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Parte quinta: MODELOS DE REACCION AL DELITO E INTERVENCION —_ ——_—— Capitulo XX: ws Andlisis criminoldgico de los diversos modelos y sistemas de reaccion al delito 1, INTRODUCCION La Criminologia analiza el fenémeno delictivo y sus formas de aparicién fenomernologia criminal) lo describe y expliea con sus téenicas ¢ instrumental: hace un diagnéstico causal, eientifieo y etiolégico del ‘mismo, examinando los diversos modelos tesricos explicativos de este doloroso problema social y eomunitario (etiologéo criminal); y aporia una valiosa informacion, empiricamente contrastada, en orden a la preven Cidn eficar del delito. Pero a la Criminologia cientifica corresponde, también, una ulterior funcion que se estudia en el presente Capitulo: evaluar la respuesta social y legal al delito, ponderando la calidad de la intorvencién que los diyersos sistemas existentes arbitran, sus presupuestos, fundamentos , y efectos. Dicha evaluacién delos sistemas, modelos y paradigmas de respuesta al delito parte hey del necosario reconocimients de dos postulados criminolégieas, que gozan de amplio consenso cientifieo, relatives a la propia comprensién del erimen como problema sovial-comunitario y als pluralidad ce expectativas, individuales y sociales, antagénicas, que quel genera. EL primero, esto 68, la eancepcion del crimen como problema social y comunitario' (no coro mero fendmeno patoldgico, lacra, epidemia 0 castigo del ciclo, seytin graificas metaforas) obliga a valorar los méritos deun sistema nosélo en funcién desusupuesta efeetividad, sino de otros parameiros, Paroce obvio que ni la eapacidad disuasoria (crimen evita- do), ni el rendimiento efectivo de un sistema (erimen castigado) deben considerarse indicadores determinantes de la calidad de éste, si vierta- mente se admite que el crimen es un dolareso problema social, comuni- \Vid.en esta misma obra, supra, cap. I, 0). 1072 ANTONIO GARCIA-PABL.OS DE MOLINA que, como tal, debe ser tratado. El sistema, pues, mejor, el mas saludable, no abandora eruzadas ni guerras santas contra el delito, ni persigue su erradicacién de la fax de la tierra —ni cl exterminio del infractor— sino que articula tm control razonable del erimen, eon el menor coste social posible. Idea formulas y mecanismos que permitan abordar este doloroso problema y resolverlo satistactoriamente. Enean- za y da salida a las tensiones y antagonismos que el citado conilicto (interpersonal y comunitario) exterioriza. El segundo postulado tiene, también, importantes consecuencias, en orden a la yaloraci6n de la respuesta al Gelito, Pues si el crimen no se concibe a modo de duclo simbstico entre Estado e infractor, sino como conflicio real que implica a una pluralidad de protagonistas?, con sus legitimos intereses y expectativas, Idgicamente entonces la bondad del sistema de reaceién al delite no vendrs dada slo, nide forma prioritaria, por elgradodesatisfaccidn de la pretensién punitiva del Estado (castigo del delineuente}, Habra que ponderar, ademis, las jusias expectativas dela vietima (reparacién del dano), del propio infractor (resocializacién), dela comunidad (pacificacién delas relaciones sociales), ete. Reparacién del dano causado, resocializacin del infractor y pacifieacién de las relaciones sociales son, pues, metas irrenunciables de cualquier sistema de respuesta al delito y han de ser tenidas en cuenta en el momento de evaluar la calidad de la intervencién en este complejo problema social. Atal efecto, y desde un punta de vista criminolégico, cabe distinguir modelos o paradigmas de respuesta al delito segin el objetivo que prevalece en cada sistema: el diswasorio (prevenir la criminalidad), el resoeializador (reinsertar y rehabilitar al infractor) y el integrador (reparacién del daio, conciliacién y pacificacién de las relaciones socia- les). 2. EL MODELO «DISUASORIO» CLASICO El modelo clasico de respuesta al delito pone el acento en Ia preten= sion punitiva del Estado, en el justo y necesario castigo del delineuente, neste sentido GARCIA-PABLOS, A., Critminologi, eit. 4° Bd. (Inteuduecidn) Parto Quinta, prise. 120 y os, TTRATANO DR CRININOLOGIA, 1073 objetivo primario caya satisfaccion, se supone, produce un saludable efecto disuasorio y preventico en la comunidad, a) Sus postulados Cobertura normativa completa, sin fisuras, de claro sesgo intimidatorio; maquinaria legal bien dotada, eficaz ¢ implacable; y sistema en perfecto estado de funcionamiento que aplica con rigor y prontitud las penas, demostrando la seriedad de Tas conminaciones Iegales, son los pilares del modelo elasico de respuesta al delito. En consecuencia, prewenir eficazmente te criminalidad a través del impacto disuasorio del sistema constituye el «leit moviv» de este paradig- ma.enel que cualquier otra objetivo (vg. la reparacién del dafio causado a la vietima, la resocializacién del infractor, ete.) pasa necesariamente aun segundo plano, b) Criticas a dicho modelo Como se ha apuntado ya en su lugar", este modelo oftece numerosos reparos. En primer lugar, porque opera con una imagen extremadamente simplificadora del mevanismo disuasorio y preventivo, desconociendo que el impacto psicologico de la pena no es una magnitud uniforme, homogénea, lineal, sino relativa, circunstancial, diferenciada, no sus- ceplible de juicios ni pronésticos generalizadores En segundo lugar, porque los modelos disuasorios —por el reduccionismo que les caracteriza— suelen experimentar una peligrosa, inerela que se iraduceen irinulas de rigur desuedide. Dicha perversésn del sistema se acenttia cuando unosy otros identifican conceptualmente el efecto sdisuasorio» y «preventivor de aquél y el efecto puramente sintimidatorios de la pena; o euando confunden «intimidar» y «atemori~ var» a wdisuadir» y waterrorizar», evocando la vieja imagen critica hegeliana del Estado que usa el castigo como pueda hacerlo el amo que alza el bastén contra su perro’ Tnteeduecién., Universidad 1 pas. ' GARCIA-PABLOS DE MOLINA, A., Derecho Peni Complutense, Servicio do Publieaeianes, 2000, (2 ' HEGEL, Rechisphilosophie, 1821, pay, 98. 1074 ANTONIO GARCIA-PABLOS DE MOLINA, Por otre parte, existe hoy ya evidencia empirica irrefutable deque la severidad del castigo (el rigor nominal de la pena) es sdlo una de las variables que intervienen en el mecanisme disuasorio, pero no la tinie nila prineipak; de suerte quela eficaciapreventiva,amedioy largo plazo, de un sistema, no debe ponderar exclusivamente la intensidad del estimulo aversivo (castigo): jeza de la infraecion, la personali- dad del infractor, 1a prontitud con que se imponga la sancién, el rendimiento del sistema legal y percepcién que del mismo tenga el ciudadano, el grado do apoyo informal que se dispense a la conducta dehetiva, ete., son otras de las variables que influyen en el complejo proceso disuasorio Todo ello, sin olvidar que la prevencion rectamente entendida tiene un profundo contenido social y comunitario, Quo no puede cireunseribir- se, sin mas, al mensaje intimidatorio, negativo y cuzsi policial, de la amenaza penal, nia la intervencion tardia y demoledora, implacable, de lamaquinaria pesada del Estado'. Dicho de otro modo, incluso si debiera ser evaluado un sistema atendiendo exclusivamente a su capacidad disuasoria, no bastaria con ponderar el rigor intimidatorio de sus sanciones y el grado de efectividad de éstas(mayor 0 menor cifra negra). iPues no se trata s6lo de castigar, de castigar pronto, decastigarbien, de castigar mucho! Per otra parte, eabo reprochar al modelo clisico-disuasorio su estre- cha y sesgada vision del suceso delictive. En efecto, segiin el mismo, el crimen sélo expresa un enfrentamiento formal y simbolico entre Hstado ¢ infractor (los des nico protagonistas del conllicto). La vietima, pieza aleatoria, fungible, accidental, no cuenta, 0 bien ocupa una posicion marginal. ¥ la comunidad parece un «terceror ajene al drama, mero espectador del mismo, que delega en el sistema legal para que éste aplique su severa cirugta. Lacomumdad—«la sociedads—en el paradig- ma clasico, es una mera abstraccion, una figura retériea: el marco Sobre el problema, ALVIRA MARTIN, F., El efecto disuasor de la pena, en: Estudios penales y eriminoligieos, pags. 11 y ss. Santiago de Compostela (198), * Eneste sentido, GARCIA-PABLOS, A. Programas y estratewias de prevencion det dita, on: Revists de la Raceltad de Nerechodo la Universidad Complutense, "79 (Madrid), 1992, pay, 198. Para un desarrollo matizado de lw idea de prevencion disuasoria a negativa y su critica, ineluyenda los -elementos positives ee anual vid. ALVAREZ GARCIA, Feo. Javier, Consideraciones scbre les fines de la per famares, pags. 115 y 38 clordenamienta constitucional espaol, Granada (2001), y 157 9 98 RATADO DE CRIMINOLOGIA 1075 temporaly espacial de obligada referencia. Pero este andlisis simplifieador ‘que polariza su atencién on la persona del delincuente yen la pretension punitiva del Estado, eon lamentable marginacién de los otros sujetos implicados en el fenomeno criminal (vietima, comunidad, etc.) y de sus legitimas expectativas, carece de fundamento cientifico Comoés sabido?, la actual Criminologta empiriea profesa una imagen mucho mas compleja, realista y dindmica del suceso delictivo y de | factores que interaciuian en el mismo, Frente al tradicional monopolio excluyente que ejerci la persona del infractor, cobra hey un progresivo protagonismo la figura de la victima y se asigna un rol muy activo la comunidad, Una y otra —vietima y eomunided—juegan un papel de notable relevancia tanto en Ia indagacién de la génesis y etiologia del cerimen (modelos teoricos explicativos) como en el disefo de los: muy diversos programas de prevencién de éste y de intervencién en el problema criminal. En consecuencia, si se respetan tales premisas, parece imprescindible acomodar el sistema a las exigencias dela vietima dol delito y de la comunidad, Ser necesario verificar si aquel da satisfaecidn a las mismas: si propicia la efectiva reparacién del dano que el delito causo, si contribuye a a solucién real de los conflietos y pacifica el clima social, las relaciones sociales, ete. Un sistema obsesionado por colmar la pretensién punitiva del Estado, que exhiba la «fuerza vietorio- sa del Derecho» sobre el culpable emo instramento preventivo-distiaso- io, intimida pero no eonvence, y patencia los conflictos en lugar de resolverlos, Finalmente, incluso desde un punto de vista normative, el modelo disuasorio ldsico manifiesta serins limitaciones y carencias por su incompatiblidad estructural con principios informadores del ordena- mienta juridico de diverso range jerdrquico que aquel desconoce 0 mediatiza. Asf, por ejemplo, el mandato constitucional de la ‘esocializacién» del infractor (art, 25) 0 c} régimen privilegiado de la responsabilidad civil sex delivto (reparacién del daito oeasionado por el dolito) que articula el Codigo Penal (artictilos 109 y s8.)*como prueba del Vid. GARCIA-PABLOS, A., Programas y estrategios de provencidn del delito, eit, pag. 16, » lregimen privilegtado (refirzado) de le responsabilidad civil devivada del dolito flemueatro ln impoctaneia que eoneede nuestro ordenamienta a la reparacion del danopaderidoporla vietimadelcrimen. Cf. GARCIA-PABLOS,A.,Derecho Penal, Introduceién., it, (2! Bd.) pag. 81 1076 ANTONIO GARCIA-PABLOS DE MOLINA interés prioritario del legislad fe slador por Ja victima, ceapan en el disuasorio una posicién puramente marginal. i a 3. EL MODELO O PARADIGMA «RESOCIALIZADOR» Un segundo modelo o paradigma subraya como objetivo espectfica y prioritario del sistema (aunque no excluyente} la reinservidn social del infractor. In virtud de un saludable giro humanisia, el paradigma resocializador reclama una intervencion positiva en el penado que fact ldigao relorwo de este als comunidad, su plena reintogracion social, L. Sus fundamentos tedricos. El modelo resocializador, por su orien- tacién humanista, traslnda el centro de gravedad del debate sobre las funciones del sistema del efecto preventivo-disuasorio de éste a su impacto positivo y bienhechor en la persona del penado. El hombre pues, y no el sistema, pasa a ocupar el eentro de la reflexion cientifica: lo decisive —se piensa, con buen criterio— no es castigar implacable- menteal culpable castigar por castigar, en definitiva,es un dogmatismo, ouna erueldad), sino orientar el eumplimiento y ejecucidn del castigo de modo tal que éste pueda reportar alguna utilidad al propio infractor, El paradigma resocializador destaca, ademas, por su realismo'", No lointeresan los fines idealesde la pena, niel delincuente abstracto, sino el impacto real del eastigo, tal y como éste se cumple, en el penado concreto de nuestro tiempo; no la pena nominal que contomplan los Codigos, sino la que efectivamente se ejecuta en los actuales estableci- mientos penitenciarios. Implica, pues, un giro hacia lo concreto, lo real, lo histérico, lo empirico, en el momento de evaluar la efectividad del sistema y la calidad de la intervencion de éste en el problema eriminal, ALVAREZ GARCIA, Feo. J., Consideraciones sobre los fines de Ia pe sen ol ordenamicnio emsitusional espn, Granada, 2031 (Comaros), pga 96.085, metodolégiea del paradigms de ls wesocializacién!. 7 ATRATADO DE CRIMINOLOGLA 1077 Yello; ttaturalmente, desde pretensiones mas utilitarias que dogmati- cas, mas realistas que doctrinarias. Dicho realismo ha Hlevado a ponde- rar con rigor las investigaciones empfricas en torno a la pena privativa de libertad convencional, que demuestran el efecto estigmatizante, destructivo y a menudo irreparable (irreversible) de la pena reina, dela pena por excelencia, tomando sincera nota de la gravedad de esta denuncia El modelo resociatizador asume, con todas sus consecuencias, 1a naturaleza social del problema criminal. El principio de corresponsabilidad y solidaridad social, enraizado normativamente con las esencias del Estado (coeial) contemporaneo eonstituye el soporte tcérico de la intervencién penal positiva en el infractor’ que se asigna stoma, entre otros ohjetivos, como meta primordial. als Pues un Estado «eocialy no puede conformarse eon la aflictividad de las penas y el efecto disuasorio-preventivo de un engranaje legal en perfecto estado de funcionamiento: el castigo ha de ser util, tambien, para el infraetor mismo. No hay eastigo peor que el castigo indtil, ni actitud mas rechazable que la de quienes en nombre de dogmas 0 ficciones pseudolegitimadoras prefieren ignorar los efectos reales de la pena. EI paradigma resocializador propugna, por tanto, neutralizar en la medida de lo posible los efectos nocivos inherentes al castigo, a través de una mejora sustancial del régimen de cumplimiento y ejecucion de éste; ‘y,sobre todo, sugicre una intervencién positiva en el penado que lejos de estigmatizarlo con una marca indeleble le habilite para integrarse y participarel mismo en lasociedad, de forma digna y activa, sin traumas, limitaciones ni condicionamientos especiales. No s¢ trata, por supuesto, de aleanzar vbjetives sublites, conversionca milagrosac, ni cambios cualitatives de personalidad: no existe la pretensién oculta de hacer del delincuente un chombre nuevos, ni la perniciosa tentacién que denun- ciara William SARGANT: «Ja conquistade la mente humana». Se trata —eso si—, en interés exclusiva y real del penade, y contando con su colaboracidn efectiva (nosolo con su consentimiente formal)—deaplicar 1 Vid, ROXIN, C., Strafrechtliche Grundlagen Prableme, 1973 (Walter de Gruyter) pég. 1 ss. (especialmente pags, 24 y 25) William SARGANT, W., Le conquista de la mente humana. Fisiclogia de las conversiones y del lavadode cerebro, Madrid, Aguiar, 1964 (traduccion de Agustin Santiage Luque) 1078 ANTONIO GARGIA:PABLOS DE MOLINA unas téenicas y terapias cientificamente avaladas que faciliten la posterior integracién social del infractor, que no le limiten sino que Potencien sus expectativas y posibilidades de participacién social Blideal resocializador—y la llamada ideologia ciel tratamiento— han abierto un doble debate, de muy diversas earacterfsticas y pretensiones: un debate normativo— doctrinal, y un debate empirico. Ambos merecen un aniilisis por separado. "Bl debate doctrinal sobre a resocializacion det delincuente. Laides de resocializar al delincuente ha generado en la doctrina penal las actitudes mas dispares. Para unos, se trata de la anbelada alternative al retribucionismo y su fracaso implicaria un retorno inevitable hacia éste, Asi se expresa por ejemplo, K. PETTERS, autor que simboliza la lucha sincera por una ejecucién humanitaria de tas penas.en Alemania desde premisas liberal-conservadoras®, Para otros, de un imperativo idcoldgico. Baste recordar lasdemocracias populares, partidarias fervor rosasy ontusiastas de la resoeializacién del infractor —del cambio de la actitudinterna de éste en el sentido de la moral soeialista— precisamen- te por coherencia con el Aumanismo socialista y laindispensable unidad del Derecho y la Moral socialistas''. Sin embargo, la idea de resovializactén, como la de tratamienio, es radicalmente ajena a los postulados y dogmas del Derecho Penal clésico, que profesa un retribucionismo incompatible con aquella", Y cu logitimidad (Ja del ideal resoeializador) se cuestiona desde las més diversas orientaciones ieatilicas progresistas 0 pseudoprogresistas: la llamada Criminologia critica, determinades sectores de la Psicologia y del Psicoanilisis, ciertas corrienies funcionalistas, neomarxistaseinieraccionistas, ete," atc. Algunos, incluso, afirman que la resocializacién del delincuente es una mera wopia. un mito, un engnni:n, simplamanta, una deelaracién ‘deologica”, progugnando entonces, como unica alternativa valida, la * PRTERS, K., Die ethischen Voraussetaungen der Resozlalisierunig un Lmrichungsvtlenges, on: Fasisehnit hr E. Henits suns 10 Gabwrtsog: Ae (Walter de Gruyter), pags, 501 y 515. oo As, STILLER, Grindfragen derersicherischon Wirlsamiceit doo soxiotitichon Rechts.Beider Gestaltung d iowiekelten gesselschaftlichen: syeeme in ae DDE, on: Staat und Roche, 1969. pa U7 a LAAs 8 Gf GARCIA PABLDS, AB £20, Git. GARCIA-PABLDS, A.’ Bstudins Penales, cit pigs 58 y ss "Cf GARCIA-PABLOS, A. Estuslios Penvles, ct, pig. 20, "TRATADO DE CRIMINOLOGIA 1079 Jucha-contra Jas estructuras sociales, la radieal no intervencion del Derocho Penal o su utépica supresion. a) De la «euforia» ala «crisis» del ideal resoe ializador. Una primera aproximacién al problema examinado desconcierta. {Cémo se pueden explicar posiciones doctrinales tan enfrentadas en torno a una cuestion nuclear, fundamental? {Por qué, desde presupuestos ideolégicos anta- ‘gonicos, se coincide no obstante en la acoptacién o en el rechazo de los cbjetives resocializadores 0 se discrepa abiertamente desde credos afines?™ ;No es extraio que la resocializacion del infractor, meta tantas veces exaltada, genere hoy actitudes de escepticismo y desencanto, llegandose a declarar por partidaries de la misma que “puede ganar amiuchas batallas, pero ... ha perdido la guerra,?”. El concepto de sresoeializacions, en efecto, es ambiguo e imprecise. ‘Aglutina, ademas, concepeiones muy heterogéneas del hombre, y det castigo, que solo coinciden en su hostilidad al retribucionismo. Pere, precisamente por ello, por la caleulada equivocidad de los lemas y banderas, puede convertirse en una eaja de sorpresas. A la clarificacion de este término importado, no ha contribuido mucho su vertiginosa y aeritica recepcidn por el mundo del Derecho, que lo liberé paradgjica- ‘mente de toda suerte de controles sobre el contenido real del mismo. ‘Ahora bien, la polémica sobre la resocializacién del delineuente no es una polémica vacia, academicista, meras palabras. Suseits, por el eontrario, los problemas mais acuciantes del Derecho y obliga a replan- tear la funcidn wiltima de éste. b) Antirretribuctonismo, concepeion usistenciul del Derecho » noorretribucionismo. EB] pensamiento resocializador carece de un fanda- mento filosdfice € ideolégico unitario. Antes bien, en el mismo se refugian concepciones muy heterogéneas que solo comparten el egmuin rochazo de las tesis retribucionistas. Todas ellas, aunque por diversas razones, invocan la funcion resocializacora del castigo; tanto las antirretribucionistas radicales, como las partidarias de una orientacién asistencial del Derechoolas neorretribucionistas moderadas,se alinean “Gir, GARCIA-PABLOS, A., Bstudios Poneles, eit, pgs 21 PETERS, K, Dieethischen Voraussetzungen, cit, pax. 501 1080, ANTONIO GANCIA-PABLOS DE MOLINA bajo el lema de la resoei cada caso un contenido diferente Pero, en eonsecuencia, éste tiene en Bajo la bandera de Ia resocializacién militan, en primer lugar, quienes profesan un antirretribuctonismo dogmatic y apelan ala supresién del Derecho Penal clasico, La resocializacién ceria la alterna- tiva a éste”. Ahora bion, en el momento de delimiter el contenido de tal alternativa, se apreclan, al menos, dos, suborientaciones clstintas. Ante ted, la crientecian ebemetica y planfieadora (« Parerzerectt) que concibe el Derecie como isu mento y expresion de una sociedad que autocenirols y dnge su propio process do cambio. Dasde esta punto do vista, ol eoncepio de resocializacon rellejara la esenicia de un nuevo Derecho Penal na dingida al pasado, a las relaciones individvales avtor-vctina sino al tuturo, coma pederose medio de canfiguracion y cambio social, y de autocontrol del mismo. Una segunda acapccn del Antieotibucionismo invora ta idoa de la resocalizacién para dispensar mayores oportunidaces sociales alos dversos grupos y estatos dela poblacicn en aras del princpiadeigualiacreal Quienasasiopinan,crteane|DerechoPanalretitucionisia, Su radical insolidaridad y el impacto discrininatavio del sistema en los diversos ‘grupos sociales. El concopto de resacializacién oxpresa, ontonces, la vasta tara Pedagégica y social que asume el sistema para clspensar mayores onortunidades, Sociales a fotos los cudactanos, cuetas cuporioros do igualdad real Los partidarios de una concepcién asistencial del Derecho Penal aaignan al término resocializacién un contenido diferente. Para estos autores, el Derecho Ponal no ha de ser un Derecho volcado en el hecho. cometido, con vocacién retributiva («Tatvergellungsstrafrecht») sino un Derecho resocializador y asistencial que produce efectos bienhechores en la persona del autor («Tatervinwirkungsstrafrechin; un Derecho compensatorio, reparador de los perjuicios padecidos por la vietima y rehabilitador del delincuente, que contempla el crimen como doloroso aevidente sovinl y lassanciones ponales a modo doremedion aviatencialcs. Esta orientacion goza de gran predicamento en el especifico ambito de la ejecucion, de las penas y en el de la reparacion del daioen favor de la vietima, pero encuentra serios obsticulos en conflictas criminales gra- ves, donde todavia sigue resultando controverdida una spuesta pura- mente asistencial y rehabilitadora al delito, y, desde luego, la compren- sidn de éste como mero aceidente social". “| Cfr. GARCIA-PABLOS, A., Rstudior Penale: z ct. pigs, 28 y 29. Off, GARCIA-PABLDS, ., Esiudios Penales, cit pts. 29 9 80. "TRATANO DE CRIMINOLOGIA 1081 Por iltimoy a la resocializacién se apela también desde una determi- nada politica criminal que persigue Ta coactiva adaptacién del infractor ‘al slatu quo mediante un Derecho Penal cficaz. Aunque dicho concepto ‘se contraponga al de retribucién, so trata, sin embargo, de una version ‘moderna y actualizada del retribucionismo, va que las pretensiones de 6ste de eficacia, defensismo y adaptacién coactiva del delincuente se aseguran precisamente a través de los programas de resocializacién. Pero tal neorretribucionismo puede ser atin més nocivo que el rotribucioniemo del pasado siglo, expresiin del Derecho Penal liberal de Ia época, puesto que el pensamiento de la resocializacion no esta necesariamente comprometido con una tradicién liberal ni ha dado, hasta la fecha, prueba de ello”. ©) El concept de resocializacion plantea numerosos interrogantes. Se diseute su propio encuadramiento sistemaitico 0 ambito, esto es, si la polémica sobre la resocializacién del infractor interesa a la teorfa dela pena (esencia y fines del castigo) o al miis limitado y modesto de su ejecucién. Se cuestiona, también, emo ha de concebirse el proceso resocializador de aproximacién del individuo a las pautas y modelos sociales:si an-un sentidofiuncional (adaptacién), o en otro mas profundo, que supone modificaciones cualitativas de la personalidad del delin- cuente (correceién, mejora, enmienda, etc). La dindmica de dicho proceso y el grado final de acercamiento o identificacién del individuo a las exigencias sociales son objeto, también, de vivas polémicas, como sucede con el problema dela Jegitimidad de losmediios que, en cada caso, se utilicen para conseguir el ideal resocializador. a’) Un seciorde la doctrina, en efecto, estima que la resocializacién del culpable constituye el fundamento de toda In funcién penal: la razén de por dol sistama. Otro, actualmente maynritarin, partiendo de la distin- dn entre «fines de fa pena» y «fines de ta ajecucién de ta pena» — distincion en parte artificial—entiende que el objetivo resocializador afecta séloy exclusivamenteal limitadoy concreto ambito de lacjectictén de las penas, como principio orientador de ésta. Con ello, so otorga al coneepto de resocielizacién un contenido minimo y se convierte en sinénimo de ejecweidn humanitaria del castigo” El debate parece poco esclarecedor porque teda intonto de distinguir entra fina Sobro el probloma, vid. NAUCKE, W., Tondonzen in der Strafrechtsentwickhung. 41976 USurlsruhe), pag. 42. Cfr., GARCIA-PABLOS, A., Bstudios Ponales, eit. nig. 23 ys. 1082 ANTONIO GARCIA-PABLOS DE MOLINA cela penay hres de ls ejecueién de lx peret2s arificloso y ocuita contradicciones insalvables, Ooviamente, solo puede cperarde forma resocializaderalapana, onsu gjecucié 8\ la propia pena se concibe come instrument fesocialzacor y con tal pretension se impone. ¥en sentida cartrario: sila pena, de hecho, estigmatiza y deteriora infractor, nocabeentorces configurarla concepruaientecmaremedio rehabitador b’) Mayor trascendeneia tiene la discusiénen ternoalanaturalezadet proceso de adaptacisn del penado a las pautas y modelos sociales: si ha deentenderse ésteen su acepeiénestrictamente/tencional,neutra desde un punto de vista axiolégico, o, por el eontrario, can’ pretensiones moralizadoras, pedagégicas y correccionales mas ambiciosas. La teoria de la socializaciin y la correccional representan las dos posiciones antagénieas, La primera (teoriia de In socializavidn), atribuye cl delito aun déficit, defecio 0 trastorno en los procesos de socializacion, que ocasionaria el aislamiento del infractor y el conflicto de éste con las pautas yexigencias sociales. En consecuencia, objetivo prioritario de la intervencién punilti- va seria integrar al delineuente en ol mundo de sus conciudadanos, en las colectividades sociales basicas (familia, escuela, profesién, ete.) prestandole la asistencia necesaria para que supere su aislamiento y asuina su propia responsabilidad (esocializaciony 0 sIntegraciom social)” __Sinembargo. y auncue el concenio de resooiatzacidinque manoia esta tecria se ofina aséplicamonte como mete adapezeidn funcional a la colecivicad, cabe ‘uestionar su pretencica neutraldad axiologica puesto qué el termino eveca una asunciénritualy coactiva dees valores, modelos y paulae de conduciadel grupo por elintractor,qulan losinternaiiza, resalviondo asi uncomficiode sistemas narmativos Por otra parto, I tooria da la secinlzacién, en cuanta medelo explicatvo del delta, liene solo una validez parcial y corre el lesqo ce palaroses faisiizacones emai as Pugs, evidentement, la erimnalidag noes palrmanio doles grupos margna les y mal integrados”. Vid. BACIGALUPO, E, Sixnifeacioa y perspectivasde la oposiion Derecho Pens _, Palitca Criminal, ons ftévue Internationale de Drow Penal, 1978, pg. 18 ys. * Vid, KAISER, G., Suategien und Provesse statrechtlcher Sezalkontole, en Sazialwiscensehaiten und Recht, Athontiam Recbtewissensehaf, gu 6 26 Como edviert, SCEULERSPRINGORUM, en: Was stim ment mit dom Stenfvolliug, 1970 CHaonbarg), 42 9 ss. Cir, GARCIA PABLOS, A. Wetudion Penal, ey pi Dy 9 Sein eich de POVEDA. 7B Te lng th min nog frie an elinguency theories, en Tones Criminalagy, 5187), page 394 8 Tambien KAISER, G.,Criminclegin Una ftreacvin 9 sus fandamentonciemteoe, Ma did, 1878 dispanacalpe, iy M4 trues de J, Belloch Zimmermann) ‘TRATADO DE CRIMINGLOGIA 1083 La teoria correecional, por'el contrario, pone mas el acento en las transformaciones cualitativas que ha de-experimentar el infractor a travas de [a pena, en su propia actitud interna, en su voluntad, que en. la posterior reinsercidn social de aquel. Es una profunda pretensién pedagégica y Lutelar lo que caracteriza a las concepciones correccionales frente a las de la socializacidn: no se trata, segtin aquéllas, de una mera adaptacién funcional del infractor a los estandars sociales, sino de ‘eompensar, curar, su débil voluntad, de corregirle y enmendarle, inte- grandole en la comunidad una vez rehabilitada su libertad interior con Ja oportuna terapia pedagégiea y tutelar. Para las teorias vorreccionales, el delincuente es una persona desvalida, nevesitada de ayuda ¢ incapaz de dirigir libremonte su curso vital. Y el delito, eonsecuencia de una voluntad débil que ha de ser corregida y enmendada, de suerte que la funcion penal da paso a una genuina funcién tutelar individualizada protectora del delincuente: una pedagogia correcetonal que aproxima cl tratamiento a una auténtica cura de almas. Los modelos correccionalistas son proclives a toda suerte de excesos por ol sesgo utépico y maximalista qu lee caractoriza, Parton de una imagen ireal y.casi fensiva del infractor coro individuo fraa}!e incapaz que reauiere le Gesinieresade ypatomal asistencia del Estado. V crientan, adams, su pedadogia penal exclust ‘vamenie hacia el individuo, aceptando de anlemaro, sin cuestionamiento posible, lesvaloressecialos. En nombre da una funciénpretendidaments protactora y tutelar Jegitiman, de hecno, una merveneidn punitiva mxina, asignando al Estado come fides que ni puedo ri debe aumir, on ningiin caso, desde luego, a raves det castigo”, ¢) Se discute, también, por la doetrina qué grado de aproximacién identificacion con los vaiores sociales exige del culpable el ideal rasocializador. La precisién es relevante, ya que Jas muy distintas acepciones que suelen asignarse al concepto «resocializacién» demues. tran la equivocidad de éste, sus mil caras, y la intrinseea graduabilidad de objetivos de semejante naturaleza. La polémica gira hoy en torn dos opeiones: estimar suficiente la actitud externa del infractor de rospeto ala ley ysu razonable prondstico de no reincidencia (progremas «minimos») 0 reclamar, mas alla de la mera conformidad formal del * Clr GARCIA-PABLOS, A., Estudins Penales, cit, pag. 36 38, © Bl enfuque (itive y dutelar del corseccionalisma, ademas, pulvoriza todo el diapo- sitive de garantias del eindadano, que queda devaluado, Sobre el repertorio de criticasal pensamiento eorreccional, vid GARCIA-PABLOS, A. Estudios Penales, cit, paige 409 a8 1084 ANTONIO GARCIA-PABLOSDE MOLINA penado von los valores sociales Ja auténtica conviccién moral y acita: miento interno de aquéllos por el mismo (programas «maximos»)™. Los programas «minimos», como se ver4, plantean un problema de dibilidad, de efectividad, ya que vacian de conienido el concepto de resocializacién. Los maximos, suscitan series reparos en orden a la legitimidad de una intervencidn de tales pretensionas en el marco do la sociedad plural y demoeratica, El debate referide se inicié cuando representantes de posiciones ideologicas liberal-conservadoras Hamaron la atencién sobre la progre- siva desertizacién que el ideal resocializador experimentaba en los modernos textos legales y Ia extrema dificultad, por tanto, de llevar aquél a la préctica, con un minimo de estabilidad y efieacia, desde el neuiralismo moral y axiologico: una Hamada al mantenimiento de la legalidad sin ulterioves exigencias morales convierte el concepto de resocializacion en letra muerta’! El efecto vesocializador eficaz y duradero, se advertira, no puede descansar en el miedo a la pena, ni en la conformidad formal del comportamiento externo con la ley. Sin la interiorizacién moral de la norma, que presupone una determinada aetitud exiclégziea, referida a valores, falta el fundamento estable a su fuerza determinadora. No cabe resocializacién alguna si detrais de la condueta respetuosa de ls ley existe un clamoroso yacio moral o contradicciones sensibles entre las pautas legales y las conviceiones personales intimas del infractor. En conseeuencia, como reitera dicho sector doctrinal, si se prescinde del fundamento moral de la resucializacisn, si se niga el derecho del Estado a corregir al ciudadanoo si se cuestiona la legitimidad de una ejecucién de la pena orientada a la modificacién de la personalidad 0 convicciones del penado, edo oabe entoneca una vaeia ¢ imitil Hamada al vespelu formal de la legalidad™. Vid: BUENO ARDS, P., Algunas consideraciones sobre la politien eriminal de uestro tiempo, en: Revue Internationale de Droit Penal, cit.. 1978, pag. 116y ss, ZUGALDIA ESPINAR, J. ML, Consideracionea sobre las tendencias del desarrollo ‘Sela Ciencia del Derecho Penal, en: Revista mexicana de Derecho Penal, 178 3 pig, 74; Cf. GARCIA-PABLOS, A. Bstudins Penalos, el, pig. 41 y «8 | Asi, BSER, A, Resozialisierung in der Krise? Gedanken cum Suzialigationsziel des Strafvollzugs, en: Festschrift Fir K, Peters, 1974, pag, B09 y oo. Asi, ESER, A, ibidem. Clr. GARCIA-PABLOS, A., Estudios Penales, ci, pi vss a2 ‘TRATADO DE-CRIMINOLOGIA 1085 Nopuedeafirmarse, sinembargo, que los programas resocializadores méécirios ganen actualmente terreno, ni que estén libresde objeciones”. Se les reprocha sus fines defensistas y manipuladores encubierios. La conformidad entre el comportamiento externo y la actitud interna del infractor garantiza, desde luego, la plena incardinacién de éste en la disciplina social. Pero toda aproximacién del Derecho @ 1a Moral se traduce, a menudo, en formulas de extremo rigor, parque suele subyac a la misma una no confesada tandencia a 1a absoluta posesién de la persona, a la conquista de su mente. Los programas rosocialzadares maximos no respordan, pues, a la idea de autodetérminacien, sno a lade imposicion, por mas que apelen a objetivos altrvistas J tutolares. La pana asume en los mismos impropics y autoritarios objetivos de _adactrinamiento ldeclogico™, de manipulacien del individuo a costa del sacriticio de fu libertad porsoral y oto: derechos fundamentales: implican, por tanto, una intromision abusiva e llegiima por parte del Estado™. Por olro lado, y segun recverdan quienes cuestianan esins pragramas, el pretendide elecio resocializador maximo pugna con la esituctura de la actual sociedad democtatica y pluralsiacn la (que. por cetinician, no existe un Unico marco de valores, sino un Conjunto heteroge ‘neo de sistemas normativos, con sus nevitables contracieciones y contlctos, Dicha sociedad, por ello, no puede alrecer al indviduo ese modelo untario y definido ce pauias de conducta porque ella misma nolastiene™, Traiareehacerlo, entoda ceso, pracisamante a través de la pena parece una terapia poco incicada: una quimera, Mezcla de laoulacion y de cinismo, Un sector doctrinal minoritario, por iltimo, ha ereido encontrar en la spedadogia de la autodeterminacion» la codiciada tercera via". Sin embargo, toda terapia emaneipadora implica aecesariamente una im- posicidn si su vehiculo es la ejecueién penal. ¥, aunque se propugne lo contrario, noes ficil imagina® terapia social autodeterminadora alguna libre de toda eazga valorativa, neutra © Vid. GARCIA PABLOS, A, Betudios Pnafes, ct, nae 46, 58 Como denutteia, KAUFMANN, F, Krimineloge, £11971), Stuktgart: Been, pie re Asi, HAFFKE, Widerspruch von Therapie uid Hervachofl, exemple an frundlegenden Pestimmangen dos neuen Sirofwllzuggesizes, on: ZSA\V, 8 Sipie), tg. 607 yas, Concidiende, deade perspeetivasideligean distin UENO. ARUS, ¥ sideracionesy cit, pag. IIT; ESER, A, Retailer ung in Ser Kise, ciy pag. 532. i Bronte sentid, BSER. A. Restalsirangin der Bs, ot pa. 312 Sobre estas -tercerasviassvil GARCIA-PADLOS, A, Estados Penola ct pt Miyss. 1086 ANTONIO GARCIA-PABLOS DE MDLINA Desde una orientacion marx'sta, por clerts,talasintenios hen sido severammente dosealifcados por su falta de cerrtenize, Asi, Hallke advierta que sa imitan a poner de relieve fa dstuncionalidad de! sisterna y la amarga raalidad de una seceded clasista, insolidaria y agresiva, dalo que debe ser terida en clenta para que el ertusiasmo rehabiltador nociesemboqueen resiqnacién, aio cescapicme y plore su potencielidad emancipadora, Pero, eso si, aceplando el sistema mismo y sin tratar de superar las contradiociones sociales objetivas cue se producen en cu sono, @) Los programas resocializadares pueden perseguir realmente fines tutelares, asistenciales 0 encubrir designios defensistas. Bllo depende mais de la imagen que profesan del hombre delincuente que de solemnes declaraciones de principios. Para las tesis radicales de la prevencién especial, el coneepto de resocializacién es un t6pico defensista, un eufemismo, Asi como en el pensamiento clasico, el delincuente es un pecador Hamado a expiar su culpa, en el credo positivista cl infractor presenta los sintomas de un animal salvaje, de un sujeto peligrosoy temible condenade al crimen por su naturaleza, Por ello, ol castigo se eoncibe como remedio dofensivo de la sociedad, y la reineorporacién del penado 2 ésta no opera a modo de meta u objetivo del sistema, sino como mera consecuencia légica deriva- da do la previa innocuizacién de un sujeto que ha dejado de ser peligroso". Elcorreectonalismo, por su parte, ve en el delincnente la imagen de un ser inyélido, disminuido, incapaz de regir responsablemente su vida por raaén de un déficit «interior» que afecta a su voluntad. El pietismo paternalista del pensamiento correccional, asigna al sistema una fun- cidn pedagégica y eurativa que restaura el equilibrio que el delineuente perdidenel arden moral. Asi, el castigose considera un bien en si mismo yacpresciibe en interés del delincuente. Enesteesquema teorieo, laidea dela resocializacién, entendida como reincorporacién natural del delin- cuentea la sociedad, una vez compensado su deficit gracias.a la oportunz terapia pedagégica, es un objetivo primordial del Derecho Penal y la tutela social preserita a su favor una consecuencia de su necesaria correcciéu y enmienda. La resocializacion de] infractor es mas una utopia romantica y paternalista, que un burdo pretexto defensista”. Sobre la polémicaen HAP Penales, ct, paige. 48 y 49 ™ Gfe, GARCIA-PADLOS, A., Estudios Penales,clt,, pags. 00 y BL Of. GARCIA-PABLOS, A” Estudios Poi KE y BARATTA, vid. GARCIA-PABLOS, A., studios "TRATADO DE CRININOLOGIA 1087 La lamada «Defensa Sceial» representa una opeién auténoma © intermedia, en cuanto movimiento de politica criminal que coneilia la eficaz lucha contra el delitoy el objetivo humanista de laresccializaciin del infractor 0 retorno de éste a la comunidad juridiea en condiciones de evar a cabo una vida social libre y consciente. Para la Defensa Social, el dolincuente no es un animal salvaje y peligroso, ni un desvalido, ni un rotrasado social, sino un miembro de la sociedad que ésta debe compren- der y recuperar, Y la resocializacién, un objetivo realista, viable, que puede alcanzarse mediante el tratamiento cientifieo adecuado y Ia coordinacién de los saberes penolégicos, eriminolégicos y penitencia- ios! Para el marxismo, por Ultimo, el delincuente es la yictima de las estructuras crimindgenas de la sociedad capitalista: quien, en puridad, tendria que resocializarse, por tanto, no es el penado, sino la propia sociedad. En conseruencia, dese la éptica marxista, la resoclalizacion del dolineuente (al modelo de sociedad capitalista) merece el calificativo ide mito o engano, pues a través de ella se imponen al individuo los valores de la clase dominante, de la sociedad burguesa, y se perpotia el statu quo®. Los programas resaciaizadares, sin embargo, s¢ presentan come exgenca twedigonaa dl socatore Funan notre feroraces popes, na, allman las ceciaraciones ofales, ha de ovienia’se a la educacon dol Fredo, do modo que eu ejcucbn allane al candenaco si cari para el eforo ida sos Pero! proceso de einsercién no termina conte excercolacion, sino Guotrascondo toe muros dea carey ha Ge coinur ras alae eta, aunanco Ibs estueizos de los diganos esiataies dela ejecucién de las ponasydo laseciodad ‘mma, sienco objtiva ultima que el penado «comience una nueva vida sobre firme f La importancia quo se atribuye a 500» [ptagramas fesocializacores +inéximose), La importancia ° los habitos capitalstas en la génesis dela criminalidad y la correlacion existerte a [Mist Ut vs attlsias entre reineideneia y procoaco do rovecializasian Ineatelart. figsodefictarinsdamostrarialanecesidadde una etcaz onentacdn rescoialzadora dol penalo al modo de pensar y costumbres socialistas” En todo caso, y eon independencia de la polémica doctrinal reseflada —y de sus coordenadas ideologicas— una funcién penal resocializadora {0 Cif: GARGIA-PABLOS, A. Estudos Penules, ety pigs. 62 y 63 © Vid MUNOZ CONDE, F, La resnealizacisn del delineuente,andlisis y eftiea de tan mito, en: Cuadernos de Politica Criminal (7), 1979, pigs: 81.9 ; © Ud. Wiedorcingliodorung an der Strafhall entlassener Personen in das gesellschaftliche Leben. Seaaisverlag det Deutschen Demekatisehon Republi ancrrasnge y coment la declaracionofeial del Presidente del Conseyo de Estado de INDE ante la Assinblea del Pueblo, el ede vere de 1960 (pg. 11 yes.) 1088 ANTONIO GARCIA PABLOS DE MOLINA y humanitaria, en interés real del reclaso, y no por méviles sociales defensistas es hoy una meta anhelada, que se senala como tiltima fase enel proceso histérico de evolucién del Bstado y del Derecho. e)) Enel momentode hacer un balance final sobre el debate analizada, procede resumir los argumentos que se han esgrimido a favor y en contra del ideal resocializador, a»)A favor de la resocializaeién del delincuente como objetive priori- tario de la funcién penal obran poderosas razones de diversa indole: Desde un punto de vista metodologico, el ideal resoeializador ha significado un positive giro humanista de lz funcién penal hacia lo concreto y real: hacia el penado, al poner de manifiesto el profundo abismo que separa la teoria de la praxis y la nocosidad de juzgar al sistema penal por su impacto en el hombre que lo padece. Este enfoque realista. y racionalizador ha contribuido a la desmitificacion de la polémica sobre los fines del castigo, cobrando éste una naturaleza no magica, ni ritual, sino estrietamente instrumental: la pena, en definiti- , €8 solo un medio, que se legitima si produco un efecto positive". Por otra parte, las tesis resocializadoras se avienen mejor al modelo de Bstado social-intervencionista de nuestro tiempo. B] Derecho Penal elasico y liberal no podia admitir la idea de la resocializacion, ni la del tratamiento del delincuente, incompatibles con sus dogmas. Por el contrario, el Estado social, preceapado por las enusas del erimen —y por Ja reineidencia— asumio pronto la bandera de la resocializacion y encontré en el tratamiento del infractor el arma capaz de paliar con eficacia el fracaso de la pena retributiva™ Por ultimo, y en términos de polities eriminal, Ia idea resocializadora parece ser Te lercera via o solucion al dilema tradicional que entrenta el ideario retribucionista a lz mera utopia, En efecto, si se asume la realidad iltima del castigoyy el alto precio de toda utopia revolucionaria, qne svele abandonar al penado a su suerte, en aras de un futuro social espléndido que nunca llega o tarda demasiado en Megar, la meta resocializadora orienta la pena a fines racionales y humanos que interesan tanto al infraetor como a la comunidad. El castigo deja de ser una cuestién de principios, un resortedialéctico oun remediomagico que “Bn este sentido, SCHMIDHAUSER, Eb., Vom Sinn der Strafo, 1871, Gottingen, pags. 12y 73 Cf. GARCIA-PABLOS, A., Bstudios Penales, eit, pag. 97 ‘TRATADO DE CRIMINOLOGIA 1089 yestaura el sefiorio del Derecho y permite la sublime reconciliacién del infraetor eonsigo mismo y con la sociedad. para concebirse como lo que realmente es: una amarga necesidad”. bs) En contra de la resocializacién del delincuente como meta del sistema penal (y del tratamiento resocializador como objetivo de la @jecucidn de la pena! se han formulado diversas objecione Politicamente, se ha dicho, el pensamiento de la resecializacién potencia la intervencién punitiva del Estado, en lugar de limitarla, Sugiere un efecto cualitativo del castigo on el infractor, sutil pero intenso, incompatible con Jas premisas del Derecho Penal clasico libe- ral. La historia ha demostrado, por otra parte, que metas tan sublimes suelen ser proclives a toda suerie de excesos y manipulaciones, por lo que, careciendo de antecedentes la idea resocializadora en regimenes liberales, poco tranquiliza el humanismo del que hacen gala algunos de sus partidarios. Desde la ieoria de los fines de da pena, un andlisis historieo y soviolégico demuestra que aquélla no se justifica por razones o méviles resocializadores, sino de control: no eastigamos para resocializar, ni es éste el mative de que se criminalicen eiertos comportamientos™. Lina funcidn penal exclusiva o prioritariamente orientada alaresocializacion del infractor comprometeria, ademas, las exigenelas de la prevencion general. En efecto, la eficaz defensa del orden social obliga a reparar no s6loen los infractores necesitados de resocializacién (que son los menos), sino también en los que no necesitan asta (si han delinquido) y, desde luego, de forma disuasorio-preventiva, en losdelineuentes potenciales® Absolutizar la meta resocializadora conduciria, por cierto,a.un inseguro Derecho Penal de «medidas ¢ implica, en todo caso, un flagrante deseonocimionto dela realidad. Pues sdlo pocos infractores necesitan ser ® £ 25, 4 Una referencia bibliografica, on: GARCIA-PABLOS, A., Estuidios Penalos, et., pags. 08 y 59, nota 149, "Vid. ROXIN, C., Steafiechtlieha Grundlagen Problema, ei GARCIA-PABLOS, A., Estudios Penales, cit, pis. 59 y 60. 8 Como advierto, SCHMIDEAUSER, Fh., Vom Sinn der Stra cit, pag 42 ve. Bn igual sentido, STRATENWERTH, G., Sirafreeht, Allg. Teil, 2" Ed, pig. 28, % Asi, LAW, Individuella und kollektive Sehuld, on: ZRP, 4 (1978), pig, 98. Che GARGIA-PABLOS, A., Estudios Penules eit, pay. 60. este sentido, ROXIN, C., Strafrechtliche Grundlagen Probleme, it, pigs. 24 y page 6 y 7. Ce 1090 ANTONIO GARCIA:PABLOS DE MOLINA resocializados, pueden serlo y quieren cooperar 2 sw tratamiento rehahilitador: otros muchos no requieren rehabilitacién alguna porque estéin perfectamente socializados (vg, los delineaentes vcasionales»), 0 no son ya susceptibles de ella (por ejemplo, los plurireincidentes y habituales «incorregibles-), 0 rechazan cualquier interyencién resocializadora invocando, eon legitimidad para hacerle, el «derecho a no ser tratados"! El pensamiento resocializador, como se ha apuntade por la doctrina, pone el acento unilateralmente en la dignidad del infractor, ignorando los intereses no menos legitimos de la sociedad y de la victima. Y no puede armonizarcon coherencia dos principiosantagénicos: a naturale za de la pena (la pena, en cuanto retribucion del hecho culpable, es un mal) ¥ laincidencia positiva de ésta en el delincuente (la pena comodien que se prescribe en interés del infractor). La artificiosa distineién que algunos propugnan entre una conminacién legal abstracta dirigida a fines prevencionistas (en interés de la sociedad) y una ejeencién de La pena conereta, orientada a metas resocializadoras (en bien del infractor) no resuelve la contradiccién®, ‘Tampoco es pacifica la -filosofia dela adaptacién» por euanto el juicio de futuro sobre la necasidad de resocializacién ol éxito del tratamiento indicado earecen de bases cientificas sélidas. Y todo pronéstico sobre la personalidad de un individuo, hasado en una concreta manifesiacién 0 perspectiva aislada de la misma, parece sesgado y parcial". En todo caso, dificilmente puede utilizarse la pena como instrumento resocializador vélido. Porque la pena estigmatiza, no rehabilita, No limpia, mancha, {Cémo puede apelarse a su funcién resocializadara caando const empiricamente todo lo contrario? {Como se explica el iinpacto rehesbilitador del castigo y la reinser cidu suciel del penady si,en Ia estimacién social, suele ser mas el mero hecho de haber eumplido la pena que la propia comision del dolito, lo que implica un grave demérito a los ojos de los coneiudadanos?™ Por ultimo, se ha advertido que cierlas penas en vigor son radieal- mente incompatibles con objetivos resocializedores (vg. penas privati vas de libertad de larga duracién). Y que es muy acusada la tendencia (fs, GARCIA-PABLOS, A., Estuilias Penales, cit, pig. 40 (Cir GARCIA-PABLOS, A. Estudios Penales, eit. pigs. 6D v 61 Bn este sentido, SCHMIDHAUSER, Eb., Yor Sinn der Strate, cit, pags. 82 ™ Ofr GARCIA-PARLOS, A., Bstudios Ponales, eit, psy, 62. TRATADO DE ORIMINOLOGIA 1091 alla prevencién general en la respuesta de:los ordenamientos juridicos modernos a significativas parcelas de la criminalidad de nuestro tiempo (dclineuencia politica, criminalidad econémica y financiera, tréfico rodado, drogas y-nareatrifica, contravenciones, ete.), lo que pugna, de hecho, con las solermmes declaraciones programaticas en favor de la resocializacién del delincuente™ Pero la oposicién actual mas enconads al ideal resocializador o3 una oposicién ideolégica que cuestiona la legitimidad misma del tratamien- torehabilitador y el impacto presumtamente positivo de éste. Dicha tesis parte de la concepcidn del crimen como »producto socials y eulpabiliza del mismo a las estructuras sociales. Su lema puede resumirse con un simple aserto: que se resoeialice la sociedad, no el penado™. fe objeta al tratamiento, para comenzar, su radical inefectividad & incluso su impacto necesariamente antipedagogico, por juzgarse absui da la pretensién de adaptar un hombre a la sociedad aislandole, si embargo, de forma coactiva de la sociedad, De una intervencién tan contradietoria, advierte SIMSON, solo cabe esperar una terapia desintoxieadora, purifieadora, pero nada mas” Al tratamiento se reprocha, también, su aftin manipulador: implica —se dice— una ingerencia ilegitima en los derechos fundamentales del rechuso que deja de ser sujeio para convertirse en objeto del mismo™. Por ultimo, se observa que el tratamiento en el seno de las institucio- nes penitenciarias no puede producir un efecto resocializador ya que la participacién del recluso en Ia subcultura carcelaria le obliga asumir ¢ interiorizar los valores de ésta, valores criminales antagénicos a los de lasoeiedad oficial". Desde la obra de CLEMMER se admitela existencia peste sentido, KAISER, G., Hesezialisierang und Zeitgeist. Strafe, Behandlung oder Bewas Driltos, en: Restschvift fir Wurtenberger, 1977 (Berlin) cit, pig. 370. Cir. GARCIA-PABLOS, A., Estuclios Penales, et, pag. 63. © (fr, GARCIA-PABLOS, A. Estudios Penales, eit pag. 63 yas SIMSON, Behandlung statt Strafe, pay. 264 8 268. CI. GARCIA-PABLOS. A, op, cit, pig, 67. En igual sentido, PLACK, A., Plidoyer far die Abschaffiing des Strafrechis, 1974, Liszt Verlag... pay. 112 y ss. y LEFERENZ, en: Die gefahrdete Mansel in dor Sicht cor Wisonsehafton, 1970, Stuttgart, pag’ 48, (fr. GARCIA- PABLOS, A., Bstudios Penales, it. pig. 67. | Vid., KAISER, G,, Resosialisiorung und Zeitgeist, cit, pig. 268, Vid. GARCIA-VALDIS,C.,La nueva penologia, en: Temas deDerecho Penal, 1892 (Madrid), Servicia Publicaciones Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, pag. 128 y ss 1092 ANTONIO GARCIA-PARLOS DE MOLINA, de un «cédigo del recluso», asf como la de un proceso de adaptacién de éste a la subcultura carcelaria, cuyos pasos intermedios serian la sdesculturalizacién. (pérdida de las capacidades vitales y sociales mini- mas para la yida en libertad: del control situacional, de la propia iniciativa yde la autoresponsabilidad) y la «prisonizacién» (asuncién del cédigo de valores, usos y tradiciones de la vida penitenciaria)®. A todo ello se afade por criticos y escépticos, que ni la Ciencia dispone atin de informacién suficiente y eontrastada para disefiar modelos concretos y diferenciados de tratamientos resocializadores, porque falta el impres- cindible consenso empirieo previo al respecto; nila Administracion Penitenciaria dispone de los medios ¢ infraestructura necesaria para una intervencidn cientifica e individualizada con todassus implicaciones y consecuenci: 8. Bl debate criminoligico sobre la resocializacién del penado es un debate cientifico empirico, libre, por tanto, de especulaciones, de actitu- des puramento ideclégicas, o de estérilos «torneos oratorioss"!. Versa sobre hechos eoneretos, sobre realidedes constatables y diseurre en el simbito o esfera del «ser», no el mundo normativo del «deber ser». Interesa sobremanera a 1a Criminologia verificar eientificamente si cabe una intervoneién positiva, bienhechora, en el infractor a través de la ejecueién de la pena, Si es posible disefiar, con criterios empiricos, una interyencién penitenciaria que favorezee la adquisicién por el vecluso de patrones de conducta prosociales. Qué objetivos concretos habria que perseguiry cémo habria que orientarla Administracién Penitenciaria y Ja propia ojecucidén penal para aleanzarlos. Qué modelo de tratamiento y qué téenicas conerets de intervencién serian mas adeenadas: cules Se estan utilizando actualmente y con que resultados. El debate presupone, como es légico, la libre y decidida colaboracién del penado, pues, en otro easo, cualquier intervencién seria rechazable tanto desde un punto de vista ético, coma estrictamente pedagogico. Sin Cf. GARCTA-PABLOS, A., Estudios Ponales, eit, paige 67 y 68. Vid. BAYES, R., Reflexiones de un psicélogo ante algunos problemas que se plantean en el eampodel Derecho, Bn: Anuario de Socielogia y psicologia juries 2, pag 79. Cit, REDONDO ILLESCAS, S., y GARRIDO GRNOVES, V., Diez aos de intervenciin en las prisiones espanoias, en: Delineweneia (BI ideal do la rehabilitacion y la intervencion en las prisiones), 1991, vol, 3, 0", pil, 197. "TRATATIONDE CRININOLOGIA 1093, la voluntad real de-aquél no puede hablarse de tratamiento sino de manipulacidn, de adoctrinamiento, y surge el fantasma de la «naranja, mecénica: ‘Transcurridas mas de dos décadas desde que se aprobara la Ley Orgiinica General Penitenciaria —Ley que consagra normativamente el modelo de intervencién cientifica en las prisiones espafolas— parece abrirse pazo un razonable optimismo entre los expertos en cuanto a las posibilidedes y el futuro préximo de los programas de resoeializacién del penado sobre la hase de la experiencia obtenida a lo largo de los tiltimos lustros, ‘Todo parece indiear que a través de 1a ejecucién penal pucden obtenerse resultados positivos en tres niveles: evitando el aprendizaje por los internos de nuevas actitudes y habitos delictivos, influyendo sobre el comportamiento de aquéllos en la prisién, ¢ incidiendo en la conducta futura de los penados™. Una evaluacién realista del esfuerzo desplegado durante el periodo citado arroja tres conclusionce®. La primera, que optando por un daterminadomodolointegrador y cientifico deintervencién (que no es el médico clinica tradicional) resulta viablela positiva reestructuracién de la realidad carcelaria, del habitat peniten- Gario, controlando sus efectos mas nocivos (aislamiento, inmersién en la subeuliura eareclaria, ete.) y generando otros satisfactorios para el reeluso (vg. actividades de aprendizaje, adquisicién de expectativas de firiuro prosociales, superacion de adbieciones, ete.). La segunda conclu- sion: que desarrollando dicho modelo psicoedueativo, basado en los posiulades de la Psicologia del aprendizaje social y operante, en la reeducacién cognitiva, y su definida orientacién comunitaria, progresa- mos hacia una ojecucién dela pona privativa de libertad mas racional y himans que abre el paso a otras formas de sancidn diferentes en el futuro, La tercera y ultima conclusidn, que dicha nocién del iratamiento, atenta mas@ miras educativas que elinieas y estructurada para dispen- sar prestaciones sociales —no para ejercer control (predominio de Por todos, autorizadsmnente: GOMBZ, J., El émbito del tratamiento penitensiari, fen: Cundernos de Politica Criminal, 81979), pag. 71 Encste sentido: REDONDO ILLBSCAS, S,,y GARRIDO CENOVES, V., Diez aiiue de intervencion en las prisiopes espatiolas, cit, pag. 239 y ss.; fundamental GARRIDO GENOVES, V., REDONDO LLBSCAS, S., Hl tratamionto y la intor vencién en las prisiones, en: Delineueneia, Bl ideal de la rehabilitacion, eit, (1991, BBN, pags. 299 y 300. 1094 ANTONIO GARCIA-PABLOSDE MOLINA esquemas orgauizacionales sobre los prioritarizmente retributivos)— representa una versién moderna, legitima y realista del polémico coneepto de resocializacién. Porque no limita, sino que onriquece:y mejora la calidad de vida del penado, sus expectativas y oportunidades vocacionales, sus relaciones interpersonales: su panorama yital de futuro. Una intervencién asf coneebida, no manipula al recluso, ni le rebaja a la condieiin de objeto, pues no persigue la imposicién de concepciones morales determinadas al mismo, ni cambios cualitativos de sn personalidad mediante sutiles aduetrinamientos y lavados de cerebro, sino, por el contrario, ampliar el mapa cognitive de aquel, polenciarsus aptitudes, habilidades y competenciais sociales, dotarle de medios © instramentos eficaces para su eficaz participacién en la comunidad. En todo aso, es una oferta, no una imposicién'®*, a) El concepto restrictivo de tratamiento (médico-clinico). Jesus ALARCON, al evaluar los resultados del tratamiento penitenciario durante los dos tiltimos lustros, llega a conelusiones menos optimistas. A su juiicio, solo se ha conseguido mejorar el sistema de clasificacion de los reclusos, al invertirse la tendencia tradicional al régimen cerrado {predominio actual del régimen ordinario y del régimen abierte), Pero, en su opinién, no se habria decarvollado ol tratamiento cientifieo y resocializador del recluso: (tratamiento en sentido estricto) con los oportunos programasen el ambito penitenciario™. Tal parecer presupo- neunconcretomodelode tratamiento y de estrueturaciéndela interven- cién penitenciaria que no se comparten por la doctrina mayoritaria, dejando no obstante a salvo el prestigio eientifieo, Ia eutoridad moral y extraordinaria labor desplegada durante aios por el autor en el mundo penitenciario. St Portodes, GARRIDO CENOWES, V., REDONDO ILLES ratamientoy Ji intervention en las prisiones, cit pags, 291 y 297 "Vid. ln muy sutorizada opinidn del sator, en: Hl tratamiento ponitenciaria en el primer decenio de la Ley orgiinica general penitenciaria, en: Revista de Estudios Penitenciarios, Extra, 11989), nag. Ly 8s “Bu sentido critica, por ejemplo, cesurundo ef concepioestriew (scasi misteriea.) de ‘atamiento defondide por Alarain: REDONDO ILLRSCAS, S., y GARRIDO GENOVES, V,, Dies sios de intervencion en las prisiones espanolas,cit,, pag. 200) y 8s. (especialmente, 202) ‘RATADO DE CRININOLOGIA 1095 b) El coneopto actual de vintervencion» y sus bases. En cuanto 2 la tradicional intervencién penitenciaria, eran obvias sus limitaciones y condivionamientos. Su enfoque médico-clinico presuponia implicita mente la errénea concepeién patolégica del penado. Y este dingndstico, ‘a su vez, llevaba consigo una interpretacién restrietiva del tratamiento mismo, del que habria que excluir toda actividad no especificamente cirigidaaneutralizar las causas dela conducta delictiva (vg.: programas ambientales, animacion sociocultural, trabajo, educacién, formacién académica, terapia ocupacional, ete. Sin embargo, tal comprension del tratamiento, elitista y cuasimistériea, desconoce las necesidades de la realidad carcelaria de hoy; realidad dramatica y apremiante, incompatible con actitudes pasivas o de cémoda resignacién, que apelan a un lejano futuro ideal, quimérico;y con posicionesmaximalistas, ntépicas, que ignoran incluso las posibilidades que dicha realidad deparaen orden a una intervencin ‘positiva en los penados, con los medios y conocimientos actuales. rece, pues, imprescindible una nocién amplia ¢ intogradora de intervencidn, que supere ol concepto tradicional de tratamiento En primer lugar, porque el recluso no debe ser contemplado como un senfermo», ni parece correcta ignorar que,en a interveneién penitencia ria, existen otros sujetos implicados ademas de aquél (la victima, la sociodad general, los operadores del sistema, ete.). En segundo lugar, porque es necesarin reconocer que @ la Administracién Penitenciaria corresponde no solo velar por una ejecucién de la pena que favorezca la reinsercidn social del recluso (objetivo ltimo), sino, también, resolver ‘otros muchos problemas que, en todo caso, condicionan la consecueidn de aquél y reclaman una interveneién eficar (orden interior, violencia, educacién, elima social, matrvacion de los reclusos, masificacion, et. Finalmente, porque definida la institucién carcelaria como “organiza- cion y medio total de vida» no cabe seguir manteniendo una dréstica dicotomia entre actividades regimentales y actividades de tratamiento: por el contrario, procede instrumentar una intervenciéa penitenciaria en las diversas 4reas(normativa, asisteneial, cultural, laboral, terapéu- tica, ete.), pluridimensional y omnicomprensiva, que procure, como 1 Asi, ALARCON, J, El teatamienta penitenciario on el primerdecenio dela LOGP, cit. pag. 19. © Asi, REDONDO, S., Roflexiones sobre la intorvencién penitenciaria, en: Papers 'Estudis | Formacit, 2° (1989), pag, 1ST y 5s 1096 ANTONIO GARCIA-PABLOS DE MOLINA meta inmediata, la mejor convivencia posible en la prisidn, y como fin mediato, la reinsercién social del recluss Asi, pues, frente al concepto tradicional de inatamionto, entendido en su acepeién elfniva y restrietiva coma conjunto de actividades especifica y exclusivamente dirigidas a la neutralizacion etiologica del comporta- miento criminal conereto, quesdlo tiene en cuenta la persona del pensido yl virus inaprehensible causante del delito —verdadera entelequia— on aras a su futura reinsereién social, debe prosperar un concepto pluridimensional, amplio y realista de intervencién, de naturaleza psicoeducativa y contenido asistencial, que pondera las expectativas y exigencias de todos los implicados en la funcién penal y orienta ésta de forma que los diversos ambitos de la vida carcelaria cotidiana incidan positivamente en el reeluso; aborde de modo satiafactorio los problemas diarios do Ia. prisién; y contribuya a una posterior reinsereién del penado. En este sentido, cuestiones como el clima de convivencia en la careel, 1a animacién sociocultural, la propia arquitectura carcelaria, su estructura organizacionall, la politica de permisos, la asistencia social postpenitenciaria, las medidas adoptadas con relacién a la droga o el SIDA de la poblacién reclusa, no pueden quedar al margen de una intervencion bien disenada”. ©) Ei marco de ta intervencién: modelo clésico versus modelo ambienialisia. En cuanto al marca de la intervencién penitenciaria (marvo espacial, ambiental ¢ institucional) parece, también, necesario corregir algunos vicios del modelo clasico que determinaron el fracaso del fratamiento rehabilitador tradicional en el ambito carcelario, asu- miendo ahora los posiulados de la Ecologia humana y social y de la Psicologia ambiental. En el modelo elasico, precominaron siempre las medidas esfructierer es sobre las de naturaleza organizacional y las de control negativo (sanciones) frentealasdecontrol positivo (refuerzo de comportamientos satisfactorios de los reclusos). Primé una atribucion iniernelista de la conducta del penado, al negarse relevancia causal a los factoros ambien tales. Y se depositaron cieyas esperanzas en el cambio positivo de las prisiones, y de los internos, sin introducir los oportunos programas de Asi: GARCIA,J., La prisin como organizasién y medio total de vida, en: Revista de Estuilins Penitenciarins, 283 (1987), pag. 93 y 38 ® Vid., REDONDO ILLESCAS, S., v CARRIO CENOVES, V,, Diez vencién en las prisiones espanol, cit, pig, 285 y 85 8 derinter: TTRATADO DR CRINANOLOGIA 1097 intervencidn’®, El modelo que se propone, por el contrario, subraya la importancia del medio fisico y del diseno arquitecténico carcelario, de] clima de convivencia 0 ambiente en las prisiones, del nivel de participa- cién y motivacién de los internos en los distintos programas de activida- des; y reelama el andlisis empirico de la propia institucién, de los elementos que Ja integran y de las relaciones de los mismos con la conducta de quienesconviven nella” El giroqueestenuevo paradigma representa viene avalado por fiables investigaciones empiricas en el marco de la Psicologia ambiental y la Eeologia social, Asi, nureiosos estudios demuesitan que factores como el hacinamignto, el clima social carcelario 0 la violencia en la prision concicionan decisivaments el comportamiento de los iniemnos. Y que cambios organizatives sustanciales en materia de clasificacién de Ins raclusos, horarios, aprovechamiento de espacias fisicos disponibles, permeablidad de movimiontos en el inteno: de la prision, etc eyitan 0. minimizan determinados ses penitenciarios negatives". Lo mismo cabe alirmar de la arquiteciura carcelaria y su ifluencia en la condveta det interno: un ‘yevo diseno de celdas, gelerias, patios y la evitacion de coniroles fisicos innece ‘sarios pocrian produce electos encomiables, Incluso actividades de estricte animacion sociocultural merecen una avaluacién muy notable porque mejorar las ‘elaciones inierpe'sorales, aminorando el clima de violencia y crispacién;quiebran 21 asiamiento comunitario de la prision, clean l2cundos aspacios de encuentro on ‘cane do ésta y dispensan un positive entronamianta de hablidedes cocialee y cocupacionales' Cualquier modelo de intervencién ha de enfrentarse a una serie de retos y problemas, estructurales, funcionales, relacionales y estricta- mente técnicos EPONDO ILLESCAS, 8., Reflexiones sobre psp 906, En este sentido, entre otros: GARGIA, J., La prision eomo onganizacion y medio total de vida, eit, pigg Sd ys Vid., GARCIA, J, La prision como organizavidn .., ci, ihidem, Cfr, REDONDO ILLRSCAS, $y GARRIDO GENOVES, V., Diew ands de intervencién om las prisiones espanolas, cit., py, 2038. y $5 4 Ass, NIBTO,.LRP., La influencia de la arquitecturn penitunciaris en hi conduct tn: Preséi Comunitat: Primeres Jurnades Penitenciaries de Catalunyse, Barcelonst (epartamenta dedJusticia}, 1988, pigs, 1980204. También: REDONDO ILLESCAS, 8., Reflexiones sobre la interyencién penitenciaria. et. pay. 157 y ss Cf. REDON: DOTLLESCAS, 8. y GARRIDO GENOVES, V., Diez anos de intervencién .:, eit pay, 211 y ss © Vid. ARNANZ, E., Animacin sociocultural peniteneiaria, Apuntes para undobate sobre i an initcin socioculluralen el marca del tratamiento penitenciario,cit.,por REDONDO ILLESCAS, 8. yGARRIDO GENOVES, V., Diez anos de interveneion cil, pag. 207. a intervencion penitenciaria, 1098 ANTONIO GARCIA-PARLOS DE MOLINA La intervencién penitenciaria parte ya de-una limitacion o condicionamiento estructural”, derivada del escenario en el que tiene Iugar. La clase de programa que pretenda llevarse a caho, el perfil de los internos, las posibilidades de personal y la eventual participacién comunitaria, entre otras Variables, determinaran la forma en que ha de estructurarse la prisién a fin de no frustar el éxito de los programas resocializadores. Cémo ha de disponerse el escenario de la comunidad (setting) para realizar eatisfactoriamonte un programa de interven- cién, os un segundo problema previo de capital importancia Sobre la intervencidn peniteneiaria gravitan, también, limitaciones fancionates, propias del rol y actividades que han de desplegar los distintos profesionales implieados on el programa rehabilitador. “Todo ello explica el créctto de que aisiruta el regimen de wprision abierta», seqan algunos ol mas adecuade para cansepuir los objetives resocializadores™ Opinién, no otsianta, asumible con las debidas eservas, pues lo decisivo no es dorde se realiza un prograrna de intervencién sino pl contenido de este: y a prision abieria, por si sola, no produce impacto resoclalzador alguna si no va acompanada de programas rehablitacorax, fuertementa vinculadas als comuricad, orientadios ale adgussiclon, mantenimiento y generalizecion por el penado de nuevos patrons de ‘condcta prosacial” Desile un punto de vista relacional, parece ya obvio que todo progra- ma de intervencién debe romper el tradicional aislamiento comunitario de Ia institucién earvelaria, estableciendo una yinculacién profunda entre comunidad y prisién. Hoy, por cierto, se estima fundamental implicar a la comunidad en los programas de rehabilitacion y sigue constituyendo un reto la correcta articulacién de los recursos comunita- 105 y los servicios profesionales’” Programas genuinamente comunitaros. sin embargo, aue operen con las variables eapectfices relevantes do les perades somstides a loa miamos y de le ‘comunidad concrete que les sirvede marco, sonaocos. L @aoeptecian sosialde tales © Sobre el problema, vid., GARRIDO GENOYES, V. y REDONDO LLLESCAS tratamiento y Ie intervencién en las prisiones, cit pa. 306, En este sentido, ONAL, K., Lx comunidad y el cégimen abierto, Bataadios Penitonciarios, 240 (1988), psig, 109 9, % Asi, REDONDOILLESCAS, Sy GARRIDO GENOVES, V,, Diez ane de interven- idm ay its i, 280. Vid. GARELDO GENOVES, V. y REDONDO ILLESCAS, S,, Hl tratamiento y le intervencion .., eit, pag. 07 y ss. SE) Revista de “TRATADO DR oREMNOLOGEN 1099 programas; que conciciona su implantacibn, permanencia y éxitono perece lampo- co aseguradc™, @) Problemas y retos de los programas de intervencidn, Téenicamente, desde la mera dplica pedagdgica y del aprendizaje, los programas de interyeneién suscitan varios problemas". El primero, |a existencia del conocide mecanismo del «contracontrol» que dificulta la eficacia de los programas resocializadores al contrapo- neraésiosolras normasy pautas antagénicas que rigen en el seno de las subeulturas carcelarias («eddigo del recluso-). Una dificultad adicional especifica de los programas penitenciarios de rehabilitacién reside en la denominada ausencia odeficit de «genera- lizacién» de los mismos. Estos, segtin todas lasevaluaciones empiricas, exiaten serios obstseullos para que los ex penados leven a la préctiea on sus ambiontes habituales, reeuperada la libertad, cuanto aprendieron, camo internos, en Ins establecimientas penitenciarias, dado el traseen- dental cambio de escenario que la excarcelaciin supone. Precisamente, esta dificultad expliea, en parte, el éxito de los «programas comunita- ©) Crisis de las tipologias tradicionales de delincuente y moderno concepto de «carrera criminal». La Psicologia y las ciencias de la edueacidn investigan qué clase de tratamiento es el mas indicado a propésito de cada delineuente 0 grupo de delincuentes, pues aquél se Heva a cabo en la prisién como en la comunidad par imprescindible una intervencién diferencial 0 preseriptiva. A tal fin, se ha operado tradicionalmente con tipologias o clasificaciones de delin- ‘euentes, que han sido hoy muy perfeccionadas con la ayuda de modernas téenicas de investigaciin (vg. andlisis de «eluster», como el MMP. Sin embargo, las tipologias tienen reservada una utilidad mucho més modesta: se hallan en crisis, Vid. GARRIDO GENOVRS, V. y REDONDO TLL Intervencidis ety pag, 308 Vid. GARRING GBNOVRS, V., y REDONDO TLLESCA. S,, El tratamiento y la Interveneidin sell, pig. 308 y 8 Vid. GARRIDO GENOVES, V., Téeaiens do tratamiento para delineuentes, M; rid, 1998 (Cora, S.A.\, pugs. GLY 52, ISCAS, 8. El tratamiento y Ia 1100 ANTONIO GARCIA-PABEOS DI MOLINA Las tipologias clisicas han fracasado. Ni como instrumento de predic- cién do la reincideneia, ni como estrategia maximizadora de los efectos del tratamiento pueden exhibir un balance favorable. Su capacidad de diagnostico; indicador de la intervencién preventiva més idénea, ha sido, por lo general, decepcionante. Ello se debe, tal ver, 2 que no captan el aspecto dindmica ysituacional de la conducta delictiva, sino solo rasgos concretos de la personalidad del infractor y determinadas car teristieas fenomenolégicas del suceso delietivo, lo que no permite aven- turarelfirturo comportamientodeaquelnilos factores que interaetuarén cuando abandone la prision”. Laaproximaciin tipolégica parece, también, poco itil parael andlisis causal, ctiviégico:no aclara ni explica el proceso que culmina, tipo.a tipo, en la conducta delictiva, la génesis o dindmica del comportamiento criminal, Todo parece indicar, pues, que dicha metodologia sélotiene un «poder heuristic» o interpretative, muy modesto. En su lugar, por el contrario, gana terreno de forma paulatina una nueva categoria, concep- tual y metodolégicamente, mas util: la de »earrera criminals". Esta categoria permite el disenio de métodos «longitudinales» (muy. indicados, por ejemplo, para el estudio de la reincidencia) v no carga con la hipoteca de los rasgos 0 categorfas guosoldgicas preestablecidas, que suelen pesar, aprioristicamente, sobre las investigaciones de base tipolégiea; y expresa, ademds, una evidencia empirica: que ciertas variables aparecen asociadas, de forma significativa, a Ia inieiacién y mantenimiento del comportamiento delictivo de una persona. La operatividad de las «carreras delictivas» a efectos penitenciarios (clasi- fieacién, progresién de grado, libertad condicional, ete.) parece, también, indiscutible™. Bl cuucepty de «carrera delictiver: cobra aun mayor interés relaciona- do con el de sconpetencia psicosocial». Este utino, parte de la natursleza transzccional ds la relacién indivuo.tmedio (clindividuo influye ene! mecio, y éste en el desarrollo del individua) y Gescribe un estado de adaptacon tal que permite el empieo satisfactorio de los recurses da la persona y de! ambiente en aras del oportune desavrallo de aquella y del comecio © Asi, GARRIDO GENOVES, V., Téeniens de tratamiento para delineuentes, cit. pag. 82, “Vid. GARRIDO GENOYES, V., Técnicas de tratamiento para delineuentes, eit pag. 53, © Vid. GARRLDO GENOYES, V., Téenieas de tratamiento page, 53 y 54 ara dolinenentes, cit ‘TRATADO DF CRIMINOLOGIA. 1101 manejo de los contextos Interpersenales. En dicha situacién de equiidrio infuiran decsivamenie certos recursos 0, habillades cognitvas de la persona, la debida armania entre indvidualioad o saciabildad y determinadas aptitudes sociales de quella. Autoestma posiiva, locus de conitol interno, ernalie y aptitudes para abordar prablemas interpersonalos, sorfan, por ejemplo, algunasdo las rabilidactos ‘cogntivas de mayor relevancia. EI marteniriento de sdlidos vinculos sociales (can familiares, amigos y companeros, etc) unto ala autonomia en laseleccién de metas personales, por su parle, contibuiia al cowecto balance entre sociabiidad & individuaidad, Las mencionadas Aabildades sooiales, por abimo, narian thica y perativa la transaccién con el media, coorcinando de ioima eficaz fa autoriomia y les recursos cognitvos delsujato,ca un aco, ysu adecuada socializacién, da ott ‘Todo parece indicar, por tanto, que las investigaciones sobre carreras delictivas matizadas por el principio de competencia psicosocial pueden aportar una infermacién empirica yaliosa en orden a la génesis y dinamica de] comportamiento delictivo, esclareciendo las variables y factares del proceso: y al diseno de los programas de intervencion mas adecuados, con el objeto de promover los recursos personales y sociales del penado y la efectiva participacién social del mismo. El modeto concrete de intervencion por el que se opte guarda, como es logico, una relacién directa con el modelo teérico explicativo de la conducta criminal. Bl andlisis etioldgico de un fenémeno y la oportuna interveneidn en el mismo constituyen, no en-vano, dos planes légieos & inescindibles, las dos earas de Ia moneda. r varias clases de modelo: Acestos efectos, cabe di i El modelo diswasorio 0 intimidatorio deseansa en la premisa de que la condueta delictiva es un acto o decision racional, de suerte que el infractor poteneial ponderaria las ventaias ¥ lus inconvenientes de su comportamiento, optando por respetar la ley si conclaye que los costes del crimen (castigo, etc.) son mas earos que los beneficios derivados de a comisién del delito. Segin la experieneia empirica, los programas de interveneién y tratamiento basados en este modelo no parecen haber cosechado éxitos notables. Todo lo contrario, “Vid. GARRIDO GENOVI pgs. 5A 9 56 ®) Vid GARRIDO GENOVES, V., Técnicas de tratamiento para delineventes, et. pag, 50 se, Y,, Teonicas de tratamients pars delincuentes, eit 1102 ANTONIO GARGIA-PABLOS DEMOLINA Los muy diversos modelos te6ricos, de corte socioldgico, que atribu- yen elerimena procesos, causa y conflietos sociales, han eselarecido, sin duda, la génesis y etiologia del fendmeno delictivo, pero el esuerzo realizado, con éxito, en el ambito causal-explicativo, no se ha visto acompaiado por un interés semejante en orden al diseno de programas de intervencién y al tratamiento rehabilitador del delincuente. Un tercer modelo es el modelo médica, que desde eu prisma patologizador, ve en la condneta delictiva el mero sintoma de una enfermedad o trastorno psicopatolégico subyacente, necesitado de cura a través de la oportuna ferapia. Siendo falsa su premisa, no puede extraiar que tamporo produzea resultados rehabilitadores satisfacto- rios una praxis que basa Ia intervencion penitenciaria en aquélla, Mis aiin: el déficit cientifico-empirico de los Hamados «programas correccionales» reside no tanto en la falta de solidez de sus postulados te6rieos como on la auseneia absoluta de marco. modelo algano; vacio conceptual y referencial que condena al fracaso cualquier esfuerzo bien intencionado. Frente a los referidos modelos, gana adeptos un nuevo paradigma, psicosocial, do cariz educativo, relativamente autonome y desligado de las teorias explicativas del erimen, que pretende neutralizar ciertas deficiencias del infractor en sus procesos de socializacién (en actitudes, habilidades, razonamientas, ete., requeridas para el correcto ajuste social) mediante la uplicacidn de tenicas cognitivas y conductuales que le permitan desarrollar todos sus recursos individuales, Toda ello, naturalmente, sin perjuieio de Ia necesaria prestacién al recluso de los adecuados recursos «sociales», ) Métodos concretos de tratamiento en el dmbito pertitenciario hay muchos y variades. Segtin a naturaleza o prineipio dominante de la intervencion, suelen distinguirse cuatro grupos: médicas, pedagdgicos, psicoligico-psiquidtricos y socioligicos™, Lostratamientos de indole médica, clinica, pueden serfarmacolégicos © quimioterapicos (vg. empleo de antidepresivos, de neurolépticos, ete. , y quirargicos Vig. ALARCON. J, El tratamienta penitenciario: rigulacisn jucidiea y prietien actual en Espana, en; Psicologia social y sistem penal |Compilacion de F. Jimenen Bunillo y M. Clemente, Alianza Universidad Tostos. Madrid, 1086, pig 245 y se TRATADO DE CRIMINOLDGIA 1103 Los de finalidad pedagégica pura, segtin vayan dirigidos a cualquier interno oa reclusos que presenten ciertas deficiencias o diseapacidades, se denominan generates, en el primer caso (vg. educacién y formacién profesional a diversos nivoles), 0 especiales, en el segundo (vg. progra- ‘mas especificas para disminnidos fisieos o deficientes mentales Naturaknente, otros muches programas do intorvencién tienen, también, una clara vocacion pedagogica, pero eniencida ésta en un sentido amplla y geneico, {carne sucede en los modelos psicosociales do oviontacién cogritiva Los tratamientos de orieniacién psicoldgica admiten un sinfin de métodos y teenicas de intervencidn (asi: psicoterapia individual, psico- terapia en grupo, psicodrama, asesoramiento en grupo, asesoramiento psicol6gico, técnicas de modificacién de conducta, cte.). ‘Asu vez. cada técnica puede darluger a diversas submodalcades. Asi, entre las Heencas tergpéuticas gropates cabo distingur: la tarapia analitea, el psicodrama, tes grupos de encuentro, la terapia de la realidad, a torapia de la Gestalt la terapia familar, el endlisia trancaccional, la torapia integral, etc. ¥ enire las téonicas de modiicacion de conduct, las aversivas, las basedas en el llamado aprendizaje ‘perante (vg. economia do fichas y contralo conductual), el entrenamiento en habildaces socal y la moditcacion de conducia cognitive Con cariicter general, la intervencién psicoldgica conocetresclases de programas, basados, respoctivamente, en los principios del aprendizaje aperante, el aprendizaje social y la psicoterapia (el denominado apren- Gizaje clasico no tiene, apenas, aplicacidn en el dmbite penitenciariey 1’) Les programas que siguen el modelo del aprendizaje operante se sirvon do procedimientos de refiver20 positive, de refuerzo negativo y de conirol aversivot Los de retuerze pesitvo uiilizan como estimul las vistas extra al interno, la supervision reduciaa 0 cualquier of privtegio (vg. sl, wt proved ieenly de ecomrer ‘nia de fenas}, Conclles parece habotse censeguido una mejora dela conclucta del recluse en la prsion y la efectiva parvcpacion del mismo en las actividades ‘acacémicas, profecionales y culuralos orgarizadas por la Adminstracion Periten- ‘Gavia. Dificl de evauar es, sin emibargo, a eficadla de tales programas en ta futura Vid. GARRIDO GENOYES, V., Técnicas de tratamiento para delineuentes, cit, pag. 73, Vid, portodos, GARRIDO GENOVES, V,, Técnicas de tratamiento para delinener: te, cit,, pag. AB y ss "Vid, portados, GARRIDO GENOVES, V., Técnicasde tratamiento para dolineuer: tes; eit, pig. 42 y a8, Sabre el prendizaje «operanter vid. GARCIA-PABLOS, A., supra, eap. XIV, 2. 1104 ANTONIO CARCIA.PABLOS DEMOLINA ‘Concucta Gel ex recluso, cuando yano cabe suminisirara este refuerzos altemativas al comportamiento criminal al haber recuperado eu habitat natural Los de refverzo mapaticacuden ala asigiacion detareas laboraleso academn ‘eas, de vigilancia y de supervisién (estimulo) ‘La aplicacion combineda y simulténea de programas que incluyen ambas clases de refterzas se ha llevado a cabo en Espana, con notabie éxito, bajo disenos ambiortelistas. Losproaramas de contra! aversivo(castiga, caste de respunsta y Hameo hadi) han demostrado escasa utiidad amedio azo, pudierda ocasionay, ineluss, e'eotos ‘contraproducentes en orden a la resocializ2cién del interno, 2) Delos programas orientados hacia el aprendizaje «social» sobresa- Jen los de “hogar de grupos, que reciben distintas denominaciones (Achievement Place, Teaching-Family, Padres eneenantes, ete.).En tales programas, una pareja bien entrenada, dirige un hogar de grupo integrado por seis jovenes delincuentes, sirviendose de diversas téenicas deintervencién (yg. economia de fichas, hiabilidades sociales, modelado, otc.), La oxperiencia demuestra que estos hogares de grupo contribuyen al aprendizaje de conductas prosocialos y diaminuyen los comporta- mientos delictivos. Cuenta, también, eon la preforencia por parte de los propios jévenes infractor 3!) Encuantoa los programas psicoterapéuticos, cabe seiialar un claro desplazamiento de los actuales hacia la denominada terapia positiva o terapia de la realidad. Se estima que la busqueda del -insight» en el delincuente carece de utilidad para su resoeializacién y que, contra las pretensiones del piscoandlisis tradicional, éste refuerza las percepcio- nes y autojustificaciones erréneas del infractor, en lugar de ofrecerle alternativas validas y constructivas, La terapia positiva, por el contr: rio, se propone fomentar la voluntad y ladeterminacién del interno hacia el cambio, pues parte de la hipétesis de que la motivacién real de aquel conatituye el factor devisiv del éxito pedagogico. Bs, pues, «una psico- terapin constructiva, dirigida a la situacién de la vida del sujeto, a sus necesidades emocionales ¢ individuales»™, Le ofrece a éste otras opcio- © Vid. GARRIDO GENOVES, V., Téenicas de trata aig. 42 ys3.Sobrecl aprendizaje -operanten vi, cap. XIV, 2 "Cf. GARRIDO GENOVES, V., Téenicas de tratamiento para delincuentes, cit, hag. dd y ss, Sobre et «uprendizaje social, vid. GARCIA-PABLOS, A.. supra, cit, cap XIV, * Vid. GARRIDO ¢ pig 45.5 ss, nionto para delineuenten, cit, (CIA-PABLOS.A. supra, cit IOVES, V., Técnicas de tratamiento para dolineuentes, eit, TTRATADO DB CRIMINOLOGIA 1105 nés alternativas (en la eonstriceién dada del «aqui y ahora»), motivein- dole para que se someta al tratamiento idéneo. Junto a ota tarapia, carerte atin de Ins oportunos estudios evaluator, cabe citar, también ta «/eraoia Ge grupo det conccimienio corporal, eapeciaimente Idénoa para incviduos cue exhiben desdraenes y tastomes de personalidad (va. psicopatas), pero premalura atin en el amtito peritenciario. Postulaéo principal da fsta intervencién es que la identidad y la autocontianza del individu quarcan esrecit relacién can su conocimiento del propio euemo [ol cuerpo vivida sonst tuyo nuestra ser-en-el-mundo», arma MERLEAN-PONTY) de suerte que le cons- Gencia y la vida del hombre san ol pilar de! procaso de autoraflowién®, En Consecuncia, el tratamianto busca la armonizacion de una serie de dimensiones {istas y psiquices: la consienca del cuorpo, |a concioneia omacional, a funcién pseomotorice, la accion essontanea, ia capacided oe verbalizacon y la funcion injerpersonal. ‘De los muy diversos modelos y métodos de tratamientos, tres merecen una examen mas detenido porla especial significacidn ¢ incidencia de los mismosenel dnbito penitenciario: los de orientacién psicodind neice, las de modificacidn de condueta y los programas de inspiracidn téenic cognitiva. A) La pricoterapia y ef seounseling, como expresién de la terapia piscoonalitica, constitayen dos de las primeras manifestaciones genuui- nas de La intervencién en el medio penitenciario La psieoierapia grupal es una terapia que concibe el grupo como factor Lerapetitico: se trata, cn definitiva, de una relacién interpersonal mantenida como control y orientada a la ayuda de los miembros del grupo, a fin de que éstos puedan dirigir su vida de una forma mas satisfactoria y madura, Se emplea, pues, como factor terapéutico la accion de un grupo organizady y dirigidy con este vbjetivo™. La psivoterapia crupal tarminaligica y conceptualmente, aparece ascciada en sus argenes @ MORENO”. La posibildad de que et grupo apere coma agente SCHMIDEBERG,M.,Relationschip therapy:‘The curativeetfact ofattachment,en International dl. of Offender Therapy and Comparative Criminology, 22, (1978), pig. 211 9 se Cir. GARRIDO GENOVES, V,, Técnicas de tratamiento para detincuenies, et, pag. 6, Vid, GARRIDO GENDVRS, V: pags. 46 y 47. Tambien; SANCHA MATA, V., P Madrid (1989), Ministerio de Justicia, pig. 118, "Vid. SANCHA MATA, V., Psicologia social y penitenciarin, cit, pég. 108 y ss ‘Técnicas de tratamiento para delinenontes, cit. icologia social y penitonciaris, 1106 ANTONIO GARCIA:PABLOS DE MOLINA {etapettco, y no como factor 9 instrumento de d'solucién de la persenalidad, sea Utitzado, sin embargo. por muchas escuelas y con cistintas pretensions, Primero, lo hize la terapSutice analitica. Dasde las afics sesenta, algunos autores (ROYO MAY. MASLOW. PEALS, atc.) asumiaron postulados de corte existoncialista, dela Flosofia del «aqui y ahora. propugnando et uso de iécnieas nuevas, alenas a la interpretacion de fos suefios y de los actos falldos, Io transfarancia o la liore asociacién. El objetivo Ultimo seria, entonces, no e viejo suefio correctional —el ‘cambio de la personalidad dalinierno a traves de la terapia— sino otra muy citinto: incrementar e repertoria conductualde aquel, procurando generar la acquisicionde pautas y modalos de comportamiento validas para la vide social Durante jas décadas de los sesenta y setenta, se gereralizd en el ambita Penitenciano la psiccterapsa de grupo, como consecuencia del interés institucional {é0 dotar cficazmorto a las prisiones de otras eametides distintos del mero castigo ‘custocia de03 reclusos. Asi, afinales de ios aflos sesenia, quince correccionales inglesos utlizaban la torapie grupal,y la legislacién norteamericana hacia posible {que un elevacisimo porcentaje ce j6venes miractores cumpleran sils condenas en ‘comunidades terapéuticas cuyo modelo de intervencin basico era la psicoterapia de grupo”. La psieoterapia de grupo ha sido, en ocasiones, mero apoyoo comple- mento a otras téenieas y métodos de interveneién. Aunque de uso muy generalizado en toda suerte de sistemas penitenciarios, prisiones & internos, ha encontrado su maxima dif A en centros de régimen abierto y con delincuentes jévenes implicados en infraceivnes patrimo- niales o drogrodependientes. Pero también ha constituido esta terapia la base organizacional dela prisién, la actividad tratamental prioritaria en el sistema de intervencién. Este modelo, euyos pioneros fueron AICCHORN y METZ signified un giro espectacular en el regimen de la pena privativa de libertad. De una parte, porque las prisiones dejaban de ser meros centros de custodia, con la pretensién de actuar como centros de reinsereién. De otra, porque el castigo corporal daba paso en aquellasa un tratamiento espeeffico hasado en la empatiacon el interno y en una politica de puertas abtertas y comumieacion con Ia comunidad, Blobjetivo de los programas terapéuticos («Guided Group Interaction») seria la creacién de una cultura grupal y comunitaria que promoviese el entendimiento y apoyo mutuo entre los internos. El asesoramicnto terapéntico (ounselings) personal de éstos, la eveacién de habitos de trabajo y el incremento de las relaciones de los mismos eon el exterior constituyen aspectos fundamentales de la intervencion psicologica". MOREND, 4... Psieoterapia Cultura Economica, Vid. SANCHA MATA, V., Psicologia social y penitenciar Cir, SANCHA MATA, V., P rupo y psivodrama, Mévieo (1994), Fondo de it. pig. 108 y a8 jecologia social y peniteuciarka, et, pags, 109 y 110. (TRATADO DE CRIMINOLOGIA, 1107 ‘La psicoterapia grupal da lugar a diversos métodos y téenicas tera- péuticas, entre otras! 1) Eimetog anattco ued cn sucopatascinices cn jovenesdelineven- joo dagasitoey oan ntomos quo oxhibon raves dosajsta a perscnaldad is, ‘ronolotcement, olpmerodelosempleadosen nstixaones decarecin, sere fode on peauateos pontoniaros 3) pstodiamaacude slarepresertaclén dramAtca para que al ndvidue esprase sus confictos. A través Ia Itoraccien a inversion de papales (alte protagorstay aniagorisa) permite esa técrica ponerse mojo en et ugar dol ttre, somprendorse,y desarolar si aspontaneidad. Se na utlzaco con dein tueniss ovenes y con delncuenies psicepalas y todo parece ineicar que Conttbuyesn postive dasblognseemocronaly ale mejoradela autoestadel inact 2)12 torana fanriarpetenceirtervenirosoig ena interno snotamben en su lamila pare foreniatuna adezvadacompronsénemeraccienonropacres es, ‘eraia uel peter, apreduccoun peslivgeamc cotugiral en delineusntes vena ii 4) El andlisis transacciona! parte de ta premisa de que ta personalidad det infact habival padcos una hpartfiade dmercionesy comportamientos nan ies (oedomino de bo Wudeo y prmaro en poyido de actludes maauras ce teaponsabigad propedal prorey dol alah, Comotratamante seha expereren- ‘ado en eomunidedes tarapedicas con exto.y parzce Mer corirbulse @ una Senniblo deminer colasasasderenadencia coneinsando na mayarinialva Y acids do responsaprizacion en @ joven deincuere i Gestalt oe grupos co oncuenirson tances también wizadassiblan con mmaas prottaramerte proven, Ala eapla Soper ala rape dee ooh toize ya franca on eto lugar 3) en cuanto al =counsetnps asesoranent personal erapeuliz, une de cuyouporerosfve SHARP*= pers como consejavacinalsypre'ence paral ingrrotode ainlomacin nscesara pra el mej ate erineno det moma en Sleampo.adveatve, oral pctesna, denifcando sus neteses polencantosis fctnudeeytablldades Lavipena da oruesta que esiatderica my geetalzada Gira sla pentencar. pete melorariaconfiarzay auton des nernes Enizucuald, ef veounsely-—unode cues mbna ators es EGAN pare xpacemeniprecomendeble como terapic dlncsentes FETS 0aA05 {ue tabejan en la comunidad y en may esrecho contacto on la Asi, SANCHA MATA, V., Psteologia social y penitenciaria, et., pag. 110. Vid. SANCHA MATA, V, Pisocologia social y penitonciaria, et, past 119.0 116 Sobre el eoirnseling, vid. SANCHA MATA, Y., Psicologia social y peniteneiaria, cit, pigs. 116 a 118) GARRIDO GENOVES, V., Técnicas de tratamiento para llelineuentes, ct, pags. 128 0 199 SHARP, P., Group counseling ina short term institution, (1959), Federal Probation. BGAN, G., The skilled helper, 1986. Monterey, CA;Cole. Cl ud de la Comunidad lobra ealectiva). 1108 ANTONIO GARCIA-PABLOS DE MOLINA B) Las técnieas de modificaciésn de conducta!™, may arraigadas ch él orbe anglosajén, cobran especial predicamento durante les iltimos veinte altos, siendo de gran utilidad tanto desde un puntode vista elinico como institucional. Se ha comprobado la eficacia de las mismasen orden ala climinacién de conductas antisociales y antirreglamentarias en el seno de la prisién, en la mitigacién de habitos y dependencias (alcoho- lismo, drogadiccién), en la motivacién del interno para elevar su nivel educativo, cultural y profesional o participar en programas de entren: mientoen habilidades sociales y comportamiento asertivo o adquisicién do informacién a través de modelos". No obstante, y a pesar de lng razonables resultados que deparan, suscitan numerosos recelos y eriticasnosiempre fundados. Enesta mala intagen han influido varios factores'*, En primer lugar, el hecho de que fruto de una mala informacién, se asoclan por muchos estas Léenicas a préicticas psicoquinirgicas, psiquidtricas o farmacoldgicas despiadadas con las que, en realidad, poco tienen que ver. El fantasma latente de la naranja mecénica ha sembrado temor y deserédito a estas intervencio- nes, dando pie a toda suerte de reparos éticos y deontoldgicos que, por desgracia,no se cireunseriben a los excesos de ciertas técnicas aversivas hoy en desuso. En sogundo lugar, la Hamada nueva Criminologia, de orientacion’ radical, que ha alimentado ideolégicamente las criticas contra la filosofia del tratamiento, denunciando no ya sue projuicios individualistas, esto es, la suposicidn ingenua de que hasta con interve- nireala persona del infractor, sino la propia ilegitimidad de lainterven- cién misma y el contrasentido de reinsertar a alguien en un modelo de sociedad (eapitalista) desigual, injusta y criminégena. Forzosoesreconocer, noodstan'e, que las técnicas de modificacién de condticta Ofrecen todavia serios reparos metedlogicos!. La mayor parte de los programas ‘se erientan mas « Ia Psiuuuyia eapalinetial que @ la PSloclogia social, con todas WW GARRIDO GENOVES, V., Téenicus de tratamiento para delineuentes, ct. pi 123 y ss; CLEMENTE DIAZ, M.. Programas y tratamiontor eonduelualee: su aplicasénen instituciones penitenciarias, en: Psicologia socialy sistema penal. cit. /pagS.305 9 8: CASTANO LOPEZ MESAS.CASTANO ZAPATERO, A, Trostornies de petsoncldes porspectiva dele psicologa del uprendizae, Madrid 1993), Area le Sal Wi Vid. SANCHA MATA, V., Psicologia social y penitenciaria, cit, pags: 121 y 122. ‘Cir, CLEMENTE DIAZ, M., Programasy tratamientaseonductualos,et.,pagse.203, 204, Ctr, CLEMENTE DIAZ. M., Programasytratamientos eonduetualoe, cit, paige 804 305, TRATADO DE CRININOLOGIA 1109 baer ree pap eeepc En el marco teérico, las técnicas de modificacién de condueta trasla- dan el centro de gravedad de Ia persona del infractor (supuestamente distinta, en términos cualitativos y estructurales de Ja persona que cumple las leyes, sequin la eonocida teorfa de la «diversidad») al compor- tamiento delictivo mismo, subrayando la esencial identidad que existe, desde un punto de vista conduetual, entre aquel y el comportamiento positivo, respetuoso de Ins normas"’. Lo que es un acierto, y libera la reflexion teorica —y la propia intervencién—de consideraciones ajenas al mundo empirico-cientific ‘De las numerasaa téenieas de modificacién de eondueta, eabe desta- 1) Técnicas aversivas, Intentanasociar un patron comportamental no deseado a un estimule desagradable, o reorganizar la situacién de tal manera que las consecuencias de un determinade comportamiento sean desagradables para quien lo protende llevar a cabo. En ambos casos, $e trata de que se establezea una conexion entre el comportamienty que se quiere climinar y la reaceisn aversiva. Cronolégicemente son las primeras Werieas de modificaciin ce conéucta Uutlizadas y, sin duda, las mas procives a exceses (pcr elo, también, las mas impopulares) Han acompafsado ale instiucién penitenciaria desde los origenes de si, peto en la actuaidad su incidoacia en la poblacién rectuse es muy limiiada cirounserisigndose adelinausntes sexuiales y psicépatas. Se recomienda el empleo Yo (ff, CLEMENTS DIAZ,M. Programas y tratamientosconductuales,cit,, pags 316 y alt. ; . ut Off, CLEMENTE DIA, M., Programas y tratamientosconductaates, cit pag. 317 he Vid, SANCHA MATA, V., Peicologia cocial y penitenets 110 ANTONIO GARCLA:PABLOS DE MOLINA do estas Wericas avetsvas exe 26 exclusvamente cuando so hala en peligro ka integridad del individuo y procede una iniervancion inmadiata' a Nea 42 Réenioenbawadaven et control de as contingencias Las principales son: el sistema progresivo, la téeniea de economia de fichas y el contr conductual, entre otras ee El sistema progresivo™4, que introduce en Espana MONTESINOS, parte de un disefo gradual del cumplimiento de la privacidn de libertad, porfases o etapas «grados-). La fase inicial no earacteriza porunintenso control del internoy por su régimen muy estricto en cuanto. condiciones materiales y libertad de movimientos, La ultima etapa es el ‘Ration, abierto. Se «progresa» de una fase a otra conforme van obteniéndose del recluso conductas y respuestas mas socializadas. Los sistemas progreslvosparmtenconstatar que las concuciasmas teprobables yantsociales vg. vislancia, auolosionas,olc,) sedan enlas iasesiniciales o menos avanzadas, y en inlemos con puntuaciones mas bajas en las diversas areas onduetvaies. En todo caso. parace han cantbuide a una mejore sensible de la ‘motivacion Ge los internas j@venes en tareas formatives, culturales y escolaves"= Los programas de economia de fichas descansan en los prineipios del condicionamiento operante, constituyendo, ein duda, la téeniea mas difundida en el medio correecional. Su fundamento os muy simple: el interno obtiene fichas por sus conductas definidas como satisfactorias en los correspondientes programas (la ficha, como realizador condicio. nado y generalizado, se asoeia a mejoras personales, edueacional académieas, sociales, ote, de aquél), Dichas fichas se cambian, después, or objetos de consumo, mejorasregimentales o privilegios deotroorden para el recluso que las gan". Con estos programar oucle promoverse la participacidu del ieelusuet cursos de formacién y tareas educativas,o el mantenimiento de hibitos de higiene y autocuidado. También se fomentan conductas positivas de interacci6n social, comporiamientos altruistas, ete. O setratan de evitar 1, Peteologin social y penitenciatia, cit., pag. 122. . 1 Vid. SANCHA MATA, V., ibidem. - We ATRATADO DE CRININOLOGIA un respuestas agresivas, violentas y\conflictivas. Como reforzadores de tales conductas deseadas se utilizan los mas variados: la comunicacion vis a vis, las llamadas telefonicas, los permisos,etc. De hecho, las diversas evaluaciones coinciden en los resultados obtenidos: estos programas, a pesar de sus limitaciones, contribuyen a un indiscutible enriquecimiento yocacional y de nivel de estudios de los internos; permiten constatar una mejora significativa en todas Ins areas conductuales (especialmente en comportamientos simples que no requieren una especial elaboracién); y consiguen la implantacion de conductas de inieraecion en la poblacion reclusa hasta niveles razonables'”. ‘Los programas de economia ee fichas son faciles de leyar 2 cabo. La genoralizacién de sus efectos puede estimarse aceptable, sin que consten fonomenos de tolerancia 0 saturacidn significativos en los mismos. Han conseguido, desde luego, un cambioen la vida diaria del interno!™. Pero no deben ignorarse sus condicionamientos y carencias. Ante todo, porque Ia oficacia de estos programas depende, en buena medida, del medio en el que se practiean (prision). Provocen, a menudo, ansiedad en los roclusos. Reclaman un entrenamiento previo, en los responsatles, y una seleccion do [os interns que, al no tener liga Timitan la posible etectividad do los miemos, Pecan de artficialdad, desuerte quelcs raclusos tenen la sensacion de «ser tratados como niftose. Y, amenvdo, en lugar deincontiver conductas eintoracoones ilespara la vida en libertad (vg habildades sociales necesarias para la Dusqueda de empleo © para consolidar releciones intemorsenales), refyerzan otras selo ralavantes en el ambte penitenciario. A todo tlio hay que afadirun detecio.en el que suslen incurrir casitodos estos programas ‘olvidar quo al sistoma de fichas debe ir pasando deraz5n fa, a inlervalo fo, de éSte alintervalo venable y, por ukima, a sistema de mértos"" 53) Sisiemas de autogobierne y contrato conductuel. Los sistemas de tutogobierno protenden datar al interna de un repertorio conductual adecuado para que pueda, en sti momento, abandonar el mundo de la marginacion y el delito, No suele ser la base tnica del tratamiento, sino una de las téenicas utilizadas en la intervencién, Su difusién y genera- lizavion se explican por el éxito de un conocide programa de tratamiento de menores (Achievement Place) que se sirvio del mismo. Sus logros, ‘aunque inferiores a los sistemas de economia de fichas, parecen consi- IEDIAZ, M,, Programasytratamientos eonductuales,et..pa. 308. DIAZ, ML, Programas ytra\anientos eonductuales,eit.,pag- 207. ‘ML, Programas y tratamisntos eonductaales, ct, pags. He Vid CLE A 0 Vid. CLEMENTE Dis 807 y 808, 1112, ANTONIO GARGIA-PABLOSDE MOLINA derables. Esta técnica opera: sobre la base de una’ progresiva responsabilizacion del recluso que, poco a poco, asume mayor participa cién y control del funcionamiento de la instalacién earcelaria”, Elllamado contrato conductual consiste en un compromise formal del interno con la institucién penitenciaria, en el que se hace constar lo que ésta espera del recluso, asi como las consecuencias del eumplimiento — ode la frustracioa, en su caso— de las expectativas contractuales. Mas utilizado en establecimientos de proteccién y reforma de menoras queen centros penitenciarios convencionales, suele formar parte de sistemas de intervencién «motivacionales» complejos"*! Eleontrato conduciual hace posible una mas intense panicipzcin dal interne en Su propio tralamiento, Disminaye Ia parcepcién cas! ligica o infanil del sisterna de economia de fichas, y el riesgo ds Gertes fendmenos nocvos dasée un punto de vista tratamental que suelen acompafar ala ntervoncién on ol bito penitenciario, \va. contracontl y atbucion extema de raluerzos y cambio de conducia). Fadia la generalzacion de as conducias ya aciauiras en Un tratamiento do oconemia de fichas provi y consclid, en toco caso, les elaciones entte internos e instlucion”=, 4) Tratamientosdeorientacién conductual aunque no exclusivamen- te conduetuales son, también, algunas téenicas utilizadas con psicép tas, que ponderan ciertas variables intrepsiquicas; los de modelado {cuya premisa es que la conducta prosocial se aprende o inerementa a través de la observacién y laimitacién; y el entrenamiento en habilida- des sociales, téenica ésta de naturaleza cognitive — conductwal"™, ©) Técnicas de intervencién,y tratamientos deorientacién cognitiva®* La moderna teorfa cognitiva interesa més como «modelos para la practices de programas de intervencién (tratamiento) y prevencisn que como «modelo explicativor del delito. Critiea respecto al «dogma de la inmaculada percepeién», del realismo ingenno, y contraria tanto a las veorazonadas psicoanaliticas» como a Ia «grotesca psicofobiar del "Vid. CLEMENTE DIAZ, M,, Programas tratamiontoscanduecuales ct. pi "Vid. CLEMENTE DIAZ, M., Programas y tratamientos conductuales, et, ps B10y 311; SANCHA MATA, V., Psicologia sovialy ponitonciaria, at, pag, 126 Vid. GARCIA, ., Las téenieas de modificacién de conducta: su aplieacion peniten: ciaria, en: Tratamiento penitenciario: su préetica, Madrid. 1985 (eens le Estudios Penitenciarios) también: GARCIA, J.,y SANCHA MATA, V, Psiealogia penitenciaria, Medrid 1985), Uned, 18) Vid CLEMEN'TE DIAZ, M., Programas y tra "Sobre la teoria cognitive, vid. stipra, et, cap, X nto conductual eit, page 311 4 ‘cRATANO DE CRININOLOGIA 13 conductismo radical, propugna la necesidad de incorporar y valorar Jos diversos fenGinenos y operaciones cognitivas del individuo en orden ala comprensién de su condueta y a la eficaz intervencién en la misma: qué y e6mo piensa aquél, cémo percibe su mundo, eémo razona, eémo comprendealos demas, qué eso que aprecia y estima de siy delos otros, como intenta solucionar sus problemas, serfan cuestiones fundamenta- Jes porque integran el «contexto subjetive» del autor. Bn consecuencia, Jos partidarios de este modelo de terapia sugieren programas que incidan positivamente on ol razonamiento del interno, en sus atribucio- nes (como explica oa qué impata éste lo que le sucede 0 acaece) en Sus autoevaluaciones y expectativas, en su percepeién y valoracién del mundo externo, empleando téenicas que mejoren sus habilidades perso- nales y sociales, su capacidad para resolver problemas interpersonales, suempatia, su autoestima, eu limitada percepeién dela realidad, ete. La erapla cogniiva parte, pues, dela premisa de que el uncionamisnte cognitive {dol eujeto es una gieza clave para su eficaz resocializacion, por lo que, a tal tin interesa sobremanera incrementar el nivel de aquél, cbyeivo especie de ciertos meétedos criantados a potenciar el andlisis auloracicnal, el autocontro, al razona Imiento medion, @ pensarniento erftico'™, ete La teoria cognitiva no pretende aportar una explicacién etiologica del crimen, pero constata conexiones relevantes entre el comportamiento criminal y ciertas operaciones y procesos cognitivos del autor Cabria referrse, entonces, aun cierto ste cagmitvotipico o muy Fecuenteen el Iniracior cuyo perl se caracterizarla por algunas de las siguientes noias™: a) Escase aufocontot | actuar impulsive es un rasgo tipica en muchos Infractaras. Estos suelen carecer de un eficaz filtro relexivo que medie ent el impuleo.o astimul y las conductas clos msmos. Laimpulsvida cificulta el propio analsis cagniivode la siuacién y empobrece el diagnostico sobre ésta, Se tralade Un vardarlatn dais psa limianién 1 Vid. CASTANO LOPSiZ-MESAS y CASTANO ZAPATERO, A, ‘Trastornes de personalidad: porspectiva de ls paicologia del aprentizae, ct, pgs. 6 y ke Vig. GARRIDG GENOVES, V, Teéeniees de tratarniento paras Gelincuenes, ei, igs. 60 y 61 8? Vid. GARRIDO GENOVES, V., Técnicas de tratamiento para delincuentes, cit, pig. 62. 8 Sobre ostas ocho veracteristicas o rasgos eognitivos frecuentes en el infractor, vid. GARRIDO GENOVES, V., Téenicasdetratamientoparadelineventes, et..paps.63, 1470, Sobre ol problema, vid: ROSS, Robert It, Razonamiento y rehebilitecion: un programa eognitivo para el Lratamiento y la prevencién de In delineueneia, en: La vedlucarin cel delineuentejuyenil, los prograraas de éxito, Valencia, 1902 (Pirant Yo Blanch, Obra eolective divigids por GARRIDO GENOVES, Vy MONTORO GONZALRZ, Le, Baus 56 y ss, (el funcionamiente cognitivy del delincuente-) 114 ANTONIO GARCIA-PARLOS DR MOLINA b) Pobre razonamionto abstracto. Oro rasgo cognitive pice es ef pensamienta concrete, practo, o‘ientado a. a acciéin y programade para el corlo plazo. Esta ccarasteristica implica, también, un grave harklicap ya que solo el pansamiento abstiacto permite pianiicar el iuiuro, aplazaro postergar Ia satisfacclon del placot, isafiar metas y cbjetivos. En defintva’ el desarolla moral la avertura'al mundo ‘de los valores. ©) Fipies cognitva. Elinlractor exhibe irecuentemente una llamativa ciftcultad para captar 10s matices ce la situacion conereta, de a realidad. Parece incapaz do desarrellar otras opciones distintas 2 las delctivas antes ensayedas en sitvaciones Drevias diferentes. Dicha ngiaez cognitva exotca el compoctamienta rapetitiva de algunos iniractores que no pueden superar ol cerco de sus limitados recursos hablidades cogniivas, 4) Acusado locus do contro! exiermo. Los delineventes suelen operer con ‘singuleres mecanssmos de atrioucion, en vilud de tos cuales imputan siempra a los ‘damas cuanto sucodo, como: DONDO, S,, ibidom, LOSEL, F., KOFERL, P. Y WEBER, I’: Mota-Evaluation der Sozialtherapie, 1987, Stuttgart, Pak, Cf, REDONDO, S.. ibidem, REDONDO, S., GARRIDO GENOVES, ¥., SANCHEZ MATA, J, What Works in Correctional Rehabilitation in Europe, en: REDONDO, S., GARRIDO GENOVES, Y., PBREZ, J.,y BARBERET, &,, Advances in Payehology end Law. International Contributions, 1997, Nuova York. Berlin, De Gruyter. Cir, REDONDO, S,, ibidom DOUGLAS LIPTON, S., The Effectiveness of Correctional Treatment Revisited ‘Thirty Years Lator, 1968, en: 12 Congraso Intornacional de Criminalagia en Sesh (Corea del Sur, FERDINAND, Th., Dose Punishment Work?. En: Revista de Derecho penal y Criminologta (UNED), 2002, num, Extraordinario, pags. 346 y 5 TRATADO DRCRIMTINOLOGIA 1125 viglada, pues mieniras esta dima se ofieniaa prevenir el contacto del delincuente can tactoras y situaciones ormindgenas, aquella—la atencén en ibartad— perst ‘que la electiva integrasion del penado en la comunidad. £1 autor, siguierdo las invastigaciones da WARREN y PALMER" de ios anos sesenta, subraya la impor tancia de ajustar cada modelo de tratamiento alas caracteristicas tanto del penado ‘como del equipo para mejorar los resultados de ia terapia, En eliva, puss, los mota-analisis paracon dosmntir ol riiliemo y las ‘eanctusiones negatvas Ge Robert Martinson: el nothing works”. La carcelno tiene ‘efectos proventvo-sepacieles eignificativas on orcon a la roinedenca dat ponado (no reduce las tasas de reincidencia, mas blen lo contraria), pero e! tratamiento no {08 init, Como afrman ANDREWS y BONTA'*, olimpacto dol tratamianto correc: ‘onal «es claramente mayor y ras positive ... que las sancionas penales Sin tratamonto».. Mas alin: examinando conparativaments la eficacaa de las diversas ‘opciones y procedirmientas de la Jusiicie criminal en oiden a la prevencion de la roincidoncia (nosolool encarcelamiento, sina: mediddasds viglanciapolcial, libertad ‘condiconal viglada, custodia en libertad, ec) los autores ctados concluyeron que ‘cuanto més <0 veinmereo of individuo en ol sistoma dea Justicia criminal —euanto masiniensao prolundaes suvinculacion a éste— menos probable seraque dejede delinguir una vex cumplida la eondena’™ De los meta-anilisis reseniados se desprenden algunas conelusiones: Los programas que acreditan una mayor efvetividad son los que se orientan a modelos conductual y cognitive conduetual!®. La variable edad y la variable tipologia delictiva son relevantes. La variable edad demuestra una mayor efectividad relativa de los trata- mientos con adoleseentes y jévenes que eon loa grupos de edad mixta y adultos. Se obtienen mejores resultados con los primeros!””. En cuanto. a la clase de delitos, todo parece indicar que los delitos contra las personas arrojan rendimiento optimistas, en términos relativos, siendo Ja delincuencia sexual la de peor prondstico FERDINAND, Th,, Does Punishment Work?,, eit, pag. 843, What Works? Questions and Answers About Prison Reform, The Public Interest. 15 (1979), pags. 22 y ss; y, especialmente; New Findings, New Viewe: Anote of Cantion Regarding Sontencieng Reform, en: Hofstra Law Review, 7 (1979), pag. 244, ‘The Payehology of Criminal Conduet, 1998, Cincinnati: The Anderson Publisching Co, pags. 289 y Thidem: En este sentido, REDONDO, 8,, Criminologia aplicada, ct., pégs. 199 y 200, Cf, REDONDO, &., Criminologia aplicada, eit. pag. 200 Cfr., REDONDO, 8., Criminologia aplicada, eit, pig. 201 1126 ANTONIO GARGIA-PABLOS DE MOLINA La experiencia empirica demuestra, por tanto, que una intervencién efieaz debe orientarse hacia un modelo eoneoptual eélido, siendo los de base cognitivo —conductual y los eonductuales (que acentian los com ponentes familiares)— los mas eficaces, lis deseable sean programas esiructurados, claros y directivos. Que se apliquen en su totalidad. Duraderos ¢ intensos, multifacéticos, incidan positivamente en los estilos de aprendizaje y habilidades sociales del infractor'"*, Todo parece indiear que los tratamientos mis titiles y eficaces son los que ofrecen al penado otros programas con independencia de los de contenido estrieta- mente correccional"®. También, los que contemplan prolongados y positivos contactos con asistentes sociales; los tratamientos con progra- mas multimodales; los que incluyen a familiares y amigos eercanos del delineuente; los dirigidos especificamente ainfractoros de mayor riesgo; los que se acamodan a los estilos personales del delincuente; y los que se centran mas en hahitos y actitudes crimindgenas que en sentimientos profundos del penado. 4, EL MODELO «INTEGRADOR. ': CONCILIACION-REPA- RACION El denominado «modelo disuasorio» propugna una implacable res- puesta al delito, rapida, eficaz y sin fisuras, pusitivamente percibida y {8 Vid, REDONDO, 8, Criminologia apical, c Asi LIPSEY AL W.,JuvenileDetnateneyteatiment: A Meta-analietnosins inca tho Variebty ab Bieta, en: Meta-analysis for Explanatin A Cosel, 1992, New Yerk, pags 122 y se Russell See) 18) ABELE, A/NOWACK, W,‘Welehe Zosammenang haben Kontakt ca Straftter und Opfererthrung mitten Einstllungen gegenuber Strafator Mehr Kin 1073, pags 229 4-996, ALBRECHT, Hid, ‘ximinologiene Peropektiven der Wiedergutmachang. Theoretische Ansstze und Hannehe Hefunde en: HSER KAISER/MADLENER (EDS), Novo Wage der Wiedorgutmachungim Strate, Freiburg i-Br, 169), pig. 43\¢ 7 ALBRECHT, PA, Strairechisveritemdende Schattanjusti, Zahn Thoeon_ rum Totor-Opfor Ausgleich ens ALBRECHT ENLDRS'LAMOTTPPEIFFERSCHWIND/WALTER (ed. Festschrift fur H SCHULER SPRINGORUM wom 85. 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Por tiltimo, el modelo que se analiza a continuacién integra en el sistema de respuesta al delito la satisfacci6n de otras expectativas sociales: la solucisn conciliadora del eonflicto que el crimen exterioriza, la reparacién del dafio causado a la victima y ala comunidad por aquel y la propia pacificacién de las relaciones sociales. Puede hablarse, por ‘ello, de-un modelo integrador, ya que procura contemplar los intereses, expectativas y exigencias de todas las partes implicadas en el problema criminal, con armonia y ponderacién. El modelo «integradom parece, sin duda, mas ambicioso en cuanto a sus objetivos tiltimos. Por otra parte, exhibe una clara vocacién de flexibilidad en orden a los procedimientos que arbitra para aleanzarlos, al propugnar vias alternativas al sistema legal y solaciones informales, desinstitucionalizadas, comunitarias. Late, pues, la conviecién de que el ccimen es un conflicto interpersonal y que su solucién efeetiva, pacifica dora, debe encontrarse por los propio implieados en el mismo, «desde dentro», on Iugar de imponerse por el sistema legal con criterios formalistas y elevado coste social™. Calificar de «modelo» o sparadigma» estas nuevas tendencias quizas soa un exceso dialéctico, porque los innumerables y poco homogéneos procedimientos de coneiliacién, modiaeién y reparacién —por suis muy plurales origenes, ambigiiedad de metas y contradietoria instrumenta- cin téenica— no ofrecen hoy por hoy una imagen unitaria y coherente, sino confuse, jragmendat ia. Bs mcs, exhiben un significative déficit en sus marcos te6ricos, atin inconclusos, y relevantes indefiniciones, lagu: nas yantinomias en aspectos politicocriminales, eriminolégicos, orgiini- cos, procesales, ote, que cualquier sistema convencional de respuesta al delito debe superar’, No obstante, y como en su dia sucediera con el también ambiguo ¢ indefinida lema dela -reeocializacién», los actuales conceptos de «media- 5 Sobre el modelo conciliatorin. vid. PEREZ SANBERRO, Guadalupe, ‘conciliacién, Autor-vietima, 1996 (Bilbaa), tests doctoral Cf, GARCIA-PABLOS, A., Criminologia, ct. 4 ed), pag. 480 y ss. oparueién y 1g4 ANTONIO GARCIA-PABLOS DE MOLINA, cidn», «conciliacién y «reparacién» cautivan, habiendo polarizado, des- de la déeada de los ochenta, los principales debates tedricodoctrinales sobre la justicia criminal. Representan —o parecen representar— la hueva savia tejuvenecedora del sistema, capar de aportar, con su discurso positivo y optimista, alternativas validas al nihilismo del nothing works que atenaza a aquel"™, Para empezar, elestandarte de la «J usticis restaurativan que abandera este genuino «movimiento» ha sabido sintonizar con las exigencias sociales y expectativas de nuestro tiempo en torno al doloroso problema del erimen —problema social y comunitario de primer rango— mejor, desde Inego, que los viejos y caducos clichés eategoriales de la rancia flogmatiea penal, cada vex mas retérica, que ciencia. De suerte que a conceptos o dogmas manidos v vacias de contenido (vg. resocializacién, rehabilitacion, etc.), cargadosde frustractén, lossistemas de-«restitution» y conciliation” han opuesto un nuevo lenguaje de formas, conceptos, téenieas y categorias sugerentes, atraetivas", Yno slo eso: aportan un analisis diferente del conflicto criminal y formulas también diferentes de intervencion en el mismo. Los sistemas y procedimientos de media- Jn, conciliaein y reparacin reseatan la dimensidn interpersonal del crimen, real, historia y concreta. Proponen una solucion («gestion») participativa de dicho conflicto, flexible y conmunicativa, ampliando el circulo de personas «legitimadas» parainterveniren ella. Todomediante téenicasy procedimientes operatives, informales(desinstitucionalizacién) en aras de una justicia que resuelve el conflicto, da satisfaccion a la viotimayala comunidad, pacifica las relaciones sociales interpersonales y generales o incluso pacifica y mejora el clima social. Sin vencedores ni vencidos, sin humillar ni someter al infractor, sin amenazar a éate con las «iras» 0 el del Darochn Penal deben uhicarse en el seo del mismo ¥ exits por sas printpios enoraits, aangue se love @térmiao de forma extrajudicial, antes 0 ora del picese Sure la torcera via que propane ROXIN, yen general el eo especiro de Sneiones,vd., PEREZ SANZBERRO, G,, Reparacion yeoncilicidn, et, pigs. 200 00 ‘esis de BIANCHL, H, Justice as Sanctusty. Toward a new System of Crime Contra, cit, 1994, pags. 88 788 ¥ 171 y's 0% CHRISTIE, N,, Conficts as Property, eit, (1947), British Journal of Criminology 1, mig, Ly ss 1138 ANTONIO GARCIA:PABLOS DE MOLINA Por la misma razon, no queda claro el grado de autonomia orgénica y funcional de estos procedimientos informales respecto del sistema legal. Si mediacién y conciliacién se comporian en términos de alterna- tiva, sustitutivo, complomonto osucedancocon relacién alenjuiciamien- to eonvencional. Si eabe hablar, en puridad —o, no— de una reeiproca intercambiabilidad o fungibilidad de la actnaeién de unas y otras instancias (formales ¢informales) del control social; esto es, si se admite la posibilidad de formular aprioristicamente criterios yenerales que delimiten sus imbitos y competencias respectivos. Ni, por supuesto, cual es el rol que seasigna ala comunidad'™ —y qué se entiende por comunidad (si se trata de un marco simbelico, de un medio, o de una referencia final) en estos procedimientos de conciliacién y modiacién—; cuestidn de particular interés en un momento del saber cientifico-criminolégico en que no cabe ya comprender el delito al margendela comunidad, yeuando tanto la prevencién como lainterven- jon en el problema criminal se definen como preveneion comunitaria y como intervencién comunitaria’, Por otra parte, los tebricos de la mediacién, la coneiliacién y la reparacién proclaman las excelencias de estas formulas —dicen, «acti- fas», «incluyentes», «comunicativas»y sparticipativas»'”—estimandolas cualitativamente més acabadas y exigentes que las del enjuiciamiento convencional. Sin embargo, y a pesar de atribuir a aquéllas la capacidad de operar valiosos cambios aetitudinales y motivacionales en elinfractor —y ena victima—no coineiden al expliezr en qué ha de consistir dicho cambio (su objeto y contenido), ni como debe producirse, ni de qué forma ha de discurrir el proceso de interacciGn y cuales son sus principales variables. Mas atin, existen discrepancias flagrantes entre unas y otras propuestas. Asi, mientrascierto sector doctrinal asignaa estas formulas demediaciiny coneiliacisn objetivos puray exclusivamente reparatorivs, deseartando cualquier lectura o pretension moralizadora™, ntro, por el contrario, exige el sincero arrepentimiento del infractor, 0 incluso "Sobre el probleme, vid., VARONA MARTINEY paws. 127 128. Bin este sentido, GARCIA. PABLOS, A, Criminologia, eit. (4 ed.), pix. 6 ss pags. 408 y ss. Por todos, VARONA MARTINEZ, G., La mediaciin reparadora, eit, pig. 72. Asi, GIMENEZ SALINAS, F., La concilicion victima-delineuente: hacia un Dere- cho Penal reparador, sit. pag. 360 y 361, Vid. CARCIA-PABLOS, A., Criminologia cit (4° 60.) pags. 485 y ss, Ga, La mediacién reparadors, cit, "1itATADO DECRIMINOLOGIA 1189 actitudes y vivencias mds intimas yexigentes", producto dela percep- cién directa y personal del mal eausado a la-vietima y del proceso de intoraceién con ésta; habiéndose enfatizada incluso —por un sector doctrinal— que, al margen de los valores éticos, 1a mediacidn seria una mera gestion de conflictos, que no mejoraria cualitativamente los estandares de la justicia tradicional”. Otras cuestiones téenieas de gran calado y trascendencia siguen suscitando una viva polémica entre los partidarios de la mediacién y la conciliacién, sin que se vislumbre la posibilidad de un elemental consen- so. Asi, son inabareables las modalidaces coneretas de modiacién y conciliacién que se conocen o sugicren; el rol. contenido, perfil y funcio- nes, en cada caso, del tercero (negociador, arbitro, mediador, etc. las propias formas» de la mediacidn-conciliacién, atendiendo al numero, actividad, legitimacién y grado de autonom{a e imparcialidad de aquel (sistemas unilaterales, bilateralesy trilaterales)'; los posibles ‘estilos’ de mediacién (penal, terapéutico, compensatorio, conciliatorio, ete.) y, desde luego, las muy diversas firmulas proeedimentales que se arbitran como eauce 9 marco de comunicacton para resolver el conflie- to", Un analisis historico, iuscomparatista y antropologico debiera alertar sobre la imposibilidad de levar # cabo con éxito un seguimiento riguroso de estas instituciones, institueiones de mil caras, de curso 3 Com notoria moderacion, el Proyesto de mediaeién de Lovaina eoneibeésta como un proceso Velunitario de eomunieacién de emoriones y hechos, eresdor de nuevas Telaciones y actitudes ante el conficto .. Cf. VARONA MARTINEZ, @., La mediacién reparndora, et, pig. 728, Algunas propuestas de fuertes connotaciones comunitariss, sin embargo, subrayan la relevancia de la everguienza» (yer 14), na vestiernntizante» del infractor: averzonzar a éste. sin cererac- nlas de degradacién quele estigmaticen (-reprobacien reintograti vas) reprosento- ‘rin tuna optima via de eontral social comunitaria. Asi, 8RAITHWAITE, J. Crime, tame and Reintegration, 1989, Cambridge: Cambridge University Press Asi, VARONA MARTINEZ, G., La mediacion reparadora eit, pag. 726. © fi. VARONA MARTINEZ, G,, La mediacién reparadora, eit, pag. 181 y se AT Vid. por todos, BLACK. D., The Social Structure of Right and Wrong, 1993, San Diego: Academia Press. Cfr., VARONA MARTINEZ, G., La modiaeidn reparadors, cit, page 181 "h Vid, BLACK, D., The Sccial Structure of Right and Wrong, 1993, cit, ibidem. 1! Cf. PEREZ SANZBERRO, G.. Reparacion y coneiliaeion, ex pag, 240 ¥ ss. En tgencral sabre el tema: GARCIA-PABLOS, A, Criminnlogi, eit. (lod) pf 488 ss los aspectos procedimentales tienen gran smportancia en les moelos de sic staurativar,enlos‘que lo docisivo nor tantoIn-roparaciéns misma el 0 eausade a 10 vietinal como ol sproceso- seguide para legar a ella (Cte VARONA MAICTINEZ, GLa modiacign reparalors it pag. 100, note 248) 1140 ANTONIO GARGIA-PABLOS DE MOLINA fluctuante y sinuoso, pero tan antiguas como la propia humanidad, que siempre han complementado 0 suplido con eficacia Ia actuacién del sistema legal y sus instancias oficiales! Por iiltimo, se discute también el dmbito de apticacién de estos sistemas, Para unos autores, debiora partirse de un principio de gene- ralidad o universalidad: esto es, de la idoneidad de la mediacién y de la coneiliacion para abordar cualquier conilicto criminal, sin reserva restricci6n alguna en atencidn a la naturaleza y gravedad del delito, perfil de la victime © personalidad del infractor'*', Otros autores, por el contrario, sugieren se reserven estas formulas para coneretas infraccio- nes e infractores (jévenes y primarios|, en ateneién a un elemental realismo ya exigencias de prevencién general". Otros, finalmente, ineluyen los supuestos de habitualidad y reincidencia y proponen la exelusién tanto de los delitos muy graves como de las infracciones insignificantes™, La realidad, no obstante, imponen sus propios eamri- nos, 1’, Sus origenes y antecedentes préxitnos. En todo momento histérico las distintas instancias del control social, formal ¢ informal, han aplica 09 “Vid, VARONA MARINE, La melacionreparadorait, pags. 147y 719 y 8 Como adver la autora ia medieein ha tess senpre come nj tant concentional.Dstintna Ganeiag aad, demursiron que norton tr tdonmomente con motanismos perorcos cheeses contcledee poral Ext, Dehech, be plton ns tebielee eprentanslo una pequana acid de les tensions ope, ne 1 Calorie que sonpinten le tsinabolconstas yraiictes, of pensaa -comunitarists, In patsartos de concopcones reprivatiaatr ies VARONA MARTINA, Cy po gun, spn WIGHT ae due ia justi retrbutiv tindsinal asters soo el yoeabutaie fel sia restaativa, qu Glace renevore catusivaente para uses Meroredy age endo la fepatcion naturale penal (La modiaionFeparadora spe 10) Opinion magortaris, psiteie ce eleonsnnsn aprivimenidlabeyaatar leta'de anficias qe, sepun eriteros Gentian, pusdan aberdaese con esas Procadinienton de modlacion y eonathacién, Vid. GABCLAPABLOS. 8 Ein 6 rag. 85a seep airamenton proce ‘sf, GIMIENE2Z SALINAS, B, La conclacion victim delineuente: hacia un Dene cho Penal reparador, eit., pag. 361. i ie " Toy pr oy euoaivine VARONA MARTINEZ, GLa medincénreparador Ge 7H con wna tain merge eal eae cae igen debe gradi a TRATANO DE CRIMINOLOGLA 14a cosformas» y xestilus» diversos de manera.simultdnea,complementaria ointerrelacionada, porque el mantenimiento del orden social no depen- de exclusivamente del Derecho penal estatal. Que determinadas situa- ciones problematicas se aborden con unas concretas formas y estilos — ‘con otros— depende, seguin la historia demuestra, de factores como la complejidad social, las diferentes estructuras relacionales, los propios valores de la sociedad, ete."*, Por ello, siempre han existido procedi- mientos més 0 menos informales de solucién de conflictos, de estructura bilateral o trilateral, orientados hacia la negociacién y el eompromiso. Mas atin: puede afirmarse que el numero de pretensiones que enjuician Jos Tribunales de Justicia significan en términos cuantitatives una fraccién insignificante de la cifra global de conilietos y tensiones socia- Jes"**, Enjuiciamiento o coneiliacién han representado a lo largo de la historia de los pueblos dos opciones efectivas. La mediacion tiene, pues, corta historia pero largo pasado!. No es una formula nueva de la Ingenieria juridica, ni producto de circunstancias sociales de nuestro tiempo: Precisamente por su inabercable historia, interesa ahora sélo ‘una referencia a sus antecedentes préximos. ‘Como se dijo, en los origenes y posterior configuracién de este modelo, confluyen anteeedentes y concepciones politico-criminales dispares: desde tendencias victimolégicas eldsieas, partidarias de la reparacién y de la coneilincién autor— victima, 0 movimientos alternatives, de corte anglo- mn, que propugnan la solucién de los conflictos al margen del sistema legal (udiversion») a través de procedimientos informales ¢ instancias no institucionales,a doctrinas criminolégicas europeas abolicionistas y orien- taciones filosificas que suefan no ya con la desaparicién de la eéireel sino con la supresién del Derecho Penal (coma decia RADBRUCH: no un mejor Derecho Penal sino algo mejor que el Derecho Penal). Las ideas de reparacién y conciliacién han contado siempre con una poderosa «vis atractivar, Los efectos perniciosos de In prisién en infractore del propio proceso legal— han preocupado considerablemente, desde fina- Jovenes —y Of, VARONA MARTINEZ, G., La mediacién reparadora it, pag. 298, Sf, VARONA MARTINEZ, G., La mediacidn reparadora ... it. pig. 7191 Ww FUNES ARTIAGA, J, Mediacien y justicia juvenil, Barcelona, 1995 (Pundacién Jaume Callis), pig. 27, Clr, VARONA MARINEY, G., La mediacidn reparadora, cit, pag. 300. 8 RADBRUCH, G., Rechtaphilotophio, 1963 (6! odicién), pag. 268. 1142 ANTONIO GARCIA-PABLOS DE MOLINA les de los atios sesonte, surgiendo en los paises dnglosajones movimien- tos de opinién favorables a la busqueda de vins alternativas al sistema legal («diversion»), esto es, instancias no oficiales y meeanismos infor- males que pudieran resolver con eficacia y menor coste los ¢onflictos™®, Se pensaba que irmulas como la mediacion, la conciliacion ola repara- cidn evitarian el impacto estigmatizador de la pena (y de la mera interveneién de las instaneias oficiales del control social formal), alvin rian la sobreeargads Administracién Penal solucionando al margen de la misma un buen numero de conflictos de eseasa importancia y permi lirfan la satisfaccidn de los legitimos intereses de la victima del delito! Los posta te a seven Yondon igicay rauaimonte a patonca a intorvencin d las inslancasrfrmales del conto soa “adsl Conga macons de Drere Pendcatrado on Tako ||, abordd la discusién monografica de la medi 3 risma 280, bere a acs redler, bao el sma de la El snbeig aoproec, por su pat, aportaia un sgncatvo eter e mulsianimersesproyecs ores ala loan de cise megan 0.8 Yavio ola acuacien exible de agoncas normals, ro instluconalzadas, Erte os, LILLY. CULLEN y BAL 1289), CIGNAN (1eB2) KLAPMTS (1076), KOS RABCEWIC2 ZUBKOWGK! (1963), JOUTSEN |1382), GECRCE: (1965 DOMBNUON (e053) MARKS y ROSSNER (1989). HANAK (1982), MOORE (1964), ATH SCROUR (108), MATSUO (1080), BYNUM THOMPSON (1896) toon a caboconibuciones de araniieres, sempre siguiendo las recive eércos Sel abel aspen Ss rey wari it SOUR i od Sui it SOLAS loi Cit, pe SOL so GLEE Ed, Comnclogy West Publier ae igs. 228 yes; GARCIA-PABLOS, A., Criminologia, Introduceion, cit, 4 id. “ ‘Ly 88.;Sobre el problema, més detenidamente, vid. infra,on este mismo capitule, apartado 3, in fine, . : mene Stn oye gu xp le niin unin sn cde dee stint vil HARTMAN, onlotee ae ichen, ber HteinteAnglosh ad need Suaeenc ios Wi ik Minch ig Ba 0h FRENISEE, Ds Sevaeootcleneen ete Unsiramentstattecinhe Sorkenle ie kemiel sates ha Suche nach alternativen SankLionsformen, Berlin, 1987. (Kriminologisehe und inenontthifonForsengn pay Ay Derlam Ce Bakes EANIMERIND, pats cnllnon cy pays. GUINEA Sa 8 acai dni an Dede Pl ene Shy pag BibyoeVANONA MARTINS G, Leeeago ; sre TINEA G. Lameducion sree ease aL VARONA MARTIN: 6. La oe radon GIMENEZ SALINAS, E, La conaleiin vetimadelinevonte: tt pig Soles, La viel ‘TRATADO DE CRIMINOLOGIA ne timologia, al reclamar el derecho de la vietima a participar en el tratamiento de «su» conflieto eon el («st») infractor sin los formalis- mos, distaneiamiento y artificios técnicos propios de la interyencion Jogal, poteneio la creacion de espacios de comunicacin mas flexibles y espontaneos, como la conciliacién, la mediacién y la reparacién. Estos, desde luego, parecian més idéneos que el procedimiento penal para satisfacer los dafios morales relacionados con ciertos estados y senti- inientos (vg, humillacién, ira, miedo, ete.) que impiden a la victima asimilar de forma racional y constructiva la experiencia delictiva vivi- dat, Cenciliacién. reparacioay mediacion, aparecerian unidas al actual sfeceascubrimiento» de la vicina, exprosién del creciante protagonismo de asta y del nueva rumba de la respuesta al problema criminal, De hecho, los monogratisias {dela mediaci6r— concllacion auelen vincular jos antecadontes praximos de éstas ‘al movimiento de atencién y compensacion a la victima. En el exito creciente de Tales iguias juega un pepel crucal la comprobacién de que el sistama legal ‘convencianal aleja al infiactor G2 su posicion natural junto a la vicima, quebrando arilicialmente un binomia ineseindiblo. Lac sanciones que aquél impone, ademas, inerementan la pasivida¢ ¢ incifgranca del datincuente respecto a «sur viotimay & Ja socedad. ¥ propician, al propo tiempo, la cosificacion da ésta, su neutraliza- eign’ El movimiento internacional de apayo a la vietima ha sugerdo, también. la conveniencia de potencar procedimientas informeles de solucién de coniicios, ‘como la mediasion y la eoneiliacion"®. [Asi la Recomenctacron 21, d2|Comité d2 Minisires del Corsseja de Europe, sobre asisioncia # las vicimas y iaprovencién gota vicimizacién, alide de modo explicit a la medacion, El dovrador de Harraboot, elavoredo por un Grupo de Expertes (1977), sobre doreches e interasas de la yiclima en procedimentos ante la Corie iniertcional, 6 retire, tambien, a la sjusticia restaurativay, ala reparacén y ala ‘maciacién, La reparacién incluirfa no sao aspectos materiales o econsmicos, sito al reconosimiento pubico del dato causado, junto con diseulpas del infractor a su ‘Vctima, tooo elloa través de prececimiertos inormales, El texto de! Borrador reer laconveriencia de fomailas la stzstitucion ceativa- 0 proctocién de corvicios ylas prdetioas de mediacién desde los dslintos organismos de asistendiaales victimes. Por titin, la RBcomencaciin 1271986, de! Comité de Ministros dol Consejo de Vid. PEREZ SANBERRO, G., Reparacin y conclinciin, cit. pag. 19 y 0. Sobre} soma, vid., también: CHRISTIS, N., Confliets as Property, en:'The British Journal of Criminology, 1977, pags. 1 15; ZBDNER, L,, Reparation and Retribution: Are {they Reconesliable?, en: Tho Modern Law Review, 1994, pig. 231 y 88. Asi JESIONKCK, U., (1982) y PELISAN, Ch, (1969). Clr. GIMENEZ SALINAS, "La eoneiliaciin vietima-dolinenente, cit. pag. 359, nota 24. Vid, BERISPAIN IPINA, A,, De leyes penales y de Dios legislador. Alfa y Omex 1990. Madrid, pig. 200 y ss, Cf, GIMENEZ SALINAS, E., La conection vita delinevente, et, psig. 350, Vid. VARONA MARTINEZ, C., La mediaeion reparadorn, cit., pag. 336 9 8. laa ANTONIO GARCLA-PABLOS DE MOLINA Europa, sobre «Metldastendenis preven edu a sbrec ed a sbrecargd trabajo da los tibunales- sugiere ot arbitraje como aliemnativa accesible y eficaz™=, 2 En el pensamiento abolicionisia, conciliacién, mediacién y reparae ion pasan, (ambién, a un primer plano como mecanismo sustitutivos y alternatives, siquiera transitoriamente, a la intervencion de! Derecho Penal eldsico y del sistema legal. En efecto, la «devolucién» del conflict a las personas directamente implicadas en el mismo, y su solucién con Teeursos extraoficiales no punitivos son dos propuestas claves en un ideario que proclama la complejidad y diversidad de los conflictos de la realidad social cotidiana, reivindicando un tratamiento civilizads del delito (al margen del sistema legal) con eriterios no represivos sino reparatorias'” En el aoo/eionismo contuyen tendentcias eriminolégicas y palitico-criminalos ‘muy dispares qua sélo tienen en corti la prapuesta de sustituirle intervencion del sistome legal por otras técnicasinformales, Asi, por e@mpla. el danorrinada ‘tex ‘reatlsmo racial finales delos sotenta (AA T7EWS, YOUNG JONES, MACLEAN, PLATT HOOG, etc: Jews surge come reaccion trente al «tealisma dederachas» (de WILSON y KELLING), a! posttviemo sociolégico (del everything works-| yal \dealisme nitilista de “aastiag agercach 0 del abolconisma radical (dal «nothing Works»). El wnuevo talsmo radical» entaiza el rol do la vicina y Ia necesidad de Una intervensién comunitaria, local, en @ marco de Ja «,ustcia restaurativas”™ Aunque desde plantaamientes diferontes, sugioron también procedimientos destormalizados, no institucionalizados, para resolver los canfictos, alras ones. ‘lones criminoidgicas actusies, formulidas en la céceda do los noverta, que se autedanominan ~/publcanas y comuntaristess'”. Como respuesta al nilisma ‘contemporéngo, ai enothing works» y al jus! deserts», los patiderioe do. esta ofentacién (MUGFORD, BRAITHWAITE. PETTIT, QUFF. ete.) conceden una ‘Mmooriancia Gecisiva a los cantrolas sociales informalos y propugnan, como esita tegia eicaztronte al delito, la censura, la condenia moral, la reprobacion. Pero no se tratatia Ge humillar al intracter, sometiéndals = degrsdantos ceremonias estigmatizantes, sine do ansayer nueves formas de conirol somuniario a raves de ‘wetenut as cuctaganas de eprovacion y vergiienzareintegrativay cualtativamente Mejores que la ~coorcén~ y fa wcriminalzacién» que sélo generan margnacon y Gre VARONA MARTINEZ, G, Le medincin reparadors, ot pags 339 93 Vid, PEREZ SANZBERRO, G.,Reparacon yennclindén cttne Bien MS MATTEWS, R., utiliza eonceptos coma «community policing, «neighborhood Policing, consensus polcnae que sbrayan la imporianca dl mace comin *o, Cfr, VARONA MARTINEZ, G, La mediaion reparadore, wm Che, VARONA MARTINEZ G, Lit mediaciin oparatorn, et, pig, 76) a6 Cf. VARONA MARTINEZ, G., La mediacion reparadora, iL, pag. 76y 8s, La obra paradigutien de esta tenconein ex: Netsast Deserts A Republiens Thos ot Saal Control, do rithwate y Pett puocada e 1890, taninen, Crone ‘Shame and Reintogratian, del primero de ellos (1989). : . (fr, VARONA MARTINEZ, G., Ls mediacidn roparador: ‘TRATADO DRCRINTNOLOGIA 1145 Subcultuas™. Exponente de un! comnunitarismo’estricto ¢s cl punto. de vista de ‘DURE quien contompla ol castigo a modo de proceso ce comunicacicn entre ‘comunidad ¢ infractor diigida a cuatro metas: ol arrepentimiento, a avtorroforma, lareparacion ya concliacion; proceso viable, segir el autcr, mediante instituciones ‘como el trabajo @ favor de la comunidad, la mediacién entre victima y autor y fa ‘eprobacion. Pero la expresion mas feoresentativa de la tesis partidaria de susttut <2} contro! sacial formal por el informal ze halla on ol pensamiento abolcronista tante {en @) aboicionismo fenomenolocica (HULSMAN, DE HAM, etc.) como en e ‘osttusturalsia( SCHERER, ZAFFAROM,, ofe,)". El aboiicionismo,quehacontado ‘con un espectacular desarrollo en Europa, propone ia supresion dalsistema legal y ‘su sustitucion por formulae mae partcipatvas y domocraticas que oviten la burocratizacon y profesionalizacien da aquel. De sus innumerabies manifestacio: nas doatiinales |BEAVAT DE CELIS, KOPP. VAN SWAANINGEN, MA THIESEN. ‘etc Joarvcular interes tienen tresde elias:ias de CHRISTIE, BIANCHy HULSMWAN. ato ulimo, propugnala dasaparcién del Derecho Penal yiasustitucién del sistema legal por el Derecho Gil, masideneo para conseguir meclaciones reparadoras™ La obra do CHARIS Ties paradigmatica. El autor se muestra 2 favor do una justicia ‘parteypedva, sevvida por tibunales vecinales —de carécer més civl que penal— y adminsirada por legos que actuarlan en comunidaries pequerias. con miras Feconailaionas y teperadoras, no punitivas, ri instiumentales, controntando direc: tamante autor y vielima, A su juicio, el conilcte criminal («combustible social») pertenece a los implicados y al grupo social mas proximg, por 'o que no debe ser ‘arebatadd ni ‘canfiscade por los operadores. juriicas (sladranes oficiales» de Conflictos), sine permanecer Visiole en Ia esfera domestica de aquellos (sus «propietarias») que son quiénes daben resolverla con arregio a su santido de Justicia, a su «Gialeato juridice local» (=Legal local dialect)”, En consecuencia, contapone la justia dealdea» ya «ustica represeniativa» la primera, inteqrada por jueces legos, prdximos a los implcacos, vecinal y oaeficadora, que ousca ‘compensacianes y acuerdas y no necesta de «autondad») aptando por aquel ‘como férmuia que conjura el riesgo e Is esporsonalizacién propio do la jucticia actual y de su utiltarismo tecnoctactice sensible a ciertos valores y exigencias humanas. Para CHRISTIE, existen ain espacios donde puode rescatarsae| santide ide comunidac. Donde instiuciones intormales de caractat local vecinal, servidas porlogos que huscan Ia colusion pacitica Ia concliacion, do los cantlictos estan an ‘concieones de crear ambitos nuevos para que la vicina exprese sus emociones. {Lo que ya no eabe esperar do [a justica profesional, instrumento ubitario apartado hoy celas insttueciones culturales yde la esperencia humana, que getaniizaun buen cit, pau 76 Y 88, DUFF, A,, Punishment, Citizenship. Responsebibity, ea: Punishments, Excuses land Maral Davelopment, 1996, edit, Ht. Aldershot, Avebung: Cir. VARONA MARTINEZ, G, La mediacion ceparadora, eit, pig, 79 y 89. (fr, VARDNA MARTINEZ, G., La mediacién reparadora, cit, pi autorasubraya la iafluencia dela Blosofia de FOUCAULT y de HAB pensamientn aboticionista Cf, VARONA MARTINEZ, @., La mediucion repars i 86, CHRISTIE, N., Limits to Pain, 1981, Osford, M. Rohertson, pag. 97 y ss. Cir VARONA MARTIN! Le medincién eeparadora, cit, pag. 87 y 9m Bt y se. La ERMAS en el 1146 ANTONTO GARCIA-PABIOS DEMOLINA trabajo como orgenizacién productive: digida’al/cumplirniento’ Faclonia’ de sus ‘bjetivas, con clvido, sn emoargo del sana sentice comin papular y de los valores. CHRISTIE prefeere la otra jusicia ‘ce abe que, en su'simbclisma, no es clega, ni ‘empuna una espada™. Finelmente, BIANCHI propane un raieva modelo do control Penal («eundmco») queelautorcaracteriza, irente al represiva clasica |«andmico») como »comunicativo, horizantal, responsabilizadar. ecucativo, innovador,orgéneo, tetapéuico, racional, oposicional —en lugar de adversativo, de derecho real, funcional, iseralizador y reparador»—, El autor sugiere un sis'ema que propicia la responsabilidad actva y particpacién de los implicados en el conficto criminal («situacon problemetica™) y descansa en la negociacion, en el arregio. Mas atin resucita la vieja idea oe! cantuario, del aslo, con relacién a los autores de deltes ‘iglemos, quienes encontrarian en los mismias,.bajo garantia Gol Estado, ambitas de inmunidad ironte a la aocién do la justicia con ol Grice requisite de que estes

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