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E] Barroco re eee eee es Fernando Checa Cremades José Miguel Moran Turina Biblinteca da FRBALP INA 07428 Coleccién Madrid Fundamentos 77 Ediciones ISTMO INTRODUCCION Jenn Jacques Rousseau utilizaba Ia palabra barroco para derotar algo confitso —en si caso ia miisiea—. y por una extrafin paradoya el érmino, fuerza de ser usado con connotaciones distinlas, y aun opuesias.aicabo por ser lan vago que no ha faltado quien haya propuesto su sustitucion por ‘nuevo qule se refiriera univacamente a aquel pertado concrete de la historia europea ‘La histortografia resulta sumamente snstructiva pa te de Ins dificuliades y ambigiiedades de la palabra no provienen sdlo del fabuso semantico que $° ha hecho de ella durante el dlumo sigle. sino que fn gran parte denivan de la manera en que el Barroco empex0 4 valorurse como estilo artistico, Ves que, en un principio. tanto cuando la palabra fue utilizada por la critica ilustinda y racionalista contra los excesos y las ‘extravagancias» artisuicas de los sigios Svil y Xvi, camo cuando este arte fempezé a ser valarado bajo una nueva luz a principios de siglo, fue em- ppleada siempre por oposicidn a otro concepto, to cl deor den, claridad y mesura Imaplantada indiscutiblemente a nivel formal como estilo origmal y dife- renciado con valor propio, quedaba planteada una cuestion que ha sido el Caballo de batalla de no pas polémicas entre ls mas importants yf ‘mosas, [a sostenida entre Weisbach y Pevsner, en los afios vemni2—. y que no era otra que la de dotar de un contenido preciso a aquells formas y re- ducirlas a unidad dentro de un cuadro general de mayor amplitud; unidd, sin embargo, que las enormes diferencias politcas, sociales y'religiosas que Separaban 2 la Europa del siglo Xvi. desde la Roma Triumpitgns de Bemint ala Francia de Versalles y al arte burgues y protestante de los Paises Bayes. no hacian otra cosa que dificultar. ero los problemas que plantea el conseguie una explicacién univoca y satisfactoria del fenomeno barroco, no radican tinicamente en fa variedad y riqueza de situactones nacionales particulares, ino en el caracier proble- ‘atico que suponen sus limites eronoldgicos. Por delante, pese que Gur- Tit en su Geschichte des Barok-Stiin Halien, de 1807. habia stuado un periodo intermedia entre el Renacimicnto y el Barroco, Wallin y Weis- bach—por poner dos de los ejemplos mis destacados del comiznzo de la Iisteriografia del Barroco— Io ignaran sistematicamente. corsiderindo coma barracos los Jardines de fa villa d'Este ya artistascomo el Greco, Ba rocci a Sodama Sin embargo, y pese a que actualmente el papel mediador ddel Manierismo esta firmemente establecido, Ios linderos que .0 separan del Barroco siguen siendo sumamente tenues e indefimidas. tanto por la convencién historiogrifica de querer hacer coineidir el comiento del Ba Troco con el del siglo XV, como por el profundo enraizamiento que, como ‘retendemas destacar en las paginas que siguen, los momentos iriciales det Barroco van a tener en el Cinquecento: el valor de la coleccidn., fs relacio~ nes entre arte y ciencta, naturaleza y artificio o altemativas emocional y clasicisiarespecto al problema de fa imagen, que no se emptezan a clarifi- car hasta el advenimiento de fa denommnada generacién burroca, serdn puntos esenciales en nuestro estudio del problema. Y de esta manera desta- ‘camos el. papel jugado por determmnadas artistas y circulostin.electuales Rubens. Mademo, el Cardenal del Monte. y Caravaggio, fos Famesto y ‘Anibal Caracei—en el debate artistico de Ia Roma de fines del siglo xv y prinerpios del xvii, como los formuladores de una nueva poétea, que s©

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