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MIQUEL CAMINAL BADIA (Editor) MANUAL | DE CIENCIA POLITICA Prélogo de JORDI CAPO GIOL Autores CESAREO R. AGUILERA DE PRAT, JOAN ANTON, LUIS BOUZA-BREY, MIQUEL CAMINAL, JAUME COLOMER, ANTONI FERNANDEZ, ANDRES DE FRANCISCO, EDUARD GONZALO, JORDI GUIU, PEDRO IBARRA, JACINT JORDANA, FRANCISCO LETAMENDIA, JOAQUIM LLEIXA, JAUME MAGRE, ENRIC MARTINEZ, JORDI MATAS, JAIME PASTOR, AMADEU RECASENS, FERRAN REQUEJO, RAFAEL RIBO, JORDI SANCHEZ, ANA SANZ, XAVIER TORRENS, PERE VILANOVA SEGUNDA EDICION bien, foe VERIO AD tat Disefio de cubierta: J.M, Dominguez y J. Sanchez Cuenca 1. edicién, 1996 22 edicién, 1999 1 reimpresién, 2001 23 reimpresién, 2002 3. reimpresién, 2003 4. reimpresién, 2004 52 reimpresién, 2005 Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra esté protegido por la Ley, que establece penas de prisién y/o multas, ademas de las correspon- dientes indemnizaciones por daiios y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren pilicamente, en todo o en parte, una obra literaria, atistica o cientifica, o su transformacién, interpretacién 0 eje- cucién artistica fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de ‘cualquier medio, sin la preceptiva autorizacién, © lisa R. AGUILERA DE PRAT, JOAN ANTON, Luts Bouza-BRFY, Mique CAMINAL, JAUME CoLOMER, ANTONI FERNANDEZ, ANDRES DE FRANCISCO, EDUARD GONZALO, JorDI Guu, PEDRO IBARRA, JACINT JORDANA FRANCISCO LETAMENDIA, JOAQUIM LLELXA, JAIME PASTOR, AMADEU RECASENS, FERRAN REQUEJO, RAFAEL Riw6, Jonpt SANCHEZ, ANA SANZ, ‘XAVIER TORRENS y Pere VitaNOva, 1999 © EDITORIAL TECNOS (GRUPO ANAYA, S. A.), 2005 Juan Ignacio Luca de Tena, 15 - 28027 Madrid ISBN: 84-309-3363-8 Depésito Legal: M. 5.949-2005 Printed in Spain. Impreso en Espaiia por Muriel PROLOGO, por Jordi Capo Giot INTRODUCCION: LA POLITICA COMO CIENCIA, por Miquel Caminal .. I {NDICE 1. Larrealidad politica y el andlisis de la politica —{1. El objeto de la ciencia politi- cay su autonomfa como ciencia social III. Lapoliticacomo ciencia—IV. Lado- ble cara de la politica: la politica como relacién de poderes y la politica como gobierno. Bibliografia. ouster wan : = EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS, por Luis Bouza-Brey ..... 1. Lapolftica y el poder—II. El poder y la sociedad.—III._Laevolucién del po- der. Los modelos hist6ricos de organizacién politica de la sociedad. 1. Las formas po- liticas preestatales. A) La sociedad acéfala. B) La sociedad segmentada. C) La ciudad- Estado. D) El imperio burocrético. E) El feudalismo. 2. El Estado y su evolucién. A) La monarqufa como forma de transicién desde el feudalismo a la sociedad moder- nna. B) El Estado liberal. C) La crisis del Estado liberal y su transformacién. D) El Es- tado democratico-social y su crisis—IV. El poder politico actual—V._ El poder po- Iitico como sistema —Vi. La teoria de los sistemas en la ciencia politica VII. Los limites y componentes del sistema politico. VIII. La estructura, el proceso y los ti: pos de sistemas polfticos—IX. Los sistemas y el cambio politico. 1. La modemniza- ccién y el cambio politico. 2. Las categorfas del cambio politico. Bibliogratia. LAS IDEOLOGIAS POL{TICAS EL LIBERALISMO, por Joan Antén 1. Concepciones filos6ficas de base—II. Del absolutismo de Hobbes a la plura- lidad de poderes de Locke. El liberalismo inglés —II. Kant y el Estado de dere- cho.—IV. Liberalismo y economfa de mercado.—V._Los liberalismos del siglo XIXVL._Los liberalismos del siglo xx. Bibliografia. EL CONSERVADURISMO, por Joaquim Lleixd .. i 1. Unestilo de pensamiento—II. Burke.—III. _Difusién del ideario politico anti- rrevolucionario.—-IV. Los contrarrevolucionarios.—V. tra matriz. del conserva- durismo: los doctrinarios—VI. El nacionalismo conservador.—VII. Muchedum- bres y democracia—VIII. El periodo de entreguerras.—IX. Evoluciones recientes. Bibliografia. ee oe EL soca MO, por Jordi Guid renee 1._Los origenes del socialismo—II. El primer anarquismo.—III. El socialismo in- glés.—IV. La teoria politica de Marx. 1. El primer ideario politico de Marx. 2. La critica de Marx a la «filosoffa» del Estado. 3. La teorfa de la revolucién de Mars. V._ La socialdemocracia clésica VI. El «marxismo ortodoxo» de Kautsky VII. El «revisionismo» de Bernstein.—VIII. Lenin y la revolucién ru m 13 7 19 7 87 106 106 123 Im, IV. MANUAL DE CIENCIA POLITICA. IX, La cosificacién dogmatica del pensamiento de Marx.—X. Los marxismos del siglo xx.—XI. El socialismo en Occidente.—XII. Los tiltimos desarrollos neo- marxistas. Bibliografia. EL MARXISMO, por Andrés de Francisco I. Marxismo y socialismo.—II. La posibilidad del socialismo.—III. La factil dad del socialismo—IV. La deseabilidad del socialismo y més allé. Bibliografia. . EL NACIONALISMO, por Mique! Caminal ... Nacionalismo y Estado—II. El nacionalismo como ideologia —III. La nacién po- cay la nacién cultural IV. La nacién juridica—V. El nacionalismo y la relacién entre las tres acepciones del concepto nacién.—VI. Las naciones politicas.— VII. Las fisuras de la nacién politica —VIII. La nacién liberal y la nacién socia- mo, socialismo y nacionalismo.—X. Federalismo y naciona- EL ESTADO DEMOCRATICO Y SOCIAL .... Las DEMOCRACIAS, por Eduard Gonzalo y Ferran Requejo .... 1. _Fundamentos hist6ricos de 1a democracia. 1. La democracia en la antigiiedad. 2. De la democracia antigua a la teoria y prictica de la democracia moderna. 3. El pa- radigma te6rico de la democracia liberal desde una perspectiva formal. 4. El paradig- ma terico de la democracia liberal desde una perspectiva sustantiva—II. Las teori- as de la democracia en el siglo xx. 1. Introducci6n. 2. Las teorfas sociolégicas. A) El clitismo, a) El elitismo clésico: Pareto, Mosca y Michels. 6) El elitismo democritico: Max Weber y Joseph Schumpeter. c) Nuevas perspectivas del elitismo. B) El pluralis- ‘mo. a) Criticas al modelo pluralista. b) Nuevos enfoques pluralistas. c) Una alternati- va al pluralismo: el neocorporativismo. 3. Teorfas econ6micas. A) El teorema de Arrow. B) El modelo de Downs. C) Un mundo en dos dimensiones y votantes irracionales. D) El calculo del consenso de Buchanan-Tullock. E) Criticas a las teorfas econémicas de la democracia. 4. Las teorfas normativas. A) El liberalismo social de Rawls y Dwor- kin, B) La critica comunitarista. C) La teorfa de la democracia de Jurgen Habermas. D)El neoliberalismo de Hayek y Nozick—IIT. Democracia y globalizacién. Biblio- erafia. evn a i EL ESTADO DE BIENESTAR, por Jordi Sache? ecsssecse 1. Inroduccién.—Il. _Antecedentes: los origenes del concepto—IMl. Periodizaciones, 1. Ex- perimentacién (1870-1925): el nticleo hist6rico del Estado de Bienestar o liberal break. ‘A) La experiencia de Bismarck. B) La Repiiblica de Weimar. 2. Consolidacién. A) El New Deal y el compromiso hist6rico en Suecia. 3. ExpansiGn. A) El consenso alrededor de la ecuaci6n keynesiana. B) El debate sobre el consenso—IV. La crisis del Estado de Bienestar—V. El enfrentamiento ideolégico y el debate actual sobre el Estado de Bie~ nestar—VI.__Los procesos politicos de legitimacién—VII. Confictos por la distri- bucién.—VIII. El incierto futuro.—IX. Modelos de Estado de Bienestar. Biblio- grafia, : enn . EL PROCESO POLITICO EN LAS DEMOCRACIAS .... La CULTURA POLITICA, por Jgume Magre Ferran y Enric Martinez Herrera .. 1. Contexto hist6rico y metodol6gico.—II._ El concepto de la cultura politi percepciones subjetivas de la politica. A) El émbito de la subjetividad. B) Las actitu- des. C) Las orientaciones y los objetos politicos. 2. La dimensin colectiva de las orien- 123 141 141 154 154 7 179 179 236 236 261 263 INDICE, taciones III. Transmisién y cambio de la cultura politica: la socializacién politica. 1. La socializacién politica. 2. Los agentes de socializacién politica. A) La familia. B) Laescuela. C) Los medios de comunicacién.—IV. El estudio de la cultura politi- ca. I. Las orientaciones hacia el sistema politico en general. A) Orientaciones hacia el régimen. B) Orientaciones hacia la comunidad politica. C) La confianza interperso- nal. 2. Orientaciones relativas al propio papel en la politica. A) El interés politico sub- jetivo. B) La eficacia politica subjetiva. C) Movilizacién cognitiva. 3. Orientaciones hacia el proceso de entrada. A) La dimensi6n izquierda-derecha. B) La dimensién na- cionalista. C) La dimensién materialismo/postmaterialismo. 4. Orientaciones hacia el proceso de salida. A) La confianza en el gobierno.—V. EI papel de la cultura politi- ca. 1. La cultura c{vica. 2. El cambio cultural en las sociedades industriales avanzadas. Bibliografia. LA ACCION COLECTIVA Y LAS ASOCIACIONES DE INTERESES, por Jacint Jordana I. Asociaciones de intereses, democracia y sociedad. 1. Introduccién, 2. Una con- textualizacién de las asociaciones de intereses, 3. Democracia y asociaciones de inte- reses—II. Modelos de accién colectiva. 1. ;Qué es la accidn colectiva? 2. Los ni- veles de la acci6n colectiva: grupo, organizacién, comunidad, sociedad. 3. El modelo de Hirschman: salida, voz y lealtad. 4. El modelo de Olson: egoismo e incentivos. 5. Los lideres, los incentivos y las sanciones como refuerzo de la accién colectiva.. IIL. El papel politico de las asociaciones de intereses. 1. Intereses y Estados. 2. El pluralismo: la percepeién atomista de la politica de intereses. 2. El corporativismo: tuna perspectiva integrada de a intermediacién de intereses. 3. El enfoque econdmi- co: egofsmo ¢ intercambio como motores de la politica de intereses. 4. La perspecti- ‘va marxista: las clases sociales como dimensidn profunda de la anticulacién de inte- reses. Bibliografia . Los PARTIDOS POLITICS ¥Y LOS SISTEMAS DE PARTIDOS, por Jordi Matas Dalmases .... 1. Introduccién.—II. El concepto de partido politico —III. El origen de los parti- dos politicos.—IV. Las funciones de los partidos politicos. —V. _Tipologfas de par- tidos.—VI. La constitucionalizacién de los partidos politicos —VII._La estructura interna de los partidos politicos.—VIII. La direccién de los partidos politicos. IX. La financiacién de los partidos politicos —X. EI sistema de partidos. Bibliografia Los SISTEMAS ELECTORALES, por Xavier Torrens I. Funciones de las elecciones—II. Evolucién y caracteristicas del sufragio demo- cratico. 1. Universal. 2. Libre. 3. Igual. 4. Directo. 5, Secreto. Electorado y pro- ceso electoral. 1. Condiciones para ejercer el derecho al voto. 2. Etapas del proceso electoral.—IV. Componentes del sistema electoral. 1. Circunscripcién electoral. 2. Forma de la candidatura, 3. Estructura del voto. 4. Barrera legal. 5. Férmula electo- ral. A) Formulas mayoritarias. B) Férmulas proporcionales.—V. Tipologfa de los sis- temas electorales. 1. Consecuencias politicas del sistema electoral. 2. Sistema mayori- tario. 3-Sistema proporcional. Bibliograffa. Los MOvIMIENTOS SOCIALES, por Pedro Ibarra y Francisco Letamendia 1. Primera definicién.—II. Breve historia de los movimientos sociales: repaso his- tGrico.—III. _Diferencias y semejanzas con otras formas de accién colectiva. 1. Mo- vimientos sociales y partidos politicos. A) Orientaciones hacia el poder politico. B) Re- laciones con los partidos politicos. C) Organizacién. D) Intereses y medios de Tepresentacién. 2. Movimientos y otros grupos de interés. A) Orientaciones hacia el poder politico y relaciones con los partidos. B) Organizaci6n; intereses y medios de re- presentacién. 3. Una comparacién conjunta: estrategias y horizontes. A) La accién co- 263 290 317 343 343 372 10 MANUAL DE CIENCIA POLITICA lectiva. B) La estrategia conflictiva. C) El horizonte antisistémico.—IIL._Descenso al sistema motivacional. |. El proceso decisorio. Del descontento a la accién. 2. Perfil del activista—IV. Condiciones y contextos—V. Una propuesta conceptual, Bibliografia LA ORGANIZACION INSTITUCIONAL Y ADMINISTRATIVA DEL ESTADO DEMOCRATICO a. : . LA REPRESENTACION Y EL PARLAMENTO, por Miquel Caminal ... I. Estado moderno y representacién.—Il. Los parlamentos modernos.—III._ El mandato representativo.—IV. Parlamentos contemporaneos y democracia de parti- dos.—V. Estructura y composicién de los parlamentos.—VI._Las funciones de los parlamentos. 1. La funcién representativa. 2. La funcién legitimadora. 3. La funci6n de control Iegislativo. 4. La funcién de control politico. Bibliografia. EL GOBIERNO, por Joaquim Lleixa . 1. Lanocién de gobierno. 1. Introduccién. 2. El gobierno como direccién del poder ejecutivo. 3. El gobierno y la direcci6n politica general del Estado—Il. Morfologia de las formas de gobierno. 1. Una consideracién de método previa. 2. El parlamenta- rismo. 3. El presidencialismo. 4. Otras formas de gobierno.—III. Organizacién del gobierno. I. Modalidades de organizacién interna. 2. La concentracién del poder de gobierno.—IV. El gobierno mediante partidos politicos. 1. Impacto de los partidos politicos y de los sistemas de partidos en la forma de gobierno. 2. Un nuevo concep- to: El gobierno mediante partidos. 3. Modalidades del gobierno por partidos. Biblio- grafia. : : LA ADMINISTRACION PUBLICA, por Ana Sanz. L_ Introduccién.—II, Los modelos de administracién piblica—III. El personal de las administraciones piblicas IV. La organizacién administrativa—V. El deba- te actual en tomo a la administraci6n publica. Bibliografia Las POLITICAS PUBLICAS, por Antoni Ferndndez 1. Un nuevo enfogue. 1. Crecimiento de los aparatos estatales y del gasto ptiblico. 2, Multiplicacién de las regulaciones y normas gubernamentales. 3. Confusién de los limites entre pablico y privado. 4. La eficacia gubernamental como fuente de legitimi- dad—Il. Origen de los estudios de politicas piblicas.—IIL {Qué son las politicas piblicas?—IV. Enfoques y teorias. 1. Los modelos racionales. El policy analysis. 2. El incrementalismo. 3. La eleccién racional. La escuela del public choice. 4. El andli- sis de politicas pablicas.—V. Las fases del proceso de las politicas publicas. |. La aparicion de los problemas piblicos y su entrada en la agenda. 2. Formulacién de las, alternativas. 3. La toma de decisiones. A) La decisiGn racional, B) La decisién no indptica. 4. La implementaci6n. A) El enfoque top down, B) El enfoque bottom up. C) El papel de la burocracia. 5. La evaluacién.—VI._Terminacién y sucesién de po- liticas. Bibliografia. .. La ESTRUCTURA TERRITORIAL DEL ESTADO, por Rafael Ribé y Jaime Pastor... 1. De la polfarqufa medieval al Estado-nacién.—II. La distribucién territorial del poder: motivaciones. 1. Motivaciones técnico-administrativas. 2, Motivaciones demo- criticas. 3. Motivaciones hist6rico-politicas—III. Las formas de Estado sega la di tribucién territorial del poder. 1. El Estado unitario «puro». 2. La autonomfa politica. 3. El Estado federal. 4. Estado federal y cultura politica. 5. La financiacién. 6. Resu- men.—IV. Plurinacionalidad y estructura del Estado.—V._La doble tendencia de! poder en las democracias modernas. Bibliografia. = 372 403 405 405 427 427 444 460 460 483 483 INDICE, 6. EL PODER JUDICIAL Y EL SISTEMA DE JUSTICIA, por Amadeu Recasens ... I. Modelo de Estado y modelo de admi der judicial. 2. Derecho, justicia, administracién de justicia der de los jueces. 1. El poder de los jueces. 2. El marco del poder judicial. pendencia judicial, 4. Limites de! poder judicial y control de la independenci control del juez en via procesal. B) El control jerarquico. 5. Una instancia trol especial: el Tribunal Constitucional. 6. La legitimacién de la actividad ju IIL, Elementos para el estudio del sistema de justicia. 1. El sistema de justicia, més alld de los jueces. A) El aparato policial, selector del sistema. B) La fiscalfa: una ins- titucién controvertida en el poder judicial. C) Otros operadores del sistema de justicia. 2. El jurado: modelos de participacién popular en la actividad judicial IV. Con- clusiones. Bibliograffa Ss istraci6n de justicia. 1. Estado liberal y po- II. Poder judicial y po- La inde- VI. LOS AUTORITARISMOS Y LAS TRANSICIONES POLITICAS...... 1. Los aurorrrarisMos, por Jaume Colomer L_ Aproximacién conceptual—II._ Origen de los sistem: lisis de variables. 1. Nimero de actores, 2. Justificacién ideold; 3. Nivel de movi- lizacién. 4. Grado de institucionalizacién —IV. Formas de gobierno autoritarias. |. For- mas de gobierno tradicionalistas, 2. Formas de gobierno teocraticas y movimientos fundamentalistas. 3. Regimenes militares. 4. Regimenes civico-militares. 5. Regime- nes de partido Gnico. 6. Autoritarismos de base étnica. Bibliografia . 2. LAS TRANSICIONES POLITICAS, por Cesdireo R. Aguilera de Prat .. 1, Cambio, modernizacién y transicién.—Il._ Estabilidad, desarrollo y legitimidad. IIL. Procesos y dindmica de las transiciones.—IV. Liberalizacién y democratiza- 6 les tipologias—V. Actores y estrategias—VI. Laconsolidacién. Bi- bliografia, : 7 VII. EL ESTADO Y EL SISTEMA INTERNACIONAL, por Pere Vilanova I. Distinci6n y relacién entre los conceptos «internacional» y «transnacional».— Il. La naturaleza del sistema internacional —III. Las diferencias estructurales entre el Estado como sistema y el sistema internacional—IV. Tipologia de los actores. — V. Orden y desorden en el sistema internacional.—VI. El concepto de régimen in- ternacional..Bibliografia. .. : 502 Sal 559 561 PROLOGO Nacido ciudadano de un Estado libre, y miembro del so- berano, por débil influencia que pueda tener mi voz en los asuntos piblicos, el derecho de votarlos basta para impo- nerme el deber de instruirme en ellos. J.-J. ROUSSEAU, Del Contrato Social o Principios de De- recho Politico, Libro I. La cita que encabeza este prdlogo resume un ideal, que no siempre se consigue en nuestras sociedades, y que podriamos formular con otras palabras, diciendo sim- plemente que un sistema democritico necesita ciudadanos instruidos. Se observara, de todas maneras, que la frase de Rousseau es autorreferencial porque esté lena de conceptos de contenido politico cuyo conocimiento es indispensable para la correcta comprensi6n de un pensamiento que, en Ultimo término, se dirige a estimular un ma- yor interés por los asuntos colectivos. Practicamente toda la frase esté formada por palabras cuyo sentido es politico y, como se ha dicho en ocasiones, por ello mismo conflictivo. Ciudadano, Estado, libre, miembro, soberano, influencia, voz, publico, derecho, votar, imposicién, deber son referencias directas al mundo de lo politico, que toman su sentido en éste y de éste. Unas remiten al poder como influencia y fuerza; otras remiten a la organizacion social como Estado, con su estructura jerarquizada de derechos y deberes; algunas contraponen individuo y colectivo como ciudadano, miembro, soberano, publico que hace pensar inmediatamente en privado. Cada concepto remite, sin duda, a un problema actual: ;Cudl es la carta de ciudadania en un mundo con fuertes movimientos migratorios? {La ciudadanfa debe basarse en una construccién abstracta del Estado-nacién 0, por el contrario, en fundamentaciones de cardcter etnicista? ;Qué ocurre hoy con el Estado en los procesos de integracién supraestatales? ;Dénde reside Ja soberania, en el voto 0 en los grupos de presiGn? {Qué es la «voz» en el Estado democrético que garan- tiza la libertad de expresi6n al mismo tiempo que permite la existencia de podero- sisimos medios de comunicacién? {Qué relacién se ha de establecer entre lo pu- blico y lo privado, entre el Estado y el mercado? Estas preguntas, y otras que pueden estar en la mente de todos, podrian dar lu- gar a numerosos ensayos, propuestas politicas y libros de interpretacién, pero también pueden abordarse desde otra perspectiva, la de analizar los fundamentos y conceptos te6ricos que permiten el debate. Explicar cémo se han construido histéricamente nuestros sistemas y nuestros conflictos politicos, su estructura y su funcionamiento actual y las ideologias (del campo politico) y las teorias (del campo cientifico) que, unas y otras, los explican cientificamente y legitiman poli- (13) 14 MANUAL DE CIENCIA POLITICA, ticamente no significa responder directamente a los interrogantes de un mundo que evidentemente est4 cambiando y, por otra parte, puede ser menos brillante que lanzarse a una respuesta rapida, de éstas que muchas veces exigen algunas plataformas de opinién/desinformacién publica. Sin embargo, a la larga, puede resultar mucho més util socialmente porque sin la existencia de un conocimiento basico, cualquier interpretacién resultara siempre poco convincente. Al mismo tiempo, se aclara de esta forma lo que a veces constituye una sorpre: Ja referencia a la existencia de una «ciencia» politica. Sin entrar en una discusi6n so- bre los nombres —teoria politica, ciencia politica, ciencia de la politica, ciencias po- Iiticas, politologta, politicologfa—, cada uno de ellos con algo més de su propio ma- tiz y revelador de profundas discordancias metodolégicas, es cierto que la mencién de la posibilidad de una reflexién cientifica sobre la politica crea en numerosisimas ocasiones un cierto estupor, cuando no un profundo escepticismo puesto que se argu- menta que el ‘imbito de lo politico no puede someterse a una observaci6n cientifica porque, en lo que se refiere a su objeto (lo politico), éste es aleatorio y dependiente de actuaciones partidistas que, por otra parte, se inmiscuyen en el ambito metodold- gico de tal forma que los discursos cientificos no serfan mas que meras racionaliza- ciones del poder y de sus adversarios. No es éste el lugar para sefialar los puntos fuertes y débiles de una posicin de este estilo y el lector encontraré las referencias suficientes a estas criticas en la pro- obra como para que aqui tengamos que entretenemnos en ellas. Sin embargo, més alld de las reflexiones tedricas pertinentes y de los argumentos que puedan aportarse a favor o en contra de cada una de las tesis, esta obra puede ser una de- mostracién practica de que existe un espacio para la teorizaci6n y la ciencia, con la elaboracién de explicaciones, hiptesis y marcos referenciales que, segtin los casos, tienen apoyo empirico, Idgico o heuristico. No queremos sefialar las confusiones que se producen al querer comparar las ciencias «duras» con las ciencias sociales; tampoco queremos entrar en el debate sobre los requisitos comunes que debieran te- ner unas y otras, pero es innegable que en este libro se encontrarén suficientes ele- mentos como para observar que existen niveles distintos de conceptualizacién de lo politico que distinguen al politico profesional, al comentarista mediatico y al profe- sor de ciencia politica, asi como una finalidad distinta en los propésitos de cada uno. El polit6logo debe aportar conocimiento porque pretende realizar ciencia. Es importante insistir en este punto, los estudios de ciencia politica no se diri- gen a formar directamente, aunque no por eso sea incompatible, a los futuros «politicos» del pais. No ofrecen, por tanto, ni recetas ni soluciones sino explica- ciones, técnicas y métodos que, junto a otros de tipo econémico, estadistico, juri- dico, etc., sirven como arsenal para la comprension de y el apoyo y asesoramiento una actividad de un tipo particular, la politica. En este sentido, aunque lo poli- tico puede ser entendido como un ambito que afecta a todo el mundo porque na- die se escapa a sus efectos, debe tenerse en cuenta que, frente a este aspecto gene- ral, la politica es también una actividad especializada, reservada de una manera predominante a un grupo de ciudadanos, profesionalizados o semiprofesionaliza- dos en la toma de decisiones vinculantes para la colectividad. Corresponde al politico profesional la toma de estas decisiones (ponderando los intereses en juego en un contexto democratico); corresponde al cientifico, por el con- trario, aportar una reflexion tedrica, que tiene otras reglas y otros objetivos. Pero, ad- PROLOGO 15 mitido que sea asi, ,cudles deben ser éstos? Una gran corriente de la ciencia politica ha tenido una tradicién critica y normativa, porque denunciaba las sociedades exis- tentes y buscaba ofrecer modelos para el futuro; otra corriente, mas moderna, ha in- tentado un conocimiento més empirico y menos orientado prescriptivamente con la creencia de que el saber, por si solo, ya cumple una funcién social sin necesidad de proponerse una transformacién politica. Estas dos corrientes, que podrian quedar acogidas respectivamente con los nombres de teoria politica y ciencia politica, se han enfrentado duramente en los ltimos decenios. En el momento en que parecia que la balanza se habfa inclinado definitivamente en favor de la segunda, las transformacio- nes ocurridas en el mundo de la politica (crisis del Estado de bienestar, derrumba- miento de los paises del Este, internacionalizacién y movimientos nacionalistas, fun- damentalismo islémico, etc.) han vuelto a poner en primer plano cuestiones que parecfan superadas y han obligado a repensar los fundamentos normativos de nues- tras sociedades, al mismo tiempo que controlar su funcionamiento mas concreto por lo que las teorias prescriptivas y las descriptivas se han visto obligadas a poner en re- Jaci6n sus aportaciones, con la conciencia mutua de sus limites. Este Manual de Ciencia Politica se inscribe en este momento de didlogo de estas dos tradiciones y, por ello, su editor, Miquel Caminal, después de presentar el objeto y el método de la ciencia politica (parte primera), ha procurado un tratamiento equi- librado entre el Ambito de las ideologfas (parte segunda), los procesos politicos (parte cuarta) y las instituciones (parte quinta), combindndolo con una reflexin sobre el modelo democratico, su transformacién e internacionalizacién (partes tercera, quinta y sexta). Para ello se ha rodeado de un amplio equipo de profesores que, aun partien- do de distintas metodologias, han conseguido presentar una panordmica integrada de los principales centros de interés de la ciencia politica actual, Los enfoques variados, subordinados a un objetivo docente unitario, ademas de corresponder al actual desarrollo de la ciencia politica sefialan también otro aspecto destacable de esta obra: la presencia de colaboradores de las tres universidades cata- lanas que imparten la licenciatura de Ciencia Politica y de la Administracién. Pen- sado y estimulado el libro desde la Universitat de Barcelona, la participacin de in- vestigadores de las universidades Autonoma de Barcelona, Pompeu Fabra, Complutense de Madrid, UNED y Universidad del Pais Vasco-Euskal Herriko Uni- bertsitatea demuestra la progresiva institucionalizacién académica de nuestros tra- bajos. La realizacién de un manual es un peldafio més en esta tarea que pretende combinar la investigacién con una docencia de calidad, lo cual debe mencionarse en un contexto en el que existe una tendencia a minusvalorar los curriculos docentes de los profesores en favor de otro tipo de actividades. A los estudiantes de las licen- ciaturas de Ciencia Politica y de la Administracién, Sociologia, Derecho, Economia y Periodismo, y de la diplomatura de Gestién y Administracién Publica va dirigido primordialmente este libro. Elllos serdn los criticos mas rigurosos pero estamos se- guros de que el esfuerzo realizado serd de utilidad y provecho para todas aquellas personas interesadas en la ciencia politica. Jorpi Capo GioL Catedratico de Ciencia Politica y de la Administracién de la Universitat de Barcelona INTRODUCCION LA POLITICA COMO CIENCIA MIQuet CAMINAL BADIA Catedratico de Ciencia Politica y de la Administracién de la Universitat de Barcelona SuMARto: I. La realidad politica y el andlisis de la politica—II. El objeto de la ciencia politica y su autonomfa como ciencia social.—IIL La politica como ciencia—IV. La doble cara de la poli- tica: la politica como relacién de poderes y la politica como gobierno. Bibliografia I. LA REALIDAD POLITICA Y EL ANALISIS DE LA POLITICA Los grandes cambios sociales y politicos han influido e influyen, sin duda, sobre el curso de las ciencias sociales, proyectan nuevos objetos de estudio e inves- tigaci6n, cuestionan metodologias que parecian consolidadas e, incluso, provocan el retorno al punto cero de la epistemologia. En nuestro caso la pregunta episte- molégica es, aparentemente, muy simple, como la planteaba Cerroni: es posible una politica como ciencia? O bien, formulada de manera més general: es posible un conocimiento cientifico de la realidad politica? A pocos aiios del siglo xx1, resulta odiosa e inquietante esta pregunta. Mas todavia, si se comparan los increibles avances producidos en la tecnologia y elec- tronica, desde 1953, por citar el afio que fue publicado The Political System de David Easton, con los progresos ms modestos en las ciencias sociales. Tendremos que aceptar dos velocidades para relacionar los avances en las Iamadas ciencias de la naturaleza en relaci6n con las ciencias de la sociedad. Las primeras lo hacen exponencialmente y en linea recta, las segundas aritméticamente y en espiral. En poco tiempo la distancia puede ser abismal. Y, sin embargo, una sociedad tecnolé- gicamente avanzada necesita una mayor capacidad de resolucién de los conflictos sociales. A la larga, puede producirse el fendmeno que Meadows y Randers (1992) definen como overshoot, para referirse al sobrepasamiento o la incapacidad de actuar a tiempo, antes del limite a partir del cual no hay solucién o retorno. La realidad politica se refiere a fenémenos sociales que han sucedido o estén sucediendo y que definimos como propios de la politica. Daniel Bell lo ha escrito con rotundidad: «la politica precede siempre a la racionalidad, y a menudo pertur- baa la racionalidad». El andlisis racional de la politica nos permite acercarnos a la comprensién de lo sucedido y de lo que acontece, teniendo en cuenta una doble considera’ la dependencia de la informaci6n y el pluralismo inherente a la interpretacién. ‘A lo largo de los tiltimos ciento cincuenta afios, positivismo y marxismo han sido las corrientes doctrinales y metodolégicas dominantes en el desarrollo de las ciencias sociales. Comte y Marx fueron los inspiradores de dos concepciones de la 9) 20 MANUAL DE CIENCIA POLITICA sociedad que tenian la misma ambicidn en cuanto al conocimiento cientffico de la misma, pero se distinguian radicalmente en funcién de su teleologia. El objetivo cientifico de descubrir las leyes de causalidad que gobiernan los procesos y los cam- bios sociales tenia un horizonte bien distinto en ambas teorias. Mientras el posi vismo tiene como objeto final la causalidad que explica la estructura y funciona- miento de una sociedad determinada, el marxismo sittia esta causalidad en el contexto més general del proceso histérico, poniendo como cuestién final la transformacién y el cambio social. Las dos tradiciones y sus distintas ramificaciones han seguido caminos parale- los que se han presentado como antagénicos, pero que en muchos aspectos eran complementarios. Nacen y se desarrollan con la sociedad industrial, confluyen en una similar idea de progreso y de sistema de las necesidades, tienen una concepcién esencialmente igual del Estado, padecen al mismo nivel la tendencia del eurocen- trismo 0, mejor dicho, norcentrismo y mantienen una confianza ciega en la razén y la modernidad, aunque esto no excluye el «pesimismo cultural» de autores como Weber, Simmel o Russell (una cosa es la confianza en la raz6n y otra muy distinta es la concepcién optimista o pesimista de la modernidad). Es cierto que su esencial diferencia se encuentra en el tratamiento inverso de los dos valores fundamentales de la modernidad: la libertad individual y la igualdad so- cial, pero no en la renuncia de uno en favor del otro. Liberalismo y socialismo han sido su expresion ideol6gica, y las grandes panideologfas de los siglos XIX y XX, impulsoras y legitimadoras de los cambios en la sociedad y el Estado. Incluso muestran, el positivismo y el marxismo, cierto paralelismo en su eclo- si6n final. La obsesi6n cientificista llevé tanto al neopositivismo como al neomar- xismo al dogmatismo metodolégico. Tenia razon Popper en su critica al dogmatis- mo historicista en The Open Society and its Enemies; la misma que le faltaba para reconocer el dogmatismo racionalista que conduce a negar la existencia de lo que no es refutable. Del mismo modo, liberalismo y socialismo han sido (y continéan siendo) ideologias emancipadoras de los movimientos sociales y politicos hasta que son prisioneras del poder estatal que las monopoliza. Un Estado socialista totalita- rio, 0 un Estado liberal autoritario suenan a contradicci6n. Pero son contradiccio- nes que existen y han existido. Estamos viviendo el fin de una época, lo cual no implica olvidar que la historia es cambio pero también es continuidad. La desaparicin de la URSS y la reunifi- cacién de Alemania han sido los acontecimientos mas trascendentes de la segunda mitad del siglo Xx. Nadie los previ6 hasta que se hicieron evidentes. La rapidez e incluso la facilidad con que se produjeron provocan cierto vértigo. Lo que era im- pensable en 1987 se hizo realidad en los cuatro afios siguientes. La incapacidad para predecir lo que puede suceder a corto plazo contrasta con la audacia y precipitacion de muchos analistas en la definicién del curso futuro de la historia. En los tltimos aos se han escrito miles de paginas con esta ambici6n. The end of History and the last man, de Francis Fukuyama ha sido, probablemente, el libro que ha ido més le- jos. El titulo ya lo dice todo. La consideracién de que la democracia liberal puede constituir el punto final de la evolucién ideolégica de la humanidad, la forma final de gobierno y, como tal, el fin de la historia, tiene todo el cariz de un nuevo dog- matismo historicista que tanto censuraba Popper, aunque en este caso el desenlace metahist6rico pudiera satisfacerle. LA POLITICA COMO CIENCIA 21 Acontecimientos hist6ricos de la importancia de las revoluciones del este euro- peo, el desmembramiento de la URSS 0 la guerra del golfo Pérsico, reflejan el fi- nal del equilibrio bipolar resultante de la Segunda Guerra Mundial. Pero conviene ser prudentes cuando se quieren estudiar sus efectos sobre el nuevo orden mundial, Jos modelos econémicos, los sistemas de gobierno, las ideologias, los valores, etc. El problema que debe resolver el politélogo es mo comprender cientifica- mente la realidad politica y sus procesos de cambio. {Qué se entiende por realidad politica? Como puede estudiarse y con qué metodologfa’ ,Cual es el objeto del anélisis politico? Il. EL OBJETO DE LA CIENCIA POLITICA Y SU AUTONOMIA COMO CIENCIA SOCIAL Dice Sartori que el descubrimiento de la autonomfa de la politica no desembo- ca.en un método cientifico (Sartori, 1987). Es una frase feliz que distingue la poli- tica como objeto de andlisis de Ia existencia o no de una metodologia aceptada como cientifica. Asi, Maquiavelo podria ser considerado como fundador de la politica como rea auténoma del conocimiento social pero serfa incorrecto ir més alld. Su «descubrimiento» de la politica no supone, al mismo tiempo, el nacimiento de la ciencia politica. Esto es verdad hasta cierto punto porque la identificacién del objeto es, tam- bién, una decisin metodol6gica y, al mismo tiempo, las reglas metodolégicas son determinadas respecto a objetivos epistemolégicos mas generales (Panebianco, 1989). La prehistoria y la historia de la politica como ciencia constituyen un lar- go camino cuya continuidad de fondo es compatible con las rupturas 0 giros ra- dicales que se han sucedido. La pervivencia y actualidad del pensamiento politi- co clésico no deben confundif ni cuestionar los cambios radicales que han debido producirse para el nacimiento de la ciencia politica. En raz6n de ello, «resulta bas- tante vano hablar de una ciencia politica «perenne» que se prepara con Arist6te- les, nace, 0 renace, con Maquiavelo y se afirma con autonomia disciplinaria pro- pia a partir del siglo xix. Antes de aventurarnos a delinear una historia de la cienci ica «como tal» y que lo sea realmente, se requiere que la ciencia sea «cien- cia» y que la idea de ciencia converja de forma significativa con la idea de poli- tica» (G. Sartori, 1987: p. 204). Las revoluciones metodoldgicas en 1a prehistoria de la ciencia politica se ca- racterizan por Ia delimitacién del objeto. En este sentido se producen dos rupturas esenciales: 1) la ruptura entre pensamiento politico clasico y pensamiento politico moderno; 2) la separacién entre pensamiento politico y ciencia politica. El pensa- miento politico adquiere autonomia en la medida que se desprende de su condicio- nante filoséfico y teolégico. La politica ya no forma parte de la filosofia, de la teo- logia 0, incluso, de la moral. Se hace independiente en la medida que la sociedad moderna se fundamenta en la laicidad y la individualidad, y se organiza fundéndo- se en el principio de la raz6n. El Leviatdn es la maxima expresi6n de este proceso. EI Estado es el objeto central en torno al cual gira todo el pensamiento politico mo- derno, desde Maquiavelo a Marx. 22 MANUAL DE CIENCIA POLITICA El principe como sujeto constituyente del Estado (Maquiavelo); la repiblica como el recto gobierno con poder soberano (Bodino); el Estado «instituido por convenio o pacto entre una multitud de hombres», como unidad de poder absoluto en represen- tacién de la colectividad (Hobbes); la compatibilidad entre el Estado, como unidad de poder, y la pluralidad de instituciones de gobierno reunidas bajo la supremacia del po- der legislativo (Locke); el Estado concebido como unidad y equilibrio de poderes (Montesquieu); el derecho como conciliacidn entre Estado y sociedad (Kant); el Es- tado como superacién de la sociedad dividida (Hegel): el Estado como instrumento de dominacién de una clase social (Marx). He aqui algunas de las tesis centrales que han marcado la evolucién del pensamiento politico moderno. Todas ellas son teorfas generales de metodologia individualista o bien holistica. Tienen la caracteristica co- mén de hacer de la politica una interpretacién teleolégica de la realidad social, cuyo centro de interés se encuentra en la legitimidad del poder del Estado. La politologéa, al igual que la economia y la sociologia, no nace y se desarrolla como ciencia hasta que no consigue acotar su objeto y, en cierta medida, distan- ciarse del Estado. No es casualidad que la economia, primero, y la sociologia, des- pués, la precedan en su desarrollo cientifico. El homo oeconomicus y la economia de mercado son las bases estructurales sobre las cuales se produce la ruptura con el mercantilismo estatal. The Wealth of Nations (1776) cierra una época y abre el fu- turo de la economia como ciencia. Entre 1790 y 1860 la ciencia econémica «sus- tancié su reivindicacién de un campo de investigacién determinado; se convirtié en una especialidad perfilada; utilizé métodos determinados; sus resultados ganaron en precisi6n; y los economistas, aun siendo todavia personalidades fraccionales, se reconocieron sus titulos reciprocamente y fueron reconocidos todos ellos por el pi- blico més inequivocamente que hasta entonces» (Schumpeter, 1971: p. 435). De la misma forma, el nacimiento y desarrollo de la sociologia como ciencia es- tn directamente relacionados con las transformaciones sociales inducidas por el ca- pitalismo y con el establecimiento de la sociedad industrial y urbana. A lo largo del siglo x1X, la sociologia emerge también como «un campo de investigacién determi- nado y con métodos propios». Desde L’organisateur (1819) de Saint-Simon, donde inserté su famosa parabola sobre las actividades productivas de la sociedad, y a im- prescindibilidad de los individuos que las realizan, frente a las improductivas del Es- tado y la prescindibilidad o facil sustitucién de sus actores, hasta la Divisién du tra- vail social (1893) de Durkheim, en la cual establece que la principal funcién de la divisi6n del trabajo es conseguir y asegurar la cohesién social, la sociologia avanza en su especificidad cientifica y metodol6gica, teniendo en Auguste Comte y su doc- trina, el positivismo (1830-1842), las bases de la nueva ciencia social. La aparicién y desarrollo de la politologia como ciencia social se ha producido en mayor medida cuanto el Estado liberal ha avanzado hacia formas liberal-demo- créticas. La raz6n es muy simple: la politica, y su andlisis como objeto de estudio, tiene un cardcter radicalmente distinto cuando la inmensa mayoria de sus miembros estan formalmente excluidos de toda accién politica y, por supuesto, no se les re- conoce opini6n en relacin al gobierno. Mientras la economfa y la sociologia in- cluyen a todo el conjunto social y se hacen necesarias para la propia comprension y desarrollo del sistema econémico y social, la politologia (que no el pensamiento politico) no tiene un campo de investigacién determinado mas alld del Estado como organizaci6n e institucién de gobierno. LA POLITICA COMO CIENCIA 23 El dualismo liberal entre Estado y sociedad acentiia la dificultad de abrir cami- no al nacimiento de la ciencia politica. El «abstencionismo» liberal y la suprema- cia de las libertades negativas situaba la politica en «otro mundo», fuera de la so- ciedad econémica y con la funcién preferente e inexcusable de proteger a ésta. El mundo de la politica empezaba y se agotaba en el Estado. El homo oeconomicus mantenia una relacién inversa con la politica: a mayor dedicacién a los negocios menor tiempo para la politica. La consecuencia l6gica era el principio de represen- tacién politica: los gobernantes ejercen la politica en representaci6n de los gober- nados para que estos puedan dedicarse a lo suyo, es decir, a lo privado. En la medida que aparecen y se amplian las libertades positivas la politica se hace presente en la sociedad civil. Se reconoce y se regula su existencia. El Estado ya no es la tinica institucién publica porque las libertades piblicas extienden el am- ito de la politica al conjunto de la sociedad. Los partidos politicos y el sufragio universal constituyen la maxima expresi6n de este cambio que creard las condicio- nes materiales para la delimitacién de un campo de investigacin que desborda el mundo del Estado para introducirse en la sociedad civil. La democratizacién del Estado liberal crea las siguientes condiciones para el nacimiento y desarrollo de una ciencia politica: 1) la ampliaci6n del derecho de par- ticipacién politica y el reconocimiento del sufragio universal masculino con inde- pendencia de la condicién social; 2) el reconocimiento del pluralismo politico y de Ia posibilidad de impulsar, canalizar y organizar concepciones politicas distintas con igual legitimidad para acceder al gobierno del Estado; 3) la integracién de las clases sociales en el sistema politico poniendo fin a la exclusién politica de la cla- se obrera; 4) la configuracién del Estado como sistema politico cuyos actores fun- damentales son los partidos politicos. El poder, el Estado 0, incluso, el gobierno ya no ocupan todo el espacio del and- lisis politico y ceden una parte del mismo a la organizacién y funcionamiento del sistema politico, que cobrara mayor importancia con el transcurso del tiempo y en relacién directa al proceso de democratizacién, Este es el momento que da sentido al nacimiento de la ciencia politica y a su separacién de lo que hemos dado en la- mar pensamiento politico moderno. Cuando la politica ya no es actividad exclusiva de unos pocos, cuando se gene- raliza y se hace an6nima en decisiones tan trascendentes como la eleccién de los gobernantes, surge la necesidad de estudiarla de una manera distinta: haciendo us como en la sociologia y la economia, del método empirico y las técnicas estadisti- cas. No se trata ya de preguntarse solamente sobre el gobierno justo, ni de propo- ner o explicar teorias normativas generales sobre el Estado y ei gobierno, sino de estudiar, también, el proceso politico, las instituciones, la administracién y el siste- ma politico como un conjunto cohesionado. Ill. LA POLITICA COMO CIENCIA En estas circunstancias la ciencia politica aparece como disciplina independiente, se institucionaliza y nacen las primeras asociaciones que agrupan a los estudiosos y profesionales de esta materia. A Io largo del tltimo tercio del siglo x1x, y desde la fundaci6n por Emile Boutmy de la Ecole libre des Sciences Politiques (1872), sur- 24 MANUAL DE CIENCIA POLITICA gieron en Europa occidental y EEUU instituciones relacionadas con el estudio de la ciencia politica. Los primeros grandes cldsicos de la ciencia politica aparecen en EEUU, pero bajo la influencia del pensamiento europeo (K. von Beyme, 1992). Son obras que mantienen una fuerte relacién con el derecho y el ordenamiento consti- tucional (P. Favre, 1985). Es el caso de T. M. Cooley, General Principles of Cons- titutional Law (1880), 0 de J. W. Burgess, Political Science and Comparative Cons- titutional Law (1890). Lo mismo ocurre con los primeros estudios de la administracién por F. Goodnow, Comparative Administrative Law (1893), y Politics and Adminis- tration (1900). Entre 1870 y 1950 se produce un lento y largo proceso de delimitaci6n del cam- po de investigacién de la ciencia politica y, al mismo tiempo, de reconocimiento re- c{proco y proyeccién publica de los cultivadores de esta disciplina. Sin embargo, la ciencia politica no tiene una gran obra fundacional o una personalidad destacada de cuyos escritos se pueda inferir su fundacién (P. Favre, 1985). Es mas, los tiltimos analistas globales de la sociedad, como Tocqueville, Marx, Pareto, Mosca, 0 We- ber, dedican al an: politico una parte muy importante de su obra (R. Dowse y J. A. Hugues, 1975). Esta dificultad para perfilar la disciplina y para definir suficientemente su obje- to se ha traducido en la misma controversia sobre la denominacién de la materia. Se podrian distinguir dos grandes tendencias: la concepeién globalista, que veria en el anilisis politico el punto de encuentro de otras ciencias sociales, y la concep- cin secesionista, que cree en la imposibilidad de construir una ciencia politica sin identificar y separar su objeto especifico. Asi, Eisenmann, en Sur l'object et méthode des sciences politiques (1957) in- clufa a la ciencia politica como una mas entre las ciencias politicas. Las demés eran la doctrina politica, la historia politica, la sociologia politica y la ciencia del dere- cho. En Gran Bretajia persistié durante largo tiempo la consideracién de la politica como una materia de inevitable estudio interdisciplinario (W. Harrison, 1955). Political Studies era una denominacién mas adecuada que la de Political Science Porque identificaba con mayor amplitud esta materia cuya exploracién se realizaba de forma interdependiente desde distintas ciencias sociales, como la historia, la eco- noma, la sociologfa o la psicologfa. Una posicién extrema en esta direccién era la de quienes propugnaban, incluso, la consideraci6n de la politica como sintesis 0 en- crucijada de las demds ciencias sociales. Por otra parte, el proceso de «secesién» de la ciencia politica no ha sido facil, especialmente en Europa. Durante largos afios ha vivido sin conseguir despegarse de la filosoffa politica, la teorfa del Estado y el derecho publico. Y en la medida que lo ha conseguido, ha quedado prisionera én las redes de la sociologia sin alcanzar un espacio Vital suficientemente diferenciado. Asi opinaba Jean Meynaud, cons- ciente de las propias limitaciones de su Introduction a la science politique (1959), cuando hacia notar en las conclusiones tres lagunas esenciales de la ciencia politi- ca para adquirir un estatuto cientifico: 1) la ausencia de una relacién precisa entre sus diversos elementos; 2) la falta de teoria adecuada para un gran numero de sus temas; y 3) la inexistencia de un marco general de referencia. Esta larga adolescencia, necesitada de la cobertura o tutoria de otras ciencias so- ciales, se ha manifestado hasta épocas recientes en los manuales recomendados en las aulas universitarias. Autores de distintas afinidades ideolégicas y académicas LA POLITICA COMO CIENCIA 25 como Duverger, Abendroth, Burdeau, Lucas Verdi, Mackenzie, Poulantzas, Mili- band, o Dowse y Hugues (por citar s6lo algunos de los libros de referencia mas re- comendados en las universidades espafiolas hasta bien entrados los setenta), tenian Ja caracterfstica comtin de una ciencia politica todavia dependiente de otras areas del saber social y juridico. Duverger y Abendroth constituyen dos ejemplos paradigmaticos de lo dicho. La obra de Duverger se apoya en el derecho publico para realizar el andlisis del Esta- do y las instituciones politicas, y en la sociologia politica, «como ciencia del po- der», para el andlisis de los partidos, grupos de presién, comportamiento electoral, etc. Abendroth, como director del Instituto de Ciencias Politicas de la Universidad de Marburgo, impuls6 en los afios sesenta junto con Lenk, Neumann y Kammler, una concepcién de la ciencia politica dependiente del proceso histérico-social y en- tendida como «ciencia histérica de la sociedad». La politologia no era una ciencia aislada frente a su objeto, sino que se consideraba inserta en la sociedad en cuanto totalidad hist6rica. Partiendo del cardcter histérico y social de lo politico, la tarea constitutiva de la ciencia politica se centraba en el andlisis de las condiciones del poder politico, de sus formas concretas de manifestacién, asi como de sus tenden- cias evolutivas. Los principales objetos de investigacién eran las relaciones entre el poder politico y la sociedad; la consolidacién institucional del poder politico en una forma de dominacién publica, sobre todo en el Estado moderno; el comportamien- to politico, en especial el proceso formativo de la voluntad politica; asi como las teorias e ideologfas referidas a la dominacién y a la praxis politica (J. Kammler, 1968). Es una concepcién te6rico-critica de la politologia centrada en el Estado y depen- diente de la historia y de la economfa, cuya justa critica a la sociologia empirico- analitica tenia la limitaci6n de la falta de reconocimiento de las propias opciones ideolégicas. Establecer cuando ha llegado a su madurez, la ciencia politica en Europa es algo en cierto modo convencional. A este respecto, P. Favre ha formulado unas premi- sas necesarias: 1) denominaci6n reivindicada en comin; 2) acuerdo sobre el cam- po de investigacién de la disciplina; 3) existencia de instituciones de ensefianza e investigacién concebidas como propias de la di a, ¥ 4) utilizacion de me propios y diferenciados de difusin y didlogo cientifico del drea. Si se aceptan tas premisas, la ciencia politica europea slo ha cobrado un impulso definitivo en los tiltimos veinte afios, y la espafiola en los tiltimos diez afios (R. Cotarelo, 1994). En este proceso europeo han contribuido de forma determinante la ciencia po- Iitica norteamericana y los cambios politicos acaecidos en Europa desde la década de los sesenta. A partir del cambio de siglo, se produce una fuerte expansién de la ciencia politica norteamericana en los ambitos de la ensefianza universitaria y de la investigacién. En 1904 se funda la American Political Science Association (APSA) y, poco después, aparece el primer mimero de la American Political Science Review (1906). En los afios cincuenta, la American political science era ya una disciplina consolidada en EEUU, coincidiendo con la revolucién conductista ¢ impregnando a la ciencia politica de una concepcién empirico-analitica. Las cuatro condiciones enumeradas por Favre se cumplian con creces. Numerosos profesores e investiga- dores universitarios participaban del desarrollo cientifico de una ciencia social con perfil especifico y diferenciado de las demas y con instrumentos propios de difu- sién (Easton, 1953). 26 MANUAL DE CIENCIA POLITICA. Politica interior, politica comparada y politica internacional constitufan los tres ejes a partir de los cuales se desarrollaba una area de conocimiento que tenia la s6lida base de un Estado-nacién en plena expansion y hegemonfa internacional. La ciencia politica americana podia «olvidarse» del Estado para profundizar en el andlisis del sistema politico, de los sistemas comparados y de las relaciones inter- nacionales. El gobierno (no el Estado) era el objeto central de esta ciencia politica concebida como teoria empirica. Las distintas definiciones de politica por parte de politélogos norteamericanos tenian la comin referencia a la forma y proceso de go- bierno del sistema politico. Dos obras clasicas de la ciencia politica norteamerica- na, Man and his government (Friedrich, 1964) y Politics and Government (Deutsch, 1970) sefialan al gobierno como el objeto central de la politica. C. J. Friedrich apuesta, bajo la influencia de Popper, por la posibilidad y utili- dad de una ciencia politica estrictamente positiva: «La busqueda de mas verdad es tarea permanente. Lo que puede ser verdad en un momento determinado deja de ser- lo cuando aparecen nuevos descubrimientos. Estos cambios afectan profundamen- tea la politica, al poder, a la justicia, al orden; es decir, a conceptos que dependen, todos ellos, de lo que se considera verdadero. Filoséficamente hablando, la autori- dad puede entenderse como la configuracién marginal de la verdad, pues mas allé de cada verdad hay otra, un nuevo horizonte, que la convierte en parcial» (Friedrich, 1964: p. 24). Ciencia politica y filosofia politica se hallan estrechamente ligadas. como ocurre en las demas ciencias sociales. Para Friedrich es imposible todo ana- lisis de los temas basicos de la politica sin partir de premisas filosdficas 0 teéricas y, a su vez, el andlisis empirico de los hechos puede conducir a la modificacién de aquellas premisas. Fundandose en esta concepcién metodolégica, Friedrich circunscribe el obje- to nuclear de la politica a la relaci6n entre persona politica y gobierno. Desde Aristételes hasta nuestros dias la pregunta «politica» por excelencia ha sido: ;cémo gobernarse bien? Esta pregunta nace de la premisa aristotélica del hombre como ser politico, que s6lo puede ser entendido en un contexto relacional con sus se- mejantes, y de su consecuencia: el gobierno de la comunidad. El hombre, dice Friedrich en una definicién de clara inspiracién aristotélica, es un ser que vive en comunidad, es un ser flexible y adaptable infinitamente, que tiene y comparte pro- yectos que especifican su funcién dentro de la comunidad y que, én fin, posee ex- periencia de si mismo como tal y que se comunica consigo y con los demés a tra- vés del lenguaje. En la medida que la comunidad es causa y efecto del hombre como ser social y politico, constituye un sistema de funciones relacionadas entre si. Entre ellas, el gobierno adquiere especial relieve porque afecta a toda la co- munidad y esta investido de la autoridad suprema para ejercer tres funciones esen- ciales: 1) creacién de normas; 2) resolucién de conflictos; 3) adopcién de medi- das practicas. La generalizacién del modelo de Estado-nacién después de la Segunda Guerra Mundial, el aumento del ntimero de Estados y el creciente peso relativo de la ad- ministracién estatal y del sector ptiblico en las sociedades industriales avanzadas tienen una gran influencia en la definicién de la politica y de su objeto en el pet miento de Deutsch. Cuando el Estado social todavia estaba en auge y casi nadie di: cutia la curva ascendente del sector puiblico ni la progresiva expansion de la activi dad ptiblica en la prestacién de servicios y la funcién redistribuidora de los poderes LA POLITICA COMO CIENCIA 27 publicos para el desarrollo de los derechos econémicos y sociales, Deutsch esta- blece una relaci6n directa entre politica, gobierno y decisién publica: «dado que la politica es la toma de decisiones por medios puiblicos, se ocupa primordialmente del gobierno, es decir, de la direccién y autodireccion de las grandes comunidades hu- manas. La palabra «politica» pone de relieve los resultados de este proceso en tér- minos del control y autocontrol de la comunidad, ya sea ésta la ciudad, el Estado 0 el pais» (Deutsch, 1970: p. 20). Robert Dahl, por su parte, va mas alld en la delimitacién del objeto de la cien- cia politica. A partir de la teoria sistémica de Easton, elabora su propia concepcién de sistema politico, que define como «un modelo constante de relaciones humanas que implican de forma significativa relaciones de poder, de gobierno o de autori- dad» (Dahl, 1970: p. 28). Es ésta una definicién amplia ¢ imprecisa, como el pro- pio autor reconoce, que pretende comprender la politica dentro de unos limites mas amplios que los existentes cuando se parte de la centralidad del gobierno de la co- munidad. Las grandes cuestiones que se han planteado los politélogos giran alre- dedor de la formacién, funcionamiento y cambio del sistema politico. Para aden- trarse en ellos, piensa Dahl, es necesario contestar a preguntas acerca de la especificidad de lo politico y del homo politicus en relaci6n a otros aspectos de la vida humana; la estructura y funcién del poder y la autoridad en los sistemas poli- ticos; las condiciones de estabilidad, cambio 0 revolucién del sistema politico; 0 los criterios que permiten establecer lo que es comin y lo que distingue a los sistemas politicos. En Modern Political Analysis (1970), Dahl delimitaba el ambito de la politica interseccionando las concepciones de tres autores: Aristételes, Weber y Lasswell. EI punto de encuentro era la politica entendida como relacién de poder o autoridad de cardcter supremo y en un espacio territorial determinado. La concepcién mas extensiva de la politica serfa la de Lasswell, que la entendia como el conjunto de re- laciones de poder, gobierno 0 autoridad, en cuyo caso la ciencia politica tendrfa por objeto el estudio de la formacién y division del poder. En el lado opuesto estarfa la concepcién intensiva de Arist6teles, quien vinculaba politica y gobierno de la po- lis, distinguiéndola de otras relaciones de autoridad, como las establecidas entre amos y esclavos. Y, a un nivel intermedio, se situarfa Max Weber al comprender las relaciones de poder dentro de un espacio territorial donde existe una autoridad cen- tral, el gobierno, legitimada para el uso exclusivo de la fuerza. Dahl se acerca en su definicién a las tesis de Lasswell, aunque localiza las relaciones de poder dentro del sistema politico y, por consiguiente, las vincula al proceso 0 procesos politicos que permiten comprender el funcionamiento del sistema, su gobierno y, a su vez, su re- laci6n con los demas sistemas politicos. Teoria politica, politica interior (American politics), politica comparada y polt- tica internacional han sido durante largo tiempo las especialidades clasicas de la ciencia politica norteamericana. En 1983, la American Political Science Associa- tion precisaba mis esta distribuci6n tematica al distinguir metodologia politica y teoria politica, por una parte, y al establecer dentro de la politica interior la dife- rencia entre comportamiento politico (voto, opinion publica, etc.) y proceso politi- co (partidos, parlamentos, federalismo, administracién, andlisis de politicas publi- cas, etc.). En cualquier caso, y teniendo en cuenta las limitaciones que tiene toda clasificacién tematica como consecuencia de la interdependencia entre las distintas 28 MANUAL DE CIENCIA POLITICA subdreas, el objeto de la ciencia politica en EEUU ha tenido una inspiracion fun- damental desde Tocqueville hasta hoy en dia: la estabilidad y permanencia del sis- tema politico, y su capacidad de integrar, asimilar 0 adecuarse a los cambios pro- ducidos dentro y fuera del mismo sistema. No ha sido ésta la situacién de Europa en los ultimos cien afios. Basta s6lo con reparar en los cambios geopoliticos; en las revoluciones, crisis, transiciones y cam- bios de los sistemas politicos; en los escenarios de guerras civiles y mundiales; en el nacimiento, unificaci6n, divisién, defuncién o renacimiento de Estados. El con- texto hist6rico-politico ha influido sobremanera en el hacer de los politélogos eu- ropeos y en su definicién del objeto de la ciencia politica. En Europa no ha sido po- sible «olvidarse» del Estado. «La democracia en Europa» es, en gran parte, un proyecto. Algunas democracias europeas occidentales y orientales son jévenes 0 re- cientes; sistemas democraticos que parecian consolidados estén en proceso de tran- sicién o cambio por razones diversas; los nuevos Estados de la Europa central y oriental pugnan por asentar su soberania territorial en un complejo y explosive pro- ceso de desintegracién de las ya inexistentes repiblicas federales de Yugoslavia y Ta URSS. La construccién politica europea es, en fin, un proyecto repleto de obsté- culos; de ataduras con el pasado que impiden o dificultan la superaci6n o debiliti cién de los nacionalismos estatales; de espacios econémicos y culturales interde- pendientes pero fragmentados y con intereses, contrapuestos; de desequilibrios territoriales y sociales; de identidades estatales 0 nacionales fundadas en la etnici- dad y que debilitan la proyecci6n de una identidad europea. Bote es el panorama politico que tiene ante sf la ciencia politica europea. Y no se puede hacer abstraccién del mismo. En la teorfa no existen diferencias sustan- ciales con la ciencia politica norteamericana cuando se trata de definir el objeto de la disciplina o las especialidades que la componen. Pero la diferencia aparece en la practica investigadora, cuando se eligen y concretan los problemas politicos que merecen atenci6n y estudio. Los mismos temas tienen una urgencia distinta o un tratamiento dependiente de circunstancias muy diversas. El Estado-nacién, los fe- deralismos, las crisis y transiciones de los sistemas politicos, los efectos politicos del proceso de unién econémica y monetaria, la ciudadania y la diversidad cultu- ral, y tantas otras cuestiones forman parte de la especificidad de una ciencia politi- ca europea. Una ciencia politica cuya base geopolitica es un continente en plena ebullicién y cambio histérico. La ciencia politica europea debe encontrar su propio camino, y su independen- cia en relacin a la ciencia politica norteamericana, a partir de la comunicacion y colaboracién cientificas entre los politélogos de los distintos Estados y naciones. El Ambito estatal-nacional como delimitacién de la politica interior es inadecuado para la investigacin de un elevado numero de problemas politicos. Debido a la interde- pendencia con los demas Estados y naciones europeas, y especialmente con los Es- tados miembros de la Unidn Europea, un cierto ntimero de cuestiones politicas esen- ciales, como, por ejemplo, los modelos de organizacién territorial de los poderes pUblicos, los sistemas de partidos o la incidencia de los medios de comunicacién en la cultura y el comportamiento politico, son cada vez menos temas de «politica in- terior» de un Estado. Desde los afios sesenta se ha producido en Europa occidental una gran expan- sién del ntimero de profesores e investigadores de ciencia politica y, también, del LA POLITICA COMO CIENCIA 29 numero de publicaciones. La creacién de asociaciones de colaboracién cientifica — como el European Consortium for Political Research (1970), que agrupa ya a cer- ca de 200 instituciones— y, en otro plano, la generalizacién del sistema democré- tico han sido aspectos esenciales, no ya para la consolidacién definitiva del area de ciencia politica (Valles y Newton, 1991), sino también como elementos impulsores de un «nuevo» espacio de andlisis politoldgico. De todos modos, las especificidades nacionales, estatales o transnacionales de la politica y de la ciencia politica particularizan los problemas politicos y estable- cen prioridades cientfficas distintas, aunque ciertamente no cambian las grandes es- pecialidades que definen la ciencia politica. Metodologia politica, historia de las ideas politicas, teoria politica, politica interior, politica comparada, politica inter- nacional, ciencia de la administracién y andlisis de las politicas publicas consti yen las partes (con sus respectivas subareas) de un todo interdependiente que defi- nimos como ciencia politica. IV. LADOBLE CARA DELA POLITICA: LA POLITICA COMO RELACION DE PODERES Y LA POLITICA COMO GOBIERNO Esta enumeracién general de las especialidades de 1a ciencia politica no debe ser la via tangencial para huir de la cuestién de fondo en la definicién de su objeto ‘al. El dilema estd en circunscribir el objeto nuclear de la ciencia politica en la i6n y procesos de gobierno en uno 0 varios sistemas politicos compara- dos dentro del proceso politico internacional, o bien en generalizar el objeto de la ciencia politica considerando la politica como un fenémeno que se manifiesta en todos los 4mbitos de la vida social. David Held y Adrian Leftwich son partidarios radicales de esta segunda opcién: «En nuestra opinién, la politica es un fenémeno que se encuentra en y entre todos los grupos, instituciones (formales e informales) y sociedades, pasando por la vida publica y la privada. Est involucrada en todas las relaciones, instituciones y es- tructuras que estén implicadas en las actividades de produccién y reproduccion en la vida de las sociedades. Se expresa en todas las actividades de cooperacién, ne- gociacién y lucha por el uso, produccion y distribuci6n de los recursos que esto aca- rea. La politica crea y condiciona todos los aspectos de nuestra vida, y esta en el centro del desarrollo de los problemas en la sociedad y de los modos colectivos de su resolucién. Por lo tanto, la politica trata del poder; trata de las fuerzas que influ- yen y reflejan su distribucién y empleo; trata del efecto de esto sobre el empleo y la distribucin de los recursos; de la capacidad de transformacién de los agentes so- ciales, los organismos y las instituciones; no trata del gobierno, o sdlo del gobier- no. Donde la politica se considera de manera més limitada como un érea aparte de la economia o la cultura, esto es como actividad e instituciones gubernamentales, queda fuera de vista un vasto dominio de lo que considerarfamos politica. De he- cho no hay nada mds politico que los constantes intentos de excluir cierto tipo de problemas de la politica. Estos intentos representan estrategias de despolitizacién, esto es, estrategias para que ciertos puntos se traten como si no fueran temas ade- cuados de la politica. Lo que en realidad estan pidiendo es que nos abstengamos de participar en la politica, esto es, en decisiones acerca del empleo y distribucién de 30 MANUAL DE CIENCIA POLITICA os recursos en relacién con asuntos que son importantes para nuestras vidas. En si, no estan tratando de fomentar, defender o siquiera de aislar la politica, estan inten- tando suprimirla» (pp. 264-265). Es ésta una larga, comprometida y rotunda cita que, a mi modo de ver, plantea dos cuestiones acertadas y, al mismo tiempo, encierra un riesgo imperialista: que- rer abarcar el todo, confundiéndolo con el propio objeto de conocimiento. El primer acierto es la critica a la divisién moderna de lo que es «politico». La politica se refiere, aqui, al gobierno de la sociedad y los procesos que tienen rela- cién con la formacién, mantenimiento y cambio de aquél. Es el dominio de lo que se considera piiblico en contraposicién a lo privado. Por consiguiente, no formari- an parte de la politica los demds ambitos de Ia vida social y de las relaciones de po- der. Desde la clasica distincién de Benjamin Constant entre las libertades de los an- tiguos y las de los modernos, a politica, como realidad y como objeto de estudio, serfa ajena al reino de las libertades positivas de los antiguos, y s6lo al de las nega- tivas (en el sentido de Isaiah Berlin) de los modernos. El fundado panico de Cons- tant a la soberania absoluta («es facil a la autoridad oprimir al pueblo como stibdi- to para obligarle a manifestar como soberano la voluntad que ella prescribe»), le llevé al concepto de soberania limitada como condicién imprescindible para prote- ger el dominio de lo privado frente al poder de lo piblico. Esta es una distincién ideolégica que crea una realidad ficticia de lo que es y no es politico. El «homo oeconomicus» es un actor politico aunque no ejerza como tal, 0 participe de ninguna asociacién politica, 0 ni siquiera se moleste en emitir su voto. El mercado constituye un «sistema» politico con sus relaciones de poder, de com- petencia y de dominacién, y con sus formas de «gobierno» de monopolio, oligopo- lio, competencia perfecta, etc. La empresa es una instituci6n «politica» en la que la divisi6n técnica y social del trabajo es consustancial para su propia existencia. Una determinada organizaci6n econémica, social y cultural es el fundamento de los s temas politicos modernos. Cuando Robert A. Dahl reconoce y afirma en A Prefacy of Economic Democracy (1985), que no puede desarrollarse la democracia politica sin la democracia econémica, y que ésta debe empezar en el micronivel de la em- presa, esta planteando, ni més ni menos, que el dominio de lo politico comprende el conjunto de la sociedad, sus formas de organizacién y de relacién social y, por supuesto, sus efectos y condicionantes sobre la forma de gobierno. El segundo acierto reside en la afirmacién, conscientemente ideol6gica, que ve en la divisi6n entre lo politico y lo no politico una estrategia que conduce a la abs- tencién politica. Gobernantes y gobernados, libertades positivas y negativas, Esta- do y sociedad son dicotomias que se presentan como la garantia de defensa de los derechos individuales frente al poder del Estado y de los gobernantes, pero que tien- den a excluir de la politica a la inmensa mayorfa de la poblaci6n. Es una ficcién que ha funcionado y que todavia funciona. Pero no hay tal divisin sino un continuum entre Estado y sociedad, entre libertades negativas y positivas. El derecho piiblico define y regula la democracia representativa como un siste- ma politico en que los gobernantes estin legitimados por las elecciones periddicas y pluralistas realizadas mediante sufragio universal, libre, igual, directo y secreto. Sin embargo, desde el punto de vista de la ciencia politica seria un reduccionismo excesivo conceptuar como gobernantes, s6lo a aquellos que ejercen esta funcién se- gtin el ordenamiento juridico, olvidando a los que ejercen influencia, poder o autoridad LA POLITICA COMO CIENCIA. 31 (utilizando los conceptos de Dahl) sobre las decisiones politicas adoptadas para el gobierno de la sociedad o una parte de ellla. Stricto sensu no son gobernantes los que presiden instituciones financieras, industriales, religiosas 0 de la comunicacién, ni tienen la legitimidad que otorga la eleccién, pero pueden ejercer mayor influen- cia politica que el politico que dirige los destinos del Estado. La mayoria de los ciudadanos, cuando ejercen el derecho de voto, transfieren realmente a los gobernantes la capacidad de decidir en su nombre. Pero las deci- siones politicas dependerdn de los procesos politicos, de la composicién y correla- ci6n de las fuerzas intervinientes, del contexto internacional en que se produzcan, etc. Y serdn pocos los ciudadanos mds influyentes, habra un nimero superior de ciudadanos menos influyentes, y una inmensa mayorfa de ciudadanos influidos 0 relegados en un nuimero no despreciable a la marginaci6n 0 a la abstencién. Desde luego, la distinci6n juridica entre gobernantes y gobernados no ayuda gran cosa a comprender la influencia real de los diversos ciudadanos en los procesos que con- ducen a las decisiones politicas que afectan a la sociedad en su totalidad. La politica esta presente en todos los ambitos de la vida econémica, social y cul- tural, en el dominio de lo pablico y, también, en el de lo privado. Pero no todos los ciudadanos estan en disposicién, posibilidades y condiciones de intervenir e influir de igual manera. Y, si el objeto central de la ciencia politica esté en descubrir y ex- plicar cémo se gobierna una sociedad determinada, no ser posible avanzar en esta direccién si no se trascienden las fronteras artificiales entre lo politico y lo econé- mico, entre lo politico y lo cultural. No existe un espacio puro de la politica, un reino reservado a la politica, aunque el dualismo liberal bajo el predominio de lo econémico asi lo haya entendido y propagado. El riesgo de esta concepcién de la politica es su propensi6n a caer en una vision imperialista, invadiendo desde una presunta superioridad de la ciencia politica a las demis ciencias sociales. El reconocimiento de que no es posible una parcelacion de la sociedad, una divisién en dominios sefioriales pertenecientes a la economia, la politica, el derecho 0 la sociologfa, no implica la generalizacin de lo politico sino, mas bien, la interrelaci6n e interdependencia entre todas las ciencias sociales, conformando una ciencia de la sociedad. La politica influye en casi todos los subdmbitos auténomos, pero «el reconoci- miento de que todo es politica confunde cuando no se complementa con la percep- cién de que todo es también economia o cultura» (Von Beyme, 1991: p. 331). Se trata, principalmente, de «recuperar» la politica en la sociedad civil; de «liberarlay del Estado y de las instituciones politicas, y ampliar asf su radio de accién; de extender la pregunta de C. J. Friedrich «gqué gobierno?», a los distintos ambitos y subambitos sociales. En Civil Society and Political Theory (1992), J. L. Cohen y A. Arato distinguen entre sociedad civil, sociedad econémica y sociedad politica. La politica estd pre- sente en los tres dmbitos auténomos e interdependientes, pero se manifiesta de for- ma diferente en cada uno de ellos. La sociedad civil se refiere a las estructuras de socializacién y formas organizativas de comunicacién que son institucionalizadas o estan en proceso de institucionalizacién. Constituye un sistema de interaccién s cial, de auto-creacién y auto-movilizacién de asociaciones, movimientos sociales y otras formas de comunicaci6n publica que influyen en la cultura y procesos politi- cos. Se diferencia, desde luego, de la sociedad econémica de los grupos y organi- 32 MANUAL DE CIENCIA POLITICA zaciones de interés. Y se diferencia asimismo de la sociedad politica de los parti- dos y demas instituciones politicas, porque su papel politico no esta directamente relacionado con la conquista, acceso 0 influencia directa sobre los poderes del Es- tado. La sociedad civil tiene que ver con la generacién de influencia a través de la vida de las asociaciones democriticas y de la esfera publica cultural. Esta diversificaci6n de la politica 0 «politizacién» de la sociedad civil no debe hacernos olvidar que todo sistema (y por tanto los sistemas o subsistemas politicos) tiene una estructura de gobierno que organiza y filtra los procesos decisionales, unas fuerzas sociales, econdmicas © politicas que influyen en estos procesos, una cultura de autorreferencia que le da identidad y lo diferencia de otros, una relaci de competencia o colaboracién con otros sistemas o subsistemas, etc. La politica estd presente en todos los ambitos de la sociedad pero se manifiesta de forma dis- tinta en cada uno de ellos. La centralidad de la politica como gobierno reside en el conjunto de institucio- nes piiblicas y politicas. Los poderes piblicos del Estado, los partidos politicos, las instituciones politicas internacionales los gobiernos de otros Estados son prota- gonistas, influyen 0 contribuyen, en mayor 0 menor grado, a la formacién de los procesos decisionales y a la adopcién de decisiones politicas que vinculan al con- junto de la sociedad civil. Las personas que dirigen 0 actiian dentro de estas insti tuciones son actores politicos publicos porque estan investidos de autoridad para defender o tomar decisiones de gobierno en el marco y limites de sus funciones es- tablecidas por ley. Asi, el presidente del Gobierno, él lider de la oposicién parla- mentaria, un magistrado del Tribunal Constitucional, un alto cargo de la adminis- traci6n, un senador, un alcalde, etc., constituyen ejemplos de personas que actian en la politica con unas atribuciones explicitas y ptiblicas. La sociedad moderna s6lo es concebible como un ambito territorial y social in- terorganizativo dentro del cual el Estado-organizacién tiene un papel dominante (Theda Skocpol, 1985). Nadie discute hoy la importancia y la necesidad de las in- vestigaciones sobre el Estado-organizaci6n o estructura de gobierno. Incluso, se esté produciendo un resurgir de estudios sobre las instituciones estatales, la «crisis» par- jamentaria, la independencia de la administracién de la justicia, la organizaci6n te- rritorial de los poderes del Estado, etc. Un especial auge est teniendo la ciencia de la administraci6n y las investigaciones en torno a la administracion y a las politicas piiblicas. Tampoco se mantienen ya las posiciones minimalistas del Estado (el mis mo Nozick, quiz4 el exponente mas inteligente del «Estado minimo», ha rectifica- doy moderado sus postulados favorables a un capitalismo libertario salvaje), lo cual no es incompatible con el reconocimiento de la neces aria resituacién hist6rica del Estado, como una organizacién democratica y eficiente que debe adecuarse a los cambios estructurales de la sociedad y al fenémeno de la mundializacién de 1a eco- nomia, la cultura y la politica. El riesgo «neohegeliano» de una teoria politol6gica centrada en el Estado no esté en la intenci6n de establecer una concepcién sistematica del Estado en la his- toria y en especificar los modos en que los Estados interacttian con otras fuentes de poder (J. A. Hall y G. J. Ikenberry, 1991), sino en la posibilidad de hacerlo sin con- tar con Ia premisa de que el Estado-organizacién o estructura de gobierno, que in- fluye en la vida y conducta de los individuos, es también resultado y reflejo de las estructuras de poder, de accién individual, institucional e interinstitucional en un LA POLITICA COMO CIENCIA 33 contexto social determinado, y de las contradicciones que se producen en esta so- ciedad y en mundo que la envuelve. En el mundo actual es tan absurdo mantener la opinién de Easton: «ni el Esta~ do niel poder son conceptos que sirvan para llevar a cabo la investigaci6n politica» (1953: p. 106), como sostener la contraria: «toda la investigacién politica es poder y es Estado», Habré que buscarse un punto de encuentro que explique la relativa autonomia del Estado-organizacion. Un segundo nivel de manifestaci6n de la politica lo forman un conjunto de ac- tores formalmente no politicos que influyen, a veces de forma decisiva, en el pro- ceso politico. Los grandes medios de comunicacién, las organizaciones empresa- riales y sindicales, los grupos financieros e industriales, las multinacionales, las instituciones religiosas, culturales 0 deportivas de gran proyeccién ptiblica, las or- ganizaciones no gubernamentales, etc., son instituciones cuyos miembros dirigen- tes, o ptiblicamente mis relevantes, tienen un peso politico indiscutible a pesar de que no ejercen formalmente ninguna funci6n politica. Son instituciones intermedias que inciden tanto sobre el gobierno en su sentido amplio como sobre la misma or- ganizacién de la sociedad econémica y cultural, la formacién de la cultura politica y su traduccién en la opini6n puiblica. Todas ellas constituyen la poliarquia moder- na frente a la poliarquia medieval. Las elites politicas, entendidas como el conjun- to de actores que influyen en el proceso politico, tanto si ejercen como si no ejer- cen la profesion de la politica, proceden o forman parte de estos dos primeros niveles de manifestacién de la politica. El tercer nivel que incluye los dos anteriores, lo forma la propia sociedad civil como conjunto interinstitucional (Friedland y Alford, 1991). Toda persona tiene la opcidén de ser un actor politico y s6lo la persona es el sujeto real de la politica, pero la persona acttia en el marco de las instituciones, sean la familia, la empresa, el mer- cado, la universidad 0 cualquier otra (Elster, 1989). La ciencia politica necesita de las demas ciencias sociales para el conocimiento de la sociedad como una estruc: tura interinstitucional, y como paso previo a la delimitacién de los procesos politi cos que permitan comprender el gobierno de la misma. En este sentido, toda per- sona esta necesariamente dentro de la politica en cuanto ser social, pero ello no comporta que sea también un actor de la politica. La mayoria de los ciudadanos son receptores de la politica que hacen otros pero nunca pierden la opcién de implicarse en uno u otro nivel. En cierto modo, todos participan de la politica entendida como relacién de poder en sus respectivos am- bitos institucionales de realizacién social, profesional, civica, etc. (Hirschman, 1977). Toda institucién tiene una politica concebida como el modo, arte o habilidad de con- ducir un asunto para conseguir el fin deseado, y esta politica es resultado tanto de su estructura interna de relaciones de conflicto 0 cooperacién entre sus miembros, como de su ubicacién y fuerza relativa en la sociedad interinstitucional. ‘Al mismo tiempo, todos los ciudadanos forman parte de la institucién Estado como organizaci6n social. Su implicacién en la politica general puede quedar cir- cunscrita al hecho de ser miembros de una sociedad civil con unos valores y una cultura politica determinada. Esto ya es importante para comprender la continuidad el cambio de los gobiernos 0 de los sistemas politicos. El derecho fundamental de participacién politica y la condici6n de electores de los ciudadanos mayores de edad 34 MANUAL DE CIENCIA POLITICA en las democracias liberales son elementos esenciales de legitimacién de estos sis- temas politicos. Los ciudadanos deciden libremente su nivel de accién politica y si ésta se rea- liza con la finalidad de defender unas ideas por medio de los partidos politicos, or- ganizaciones no gubernamentales, movimientos sociales u otras formas de partic paci6n e implicacién politica, o bien si va més alla a través de un ejercicio profesional de la politica. En cualquier caso, nunca pierden en democracia su derecho a parti- cipar en la politica, a elegir y a ser elegidos por sus conciudadanos. Esta es una di- ferencia clave con los sistemas no democraticos donde la politica esta reservada a una minoria y a la aceptacin por imposicién de unas normas fuera de las cuales toda acci6n politica es ilegal y, por consiguiente, es perseguida. En ambos sistemas politicos, democraticos y no democraticos, la politica es una profesin que ejercen unos pocos para que la mayoria de la poblacion pueda dedi- carse a otras actividades profesionales. Esto no implica la renuncia a la accién po- litica como convicci6n, al margen de si se ejerce 0 no como actividad profesional. Sin embargo, el problema que surge ante esta divisién es la posibilidad de que la politica profesional vaya alejandose, ¢ incluso pueda subordinar los valores y las ideas generales a la l6gica de los intereses y de las necesidades en juego. La politi- ca y la ética pueden ser coincidentes pero la politica de los modernos es ante todo independiente de la ética. BIBLIOGRAFIA ABENDROTH, W., y LENK, K.: Introduccién a la ciencia politica, Anagrama, Barcelona, 1968. ALEMANN y FORNDRAN: Methodik der Politikwissenschaft, Stuttgart, 1985. ‘ALMonp, G. A.: A Discipline Divided. Schools and Sects in Political Science, Sage, Londres, 1990. ‘ALMOND, G. A. y GENCO, S. J.: «Clouds, Clocks and the Study of Politics», en World Politics, XIX, 1977, ALMOND, G. A., y POWELL, B. G.: Politica comparada: una concepcién evolutiva, Paidés, Barcelo- na, 1972, ALMOND, G. A., y VERBA, S.: The Civic Culture, University Press, Princeton, 1963. ‘ALMOND, G. A.; FLANAGAN, S. C., y MUNDT, R. J.: «Crisis, elecci6n y cambio», en Zona Abierta, 63/64, Madrid, 1993. ‘ARENDT, H.: La condicién humana, Paid6s, Barcelona, 1993. BARTOLE, S.: «Sul diritto constituzionale a la scienza politica, en I! Politico, afio LI, n.° 1, 1986. BATLLE, A. 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La teorfa de los sistemas en la ciencia politica—VII._ Los Ifmi- tes y componentes del sistema politico—VIII. La estructura, el proceso y los tipos de sistemas politicos —IX. Los sistemas y el cambio politico. 1. La modernizacién y el cambio politico. 2. Las categorfas de! cambio politico. Bibliografia. I. LA POLITICA Y EL PODER El hombre es un ser social por naturaleza. Es decir, que le resulta imposible vi- vir aislado: siempre est inmerso en un haz de relaciones sociales que determinan sus condiciones de vida. Y a medida que estas condiciones de vida son mas activa- mente configuradas por la accién humana, la interdependencia, lo que Durkheim llamaria «densidad social», se hace més intensa. El mundo es cada vez mas una «al- dea global» en la que todo repercute en todo. Esta red de relaciones sociales cada vez més intensa afecta a todos los ambitos de la vida humana: cultura, tecnologia, ocio... El hombre sz encuentra inmerso, en cada uno de estos Ambitos, en situaciones constituidas por actividades interrelacio- nadas, dirigidas a satisfacer necesidades sociales. Pues bien, la politica es el gobierno de estas situaciones sociales, la activi- dad de dirigitlas, ordenarlas e integrarlas. Toda actividad humana tendente a orientar hacia metas las situaciones sociales: 0 a ordenarlas e integrarlas, asig- nando papeles, recompensas y sanciones y resolviendo conflictos, es una activi- dad politica '. ' Bl concepto de integracién, es uno de los més abstractos y generales de las ciencias sociales. PARSONS considera la integracién como uno de los cuatro imperativos funcionales del sistema so- cial, y como la funcin de asegurar la coordinacién necesaria entre las unidades o partes del sistema, sobre todo en lo que se refiere a la contribucién de éstas a la organizacién y funcionamiento del con- junto. Ver Parsons (1951), Be} 40 MANUAL DE CIENCIA POLITICA. La politica, en este sentido amplio, es la actividad de gobierno de las situacio- nes sociales, su direccién y control 2, Frases como «la empresa sigue una politica de reduccién de plantillas», «La te- levisién hace una politica de promocién de los productores nacionales de telefilms», «los sindicatos estan realizando una politica de confrontacién con el gobierno», re- flejan este sentido amplio del concepto de politica. Para gobernar estas situaciones sociales es imprescindible el poder, es decir, la capacidad de obtener obediencia de otros. Tiene poder aquel individuo o grupo que consigue que otros (individuos 0 grupos) hagan (0 dejen de hacer) lo que él quiere’, Aquel que, en una situaci6n social, es capaz de imponer a los demés una definicién de metas y un modelo de organizacion. En este sentido, el poder es un medio, pero al ser un medio universal, que per- mite realizar los dems valores, se puede transformar en un fin. En palabras de Wiseman afirma que «la integracién se refiere a la interaccién de las unidades, los individuos y colectividades del sistema, y al mantenimiento de la solidaridad y la moral. Las actividades coopera- tivas exigen un consenso procedimental, una pauta aceptada de decisi6n, y una jerarqufa de autoridad dotada del poder legitimo de dar érdenes. También exigen normas reguladoras. Es preciso un control social y que, si surgen conflictos, existan procedimientos sociales aceptados para resolverlos.» Vid. WISEMAN (1966, p. 8). WEINER, por su parte, define la integracién como «un amplio conjunto de relaciones y actividades humanas: la integracién de Iealtades culturales distintas y el desarrollo de un sentido de nacionalidad; la integracién de diversas unidades politicas en un marco territorial comtin, sometidas a un gobierno ‘que pueda ejercer autoridad; la integracién de gobernantes y gobernados; la integracién de los ciuda- danos en un proceso politico comin; y, finalmente, la integracién de los individuos en organizacio- nes para llevar a término proyectos comunes.» Vid. WEINER (1965) ® Easton, concretamente, considera a la politica como «la asignacién imperativa de valores para tuna sociedad». Vid. EASTON (1969, p. 79). Eckstein (1961), afirma que «la politica es la lucha por ocupar los roles de adopcién de deci- siones, por elegir objetivos politicos alternativos, 0 por cambiar las reglas esenciales del sistema po- Itico. DEUTSCH (1969, p. 152) considera «(...] como la esencia de la politica la firme coordinacién de los esfuerzos y expectativas humanas para el logro de los objetivos de la sociedad». * Los diversos autores dan definiciones similares a ésta acerca del concepto de poder. Asi, LAs WELL y Kaptan (1950), afirman que «el poder es una relaciGn en la cual una persona o un grupo pue- de determinar las acciones de otro en la direccién de los propios fines del primero» (pp. 74 ss.); OHNSON define el poder como «{...] the ability to get one’s wishes carried out despite opposition. Ne- vertheless, power consists largely in the ability to influence the actions of other people» (en WISEMAN, 1966, p. 104); Max Weer define el poder como la «probabilidad de que un actor dentro de una re- lacién social esté en posicidn de realizar su propia voluntad, a pesar de las resistencias, independien: temente de las bases en que resida tal probabilidad> (en PaRsONs, 1957, p. 152). STorPINo (1983) afir- ‘ma que «... en el sentido mas general, el poder social es la capacidad de determinacién intencional 0 interesada de comportamientos ajenos». MCKINNEY (1968, p. 205) afirma que «el poder se refiere nor- malmente a la habilidad o autoridad para controlar a otros»; FRIEDRICH (1968, p. 183) define el poder como «aquella relacién entre los hombres que se manifiesta en una conducta de seguimiento. El se- guimiento indica exactamente que otros hacen lo que uno quiere». P.M. BLAU (1964, p. 117), afirma que el poder «es la capacidad de las personas o los grupos para imponer su voluntad sobre otros a pesar de la resistencia, mediante la disuasién que adopta la forma de retencidn de recompensas otorgadas regularmente, o bajo la forma de castigos, en cuanto la pri- ‘mera tanto como la tiltima constituyen, en efecto, una sancién negativan. Finalmente, Eason (1953, p. 144) afirma que «EI poder esta presente en la medida en que una persona controla mediante sanciones las decisiones y acciones de otra». EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS 41 Deutsch (1976, p. 41), «{...] el poder se puede concebir como el instrumento por el cual se obtienen todos los demas valores, de la misma manera en que una red se em- plea para atrapar peces. Para muchas personas, el poder es también un valor en si mismo; en realidad, para algunos es, a menudo, el premio principal. Dado que el poder funciona a la vez como un medio y un fin, como red y como pez, constituye un valor clave en la politica». Esta capacidad de obtener obediencia a un proyecto de objetivos y a un mode- lo de organizacin en que consiste el poder se deriva basicamente de tres fuentes: la coercién, la persuasi6n y la retribucién 4. O, en otros términos, de la fuerza, la ideologia y la utilidad. Estas fuentes de poder se encuentran entremezcladas en todas las situaciones, pero la preponderancia de alguna de ellas, en cada caso 0 momento, da lugar a un tipo de poder predominantemente coercitivo, persuasivo 0 retributivo, aplicado al gobierno de dicha situacién. El poder coercitivo consiste en la capacidad de obtener obediencia mediante la privacién, o amenaza de privaci6n, de la vida, la integridad, la libertad o las pose- siones, por medio de la fuerza. EI poder persuasivo consiste en la capacidad de obtener obediencia mediante la unificacién de las preferencias y prioridades ajenas con las propias, convenciendo a los que tienen que obedecer de la bondad, justicia o correccién de los objetivos 0 el modelo de orden proyectado. La ideologia es el instrumento de este tipo de poder. El poder retributivo se basa en la obtencién de obediencia mediante el estable- cimiento de una relacién de intercambio, de do ut des. El que obedece lo hace a cambio de que el que manda le dé algo. Es decir, que este tipo de poder se basa en una relaci6n de utilidad mutua entre el que manda y el que obedece. La relaciOn ms tipica de poder coercitivo es la que se produce entre el Estado y los individuos, en la medida en que aquél intenta poser el monopolio de la coer- cidn en una sociedad, con el fin de constituirse en el poder soberano de la misma. La relacién mis tipica de poder persuasivo es la de las iglesias o partidos poli- ticos con respecto a sus fieles 0 afiliados, que se identifican con las creencias —so- brenaturales o mundanas— propugnadas por las organizaciones respectivas. La relacién mis tipica de poder retributivo es la que se da entre empresarios y trabajadores en la economia de mercado, consistente en e] intercambio de trabajo por salario. Aunque a esta relacién retributiva subyace otra coercitiva, que impide modificar las relaciones de propiedad sobre el capital. La politica, como actividad consistente en el gobierno de las situaciones socia- les, tiene en el poder el medio que permite decidir entre las varias opciones posi- bles de cada situacién, en cuanto a objetivos, prioridades y modelo organizativo a realizar. En este sentido, el poder permite optar, imponer un proyecto sobre otros alternativos, superar en cierta medida la incertidumbre, la fragmentacién y el con- flicto con la determinacién, la unidad y la cooperacion. Por eso, en la politica siempre se da una mezcla en diversas dosis de concor- dancia y discrepancia, cooperacién y oposicién, consenso y conflicto, persuasién y + Véase, para estas distintas clases 0 fuentes de poder, Erziont (1961) y GALBRAITH (1984). iy BIBLIOTECA s{2AD SAREAL 42 MANUAL DE CIENCIA POLITICA coercién. Puesto que existen proyectos u opciones predominantes y dominados, las situaciones se caracterizan por una tensién més o menos manifiesta y equilibrada entre las diversas alternativas, y por posicionamientos estratégicos y tacticos de los diversos actores entre sf. Posicionamientos que oscilan entre la colaboracién, la con- frontacién y la conciliacién. Sintetizando, por consiguiente, podemos decir que en cada situacién existe un conjunto de valores, intereses, objetivos y prioridades propios de los diversos suje- tos —individuos y grupos—. Entre este conjunto de elementos puede existir desde la coineidencia y la concordancia hasta la divergencia y la discrepancia mas abso- lutas. En cada caso, los diversos actores se posicionan adoptando actitudes y ac- ciones 0 de colaboracién con el proyecto comin, o de conciliacién y negociacién a pesar de las diferencias, o bien de confrontacién total a fin de impedir la realizacion del proyecto antagénico. Aunque, en ocasiones, puede, no obstante, interesar una conciliaci6n tactica de las diferencias, a fin de adquirir una posici6n relativamente més fuerte en el futuro que impida la realizacién del proyecto adverso. O resultar obligada la obediencia y la conciliacién de las diferencias, a fuer de la aceptacién de unas normas de accién colectiva que obligan a acatar el proyecto mayoritario en el grupo de referencia. Il. EL PODER Y LA SOCIEDAD Decfamos que el poder es la capacidad de obtener obediencia en las diver- sas situaciones sociales. Junto con la clase y el status, constituyen las tres cate- gorias basicas para el anilisis de la desigualdad en las sociedades desarrolladas. La riqueza, el prestigio y la jerarquia social sitdan a los individuos y grupos en posiciones relativas de superioridad e inferioridad. Las relaciones de depen- dencia y congruencia entre la clase, el status y el poder son intrincadas y cam- biantes en cada sociedad y momento historico. A diferencia de lo que sucede en las sociedades desarrolladas, en las prees- tatales y premodernas el rango de las personas depende de rasgos biolégicos, como la edad 0 el sexo, 0 religiosos, asi como de la posicién de cada individuo en el interior de grupos primordiales, de parentesco o territoriales *. Balandier (1969, p. 91), por ejemplo, afirma que «{...] en las sociedades que gozan de un gobierno minimo, 0 que s6lo lo manifiestan de un modo circuns- tancial, [...] el poder, la influencia y el prestigio son en ellas el resultado de unas condiciones [...] tales como la relacién con los antepasados, la propiedad de la tierra y de las riquezas materiales, el control de los hombres capaces de ser en- frentados con los enemigos exteriores, la manipulacién de los simbolos y el ri- tual». 5 Ver H. H. Geeta y C. Wri sowskl (1969); EISENSTADT (1971). r Mitts (1946, cap. VII); R. BENDIX y S. M. Lipset (1953); Os- EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS 43 En estas sociedades, al existir un poder politico escasamente diferenciado, tan- to estructural como culturalmente, el poder emana directamente del status propio del individuo en el interior de cada grupo social. El poder politico, por consiguiente, se identifica con el poder social, y éste se deriva del control de ciertos recursos, como la tierra y las riquezas, la vinculacién preferente con los poderes sobrenaturales, el conocimiento de la tradicién, 0 la direccién de los grupos primordiales. Dowse y Hughes (1975) afirman, por ejemplo, que en las sociedades acéfalas, aunque aparezcan los roles de jefe, estos son transitorios y ad hoc para ciertas ‘ocasiones 0 acontecimientos importantes y «... cambian de una situacién a otra; es decir, una persona puede dirigir una accion de caza, otra puede determinar el tiempo del forraje, y otra puede dirigir una accién bélica... En esta situacién de autoridad voluntaria, el linaje y la costumbre suelen ser agentes de control social mucho més importantes que los individuos a quienes se concede un poco de autoridad por tiempo reducido». Sin embargo, a medida que la sociedad cambia, se hace sedentaria y se estra- tifica de un modo més complejo, comienza a aparecer un poder politico diferen- ciado, tanto cultural como estructuralmente, que se hace permanente y relativa- mente estable. Este transito, desde la sociedad acéfala o tribal al Estado, pasando por la ciudad-Estado, el imperio burocratico o la sociedad feudal, hace emerger un nuevo centro politico que asume caracteristicas funcionales y estructurales es- pecificas. Lo que caracteriza fundamentalmente a este nuevo centro politico es el ser un poder que asume como propias dos funciones basicas: la determinacién de los ob- jetivos globales del conjunto de la sociedad y la ordenacién e integracién de la misma de acuerdo con criterios no adscriptivos o primordiales. Es decir, de acuer- do con un modelo de orden general, distinto del de la sociedad segmentada por grupos de linaje. Resulta ilustrativo de lo que quiero decir que los dos antecedentes organiza- tivos més préximos al Estado moderno, el imperio burocratico y la ciudad-Esta- do, aparecen hist6ricamente cuando se hace sentir la necesidad de un centro para posibilitar la realizacién de grandes objetivos societales (la distribucién de las aguas y el control de los regadios, la defensa frente al invasor extranjero, el go- mo de un territorio muy extenso o la construccién de grandiosos monumentos ptiblicos religiosos, como las pirdmides) y cuando al viejo orden adscriptivo de los grupos primordiales de parentesco se superpone la idea de ciudadania’. Desde el momento en que surge este poder politico diferenciado, los grupos con poder social dirigen hacia él sus pretensiones, con el fin de ocuparlo directamente 0 adquirir influencia sobre el mismo y determinar o condicionar sus decisiones. A partir de entonces aparece un nuevo concepto de politica, la politica en sentido estricto, que es la actividad dirigida a gobernar, o a influir indirectamente en el po- der politico, en el centro politico de direccién y control del conjunto de la sociedad. Desde el punto de vista estructural, con este nuevo centro aparecen roles po- liticos estables de liderazgo, asi como nuevas estructuras tales como la burocra- © Ver WitTroGeL. (1957); EsiseNsTADT (1966); SCHACHERMEYER (1953); EISENSTADT (1971), 44 MANUAL DE CIENCIA POLITICA cia, los ejércitos regulares, la recaudacién normalizada de impuestos, medios re- gularizados de intercambio, un sistema de administraci6n de justicia, y organiza- ciones estables para acceder al poder por medio de la consecucién de apoyos a los diversos proyectos Desde el punto de vista cultural, los simbolos que definen y justifican el po- der politico se independizan de otras esferas de la cultura, como la religién y la moral, credndose de este modo sistemas relativamente auténomos de creencias e ideas para legitimar el poder. Por tanto, con la aparicién de un centro politico diferenciado nos encontramos con dos niveles y conceptos acerca de lo que sean la politica y el pode: En primer lugar, la politica en sentido amplio, como gobierno de las situacio- nes sociales por medio del poder social. Este poder social, en las sociedades con una estratificacién relativamente compleja, deriva del control de determinados re- cursos 0 esferas de actividad por parte de algunos individuos 0 grupos. Recursos tales como las armas (golpistas, terroristas, bandas criminales); la tierra, las fuentes de energfa, las materias primas, el trabajo, el capital o las em- presas; la tradicién y la ideologia, junto con la religién, la educacién, la propa- ganda y el conocimiento especializado, que determinan las creencias, los conoci- mientos y los sistemas de valores; 0, finalmente, los diversos medios de esparcimiento y ocio (desde las salas de juego hasta el trafico de drogas). El control de estos recursos 0 esferas de actividad da lugar a la posesin de un poder social que permite a quienes lo detentan conseguir que numerosos indivi- duos y grupos obedezcan sus decisiones con el fin de evitarse dafios, 0 porque cre- en que deben hacerlo, o porque les interesa para conseguir algo a cambio. En segundo lugar, la politica en sentido estricto, como actividad dirigida al gobierno de la situacién social global que denominamos sociedad, por medio del poder politico o poder nuclear de la misma. Este poder deriva fundamental- mente de la coercién y de las creencias acerca de su legitimidad’ y se caracte- riza por desempefiar dos funciones basicas y exclusivas, como son la de deter- minar las metas y prioridades del conjunto y establecer y mantener el orden del mismo. El poder social, por tanto, acttia en este segundo nivel o como un medio para acceder directamente al poder politico 0 como un medio de influencia sobre él. Es decir, en este segundo caso, como un recurso utilizable para gobernar indirec- * Sobre los conceptos relacionados de legitimidad y autoridad existen diversas definiciones, en muchos casos contradictorias. Ver, por ejemplo, FRIEDRICH (1968, pp. 243 ss.) Desde mi punto de vista, ambos conceptos, legitimidad y autoridad, se refieren a la capacidad de crear expectativas de obediencia, por lo que transforman el poder en consensual. La diferencia entre ellos es que mientras que la legitimidad se refiere al sistema en su conjunto —y asf se dice, por ejem- plo, que el poder es legitimo cuando los gobernados creen que los principios en que se basa son jus- {os 0 correctos—, la autoridad se refiere a los diversos roles particulares de un sistema politico. La autoridad politica es el poder consensual que posee un individuo o grupo que desempeiia el rol dirigente en un sistema. Este poder emana, o bien directamente de los principios de legitimidad del siste na y de sus normas de distribuci6n del poder, o bien de la capacidad del dirigente de conectar ccon 10s valores y creencias de los gobernados, o bien de ambas cosas a la vez. La autoridad politica puede ganarse y perderse, y su pérdida puede afectar a la legitimidad del sis- tema cuando en éste el poder esté monopolizado por el individuo o grupo cuya autoridad entra en crisis. EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS 45 tamente, determinando 0 condicionando las decisiones de los detentadores del po- der piiblico. Este proceso de transformacién politica, desde la sociedad tribal al Estado mo- derno, se produce en el transcurso de la historia humana, desde sus origenes has- ta la actualidad, credndose durante é1 diversas formas organizativas del poder po- Iitico que analizaremos a continuacién. II. LA EVOLUCION DEL PODER. LOS MODELOS HISTORICOS DE ORGANIZACION POLITICA DE LA SOCIEDAD 1. LAS FORMAS POLITICAS PREESTATALES La sociedad acéfala, la sociedad segmentada, la ciudad-Estado, el imperio bu- rocratico y la sociedad feudal constituyen las formas de organizacién politica de- sarrolladas por la humanidad antes de la aparicién del Estado. Analizaremos bre- vemente cada una de ellas *. A) La sociedad acéfala Los casos concretos més estudiados de este tipo de sociedad son los de los in- dios americanos y la sociedad esquimal?. Este es un tipo de sociedades no sedentarias, que viven de la caza y la pesca, y en las que el nivel de desarrollo econémico es escaso. Se mueven en el limite de la supervivencia, sin posibilidad de acumulacién de un excedente econdmico. Salvo por razones de sexo y edad, existe en estas sociedades escasa diferencia- cién de roles, de manera que cada uno de sus miembros masculinos adultos realiza la totalidad de los roles existentes excepto los del sexo opuesto. En ellas puede aparecer el rol de jefe, pero tiene escaso poder, ademas de que suele ser transitorio y ad hoc, para ciertas situaciones, de modo que cuando cam- bian éstas lo hace también el titular del rol. La jefatura no tiene a su disposicién ni burocracia ni aparato de coaccién. El mando se deriva de las cualidades personales del jefe, aunque pueden darse criterios particularistas para la seleccién del mismo Gnicamente dentro de determinados linajes. El poder se basa principalmente en la tradicién y las obligaciones normativas derivadas de ella, a las que puede apelar el jefe para hacerse obedecer, pero a las que también estd sometido. * No es ésta, por supuesto, mas que una de las clasificaciones posibles de las formas preestatales de organizacién politica Las diferencias clasificatorias suelen producirse con respecto a les primeros elementos de la es- cala, en la clasificacién y descripcién de las sociedades previas a la aparici6n de la polis y los impe- rios burocraticos, ° Ver Lowi (1967); MIDDLETON y Tarr (1958). 46 MANUAL DE CIENCIA POLITICA Los medios predominantes de control social son el linaje y la costumbre, de modo que el mantenimiento de la cohesion social se debe principalmente a la exis- tencia de un consenso sobre valores comunes y al problema de la supervivencia en un medio hostil, que dificultan el cuestionamiento de la autoridad cuando ésta se ejerce. La direccién hacia metas es difusa 0 transitoria, ademas de escasamente in- novadora !°. En resumen, en este tipo de sociedades existe una diferenciacién estructural es- casa, bajo nivel de especializacién y la estratificaci6n deriva principalmente de ras- g08 biolégicos tales como el sexo 6 la edad. La direccién e integracién de la socie- dad se efecttian por medio de roles de jefatura transitorios y estructuras y normas tradicionales como el linaje y la costumbre. El poder politico, por consiguiente, casi no existe como tal poder diferenciado. B) La sociedad segmentada Los pueblos a los que Southall denominé Estados segmentarios son sociedades estables, sedentarias, basadas en el parentesco, pero también en linajes de signifi- cacién politica que pueden incluir, en algunos casos, a grupos no ligados por el pa- rentesco ni la proximidad, dando origen a un embrién de Estado!'. Ejemplos concretos estudiados de este tipo de sociedad son el pueblo tiv, en Ni- geria, y los ashanti, en Ghana. Estas sociedades son agricolas, sedentarias, y por tanto con intereses estables sobre la tierra y el ganado. En ellas existe una estratificacion compleja, con varias clases 0 castas y una aristocracia hereditaria. Su mayor nivel de desarrollo econd- mico permite una cierta acumulacion de excedente y la aparicién de una elite poli- tica diferenciada, que se justifica por medio de una ideologia y simbolos religiosos. Se desarrolla, igualmente, una cierta burocracia. En estas sociedades, el aumento de la poblacién y las necesidades del comercio y la guerra producen la necesidad de nuevas formas organizativas, tales como una organizacin militar coordinada, un sistema de pesos unificado, un sistema judicial, una jerarqufa de cargos politicos interpretada religiosamente, y un sistema de con- sultas institucionalizadas para la adopcién de decisiones en la mayoria de los nive- les de gobierno. El poder es, hasta cierto punto, hereditario, y se encuentra mds concentrado que en la sociedad acéfala. «La influencia parece basarse en una combinacién de edad y cualidades generales (conocimiento de la magia y de la costumbre), o de riqueza y astucia en la utilizacién de la riqueza para compensar a la gente por uno u otro servicio. Los ricos pueden verse frenados por los ancianos en la practica de la in- fluencia politica, ya que se considera que la influencia es producto dea brujeria y como tal debe someterse a la autoridad publica de los ancianos, autoridad respal- dada por la opinién y la costumbre» (Dowse y Hughes, 1975, p. 126). '© Enel estudio de estos diversos modelos de sociedad y organizacién politica sigo especialmen- te el libro de Dowss y Huctes (1975), "Ver SouTHALL (1959); FoRTES y EVANS-PRITCHARD (1940), EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS 47 Por consiguiente, en estas sociedades existe una cierta diferenciacién politica, con la aparicién de roles de liderazgo estables y hereditarios, asi como de apara- tos burocraticos especializados. La estratificacién es mas compleja que en las so- ciedades acéfalas, y la acumulacidn de un excedente econémico permite la apari- cidn de una elite politica seleccionada mediante criterios en parte biolégicos, en parte tradicionales, en parte derivados de la riqueza. El poder politico es estable y permanente. C) Laciudad-Estado La ciudad-Estado, cuyos ejemplos més ilustrativos son Ja Roma republicana y la Atenas de los cinco siglos anteriores a la era cristiana, fue una nueva forma de organizacién politica que antecede directamente, en sus principios y bases ideol6- gicas, al Estado moderno. La ciudad-Estado surge como consecuencia del desarrollo de una economia ba- sada en el esclavismo, la agricultura y el comercio, que en un momento determin: do produce una alta concentraci6n urbana a la que acompafia una gran diferencia- cién social entre el campo y la ciudad, con la emergencia de nuevas ocupaciones en el comercio, el artesanado, la religion y la educaci6n. En la evoluci6n hist6rica de la ciudad-Estado hay un momento en que se pro- duce un desarrollo econémico que permite la disponibilidad de nuevos tipos de re- cursos tales como tierras y gentes no vinculadas por lazos adscriptivos, junto con la aparicién de nuevos mercados, internos y externos, y la acumulacién de nuevos ca- pitales, En el ambito social se produce la aparici6n de criterios universalistas y de logro en la composicién de los emergentes estratos sociales urbanos, lo que da origen a una nueva estratificacién, basada en una combinacién de tradiciones familiares y de linaje con los rangos derivados de la propiedad de la tierra, y del status econémico, ocupacional y ritual. En la esfera politica se produce la diferenciacién de nuevos roles y actividades, desempefiados por el sistema de rotacién y, de acuerdo con el principio de ciuda- danfa, accesibles a todos los ciudadanos segtin criterios de igualdad y responsabi- lidad, legal y politica, Esta realidad politica emergente fue interpretada en el dmbito cultural por nue- vos simbolos de identidad, basados en la diferenciacién entre el cosmos y la reali dad politica y social, asi como en la autonomia moral del individuo, con la cons guiente decadencia de la tradicién. Con estos cambios surgieron nuevos problemas de integraci6n y organizacién, tales como la necesidad basica de desarrollar reglas e instituciones, econémicas y juridicas, que pudieran superar los viejos lazos e instituciones tribales. En el dmbito externo, la ciudad-Estado tuvo que enfrentarse también a nuevos problemas politicos, econémicos y militares, de cardcter intertribal, asf como a aque- los propios de las relaciones entre las ciudades-Estado y los emergentes en el m- bito internacional. En sintesis, como consecuencia de un conjunto de cambios econémicos, socia- les y culturales, surgié una nueva forma de organizacién politica, con un centro re- 48 MANUAL DE CIENCIA POLITICA lativamente diferenciado desde el punto de vista estructural, basado en los princi- pios de ciudadanfa e igualdad legal y politica y en los mecanismos de participacion en asamblea de todos los ciudadanos y de rotaci6n de las magistraturas. Esta forma de organizacién politica, a través de sus principios, sera el antece- dente inmediato del Estado moderno en la ultima época del feudalismo. D) El imperio burocratico Ejemplos de esta forma de organizacién politica son los imperios inca y azteca, el imperio chino desde el siglo 1a. C. al xx d. C., y el romano desde el siglo 1a. C. hasta el vid. C., entre otros. El imperio burocratico se caracteriza por ser una forma politica claramente di- ferenciada, constituida por una burocracia desarrollada presidida por un gobernan- te de origen divino, que gobierna a un pueblo heterogéneo integrado por stibditos. Estos carecen de medios de participacién y derechos politicos frente al poder y re- sultan obligados a obedecer por normas de cardcter religioso. Por esta raz6n, los go- bernantes tienden, en este tipo de organizacién politica, a crear una religion de ca- racter estatal. Los imperios burocraticos nacen cuando se percibe la necesidad de un centro que emprenda o realice grandes objetivos societales, como la construccién de re- gadios y la distribucién de las aguas, la realizacion de grandes monumentos reli giosos, y la conquista o evangelizacién de los pueblos. Para conseguir estos objeti- vos se desarrolla un ejército y una burocracia encargada de la coordinacién de los distintos grupos, la recaudacién de impuestos, el reclutamiento de tropas y mano de obra, etc. La burocracia, en este tipo de sistema, desempefia otra funci6n afiadida que es la de constituir una base para el poder del gobernante, en la medida en que es re- clutada a partir de estratos sociales diferentes de la aristocracia tradicional. En este sistema, la diferenciacién funcional del centro esta limitada por la legi- timacién religiosa del gobernante, lo que no exige una elaboraci6n ideol6gica au- ténoma, asf como por la existencia de una poblacién compuesta por stibditos, lo que excluye la necesidad de mecanismos e instituciones de participacién. No obstante, la composici6n de la sociedad imperial era muy heterogénea, por lo que los diversos intereses tenian que ser integrados por la burocracia o la coer- cién. Por esta razén, uno de los problemas politicos claves del gobernante era el control de la burocracia, la policia y el ejército. La historia de los imperios se desenvuelve en gran parte a través de conjuras pa- laciegas de parientes traidores y generales triunfantes y ambiciosos. Por eso, el man- tenimiento en el poder del gobernante dependia de sus buenas relaciones con la eli te burocratica, militar, aristocratica y eclesidstica. En el imperio, la esfera politica se convirtié en el medio principal para mante- ner unida una sociedad altamente heterogénea, en la que los viejos lazos de linaje ya no eran suficientes para mantener la cohesién social. Por consiguiente, en el imperio burocratico existe una clara diferenciaci6n po- Iitica, con un poder de cardcter patrimonial, personalizado en una dinastia cuyo EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS 49 poder est legitimado por creencias religiosas, y una burocracia ampliamente desarrollada. El poder politico desempefia un papel constitutivo en la direcci6n e imtegracién de la sociedad, aunque desde el punto de vista cultural no existe una es- fera politica claramente aut6noma de la religiosa. La decadencia del imperio burocratico, en general, fue debida a la excesiva de- manda de recursos por parte del centro, tanto econémicos como de mano de obra. Esto acabé por minar las bases de la estructura econémica, produciendo la exten- sién de la agricultura de subsistencia, la disminuci6n del comercio, la focalizacin local del poder y la disminucién de la efectividad de la burocracia. La consecuencia de esta decadencia de los imperios, en algunos casos, fue la aparicién de una forma nueva de organizacién politica como el feudalismo (Eisenstadt, 1966; Kennedy, 1989). E) El feudalismo El feudalismo es un sistema basado en una economia agricola y en una gran autonomia local, cuyo foco principal de poder es la aristocracia nobiliaria, rela- cionada por vinculos de vasallaje con el rey, y cuyo deber principal consiste en la prestacién de apoyo militar al mismo. Aunque, en principio, el sefior feudal lo era solamente a titulo vitalicio, pues- to que las tierras pertenecian al trono, con el tiempo su situacién acab6 convir- tiéndose en hereditaria. Igualmente, los sefiores feudales fueron limitando a su propia clase el derecho a portar armas, de modo que el Ilevarlas se convirti6é en simbolo de nobleza. La sociedad feudal se caracterizaba por una situacién de inseguridad general y de rencillas entre los sefiores feudales, como consecuencia de las invasiones ex- teriores y de la caida del Imperio. Por ello, los campesinos necesitaban la proteccién de] sefior feudal a cambio de vasallaje, lo que les obligaba al cultivo de las tierras del sefior y a pagarle tri- butos anuales en especie. El derecho y la administraci6n de justicia, en la sociedad feudal, estaban des- centralizados, en forma de costumbre y jurisdiccién sefiorial. La ideologia que justificaba esta desigualdad y el orden politico era la de una jerarquia que reflejaba el orden divino y permitia a los hombres superar su pro- pia situacién de anarquia derivada del pecado original. En principio, las relaciones politicas eran relativamente sencillas, al basarse en una cadena de vinculos de vasallaje jerarquizados en que se debia obediencia a aquél al que se habia rendido homenaje. Pero existfan también la Iglesia y las ciudades como poderes independientes. La primera ejercia influencia sobre ei poder central y sobre la sociedad por medio de la interpretacién de la moral y el derecho consue- tudinario. Las segundas, habitadas por una poblacién libre que se dedicaba al co- mercio y ala manufactura y que por ello necesitaba de un sistema legal mas com- plejo, ejercfan un papel de contrapeso al poder feudal, disfrutando de autonomia local. Los gremios constitufan, en las ciudades, la estructura de poder social orga- nizado, junto con las instituciones politicas locales. 50 MANUAL DE CIENCIA POLITICA La sociedad feudal, en sintesis, estaba constituida por estamentos adscripti- vos y juridicamente desiguales, el principal de los cuales era la nobleza, que de- tentaba el poder econdmico, militar y politico. La gran masa de la poblaci6n de- pendia de la agricultura y del poderio feudal, con la excepcién de la poblacién de las ciudades y de los eclesidsticos "2. El poder politico era difuso, polidrqui- co, y la estratificacién social derivaba principalmente de la estructura del poder politico. A medida que las ciudades se fueron desarrollando —en muchos casos apo- yadas por el rey para contrapesar el poder feudal— y se intensific6 el tréfico co- mercial y la produccién manufacturera, fue declinando correlativamente el poder feudal e incrementandose el del rey. Con ello se entra en una nueva fase de la evo- luci6n hist6rica, en la que aparece la sociedad capitalista y el absolutismo como primera forma del Estado moderno. 2. EL ESTADO Y SU EVOLUCION El Estado es la més reciente forma de organizacién politica, que hoy se ha trans- formado en universal. Nacié en Europa, en la Edad Moderna que comienza en el si- glo xvt, y ha ido instaurdndose como forma de organizacién politica de las socie- dades en un proceso que dura hasta el siglo actual. El concepto de modernizacién intenta abarcar este proceso de cambios sociales y politicos que comienza en Europa a partir del feudalismo y el absolutismo, se ex- tiende a América del Norte y Sur, y posteriormente, durante los siglos XIX y XX se propaga por Oceania y los continentes asidtico y africano ". K. W. Deutsch (1961) resumié en el concepto de movilizacién social el conte- nido del proceso de modemizacién, definiendo a aquélla como «el proceso por el cual los nticleos principales de los antiguos vinculos sociales, econémicos y psico- ldgicos, son erosionados y rotos, y la gente queda disponible para nuevas pautas de socializacién y comportamiento». El resultado de este proceso de modernizacién, social y politica, es la aparici6n de una sociedad nacional moderna, organizada politicamente en forma de Estado. La sociedad moderna lleva en si misma la semilla de un cambio social crecien- temente acelerado, de manera que las estructuras y relaciones sociales basadas en la costumbre y la tradicién son sustituidas por otras nuevas, que derivan de los me- canismos del mercado, la negociacién, la especializacién funcional, el utilitarismo y la racionalidad instrumental Asi, por ejemplo, la familia extensa, econdmicamente autdrquica y adscrita a grupos de linaje, es sustituida por la familia nuclear, integrada en los procesos ge- nerales de intercambio a través del mercado, de socializacién colectiva y de uso de los servicios ptiblicos institucionales. Desde entonces, la actividad econdémica se © Ver, sobre el feudalismo, PIRENNE (1939); BLOCH (1965); HISTORIA UNIVERSAL SIGLO Xx1. To- 1s 10, 11 y 12. Siglo XI de Espaiia Editores, Madrid, 1971 17 Sobre el concepto de modernizacién, ver LERNER (1958); PaSQUINO (1974); ALMOND y POWELL (1972); HuntinGron (1971); APTER (1967, 1970); EISENSTADT (1968). m EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS SI realiza en el seno de las empresas, la socializacién se efectiia por las escuelas y me- dios de comunicacién, y la atencién sanitaria en una red pablica de hospitales. La sociedad moderna se basa en el maquinismo y el cambio tecnolégico, lo que trae consigo un intenso incremento de la productividad y de la movilidad fisica, social y psiquica de la poblacién, con los consecuentes procesos de urbanizacién, industrializaci6n, emergencia y ascenso de nuevas clases y grupos sociales, mar- ginacin de otros, expansién de los medios de comunicacién y del sistema educa- tivo, etc. Estos procesos de cambio social provocan el derrumbe de la tradicién, la dis- gregacion de los antiguos grupos de status y su sustitucién por otros nuevos deri- vados de la estructura de clases emergente, y la concepcién del cambio como un va- lor positivo, a consecuencia de la secularizacién cultural, la transformacién del sistema de valores y el individualismo. Asimismo, la percepcién de este conjunto de cambios y de su universalidad, que hace que todos se vean afectados por ellos, activa 0 pasivamente, produce una de- manda amplia y expansiva de igualdad, juridica, social y politica: de participacion concreta de todos los grupos en los diversos ambitos de la vida social. En el nivel cultural, las distintas esferas y sistemas de valor se diferencian en. tre sf y se hacen mds auténomas y elaboradas simbdlicamente, separandose la rel gidn, la filosoffa, la ciencia y la moralidad, y surgiendo la necesidad de nuevos si temas ideol6gicos para explicar y fundamentar el orden social y politico. La legitimidad tradicional es sustituida por la carismatica y la racional-legal. En términos de Eisenstadt (1971, p. 318), a nivel sociopsicolégico aparece una «nueva perspectiva cultural» que enfatiza el progreso y la mejora, la felicidad y la expresi6n espontinea de las habilidades y sentimientos, la individualidad como un valor moral y Ia importancia concomitante de la ddignidad y eficiencia del individuo. [...] Se produce un desarrollo correlativo de ciertas nuevas orientaciones, rasgos y ca- racteristicas de la personalidad: mayor habilidad para adapiarse a horizontes sociales més amplios, el desarrollo de un ego mds flexible, de esferas més amplias de interés y de una reciente empatfa potencial hacia otras personas y situaciones [...] fasf como] [...] la acen- tuacién del presente como la dimensiGn temporal significativa de la existencia humana. En la esfera politica, la modernizacién consiste en la creaci6n de un Estado na- cional que, mediante su institucionalizaci6n en un régimen politico estable, sea ca paz de impulsar y conducir el proceso de modernizacién social. En general, los diversos autores conciben el desarrollo politico como la capa- cidad de una sociedad para definir y ejecutar los objetivos sociales globales, asf como para mantenerse integrada. Por ejemplo, Almond y Powell (1978, p. 358) afirman que se ha considerado al desarrollo politico, en primer lugar, como la emergencia de agencias politicas especializadas, ejecutivas y burocriticas, capaces de definir metas colectivas y ejecutarlas, en el émbito nacional ¢ internacional. En segundo lugar, como la aparicién de instancias generales de articulaci6n y agregaci6n, tales como partidos politicos, grupos de interés, y medios de comunicacién que realicen el objetivo de vincular a los diversos gru- pos de la poblacién con las agencias de definicién y ejecucién de metas anteriormente men- cionadas. 52 MANUAL DE CIENCIA POLITICA Este proceso de modernizaci6n 0 desarrollo politico, por tanto, se define por dos requisitos: el de la existencia de un Estado Ee ae tal, con sus capacida- des de Penetracisn, regulacién y distribuci6n, y el de la institucionalizacién de un régimen estable, legitimo, que po: ite la integracién y la participacién de los di- versos grupos. La transicién hacia el Estado moderno, desde los sistemas politicos previos, im- plica un proceso de diferenciacién estructural y especializacién funcional, y signi- fica la ruptura del orden politico tradicional, basado en la legitimaci6n de los diri- gentes por referencia a poderes ajenos a sus propias sociedades, tales como la vinculacién con los dioses 0 el destino. Con el desarrollo del Estado, la legitima- ci6n se basa en el consenso de masas y en la responsabilidad ante ellas de sus diri- gentes. Por otra parte, este nuevo orden politico es el de una sociedad nacional o civil, en el que todos los ciudadanos participan de las mismas instituciones politicas cen- trales en situaci6n de igualdad, independientemente de su origen territorial, tribal 0 religioso, relaciones de parentesco o status. El Estado moderno, en definitiva, es una nueva forma de poder politico, de ca- rdcter territorial, que pretende monopolizar el poder de coercién y regulacién, me- diante su institucionalizacién como poder soberano a través de un ordenamiento ju- ridico unitario e igualitario. Con él aparecen unas instituciones politicas centrales que despersonalizan y des- patrimonializan el poder, tales como los parlamentos, los gobiernos, la administra- cién piblica, el ejército nacional, la hacienda publica, y un sistema unificado y ge- neral de resolucién de conflictos. Este proceso de institucionalizacién tipico del Estado implica en si mismo el transformarlo en el foco de identidad y conflicto de la sociedad nacional, en el que os diversos grupos sociales pretenden participar o influir a fin de determinar 0 con- dicionar sus decisiones. El Estado moderno, por consiguiente, se encuentra con un problema en cierto modo dilemitico: el de gobernar una sociedad aceleradamente cambiante sin per- der la estabilidad. Es decir, el problema de institucionalizar el cambio, 0 cambiar ordenadamente. El orden y el desarrollo, por consiguiente, son los dos objetivos y problemas fundamentales del Estado actual. Partiendo de la caucién previa de que es muy dificil sintetizar en unas pocas paginas la historia moderna y contemporénea, intentaré hacer un esbozo de este proceso de emergencia y desarrollo del Estado, teniendo en cuenta que la se- cuencia de fases en que este proceso se desarrolla se describe a nivel general, por Jo que se omiten las variaciones y retrocesos que han experimentado los paises concretos. El Estado, como nueva forma de organizacién politica, atraviesa distintas fases, desde sus origenes a través de la Monarquia absoluta, hasta la crisis actual: del Es- tado de Bienestar, del comunismo, y del Estado en general“. ' Para una historia del Estado, ver CRossMAN (1974); BENDIX (1992); Laskt (1974); KRADER (1972); BuRDEAU (1975); Garcia PELAYO (1977); SKOCPOL (1979); TILLY (1975, 1992); Low! (1992). EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS 53 A) La Monarquia como forma de transicién desde el feudalismo a la sociedad moderna En un primer momento, desde finales del siglo xv, la Monarqufa absoluta se constituye en motor de la transicién desde la sociedad feudal autarquica, agricola, estamental y polidrquica. Mediante la centralizacién, la burocratizaci6n, y la unifi- caci6n territorial, juridica y econémica, se perfilan los rasgos basicos del Estado moderno y la sociedad nacional, capitalista y de clases. Este Estado, mediante sus politicas mercantilistas y de creacin de una mone- da nica, asi como por medio de un orden jurfdico legislativo que sustituye a la cos- tumbre local, y unos sistemas fiscal, burocrético, judicial y militar unificados, abre camino a dos siglos de consolidacién y lento desarrollo econémico y social del nue- vo orden capitali B) El Estado liberal Con las revoluciones inglesa, norteamericana y francesa, de los siglos XVII y XVIII, as nuevas fuerzas sociales burguesas liberadas por el desarrollo capitalista consolidan su poderio econémico y su hegemonfa social y politica, sustituyendo la Monarqufa ab- soluta por el Estado liberal. Este se constituye como un Estado representativo y oli- garquico —en el que el derecho de participacién politica corresponde sélo a aquellos que tienen patrimonio o titulos académicos—, limitado por la raz6n, los derechos fun- damentales, la separacion de poderes y el laissez faire, laissez passer. El liberalismo econémico sustituye al intervencionismo mercantilista por la libertad de empresa y de mercado y la libre contrataci6n, frente a las restricciones de la época anterior. Durante el siglo xIx se produce un acelerado proceso de modernizacién en los paises centrales del continente europeo, intensificado por los descubrimientos cien- tificos y tecnol6gicos, el maquinismo, el ejercicio ilimitado del imperialismo, la es- peculaci6n financiera, el comercio internacional y la industrializaci6n y sobreex- plotacién de los trabajadores. A pesar de este progreso acelerado, no obstante, desde mediados del siglo xIx la sociedad capitalista y el Estado liberal comienzan a encontrar un techo que se mani- fiesta en una doble crisis: por un lado, la sobreproduccién origina recesiones cada vez mas agudas y, por otro, emerge una crisis de legitimidad politica cada vez més inten- sa, derivada de la contradiccién de los mecanismos oligdrquicos de representacién con los principios de libertad e igualdad, y de la inadecuaci6n de las politicas econd- micas liberales para resolver los graves problemas sociales de las clases populares. Por ello, durante la segunda mitad del siglo xix se intensifica el conflicto, en ocasiones revolucionario, entre el Estado liberal y las fuerzas que lo apoyaban, y los nuevos movimientos democraticos y socialistas que propugnaban una transfor- macién del orden social y politico ©) Lacrisis del Estado liberal y su transformacion La crisis del Estado liberal da lugar, desde finales del siglo xix, 0 bien a re- formas politicas de las que surge el Estado democratico, basado en el sufragio 54 MANUAL DE CIENCIA POLITICA. universal y en la participacién de masas, o bien, durante el primer tercio del s glo xx, a procesos revolucionarios 0 contrarrevolucionarios de los que emergen otras dos nuevas formas politicas, constituidas por el Estado comunista y el fas- cista. Ambas constituyen la respuesta totalitaria radical a la crisis del Estado li- beral y del capitalismo de principios del siglo xx. Mas adelante veremos las ca- racteristicas distintivas de ambos tipos de Estado. ‘Ademis de la crisis principal del Estado liberal a que nos acabamos de refe- rir, los principios de libertad del siglo x1x produjeron también la aparicién de movimientos nacionalistas que, en diversos momentos y lugares, colisionaron con las definiciones territoriales de los grandes Estados realizadas en el Con- greso de Viena de 1815, 0 con sus tendencias expansionistas o imperialistas. Por otra parte, las relaciones internacionales de la época contemporénea, has- ta después de la Segunda Guerra Mundial, se basaban en un equilibrio de poder entre las grandes potencias europeas mediante sistemas de alianzas multidirec- cionales, que fomentaban el incremento de la tensi6n militar y conflictos loca- les con el fin de frenar potenciales desequilibrios de poder. De manera que gran parte de la historia del siglo xIx se ve sacudida, ademas de por los conflictos derivados de la crisis del Estado liberal, por aquellos otros producidos por la lucha por la autodeterminacién de los pueblos y por el en- frentamiento entre los grandes Imperios y Estados europeos en sus fronteras me- tropolitanas 0 coloniales, La Primera Guerra Mundial, a principios del siglo xx, representa el momento culminante de estos conflictos de poder entre Estados, y constituye un factor complementario y desencadenante de la crisis central del Estado liberal mencionada anteriormente. D) El Estado democritico-social y su crisis La transformacién democratica del Estado liberal, que permite el acceso de nue- vos grupos al poder politico, asi como el miedo al comunisme, y el intento de en- contrar soluciones a la profunda recesién de los afios treinta, dan lugar a una trans- formacién radical de las politicas estatales y del papel del Estado en la sociedad. La influencia de Keynes, el laborismo inglés, la socialdemocracia sueca y el New Deal de Roosevelt en Estados Unidos transforman al Estado liberal en inter- vencionista, mediante politicas anticiclicas basadas en un sistema fiscal redistribu- tivo, el desarrollo de la Seguridad Social, el déficit piblico, y las grandes obras y empresas ptiblicas. El Estado liberal se transforma en Estado social, que interviene en la economia y la sociedad con el fin de estimular el desarrollo y proporcionar, mediante meca- nismos reguladores y de seguridad social, unas condiciones de vida minimas a la gran mayoria de la poblacién. De manera que, en este marco politico y econémico, se producen cuatro déca- das de intenso desarrollo del mundo occidental que permite el acceso al consumo de las grandes masas de Ia poblaci6n, y fomenta el «aburguesamiento> del proleta- riado, la aceptacién del reformismo por los grandes partidos de la izquierda y el cre- cimiento del aparato burocritico del Estado y sus competencias y recursos. EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS 55 Durante estos afios, a nivel internacional se produce la desaparicién del fascis- mo como forma de Estado, después de su derrota en la Segunda Guerra Mundial, y la divisién del mundo en dos grandes bloques —comunista y capitalista— que com- piten por imponer su hegemonfa. La dindmica de la «guerra fria» se impone de este modo, como alternativa al conflicto nuclear, mediante la carrera de armamentos y el enfrentamiento a través de guerras locales en los pafses del Tercer Mundo recién descolonizados. ‘Aunque el fascismo desaparece, surge el autoritarismo como forma politica no democratica de desarrollo en el bloque capitalista. Durante los primeros afios de la década de los setenta esta situaci6n entra en cri- sis: las politicas econémicas keynesianas del Estado de bienestar comienzan a re- sultar inoperantes, produciéndose simultaneamente al encarecimiento de los pre- cios de la energfa, estancamiento, inflacién, paro y crisis fiscal del Estado. El modelo de desarrollo capitalista seguido hasta ese momento entra en crisis, arrastrando a los autoritarismos europeos en Portugal, Grecia y Espaiia, al tiempo que Estados Unidos pierde la guerra de Vietnam y en Irén la dictadura del Sha es sustituida por el fundamentalismo de Jomeini. A una corta etapa de desconcierto y critica de la situacién de crisis del Estado social, le sigue el largo periodo de hegemonia conservadora y neoliberal que toda- via vivimos y que comienza con los gobiernos de Margaret Thatcher (1979-1990) y Ronald Reagan (1981-1989), en Gran Bretaiia y los Estados Unidos. La soluci6n neoliberal a Ia crisis del Estado social se puede caracterizar por el €nfasis en el mercado frente al ido como mecanismo de superacién de la crisis. Y esto implica reducir el Estado, su intervencionismo y su tamafio, mediante la dis- minucién de las prestaciones sociales en sanidad, desempleo y Seguridad Social en general, la privatizacién de empresas piiblicas, la desregulaci6n, el equilibrio pre- supuestario, y el control de la inflacién mediante Ia moderaci6n salarial y una po- litica monetaria restrictiva, Es en este marco politico y econémico cuando, en los aiios recientes de las dos liltimas décadas, se va a producir lo que el Club de Roma ha denominado «la pri- mera revolucién mundial» !5, una etapa histérica radicalmente nueva, la de la so- ciedad posindustrial (Bell, 1976), que se caracteriza por una radicalizacién y ace- Ieracién muy intensa del cambio social, producto de la revoluci6n tecnolégica basada en la informatica, las telecomunicaciones y la automatizecién del trabajo. Esta «tercera ola» revolucionaria (Toffler, 1984), que sigue a las revoluciones agricola e industrial, da origen a la emergencia de un nuevo tipo de «sociedad in- formacional», basada en la creacién y procesamiento de la informacién como fuen- te de productividad, gestin y poder (Toffler, 1990, 1994} (Guille, 1987). Los efectos de esta revolucién han sido y seguiran siendo asombrosos: a finales de la década de los ochenta ha barrido al comunismo, sacudido por una pro- funda crisis econémica, politica y cultural e incapaz para adaptarse al cambio, Ha hecho el mundo pequefio y creado una sola cultura mundial, debido a la revolucién de las telecomunicaciones y la difusién instanténea de los acontecimientos, pautas 15 V. KING y SCHNEIDER (1991), 56 MANUAL DE CIENCIA POLITICA culturales y decisiones. Ha internacionalizado y globalizado la economfa, al crear mercados mundiales que transmiten instanténeamente cambios de productividad, innovaciones tecnol6gicas, imagenes de productos y decisiones financieras. Ha trans- formado radicalmente la estructura social, haciendo obsoletos gran parte de los ro- les y ocupaciones de la industrializacién anterior, creando paro estructural y mar- ginacidn, cambiando la distribucién de tiempo de trabajo y de ocio y haciendo emerger nuevos grupos técnicos y profesionales ascendentes. Ha cambiado las re- laciones internacionales, desplazando el poder hacia el Pacifico y sustituyendo la anterior dialéctica entre bloques por un nuevo mundo multipolar, que revitaliza el papel de las instituciones internacionales y mundiales. En esta nueva situacién, el conflicto principal posiblemente sea un conflicto en- tre civilizaciones (Huntington, 1993), que de momento se concreta en el enfrenta- miento Norte-Sur del mundo desarrollado con el fundamentalismo. Y, finalmente, ha hecho entrar en crisis, después de cuatro siglos, al propio Estado, que resulta in- capaz de gobernar la sociedad. Esta crisis afecta a la propia estructura del poder, que comienza a cambiar de sede y a depositarse en las instituciones mundiales, asf como ala cultura politica, cuyas dimensiones nacionales, valores e ideologias aparecen cada vez mas como inadecuadas para comprender y orientar la vida politica y social. IV. EL PODER POLITICO ACTUAL EI poder politico actual, por consiguiente, es todavfa y predominantemente un poder estatal. En transicidn, no obstante, debido al desbordamiento de los marcos nacionales por la mayor parte de los procesos socioculturales y politicos emergen- tes, Esta nueva situaciGn provoca la aparicién de nuevos problemas y demandas que ya no pueden ser resueltos en el marco del Estado. Problemas medioambientales y demograficos, tales como el efecto invernadero y la necesidad de disefiar un desa- rrollo sostenible, la explosién demografica y las migraciones masivas, o el aumento de la distancia entre los paises desarrollados y subdesarrollados no pueden ser trata- dos desde el Estado nacional, sino desde instancias supranacionales 0 mundiales. Y tampoco se puede continuar en la situacién de vacio ideol6gico actual, pues la crisis de las viejas ideologias est fomentando la xenofobia, el fundamentalismo, el nacionalismo excluyente y Ia intolerancia. Del estudio sumario que hemos hecho en los apartados anteriores sobre las for- mas del poder se puede extraer una proposicién aproximativa acerca del desarrollo del poder politico. Se puede decir que existe una correlacién positiva entre un cam- bio en el sistema de estratificacién y un cambio en las caracteristicas y funciones del poder: cuando la diferenciacién social es escasa y la estratificacién adscriptiva y particularista, no existe un poder politico diferenciado, sino que est inmerso en os grupos sociales. En ellos reside la direccién y el control del comportamiento so- cial, y la resultante global para el conjunto de la sociedad se deriva de la interac- cién no mediada entre los grupos. La politica, en este caso, es necesario interpretarla utilizando modelos de inte- raccién y equilibrio particularista, al igual que sucede en la actualidad con Ia poli- tica internacional. EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS S7 Por el contrario, en el momento en que por razones de desarrollo econémico, 0 de cambios ecolégicos, teenolégicos o politicos (expansién y conquista, por ejem- plo), se liberan recursos —humanos y materiales— de la vinculacién adscriptiva previa, o aparecen recursos nuevos, surge un poder politico diferenciado, con nue- vas funciones de direccién e integracién social. La aparicién del Estado implica una transformacién de la politica, en el sentido estructural y cultural. Con él aparecen roles especializados de direccién y sistemas de legitimacién seculares, distintos de los tradicionales de cardcter tribal y religio- so. A partir de entonces, la politica tiene que ser interpretada por medio de mode- los organfsmicos 0 cibernéticos. Es decir, modelos en los que existe un centro au- tOnomo de direccién y articulacién del conjunto del sistema, con objetivos y estructuras propios y que incluso puede Ilegar a adquirir Ia capacidad de autotransformarse. La enumeracién clisica de los rasgos tipicos del poder estatal como un poder territorial y soberano, que monopoliza la coerci6n y la sancién del derecho, corres- ponde a una definicién descriptiva y menos teorética de este proceso de la diferen- ciacién estructural en que consiste la aparici6n del Estado. De la observacién de la situacién politica actual puede inferirse la hipétesis de que la revolucién de la tercera ola, que produce la aparicién de nuevos «recursos li- bres flotantes» que sobrepasan los marcos nacionales y modifican el sistema de es- tratificaci6n actual, hard aparecer nuevas formas politicas, mas amplias y menos bu- rocraticas de direccién, integracién y control (Bell, 1976; Toffler, 1984, 1990). V. EL PODER POLITICO COMO SISTEMA En el andlisis del poder estatal, desde los primeros momentos de su aparicién, se ha intentado definir diversas funciones 0 modos recurrentes de actividad tipicos del poder politico. Desde la clasica teorfa de la divisién de poderes de Montesquieu (1972) hasta la neoclasica de Almond y Coleman (1970), cada autor ha intentado tipificar y clasificar las actividades del poder politico. Estas clasificaciones tienden generalmente a identificar diversas funciones de- sempefiadas por estructuras especializadas, partiendo del presupuesto de que las funciones son las mismas en todos los Estados, aunque las estructuras puedan va- riar. De este modo, la identificacién de unas funciones universales sirve para el and- isis comparativo de los diversos sistemas y para la evaluacién de la mayor funcio- nalidad o disfuncionalidad politica de las diversas estructuras concretas. Sin embargo, lo que no se precisa con claridad en muchas ocasiones es si el con- cepto de funcién se refiere a la funcién del poder politico para la sociedad 0 a la de una estructura concreta para el conjunto del sistema politico —concepto, este tilti- mo, también impreciso en muchas ocasiones—. Como ya he apuntado paginas atrés, en el tratamiento de este tema parto del pos- tulado de que la politica es la actividad de direccién, ordenacién e integracién de las situaciones sociales; actividad sin la cual las situaciones no existen. El poder po- litico, por consiguiente, realiza estas funciones para la sociedad, y cuando no las realiza, o la sociedad desaparece y el poder politico se derrumba, 6 el poder politi- co es sustituido por otro para evitar la descomposicién social. 58 MANUAL DE CIENCIA POLITICA A partir de esta tesis de las funciones del poder politico, no obstante, conviene precisar mas, identificando lo que podrfamos denominar como operaciones tipicas del poder o procesos de gobierno de la sociedad '. Considero que éstas son las si- guientes: 1. Una actividad de direccién suprema de la sociedad, consistente en: La determinacién de la orientacién politica, que se concreta en la definicién de Ia situacién, el establecimiento de los grandes objetivos societales y la determina- cién de las estrategias y tacticas pertinentes. La defensa, exterior e interior. La normacién, 0 establecimiento de las normas generales y superiores de la so- ciedad. 2. Una actividad de ordenacién e integracién de la sociedad, que se subdivide a su vez en: La actividad administrativa, mediante la cual se ejecutan las normas y decisio- nes generales, se proporcionan servicios publicos a la poblaci6n, y se extraen los re- cursos materiales y humanos necesarios para el funcionamiento del poder politico. La actividad judicial, mediante la cual se adjudica el derecho preferente a los intereses conflictivos en los casos concretos. La actividad politico-partidista, mediante la cual los diversos grupos determi- nan sus proyectos, estrategias y tacticas politicas, movilizan apoyos para los mis- mos y atienden al reclutamiento de los titulares de los cargos piiblicos y a su suce- si6n en el poder politico (ver el cuadro nimero 1). CUADRON? | Procesos de gobierno de la sociedad DIRECCION SUPREMA. ORDENACION E INTEGRACION Orientacién politica Actividad administrativa Defensa exterior € Actividad judicial interior Normacién Actividad potitico-partidista La realizacién de cada una de estas operaciones 0 procesos de gobierno es com- partida, generalmente, por varias estructuras 0 instituciones. Asi, por ejemplo, la determinacién de la orientacién politica la realizan fundamentalmente los érganos de direccién de los partidos, los medios de comunicacién social, los gobiernos y, en ‘© Véase, para este tema, FRIEDRICH (1968, Cuarta parte); WISEMAN (1971); EISENSTADT (1966). En la elaboracién de este esquema de los procesos de gobiemo, sigo en alguna medida la clasifi- cacin de Eisenstadt. EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS 59 su caso, los electores. La normacién la realizan los parlamentos, los gobiernos y de- terminados érganos de la administracién, etc. La realizacién de esta actividad de gobierno por parte del poder politico es una respuesta a proyectos, problemas y demandas sociales, y la adopcién de decisiones y ejecucién de acciones en que consiste esta accién de gobierno produce unos re- sultados en la sociedad que redundan en un cambio la situacién social y en una trans- formacién de los proyectos, problemas y demandas iniciales. Por eso, la actividad politica de una sociedad puede considerarse como un flu- jo constante y cambiante de informacién y coercién entre diversas unidades estructurales interdependientes, que mantienen unas relaciones relativamente es- tables entre si. Esta interdependencia permanente entre unidades relativamente estables da lugar a un sistema, es decir, a una realidad nueva con sus propias pau- tas de comportamiento y variacién. VL. LA TEORIA DE LOS SISTEMAS EN LA CIENCIA POLITICA La elaboracién metédica de la concepcién del poder politico como sistema co- menz6 a producirse en Norteamérica a partir de la Segunda Guerra Mundial, por in- fluencia de la «teorfa de los sistemas generales» desarrollada por Bertalanfty. Des- de aquella época y hasta la actualidad, la teoria de los sistemas impregna, como un nuevo paradigma, los diversos enfoques de ciencia politica y, en general, de las di- versas ciencias sociales. ‘Como afirmaba ya entonces Ackoff (1959), } La tendencia a estudiar los sistemas como entidades, més que como conglomerados de clementos, es coherente con aquella otra, propia de la ciencia centemporinea, a dejar de aislar Jos fenémenos en contextos estrechamente limitados, y a examinar preferentemente la interac- cin, en el marco de porciones cada vez més amplias de la naturaleza. Bajo el rétulo «investi- gaci6n de sistemas» y sus muchos sinénimos hemos sido testigos de la convergencia contem- pordnea de muy diversos desarrollos cientificos especializados |...]. Estos diversos programas de investigacién, y muchos otros, se encuentran entrelazados en un esfuerzo de investigacién cooperative que abarca un espectro constantemente creciente de disciplinas cientificas y técni- cas, Estamos participando en lo que probablemente sea el esfuerzo més omnicomprensivo que se haya hecho hasta ahora por alcanzar una sintesis del conocimiento cientifico. El concepto de sistema es el de un conjunto cohesivo e interdependiente de ele- mentos que interactiian entre s{ y con el ambiente, pero que no puede ser descrito ni entendido como la mera suma de sus partes. Estas, en efecto, actiian de modo dis- tinto que si estuvieran aisladas, ya que su comportamiento depende del de las de- mis y de la légica global del conjunto del sistema”. ‘7 Para BERTALANEFY (1973, p. 17). por ejemplo, un sistema «... consiste en partes en interacci6n. Un sistema, 0 “complejidad organizada” puede definirse por la existencia de “interacciones fuertes”, © interacciones que no son triviales, es decir, no lineales». Ver, también, del mismo autor, «Perspec- tivas en la teoria general de sistemas» (1979), «Tendencias en la teorfa general de sistemas» (1978). Por lo que se refiere a los sistemas sociales, es clisica la definiciGn de PARSONS (1982, p. 17), s¢- gin la cual «{...] un sistema social —reducido a los términos més simples— consiste, pues, en una pluralidad de actores individuales que interactiian entre si en una situacién que tiene, al menos, un as- pecto fisico 0 de medio ambiente, actores motivados por una tendencia a “obtener un Gptimo de 60 MANUAL DE CIENCIA POLITICA. A lo largo de su evolucién en las ciencias sociales, la teorfa de los sistemas ha elaborado diversos modelos analiticos con el fin de describir el comportamiento de aquéllos: a) En primer lugar, el modelo estructural-funcional, derivado de una cierta concepcién de los organismos vivos y muy utilizado en antropologia y sociologia "*. Para el estructural-funcionalismo, los sistemas vivos son «sistemas abiertos», es decir, que mantienen un flujo continuo de intercambio con su ambiente. A pesar de lo cual, se mantienen en un «estado constante». Cada una de sus partes 0 sub- sistemas ocupa una posicién estable, formando en conjunto una estructura. Estos subsistemas desempefian una serie de funciones que contribuyen a la continuidad estructural y a la supervivencia del sistema. De acuerdo con Merton (1957, p. 49), este enfoque sigue los siguientes pasos metodolégico: En primer término, se establecen ciertos requisitos funcionales de los organismos, que ticnen que satisfacerse para que estos sobrevivan o funcionen con algtin grado de eficacia, En segundo lugar, se realiza una descripciGn concreta y detallada de los dispositivos (es- tructuras y procesos) mediante los cuales se satisfacen tipicamente esos requisitos en casos «normales». En tercer lugar, si se destruyen algunos de los mecanismos tipicos que satis- facen tales requisites, 0 se encuentra que funcionan de manera inadecuada, el observador se sensibiliza para la necesidad de descubrit mecanismos compensatorios (si los hay) que cumplan la funcién necesaria. En cuarto lugar, ¢ implicita en todo lo anterior, hay una ex- posici6n detallada de la estructura para la cual valen los requisitos funcionales, asi como de los dispositivos mediante los cuales se cumple la funcién, El énfasis principal del enfoque estructural-funcional es el equilibrio, el mante- nimiento del sistema, mediante mecanismos homeostaticos. Carece, por el contra- tio, de una percepcién de la heterostasis, es decir, del cambio, la produccién de es- tados improbables, la creatividad, la emergencia de nuevos sistemas, etc. En el dmbito de la ciencia politica, el mds tipico representante del estructu- ral-funcionalismo es Almond, con su modelo de las funciones del sistema polf- tico "8 Para él, el anélisis de las estructuras politicas y de su relaciGn con las funciones permite describir y comparar sistemas muy diferentes. Nosotros hemos definido el concepto de sistem: la tipologia de las funciones, de manera que implican que todos ellos deben desempefar dichas funciones, De este modo, podemos comparar los sistemas observando qué estrui turas politicas desempefian las diversas funciones. La gran ventaja de un enfoque estruc- tural-funcional como éste reside en que nos permite evitar la confusién entre los fines for- males de las estructuras y las funciones politicas que de hecho desempefian [Almond, 1966, p. 55}. gratificacién” y cuyas relaciones con sus situaciones —incluyendo a los demas actores— estén me- diadas y definidas por un sistema de simbolos culturalmente estructurados y compartidos.» ' Ver, MERTON (1957, Rev. Ed.); Parsons (1951, 1960). ' Ver, ALMOND y COLEMAN (1960); ALMOND y PoweLt (1966). Ver también la edici6n revisada de esta misma obra, de 1978. EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS 61 b) En segundo lugar, el otro modelo mis significativo desarrollado por la teoria de los sistemas es el modelo cibernético. En él, se concibe al sistema, en su estructura y funcionamiento, como andlogo a los servomecanismos. Es decir, como un sistema abierto, pero ademés dotado de mecanismos de retroalimentacién 0 «fe- edback», que le permiten un comportamiento intencional. Este comportamiento in- tencional incluye ademas la posibilidad de una reestructuracién total del sistema, como consecuencia de su potencialidad para el cambio de metas derivada de su ca- pacidad de aprendizaje. Los autores més significativos de este enfoque, en el ambito de la ciencia poli- tica, son Easton y Deutsch, Easton (1969, p. 48) expone brillantemente su concepcisn de la teorfa de los sis- temas de la manera siguiente: [1 Tal como yo lo concibo, el andilisis sistemdtico arranca en general de la concep- cién de la vida politica como un conjunto detimitado de interacciones, enclavado en otros sistemas sociales y rodeado por ellos, y a cuya influencia esté constantemente expuesto. En tal sentido, resulta til interpretar los fendmenos politicos como constitutivos de un siste- ‘ma abierto que debe abordar los problemas generados por su exposicién a las influencias procedentes de estos sistemas ambientales. Para que subsista es preciso que consiga retro- alimentarse en grado suficiente de sus realizaciones pasadas y que pueda tomar medidas para regular su conducta futura. Dicha regulaci6n exigiré tal vez la adaptacién simple a un medio cambiante, segtin las metas fijadas, pero también modificar metas antiguas 0 trans- formarlas por entero. Quiz no baste la adaptacién simple y sea necesario que el sistema cuente con Ia capacidad de transformar su propia estructura y procesos internos. Para Easton, en concreto, el sistema politico puede considerarse, desde diversos puntos de vista, como: a’) Una serie de interacciones por medio de la cual se asignan de manera au- torizada las cosas valiosas de la sociedad. b’) Un medio para resolver diferencias. c') Una serie de interacciones por medio de las cuales las demandas son pro- cesadas y transformadas en productos. d’) “El medio a través del cual se movilizan y orientan los recursos y energias de la sociedad hacia la consecucién de objetivos. [...] Esto no quiere decir que cualquiera de estas interpretaciones alternativas pueda ser considerada correcta y las dems falsas. Cada una enfoca las funciones del sistema pol co de un modo ligeramente diferente (Easton, 1965b, p. 153} Para Easton, el sistema politico actéa mediante la realizacién de un proceso de conversién de demandas y apoyos en decisiones y acciones. Si el sistema se ve in- capacitado para adoptar decisiones, 0 éstas no son aceptadas por la sociedad, no po- dr persistir, siendo sustituido por otro. Por otra parte, es caracteristico del sistema politico que sus decisiones, y accio- nes retroacttian sobre el nivel de apoyo y demandas sociales, afectando de este modo, 2 Ver DEurscx (1969); EASTON [1965a (esté editado en castellano, con el titulo de «Esquema para el andlisis politico», 1969) 19656] "Sty, | BIBLIOTECA iM UNIVERSIDAD os EMPRESARIAL 62 MANUAL DE CIENCIA POLITICA. las consecuencias de su accién, a sus propias variables esenciales. Y, puesto que, mediante los mecanismos de retroalimentacién o feedback, las autoridades del sis tema pueden conocer los efectos de sus decisiones y acciones, y el estado del sistema y su ambiente, se posibilita de este modo una accién de gobierno intencio- nal y coherente, y no guiada por el azar. En el cuadro ntimero 2 podemos ver una representaci6n grifica del modelo de sistema politico de Easton (Easton, 1965b, p. 30). CuaDRO N.° 2 Modelo del sistema politico de Easton Sistema ecol6gico : Sistema biol6gico ‘Ambiente Sistema made | Jintrasocietall Lazo de 7 Ta personalidad retroalimentacién Sistemas sociales Outputs ‘Autoridades| Sist. politicos internacionales jemas ecoldgicos internacionales Sist. sociales internacionale Lazo de retroalimentacion _| ; politico Lazo de retroalimentacién En el marco del enfoque de Easton se pueden distinguir cuatro especies dife- rentes de cambio politico: 1. Un cambio de estado del sistema, consistente en cambios de las variables esenciales del sistema que no afectan el modo caracteristico de funcionamiento del mismo. Por ejemplo, pueden cambiar el contenido, frecuencia o ntimero de las de- mandas, o el nivel de apoyo (difuso 0 especifico), 0 las autoridades, sin que el sis- tema cambie en su pauta caracteristica de funcionamiento. 2. Un cambio de régimen (0 tipo de sistema), consistente en modificaciones del modo caracteristico de actuaci6n del sistema a través de su proceso de conver- sion de demandas en productos. En este caso, se producen alteraciones fundamen- tales en los valores, objetivos y estructuras de autoridad del sistema. Como por ejem- plo, cuando se pasa de un sistema autoritario a otro democritico, o viceversa. En estos casos, generalmente también se produce un cambio en las autoridades politi- cas, siendo sustituidas las antiguas por otras nuevas que son las que instauran el nue- vo sistema politico. 3. Un cambio de la comunidad politica, cuando ésta se rompe, siendo susti- tuida por dos 0 més comunidades nuevas, como consecuencia del triunfo de movi- mientos secesionistas. EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS 63 4. Una destruccién o fallo en la persistencia del sistema, cuando éste es in- capaz de tomar decisiones 0 éstas no son aceptadas por la mayor parte de los miem- bros de la sociedad. En este supuesto, la sociedad se descompone en una guerra de todos contra todos que puede conducir a la emergencia posterior de uno 0 va- rios sistemas politicos nuevos, o a la absorcién de la antigua sociedad por otra. El caso més tipico de esta situacidn podria ser el Libano de estos tiltimos afios (Eas- ton, 1973). En definitiva, podemos concluir este rapido balance de la teorfa de los sistemas en la ciencia politica, afirmando su utilidad como enfoque te6rico para el andlisis del poder, principalmente en lo que se refiere al modelo cibernético. Este ha sabi- do superar el defecto principal del estructural-funcionalismo, su parcialidad, me- diante una adecuada percepcién del cambio politico. Por otra parte, la teoria de los sistemas sigue vigente en la actualidad, e inclu- so podriamos decir que como paradigma, dado que desde mediados de los afios se- senta, en que se elaboraron los grandes modelos te6ricos de la ciencia politica ac- tual, ésta ha seguido su curso mediante teorias de rango medio, como la referente a las politicas pablicas o las de la «eleccién racional» y andlisis concretos de di versos paises aspectos, pero siempre en el marco de la teorfa general de los si temas?! No obstante, las aproximaciones pioneras de Easton y Deutsch fueron desarro- lladas posteriormente por diversos autores, mediante una elaboracién mas detalla- da del modelo de sistema politico. En las paginas siguientes intentaré describir mas detenidamente la estructura y funcionamiento del sistema a través de un modelo propio”, is VII. LOS LiMITES Y COMPONENTES DEL SISTEMA POLITICO Como habiamos dicho, el sistema politico es una totalidad, compuesta de elementos y relaciones, entre ellos y con el ambiente. La determinaci6n de las unidades componentes del sistema, asf como de sus limites, constituye el prin- cipal motivo de discrepancia entre los autores en el momento de elaborar un mo- delo. El primer problema que surge con respecto a la nocién del sistema politico es precisamente el de su definicién, el de sus limites. Ante él cabe adoptar di versas posiciones que varian entre dos polos extremos, uno restrictivo y otro ex- tensivo. La posicién mis restrictiva considera como elementos del sistema politico Gni camente las instituciones estatales y las autoridades que las integran, y como asun- % Para un estudio més pormenorizado de la teorfa de los sistemas, véanse MEEHAN (1968); Wi- SEMAN (1966); YOUNG (1968). ® Para ello, tomaré como base las ideas de David APtER, a mi juicio, uno de los autores més ori- ginales y creativos en el tratamiento de esta cuestién. Ver D. Aprek (1965, 1970, 1971). 64 MANUAL DE CIENCIA POLITICA tos politicos solamente aquellos tratados mediante decisiones 0 acciones institu- cionales, de caracter directivo, normativo 0 administrativo. El inconveniente te6rico y practico de esta posicién es que restringe el am- bito de lo politico, sus sujetos, y problemas, obstaculizando la percepcidn de di- mensiones esenciales para la comprensién de los procesos politicos, tales como las relaciones de poder e influencia entre las autoridades y los grupos socia- les, los procesos de socializacién y creacién de opini6n, los efectos del cambio social sobre la vida politica, o las propias causas y dimensiones del cambio politico. Desde este punto de vista, por ejemplo, solamente se podria entender un tipo de cambio politico, el emprendido por las autoridades, mediante la via de la reforma, pero sin percibir su sentido global, y sus causas extrainstituciona- les. Y, por ende, se bloquearia la comprensién de las crisis globales de los temas, de su derrumbe debido a procesos revolucionarios o de desintegracién politica. La concepcién més extensiva identifica como politico todo el ambito de la so- ciedad, pero, ante el riesgo de quedarse sin objeto debido a la ausencia de limites del mismo, inmediatamente matiza esta definicidn, afiadiendo como rasgo defini- torio de lo politico el conflicto, o la coercién. Con ello, se vuelve a reducir indebi- damente el émbito de lo politico al poder coercitivo —por tanto, el estatal—o a las situaciones conflictivas, perdiendo de vista el poder no coercitivo y las situaciones de cooperaci6n 0 conciliacién. En mi opini6n, es preciso buscar un punto de aproximaci6n teorético que tras cienda los limites institucionales de definicién de lo politico, haciendo coextensivo el sistema politico con el conjunto de la sociedad, pero incluyendo en él solamen- te algunos aspectos de la misma: aquellos problemas, demandas, expresiones de descontento 0 violencia, 0 apoyos, que requieren decisiones o acciones colectivas de gobierno. Es decir, que exigen acciones de direcci6n, ordenacién o integracién de la vida social. Este enfoque aproximativo exige tener en cuenta todas las dimensiones de la vida social que son sometidas a la actividad politica y todos los sujetos que ejercen poder o influencia sobre las decisiones y acciones de gobierno. Pero para poder alcanzar un minimo de precisién en la definicién de los limites del sistema existe un problema teGrico previo, que es el de determinar sus unidades constitutivas. De acuerdo con el modelo que estoy desarrollando, los sistemas politicos estén constituidos por tres unidades: la sociedad, la elite politica y el gobierno. Su orden de enunciacién designa también una secuencia descendente de generalidad y abs- traccién. El gobierno, en concreto, es la unidad minima del sistema, constituida por aquel conjunto de personas que, en cada pais, asume la responsabilidad ejecutiva tltima con respecto a la direccién y control de la sociedad. Por ejemplo, en un sistema democratico parlamentario, el gobierno correspon- de al «gobierno» como 6rgano, mientras que en un sistema comunista corresponde al Presidium del Soviet Supremo y al Buré Politico del Comité Central del Partido Comunista. EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS 65 La sociedad es el agrupamiento social mas amplio, de base territorial, sobre el que se ejerce el poder politico. Desde el punto de vista de la construcci6n de un mo- delo, se puede considerar que est4 compuesta por elementos estructurales y cultu- rales: Los elementos estructurales consisten en agrupamientos y grupos, diferencia- dos por su menor 0 mayor grado de organizacién y accién colectiva (desde las et- nias, clases o categorias de estratificacin, a los grupos de presién). Sea cual sea su grado de organizacién constituyen, no obstante, el marco estructural basico de iden- tificacién, posicionamiento y accién de los individuos. Los elementos culturales consisten en el conjunto de valores, ideologias, creen- cias e intereses que motivan el comportamiento de los agrupamientos, grupos e in- dividuos. Ambos elementos, estructurales y culturales, constituyen las variables del mo- delo de sistema politico en el nivel de la sociedad, a partir de las cuales se origina la acci6n politica. La elite politica esta constituida por un grupo reducido de individuos que se ca- racteriza por su posibilidad de acceso al gobierno y su funcién mediadora entre aquél y la sociedad, traduciendo las aspiraciones y deseos sociales en demandas y pro- yectos y ejecutando las decisiones de gobierno. Transformandolas en acciones po- liticas de direccién, ordenaci6n e integracién social. Desde mi punto de vista, la resolucién del problema de los limites del sistema politico depende de la concepcién que se tenga de la elite politica. Y, de acuerdo con lo dicho anteriormente, parece mas productivo teéricamente mantener una con- cepcién amplia de la misma. Pero eso exige estratificar sus diversos componentes, segtin el quantum de poder e influencia con que cuentan en esta actividad de me- diaci6n entre el gobierno y la sociedad. La elite politica se define por su acceso al gobierno, mediante su ocupaci6n, 0 su influencia 0 control sobre el mismo. El acceso al gobierno es la resultante del po- der que cada individuo 0 grupo posee, ya sea éste estrictamente politico, como en el caso de los partidos, o bien de otro tipo, como sucede con los grupos de interés y presién o los grupos institucionales. La elite politica acttia en el marco de diversas estructuras, que se pueden clasi- ficar en primarias, secundarias o terciarias segdin su mayor o menor proximidad al gobierno (Apter, 1971, p. 133). — Las estructuras primarias son las legislaturas, administraciones publicas y judicaturas. A través de ellas se efectian las actividades de adopcién y ejecucién de decisiones de gobierno. Constituyen los instrumentos oficiales de direccién, orde- naci6n e integracion. — Las estructuras secundarias estén constituidas por los movimientos y par- tidos politicos, grupos religiosos y étnicos, medios de comunicaci6n y centros de investigacién y estudios. Es decir, por todos aquellos grupos que conforman la opi- nién ptiblica. Las estructuras terciarias estén constituidas por los diversos grupos de in- terés y presi6n, tales como sindicatos, y organizaciones y grupos empresariales, pro- fesionales y culturales. 66 MANUAL DE CIENCIA POL{TICA La estructura de la elite politica varia segtin el tipo del sistema, segtin cada sis- tema concreto, y segtin cada fase y momento de desarrollo del mismo. Asi, por ejem- plo, noes la misma la composicion de la elite politica de un sistema autoritario que la de un sistema democratico: ni la estructura de la elite politica inglesa y nortea- mericana, ni tampoco es la misma la composicién y estructura de la elite politica del franquismo durante la fase de instauraci6n y la postguerra que durante la fase del desarrollismo de los ajios sesenta. Los cambios en la composici6n de la elite politica, si se producen sin un cam- bio del tipo de sistema, pueden significar un mero relevo de las autoridades guber- namentales, 0 bien cambios mas significativos con respecto al funcionamiento y evolucién del sistema politico. Ademas de la elite politica, este enfoque exige tener presente la posible pre- sencia de una contraelite, sin acceso al gobierno, que forme parte del sistema poli- tico sin estar integrada en él, y que podria canalizar el descontento y la violencia politica dirigiéndolos hacia un cambio de sistema. El gobierno es la unidad estratégica del sistema politico. Seguin el tipo de sistema, el gobierno se relaciona de diversos modos con la sociedad y la elite politica. En sus relaciones con la sociedad, el gobierno puede asumir diversos tipos de valores u objetivos centrales, segtin el sistema del que formen parte: Para los sistemas comunistas, por ejemplo, el objetivo central es la revolucion social, la realizacién de una transformacién radical igualitaria de la sociedad a la que subordinan todos los demas objetivos. Para los sistemas autoritarios conservadores, por ejemplo, el objetivo central es la salvacién nacional, el mantenimiento de la unidad y el orden de la sociedad, impidiendo su destruccién o transformacién. Para los sistemas democrdticos, por ejemplo, el objetivo central es la realiza- ci6n de la voluntad popular, sin definir cual sea ésta. Asumiendo como objetivo central, por tanto, tinicamente el mantenimiento de la apertura del sistema a la que resulte ser la voluntad mayoritaria del pueblo en cada momento. Por otra parte, en el contexto del tipo de autoridad existente que, como veremos, puede ser jerdrquica 0 participativa, se configuran diversas estructuras de relacién entre el gobierno y la elite politica: 1. En primer lugar, la estructura de adopcién de decisiones puede encon- trarse mas 0 menos centralizada o descentralizada; personalizada o instituciona- lizada. 2. Por otra parte, la estructura de influencia y control estratifica a la elite po- litica en diversos grupos, segtin sus grados de influencia y control sobre el gobier- no. Estas son, por consiguiente, las unidades del sistema politico. Las relaciones en- tre ellas y con el ambiente pueden analizarse a través de un modelo, que desarro- llaré seguidamente, y cuya representacién grafica puede verse en el cuadro nime- To 3: EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS 67 CUADRO N.° 3 Un modelo de sistema politico _ Ambiente eo _ Ambiente internacional > internacional \ > ' > Violencia + = eae ff rs S. i ’ : Clases 8 5 — } m — eg = ene ae > = 5 She ao S = Bae © © [Controt = 2 Orden y desarrollo ‘Ambiente “Ambiente 7 internacional internacional Vill. LA ESTRUCTURA, EL PROCESO Y LOS TIPOS DE SISTEMAS POLITICOS Desde el punto de vista estatico, cada sistema politico tiene una estructura de- terminada, segtin cémo se articulen las relaciones entre la sociedad, la elite politi- ca y el gobierno. Estas relaciones adquieren sentido por medio de unos principi de legitimaci6n, finales o instrumentales, definidos por la cultura politica y las ideo- logfas del sistema. Segiin cudles sean estas relaciones estructurales y los valores que las legitiman, se puede elaborar una clasificacion de diversos tipos de sistemas, como veremos después. Desde el punto de vista dindmico, el sistema politico es un flujo constante de interaccién entre sus tres unidades, un proceso politico, mediante el cual se forman expectativas y demandas sociales, que pueden ser transmitidas y transformadas en proyectos, estrategias y tacticas por la elite y convertidas en decisiones y acciones por el gobierno y aquélla. Estas decisiones y acciones van dirigidas a la consecu- cién del orden y desarrollo, segtin la concepcién que se sostenga de estos objetivos en el marco de los objetivos centrales del sistema. Este flujo de interaccién entre las unidades del sistema es un flujo de informa- cién y coercién en el que cada secuencia influye en la siguiente por medio de los mecanismos de feedback 0 realimentaci6n. Por lo general, en el proceso politico existe una relacién inversa entre informa- cién y coercién, de manera que los gobiernos recurren a la coercién cuando no pue- den atender a las demandas sociales. O institucionalizan la coercién, como sucede en los sistemas de autoridad jerdrquica, a fin de no atender a aquella informacién incongruente con los objetivos centrales del sistema. La coercién anula las fuentes de informacién, por lo que puede dar lugar a incertidumbre, deslegitimacién del sis 68 MANUAL DE CIENCIA POLITICA. tema o aparicién de descontento y violencia politica contra la elite, el gobierno 0 el sistema. El funcionamiento normal de los sistemas, a través del proceso politico, sigue la secuencia siguiente (Ver cuadro mimero 4): 1) _Expresi6n de inputs (demandas, apoyos, manifestaciones de descontento, violencia) por parte de los grupos sociales, a través de sus elites. 2) Formulacién de opciones por parte de la elite politica. 3) Adopcién de decisiones por parte de las instituciones. 4) Realizacién de acciones por parte de la elite politica y la Administracién publica. 5) Produccién de resultados en la vida social. 6) Produccién de efectos sobre el estado del sistema, a través de cambios en el flujo de «inputs», e interpretacién de los efectos, mediante mecanismos de feed- back o realimentaci6n, por parte de la elite politica y el gobierno”. CUADRO N.° 4 El proceso politico Sociedad Elite Gobierno Inputs Alternativas a Feedback sobre los efectos soprinsoy, sora sauoloy souorstsoq, El proceso normal de funcionamiento del sistema politico esta orientado a la realizacién de los objetivos de orden y desarrollo, segtin la concepcién que de los mis- mos tengan los gobernantes, de acuerdo con los rasgos centrales del sistema politico. Por otra parte, la estructura del sistema politico se define por las relaciones en- tre sus componentes. Es decir, entre la sociedad, la elite y el gobierno. Segiin como se configuren estas relaciones, nos encontramos con diversos tipos de sistemas. 2 Bl mecanismo del feedback ha sido definido por N. WigNER como ala capacidad de ajustar la conducta futura segain los efectos de la accién pasada». Vid. WIENER (1954, revised ed., p. 33). EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS 69 En las relaciones entre estos componentes del sistema politico deben tenerse en cuenta dos clases de elementos, unos de cardcter estructural y otros de cardcter cul- tural: En primer lugar, el tipo de autoridad, de caracter estructural, define el modo en que se constituye y funciona el poder politico del gobierno en sus relaciones con la sociedad y la elite politica. Seguin esta dimensién, la autoridad puede ser jerdrquica o autocrdtica, por un lado, o participativa, por el otro. La autoridad jerarquica emana de la ctispide del poder, desciende de arriba abajo, mediante delegaci6n, por lo que se articula en estructuras monocraticas u oligarquicas, para las que el pluralismo politico de la elite o de la sociedad constituyen un factor de desorden, desintegraci6n o inmovilismo y un riesgo de descomposicién. La concepcién del orden operante en este tipo de autoridad es la de que la uni dad politica de la sociedad es fruto del poder incontestado que emana de la ciispi- de del gobierno. La autoridad participativa se constituye y funciona de abajo arriba, mediante eleccién y representacién, por lo que la unidad politica de la sociedad, que el go- bierno encarna, se deriva del pluralismo y la participacion. El poder es fruto de la representacién del maximo posible de voluntades, y del acuerdo sobre un minimo comiin de principios y procedimientos de go- bierno. Segiin exista uno u otro tipo de autoridad, se configuran de modo distinto dos estructuras de relacién del gobierno con la elite politica: la estructura de influencia y control de la elite politica sobre el gobierno, y la estructura de adopcién de deci- siones de gobierno. En el caso de la autoridad jerarquica, la elite es cooptada y escasamente plural, tiende a ser relativamente monolitica y las relaciones de control se producen de arri- ba a abajo. La estructura de adopcidn de decisiones de gobierno suele ser centrali- zada y el poder est4 concentrado en un solo 6rgano que acta con total autoridad para adoptar las decisiones mas importantes. En el caso de la autoridad participativa, la elite es plural, surge aut6nomamente de los grupos sociales y se estratifica en diversos grados de influencia segtin el poder social de los grupos que representa. Existe un control de la elite politica so- bre el gobierno, que se ejerce desde las estructuras primarias de la elite (parla- mentos y tribunales, principalmente), la estructura de adopcién de decisiones no necesariamente es centralizada, y siempre se encuentra dividida, requiriéndose la participacién de varios érganos para adoptar las decisiones més importantes. Los elementos culturales del sistema politico estdn constituidos por los valores 0 principios de legitimacién, que pueden tener cardcter sacro o secular y se divi- den en iiltimos o finales, e inmediatos o instrumentales. Estos principios de legiti- maci6n justifican o dan sentido a las orientaciones hacia metas y a las relaciones es- tructurales entre los elementos del poder politico. Seguin estas dos dimensiones, valores y relaciones de autoridad, se pueden de- finir diversos tipos de sistemas politicos. 70 MANUAL DE CIENCIA POLITICA Antes de entrar en el desarrollo de esta cuestidn, no obstante, conviene tener presente que existen bastantes discrepancias entre los politélogos en lo que se re- fiere a la tipologfa de los sistemas *. Si bien es cierto que se produce acuerdo con respecto a los rasgos de los siste- mas democraticos, existe multitud de clasificaciones y entrecruzamientos por lo que se refiere a los diversos tipos de sistemas basados en formas de autoridad je- rérqui Un primer problema lo constituye el de si la categoria de totalitarismo es utili- zable como término de clasificacién o si, por el contrario, resulta demasiado am- plia, al abarcar sistemas como el comunista y el nazi, que tienen rasgos coinciden- tes pero también amplias divergencias en su estructura y funcionamiento. Para Brzezinski (1962): el totalitarismo es una nueva forma de gobierno incluida dentro de la clasificacién mis ge- neral de las dictaduras. Un sistema en el que instrumentos tecnolégicamente avanzados de poder politico son ejercidos sin control por el liderazgo centralizado de un movimiento de elite, con el objetivo de efectuar una revolucién social total, incluido el condicionamiento del hombre en base a determinadas y arbitrarias presunciones ideol6gicas, proclamadas dentro de una atmésfera de unanimidad coercitiva del conjunto de la poblacién, Para Linz (1975, p. 191), por otra parte, existe un sistema totalitario cuando: L..] 1. Existe un centro de poder monista, aunque no monolitico, y cualquier plura- lismo institucional 0 grupal que exista deriva su legitimidad de ese centro, esta creado y mediatizado por él, en lugar de ser un producto del desarrollo de la sociedad preexistente. 2. Bxiste una ideologia exclusiva, auténoma y més o menos intelectualmente elabo- rada, con la que se identifican el lider el grupo dirigente y el partido que los sirve. Esta ideologfa es utilizada como base de las politicas 0 manipulada para legitimarlas, y est4 cir- cundada por determinados limites més allé de los cuales se sanciona la heterodoxia. La ideologia abarca algo més que un particular programa politico 0 una definiciGn de los Ii mites de la acci6n politica legitima, proporcionando ademas un sentido de la historia, al- gtin significado ultimo, y una interpretacién de la realidad social. 3. Se estimula la participacion popular y la movilizaci6n activa al servicio de tareas politicas y sociales colectivas, siendo exigida, canalizada y recompensada esta moviliza- cin por medio de un partido nico y muchos grupos secundarios de cardcter monopolisti- co. La obediencia pasiva y la apatfa, el recogimiento en roles politicos «parroquiales» o «de stibdito, caracteristicos de muchos regimenes autoritarios, no se considera deseable por parte de los dirigentes. Desde mi punto de vista, y aunque con la reserva de definir subtipos dentro de la categoria de sistema totalitario, ésta puede resultar util. Sin embargo, en la ac- tualidad no existen ya casos empiricos de este tipo de sistema, debido a la desapa- ricién de los regimenes nazi y fascista, y a la burocratizaci6n, evolucién o derrum- be de los sistemas comunistas. Cabria pensar, por otra parte, en afiadir un tercer subtipo, teocratico o funda- mentalista, dentro de esta categoria, aunque con la salvedad de que sus rasgos es- % Enel tema de la clasificaci6n de los sis icos existe una bibliografia bastante amplia. Para una revisi6n rapida, véase WISEMAN (1967). Véase también BLONDEL (1973, 1972); ALMOND y POWELL Jr. (1978); DaHt (1973). EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS 71 tructurales son totalmente distintos, mas descentralizados, al constituir la religién trascendente el fundamento del sistema y encontrarse ésta difundida en la sociedad. Un segundo problema que plantea la clasificacion de los sistemas basados en formas de autoridad jerarquica es el de que la categoria de sistema autoritario re- sulta igualmente demasiado amplia, incluyendo la mayor parte de los regimenes existentes en la actualidad y obligando a la determinacién de miiltiples subtipos, a fin de abarcar toda la amplisima realidad a la que tiene que conceptualizar. Utilizando los criterios de Linz, un sistema autoritario se caracteriza por tener una estructura de poder jerarquica, y un pluralismo politico limitado, y por carecer de una ideologia elaborada y de una movilizacién politica extensa o intensa. En efecto, para él (1970, p. 255), los sistemas autoritarios son [..1 sistemas politicos caracterizados por un pluralismo politico limitado y no responsable, sin una ideologi directora elaborada, pero en los que existen mentalidades distintivas, ca- rente de movilizaciGn politica extensa o intensa excepto en algunos momentos de su desa- rrollo, y en el cual un lider, u ocasionalmente un pequemio grupo, ejerce el poder dentro de Iimites formalmente mal definidos pero de hecho bastante predccibles. El problema, como decfamos Iineas atras, surge de que los principios de legiti- maci6n que sustentan a los sistemas autoritarios son bastante diversos, incluyendo objetivos tales como la construccién 0 la salvacién nacional, la independencia de la metrépoli, 0 el desarrollo y la modernizacién. Por ello, se hace preciso diferenciar subtipos en funcién de estos distintos objetivos*. Desde mi punto de vista, dentro del sistema autoritario cabe diferenciar dos sub- tipos, el conservador y el populista, segtin que el objetivo central del sistema sea la salvaci6n nacional 0 la modernizacion. Un tercer problema que surge de la clasificacién de los sistemas de autoridad je- rarquica es el de los limites entre los sistemas totalitarios y autoritarios, ya que en muchas ocasiones la frontera entre ambos no resulta claramente determinada. Ade- mis de ello, el paso de un tipo a otro de sistema se efecttia en algunos casos sin so- lucién de continuidad. O, en otras ocasiones, el autoritarismo es un totalitarismo «de- ficiente» o «frenado», en términos de Linz (1975, pp. 332 ss.). Es decir, un totalitarismo que es incapaz de imponerse debido al subdesarrollo o al pluralismo de la sociedad. Resumiendo, por consiguiente, estas son las tres mayores dificultades de la cla- sificaci6n de los sistemas de autoridad jerarquica: 1. Sila categoria del sistema totalitario es util 0 no. 2. Sil tipo de sistema autoritario no deberia desaparecer para ser sustituido por varios tipos que reflejaran mejor la enorme riqueza empirica existente. 2 Linz. (1975), por ejemplo, distingue dentro de los sistemas autoritarios siete subtipos: a) Los regimenes burocratico-mi 1b) Los regimenes basados en el estatismo orgénico. c) Los regimenes movilizadores emergentes de sociedades postdemocriticas. d) Los regimenes movilizadores surgidos de la independencia nacional. e) Las situaciones y regimenes politicos «pretotalitarios» o «deficientes» f) Los regimenes autoritarios postotalitarios. 8) Las «democracias» raciales, 72 MANUAL DE CIENCIA POLITICA 3. Sino se podria encontrar un criterio de clasificacién que deslindara mejor Jos limites entre los sistemas totalitarios y autoritarios, dada su tenuidad en diver- 0s casos empiricos. Una vez planteadas estas dificultades de clasificacién, vamos a continuar con nuestro punto de vista sobre el tema general de la clasificacién de los sistemas po- liticos. Como deciamos, ademés de por el tipo de autoridad, los sistemas se pueden de- finir por los valores o principios de legitimacién que orientan su comportamiento. Estos pueden tener cardcter sacro o secular, y se dividen en tiltimos o finales, e in- mediatos 0 instrumentales. Los valores tiltimos de cardcter sacro constituyen una «religién politica», en la que se sacraliza la colectividad, a la cual se dota de finalidades propias y antagéni- cas de las de los individuos y grupos sociales. Estas, desde el punto de vista moral € histérico, son derivativas, secundaria y en muchos casos residuales, por lo que deben subordinarse a aquéllas. Los valores ultimos orientan la direccién de la vida social hacia el beneficio de la colectividad, tal como es definido desde el sistema politico por el grupo dirigen- te. El conjunto de la vida social debe someterse a la disciplina derivada de la reali- zacién de dicho beneficio colectivo®. Lo que es caracteristico de este tipo de valores es que prescinden del libre flu- jo de informacién entre gobierno y sociedad para definir las metas de la orientacion ‘del gobierno. Por el contrario, es ia «religion politica» —ya sea el nacionalismo, el comunismo 0 la religién hecha dogma politico— la que define a aguella, configu- rando un modelo de sociedad futura que no debe ser «contaminado» por los intere- ses ¢ ideologias corruptos o residuales que surgen de la sociedad actual. Esta debe ser movilizada para llegar a aquélla, asumiendo el gobierno una posicién de con- frontacién con los valores e intereses que representan el pasado. Al llegar al esta- dio final, los valores de la religién politica habran impregnado la sociedad, permi- tiendo entonces el libre flujo de informacién entre el gobierno y la sociedad, pues los intereses e ideologfas del pasado habran desaparecido. La desigualdad politica y el poder jerarquico se hardin innecesarios. Los valores tiltimos de cardcter secular definen a los individuos y grupos como sujetos de la racionalidad y capaces de conocer sus intereses reales. Los valores co- lectivos solamente pueden resultar de la suma de los valores ¢ intereses de los in- dividuos y grupos —o de la resta de algunos, en el caso de los sistemas autorita- Tios—De ahi que los objetivos tiltimos del sistema son los que surgen inmediatamente de la sociedad tal como es. La actitud y el comportamiento politicos derivados del mantenimiento de este tipo de valores tltimos es el escepticismo y el pragmatismo, la definicién «dia a dia» de la orientaci6n politica del gobierno y la sociedad. % Para una definici6n de estos tipos de valores o principios de legitimacién, véase APTER (1965). Y también, T. Parsons (1982, 1968). ‘ApTeR, concretamente, define dos tipos de modelos, el de la colectividad sagrada, y el secu- lar libertario, que constituyen criterios valorativos alternativos para la constitucidn de los sistemas politicos. EL PODER Y LOS SISTEMAS POLITICOS 73 Finalmente, los valores 0 principios de legitimacion instrumentales determinan los principios concretos de sentido 0 justificacién del tipo de autoridad existente, de las estructuras concretas de poder del sistema. Asi, por ejemplo, el principio de dictadura del proletariado, partido de van- guardia, centralismo democratico y doble dependencia; o el de caudillaje, elitismo y jerarqufa; o el de pluralismo, divisién de poderes y soberanfa popular, circundan las estructuras concretas de poder configuradas en funcién de los valores tltimos del sistema politico. A partir de las variables mencionadas hemos elaborado una clasificacién, que se puede enfocar desde dos puntos de vista, uno empirico inductivo, y otro deduc- tivo 0 ideal-tipico. Desde el punto de vista empirico inductivo, la clasificacién de los sistemas po- liticos resultante es la siguiente: Tipos de sistemas: 1. Democratico. 2. Autocratico. 1) Totalitario. (1) Comunista (2) Nacionalista. (3) Fundamentalista. 2) Autoritario. (1) Conservador. (2) Populista. 3) Monarquias tradicionales”’. Desde el punto de vista deductivo, la clasificacién se representa gréficamente en el cuadro nimero CUADRO N.° 5 Tipos de sistemas Tipos de valores SACROS SECULARES 5 TOTALITARIO AUTORITARIO COMUNISTA BS sertrquica NACIONALISTA cere gs FUNDAMENTALISTA 7 s& = 3 Parnicipariva COMUNITARIO. DEMOCRATICO. 2” Bs ésta una categoria de sistemas que va extinguiéndose lentamente, constituyendo un tipo re- sidual.

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