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Sandro Jiménez-Ocampo**
Este artículo presenta un revisión cruzada entre el debate contemporáneo sobre la guerra y la violencia en tanto objetos de
investigación empírica y una práctica particular que se ha apoyado en la etnografía para abordar escenarios de crisis, específicamente
los relacionados con el trabajo con víctimas de la violencia en Colombia y con el seguimiento a la respuesta del Estado desde sus
mecanismos de intervención política de la guerra en este país. El texto parte de una contextualización de la violencia política en
tanto campo de saber y poder, para luego adentrarse en un diálogo cruzado entre las apuestas éticas y metodológicas en diversos
enfoques y mis conjeturas frente a los retos identificados desde mi propia experiencia de investigación.
Palabras clave: guerras contemporáneas, violencia política, etnografía de la crisis, antropología política.
Este artigo apresenta uma revisão entre o debate contemporâneo sobre a guerra e a violência em tantos objetos de
pesquisa empírica e uma prática particular que se apoia na etnografia para abordar cenários de crise, especificamente os
relacionados com o trabalho com vítimas da violência na Colômbia e com o surgimento à resposta do Estado desde seus
mecanismos de intervenção política da guerra neste país. O texto parte de uma contextualização da violência política tanto
no campo do saber e poder, para logo adiantar-se no diálogo entre as apostas éticas e metodológicas em diversos enfoques
e as conjeturas do autor frente aos retos identificados desde sua própria experiência de investigação.
Palavras-chaves: guerras contemporâneas, violência política, etnografia da crise, antropológica política.
This article presents a review between the contemporary debate about war and violence as an empirical research
topics, and a research practice which have use the ethnography in crisis environments, specifically those related with victims
of political violence in Colombia and the monitoring of state responses in terms of its political management of war. The text
starts with a conceptualization of political violence as a knowledge-power field to get in a crossed dialogue between the
ethical and methodological proposals in diverse approaches and the author’s conjectures about the challenges identified
during his own research experience.
Keywords: contemporary wars, political violence, crisis ethnography, political anthropology.
* Las reflexiones y el trabajo académico que soportan este texto son una com-
binación del trabajo empírico en varias investigaciones sobre la gestión del
conflicto armado en Colombia y en el desarrollo de mi disertación doctoral
para la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO.
* * Candidato a Doctor en Ciencias Sociales, opción Estudios Políticos, de la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-Ecuador. Docen-
te/investigador del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos, IESCO -
Universidad Central. E-mail: sjimenezo@ucentral.edu.co
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la guerra fría; y en segundo lugar, asistencia y protección de víctimas Latinoamérica y África. Para nues-
las gestiones humanitarias para aten- sobrevivientes, refugiados y despla- tra región sobresalen los casos de El
der la proliferación de conflictos ar- zados internos), y por otro, los me- Salvador (entre 1980 y 1992), Gua-
mados internos, en adelante CAI, canismos de justicia transicional temala (entre 1960 y 1996), Perú
desde finales de los años ochenta (que definen los caminos legitima- (entre 1980 y 2000) y Colombia (con-
hasta nuestros días. dos internacionalmente para las flicto vigente y el de más larga
transiciones del conflicto hacia el duración de la historia contempo-
De esta manera, los CAI se con- post-conflicto). ránea). Todos ellos unidos por la pro-
virtieron en la razón permanente fundidad de los daños asociados con
para que la comunidad de naciones, Estos dos sub-campos, muchos la confrontación y por la compleji-
y las agencias especializadas para tal de los cuales se articulan alrededor dad para el abordaje de salidas
fin, realizaran permanentes llamados de casos históricos y sociedades ob- sostenibles hacia procesos de paz de
para aminorar los daños, mediar o jetos de la intervención (casi todos estirpe social.
apoyar en la resolución de este tipo geopolíticamente clasificados como
de confrontaciones que generalmen- del Tercer Mundo, con excepción de Cada uno de estos casos ha sido
te son catalogadas como “emergen- la experiencia de los Balcanes), objeto de aplicación de los distintos
cias complejas”. De hecho, las entran y salen del horizonte de visi- mecanismos de intervención de con-
Naciones Unidas, para el período de bilidad de la comunidad internacio- flictos, disponibles para su época, en
tiempo de referencia, han tenido nal, tanto por lo hecho como por lo tal sentido, es claro que no son
que realizar sesenta y cuatro llama- dejado de hacer. Con lo hecho hago equiparables entre sí, pues las
mientos para recaudar 11.000 millo- referencia al tipo de mecanismos de especificidades de los actores en con-
nes de dólares para programas de intervención humanitaria desplega- tienda y el tipo de víctimas no son
socorro, y han obtenido 7.000 millo- dos o el nivel de profundidad en la irreductibles a una categoría común;
nes (Fisas, 2004: 65). aplicación de los dispositivos para pero lo que sí ha sido punto de en-
dar cuenta de la verdad, la justicia cuentro, es que cada uno fue lugar
En este sentido, este tipo de fe- y la reparación durante las transi- de experimentación de los disposi-
nómenos se han convertido en un ciones; y con lo dejado de hacer, tra- tivos de intervención humanitaria y
campo de conocimiento especializa- to de señalar los debates sobre la de los procesos de negociación del
do y en un ámbito de intervención intervención tardía o incompleta conflicto bajo la perspectiva de la
política altamente institucionalizado, respecto a los estándares del dere- justicia transicional. De hecho, en to-
pues alrededor de él se articulan cen- cho internacional humanitario y los dos ellos se planteó una comisión de
tros de investigación, agencias derechos humanos. transición o de verdad.
multilaterales y un sinnúmero de sis-
temas de regulación, tanto de tipo De lo que poco se establecen Como en todo campo de saber,
político (como el poder de sanción registros son de las condiciones existe una distribución de objetos,
del Consejo de Seguridad de las Na- internas de tales sociedades vincu- categorías y abordajes metodoló-
ciones Unidas), como de orden jurí- ladas con los procesos de trasfor- gicos que asumen determinadas
dico (por ejemplo, el establecimiento mación política y social que supone convergencias y divergencias de
del Estatuto de Roma y la Corte Pe- plegarse al discurso y las institucio- acuerdo con el peso específico de
nal Internacional). nes internacionales para la gestión cada disciplina. En este trabajo se
de los CAI, y al tiempo, reconocer presenta cómo en dicha distribución
Dentro de este desarrollo insti- las transformaciones endógenas existe un lugar ambiguo y apenas
tucional, han surgido dos sub-cam- que se esperaría complementen la en constitución desde la etnografía
pos especializados en los distintos aplicación de los mecanismos de en escenarios de violencia política,
frentes de lo que aquí llamaremos transición. pues según lo plantea Scheper-
la gestión o la administración de los Hughes y Bourgois (2004: 5) la ma-
CAI: por un lado, las intervencio- Las dos áreas más afectadas del yor cantidad de teorías sobre las
nes sobre crisis humanitarias por vio- planeta por el desarrollo de conflic- causas, significados y consecuen-
lencia política (dedicadas a la tos armados internos han sido cias de la violencia masiva y de los
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negociación con repercusiones paz, en lo que Bobbio (1982), Alliez tecimiento y de los eventos (en este
sociales. y Negri (2003), Scheper-Hughes y sentido, son importantes los traba-
Bourgois (2004), Richmond (2006) y jos de Nagengast (1994), Richani
En tal sentido, la primera dife- Paris (2006), se asume como el con- (2002) y Braud (2006)).
renciación en el uso de uno y otro tinuo guerra-paz-guerra. Achille
término se ha derivado de una con- Mbembe en “Necropolitics” (2003) y Enlace 1: esta secuencia genealó-
dición de escala, donde se advierte Michel Foucault en Society Must be gica de la consanguinidad al tiempo que
que lo que se pone en juego es el Defended (2003) realizan adverten- la diferencia entre las formas de posi-
alcance de la confrontación, lo que cias igualmente dramáticas sobre la cionamiento y la utilización de las no-
comporta una preocupación ciones de guerra y violencia
en la cual la guerra debe ser política, dejan de ser un pro-
un estado transitorio (en tér- blema discursivo y se tornan
minos clausewitzianos, la en un problema material para
política por otros medios), un programa de investigación
mientras que la violencia que apunte a establecer des-
política puede ser una ma- de la etnografía una relación
nifestación naturalizada de con la compresión cercana de
la conformación del sujeto los casos de estudio, al lado
histórico que legítimamente de la crítica conceptual y con-
puede llegar a hacer la gue- siderando las implicaciones de
rra, es decir, el Estado-na- la historicidad propia de cada
ción; pero esta vez no frente caso. En mi experiencia de in-
a otro Estado sino frente a su vestigación sobre las formas
“enemigo interno”. de gestión del conflicto arma-
do colombiano y de la política
Alrededor de estas dos de respuesta al daño asocia-
miradas se han desarrolla- do con la violencia política, los
do múltiples entradas y des- lugares desde donde se lee la
plegado variados esfuerzos guerra, la violencia y la paz,
por capturar analíticamen- han sido parte integral de la
te la guerra y sustituirla por disputa y la confrontación.
la paz. Para el caso colom- En tal sentido, el investigador
biano, Zuleta (2006) afirma debe enfrentarse a un conjun-
que estos esfuerzos fraca- to de lugares comunes y de lu-
saron: la guerra creció y gares prohibidos, unos y otros
junto con ella, los estudios asociados con el momento do-
basados en la moral de la minante del debate público,
soberanía imperialista que sea este en la dirección del pén-
en virtud de una pretendi- dulo hacia la consolidación de
da justicia universal divi- Peregrino Rivera A rce: Recuerdos de campaña (1900), Un veterano de la
revolución. Museo N acional de Colombia.
la confrontación armada. O
niza la paz, su propia paz sea en el sentido de la pacifi-
como marco de referencia científi- artificialidad de la línea que separa cación. El reto de una perspectiva de
ca de la guerra. la guerra y la paz (Richards, 2005). investigación como la mencionada es
superar la trampa del acontecimiento
Dada esta matriz analítica de Es justo en este movimiento que dicta siempre respuestas sobre la
corte moral, al lado de la evolución y donde la polemología gira su aten- coyuntura y la emergencia de dicho mo-
la mutación de las formas y el senti- ción hacia la violencia política, no vimiento pendular y superar los luga-
do de la guerra, lo que terminó por ya en las causas, ni tampoco en las res comunes en la interpretación desde
convertirse en la excepción fue la salidas, sino en las formas del acon- las ciencias sociales que terminan por
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donde construye sus interpretaciones? ra el campo de los llamados “conflict justicia del liberalismo clásico, en
Con condiciones de enunciación trato studies”, pues muchos de ellos no desmedro del reconocimiento a los
de invitar a explicitar las implicaciones necesariamente profundizan los daños de corte masivo y al resarci-
de asumir una y otra de las posiciona- asuntos de violencia política y los miento de carácter colectivo, que no
lidades presentadas, es decir: ¿qué im- que sí lo hacen se concentran en el han sido adecuadamente teorizados
plica una postura de corte estructural comportamiento de los actores, la y que son la condición general en
en términos de su posibilidad de reco- economía política de la confronta- todas las sociedades afectadas por
nocer los puntos ciegos sobre los que ción y la demografía de las víctimas conflictos armados internos de lar-
un enfoque de este tipo se construye, no sobrevivientes. Esta segunda par- ga duración (Colombia) o de alta
todo cuando de generalizar una expli- te de la discusión prioriza la manera intensidad (Ruanda).
cación se trata? ¿Qué aporta el énfasis en que se interviene el conflicto ar-
sobre lo local mas allá de una mirada mado en la perspectiva de su trans- Otra preocupación fuerte en
comprensiva que además establezca re- formación hacia el post-conflicto. esta primera entrada referenciada,
laciones entre los discursivo y lo extra- Más concretamente, se interesa por gira alrededor de las implicaciones
discursivo?, en otras palabras, ¿cómo pensar el “más allá” del conflicto, éticas y las formas de legitimación
la mirada sobre lo cercano, particular en tanto cambio político. que se construyen alrededor de los
y diferencial permite que la etnografía mecanismos de gestión de los con-
pueda ayudar a llevar al límite nues- Dentro de este campo destaco flictos y de su transición, es decir,
tros conceptos (lo discursivo) y cómo cuatro entradas pertinentes para sobre los alcances de la verdad y las
lo emergente en la convergencia de lo esta reflexión en donde se expre- implicaciones de la reparación. A
históricocultural presenta formas alter- san distintos lugares no sólo en el este respecto encontramos los plan-
nativas de enunciación (lo extra- debate teórico, sino en la investi- teamientos de Brooks (1999), Frost
discursivo)? Finalmente, ¿cómo lograr gación empírica. Estos recogen los (2001) y Rotberg y Thompson.
que la entrada privilegiada de la etno- trabajos más significativos para deli- (2000). El punto central en esta dis-
grafía a las subjetividades, y para el mitar el campo de reflexión y acción cusión es el cuestionamiento de has-
caso en discusión, a las subjetividades aquí propuesto. Estas entradas son: la ta dónde las medidas indirectas de
de experiencias de crisis, no se quede teoría política, el análisis jurídico y del la verdad, el otorgamiento de dis-
en las crónicas que con gran sentido derecho internacional humanitario, el culpas y el reconocimiento del daño,
empático y gran riqueza fenome- análisis comparado y las aproximacio- pueden garantizar efectivamente
nológica, sean incapaces de conectar nes histórico-etnográficas. movimientos hacia el sostenimiento
la historicidad y las grandes trayecto- de la paz.
rias co-constitutivas de dichas experien- En primera instancia, abordamos
cias subjetivas? algunas de las discusiones en teoría Finalmente, una de las discusio-
política. Allí se destacan los debates nes más importantes en este primer
sobre los alcances y limitaciones de ámbito de análisis –que al tiempo es
Las nuevas guerras: la noción liberal de la justicia cuan- uno de los puntos menos tratados
sub-campos de saber y do ésta se trata de aplicar en esce- sistemáticamente–, es la crítica a la
poder dentro del narios de guerra o de daños masivos noción liberal de la paz. En este sen-
abordaje de conflictos y generalizados. Los trabajos de tido, Paris (2006) y Richmond
armados internos Barkan (2000 y 2006) y Allen (1999) (2006), critican el carácter episte-
son buenos ejemplos de tales reflexio- mológico no cuestionado otorgado a
La discusión teórica para enmar- nes. El elemento más importante por una idea de paz que sólo da cuenta
car el debate del manejo de conflic- destacar en esta discusión gira de las necesidades de ampliación de
tos armados internos es de tal alrededor de la incapacidad de la los principios básicos del liberalismo:
amplitud que desborda las posibili- perspectiva moderna-liberal para re- el mercado, las instituciones y el
dades de un único texto de reflexión; conocer la necesidad de trascender discurso universalita de los derechos
por tal motivo, esta lectura paralela las lógicas de retribución-compen- humanos. Estos autores ayudan a
del debate internacional y de mi ex- sación individual de los daños, ar- comprender el carácter restrictivo
periencia investigativa no conside- gumento de base en la idea de de las transiciones cuando la paz es
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lógica son varias las comparaciones allanar caminos hacia la paz. Muy estudios sobre violencia política, ha
entre la comisiones de la verdad y poca discusión se encuentra sobre el sido el esfuerzo metodológico para
reparación, como se puede ver en tipo de paz de la que hablamos, no en dar cuenta de la diversidad de los
Andrews (2003) y Steiner (1997). tanto anhelo de escenario post-con- frentes que se presentan para la dis-
flicto, sino respecto a las implicaciones cusión en este campo. Estas entra-
La cuarta entrada importante a de la presunción teleológica donde la das metodológicas van desde el
destacar es la de corte histórico-etno- paz se asume indistinta y homogé- interés por acceder a los relatos y
gráfica. Es importante regresar a la neamente para todos los actores so- narrativas de los sujetos afectados
precisión inicial, cuando demarcaba ciales que la anhelan o se disputan el por la violencia política –aunque el
esta propuesta del campo de “conflict derecho a definirla. En este contexto, sujeto de la experiencia siempre ha
studies”, pues allí es probable encon- las discusiones internacionales sobre sido del interés de la antropología–,
trar una gran cantidad de trabajo los límites del liberalismo moderno, particularmente en lo relacionado
sobre la historia política de los con- para dar cuenta de conflictos de una con las formas de seguimiento, a las
flictos y sobre la etnografía de casos fuerte base y afectación colectiva, son transformaciones políticas de gran
emblemáticos de victimización. En la de gran pertinencia para el caso co- dimensión y la exploración de los
perspectiva de mi reflexión interesa lombiano. El problema para el inves- intersticios del Estado sobre los que
la relación entre historia política de tigador es cómo introducir el debate se construyen nuevas formas de
la transición y la etnografía de la ac- sobre lo inimaginado o lo inimagina- subjetivación (Greenhouse, 2002).
ción política asociada con tal proce- ble; me refiero a que la noción de un Así mismo, se intentan comprender
so. En tal sentido, destaco los trabajos Estado liberal (en alguna versión de las formas emergentes de organiza-
de Beristain (1999), Boraine (2000), democracia o de poder popular repre- ción social para dar cuenta de la
Elster (2003 y 2004), Lira y Morales sentado en un soberano, sea presiden- capacidad de agencia de los sujetos
(2005), Molina (2005), Castillejo- te, parlamento o partido único) en contextos de profundas crisis
Cuellar (2007). Pero dado que el pro- pareciera ser lo único posible. Así, una institucionales y sociales (Howard-
pósito de este texto no es el de una crítica académica a la clave liberal (de Ross, 2003).
revisión bibliográfica exhaustiva, este reformismo institucional, libre merca-
último componente quisiera desarro- do y discurso universalista del dere- Frente a las maneras de abor-
llarlo desde una discusión meto- cho) para la gestión de conflictos dar la crisis asociadas con la vio-
dológica un poco más detallada, que armados y la construcción de transi- lencia de carácter sistémico, Mertz
considere límites y posibilidades, as- ciones hacia escenarios de paz o paci- (2002: 352) nos ofrece una idea del
pecto que se presenta en el siguiente ficados, es una empresa que nace reto metodológico que implica el
punto. fracasada y, en consecuencia, pare- trabajo etnográfico en estos cam-
ciera confirmar el fin de la historia en pos, cuando se pregunta por ¿cómo
Enlace 3: en mi experiencia de in- términos de Fukuyama. Pero como no configurar un acto cercano de com-
vestigación sobre el conflicto armado nos hemos enfrentado al fin de lo real, prensión de fenómenos donde las
en Colombia con sus peculiares ma- una ciencia social crítica sí debería asu- condiciones básicas de certeza so-
nifestaciones de violencia política, es mir la aventura abismal de adentrarse bre alguna conexión social desapa-
curioso y altamente problemático la en lo inimaginable. recen, o donde la propia fibra de
paradójica centralidad de los discur- la condición humana ha sido
sos sobre la guerra y la paz, al tiem- trastocada?
po que el vaciamiento que se ha hecho Consideraciones
sobre los contenidos del debate en es- metodológicas en el Este reto metodológico y ético se
tos conceptos. De este modo, las prác- abordaje etnográfico ha venido resolviendo sobre la prác-
ticas académicas y socio-políticas de la guerra y la tica de diversas maneras. En primer
parten de esa continua guerra-paz violencia política lugar, frente a los procesos de
como una condición dada, en donde subjetivación construidos alrededor
el trabajo académico define su perti- Lo primero por aclarar es que de la experiencia de crisis extrema y
nencia por su capacidad de dar cuen- uno de los aportes más importantes violencia, una primera entrada que
ta de cómo acontece la guerra o por de las perspectivas etnográficas a los presentan distintos investigadores, es
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Enlace 4: esta relación es parti- tes– la agencia y la estructura pierden lucha histórica de la antropología
cularmente problemática si se consi- su relación vinculante y además, las política contemporánea, al tratar de
dera la sociología política de muchos manifestaciones de la agencia están no caer en los enfoques monolíticos
de los académicos de las llamadas profundamente marcadas por la suje- y generalizantes de la interpretación
economías emergentes, en donde las ción violenta o autoritaria, al tiempo en la distancia.
agendas de investigación están con- que la estructura se hace inenteligible
dicionadas no sólo por las visiones estratégicamente para garantizar el Otra entrada metodológica in-
restringidas e instrumentales de los desarrollo de determinadas estrategias teresante por destacar es la de la
gobiernos en el Tercer Mundo, sino de control social y de legitimación del antropología de los eventos. La estra-
también por los términos de referen- poder. Frente a este escenario el énfa- tegia la plantea Hoffman y Lubke-
cia y las condiciones de finan- sis en la etnografía de lo extraordinario mann (2005), quienes parten de
ciamiento de agencias internacionales en lo ordinario, permite romper esos precisar que los eventos son difíci-
y del mundo de las ONG huma- circuitos cerrados en los que agentes y les de reconocer, pues ellos tienen
nitraristas o del aparato de desarrollo. estructuras se manifiestan en escena- cierta ininteligibilidad. ¿Es un even-
En este escenario se torna inestable rios de crisis institucional por violencia to, un ejemplo o una excepción?
la posición del académico y borrosa política. ¿Manifiesta la estructura, un proce-
su relación entre “estar adentro” y so, una situación o los invalida a
“discutir desde afuera”, sobre todo Los énfasis de Das (2004) so- todos ellos? Un evento es por defi-
cuando los dispositivos de financiación bre las firmas del Estado en la In- nición un momento singular (Hoff-
y control de los resultados comuni- dia o de Poole (2004) sobre los man y Lubkemann, 2005: 316).
cables de la investigación condicionan procedimientos y los movimientos
el desarrollo de agendas de largo de la administración de justicia en La referencia a lo particular po-
aliento y el espíritu crítico frentes a los márgenes del Estado peruano, dría llevar a cierta sustancialización
los agentes de un lado –los guberna- son perfectos ejemplos de este tipo de la explicación de las experiencias
mentales– o hacia el otro –los no gu- de abordajes, en donde a través de asociadas con la guerra y la violen-
bernamentales–. la identificación de los intersticios cia política. Para evitar esta tenden-
del Estado, se hace posible acer- cia, Hoffman y Lubkemann afirman
Por su parte, Richani (2002: 4) carse a la materialidad que asume que “podemos plantear con seguri-
hace un importante llamado a no el mismo frente a los más diversos dad que lo que constituye un even-
minimizar el análisis de las relacio- problemas en la relación agente- to, lo que lo diferencia de un
nes de poder entre los actores des- estructura, al tiempo que permite momento o de otro, frente a su sig-
de una lógica que sólo mira la develar cuando esta última se pre- nificado particular, es que siempre
causas de las disputas y los efectos senta como un borramiento de la es socialmente construido y local-
de las mismas sin tener en cuenta la primera. mente significativo” (2005: 317, tra-
manera en que estas relaciones se ducción mía).
articulan con procesos de más largo De esta forma, Das (2000) re-
aliento y escala, que a su vez pue- cuerda la importancia de estas en- Ante estas dificultades que pre-
den influenciar la posicionalidad de tradas metodológicas que permiten senta el trabajo etnográfico en zonas
los mismos. En síntesis, se plantea plantear debates por las disputas so- en conflicto, cabe preguntarse: ¿cómo
un importante llamado a no hacer bre lo real en la presencia o influen- podemos entonces hacer una etno-
del proceso y la historicidad de los cia del Estado, además de poder grafía de eventos tan complejos?
mismos una caja negra, como ha su- interrogar la vida diaria como lugar ¿Qué tipo de regularidades, si exis-
cedido en muchos de los abordajes de lo ordinario donde acontece los ten, pueden estructurar las irregula-
que planteamos inicialmente sobre extraordinario. Estas posturas son ridades que caracterizan las zonas de
los campos del derecho y la política éticas al tiempo que metodológicas, guerra? y ¿dónde y cómo las podemos
comparada. pues como lo plantea Mertz (2002: encontrar? (Hoffman y Lubkemann:
367), establecen una difícil línea de 2005: 319). Pero tal vez la pregunta
Enlace 5: el reto metodológico sur- separación entre etnografía y acción que comporta mayor complejidad es
ge cuando –como lo mencionaba an- social, lo que en el fondo ha sido la ¿cómo desde un evento se puede ar-
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lación con una totalidad, que en del conflicto y de la mediación vio- En conclusión, la etnografía de
muchos casos se presenta opaca e lenta en muchas de las sociedades la crisis y las experiencias límite,
inenteligible. objeto de estudios similares, la úni- permite balancear el peso episte-
ca explicación posible es que se ha mológico y político de muchas de las
Esta entrada permite tensionar construido una cultura de la vio- historias sociales y de las trayecto-
los límites explicativos de diversas lencia. Para justificar tal argumen- rias de vida, que en otras perspecti-
nociones centrales para las ciencias to abundan los estudios de caso vas no pasarían de meras anomalías,
sociales; por ejemplo: nociones como esencializados a través de crónicas reducidas al mundo concreto del día
identidad, donde el movimiento va de y biografías que terminan legiti- a día ordinario, para ser entonces
lo estable a lo mutante; la ley, don- mando la idea de que la violencia resituadas como fuentes fundamen-
de el foco se mueve de la enuncia- es de carácter ontológico y que de tales de saber para la comprensión
ción abstracta a la materialidad de allí surge la capacidad de coexis- de los mecanismos de respuesta y de
su constitución y desarrollo; el Esta- tencia con tan “anómalas” condi- transformación de los escenarios
do, que pasa de la mera abstracción ciones de vida. más desestructurantes de la acción
o fetiche a la concreción desde sus y entendimiento humanos.
mecanismos de sujeción o de legiti- Este argumento se asume desde
mación; los márgenes, que dejan de el tipo de análisis que Palti (2007) cri-
ser el límite no alcanzado por el pro- tica como “tipos culturales ideales”,
greso, para convertirse en el dispo- que para él no son en definitiva sino Cita
sitivo sobre el cual administrar las la contraparte necesaria de los “tipos
estrategias de inclusión-exclusión; ideales” de la historiografía de las
1
Esta posición se inspira en el caso de la
violencia en Colombia, la cual en una
los procesos de subjetivación, que ya ideas políticas. De ahí que Palti afir- lectura del autor de este texto hace evi-
no son la mera incorporación del ma que no es suficiente con cues- dente que el argumento responde a una
acervo histórico cultural, sino que tionar las aproximaciones culturalistas tendencia en las ciencias sociales y no
sólo o una manifestación sui generis del
se convierten en el lugar de entra- para desprenderse efectivamente de caso en mención.
da y de salida de determinados dis- las apelaciones escencialistas a la
positivos de poder. tradición y a las culturas locales como
principio explicativo último. Con-
Estos aportes nos ubican frente tinuando con Palti, es necesario
a una reflexión obligada respecto a penetrar y minar los supuestos episte- Bibliografía
las formas de tratamiento de las ex- mológicos en que tales apelaciones se
ALLEN, Jonathan, 1999, “Balancing Justice
periencias límite asociadas con la fundan, es decir, estructurar de ma- and Social Unity: Political Theory and
violencia política y la crisis institu- nera crítica aquellos “modelos” que The Idea of a Truth and Reconciliation
cional generalizada. Pensar un en la historia de las ideas funcionan Commission”, en: University of Toronto
ciencia social no dominada por la simplemente como una premisa, como Law Journal, Vol. 49, No. 3, Toronto,
Verano.
normalización, implica evitar la na- algo dado (Palti, 2007: 39).
turalización hecha del discurso de ALLIEZ, E. y Antonio Negri, 2003, “Paz y
Guerra”, en: N ómadas, No. 19, Bogotá,
las crisis, al tiempo que nos pone Así, la etnografía, en un sentido Universidad Central - IESCO.
en la necesidad de dislocar las pos- relacional, permite que los casos y
ALLY, Russell, 1999, T he Truth and Recon-
turas que justifican lo incierto, frag- las experiencias particulares den ciliation Commission: Legislation, Process
mentado y desestructurado, bajo cuenta no sólo de su inscripción o and Evaluation of Impact, Pretoria,
supuestos culturalistas de una es- distanciamiento de determinados U n iversit y of Pret oria - C en t re for
pecie de lugares endógenamente tipos ideales, si no que se convier- Human Rights.
caóticos. ten en la evidencia de los límites ANDREWS, Molly, 2003, “Grand National
conceptuales, discursivos y materia- Narratives and the Project of Truth
Commissions: a Comparative Analysis”,
Cuando hablo de los supuestos les de los tipos ideales con los que en: Media, Culture & Society, Vol. 25,
culturalistas, me refiero a la gene- esperamos establecer las conexiones No. 1.
ralizada y simplista explicación de entre Estado y sujeto, o entre agen- ARNSON, Cynthia (ed.), 1997, Comparative
que dada la prolongada presencia cia y estructura. Peace Processes in Latin A merica,
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