.
Vic ente Bla sc o I báñez
Vicente Blasco Ibáñez nació en Valencia en 1867.
Mantuvo ideas republicanas radicales por las que
sufrió arrestos y destierros. Fue diputado en siete
legislaturas. En el año 1909 partió a Argentina en
busca de fortuna, pero su intento fracasó. Defendió a
los aliados durante la Primera Guerra Mundial (1914-
1918); con ese fondo escribió Los cuatro jinetes del
Apocalipsis, novela de gran éxito mundial. Siguió una
vida de millonario cosmopolita y muchos de sus relatos
fueron adaptados al cine en Hollywood. Falleció en
1928 en Menton, en la Costa Azul. Sus restos fueron
trasladados a Valencia en 1933, donde fueron
recibidos triunfalmente.
Blasco produjo una enorme obra novelesca; en ella
destacan las obras ambientadas en Valencia o en su
provincia, tan intensamente amada por el escritor (Arroz
y tartana, La barraca, Entre naranjos, Cañas y barro).
Reflejó sus ideas políticas, sociales y antirreligiosas en
La catedral o en La bodega, aunque como se ha
comentado anteriormente, su fama se debe en gran
parte a Los cuatro jinetes del Apocalipsis, que trata sobre
dramas familiares durante la Gran Guerra.