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EL instrumento y el signo en el desarrollo del nifto Lev S. VyGorsKI Y ALEXANDER R. LuRIA Titulo original: Too! and symbol in child development (1930). Agradecemos a Michael Cole la autorizacién para trabajar sobre el manuscrito original en inglés que le fue entregado por A. R. Luria. Traduccidn: Pablo del Rio Disefio de cubierta: Aner del Rio © 2007 de esta edicién: Fundacién Infancia y Aprendizaje Naranjo de Bulnes, 69 28707 San Sebastian de los Reyes (Madrid) www. fia.es/fundacion@ fia.es ISBN: 978-84-95264-07-7 Depésito legal: M-9399-2007 Impreso en Espafia-Printed in Spain Fotocomposicién: Grupo Amarillo de Disefio Impresién: Gréficas Rogar, Navalcarnero (Madrid) ‘Todos los derechos reservados. Esta publicacién no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperacién de informacién, en ninguna forma ni por ningtin medio, sea mecénico, foroquimico, clectrénico, magné- tico, electro-6ptico, por fotocopia o por cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial. Capitulo primero El problema de la inteligencia practica en la psicologia animal y en la psicologia infantil [AIlé por los inicios de la psicologia infantil y cuando ésta trataba de convertirse en rea especifica de investigacion en el campo de la psicologfa, K. Stumpf habia intenta- do describir la naturaleza de la nueva Area compardndola con la Boténica. Stumpf argumentaba asi: “Es sabido que Linneo decfa de la botdnica que era una ‘scientia ama- bilis’. Pero eso se aviene mal con la boténica actual... Si alguna ciencia merece hoy ese apelativo es la psicologia de la infancia, la ciencia de lo més preciado, querido y amable que existe en el mundo, de aquello a lo que nos empleamos con mayor dedicacién y que nos obliga a estudiatla y comprenderla”!. Esta comparacién nos lleva a un problema mucho més importante que el de la mera aplicaci6n a la psicologia infantil del calificativo que Linneo aplicaba a la Botdnica, Se trata de la filosoffa de la psicologia infantil, de la concepcién misma del desarrollo del nifio, que en toda la investigacién posterior ha partido implici- tamente de la premisa que habfa establecido Stumpf. En su perspectiva, se elevaba aun primer plano el cardcter botdnico, vegetal, del desarrollo infantil que, en sus aspectos fundamentales, se venia a concebir como un mero fenémeno de creci- miento. En ese sentido tampoco la psicologia infantil actual se ha liberado total- mente de esa tendencia boténica que atin la lastra y la impide reconocer que, fren- te al desarrollo de las plantas, el del nifio tiene un carécter distintivo. Tiene razén Gesell cuando afirma que nuestras concepciones espontaneas sobre el desarrollo infantil estén llenas de comparaciones botdnicas. Hablamos por ejemplo del creci- miento de la personalidad infantil, o denominamos jardin al sistema de educaci6n temprana, S6lo a través de un largo proceso de investigacién, que ha llevado déca- das, supers la psicologia aquella concepcién inicial de que los procesos de desarro- Ilo psiquico siguen la misma linea que el desarrollo boténico. La psicologfa actual comienza a comprender que los procesos de crecimiento no explican sino una parte del desatrollo total del nifio y que, en los procesos més comple- jos y especificos del comportamiento humano, el crecimiento en sentido estricto, pese a mantener su cardcter constituyente en el proceso de desarrollo, s6lo constituye un factor subordinado. Los procesos de desarrollo presentan transformaciones complejas y cualitativas de diverso tipo o, como dirfa Hegel, transiciones de la cantidad a la calidad y viceversa, de tal calado que no resulta aplicable la idea de crecimiento. Mas aunque la psicologia actual haya en su generalidad abandonado el modelo boténico de desarrollo del nifio, en su presente ascenso por la escalera de la ciencia pro- Liferan en ella ideas que vienen a sugerir que el desarrollo infantil no es, esencialmente, sino una variante mas compleja y evolucionada de las formas originales de comporta- miento desarrolladas en el seno del reino animal. La psicologfa infantil ha escapado asi TSegiin van der Veer y Valsiner (1994, p. 170), esta cita parece corresponder a una conferencia que dio Seampf en el primer encuentro de la Sociedad Berlinesa de Psicologia del Nifio de la que se informa en Groos (1921). (N.EE.) 14 Vygotski y Luria / El instrumento y el signo en el desarrollo del nifio del cautiverio de la boténica para caer en el de la zoologia, de modo que muchas de las actuales corrientes tratan de hallar en experimentos realizados sobre animales, las res- puestas directas a los problemas del desarrollo del nifio. Estos experimentos se trasladan sélo con ligeras modificaciones desde el laboratorio de psicologia animal a la guarderfa, de modo que uno de los més relevantes investiga- dores en este campo se vefa obligado a reconocer que los mas importantes avances metodolégicos en la investigacién infantil se debian a la zoopsicologia animal. Esta convergencia de las psicologia animal ¢ infantil ha propiciado que la investiga- ci6n psicolégica para de una base biolégica. Y en concreto ha contribuido a tematizar muchos y relevantes aspectos que vinculan el comportamiento infantil y animal en el nivel de los procesos psiquicos inferiores o elementales. Y tiltimamente asistimos a tuna etapa extremadamente paradéjica en la evolucién de la psicologfa del nifio, Bs en esta etapa en la que precisamente se escribe ante nuestros ojos el capitulo sobre el desa- rrollo de los procesos intelectuales superiores, aquellos que caractetizan al ser humano, y lo que se escribe surge como en directa continuidad con el capitulo correspondiente de la zoopsicologia animal. Es precisamente en las teorfas sobre la inteligencia prictica del nifio —cuya funcién més importance es el empleo de instrumentos— donde se refleja esta visién parad6jica con que se pretende desvelar ~inspiréndose en formas andlogas de comportamiento en los animales mas evolucionados— el misterio de la naturaleza especificamente humana que se afronta con la psicologia del nifio y los problemas de su desarrollo. Experimentos sobre la inteligencia préctica del nifio El inicio de esa nueva y fructifera serie de investigaciones lo marcan los conocidos trabajos de Khéler con monos antropoides. Es sabido que de tanto en tanto Khéler realizaba comparaciones experimentales entre las respuestas que daban los chimpancés y los nifios en condiciones similares. Esa aproximacién al problema resultarfa funesta para la investigaci6n posterior, La comparacién directa de la inteligencia préctica del nifio con acciones andlogas en los chimpancés se constituiria en el hilo conductor para toda la investigaci6n ulterior en este campo. Debido al impacto conformador de estas investigaciones podrfa pensarse que todas las investigaciones que se generan a partir de las de Khiler son continuaci6n directa de sus ideas, que lo han convertido en un clésico. Pero esa impresién es engafiosa. Si lo analizamos cuidadosamente es facil descubrir que, pese a las aparentes semejanzas externas, las nuevas investigaciones marcan una tendencia opuesta a la seguida por Kholer. Como ha sefialado acertadamente Lipman, una de las ideas fundamentales de Kohler es la de la afinidad del comportamiento humano y del de los antropoides en cuanto a la inteligencia préctica. La idea fundamental de Khler a lo largo de toda su obra es la de mostrar el parecido humano del comportamiento de los antropoides. Y para ello parte de que los comportamientos humanos correspondientes nos son a todos conocidos, técitamente, por experiencia previa. Es éste un proceso contrario al que seguirfan nuevos investigadores —tal como el propio Kohler explica muy bien al dar cuenta de los experimentos realizados por Karl Biihler— que pretendian transferir al nifio las leyes de la inteligencia practica descubiertas por Kéhler. En el relato que Bih- ler hace de sus observaciones sobre las manifestaciones més tempranas de la inteligen- cia préctica infantil afirma que “se trata de actos totalmente andlogos a los del chim- pancé, por tanto podrfamos denominar con justicia a esta fase de la vida del nifio como ‘edad del chimpancé’.... En esta edad de similitud con el chimpancé el nifio realiza sus El problema de la inteligencia prdctica en la psicologia 15 primeras pequefias invenciones, muy primitivas por supuesto, pero de una enorme importancia desde el punto de vista psicolégico.” (Biihler, 1929, pp. 48-49. Es evidente que la aplicaci6n al nifio de la metodologia de Khler requiere modifi- caciones. Pero la logica de la investigacién, su contenido psicolégico fundamental per- manece. Biihler acude al juego de agarrar cosas para analizar la capacidad del nifio de emplear instrumentos primitivos y de realizar rodeos con la finalidad de alcanzar su objetivo. En algunos de sus experimentos traslada directamente al nifio los experimen- tos de Kéhler; por ejemplo aquellos en que se requerfa extraer una anilla de un palo w otros en que se empleaba una galleta atada con un hilo. Los experimentos de Biihler le llevan a una importante conclusién: las prime- ras manifestaciones de inteligencia prdctica en el nifio son, igual que las acciones del chimpancé, totalmente independientes del habla (algo que confirmarfan més tarde los experimentos de Ch. Biihler en que las primeras manifestaciones de la inteligencia practica se sitéian atin mas temprano, entre los seis y siete meses de edad), Bithler establecié asf un hecho genético de gran importancia, que “antes del habla se da ya pensamiento instrumental” (‘Werkzeugdenken’), esto es, “la consecucién de concatenaciones mecdnicas y el hallazgo de medios mecénicos para lograr objetivos mecénicos” (Biihler, 1929, p. 51). El pensamiento activo practico antecede por tanto en el nifio a los primeros pasos del habla inteligente y es claro que constituye en el plano genético la primera fase del desarrollo del intelecto. Ya en estos experimentos se muestra claramente la idea fundamental de Biihler. Mientras a Kihler le preocupa mostrar lo que tienen de humano las acciones de los antropoides, Biihler intenta desvelar lo que tienen del chimpancé las acciones del nifio. Esa tendencia, con muy pocas excepciones, permanece invariable en los estudios de Ios investigadores posteriores. Y es aqui donde se muestra con mayor claridad el rasgo dominante de la investigacién en este campo: el peligro ~al que aludfamos mas arri- ba— de lo que podrfamos denominar “animalizacién” de la psicologia del nifio. Con todo este peligro es menor en las investigaciones de Biihler, ya que estudia al nifio en el periodo prelingiiistico, de modo que pueden cumplirse en este caso las condiciones necesarias para mantener el paralelismo psiquico entre el chimpancé y el nifio. Sin embargo puede verse que Biihler infravalora la importancia que tiene esta similitud en las condiciones: “las actividades del chimpancé son totalmente independientes del habla y en el perfodo posterior de desarrollo humano, el pensamiento instrumental y técnico esté mucho menos conectado con el habla y con los conceptos que otras formas de pensamiento” (Biihler, 1929, p. 51). Biihler parte asf del supuesto de que la relacién entze pensamiento prictico y habla que caracteriza al nifio de diez meses —la independencia de la acci6n inteligente respec- t0 del pensamiento hablado— se mantiene también en la vida adulta y que, por consi- guiente, el desarrollo del habla no provoca ningyin cambio esencial en la estructura de las operaciones de inteligencia prictica del nifio. Como veremos més adelante, no res- palda esa suposicién de Biihler la investigacién experimental dirigida a desvelar la relacién entre el pensamiento hablado conceptual? con el pensamiento préctico instru- mental. Nuestros experimentos muestran, como demostraremos més adelante, que esa Independencia de la actividad préctica respecto del habla caracteristica del mono no 2En el cexto de las Obras Escogidas la cita no es literal ni entrecomillada y en cambio seffala: ‘este perfodo abarcaba los meses 10, 11 y 12 de la vida’. (N.EE.) > Relacién entre pensamiento hablado y las ideas o conceptos, relacin entre habla y pensamiento media- do por conceptos: echevne myshlenie v ponjatiakb. (N.EE.) 16 Vygotski y Luria / El instrumento y el signo en el desarrollo del nifio tiene lugar en el desarrollo de la inteligencia préctica del nifio, que sigue de hecho una direccién opuesta; esto es, la integracién del pensamiento hablado con el pensamiento prictico. La mayorfa de los investigadores que realizan experimentos con nifios de més edad y capaces ya de hablar comparten esta suposicidn infundada de Biihler. No nos es posi- ble en este escrito realizar una revisi6n completa y detallada de las investigaciones rele- vantes sobre este problema. Abordaremos sélo aquellas conclusiones relevantes que revistan importancia capital para nuestro problema: la relacién entre la accién préctica y las formas simbélicas de pensamiento en el desarrollo del nifio. Lipmann y Bogen (1923), a través de una elegante y sistematica serie de experi- mentos, han llegado a conclusiones que difieren muy poco de la tesis de Biihler. Emplearon en ellos un método de investigacién més complejo que permiti6 captar la inteligencia prictica del nifio escolar, que por asf decir “la hiciera caet” en las redes del experimento. En términos generales Lipmann y Bogen s6lo encuentran en sus expeti- mentos la confirmacién del dogma de la similicud de la actividad préctica del nifio con el chimpancé; esto es la naturaleza psiquica esencialmente idéntica entre animales y humanos en las operaciones con instruments; la convergencia intrinseca de las vias de desarrollo de la intéligencia practica en el mono y en el nifio que en ambos casos pto- gresan hacia una mayor complejidad de los factores que determinan internamente las operaciones que nos interesan, pero sin que ello implique cambio fundamental o radi- cal alguno de la escructura. Ya Biihler sefialaba acertadamente que el nifio es mucho més inestable psicol6- gicamente, esta biolégicamente menos formado y es fisicamente menos poderoso que un chimpancé casi adulto, de cuatro a siete afios. Puede comprobarse que esta valoracién es la que predomina entre los posteriores investigadores que, aunque avanzan todo un repertorio de distinciones entre la actividad del nifio y la del chimpancé, siguen en general las lineas propuestas por Buhler y Lipmann y Bogen, de modo que siguen valorando como rasgo principal del comportamiento del nifio su sometimiento a la estructura fisica frente al chimpancé, mas sometido a la estructura visual. Si, tal como ha mostrado Kohler, en los experimentos que exigen uso de instramentos el comportamiento del mono esta detrminado funda- mentalmente por la estructura del campo visual, el factor decerminante en el caso del nifio es la “fisica ingenua”, es decir la experiencia ingenua respecto de las naturaleza fisica de su entorno y de su propio cuerpo. Bogen resume asf los resul- tados de su comparacién de la actividad de nifios y antropoides: w= mientras la acci6n fisica dependa fandamentalmente de los componentes visuales de la estructura de la sicuaci6n, s6lo se aprecia una diferencia cuantitativa entre el nifio y el mono. Pero si la situacién requiere ademés la apreciacién de propiedades fisicas de la estructura de las cosas, debernos afitmar que las acciones de nifios y chimpancés difieren. No disponemos de una explicacién nueva de este comportamiento del mono, de modo que podemos definir la distincién entre ambas conductas desde la idea de Kahler de que las acciones del mono estén determinadas fundamentalmente por lo visual, mientras que las del nifio estan determinadas fundamentalmente por las relaciones fisicas. (Lipmann y Bogen, 1923, p. 89). ‘Vemos pues que la distincién en el desarrollo de la inteligencia préctica del nifio y del mono se reduce a la sustitucién de las estructuras visuales por las fisicas, estando en ambos casos ese desarrollo determinado por factores puramente biolégicos, anclados en la distincién biol6gica entre hombre y chimpancé. Y aunque al autor no rechaza la posibilidad de que, como resultado de nuevas investigaciones sobre la actividad de los simios, se produzca un cambio en esta tesis, apenas conffa en que un cuidadoso estudio de la actividad infantil proporcione evidencias para revisar esa tesis. El problema de la inteligencia practica en la psicologia No es pues de extrafiar que al terminar sus experimentos Lipmann y Bogen se hayan visto forzados a reconocer que hay mucho en las descripciones de Kohler sobre el chim- pancé que es pertinente en relacién al nifio, Con todo, se manifiestan en cierta medida en oposicién a Kéhler cuando afirma que al abordar la descripcién de la actividad préc- tica nos enfrentamos a una serra incognita, a un drea totalmente por explorar, Por ¢s0 no es prudente confiar @ priori en que la comparacién encre la actividad del nifio y del mono aporte algo esencialmente nuevo. Para Lipmann y Bogen la importancia de su investi- gaciOn se centra en que ha permitido mostrar con mayor clatidad las similitudes y dife- rencias ya establecidas por Kéhler. No nos debe sorprender por tanto que finalicen el informe sobre sus expetimentos confesando que si hubieran sido nifios los sujetos del estudio de Kahler, los resultados de su propios estudios sobre la enseftanza de la inteli- gencia practica no habrian mostrado un cuadro basicamente distinto del esbozado tan convincente y brillantemente en sus experimentos con monos. Afirman pues que “Debemos concluir, al menos en lo que avalan nuestros experimentos, que no es posible establecer durante el proceso de ensefianza una diferencia cualitativa entre el comporta- miento del nifio y el del mono.” (Lipmann y Bogen, 1923, p. 100)‘. Las investigaciones posteriores en este campo difieren poco en principio de lo aporta~ do por Biihler y Bogen. Las investigaciones realizadas sobre nifios poco dotados y con retraso mental siguen muy de cerca los métodos de Kihler, como es el caso en los que se incluyen en el libro de Schliieer?. Lo mismo ocurte en la aplicacién de estos experimentos en el campo de la selecci6n psicorécnica y en nifios sordomudos, en su uso como pruebas no verbales y, finalmente, en su uso sistematico para el estudio comparativo entre nifios de distinta edad: ninguno de esos estudios aporta hallazgos esenciales es este campo. ‘Tomemos como ejemplo uno de los tiltimos estudios, publicado en 1930, que se realiz6 también siguiendo los experimentos de Kohler. Los experimentos, llevados a cabo con todo cuidado, fueron realizados por Paul Brainard (1930) y reprodujeron exactamente, paso a paso, los experimentos de Kéhler. El autor concluye que todos los nifios sometidos a prueba mostraban en general una idéntica actitud, las mismas habi- lidades e iguales métodos de soluci6n. Brainard afirma que aunque los nifios de mayor edad las resuelven mas facilmente, lo hacen mediante los mismos procesos; y el nifio de tres afios choca en Iineas generales con las mismas dificultades que el mono kéhle- iano. Mientras que el nifio tiene la ventaja del habla y de comprender las instruccio- nes los monos tienen la ventaja de poseer brazos més largos y mayor experiencia en la manipulacién de objetos voluminosos. Se equipara aqué de partida la respuesta del nifio de tres afios con la del mono, mientras que el habla -y digamos de pasada que su presencia en el proceso de solucién de los problemas pricticos es seftalada por todos los autores~ es considerada como un factor secundario y equiparada a la longitud del brazo del mono. En lo que no caen la mayoria de los investigadores es en que el nifio adquiere con el habla un actitud esen- cialmente distinea hacia la situacién global en que se produce la solucién de la tarea prictica y en que, desde el punto de vista psicol6gico, esas acciones pricticas del nifio adquieren una estructura completamente distinta. Al resumir Brainard los resultados de sus experimentos afirma explicitamente: “los resultados muestran que la respuesta de un nifio de tres afios es casi idéntica a la de un chimpancé adulto. "(Brainard, 1930, p. 289). “Ta cita no es literal: Lipman y Bogen emplean el término aprendizaje en vez de ensefianza y ponen en cursiva comportamiento. (N.EE.) 5 Esta mencién al libro de Schliiter no aparece en la versidn de las Obras Escogidas (Vygotski, 1930/1984). (NEE.) ©Literalmente dice “un nitio de tres afios tiene aproximadamence las mismas dificultades en resolver los problemas que tuvieron los monos de Kéhler.” (N.EE.) Vygotski y Luria / EI instrumento y el signo en el desarrollo del nifio El primer intento por desvelar, no ya las similitudes, sino también las diferencias entre la inteligencia prictica del niio y la del mono fue llevado a cabo en el laboratorio de M. Ya, Basov. En la introduccién a su serie de experimentos, S. A. Shapiro y Ye. D. Guierke’ sefialan que en el caso humano la experiencia social desempeita un papel fun- damental. Y escriben: “aunque planteemos un paralelismo entre el chimpancé y el nifio, lo haremos siempre contando con este hecho”. Estos autores aprecian el efecto de la experiencia social en el hecho de que el nifio desarrolla, mediante la imitaci6n y la aplicacidn de instrumentos u objetos, y siguiendo una pauta determinada, no s6lo modos ptedefinidos y estereotipados de acci6n, sino que aprende también a dominar el principio mismo inherente a esa actividad, Y contintian: Las acciones reperidas se acumulan unas sobre otras como en una fotografia colectiva por multi-expo- sici6n, de modo que los rasgos comunes adquieren mayor claridad y las diferencias aparecen desenfo- cadas. E] resultado final es un esquema cristalizado un principio de accién definido. A medida que adquiere experiencia el nifio adquiere también un mayor ntimero de modelo de aquello que entiende Estos modelos vienen a representar un disefio acumulativo y refinado de aquellas acciones previas del ‘mismo tipo y, ala vez, un esbozo de los tipos de accién posibles hacia el futuro. (Shapiro y Guierke, 1930, p. 56 de la versién al inglés). No nos detendremos en sefialar que estos esbozos —que recuerdan la fotografia colectiva de E. Galton’ resucitan en el tema de la inteligencia préctica, la teorfa ya hace tiempo abandonada en psicologia de la formacidn de conceptos o de ideas ‘genéricas que se corresponderia con el significado de la palabra. Tampoco entrare- mos en el problema de hasta qué punto introducen —mediante los esbozos de solu- cidn de problemas— el factor al que se refieren como funci6n adaptativa a las nue- vas circunstancias (y por tanto distinto en principio del intelecto) que se formarfa de una manera mecénica como resultado de la repeticién, Nos limitaremos a sefia- lar que en este caso se comprende la experiencia social tinicamente en el sentido de la presencia de patrones viables que el nifio pueda encontrar en su entorno. Enten- dida asi, la experiencia social sin cambiar nada en la estructura interna de las ope- raciones del nifio, aporta simplemente a dichas operaciones otro contenido, forma una serie de clichés, una serie de formas motoras estereotipadas que el nifio aplica a la soluci6n de un problema. Cierto es que Shapiro y Guierke, como la mayorfa de los investigadores, se ven obli- gados a sefialar “el papel especifico desempefiado por el habla” en su descripcién de sus experimentos, Sin embargo definen de manera extrafia su papel, puesto que, tal como ellos lo expresan “el habla reemplaza y compensa la adaptacién real, pero no sirve como puente que Ileve a la experiencia pasada y a un tipo puramente social de adapta- cién, que se alcanzaria a través del experimentador.” (Shapiro y Guierke, 1930, p. 89 de la versién al inglés). El habla no crea por tanto una nueva estructura bésica para la actividad préctica del nifio y se sostiene la vieja tesis de la prevalencia de los esquemas predefinidos en la conducta infantil, recurriendo a clichés extraidos de los archivos de la experiencia pasada. Bl elemento nuevo en esta investigaci6n es que se contempla el habla como un susticuto para reemplazar una accién no exitosa mediante una palabra 0 la accién de otra persona, 78.A. Shapiro y Ye. D. Guierke eran colaboradores de Mijail Basov y sus técnicas experimentales fueron tuna de las fuentes desde las que Vygorski desarrollaria su método de la doble estimulacién. El capitulo al que se reliere Vygorski es de Shapiro y Guierke (1930). (N.EE.) 8 Galton desarsollé el método de la llamada fotografia colectiva, muy popular a principios del siglo XX. que condensa en una sola forograffa los rostros de muchas personas. El resultado es que los rasgos simila- res se manifiestan y los individuales se anulan. Galton encuentra en este método una buena analogfa del supuesto mecanismo psicolégico de la formacién de conceptos. Debe recordarse que més recientemente Eleanor Rosch (1973), en su modelo de los conceptos o categorias naturales, emplea también, entre otros cuatro recursos merodolégicos, este de lo que ella denomina “forma promedio”. (N.EB.) Podriamos com esto terminar nuestra revisién de las investigaciones experi- mentales mas relevantes sobre este problema. Pero desearfamos, antes de pasar a lls conclusiones gencrales, llamar la atencién del lector sobre un trabajo publica- do recientemente, ya que permite apreciar con claridad aquello de que adolecen todos los erabajos revisados y concretar asf nuestro punto de partida para una solu- cin distinta del problema. Nos referimos a la investigacién de Guillaume y Meyerson (1930) al que tendremos ocasién de volver otra vez en este capitulo. Estos autores dedican su estudio al uso de instrumentos por el mono; no incluyen nifios en los experimentos. Sin embargo, al comparar los resultados de su investi- gacién con la actividad correspondiente en los humanos, concluyen que la con- ducta del mono encuentra su andlogo en la conducta del humano que padece afa- sia; esto es, en la conducta de una persona privada de habla, Creemos que esta indicacién es muy significativa y que apunta directamente al corazén del problema. En resumen, llegamos asi, tras dar la vuelta completa al circulo, a las palabras con que iniciabamos esta revisi6n, Si, tal como confirman los experimen tos de Bithler, la actividad préctica del nifio es, antes del desarrollo del habla, idéntica a la del mono, entonces y tal como confirma la investigacién de Guillaume y Meyer- son, la actividad del humano afectado de afasia, parece de nuevo andloga, debido a un proceso patol6gico, a la actividad del mono. Pero ¢podemos por ello decir que toda la variedad de formas de la actividad practica humana situada entre estos dos casos extre- mos, que toda la actividad préctica del nifio hablante es también andloga en cuanto a su estructura y su proceso psiquico de la actividad de los animales sin habla? Esa es la cuestién crucial a la que es preciso responder. Y aqui debemos volvernos hacia nuestra propia investigacién experimental, llevada a cabo por nosotros mismos y nuestros colaboradores, y basada en premisas bésicamente distintas de aquellas de que partieron casi todas las investigaciones descritas hasta aqui. Nuestra investigaci6n tenfa como primer objetivo arrojar luz sobre los rasgos espe- cificamente humanos en el comportamiento infantil y sobre cémo fueron establecidos estos rasgos hist6ricamente. En el problema de la inteligencia préctica nuestro interés prioritario era la historia y el origen de aquellas formas de actividad practica que podia considerarse como especificamente humanas. Tenemos la impresin de que en muchas de las investigaciones anteriores, que parten de la premisa metodoldgica fundamental de la psicologia animal, falta esta importante dimensién, Es claro que estas investigaciones tienen la mayor impor- tancia, ya que nos muestran los vinculos entre las formas humanas de actividad y sus comienzos biolégicos en el mundo animal, Sin embargo s6lo registran en el comportamiento infantil lo que es herencia de formas animales anteriores de pen- samiento. Debido al punto basicamente distinto de partida, quedan fuera del alcance de estos investigadores hechos determinantes: el nuevo modo de posicio- narse ante el entorno tipico del hombre, las nuevas formas de actividad que llevan al desarrollo del trabajo como forma determinante de la relacién humana con la naturaleza, o la conexién entre el uso de instrumentos y el habla. Trataremos ahora de analizar este problema a la luz. de nuevas investigaciones experimentales dirigidas a desvelar las formas especificamente humanas de inteligencia practica en el nifio y sus principales lineas de desarrollo. 2° Cerramos aqui este epigrafe ~al igual que lo hace la versiGn inglesa— omitiendo cinco paginas de la ver- sién que aparece en las Obras Esogidas (desde el segundo pérrafo de la p. 14 hasta el final de la p. 18 de la edicién rusa) por las mismas razones que los editores de la edicién inglesa: estas cinco paginas incluyen repeticiones licerales innecesarias (de partes que se incluyen en los epigrafes siguientes) y que son fruco de la manipulacién editorial para editar la obra seleccionada. Las pp. 14 y 15 son repeticiones del texto citado en las pp. 69-70; las pp. 15 y 16 de las pp. 74-75 y las pp. 16 y 17 de las pp. 71-72, todas del ori- ginal ruso. (N.EE.) 20 Vygotski y Luria / El instrumento y el signo en el desarrollo del nifio La funcién del habla en el empleo de instrumentos: el problema de la inteligencia practica y verbal Este capitulo aborda dos problemas de gran importancia psicolégica: el uso de ins- trumentos y el uso de simbolos; hasta hoy han venido siendo tratados en psicologia como procesos separados e independientes entre sf. Durante muchos afios la opinién cientifica ha mantenido que las acciones de inteli- gencia préctica vinculadas al uso de instrumentos no mantenfan una relacién sustan- Gial con el desarrollo del signo o las operaciones simbélicas, tales como el habla. La literatura psicolégica ha ignorado practicamente la cuestién de las relaciones genéticas y estructurales entre ambas funciones. “Toda la informacién que pudiera obtener la ciencia moderna ha Ilevaclo més bien al tratamiento de estos dos procesos psfquicos como dos lineas independientes de desa~ rrollo que, aunque pudieran estar en contacto, no tenfan bésicamente nada en comtin. En su obra clasica sobre el uso de instrumentos por los monos, Kéhler obtuvo lo que podrfamos denominar la cultura pura de la inteligencia prictica que, aunque apre- ciablemente desarrollada, no guarda relacién con el uso de simbolos. Tras describir brillantemente ejemplos del uso de instramentos por los antropoides, muestra en sucesivas investigaciones la inutilidad de los intentos por desarrollar en los animales ni siquiera las operaciones mas simples con signos y simbolos. Se demostraba asi que la inteligencia practica del mono mantenfa una total independencia de la actividad sim- bilica. Los intentos posteriores por desarrollar el habla en monos (ver los trabajos de Yerkes y Learned)? dieron también resultados negativos, mostrando asf una vez mas que la conducta préctica ideacional del animal es completamente auténoma y separada de la actividad simbélica del habla y que, pese a la similitud en el aparato vocal huma- no y de los monos, el habla sigue estando més alld del alcance del mono. Aceptar que podrfan observarse en casi todo su alcance los inicios de la inteli- gencia practica en los prehumanos y en el periodo pre-verbal llevé a los psicélogos a asumir que el uso de instrumentos, que se inicia como una operacién natural, permanecfa tal cual en el nifio. Todo un ctimulo de autores se embarca en la inves- tigaci6n de las operaciones pricticas en nifios de diferentes edades, e intentan definir con la mayor precisidn posible el perfodo de edad en que la conducta del nifio es similar en todos sus aspectos a la del chimpancé. La presencia del habla en el caso del nifio fue contemplada por estos autores como algo exégeno, secundario ¢ independiente de las operaciones practicas. Como mucho se consider6 que el habla era un elemento que acompafiaba las operaciones de la misma manera que los arménicos acompafian a la melodia. El curso normal en el estudio de las leyes de la inteligencia préctica fue pues el de ignorar el habla: la actividad préctica del nifio se analizaba mediante la simple sustraccién mecénica del habla del conjunto del sistema de actividad del nifio. Entre los autores que investigaban [a historia natural de fa inteligencia préctica la tendencia comin fue analizar por separado el uso de instramentos y la actividad sim- bélica. Por su parte, los psicélogos que estudiaban el desarrollo de los procesos simbé- licos en el nifio siguieron la misma légica; se abordé el origen y el desarrollo del habla, y el de todas las demés acciones simbélicas, como un factor que no estaba conectado con la organizacién de la actividad practica del nifio, y éste tiltimo fue contemplado como una mera res cvgitans. Esa aproximacién al lenguaje desembocaba inevitablemen- te en la afirmaci6n del intelectualismo, y los psicdlogos, més inclinados a estudiar el 10 Ta referencia es a Yerkes y Learned (1925). (N.EE.) El problema de la inteligencia préctica en la psicologia 21 . desarrollo de la actividad simbélica no tanto como una historia natural cuanto como historia espiritual, solfan atribuir la emergencia de esta forma de actividad al descubri- miento esponténeo por parte del nifio de la relacién entre los signos y su significado. Es muy cierto que ese feliz momento constituye para el nifio, segtin la conocida frase de W. Stern, “el mayor descubrimiento de su vida” (Stern, 1927, pp. 135-136)!). Diversos autores sittian ese momento entre el primer y el segundo afio de la vida del nifio, consideréndolo un producto de su actividad consciente. Se cancela de este modo el problema del desarralla del habla y de las otras formas de actividad simbélica, pre- sentndolo como un proceso puramente ldgico que se proyecta sobre la infancia tem- prana y que contiene ya en sf en su plenitud todos los estadios del desarrollo ulterior. Al investigar separadamente las actividades simbélicas del habla por una parte, y las de la inteligencia prictica por otta, se desprendfa que el andlisis genético de estas funcio- nes llevaba a considerarlas como procesos originados por causas totalmente distintas y, cuando aparecfan participando ambos en la misma actividad, se consideraba esa coinci- dencia como un factor puramente accidental desprovisto de significado psicolégico tele- vante. Incluso cuando el habla y el uso de instrumentos se presentaban estrechamente entrelazados en la misma actividad, se los trataba de manera separada y como procesos pertenecientes a categorias completamente distintas de fendmenos independientes, invo- cando en el mejor de los casos, para explicar su coincidencia, razones externas. MGs, si aquellos autores que estudiaban la inteligencia prctica a través de la histo- ria natural Ilegaban a la conclusi6n de que sus formas nacurales no guardaban la menor relacién con la actividad simbolica, los psicdlogos infantiles que estudiaban el habla Hegaban, desde el lado contrario, a un supuesto parecido. Como fruto de sus observa- ciones del desarrollo del nifio establecfan que a lo largo de éste, la actividad simbélica que acompafia la actividad general del nifio manifiesta su naturaleza egocéntrica aun- que, por estar esencialmente separada de la accién, no interactdia con ésta sino que transcurre meramente en paralelo con ésta. Piaget sostiene esta posicién en su descrip- cién del habla egocéntrica del nifio, y no acribuye al habla ningtin papel relevante en la otganizacién del comportamiento infantil; tampoco admite su funcién comunicativa, aunque se vea obligado a aceptar su importancia préctica Una setie de observaciones nos llevaron a considerar el absoluto desacierto de estudiar por sepatado la inteligencia préctica y la actividad simbélica. Si la una ha podido existir sin la otra en los animales superiores, debemos colegir de ello que la combinacién de los los sistemas es justamente lo que podemos considerar caracteristico del complejo com- portamiento humano. De modo que la actividad simbélica comienza a desempefiar un cometido organizativo especifico, penetrando en el proceso del uso de los instrumentos y ptopiciando la aparicién de formas bésicamente nuevas de comportamiento. ‘Acesa conclusién nos ha Ilevado el estudio cuidadoso de la conducta infantil, y nue- vvas investigaciones que nos han permitido establecer aquellos rasgos funcionales que le son privativos y que, al tiempo que le diferencian estrictamente del animal, definen lo especifico del comportamiento del nifio como ser humano. La investigacién posterior nos ha convencido de la falsedad de las dos posiciones comentadas més artiba que contintian dominando la escena, y que consideran la inteli- ‘gencia préctica y el pensamiento verbal como dos lineas separadas e independientes de desarrollo. Como hemos visto, la primera de ellas adopta la forma extrema de la corriente zoolégica que, una vez ha encontrado en los antropoides la raéz natural del comporta- miento humano, trata de estudiar las formas superiores del trabajo y del pensamiento hhumano como una prolongacién directa de esas raices, ignorando el salto dado por el 1-Ver en Vygotski (1934/1982/1993) los comentarios que dedica a la obra de Stern. (N.EE.) 22 Vygotski y Luria / El instrumento y el signo en el desarrollo del nitio hombre en su trénsito a la existencia social. La segunda posicién, que proclama el origen independiente de las formas superiores del pensamiento verbal calificandolo como “el mayor descubrimiento en la vida del nifio”, que éste realiza en el umbral de su segundo afio de vida y que consiste en el descubrimiento de la relaci6n entre el signo y el significa- do, expresa ante todo una forma extrema de espiritualismo caracteristica de aquellos psi- c6logos actuales que contemplan el pensamiento como un acto puramente espiritual. El habla y la accién préctica en la conducta infantil Nuestra investigacién, ademés de convencernos de la falacia de ese acercamiento, nos ha llevado a una conclusién positiva: que ef gran momenta genétien del desarralla intelec. tual a partir del cual surgen las formas puramente hamanas de la inteligencia prdctica y de la inteligencia cognoscitiva, se praduce mediante la unificacién de esas dos lineas independientes de desarrollo, hasta entonces separadas. ~# Sélo durante el perfodo preverbal del nifio es comparable la actividad instrumental infantil con la del antropoide. Tan pronto como incluye el habla y el uso de signos sim- bélicos en la manipulacién, ésta se transforma totalmente y supera las anteriores leyes naturales, engendrando por vez primera formas propiamente humanas de operacién instrumental. Desde el momento en que, con ayuda del lenguaje, comienza el nifio a dominar su propio comportamiento y enseguida a aduenarse de la situacién, surge una forma totalmente nueva de comportamiento y nuevas formas de relacién con el entorno. Asistimos aqui al nacimiento de las formas especificamente humanas de conducta que, al romper con las formas animales de conducta, crearin posteriormente el intelecto para constituir a continuacién la base del trabajo, que es la forma especificamente _ humana de empleo de instrumentos. Esta unificacién se manifiesta claramente en el ejemplo genético experimental que tomamos de nuestra investigacién. La primera de las observaciones de un nifio en una situacién experimental similar a la sicuacién experimental en que Kdhler observaba la utilizacién préctica de instrumentos por el antropoide muestra que, para alcanzar su meta el nifio no actéia simplemente, sino que al mismo tiempo habla. Por regla gene- ral, el lenguaje aparece en el nifio de manera espontanea y se mantiene a lo largo de todo el experimento. El lenguaje muestra una gran persistencia y se incrementa cada vez que la situacidn se complica y la meta se hace més dificil de alcanzar. Como se muestra en los experimentos de nuestra colaboradora R. B. Liévina'2, los intentos por interferir el habla del nifio, o bien no tenian éxito, o cuando lo obtenian, detenian la accién del nifio y congelaban totalmente su conducta. ~> En este tipo de situacién parece natural y necesario que el nifio hable segtin acti. La impresién que sacaron los experimentadores és que el habla no segufa simplemente a la actividad préctica, sino que desempefiaba algtin tipo de papel concreto, relativa- mente importante. Como resultado de experimentos parecidos tenemos la impresién de que el investigador se enfrenta a dos hechos importantes: 1. El habla del nifio es parte necesaria e inseparable del proceso, tan importante como la accién misma, para alcanzar la meta. La impresién del experimentador es que el nifio no habla simplemente de lo que est haciendo, sino que para él su habla y su acci6n son en este caso una misma y tinica funcién psiquica compleja encaminada a resolver el problema Como sefialan van der Veer y Valsiner (1994, p. 171), Liévina fue una de las pocas colaboradoras vincu- Jadas a la tradici6n de Vygotski y Luria (ver Liévina y Mozorova, 1984). Interesada fundamentalmente en la defectologia, Liévina llevé a cabo experimentos con nifios que acercaron las diferencias entre las posiciones sostenidas por Shapiro y Gerke y las intuiciones teéricas de Vygotski. El tipo de experimen- tos a los que Vygorski se esté refiriendo aqui pueden consulearse en inglés en Liévina (1981). (N.EE.) El problema dé la inteligencia practica en la psicologia 23 (O® 2. Cuanto més compleja es la accién requerida y menos directa es la via de solucién, tanto més importante es el papel que desempefia el habla en todo el proceso. Algunas ) veces, el habla adquiere tal importancia que sin ella el nifio se muestra definitivamente \ incapaz de culminar la tarea. Estas abservaciones nos llevan ala conclusién.de que ef niito resuelve una -tarex prdctica no silo mediante sus ojos sus: manos, sino también con la ayuda del habla, Esta nueva y emer- ‘gente unidad de percepcién, habla y accién, que -conduce a la reconstruccién de las eyes del campo visual, constituye el auténtico y vital objeto de andlisis de la investiga- cién dirigida a estudiar el origen de las formas especfficamente humanas de comporta- miento. ‘También logramos establecer, mediante la investigacién experimental del habla egocéntrica del nifio cuando esta inmerso en una u otra actividad, otro hecho que reviste gran importancia para explicar la funcién psiquica y para describir genética- mente esta etapa en el desarrollo del habla del nifio. Se trata de que el coeficiente de habla egocénttica, calculado siguiendo la pauta de Piaget, aumenta a medida que se introducen dificultades e interferencias en la actividad. Nuestros experimentos han mostrado que en el grupo dado de nifios, ese coeficiente casi se duplica en aquellos momentos en que tales dificultades aparecen, Este hecho obliga a asumir que el habla egocéntrica del nifio comienza desde muy temprana edad a desempefiar una funcién de pensamiento primitivo con ayuda del habla: el pensamiento en voz alta. Un anilisis posterior sobre la naturaleza del habla empleada y del tipo de conexiones con las difi- cultades aparecidas confirman plenamente este supuesto. __Apoydndonos en estos experimentos hemos elaborado la hipétesis de que debe con ala itrica del nifio como una forma de transici6n entre el habla externa y el habla interna, Segtin esta hipdtesis, el habla egocéntrica es, psicol6gica- mente y si atendemos a su funcién, habla interna, aunque si atendemos a su forma expresiva, es habla externa. De acuerdo con esto nos inclinamos a adscribir al habla egocéntrica la misma funcién que desempefia el habla interna en el desarrollo de la conducta del adulto, esto es, una funcién intelectual. Desde un punto de vista genéti- co, nos inclinamos por presentar la secuencia general de las etapas fundamentales de desarrollo del habla tal como, por ejemplo, las formula J. Watson: habla externa —el susurro — habla interna; o, en otras palabras: habla externa > habla egocéntrica > habla interna. ¢Qué es lo mas destacable cuando comparamos cémo resuelve un problema précti- col nifio que ha dominado el habla con cémo lo hace un mono? Lo primero que sorprende al experimentador es una incomparablemente mayor libertad en las operaciones que lleva a cabo el nifio, la incomparablemente mayor inde- pendencia que éste demuestra respecto de la estructura de la situacién préctica o visual directamente presentada. El nifio construye un ntimero significativamente mayor de posibilidades en palabras de las que el mono puede realizar en la acci6n. Puede asf libe- rarse més facilmente del vector que concentra su atencién directamente en la meta y ejecutar una serie de acciones preliminares, empleando para ello una cadena compara~ tivamente larga de métodos instrumentales auxiliares. En el proceso de solucién de la . La conducta de los nifios més pequefios en la situaciones que hemos descrito constituye por tanto una intrincado complejo en el que se mezclan los intentos directos por alcanzar la meta, el uso de instrumentos, y el habla. ¥ ésta, ya esté dirigida a la persona que administra el experimento, ya acompafie simplemente la acci6n, ya se emplee como si reforzara la accién o, finalmente —por chocante que parezca— apele directamente al objeto. Considerada al margen de su dindmica, esta extrafia fusion de habla y acci6n resulta incomprensible. Si la analizamos sin embargo en el plano genético, siguiendo el desarrollo infantil en cada una de sus etapas 0 al menos en forma condensada mediante un cierto mimero de experimen- tos secuenciados, esa mezcla extrafia de dos formas de actividad desvela de forma muy definida tanto su fancién en la historia del desarrollo infantil como la légica interna de su propio desarrollo: 15 Como sefalan van der Veer y Valsiner, esta alusién a la inseparabilidad de habla y accién remite proba- blemence a que en los experiments del tipo de los de Kahler se empleaban como modalidades aleerna- tivas las de acci6n y de habla. Actualmente es también habitual que el habla se programe para muchos expetimentos como una variable separada de otras mediaciones (como imagenes 0 diversas mediaciones artefactuales), elidiendo o dificultando asf la observaci6n sobre su interaccién. (N.EE.) £1 problema de la inteligencia practica en la psicologia 31 Nos ocuparemos a continuacién de dos aspectos en la dindmica de este complejo proceso que desempefian un papel decisivo en la aparicién en el nifio de las formas superiores de control de su propia conducta. La funcién del habla socializada y egocéntrica El primer proceso que hemos estudiado (el habla egocéntrica) esté relacionado con la formacién del habla para uno mismo que, como se decia més arriba, regula las acciones del nifio y le permite culminar una tarea determinada de manera organizada, gracias al control previo de si mismo y de su actividad. ‘A través de un atento examen de los registros de nuestros experimentos con nifios pequefios podemos observar que, ademas de apelar al experimentador en busca de ayuda, el nifio realiza todo un despliegue de habla egocéntrica. Sabemos ya que las situaciones complicadas elicitan un exceso de habla egocéntrica y que, bajo condicio- nes mucha dificultad, casi se duplica el coeficiente de habla egocéntrica respecto de las situaciones no dificiles. En otra investigacién en que estudidbamos con mayor detalle la conexi6n entre habla egocéntrica y las dificultades afrontadas por el nifio, planifica- mos experimentalmente los niveles de complejidad en las actividades del nifio. Esté- bamos convencidos de que las situaciones que exigen el empleo de instrumentos, cuyo aspecto fundamental es la imposibilidad de las acciones directas, proporcionan las mejores condiciones para que surja el habla egocéntrica. Los hechos confirmaron ese supuesto. Los dos factores psicolégicos relacionados con las dificultades (la respuesta emocional y la desautomatizacién de la accién que exige la inclusién del intelecto en el proceso) determinan en lo esencial tanto la naturaleza del habla egocéntrica como la situacién que comentamos. Para poder comprender correctamente la naturaleza del habla egocéntrica y su funcién genética en el proceso de socializaci6n de la inteligencia ptctica del nifio debemos atender a lo que muestran nuestros experimentos y que ya hemos destacado: que el habla egocéntrica esté vinculada con el habla social del nifio a través de miles de etapas de transicién. Con mucha frecuencia no pudimos compren- der estas formas transitorias con suficiente claridad como para asociarlas a tal o cual expresi6n del nifio. La similitud y la interrelaci6n existente entre ambas formas de habla se reflejan en los estrechos lazos que mantienen las funciones del nifio que posi- bilican ambas formas de su actividad verbal. Seria erréneo pensar que el habla social del nifio se limita a peticiones de ayuda al experimentador: siempre presenta aspectos emocionales y expresivos ¢ informacién sobre lo que trata de hacer. Basta con obstruir su habla social durante el experimento (Io que puede hacer el experimentador abando- nando la sala o dejando de contestar sus preguntas por ejemplo) para que el habla ego- céntrica se incremente de inmediato. Si en los primeros estadios de desarrollo infantil el habla egocéntrica no contiene atin indicaciones sobte el método de solucién de un problema determinado, al menos si'se apunta por primera vez a éste mediante el habla dirigida al adulto. Impotence para alcanzar directamente su fin, el nifio se vuelve hacia el adulto y formula verbal- ‘mente el método que él mismo es incapaz de aplicar directamente. Y el mayor cambio producido en el desarrollo del nifio se da cuando este habla socializada, anteriormente dirigida al adulto, se ezelve hacia sf mismo; cuando, en lugat de apelar al experimentador con un plan pata resolver el problema, el nifio apela a sf mismo. En este segundo caso el habla que interviene en la soluci6n, pasa desde la categorta de funcién inter-pstquita, a la de funcién intra-psiquica. El nifio se aplica a sf mismo el método de conducta que antes aplicaba a otro, o7ga~ nizando ast su conducta individual segiin la forma social de conducta. La fuente de la activi- dad intelectual y del control sobre su conducta en la resolucién de problemas précticos 32 Vygotski y Luria / El instrumento y el signo en el desarrollo del nifio complejos, no es consecuentemente la invencién de algtin tipo de accién Iégica pura, sino la aplicacién de una actitud sacial hacia sé mismo, la transferencia de una forma social de conducta a la organizacién de su propia psique. Laserie de observaciones realizadas nos permice rastrear la compleja senda que reco- rre el nifio en su trinsito a la interiorizaci6n del habla social. Es en aquellos casos que hemos citado en que el experimentador ~a quien el nifio habfa pedido ayuda— abando- na la escena del experimento, donde se muestra con mayor claridad este momento decisivo, Es en esta tesitura, en la que el nifio se ve privado de la posibilidad de apelar al adulto, cuando la funcién socialmente organizada recurre al habla egocéntrica y en que las sugerencias sobre las vias de resolucién del problema llevan gradualmente a su realizacién independiente. Esta serie de experimentos consecutivos disefiados en secuencia temporal permiten asf identificar una serie de etapas del proceso y nos permiten comprender més clara~ mente la formacién de un nuevo sistema de conducta de caricter social. La historia de este proceso es, consecuentemente, la historia de la socializaci6n de la inteligencia prictica del nifio y, a la vez, la historia social de sus funciones simbélicas. El cambio de Ja funcién del habla en la actividad practica Nos gustaria identificar una segunda transformacién producida durante nuestros experimentos en el habla del nifio, que no es menos importante. Al sacar a la luz las interrelaciones entre las acciones del nifio y su habla a lo largo del tiempo, y al estudiar su estructura dindmica, pudimos establecer este hecho: esa estructura no permanece constante a lo largo de los experimentos; el habla y la accién estén interrelacionados en tun sistema mévil de funciones en que sus interconexiones son de carécter inestable. Dejaremos de lado ciertos cambios complejos relevantes en otro Ambiro, con- centrandonos en el cambio funcional fundamental que se produce en el sistema y que tendré una influencia decisiva en su devenir, provocando su reconstruccién interna: el habla del nifto, que previamente ha venido acompaitando su actividad reflejan- do su volubilidad inconexa y cabtica, se va acercando progresivamente hacia los puntos de inflexién e inicio del proceso, de modo que comienza a anticipar la accién y a iluminar la accién en que se piensa pero que arin no se ha realizado. En el desarrollo del intelecto préctico observamos un proceso andlogo al que tiene lugar en otro proceso funcio nal dindmico: el habla que acompafia al dibujo. Del mismo modo que el nizio dibuja y s6lo post factum al ver los resultados de su obra, reconoce y declara verbal- mente el tema del dibujo, también en la operacién practica el nifio comienza des- cribiendo verbalmente el resultado de las operaciones o sus componentes concre- tos. A lo més, el nifio no declara el resultado, aunque indica el momento de la accién anterior a éste. Del mismo modo que en el desarrollo del dibujo se da una transicién de modo que la denominacién del tema de! dibujo pasa al inicio del proceso, en nuestros experimentos, el nifio pasa a describir verbalmente “el plan de accién” justo antes de comenzar, anticipando asf su despliegue posterior. Un cambio asi no representa simplemente el desplazamiento temporal del habla respecto de la accién, sino el traslado del centro mismo del sistema funcional, En la primera etapa el habla sigue a la accién y la refleja, y atin cuando amplifica su resulta- do, permanece estructuralmente subordinada a dicha accién y es elicitada por ésta; en la segunda etapa el habla se traslada el inicio de la accién y comienza a dominar ésta ya dirigirla, determinado tanto su objeto como su desarrollo, La segunda etapa sefiala por tanto el nacimiento de la funcién planificadora del habla, de modo que ésta pasa a determinar la direccién de las acciones futuras. El problema de |a inteligencia practica en la psicologia 33 ‘Tradicionalmente se ha estudiado la funci6n planificadora del habla con indepen- dencia y atin en contraposicién de su funci6n refleja. El andlisis genético nos muestra sin embargo que esta oposicidn se plantea desde la mera construccién légica de ambas fanciones. Pero hemos notado en nuestros experimentos que existen diversas formas de conexién interna entre ambas fanciones, de lo que se sigue que la transicién de una fancién a la otra y el desarrollo de la funcién planificadora del habla a partir de la fun- cién refleja es el mismo y crucial punto genético que conecta las funciones inferiores del habla con las superiores y el que explica su auténtico origen. El habla del nitio ~debido al hecho de que primero es un molde verbal de la accién o de sus componentes- refleja la accién y amplifica sus resultados y comienza, en una etapa posterior, a trasladarse hacia el inicio de la accién, conformendola de acuerdo com el molde dela accin anterior que habia sido previamente fijado por el habla. Nada tiene en comin este proceso de desarrollo con el proceso de la “deduccién” légica de ciertas conclusiones Iégicas a las que legarfa el nifio por el descubrimiento del principio de la aplicacién prictica del habla, Nuestros estudios de cada paso apor- tan evidencias que nos obligan a asumir que el habla recapitulativa, al formar un molde de la experiencia pasada, desempefia un papel importante en la formacién del proceso, gracias al cual se hace posible para el nifio, no simplemente acompafiar la accién con el habla, sino, ayudado por ella, explorar y encontrar la solucién correcta del problema. En cuanto el habla se convierte en funcién intra-psiquica, comienza a pre- parar una solucién verbal preliminar al problema que, a lo largo de posteriores ensa- yos, perfecciona y apoyandose en el modelo verbal recapitulativo de la experiencia pasada, se convierte en la planificacién verbal preliminar de la accién futura. Esta funcién reflectance del lenguaje nos permite rastrear el proceso de formacién de la compleja funcién planificadora y comprender asi sus verdaderas raices genéticas, asi como seguir el proceso de emergencia de los niveles superiores de actividad intelec- tual en toda su complejidad y a través de la rica secuencia de cambios que sigue en sus tapas, Comprobamos pues que lo que se venia considerando un proceso de “descubri- miento” siibito por el nifio, demuestra de hecho ser el resultado de un desarrollo largo y complejo en el que las funciones emotivas y comunicativas del habla primaria, y las fanciones reflectante y elaboradora de un molde, se sittian cada una en su lugar en su escalén correspondiente de la escalera genética, en la que el peldaiio inferior correspon- dea las respuestas primitivas de la mirada del nifio y el superior a la compleja activi- dad de planificaci6n secuenciada temporalmente. Esta historia del habla que tiene lugar en el curso de la actividad préctica va ligada a tuna profunda reconstruccién de todo el comportamiento del nifio. No sélo implica que el habla pase de ser un proceso inter-psfquico a constituir una funcién intra- psf- quica, o que el habla, que al principio aparta de la solucién del problema, en el nivel més alto de la escala genética comience a desempefiar un papel intelectual y se convier- ta en el instrumento para la resoluci6n organizada del problema. La esencia de esta reconstruccién del comportamiento es mucho més profunda. Si en el punto més bajo de la escalera genética el nifio actuaba manipulativamente en una situacién directa y dirigiendo su actividad directamente a los objetos que le atrafan, la situacién se ha hecho ahora mas compleja. Entre el objeto -que atrae al nifio como meta~y su con- ducta, aparecen ahora estfmilos de segundo orden quae no se dirigen ya de manera inmedia- ta al objeto, sino a la organizacién y a la propia planificacién de la conducta del nifio, Estos estimulos hablados autodirigidos transforman el proceso evolutivo y pasan de ser un medio de estimulacién de otra persona a constituirse en auto-estémalos, reconstruyendo asi desde su raiz el comportamiento del nifio. 34 Vygotski y Luria / El instrumento y el signo en el desarrollo del nifio El nifio se muestra capaz ahora de adaptarse a la situacién gracias a medios indirectos y mediante el autocontrol y la organizacién preliminares de su conducta, lo que diferen- cia ésea de la conducta animal de modo esencial. En la conducta del nifio se da, como factor imprescindible, una actitud social hacia sf mismo y hacia sus acciones y esta actitud se plasma en actividad social transferida al interior del sujeto. El nifio logra esto como resultado de un largo proceso de desarrollo adquiriendo con ello Ia libertad de comportamiento ante la situacién, esa independencia respecto de los objetos del entorno inmediato de la que el mono carece, quien es, por tomar la expresién ya cldsica de Khler, “esclavo de su campo visual”, Es més, el nifio deja de actuar en el espacio inmediatamente dado y evidente. Al planificar su conducta y movilizar y resumir su experiencia pasada para organizar su accién futura, el nifio pasa a ejecutar operaciones activas diseftadas en el tiempo. Desde el momento en que, gracias a la ayuda planificadora del habla, se incluye como componente activo de la actividad del nifio una visidn del futuro, cambia radi- calmente el campo operacional psiquico del nifio y se reconstruye totalmente su con- ducta. La percepcién del nifio comienza ahora a desarrollarse obedeciendo a nuevas leyes distintas de las que regian el campo visual natural. Se supera de este modo la fasi6n entre los campos motriz y sensorial, y se retienen ahora las acciones impulsivas esponténeas con las que respondia a cada nuevo estimulo que aparecia en su campo visual y le atrafa. La atencién del nifio comienza a funcionar de una manera distinta y su memoria, pasa de ser una “registradora” pasiva a ejercer una funcién de seleccién activa y de registro intelectual activo Con la aparicién del nivel complejo e indirecto de las funciones psfquicas superiores se dispone ahora de una nueva base para la radical reconstruccién de la conducta. Tras haber examinado los progresos genéticos conseguidos gracias a la inclusién de méto- dos de uso de instrumentos y de formas simbélicas de actividad en el desarrollo, debe- mos ahora volver nuestra atencién al andlisis de aquellas reconstrucciones provocadas por este progreso en el desarrollo de las funciones psiquicas fundamentales.

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