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PENSAMIENTO CONTEMPORANEO Coleccién dirigida por Manuel Cruz spetpbore = Fi ‘ iE iit fail v4 i i i SURIREREE! i t { } 7. f A q i i H i re = i! i Ta { | i We 1 Te nin Rn eT os eeRunueuerespsaatcessseaseet: EEzpsrorrensrrycorzoeo7: Debate sobre el liberalismo politico Sirgen Habermas Reconciliacién mediante el uso publico de la razén sRazonable» versus «verdaderon, © 1a moral de las concepeiones del mundo John Rawls Replica a Habermas Introducctén de Fernando Vallespin Ediciones Paidés LLC, de la Universidad Auténoma de Barcelona Barcelona - Buenos Aires - Mésico Ties originales: 3) sPolecherLiberlomus- Ein Ausinndenaung it Ras, Die inbesiobung de Andere Subsharp Veg, Franco: del Meno, 1996, pigs 5-94 Publicado pimerament en inglés con elit de «Recoclation through the public we of exon: remarks ohn Rael poll liberi ex The Journal of Philly XCLn° 3 (aro de 1995) 1) Reply o Habermas, en The own of Phy CH m3 (mao de 1995) pigs. 132-100, 6) ="Vermunfig” versus Wahr” = oder die Moder Weider en Die Enbeibang de Andere Subrkamp Veg, Feancior: dl Meno, 1996, pigs 95-127, “Teac de Gerard Vila Roca Cabiera de Mato Bsns f smn ein et ii nin i eb Cari, cera eee ch fag enka plas 2) 7 <) 1996 by Subsamp Vera, France del Meno 5) 1985 by The ural of Philesophy. 1998 de rodat a dines en caselan, Edicones Paid Ibencs S.A Mariano Cubi,92 08021 Baveona hep pidoscom Tsao de Ciencias de a Bducacion Sela Univeral AutSnoma de Barcelona 18193 Balers fp patos com ISBN: 64493-0499-7 prio legal B-20.528/2000 Impra en Nomagraik SL ‘ivy 508118 Monecada Reach Impress en Fspata- Pine in Spain a Hf ee © © ® 3 ‘SUMARIO Inraopucci6x. Una disputa de familia: ef debate Rawls. Habermas, Femando Vallepin TL. Introduccion TL, Los problemas IL. Liberalismo politico IV. Elrepublicanismo kantiano Reconciiacién mediante el uso piblico de Ia Habermas El disefo de a posicén original El hecho del pluralism y la idea del consenso entrecr: ado TL. Auronomia privaday autonomia pablica 60, Jrgen Réplica a Habermas, Job Raval. 1. Des diferencias principales IL Consenso entreruzado y fundamentacién TIL. Las lberades de los modernos versus Ia voluntad del pueblo IV, Las raices de as ibertades V. Justicia procedimental versus justica ustaniva ML “ [pera (en el sentido de Anfbebung) la ditincidn enrela libertad de Jos antiguos»y a libertad de los modemnose, entre las dimensiones “«positiva y«negativan dela libertad, O, lo que es lo mismo, entre la tradicidn Hberal asociada a Locke, que prvilegia las libertades de ppensamiento y conciencia y algunos derechos fundamentales de la persons, com el de propiedad y de asocicién ya tradicién demo: ‘tiie, representad por Rousseau, donde la prioridad se otorga alas libertades politica iguaesy a oe valores de la vida pblia en gene ral. Agu veremos que vuelven areaparece las dscrepancis sobre el, ‘equlbrioapropiado entre los valores del procedimientoylos valores sustantivos ode fondo. Pr ttm, en exe velo recortido por algunos de los problemas fundamentales que e presentan la hora de elaborar une teora nor: sativa de la politica, no podemos ignorar el sentido dimo de este tempefo, Este no puede ser otto que el oftecernos una instancin de cevaluacin critica de la realidad politico social El fin buscado es al- canzar una mayor claricacin, coherenciay fundamentacién de los fines de la vid politic, y a partir de abi la congruencia ene prin cipios, insitucionesy prctca politica eleciva. Pero este tipo de re: feviones permite acceder también alo limites con los que hoy nos cencontramos en la argumentacién moral y en su necesaria conexion ‘con el derecho ya politica Son tants os imbitosimplicados, que su interés excede con mucho ls radcionalesfrontera discplinaras y se abren a un auténtio didlogo inerdisciplinar del que pueden dis- frutarfl6sofos morales, constitucionalisas,jrstaso palitélogos. Sin olvidar la instramentalidad de estas teoras, una vez despojadas de parte de su inevitable complejidad argumental, para promover una aténtia educacin en los fundamentos dela democacia 16 Funwano vatuesei TL, Linsrauswo roufrico Raves caifica a su teoria de elberaimo politicos, mientras que “Habermas opa po a rbrica de ekantismorepublicano» pare refri- sealasuya La eleccin de téminos no es arbitrara, porque desvela ‘una consciente acentuacin de los rasgos que cada autor destaca des propia teoria. Hablar de liberalismo democritico»o de «democracia liberals no dice apenss nada porque pricticamente todas as perspec- tivas ideclpicas pueden subsumirse bajo sus principio béicos. Noes sd extra, pues, que hayan empezado aasentarse ya con fuerzaen el Simbito dela teorapoltica nuevas denominaciones que srven para di ferenciar el valor respectivo con que ve dota unos w tro principioe ara marcar las dstnts estrategiasargumentatvasy sus consecuen clas polticas. «Liberalsmo», «comunitarisma» y «cepublicanismo» son quizi los términos més conocidos y usados, pero no acaben de abarcar toda la compejidad y diferenciacion reciente que recorte el debate contemporineo. Cuando Rawls comienza a separarse de su planteamiento contenido en T} —presentadoa veces como «construc tivsmo kantianos o liberalsmo kantiano— no sorprende, pues, que reivindique un nuevo ealificaivo para su mis reciente porcié que le perma marcar ls disancias tanto respecto a su obra nical como en relacn a otras reoris liberales, como el «perfeccionismo» de un J. azo el eliberalsmo igualitarista» de R. Dworkin. Estas sltimae po- rian ser calficadas, «su ver, como de eiberalso ético», ya que prescinden de a necesidad de incorporar una dimensién auténoma de | moral —elo justo» alo que antes nos referfamos—, dsclviéndola en los contends de una determinada concepcsa de bien individuals © sea, incorporindola a una dimensén éice que por su misma die renciacin interna se cree capaz de acoger la convivencia de dstntas ‘concepciones del bien. Otro tanto podriames hacer con el comusits- rismo, que admit ser dvididoen «ustancialista (Sande, Maclneyr) y «tepablicano» (M. Walzer; o con el republicanism, susceptible de presentarse como liberal (Michelman), skantiano» (Habermas) 0 incluso leminista» (Benhabib, IM, Young. ernopucer6x "7 Ravwls cre haberse constitu en el fundador de lo que él mis ‘mo califica como eiberalismo politico», sunquereconoce los rasgos bisicos de esta supuestavariedad tedricaenla obra de Ch. Larmore, y otras cuestones susceptibles de traducitseen decisiones politias en otro nivel . Ala vista de lo anterior, no creo que Rawls haya conseguido| desprenderse del todo de una angumentacion de tipo trascendental En definitva el grueso de su emp se rece a una indapacin so bre la condicién de posibildad de una teoria moral «de la politico» ‘que parte dea igual dignidad y valor moral de las personas y tata de imponerse con validez universal. Desde ego, no tzata de erigirseen le teoca de a justicia politica vida para cualquier sociedad, sno en aaguella que se corresponde con sociedades que deseen gobemarse de cova ravisana, el éxito de una otra acusacién depende, como.es l6ico, de los niveles de apertura del espacio de dscusin pica ala 1, sPoicalLierlam: Newry and the Paice em Raila vo. 73, 1934 rrnooucersy 2 pluraidad de concepcianes del bien, si como de a cxpacidad dee ‘as iimas para interorizar de hecho los princpias paliticos com: partidos ¥ éte es un punto al ue Rawls no ha dedicado la atencién ‘que merece , al menos, no he expuesto con la suficiete clardad, CCuriosamente, creo que el rigor analitco que acompaa a todas sus 'manifestaciones peca en este aspecto concreto mis por exceso que por defecto. Fl punto central es qué haya que entender por raz ‘mento public y cules sean las cuestiones sobre ls que te admit la presentacin de pretensones de validez no informadas por el wideal de la raxén pblica. En lo referente al primer aspect, los consti rmientos de la razén pablica rawsiana son enorme, por cuanto ex: ‘gen asumir la perspectiva de lo que es justfcable con pretensién de satisfacer los requerimientos de la generalidad y la reciprocidad, proscribiéndose, por tanto, la entrada en Ia ditcusin pblica de ‘uestones «internas als distintasteorias morales comprehensivas. Pero no es menos cierto, y esto enlaza con el segundo aspect, que el ‘cimulo de cuestiones que seven afectadas por esta retrccin se i rita a ls «fundamentos constitucionales (conztitcional esentil) ya las cuestiones de «justiciabisica»,” que yu no coinciden exacta- ‘mente con los dos principios de a justcia desu obra anterior. Lo que se intetaes que los «valores del jusicia politica» —los princpiossustnsvos de usticis— se presentenunidos or evalores ‘ea raz6n pablca», que son eorientaciones de indapacin» que per. miten evalua las clases de informaciénrelevantes en las cuestiones poltcasyexigen la maxima publicidad ycierta predsposiciones i vias (véase, LP, pigs. 262 y sigs). Ambos clementos, aunque no ex ‘luyenlareflexién oe debate sobre los mismos, sicontibuyen a de- Jac fuera de consideracién a valores o principios sustentives propios ‘de las dstnta eoras comprehensivas —Ia discusidn del aborto des de la moral casica por ejemplo—. Pero aqui es importante hacer ‘res cualficaciones: primer, el requeriiento dela neutralidad y la "azonabilidad no se extiende al resto de las cuestiones que son su ceptibles de ser debatidas y decdidas en cualquier democracia mo 15, Ve aot? 2% renwanpo vanes ema, Fuera de los principios que sostenen el sistema de derechos bisicos, la capacidad de le ciudadania pura interven desde su con ‘cepeidn del bien particular en temas politicos es préctcamente imi ‘ada. En segundo lugar, incluso respecto de esas cuestiones eblinda dase no parece que algo impida que las personas defiendan supuests severdadese derivadas desu tora comprehensiva, sempre que lo he fan dento de los requerimients del discuso pblio, siempre que spelen a argument suscepeibles de generar un acuerdo superpuest: Ta defensa de a prohibicén del aborto por parte de un eatlico—por seguir con el mismo ejemplo pero recurrendo a arguments cinch sivom —en defensa de a vida, por eemplo— y no a otros eexclayen tes propios 0 sinternos» a su religin (véanse, LP, pigs 282 y sigs), [No hay que olvidar que la raz6n piblica no nos pide los mismos principos de jstica, sino mas bien que desarollemos nuestas is- ‘usiones fundamentales en téminos de lo que consideramos una concepcién politica» (LP, pig. 276). Y en terer Iugar, que fuera de Tos derechos bisicos, ques pueden aspirar con certezs aun acuerdo Y @ unas garantis efectivas, los principios «que cubren ls desigual dads sociales y econdmicasy, un expresando valores «politicos» no son suscepibles de generar el mismo tipo de acverdos" ni de plas ‘marge en norma consttucionales que no exijan su permanente ein terpretacin. En estas cucstiones, por tanto, abe imaginar que produzca una amplia dscusiém pablca, yn0 siempre seré fil ds- tinguir cudndo se hace desde intereses de grupos espectfcos, desde ‘tcorias morales comprehensivas o desde los presupuestos de la razo- nabilidad politica. En conclusién: no considero que la teria rawlsiana contenga presupuestos necesariamente deblitadores de libre intraccién de ‘moeritia, aunque clarament se alja de los planteamientos republi canos o de los props de la democracia deliberative. Lo que ss percibe es una dstincién implicte entre un dmbito de lo pli al 16, «Descanan n cmp inference intone nee ‘aoa inormacin compe soe aie yeooSmioe mapas cst ‘render (Pp 29 srmonucers 2 ‘que acuden ls cudadanos cuando busean la relizaci de los fines socials, y otro, aparentemente mucho més vigoroso, de una sociedad ivi en la que los individuosestablecen sus mis intimasrlaciones de afnidad e interés inmediato, pereneciendo a diferentes ssociaciones —Iplesias, univesidades, lubes, asociaciones profesional, ete—y persiguen su propia concepcin del bien o sus planes de vida dentro de as condiciones eneraes definidas y aceptadas por todos. B En a lectura de Habermas, esta estricta dvsin entre soe ded civil y Estado, por utilizar términos por todos conocido, se x trapola sobre el mismo disco dela posicin original, yprovocala yx sludida prioridad dela auronomia privada sobre la autonomia pibli- «a. Ello tendria una doble consecuencia: En primer lugs; sgnificara ‘una cera intromisn del filzofoen las abores que propiamente co: sesponderian ala ciudadanis, pues es él quien leva cabo! juego de ineraccin ¢interpretacion de ls principios bisicos que se debaten en la posicién orginal. Los ciudadanos, por decilo de alguna manera, scencontraian» ya adoptadas esas decisiones fundamentals, que co- jan cuerpo en un sistema institucional pricicumentedelineado en todos sus aspectosesenciles. Yen segundo término, se aroja la acu sacin de que la teria acabaraeayendo en la wégica del iberalismo» ‘més convencional Los derechos aparecen predominantemente como cpsulas protectors frente a poteacialesagresiones alas dstinasfor- mas de vida, siendo étas ls que conviene preservar frente a una vi- sin mas postva 0 participativa dela libertad. Dada la construccién el procedimient,es dlc no concuir que la autonomia publica no seria sno el insramento paral realzacién de los interesesprivades. [No vamos ainsistiren el segundo aspect, que sali a a luz de tuna manera mis efcar al sbordardirectamente la teoria de Haber- ‘mas. Fl primero sf merece en cambio una pequefia consideracién, ya que se refiere al curioso problema del papel del fléofo en la cons truccién de su propia tora democritica. En este punto cancreto me parece acertada la defensa de Rawls al negarse a aceptar la acusacién, de prejugar los resultados delibertivos una vez constiuida la socie dad en el debate pblico, el fildsofoes un ciudadano entre ott: y en atrbuir a Habermas una ciertaincomprensidn de su exquema de 28 renxanpo vath#seiN la esecuencia en custro fates». Hay una cvestién, sin embargo, en la ‘que la critica de Habermas si puede tener cierta mordiente cuando insite en el pateralismo filos6fico que se esconde tas la presenta ‘in de todos los rags que ha de asumir una sociedad bien orden ‘da. Me refer alas implicaciones que puede tener paral compren- ‘sin de las magnitudes democritcas de la teoiarawisiana como un todo, Obsérvese que, en definitiva, los ciudadanos acuden al espacio pablco ya plenamente contcientes de sus iteresese identidades, y tuna vez alli selimitan a aplicaro aterpretar los principios de la razon piblea previamente abjetivados en la teoriay en las normas cons tucionales.Elespaciapiblico no sve, pues, para generar, redefiniro ‘encontrar intersubjetivamente dichos principios a través del debate, sino Gniamente pars constrfir a forma en la que se han de presen~ tar los argumentos en defensa de intereses¢ ideas predefinidos, y ‘conseguir el apoyo mis extenso posible para los mismos, Este es ct punto en el que se separa decsivamente de una toria dela democra- cia deliberative alo Habermas. TV, Ex nerunicaniswo xanninno Sila obra de Rawls no deja de acoger una gran ambicién, la he bermariana roa ya los limites de lo ttinieo. Por eso nos vamos a sitar aqui efleiar los aspectes de la misma que tienen relacin con debate que estamos introduciendo y les elementos © problemas «que previamente hemos resaltado dela tora del fldsofo norteame- ricano, Son también los que esuscitan de inmediato al intentar acla- 31 oe conceptos que hay detrs de la denominacién con la que eal 1m tela republicanismo y kantismo, El objetivo de Habermas consist, en sitesi, en intentar una reconstrucién discursiva de la noc kantiana de la personalidad moral, con todas sus implicaco ‘es universalist, yal vez subrayr la dimensién pblica del auto ‘nomi Enlo que sigue trataremos de exponer estas ideas de a forma mis concisa posible rermonucciés 2 1, El aspecto més sobrealente de lateoria de Habermas es la limpieza con la que combina las tres dimensiones dela r26a pri ca la dimensién moral, preocupada por la resolucién equitatva € imparcial de conflictoe interpersonal, que sspira a un reconod- ‘mento univeral de sus pescripciones lacie, ocupada del inter: pretacién de valores culturales de identidadesy, por tanto, condi ‘onada en su fuerza prescriptive por una evaluaciéa contextual: yl pragmétice, dicgida al ssfacein instrumental o estatégica de fi res y generalmente marcada por crterios de eficaciay por ata se en la negaciaci y el compromiso. Sila labor y el esfuerzo de [Rawls —con los maties ya selados— consista en procurar man tener una separacién conceptual lo més ntida posible entre cada tuna de estas dimensiones, aun a costa de dbiltaref marco de lo pi blico, en Habermas nos vamos a encontrar con la stuacién contra ria: con la maxima combinacin de todas ells gracias, precisameste, ‘421 incorporacién al émbito pblic. La politica habermasiana bus ‘a recuperar un espacio de dscusin intersubjeivo en el que inexo tablemente habrin de fundirse todas estas dimensiones. La delbe :acin poltica te escap aa dsciplina que pueda imponer una ina forma dscursvn, ya sea ésta la justcia ola pretensin de aspirar aun ‘equitativo reconocimiento de formas de vida, concepciones del bien ‘© identidades conereas, 0 cualesquiera otros intereses subjetivos 0 de grupo, hay, sin embargo, un importante constreimiento que oper como contol de esta deliberacién piblics yest dirgido, como en Rawls, a proporciona a proridad dela justca sobre el bien, de la ‘moral sobre la dimensin éica. Eate «controls es el que ejerce ais. titucionalizcién legal del principio del discus, encargado de intro- , através del derecho. Slo asf pede transmitise la ex periencia del reconociiento mutuo y Ia igualdad propia de las ee laciones cara cars» a una sociedad consttuida por personas que se relacionan «anénimamenten, como extrafios. La mediacin insti clonal se converte en el presupuesto necesrio para mantener y reproduce los procesos comunicatives. Su teoia de ajusticia seen ‘marca, por tanto, en una mis amplia indagacin de filosfi y socio logia del derecho, que con mucho excede los limites que para sir clama la obra rawlsana.” La estates habermasian a a hora de buscar el principio de le timacién del derecho consist en trasladale los presupuestos basis de la moral discuriva, atendiendo a su naturaleza «insicionals® 19. Un rps mis ampli sitemsade ts dos denne de FV st cocoerracnF Valli «econcliain sav del derecho? Apt Fe “ed eae de gen Harman on} A Gert Li meray politic de ‘Figo Haber Ma, Bs Nova 197 pe 192. 2, «Minrarel pancgsomoralopers cn ie cela cost noma dean dscinnd go seer, lpi demos se ete il exer 32 envanvo vatuesety Desde la perspective dela teoria del discuro, este presupuesto habia ‘que concretarlo en la maxima de que «slo pueden asprar la lei tmidad aquells disposiciones normativa en las que todos los afeca dos “pudieran” consentit como participantess. Consecuentemente, las cnergiaspartcipativasexigidas por la realzacién del principio en ‘tanin en una tensin inevitable cons insosayable mediaci insticu ‘ional, ta a su vez con las demandas del principio democritico. Lo ‘que esto significa en la prcticaes, de un lado, a necesidad de cons- ‘uctirc alas condiciones generals dl constinsconalsmo moderno y sit instituciones, pero, de ott, buscar revitalizrlas democritcn mente mediante una reinterpretacia de sus fandamentos. El elemen to ano institucional» encargado de conecar ambas dimensiones es la ceferapiblica,asentada sobre la sociedad civil, que aberca aquellos, ‘spacios libres de interferenciaestataly dejados la espontancidad so cial no regulada por el mercado, onde sure a opiniSn pblica infor. imal, ls organizaciones civics y, en general, aquello que desde fuera influencis, vai ycitca la politica, Y ésta su ver, através de sun deo institucional, talada este poder communicative alalegislaciony su imterpreacin perinente, eviiéndolo ai de nuevo a la sociedad 3 Come hemos vedo antejpando, I relacién entre autonomia| paiblicay prvada tiene una importancia fundamental en la obra ba Dermasiana. Ya vimos cémo mediante la critica a la conexién que ‘Rawls hace de estas dos dimensiones trata de combat la interpret: ‘ién liberals, donde la autonomiaprvada,arraigada ene sistema de los derechor individuals, parece tenet prioridad, Pero la forma en la que Habermas trata deestablecer esa conesién n0 es dl todo eviden teyy recuerda un tanto a la cuadratura del eiculo. Para Habermas li bberead negativa 0 autonomia privada y ibertad poiiva 0 autonomia piblicas funden simétieamenteen un mismo concepto, que por un Jado permite lindar ls derechos bsics frente a injerencias sociales, pero por otro sc abre ala plutalidad soca al permit un casita ‘ro. incon ef ale cin a papain eqn en Grace de opin vhniad dacs quedo ep rpc or ins de comune strap dees OV pi. 12). nerroovceise 3B do aceso a la esfera y decisiones pblica «todos los cudadanos y srupos sociales. Ambas dimensiones seran complementaria, gual de importantes y asentadas en un origen comin. Fl ciudadano no podria hacer uso de su autonomia piblica sino poseyers la independencia necesiriagarantizada por a autonomia privada; yal inversa, no PO- Aria asegurarse una regulacin consensuada de esta dtima si no pue-

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