Você está na página 1de 327

© Leana Oliveira Freitas; Bruna Andrade Irineu; Gláucia Lelis Alves; Erivã Garcia Velasco;

Gabrielle dos Santos (Orgs.)

Editora Telha
Todos os direitos reservados.
A reprodução não autorizada desta publicação, no todo ou em parte, constitui violação de
direitos autorais. (Lei nº 9.610/1998)
Conselho Editorial
Dra. Ana Paula Pereira da Gama Alves Ribeiro, Dra. Camila Gui Rosatti, Dra. Carolina
Branco de Castro Ferreira, Dr. Jonas Marcondes Sarubi de Medeiros, Dra. Larissa Nadai,
Dra. Ludmila de Souza Maia, Dra. Priscila Erminia Riscado, Dr. Rafael França Gonçalves
dos Santos, Dr. Rodrigo Charafeddine Bulamah, Dra. Silvia Aguião
Conselho Editorial desta Obra
Elaine Rosseti Behring (Universidade do Estado do Rio de Janeiro — UERJ, Brasil), Ivanete
Saletti Boschetti (Universidade Federal do Rio de Janeiro — UFRJ, Brasil), Izabel Solysko
Gomes (Universidad de Externado — UEx, Colômbia), Josiley Carrijo Rafael (Universidade
Federal de Mato Grosso — UFMT, Brasil), Lúcio Fernando Oliver Costilla (Universidad
Nacional Autônoma de México — UNAM, México), Rosemeire dos Santos (Universidade
Federal do Tocantins — UFT, Brasil), Sara Aparecida Granemann (Universidade Federal do
Rio de Janeiro — UFRJ, Brasil)
Produção Editorial
Publisher: Douglas Evangelista
Gerente Editorial: Mariana Teixeira
Coordenação Editorial: Rafael Ottati
Revisão do Texto: Equipe Telha
Capa: Fernando Campos
Diagramação: Regina Paula Tiezzi

Dados Internacionais de Catalogação na Publicação (CIP)


Isabela Lustosa — CRB-77115
M671 Miradas acerca da América Latina: capitalismo dependente,
crise estrutural e lutas sociais. [recurso eletrônico]  / Leana
Oliveira Freitas...[et al.] (org.). — Rio de Janeiro: Telha, 2020.
326 p. : 00 Kb

Inclui bibliografia.
ISBN 978-65-86823-73-8 (e-book)

1. América Latina. 2. Capitalismo dependente. 3. Lutas


sociais. I. Freitas, Leana Oliveira; II. Irineu, Bruna Andrade. III.
Alves, Gláucia Lelis. IV. Velasco, Erivã Garcia. V. Santos, Gabrielle
dos. VI. Título.

CDD 306.342

Editora Telha
Rua Uruguai, 380, Bloco E, 304
Tijuca — Rio de Janeiro/RJ — CEP
20.510-052
Telefone: (21) 2143-4358
E-mail: contato@editoratelha.com.br /
Site: www.editoratelha.com.br
Sumário

Prefácio 9

Apresentação 17

Capítulo 1 — Imperialismo e Dependência:


Origens e Características do Capitalismo Dependente 21
Renata Gomes da Costa; Monique Soares Vieira

Capítulo 2 — A Mundialização do Capital e a Ofensiva


Transnacional sobre os Territórios Latino-Americanos:
Movimentos Sociais e Mundos do Trabalho 37
Fabiana Scoleso

Capítulo 3 — Recomposição Dinâmica do Capitalismo


Dependente no Brasil: Vertigem, Tragédia e Farsa 57
Gabrielle dos Santos

Capítulo 4 — Movimento Camponês Latino-Americano e


Consciência de Classe 76
Ândrea Francine Batista

Capítulo 5 — La Nicaragua de Abril: el Difícil Tránsito del


Olvido a la Memoria 98
Danny Ramírez Ayérdiz

Miradas Acerca da América Latina 5


Capítulo 6 — Dependência Econômica e Proteção Social na
América Latina 119
Edilaine Pereira do Nascimento; Ruteléia Cândida de Souza Silva

Capítulo 7 — Lutas LGBTI na Argentina, na Colômbia,


no Uruguai e no Brasil: Homonacionalismo, Ofensiva
Antigênero e Neoliberalismo 142
Bruna Andrade Irineu; Brendhon Andrade Oliveira;
Milena Carlos Lacerda

Capítulo 8 — Trabalho Reprodutivo: a Superexploração das


Mulheres Latino-Americanas em Debate 161
Gláucia Lelis Alves; Luana de Sousa Siqueira

Capítulo 9 — Disputas que Anteceden la Habitabilidad de


Calle: Estudio sobre las Mujeres Habitantes de Calle de
Bogotá — Colombia 182
Anyi Paola Muñoz Umaña; Leana Oliveira Freitas

Capítulo 10 — Mujeres Inmigrantes Bolivianas en la Industria


Textil, São Paulo — Brazil; “Esclavas de la Moda” 204
Valéria Oporto Lucero; Liliane Capilé Charbel Novais

Capítulo 11 — Más Allá del Bien y del Mal: Apuntes


sobre Grandes Proyectos y los Discursos de Desarrollo
y Seguridad en Colombia 221
Ángela Jasmín Fonseca Reyes

Capítulo 12 — Desigualdad Socioespacial en la


Heterogeneidad Latinoamericana: una Estrategia
Ideológica y Política 244
Martin Scarpacci

Capítulo 13 — O Agro é Morte: Acumulação Primitiva e


Expansão do Capitalismo em Mato Grosso 262
Lélica Elis Pereira de Lacerda; Viviani Sousa Barros

6 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Capítulo 14 — El Tiempo de Volver a Ser Nosotros
Mismos: Comunicación y Resistencia Desde/en la
Puna Argentina 282
Emilse Siares

Capítulo 15 — ¡Hasta que la Dignidad Se Haga Costumbre!


Neoliberalismo al Desnudo en la Rebelión Social
Chilena de Octubre-2019 301
Marcelo Rodríguez Mancilla; Ana María Barrientos Rojas;
Víctor Orellana Bravo

Miradas Acerca da América Latina 7


Prefácio

El libro que el lector tiene en sus manos constituye una impor-


tante contribución al conocimiento teórico crítico actual de América
Latina. Consta de 15 capítulos elaborados por 22 investigadoras e
investigadores brasileños y latinoamericanos, convocados por pro-
yectos de investigación de dos universidades de Brasil, la UFMT
Universidade Federal do Mato Grosso, y el Laboratório de Estudos,
Pesquisa e Extensão Carlos Nelson Coutinho — LEPECNC/ESS-
UFRJ, de Rio de Janeiro. Fue altamente satisfactorio comprobar que
el texto cumple adecuadamente con los objetivos que las coordina-
doras Bruna Irineu, Gláucia Lelis Alves y Leana Freitas (a las que se
sumó posteriormente Gabrielle dos Santos y Erivã Velasco) previe-
ron en la convocatoria. Me permitiré citar in extenso la propuesta de
los mismos para que los lectores puedan ver la coherencia del trabajo
académico y la consistencia del trabajo de investigación logrado:
una iniciativa urgente de realizar inventarios, análisis histórico-
críticos acerca de las particularidades del desarrollo capitalista
en América Latina, sus intersecciones con la crise estrutural del
capital, su agravamiento progresivo en la última década y sus
repercusiones en las condiciones materiales y objetivas de la
clase trabajadora. Otra dimensión a ser abordada se refiere al
modo en como se materializan los impactos de ese proceso en
los territorios y composición de las ciudades, en las exacerbadas
formas de control social por el Estado que criminalizan e natu-
ralizan la pobreza, los movimentos sociales y populares y que
refuerzan el reaccionarismo y el obscurantismo como las únicas
respuestas viables a la crisis. Pasa incluso por la necesidade de
mapeamientos acerca de las luchas y resistencias construidas en
la contemporaneidad, luchas relativas a las estrategias político
-ideológico-sociales organizadas por los diferentes y distintos
espacios que componen el arsenal de agendas vinculadas al

Miradas Acerca da América Latina 9


“nudo clase, género, raza, etnia y sexualidad” así como a la uni-
dad en torno de un programa anti-imperialista y emancipatorio.

En los quince capítulos hay muchísimos aspectos destacados y


originales producto de la investigación. A seguir expondré algunos
comentarios breves sobre los textos del libro sin que sean un resumen
de nada, sino una apreciación parcial sobre algunas ideas fuerza de
los mismos Posteriormente presentaré algunas ideas complementa-
rias a la riqueza del enfoque que presenta este colección.
Renata Gomes da Costa, por ejemplo, presenta un entramado
teórico de análisis del capitalismo dependiente en la actualidad
que resulta una novedad para Brasil: la confluencia e interrelación
entre los trabajos de Ruy Mauro Marini y Vania Bambirra sobre
el capitalismo mundial y brasileño, cuyos trabajo sobre la depen-
dencia y el Estado de contrainsurgencia son más conocidos fuera
que dentro de Brasil, con los productos de las investigaciones de
Florestan Fernandes y por Octavio Ianni sobre el capitalismo au-
tocrático brasileño y los Estados naciones oligárquico burgueses
latinoamericanos. Ese encuentro nacionaliza la teoría social crítica
de los brasileños Marini y Bambirra y a la vez latinoamericaniza las
críticas de Florestan y de Ianni.
Fabiana Scoleso, por su lado, indaga la relación entre mundia-
lización, globalización y capitalismo dependiente para desarrollarla
y ampliarla a fin de derivar de estos fenómenos algunos aspectos
político y culturales (entre otros las fuerza que adquirieron las con-
trareformas políticas, administrativas e ideológicas neoliberales del
Estado) que se abordan normalmente disociados de aquellos. En
el escrito se recupera la unidad intrínsica entre la mundialización
del capital y la actual globalización excluyente, bárbara y desigual
hoy en crisis profunda. Me impresionó particularmente la conclu-
sión de la autora en el sentido de que ha habido una modificación
profunda de las ideas económicas y políticas, de la concepción del
Estado, de las relaciones entre el Estado, la sociedad. el individuo
y del sentido común, asociadas a la reestructuración productiva, a
las transformaciones del trabajo y del mercado, que hoy acompaña
la interdependencia mundial y la revolución científico técnica; por
lo tanto la cuestión para la resistencia y los movimientos sociales
no es sólo de retomar anteriores “formas” económicas, políticas y
sociales para afirmar hoy de nuevo lo nacional popular, sino pensar

10 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


de otra manera para hacer avanzar hacia nuevas relaciones, poderes
y actores, esto es, hacia una redefinición de la mundialización pro-
ductiva y la globalización, hacia otra ecuación Estado y sociedad
civil que incorpore las demandas sociales de profundización de
la democracia, la crítica de las tendencias del medio ambiente y
el clima, la afirmación del derecho a la ciudad, la inclusión de la
diversidad y las reivindicaciones de las comunidades originarias.
Gabrielle dos Santos, a su vez, plantea la hipótesis de la per-
sistencia en el tiempo de autocracias burguesas disimuladas para
criticar, con referencia a Florestan Fernandes, las relaciones entre
estructuras y relaciones políticas autoritarias que llegan hasta el
presente. Ândrea Francine Batista, por su parte, nos presenta los
resultados de su investigación sobre la extraordinaria contribución
de casi tres décadas de los movimientos sociales del campo en Brasil
para enfatizar en lo que ha sido una larga trayectoria, con trabajo
diario, en sus derivaciones hacia una articulación mundial de lucha
transcontinental de los trabajadores del campo, que además de los
objetivos económico sociales y políticos de reconocimiento y afir-
mación, se ha propuesto superar colectiva y transnacionalmente la
subalternidad de los de abajo; esos trabajadores del movimiento
transcontinental conforman ya más de 200 millones de trabajado-
res del campo en lucha articulada. Ana María Barrientos Rojas,
Marcelo Rodríguez Mancilla y Victor Orellana Bravo nos actualizan
respecto de uno de los acontecimientos de resistencia y lucha más
trascendentes de los últimos tiempos: la rebelión popular chilena
de octubre de 2019 a febrero de 2020. Su investigación alude a los
aspectos estético-políticos que tanto nos impresionaron a fines del
año anterior y que estuvieron presentes de manera sorprendente en
esas inacabadas e inacabables luchas populares desde abajo, como
forma de crítica colectiva popular hacia las tramas de relaciones
políticas impuestas por las élites militaristas, políticas, económicas
neoliberales, para ubicar el sentido urgente y transformador de la
consigna social por una nueva constitución para ese país.
El estudio de Danny Ariel Ramírez Ayédiz nos otorga un nuevo
“abril” cuando nos dice que en dicho mes se transformó la conciencia
colectiva en Nicaragua para exigir patria libre y vivir, y cuestionar
la apelación al pasado por parte del régimen actual de ese país que
desde el poder niega derechos políticos. Ruteléia Cândida de Souza

Miradas Acerca da América Latina 11


e Silva e Edilaine Pereira do Nascimento realizam el análisis de la
actualidad del capitalismo dependiente latinoamericano, acudiendo
a conceptos teóricos relacionados con la teoría del capital financiero
monopólico. Bruna Andrade Irineu, Brendon Andrade Oliveira y
Milena Carlos Lacerda nos ofrecen un panorama de la capacidad
de resistencia y lucha por derechos del movimento LGTBI en Brasil,
Argentina y Uruguay, para reflexionar sobre como enfrentarse a las
políticas de la derecha y a las ambigüedades de un centro izquierda
que aún no logra valorar plenamente lo que ese movimiento ha
aportado a la democracia latinoamericana.
Gláucia Lelis Alves y Luana de Sousa Siqueira trabajaron el
fenómeno de la superexplotación del trabajo femenino para evi-
denciar que las mujeres son quienes asumen los trabajos menos
reconocidos y valorados y, sin embargo, son quienes sostienen
la reproducción de la mayoría de los trabajadores al ejercer dia-
riamente un trabajo no pagado que sirve para reproducir en la
producción, el comercio, los servicios, la absorción depredadora
de la fuerza de trabajo viva por del capital. Las autoras nos apun-
tan que son las mujeres superexplotadas el verdadero ejercito
industrial de reserva en un mercado de trabajo sin derechos y sin
horarios definidos. Me impresionó como en el estudio se demuestra
que está situación se ha ido procesando como resultado evidente
de las nuevas formas del capitalismo dependiente, de la lógica
imperialista y del papel subordinado del Estado. Paralelamente, la
crítica de la problemática actual de la condición sobreexplotada y
precaria de las mujeres se profundiza con el análisis de Anyi Paola
Muñoz Umaña y Leana Oliveira Freitas de las experiencias coti-
dianas de violencia, discriminación y exclusión que se presentan
en el caso de mujeres en condiciones de calle en Bogotá, Colombia,
en su relación social, sus afectos, su sexualidad. Aquí la riqueza
del estudio surge de su carácter vivo proveniente de priorizar los
relatos de las propias mujeres. Otra ampliación del estudio crítico
de la problemática se logra con la contribución de Valéria Oporto
Lucero y Liliane Capilé Charbel Novais quienes, también con en-
trevistas, evidencian las insuficiencias de las libertades y derechos
considerados en la legislación y en las políticas públicas respecto
de las mujeres migrantes bolivianas que trabajan en forma precari-
zada en lo que podría considerarse una nueva exclavitud moderna
(“pasar 10 horas trabajando en hacinamiento, con remuneración

12 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


baja y condicionada a no ir al baño, no conversar, no beber agua”)
en la industria de la moda en ciudades como Sao Paulo.
Introduciendo otro tema, en un tratamiento de tipo antro-
pológico crítico, Ángela Jasmín Fonseca Reyes nos alerta sobre la
efectividad de la aparente magia de categorías sociales como el mal
y el bien para permear las interpretaciones sociales dominantes de
los fenómenos de sobreexplotación, discriminación, exclusión, au-
sencia de derechos y libertades, para hacer un seguimiento de cómo
esos juicios valorativos son capaces de transformar la opresión, el
vandalismo, la discriminación, la inseguridad en “rezagos económi-
cos, socioculturales e institucionales del subdesarrollo”. Con ello se
justifican permanentemente nuevas políticas burocráticas: planes y
programas de desarrollo asociados a iniciativas del poder. La autora
estudia como ejemplo el proyecto Hidroeléctrico Ituango-Pescadero
en Colombia que justamente justifica ideológicamente la construc-
ción de una represa como política para imposibilitar la presencia
estructural del “mal”, asociada con la insurrección campesina y la
rebelión guerrillera, aun cuando en la realidad persistan el despojo
de tierras, los asesinatos de líderes sociales, el acaparamiento y la
ausencia de derecho de los campesinos e indígenas. Se trata de una
política aparentemente de “bien” que impone la ley, el orden, el
progreso y el desarrollo para “acabar con el vandalismo y la ilega-
lidad, exterminar a los terroristas, pacificar comunidades, derrotar
al comunismo o a las guerrillas, combatir el narcotráfico, luchar
contra la corrupción entre otras, que acaban justificando discursos
de odio, exclusión, persecución y exterminio”.
Martin Scarpacci sorprende con un excelente análisis teórico
con perspectiva de totalidad sobre la estrategia político ideológica
de las clases dominantes para encubrir y justificar la persistencia de
la desigualdad y la heterogeneidad estructural en la región latinoa-
mericana. Retoma planteamientos clásicos de la teoría desarrollista
y de la dependencia para analizar críticamente la relación entre la
mundialización de capital y la forma en que se han reconfigurado
las formaciones sociales nacionales en América Latina. Su estudio
es original y nos permite transitar de “las políticas a lo político” en
América Latina, es decir de los conflictos político institucionales
diarios en que los grupos dominantes imponen una lectura y una
organización socioespacial de la realidad a la forma en que los

Miradas Acerca da América Latina 13


distintos grupos sociales se afirman como grupos históricos críticos
en su realidad.
Lélica Elis Pereira de Lacerda e Viviani Sousa Barros nos pre-
sentan una transición estupenda del análisis general de Marx sobre
la acumulación primitiva originaria al análisis concreto del proceso
de desarrollo del capitalismo en Mato Grosso, con el fin de demostrar
que la estructuración del capitalismo dependiente ha conllevado la
persistencia de una brutal colonialidad del poder que ha sometido
y subordinado a lo largo de los siglos a los pueblos indígenas, a
los pequeños productores y trabajadores mineros y agrarios, a los
quilombolas y demás sectores populares del campo y la minería y
que nada tiene que ver con la relación mercantil capitalista en que la
violencia del campo de siglos atrás se transfiguró en reproducción
social equitativa en términos capitalistas en la Europa industrialmen-
te desarrollada. En Mato Grosso el capitalismo transnacionalizado
sigue imponiendo todos los días formas de sobrexplotación, despojo,
desconocimiento de derechos, violencia, etc. que demuestran que
en América Latina la acumulación primitiva no constituye una fase
pasajera de décadas atrás, sino que se enquista en la profundidad
de una actual relación de sobreexplotación y dominio de poder que
actualiza permanentemente formas coloniales de opresión, despojo
y subordinación.
El estudio de Emilse Siares proyecta las condiciones del capi-
talismo dependiente a las relaciones ideológicas y organizacionales,
que aluden al dominio también en la cultura y la identidad de
las comunidades originarias de Argentina. Lo hace valorando los
mecanismos de opresión social y de política administrativa hacia
el noroeste del país por parte de la clase política argentina y relata
como ha sido resistido y enfrentado día a día por las luchas sociales
identitarias indígenas, en la propuesta innovadora reivindicadora
de los Medios de los Pueblos Originarios, ahora sustentados en ley
nacional. Nos relata con detalle la disputa por crear una ciudadanía
indígena. Particular atención en el análisis se la otorga a la experien-
cia comunitaria de la radio FM Pachakuty.
Estamos ante un libro que esclarece con mucha riqueza con-
tradicciones estructurales y sociales de Brasil y América Latina y
valora la resistencia comunitaria y social. Continuando con esa línea
de análisis, nos preguntamos como esas contribuciones podrían

14 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


elevarse para hacer el seguimiento y la crítica del conjunto de
aspectos ideológico políticos superestructurales e institucionales po-
líticos referidos al Estado moderno latinoamericano y a la sociedad
civil y al conjunto del bloque histórico. Esto es, como se relaciona
por ejemplo la reproducción del capitalismo dependiente con las
características persistentes de la hegemonía capitalista liberal, la
subalternidad de los sectores populares y los elementos fragmen-
tados y embrionarios aún de autonomía de los sectores populares
en su inmersión en las superestructuras; esto es, establecer como
se entremezclan sus movimientos espontáneos y sus luchas locales
y parciales con la historia política y la maduración de las distintas
fuerzas históricas que, naciendo de las estructuras se proyectan con
perspectivas hegemónicas críticas en el mundo de las instituciones,
los sistemas de Estado, las ideas y los mitos; como se convierten en
políticas económicas y políticas públicas alternativas vinculadas con
la politización de masas.
Estamos entonces en la posibilidad de un conocimiento com-
plejo crítico de las formas ideológico políticas complejas constituidas
en el Estado en tanto espacio de disputa de fuerzas, en donde se
confrontan proyectos político culturales y se expresa la lucha social
y la disputa por la hegemonía civil de las fuerzas sociales históricas
y en que unas ideologías de clases se transforman en movimientos
políticos nacional populares. Cómo pensar los Estados en el sen-
tido de instituciones que responden tanto a fenómenos orgánicos
de la estructura como a aquellos que son resultado de la lucha de
procesos ocasionales que tienen sus propias características, que si
bien expresan las contradicciones del capitalismo dependiente y
subordinado a la mundialización de capital y sufren la hegemonía
neoliberal del capital transnacional, se convierten en problemáticas
internas de las sociedades políticas y las sociedades civiles, y se tra-
ducen en crisis prolongadas que llevan a formas morbosas, a crisis
catárticas o a diversos momentos constitutivos de nuevos Estados
en sentido amplio.
Esto lleva a relacionar la relación de capital establecida en
América Latina con los conflictos dentro de las formas ideológico
políticas al interior y al exterior de los Estados nacional desarrol-
listas, de contrainsurgencia, democrático liberales parlamentarios
o con los nuevos Estados de excepción que tienden a acabar con la

Miradas Acerca da América Latina 15


libertades y derechos o, más recientemente aún, con el significativo
afloramiento posible de Estados democrático populares que implican
nuevas politicidades y una perspectiva abierta aún. Así entonces
las problemáticas del imperialismo, el capitalismo dependiente, la
superexplotación, la subalternidad, adquieren una forma plena en
tanto momentos altos del Estado político en disputa.
Para ello habrá que impulsar muchos estudios por venir de
los diversos momentos de crisis y reconstitución de los Estados, de
sus ciclos estatales, las fases de deterioro y/o reforma de la sociedad
civil, de las instituciones y el recambio de las fuerzas políticas. Urgen
nuevos estudios sobre la difícil y prolongada conformación de los
sujetos históricos y los sujetos político ideológicos en la lucha por
constituirse como fuerzas histórico políticas con capacidad hegemó-
nica, especialmente hoy en la crisis política del Estado de excepción
contemporáneo que tiende a imponerse como normalidad aberrante
en toda América Latina.

Por Lucio Oliver (Lucio Fernando Oliver Costilla)


Sociólogo, profesor titular C de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma
de México – UNAM.

16 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Apresentação

Eduardo Galeano (1990, p. 15), no conto que abre o segundo


volume da trilogia “Memoria del fuego”, intitulado “Promesa de
América”(1), prevê ali o romper da construção de uma outra terra
livre de jugos e dominação, e que para que ela nasça há que morrer,
aniquilar a velha formação. Assim diz o conto:
El tigre azul romperá el mundo. Otra tierra, la sin mal, la sin
muerte, será nacida de la aniquilación de esta tierra. Así lo pide
ella. Pide morir, pide nacer, esta tierra vieja y ofendida. Ella está
cansadísima y ya ciega de tanto llorar ojos adentro. Moribunda
atraviesa los días, basura del tiempo, y por las noches inspira
piedad a las estrellas. Pronto el Padre Primero escuchará las
súplicas del mundo, tierra queriendo ser otra, y entonces soltará
al tigre azul que duerme bajo su hamaca. Esperando ese mo-
mento, los indios guaraníes peregrinan por la tierra condenada.

—¿Tienes algo que decirnos, colibrí?

Bailan sin parar, cada vez más leves, más volando, y entonan
los cantos sagrados que celebran el próximo nacimiento de la
otra tierra.

—¡Lanza rayos, lanza rayos, colibrí! Buscando el paraíso han


llegado hasta las costas de la mar y hasta el centro de América.
Han rondado selvas y sierras y ríos persiguiendo la tierra nue-
va, la que será fundada sin vejez ni enfermedad ni nada que
interrumpa la incesante fiesta de vivir. Los cantos anuncian que
el maíz crecerá por su cuenta y las flechas se dispararán solas

(1) GALEANO, Eduardo. Memoria del fuego II. Las caras y las mascaras. Madrid/
Espanha: Siglo XXI, 1990.

Miradas Acerca da América Latina 17


en la espesura; y no serán necesarios el castigo ni el perdón,
porque no habrá prohibición ni culpa.

Para romper processos alienantes e de dominação que se re-


produzem historicamente nas diferenciadas formações sociais que
compõem o complexo e plural território latino-americano e caribe-
nho, na esteira do que nos convida Galeano, há que deixar romper as
barreiras da dependência ao imperialismo em todas as suas matizes
históricas e que se intensificam na contemporaneidade, desvelar as
possibilidades de resistência e como se mobiliza a luta de classes
e os movimentos a ela circunscritos, resgatar as manifestações cul-
turais e políticas calcadas nas particularidades sócio-históricas que
compõem a particularidade da região como vínculo orgânico ao que
nos forjou em nossas construções materiais, identitárias e sociais,
antes mesmo de sermos aviltados pelos processos colonizadores, de
independências “de cima para baixo” reprodutoras de barbárie e
violência, e, sobretudo, na consolidação do capitalismo monopolista
de Estado e nossa subalternidade.
A coletânea que ora apresentamos, resultado de uma articu-
lação entre os Grupos Pesquisa Política Social, Direitos Sociais e
Serviço Social (GPSS) e Núcleo de Estudos e Pesquisas sobre as
relações de gênero e a organização da mulher (Nuepom) da Univer-
sidade Federal de Mato Grosso (UFMT) e o Laboratório de Estudos,
Pesquisa e Extensão Carlos Nelson Coutinho (LEPECNC/ESS) da
Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ), reúne ensaios que
intentam construir reflexões na esteira dessa inspiração latino-ame-
ricana insurgente e resistente. Representa uma iniciativa premente
de realização de inventários, análises histórico-críticas acerca das
particularidades do desenvolvimento capitalista na América Latina,
suas intercessões com a crise estrutural do capital, seu agravamento
progressivo na última década e suas repercussões nas condições
materiais e objetivas da classe trabalhadora.
Os textos aqui reunidos circunscrevem três grandes eixos fun-
damentais de reflexão: I) Os processos de produção e reprodução
do capital na América Latina e o papel do Estado em seu caráter
dependente; II) A superexploração do trabalho e seus efeitos perver-
sos nas condições materiais e objetivas de vida classe trabalhadora
— divisão social e sexual do trabalho e suas particularidades na
América Latina, na configuração territorial e nas expressões da

18 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


violência e criminalização da pobreza e dos movimentos sociais/
populares; III) Resistências e organização da luta de classes na Amá-
rica Latina e suas expressões contemporâneas — as experiências de
distintos movimentos sociais e culturais e processos de organização
sociopolítica da classe trabalhadora latino-americana e sua agenda
de lutas, pautas e reivindicações.
Trata-se de problematizar o modo como os impactos do desen-
volvimento do capitalismo dependente na contemporaneidade se
materializam nos territórios e composição das cidades, nas formas
de controle social exacerbadas pelo Estado que criminalizam e na-
turalizam a pobreza, os movimentos sociais e populares e reforçam
o reacionarismo e obscurantismo como as únicas respostas viáveis
à crise. A articulação empreendida nessa publicação passa, ainda,
pela necessidade de mapeamentos acerca das lutas e resistências
construídas na contemporaneidade, lutas relativas às estratégias
político-ideológico-sociais organizadas pelos diferentes e distintos
espaços que compõem o arsenal de pautas vinculadas ao “nó clas-
se, gênero, raça, etnia e sexualidade” e a unidade em torno de um
programa anti-imperialista e emancipatório.
Se há apenas um tempo histórico possível, este mesmo que
se desenrola agora, é igualmente verdadeiro que o desvelamento
da história não contada, plena de gentes e lutas invisíveis é impe-
rativo, é ponto de partida para a descolonização de corpos, para a
descolonização do ser. Nesta toada de reconhecimento de que “o
mundo é isso, somos um mar de fogueirinhas”, cremos, como um
dia inspirou Galeano, nos fogos capazes de “incendiar a vida com
tamanha vontade que é impossível olhar pra elas sem pestanejar, e
quem chegar perto pega fogo”.

Miradas Acerca da América Latina 19


Capítulo 1

Imperialismo e Dependência:
Origens e Características do
Capitalismo Dependente

Renata Gomes da Costa(1)


Monique Soares Vieira(2)

Introdução

A dependência é uma relação de subordinação entre nações


formalmente independentes que tem suas relações de produção
subordinadas e modificadas por outros países. No caso dos países
da América Latina, a colonização e a escravidão forjaram um es-
paço que possibilitou um processo particular de desenvolvimento
do capitalismo, especialmente no que se refere a formação da
classe trabalhadora e seu processo de exploração, que na região se
estrutura por uma violação intensa do valor da força de trabalho.
De acordo com Marini (1968), a história do subdesenvolvimento

(1)  Doutora em Serviço Social pela Universidade do Estado do Rio de Janeiro


(UERJ). Professora Adjunta da Escola de Serviço Social da Universidade Federal
do Estado do Rio de Janeiro (ESS-UNIRIO). E-mail: renata.costa@unirio.br.
(2)  Doutora em Serviço Social pela Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande
do Sul. Professora Adjunta do curso de Serviço Social da Universidade Federal do
Pampa (UNIPAMPA-Campus São Borja). E-mail: moniquevieira@unipampa.edu.br.

Miradas Acerca da América Latina 21


latino-americano é a história do desenvolvimento(3) do capitalismo
mundial.
De acordo com Fernandes (1975), os países latino-americanos
são frutos da expansão de um tipo moderno de colonialismo or-
ganizado e sistemático que teve início com a conquista espanhola
e portuguesa e foi tomando outras formas e se aprofundando ao
passo que os países colonizadores iam se desenvolvendo. Confor-
me o autor, “[…] quando uma determinada forma de organização
capitalista da economia e da sociedade era absorvida, isso ocorria
em consequência de uma mudança da natureza do capitalismo na
Europa e nos Estados Unidos, e novos padrões de dominação externa
emergiam inexoravelmente” (FERNANDES, 1975, p. 11).
A dominação externa, afirma Fernandes (1975), é uma realida-
de concreta e permanente na América Latina. Essa dominação foi
construída durante três séculos fundada nos requisitos do antigo
sistema colonial. Foi um tipo de dominação caracterizada por uma
exploração dos níveis da existência humana e da produção tendo
como intuito os benefícios das coroas e dos colonizadores.
O sistema colonial foi organizado em diferentes setores (como
mineração e agropecuária) para possibilitar a drenagem de riquezas
da América Latina para a Europa, a fim de expandir o capitalismo
na Espanha, na Holanda, na França, na Inglaterra e em Portugal.

(3)  O debate sobre o desenvolvimento do capitalismo na América Latina e,


especificamente, no Brasil conta com um leque de perspectivas e análises de
diferentes vertentes. Neste artigo, focaremos na perspectiva que entende a
dependência como elemento fundador do desenvolvimento capitalista latino-
americano. Não é nosso objetivo realizar um debate sobre as diferentes concepções
de desenvolvimento e dependência. Temos o debate da Comissão Econômica
para a América Latina e o Caribe (CEPAL) e de autores como Fernando Henrique
Cardoso que divergem dos interlocutores em que nos fundamentamos para a
compreensão do capitalismo dependente, como Florestan Fernandes, Octavio
Ianni, Ruy Mauro Marini e Vania Bambirra. De acordo com Marini (1992), os
estudos sobre o desenvolvimento da América Latina ganharam um maior impulso
após a Segunda Guerra Mundial. Neste cenário, a CEPAL, criada em 1948, ganha
destaque a partir da explicação do subdesenvolvimento como uma etapa prévia do
desenvolvimento. Focavam na questão da deterioração dos termos de troca e nas
altas elasticidades-renda das importações em relação aos países centrais e entendiam
que tais transferências descapitalizavam os países latino-americanos, o que afetava
negativamente as condições de vida da população na região. A comissão defendia
uma política de industrialização demarcada por um protecionismo estatal.

22 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Essa drenagem de riqueza marcou a acumulação primitiva de capital
nos países latinos, a formação da classe trabalhadora e a exploração
da força de trabalho.
A colonização se torna elemento essencial para a expansão
comercial e o lucro nos países europeus. À custa da escravidão,
violência, roubo, expropriações, o capitalismo vai erguendo seus
fundamentos basilares para implementar sua lógica de produção
e reprodução. Esse modo de produção desde o início já demonstra
que criará uma sociabilidade ancorada em contradições que im-
possibilitam um modo de vida emancipado. Dominação externa e,
por conseguinte, dependência, vividas na América Latina, foram
elementos fundamentais que possibilitaram a acumulação primitiva
e o desenvolvimento do capitalismo nos países europeus.

1. A origem do capitalismo dependente na América Latina

A América Latina, como afirma Marini (2011), desempenha


um papel importante na formação da economia capitalista mundial,
desde os séculos XVI e XVII com a produção de metais preciosos.
Após 1840, essa articulação com a economia mundial se realiza
de maneira plena, pois a grande indústria tem como base sólida a
divisão internacional do trabalho.
O desenvolvimento industrial teve à disposição produtos
agrícolas dos países latinos a custos baixos, o que incide de forma
positiva no desenvolvimento da indústria moderna. Isso “[…]
permitiu aprofundar a divisão do trabalho e especializar os países
industriais como produtores mundiais de manufaturas” (MARINI,
2011, p. 137).
Esse desenvolvimento nos países de capitalismo central passa
a requerer outros espaços que possibilitem maiores lucros e acu-
mulações, por isso investem consideravelmente no comércio com
outros países, em financiamentos e em empréstimos a outros países.
Dessa maneira, apostam em operações econômicas e comerciais que
compensem seu desenvolvimento e enriquecimento.
Essa situação é detalha por Marini (1968, s.n.t) da seguinte
maneira:

Miradas Acerca da América Latina 23


En efecto, a diferencia de lo que sucede en los países capitalis-
tas centrales, donde la actividad económica está supeditada a
la relación existente entre las tasas internas de plusvalía y de
inversión, en los países dependientes el mecanismo económico
básico deriva de la relación exportación-importación: aunque se
obtenga en el interior de la economía, la plusvalía se realiza en
la esfera del mercado externo, mediante la actividad de exporta-
ción, y se traduce en ingresos que se aplican, en su mayor parte,
en importaciones. La diferencia entre el valor de la exportación y
de las importaciones, es decir, el excedente invertible, sufre pues
la acción directa de factores exteriores a la economía nacional.
[…] la parte de la plusvalía que permanece en las manos del
capitalista extranjero sólo se invierte en el país si las condicio-
nes de la economía central lo exigen; no solamente se sustraen
regularmente del país, mediante la exportación de beneficios,
parcelas sustanciales de la misma, sino que también, en los ciclos
de depresión en la metrópoli, ella fluye íntegramente hacia ésta.

Esse contexto, concordando com Ianni (1978), é um processo


no qual o capital produtivo ganha evidência e passa a dar sentido às
relações de produção e aos processos de realização das mercadorias.
É um marco histórico que traz determinantes para a América Latina
e contribui para entendermos o momento inicial de formação do
capitalismo dependente na nossa região.
Para Fernandes (1975), é necessário considerarmos o modelo
concreto do capitalismo na América Latina que tem suas raízes na
crise do sistema colonial e se dinamiza e evolui a partir da incorpora-
ção econômica, tecnológica e institucional aos países de capitalismo
desenvolvido. Na região latino-americana, o capitalismo reproduz
as formas de apropriação e expropriação do capitalismo na Europa,
contudo apresenta alguns adicionais, como:
[…] a acumulação de capital institucionaliza-se para promover
a expansão concomitante dos núcleos hegemônicos externos e
internos (ou seja, as economias centrais e os setores sociais do-
minantes). Em termos abstratos, as aparências são de que estes
setores sofrem a espoliação que se monta de fora para dentro,
vendo-se compelidos a dividir o excedente econômico com os
agentes que operam a partir das economias centrais. De fato,
a economia capitalista dependente está sujeita, como um todo,
a uma depleção permanente de suas riquezas (existentes ou
potencialmente acumuláveis), o que exclui a monopolização

24 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


do excedente econômico por seus próprios agentes econômicos
privilegiados. Na realidade, porém, a depleção de riquezas da
população, submetidos a mecanismos permanentes de sobre —
apropriação e sobre — expropriação capitalistas (FERNANDES,
1975, p. 45).

Nesta mesma linha de análise, temos Marini (2011) afirmando


que o capitalismo na América Latina não se desenvolve da mesma
maneira que ocorre nos países de capitalismo central, e ao debater
sobre o caráter dependente do capitalismo, o autor defende que “[…]
mais do que um pré-capitalismo, o que se tem é um capitalismo sui
generis”.
Na região latino-americana, o capitalismo não possuiu uma
forma autônoma e essencialmente diferenciada do capitalismo de
forma geral. É o mesmo capitalismo, porém gestado em uma região
particular e fundamentado na dependência. Entendemos a formação
do capitalismo dependente na América Latina, em particular no
Brasil, a partir de quatro elementos abordados por Fernandes (1975).
O primeiro elemento é a crise do padrão de exploração colo-
nial. Espanha e Portugal não detinham uma estrutura econômica
suficientemente forte para sustentar, financiar e manter a invasão,
exploração e crescimento das colônias. O autor afirma que outros
países europeus e grandes núcleos do capital mercantil, como
Veneza e Holanda, por exemplo, forneceram capital, tecnologia,
equipamento e base comercial.
O segundo, que também é um elemento do processo de crise
do antigo sistema colonial, é a disputa entre Holanda, França e In-
glaterra pelo controle das colônias latino-americanas. Os países que
passaram a conquistar o controle das exportações e importações na
América Latina, como a Inglaterra, estavam voltados para o comércio
e não à produção local.
[…] A produção com vistas à exportação imediata já estava
organizada, numa base bastante compensadora em termos de
custos. Por outro lado, a ausência de produtos de alto valor eco-
nômico e a existência de um mercado consumidor relativamente
amplo tornou mais atraente o controle de posições estratégicas
nas esferas comerciais e financeiras. A Inglaterra, por exemplo,
iniciou uma política comercial que propiciou rápido impulso

Miradas Acerca da América Latina 25


à emergência dos mercados capitalistas modernos nos centros
urbanos das ex-colônias (FERNANDES, 1975, p. 15).

A crise do sistema colonial e o surgimento do capitalismo na


América Latina ocorreram mediante alguns processos: a diversifi-
cação das atividades econômicas por meio da complementação da
economia primária exportadora com a industrialização substitutiva
de importações; urbanização; proletarização; divisão social, sexual e
racial do trabalho; emergência da burguesia industrial; surgimento
de sindicatos, associações, partidos, movimentos sociais urbanos e
rurais. São fatores que não superam as contradições basilares do
antigo regime e nem possibilitam o desenvolvimento e emancipação
dos países latino-americanos, pois o mercado capitalista moderno e
o sistema de produção capitalista usufruíram da permanência das
estruturas econômicas de origem colonial.
O terceiro elemento é a reorganização da economia mundial
ocasionada pela revolução industrial na Europa, que impacta na
transformação do sistema colonial. O desenvolvimento industrial
nos países europeus contou com os mercados latino-americanos, sua
força de trabalho, produção, importação e exportação. Esse processo
ocasiona mudanças estruturais nas então colônias e possibilita o sur-
gimento do capitalismo dependente na América Latina. Em síntese:

[…] As novas tendências emergiram gradualmente, todavia as


mudanças nos padrões existentes de dominação externa torna-
ram-se evidentes após a quarta ou quinta década do século XIX
e converteram-se numa realidade inexorável nas últimas quatro
décadas daquele século. As influências externas atingiram todas
as esferas da economia, da sociedade e da cultura, não apenas
através de incorporação maciça e direta de algumas fases dos
processos básicos de crescimento econômico e de desenvolvi-
mento sociocultural. Assim, a dominação externa tornou-se
imperialista, e o capitalismo dependente surgiu como uma rea-
lidade histórica na América Latina (FERNANDES, 1975, p. 16).

O último elemento é a chegada das grandes empresas na


América Latina, que ocasiona a dominação ampla e profunda das
esferas comerciais, de serviços e financeiras e uma nova organização
da produção, com outros padrões de planejamento, concorrência e
controle internos das economias dependentes. A inserção do capi-
talismo monopolista ocorre na região “[…] através de mecanismos

26 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


financeiros, por associação com sócios locais, por corrupção, pressão
ou outros meios — ocupadas anteriormente pelas empresas nativas
e por seus policy-makers” (FERNANDES, 1975, p. 18).
As transformações nos padrões de dominação externa estrutu-
ram as formações econômico-sociais na América Latina. Quando a
dominação externa via capitalismo torna-se imperialista, temos, na
América Latina, o surgimento do capitalismo dependente.
A situação colonial não se define como sinônimo de situação
de dependência. Houve transformações econômicas, históricas e
sociais que possibilitaram a existência da dependência. Sua raiz está
relacionada ao processo de revolução industrial nos países europeus
e a consolidação do mercado mundial.
Diante disso, o capitalismo dependente:
[…] lança suas raízes na crise do antigo sistema colonial e extrai
seus dinamismos organizatórios e evolutivos, simultaneamente,
da incorporação econômica, tecnológica e institucional a suces-
sivas nações capitalistas hegemônicas e do crescimento interno
de uma economia de mercado capitalista. Esse modelo repro-
duz as formas de apropriação e de expropriação inerentes ao
capitalismo moderno (aos níveis da circulação das mercadorias
e da organização da produção). Mas, possui um componente
adicional específico e típico: a acumulação de capital institucio-
naliza-se para promover a expansão concomitante dos núcleos
hegemônicos externos e internos (ou seja, as economias centrais
e os setores dominantes). Em termos abstratos, as aparências
são de que estes setores sofrem a espoliação que se monta de
fora para dentro, vendo-se compelidos a dividir o excedente
econômico com os agentes que operam a partir das economias
centrais. De fato, a economia capitalista dependente está sujeita,
como um todo, a uma depleção permanente de suas riquezas
(existentes ou potencialmente acumuláveis), o que exclui a
monopolização do excedente econômico por seus próprios
agentes econômicos privilegiados. Na realidade, porém, a de-
pleção de riquezas se processa à custa dos setores assalariados
e destituídos da população, submetidos a mecanismos perma-
nentes de sobre-apropriação e sobre-expropriação capitalistas
(FERNANDES, 1975, p. 45).

Ruy Mauro Marini e Florestan Fernandes apresentam aná-


lises similares no que se refere ao período e as características do

Miradas Acerca da América Latina 27


capitalismo dependente. Ambos afirmam que a dependência gera
subdesenvolvimento econômico, social, cultural e político. Em um
processo que une arcaico e moderno em sistemas de produção
que concatenam estruturas socioeconômicas do passado com as
novas.
De acordo com Lenin (2012), o capitalismo se transformou em
imperialista quando algumas de suas características fundamentais
modificaram-se, como a substituição da livre concorrência pelos
monopólios capitalistas. A livre concorrência transformou-se ao
passo que criaram a grande produção, eliminaram e substituíram a
pequena produção e centralizaram e concentraram a produção e o
capital. Temos a criação dos cartéis, trustes e a presença importante
e massiva do capital bancário nesse processo de fusão, concentração
e centralização.
Como afirma Lenin (2012, p. 124), “o monopólio é a transição
do capitalismo para uma ordem superior”. O imperialismo, dessa
maneira, seria o estágio monopolista do capitalismo. A fusão entre
capital industrial, financeiro e bancário impacta na partilha, controle
e dominação do mundo, como no caso da América Latina. O impe-
rialismo apresenta cinco características fundamentais que passam
a reger, dominar e controlar variadas formações econômico-sociais,
a saber:
1) a concentração da produção e do capital alcançou um grau
tão elevado de desenvolvimento que criou os monopólios, os
quais desempenham um papel decisivo na vida econômica; 2)
a fusão do capital bancário com o capital industrial e a criação,
baseada nesse capital financeiro da oligarquia financeira; 3) a
exportação de capitais, diferentemente da exportação de mer-
cadorias, adquire uma importância particularmente grande;
4) a formação de associações internacionais monopolistas de
capitalistas, que partilham o mundo entre si; 5) conclusão da
partilha territorial do mundo entre as potências capitalistas
mais importantes. O imperialismo é o capitalismo no estágio
de desenvolvimento em que ganhou corpo a dominação dos
monopólios e do capital financeiro; em que a exportação de
capitais adquiriu marcada importância; em que a partilha do
mundo pelos trustes internacionais começou; em que a partilha
de toda a terra entre os países capitalistas mais importantes
terminou (LENIN, 2012, p. 124-125).

28 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


O imperialismo se configura como um “estágio particular de
desenvolvimento do capitalismo” (LENIN, 2012, p. 125) e é neste
sistema de dominação que temos na América Latina o capitalismo
dependente. Por isso, não podemos considerá-lo como um fator
externo à sociedade nacional latino-americana, uma vez que “[…]
forma o terreno no qual esta sociedade finca suas raízes e constitui
um elemento que permeia em todos seus aspectos” (MARINI, 2012,
p. 28).
Vale ressaltar que Fernandes (1975), diferencia duas fases do
imperialismo na América Latina. Uma mais restrita que se refere ao
fim do sistema colonial e início do capitalismo dependente, ocorrido
na quinta década do século XIX, com o predomínio da Inglaterra. E
o segundo momento do imperialismo, com destaque para os Estados
Unidos, que ele denomina de imperialismo total. Essas duas fases
do imperialismo na América Latina atingem os países de maneira
diferente.
Países como Argentina, Uruguai, Brasil, México, Chile, vi-
venciaram as duas formas de dominação imperialista. Já outros,
como Haiti, Bolívia, Honduras, Nicarágua, Guatemala, El Salvador,
República Dominicana, Paraguai, Peru, experimentaram as duas
fases, mas como versões modernizadas do antigo sistema colonial
do início do século XIX.
[…] os países que atingiram condições para absorver os dois
tipos diferentes de dominação imperialista somente atingiram
as situações descritas graças a um considerável crescimento
econômico interno e à existência de estruturas de poder nacio-
nais eficientes, ambos utilizados pelas burguesias desses países
para criar uma posição de barganha na economia mundial e na
organização internacional de poder (FERNANDES, 1975, p. 19).

Em síntese, o imperialismo restrito era, de acordo com Fer-


nandes (1975), uma manifestação da concorrência nacional entre as
economias capitalistas avançadas. O que ele denomina de imperia-
lismo total, ou nova fase do imperialismo, se caracteriza pela luta
pela supremacia do capitalismo, tanto que os países de capitalismo
central como Inglaterra, França, Alemanha e Japão receberam a in-
fluência dos Estados Unidos em prol da defesa e fortalecimento dos
seus interesses privados. Vale ressaltar, como destaca o autor, que
essa nova fase do imperialismo não é um fenômeno norte-americano.

Miradas Acerca da América Latina 29


Esses outros países também são centrais neste processo. Todavia,
a influência dos Estados Unidos é um caso à parte devido a sua
expansão na América Latina.
De acordo com Marini (1968), a consolidação do imperialismo
como forma dominante do capitalismo internacional, não foi um
movimento natural e tranquilo, seu percurso é perpassado por
momentos tensos e complexos. Inicia-se com a Primeira Guerra
Mundial (1914), passa pela crise de 1929 e pela busca de hegemonia
mundial expressa na Segunda Guerra Mundial, em 1939. O resultado
deste processo é uma forte concentração e centralização do capital
imperialista, ao afirmar a integração de sistemas de produção que
possibilitem a acumulação e desenvolvimento das economias cen-
trais do capitalismo como os EUA.
Para Marini (1968), esse cenário produz tendências contradi-
tórias. Por exemplo, ao final da Segunda Guerra Mundial temos
a presença de dois polos. De um lado o centro de poder político e
econômico hegemônico do imperialismo, os EUA, que coordena e
impulsiona esse processo de integração, com grandes investimentos
na indústria bélica e no poderio militar. De outro, há o surgimento
de um campo de forças de oposição com o socialismo que ganhou
materialidade neste cenário de integração imperialista. Essa lógica
se caracteriza por alguns elementos como,
si es cierto que la estatización y la militarización imperialista
se realizan en función del campo socialista, también es cierto
que obedecen a la dinámica propia del sistema y expresan
los mecanismos básicos que lo rigen. En último término, esta
dinámica y estos mecanismos están referidos a la acumulación
del capital en el interior del sistema, la cual tiende a concentrar
—mediante la superexplotación del trabajo en las economías
periféricas— parcelas siempre crecientes de la plusvalía en los
centros integradores. El aumento del excedente invertible de
que éstos disponen, por mucho que sea malgastado en activi-
dades no productivas, como la industria bélica y la publicidad,
acarrea un incremento constante de las inversiones directas en
las economías periféricas, a través de las cuales se realiza pro-
gresivamente la integración del sistema productivo de éstas al
sistema del centro integrador (MARINI, 1968, s.n.t).

De acordo com Bambirra (2015), a partir de 1945 a hegemonia


dos EUA sobre o bloco capitalista cria as últimas condições para o

30 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


processo de integração monopolística mundial. O destaque para os
EUA se justifica pelo desenvolvimento das suas forças produtivas,
possibilitado pelas demandas desse período. A guerra possibilitou
a concentração dos conhecimentos tecnológicos nas grandes em-
presas e no governo estadunidense. Houve a abertura de novos
campos de implementação tecnológica, como energia atômica, e a
aplicação dessa tecnologia em indústrias já existentes como as quí-
micas e eletrônicas. Os Estados Unidos passam a um patamar de
produtividade muito superior comparado com as outras potências
capitalistas. Vale ressaltar que boa parte desta hegemonia já tinha
respaldo nas bases militares espalhadas pela Europa e Ásia, como
estratégia de fortalecimento e ampliação da aliança com os países
aliados e vencidos na guerra pela URSS.
Essa nova fase do imperialismo não se direciona apenas para o
domínio das fronteiras de matérias-primas e de mercado. O controle
dessas fontes já estava assegurado. Ocorre, assim, uma penetração
sistemática de capitais estrangeiros nos setores manufatureiros dos
países dependentes, produzindo o controle desses capitais nos novos
setores produtivos e industriais; a intensificação da monopolização,
concentração e centralização da economia com a absorção das em-
presas nacionais por meio das fusões e monopolização de grandes
empresas estrangeiras; a desnacionalização da propriedade privada
dos meios de produção nos setores industriais que eram controlados
pelos produtores nacionais.
Esse novo estágio do capitalismo mundial traz inúmeras
transformações e impactos para os processos de desenvolvimento
e subdesenvolvimento na nossa região. De acordo com Fernandes
(1975), a dominação imperialista comandada pelos países de capi-
talismo central apresenta dois elementos negativos para a América
Latina.
Em primeiro lugar, reforça-se as estruturas econômicas ar-
caicas, a fim de preservar o esquema de exportação-importação,
fundamentado na produção de matérias-primas e de bens primá-
rios. O segundo fator refere-se à absorção das burguesias dos países
latino-americanos do modelo de desenvolvimento dos países de
capitalismo central. Não houve um processo de revolução burguesa
como ocorrido na Europa e os objetivos burgueses aqui se dirigiram
para os ganhos que o processo de transferência de excedente aos
países de capitalismo central poderia trazer.

Miradas Acerca da América Latina 31


Para Fernandes (1975), temos dois pontos importantes que
nos ajudam a entender o domínio imperialista na nossa região. O
primeiro ponto remete ao controle externo simétrico ao do antigo
sistema colonial, compartilhado por vários países europeus, pelos
Estados Unidos e pelo Japão. É um controle sobre todos os níveis da
ordem social, “[…] desde o controle da natalidade, a comunicação
de massa e o consumo de massa, até a educação, a transplantação
maciça de tecnologia ou de instituições sociais, a modernização da
infra e da superestrutura, os expedientes financeiros ou do capital,
o eixo vital da política nacional etc.” (FERNANDES, 1975, p. 18).
O segundo ponto refere-se ao fato de que mesmo os países mais
avançados na América Latina não dispõem dos elementos básicos
que garantam crescimento econômico, cultural e social de maneira
autônoma. O que deságua no terceiro ponto que explicita que um
país de capitalismo dependente “[…] não possui as condições estru-
turais e dinâmicas para sobrepujar nacionalmente, pelos esforços de
sua burguesia (isto é, lato sensu, os setores dominantes das classes
alta e média), o subdesenvolvimento e suas consequências” (FER-
NANDES, 1975, p. 19).
O imperialismo, como fundamento da dominação externa vivi-
da pelos países da América Latina, faz dos países latino-americanos
fonte de excedente econômico e de acumulação de capital para os
países centrais. É um processo destrutivo para a América Latina
que não dispõe de amplas condições para um desenvolvimento
autossustentado.
A lógica do imperialismo na América Latina pode ser sinteti-
zada a partir dos seguintes elementos,

En el marco de la dialéctica del desarrollo capitalista mundial,


el capitalismo latinoamericano reprodujo las leyes generales
que rigen el sistema en su conjunto, mas, en su especificidad
propia, las acentuó hasta su límite. La superexplotación del
trabajo en que se funda lo condujo finalmente a una situación
caracterizada por un corte radical entre las tendencias naturales
del sistema y, por lo tanto, entre los intereses de las clases bene-
ficiadas por él y las necesidades más elementales de las grandes
masas, que se manifiestan en sus reivindicaciones de trabajo y
de consumo. La ley general de la acumulación del capital que
implica la concentración de la riqueza en un polo de la sociedad

32 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


y la depauperación absoluta de la gran mayoría del pueblo, se
expresa aquí con toda brutalidad y pone en el orden del día la
exigencia de formular y practicar una política revolucionaria
de lucha por el socialismo (MARINI, 1968, s.n.t).

No caso brasileiro, por exemplo, em 1950 temos uma crise de ex-


portação que se atrela a um processo de intensificação da penetração
de capital estrangeiro no setor manufatureiro do país. Esse período
marca o atrelamento com o imperialismo norte-americano. De acor-
do com Marini (1966), o quadro de investimentos norte-americanos
no Brasil vai crescendo, por exemplo, em 1929 foram 46 milhões de
dólares, 70 milhões em 1940, 126 milhões em 1946, 284 milhões em
1950, 513 milhões em 1952. São investimentos que se apropriam da
nossa riqueza, aumentam nossa dependência ao capital estrangeiro
e aprofundam a lógica do capitalismo dependente no Brasil.
Marini (1966) apresenta três elementos desse processo que
merecem destaque: i) estes investimentos se destinaram majorita-
riamente à indústria manufatureira e de base; ii) introdução no país
de equipamentos e máquinas obsoletos para os EUA; iii) grande
associação, fusão e concentração entre empresas norte-americanas
e brasileiras.
A integração ao imperialismo produz dois elementos funda-
mentais para o Brasil. Um deles refere-se ao aumento da capacidade
produtiva da indústria por meio da modernização tecnológica. De
outro lado, aumenta o desemprego e se aprofunda o processo de
exploração da força de trabalho, uma vez que a classe trabalhadora
brasileira, nos ramos mais importantes da indústria, tinha seu fun-
do de vida e seu fundo de consumo voltados para a acumulação
de capital e não conseguiam as condições necessárias para manter
sua reprodução em graus mais toleráveis, situação que vem se
aprofundando historicamente. A integração e subordinação do
Brasil ao imperialismo norte-americano explicitam as características
particulares do capitalismo na realidade brasileira e do processo de
industrialização.
A classe dominante adota estratégias econômicas que ocasio-
nam o pauperismo absoluto da classe trabalhadora brasileira, o
estrangulamento da capacidade produtiva, uma expansão da produ-
ção que do outro lado conta com a impossibilidade da criação de um

Miradas Acerca da América Latina 33


mercado nacional e o aumento intensificado do exército industrial
de reserva. Em síntese,
Lo que hace absurdo el desarrollo capitalista brasileño, convir-
tiéndolo en un verdadero mostrenco en relación al tipo clásico,
no es tanto la fuerte tendencia al pauperismo que se presenta
allí, puesto que, en términos generales, eso caracteriza a todo el
capitalismo. Lo que hace absurdo el capitalismo brasileño es su
imposibilidad de controlar su proceso tecnológico, ajustándolo
a las exigencias de su propio ciclo económico. Y son las condi-
ciones específicas que tiene que enfrentar para, repitiendo lo
que hicieron los sistemas más antiguos, buscar en el exterior la
solución para ese problema (MARINI, 1966, s.n.t).

Para Marini (1966) a questão mais complexa do desenvolvi-


mento do capitalismo dependente não se refere simplesmente a
sua tendência ao forte e intenso pauperismo, elemento primordial
para o debate sobre a exploração da força de trabalho, mas tam-
bém a impossibilidade de controlar seu processo tecnológico, seu
ajustamento do ciclo econômico às exigências estrangeiras, o que
reproduz sua posição histórica em depender do exterior para solu-
cionar questões internas.
A consequência primordial deste processo é o agravamento da
exploração da força de trabalho por meio da contenção dos custos
de produção e nível dos salários para gerar superlucros e manter
suas relações de dependência que são fundamentais para a lógica
de produção, desenvolvimento e acumulação capitalista na América
Latina.

Considerações Finais

A dependência é o elemento que qualifica o desenvolvimento


do capitalismo na América Latina, ou seja, que expressa caracte-
rísticas de países com formações socioeconômicas fundadas em
processos históricos, econômicos e políticos, que os inserem em
relações subordinadas aos países imperialistas.
As relações subordinadas dizem respeito a alguns fatores como
dependência tecnológica, acesso ao mercado internacional de crédito
e violação do valor da força de trabalho. A América Latina não dispõe

34 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


de tecnologia para produzir todos os bens de capital necessários. O
acesso ao mercado internacional de crédito não é irrestrito. A região
não conta com independência da sua estrutura produtiva e a classe
trabalhadora convive com processos de exploração agudizados que
se expressam nos baixos salários, nas altas jornadas de trabalho,
tendo seu fundo de vida e consumo subordinados amplamente a
lógica de acumulação capitalista.
A América Latina é uma fonte de excedente econômico, de
transferência de valor e, consequentemente, de acumulação de ca-
pital para os países centrais. Esses elementos estruturais, que são
alimentados pelas relações geopolíticas e pelos processos históricos,
marcam muitas regiões subdesenvolvidas, como a América Latina,
que não dispõem de condições para prover um desenvolvimento
autossustentado. Além disso, soma-se a isso as relações políticas
internas das classes dominantes e as formas das alianças e acordos
com as burguesias internacionais.

Referências

BAMBIRRA, V. O capitalismo dependente latino-americano. 3. ed.


Florianópolis: Insular, 2015.
FERNANDES, F. Capitalismo dependente e classes sociais na
América Latina. Rio de Janeiro: Zahar Editores, 1975.
IANNI, O. Escravidão e racismo. São Paulo: HUCITEC, 1978.
LENIN, V. I. Imperialismo, estágio superior do capitalismo: ensaio
popular. São Paulo: Expressão Popular, 2012.
MARINI, R. M. La dialéctica del desarrollo capitalista en Brasil.
Cuadernos Americanos, México, año 25, v. 146, n. 3, mayo/jun. 1966.
MARINI, R. Subdesarrollo y revolución en América Latina. Tricon-
tinental, La Habana, Cuba, n. 7, 1968.
MARINI, R. La economía del capitalismo brasileño. In: Documento
de trabajo n. 5 del seminario interno sobre “Algunos aspectos de
la transición del capitalismo al socialismo”, Centro de Estudios
Socioeconómicos (CESO), Facultad de Ciencias Económicas, Uni-
versidad de Chile, Santiago de Chile, mayo 1971.

Miradas Acerca da América Latina 35


MARINI, R. A dialética da dependência, 1973. In: TRASPADINI,
R; STEDILE, J. P. Ruy Mauro Marini. 2. ed. São Paulo: Expressão
Popular, 2011.
MARINI, R. Subdesenvolvimento e revolução. 3. ed. Florianópolis:
Insular, 2012.

36 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Capítulo 2

A Mundialização do Capital e a Ofensiva


Transnacional sobre os Territórios
Latino-Americanos: Movimentos Sociais
e Mundos do Trabalho

Fabiana Scoleso(1)

“Na história real, como se sabe, o papel principal é


desempenhado pela conquista, a subjugação, o assassínio
para roubar, em suma, a violência. Já na economia política,
tão branda, imperou sempre o idílio. Direito e “trabalho”
foram, desde tempo imemoriais, os únicos meios de
enriquecimento, excetuando-se, sempre, é claro, “este ano”.
Na verdade, os métodos da cumulação podem ser qualquer
coisa, menos idílicos.” (Karl Marx, O capital)

Introdução

Este capítulo tem por objetivo tratar das questões relacionadas


à mundialização do capital e seu poder transnacional na América

(1)  Doutora em História Social pela PUC-SP, professora do curso de Relações


Internacionais da Universidade Federal do Tocantins, coordenadora do Observatório
dos Movimentos Sociais da UFT e membro do GT Fronteras, Regionalización e
Globalización da Clacso.

Miradas Acerca da América Latina 37


Latina no século XXI, assim como suas formas de dominação e su-
bordinação impostos por esta nova configuração do poder global
(AGNEW, 2008). A ofensiva, o domínio e a subordinação destas
renovadas formas de acumulação têm desencadeado novos conflitos
tanto do ponto de vista do mundo do trabalho, ligado a uma lógica
produtiva com alto grau de tecnologias, quanto desafiado de forma
cada vez mais visceral os movimentos sociais, comunidades tradi-
cionais e seus projetos emancipatórios (ANTUNES, 2018).
É relevante iniciarmos esta análise apontando os aspectos que
certamente colaboraram com a reconfiguração do neoliberalismo
na América Latina no século XXI especialmente no que concerne
o agronegócio, o neoextrativismo: a presença de uma nova elite
transnacional responsável por forjar uma hegemonia neoliberal e
governos que vão dos progressistas aos conservadores que ligados
por diversos interesses atuam por políticas privatistas, de austerida-
de e, fundamentalmente, na desregulamentação de leis de proteção
ambiental e de direitos trabalhistas e sociais.
O chamado “Consenso das Commodities”, termo cunhado pela
socióloga argentina Maristella Svampa (SVAMPA, 2019) e protago-
nizado pela América Latina nas últimas duas décadas cooperou com
a tendência mundial de inserção das corporações transnacionais em
nossa territorialidade contribuindo com uma ampliada concentra-
ção de terras e com o domínio de vários elos da cadeia produtiva e
de valor do agronegócio. Megaprojetos de mineração também tem
gerado inúmeras problemáticas, ameaçando os povos indígenas,
como o caso da Usina de Belo Monte no Brasil e mineração de ouro
no Peru para citar dois casos. Empresas ligadas a expansão de redes
de transmissão de energia, aspecto relevante para o agronegócio,
implantam torres em comunidades tradicionais (como o caso da
Comunidade de Malhadinha em Porto Nacional, Tocantins) subver-
tem seus modos de vida e alteraram significativamente as relações
sociais de produção como parte de um novo poder geopolítico
internacional, com especial protagonismo chinês.
A nova fase da mundialização do capital na América Latina
amplificou o metabolismo social produzindo potencializadas con-
tradições que ameaçam territórios e qualquer parâmetro jurídico
que reja a proteção ambiental, o direito dos povos originários, a
agricultura familiar, trabalhadoras e trabalhadores urbanos, cam-
ponesas e camponeses. Segundo Preciado,

38 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


A matriz econômica e política latino-americana e caribenha
encontra-se dividida internamente pela emergência de blocos
supranacionais que cobram uma nova projeção geopolítica,
a qual não se limita à dimensão econômica e comercial, mas
abrange também negociações crescentes de espaços e âmbitos
de poder entre o centro e a periferia. (PRECIADO, 2008)

A nova lógica produtiva do campo é também exemplo con-


tundente de como a organização internacional do trabalho se
materializou em uma morfologia que ainda não prescinde ab-
solutamente do trabalho, mas pode reduzi-lo ao máximo com o
autoincremento das plataformas digitais, com o uso intensivo da
bio e nanotecnologias, utilização de drones, aplicativos e vigilância
por satélite que juntos são responsáveis por estabelecer um modelo
profundamente avançado de produção que no seu conjunto é deno-
minado Agricultura 4.0 e que contribui significativamente para um
capitalismo desigual, porém altamente articulado.

1. A ofensiva transnacional sobre os territórios latino americanos

As mudanças na configuração do poder global, os princípios de


um novo ordenamento jurídico para a integração da América Latina
e as intensas relações sociais estabelecidas por uma nova geração de
elites transnacionais desencadearam uma atualizada interação que
colocou o Estado em posição cada vez mais vulnerável em relação
a sua soberania. A nova dinâmica do comércio internacional, a di-
mensão transnacional do Direito e o papel desta elite transnacional
são fundamentais para a compreensão deste contexto que em si sig-
nifica uma nova percepção do alcance global do modo de produção
capitalista, das transformações tecnológicas integrada ao processo
de acumulação, dos instrumentos político-jurídicos do comércio
bilateral e multilateral, a importância da logística e do transporte
modal, assim como os meios de comunicação e interação (CRUZ;
STELZER, 2011). Essas mudanças e suas adjuntivas revelam a capa-
cidade de superprodução do capital e as consequentes contradições
que geram sobre os territórios latino-americanos. O surgimento de
territórios transnacionais e a constituição das Zonas Especiais de
Intensa Acumulação (ZEIA’s) são resultado de uma crise de sobrea-
cumulação e a necessidade de descarregar os excedentes de capital.

Miradas Acerca da América Latina 39


Para tanto é necessário um novo ordenamento que permita uma
nova fase de expansão lideradas por uma classe capitalista trans-
nacional e a criação de espaços globais como é o caso da América
Latina (ROBINSON, 2011).
O ordenamento e a consequente subordinação que conduziu
a integração latino-americana há séculos perpetuou formas de do-
minação que são expressas desde o modo de produção escravista
colonial e por tudo o que dele denotou: o racismo, o patriarcado
e o sexismo, formas de controle exercido sobre as classes, sobre o
trabalho, as raças, os corpos, sexualidade, revelando assim o cará-
ter histórico que se manifesta na identidade permanente do sujeito
da história, fruto de múltiplas determinações, como expressam as
categorias marxistas de análise.
Por este motivo não podemos esquecer de que ainda que
separados por alguns séculos destes processos historicamente
constituídos e vividos pelos povos latino-americanos, suas marcas
estão presentes na herança política, econômica e social, na preva-
lência de uma classe sobre a outra num continum e no processo de
hiperexploração da natureza e dos sujeitos. Sem dúvidas a matriz
escravocrata da sociedade latino-americana nos traz respostas
para os porque alguns são reconhecidos como sujeitos enquanto
outros são colocados na condição de coisa; que com o poder das
elites econômicas internas e externas, somadas com a retomadas
das direitas na América Latina, colocam hoje em xeque também a
relação fundamental entre Estado e sociedade civil que é o pacto
de proteção ainda que estejamos sob a regência dos parâmetros da
democracia participativa.
Mas há que se mencionar também que no princípio do século
XXI na América Latina grande partes dos países estavam governados
por tendências progressistas e a região mais uma vez se esboçou
como estratégica e de grande potencial geoeconômico e geopolítico.
Plataformas políticas e acordos de cooperação desencadearam uma
rede de relações bilaterais e multilaterais marcando de forma deci-
siva a presença da China nos acordos e tratados de livre comércio
potencializando o processo de reprimarização. As disputas pela
hegemonia (ARRIGHI, 2008) que os Blocos de Poder (Bloco Multipo-
lar/Potências Emergentes; Bloco Anglo-estadunidense/ Nacionalista
Protecionista; Bloco Liberal/ Corporativo Global) exerceram nesta

40 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


nova fase de domínio e subordinação sobre potências regionais como
o México e Brasil, reconfigurando as relações neoliberais, amplifica-
ram o poder de influência e domínio das empresas transnacionais
nos território com grande ímpeto neoextrativista. O transnaciona-
lismo, portanto, passou a ser o novo paradigma de valorização do
capital em escala global trazendo novas relações, novos poderes,
novos atores e, consequentemente uma nova arena de contradições
e conflitos para o mundo do trabalho, para a questão ambiental e
constantes ameaças aos territórios dos povos tradicionais.
Ao longo de três décadas neoliberais, o capital financeiro ca-
racterizado em sua forma rentista foi responsável por movimentos
e transformações que transformaram as elites transnacionais, suas
formas ideológicas e políticas, capazes de intervir e pressionar para
na lógica institucional, influindo na ordem político-econômica dei-
xando profundas marcas no ordenamento social e institucional. As
frequentes crises sistêmicas do capital causado por denúncias de
corrupção e as formas que os Estados assumem nada mais são do
que manifestações endêmicas, cumulativas, crônicas e permanentes
do capital, como afirma Mészáros,
Compreensivelmente, a atual crise estrutural do capital afeta
em profundidade todas as instituições do Estado e os métodos
organizacionais correspondentes. Junto com esta crise vem a
crise política geral, sob todos os seus aspectos, e não somente
sob o diretamente preocupados com a legitimação ideológica
de qualquer sistema particular de Estado. Em sua modalidade
histórica específica, o Estado moderno passa a existir, acima de
tudo, para poder exercer controle abrangente sobre as forças
centrífugas insubmissas que emanam de unidades produtivas
isoladas do capital, um sistema reprodutivo social antagoni-
camente estruturado. (…) O Estado moderno constitui a única
estrutura corretiva compatível com os parâmetros estruturais do
capital como modo de controle sociometabólico. (MÉSZÁROS,
2006, p. 106-107).

Os atuais padrões de crescimento global e as transformações no


espaço produtivo em seu conjunto fazem parte de uma política de
reequilíbrio internacional baseado na reversão das nacionalizações
do Pós II Guerra Mundial, na crescente tendência à desregulamenta-
ção das atividades econômicas e sociais pelo Estado e na substancial
alteração dos padrões universais de proteção social. Desde a década

Miradas Acerca da América Latina 41


de 1970 o neoliberalismo apresentou variações e seu enraizamento
se deu tanto pelo seu projeto inicial quanto nos diversos campos
da imperfeição do capital. Os novos atores políticos (tink tanks(2)
e as grandes empresas transnacionais) dinamizaram os governos
sinalizando uma modificação latente sobre o regime de acumulação
global.
Os modos renovados e ampliados de exploração e extração de
valor pluralizaram as questões em torno do trabalho com a elabora-
ção por parte dos Estados latino-americanos de reformas trabalhistas
que criaram uma nova morfologia laboral, eliminando dispositivos
de direitos, precarizando a classe trabalhadora e enraizando as forças
da economia neoliberal na economia informal. A forma política esta-
tal na era neoliberal é a reprodução da sociabilidade do capitalismo
de forma ampliada. O resultado da era neoliberal na América Latina
nas últimas duas décadas é a condição de insegurança, desemprego
e endividamento massivo.
O diagrama neoliberal alcançado e as novas formas de acu-
mulação do capital por meio da inserção subordinada dos países
da América Latina no mercado global precisam ser analisados pelo
campo dos governos progressistas em ascensão a partir de 1998,
como mencionado anteriormente, assim como seu consequente
declínio. Vale destacar que a ofensiva da direita começa em 2009
com o golpe em Honduras, com a eleição de Fernando Lugo no
Paraguai em 2012, com a eleição de Maurício Macri em 2015, com
o golpe parlamentar sobre Dilma Rousseff em 2016, o regresso da
direita no Chile com a eleição de Sebastian Piñera, a eleição de Ivan
Duque na Colômbia e também com a vitória de Luis Lacalle Pou,
candidato conservador no Uruguai em 2019, que se empenharam
e se empenharão em consolidar o poder corporativo transnacional
sobre o território latino-americano.
Espaços territoriais que gozavam de certa autonomia pas-
saram a ser violentamente ameaçados e seus recursos naturais

(2)  O termo “think tanks” pode ser traduzido como “fábrica ou laboratório
de ideias”. Suas performances estão associadas a natureza investigativa sobre
temas referentes a política social, estratégia política, economia, assuntos militares,
tecnologia, cultura, organizando análises e oferecendo referenciais que se tornam
indutoras de investimentos em várias partes do mundo.

42 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


colocados à disposição do capital transnacional sob diversas formas
e argumentos. É o caso dos indígenas altiplanos da Guatemala, do
Peru, das áreas Amazônicas e da costa do pacífico da Colômbia.
A direita utiliza do seu poder político recuperado para empreen-
der múltiplas reformas com importantes mudanças na legislação
como forma de restauração plena da plataforma neoliberalismo,
ampliando sua condição para um ultra neoliberalismo. É neste
sentido que ficam mais latentes as ameaças ao meio ambiente, aos
povos do campo, das águas e das florestas, assim como para aque-
les que vivem constantemente ameaçados nas cidades e expulsos
dos seus territórios.
Essa dinâmica torna-se ainda mais potente quando articulada
com o fascismo, racismo, sexismo e classismo perpetrando a socia-
bilidade do capital sobre os territórios e sobre os modos de vida
promovendo uma nova racionalidade, um novo controle. De acordo
com estudos sobre sociologia da globalização de Saskia Sassen, a
dinâmica do capitalismo global e as exigências do mercado são in-
corporadas na institucionalidade estatal formando uma nova ordem
institucional privada ligada à economia global e um conjunto sig-
nificativo de novas expulsões: desemprego, emigrações, execuções
hipotecárias, pobreza, deslocamentos em massa, encarceramento,
e expulsões de territórios como resultado de um novo mercado
global de terras:
A aquisição de terras de um país por governos e empresas es-
trangeiros é um processo que ocorre há vários séculos em boa
parte do mundo. Porém, podemos detectar fases específicas nas
diferentes histórias e geografias dessas aquisições. Uma mudan-
ça importante teve início em 2006 e foi marcada por um rápido
aumento no volume e na expansão geográfica da aquisição de
terras estrangeiras, bem como na diversidade dos compradores.
Estima-se que mais de 200 milhões de hectares de terra tenham
sido adquiridos por governos e empresas estrangeiros entre
2006 e 2011. Grande parte das terras compradas localiza-se na
África, mas uma porção cada vez maior está na América Latina
e, pela primeira vez desde o fim da Segunda Guerra Mundial,
em vários países da Europa e Ásia, principalmente na Rússia,
Ucrânia, Laos e Vietnã. Os compradores estão cada vez mais
diversificados: são originários de países que vão desde a China
até a Suécia, e são empresas de setores tão diferentes quanto a
biotecnologia e as finanças. (SASSEN, 2016, p. 100).

Miradas Acerca da América Latina 43


As conexões transnacionais advindas desse processo vão além
das formas de produção e circulação de mercadorias. Seu potencial
é também expresso na presença migrante e na organização das di-
nâmicas coletivas contribuindo com uma transformação ainda mais
ampla do mundo do trabalho e dos territórios porque estas estão
altamente vinculadas à cadeia de valor transnacional.
O processo de estrangeirização da terra e o land grabbing (gri-
lagem de terras) ainda que sejam processos distintos, são antigos,
mas absolutamente em ascensão no século XXI(3). Para citar o caso da
Amazônia brasileira os problemas fundiários e sociais extremamente
associados à ditadura militar que transferiu, concedeu e favoreceu
inúmeros grupos privados no processo do desenvolvimento regional
(LOUREIRO; ARAGÃO PINTO, 2005). Para mencionar o caráter
destrutivo do capital e do ativismo do Estado, em plena pandemia
provocada pelo COVID-19, o presidente do Brasil Jair Bolsonaro
tramitou a MP 910 que permitiria que terras públicas devastadas
com mais de 2500 hectares se torna-se propriedade de quem a ocu-
pou irregularmente. A medida já estava em vigor desde o dia 10 de
dezembro de 2019, mas precisava ser chancelada pelo Congresso até
o dia 19 de maio de 2020 para não perder a validade. A medida pro-
visória foi chamada de MP da Grilagem exatamente porque premia
desmatadores e estimula a destruição de novas áreas de floresta. A
intensificação do interesse global sobre as terras latino-americanas,
e consequentemente sobre suas águas é visível, especialmente se
considerarmos os inúmeros estudos que surgiram sobre o assunto
em diferentes instituições multilaterais(4).
O neoliberalismo em suas faces e interfaces atua como um con-
junto combinado de estratégias jurídicas, instituições internacionais
e regras econômicas que se estruturam de acordo com a hierarquia
geopolítica tendo o transnacionalismo o indutor de capital que

(3)  Grain. Disponível em: <https://www.grain.org/es/article/entries/5607-el-


acaparamiento-global-de-tierras-en-el-2016-sigue-creciendo-y-sigue-siendo-malo>.
(4)  Vale destacar o estudo realizado e publicado por Alceu Luiz Castilho, jornalista
formado pela Universidade de São Paulo e pós-graduado em Geografia Humana na
USP. É autor do livro “Partido da Terra” publicado pela Editora Contexto em 2012,
editor e coordenador de “De Olho nos Ruralistas”, um observatório jornalístico
sobre agronegócio no Brasil. Disponível em: <https://deolhonosruralistas.com.
br/2017/01/09/20-grupos-estrangeiros-tem-3-milhoes-de-ha-de-terras-no-brasil/>.

44 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


ativa as políticas multilaterais e colabora com a construção de zonas
privilegiadas de comércio. Neste sentido também o transnaciona-
lismo pode fomentar uma espécie de competição pela hegemonia,
sofisticando esta nova fase de desenvolvimento e desempenhando
papel decisivo para a internacionalização de um modelo político e
de gestão do Estado que colabore com a construção da cooperação
internacional (BECK, 1999).
As políticas transnacionais e sua estrutura organizacional
também são pressupostos para que as forças sociais que vivem do
trabalho, das terras, das águas e das florestas constituam formas
de resistência capazes de reordenar o movimento das trabalhado-
ras e trabalhadores e dos povos tradicionais com suas dinâmicas
pedagógicas atualizadas de contestação contra o capital global, em
especial contra os setores que representam no parlamento os gran-
des investimentos e que criam novas condições de subordinação,
submissão, opressão e expulsões.
Vale ressaltar que os conflitos e o aumento da violência(5) nas
áreas indígenas e no campo são reflexos também das expansão mi-
litarizada do domínio das terras que pode ser facilmente entendido
pela presença de cerca de 16.000 companhias privadas que oferecem
serviços militares e de segurança na América Latina conforme a
pesquisa publicada em 2018 pela Revista Inter American Dialogue
intitulada Security for Sale(6).
O acentuado aumento da violência nas áreas indígenas e no
campo estão intimamente ligados com a recuperação do poder
político das direitas na América Latina que impuseram um ritmo
acelerado de restauração do neoliberalismo comprovado também
no ativismo dos Estados pela liberação do uso dos agrotóxicos ou
pela mudança na sua nomenclatura, pela crise ambiental visível,
pela diminuição das áreas de proteção, aumento das queimadas e

(5)  Os números referentes ao aumento da violência no campo podem ser


encontrados nos Cadernos de Conflitos no Campo elaborados pela Comissão
Pastoral da Terra (CPT) e publicados anualmente. Disponível em: <https://www.
cptnacional.org.br/>.
(6)  KINOSIAH, Sarah, BOSWORTH, James. Security of sale: challenges and good
pratices in regulating private military and security companies in Latin America.
The Dialogue: Washington, mar. 2018. Disponível em: <https://www.thedialogue.
org/wp-content/uploads/2018/03/Security-for-Sale-FINAL-ENGLISH.pdf>.

Miradas Acerca da América Latina 45


desmatamento. As florestas degradadas na Amazônia Legal ocor-
reram em áreas privadas em diferentes estágios de posse (67%), por
meio de desmatamento em assentamento (21%), em terras indíge-
nas (7%) e áreas de conservação (5%) segundo dados do Instituto
de Pesquisa Imazon(7). Por toda a América Latina, especialmente
o avanço da devastação na Floresta Amazônica esta tem sido uma
problemática recorrente e denunciada por diversas Organizações
Não Governamentais(8).
No caso peruano o desmatamento também é bastante significa-
tivo. Na Amazônia peruana o problema é a mineração e os cultivos
ilegais. Uma das regiões mais atingidas no Peru é a área conhecida
como Madre de Dios, onde se concentra a atividade mineradora de
ouro. O MAAP (Projeto de Monitoramento da Amazônia Andina),
uma iniciativa da ONG Amazon Conservation, já havia monitora-
do centenas de hectares de floresta derrubada por atividades de
mineração neste território. A expansão da área desmatada também
desacelerou neste ano em comparação com os dois anos anteriores.
O MAAP também documentou mais de 102 km2 de desmatamento
ligado à mineração em três reservas Kayapó, Munduruku e Yano-
mami(9). No Brasil o Instituto Socioambiental(10) em parceria com
o INPE (Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais) também vem
monitorando os desmatamentos sobre as terras indígenas.
Consumo insustentável, endividamento, especulação, mili-
tarização e destruição da natureza. Esses são apenas alguns dos
reflexos da ofensiva do capitalismo de cariz neoextrativista sobre
os territórios latino-americanos. Os resultados disso têm sido
um consumo insustentável acompanhado da miséria, exclusão e

(7)  Disponível em: <https://imazon.org.br/publicacoes/boletim-do-desmatamento-


da-amazonia-legal-janeiro-2019-sad/#>.
(8)  Disponível em: <https://www.greenpeace.org/brasil/blog/amazonia-sob-
ataque-queimadas-tem-aumento-de-145-em-2019/?utm_source=bing&utm_
medium=cpc&utm_campaign=%5BSET%2F19%5D%20Amaz%C3%B4nia&utm_
term=queimadas%20e%20desmatamentos&utm_content=Queimadas%20e%20
inc%C3%AAndios%20florestais>.
(9)  Infográfico do MAAP. Disponível em: <https://brasil.mongabay.com/2020/04/
mineracao-de-ouro-ameaca-reservas-indigenas-na-amazonia/>.
(10)  Disponível em: <https://www.socioambiental.org/pt-br/noticias-
socioambientais/desmatamento-em-terras-indigenas-cresce-124-mas-segue-
concentrado-em-areas-criticas>.

46 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


assassinato da população que são acompanhadas pela reversão das
políticas públicas e ataque aos direitos historicamente conquistados
e constitucionalmente garantidos por meio de reformas e tentativas
ou alterações significativas das cartas constitucionais, se encontram
em um dos momentos mais adversos da história.

2. Os movimentos sociais e a reconstrução da resistência no século


XXI

A resposta dos movimentos sociais a estas questões são signifi-


cativas. Em 2018 a Nicarágua viveu 100 dias de protestos e repressão.
Os protestos começaram por causa da demora do governo em conter
o fogo que destruía uma importante reserva ambiental e também por
uma polêmica mudança na previdência social. Estudantes ocuparam
as principais universidades do país e diversos grupos exigiam a re-
núncia do presidente Daniel Ortega, a destituição de juízes do Poder
Eleitoral, reformas na Assembleia Nacional e a convocação de novas
eleições. De acordo com dados da OEA (Organização dos Estados
Americanos) os confrontos provocaram 212 mortes, 1337 pessoas
feridas e 507 privadas de liberdade de abril a junho de 2018(11).
No Equador o movimento indígena liderou importante onda
de protestos em Quito contra as medidas econômicas adotadas
pelo governo a pedido do Fundo Monetário Internacional (FMI). A
Confederação de Nacionalidades Indígenas do Equador (CONAIE),
principal órgão de representação indígena no Equador, a princípio, o
movimento exigia as renúncias dos ministros de defesa e de governo
acusados de seres os mandantes da repressão violenta desencadeada
contra as manifestações. A morte de uma líder indígena nas mani-
festações radicalizou o movimento que bloqueou estradas e ocupou
prédios públicos. Indígenas amazônicos se deslocaram para Quito
e se juntaram aos indígenas do centro andino entrando na capital
em uma longa marcha. Os povos indígenas, que representam 25%
dos 17,3 milhões de equatorianos, são o setor mais atingido pela
pobreza e trabalham principalmente no campo.

(11)  Disponível em: <https://agenciabrasil.ebc.com.br/geral/noticia/2018-06/ongs-


promovem-vigilia-em-homenagem-vitimas-da-nicaragua>.

Miradas Acerca da América Latina 47


Os protestos no Chile em 2019, também conhecido como
Santiagaço ou Primavera Chilena, revelaram as contradições de um
país que pelos dados macroeconômicos tem bons resultados sem
necessariamente dar acesso a melhores condições de vida para o
conjunto de sua população. A distribuição de renda não é eficiente,
o custo de vida em relação ao salário mínimo é alto e o sentimento
de injustiça social e falta de garantias deram ritmo aos protestos
que tinha entre as demandas a revogação do aumento do transporte
público, mudanças nas questões sociais estruturais a partir de uma
nova Constituição que substitua o texto atual (herança da ditadura
militar de Augusto Pinochet) e a renúncia de Andrés Chadwick,
Ministro do Interior e de Segurança Pública.
A bandeira Mapuche(12), usada pelos povos indígenas que
historicamente habitavam a zona sul entre o Chile e a Argentina
transformou-se em símbolo sociopolítico das manifestações no Chile
e passou a representar o conjunto das áreas e grupos em marcha.
Símbolo de convergência de movimentos distintos, mas que tem
no neoliberalismo e nas suas políticas de austeridade pontos em
comum. Não houve desfecho para as lutas em curso no país. O
avanço do COVID-19 na América Latina obstruiu de certa forma a
construção da resistência em marcha e a ocupação das ruas precisou
ser momentaneamente interrompida. Entretanto a construção da
resistência, a convergência entre os movimentos e a unificação da
luta para conquista das demandas em comum, permitiram avanço
na organização dos movimentos sociais e, sem dúvida, se trans-
formaram em referência. Há de se registrar também a escalada da
violência, os abusos por parte dos agentes do estado e a prisão de
cerca de 3.000 manifestantes que é reflexo da política autoritária do
governo Sebástian Piñera. O volume de pessoas reunidas no dia
25 de outubro na Praça Itália, símbolo da capital Santiago, gira em
torno de 1,2 milhão de pessoas e não pôde ser ignorado pelo mundo.
As manifestações em curso na América Latina reagem a um
contexto mais amplo que são as dinâmicas políticas de expansão

(12)  Na etmologia da palavra significa “povos araucanos” que é a região da


América do Sul que abrange a província de Arauco, hoje pertencente ao Chile. A
palavra mapuche quer dizer toda a gente que vive na terra. Antes, no mundo, não
havia bandeiras, não havia fronteiras. Mapu é a terra, o espaço onde vivemos. Che
é a pessoa, o povo.

48 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


capitalista global. A expansão mercantil capitalista sobre os terri-
tórios seja sobre a diversidade ecossistêmica, biológica, econômica
e cultural, seja pela riqueza em torno do petróleo, da mineração, a
riqueza gasífera, das florestas e das águas, dos ativos financeiros
presentes nas cidades, exercem uma nova dinâmica demográfica que
potencializam a precarização do trabalho, a exploração ilimitada dos
recursos naturais e a inviabilização da existência dos mais vulnerá-
veis, pobres, negros, mulheres, indígenas, camponeses, quilombolas,
população LGBTQI+ e da infância e juventude.
Contra todo tipo de violação e destruição de direitos histori-
camente conquistados as experiências mais recentes da América
Latina tem suscitado inúmeros debates que por um lado destacam
os regimes políticos da região, especialmente no que diz respeito a
“democracia participativa” que, levada à cabo por governos neoli-
berais, se transformou em uma experiência involutiva. Os processos
de militarização e criminalização dos protestos também se destacam
nas análises dos diversos movimentos sociais, especialmente após
o 11 de setembro de 2001 com a chamada “guerra infinita” e a luta
contra o “terrorismo” de George W. Bush amplamente utilizado
contra os movimentos sociais(13).
O conjunto dos debates em curso desde o início do século XXI
sobre governos progressivas, conciliações, o avanço da direita e
os processos de polarização social nos remete para a necessidade
de compreender os desafios que a democracia tem enfrentado e
isso diz muito respeito às condições de existência dos movimentos
sociais e dos povos tradicionais. Os governos de direita tem propi-
ciado a construção de uma nova subjetividade social adotando as
chamadas fake news e tentando ressignificar os conceitos de Estado
e sociedade civil na ideia de “pátria de um só povo”, passando por
cima de diferenças étnicas-culturais e dos direitos conquistados
por mulheres, pelos movimentos LGBTQI+, sobre as questões em
torno da institucionalização do marco temporal dos povos indíge-
nas e quilombolas. É neste sentido que é de especial importância

(13)  No Brasil a “Lei Anti-Terror” (PL 2016/15) foi sancionada no Governo Dilma
Rousseff dia 17 de março de 2015 mesmo com importantes manifestações como da
Anistia Internacional, diversas ONG’s e Movimentos Sociais e Populares. Embora
o Projeto de Lei aborde crimes já tipificados pelo Código Penal brasileiro, um novo
texto amplifica a criminalização de manifestantes, movimentos sociais e populares.

Miradas Acerca da América Latina 49


reconhecermos as configurações dos movimentos sociais respeitan-
do as diferenças que são marcos de seus processos de construção
política e organizacional.
A emergência e consolidação de uma atualizada resistência
passa pela história, pelas experiências, pelas formas de ação, progra-
máticas, referências e sua significação nacional e internacional. Os
movimentos sociais e populares têm suas características distintivas
expressivas e são fundamentais tanto para a nova configuração das
manifestações, protestos e marchas quanto ativar novos grupos
coletivos, formas de luta e propor alternativas emancipatórias para
a América Latina.
Não podemos confundir invisibilidade e criminalização com
desmobilização dos movimentos. Isso nada mais é do que reflexo
do avanço autoritário que silencia e reprime as manifestações e luta
por justiça social e que são resistência política ao projeto neoliberal.
Neste sentido vale lembrar também do Movimento dos Trabalha-
dores Sem Terra no Brasil e do movimento zapatista como atores
sociais que seguem organizando o campesinato e os povos indígenas,
reelaborando suas formas políticas e pedagógicas e vinculando suas
agendas de luta aos movimentos sociais nacionais e internacionais
(SEOANE, 2004).
Assim como o capital e o capitalismo transmutam suas tarefas
de produção e acumulação, os movimentos sociais também reinven-
tam múltiplas formas de resistência e rebeldia. A transversalidade e
convergência entre classe, gênero, etnia, sexualidade e geração são
absolutamente necessários diante da instabilidade e da inseguran-
ça provocadas pelo capital global e pelo novo mosaico ainda mais
fragmentado do mundo do trabalho.
As heterogeneidades provocadas pelo trabalho dessocializado
tornou o labor humano espaço de sujeição, sofrimento, desumani-
zação e precarização. A lógica destrutiva do capital reforça a tese de
que os movimentos sociais necessitam constantemente reconduzir
suas práticas mesmo diante de tamanha dispersão e fragmentação,
reificação e estranhamento. A convergência de tais forças significa
uma saída autêntica diante da redução do Estado Democrático de
Direito. As novas modalidades de trabalho com contratos “zerados”,
“uberizados”, “pejotizados”, “intermitentes”, “flexíveis”, assim

50 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


como uma série de terminologias nascidas nos últimos anos em
todo o mundo são reflexo do florescimento e ampliação do chamado
precariado que, sem acolhimento no espaço sindical, também vem
criando seus próprios movimentos como muito bem apontam as
reflexões elaboradas por Ricardo Antunes,
Em pleno século XXI, mais do que nunca, bilhões de homens e
mulheres dependem de forma exclusiva do trabalho para sobre-
viver e encontram, cada vez mais, situações instáveis, precárias,
ou vivenciam diretamente o flagelo do desemprego. Isto é, ao
mesmo tempo que se amplia o contingente de trabalhadores e
trabalhadoras em escala global, há uma redução imensa dos
empregos; aqueles que se mantém empregados presenciam a
corrosão dos seus direitos sociais e a erosão de suas conquistas
históricas, consequência da lógica destrutiva do capital que,
conforme expulsa centenas de milhões de homens e mulheres
do mundo produtivo (em sentido amplo) recria, nos mais dis-
tantes e longínquos espaços, novas modalidades de trabalho
informal, intermitente, precarizado, ‘flexível’, depauperando
ainda mais os níveis de remuneração daqueles que se mantém
trabalhando. (ANTUNES. 2018, p. 25)

Diante do poder das corporações globais, das elites transna-


cionais e do rentismo, dos coágulos de sociabilidade criados por
este renovado metabolismo social que consolida o processo de
precarização estrutural do trabalho e das suas formas de ressubor-
dinação é preciso pensar em redes transnacionais de resistência e na
reestruturação das práticas e dinâmicas de articulação e contestação
dos atores sociais.

3. Movimentos Sociais na América Latina: à guisa de conclusão

A discussão contemporânea sobre os movimentos sociais


na América Latina passa, sem dúvidas, pelas suas problemáticas
históricas. Entretanto as inúmeras e recentes mobilizações já apon-
tadas reacendem os debates sobre as potências das lutas sociais e
a necessidade de recuperação e atualização das formas políticas e
organizacionais dos movimentos sociais, populares sobre a defesa
dos territórios, na preservação da biodiversidade, das formas e vida
e trabalho. A expropriação, as contradições e as expulsões sistêmicas
dos trabalhadores do campo, da cidade e as ameaças latentes aos

Miradas Acerca da América Latina 51


povos tradicionais significa a subordinação e conversão do trabalho
e dos meios de vida em capital para a produção de mais valor(14).
As diversas análises das experiências recentes dos movimentos
sociais por toda a América Latina e os debates travados em espaços
como os que o Conselho Latino Americanos de Ciências Sociais
(Clacso), a Associação Latino Americana de Sociologia (Alas) e
Associação de Historiadores Latino Americanos (Adhilac) têm
proporcionado, nos permite ampliar nossos conhecimentos sobre
as características distintas presentes na configuração dos protestos
e também sobre as alternativas para a região. São múltiplos olhares
que suscitam um conjunto de questões comuns.
Neste sentido vale destacar os estudos de Emilio Taddei in-
titulado “El agronegócio: de la república de la soja a los desiertos
verdes” que destaca as resistências rurais e a criminalização social
na Argentina, no Brasil e no Paraguai, assim como a pesquisa de José
Seoane sobre as mega minerações e os movimentos sociais desta-
cando o Peru, a Argentina e o México e as disputas socioambientais
por toda América Latina. (SEOANE; TADEEI ;ALGRANATI, 2013)
Os tempos disruptivos, caóticos e violentos demandam uma
nova práxis repleta de particularidades e adjuntivas que hoje ex-
pressam o conjunto das lutas sociais. A necessária simbiose entre
classe, raça e etnia alterou de forma importante a pedagogia de
inúmeros movimentos sociais. Desde o uso mais intensivo das tec-
nopolíticas até os aspectos mais cotidianos da luta e da resistência.
Um exemplo reconhecido na América Latina e Caribe é o surgimento
da Escola Nacional Florestan Fernandes localizado no município
de Guararema no interior do estado de São Paulo. A pedagogia de
luta também se desdobra nos vários setores de formação política.
Certamente a criação da Escola Nacional Florestan Fernandes em
2005 exerceu importante influência na formação política das novas
lideranças e, consequentemente, nas novas estratégias de atuação
do Movimento pelo território nacional. Além dos cursos em áreas
como História Social do Brasil, Conjuntura internacional, Sociologia
Rural, a Escola também possui parceria com 35 universidades, com
as quais oferece cursos superiores e de especialização, e 15 escolas

(14)  Baseado na leitura do capítulo XXIV do O Capital de Karl Marx que trata da
chamada acumulação primitiva.

52 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


de formação em outros países. A ENFF reorientou estratégias diante
da ofensiva neoextrativista e ressignificou o movimento das traba-
lhadoras e trabalhadores sem terra por todo o país, tornando-se
também, referência pelo mundo.
Não se pode ignorar que mesmos sob governos progressistas
a reforma agrária caminhou em marcha lenta e em determinados
momentos sofreu paralisia total. As alianças políticas que se con-
jugaram em torno de um modelo de desenvolvimento que tem no
neoextrativismo sua mais importante base na atualidade, elevou os
níveis da ameaça ao meio ambiente, aos camponeses e as comuni-
dades tradicionais diretamente. Transposição de rios, projetos de
energia e o avanço do agronegócio impactaram as territorialidades
daqueles que efetivam suas vidas, suas culturas e suas existências na
terra, nas águas e florestas e todas aquelas e aqueles que são classe
que vive do trabalho. Neste sentido vale destacar também as marchas
e protestos que foram construídos neste período porque são formas
concretas de compreender que eles não foram absorvidos na sua
totalidade e nas suas demandas pela via da institucionalidade. Ao
contrário. Continuaram seu processo de organização e luta.
É preciso compreender que o Estado neoliberal ao ampliar a
sociedade civil com políticas redistributivas e programas sociais,
não diminuiu o peso da coerção e, consequentemente, da violência.
O Estado neoliberal e sua iminente ação reformista foi espaço para
a construção do consenso pelos governos progressistas. E neste
sentido, sua face violenta e desumanizadora continuou e continua
a desdobrar em crises, conflitos e na luta de classes:
A organização do processo capitalista de produção desenvol-
vido quebra toda a resistência; a constante geração de uma
superpopulação relativa mantem a lei da oferta e da demanda
de trabalho e, portanto, o salário, nos trilhos convenientes às
necessidades de valorização do capital; a coerção muda exercida
pelas relações econômicas sela o domínio do capitalista sobre
o trabalhador. A violência extraeconômica, direta, continua, é
claro, a ser empregada, mas apenas excepcionalmente. Para o
curso usual das coisas, é possível confiar o trabalhador às “leis
naturais da produção”, isto é, a dependência em que ele mesmo
se encontra em relação ao capital, dependência que tem origem
nas próprias condições de produção e que por elas é garantida e
perpetuada. Diferente era a situação durante a gênese histórica

Miradas Acerca da América Latina 53


da produção capitalista. A burguesia emergente requer e usa a
força do Estado para “regular” o salário, isto é, para comprimi-lo
dentro de certos limites favoráveis a produção de mais valor,
a fim de prolongar a jornada de trabalho e manter o próprio
trabalhador num grau normal de dependência. Esse é um
momento essencial da assim chamada acumulação primitiva.
(MARX, 2013, p. 808-809).

A entropia do sistema capitalista que expulsa, expropria e res-


subordina trabalhadoras e trabalhadores, nos campos, nas cidades,
nas águas e florestas dão os limites da possibilidade de da população
produzir sua própria existência. Sem condições de existir se subme-
tem a todo tipo de coerção que o capital induz aos meios de vida.
A expropriação e a subordinação do trabalho ao capital é condição
permanente embora nos tempos atuais signifique um controle ainda
mais exacerbado e camuflado das “liberdades” que tem no discurso
do empreendedorismo e a meritocracia seu alto grau de disfarce.
É a partir destas constatações que os movimentos sociais em sua
diversidade vêm organizando suas práticas. A rede de movimentos
por toda a América Latina é grande, embora em muitos sentidos não
tenha convergido para uma resistência mais ampla que é de fato o
desafio mais imediato de todos eles.

Referências

AGNEW, John. A nova configuração do poder global. Dossiê Ca-


dernos CHR, Salvador, v. 21, n. 53, p. 207-219, maio/ago, 2009.
ANDRADE, Daniel; RAMÍREZ GALLEGOS, Franklin et al. Octu-
bre y derecho a la resistência: revuelta popular y neoliberalismo
autoritário en Ecuador. Buenos Aires: Clacso, 2020.
ANTUNES, Ricardo. O privilégio da servidão: o novo proletariado
de serviços na era digital. São Paulo: Boitempo, 2018.
ARRIGHI, G. Adam Smith em Pequim: origens e fundamentos do
século XXI. São Paulo, Boitempo, 2008.
BECK, Ulrich. O que é globalização? Equívocos do globalismo,
respostas à globalização. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1999.
BECK, Ulrick. Sociedade de risco: rumo a uma outra modernidade.
São Paulo: Editora 34, 2010.

54 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


CHESNAIS, François. A mundialização financeira: gênese, custo e
riscos. São Paulo: Xamã, 1998.
CRUZ, Paulo Márcio; STELZER, Joana. Direito e Transnacionali-
dade. Curitiba: Juruá, 2011.
CUNHA, Manuela Carneiro; BARBOSA, Samuel. Direitos dos povos
indígenas em disputa. São Paulo: editora da Unesp, 2018.
DARDOT, Pierre; LAVAL, Christian. Comum: ensaio sobre a revo-
lução no século XXI. São Paulo: Boitempo, 2017.
GOHN, Maria da Glória; BRINGEL, Breno M. (orgs.). Movimentos
sociais na era global. 2. ed. Rio de Janeiro: Vozes, 2014.
GOHN, Maria da Glória. Participação e democracia no Brasil: da
década de 1960 aos impactos pós-junho de 2013. Rio de Janeiro:
Vozes, 2019.
IGLESIAS, Enrique (Coord.). Os desafios da América Latina no
século XXI. São Paulo: Edusp, 2015.
MARTINS, Carlos Eduardo, SÁ, Fernando, BRUCKMANN, Mónica.
Globalização e regionalização: hegemonia e contra-hegemonia —
vol. 3. São Paulo: PUC-RIO/Loyola, 2004.
MARX, Karl. O capital — livro 1- vol. 2. Rio de janeiro: Civilização
Brasileira, 2005.
MÉSZÁROS, István. Para além do capital. São Paulo: Boitempo,
2002.
NEGRI, Antonio; COCCO, Giusepe. Glob(al): biopoder e luta em
uma América Latina globalizada. Rio de Janeiro: Record, 2005.
OLIVEIRA, Ariovaldo Umbelino; LIRA, Elizeu Ribeiro; CABRAL,
José Pedro Cabrera; SANTOS, Roberto de Souza. Território em
conflito, terra e poder. Goiânia: Kelps, 2014.
PRECIADO, Jaime. América Latina no sistema-mundo: questiona-
mentos e alianças centro periferia. Dossiê CRH, Salvador, v. 21, n.
53, p. 253-268, maio/ago. 2008.
ROBINSON, W. I. Conflictos transnacionales: centroamérica, cam-
bio social y globalización. San Salvador: UCA Editores, 2011.

Miradas Acerca da América Latina 55


RUBIO, Blanca (Coord.). América Latina en la mirada: las transfor-
maciones rurales en la transición capitalista. México: Universidad
Nacional Autónoma de México, 2018.
SANTOS, Boaventura de Sousa et al. Ecuador: la insurrección de
octubre. Buenos Aires: Clacso, 2020.
SASSEN, Saskia. Expulsões: brutalidade e complexidade na econo-
mia global. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 2016.
SEOANE, José (org.). Movimientos sociales y conflito em América
Latina. Buenos Aires: Clacso, 2004.
SEOANE, José; TADDEI, Emilio; ALGRANATI, Clara (Orgs.). Extra-
tivismo, despojo y crisis climáticas: desafios para los movimientos
sociais y los proyetos emancipatórios de Nuestra América. Buenos
Aires: Herramienta/ Editorial El Colectivo, 2013.
SVAMPA, Maristella. As fronteiras do neoextrativismo na América
Latina: conflitos socioambientais, giro territorial e novas dependên-
cias. São Paulo: Elefante, 2019.

56 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Capítulo 3

Recomposição Dinâmica do Capitalismo


Dependente no Brasil: Vertigem,
Tragédia e Farsa

Gabrielle dos Santos(1)

Introdução

O texto que ora se apresenta busca recuperar os caracteres


estruturantes gerais do capitalismo dependente com bases nas for-
mulações de Florestan Fernandes (1920 — 1995), que se referem ao
modo como capitalismo se realiza historicamente nas economias
periféricas, forjadas a partir da colonização sistemática finalística à
expansão da civilização ocidental, determinando que essas nações
restassem incorporadas de maneira dependente ao cenário socioe-
conômico, cultural e político das nações hegemônicas centrais.
O conceito de capitalismo dependente explorado por Fernan-
des é, simultaneamente, estrutural e histórico. Estrutural uma vez
que se relaciona a um sistema de produção, o sistema capitalista;
e histórico, na medida em que se reatualiza na própria dinâmica
de evolução e desenvolvimento do sistema capitalista mundial
em distintos momentos da história, em uma vertente analítica de

(1)  Assistente Social. Mestra em Política Social (UFMT). Pesquisadora do Grupe


de Pesquisa Política Social, Direitos Sociais e Serviço Social/CNPq.

Miradas Acerca da América Latina 57


consagrada corrente de análise que no Brasil busca desvendar o
padrão de desenvolvimento da sociedade brasileira e suas possibi-
lidades históricas.

1. Dominação e dependência

As nações latino-americanas são produtos da expansão da


civilização ocidental, de um tipo moderno de colonialismo orga-
nizado e sistemático. Esses países, dada a evolução histórica do
capitalismo nos países hegemônicos, foram incapazes de impedir sua
incorporação dependente ao espaço econômico, cultural e político
das nações capitalistas centrais. Quando uma determinada forma
de organização econômica e social era absorvida, isso ocorria em
decorrência de uma mudança de natureza do capitalismo na Europa
e nos Estados Unidos e, assim, novos padrões de dominação externa
emergiram invariavelmente.
Podem-se distinguir sucessivos padrões de desenvolvimento
do capitalismo, correspondentes aos variados tipos de capitalis-
mo que se sucederam o ocorreram simultaneamente na evolução
histórica. Ademais, é verificável que, tomando-se um padrão de
desenvolvimento como referência, este é suscetível de utilizações que
se adequam aos interesses estamentais ou de classe envolvidos pelo
desenvolvimento do capitalismo em situações histórico-sociais dis-
tintas, impactando, assim, nas probabilidades que estes encontram
de superar o plano das determinações estruturais e se realizarem
enquanto fatores da história.
Na realidade histórica brasileira, segundo Fernandes (2006),
são três as fases que demarcaram a evolução interna do capitalismo,
a saber: a fase de expansão do mercado capitalista moderno (1808
— 1860), o capitalismo competitivo (1860 — 1950), e o capitalismo
monopolista (1950 —…). Em nenhuma destas etapas de desenvol-
vimento encontram-se reproduzidas as características típicas do
desenvolvimento do capitalismo nos países chamados hegemônicos
ou centrais. Ao contrário, nos três momentos de desenvolvimento
que se sucederam historicamente, o desenvolvimento capitalista
apresenta os “traços típicos que ele teria de assumir nas nações tidas
como periféricas e heteronômicas, fossem ou não de origem colonial”

58 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


(FERNANDES, 2006, p. 261). Neste sentido o imperativo da indirect
rule não surge como uma realidade passageira, ao contrário,
Ela surge como uma condição estrutural permanente, que iria
assumir feições históricas mutáveis de acordo com a evolução do
capitalismo nas nações que exerceram algum tipo de dominação
imperialista na América Latina (FERNANDES, 2006, p. 262).

Esta etapa de evolução do capitalismo mundial corresponde


à terceira fase de dominação externa à qual foram submetidas as
nações latino-americanas dependentes e decorre da reorganização
econômica em nível mundial, a partir da Revolução Industrial que
partia da Europa. Há de se ressaltar que o controle de mercado
operado pelas potências centrais (com destaque para a Inglaterra)
serviu economicamente como fonte de acumulação de capital nas
economias europeias, o que foi vital para o desenvolvimento do
capitalismo industrial, por meio do “comércio triangular”. O neo-
colonialismo foi, na verdade, uma fonte de acumulação de capital
nos países europeus e a abertura dos mercados nacionais em cres-
cimento desempenhou papel vital no processo de desenvolvimento
do capitalismo industrial.
Em sentido semelhante, Cueva (1983) afirma que a essência
do chamado subdesenvolvimento é resultado de um processo no
qual as burguesias dos estados nacionais centrais abusam das na-
ções economicamente débeis, aproveitando-se dessa condição de
superioridade e aprofundando os níveis da chamada debilidade por
meio da persistência e refinamento das modalidades de exploração e
dominação. Ainda, ao buscar precisar o que se coloca como determi-
nante na situação de inicial de debilidade, o autor localiza a herança
colonial, e a configuração que, a partir dela, foram assumindo as
nações em sua primeira etapa de vida independente.
Ao colocar na base de sua interpretação do desenvolvimento
capitalista na América Latina a recuperação do exato significado
do fato colonial, como processo histórico, Cueva (1983) indica que
o processo de colonização — espanhola e portuguesa — dos países
da América Latina está intrinsecamente relacionado ao movimento
de acumulação primitiva em nível mundial, fato que supõe uma
acumulação sem precedentes em um dos pólos do sistema, ao mesmo
tempo em que instaura a desacumulação permanente no extremo

Miradas Acerca da América Latina 59


oposto. Sendo assim, o excedente econômico produzido na região
não chegava a se realizar em capital no interior dela, momento no
qual era extorquido ao produtor direto por vias escravistas e servis,
mas fluía ao exterior para, lá sim, converter-se em capital de modo
a retroalimentar o sistema e perpetuar um mecanismo básico de
manutenção da dominação. Nas palavras do autor,
A plena incorporação da América Latina ao sistema capitalista
mundial, quando este alcança seu estágio imperialista no último
terço do século XIX, não ocorre a partir de um vazio, e sim sobre
a base de uma matriz econômico-social preexistente, ela mesma
moldada em estreita conexão com o capitalismo europeu e norte
-americano em sua fase protoimperialista (CUEVA, 1983, p. 23).

2. Revolução Burguesa no Brasil: modernização conservadora e


perpetuação da dominação burguesa

Fernandes (2006) detém-se sobre a etapa na qual se inicia a


própria consolidação do regime capitalista no Brasil, caracterizando
a chamada Revolução Burguesa não como um episódio histórico,
e sim, como um fenômeno estrutural “que se pode reproduzir de
modos relativamente variáveis, dadas certas condições ou circuns-
tâncias, desde que certa sociedade nacional possa absorver o padrão
de civilização que a converte numa necessidade histórico-social”.
Essa definição comporta a constatação de que ela se desenvolve
por meio de ações e comportamento coletivos, através dos quais as
diversas situações de interesse da burguesia em formação e expan-
são, impactaram novas formas de organização do poder na esfera da
economia, da sociedade e do Estado. Sendo assim, na interpretação
conceitual do autor, o termo Revolução Burguesa indica um conjunto
de transformações econômicas, sociais, psicoculturais e políticas que
se realizam em sua plenitude quando o desenvolvimento do capi-
talismo atinge um patamar histórico irreversível em sua evolução
industrial, momento que indica, por outro lado, a solidificação do
poder burguês e da dominação burguesa.
A recomposição do poder oligárquico, entre o fim do Império
e início da República, marca o início desta transição — e o início
da Modernidade no país (a “separação” entre a “era senhorial” e a

60 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


“era burguesa”): ainda sob a hegemonia da oligarquia, remode-
lam-se as estruturas de poder, através das quais se configuraram,
historicamente, o poder burguês e a dominação. O que caracteriza
o desencadeamento histórico dessa era, “é a frouxidão com que
o país se entrega, sem profundas transformações iniciais em ex-
tensão e em profundidade, ao império do poder e da dominação
especificamente nascidos do dinheiro” (FERNANDES, 2006, p.
240). A atividade comercial passa a ser o ponto de intersecção e
área que conjuga interesses comuns e do que o autor chama de
composto de “várias burguesias”, que se formaram em torno da
plantação e das cidades. E é dessa fragilidade que surge o poder
da burguesia, porque impôs, desde o início, que fosse no terreno
da política que se estabelecesse o pacto de dominação de classe.
O acentuado e diferencial (em comparação às experiências dos
países centrais) componente eminentemente político de atuação
da burguesia brasileira se revela no modo pelo qual ela converge
para o Estado, visando exercer pressão e influência, e, de modo
concreto, orientar e controlar a aplicação do poder político estatal
de acordo com seus interesses particulares. Como consequência, a
oligarquia não perde o poder de outrora, consolidado como e en-
quanto aristocracia agrária; ela encontra condições para enfrentar a
transição, modernizando-se onde fosse inevitável e difundindo-se
pelo desdobramento de novas oportunidades, onde fosse possível
(FERNANDES, 2006, p. 240).
Neste quadro, a burguesia nativa, que mantém múltiplas po-
larizações com as estruturas econômicas, sociais e políticas do país,
não assume o papel de “emissária” da civilização ou de “propulsora”
da modernidade, num sentido universal organizado e decorrente
de seus interesses de classe. Ela se compromete, sim, com tudo que
lhe pode ser vantajoso. E era vantajoso aproveitar-se da heteroge-
neidade da sociedade brasileira, angariando as vantagens advindas
tanto do “atraso” quanto do “adiantamento” das populações. Assim,
não somente a hegemonia da oligarquia neutralizava um possível
impacto de notação inovadora na forma de dominação burguesa, “a
própria burguesia como um todo (incluindo-se nela as oligarquias)
se ajustara à situação segundo uma linha de múltiplos interesses e de
adaptações ambíguas, preferindo a mudança gradual e a composição
de uma modernização impetuosa, intransigente e avassaladora”
(FERNANDES, 2006, p. 241).

Miradas Acerca da América Latina 61


Neste contexto em que a modernização da sociedade cami-
nhava a passos largos, centrada nas zonas de expansão econômica
e nas cidades mais importantes em crescimento desordenado e
progressivo, num cenário de desagregação social ocasionado pela
universalização do trabalho livre, o que levou a descolonização para
o interior da economia e da sociedade, a burguesia concentrava
seus anseios políticos muito mais no sentido de atenuar a mudança
social espontânea do que em seu sentido oposto, de aprofundá-la e
estendê-la às zonas rurais e urbanas mais “retrógradas”.
Constata-se, então, que essa burguesia, condicionada pelas re-
quisições ideais e legais da ordem social competitiva, circunscrevia
a modernização ao limite das condições imediatas das atividades
econômicas ou do crescimento econômico, nunca para direcionar os
destinos da nação por inteiro, para revolucioná-la como um todo.
Suas representações ideais valiam e definiam um modo de ser que
se esgotava nela própria. Fugia a essa limitação apenas para apa-
rentar sua civilidade, num círculo fechado que redundava em um
ponto morto. Assim,
 As representações ideais da burguesia valiam para ela própria
e definiam um modo de ser que se esgotava dentro de um cir-
cuito fechado. Mais que uma compensação que uma consciência
falsa eram um adorno, um objeto de ostentação, um símbolo
de modernidade e de civilização. Quando outros grupos se
puseram em condições de cobrar essa identificação simbólica,
ela se desvaneceu. A burguesia mostrou as verdadeiras entra-
nhas, reagindo de maneira predominantemente reacionária e
ultraconservadora, dentro da melhor tradição do mandonismo
oligárquico. (FERNANDES, 2006, p. 242)

A esse modo de ser, a esse ponto morto objetivado internamen-


te, somava-se outro de natureza externa, nos marcos da consolidação
do capitalismo competitivo no país — no ínterim da transição para
o século XX e a decorrência do processo de industrialização que
se desenvolve até a década de 1930. O eixo central dessa evolução
estava na estratégia de exportação e de importação, que represen-
tava a sustentação do esquema da economia neocolonial. Havia,
então, o impulso modernizador vindo de fora que se expandia e
aprofundava, contudo, este havia de ser contido dentro dos limites
estreitos e seguros da difusão de valores, técnicas e instituições

62 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


funcionais ao estabelecimento de uma economia satélite. Qualquer
passo além significava o risco de despertar no homem nativo as
ideias da autonomia, da independência e da revolução nacional,
que se chocariam diretamente com os princípios da dominação
externa, conjugados internamente ao poder interno. A influência
da modernização que irradiava de fora e era relativamente signi-
ficativa, invalidava-se, então, antes de qualquer possibilidade de
tornar-se um embrião revolucionário que fosse capaz de converter
a modernização econômica na base de uma evolução histórica de
maior envergadura, de maior potencial e alcance na constituição de
um padrão civilizatório no país.
Eis aí o ponto nevrálgico, na análise do autor, para a compreen-
são da vitalidade e do alcance da dominação burguesa entre nós:
a convergência de interesses burgueses internos e externos, que se
difundiam e se orientavam na mutualização e retroalimentação de
seus interesses, fazia dessa dominação uma fonte de estabilidade
econômica e política, vista como um componente fundamental para
o tipo de crescimento econômico pretendido por ambos e para o
estilo de vida colocado em prática pelas elites, que serviam, por
sua vez, de suporte ao padrão corrente de estabilidade política e
econômica. Para se perpetuar, a dominação burguesa se vinculava
a procedimentos autocráticos, transferidos do passado ou remo-
delados no presente, e se isentava da formação de procedimento
democráticos alternativos, que existiam na formalidade mas, de
fato, eram socialmente inoperantes.
Em continuidade, ainda, à linha de raciocínio de Fernandes
(2006, p. 244), dois elementos devem ser enfatizados na análise da
evolução histórica da dominação burguesa e seu sentido autocrá-
tico. O primeiro deles refere-se a um conflito axiológico quanto
à necessidade de reforçar este sentido autocrático da dominação,
uma vez que, no plano dos seus valores ideais, isso parecia entrar
em contradição com as bases legais da ordem, os mecanismos do
Estado representativo e com a filosofia da livre empresa. Este conflito
concorria para minar a dominação burguesa, podendo impedir que
ela se instituísse como um bloco insuscetível. De todo modo, essa pri-
meira diferenciação pareceu mais fácil de ser acomodada e tolerada
pelas elites “uma divergência intramuros”, uma divergência interna
entre seus quadros e que no fundo dizia respeito a uma pressão para
enquadrar a dominação burguesa aos seus novos quadros reais.

Miradas Acerca da América Latina 63


Assim, as transformações conduzidas “a partir de cima” con-
solidaram um poder dominante autocrático que é altamente hostil
às pressões populares camadas sociais que pudessem pressionar
por mudanças, ainda que dentro da ordem. O que faz com que “a
democracia burguesa, nessa situação, seja de fato uma ‘democracia
restrita’, aberta e funcional só para os que têm acesso à dominação
burguesa” (FERNANDES, 2006, p. 249).
O outro elemento diz respeito se referia ao aparecimento pro-
gressivo de uma oposição efetiva, nos limites da ordem e a partir de
cima. Sob a égide do regime escravocrata e senhorial, a aristocracia
podia conter estas oposições nos limites dos seus próprios interesses
econômicos, sociais e políticos. Com a eclosão do regime de classes
quebra-se essa possibilidade, misturando interesses das classes
dominantes — não apenas dos setores da grande burguesia, mas
entre os setores médios, convertidos em fonte de intensa pressão
divergente. Ao mesmo tempo, essa oposição amplia o cenário de
conflitos potenciais, oportunizando o surgimento de uma oposição
“de baixo para cima”, de difícil controle e com potencialidade de
ser facilmente convertida em “oposição contra a ordem”. Os efeitos
dessa diferenciação foram profundamente sentidos pelas elites bra-
sileiras, como um desafio quase insuportável. Em resposta,

 As reservas de opressão e de repressão de uma sociedade de


classes em formação foram mobilizadas para solapá-la e para
impedir que as massas populares conquistassem, de fato, um
espaço político próprio, “dentro da ordem”. Essa reação não
foi imediata; ela teve larga duração, indo do mandonismo, do
paternalismo e do ritualismo eleitoral à manipulação dos mo-
vimentos políticos populares pelos demagogos conservadores
ou oportunistas e pelo condicionamento estatal do sindicalismo
(FERNANDES, 2006, p. 244-245).

Reside no segundo elemento apontado, no entrechoque de


conflitos de interesses da mesma natureza e das decorrentes acomo-
dações sucessivas de interesses imanentes das classes dominantes, o
que se pode designar como consolidação conservadora da dominação
burguesa no Brasil. Em virtude dela que a oligarquia “tradicional”
(agrária) e a moderna (dos altos negócios, dos industriais) obtém a
possibilidade unificar e consolidar a mentalidade burguesa e deter-
minar o seu próprio padrão de dominação.

64 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Cedendo terreno ao radicalismo dos setores intermediários e
à insatisfação dos círculos industriais, ela praticamente ditou
a solução dos conflitos a largo prazo, pois não só resguardou
seus interesses “tradicionais” ou “modernos”, apesar de todas
as mudanças, como transferiu para os demais parceiros o seu
modo de ver e de praticar tanto as regras quanto o estilo do
jogo. (FERNANDES, 2006, p. 246)

Assim que “velho” e o “novo” se fundem e se recompõem pre-


valecendo a lógica da dominação burguesa dos grupos oligárquicos
dominantes. Onde “o desenvolvimento desigual não afetava o con-
trole oligárquico do poder, apenas estimulava a sua universalização”
e garantia “a maior segurança possível na passagem do mundo
pré-capitalista para o mundo capitalista, prevenindo a ‘desordem
da economia’, a ‘dissolução da propriedade’ ou o ‘desgoverno da
sociedade’” (FERNANDES, 2006, p. 247).
A dominação burguesa se solidifica, então, de um modo em
que as concepções da “velha” e da “nova” oligarquia se amalga-
mam convertendo “a burguesia em uma força social naturalmente
ultraconservadora e reacionária” (FERNANDES, 2006, p. 250). Po-
der-se-ia dizer que a burguesia brasileira teria como optar por um
caminho distinto da perpetuação da dependência, e exemplos como
os da emancipação política da burguesia estadunidense, segundo o
autor, dariam sustentação a este argumento. No entanto, como seria
possível sustentar o desenvolvimento do capitalismo internamente
nos “marcos tão recentes do passado colonial e neocolonial, ainda
vivos no processo de descolonização em curso ou, pior, nos processos
de acumulação capitalista recém-adotados na economia agrária?”
(FERNANDES, 2006, p. 251).
Sendo assim, tem-se a constatação de que a objetivação do
capitalismo dependente, que pela sua natureza constitui este capi-
talismo difícil, que não abre espaço para alternativas às burguesias,
que, dialeticamente conduzem o processo e são condicionadas por
ele. Neste sentido, a restrição do campo de atuação histórica da
burguesia manifesta uma realidade específica, a partir da qual a
dominação burguesa como a conexão possível entre a continuida-
de e perpetuação do capitalismo dependente e de transformação
que ele requer, pela via do fechamento do espaço político aberto à
mudança social construtiva. Então, dadas as bases sócio-históricas

Miradas Acerca da América Latina 65


de desenvolvimento em países como o Brasil, percebe-se que de-
terminadas burguesias “não podem ser instrumentais, ao mesmo
tempo, para a ‘transformação capitalista’ e a ‘revolução nacional e
democrática’” (FERNANDES, 2006, idem).
Nesta direção, as classes dominantes internas sentiam-se con-
fortáveis para operar a continuidade da dependência, tendo em vista
que o que determinou a transição não foi a “vontade revolucionária”
da burguesia brasileira nem os reflexos do desenvolvimento do
mercado interno sobre uma possível revolução urbano-industrial
dinamizável a partir de dentro, mas, sim, o grau de avanço relativo
e de potencialidades da economia capitalista no Brasil, que podia
passar, de um momento para outro, por um amplo e profundo pro-
cesso de absorção de práticas financeiras, de produção industrial e de
consumo inerentes ao capitalismo monopolista. Esse grau de avanço
relativo e de potencialidades abriu uma oportunidade decisiva, que
a burguesia brasileira percebeu aproveitou avidamente, edificando
seus laços de associação com o imperialismo (FERNANDES, 2006,
p. 253).
No quadro histórico que segue, já dadas as bases de transição
à fase de irrupção do capitalismo monopolista entre fins do século
XIX e início do século XX, a mudança no eixo daquelas “decisões in-
ternas” era recente e súbita, respondendo aos impactos econômicos,
socioculturais e políticas do período de transição. Neste momento,
houve um deslocamento do ideal de desenvolvimento capitalista e
de industrialização que era predominante nos círculos burgueses,
ideal que foi deslocado por uma transformação política, vinculada
à própria crise do poder burguês, e, então, depois da década de
1930, a burguesia via-se diante de inúmeras pressões que tendiam
a eclipsar sua capacidade de dominação burguesa. De um lado, a
pressão externa, nascidas das estruturas do capitalismo monopolista
global, representados pelos seus interesses econômicos e com um
elemento político declarado, manifesto pelo anseio por condições
de desenvolvimento com segurança, que oportunizassem garantias
econômicas sociais e políticas ao capital estrangeiro e ao seu cresci-
mento. Esta opressão ameaçava os interesses econômicos internos
do poder burguês (FERNANDES, 2006, p. 254).
Por outro lado, havia as pressões internas: uma procedente
das camadas proletárias, que colocava diante do poder burguês a

66 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


necessidade de aceitar um pacto social, ameaça que não era dire-
tamente impossibilitadora da “continuidade do sistema”, pois se
continha nos limites da “revolução dentro da ordem”. Outra, pro-
cedente das características e proporções assumidas pela intervenção
estatal na economia, intervenção que nasceu e se reproduziu sob a
lógica da própria continuidade do sistema, nas condições postas pela
incorporação dependente. Contudo, esta pressão assumia um peso
relativo que ameaçava os interesses da iniciativa privada interna e
externamente, na qual os riscos de um deslocamento econômico e
político da iniciativa privada configuravam-se como uma inquieta-
ção nos “círculos conservadores influentes” (FERNANDES, 2006,
p. 254). Assim, nestas condições e nesta conjuntura, a possibilidade
viável e necessária era o controle direto do Estado que aparecia na
cena como único garantidor real de autoproteção ao privatismo.
Para reagir a estas pressões que ameaçavam as bases materiais
e a eficácia do poder político burguês, então, os setores dominantes
articulam-se em torno de uma contrarrevolução autodefensiva,
processo que culminou na conquista de uma nova posição como
força tensionadora, “que garantiu, de um só golpe, a continuidade
do status quo ante e condições materiais ou políticas para encetar a
penosa fase de modernização tecnológica, de aceleração do cresci-
mento econômico e de aprofundamento da acumulação capitalista
que se inaugurava” (FERNANDES, 2006, p. 255). Em síntese, a
dominação burguesa garantia, desta forma, em condições internas
as mais vantajosas possíveis, para:

1) Estabelecer uma conexão mais próxima com o capitalismo


financeiro internacional;

2) Reprimir, pela violência ou intimidação, qualquer ameaça


popular de subversão a ordem (mesmo com uma “revolução-
-democrático burguesa”);

3) Transformar o Estado em instrumento do poder burguês,


nos campos econômico, social e político. (FERNANDES, 2006,
p. 254).

Desse modo, protegendo-se dos riscos de um pacto social que


pudesse comprometer pela via da mudança seu relacionamento
com poder político estatal e com o funcionamento do Estado,

Miradas Acerca da América Latina 67


modificando também sua capacidade de se relacionar com o
capital internacionalizado e com o modo de intervenção estatal na
economia, angariando maior controle da situação interna e maior
flexibilidade na definição de uma política econômica orientada para
a aceleração do desenvolvimento capitalista. Pela primeira vez, a
dominação burguesa mostra como é, evidenciando as forças sociais
que a compõem e seu funcionamento e surge como uma composição
de poder heterogêneo de forças internas que representam a burguesa
industrial e financeira em composição com as forças burguesas
internacionais, diretamente envolvidos neste processo) e, ao se
defrontar com as pressões sistemáticas esta a identifica como seu
“inimigo” principal, ao qual respondia através da de sua “braço”
institucional (na estrutura do Estado), representado pela composição
civil-militar, com o objetivo de consolidar sua dominação, em nome
da defesa do sistema privado e do monopólio do poder pelos “setores
esclarecidos” das classes dominantes.

Criaram-se e criam-se, desse modo, requisitos sociais e políticos


da transformação capitalista e da dominação burguesa que não
encontram contrapartida no desenvolvimento capitalista das
nações centrais e hegemônicas (mesmo onde a associação de
fascismo com a expansão do capitalismo evoca o mesmo modelo
geral autocrático-burguês). Sob esse aspecto, o capitalismo de-
pendente e subdesenvolvido é um capitalismo selvagem e difícil,
cuja viabilidade se decide, com frequência, por meios políticos
e no terreno político. (FERNANDES, 2006, p. 340)

Assim, o vigor adquirido pelo crescimento econômico não se


produziu, especificamente, a partir do desenvolvimento econômico
espontâneo, afinal, nos momentos-chave a resposta aos obstáculos
provinha da esfera política — através da reorganização do Estado,
da concentração e militarização do poder estatal, e da nova orien-
tação da política econômica capitaneada pelo agente estatal. Neste
movimento, interpretado à luz do processo transitório para a fase
do capitalismo monopolista explicitados no item anterior, reitera-se
que não houve nenhuma ruptura com as relações de dependência,
ao contrário, na defesa do desenvolvimento econômico acelerado,
aprofunda-se a incorporação da economia nacional e das estruturas
nacionais de poder à economia e às estruturas capitalistas mundiais
depoder — reorganizada nas bases da dominação externa na lógica

68 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


imperialista — e assim, encerra-se, o ideal de uma revolução nacional
democrático-burguesa.
Nestas condições, afirma Fernandes (2006, p. 257): “outro
capítulo se abriu, pelo qual o passado se repete no presente: mais
uma vez, o privilegiamento do agente econômico, social e político
principal serve de base a toda uma nova evolução”. O sentido da
dominação burguesa expressa a ideia e a prática da revolução de cima
para baixo, e se desmascara deixando claro seu caráter autocrático,
os alvos a quem atinge e sua incapacidade de realizar os ideais his-
tóricos com os quais havia se identificado anteriormente.
O caráter da dominação burguesa apresenta-se, então, como
ponto terminal e fator central na evolução do “Brasil Moderno”.
Concretizando-se a revolução burguesa transcende seu modelo
histórico, uma vez que os capitalismos periféricos possuem as suas
particularidades no modo de realizar as transições históricas do
capitalismo mundial. A dominação burguesa, neste contexto, atinge
sua fase de maturidade e sua plenitude de poder sob a consolidação
do capitalismo monopolista, mantendo e aprofundando as condições
sócio-históricas, por meio do agravamento incontornável da domi-
nação externa, da desigualdade social e do subdesenvolvimento
(FERNANDES, 2006, p. 258).
Em síntese, compreende-se que a dependência e o subdesen-
volvimento não foram apenas impostos de fora para dentro; na
compreensão de Fernandes (2005, p. 262), ambos […] fazem parte
de uma estratégia, repetida sob várias circunstâncias no decorrer da
evolução externa e interna do capitalismo, pela qual os estamentos
e as classes dominantes dimensionaram o desenvolvimento capita-
lista que pretendiam, construindo por suas mãos, por assim dizer,
o capitalismo dependente como realidade econômica e humana.
Os dinamismos estruturais de nossa sociedade conferem a ela uma
instabilidade política constante, que expressa na pouca durabilidade
das constituições, nos curtos períodos democráticos, etc. Esta é a
realidade que uma classe dominante com baixíssima disposição a
ceder tem que lidar constantemente, oscilando entre a necessidade
da contrarrevolução e o próprio distensionamento da mesma em
condições propícias para a manutenção no poder do bloco domi-
nante burguês.

Miradas Acerca da América Latina 69


Em uma recuperação sintética, absorve-se que o caráter e o
ritmo assumidos pela transformação capitalista sob os ditames das
grandes corporações internacionais e sob a ordem do imperialismo
(a era da dominação total) impõem a realidade histórica factível de
nosso tempo. Aos países que não compõem o circuito das nações
hegemônicas centrais, aos países dependentes, as questões próprias
do desenvolvimento nacional não impactam (e nem poderiam) da
mesma maneira. Cabe-lhes, tão somente, administrar os efeitos
negativos prescritos por uma modernização controlada a partir
de fora (e que é operada, ao mesmo tempo, de dentro) que exigem
e acarretam algum crescimento econômico, contudo, represado
na lógica de desenvolvimento que conduz à absorção das estru-
turas sociais dos países de capitalismo dependente pelos países
hegemônicos.
Assim, a dominação econômica, sociocultural e política inerente
ao imperialismo afeta em profundidade todos os aspectos da vida
social. As minorias privilegiadas, que, sob o capitalismo competitivo
unificam e simbolizam a máxima expressão da dominação burguesa,
detém, por assim dizer, um poder colonial, o que lhes dá condições
de incorporar, a si próprias e às suas nações tão aterradoramente
espoliadas, às estruturas de poder do capitalismo global.
Na descrição desse capitalismo típico, altamente “moderni-
zado”, que evolui historicamente extraindo sua modernização dos
países de capitalismo avançado e que, concomitantemente, na sua
constituição, combina-se a um elemento extremamente volátil e di-
nâmico, uma vez que espelha as estruturas e dinâmicas globais do
capital internacionalizado redundando num capitalismo selvagem,
escravo eterno de uma acumulação espoliativa sem compensações.
Nas condições engendradas no capitalismo dependente, esse capita-
lismo difícil, a conciliação de desenvolvimento capitalista, transição
industrial e aceleração do crescimento econômico com referência nos
requisitos do capitalismo avançado se faz através de formas de ex-
ploração e subjugação do homem pelo homem que, inexoravelmente,
impregnam no “capitalismo moderno” o que havia mais ultrajante
na ordem colonial — ou seja, preservam-se estruturas sociais, formas
de opressão e de organização econômica que formatam o neoco-
lonialismo — estruturas perpetuadas ininterruptamente. Assim,

70 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


a transformação capitalista conecta-se fatalmente à revitalização
e à intensificação de privilégios que só aparentavam estar com os
dias contados no desenrolar do próprio capitalismo, o que muitos
acreditavam banidos da cena pela revolução burguesa.
Torna-se impraticável, então, nas condições delimita-
das e impostas pelo capitalismo dependente — que destituem
quaisquer possibilidades de eficácia econômica, sociocultural e
política do próprio capitalismo — o apego às ideias de “salvação
pelo desenvolvimento”, às ilusões acalentadas pelo sonho nacional-
-desenvolvimentista. Este capitalismo “não é mais capaz de provo-
car grandes transformações niveladoras, de sentido nacionalista ou
revolucionário; não engendra qualquer modalidade de democratiza-
ção de renda, do prestígio social e do poder, e muito menos qualquer
realidade política que lembre uma autêntica democracia burguesa”
(FERNANDES, 1995, p. 140). A descolonização promovida se dá
cercada pelas limitações estreitas de uma necessidade econômica
imperativa, afinal, não se consegue modernizar a produção e a
circulação prescindindo do trabalho livre, da produção em escala
e a da formação de um mercado interno sólido. Contudo, do nível
sociocultural e político, a descolonização mantém uma distância
segura, “para que a imensa maioria possa continuar uma presa fácil
de uma arregimentação fascista, que se inculca ‘racional’, ‘humana’,
‘cristã’ e ‘democrática’” (Ibid., p. 140).
A consolidação desse poder burguês hegemônico compósito
que liga os interesses dominantes internos e externos coloca o Estado
nacional na base da nova opressão colonial, pela qual a acumulação
capitalista converte-se em realidade política e é salvaguardada pelo
emprego metódico do poder policial-militar dos governos. Assim,
este quadro histórico faz com que a autonomização nacional e a
revolução nacional deixem de ser elemento da transformação do
capitalismo. Esta cumpriu tal função em alguns países da Europa,
Estados Unidos e Japão. Contudo, as condições que tornaram isso
possível são incompatíveis com o tipo que capitalismo da periferia,
com o capitalismo dependente da América Latina.
Assim, retoma-se, com urgência, o que de fato interessa às
nações dependentes: as possibilidades históricas de uma revolução

Miradas Acerca da América Latina 71


nacional através do socialismo. O verdadeiro desenvolvimento sig-
nifica liberação revolucionária dirigida contra o capitalismo e suas
imposições, o que quer dizer levar a descolonização ao conjunto da
sociedade — descolonização no âmbito da economia, da sociedade,
da cultura — “de modo a não deixar vivo nenhum liame colonial de
exploração do homem pelo homem” e ainda “a não deixar nenhuma
via de restabelecimento às composições da opressão neocolonialis-
ta” (FERNANDES, 1995, p. 141). Eis o ponto fundamental: como
bloquear as possibilidades, racional e ideologicamente utilizadas
como justificativas (nos meandros dos variados mecanismos da
dominação burguesa), de imposição e renovação deste neocolonia-
lismo mascarado, que são falseadamente racionalizadas em nome da
“revolução pelo desenvolvimento” e da “modernização” contidas
em si e para si.
Em linhas gerais e termos ideais, este desdobramento histórico
exigiria que o Estado e a nação dos países dependentes deixassem de
gravitar na órbita tanto dos interesses do capitalismo internacional e
do imperialismo, quanto no limite dos interesses vulgares e tacanhos
da burguesia interna, para expressar os anseios revolucionários das
maiorias silenciosas, subjugadas, destituídas e oprimidas. Estado e
nação precisariam romper com suas matrizes históricas, com suas
raízes no fundamento colonial do capitalismo moderno, e com o
enclausuramento sufocante que as minorias detentoras de privilé-
gios e a dominação externa transportam aos dinamismos da vida
política, social e econômica (FERNANDES, 1995).
Absorve-se, então, que a consolidação da revolução burguesa
no Brasil tem seu marco político no golpe civil-militar de 1964.
Os desdobramentos sociopolíticos desse acontecimento histórico
são mediados em sua relação dialética com a estrutura econômica
possível nas economias periféricas dependentes historicamente
comandados por meio das formas de dominação (interna e externa
— dupla articulação que (re)funda as determinações estruturais da
dependência), nos limites de uma ordem social que se fecha para os
anseios da reforma social, nacional e democrática, fazendo com que
tais reformas deixem de ser tarefa do seu próprio desenvolvimento.
A blindagem conservadora se repete e se renova em cada momento
histórico e atinge o seu ponto culminante no golpe preventivo, que
consolida o pleno domínio do capitalismo monopolista de Estado
numa ordem permanentemente dependente.

72 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Considerações finais

Constata-se que capitalismo selvagem instaurado não reproduz


meramente o passado; ele comporta a ocorrência da revolução
burguesa, esta se expressa com suas particularidades, repetindo,
assim, mecanismos econômicos, socioculturais e políticos que se
(auto)reproduzem segundo as condições e exigências específicas da
condição de dependência externa tecnoeconômica. O que se precisa
explicar é a evolução do capitalismo nas experiências históricas
singulares, que não conduzem a revolução burguesa clássica, nem
a consolidação do Estado representativo democrático burguês
ou a possibilidade de autonomia da nação. Reafirma-se, desse
modo, a necessidade imperiosa de se compreender os caracteres
estruturantes do nosso tipo de capitalismo difícil e a quais caminhos
ele conduz, na contradição que significa o auge de uma revolução
burguesa particular que se funcionaliza à medida em que impõe
suas delimitações específicas ao crescimento capitalista, ao mesmo
tempo em que é ponto instrumental à intensificação das relações
imperialistas e seu aperfeiçoamento.
Na esteira dessa necessidade apresentada, a pesquisa teórica
deve ser reorientada. Ela não pode repetir os ideais simplistas de
cientificidade que levaram cientistas sociais, economistas e histo-
riadores a considerar as sociedades nacionais como totalidades
autônomas e autodeterminadas, que guardam em si todas as forças
de sua organização e evolução. A necessidade está em romper com
o “falso modelo” no qual a história é desuniversalizada, desistoriciza-
da. Este ideal mecanicista vive momento de crise profunda, além de
nada explicar quando se analisa o modo específico de se constituir
do capitalismo selvagem da periferia do mundo. Acontece, quando
as burguesias nacionais não possuem autonomia real (no plano das
estruturas políticas internacionais) e não se defrontam com uma
força popular ou trabalhadora institucionalmente forte e organiza-
da, que a burguesia facilmente se converte numa força totalitária
e evolui tranquila e impiedosamente para formas de controle do
Estado e de opressão política, podendo utilizar-se da militarização
e do fascismo como respostas alternativas, via institucionalização
da pressão contrarrevolucionária. Engendrada nesse processo de
dominação burguesa rígida há uma mistificação ideológica na qual

Miradas Acerca da América Latina 73


essa burguesia se considera a “digna descendente” da “burguesia
clássica” (visão que, por sua vez também é importada) tão funcio-
nal para o desenvolvimento e aperfeiçoamento do sistema como
aquela foi.
De acordo com o autor, a crise do modo civilizatório capitalista
se processa a partir de duas formas de tensão que diametralmente
se contrapõem: em um extremo encontram-se as forças que operam
a partir da estrutura interna da economia capitalista, do Estado
burguês e da sociedade de classes. São as forças tão conhecidas que
promovem, ao longo do desenvolvimento secular da evolução do
capitalismo na história, o próprio desmoronamento dessa civilização.
No outro extremo, localizam-se as forças que surgem orientadas
por alternativas socialistas à esse modelo societário “parcialmente
internas e parcialmente externas à essa crise”, que projetam e cons-
troem, dentro do conjunto histórico de limitações e de possibilidades
neste mundo em desagregação, um novo padrão de sociedade e de
civilização.
Ao concretizar-se a revolução burguesa, sob as bases da do-
minação externa conjugada à dominação burguesa (autocrática) se
alcançou, também, o prelúdio de um novo irrompimento crítico
com possibilidades de reatualização das bases em sua relação com
a realidade histórica, com vistas a combater o pensamento conser-
vador contrarrevolucionário, conectado com as potencialidades de
transformação revolucionária da ordem social no Brasil.
Aos que creem na história universal como processo vivo e
aberto, os tempos são desoladores. O aparente colapso da demo-
cracia-liberal brasileira contém, em seu germe, a potencialidade
da destruição do autoritarismo que ajudou a sustentar. A guinada
anunciada só será mensurável no entendimento e ação dinâmica
das forças em conflito. Nos cabe resgatar, na leitura atemporal dos
condicionamentos perenes às possibilidades do presente, esgarçar
as amarras ao limite.

Referências

FERNANDES, Florestan. A Revolução Burguesa no Brasil: ensaio


de interpretação sociológica. 5. ed. São Paulo: Globo, 2006.

74 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


______ . A sociologia numa era de revolução social. 2. ed. Rio de
Janeiro: Zahar Editores, 1976a.
______ . Capitalismo Dependente e Classes Sociais na América
Latina. 2. ed. Rio de Janeiro: Zahar Editores, 1989a.
______ . Circuito fechado: quatro ensaios sobre o poder institucional.
2. ed. São Paulo: HUCITEC, 1976b.

Miradas Acerca da América Latina 75


Capítulo 4

Movimento Camponês Latino-Americano


e Consciência de Classe(1)

Ândrea Francine Batista(2)

Introdução

Os anos de 1990 foram marcados de maneira devastadora pela


implantação de políticas neoliberais em todo o mundo, reconfigu-
rando econômica e socialmente a ordem hegemônica do capital.
Fundamentadas no Consenso de Washington (1989), essas políticas
impulsionaram o livre comércio buscando fortalecer a competição
internacional como orientação macroeconômica; reduziram o papel
do Estado na economia e privatizaram empresas estatais com a
justificativa da ineficiência da empresa pública.
Nas Américas efetivaram-se acordos de livre comércio que
eliminaram tarifas e barreiras comerciais entre os países envolvi-
dos. Destes, podemos citar: Acordo de Livre Comércio da América
do Norte (NAFTA) ou Tratado de Livre Comércio de América do
Norte (TLCAN), que envolveu Canadá, México e Estados Unidos;

(1)  O presente artigo traz algumas das principais discussões realizadas na


pesquisa de doutoramento da autora apresentada em 2019 junto à UFRJ-ESS, sob
a orientação do Prof. Dr. Mauro Luis Iasi: BATISTA, 2019.
(2)  Professora da Universidade Federal do Paraná — UFPR / Setor Litoral, Curso
de Licenciatura em Educação do Campo. Professora voluntária da Escola Nacional
Florestan Fernandes (ENFF).

76 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


o Mercado Comum do Sul (MERCOSUL), envolvendo países como
Brasil, Argentina, Paraguai e Uruguai; e, o Acordo de Livre Comércio
das Américas (ALCA) proposto em 1994 na I Cúpula das Américas
realizada Miami (EUA) com a finalidade de expandir o NAFTA/
TLCAN, mas não implementado.
A Cúpula das Américas realizada periodicamente até a atua-
lidade, de maneira recorrente pauta temas da agenda neoliberal,
que através de acordos de cooperação técnica entre Banco Mundial,
outros bancos e governos, promove ações voltadas à: educação; ao
“desenvolvimento sustentável”; ao fortalecimento da democracia
nas Américas e combate à corrupção; ao fortalecimento do sistema
jurídico e de órgãos judiciais no âmbito da Organização dos Estados
Americanos (OEA); entre tantas outras(3).
No campo, a Globalização da Agricultura, desde o Acordo
Sobre Agricultura na Organização Mundial do Comercio (OMC) —
1995, fomentava a exportação nivelando “a concorrência de modo
que todos os produtores do mundo pudessem competir efetivamen-
te no mercado internacional”. Política essa que impulsionava um
aumento na produção de comoditties, e ao mesmo tempo drásticas
consequências na cadeia de produção agroalimentar (DESMARAIS,
2013, p. 85-86).
As políticas neoliberais no campo apresentaram-se assim, na
forma do agronegócio, do hidronegócio e da mineração frenética
em escala industrial, buscando altas taxas de lucro e produtividade
através da extração de bens da natureza, da concentração fundiá-
ria, da estrangeirização de terras, e produção de comodities para a
exportação. O chamado agribusines foi, assim, caracterizando-se
numa aliança sólida entre burguesias agrárias nacionais e empresas
transnacionais, com o suporte político e financeiro do Estado, da
propaganda massiva através de canais midiáticos, e de seus pro-
gramas implementados em escolas rurais.
Num importante estudo sobre as políticas do Banco Mundial
para a América Latina, a partir da década de 1980, Pereira (2017) ana-
lisa dados que evidenciam empréstimos realizados pelos governos

(3)  Maiores informações encontram-se no sítio da OEA. Disponível em: <https://


www.oas.org/pt/topicos/cupulas.asp>. Último acesso em: maio 2020.

Miradas Acerca da América Latina 77


de diversos países do continente impulsionando a liberalização de
economias nacionais. A grande maioria dos empréstimos realizados
entre os anos de 1992 e 2014 são destinados para a América Latina
e Caribe, e no que se refere à sua caracterização, a maior incidên-
cia encontra-se junto à gestão de recursos naturais e ambientais;
agricultura; pesca e florestas; energia e mineração; bem como em
infraestrutura para a circulação de mercadorias.
O autor também evidencia as políticas do Banco Mundial para
a implantação de Reformas Agrárias de Mercado (REM) na década
de 1990. Um processo acompanhado de altas taxas de desemprego,
pauperização e concentração de renda. Seu estudo (PEREIRA, 2017)
demonstra também o aumento de entidades de Organizações Não
Governamentais (ONGs) na década de 1990 substituindo funções
e serviços públicos.
Desta forma, na geopolítica e geoeconomia mundial, a América
Latina vai substanciando sua posição na divisão internacional do
trabalho, cabendo-lhe a aspereza da subsumida dependência econô-
mica de países centrais. Nesta posição, de produtora de mercadorias
para exportação, a expropriação e a exploração de recursos naturais
sob a forma capitalista foram nos últimos anos transformando os
latifúndios, outrora improdutivos, em propriedades com alto nível
de tecnologia e produtividade. À frente desse processo, empresas
transnacionais dominando em sua grande maioria uma ou várias
cadeias de produção.
Como consequência deste largo processo, intensificam-se a
expropriação, a espoliação, e a restrição do acesso à terra, à água,
às sementes, à biodiversidade e às tecnologias de produção, requin-
tando a desterritorialização dos trabalhadores do campo, águas e
florestas, sob a égide do desenvolvimento capitalista.
Não por acaso, é na década de 1990 que movimentos e
organizações sociais de trabalhadores do campo se articulam inter-
nacionalmente. É neste cenário, diante da globalização neoliberal
e de suas consequências avassaladoras, que nasce a Coordenadora
Latino-Americana de Organizações do Campo (CLOC) e a Via Cam-
pesina Internacional inscrevendo-se na luta de classes e emergindo
a resistência em novas dimensões, parte de um momento histórico
que expressa, e ao mesmo tempo vem temperar, um novo instante
do processo de consciência da classe trabalhadora.

78 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


1. Crise Estrutural do Capital e a geopolítica dos recursos
estratégicos na América Latina

Os últimos 40 anos foram marcados mundialmente pela ins-


talação de políticas neoliberais buscando recobrar a acumulação
capitalista que desde a década de 1970 assinalava crise. A globali-
zação neoliberal favoreceu sua recuperação parcial a partir de um
conjunto de medidas que aprimoraram a acumulação por espoliação
articulada ao mercado global e à redução do papel do Estado na
garantia do “bem estar social”. Numa estrutura agrária cada vez
mais concentrada, a produção de comodities agrícolas, energéticas
e minerais favorecia a especulação financeira em torno dos preços
de produtos alimentícios.
O ano de 2008 surpreende com uma nova expressão da crise
capitalista. A crise financeira, que ocorre a partir da eclosão da bo-
lha imobiliária nos EUA, estende-se para diversos outros setores,
atingindo em maior ou menor grau todos os continentes do Mun-
do, sendo considerada a pior desde a grande depressão de 1929.
Enquanto, em países como Itália, Portugal, Espanha e Grécia agu-
çaram-se medidas para restrições de gastos com serviços públicos,
privatizações, e redução de direitos trabalhistas, em outros, como no
caso do Brasil, houve inicialmente maior dificuldade de crescimento
econômico, que foi agravando-se no decorrer dos anos.
Carcanholo (2011) destaca que a desaceleração das exporta-
ções das mercadorias produzidas na América Latina, fundadas no
extrativismo e na produção de comodities, coincidiu com um mo-
mento histórico de incidência de governos populares/progressistas,
que em sua maioria atuavam numa perspectiva neodesenvolvi-
mentista. E, sob esta sustentação, buscavam construir iniciativas
de integração para o desenvolvimento regional, contrapondo-se
às políticas neoliberais, e apostando na ALBA(4), UNASUR(5), e

(4)  Aliança Bolivariana para os Povos e Nossa América, buscando estimular a


cooperação internacional sob a égide da integração social, e político-econômica
entre vários países da América Latina e Caribe, constituída em 2004, inicialmente
entre Venezuela e Cuba, estendendo-se na sequência a outros países.
(5)  União das Nações Sul-Americana. Sua constituição inicia em 2008 durante a
III Cúpula de Chefes de Estado realizada em Brasília, BR.

Miradas Acerca da América Latina 79


CELAC(6). Uma “infeliz coincidência” que causou um grande
problema na continuidade de suas políticas.
A crise de 2008 e suas consequências engendraram o caminho
para o início torrencial de uma onda de interrupção de governos
eleitos democraticamente através de golpes institucionais e jurí-
dicos, acompanhados da desqualificação dos processos até então
construídos. Como exemplos, podemos citar o caso de Honduras
(2009), Paraguai (2012), Brasil (2016), e Bolívia (2019).
István Mészáros (2011a; 2011b) analisa que em meio às crises
cíclicas, próprias do sistema capitalista, os indicativos desde a dé-
cada de 1970 evidenciam seu caráter agora estrutural. Uma crise
não mais restrita a um setor ou uma esfera particular da produção,
mas assume um caráter universal, atingindo o conjunto dos países
e todas as dimensões de “nossa vida social, econômica e cultural”,
abrangendo a “totalidade do complexo social”.
O mais curioso é que caracterizar esse momento como crise
estrutural do capital, não significa considerá-la um momento de
paralisia ou decadência do sistema, mas sim de uma expansão
cada vez mais brutal (PINASSI; DUARTE, 2016), e que carrega
junto: o eminente esgotamento da natureza; gigantescos desastres
socioambientais, como o caso do rompimento da barragem de de-
jetos de mineração da Companhia Vale do Rio Doce (Brumadinho,
Minas Gerais/BR) em 2019; a readequação de legislações ambientais
que favorecem a espoliação e a exploração pelo grande capital; a
destituição de direitos trabalhistas arduamente conquistados; o
esvaziamento de bens e serviços público em detrimento do pri-
vado; a expulsão e desterritorialização de camponeses, indígenas,
quilombolas (palenques), ribeirinhos entre tantos outros; o avanço da
articulação continental conservadora(7); e a subserviência à agenda
econômica de países imperialistas.

(6)  Comunidade de Estados Latino-Americanos e Caribenhos, criada em 2010,


no México.
(7)  Podemos citar como exemplo desse processo a realização da I Cúpula
Conservadora das Américas, realizada em dezembro de 2018, Foz do Iguaçú —
PR, que reuniu lideranças e economistas liberais da América Latina, discutindo
temas como cultura, segurança, política e economia, e que expressou abertamente
o combate à esquerda e ao “marxismo cultural”.

80 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Na busca incontrolável de resolver sua crise, a acumulação capi-
talista detém-se especialmente no controle e exploração de “recursos
naturais” considerados estratégicos para a produção de mercadorias.
Na América Latina, é possível identificar esta questão analisando
a enxurrada de informações veiculadas pelos canais midiáticos. A
terra, a água, a energia, os minérios, as florestas, a biodiversidade,
as sementes, bem como as questões que as envolvem, são aspectos
cruciais para a acumulação capitalista neste território. Comentamos
abaixo algumas destas:
a. Terra: aumento a concentração da propriedade da terra, a
especulação de seu preço, a intensificação da estrangeirização
de terras e a expansão das fronteiras agrícolas para produção
de comodities, como o caso da soja.

b. Água e Energia: a privatização e mercantilização da água


se amplia através da indústria da água mineral e de setores
que a utilizam em enorme quantidade como o caso do ramo
de bebidas (Pepsi, Ambev, Coca-Cola, Nestlé, etc.), ou ainda,
através de empresas que a utilizam extensivamente na indus-
trialização de produtos. A contaminação de fontes de água pelo
uso de agrotóxicos ou resíduos de mineração, o controle e a
privatização de aquíferos, a construção de grandes hidrelétricas,
além de provocar irreparáveis danos ambientais, condiciona
também a expulsão em massa de povos indígenas, camponeses
e quilombolas.

c. Mineração: o aumento da mineração e o consequente cresci-


mento de lucro de empresas mineradoras podem ser observados
em dados apresentados por revistas de economia. Somente
em 2017 as grandes empresas mineradoras do mundo tiveram
um lucro de 126% (VILELA, 2018). Entre estas companhias
globais, encontra-se a Vale do Rio Doce e a Samarco Mineração
(de capital originalmente brasileiro); a CODELCO (Chilena); e
Industriales Peñoles (México). Empresas de engenharia e cons-
trução também ascenderam especialmente a partir do ano de
2000, como o caso de Odebrecht e Camargo Correia (brasileiras);
ICA (México); e Sigdo Koppers (Chile).

d. Florestas e Biodiversidade: destacaram-se nos últimos anos


os cultivos florestais do agronegócio (pinus e eucalipto). Cha-
mados de desertos verdes, em consequência, desdobram um
alto índice de desflorestamento de matas nativas, perda da

Miradas Acerca da América Latina 81


biodiversidade e inserção de transgênicos no ramo da madeira.
As florestas artificiais, vinculadas especialmente à produção
de papel e celulose, estão sobre o controle de empresas como
Stora Enzo, Aracruz Celulose, Klabin, Suzano e Fibria. Aliás,
a própria biodiversidade vem se tornando negócio através de
instrumentais de mercado, como por exemplo, a “Economia
dos Ecossistemas e Biodiversidade” (TEEB, sigla em inglês), ou
ainda, através do mercado de Créditos de Carbono, regulado
pelo Conselho Executivo do Mecanismo de Desenvolvimento
Limpo (MDL) que realiza a transação comercial entre países que
produzem maior ou menor quantidade de dióxido de carbono.

Outro aspecto é que mudanças em legislações ambientais, espe-


cialmente entre os anos e 2009 e 2014 favoreceram o neoextrativismo
na América Latina (CARVAJAL, 2016)

e. Das sementes: A criação das sementes transgênicas ou Orga-


nismos Geneticamente Modificados (OGM), além da polêmica
existente sobre seus prejuízos para a saúde humana e a natureza,
carrega, em muitos casos, a condição terminator. Condição esta
que limita seu processo de reprodução, além ser organicamente
vinculada a pacotes de agrotóxicos, pesticidas e fertilizantes,
necessários ao seu desenvolvimento. As OGMs e sua condição
terminator são formas de privatização e monopolização das se-
mentes, restringindo e condicionando inclusive a reprodução
camponesa.

f. Controle militar do território através de bases militares estadu-


nidenses (CECEÑA, 2013), bem como o assassinato desenfreado
de ativistas de organizações e movimentos em defesa dos ter-
ritórios e da natureza. Segundo Carvajal (2016), entre os anos
de 1994 e 2016, houve o assassinato de 23 mulheres militantes,
das quais 7 ocorreram em Honduras. Entre elas Berta Cárcere,
uma liderança indígena e feminista da COPINH (Conselho
Cívico de Organizações Populares e Indígenas de Honduras)
que liderou a defesa do Rio Gualcarque, em Rio Blanco, diante
da construção da Represa de Água Zarca.

Os elementos acima levantados materializam a afirmação de


que a exploração do território Latino-americano, sob a demanda
mundial do capital, baseia-se no saqueio de seus recursos estraté-
gicos. No entanto, a viabilidade deste saqueio, necessita de rotas
de integração de transporte (terrestre e fluvial), de comunicação e

82 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


energia. Nesse sentido, podemos citar o caso de Plan Puebla Panamá
em 2002 (entre América Central e Sul do México), bem como a Ini-
ciativa para a Integração da Infraestrutura Regional Sul-Americana
(IIRSA), criada oficialmente no ano de 2000(8) (CECEÑA, 2009).
Esses projetos de integração, intensificados durante os governos
populares e progressistas, foram sendo substituídos por outros ain-
da mais agressivos sob a hegemonia absoluta dos Estados Unidos.
É o caso do Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP) e
Tratado Trans-Pacífico (TTP), acompanhados do Trade in Services
Agreement (TISA). (PINASSI; DUARTE, 2016). Tratados esses que
envolvem propriedade intelectual, biotecnologia, produtos farma-
cêuticos, entre outros(9) (PARRA, 2015).
É importante destacar que esse capitalismo monopolista e
imperialista, e que através da produção destrutiva incide de forma
bárbara no campo, não é em si uma novidade. É plasmado mediante
um padrão de dominação que historicamente se constituiu na Amé-
rica Latina, a do desenvolvimento de um capitalismo dependente.
Florestan Fernandes (1975) analisa que as nações latino-ameri-
canas, produto do colonialismo, adquirem formas mais complexas
após os processos de independência, absorvendo características da
organização capitalista em decorrência da natureza do capitalismo
nos países centrais. Um processo que reapresenta dois de seus pro-
blemas constitutivos, o da “dinâmica colonial e da subserviência”.
A economia é controlada a partir de fora, outrora por Portugal,
mais adiante pela função dinamizadora da Revolução Industrial
na Europa, e mais recentemente pelo imperialismo de hegemo-
nia estadunidense. Através de mecanismos indiretos de mercado
mundial, vai sendo forjado um padrão de dominação imperialista
e de capitalismo dependente, onde as “revoluções burguesas” não
foram aceleradas, como no caso clássico da Revolução Francesa
(FERNANDES, 1975).

(8)  Segundo Ceceña (2009), a empresa mais favorecida pela IIRSA neste período
foi a Odebrecht, empresa de engenharia e construção.
(9)  Informações que vieram à tona somente com as revelações de Wikileaks
em 2015. Esses novos projetos de integração buscariam contrapor a ameaça da
hegemonia estadunidense frente aos BRICS (Brasil, Rússia, Índia, China, e África
do Sul).

Miradas Acerca da América Latina 83


Para Florestan o desafio da América Latina, nos marcos da
economia capitalista moderna não seria o de produzir a riqueza,
mas de como “retê-la e distribuí-la”. Porém, o padrão de hegemo-
nia imperialista com traços coloniais e seu caráter dependente é
associado ao fato de que as burguesias nacionais e elites do poder,
mantendo seus privilégios, constituem-se intolerantes mesmo às
“revoluções dentro da ordem”, o que se torna destrutivo para o
desenvolvimento da economia interna desses países (FERNANDES
1975, p. 20-23).
Ou seja, para Fernandes (1976), neste padrão de dominação
as classes dominantes tanto de países capitalistas centrais, como
as burguesias nacionais dos países dependentes, têm interesses
semelhantes. Interesses estes, centrados em manter a ordem, salvar
e fortalecer o capitalismo impedindo a deterioração do controle
burguês sobre o Estado. E, para isso, aceitam inclusive formas aber-
tas e sistemáticas de ditadura da classe dominante. Para o autor, o
caso da ditadura civil-militar de 1964 no Brasil selou esse caráter
da Revolução Burguesa Nacional e de seu papel dependente. Em
importante provocação, questiona: diante dessa situação, é possível
para os países latino-americanos atingir uma autonomia econômica
e sociocultural, através do capitalismo? (FERNANDES, 1975).
Esta provocação é mais atual do que aparenta, guardadas suas
proporções temporais. As lutas impetradas pela classe trabalhadora,
especialmente a partir da década de 1990 — lutas antiglobalização
neoliberal —, convergiram com a eleição de vários governos popula-
res e progressistas na América Latina, que em sua maioria buscaram
através do neodesenvolvimentismo distribuir renda e desenvolver
programas sociais na contramão das políticas neoliberais anterior-
mente tratadas. Contudo, essa perspectiva também fortaleceu as
burguesias nacionais, em especial as agrárias que se desenvolveram
às custas da produção de comodities para exportação, da expropria-
ção, e da extração de matérias primas destruindo a biodiversidade
e os trabalhadores do campo, em suas diferentes expressões.
Ao que parece, neoliberalismo e neodesenvolvimentismo,
cada qual com sua especificidade e processos, caminharam dentro
dos marcos da ordem capitalista justamente num momento em que

84 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


seu metabolismo pulsa uma crise estrutural(10). As consequências
advindas de 2008 levaram a uma retomada brusca e extremada da
implantação neoliberal, desvelando novamente a face das elites
nacionais em seu caráter dependente. A partir do ano de 2015,
reduziram-se os governos populares e progressistas no continente,
assumindo alas conservadoras que se realinharam ao imperialismo
de hegemonia estadunidense. Acelera-se a destruição da natu-
reza, dos direitos trabalhistas, dos serviços públicos e dos povos
trabalhadores do campo, sejam estes camponeses, assalariados
rurais, quilombolas, indígenas, ribeirinhos ou faxinalenses. Caem
as máscaras da verdadeira face do capital e reapresentam-se suas
expressões fascistas.

2. Movimento Camponês Internacional e Resistência

Depois de um longo processo de governos ditatoriais no con-


tinente, a redemocratização e o retorno de militantes exilados na
década de 1980, abre-se caminho para a retomada da luta pela terra,
e do surgimento de várias organizações sociais de camponeses sem
terra e assalariados agrícolas. Os exemplos mais emblemáticos são:
Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra no Brasil (MST), a
fundação do Conselho Nacional de Coordenação de Nacionalidades
Indígenas (CONAIE) no Equador, Movimento Campesino (Costa
Rica), e Movimento Campesino Paraguaio (MCP).
Neste período, sob a perspectiva da teologia da libertação,
os Conselhos Episcopais da América Latina realizados no final da
década de 1970, definem pelo apoio às organizações sindicais rurais
e criação de Comunidades Eclesiais de Base (CEBs), o que material-
mente possibilitou as condições para a constituição e fortalecimento
de muitas das organizações de luta pela terra na década de 1980.
Estas organizações sociais encontram-se internacionalmente
em alguns momentos através de Conferências e Encontros. Podemos

(10)  Tanto o neoliberalismo, como as expressões neodesenvolvimentistas de


governos populares e progressistas constituídos nos marcos da luta antiglobalização
neoliberal, estiveram fundamentados em maior ou menor grau na exploração e
saqueio de recurso estratégicos no continente. Integrados ou subsumidos à lógica
geral da ordem capitalista.

Miradas Acerca da América Latina 85


citar, aqui, a I Conferência Continental de Reforma Agrária e Movi-
mentos Campesinos, realizada em Manágua em 1981, por ocasião
da Revolução Sandinista na Nicarágua (1979), ou ainda o Encontro
Nacional da Mulher Rural, realizado no Chile em 1986, recebendo
como convidadas representantes de movimentos sociais de outros
países. Processos esses que foram forjando as bases para a consoli-
dação de uma articulação continental destas organizações.
Ainda na década de 1980, alguns acontecimentos no campo
da construção socialista influenciariam mundialmente os rumos
das esquerdas. Na União Soviética, Gorbachev (1985-1991) buscava
realizar transformações no socialismo a partir de uma reestrutura-
ção econômica (Perestroika) e da abertura política (Glasnot). Na
Alemanha, o muro de Berlim que plasmava durante a guerra fria a
separação entre a República Federal da Alemanha (RFA) de orien-
tação capitalista e a República Democrática da Alemanha (RDA)
de orientação socialista, é destruído (1989), levando a um longo
processo de reunificação do país. Na China, o incidente da Praça da
Paz Celestial (1989) com a morte de centenas de manifestantes que
expressavam diferentes grupos políticos(11). A Revolução Cubana
(1959), em meio a embargo econômico desde a década de 1960, tem
sua aliança com a URSS enfraquecida a partir de 1989, o que indica
maiores dificuldades econômicas nos anos que viriam.
É neste ambiente político que o nascimento de novos partidos
políticos da classe trabalhadora buscava a relação intrínseca entre
socialismo e democracia. No caso do Brasil, o nascimento do Partido
dos Trabalhadores (PT) ganha corpo em sua constituição.
Ao mesmo tempo, crescem novos contingentes organizativos
das classes trabalhadoras: os movimentos sociais identitários que
se forjavam a partir da luta objetiva nas formas particulares da
opressão do sistema capitalista. Podemos citar como exemplos os
movimentos sociais de luta pela terra, movimentos sociais contra
a opressão racial, movimentos sociais que combatiam a opressão
de gênero, movimentos sociais ecologistas, movimentos sociais

(11)  Grupos estes que expressavam desde a crítica ao Partido Comunista como
repressivo e corrupto, até críticas às reformas políticas e econômicas lideradas por
Deng Xiaping iniciadas a partir de 1978.

86 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


antiglobalização. Muitos destes foram se forjando numa perspectiva
de classe, outros descolavam-se dessa categoria de maneira obnubi-
lada onde a expressão filosófica e sociocultural da pós-modernidade
ganhava corpo.
Na década de 1990, em meio às lutas antiglobalização neoliberal
em nível mundial, ocorriam na América Latina vários levantamentos
indígenas se mobilizando contra os Acordos de Livre Comércio e as
políticas do Fundo Monetário Internacional (FMI), como o da Bolívia
e Equador (1990), e o Exército Zapatista de Libertação Nacional no
México (1994). É nesse ambiente social que emerge a “Campanha:
500 Anos de Resistência Indígena, Negra e Popular”, originada
dos Encontros Continentais Indígena, Negro e Popular que se rea-
lizavam desde 1989 com o objetivo de refletir sobre o processo de
colonização e exclusão na história do continente, e da consolidação
de identidades dos povos latino-americanos. Entre esses encontros,
destacamos os realizados em Colômbia (1989); Guatemala (1991),
Nicarágua (1992); e Brasil (1995).
O ano de 1992 também é marcado por outro encontro realizado
no Brasil com o objetivo preparar uma intervenção na Conferência
das Nações Unidas sobre o Meio Ambiente e o Desenvolvimento
(Rio-92, ou Cúpula da Terra). É em especial nesse encontro prepara-
tório que se decide pela criação de uma organização continental de
movimentos camponeses, o que se consolidaria dois anos mais tarde
(1994) com o nome de Coordenadoria de Organizações Latino-ame-
ricanas do Campo (CLOC). Posteriormente, a CLOC constituir-se-ia
como região membra da Via Campesina Internacional.
Em maio de 1992, ocorre na Nicarágua o II Congreso de la Unión
de Agricultores y Ganadores (UNAG), com representantes de oito or-
ganizações da América Latina, Europa e Canadá. Nele se constroem
as bases para estabelecer um vínculo entre organizações de agricul-
tores de todo o mundo. É redigida uma Declaração expressando essa
perspectiva condenando as políticas neoliberais para a agricultura.
Com essa declaração em mãos, em 1993, lideranças camponesas de
55 organizações de 36 países se reúnem em Mons (Bélgica) num
Encontro sediado pela ONG Holandesa Paulo Freire Stichting (PFS),
e, mediante muitas tensões e conflitos, fundam a Via Campesina

Miradas Acerca da América Latina 87


Internacional (VCI)(12). Forjava-se, assim, uma organização cam-
ponesa internacional de caráter autônomo, e com uma posição de
classe frente ao projeto neoliberal para a agricultura.
No ano de 2018, a Via Campesina já era composta por 10 regiões
com 79 países (contando com as Ilhas Windiward, são 82), e 182 or-
ganizações sociais, que segundo informações apresentadas em seu
site, envolve cerca de 200.000.000 de camponeses e camponesas. É
importante observar que a CLOC, como parte da Via Campesina,
é composta apenas os países Latino-americanos do continente, e
nesse caso, no que se refere à América do Norte, somente o México
a compõe. Abaixo, apresentamos uma tabela síntese que retrata sua
composição.

Tabela 1 — Número de organizações que compõe a Via


Campesina Internacional
Número de
Região Países Organiza-
ções
África Burkina Faso, Congo Brazzaville,
(Central e Gâmbia, Ghana, Guiné Bissau, Mali, 9
Oeste) Nigéria, Senegal, Togo

África do Sul, Angola, Magadascar,


África Moçambique, República Democrática
9
(Sul e Leste) do Congo, Tanzânia, Uganda,
Zimbabwe

Bangadlesh, Índia, Nepal, Paquistão,


Ásia (Sul) 23
Sri Lanka

Ásia Cambodja, Coréia do Sul, Filipinas,


(Sudeste e Indonésia, Japão, Malásia, Tailândia, 13
Leste) Taiwan, Timor Leste, Vietnã

(12)  Um destes conflitos está relacionada ao caráter desta iniciativa internacional.


Enquanto as organizações camponesas buscavam consolidar um espaço político
de enfrentamento ao neoliberalismo, a proposta da ONG PFS era de um fórum
de debate sem um posicionamento político (VIEIRA, 2011; DESMARAIS, 2013).

88 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Número de
Região Países Organiza-
ções
América do
Canadá, EUA, México 10
Norte
Argentina, Bolívia, Brasil, Chile,
América do
Colômbia, Equador, Paraguai, Peru, 47
Sul
Uruguai, Venezuela

América Costa Rica, El Salvador, Guatemala,


27
Central Honduras, Nicaragua, Panamá

Cuba, Haiti, Ilhas Windiward


(Granada, Dominica, Santa Lúcia e
Caribe 13
São Vicente), Porto Rio, República
Dominicana
Alemanha, Áustria, Bélgica,
Dinamarca, Escócia, Espanha,
Euskal Herria, Finlândia, França,
Europa 28
Geórgia, Itália, Noruega, Países
Baixos (Holanda), Portugal, România,
Royaume-Uni, Suécia, Suíça, Turquia
Regiões
Emergentes
(Middle Est
Marrocos, Palestina, Tunísia 3
and North
Africa —
MENA)
182 organi-
10 regiões 79 países (82 contanto as Windiward)
zações
Tabela Organizada pela autora a partir de dados oficiais da CLOC-Via Campesina.
Dados de 2018.

Sua trajetória de quase trinta anos caracteriza a VCI atualmente


como um movimento internacional que articula organizações so-
ciais de camponeses, pequenos e médios agricultores, “sem-terras”,
indígenas, afrodescendentes, migrantes, trabalhadores agrícolas
assalariados, povos tradicionais, pescadores, juventude do campo,
mulheres camponesas e indígenas, afetados pela mineração em
larga escala de todo o mundo. São movimentos sociais de caráter

Miradas Acerca da América Latina 89


sindical e corporativo que em sua maioria buscam articular suas
bandeiras particulares a uma luta maior por transformação social
(BATISTA, 2019).
Mobiliza-se em torno de uma pauta comum posicionando-se
antiglobalização neoliberal e suas consequências para as popula-
ções trabalhadoras do campo. Lutam por terra, água e território;
por soberania alimentar; direitos de camponeses e camponesas;
por justiça climática e ambiental; e desenvolvem diversas ações de
solidariedade internacionalista. Este movimento internacional e suas
organizações membras enfrentam o agronegócio, o hidronegócio, a
mineração em escala industrial, e as grandes corporações transna-
cionais que atuam no campo (BATISTA, 2019).
Para a Via Campesina Internacional, a Soberania Alimentar,
territorial e energética é uma de suas principais linhas estratégicas.
Uma proposição que envolve essencialmente: a realização de refor-
mas agrárias integrais, mudando radicalmente a estrutura agrária
existente; a concepção da terra como bem comum a serviço dos po-
vos; a agricultura camponesa, familiar, cooperativa e agroecológica;
o respeito à biodiversidade, ecossistemas, culturas e conhecimentos
ancestrais dos povos originários; as sementes como patrimônio dos
povos a serviço da humanidade; o papel ativo de mulheres e jovens
na produção de alimentos e participação política; e, direitos humanos
e camponeses (LA VIA CAMPESINA, 2009).
A Soberania Alimentar nesta perspectiva poderia consolidar
um caminho para a resolução da crise alimentaria, climática, e
energética que assola o planeta. Uma crise causada pelo padrão de
desenvolvimento industrial em larga escala, com intenso uso de
agrotóxicos, altos níveis de mecanização, que exige uma larga cadeia
de transporte com uso elevado de energias fósseis. A proposição da
VCI para a busca de minimizar esses problemas seria a agricultura
camponesa baseada em recursos locais, na agroecologia e na biodi-
versidade da produção (LA VIA CAMPESINA, 2009).
A CLOC, como parte da VCI, é caracterizada como um
movimento internacionalista anticapitalista, antineoliberal, an-
tiimperialista e antipatriarcal, carrega princípios que envolvem
a permanente solidariedade à Cuba e seu processo revolucioná-
rio, a mobilização permanente e luta de massas como processo

90 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


participativo, autônomo e formativo; a luta feminista; e o compro-
misso permanente com a construção do socialismo na América e
no mundo. É importante destacar que a perspectiva socialista não
é um consenso na Via Campesina. Porém, o é na dimensão conti-
nental latino-americana. A CLOC, de maneira muito mais evidente
se posiciona na construção do socialismo, e isso é percebido em
suas declarações, documentos, e depoimentos de seus integrantes
(BATISTA, 2019).
A CLOC e a VCI participaram intensamente de mobilizações
antiglobalização neoliberal junto a outros movimentos, como o
caso da Ação Global dos Povos. A mobilização de Seatle (EUA),
em novembro de 1999 por ocasião da III Reunião Ministerial da
Organização Mundial do Comércio (OMC), foi uma delas. Pautan-
do a educação, saúde, distribuição de renda, direitos humanos e a
questão ambiental, a Batalha de Seatle é um marco no movimento
antiglobalização com força internacional. Outro espaço ao qual a
organização internacional de camponeses participou foi o Fórum
Social Mundial, que buscava inicialmente reunir lideranças, intelec-
tuais e movimentos sociais de diferentes orientações políticas a fim
de construir propostas alternativas à globalização neoliberal. O lema
“Um outro mundo é possível” marcou essa iniciativa (VIEIRA, 2011).
A partir da necessidade de impulsionar a luta pelos direitos em
âmbito mundial, a VCI escreveu a “Carta Internacional dos Direitos
Camponeses”. Sob a liderança da Federação dos Sindicatos Rurais
da Indonésia (FPI), efetivou-se uma petição junto à Comissão das
Nações Unidas para os Direitos Humanos que se desenvolvesse uma
convenção especial para os trabalhadores do campo. (DESMARAIS,
2013). Depois de muitos debates e embates, em dezembro de 2018
é aprovada na ONU a Declaração dos Direitos Camponeses(13), que

(13)  A Declaração das Nações Unidas sobre os Direitos dos Camponeses e outras
Pessoas que trabalham em Zona Rural, baseando-se na Declaração Universal dos
Direitos Humanas, na Declaração sobre os Direitos dos Povos Indígenas, entre
outros, reconhece o conceito da Soberania Alimentar para designar o direito
a definir sistemas agroalimentares que envolvam a produção de alimentação
saudável, culturalmente, diversificadamente e ecologicamente sustentável. E que
estes, fundamentando-se no respeito e proteção dos direitos camponeses, buscando
erradicar quaisquer formas de discriminação destes sujeitos. Informações mais
detalhas encontram-se no site da Via Campesina Internacional. Disponível em:

Miradas Acerca da América Latina 91


buscava ser um marco regulatório, um instrumento de apoio ao
desenvolvimento das lutas sociais por direitos em cada país.
É importante destacar também que na trajetória de consolidação
do movimento camponês internacional, o debate sobre a questão de
gênero e da participação política das mulheres, foi recorrente. Tanto
na VCI, como na CLOC, o tema foi pautado e materializado a partir
das assembleias de mulheres camponesas, negras e indígenas, que
ocorriam imediatamente antes de suas conferências organizativas,
e onde suas pautas específicas empunhavam voz dentro do movi-
mento internacional maior. Recentemente, vem sendo construída a
formulação do Feminismo Camponês e Popular. Como proposição
inicial da CLOC, é uma expressão de longos debates e ações polí-
ticas dentro da organização que buscam rechaçar toda a forma de
discriminação patriarcal, racista, sexista e homofóbica no campo. As
batalhas diárias em combate a qualquer forma de violência contra a
mulher buscam unificar-se às batalhas contra a violência estrutural
do sistema capitalista na especificidade do campo. E é diante desta
prospecção que o Feminismo Camponês e Popular se posiciona
como parte do horizonte estratégico da emancipação humana e
da transformação socialista, articuladas à identidade camponesa,
popular, e de sua diversidade cultural (BATISTA, 2019).
Na VII Conferência da VCI, realizada no País Basco (Europa) em
julho de 2017, é marcado também o primeiro debate interno sobre
o tema da diversidade de gênero e orientação sexual. De maneira
autogestionada, cerca de 50 membros discutiram a necessidade de
construir uma posição política em apoio aos integrantes LGBTIs,
buscando criar ambientes que possibilitem a compreensão da iden-
tidade de gênero e o combate à violência.
Outra questão considerada de fundamental importância, tanto
na CLOC, como na VCI, é o processo de formação política e técnico-
-profissional de seus integrantes (de base, militantes e dirigentes).
A CLOC foi pioneira na construção de experiências nessa direção,
realizando desde a década de 1990 cursos básicos de militantes,
cursos para dirigentes, cursos para formação e mulheres militantes,
de formação de formadores, e mais recentemente a experiência de

<https://viacampesina.org/en/wp-content/uploads/sites/2/2019/06/UN-Delcaration-
on-Peasants-Rights-Dec-2018-ES.pdf>. Último acesso em: maio 2020.

92 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


criação de Institutos Latino-americanos de Agroecologia(14). A Via
Campesina, mais incisivamente a partir de 2005, volta seu olhar para
a formação de militantes e quadros que atuam em suas organizações
particulares e em sua articulação internacional. A Escola Nacional
Florestan Fernandes (São Paulo, Brasil) tem cumprido importante
papel na consolidação de cursos internacionais para integrantes da
VCI.
Desta forma, em sua práxis política, o movimento camponês
internacional vai consolidando-se como um intelectual coletivo,
que, a partir de sua dimensão internacionalista, sua forma organi-
zativa, seus processos de formação, suas lutas, formulações e linhas
estratégicas, evidenciam as condições objetivas e subjetivas para o
avanço do processo de consciência. Inscrevem-se na luta de classes,
os camponeses, indígenas, quilombolas, e demais trabalhadores do
campo, organizados como classe, e, em dimensão internacional. A
VCI e a CLOC como instrumentos políticos demonstram o esforço
constante da organização destes sujeitos coletivos, e mesmo diante
das contradições, diferenças, e divergências, vem demonstrando um
momento da consciência de classe destes povos — o da consciência
de classe em si, ou consciência social(15).

Considerações Finais: Consciência de Classe e Desafios do Tempo


Histórico

Considerando que a VCI e a CLOC — gestadas e nascidas num


momento histórico de luta antiglobalização neoliberal mediante

(14)  As experiências já consolidadas são: Escola Latino-americana de Agroecologia


— ELAA, localizada no estado do Paraná, Brasil, em um assentamento do MST;
Instituto de Agroecologia Latino-americano — IALA Paulo Freire localizados
em Barinas, Venezuela (engenharia em agroecologia); Instituto de Agroecologia
Latino-americano — IALA Guaraní, localizado no Paraguai num assentamento na
região de Curiguaty (tecnólogo m agroecologia); Instituto de Agroecologia Latino-
americano — IALA Amazônico, localizado no estado do Pará num assentamento
do MST (especialização em agroecologia). Ainda em construção: Instituto de
Agroecologia Latino-americano — IALA Nicarágua; Instituto de Agroecologia
Latino-americano — IALA Haiti; Instituto de Agroecologia Latino-americano —
IALA Colômbia, entre outros (BATISTA, 2013; 2019).
(15)  Sobre processo de consciência, sugerimos os estudos de Mauro Iasi (IASI,
2006; 2007).

Miradas Acerca da América Latina 93


uma crise estrutural do sistema capitalista — constituíram-se como
intelectuais coletivos que possibilitaram o avanço no processo de
consciência de trabalhadores do campo (em suas diferentes expres-
sões), é importante analisar também os limites que circunscrevem
sua atuação nos últimos momentos desta história.
Tanto os partidos de esquerda como os movimentos e organi-
zações sociais não conseguiram, nos marcos da luta antineoliberal,
consolidar um projeto societário alternativo. Contudo, é necessário
admitir os avanços que ocorreram com as pautas democráticas a
partir de lutas sociais e/ou iniciativas de governos populares e pro-
gressistas (dentro da ordem).
Também é fundamental considerar o avanço de experiências
organizativas de base, e da inevitável relação entre classe, gênero
e raça na luta política que ao longo do tempo foi se evidenciando.
Pode-se afirmar, sob o risco de ser superficial, que a consciên-
cia de classe em si, amplamente expandida nesses últimos anos,
atingiu um limite importante. Mesmo com os passos significativos
que esta forma de consciência proporcionou na luta política, uma
contradição maior grita. O que antes provocava de maneira mais
concreta a identidade de segmentos da classe trabalhadora (pautas
corporativas), agora exige de maneira mais contundente, a superação
de sua fragmentação. A face destrutiva do capital desnuda-se mais
uma vez, seja através de seu ímpeto por acumulação absoluta, seja
pela negação incisiva de direitos arduamente conquistados, seja pela
destruição escancarada da natureza e seus ecossistemas impulsando
inclusive pandemias devastadoras, seja pelas expressões fascistas
de governabilidade.
Mészáros (2009; 2011), afirma que, num tempo de crise estru-
tural do sistema capitalista, uma transformação estrutural societária
é uma necessidade histórica, e tão urgente como em nenhum outro
momento. Contudo, essa transformação não é um ato único e me-
cânico. Exige que as classes sociais em movimento se posicionem
frontalmente. As condições objetivas que parcialmente aponta-
mos nesse artigo, seriam a cunha derradeira para a superação da
consciência da classe em si? A luta pela emancipação humana é emer-
gente e necessária. Nela é que forjará a consciência revolucionaria da
história e a real possibilidade de superação desta forma societária.

94 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Referências

BATISTA, Ândrea Francine. Consciência e Territorialização Con-


tra-hegemônica: uma análise das políticas de formação da Via
Campesina América do Sul. 276 f. Dissertação (mestrado) — Univer-
sidade Estadual Paulista, Faculdade de Ciências e Tecnologia, 2013.
______ . Movimento Camponês e Consciência de Classe: a práxis or-
ganizativa da Via Campesina Internacional na América Latina.330f.
Tese (Doutorado em Serviço Social). Escola de Serviço Social (ESS),
Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ). Rio de Janeiro:
UFRJ, 2019.
CARCANHOLO, Marcelo. Conteúdo e Forma da Crise Atual do
Capitalismo: Lógica, Contradições e Possibilidades. Crítica e Socie-
dade: Revista de Cultura Política, v. 1, n. 3, Edição Especial-Dossiê:
A crise atual do capitalismo, dez. 2011. ISSN: 2237-0579.
CARVAJAL, Laura María. Extrativismo en América Latina. Impacto
en La vida de las Mujeres y Propuestas de Defensa del Territorio.
Colombia: Fondo Acción Urgente; FAU — AL Fondo Acción Urgente
— América Latina, 2016.
CECEÑA, Ana Esther. Caminos y agentes del saqueo en América
Latina. Observatório Latinoamericano de Geopolítica. México:
Observatório Latinoamericano de Geopolítica, 2009. Disponível
em: <http://www.rebelion.org/noticia.php?id=93827>. Acesso em:
out. 2018.
______ . A dominação de espectro completo sobre América. Pátria,
n. 1, 2013. Equador: Ministério de Defesa Nacional, 2013. Disponível
em: <http://www.geopolitica.ws/media/uploads/cecena_patria_con_
mapas.pdf>. Acesso em: fev. 2018.
DESMARAIS, Annette Aurelie. A Via Campesina. São Paulo: Ex-
pressão Popular; UNESP; Cultura Acadêmica, 2013.
FERNANDES, Florestan. Capitalismo dependente e classes sociais
na América Latina. 2. ed. Rio de Janeiro: Zahar Editores, 1975.
______ . A Revolução Burguesa no Brasil. Ensaios de Interpretação
Sociológica. 2. ed. Rio de Janeiro: Zahar Editores, 1976.

Miradas Acerca da América Latina 95


IASI, Mauro Luis. As Metamorfoses da Consciência de Classe. O
PT entre a negação e o consentimento. São Paulo: Expressão Popu-
lar, 2006.
______ . Ensaios sobre Consciência e Emancipação. São Paulo:
Expressão Popular, 2007.
LA VIA CAMPESINA. Evaluación del Trabajo hecho por la Vía
Campesina. In. Documentos Políticos de la Via Campesina. Jakarta:
Secretaria operativa Internacional de la Via Campesina, (mayo) 2009.
Disponível em: <https://viacampesina.org/es/wpcontent/uploads/
sites/3/2010/03/COMBINED-SP-5-FINAL-min.pdf>. Acesso em:
ago. 2018.
MÉSZÁROS, István. A Crise estrutural do Capital. São Paulo: Boi-
tempo Editorial, 2009.
______ . Crise Estrutural necessita de Mudança Estrutural. Con-
ferência de Abertura do II Encontro de São Lázaro. UFBA: 13 de
junho de 2011. Disponível em: <http://www4.fct.unesp.br/Thomaz>.
Acesso em: abr. 2012.
PARRA, Francisco. TPP, TTIP, TISA: A estratégia dos EUA para
manter sua hegemonia sobre o mundo. Tradução de Victor Fa-
rinelli. Revista Carta Maior. On-line: 08/10/2015. Disponível
em: <https://www.cartamaior.com.br/?/Editoria/Internacional/
TPP-TTIP-TISA-A-estrategia-dos-EUA-paramanter-sua-hegemonia-
sobre-o-mundo/6/34686>. Acesso em: fev. 2019.
PEREIRA, João Márcio Mendes. Metamorfose da política de
ajuste estrutural do Banco Mundial, (1980-2014). Revista Sociolo-
gias, ano 19, Porto Alegre, Sociologias, p. 390-422, jan./abr. 2017.
Disponível em: <http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttex-
t&pid=S1517-45222017000100390>. Acesso em: fev. 2018.
PINASSI, Maria Orlanda; DUARTE, Felipe Augusto. Expansão do
capital e crise estrutural no Brasil Reflexões sobre a reestruturação
política e a crise social. Herramienta: Revista de Debate e Crítica
Marxista. Buenos Aires, Argentina: Herramienta, 12 de maio de
2016. Disponível em: <http://passapalavra.info/2016/05/108248/>.
Acesso em: fev. 2018.

96 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


VIEIRA, Flávia Braga. Dos Proletários Unidos à Globalização da
Esperança: Um estudo sobre internacionalismos e a Via Campesina.
São Paulo: Alameda, 2011.
VILLELA, Marcelo. 40 Maiores mineradoras no mundo tiveram au-
mento de 23% em 2017 diz PWC. Panorama Minero. Minas Gerais:
Mining.com. InfoMine online, julho de 2018. Disponível em: <http://
noticiasmineracao.mining.com/2018/07/10/40-maiores-mineradoras-
no-mundo-tiveram- aumento-de-23-em-2017-diz-pwc/>. Acesso em:
ago. 2018.
ZANOTTO, Rita. Soberania Alimentar como construção contra-he-
gemônica da Via Campesina: experiências no Brasil e na Bolívia.
Dissertação de Mestrado. UNESP, IPRI, Territorial. São Paulo, 2017.

Miradas Acerca da América Latina 97


Capítulo 5

La Nicaragua de Abril: el Difícil


Tránsito del Olvido a la Memoria

Danny Ramírez Ayérdiz(1)

Este escrito es dedicado a la memoria de los cientos


de nicaragüenses asesinados por la represión
gubernamental desde abril de 2018.

Introdução

Desde el 18 de abril de 2018 el mundo se concentró atónito en


Nicaragua. El pequeño país localizado en Centroamérica, uno de los
más pobres del hemisferio (PNUD, 2018), se encuentra inmerso en
su “[…] peor crisis de derechos humanos de los últimos decenios”
(AMINISTÍA INTERNACIONAL, 2019) y en una de las más graves
desde el “retorno” a la democracia en la región latinoamericana.
Sumido esta vez en una ola represiva perpetrada por el gobierno

(1)  Feminista nicaragüense. Magíster en derechos humanos y democratización.


Becario doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(CONICET) con lugar de trabajo en el Instituto de Estudios de América Latina y el
Caribe (FSOC-UBA). Docente asociado del ICEJP-UPOLI e Investigador de derechos
humanos del Movimiento de Mujeres Trabajadoras y Desempleadas “María Elena
Cuadra” (Nicaragua).

98 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


sandinista de Daniel Ortega y Rosario Murillo(2) contra una inespera-
da explosión civil a raíz del descontento popular por unas reformas
de corte neoliberal al sistema de seguridad social rechazadas por las
cúpulas empresariales. Este rechazo implicó la ruptura definitiva
del modelo “providencial” de “diálogo y consenso” y cogobierno
entre el gran capital y el sandinismo instaurado desde 2009 (CHA-
MORRO, 2020, p. 25, 28; CABRALES, 2020).
Los alcances de esta grave “crisis sociopolítica” estremeció a
todos los sectores sociales desde su inicio por dos razones centrales.
La primera por la rápida, espontánea y masiva participación de la
población en una enorme oleada de 2068 protestas que iniciaron el
18 de abril y terminaron sofocadas abruptamente por la represión
en septiembre de 2018 (CABRALES, 2020, p. 79)(3). El alejamiento
entre la sociedad y la clase dirigente en el periodo neoliberal (1990-
2007) y el cierre progresivo de los espacios de participación entre
los sectores políticos con el gobierno sandinista (en el poder desde
2007), habían creado un supuesto ambiente de una sociedad apática
ante la movilización por las causas colectivas.
Abril de 2018 representó el fin de esa atmósfera de la sociedad
adormecida, con una sorpresiva y notoria participación de miles de
estudiantes universitarios que se dieron a sí mismos el término
“autoconvocados” lo que evidenció la falta — y el desgaste — de
nexos con el tradicionalismo político. Por tanto, en abril empezó una
“transición política”, “una primavera opositora” en pleno desarrollo
y por ahora “inconclusa” (CABRALES, 2020, p. 93; CORTÉS, 2020,
p. 97; DE GORI, 2018, p. 71).

(2)  Desde el retorno del Frente Sandinista (2007), el ejercicio del poder
ejecutivo está en manos de Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo. Se
entiende que la función de gobierno y las de otros poderes y entidades del Estado
cooptadas y concentradas en el ejecutivo producto de la erosión progresiva de la
institucionalidad, son ejercidas conjuntamente por la pareja presidencial. A partir de
la explosión de abril, es muy usual el término “dictadura Ortega-Murillo” para
referirse a este modo bicéfalo y autoritario de gobierno.
(3)  CABRALES (2020) sobre la base de un monitoreo muy completo de las
protestas que sucedieron en Nicaragua antes y después de la crisis de abril,
compara, por ejemplo, que en el periodo 2016-abril de 2018 se dieron 576 protestas.
En tan sólo cuatro meses (abril-septiembre de 2018) se cuadruplicó la cantidad de
movilizaciones en relación con los dos años precedentes; sin embargo, con una
masividad jamás antes vista en el país.

Miradas Acerca da América Latina 99


La segunda razón y que ciertamente ayuda a entender por qué
aún está vigente esta crisis dos años después de iniciada: la respuesta
del gobierno a las protestas ha sido profundamente represiva y gene-
ralizada. En aproximadamente cuatro meses (entre abril y agosto de
2018), la policía, con amplia cooperación de civiles, era responsable
del 90 % de más de 320 ejecuciones extrajudiciales(4) según la CIDH
(2020) y de la totalidad de otras detestables violaciones de derechos
humanos que configuraron un patrón de terror sólo comparable
con la dictadura somocista(5). Esta respuesta que dejó “horrorizada”
a las entidades internacionales (ACNUDH, 2018a) llevó al Grupo
Interdisciplinario de Expertos Independientes a considerarla como
crímenes de lesa humanidad (GIEI, 2018, p. 224-236), una de las peo-
res conculcaciones del derecho internacional (ICAZA, 2020, p. 257).
El pasado reciente de Nicaragua no es ajeno a los exabruptos de
la violencia estatal como los que vive el país desde el año 2018. Sólo
en los últimos 40 años, el país ha sufrido el fin a través de las armas
de una dictadura considerada de las más sangrientas del hemisferio
occidental; una guerra de agresión financiada por Estados Unidos
contra una revolución que contó con “una gran simpatía interna-
cional” (ACUÑA, 2020, p. 43) y que anuló la posibilidad de revisar
diversos episodios que pudieron pasar por la justicia transicional
(NÚÑEZ DE ESCORCIA, 2014). A pesar de la enorme violencia
acaecida, los gobiernos, sobre todo los llamados “democráticos” no
hicieron nada por abordarla y adoptaron una “heurística del olvido
impuesto” (STERN, 1998; SPRENKELS, 2017), caracterizada por el
borrón y cuenta nueva en nombre de la superación del pasado y la
reconciliación nacional (BARRIOS, 1996; TRAVERSO, 2007).

(4)  No obstante, las cifras de CIDH se tornan conservadoras frente a las de


destacados organismos nacionales como la Asociación Nicaragüense Pro-Derechos
Humanos quien en el mes de agosto de 2019 reportaba en 651 los asesinados en el
contexto de la represión (AGENCIA EFE, 2019).
(5)  DE GORI (2018, pp. 75-78) en una perspectiva interesante, compara los puntos
en común en las trayectorias políticas de Daniel Ortega y el último de los miembros
de la dictadura, Anastasio Somoza Debayle. Por cierto, los manifestantes en las
protestas, incluso antes de abril de 2018, suelen repetir una consigna que da cuenta
de la similitud que el imaginario popular tiene respecto de estos dos personajes
nicaragüenses: “¡Ortega y Somoza son la misma cosa!”. SALGADO (2018) anota
que antes se gritaba: “Mejor que Somoza, cualquier cosa” (p. 93).

100 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


No hubo comisiones de la verdad o investigaciones judiciales
que construyeran una verdad jurídica del pasado ni interés en vi-
sibilizar a las víctimas, tampoco políticas de reparación a pesar de
existir ya prácticas regionales, imperativos vinculantes en el derecho
internacional y discusiones académicas sobre el pasado en el marco
de la “tercera ola de democratización” (HUNGTINTON, 1991 y en
adelante, anota OETTLER, 2013, desarrollados por AMADIUME &
AN-NA’IM, 2000; BARAHONA DE BRITO, GONZÁLEZ-ENRÍ-
QUEZ & AGUILAR, 2001; ELSTER, 2004; HAYNER, 2001; KRITZ,
1995; MINOW, 1998; NEIER, 1998).
La crisis sociopolítica ha quedado impresa en la colectividad ni-
caragüense como “la crisis de abril”, “abril” o “el dieciocho de abril”.
Abril se ha instalado como un mes emblemático, un mes que convoca
a pensar en la ruptura profunda entre de la sociedad nicaragüense y
el Estado, un mes donde la población, víctima y protagonista, ha de-
jado de acompañar los discursos de reconciliación como superación
del pasado tan comunes en las élites autoritarias (ACUÑA, 2020).
En especial, se dejó de acompañar, incluso, consignas “heurísticas”
que aluden enteramente a la herencia épica-guerrillera del Frente
Sandinista: la sociedad se desplazó del revolucionario “patria libre
o morir” al cívico “patria libre y vivir” de abril, como una renuncia
definitiva a justificar la violencia política para conseguir la demo-
cracia (SALGADO, 2018, p. 119-123).
Frente a la conciencia expresada en una amplia red de viejos y
nuevos espacios de la sociedad que exigen memoria, verdad, justicia
y reparación, está el gobierno sandinista que se ha constituido a sí
mismo en víctima de “un golpe de Estado fallido” (AYERDIS, 2018;
MIDENCE, 2018), que en consecuencia le ha llevado a adoptar una
“heurística de la negación” que rechaza la dimensión de la violencia
y los hechos que le atribuyen los organismos de derechos humanos(6).

(6)  El propio presidente Daniel Ortega, en una serie de entrevistas concedidas a


medios internacionales llegó a expresar que las organizaciones de derechos humanos
“inventaban muertos” que luego aparecían vivos (CNN, 2018; EURONEWS, 2018).
Esta conducta de negación de la brutalidad estatal fue secundada por todos los
organismos públicos, incluso por la Comisión de la Verdad, Justicia y Paz un
órgano creado por el parlamento, dominado por el orteguismo, para investigar los
hechos de violencia sucedidos en el marco de las protestas desde abril de 2018. La
comisión, altamente criticada por su parcialidad, llegó a determinar que la mayoría
de los asesinatos fueron cometidos por los manifestantes contradictoriamente con

Miradas Acerca da América Latina 101


A las políticas del olvido que no han permitido reflexionar y atribuir
en su justa medida los efectos del pasado de violencia, se suma esta
política de la negación que aumenta la sensación de impunidad y
criminalización hacia las víctimas y sus familiares.
En un país prácticamente sin ninguna política pública que ges-
tione activamente su pasado de violencia política/estatal (VANNINI,
2014), un eventual gobierno de transición, posiblemente electo en
los comicios generales de noviembre de 2021, tendría ante sí una
oportunidad clave para implementar las primeras medidas de este
tipo (ICAZA, 2020; BARBERENA, 2020). En este trabajo se explora
cómo la ausencia de las políticas de gestión del pasado de violencia
política/estatal nicaragüense tienen relación directa con el estallido
social de abril de 2018. Se adjuntan algunas posibles políticas de
memoria que podrían implementarse para enfrentar los efectos de
los dramáticos hechos desde abril de 2018, necesarias en un país ur-
gido de romper sus lazos con la violencia y de emprender el camino
definitivo hacia la democratización, anquilosada en los últimos años.

1. La ausencia de revisión crítica del pasado, responsable directa


de la represión actual

El 25 de abril de 1990 Nicaragua transitó a la democracia liberal,


luego de once años de gobierno revolucionario. La transmisión del
poder a Violeta Barrios de Chamorro (1990-1997) se dio en “frágiles
e incipientes estructuras para la paz y la democracia”, con una so-
ciedad agobiada y agotada por una guerra de agresión financiada
por los Estados Unidos (ARÉVALO, 2007, p. 47; MONROY, 2001;
PÉREZ-BALTODANO, 2008, p. 611). En ese contexto, a Chamorro le
correspondió la tarea central de pacificación necesaria, pero con un
alto costo: las víctimas. Las leyes de amnistía de 1990, surgidas en el
marco de los históricos pactos de élites (ICAZA, 2020, p. 243), para
relevar de sus “errores” tanto al Ejército Popular Sandinista como
a la Contrarrevolución, sepultaron cualquier posibilidad de revisar
las “gravísimas violaciones” del derecho internacional humanitario

la versión de los organismos nacionales e internacionales de derechos humanos


que sostienen lo contrario: casi todos los asesinatos los produjo la policía nacional
y las fuerzas paramilitares.

102 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


y de derechos humanos (NÚÑEZ DE ESCORCIA, 2014; OETTLER,
2013, p. 20).
Las leyes de amnistía de 1990 significaron la puesta en prác-
tica de una política gubernamental basada en un “borrón y cuenta
nueva”, apoyada por diversos grupos políticos, incluidos los san-
dinistas (SPRENKELS, 2017, p. 25 y 29). Un olvido profundo que se
materializó en la ausencia del abordaje del pasado, en el abandono
del papel activo del gobierno de transición no sólo con relación a la
etapa que cerraba para revisar las violaciones de derechos humanos
cometidas por las partes en conflicto, sino también para darle una
nueva constitución ontológica a las víctimas que provocó la cruenta
dictadura somocista, sobre todo, desde la “insurrección”, es decir,
la gesta de liberación presidida por el Frente Sandinista entre 1978
y 1979. (NÚÑEZ DE ESCORCIA, 2014; FERNÁNDEZ, 1993).
Previamente, a las autoridades revolucionarias (1979-1990) les
tocó gestionar el legado de violencia de la dictadura somocista que
diezmó al país con más de 20 mil asesinatos. A la vez que aplicó
una “justicia del ganador” (SPRENKELS, 2017, p. 29) que enfrentó
críticas de la CIDH a causa, por ejemplo, de juicios ausentes de
garantías del debido proceso contra los miles de miembros de la
Guardia Nacional de la dictadura (CIDH, 1981; NÚÑEZ DE ES-
CORCIA, 2014). El abordaje sandinista del terror al que sometió la
familia dinástica a la población nicaragüense se centró en una forma
específica de víctima: el caído, el héroe o el mártir, incluso su culto
(FERNÁNDEZ, 1993; VANNINI, 2014, p. 77).
Este énfasis el héroe fue injusto pues la dictadura fue especial-
mente cruel con amplios sectores de la población civil estuviese o no
vinculada a la guerrilla sandinista (CIDH, 1979). En consecuencia, en
el marco del uso de los espacios públicos como sitios de memoria,
el gobierno sandinista fue eficaz: aún hoy día el país está lleno de
monumentos que conmemoran a los caídos de la Liberación. No
obstante, las otras personas represaliadas por la dictadura no ad-
quirieron un estatus formal de víctimas, por lo que el heroísmo se
conectó con la gesta y no con la violación de los derechos humanos
que implicaba su no repetición en el futuro.
Posteriormente, la posición del gobierno transicional con
su borrón y cuenta nueva provocó graves consecuencias en la

Miradas Acerca da América Latina 103


democratización nicaragüense que hoy pueden notarse en la crisis
sociopolítica que atraviesa el país desde 2018. En primer lugar, la
misma democracia fue vaciada de la memoria que permite encarar
el pasado y revisar críticamente la responsabilidad de los altos
grupos del poder político (STERN, 2011) y así desestructurar los
viejos mitos que fundamentan incluso la identidad nacional misma
(RAMÍREZ-AYÉRDIZ, 2016, p. 62). En segundo lugar, la memoria,
decisiva y necesaria para una democratización pragmática, habría
permitido, no sin tensiones y disputas, avanzar hacia otras formas
del entendimiento entre las élites y la sociedad nicaragüense, desde
una reflexión profunda de la responsabilidad de aquellas en una
historia persistente de violencia política que arrastra casi siempre a
la ciudadanía (ACUÑA, 2020, p. 47).(7)
En tercer lugar, la política de pacificación del gobierno transi-
cional unido a una ausente política crítica del pasado pudo haber
logrado un efecto profundo respecto de los usos políticos-sociales
de la violencia (GIEI, 2018, p. 337). La pacificación que si bien se
extendió a toda la población en tanto que el conflicto sandinis-
ta-contrarrevolución finalizó, esto no significó que se implementara
como práctica de una cultura de paz, pues en realidad la amnesia
como política de gestión del pasado sólo invisibilizó los efectos del
conflicto en la sociedad. Así, en lugar de promover en la ciudada-
nía un nunca más contra cualquier forma de violencia política, esta
última se trasladó casi de forma inmediata a las relaciones sociales,
donde los fenómenos como el aumento de la criminalidad común,
el pandillerismo y otras expresiones violentas que azotaron al país
casi toda la década de los 90, pudieron estar conectadas con una

(7)  ACUÑA (2020) expresa que los grupos dominantes nunca han estado
interesados en un Estado con continuidad política e institucional y, por tanto,
estos han sido grupos profundamente antidemocráticos: “ Aparentemente, en el
caso de Nicaragua las clases dominantes nunca han terminado de convencerse
plenamente de la conveniencia para sus intereses de disponer de un Estado como
un ente con un mínimo de consistencia y continuidad institucional y con alguna
capacidad para colocarse en una posición relativamente autónoma en relación con
sus distintas facciones. […] En el caso de Nicaragua los sectores dominantes nunca
han producido en su seno grupos democratizadores de peso, ni tampoco se han
visto forzados por otros grupos sociales a asumir la existencia de un Estado y sobre
todo de un sistema institucional democrático” (p. 47-48).

104 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


ausencia del Estado en impulsar medidas amplias para sanar las
profundas heridas colectivas (ROCHA y RODGERS, 2008, p. 94).(8)
En cuarto lugar, esta política de olvido sostenida por el gobierno
de transición arrinconó a las víctimas de la guerra en nombre de la
pacificación. Sus nombres, sus historias, los esfuerzos por visibilizar
el dolor sufrido no quedaron plasmadas en ningún lado. Los efectos
de estas inercias estatales hoy están en plenitud y explican en gran
medida la agresividad con la que el gobierno Ortega-Murillo reac-
cionó contra la revuelta popular de abril, para salvar a la estructura
gubernamental de “un golpe de Estado” que resultó “fallido”. La
alta participación de civiles que integran la militancia del gobernan-
te Frente Sandinista en los actos sistemáticos de represión de abril
permite verificar los niveles de legitimidad que cuenta la violencia
política en la población nicaragüense, legitimidad resultante del
olvido impuesto desde las élites y sostenido por los sucesivos go-
biernos desde 1990.
Finalmente, los gobiernos post transición (1997-2007) y sectores
opositores al Frente Sandinista de Liberación Nacional usaron el
recuerdo de la guerra, la escasez producida por el bloqueo econó-
mico impuesto por Estados Unidos y el servicio militar obligatorio
— donde miles de jóvenes perdieron la vida — como un elemento
de miedo y de disuasión en la población, sobre todo, en contextos
electorales. Un error grave si se tiene en cuenta que el miedo no
provocó conciencia y el Frente Sandinista retornó al poder el 10 de
enero de 2007 con un discurso lleno de consignas idénticas a las del
gobierno de Chamorro: “unidad”, “perdón”, “reconciliación” sin
que la sociedad supiera de forma concreta qué debía perdonar, en

(8)  En un interesante trabajo antropológico, ROCHA y RODGERS (2008, p.


94) en el que estudiaron los imaginarios y símbolos de grupos pandilleros en
Nicaragua, relacionan que varios miembros de estos grupos habían combatido
en las filas sandinistas contra la guerra de agresión. Los pandilleros expresaron
que, al acabar la guerra y el consecuente el abandono neoliberal de la sociedad les
hacía sentir que habían perdido el estatus especial que tenían como combatientes
y que organizarse en grupos de jóvenes en conflicto con la ley les devolvía cierta
adrenalina vivida en la guerra. Esto demuestra el relacionamiento entre la ausencia
de políticas de tratamiento del pasado y la dramática violencia pandilleril que se
vivió en Nicaragua en los 90 y da cuenta de cómo la violencia política “se trasladó”
luego a la sociedad bajo estas expresiones, contando sólo con una obvia respuesta
punitiva propia del Estado neoliberal.

Miradas Acerca da América Latina 105


qué unirse o qué reconciliar (VANNINI, 2014). No había memoria
del pasado.

1.1. Abril de 2018: El quiebre de la democracia

A 2018, se contaban 28 años de democracia “defectuosa” (MER-


KEL, 2004), caracterizada por una debilidad en el funcionamiento de
las instituciones políticas, una democracia que nadó entre los pactos
políticos de las élites dirigentes y el peso autoritario de sus líderes,
llamado caudillismo en el país (ACUÑA, 2020; ÁLVAREZ, 2000).
Por su parte, la población azotada por la gobernanza neolibe-
ral desde 1990, quedó arrinconada en la democracia de audiencias,
afirmándose una separación drástica entre las dinámicas políticas y
las dinámicas sociales, con muy pocos espacios para intervenir en las
decisiones públicas — contrastante con la democracia de las masas
de la revolución. Así se asistió a una privatización de la política y
lo político y a una profundización de la democracia como espacio
exclusivo de las élites dirigentes y el gran capital (CABRALES, 2020,
p. 80), con apenas una apertura de esa exclusividad hacia la sociedad
en modo de elecciones generales y municipales miméticas y a veces
fraudulentas (ACUÑA, 2020).(9)
Si bien prevalecieron algunos espacios “de escucha” de la so-
ciedad civil — más que de la gente — sobre todo a nivel municipal,
estos se fueron cerrando sobre todo desde el retorno del Frente
Sandinista, quien en lugar de las organizaciones civiles favoreció
que su militancia ocupe estos espacios (SERRA, 2008; BALTODANO,
2004). Una suerte de visión ficcionaria de democracia directa con un
intenso acompañamiento del discurso estatal de “poder ciudadano”.

(9)  Sobre las elecciones en el país Acuña (2020, p. 49), anota: “En Nicaragua,
como se sabe, las elecciones no han sido el medio más utiliza-do como mecanismo
de acceso al poder, aunque los comicios se han celebrado con regularidad a lo largo
de su historia (ESGUEVA, 2011). En su lugar las asonadas, las montoneras y los
cuartelazos, llamados alegremente revoluciones, han sido los recursos empleados,
junto con una modalidad que deriva de estos y de los simulacros de procesos
electorales; me refiero a los ya citados pactos, mediante los cuales se intenta
darles un mínimo de funcionamiento a los órganos del Gobierno, una adecuada
satisfacción a las facciones y a sus caudillos, y se regula el reparto y el disfrute
patrimonial de los recursos públicos”.

106 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Después de tanta relegación, el 18 de abril de 2018 se quebró la
democracia defectuosa nicaragüense. Las motivaciones muy pronto,
ese mismo 18 de abril, dejó de ser la oposición a las reformas neo-
liberales al seguro social y pasó a ser una catarsis respecto de “[…]
años de procesos institucionales y prácticas estatales que fueron
coartando la expresión ciudadana, cerrando espacios, cooptando ins-
tituciones públicas y concentrando el poder en la figura presidencial
compuesta por Ortega y Murillo (GIEI, 2018)”. Las protestas viraron
hacia “demandas revolucionarias” encarnadas en la dimisión del
gobierno, lo que generó que la represión se arreciara y se tornara
letal (CABRALES, 2020, p. 85).
Precisamente, esta respuesta letal fue el factor de quiebre de
la democracia reciente y movió al país en cuestión de días a vivir
en “una dictadura” altamente represiva. Una paradoja en el marco
del proyecto histórico popular, de izquierda y revolucionario que el
Frente Sandinista personificó hasta el inicio de los sucesos de abril.
El uso de la letalidad potenció que la sensación de ruptura haya sido
especialmente traumática, pues no sólo se trataba de un Estado que
abandonaba su posición de garante de derechos, sino de un partido
al que la población consideraba como “esperanza de los pobres”.
En definitiva, esta ruptura evidenció el profundo resentimiento de
los sectores populares por el abandono del Frente Sandinista de su
proyecto histórico.
Por otro lado, si bien los medios de comunicación nacionales
e internacionales, así como los organismos de derechos humanos
han sostenido distintas razones de por qué se dio la rebelión po-
pular de abril de 2018, existen pocos datos empíricos al respecto.
En un estudio del Movimiento de Mujeres María Elena Cuadra
que buscó conocer el impacto de la crisis en la vida de las obreras
de las empresas textiles bajo el régimen de zonas francas, las tra-
bajadoras -históricamente golpeadas por la pobreza y la ausencia
del Estado en la creación de oportunidades sociales — expresaron
que las reformas neoliberales al seguro social y la violencia contra
los adultos mayores y estudiantes fue el detonante inmediato. Sin
embargo, dieron razones estructurales para entender este estallido
imprevisible: (1) falta de atención a las demandas del pueblo, (2) el
pueblo ya no soportaba las injusticias [del gobierno] y (3) por falta

Miradas Acerca da América Latina 107


de entendimiento del gobierno con el pueblo (RAMÍREZ-AYÉRDIZ
y MARTÍNEZ, 2019, p. 48).

1.2. Nicaragua en llamas: un resumen del terror

La represión desde la explosión de la crisis ha pasado por


diversas fases (CIDH, 2020). La fase letal, entre abril y septiembre
de 2018, se caracterizó por el uso intensivo de la violencia estatal a
través de la Policía Nacional y paramilitares. Este uso intensivo de la
fuerza con efectos atroces desembocó en lo que el GIEI en su informe
final caracterizó como crímenes de lesa humanidad en arreglo con el
derecho internacional por el patrón sistemático, masivo y mortífero
dirigido contra la población civil (GIEI, 2018, p. 228).
Los números son dramáticos: En el marco de un pequeño
país de poco más de seis millones de habitantes, la CIDH logró
documentar — luego de poco más de seis meses en el terreno de
sus misiones especiales — 328 personas asesinadas (incluidos 24
niñas, niños y adolescentes y 21 policías), más de 1200 personas
presas políticas, 103600 nicaragüenses huyeron a países vecinos
y más de 90 periodistas/trabajadores de medios de comunicación
exiliados. Hoy día, más de dos años después de iniciada la rebelión
de abril, la CIDH “[…] constata el mantenimiento de un estado de
excepción de hecho, a través de un Estado policial que mantiene
suspendidos o severamente limitados derechos fundamentales
[…] (CIDH, 2020)”.
Ante miles de víctimas ignoradas, desconocidas y negadas
por el actual gobierno, la necesidad de políticas de la memoria es
un imperativo ético para un Estado cuyas élites que lo dirigen han
impulsado esta “heurística del olvido impuesto” (SPRENKELS,
2017, p. 22) como forma de tratamiento de las graves violaciones de
derechos humanos del pasado. Es preciso que un eventual gobierno
de transición asuma este compromiso con la memoria de los hechos
trágicos sucedidos desde abril de 2018, a fin de lograr un profundo
cuestionamiento social contra la prevalencia de la violencia política/
estatal en la historia nicaragüense y así, a través de la memoria, nu-
trir los derechos para la futura democracia en construcción (STERN,
2011, p. 118-119; NADER, 2010).

108 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


2. Políticas de la memoria para un país “nuevo” en el asunto

2.1. Un Estado que reconoce su responsabilidad como punto de


partida

Nicaragua, al decir de OETTLER (2013) y NÚÑEZ DE ES-


CORCIA (2014), es el único país que no ha aplicado las medidas
de justicia transicional a ninguna de sus experiencias pasadas de
violencia sucedidas desde 1979. De este modo, tanto su sociedad
como su institucionalidad, tiene ante sí un reto inédito. Como se
dijo, ante la negativa del actual gobierno sandinista para reconocer
las violaciones cometidas desde 2018, a las primeras autoridades
electas democráticamente en Nicaragua le corresponde dos tareas
centrales impostergables: de un lado, establecer el programa de
derechos humanos para su posterior evolución y de otro “pedir
perdón por la brutalidad hecha en nombre del Estado” pues esto
“es condición básica para la reconstrucción del tejido social” (BE-
RINSTAIN, 2005, p. 75). Los gestos presidenciales de pedir perdón
en un país tan fustigado por la violencia estatal sería un ícono que
mostraría la ruptura simbólica con la represión (IBID., p. 73) ejercida
actualmente por el gobierno sandinista.
Un Estado acostumbrado a no asumir una posición concreta
respecto del terror o de su responsabilidad con las víctimas de su
propia violencia, al aceptar la responsabilidad por los hechos de abril
marcaría un hecho sin precedentes que tendría un efecto profundo
al abrir la posibilidad de cuestionamiento de las viejas élites, de los
políticos y sus partidos y sentaría las bases de exigencia de otra le-
gitimidad del juego político marcadamente caudillista y autoritario.
Una comisión de la verdad fuerte y legítima.
Luego del reconocimiento de la responsabilidad estatal y de
acuerdo con las experiencias de las comisiones de la verdad cuando
cuentan con el pleno apoyo de los gobiernos, estas tienen un papel
fundamental afincada en la capacidad del Estado de producir certeza
pública. Una comisión de la verdad en Nicaragua es necesaria para
“romper los pactos de silencio y avanzar en la construcción colectiva
de la verdad” (DÍAZ y MOLINA, 2016, p. 6) con un “mandato su-
ficiente para investigar las causas institucionales de los hechos que

Miradas Acerca da América Latina 109


desembocaron en la comisión de crímenes de derecho internacional”
(BARBERENA, 2020, p. 279).
Los alcances temporales de su mandato es una cuestión central:
a ella no sólo debería encomendársele la investigación de los hechos
de abril de 2018. Si se acepta que la represión estatal a partir de 2018
es el resultado directo de la postergación de abordar la violencia
desde la memoria, un mandato temporal circunscrito a los hechos
de abril resultaría incompleto y seguiría una deuda permanente
con las víctimas que se arrastra desde el somocismo. El órgano
debería tener la posibilidad jurídica de determinar y presumir la
responsabilidad individual de los encargados de dirigir, planificar
y ejecutar los crímenes de lesa humanidad, a fin de que la justicia
tenga obligaciones posteriores concretas respecto de los resultados
encontrados por la comisión.

2.2. De los héroes a las víctimas. Transitar del relato épico al


democrático

Como se dijo en otro momento del escrito, la revolución vi-


sibilizó como víctimas del somocismo sólo a aquellas que habían
muerto de forma heroica luchando contra la dictadura. Con las
demás víctimas, advierte Núñez de Escorcia (2014), nunca hubo
interés por determinarlas. Lo mismo hizo el gobierno transicional
con relación a los miles de campesinos secuestrados/desaparecidos
por la contrarrevolución por negarse a colaborar con ella según
documentó la desaparecida — e ignorada por el Estado — Asocia-
ción de Madres de Familiares de Secuestrados y Desaparecidos de
Nicaragua a principios de los 90 (FERNÁNDEZ, 1993).
Por eso, en el marco de una posible política integral de la me-
moria, es importante transitar del error revolucionario y desarticular
el abordaje heroico para transitar hacia la víctima. Este tránsito
permitiría una noción centrada en la responsabilidad del Estado.
El heroísmo en su dimensión épica debe ceder al de las víctimas en
su dimensión cívica, lo que permitirá experimentar una cercanía
empática con la dimensión de sujeto de dignidad y derechos hu-
manos del represaliado.

110 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Es importante remarcar que, en el marco de la dura represión
desde 2018, han aparecido diversas expresiones organizadas, desta-
cándose la Asociación de las Madres de Abril (AMA) que nuclea a los
familiares de personas asesinadas por la policía y los paramilitares
y el Comité Pro-Libertad de Presas y Presos Políticos de Nicaragua
(CPLPP) que reúne a familiares de las personas detenidas por par-
ticipar en las protestas cívicas. Estas organizaciones han asumido
un discurso centrado en el carácter de víctimas, cuyos derechos han
sido quebrantados por un Estado que restringió el goce general de
las libertades políticas, un enfoque que debería asumir el gobierno
de transición, además de establecer un diálogo certero y franco con
estas organizaciones. Este diálogo es necesario por la autoridad mo-
ral de las víctimas para contar de forma exclusiva su dolor, donde
el Estado es penitente y banda de transmisión del relato de estas,
pues “los movimientos de víctimas son tanto un testimonio moral,
como una forma de recuerdo y denuncia para que estos hechos no
vuelvan a repetirse” (BERINSTAIN, 2005, p. 66).

2.3. “Unir” la memoria colectiva en los sitios de la represión

El desarrollo de una geografía de la memoria es fundamental


para hacer justicia a las víctimas y para enfrentar los legados de
la violencia (TRAVERSO, 2007). En Nicaragua, un museo de la
memoria es una necesidad urgente y no existe nada similar. En el
corazón histórico de Managua, en el costado de una inmensa loma
que domina este sector de la ciudad, existe un centro de detención
que ha sido el símbolo de la violencia estatal y la tortura desde los
tiempos del somocismo, conocida como “El Chipote” dependiente
de la Policía Nacional(10). La población lo identifica como el principal
centro de torturas usado por el gobierno Ortega-Murillo contra los
manifestantes (GIEI, 2018).
Por el carácter perenne de este lugar como símbolo de la repre-
sión estatal de todos los tiempos, creemos que en El Chipote debería
ser instalado el museo de la memoria. Sus celdas húmedas, calurosas

(10)  Ver el reportaje “El Chipote: 85 años de lágrimas y sangre” (EL


NUEVO DIARIO, 2019). Disponible en: <https://www.elnuevodiario.com.ni/
nacionales/486463-chipote-carcel-presos-politicos-nicaragua/>.

Miradas Acerca da América Latina 111


e inhumanas, donde pasaron cientos de manifestantes golpeados
salvajemente por la policía, contendrían una potente carga peda-
gógica para las posteriores generaciones de nicaragüenses que no
vivieron estos tiempos, donde madres de los presos, bajo sol, lluvia,
noche y día, imploraban arrodilladas en los portones de este temido
calabozo, información sobre sus hijos presos en él (DEL CID, 2019).
Por otro lado, y en concordancia con la tendencia de “los mo-
numentos descentralizados”, una política de memoria que busca
indicar calles, lugares y casas donde las víctimas fueron agredidas,
detenidas o asesinadas por las fuerzas estatales y paraestatales que
tendrían el efecto de “marcar el espacio de vida cotidiana como
memoria” (NADER, 2010, p. 40). En este sentido, lugares específicos
pueden tener una finalidad doble: recordar a víctimas concretas y a
la vez grupos especialmente agredidos por el Estado.
Por ejemplo, en la mañana del 15 de junio de 2018 la Policía
Nacional y paramilitares cometió uno de los crímenes más horribles
de la represión al quemar vivos a casi todos los miembros de una
familia en la casa donde habitaban estos, donde también funcionaba
una fábrica familiar de colchones en el oriente de Managua. La so-
ciedad recuerda de forma especial este acto brutal porque dos niños
perecieron calcinados (LÓPEZ, 2019). La casa, con el permiso de los
familiares, podría convertirse en un museo para recordar, además, a
todas las víctimas niñas, niños y adolescentes asesinadas, detenidas
y torturadas por las fuerzas de la represión.(11)

2.4. Una ley y una política nacional de memoria

Para asegurar el efecto vinculante de cualquier acción relacio-


nada con la memoria de los hechos de abril de 2018, es necesaria una
ley y una política nacional de la memoria que incluya atribuciones

(11)  A pesar de que hay pruebas concretas de que este horrendo crimen fue
ejecutado por las fuerzas policiales y paramilitares, el Estado negó su responsabilidad
acusando al Centro Nicaragüense de Derechos Humanos de estar detrás del múltiple
asesinato como parte de un patrón sistemático de difamación y criminalización
contra las defensoras y defensores de derechos humanos. El gobierno produjo una
serie de reportajes titulados “180 grados: Claves de la verdad” donde afirmó su
ausencia de responsabilidad en este crimen. Disponible en: <https://www.youtube.
com/watch?time_continue=6&v=HARdq3DSPoY&feature=emb_title>.

112 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


específicas para las diversas entidades del Estado, además de esta-
blecer los mecanismos de coordinación entre ellos. La Procuraduría
para la defensa de los derechos humanos, en virtud de su mandato
constitucional de velar por las violaciones cometidas por los agentes
estatales, podría ser el ente rector de la ejecución de la ley de me-
moria histórica, con funciones amplias y suficientes, incluso, para
investigar, determinar y presumir la responsabilidad individual de
represores.
Esta ley debe sentar las bases de las políticas reparatorias, entre
ellas medidas que incluyan determinar monumentos para recordar
a las víctimas en los lugares de la represión, elaborar un plan nacio-
nal de educación en memoria y derechos humanos que establezca
el estudio obligatorio del posible informe que emita la comisión de
la verdad, determinar acciones de perdón generales y específicas a
cargo de las entidades que cometieron los crímenes de lesa huma-
nidad, entre otras acciones necesarias encaminadas al cierre de las
múltiples heridas individuales, colectivas y comunitarias generadas
por la represión estatal contra la población civil.

3. Conclusión: El difícil camino de la memoria a la justicia

Si bien es posible afirmar que un gobierno transicional en Ni-


caragua aplicará medidas de memoria para problematizar la brutal
violencia estatal de abril, debido al amplio consenso y rechazo de
todos los sectores políticos, empresariales, de la sociedad civil, pe-
riodísticos y otros, el camino hacia la justicia es un escenario mucho
más difícil. La polarización que generará las acciones de la memo-
ria podría reactivar la vocación de violencia del Frente Sandinista,
justificada en su discurso guerrillero -hoy innecesario-. El escenario
es complejo. Para un abordaje completo y sincero del pasado, no
será suficiente con una comisión de la verdad, monumentos y pie-
zas audiovisuales. El Estado tiene la obligación, en arreglo con el
derecho internacional, de procesar y castigar a los responsables de
graves violaciones de derechos humanos.
No obstante, es difícil poder pensar que la actual dirigencia
gubernamental, empezando con el presidente de la república, otrora
comandante de la revolución, con todo el legado legítimo que esta
tiene en el entendimiento histórico del país, pueda ser llevado a la

Miradas Acerca da América Latina 113


justicia, lo mismo que las altas autoridades policiales. A eso hay
que sumar que papel y sumisiones asumirá el sistema de justicia
que hoy por hoy es uno de los brazos de la represión y totalmente
subordinado al gobierno.
La presión, el acompañamiento y la persistencia de los órganos
internacionales sobre todo la OEA y la ONU será decisiva para que
los responsables de los crímenes de lesa humanidad sean determi-
nados, procesados y condenados, incluso, esta presión es una deuda
histórica de ambas entidades internacionales, quienes en 1990 no se
pronunciaron en contra de la aprobación de leyes de amnistía para
perdonar las graves infracciones al derecho internacional humani-
tario y de los derechos humanos realizadas por los sandinistas y
contrarrevolución (OETTLER, 2013). Tampoco presionaron dema-
siado al Estado de Nicaragua por visibilizar, reconocer y reparar a
las víctimas del conflicto armado y estructurar una verdad colectiva.
Finalmente, otra dificultad cuya complejidad aún no se dimen-
siona con facilidad es a quiénes se considerarán responsables de la
represión estatal dada la alta participación de civiles en la comisión
de estos crímenes. Se estima que miles de civiles y militares no
activos fueron llamados por el gobierno para ayudar a ejecutar el
plan sistemático de sofocamiento de las protestas cívicas (CASTRO
IRAHETA, 2018, p. 169-170) que tuvo su expresión máxima en la
llamada “operación limpieza” un enorme operativo policial “imple-
mentado por el Estado de Nicaragua entre junio y julio [de 2018](12),
en el cual se desplegaron ataques a focos de protesta con el uso de
armas de alto calibre (CABRALES, 2020, p. 90)”.
Sin embargo, hubo otras formas de participación civil tal como
vecinos que elaboraban listas de manifestantes en las protestas cívi-
cas que luego eran detenidos, torturados y procesados injustamente;
personal médico que negó la atención de salud a manifestantes
heridos por la policía y fallecidos en consecuencia; además de una ex-
tensa red de delación en todo el país contra los protestantes operada
por cientos de militantes del Frente Sandinista. Sin ellos, habría sido
difícil para la policía ejecutar las redadas masivas que tuvieron lugar
entre julio de 2018 y febrero de 2019. Este tipo de procesamiento

(12)  El texto entre los corchetes es añadido.

114 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


judicial inédito en el país requerirá mirar otros ejemplos similares.
Probablemente el caso ruandés sea el más cercano.

Referencias

ACUÑA, B.; JARQUÍN, M.; CORTÉS, A.; ICAZA, J.; BARBERE-


NA, J.; CHAMORRO, C. F. et al. Anhelos de un nuevo horizonte.
Aportes para una Nicaragua democrática. San José: FLACSO Costa
Rica, 2020.
ÁLVAREZ, E. Cultura Política Nicaragüense. Managua: Hispamer.
2000.
AMNISTÍA INTERNACIONAL. Nicaragua 2019. Recuperado el
29 de mayo de 2020. Disponible en: <https://www.amnesty.org/es/
countries/americas/nicaragua/report-nicaragua/>.
ARÉVALO, R. Alto al fuego. La Brigada Especial de Desarme
(BED). Managua: UPOLI-Fundación Cultura de Paz, 2007.
AYERDIS, M.; MIDENCE, C.; DE GORI, E.; RUEDA-ESTRADA, V.;
SALGADO, M.; CASTRO IRAHETA, I. et al. Nicaragua en crisis:
entre la revolución y la sublevación. Organizado por A. Aguilar, C.
Villacorta, E. de Gori. Buenos Aires: CLACSO. 2018.
BALTODANO, M. Democracia, poder y participación ciudadana.
Managua: Fundación Friedrich Ebert y CIELAC, 2004.
BARRIOS DE CHAMORRO, V. Memorias de mi Gobierno 1990-
1996. Socio-económico. Managua: Dirección de comunicación social
de la presidencia, 1996.
BERINSTAIN, C. M. Reconciliación y democratización en América
Latina: un análisis regional. Papel de las políticas de Verdad, Justi-
cia y Reparación. En: ACEVEDO, O.; PACHECO, L. (org.). Verdad,
justicia y reparación. Desafíos para la democracia y la convivencia
social. IIDH, IDEA, 2005. p. 53-84.
CNN EN ESPAÑOL. “Daniel Ortega dice que organizaciones de
DD.HH. ‘inventan muertos’ que luego aparecen vivos”. 31 de julio
de 2018. Recuperado el 21 de mayo de 2020. Disponible en: <https://
cnnespanol.cnn.com/video/daniel-ortega-entrevista-nicaragua-ci-
fras-muertos-intvw-oppenheimer-cara-a-cara-p1/>.

Miradas Acerca da América Latina 115


COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS.
Informe sobre la situación de los derechos humanos en la República
de Nicaragua. 1981. Recuperado el 30 de mayo de 2020. Disponible
en: <http://www.cidh.org/countryrep/Nicaragua81sp/indice.htm>.
______ . Situación de los derechos humanos en Nicaragua. Abril/
mayo 2020. Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua.
Recuperado el 29 de mayo de 2020. Disponible en: <http://www.
oas.org/es/cidh/actividades/visitas/2018Nicaragua/Boletin-MESE-
NI-Abril2020.pdf>.
DEL CID, A. Los 15 salvajes métodos de tortura contra los pre-
sos políticos del régimen de Daniel Ortega. Infobae, 22 de mayo
de 2019. Recuperado el 30 de mayo de 2020. Disponible en:
<https://www.infobae.com/america/america-latina/2019/05/22/
los-15-salvajes-metodos-de-tortura-contra-los-presos-politicos-del
-regimen-de-daniel-ortega/>.
DÍAZ, I. y MOLINA, N. Comisiones de la Verdad en América La-
tina. La esperanza de un nuevo porvenir. Revista Logos Ciencia y
Tecnología, 7 (2), p. 5-23, 2016.
FERNÁNDEZ, R. Una asignatura pendiente: desaparecidos de guer-
ra. Revista Envío, n. 138, 1993. Recuperado el 3 de mayo de 2020.
Disponible en: <https://www.envio.org.ni/articulo/788>.
GRUPO INTERDISCIPLINARIO DE EXPERTOS INDEPENDIEN-
TES. Informe sobre los hechos de violencia ocurridos entre el 18 de
abril y el 30 de mayo de 2018. Recuperado el 27 de mayo de 2020. Dis-
ponible en: <https://gieinicaragua.org/giei-content/uploads/2019/02/
GIEI_INFORME_PRINT_07_02_2019_VF.pdf>.
LADO OSCURO. 180 grados: Claves de la Verdad (Capítulo 1) “El
caso del Barrio Carlos Marx” [archivo de video]. Recuperado el
29 de mayo de mayo. Disponible en: <https://www.youtube.com/
watch?time_continue=6&v=HARdq3DSPoY&feature=emb_title>.
LARA, R. El Chipote: 85 años de lágrimas y sangre. El Nue-
vo Diario, 18 de marzo de 2019. Recuperado el 23 de mayo
de 2020. Disponible en: <https://www.elnuevodiario.com.ni/
nacionales/486463-chipote-carcel-presos-politicos-nicaragua/>
LÓPEZ, L. “Fueron los paramilitares con la policía”. El crimen del
barrio Carlos Marx cumple un año de impunidad. La Prensa, 15

116 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


de junio de 2019. Recuperado el 20 de mayo de 2020. Disponible
en: <https://www.laprensa.com.ni/2019/06/15/nacionales/2560368-
fueron-los-paramilitares-con-la-policia-el-crimen-del-barrio-carlos
-marx-cumple-un-ano-en-la-impunidad>.
MERKEL, W. Embedded and Defective Democracies. Democrati-
zation, 11 (5), p. 33-58, 2004.
MONROY, J. Transición a la democracia en Nicaragua 1990-1996.
Toluca: Universidad Autónoma del Estado de México, 2001.
NADER, A. Alemania ante el genocidio. Pedagogía de la memoria
y educación en derechos humanos. Puente, 29, p. 36-41. 2010.
NÚÑEZ DE ESCORCIA, V. ¿Por qué no ha habido en Nicaragua
justicia transicional? ¿Sería posible aquí una Comisión de la Verdad?
Revista Envío, Managua, n. 387, 2014. Recuperado el 12 de mayo
de 2020. Disponible en: <https://www.envio.org.ni/articulo/4857>.
OETTLER, A. Justicia transicional y los significados de la elaboración
del pasado nicaragüense. Encuentro, 95, p. 7-27, 2013.
OFICINA DEL ALTO COMISIONADO DE LAS NACIONES
UNIDAS PARA LOS DERECHOS HUMANOS. Nicaragua: Ex-
pertos dicen horrorizados por la violenta respuesta del gobierno
a las protestas pacíficas, en Ginebra Comunicado del 27 de abril
de 2018. Recuperado el 21 de mayo de 2020. Disponible en: <ht-
tps://www.ohchr.org/EN/NewsEvents/Pages/DisplayNews.
aspx?NewsID=23005&LangID=E>.
PÉREZ-BALTODANO, A. Entre el Estado Conquistador y el Estado
Nación: Providencialismo, pensamiento político y estructuras de
poder en el desarrollo histórico de Nicaragua. Managua: Instituto
de Historia de Nicaragua y Centroamérica, Universidad Centroa-
mericana, 2008.
RAMÍREZ-AYÉRDIZ, D. La Nicaragua sandinista ante la decolo-
nialidad como alternativa de democratización para América Latina.
Cuaderno Jurídico y Político, 2 (6), p. 48-63, 2016.
RAMÍREZ-AYÉRDIZ, D.; MARTÍNEZ, W. Impacto de la crisis so-
ciopolítica en la vida de las mujeres trabajadoras de la maquila.
Managua: Movimiento de Mujeres Trabajadoras y Desempleadas
“María Elena Cuadra”, 2019.

Miradas Acerca da América Latina 117


ROCHA, J. L. y RODGERS, D. Gangs of Nicaragua. Managua:
UCA, 2008.
SERRA, L. Los retos de la participación ciudadana a nivel mu-
nicipal en Nicaragua, 2008. Recuperado el 30 de mayo de 2020.
Disponible en: <http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/nicaragua/
cielac/participacion_ciudadana_en_nicaragua.pdf>
SPRENKELS, R. El trabajo de la memoria en Centroamérica: cinco
propuestas heurísticas en torno a las guerras en El Salvador, Gua-
temala y Nicaragua, Revista de Historia, 76, p. 13-46. 2017.
STERN, S. De la memoria suelta a la memoria emblemática. Del
recordar al olvidar como proceso histórico. Ponencia presentada
en el Simposio Nacional de la Memoria, Santiago de Chile, 4-6 de
noviembre de 1998.
STERN, S. Memorias en construcción: los retos del pasado presente
en Chile, 1989-2011. Anuario Digital, 24, p. 99-119, 2011,
TRAVERSO, E. El pasado, instrucciones de su uso. Buenos Aires:
Marcial Pons, 2007.
VANNINI, M. Políticas públicas de la memoria en Nicaragua. A
Contracorriente, 12 (1), p. 73-88, 2014.

118 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Capítulo 6

Dependência Econômica e Proteção


Social na América Latina(1)

Edilaine Pereira do Nascimento(2)


Ruteléia Cândida de Souza Silva(3)

Introdução

Desde as últimas décadas do século passado (XX), com


o aprofundamento da ordem ultraliberal (4), do hegemonismo

(1)  As discussões formuladas neste ensaio tomam como base reflexões iniciadas
durante a realização do mestrado da autora Edilaine Pereira do Nascimento no
Programa de Pós-Graduação em Política Social da Universidade Federal de Mato
Grosso, e que resultou na dissertação defendida sob o título Proteção Social na
América Latina e a Emergência dos PTRCs na Argentina, Brasil e Uruguai; acrescidas de
contribuições da Professora Ruteléia Cândida de Souza Silva, nos estudos realizados
na pesquisa Trabalho, pobreza e desigualdade na atual geopolítica latino-americana.
(2)  Graduação em Serviço Social pela Universidade Federal de Mato Grosso,
2015. Assistente Social da Prefeitura Municipal de Cáceres. Mestre em Política Social
pelo Programa de Pós-Graduação em Política Social da Universidade Federal de
Mato Grosso (PPGPS/UFMT), 2019.
(3)  Doutora e Mestre em Política Social pela Universidade Federal do Espírito
Santo (UFES). Professora da Universidade Federal de Mato Grosso (UFMT), com
atuação no Departamento de Serviço Social e no Programa de Pós-Graduação em
Política Social (PPGPS/ICHS/UFMT). Membro do Grupo de Pesquisa Trabalho e
Sociabilidade.
(4)  Quando se registra o aprofundamento da ordem ultraliberal, há que se falar
em certa mistificação ideológica e política existente entre os termos neoliberalismo e

Miradas Acerca da América Latina 119


norte-americano e do conservadorismo, um transformismo passou
a impulsionar um número expressivo de representações políticas,
convertendo-as em verdadeiros partidos contrarreformistas. O que
incluiu até mesmo aquelas representações que, em algum momento,
caminharam, ainda que sutilmente, na direção de um conjunto de
reformas sociais, a exemplo dos partidos socialdemocratas.
E o resultado não poderia ser outro: a adoção de um conjunto
de contrarreformas, cujo mote se voltou ao desmantelamento dos
sistemas de proteção social e à transferência do fundo público para
os grandes conglomerados econômicos e financeiros. E esse foi o
mote, porque cristalizou, como resultado, uma realidade em que de-
sigualdade, pobreza e superexploração do trabalho se intensificaram

ultraliberalismo. A materialidade do neoliberalismo foi registrada pela primeira vez na


América Latina após o golpe de Augusto Pinochet, em 1973, que derrubou o governo
democrático de Salvador Allende. Com o apoio norte-americano, de diversas
multinacionais e de setores reacionários da elite chilena, os tecnocratas vinculados
ao governo em ascensão criaram as condições necessárias para que, inspirados
em Milton Friedman, implementassem um projeto político sob os auspícios da
autocracia burguesa chilena e segundo o receituário típico do neoliberalismo,
com medidas que vão desde o controle da emissão monetária e do aumento da
taxa de juros à privatização dos bens e serviços públicos. Em Harvey (2008, p. 52,
grifos do autor), encontramos que a ofensiva neoliberal impôs ainda (enquanto
estratégia de legitimação) a defesa da “[…] liberdade de escolha do consumidor,
não só quanto a produtos particulares, mas também quanto a estilos de vida,
formas de expressão e uma ampla gama de práticas culturais. A neoliberalização
precisava, política e economicamente, da construção de uma cultura populista
neoliberal fundada no mercado que promovesse o consumismo diferenciado e
o libertarianismo individual […]”. O segundo, inspirado nas ideias da Escola
Austríaca de Economia e na obra de Ludwig von Mises, não expressa apenas a
radicalização da doutrina econômica ou ideológica do liberalismo, mas também
se apresenta como uma alavanca que oportuniza, ao capital, como aponta Fontes
(2010, p. 217), garantir as condições ótimas de exploração do mais-valor no seu
processo de acumulação, o disciplinamento da população e a sua subalternização,
coisificando-a de forma massiva em força de trabalho. Aliado ao poderio do capital
financeiro, o ultraliberalismo sustenta a necessidade de afastamento do Estado, o
que tem sido apropriado para alterar a lógica da proteção social, mediante a um
conjunto de novas reformas, na defesa, por exemplo, de um sistema autossustentável
de previdência que mobiliza recursos e incentiva a concepção de trabalhadores(as)
empreendedores(as), associada à desvinculação do regime de repartição para o
regime de capitalização. Como resultado, ao invés de se fortalecer o real objetivo dos
sistemas de seguro social, para que o segurado possa prover o seu próprio sustento
e de seus familiares por questões como doença, velhice e/ou desemprego, procura-se
a todo custo e força garantir a prevalência da previdência privada sobre a pública.

120 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


enquanto produtos da reestruturação do capitalismo global, que
ocorreu com maior intensidade em países nominados de periféricos,
a exemplo da América Latina. E esses países foram acompanhados
ainda por políticas de privatizações e desregulamentações incluídas
na contrarreforma do Estado, mediante ao receituário baseado em
políticas de austeridade fiscal e em medidas de ajuste.
Esse movimento também passou a demandar estruturas políti-
cas responsáveis pela adoção dessas medidas e capazes de minimizar
ou impedir posições políticas contrárias aos interesses do capital e
voltadas às demandas populares, o que se consagrou mediante a
atuação de partidos declaradamente de direita no campo político e
liberal na esfera econômica e, alguns destes, também terrivelmente
conservadores.
E essas condições têm impactado sobremaneira a América La-
tina, fortalecendo o hegemonismo e a dominação capitalista sobre
essa região. Além de polarizar ainda mais a disputa das potências
mundiais, em especial, entre Estados Unidos e China, bem como
aprofundar a desregulamentação iniciada na esfera financeira e que
se estendeu por todo o mercado de trabalho e todo o tecido social.
E as tensões no plano geopolítico entre os principais parceiros co-
merciais dos países latino-americanos — China e Estados Unidos
—, aliadas à desaceleração da economia mundial desde a crise de
2008, têm representado um risco cada vez mais robusto para as ex-
portações de commodities(5) e de matérias-primas tão forte na região.
E sob tais condições, políticas governamentais favorecedoras
da esfera financeira e do grande capital produtivo também têm
sido acompanhadas pari passu pela ampliação da regressão social,
do retrocesso no emprego, da distribuição cada vez mais regressi-
va de renda, da ampliação da pobreza e da desigualdade social. O
que significa afirmar que diante às crises, na busca incessante de
retomada dos níveis de crescimento e acumulação do capital, as me-
didas adotadas têm impactado regressivamente o conjunto dos(as)
trabalhadores(as) em todo o mundo — com maior intensidade nos
países periféricos —, aniquilando conquistas e obrigando-os(as) a

(5)  Produto de origem primária, como recursos vegetais, minerais e/ou agrícolas
comercializado nas bolsas de mercadorias e valores de todo o mundo e com grande
valor comercial e estratégico.

Miradas Acerca da América Latina 121


conviver com o desemprego crescente, a precarização do trabalho,
a destituição de direitos e a redução de salários. E essas medidas
— adotadas sob o pretexto de salvar os países em crise, e orientadas
pelas políticas monetaristas e de austeridade fiscal —, têm alçado
a um patamar tão avassalador a exploração da força de trabalho,
que também têm generalizado a pobreza e a miséria a níveis nunca
antes vistos.
E, para agravar, as economias latino-americanas contam ainda
com o caráter dependente presente em toda a sua história, cuja dinâ-
mica e particularidades se consolidam por meio das transformações
impostas pelos países centrais, responsáveis por rearticular os papeis
e funções dos países periféricos no circuito do capitalismo mundial,
assim como definir a condução dos diferentes papeis e atores institu-
cionais(6). Tais direcionamentos incidem sobre o modelo de proteção
social adotado por esses países, cujas soluções, ainda que diferencia-
das, têm em comum a prevalência de modelos segmentados (com
acesso diferenciado em função da posição social dos indivíduos), o
que tem sido predominante em toda a América Latina.
Por certo, essas considerações demarcam, mesmo que bre-
vemente, alguns aspectos que se colocam às análises em torno do
sistema de proteção social latino-americano e que foram o ponto de
partida para a construção deste ensaio, cujo objetivo é apresentar
alguns elementos que permitam intensificar o debate sobre depen-
dência econômica e proteção social na América Latina. É claro sem
deixar de realizar as devidas mediações e conexões entre passado
e presente que tanto tem deixado marcas nas medidas de proteção
social adotada por esses países. Partindo de um diálogo bibliográfico
alicerçado na tradição marxista, o que se constrói a partir dessa parte
introdutória é uma breve discussão sobre dependência econômica,
Estado e políticas sociais nos países latino-americanos. Em seguida,
o debate gira em torno da trajetória da proteção social na região,
buscando identificar características e distintos modelos de proteção
social presentes na história recente da América Latina.

(6)  “Isso significa, da perspectiva do campo da política, que no nível do Estado


os setores mais favorecidos contam com maiores cotas de poder e as fazem sentir
na aplicação de políticas econômicas que melhor propiciem seu desenvolvimento
ou sua reprodução particular” (OSORIO, 2012, p. 72).

122 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


1. Notas sobre a dependência econômica, Estado e políticas sociais
na América Latina

Historicamente submetida à versão rígida e unilateral do modelo


de desenvolvimento dos demais países de capitalismo central, a reali-
dade latino-americana tem suas particularidades e determinações
marcadas pelo caráter de dependência, próprio de sua formação
sócio-histórica. Como já registrado por Fernandes (1975), o modelo
concreto de capitalismo que nasce e se consolida na América Latina
reproduz as formas de apropriação e expropriação inerentes ao ca-
pitalismo moderno. No entanto, adquire um componente adicional
específico e típico. Em nosso continente, a acumulação de capital
se institucionaliza para promover, ao mesmo tempo, a expansão
dos núcleos hegemônicos externos e internos. O que representa
dizer: a expansão das economias imperialistas e dos setores sociais
dominantes.
Todavia, no plano imediato, o que é aparente é que esses seto-
res internos sofrem a espoliação que se articula de fora para dentro,
sendo estes obrigados a dividir o excedente econômico com os agentes
que operam a partir das economias centrais. Não há como negar
que a economia capitalista dependente está sujeita, conforme afirma
Fernandes (1975), a uma depleção contínua de suas riquezas (existen-
tes ou potencialmente acumuláveis), o que afasta a monopolização
do excedente econômico por parte de seus agentes privilegiados.
No entanto, para essa depleção acontecer, setores assalariados e
destituídos da população precisam estar submetidos a mecanismos
permanentes de sobreapropriação e sobreexpropriação capitalistas.
E com a inserção dessas economias do capitalismo periférico na
divisão internacional do trabalho, segundo Marini (2011), a econo-
mia desses países se vê subordinada à política do capital ancorada
no imperialismo, que delimita as regras da inserção das economias
dependentes e define as regras de troca das mercadorias entre a
periferia e o centro de forma desigual. Essa organização permite aos
países imperialistas se apropriar do valor produzido na periferia ao
impor a esses países uma constante transferência de valor para as
economias do centro do capitalismo.
E além de atender a lógica do centro capitalismo, essa dinâmica
impõe um dimensionamento social, político e econômico que revela

Miradas Acerca da América Latina 123


uma linha de ação em que a superexploração da força de trabalho
se volta para atender essa lógica de forma ampla e crescente. De
acordo com Marini (2011), a dimensão da superexploração da força
de trabalho permite assegurar que os lucros perdidos no intercâmbio
desigual entre os países periféricos e de centro sejam recompensados.
Isso se dá pelo fato de que a dimensão da superexploração da força
de trabalho assume características próprias diante do aumento da
intensidade de trabalho; do aumento da produtividade; e da redu-
ção dos valores para pagamento dos salários, abaixo até mesmo do
valor necessário para garantir a sua reprodução.
E essa dependência do mercado externo, prossegue Marini
(2011), traz graves problemas para as economias locais, que ficam à
mercê das crises externas e também impedidas de ter um mercado
interno forte e autônomo. Nesse caso, a dependência econômica
se vincula estruturalmente à superexploração da força de traba-
lho, que acarreta como uma de suas consequências a exclusão
de grande massa de trabalhadores do mercado de consumo. Nos
rumos introduzidos pelos países imperialistas, grande massa de
trabalhadores(as) latino-americanos(as) se vê impossibilitada de
acessar serviços via mercado que garantam condições mínimas de
sobrevivência.
Nesse sentido, o caráter dependente das economias latino-ame-
ricanas, presente desde sempre na história dessas economias, é um
conceito-chave no estudo da sua dinâmica e de suas particularidades,
inclusive, no que diz respeito ao modelo de proteção social. Ou seja,
é fundamental para dar conta das características da reprodução do
capitalismo na periferia, em especial, na sua relação entre o local e
o internacional, e da ação e interferência do capital na condução dos
diferentes papeis e atores institucionais que definem os parâmetros
econômicos e sociais em âmbito mundial. Isso porque, de um modo
geral, a realidade histórica-estrutural na perspectiva do capitalis-
mo dependente tem se consolidado por meio das transformações
decorrentes do capitalismo central, que rearticulam os papeis dos
países periféricos no que se refere às funções que desempenhariam
no circuito do capitalismo mundial, guiado pelo dinamismo das
economias centrais.
No entanto, essas são tendências que não se processam da mes-
ma maneira, diante do fato que, na região, a economia, as formas de

124 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


dominação e a política (que articuladas, garantem o ciclo de valori-
zação do capitalismo) confrontam-se com a desigualdade estrutural.
As dimensões da intensa desigualdade sedimentada pela crescente
concentração de renda, viabilizada pelo monopólio dos meios de
produção, condicionam uma relação de dominação do capital sobre
o trabalho que, guiada pela superexploração, tem acarretado altos
níveis de informalidade, desemprego estrutural e salários cada vez
mais baixos, como bem registra Marini (2011).
Não bastassem essas particularidades, Fernandes (1975) res-
salta que o processo de dominação burguesa acrescenta, na atual
conjuntura de dependência, o aspecto do endividamento público,
em um movimento que a aristocracia financeira transforma suas
dificuldades de acumulação em responsabilidade do Estado. Nesse
direcionamento, ao Estado cabe o papel de encontrar mecanismos
para estabilizar a economia. Entretanto, o que se concretiza é o
crescente aumento do endividamento que aprisiona ainda mais o
Estado aos interesses do capital financeiro.
Trata-se de uma tendência que se desenhou na década de 1970,
consolidou-se nos anos de 1990 e assumiu uma nova curva ascen-
dente a partir dos anos 2000, quando se intensificou a transferência
de grande parte do fundo público destinado às políticas sociais para
atender o capitalismo financeirizado, em muitos casos, sob a face
escamoteada de juros da dívida pública. E a transferência do fundo
público significa restringir ainda mais os recursos destinados às
políticas sociais, bem como significa onerar, de forma mais intensa,
a classe trabalhadora: ora sob a forma de perdas salariais; ora pelo
aumento da carga tributária, do aumento de preços e tarifas de
serviços públicos; e mediante uma política econômica que transfere
para a classe trabalhadora o ônus das tensões próprias das relações
sociais capitalistas.
E a redução da parcela do fundo público destinada à realiza-
ção de direitos do trabalho, previdência e saúde, por exemplo, tem
acarretado, segundo Boschetti (2016, p. 137), uma dupla operação na
constituição da base social da acumulação, uma vez que, enquanto a
classe trabalhadora se vê obrigada: “[…] a buscar meios de repro-
dução de sua força de trabalho no mercado, por meio da compra
de serviços e benefícios que deixam de ser públicos e se tornam
mercadoria, [criando] mais excedente, portanto mais acumulação

Miradas Acerca da América Latina 125


[…]”; o Estado altera completamente o seu papel: “[…] na repro-
dução ampliada do capital, sem retirar sua importante função de
partícipe desse processo, mas agora sob novas configurações do
Estado Social […]”.
Como resultado, os processos de expropriação contemporâneos
reduzem ainda mais o limitado e regressivo Estado Social (BOSCHETTI,
2016). Além de permitir que o capital capture: “[…] agora o mais-
-valor ainda a ser produzido no futuro, em especial através das
dívidas públicas […]” (FONTES, 2017, p. 412), o que faz com que
as expropriações se mesclem com a extração de valor. O fato é que diante
do medo milhões de trabalhadores(as) — do desemprego, da pre-
carização e, sobretudo, o de não suprir suas próprias necessidades
de sobrevivência e de sua família —, o capital encontra as condi-
ções ótimas para forçá-los(as) a aceitar não apenas a intensificação
dos ritmos de produção, como também de todo o tipo de recuo,
aniquilamento e mercantilização de direitos e garantias sociais. O
que se agrava ainda mais quando consideramos as estruturas de
dominação e concentração de riqueza, terra e poder, e a expansão
significativa do processo de precarização estrutural do trabalho nos
países latino-americanos e que produz incessantemente a máxima
desigualdade.
E embora o desenvolvimento sócio-histórico latino-americano
guarde em si particularidades territoriais, étnicas, culturais e demo-
gráficas entre os países da região, ao mesmo tempo, traz uma linha
comum que expressa esse caráter de dependência, representada
pelos índices históricos de desigualdade e pobreza, fruto das relações
de exploração econômica e dominação política, vigentes desde a
descoberta desse continente. Desde os idos do descobrimento, a con-
dução dos interesses hegemônicos do capitalismo tem aprofundado
o desenvolvimento desigual e o caráter dependente do continente
latino-americano como aspectos estruturais inelimináveis.
Não podemos esquecer que, como dito por Marx (2013), a des-
coberta das terras do ouro e da prata na América; o extermínio, a
escravização e o isolamento da população nativa nas minas; o início
da conquista e da pilhagem das Índias Orientais; e a transformação
da África em um cercado para a caça comercial de peles negras;

126 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


constituem o ponto de partida da era de produção capitalista. São,
portanto, momentos fundamentais da acumulação primitiva.
Mas com o passar dos séculos, ao passo que as nações da Améri-
ca Latina se estruturaram de acordo com os interesses do capitalismo
monopolista, as funções do Estado também foram redesenhadas,
apresentando novas funções sem, no entanto, deixar de refletir as
contradições próprias do capitalismo dependente. Nesse sentido,
as funções do Estado foram reorganizadas de modo a garantir a
manutenção da reprodução ampliada do capital, como também os
interesses das frações burguesas dominantes em cada país.
E essas particularidades do sistema capitalista periférico na
América Latina e a consequente precarização das condições de
reprodução material da existência de grande maioria dos povos
latino-americanos, são agravadas nos períodos de crise do capital.
Em tempos de crise, com a escalada contrarreformista, tem se con-
sagrado a completa des­truição dos direitos e das políticas sociais
que os materializam, instaurando formas explícitas e agudas de
barbárie e de completa subordinação ao processo de valorização
do capital.
Em um contexto de crise, o minimalismo passa a orientar —
como regra e não como opção — o sistema de proteção social
implementado em alguns países capitalistas centrais e em muitos
países periféricos/dependentes. Sob esse minimalismo, a dominação
dos interesses políticos e econômicos no capitalismo monopolista
dependente, conforma uma série de medidas para garantir a re-
produção ampliada do capital que se manifesta na estrutura social
dependente e que, por sua vez, aprofunda ainda mais a desigualdade
instalada nessa estrutura política, econômica e social, o que passa a
demandar medidas de proteção social e de alívio à pobreza.
Como não propõe nenhuma transformação estrutural, as
medidas adotadas se traduzem em experiências emergenciais e
assistenciais, bem ao estilo, ou melhor, nas condições políticas su-
portáveis pelo tardo-capitalismo, nos termos de Netto (2012). Muitas
dessas, desenvolvidas como eixo central da proteção social, por meio
de programas e projetos pontuais e fragmentados, que atuam, de
fato, para administrar a pobreza.

Miradas Acerca da América Latina 127


Outro ponto que se coloca aos países latino-americanos são as
tensões no plano geopolítico que colocaram em polos opostos seus dois
maiores parceiros comerciais: China e Estados Unidos. Esses dois
países desde o início desse novo século — XXI — assumiram defini-
tivamente a dianteira da dinâmica econômica global, mantendo forte
grau de interconexão entre suas economias. A China aparece como
um novo centro de acumulação global do capital, a partir de um
modelo orientado à exportação, muito resultante do sobreconsumo
americano e europeu, e à compra de títulos do tesouro americano.
No entanto, sobretudo a partir de 2011, o enfraquecimento da moeda
chinesa — o yuan — favoreceu as exportações ao mesmo tempo que
dificultou as importações da China, o que provocou forte redução
nos preços das commodities latino-americanas. E no centro da disputa
hegemônica com a China, os Estados Unidos, diante da queda da
economia desde a crise de 2008, alteraram o conjunto de sua polí-
tica econômica, passando a incentivar a exportação de capital e a
intensificar sua influência em continentes e regiões como a África
e a América Latina.
Contudo, mesmo diante dessas tensões e da desaceleração da
economia, o cenário mais sombrio, como dito anteriormente, tem
sido vivenciado pela classe trabalhadora latino-americana, sobretu-
do, em um contexto de predomínio de bases conservadoras, aliadas
ao pensamento de direita no campo político e liberal na esfera eco-
nômica. Não à toa que essa região, até mesmo para os diferentes
organismos internacionais, segue sendo a que tem a pior distribuição
de renda do mundo, inclusive, superando o sul da Ásia e a África
Subsaariana. Condição essa agravada pelo aprofundamento das
políticas de austeridade e de medidas de ajustes que vem sendo
incentivadas nos últimos anos. No entanto, essas políticas, ao invés
de recuperar a economia, têm aprofundado ainda mais as desigual-
dades e a pobreza, sobretudo, em países como os da América Latina,
que contam com sistemas de proteção social que, além de frágeis,
sofrem nesse contexto as maiores investidas.

2. A proteção social na América Latina: entre a fragilidade e a


focalização

O século XX registrou os avanços mais significativos de sis-


temas de proteção social na América Latina, ainda que tenham

128 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


ocorrido, em muitos casos, em meio a uma conjuntura de debilida-
de democrática, sob regimes autoritários. E, em algumas situações,
utilizado como instrumento de controle social. Todavia, no atual
contexto econômico e político latino-americano, diversos países da
região têm atravessado por um período avassalador, em especial,
nas condições de vida e de trabalho da classe trabalhadora, com
o aumento das taxas de desemprego; deterioração da qualidade
dos postos de trabalho; precarização das relações de trabalho;
estagnação dos salários e da formalidade. Ao mesmo tempo que
se tem registrada a ascensão de governos ideologicamente mais
alinhados com o discurso liberal-conservador que coloca o sistema
de proteção social à luz de um modelo social-liberal(7) que inviabi-
liza qualquer possibilidade de consolidação de um modelo mais
universalizante.
No caso latino-americano, as tentativas de consolidação de
um sistema de proteção social para a expansão das garantias e
direitos sociais sempre se deu mediante a intensa e prolongada
luta política das massas, ou seja, sempre como produto da luta de
classe. Inicialmente, a implementação da proteção social ocorreu
na América Latina, quase em sua totalidade, centrada na inserção
dos beneficiários no mercado formal de trabalho e na distribuição
de benefícios sociais com caráter contributivo, seguindo modelos
frágeis, focalizados e fragmentados, baseados em modelos de seguro
social importados da Europa, bem distantes da complexa realidade
latino-americana. Ou melhor, incapazes de suprir as demandas
singulares de suas realidades, sendo capazes, no máximo, produzir
políticas sociais pulverizadas e nada universais.
No resgate histórico da estruturação do sistema de proteção
social nos países latino-americanos, autores como Mesa-Lago (1986)
classificam a implantação desse sistema a partir de três grupos:

(7) De acordo com Castelo (2011, p. 24), o social-liberalismo é uma “[…] variante
ideológica do neoliberalismo que surgiu para recompor o bloco histórico neoliberal
dos pequenos abalos sofridos diante da crise conjuntural dos anos 1990 […]”. E
acrescenta que na vigência do social-liberalismo, “[…] a ideologia dominante prega
uma intervenção estatal mais ativa em certas expressões da ‘questão social’, em
particular nas mais explosivas em termos políticos (pobreza e direitos humanos),
humanitários (infância e doenças contagiosas) e ecológicos […] (2011, p. 249, grifos
do autor).

Miradas Acerca da América Latina 129


Quadro 1: Estruturação do sistema de proteção social nos países
latino-americanos a partir de Mesa-Lago (1986)

Grupo Países Principais características

− Expansão gradativa nos anos 1920,


com cobertura de serviços de saúde,
educação e seguridade social;

1. Argen- − Desenvolvimento de sistemas com


tina maior grau de universalidade, ainda
que marcados pela fragmentação;
Pionei- 2. Cuba
ros 3. Brasil − Chile, Uruguai e Argentina contavam
com elevados níveis de industrializa-
4. Chile
ção e relativa urbanização;
5. Uruguai
− Presença de organizações sindicais,
com forte mobilização para a expan-
são, principalmente, dos sistemas de
saúde e educação.

− Implementação entre os anos 1930 e


1940;
1. Bolívia
− Influência do Relatório de Beveridge e
2. Costa dos ideais socialdemocratas;
Rica
− Destaque para a criação de um siste-
3. Colôm- ma assistencial de pensões, equipara-
Interme- bia do ao nível dos pioneiros;
diários
4. Equador − Maior desenvolvimento dos países
que contavam com instituições de Se-
5. México
guridade Social destinadas aos grupos
6. Paraguai com maior força de pressão: as forças
armadas, empregados públicos, pro-
fessores, trabalhadores ferroviários e
de energias;

130 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Grupo Países Principais características

− Maior destaque para Costa Rica que


contava com cobertura ampla do
7. Panamá sistema de saúde e educação e um
conjunto de instituições destinadas
Interme- 8. Peru à provisão de outros serviços sociais
diários para setores da população com menor
9. Venezue- rendimento. Para o atendimento do
la setor informal e dos setores mais
pauperizados, foram criadas pensões
suplementares.

1. El Salva-
dor
2. Guate- − Implementação de seus sistemas de
mala proteção entre os anos 1950 e 1960;
3. Hondu- − Sistemas caracterizados pela baixa co-
ras bertura e alta concentração de serviços
Tardios na área urbana;
4. Haiti
5. Nicará- Cobertura limitada diante da baixa
gua capacidade de geração de empregos
6. Repúbli- formais desses países.
ca Domi-
nicana
Fonte: Elaboração própria a partir de Mesa-Lago (1986), com adaptações.

A estruturação do sistema de proteção social nos países latino-


-americanos está vinculada ao próprio processo de urbanização e
de industrialização que se inicia em alguns países no final do século
XIX e se acelera a partir do século XX, em especial, diante da con-
formação de um numeroso proletário urbano que se insere na cena
política, provocando pressão sobre o Estado que até então se coloca-
va, unicamente, para atender os interesses da elite dominante. O que
não sofre profundas alterações, uma vez que continuou cabendo ao
Estado financiar o processo de acumulação, mediante investimentos
em infraestrutura, subvenções financeiras ao capital internacional,
isenção ou redução de impostos; pagamento da dívida externa e
seus juros, ou seja, transferência de fundo público no processo de
valorização do capital. Restando apenas parcos investimentos para

Miradas Acerca da América Latina 131


o financiamento de precários e frágeis mecanismos de proteção
social nacionais.
E são precários e frágeis, visto que, embora tenham registrado
avanços durante o século XX, os sistemas de proteção social nacio-
nais na América Latina se constituíram em mecanismos focalizados
que tentaram minimizar os piores efeitos da pauperização, alguns
desses, acompanhados da transferência de responsabilidades para
a chamada sociedade civil, ou mais declaradamente, pela via da
privatização dos serviços públicos, o que recorrentemente tem sido
registrado na história latino-americana. Quando não apresentam
esses efeitos da pauperização como chagas particulares dos indivíduos,
que carecem de uma ação ativa destes para a superação dos males
que advém da condição de pobreza. Não à toa que a atuação estatal
tem se limitado, até hoje, a ações emergenciais, acompanhadas por
metodologias de vigilância e controle sobre os indivíduos.
Trata-se de uma concepção de proteção social que remete ao
minimalismo e às ações controladas institucionalmente, de modo a
não incentivar uma classe a ficar ociosa e/ou preguiçosa — nos termos
de Silva (2018) ao fazer referência à Tocqueville (1991) —, mas
garantir a reinserção dos beneficiários no circuito do mercado. Nesse
sentido, os programas filiados à perspectiva residual de proteção
social — como os programas de transferências monetárias — têm
sido propostos para garantir a reabilitação da população pobre às
atividades econômicas, manter a coesão, além de promover o con-
trole social sobre os pobres.
E embora muitos países latino-americanos, com o passar dos
anos, tenham alcançado importantes avanços na estruturação de
sistemas de proteção social, principalmente, nas últimas duas
décadas século XX, a focalização e a fragmentação — em contra-
posição aos princípios da universalização — constituem marcas da
proteção social dessa região. O resultado é o direcionamento dos
investimentos e ações para grupos específicos, reconhecidamente,
em condição de pobreza extrema e/ou os visivelmente miseráveis.
Nada distante das tendências já consagradas e que associam a con-
cepção de política social: “[…] como receita técnica de governo e
mera compensação de ‘dívidas’ sociais, à ideia de seletividade […]

132 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


se sobrepondo à de universalidade […].” (PEREIRA; STEIN, 2010,
p. 112, grifos das autoras).
Seguindo essa lógica, como registrado por Gonçalves (2015),
na América Latina os diferentes experimentos de modelos de de-
senvolvimento, ainda que com ideologias distintas, compartilham
do mesmo eixo central: programas de transferência monetária à
parcela da população em condição de pobreza extrema, ou melhor,
miseráveis. Dentre esses, o Programa Bolsa Família no Brasil já é
reconhecido mundialmente. Assentado na visão liberal clássica e
no assistencialismo funcional, esse Programa se propõe a reduzir a
violência e o esgarçamento do tecido social, provocados pela miséria
e pela desigualdade.
Trata-se de uma política distributiva adotada tanto por governos
de direita como de esquerda, com alcance reduzido, uma vez que não
incide sobre a distribuição funcional da renda nem a distribuição de
riqueza. No Peru (Juntos), Chile (Chile Solidario), Honduras (Programa
de Asignación Familiar), Colômbia (Famílias em Acción), Venezuela
(Madres del Barrio), são alguns exemplos. Dessa forma, o mesmo tipo
de programa assistencialista é adotado pelo governo socialista da
Venezuela como pelo governo conservador da Colômbia. Todavia,
o alcance dos programas tem sido: “[…] determinado, em grande
medida, pela conjuntura internacional, que afrouxa ou restringe as
finanças públicas. Portanto, esse tipo de medida assistencialista não
permite classificar o governo como sendo de direita ou de esquerda”
(GONÇALVES, 2015, p. 33).
Tais medidas têm sido intensificadas no conjunto dos países
latino-americanos desde os anos 2000, sobretudo, diante do apro-
fundamento da polarização entre riqueza e pobreza nessa região.
Dados do Relatório do Banco Mundial (2019) apontam que a re-
gião da América Latina e do Caribe tem vivenciado um ritmo de
crescimento medíocre, em particular em sua porção sul, o que tem
deteriorado os indicadores sociais, em particular, com a elevação das
taxas de pobreza. A América Latina também segue sendo a região
mais desigual do mundo, tendo níveis de pobreza acima da África
Subsaariana (segunda região mais desigual) e apresenta um índice
Gini médio quase um terço superior ao da Europa e Ásia Central
(CEPAL, 2019). Apenas como exemplo, o Chile:

Miradas Acerca da América Latina 133


[…] com um PIB per capita de 25 mil dólares ao ano, a metade
dos trabalhadores recebe um salário inferior a 550 dólares por
mês e praticamente todos os serviços — educação, saúde, me-
dicamentos, transporte, eletricidade, água, etc. — impactam os
gastos dos assalariados. Em termos de patrimônio, o 1% mais
rico detém 26,5% da riqueza, e os 10% mais ricos concentram
66,5%, enquanto os 50% mais pobres têm acesso a somente 2,1%
da riqueza do país (BÁRCENA, 2019).

Tamanha desigualdade também é descrita no Panorama Social


da América Latina 2019, publicado em 2020 pela CEPAL, quando
aponta a América Latina como a região do planeta que concentra
as maiores desigualdades e onde, os mais ricos, recebem maior
proporção de renda. Atualmente, segundo cálculos desse Relatório,
a América Latina conta com 191 (cento e noventa e um) milhões de
pessoas em situação de pobreza, o que equivale a um aumento de
0,7% em relação ao percentual apresentado por essa Comissão no
ano de 2018 (CEPAL, 2020).
Ainda segundo o Panorama, em 2018, a população da América
Latina e do Caribe identificada abaixo da linha da pobreza repre-
sentou 30,1% da população, enquanto 10,7% viviam em situação de
extrema pobreza. Já projeções para 2019 apontavam um aumento
dessas taxas para 30,8% e 11,5%, respectivamente. O que, em termos
numéricos, significaria afirmar que: em 2018, a América Latina e o
Caribe contavam com aproximadamente 185 milhões de pessoas
abaixo da linha da pobreza e dentre estas 66 milhões estavam na
extrema pobreza; e em 2019, o número de pessoas na pobreza saltaria
para os já mencionados 191 milhões, com um salto para 72 milhões
na extrema pobreza.
Em termos comparativos, o Panorama aponta que a concen-
tração de renda no Brasil e no Chile figuram, respectivamente, em
segundo e terceiro lugar no ranking dos países com maior concen-
tração de renda do mundo: no Brasil, 28,3% da renda total do país
está concentrada nas mãos de 1% mais rico; e, no Chile, o 1% mais
rico concentra 23,7%. No entanto, ainda que os dados apresentados
possam indicar que estes estejam expressando de fato a realidade
alarmante da América Latina, é preciso considerar que a meto-
dologia e análise aplicadas pela CEPAL — e também pelo Banco
Mundial e demais organismos internacionais — mantêm intocadas

134 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


as desigualdades, a lógica de exploração da força de trabalho pelo
capital, apresentando um caráter relativizante, confrontando-se, em
alguns momentos, até mesmo com os próprios dados empíricos
apresentados em seus estudos.
Silva (2018, p. 148), recorrendo a Salama e Destremau (1999, p.
18, grifos dos autores), afirma que: “[…] mensurar a desigualdade e a
pobreza consiste numa tarefa sempre marcada por alguma limitação,
sobretudo, quando se apreende a pobreza enquanto um fenômeno
permeado por múltiplas facetas e dimensões […]”. É, por isso, que
qualquer tentativa de mensurar a pobreza: “[…] significa amiúde
reduzi-la e desconhecê-la. Por vezes, finos conhecedores da pobre-
za ‘no papel’ são incapazes de compreendê-la na vida cotidiana e,
chamados à responsabilidade, seja nas organizações internacionais
ou nos governos, preconizam políticas no mínimo inadequadas”.
Conforme indicado por Silva (2018, p. 148), o recurso para
apreender esses fenômenos em suas múltiplas dimensões é sub-
meter: “[…] a explicação simplificada e desvirtuada apresentada
pela CEPAL à luz da perspectiva crítica […]”, pois somente assim,
é possível “[…] desmistificar muitos mitos que ocultam as deter-
minações que, nos dias atuais, intensificam a desigualdade e a
pobreza […]”. A exemplo do desemprego; das relações informais
de trabalho; da ausência de investimentos e sucateamento da saúde
pública; da redução dos direitos previdenciários; da privatização
em escala cada vez maior da educação; e das demais violações de
direitos sociais.
É somente através da apreensão dessa realidade é que se pode
explicitar o caráter particular da proteção social na América Latina,
cuja intervenção do Estado tem sido direcionada, sobretudo, para
repressão e exclusão das massas, mantendo-as imersas no processo
de superexploração e à onda crescente do pauperismo, limitando
a implementação das políticas sociais a patamares que sequer per-
mite o acesso a uma participação democrática em termos burgueses
(MARINI, 2011).
E para agravar, a manutenção das funções físicas do trabalha-
dor, tanto da força de trabalho ocupada como da força de trabalho
excedente, fica a cargo das atribuições assumidas pelo capitalismo
monopolista como apontam Mandel (1982) e Netto (2011). Nesse

Miradas Acerca da América Latina 135


sentido, o Estado assume um papel importante, que permite não
só garantir a manutenção e controle da força de trabalho, mas tam-
bém o aspecto da expansão dos mercados consumidores em que
os próprios trabalhadores são inseridos em unidades de consumo
que visam garantir a valorização do capital. Segundo Netto (2011):
[o] Estado — como instância política do monopólio — é
obrigado não só a assegurar continuamente a reprodução e a
manutenção da força de trabalho ocupada e excedente, mas e
compelido (e o faz mediante os sistemas de previdência e segu-
rança social, principalmente) a regular sua pertinência a níveis
determinados de consumo […] a funcionalidade essencial da
política social do Estado burguês no capitalismo monopolista
nos processos referentes à preservação e ao controle da força
de trabalho — ocupada, mediante a regulamentação das rela-
ções entre capitalistas e trabalhadores; lançadas no exército de
reserva através dos sistemas de seguros sociais (NETTO, 2011,
p. 27-31).

Netto (2011), ao analisar as tendências gerais do capitalismo,


ainda acrescenta que o Estado cumpre papel fundamental na preser-
vação e controle da mercadoria força de trabalho através das políticas
sociais, em que o consumo da classe trabalhadora assume papel
crucial no ciclo do capital, garantindo sua reprodução e acumulação.
E como já afirmara Fernand Braudel (1987, p. 43): “O capitalismo
só triunfa quando se identifica com o Estado, quando é o Estado”.

Algumas considerações finais…

Longe de apresentar conclusões definitivas, a breve análise


aqui proposta permitiu tangenciar a influência do capitalismo na
determinação da proteção social e na forma como esta se porta na
conjuntura latino-americana. Nesse sentido, a dependência econô-
mica que os países da região possuem em relação aos demais do
capitalismo central e aos organismos internacionais, delimita as
ações que devem ser assumidas por esses países no âmbito social,
político e econômico, a fim de assegurar os investimentos interna-
cionais e reafirmar cada vez mais o projeto de dominação burguesa.
Alinhada aos interesses do capital, a atuação do Estado e a ofer-
ta das políticas sociais têm priorizado a focalização e a seletividade

136 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


expressas em medidas paliativas que, em detrimento da universa-
lidade da proteção social, apenas procuram amenizar os efeitos da
desigualdade sem tocar em suas bases estruturais. Inscreve-se em um
modelo de desenvolvimento econômico que potencializa, por meio
da dívida pública, a utilização do fundo público para a valorização
do capital, com a destinação cada vez maior dos recursos advindos
dos impostos arrecadados ao pagamento de juros a grandes grupos
financeiros e fundos de investimento e de pensão.
E essas condições, segundo relato de Silva (2018, p. 410): “[…]
vêm acompanhadas pela mercantilização da vida como um dos ele-
mentos propulsores da busca desenfreada do capital por lucros, ou
melhor, pela valorização do capital […]”. E é sob tais condições que
se consagra: “[…] a hegemonia das finanças em detrimento à garan-
tia dos direitos sociais, cujas estratégias se voltam a acomodá-los,
de modo a legitimar o projeto de dominação de classe”. Enquanto,
noutro polo, intensificam-se em patamares cada vez maiores a: “[…]
acumulação de miséria, o suplício do trabalho, a escravidão, a igno-
rância, a brutalização e a degradação moral […]” (SILVA, 2018, p.
411) daqueles que são expropriados diariamente em seus direitos.
O que se tem é uma realidade em que os níveis da superexplora-
ção da força de trabalho — o crescimento do trabalho desprotegido,
o subemprego e o desemprego em níveis nunca antes vistos — apro-
fundam na mesma proporção que a concentração de riqueza e da
propriedade cresce. Realidade esta agravada pela herança histórica
da formação e desenvolvimento dependente dessa região, o que,
atualmente, tem sido exponenciada e atualizada. Redimensionado
no presente, esse caráter de dependência tem acirrado ainda mais
a relação de dominação dos países de capitalismo central sobre os
países latino-americanos, com a captura dos Estados nacionais, que
reforçam as formas de domínio, subordinação e exploração desses
países ao capital internacional.
E diante às crises, na busca incessante de retomada dos níveis
de crescimento e acumulação do capital, as medidas adotadas têm
impactado de forma avassaladora o conjunto dos(as) trabalhado-
res(as) em todo o mundo. E em uma região onde a grande maioria
permanece destituída da riqueza socialmente produzida, em 2020,
o confronto com a pandemia da COVID-19 (ou Sars-Cov-2), de pro-
porções incalculáveis até o momento, por certo, colocará grandes

Miradas Acerca da América Latina 137


segmentos populacionais num abismo ainda maior chamado,
convencionalmente, de extrema pobreza, ou melhor, na completa
penúria. O que, seguramente, vai demandar um sistema de prote-
ção de social para além daquele formulado durante o século XX e
daquele alicerçado em políticas de austeridade e de ajuste.
Mas como já anunciara Bensaïd (2009), Marx nunca fala de uma
“crise final” do capitalismo, apenas demonstra como a produção
capitalista tende, sem cessar, ultrapassar as suas barreiras imanentes.
O que, por certo, também ocorrerá diante da crise atual. E contraria-
mente ao que nos anos de 1930 puderam pretender Evgheni Varga
e os teóricos da crise de afundamento final do capitalismo no seio
da Terceira Internacional(8), as suas crises são inevitáveis, mas não
intransponíveis. A questão é saber a que preço, e sobre as costas de
quem, elas vão recair. A resposta não pertence à crítica da economia
política, mas à luta de classes e aos seus atores políticos.

Referências

BANCO MUNDIAL. Banco Internacional de Reconstrucción y Fo-


mento. ¿Cómo afecta el ciclo económico a los indicadores sociales en
américa latina y el caribe? cuando los sueños enfrentan la realidad.
Informe Semestral. Oficina Del Economista Jefe Regional. Washin-
gton, DC: World Bank Publications, 2019. Disponível em: <https://
elibrary.worldbank.org/doi/abs/10.1596/978-1-4648-1414-3>. Acesso
em: 15 fev. 2020.
BÁRCENA, Alicia. Chegou a hora da igualdade na América Latina e
no Caribe. In: Comissão Econômica para a América Latina e o Caribe
(CEPAL). Secretaria Executiva. Columna de opinion. Santiago do
Chile: CEPAL, 2019 Disponível em: <https://www.cepal.org/sites/
default/files/article/files/columna_de_opinion_de_alicia_barce-
na_secretaria_ejecutiva_de_la_cepal_0.pdf>. Acesso em: 5 dez. 2019.
BENSAÏD, Daniel. Préface (Première partie). In: MARK, Karl. Les
crises du capitalisme. Paris: Demopolis, 2009. p. 3-26.

(8)  Ver MARRAMAO, Giacomo. O Político e as Transformações: crítica do


capitalismo e ideologias. Rio de Janeiro: Oficina de Livros, 1990.

138 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


BOSCHETTI, Ivanete. Assistência Social e Trabalho no Capitalis-
mo. São Paulo: Cortez, 2016.
BRAUDEL, Fernand. A Dinâmica do Capitalismo. Rio de Janeiro:
Rocco, 1987.
CASTELO, Rodrigo. O social-liberalismo: uma ideologia neoliberal
para a “questão social” no século XXI. Tese (Doutorado em Ser-
viço Social). 379f. Programa de Pós-Graduação em Serviço Social
(PPGSS). Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ). Rio de
Janeiro: PPGSS/UFRJ, 2011.
CEPAL. Comissão Econômica para a América Latina e o Caribe.
Panorama social de América Latina 2018. Santiago: Naciones Uni-
das, 2019. Disponível em: <https://repositorio.cepal.org/bitstream/
handle/11362/44412/1/S1801085_pt.pdf>. Acesso em: 08 set. 2019.
______ . Comissão Econômica para a América Latina e o Caribe.
Panorama social de América Latina 2019. Santiago: Naciones Uni-
das, 2020. Disponível em: <https://repositorio.cepal.org/bitstream/
handle/11362/45090/S1900909_pt.pdf?sequence=1&isAllowed=y>.
Acesso em: 13 fev. 2020.
COUTO, Berenice Rojas. Proteção Social e Seguridade Social: a
constituição de sistemas de atendimento as necessidades sociais.
Anais… XII Encontro Nacional de Pesquisadores em Serviço Social.
Crise do Capital e Produção do Conhecimento na Realidade Brasi-
leira: pesquisa para quê, para quem e como? Associação Brasileira
de Ensino e Pesquisa em Serviço Social (ABPESS): Rio de Janeiro, 6
a 10 de dezembro de 2010.
FERNANDES, Florestan. Capitalismo dependente e classes sociais.
2. ed. Rio de Janeiro: Zahar, 1975.
FILGUEIRA, Fernando. Modelos de desarrollo, matriz del Estado
social y herramientas de las políticas sociales latinoamericanas. In:
CECCHINI, Simone; FILGUEIRA, Fernando, MARTÍNEZ, Rodrigo;
ROSSEL, Cecília (eds.). Instrumentos de protección social: caminos
latinoamericanos hacia la universalización. Santiago: Comisión Eco-
nómica para América Latina y el Caribe; 2015. p. 49-84. Disponível
em: <https://www.cepal.org/es/publicaciones/38821-instrumentos
-proteccion-social-caminos-latinoamericanos-la-universalizacion>.
Acesso em: 13 jun. 2020.

Miradas Acerca da América Latina 139


FONTES, Virgínia. O Brasil e o capital imperialismo: teoria e his-
tória. 2. ed. Rio de Janeiro: EPSJV/Editora UFRJ, 2010.
FONTES, Virgínia. Capitalismo, crises e conjuntura. Revista Servi-
ço Social e Sociedade, n. 130, São Paulo: Cortez, 2017. p. 409-425.
Disponível em: <http://www.scielo.br/pdf/sssoc/n130/0101-6628-s-
ssoc-130-0409.pdf>. Acesso em: 20 maio 2019.
GONÇALVES, Reinaldo. Por que a esquerda tem mais razões do que
a direita para ser a favor do impedimento de Dilma e da punição de
Lula? In: Texto para Discussão 015. Governo Dilma, PT, esquerda
e impeachment: três interpretações da conjuntura econômica e po-
lítica. Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ). Instituto de
Economia (IE). Rio de Janeiro: UFRJ/IE, 2015. p. 26-47. Disponível em:
<http://www.ie.ufrj.br/images/pesquisa/publicacoes/discussao/2015/
TD_IE_015_2015_PINTO_FILGUEIRAS_GONALVES.pdf>. Acesso
em: 24 out. 2017.
HARVEY, David. O neoliberalismo: história e implicações. São
Paulo: Loyola, 2008.
MANDEL, Ernest. O capitalismo tardio. São Paulo: Abril Cultural,
1982.
MARINI, Ruy Mauro. Dialética da Dependência. In: TRASPADINI,
R.; STÈDILE J. P. (orgs.). Ruy Mauro Marini: Vida e Obra. 2. ed. São
Paulo: Expressão Popular, 2011.
______ . MARX, Karl. O capital: crítica da Economia Política. Livro
1. São Paulo: Boitempo, 2013.
MESA-LAGO, Carmelo. Seguridad social y desarrollo en América
Latina. Revista de la CEPAL, n. 28. Naciones Unidas. Comisión
Económica para America Latina y el Caribe (CEPAL). Santiago
do Chile: Naciones Unidas /CEPAL, abril de 1986, p.131-146.
Disponível em: <https://repositorio.cepal.org/bitstream/hand-
le/11362/11398/028131146_es.pdf>. Acesso em: 10 jun. 2020.
NETTO, José Paulo. Introdução ao estudo de método de Marx. 1.
ed. São Paulo: Expressão Popular, 2011.
NETTO, José Paulo. Crise do capital e consequências societárias.
Revista Serviço Social e Sociedade, n. 111. São Paulo: Cortez,
2012, p. 413-429. Disponível em: <http://www.scielo.br/scielo.

140 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


php?script=sci_arttext&pid=S0101-66282012000300002>. Acesso
em: 10 fev. 2020.
OSORIO, Jaime. Padrão de reprodução do capital: uma proposta
teórica. In: FERREIRA, Carla; OSORIO, Jaime; LUCE, Mathias
(Orgs.). Padrão de reprodução do capital: Contribuições da Teoria
Marxista da Dependência. São Paulo: Boitempo, 2012.
PEREIRA, Potyara Amazoneida Pereira; STEIN, Rosa Helena. Po-
lítica Social: universalidade versus focalização. Um olhar sobre a
América Latina. In: BOSCHETTI, Ivanete et al. (org.). Capitalismo
em crise, política social e direitos. São Paulo: Cortez, 2010.
SILVA, Ruteléia Cândida de Souza. A economia política da pobre-
za na atual trama conjuntural brasileira: conservadorismo, (des)
caminhos, contradições e interdições no horizonte da transforma-
ção social. 450f. Tese (Doutorado em Política Social). Programa de
Pós-Graduação em Política Social. Universidade Federal do Espírito
Santo. Vitória, 2018.

Miradas Acerca da América Latina 141


Capítulo 7

Lutas LGBTI na Argentina, na


Colômbia, no Uruguai e no Brasil:
Homonacionalismo, Ofensiva
Antigênero e Neoliberalismo

Bruna Andrade Irineu(1)


Brendhon Andrade Oliveira(2)
Milena Carlos Lacerda(3)

Introdução

Este capítulo reúne esforços de pesquisadoras do Serviço Social


e do Direito, vinculadas a instituições distintas, como a Universidade

(1)  Professora do Departamento de Serviço Social e do Programa de Pós-


Graduação em Política Social da Universidade Federal de Mato Grosso — PPGPS/
UFMT. Coordenadora do Núcleo de Estudos e Pesquisas sobre a Organização da
Mulher e as Relações de Gênero — NUEPOM/UFMT. Presidente da Associação
Brasileira de Estudos da Homocultura (ABEH). Email: brunairineu@gmail.com
(2)  Mestrando em Direito pelo Programa de Pós-Graduação em Direito da
Universidade Federal de Mato Grosso — PPGD/UFMT. Graduado em Direito
pela Universidade Federal do Tocantins (UFT). Membro do Núcleo de Estudos
e Pesquisas sobre a Organização da Mulher e Relações de Gênero — NUEPOM/
UFMT. E-mail — andradebrendhon@gmail.com
(3)  Doutoranda em Serviço Social pelo Programa de Pós-Graduação em Serviço
Social da Universidade do Estado do Rio de Janeiro — UERJ, Professora do Curso
de Serviço Social da Universidade Federal do Tocantins — UFT. Pesquisadora do
Núcleo de Estudos, Pesquisa e Extensão em Sexualidade, Corporalidades e Direitos
— UFT. E-mail: milenalacerdaseso@gmail.com

142 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Federal de Mato Grosso e a Universidade Federal do Tocantins,
as quais têm investido intelectualmente no campo dos estudos de
diversidade sexual e de gênero, com especial atenção às políticas
públicas LGBTI na Argentina, Colômbia, Uruguai e Brasil. Pensar
esse recorte temático nos últimos 20 anos exige considerar avanços
da agenda de direitos LGBTI nesses países, mas principalmente as
articulações anti-direitos LGBTI, que hoje podem ser localizadas no
que, nesse texto, nomeamos de “ofensiva antigênero”. Essa ofensi-
va, que não é exclusiva da América Latina, se apresenta imbricada
com o ultraliberalismo, aqui entendido como recrudescimento do
neoliberalismo, ganhando nuances particulares na região devido
as suas formações sociais e históricas marcadas pela dependência.
Para compreender o exposto, o capítulo enumera elementos
fundamentais do capitalismo dependente e do desenvolvimento de-
sigual e combinado da América Latina. As categorias econômicas não
serão evocadas na ordem em que sucedem, mas nos aspectos mais
significativos das determinações socio-históricas. A intenção não é
exaurir essa discussão com a miríade de questões que diversificam,
classificam e antagonizam os países do capitalismo dependente, mas
aproximarmo-nos da estrutura e dinâmica do seu desenvolvimento,
considerando os pontos mais gerais de convergência entre Brasil,
Colômbia, Argentina e Uruguai(4).

1. América Latina no contexto da dependência e os casos do Brasil,


Colômbia, Uruguai e Argentina

A premissa inicial é de que a condição histórica de depen-


dência, que permeia as diferentes transições da economia colonial,
nacional, comercial e industrial da América Latina não se origina

(4)  Ao recuperar as determinações históricas e as consequências socioculturais


da América Latina, Florestan Fernandes (2009) advoga que Argentina, Colômbia,
Uruguai e Brasil vivenciaram todos os aspectos da dominação externa em seu
desenvolvimento econômico, contemplando a: I) tradição colonial de subserviência
e cegueira nacional, endossando os interesses da Coroa II) a desagregação do
antigo sistema colonial culminou na monopolização e controle dos mercados
latino americanos; III) a dominação imperialista impulsionada pela reorganização
da economia mundial provocada pela Revolução Industrial e IV) a expansão das
empresas corporativas nos países latino-americanos deflagrada com o Capitalismo
Monopolista.

Miradas Acerca da América Latina 143


da ausência da produção de riquezas, mas da concentração dos
ganhos civilizatórios.
O universo categorial e metodológico que preside essa análise
fundamenta-se na centralidade do trabalho no contexto latino-a-
mericano, como direcionamento central no processo investigativo.
A rigor, o trabalho é elementar na produção e reprodução da vida
social, pois possui uma capacidade ontológica para interpretação
da riqueza socialmente produzida e historicamente expropriada
pelas economias centrais.
Ricardo Antunes (2018) aponta que o trabalho é uma atividade
vital ao ser social. No sistema capitalista, o trabalho transforma-se
em mercadoria, através da articulação das forças produtivas e das
relações de produção, convertendo-se num processo explorador,
penoso, alienante, reificado e aprisionado. Em resumidas contas,
o capitalismo refere-se a um modo de produção econômico-social
que supõe a divisão social do trabalho e da propriedade privada
dos meios de produção. Trata-se de uma dinâmica de acumulação e
valorização do capital, por meio da exploração da força de trabalho.
O trabalho no capitalismo dependente apropria-se das de-
sigualdades de gênero, raça e sexualidade para intensificar tal
exploração. A relação capital e trabalho, como condição fundamental
do modo de produção capitalista, propicia uma classificação dife-
rencial da compra da força de trabalho, em termos de ocupações,
atribuições, jornadas de trabalho, direitos trabalhistas e salário.
Além disso, as desigualdades sociais e hierarquias sociais, econô-
micas e políticas resultam na hegemonia e contra hegemonia em
torno das diferenciações culturais, do acesso às políticas sociais, do
reconhecimento da diferença que marca processos identitários, na
valorização étnico-cultural, no exercício da religião, nos padrões
familiares heterocentrados e na disseminação de visões de mundo.
No outro polo, a classe compradora desta força de trabalho,
figura-se numa elite econômica composta por setores militares,
oligárquicos, empresariais e tecnocráticas que concentram prestí-
gio social e poder decisório, corporificados nos valores do homem
cisgênero, branco, heterossexual e cristão. Nesses termos, organi-
zados sob os princípios do mercado, da liberdade e igualdade de
proprietários de mercadorias (IANNI, 1988).

144 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Com efeito, o predomínio do capital não se desenvolve da
mesma forma em todos os países do mundo. A contradição do
trabalho e do capital nas economias dependentes particularizam
a questão social e o padrão de proteção social desenvolvido pelo
Estado Capitalista. Não obstante, as alterações históricas na gestão
e organização capitalista, nos países hegemônicos, tiveram conse-
quências imediatas na América Latina, na medida em que emergiram
novos e mais complexos padrões de dominação.
Considerando o capitalismo como uma totalidade histórica,
percebemos que não se trata de uma relação dissociada entre países
centrais e periféricos, mas atravessada com o que Trotsky assinalou
como “desenvolvimento desigual e combinado”. Afastando-se de
uma interpretação dicotômica (arcaico/moderno) e de uma leitura
etapista, este autor problematiza ainda a “noção de atraso”, que
poderia levar a um entendimento de uma suposta linha evolutiva a
ser seguida pelas nações, descaracterizando a historicidade própria
destes países, tendo em vista, a assimilação dos elementos mais mo-
dernos das nações avançadas e sua adaptação a condições materiais
e culturais dos países retardatários (DEMIER, 2008).
Em que pese a diversidade regional, racial, política e cultural
dos vinte países que compõem a América Latina, é fundamental
evidenciarmos que as debilidades econômicas e sócio-políticas foram
acirradas com a expansão do capitalismo. Resultante de dinâmicas
específicas entre os países, o Panorama Social da América Latina(5)
(2019), aponta essa região como a mais desigual do mundo, reve-
lando extrema concentração interna de renda e evolução das taxas
de pobreza e pobreza extrema.
A herança secular da tradição colonial é notada mesmo em
países considerados mais avançados economicamente, visto o impe-
dimento(6) do desenvolvimento autocentrado e efetivo, da integração
nacional da economia e, principalmente, da distribuição interna da
riqueza socialmente produzida.

(5)  Relatório disponível em: <https://www.cepal.org/pt-br/publicaciones/45090-


panorama-social-america-latina-2019-resumo-executivo>. Acesso em: 27 maio 2020.
(6)  Neste texto, não aprofundaremos o debate da economia política acerca da
fonte do excedente econômico e da acumulação de capital, através da transferência
de valor para os países hegemônicos, advindos do processo de exploração do
capital variável.

Miradas Acerca da América Latina 145


Fernandes (2009) afirma que os fundamentos legais e políti-
cos da dominação na América Latina impôs uma transferência dos
padrões da estrutura social capitalista das nações hegemônicas,
principalmente da França, Portugal e Espanha. A adequação aos
valores burgueses não decorre de um simples prolongamento dos
desdobramentos do capitalismo na Europa, uma vez que o colonia-
lismo na América Latina perpassa a escravidão e o trabalho forçado
dos povos originários.
O extermínio em massa da população indígena, os séculos de
colonização e escravismo, propiciaram o sustentáculo do capital nos
países da América Latina. O Brasil, por exemplo, foi o país com o
mais expressivo tráfico de pessoas escravizadas, sendo o último das
Américas a abolir a escravidão.
É claro que o fim do colonialismo, a independência das antigas
colônias, a abolição da escravatura do negro e do índio, a diver-
sificação das atividades econômicas, a expansão do capitalismo
no campo e cidade, a industrialização, a urbanização e outros
processos estruturais, criaram a sociedade de classes. O escravo
se transforma em trabalhador livre, o senhor em burguês. Tanto
assim que emergem outros arranjos da estrutura social, ideias
diferentes que floresce e fenece, simbolizam muito o que passa a
ser a sociedade nacional, a Nação burguesa (IANNI, 1988, p. 14).

O desenvolvimento do capitalismo impulsionou a regulação


da venda da força de trabalho, alicerçada nas políticas de embran-
quecimento e aumento da mão de obra imigrante. A burguesia
nascente desloca-se do regime oligárquico e transforma-se em
classe dirigente, defendo a acumulação capitalista e a economia
competitiva, rearranjando as formas de dominação patrimonial.
Constata-se, que não há um rompimento com o coronelismo e
com o mandonismo das oligarquias, mas sim uma aliança estra-
tégica para exclusão da classe trabalhadora(7). O bloco de poder
atendia a exigência legal e política para uma relativa autonomia
econômica, organizando o Estado e favorecendo uma influência
externa sobre as nações latino-americanas e a superexploração do
seu subdesenvolvimento.

(7)  A classe trabalhadora não é abstrata, tampouco idealista. Na sua materialidade,


a classe trabalhadora é composta por pessoas com gênero, raça e sexualidade.

146 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Os interesses particularistas da burguesia emergente são to-
mados como aspirações ideológicas de toda a nação, denotando
uma via autocrática, cujo desenvolvimento não é conjuntural, mas
advindo das relações de força que demarcam o caráter autoritário
do Estado e da tradição antidemocrática. As democracias episódi-
cas e ditaduras recorrentes que legitimam a formação da sociedade
latino-americana apontam para um autoritarismo congênito que
“seria uma contingência da transição do caos à ordem, dos séculos
de patrimonialismo escravista à república democrática, do poder
oligárquico ao racional, do absolutismo ibérico à liberal-democracia”
(IANNI, 1988, p. 5).
A negociação dos termos da dependência pela burguesia nacio-
nal recupera uma tradição de subserviência frente ao imperialismo
das economias centrais, através de uma articulação consciente para
manutenção e ampliação dos interesses econômicos. O “casamento”
com a burguesia internacional é visto como uma condição passageira
e imperativa para o alcance posterior do pleno crescimento econômi-
co. A grosso modo, a postura de vassalagem se mantém atualmente
em determinados países da América Latina que seguem a cartilha
dos projetos autoritários e de extrema direita do mundo afora.
As influências externas atingem todas as esferas da economia,
da sociedade e da cultura, não apenas através de mecanismos indire-
tos do mercado mundial, mas também através de um mimetismo dos
processos básicos de crescimento econômico e de desenvolvimento
sociocultural (FERNANDES, 2009, p. 16). A rendição ao “estilo de
vida americano”(8) normatiza o modo desejável das políticas so-
ciais, da disseminação das tecnologias, dos padrões educacionais,
da lógica punitivista da segurança pública, das mídias sociais, do
consumismo e dos comportamentos sociais, culturais e econômicos.
Com a concentração e centralização do capitalismo monopolis-
ta, intensificam-se a mercadorização do trabalho e a privatização dos
recursos naturais dos países da América Latina, somada ao processo
de desproteção social. O neoliberalismo, que será aprofundado no

(8)  Subvertendo os caminhos do capital, a América Latina vivenciou mobilizações


de descontentamento das massas, registrando processos organizativos de luta e
resistência identitária, inconfidências e insurreições, revoltas e revoluções que
constituem traços essenciais das nacionalidades latino-americanas.

Miradas Acerca da América Latina 147


próximo tópico, torna essa exploração altamente lucrativa, sob uma
condição de drenagem permanente das riquezas produzidas e do
desfinanciamento das políticas sociais.

2. Direitos LGBTI no Brasil, na Argentina, na Colômbia e no


Uruguai: avanços e retrocessos sob égide neoliberal

A ideologia neoliberal pressupõe o enxugamento do Estado no


financiamento das políticas sociais como estratégia para recuperação
da crise econômica mundial. O provimento das políticas sociais,
que adquirem o caráter focalizado, desloca-se para as iniciativas
dos mercados e das organizações não governamentais, mistificando
os direitos sociais. Neste intuito, o Estado Neoliberal destina-se a
regular e preservar as relações econômicas e sociais capitalistas como
elemento imprescindível para assegurar a acumulação e reprodução
da força de trabalho.
Essa perspectiva se situa num amplo processo contraditório,
conforme assinala Boschetti (2018), pois está embebido pelas lutas
sociais para conquista de condições de vida, através da expansão
dos direitos sociais e dos civis e políticos, quando nos remetemos
à população LGBTI. As pautas LGBTI decorrem das mobilizações
sociais, em torno dos direitos sexuais e reprodutivos, mas também
do acesso à saúde, educação, assistência, trabalho e do reconheci-
mento civil e igualitário, que, em geral, são processos naturalizados
aos sujeitos heterossexuais. Não por acaso, qualquer estudo que se
proponha mapear avanços jurídico-legais desta população, iniciará
identificando demandas que versam sobre o reconhecimento da
parentalidade LGBTI.
O direito à família encontra-se protegido especificamente na
área cível, cuja finalidade é proteção da propriedade privada. Apesar
de à priori ser lida como uma pauta “burguesa”, é importante dizer
que o direito civil regimenta a pessoa antes de nascer e após sua
morte. Portanto, é verdade que o direito civil é vetor de acesso aos
direitos sociais. Assim, o direito à identidade de gênero (da categoria
de direitos de personalidade no direito civil) possibilita às pessoas
trans respeito ao seu nome autodeterminado e possivelmente me-
lhora suas condições de acesso e permanência no trabalho, na saúde
e na educação, por exemplo. De forma igual o casamento e/ou união

148 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


estável carregam consigo, uma série de direitos derivados dessa
instituição, como o regime de previdência de seu/sua parceiro/a.
No contexto latino-americano, se poderia concluir que as pautas
LGBT tergiversam direitos civis e de família. E embora reflitam valores
liberais e burgueses, há que se considerar que em contextos marcados
pela dependência, como citamos anteriormente, e com inexistência de
experiências de Estado Social (BOSCHETTI, 2018), afirmar que essas
demandas são estritamente burguesas demonstraria uma leitura apres-
sada. Porque esta, pouco considera a realidade socioeconômica e de
dependência histórica, uma vez que sem esses direitos, não se alcança
outros como trabalho, educação, saúde, previdência social, entre outros
que são de âmbito das necessidades básicas.
Parte do estudo aqui apresentado, por seu caráter qualitativo,
se utilizou da análise documental como técnica de coleta de dados.
Acerca dos direitos matrimoniais, que são os primeiros voltados à
população LGBT na América Latina, e com o objetivo de se conhecer
as legislações, selecionamos os seguintes documentos: Argentina
— Lei n. 26.618, 15 de julho de 2010(9); Brasil — Acordão da Ação
Direta de Inconstitucionalidade 4.277-DF, Supremo Tribunal Fe-
deral; Colômbia Comunicado n. 17, de 28 de abril de 2018, Corte
Constitucional de Colômbia; e Uruguai — Lei n. 19.075, de 3de
maio de 2013(10).

Quadro 1 — Análise preliminar dos documentos por País

PAÍS ANO NATUREZA PODERES


Argentina 2010 Lei Legislativo/Executivo
Brasil 2013 Resolução Judiciário

Colômbia 2016 Sentença Judiciário

Uruguai 2013 Lei Legislativo/Executivo

Fonte: Pesquisa Direta.

(9)  Ley n. 26.618, 15 de julio de 2010.


(10)  Ley n. 19.075, de 03/05/2013.

Miradas Acerca da América Latina 149


Para verificar o processo de participação política dos movimen-
tos sociais nas legislações selecionamos os documentos listados no
quadro abaixo.

Quadro 2 — Análise preliminar de estudos


sobre o contexto dos países

PAÍS ESTUDO AUTOR-DATA

Matrimônio igualitário,
identidade de gênero e disputas
pelo direito ao aborto na TABUSH et al,
Argentina
Argentina. A política sexual 2016.
durante o Kirchnerismo (2003-
2015)(11)

Novas famílias: conjugalidade


Brasil homossexual no Brasil contempo- MELO, 2005
râneo
O amor em tempos de cólera: LEMAITRE
Colômbia
direitos LGBT na Colômbia RIPOLL, 2009

Três leis inovadoras no Uruguai:


AROCENA et al.,
Uruguai aborto, matrimônio homossexual
2016.
e regulação da maconha(12)

Fonte: Pesquisa Direta.

Considerando as legislações protetivas internacionais, utiliza-


-se a Corte Interamericana de Direitos Humanos, que nesse debate
tem como principal documento a Opinião Consultiva OC-24/17 de
24 de novembro de 2017, solicitada pela República de Costa Rica,
sobre Identidade de gênero, igualdade e não discriminação de ca-
sais do mesmo sexo. Enquanto na atuação internacional regional de
Direitos Humanos, utiliza-se o Sistema Interamericano de Direitos

(11) Matrimonio igualitario, identidad de género y disputas por el derecho al


aborto en Argentina. La política sexual durante el Kirchnerismo (2003-2015).
(12) Tres leyes innovadoras en Uruguay: aborto, matrimonio homosexual e
regulación de la marihuana.

150 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Humanos(13) e a discriminação contra pessoas LGBTTI: panorama,
potencialidade e limites (RIOS et al., 2017).

Quadro 3 — Análise dos documentos da Organização dos Esta-


dos Americanos — OEA

Instrumento Tipo Órgão Ano

Convenção Interamericana Organização


Conven-
contra Toda Forma de dos Estados 2013
ção
Discriminação e Intolerância Americanos
Opinião Consultiva OC-24/17,
Sistema Inte-
de 24 de novembro de 2017, Opinião
ramericano de
sobre Identidade de gênero, e Consul- 2017
Direitos Hu-
igualdade e não discriminação tiva
manos (OEA)
de casais do mesmo sexo
Fonte: Pesquisa Direta.

Tomando os quadros acima, destaca-se que, acerca dos dados


nacionais, a primeira questão levantada subjaz aos arranjos fami-
liares. Essas novas legislações e reconhecimentos, apenas alteram o
cenário familiar no sentido de permitir que casais do mesmo sexo
estabeleçam vínculos matrimoniais, o que já se era permitido aos
casais heterossexuais, desde que monogâmico e com fins a constituir
família.

(13)  O Sistema Interamericano de Direitos Humanos, foi desenvolvido no âmbito


da Organização dos Estados Americanos — OEA, sendo composto pela Comissão
Interamericana de Direitos Humanos e pela Corte Interamericana de Direitos
Humanos. A Convenção Americana de Direitos Humanos, conhecida como Pacto
de São José da Costa Rica, tem suas origens em 1948, apesar de institucionalizar o
Sistema Interamericano de proteção apenas em 1978. A Comissão Interamericana
possui dupla funcionalidade, uma no âmbito da OEA cuja finalidade é aplicar
a Convenção Americana aos Estados-partes e a outra se refere a competência
processual para receber denúncias de violações do Pacto de São José, podendo
fazer acordos ou submeter os casos a Corte Interamericana, que por sua vez, é o
órgão competente para julgar as violações de direitos humanos. Esta Corte possui
dupla competência, uma consultiva, que é automática quando se ratificam o Pacto
de São José, e a outra contenciosa, devendo ser expressamente aceita, pois suas
sentenças não são recomendativas, e sim obrigatórias, definitivas e inapeláveis.

Miradas Acerca da América Latina 151


Entendendo que o Estado possui o monopólio de legitimar e
reconhecer direitos, uma primeira — e interessante observação —,
trata-se do lugar de consolidação do matrimônio, visto que o Esta-
do, tal qual conhecemos sob inspiração liberal, é dividido em três
poderes. De acordo com levantamento documental deste estudo,
enquanto Argentina e Uruguai possuem legislações específicas,
dispondo sobre matrimônio LGBT. No Brasil e na Colômbia, tal
direito só teve seu reconhecimento via Judiciário, ou seja, a partir
de um longo processo de judicialização.
O Uruguai e a Argentina, com seus governos populares em
ascensão, editaram a Lei n. 19.075, de 3 de maio de 2013 e a Lei n.
26.618, de 15 de julho de 2010, respectivamente; No Brasil, o Supremo
Tribunal Federal, estabeleceu o Acordão da Ação Direta de Incons-
titucionalidade 4.277-DF, que, por sua vez, basicamente, reconhece
a inconstitucionalidade de distinção de tratamento legal às uniões
estáveis constituídas por pessoas de mesmo sexo. Na Colômbia,
num processo não distinto do Brasil, a Corte Constitucional sob o
argumento de “direitos fundamentais, dignidade humana, liberdade
individual e igualdade(14)”, estabeleceu a Sentencia Su-214/16, profere
que “todo ser humano pode contrair o casamento civil, de acordo
com sua orientação sexual”(15) (COLOMBIA, 2016, tradução nossa),
conforme Comunicado n. 17, de 28 de abril de 2016.
Acerca do processo de participação política dos movimentos
sociais na construção das legislações, para se perceber o contexto
nacional, a pesquisa identificou que no Brasil, devido à ofensiva an-
tigênero institucionalizada no poder legislativo, por meio da Frente
Parlamentar Evangélica, somada aos inúmeros processos de pessoas
LGBT buscando direitos à conjugalidade e parentalidade no âmbito
judiciário, fez-se necessário que o judiciário se manifestasse sobre
o direito ao matrimônio, em 2011. Todavia, vale ressaltar desde o
ano de 1996, já havia o Projeto de Lei n. 1.151/95, que por sua vez
propunha regulamentar a união civil entre pessoas do mesmo sexo,
havendo debates desde então, entre a Congresso Nacional e a socie-
dade civil, acerca deste tema (MELLO, 2005). Além desse projeto,

(14)  “Derechos fundamentales, la dignidad humana, la libertad individual y la


igualdad”.
(15)  “Todo ser humano pueda contraer matrimonio civil, acorde con su
orientación sexual”.

152 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


outros foram propostos no âmbito do Congresso Nacional, todavia,
todos seguiram sem sucesso.
Na Colômbia o percurso se repete, registrando uma recusa do
poder legislativo em prover proteção à comunidade LGBTI, somada
a um processo de judicialização no Poder Judiciário, como se pode
ver no trecho abaixo.
Depois que o litígio chegou a esse impasse, no início da década
de 2000, alguns ativistas, motivados pelas sentenças favoráveis,
dirigiram-se com entusiasmo ao Congresso, pressionando por
reformas legais, especialmente pela adoção de uma lei chama-
da de matrimônio gay. Essa linha de ação foi inclusive uma
sugestão da própria Corte que, em princípio, considerou que a
competência na matéria era do legislador. No entanto, o projeto
de lei de direitos dos casais do mesmo sexo foi rejeitado diversas
vezes. (LEMAITRE RIPOLL, 2009, p. 84).
Uruguai e Argentina, conforme visto, optaram pela regulação
do matrimônio igualitário pela via legislativa, que teoricamente é
quem tem competência para matéria legislativa, logo no reconheci-
mento de direitos. Arocena et al. (2016, p. 51) aponta que o “Uruguai
continua sendo definitivamente o país com as posições mais distan-
tes da doutrina da igreja na região(16)”, e exemplifica essa distinção
apontando que, ao passo que a Marcha da Diversidade contou com
mais de trinta mil participantes. A Marcha pelos Valores, em oposi-
ção ao tema, e com uma certa repercussão midiática, não alcançou
cem pessoas (AROCENA et al., 2016). Os autores apontam ainda,
que tal legislação fora aprovada “porque o Parlamento tinha maioria
absoluta oficial, o que lhe permitiu realizar iniciativas com o voto de
seus congressistas(17)” (AROCENA et al., 20116, p. 51, tradução nossa)
uma vez que houve uma coalizão de grupos de centro-esquerda.
Em relação à Argentina, Tabush et al. (2016) apontam que o
contexto favorável para aprovação da lei do matrimônio igualitário
contou com um cenário de intensificação de marchas e de mani-
festações favoráveis, mas também de outras contrárias com uma
grande exposição midiática. A legislação foi aprovada em 2010,

(16)  “Uruguay continúa siendo definidamente el país con posturas más lejanas
de la doctrina de la iglesia em la región”.
(17)  “Porque el Parlamento tenía mayoría absoluta oficialista del fa, lo que le
permitió llevar adelante iniciativas con el voto de sus congresistas.

Miradas Acerca da América Latina 153


com “explícito apoio do partido oficialista(18)” (p. 28, tradução nossa),
apesar de ter sido uma disputa apertada na Câmara Legislativa (126
a favor, 110 contrários) e Senado (33 favoráveis, 27 contrários). Este
estudo ainda apontou que os movimentos LGBT, representados
na Federeción Argentina LGBT, trabalharam exaustivamente para
lograr aprovação da legislação.
Na América Latina, os avanços legislativos em gênero e se-
xualidade se encontram com instituições que agem como uma
barreira, como a Igreja Católica e partidos políticos de direita
religiosa. Nesse ponto, a Argentina se distingue por não ter
partidos ou coalizões religiosas na legislatura nacional. Por sua
vez, os líderes religiosos não influenciam significativamente o
voto popular. (TABUSH et al., 2016, p. 30, tradução nossa(19)).

Posto isso, conclui-se que, no contexto brasileiro e colombiano,


as resistências conservadoras e fundamentalistas religiosas têm gran-
de influência na tomada de decisão das instituições democráticas
da política majoritária, não restando outras opções que a judicia-
lização com fins a reconhecer direitos pela via do Poder Judiciário
através da Jurisdição Constitucional e sua atribuição de controle de
constitucionalidade. No Brasil, esse cenário da judicialização resta
evidente, posto que o Supremo Tribunal Federal reconheceu não só
o direito à união estável, mas abriu o precedente para o Superior
Tribunal de Justiça ampliar ao casamento. Assim como, o recente
reconhecimento ao direito à identidade de gênero e à criminalização
da homofobia, pautas históricas do movimento LGBT brasileiro.
O Uruguai e Argentina, no momento em que se aprovaram
a legislação pró-família LGBT, contavam com um apoio explícito
dos governos, ainda que existissem tensionamentos dos grupos
fundamentalistas e conservadores. Estes não agendaram a pauta anti-
-LGBT suficientemente para alterar os rumos da política majoritária
congressual, exatamente por não estarem organizados institucio-
nalmente, como os setores religiosos se encontram hoje no Brasil, a

(18)  “Explícito apoyo del partido oficialista”.


(19)  En América Latina, los avances legislativos en género y sexualidad se
encuentran con instituciones que actúan como barrera, como la Iglesia Católica
y partidos políticos de derecha religiosos. En este punto, Argentina se distingue
por no contar con partidos o coaliciones religiosas en la legislatura nacional. A su
vez, los líderes religiosos no influyen de manera significativa en el voto popular.

154 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


exemplo da Frente Parlamentar Evangélica — FPE (popularmente
conhecida como bancada evangélica).
Essa profunda relação institucional, estabelecida na partida-
rização dos setores evangélicos, não é recente no Brasil, mas se
aprofunda nos anos 2000. Aliada à bancada ruralista e à bancada
pró-armamento, desde o governo Dilma Rousseff, essa junção logra
cargos e disputa a agenda de gênero e sexualidade no país. Prado
e Corrêa (2019), recuperam “as cruzadas antigênero” em âmbito
global, e nos apontam, que esses grupos sempre disputaram a
agenda de direitos sexuais, via sistema ONU ou mesmo OEA, como
mencionamos acima.
Todavia, uma forte aliança entre católicos e neopentecostais, foi
fundamental para sua disseminação em distintos países. O Brasil,
a Nicarágua e outros países são hoje um laboratório potencial para
regimes de governo que operam com junção do ultraliberalismo e da
ofensiva antigênero, pilares que não se sustentariam sem uma heran-
ça colonial racista, sexista, LGBTIfóbica e de economia dependente.

3. Homonacionalismo, Desdemocratização e Neoliberalismo

Irineu (2019) opera com uma categoria analítica, denominada


homonacionalismo, a qual nos parece interessante utilizar para pensar
os limites da democracia liberal, quando tratamos de reconheci-
mento de direitos LGBT, mas, também, de direitos humanos de
grupos específicos de modo geral. Este conceito emerge do campo
de estudos Queer of Color, particularmente a partir de Jasbir Puar,
intelectual comprometida com a defesa da Palestina. Mas vem sendo
utilizado por distintas pesquisadoras, como Sarah Schulman, para
definir uma suposta aceitação da população LGBT, por determinados
Estados-nacionais, e a defesa pública desta pauta no agendamento
nas relações internacionais destes países, com intuito de se pro-
moverem defensores direitos humanos ao mesmo tempo em que
dizimam outras populações locais ou não. O caso de Israel, que tem
uma capital pró-gay, por exemplo, foi central para compreensão
de Puar, ao inferir que, na mesma medida que possui uma defesa
internacional LGBT, o país vem há décadas dizimando o território
palestino (IRINEU, 2019).

Miradas Acerca da América Latina 155


As pesquisadoras utilizam o conceito também como forma de
denunciar supostas defesas dos direitos das mulheres e LGBT, por
parte dos Estados Unidos, em territórios invadidos e em guerra. É
como se os Estados Unidos detivessem a autoridade para conferir
cidadania e libertação, por via do reconhecimento de gênero e se-
xualidade, às mulheres iraquianas, justificando isso em suas guerras
contra esse país, por exemplo. Logo, para produzir homonaciona-
lismo, é preciso eleger um “outro” ou uma comunidade inimiga,
que podem ser imigrantes, povos originários ou países estrangeiros
com culturas econômicas distantes ou em disputa com a americana
(IRINEU, 2019).
As atuais estratégias homonacionalistas se fundem com os
nacionalismos sexuais, raciais e de gênero, advindos dos processos
coloniais de formação social dos Estados-nacionais. Envolvem, com
rigor histórico e sofisticação, as disparidades sociais consequentes
de processos de aviltamento, invasão, dominação, exploração e
opressão colonial. Grosso modo, é no bojo das ideias de república
e de constituição dos Estados-nação, que o Liberalismo fundamen-
tará os sentidos para democracia e direitos humanos. E é também
com a corrosão dos Estados-Nação, que o próprio Liberalismo se
transmutará no que se convencionou como Neoliberalismo.
O teórico queer Sam Bourcier (apud FOUCHER, 2018) chama
atenção para o fato de que as pautas LGBTI mainstream preservam
teor reformista, pouco atentas à necessidade de desfazer a demo-
cracia liberal para então destruir o neoliberalismo, posto que a
primeira “empresta pudor” ao segundo. Sua fala, em entrevista
ao site francês Vice, alertava ao final de 2018, que ainda agora há
ditadura em alguns países, exemplificando com o que se passava
no Brasil, naquele momento às vésperas da posse de Jair Bolsonaro.
Bourcier apontou que “devemos ser capazes de criticar e dialogar
com os reformistas que estão na luta contra as discriminações
tranquilizadoras, protetoras e seguras, que não funcionam”. Como
exemplo, criticava posturas de militantes que buscavam capacitar
polícias para o enfrentamento à LGBTfobia, pois para ele deveríamos
ir além e propor o fim da violência policial e do próprio aparato
policial em si.
A crítica de Bourcier se alinha às reflexões sobre homonacio-
nalismo que desenvolvemos acima, considerando a importância

156 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


de uma radicalidade na ação política, em que pesem as relações
com o próprio Estado. Logo, se hoje vivemos uma fase devasta-
dora do neoliberalismo, chamada de ultraliberalismo, há que se
refletir que a base disso está no próprio liberalismo. E o que tem
segurado mobilizações de forte ruptura com esses valores liberais,
que fundamentam o capitalismo, são especialmente as ilusões de-
mocráticas, ou o sentido reformista, que operam muitas das lutas
sociais contemporâneas.
No entanto, resta considerar que Liberalismo, crítica queer, ho-
monacionalismo, por exemplo, são chaves analíticas particularmente
constituídas através de vivências de intelectuais que vêem e lêem
os fenômemos sociais sob ótica de nações que se fizeram a partir
de experiências de Estados Sociais — do Welfare State — mesmo
reservadas as distintas particularidades dos países (BOSCHETTI,
2018). O que nos faz retomar elementos abordados anteriormente
neste texto, como a dependência na América Latina e o sentido da
luta por direitos civis e sociais neste contexto.
Deste modo, em termos conclusivos, cabe destacar que temos
na junção ultraliberalismo, homonacionalismo e ofensiva antigênero,
terreno fértil para o que Wendy Brown (2015) chama de processo
de desdemocratização. O modus operandi do governo Bolsonaro
apresenta essa tática nitidamente, na medida em que articula suas
ações para desmoralizar as instituições democráticas, especialmente
através de um encadeamento criminoso de produção de Fake News.
Não obstante, o governo brasileiro, assim como os atuais go-
vernos colombiano e uruguaio, vem execrando as políticas sociais
e promovendo a regressão de direitos sociais ora estabelecidos. As
contrarreformas trabalhista e previdenciária são ultrajantes e con-
tribuem para o genocídio dos povos de comunidades originárias
e da população pobre, com o apoio especial dos setores políticos,
que nem sempre referendam sua ofensiva antigênero, mas que se
alimentam de sua política econômico ultraliberal.
Portanto, se evidencia a urgência e a necessidade de alianças,
entre povos e populações marginais na história da latino-américa,
que congreguem múltiplas resistências e intencionem um horizonte
anticapitalista fundamentalmente articulado a uma visão anticis-
sexista, antirracista e antiLGBTIfóbicas.

Miradas Acerca da América Latina 157


Referências

ANTUNES, Ricardo. O privilégio da servidão: o novo proletariado


de serviços na era digital. 1. ed. São Paulo: Boitempo, 2018.
ARGENTINA. Ley n. 26.618 Matrimonio Civil. 2010. Disponível
em: <http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/1 65000-
169999/169608/norma.htm>. Acesso em: 27 maio 2020.
AROCENA, Felipe; AGUIAR, Sebastián. Três leis inovadoras no
Uruguai: aborto, casamento entre pessoas do mesmo sexo e regu-
lamentação da maconha. Rev. Cienc. Soc., Montevidéu, v. 30, n. 40,
p. 43-62, janeiro de 2017. Disponível em <http://www.scielo.edu.uy/
scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0797-5538 2017000100003&ln-
g=es&nrm=iso>. Acesso em: 27 maio 2020.
BROWN, Wendy. Undoing the demos: neoliberalism’s stealth re-
volution. New York: Zone books, 2015.
BOSCHETTI, Ivanete. Crítica Marxista do Estado Social e dos Direi-
tos no Capitalismo Contemporâneo. In: BOSCHETTI, I.; BEHRING,
E.; LIMA, R. (Orgs). Marxismo, política social e direitos. 1 ed. São
Paulo: Cortez, 2018.
CORTE INTERAMERICANA DE DIREITOS HUMANOS. Opinión
Consultiva OC-24/17 de 24 de Noviembre de 2017 solicitada por
la República de Costa Rica: Identidad de Género, e Igualdad y no
Discriminación a Parejas del Mismo Sexo. 2017. Disponível em:
<http://www.corteidh.or.cr/docs/opiniones/seriea_24_esp.pdf>.
Acesso em: 27 maio 2020.
COLOMBIA. CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA. Co-
municado n. 17, abril 28 de 2016. Disponível em: <https://www.
corteconstitucional.gov.co/comunicados/No.%2017%20comunica-
do%2028%20de%20abril%20de%202016.pdf>. Acesso em: 27 maio
2020.
DEMIER, Felipe. “A lei do desenvolvimento desigual e combinado
de León Trotsky e a intelectualidade brasileira”. Outubro n. 16. São
Paulo, p. 75-107, 2008.
IANNI, O. A questão nacional na América Latina. Estudos Avan-
çados, v. 2, n. 1, p. 5-40, 1 mar. 1988. Disponível em: <http://www.

158 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


revistas.usp.br/eav/article/view/8474/10025>. Acesso em: 27 maio
2020.
IRINEU, Bruna A. Neoliberalismo, desdemocratização e a cruzada
antigênero: a política das ruas enquanto caminho de resistência. In:
BUENO, Winnie et al. Tem saída? LGBTI — perspectivas LGBTI+
sobre o Brasil. Porto Alegre: Editora Zouk, 2020.
IRINEU, Bruna A. Nas tramas das políticas públicas LGBT: um
estudo crítico da experiência brasileira (2003-2015). Cuiabá: EdU-
FMT, 2019.
FOUCHER, Matthieu. Entrevista de Sam Bourcier a Matthieu Fou-
cher, publicada em 16 de novembro de 2018 no site Vice, disponível
em: <https://www.vice.com/fr/article/xw9e5d/on-a-parle-theorie-
queer-avec-sam-bourcier>. [Tradução de Luiz Morando]. Acesso
em: 20 jun. 2020.
FERNANDES, Florestan. Capitalismo dependente e classes sociais
na América Latina. 4. ed. rev. São Paulo: Global, 2009.
LEMAITRE RIPOLL, Julieta. O amor em tempos de câmera: direitos
LGTB na Colômbia. Sur, Rev. int. direitos humanos. São Paulo, v. 6,
n. 11, p. 78-97, dezembro de 2009. Disponível em: <http://www.scielo.
br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1806-6 4452009000200005&ln-
g=en&nrm=iso>. Acesso em: 27 maio 2020.
MELLO, L. Novas famílias: Conjugalidade homossexual no Brasil
contemporâneo. Rio de Janeiro: Garamond, 2005.
ORGANIZAÇÃO DOS ESTADOS AMERICANOS. Convenção
Americana Contra Toda Forma de Discriminação e Intolerân-
cia. 2013. Disponível em: <https://www.oas.org/en/sla/dil/docs/
inter_american_treaties_A-69_Convencao_Interamericana_discimi-
nacao_intolerancia_POR.pdf>. Acesso em: 27 maio 2020.
PRADO, Marco Aurélio Maximo; CORREA, Sonia. Retratos trans-
nacionais e nacionais das cruzadas antigênero. Rev. Psicol. Polít.,
São Paulo, v. 18, n. 43, p. 444-448, dez. 2018. Disponível em: <http://
pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1519-549X20
18000300003&lng=pt&nrm=iso>. Acesso em: 11 jun. 2019.
SUPREMO TRIBUNAL FEDERAL. Ação Direta de Inconstitucio-
nalidade 4.277 Distrito Federal. 2011. Disponível em: <http://redir.

Miradas Acerca da América Latina 159


stf.jus.br/paginadorpub/paginador.jsp?docTP=AC&docID=628635>.
Acesso em: 27 maio 2020.
TABBUSH, Constanza et al. Casamento igual, identidade de gênero e
disputas pelo direito ao aborto na Argentina. Política sexual durante
o Kirchnerism (2003-2015). Sex., Salud Soc. (Rio J.), Rio de Janei-
ro, n. 22, p. 22-55, abr. 2016. Disponível em <http://www.scielo.br/
scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1984-64872016000100022&lng=
en&nrm=iso>. Acesso em: 27 maio 2020.
URUGUAY. Ley n. 19.075 Matrimonio Igualitario. 2013. Dis-
ponível em: <https://legislativo.parlamento.gub.uy/temporales/
leytemp4374744.htm>. Acesso em: 27 maio 2020.
RIOS, Roger Raupp et al. O Sistema Interamericano de Direitos
Humanos e a discriminação contra pessoas LGBTTI: panorama,
potencialidade e limites. Rev. Direito Práx., Rio de Janeiro, v. 8,
n. 2, p. 1545-1576, jun. 2017. Disponível em <http://www.scielo.br/
scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2179-8966201 7000201545&ln-
g=en&nrm=iso>. Acesso em: 27 maio 2020.

160 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Capítulo 8

Trabalho Reprodutivo: a
Superexploração das Mulheres
Latino-Americanas em Debate

Gláucia Lelis Alves(1)


Luana de Sousa Siqueira(2)

Resumo: O tema central do texto que se apresenta é trabalho reprodutivo,


os processos de produção e reprodução social no capitalismo e a perversa
superexploração da força de trabalho feminina. As mulheres desempenham
um papel essencial na reprodução da força de trabalho, tanto no que tange
a existência quanto à subsistência da classe trabalhadora. Nessa perspectiva
são as mulheres que, historicamente, assumem os trabalhos mais subal-
ternos e a maioria com vínculos flexíveis e temporários no mercado de
trabalho, isso aliado ao invisível trabalho não pago, ou seja, representam
uma parcela significativa do exército industrial de reserva. É também o
sexo feminino um dos setores mais empobrecidos da classe trabalhadora,
o que se expressa em seus baixos rendimentos e condições intensificadas
e precarizadas de trabalho. O caráter dependente do desenvolvimento do
capitalismo na América Latina reproduz e intensifica a histórica e estrutural
superexploração do trabalho feminino que se expressa por sua reprodução
em uma lógica imperialista e no controle do Estado desses processos repro-
dutivos. As dimensões aqui refletidas são acúmulo dos debates promovidos
pelo Projeto da Biblioteca Feminista da Praia Vermelha.

(1)  Professora adjunta da Escola de Serviço Social da ESS-UFRJ.


(2)  Professora associada da Escola de Serviço Social-UFRJ.

Miradas Acerca da América Latina 161


Há algum tempo, intelectuais feministas estão discutindo sobre
o trabalho reprodutivo desempenhado pelas mulheres, o trabalho não
remunerado e essencial à acumulação capitalista. A preocupação
científica é explicitar as relações de exploração e expropriação da
força de trabalho na sociedade capitalista e sua íntima relação com
as formas violentas e perversas de descriminação e desqualificação
dos sujeitos pelo gênero, pela raça e pelas capacidades.
A complexidade e urgência do tema além de constituírem ob-
jetos das investigações acadêmicas, aqui brevemente apresentadas,
é também pauta das lutas e do posicionamento de classe que se
diversificam nas reivindicações e enfrentamentos: anticapitalistas;
anti-imperialista; antirracistas; feministas; antiLGBTfóbico; antixe-
nofóbico; internacionalista, em defesa do meio ambiente, pela vida,
pelo meio ambiente e pela alimentação saudável e para todos, con-
forme acertadamente apontam Cinzia Arruzza, Tithi Bhattacharya
e Nancy Fraser (2019).
A compreensão do trabalho reprodutivo nos exige enfrentar as
distintas formas com que o capitalismo se apropria do trabalho, de
homens e, sobretudo, de mulheres, na produção e reprodução da
própria força de trabalho. Assim, nos parece imprescindível fun-
damentar as bases do projeto emancipatório ancorados na divisão
sexual e social do trabalho, marcando uma explícita diferenciação
com o feminismo liberal.
No debate sobre o feminismo e suas diferentes matrizes
construídas historicamente, a compreensão de que a opressão às
mulheres estava e está fundada nas relações sócio-materiais intrín-
secas ao desenvolvimento da sociedade capitalista foi elaborada
pelas feministas socialistas. Uma “teoria fundamentada nas práticas
humanas corporificadas, através das quais a vida sócio-material é
produzida e reproduzida” (FERGUSON; MCNALLY, 2017, p. 27).
Nessa perspectiva de análise, sobretudo na segunda metade das dé-
cadas de 1960 e 1970, a ala mais radical do movimento de mulheres
insere no campo de análises a questão do trabalho doméstico como
condição para a reprodução dos trabalhadores e, consequentemente,
do capital. Ou seja, como parte integrante do modo de produção
capitalista. Instaura-se daí um avanço nas reflexões, ao se estabe-
lecer novas mediações na relação sócio-histórica entre patriarcado
e capitalismo, porém os limites encontravam-se na produção da

162 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


chamada teoria dos dois sistemas, em que situava o trabalho domés-
tico apenas como valor de uso e não mercantilizável, que não produz
diretamente valor, sem as conexões devidas com os processos de
produção da economia formal.
Essas reflexões sofreram inflexões e uma viragem nas análises
em decorrência da consolidação do neoliberalismo, período em que
há um recrudescimento das teorias pós-modernas e que “muitos
grupos ativistas voltaram seus olhares para dentro, lutando para
resolver os desafios político-organizativos que as políticas antir-
racistas e que se quer colocavam para sua presumida unidade e
identidades” (FERGUSON; MCNALLY, 2017, p. 30). Houve tam-
bém um giro nos estudos das feministas socialistas, bem como
um afastamento do marxismo, muito em decorrência das dificul-
dades desse campo, à época, em reavaliar sua análise em relação
à opressão das mulheres e sua centralidade para os processos de
reprodução da sociedade capitalista. Nesse processo, há exceções
que se situam no conjunto de autoras e pesquisadoras que conti-
nuaram pensando a teoria da reprodução social e, nele, o chamado
feminismo marxista que ampliará a reflexão do trabalho doméstico
per se para a leitura da reprodução social em uma perspectiva de
totalidade. Ou seja,
O feminismo da reprodução social (…) compartilha da premis-
sa de que a opressão às mulheres sob o capitalismo pode ser
explicada em termos de um modelo unitário, materialista. No
entanto, em vez de localizar a base desse modelo na divisão
generificada do trabalho (…) ele toma a produção e reprodução
diária e geracional da força de trabalho como ponto de partida.
(FERGUSON; MCNELLY, 2017, p. 32).

Desse processo situa-se a busca por uma teoria unitária na


relação entre a análise da opressão às mulheres e sua base histórico-
-material, tendo por eixo central os pontos chaves de argumentação
de Marx em O capital, no que se refere à reprodução biológica, social e
geracional da força de trabalho, ou seja, o reconhecimento da análise
anunciada por Marx de que, “somente quando uma massa enorme
de pessoas são expropriadas e forçadas a entrar no mercado de tra-
balho para procurar os meios de vida, vendendo suas capacidades
de trabalho por um salário, o processo sistemático de acumulação
do capital pode ser lançado” (idem).

Miradas Acerca da América Latina 163


Esse argumento é central para a teoria da reprodução social na
medida em que retoma a leitura marxiana de que a força de trabalho
é o eixo em torno do qual o sistema capitalista gira, mercadoria especial,
o cerne da produção do valor e como ele é determinado. Mas amplia
a reflexão, para além da produção do valor em si, a uma relação que
se concentra em como essa mercadoria é produzida e reproduzida.
O estudo de Lise Vogel “Marxismo e opressão às mulheres. Por uma
teoria unitária”, citado por Ferguson e McNelly (2017, p. 37), é uma
importante contribuição e vai situar a análise de que o trabalho no
lar não é mercantilizado, ele produz valores de uso: “a importância
social do trabalho doméstico para o capital — o fato de que a pro-
dução e reprodução da força de trabalho é uma condição essencial
que reforça a dinâmica do sistema capitalista, possibilitando que o
capitalismo se reproduza”. Ainda nessa linha de raciocínio, cabe
salientar que a opressão às mulheres em suas raízes sócio-mate-
riais no capitalismo vincula o lar em sua relação estrutural com a
reprodução do capital, articulando o controle exercido pelo Estado
e a esfera privada na regulação da capacidade biológica de produ-
ção das próximas gerações de trabalhadores, de modo que a força
de trabalho esteja disponível para as várias formas de exploração
(FERGUSON; MCNELLY, 2017, p. 35-36).
Instaura-se assim uma ordem de gênero capitalista pautada
em formas de controle que extrapolam a dominância masculina na
relação entre homens e mulheres, mas a perpetuam. Ou seja, fundada
em uma lógica patriarcal historicamente construída na articulação
entre o modo de produção capitalista e o papel fundamental das
famílias da classe trabalhadora para a produção e reprodução da
força de trabalho. Assim instauram-se os mecanismos de controle
articulados à dimensão cultural e econômica via Estado.
Controle sobre a reprodução biológica, as formas de configu-
ração da família, a criação das crianças e a necessária manutenção
de uma ordem de gênero que transborda inclusive para as famílias
monoparentais chefiadas por mulheres, aliando a necessidade da
procriação e a função do cuidado nas particularidades biológicas
exercidas pelas mulheres com a necessidade de autopreservação e
propagação da ordem de gênero burguesa/moderna e suas formas
socioculturais e institucionais de vida. Desse modo a desigualdade
de gênero é inerente e necessária à reprodução da ordem burguesa,

164 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


“a organização social da diferença biológica constitui uma pré-con-
dição material para a construção das diferenças de gênero” (idem).
Essa análise associada às características do desenvolvimento
desigual e combinado do capitalismo também aponta diferencia-
ções na apropriação do trabalho reprodutivo, motivo pelo qual nos
debruçaremos sobre as mulheres latino-americanas, sua condição
de superexploração e a sua importância na acumulação capitalista.
Nas sociedades de capitalismo dependente esse processo assume
perspectivas de exploração mais perversas e estruturais. A produção
da riqueza deve prever a obtenção de lucros tanto para a burgue-
sia nacional quanto para atender aos interesses e necessidades do
capital imperialista via trocas desiguais. Daí a necessidade de pro-
blematizarmos as dimensões de constituição da superexploração
do trabalho para entender a dependência latino-americana, pois o
elemento central do capitalismo dependente reside na reprodução
de uma lógica subimperialista.
Badaró (2017), ao resgatar, em breves linhas, a análise de Ruy
Mauro Marini sobre a superexploração, destaca que seu objetivo
central é extrair mais valor em quantidade suficiente para distribuir
lucro capitalista para o capital nacional e estrangeiro. Resgata ainda
a análise marxiana de que a ampliação da extração da mais-valia se
realiza sob diferentes formas, sendo elas: 1) ampliação da jornada
de trabalho; 2) introdução de avanços tecnológicos, mais máqui-
nas, mais equipamentos com o mesmo número de horas, mesma
quantidade de trabalhadores produzindo mais mercadorias; 3)
remuneração da força de trabalho abaixo do nível de reprodução
média da mesma (o que é exceção em sociedades de capitalismo
imperialista torna-se regra no capitalismo dependente), com paga-
mentos de salários que inviabilizam a sua reprodução adequada e
provocam seu desgaste. O eixo analítico para problematizar a rea-
lidade das mulheres latino-americanas e o trabalho reprodutivo é
fazê-lo em sua relação intrínseca ao caráter da superexploração e sua
funcionalidade como única forma do capitalismo dependente gerar
mais lucro para o capital nacional e os capitais do imperialismo. Que
combina para tal, o controle via Estado, da manutenção desse pata-
mar tendo em vista interromper e impedir qualquer possibilidade
de luta contra essa exploração, no objeto em análise, via controle

Miradas Acerca da América Latina 165


dos corpos, políticas sociais focalizadas, perpetuação de estratégias
contrarrevolucionárias e reformas ultraliberais.
Articulamos esses eixos para desvelar as contradições e as
configurações sócio-históricas acerca do trabalho reprodutivo,
suas formas de manifestação e como a discussão das opressões de
gênero em sua abordagem histórico-materialista são centrais para
pensar formas estruturais e político-culturais de superação da or-
dem burguesa.

1. O trabalho reprodutivo: esforço não remunerado despendido à


existência e a subsistência da Força de Trabalho

A partir de uma concepção materialista da história, o fator que,


em última instância, determina a história é a produção e a reprodu-
ção da vida real (ENGELS, 2016). O trabalho reprodutivo não se limita
ao ato de conceber e parir filhos, deve ser compreendido também por
todo esforço dispendido para recompor uma força de trabalho, ou
seja, nos cuidados fundamentais de sobrevivência que implicam na
vida dos sujeitos e na manutenção da sociedade capitalista. Assim,
no cotidiano, a família (patriarcal) precisa ter suas roupas limpas,
comida na mesa, casa arrumada, enfim, todas as necessidades bási-
cas para estar, dia após dia, prontos para o trabalho, e assim poder
cumprir as extensas e extenuantes jornadas de trabalho. Os filhos
e as crianças agregadas, futuros trabalhadores, precisam também
ter suas necessidades satisfeitas, precisam de alguém que os leve
para a escola, assim como idosos ou enfermos da família precisam
de cuidados. Tudo isso é majoritariamente trabalho desempenhado
por mulheres, esposa, mãe, irmãs, filhas ou com laços de afeto.
Quando a sociedade começou a se organizar em torno do
salário, da maneira como conhecemos hoje no sistema capitalista,
o trabalho executado pelas mulheres em casa não foi levado em
consideração. Ou seja, com o advento da inclusão das mulheres no
mercado de trabalho, a jornada de trabalho feminino institui-se como
dupla (e muitas vezes tripla), sendo que o trabalho doméstico uma
delas que nunca recebeu remuneração ou salário.
Segundo o Relatório da Organização Internacional do Trabalho
(2019), intitulado Um salto quântico pela igualdade de gênero: Para

166 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


um melhor futuro do trabalho para todos, 647 milhões de mulheres
no mundo fazem trabalhos não remunerados, frente a 41 milhões de
homens. Esses dados mostram a intensificação da precarização da
vida dos trabalhadores, que frente à ausência e redução de políticas
sociais para garantir serviços aos trabalhadores tendem a demandar
mais dos “cuidados” e trabalhos domésticos, levando a reprodução
da vida social para a esfera privada dos lares, elevando a números
inimagináveis a sobrecarga do trabalho e responsabilidade das
famílias. Contudo, as mulheres são massivamente penalizadas e
responsabilizadas pelos cuidados gerais com familiares.
Engels (2016) afirma categoricamente que o surgimento da
propriedade privada tem na família a primeira divisão social do
trabalho entre o homem e a mulher para a procriação dos filhos:
portanto, está dada a propriedade, que já tem seu embrião, sua
primeira forma, na família, onde a mulher e os filhos são escra-
vos do homem. A escravidão na família, ainda latente e rústica,
é a primeira propriedade, que aqui, diga-se de passagem, cor-
responde já à definição dos economistas modernos, segundo
a qual a propriedade é o poder de dispor da força de trabalho
alheia. Além do mais, divisão do trabalho e propriedade privada
são expressões idênticas — numa é dito com relação à própria
atividade aquilo que, noutra, é dito com relação ao produto da
atividade” (ENGELS, 2016, p. 79)

1.1. O trabalho reprodutivo destinado à existência: quem repõe a


força de trabalho?

Se considerar o trabalho reprodutivo apenas como ter filhos


é um equívoco, não considerar a necessidade desse trabalho é
negligenciar a própria existência humana. O modo de produção
capitalista caracteriza-se pela socialização da produção e a apro-
priação da riqueza socialmente produzida, assim a pauperização
torna-se inerente ao sistema, compondo uma unidade de contrários:
riqueza e pobreza.
A privatização dos meios de produção levou necessariamente
a uma relação desigual de quem os detinham e quem não, rapida-
mente as relações de produção mercantilizaram o trabalho e quem
os produzia. Para acumular e ampliar as propriedades privadas

Miradas Acerca da América Latina 167


tornou-se, em medidas progressivas, a necessidade de intensificar
e se apropriar das riquezas produzidas pelo trabalho. Ao fazê-lo,
necessariamente se gera a pauperização do trabalhador, seja pela
apropriação ou pelo descarte do próprio trabalhador, o que Marx
explicitou como Lei Geral da Acumulação Capitalista.
A intensificação da exploração do trabalho, associada ao desen-
volvimento das forças produtivas, amplia a massa de trabalhadores
supérflua e também o desgaste da força de trabalho ativa e absorvida
pela produção. Essa digressão faz-se pertinente para pensarmos
na importância da manutenção, reposição e controle do chamado
exército industrial de reserva. Dito de forma clara: o nascimento de
novos trabalhadores, saudáveis para repor a força de trabalho. Com
isso, fica clara a importância do trabalho reprodutivo conceber, gerar e
produzir crianças. E para tanto o controle do corpo das mulheres, seja
nas práticas de planejamento familiar, nas práticas de potencialidade
da saúde reprodutiva e na criminalização e moralização do aborto.
As práticas nocivas e destrutivas do capitalismo, fundamen-
tais para a concentração e acumulação, só podem ser perpetuadas
pela garantia da reposição rápida e eficaz de novos trabalhadores.
Contrariando Malthus, no capitalismo a pobreza não se vincula ao
aumento da natalidade, ao contrário. A riqueza só pode ser garantida
quando a massa de trabalhadores é reposta, garantindo a explora-
ção do seu trabalho, tendo uma margem larga de excedente para
garantir o controle político, mantendo o sistema, e economicamente
regulando o preço da mercadoria força de trabalho. Contudo, não
basta reproduzir, a reprodução deve ser de qualidade. Não obstante,
a ciência burguesa busca a “perfeição” das gerações e seus descen-
dentes e a moralidade híbrida permite aborto em casos excepcionais
e condenam relações homoafetivas.

1.2. O trabalho reprodutivo destinado à subsistência: a família e


sua essencialidade na reprodução capitalista

Na escala mundial, as mulheres realizam o triplo do trabalho


doméstico e de cuidados não remunerado que os homens (baseado
no ONU Mujeres basados en datos de la División de Estadística de
las Naciones Unidas 2018). Nos últimos 20 anos, a quantidade de
tempo que as mulheres gastaram com cuidados não remunerados e

168 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


trabalho doméstico quase não diminuiu, e a de homens aumentou
apenas oito minutos por dia. Esse cenário de desigualdade penaliza
ainda mais as mulheres que são mães. Apenas 25% dos cargos com
posição de chefia são ocupados por mães de crianças com até 6 anos
de idade, participação que sobe para 31% quando se consideram
mulheres sem filhos pequenos. A diferença salarial entre homens e
mulheres continua em média 20% maior para eles.
Em 11 países da América Latina e Caribe, as mulheres mais po-
bres dedicam, a cada dia, 103 minutos, a mais ao trabalho doméstico
e aos cuidados não remunerados que as mulheres com mais recursos;
sem dúvidas, a dedicação dos homens é similar (e muito baixa) nas
classes, e com os diferentes rendimentos. Nas zonas rurais, a carga
de trabalho doméstico e cuidados não remunerados é maior, devi-
do ao menor acesso a infraestrutura básica (como água corrente e
tecnologias que permitem poupar tempo e trabalho).
Nos países latino-americanos, os números que perfilam a quan-
tidade de horas semanais despendidas para o trabalho doméstico
e de cuidados não remunerados são realizados majoritariamente
pelas mulheres, tento destaque Argentina, Chile, México, Peru e
Costa Rica em que o tempo despendido para o trabalho não pago
ultrapassa as 39 horas semanais, sendo quase duas vezes maior que
o número de horas destinado ao trabalho remunerado.

Miradas Acerca da América Latina 169


Gráfico 1. Tempo total de trabalho: Homens e Mulheres
América Latina (16 países): Tempo médio destinado ao trabalho
remunerado e não remunerado da população acima de 15 anos, por
sexo, por país, último período disponível (Média de horas semanais)
(CEPAL, 2018).

O tempo de trabalho é a soma do tempo de trabalho remunera-


do e do tempo de trabalho não remunerado. O trabalho remunerado
se refere ao trabalho que se realiza para a produção de bens ou
prestação de serviços para o mercado e se calcula como a soma do
tempo dedicado ao emprego, à busca de emprego e ao translado
ao trabalho. O trabalho não remunerado se refere ao trabalho que
se realiza sem pagamento algum e se desenvolve majoritariamente
na esfera privada. Na metodologia utilizada pela Cepal é medido
quantificando o tempo que uma pessoa dedica ao trabalho para
o autoconsumo de bens, trabalhos domésticos e de cuidados não
remunerados para o próprio lar ou para apoio a outros lares. Os

170 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


dados mostram como os lares e a reprodução material da família
exigem tempo e dedicação e é essa atividade que chamamos de
trabalho reprodutivo. Assim, entendemos que:
a acumulação capitalista é estruturalmente dependente da
apropriação gratuita daquelas imensas áreas de trabalho que
devem aparecer como externalidades ao mercado, como o tra-
balho doméstico não remunerado que as mulheres realizam
e ao qual os capitalistas confiaram a reprodução da força de
trabalho. (FEDERICI, 2019, p. 252)

Os vínculos laborais e/ou renda própria não modificam subs-


tantivamente as horas destinadas ao trabalho doméstico e cuidados
não remunerados entre homens e mulheres.

Gráfico 2: Tempo de trabalho não remunerado segundo


rendimentos próprios por sexo.
América Latina (12 países): Tempo de trabalho não remunerado
da população de 20 a 59 anos, por horas semanais, segundo rendi-
mentos próprios por sexo, último período disponível (CEPAL, 2018).

O gráfico acima representa o tempo que dedica a população


de 20 a 59 anos de idade ao trabalho não remunerado; isto é, ao
trabalho que se realiza sem pagamento algum e se desenvolve majo-
ritariamente na esfera privada, ou seja, parte do trabalho reprodutivo.

Miradas Acerca da América Latina 171


O observatório de igualdade de gênero da América Latina mede
quantificando o tempo que uma pessoa dedica ao trabalho para
autoconsumo de bens, a tarefas domésticas e de cuidados não
remunerados para o próprio lar ou para apoio a outros lares. A apre-
sentação desagregada por gênero e pelos rendimentos monetários
individuais evidencia a quem é designada a responsabilidade dos
cuidados e manutenção do lar e da família.
Ao analisar dois recursos cruciais para a autonomia econômica,
como a renda e o tempo, observa-se que as assimetrias entre homens
e mulheres têm um componente monetário, mas também têm um
componente na alocação das atividades demandadas no lar que
aumenta a diferença de gênero dentro destes.
No grupo de mulheres sem renda própria, o tempo de trabalho
não remunerado excede entre 26% e 55% o tempo de trabalho não
remunerado dedicado pelas mulheres que possuem renda própria.
Um dos aspectos a ser destacado é que, embora as mulheres
reduzam sua carga de trabalho não remunerado ao obter uma renda
própria, o que está associado à possibilidade de pagar por alguns
serviços e produtos e ao uso do tempo no mercado de trabalho, a
diferença de gênero não diminui. A diferença de horas destinadas
ao trabalho não remunerado entre homens e mulheres permanece
muito grande, mais do que o dobro na maioria dos casos. Essa
dinâmica tem sido amplamente atribuída à discriminação e aos
estereótipos tradicionais de gênero na atribuição do trabalho e em
suas respectivas valorizações sociais. Por outro lado, o Estado e
as políticas sociais que promovem o acesso das mulheres à renda
própria não afetam a diminuição de sua carga de trabalho não
remunerada, mas se isso só for acompanhado pela abordagem de
corresponsabilidade entre homens e mulheres, da família, sem que
haja a socialização dos custos e dos tempos laborais despendidos
como parte e responsabilidade social da produção e reprodução
da força de trabalho, as desigualdades de gênero não poderão ser
superadas em termos de redistribuição da carga total de trabalho
e condições sociais iguais. Na melhor das hipóteses o que teremos
será a divisão de tarefas entre homens e mulheres seguindo a mes-
ma lógica engendrada pelo capital para garantir sua acumulação
e perpetuação. Ou seja, não basta a divisão das tarefas no seio das
famílias, senão uma mudança estrutural na organização do trabalho,

172 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


da produção e da socialização equitativa do que nele é produzido.
Para tanto,
Neste contexto, uma perspectiva feminista é fundamental. Ela
começa com o reconhecimento de que as mulheres, como su-
jeitos principais do trabalho reprodutivo, tanto histórica como
atualmente, dependem mais que os homens do acesso aos re-
cursos comuns, e estão mais comprometidas com sua defesa.
(FEDERICI, 2019, p. 256).

2. O Trabalho reprodutivo: a superexploração das mulheres latino


americanas

Os altos níveis de informalidade são uma característica central


dos mercados de trabalho da América Latina e do Caribe. Essa infor-
malidade está geralmente vinculada à falta de acesso à seguridade
social (saúde e aposentadorias e pensões), a jornadas de trabalho
definidas (inclusive descanso semanal e férias anuais remuneradas),
a seguro-desemprego e seguro contra acidentes e doenças ocupacio-
nais, bem como à proteção da maternidade e da paternidade, entre
outros direitos previstos na legislação trabalhista. As transformações
no mundo do trabalho (ANTUNES, 2018) associadas à automação
incham o exército industrial de reserva e ampliam o número de
trabalhadores nessa condição de informalidade. Outro dado apre-
sentado pela CEPAL-1 (2018) é a proporção de pessoas ocupadas
cujos rendimentos do trabalho são inferiores ao salário mínimo es-
tabelecido por cada país é alta na América Latina, ou seja, parte da
população ocupada não alcança a renda necessária para equiparar-se
ao salário mínimo. Em média, cerca de 40% da população ocupada
está nesta situação e essa proporção é muito mais elevada entre os
jovens, os maiores de 65 anos e as mulheres ao longo do ciclo de vida.
Em 2016, na América Latina, cerca de 20% da população ocupada
estava nessa situação e essa proporção era muito mais elevada nas
zonas rurais (35%) do que nas urbanas (16%).
Uma importante proporção de mulheres maiores de 60 anos
não recebem pensões e/ou aposentadorias próprias. Isto se deve,
por um lado, a que a história de trabalho de um número relevante
de mulheres transcorrem no âmbito das tarefas do trabalho do-
méstico ou do cuidado não remunerado; e por outro, as trajetórias

Miradas Acerca da América Latina 173


laborais dos trabalhadores em geral são progressivamente de
perdas de direitos, e no caso das mulheres esse histórico está vin-
culado ao trabalho precarizado, com regulamentações flexíveis e
sem relação previdenciária. Em 2010, cerca de 27% das mulheres
latino-americanas de mais de 60 anos de zonas urbanas e 30% de
zonas rurais não tem ingressos próprios e nem recebiam pensões.
A situação mais grave, nessa década, era da Nicarágua, onde as
mulheres idosas e sem renda em zonas urbanas chegavam a 78%,
e igualmente preocupante é a realidade das Paraguaias (39%),
Mexicanas (35%), Colombianas (34,5%), Equatorianas (32,6%),
República Dominicana (30%), Hondurenhas (26,2%) e Peruanas
(24,3%) (CEPAL, 2012). Esta condição tende a se agravar com os
fortes ataques ao sistema de proteção social sofridos nos últimos
10 anos em que as iniciativas privadas e o capital rentista, portador
de juros investe pesado na privatização dos sistemas de proteção
social com a venda de fundos de pensão que coloca os trabalha-
dores e as trabalhadoras, no final de suas vidas, em condições
degradantes e insuficientes.
É central ao capitalismo o ataque à produção social, sobretudo
em contexto de hegemonia do capital financeirizado, portador de
juros, em que a apropriação do fundo público se torna vital para a
contenção de sua crise estrutural. “Ele ataca os serviços públicos,
empurra o fardo do cuidado para as famílias individuais, corta
a assistência social: para tornar a classe trabalhadora vulnerável
e menos capaz de resistir aos seus ataques no local de trabalho”
(BHATTACHARYA, 2019, p. 11-12).
A dependência do capital aos processos biológicos inerentes às
mulheres para a garantia da reprodução, por exemplo, a gravidez,
parto e lactação, bem como o campo dos cuidados e do trabalho do-
méstico não pago experimentam, assim, formas únicas de opressões
nas sociedades capitalistas que são refinadas pelo controle de seus
corpos pelo Estado. “É isso que induz o capital e seu Estado a con-
trolar e regular a reprodução feminina e o que os impele a reforçar
uma ordem de gênero de dominância masculina” (FERGUSON;
MCNELLY, 2017, p. 40). As chamadas leis sociais historicamente
operaram com esse objetivo, mudanças e reformas sociais, a exemplo
das restrições ao trabalho infantil e feminino e a responsabilização
do Estado pela “instrução pública” das crianças, o controle sobre

174 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


direitos sexuais e reprodutivos das mulheres, a questão do aborto
e sua descriminalização ou não se situam nesse campo do controle
estatal sobre os corpos das mulheres e a reprodução das gerações
atuais e futuras de trabalhadores assalariados.
Essa realidade é ainda mais perversa se considerarmos as par-
ticularidades desse processo na América Latina e Caribe. Em um
apanhado de 18 países latino-americanos (Argentina, Bolívia, Bra-
sil, Chile, Colômbia, Costa Rica, Equador, El Salvador, Guatemala,
Honduras, México, Nicarágua, Panamá, Paraguai, Peru, República
Dominicana, Uruguai e Venezuela) em 2016, a CEPAL-1 (2018)
sinaliza que dos trabalhadores ocupados a partir dos 15 anos, que
obtêm rendimentos médios do trabalho inferiores ao salário mínimo
nacional, somam 48% para as mulheres e 36% para os homens, mas
é na faixa etária de 25 a 44 anos que essa diferença salarial entre
homens e mulheres latino-americanos se acirra, estando os homens
no montante de 28% enquanto as mulheres perfilam 42%.
Os dados acima sistematizados expressam em linhas gerais o
que historicamente se configurou na superexploração do trabalho
e seu caráter estrutural na América Latina. Cabe aqui uma ressalva
de que em Marx trabalha-se com o pressuposto originário de que
a exploração da força de trabalho, em linhas gerais, é obscurecida
pela forma mercantil da mesma, e se configura a partir da relação
de compra e venda, e apropriação, pelo capital de seu valor de uso.
A superexploração deve ser entendida como a “ampliação desse
tempo excedente em relação ao tempo de trabalho necessário”, ou
seja, no campo da produção de mais trabalho. Na ampliação da
jornada de trabalho para além do que é necessário para produzir
um valor equivalente ao valor da força de trabalho.
Para Marx, o mais-valor não decorre de o capitalista pagar ao
trabalhador um salário inferior ao valor de sua força de trabalho.
Ao contrário, ao pagar o valor da força de trabalho, o capitalista
adquire o direito de se apropriar do resultado do consumo de
seu valor de uso. (CARCANHOLO; CORRÊA, 2016, p. 21).

Na relação entre países de capitalismo dependente, esse proces-


so de dá, estruturalmente no campo da transferência de valor pela
compensação via maior exploração do trabalhador para compensar
a perda gerada pelo comércio internacional.

Miradas Acerca da América Latina 175


De acordo com Luce,
A força de trabalho, na superexploração, além de estar submeti-
da às determinações específicas desta, sob as quais é agudizada
sua tendência negativamente determinada, que atua de modo
sistemático e estrutural sob as economias dependentes, provo-
cando o desgaste de tal maneira em que a substancia viva do
valor não é restaurada em condições normais (isto é, nas con-
dições sociais dadas), ocorrendo o rebaixamento do seu valor
(LUCE, 2018, p. 155).

Assim, a superexploração expressa como determinação nega-


tiva do valor da força de trabalho, manifestando-se não somente
pelo pagamento da mesma abaixo de seu valor, mas combinando
outras dimensões como o prolongamento da jornada de trabalho
além dos limites normais, o aumento da intensidade do trabalho
também além de seus limites tidos como “normais” e uma quarta
dimensão situada no hiato produzido entre o elemento histórico-
-moral da força de trabalho e a remuneração efetivamente praticada.
Esses elementos são legitimados tendo em vista refinar os processos
de violação do valor da força de trabalho. Como relação negativa-
mente determinada ao violar o fundo de vida do trabalhador “de
maneira a provocar um desgaste de tal ordem, encurtando sua vida
útil para o trabalho”.
No caso da força de trabalho feminina isso tende a se agravar
levando-se em conta que, tanto o trabalho doméstico não pago,
quanto a já “conhecida” dupla jornada de trabalho, não são compu-
tadas nesse processo, embora exerçam um papel fundamental nos
mecanismos de produção e reprodução da sociedade capitalista.
Quanto ao aumento da intensidade de trabalho, há um progres-
sivo esgotamento prematuro da corporeidade viva do trabalhador,
que corrobora para a elevação do ritmo e desgaste físico ao mesmo
tempo. Nessa perspectiva de análise parte-se da hipótese de que
o trabalho reprodutivo expressa-se como um incremento potente
nos processos de superexploração, porque mistificadamente ele
não é mercantilizado, ocorre fora dos locais de trabalho, no âmbito
doméstico, mas exerce uma centralidade ao produzir as condições
necessárias para que tal requinte na superexploração da força de
trabalho se efetive. No que se refere ao hiato entre o elemento histó-
rico-moral do valor da força de trabalho e a remuneração praticada

176 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


a violação se exacerba combinando o endividamento da classe tra-
balhadora e a carga extra de trabalho por ela produzida, na relação
entre bens de consumo corrente/bens salário. Assim, destaca Luce,
os indivíduos da família trabalhadora estarão ou se subme-
tendo a uma violação de seu fundo de vida para compensar
parcialmente a insuficiência de seu fundo de consumo ou com-
prometendo o seu próprio fundo de consumo futuro, mediante
endividamento, na tentativa de compensar sua violação no
presente. (2018, p. 193).

Os requintes de perversão nesse processo referentes ao trabalho


reprodutivo situam-se na exacerbação da ordem de gênero capita-
lista e sua manutenção como um dos mecanismos de enfrentamento
da crise estrutural com vistas a garantir os processos de acumulação
e ampliação da taxa de mais-valor. O trabalho não pago é impres-
cindível para a garantir o aumento da intensidade do trabalho, o
prolongamento das jornadas de trabalho e a subremuneração dos
trabalhadores pois ele repõe a força de trabalho na mesma proporção
em que se produz o desgaste até a morte da corporeidade física do
trabalhador prematuramente.
Bhattacharya (2019, p. 5) destaca que,
a teoria da reprodução social mostra como a produção de bens
e serviços e a produção da vida fazem parte de um processo
integrado (…) se a economia formal é o local de produção de
bens e serviços, as pessoas que produzem tais coisas são, elas
mesmas produzidas fora do âmbito da economia formal, a um
custo bem baixo para o capital.

Ocorre assim, a reprodução da força de trabalho sem custos


para o sistema via família/trabalho não pago, revela-se assim
a importância das chamadas tarefas “não materiais” para a
reprodução do sistema. O incremento à superexploração é de-
terminado, nessa linha de raciocínio, porque a reprodução da
força de trabalho, segundo a autora, se efetiva em três dimensões:
1) no conjunto das atividades que regeneram a classe trabalha-
dora fora do processo produtivo; 2) no conjunto das atividades
que mantém e regeneram não trabalhadores que estão fora dos
processos produtivos — o cuidado de crianças, dos idosos e
dos considerados incapacitados para o trabalho produtivo; 3)

Miradas Acerca da América Latina 177


na procriação, renovação da força de trabalho via trabalhadores
frescos. Reside daí o debate acerca do capitalismo como um sis-
tema unitário, totalizante dos processos de violação do valor da
força de trabalho, que comporta, contraditória, desigualmente e
de forma exitosa a produção e a reprodução social.
O caráter unitário para fins de análise do real torna-se central
na medida em que contribui para revelar que a base material da
opressão às mulheres está amarrada ao sistema como um todo.
A análise do trabalho não remunerado é central ao entendimento
também da realidade das mulheres trabalhadoras assalariadas, que
vendem sua força de trabalho ao mercado. “Qualquer discussão
sobre salário ou sobre o local de trabalho, sobre organização no
trabalho ou sobre lutar por benefícios é uma questão altamente
definida pelo gênero” (BHATTACHARYA, 2019, p. 7). Assim, há
uma combinação entre a reposição geracional da força de trabalho
reabastecendo a renovação dos produtores diretos e, na outra fração
da classe, na manutenção da herança e propriedade. De extrema
pauperização da vasta maioria das mulheres, a maioria dos traba-
lhos mal remunerados é destinada às mulheres e nessa fração as
mulheres não brancas também predominam. Existe nas relações de
trabalho a produção de uma hostilidade frente ao caráter de gênero
do trabalho doméstico porque incide, negativamente, na esfera do
trabalho produtivo.
Os eixos analíticos aqui apresentados sinalizam para a im-
portância de uma perspectiva de totalidade na análise do trabalho
reprodutivo e o papel que exerce na acumulação capitalista. Nesse
processo há a necessidade premente de articular, construir um vín-
culo orgânico entre as lutas no campo da chamada economia formal
às que estão fora dela. A contribuição das marxistas revolucionárias
para essa tarefa monumental é extremamente potente, ao estabe-
lecer, tanto do ponto de vista teórico-político, quanto do ponto de
vista da organização política, o elo entre a produção e a reprodução
social. Desde as revolucionárias russas, dentre elas Clara Zetkin,
Rosa Luxemburgo, Alexandra Kollontai, Nadezhda Krupskaya, às
análises de Ângela Davis, Silvia Federici, Patrícia Hill Collins, entre
tantas outras, compondo o que Bhattacharya (2019, p. 12) designa
de tribuna de oprimidas e oprimidos, afinal “Algumas das maiores
lutas da história da classe trabalhadora começaram fora da esfera

178 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


da produção. As duas revoluções mais significativas do mundo
moderno, a francesa e a russa, começaram como revoltas por pão,
lideradas por mulheres”.
Historicamente o feminismo negro e o feminismo materialista
contribuíram sobremaneira para repor a unidade dessas análises e
reflexões, resguardadas suas diferenças, particularidades históri-
cas e os avanços produzidos no sentido de retomar a centralidade
da perspectiva materialista a esse campo de análise, denunciando
a exacerbação da barbárie capitalista sob o jugo das violências e
opressões de gênero que tem seu substrato material e ideológico na
defesa do controle dos corpos femininos via legitimação naturali-
zada da cultura do estupro, o ataque direto aos direitos sexuais e
reprodutivos, a esterilização forçada de mulheres negras e latinas,
a transfobia, aliadas aos processos de superexploração do trabalho
em suas formas aviltadas em países de capitalismo dependente.
Para além disso, construíram uma pauta de lutas que com-
bate as opressões pela perspectiva da interseccionalidade que se
desdobraram nas lutas por direitos e justiça reprodutiva, abolição
prisional, direitos lésbicos dentre outros. Esses apontamentos são
elucidativos e, em certa medida, para a reflexão aqui proposta,
apenas introdutórios e provocativos, para desvelar a magnitude dos
desafios que se colocam no campo da análise histórico-materialista
da realidade e na configuração da luta de classes, no sentido de se
efetivar uma luta integrada contra o capitalismo.
Ainda em tempo de consolidação das pesquisas e sob uma
intensa urgência vale a ressalva: descarta-se qualquer possibilidade
de superação das formas mais aviltantes, degradantes e indignas
de vida se não ocorrer a superação dessa ordem societária e esta,
portanto, é impensada se não estiver calcada na supressão de toda
e qualquer forma de opressão de gênero, raça e classe, em uma
perspectiva unívoca, totalizante, essa é a prioridade na organização
do diálogo e das lutas sociais.

Referências

ANTUNES, Ricardo. O privilégio da servidão: o novo proletariado


de serviço na era digital. São Paulo: Boitempo, 2018.

Miradas Acerca da América Latina 179


ARRUZZA, Cinzia; BHATTACHARYA, Tithi; FRASER, Nancy.
Feminismo para os 99%: um manifesto. São Paulo: Boitempo, 2019.
BADARÓ, Marcelo. Sete notas introdutórias como contribuição
ao debate da esquerda socialista no Brasil. Rio de Janeiro: Con-
sequência, 2017.
BHATTACHARYA, Tithi. O que é a teoria da reprodução social?
Tradução de María Mee Silva. Revista Outubro, n. 32, 1º semestre
de 2019.
BIDEGAIN, Nicole; CALDERÓN, Coral (comps.). Los cuidados
en América Latina y el Caribe. Textos seleccionados 2007-2018.
CEPAL, 2018.
CARCANHOLO, Marcelo; CORRÊA, Hugo Figueira. Uma teoria
da superexploração da força de trabalho em Marx? Um Marx que
nem mesmo ele tinha percebido. Revista Brasileira de Economia
Política, n. 44, jun./set. 2016.
CEPAL. Observatório de Igualdade de Gênero da América Latina
e do Caribe, 2018.
______. Panorama Social da América Latina, 2018. Disponível em:
<https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/44412/1/
S1801085_pt.pdf>. Acesso em: 20 jun. 2020.
______. Los bonos en la mira: aporte y carga para las mujeres,
2012. Disponível em: <https://repositorio.cepal.org/bitstream/
handle/11362/35401/1/S20121042_es.pdf>.
ENGELS, Friedrich. A origem da família, da propriedade privada
e do Estado. Rio de Janeiro: BestBolso, 2016.
FEDERICI, Silvia. O ponto zero da revolução: trabalho doméstico,
reprodução e luta feminista. Tradução Coletivo Sycorax. São Paulo:
Elefante, 2019.
FERGUSON, Susan. Mcnally, David. Capital, força de trabalho e
relações de gênero. Revista Outubro, n. 29, nov. 2017.
LUCE, Mathias Seibel. Teoria Marxista da Dependência: problemas
e categorias — uma visão histórica. São Paulo: Expressão Popular,
2018.

180 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


OIT. Um salto quântico pela igualdade de gênero: Para um melhor
futuro do trabalho para todos, 2019.
ONU. ONU-Mujeres basados en datos de la División de Estadística
de las Naciones Unidas, 2018.
MARX, Karl. O capital. Livro I. O processo de produção do capital.
Tradução de Rubens Enderle. São Paulo: Boitempo Editorial, 2017.

Miradas Acerca da América Latina 181


Capítulo 9

Disputas que Anteceden la


Habitabilidad de Calle: Estudio sobre
las Mujeres Habitantes de Calle de
Bogotá — Colombia

Anyi Paola Muñoz Umaña(1)


Leana Oliveira Freitas(2)

Introdução

Este artículo, resultado de la investigación de maestría Mujeres,


Calle y Política Social: contradicciones, disputas y violencias en el
uso del espacio público, enmarcada en el Programa de Pos-grado
en Política Social de la Universidad Federal de Mato Grosso —
Brasil; aborda la realidad de la habitabilidad de calle, con énfasis
en la situación específica de las mujeres, analizando, a partir de los
relatos de mujeres atendidas por la vigente Política Pública Distrital
para el Fenómeno de Habitabilidad de Calle de la ciudad de Bogo-
tá-Colombia, las condiciones objetivas y subjetivas de existencia
que caracterizan sus experiencias en la producción social y sexual
del espacio.

(1)  Mestranda do PPG Política Social — UFMT.


(2)  Professora do Departamento de Serviço Social e PPG de Política Social —
UFMT.

182 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Así, el objetivo es caracterizar los atributos sociales y económi-
cos que influenciaron la condición de habitabilidad de calle de las
mujeres entrevistadas, a partir del concepto de interseccionalidad;
recorte que pretende identificar cuales son los puntos de encuentro,
divergencias y contradicciones en términos de clase, étnico/raciales
y de género que afectan la situación de estas mujeres.
Inicialmente, se presenta una contextualización metodológica
que expone la línea de raciocinio que acompañó el encuentro con las
historias de mujeres en situación de calle de Bogotá-Colombia. Pos-
teriormente, se presentan elementos de caracterización en dialogo
con relatos de las mujeres entrevistadas, aproximando un panorama
de las condiciones que las llevaron a habitar calle, reconociendo
que sus vivencias están enmarcadas en relaciones de dominación
estructurales que producen condiciones de precariedad como la
habitabilidad de calle.

1. Contextualización metodológica — descripción del trabajo de


campo

El trabajo de campo fue realizado durante el segundo semestre


del año 2019, en los meses de septiembre, octubre y noviembre. Se
contó con el apoyo de la Secretaria Distrital de Integración Social,
institución responsable de la implementación de la Política Pública
Distrital para el Fenómeno de Habitabilidad de Calle (PPDFHC)
de Bogotá.
En este trayecto fueron utilizados dos instrumentos de recolec-
ción de información: observación directa estructurada y entrevistas
semiestructuradas, realizados durante la visita a seis (6) centros que
abarcan las distintas modalidades de atención existentes en el pro-
yecto vigente, “Prevención y Atención Integral al Fenómeno de la
habitabilidad de calle”; estos fueron: Carrera 13, Bakatá, Centro de
Atención Transitoria, La Academia, comunidad de vida El Camino
y Mujeres Diversas.
Las entrevistas semiestructuradas, como instrumento me-
todológico principal, respondieron a los siguientes objetivos:
caracterizar interseccionalmente los atributos socioeconómicos de
las mujeres entrevistadas (edad, pertenencia étnico/racial, sexo,

Miradas Acerca da América Latina 183


nivel de escolaridad, ocupación); indagar sobre las experiencias,
en relación a la habitabilidad de calle, que impactan de forma es-
pecífica a las mujeres en este contexto; identificar las percepciones
de las entrevistadas sobre las relaciones sociales de sexo y el modo
como esos discernimientos influyen en el encuentro con el territorio
en diferentes dimensiones: corporal y espacial; y analizar cómo son
recibidos y asimilados los procesos de atención desarrollados a partir
del enfoque de género de la PPDFHC.
Se entrevistaron mujeres adultas entre los 29 y 59 años que ya
hubiesen participado de dos o más modalidades de atención de los
programas desarrollados regionalmente, cuyo acceso requiere un
tiempo de permanencia en calle de 3 meses, sin embargo, todas las
mujeres entrevistadas registraron tener más de 1 año habitando calle.
Del total de las mujeres que asistieron a los servicios durante
el trabajo de campo, se descartaron aquellas que, según recomen-
daciones de los equipos psicológicos de la instituciones, no tenían
condiciones de salud mental para participar de la entrevista, o esta-
ban bajo efectos del consumo de sustancias psicoactivas. En cuanto
a las Mujeres que cumplían los criterios, se aplicó una selección
aleatoria, limitada por el recurso de tiempo y garantías que se tenían
en cada locación para la realización de las entrevistas.
Así, fueron realizadas 39 entrevistas, distribuidas de la si-
guiente manera: treinta a (30) mujeres cisgénero, seis (6) mujeres
trans e tres (3) hombres trans. Sin embargo, aunque inicialmente
esta investigación se proponía entender la realidad de los cuerpos
feminizados(3) en habitabilidad de calle, en el desarrollo de las
entrevistas y reflexiones teóricas, se identificó que la realidad de la
población Trans adquiere otras particularidades en la experiencia
de habitar calle.
Por lo tanto, aunque se realizó un número mayor de entrevistas,
en fases posteriores se identificó que la dimensión histórico-relacional

(3)  Este concepto confronta el determinismo biológico atribuido a la experiencia


socio-política de los cuerpos, que establece las formas “normales” de ser, donde
la noción de mujer en sí misma es una construcción social que oprime, en función
de universalizar las vivencias de determinados cuerpos. Postulados desarrollados
en el feminismo latino-americano decolonial, por autoras como Maria Lugones y
Rita Segato.

184 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


de la vida de las mujeres, se diferencia de la población Trans, debido
a que su realidad se condiciona por las exigencias construidas sobre
ser mujer en la sociedad capitalista/patriarcal, que, si bien dialogan
con las construcciones sociales de género, no se reducen a esta.
De tal modo, hay diferencias substanciales en las formas de
sobrevivir en calle de la población Trans y en los impactos que
esta realidad produce en sus cuerpos, que escapan de la matriz de
análisis adoptada, especialmente porque responden a condiciones
materiales de existencia diferentes a las vivenciadas por las muje-
res habitantes de calle; especificidades que se presentaron en tres
tópicos: maternidad, relaciones entre mujeres y formas de abuso a
las que están expuestas.
En consecuencia, se analiza la información de 24 entrevistas(4),
leídas a la luz de la metodología de análisis de contenido, como
proceso de investigación social cualitativa que permite descompo-
ner los textos, en este caso los relatos, según indicadores de interés
definidos en los objetivos de la pesquisa; cuyo análisis relacional
aproxima una lectura de la totalidad del fenómeno, sin preten-
sión de establecer una verdad, pero si proponer lecturas objetivas
(BAUER E GASKELL, 2008) basadas, en este caso, en el encuentro
de elementos teóricos y de datos empíricos, con la investigadora
como mediación.
La organización de la información obtenida se apoyó en el
software para análisis cualitativos Atlas. Ti 7.5.4, que facilitó el pro-
ceso de codificación y descomposición del contenido, manteniendo
relación entre los elementos pre-definidos con la unidad del texto.
Para eso, se establecieron cuatro bloques temáticos: elementos de
caracterización, relaciones mujer/espacio, relaciones socio-afectivas
y categorías transversales; en este texto se presentarán los elementos
de caracterización, con el objetivo de entender quiénes eran estas
mujeres antes de habitar calle, en términos de las relaciones sociales
básicas consideradas en la perspectiva interseccional: raza, sexo/
género y clase social.

(4)  Además de las 9 entrevistas realizadas a mujeres y hombres trans, fueron


retiradas (3) entrevistas por problemas con el formato de consentimiento, y tres (3)
que, por motivos logísticos de tiempo y espacio para su realización, no respondieron
a los objetivos establecidos.

Miradas Acerca da América Latina 185


2. Interseccionalidad en el análisis de la realidad concreta de las
mujeres habitantes de calle de Bogotá — Colombia

Se apela a la categoría mujer, no como un cuerpo unitariamente


biológico, sino en construcción relacional con otras formas de opre-
sión entrelazadas, refiriéndonos al tratamiento que determinados
cuerpos reciben dentro de las relaciones sociales de sexo. Se trata
además de mujeres que, por diferentes motivos, habitan un espacio a
ellas históricamente negado: la calle, viviendo una realidad precaria,
violenta y simultáneamente libertadora.
La siguiente reflexión pretende caracterizar quienes son las
mujeres que habitan las calles de Bogotá, para eso, se acude al
concepto de interseccionalidad, postulado en la corriente del Black
feminism por la teórica critica Kimberlé Crenshaw (1991), que afirma
la interdependencia de las relaciones de poder de raza, sexo, clase
y sexualidad, para la perpetuación de sistemas de opresión históri-
camente construidos. Ya que
Desconocer el conjunto de las relaciones sociales que componen
y determinan el individuo es tornar imposible la construcción
de nuevas relaciones humanas. Por eso, es insuficiente y hasta
equivocado, perseguir apenas los símbolos y las representacio-
nes, sin buscar aprender las determinaciones de los fenómenos
sociales (CISNE, 2015, p. 100. Traducción propia)

Pese al desafío de interpretar este fenómeno holísticamente,


se considera que, un análisis interseccional, evidencia tanto con-
diciones micro-sociales como procesos macro-sociales que inciden
en la realidad de estas mujeres, quienes, además de caracterizarse
como sujetos individuales, son reconocidas como sujeto político
colectivo pues, comparten condiciones de precarización de la vida
y estrategias de sobrevivencia. Para eso, se situarán los siguientes
elementos: edad, lugar de procedencia, pertenencia étnico/racial,
nivel de escolaridad y trabajo/ocupación.
Todas las mujeres entrevistadas se encuentran en edad adulta
(27-59 años), esto obedece a los criterios de inclusión establecidos en
los centros de atención visitados que hacen un abordaje de la habi-
tabilidad de calle según las fases del ciclo vital; etapa que, además
de ser la más larga, alberga en su totalidad población considerada
económicamente activa, porque se le atribuye una disposición física

186 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


y legal para emplearse y participar activamente de procesos de
producción y consumo de la sociedad.

Edad en la que las mujeres entrevistas


comenzaron a habitar calle

Primera Infancia (0-5 años) 1

Infancia (6 — 11 años) 2

Adolescencia (12 — 18 años) 10

Juventud (19 — 26 años) 7

Edad Adulta (27- 59 años) 4

Grupos etarios de las mujeres


entrevistadas

Edad Número de Mujeres

29-34 4

35-40 7

41-46 7

47-52 4

53-58 2

En relación al ciclo vital, se encuentra que el 42% de las mujeres


entrevistadas comenzaron a habitar calle entre los 12 y 18 años de
edad, etapa comprendida como adolescencia, determinante en el
proceso de consolidación de pautas establecidas en las relaciones
sociales de sexo hegemónicas. Así, en dialogo con el Estudio de la
socióloga e investigadora argentina Eleonor Faur (2003) sobre los
efectos de las construcciones sociales de género en los derechos hu-
manos del adolescente, esta fase representa significativos cambios

Miradas Acerca da América Latina 187


corporales que devienen en diferentes exigencias sociales, produ-
ciendo encrucijadas psicosociales en los sujetos según el sexo.
Los relatos de las mujeres que comenzaron a habitar calle en
esta fase, dan cuenta de imposición de roles en el ámbito familiar
diferenciados por género. Inicialmente, la autoridad, que se con-
centra en determinados integrantes de la familia, generalmente
hombres, establece demandas específicas a estas mujeres, por un
lado, relacionadas con la división sexual del trabajo, donde ellas son
sobrecargadas de funciones domésticas y de cuidado, algunas veces
ocupando lo que ellas definen como una figura materna, y otras
preparándose para asumirla, como ilustran los siguientes apartados:

[…] mis hermanos son unos que dicen “no haga esto” o “no
lave así esto”, “no pinte eso así”, entonces a mí no me gusta
que me digan nada —además- ellos salían a estudiar o trabajar
y pues yo tenía que hacerles la comida, servirles el almuerzo, y
así (Jenny. Información verbal. 24 septiembre 2019)

Salí de mi casa porque mi señora madre me maltrataba mucho,


y por una violación de mi hermano […] yo tengo 4 hermanos,
y mi madre a mis hermanos los ama, los quiere, en cambio
yo por ser mujer no sé, mm no, no la voy con ella. Mi señora
madre no me quiere (suspiro), y entonces yo digo que por ser
mujer mi mama no me quiere. (Sandra. Información verbal. 01
octubre 2019)

Mi mami se fue a trabajar y me tocó a mí hacerme cargo cuando


mis papás se separaron […] me hice cargo de mis hermanos,
yo tenía como 16 años, pero todo lo que mi mami me enseñó
yo se lo agradezco, porque no soy una mujer sucia, ni cochina,
ni desordenada […] Los problemas eran con mis hermanos,
más con el mayor, el que murió, porque él me pegaba y me
maltrataba, porque llegaba de mal genio o se le daba la gana,
entonces el día menos pensado decidí que no volvía, y no volví.
(Información verbal. 07 noviembre 2019)

Por otro lado, existían también demandas de cuño sexual a las


mujeres que pasaban por la adolescencia, donde sus propios cuerpos,
más que su fuerza de trabajo, eran expropiados y abusados por esa
misma autoridad masculina que se impone en el patriarcado y que
se perpetua en el tiempo, hasta el punto de ser un relato reiterativo

188 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


no solo en ellas, sino también en mujeres próximas. Al respecto se
presentaron relatos como:
A mi mamá la crio otra familia, vino a Bogotá a los 15 años a
conocer la propia mamá, el padrastro la violó y tiene una hija
por la violación, son cosas que uno dice “Uy marica ¿qué paso
acá?” […] a mi me queda marcado, igual esa cadena también
hubo conmigo, mi padrastro me violó, me dieron a mi hermano
que lo criara, entonces uno dice “Bueno, si mi mamá prefería
este man que a mí, entonces ¿yo qué hago aquí?” (Paula. Infor-
mación verbal. 23 octubre 2019)

Comencé a laborar a los 8 años de edad, tuve que trabajar para


ayudar a mis hermanos menores, yo era la mayor de las mujeres
[…] por eso tuve que retomar la responsabilidad de mi mamá, y
mi mamá tomó la responsabilidad de papá. Tuve un padre que
era un desastre, era un desequilibrado mental, esquizofrénico;
en la niñez él me encerraba en una habitación y me golpeaba,
tengo recuerdos no muy agradables que me generan mucho do-
lor, problemas de baja autoestima y depresión. Él me encerraba,
golpeaba y me intimidaba para obtener lo que llaman abuso de
la forma de toques, abuso a menor, sexuales (Alba. Información
verbal. 9 octubre 2019).

En este contexto, se reafirma la familia como institución de re-


producción de la división sexual del trabajo que, según Engels
(1884), acompaña la configuración de la propiedad privada
sustentada en la monogamia y en las relaciones de parentesco
basadas en la autoridad masculina. Así, según el informe Fo-
rensis: datos para la vida del Instituto Nacional de Medicina
Legal y Ciencias Forenses, durante el año 2017 en Colombia
se registraron 10.385 casos de violencia contra niños, niñas y
adolescentes en la familia, donde el 53.2% de los casos fueron
perpetrados contra niñas y mujeres adolescentes.

Miradas Acerca da América Latina 189


Tabla 3. Violencia contra niños, niñas y adolescentes según
edad y sexo de la víctima. Colombia 2017.

Fonte: INMLCF/Grupo de Referencia Nacional Sobre Violência. SICLICO. Tasas


calculadas con base en las proyecciones de la población 1985-2020 — DANE.

En un análisis más detallado según la edad, estos datos mues-


tran que de los 0 a 9 años es mayor el número de niños violentados,
sin embargo, a partir de los 10 años, la violencia contra las niñas
aumenta, superando en la adolescencia las cifras registradas en la
infancia en comparación con los niños (tabla 3); esta particularidad
evidencia que los cambios físicos y psicosociales que caracterizan la
adolescencia producen reacciones diferenciadas según el sexo, con
consecuencias de mayor prejuicio para las mujeres.
No obstante, en los relatos de las mujeres que comenzaron a
vivir en calle durante la adolescencia, aparecen otros escenarios de
violencia, fuera del ámbito familiar, que causaron este fenómeno,
también influenciados por las relaciones sociales de sexo, ya que,
como afirma Saffioti (2011) “el patriarcado no incluye apenas la
familia, si no que atraviesa la sociedad en su totalidad” (p. 47. Tra-
ducción propia).
Por lo tanto, al reconocer el contexto especifico de la realidad
colombiana atravesada por el conflicto armado interno, se eviden-
cia que las dinámicas de opresión sexual y social sobre las mujeres
se agudizan en territorios periféricos donde la presencia de atores
armados representa un riesgo adicional; como es el caso de Helena,
que fue desplazada de Arauca (región del norte del país fronteriza
con Venezuela) por ser mujer:
En calle —estoy — desde los 16 años porque soy desplazada de
Saravena-Arauca por causa de la guerrilla. En Arauca, mi vida
era normal […] pero pasa que, como cualquier niña de pueblo,
si no colaboraba con la milicia pues me tocaba irme del pueblo,

190 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


fui la única de mi familia que tuvo que irse. Si me quedaba me
tocaba irme pa´l monte porque como yo era toda extrovertida,
alegre, me gusta bailar, salir a la calle y todo eso entonces, o
me quedaba quieta como un monja o me tocaba irme para la
guerrilla (Información verbal. 30 octubre 2019)
Aunque hay diferentes formas en las que las niñas y adoles-
centes fueron afectadas por el conflicto armado, como es el caso del
reclutamiento forzado que registra Helena como uno de los dos
únicos caminos que tenía en la adolescencia en está región(5); ella
coloca atributos sobre su comportamiento en cuanto mujer, donde
“como para cualquier otra niña de pueblo” al ser extrovertida y estar
constantemente en la calle, queda aún más expuesta a intereses de
los grupos armados, dejándoles como únicas opciones “quedarse
quieta como una monja o irse a la guerrilla”. Dicotomía que atraviesa
la realidad de las mujeres en la sociedad patriarcal donde, a partir
del siglo XIX, la conducta de las mujeres está dividida entre la mujer
placer y la mujer sagrada (BERMÚDEZ, 1993).
Dentro de esta dicotomía se identifica otra condición, cons-
titutiva de la división sexual del trabajo, que influencia la vida de
las mujeres que habitan calle desde la adolescencia, se trata del
desarrollo de la capacidad reproductiva. Aunque el embarazo ado-
lescente no es considerado por la mayoría como causa directa para
la habitabilidad de calle, según sus relatos, se identifica que de las 24
mujeres entrevistadas, el 87.5% (21 mujeres) afirman ser madres, de
las cuales el 57% (12 mujeres) confirmaron que su primer embarazo
fue entre los 12 y 18 años. Esta realidad trajo consigo una serie de
consecuencias que devienen en presiones sociales, familiares y psi-
cológicas que, anudadas a otras problemáticas entrelazadas en sus
historias, las afectan al punto de incidir como causa del fenómeno, ya
que el embarazo adolescente es una realidad paralela al consumo, a
la alteración de sus proyectos de vida y al abandono de los estudios.
Cuando tuve mi primera niña trabajé con la familia de mi ma-
rido, me interné como doméstica […] por lo que era menor de
edad, pero ya trabajé por `bobita`, porque mientras que yo no

(5)  Según el informe Una guerra sin edad: informe nacional de reclutamiento y utilización
de niños, niñas y adolescentes en el conflicto armado colombiano del Centro Nacional de
Memoria Histórica y otros, para 2017 se encuentra que el 26% de los casos registrados
históricamente sobre esta modalidad fueron de niñas y adolescentes mujeres,
considerando la posibilidad de un grande sub-registro al respecto.

Miradas Acerca da América Latina 191


hubiera tenido mi hija, yo sé que mi madre a mí no me hubiera
puesto a trabajar, pero me tocaba coger responsabilidad como
madre (Adriana. Información Verbal. 01 octubre 2019)

Yo tengo 3 hijos y tuve 3 parejas, pero las 3 parejas andan en


la calle, andan en el mundo de la droga; los 3 hijos me lo quitó
bienestar familia, como andaba en la droga, no sabía qué hacer,
no me hallaba, cómo voy a mantenerlos, por eso me los quitó
bienestar familiar, por andar en el mundo de las drogas (Martha.
Información verbal. 23 octubre 2019)

Fue a los 18 años que yo tuve un hijo, mi hijo se murió con 5


días de nacido, ahí fue cuando yo empecé a fumar, […] uno
se engaña a sí mismo y cree que consumiendo va a arreglar el
problema que tuvo y mentiras porque uno esta es teniendo un
problema peor. (Diana. Información verbal. 6 noviembre 2019)
El embarazo adolescente es una preocupación mundial, la
Organización Mundial de la Salud (2012) identifica la relación di-
recta entre este fenómeno y la disminución de calidad de vida en
las jóvenes que lo enfrentan, señalando que el 95% de los casos se
registran en los países “en vía de desarrollo”. Por lo tanto, el emba-
razo adolescente revela una realidad estructural, pues al presentarse
con más frecuencia en territorios periféricos y afectar especialmente
a familias con menos recursos (FLÓREZ E SOTO, 2007), envuelve
contradicciones en los referentes producidos sobre la maternidad
en la sociedad patriarcal, pues aunque esta se idealiza como un rol
impuesto a las mujeres en tanto colectivo, se producen también
condiciones materiales de existencia que niegan este “ideal” a de-
terminadas mujeres.
De manera que, las nociones construidas sobre la maternidad
representan una carga histórica para las mujeres, consolidada en el
ideal de la mujer, esposa-domestica-madre (RAGO, 1985), que, sus-
tentando en el sistema sexo-género, atribuye características sociales
a la posibilidad reproductiva, donde la maternidad configura la
realización y el “deber ser” de la condición social de la mujer. Esta
noción es debatida por posicionamientos feministas decoloniales
y raciales que reflexionan sobre la realidad de mujeres negras,
históricamente reducidas a la explotación esclava (DAVIS, 1981),
y recientemente mujeres del sur global migrantes que trabajan en
el cuidado de familias ajenas, cuyos hijos propios quedan en sus

192 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


territorios, ante una maternidad impuesta que al mismo tiempo es
negada (PARELLA, 2003).
La realidad de las mujeres habitantes de calle no es ajena a esta
contradicción, pues parece que el ideal de maternidad se opone on-
tológicamente a sus condiciones materiales de existencia; mujeres
que, recordemos, en un alto porcentaje son madres adolescentes
Yo tenía que pensar cómo los iba a sostener, no podía tener un
trabajo estable ni nada por mi condición de vida social, aparte
había estado en calle, y tenía depresión, tuve una crisis de
neurosis pasiva, debido a eso no sabía qué hacer con mis hijos,
lo único que se me ocurrió fue pedirle protección a bienestar
familiar […] yo tuve mis hijos por la voluntad de mi marido, él
prácticamente me abuso para tener los hijos que tuvimos […]
él pensó que porque yo convivía con él entonces ya obligato-
riamente, él me decía que era una obligación que yo le diera un
hijo. (Alba. Información verbal. 9 octubre 2019)

Yo fui a pedir ayuda en bienestar familiar para que me tuvieran


a la niña, yo fui a que me le brindaran protección porque ya
estaba en embarazo de Laura, y no tenía trabajo, fue que la doc-
tora se enamoró de la niña, porque ella sin justificación alguna
me quito mi hija […] yo le dije, doctora, es que yo no vengo a
regalarla! ustedes son la institución que protege la infancia y la
adolescencia cierto? me dijo que si, entonces yo le dije: como me
va a decir usted que le de mi hija! estoy en embarazo, necesito
ubicar una casa, un buen trabajo, todo para poderlas tener a las
dos, y de una me lo dijo, así sin dolor: vea yo no voy a descansar
hasta quitarle esta niña a usted, porque usted no es una madre
apta para esta niña (Lina. Información verbal 22 octubre 2019)

La relación identificada entre las edades de las mujeres que


comenzaron a habitar calle y los motivos que las llevaron a esta
situación, permite reconocer que la adolescencia es un estado de
vulnerabilidad particular, cuyos efectos en las mujeres envuelven
la dicotomía entre el sujeto infantil y el sujeto adulto respecto a la
consolidación de demandas sociales de sexo específicas. Por lo tanto,
se presentan prácticas de abuso de autoridad justificadas en la visión
infantilizada de esta fase, tanto en el ámbito familiar como en otros
escenarios y, simultáneamente, aparecen atribuciones sexuales sobre
los cuerpos de las mujeres, que se manifiestan en fenómenos como
el embarazo adolecente.

Miradas Acerca da América Latina 193


Por su parte, en los relatos de las mujeres que comenzaron la
vivencia en calle durante la infancia (5 a 11 años), la responsabili-
dad de esta situación es atribuida a problemas en las familias, las
cuales, comparten condiciones socioeconómicas precarias, donde
el cuidado y la maternidad eran procesos secundarios en relación a
las necesidades materiales para la sobrevivencia del núcleo familiar.
Además, esta realidad coexiste con la persistencia de violencias
contra las mujeres que se perpetran en toda la estructura familiar,
así, aparece la historia de Dora que fue abandonada a los 5 años
en calle, por ser producto de una violación; Luz Dary que vive en
calle desde los 9 años, debido a un abuso sexual cometido por un
integrante de la familia con conocimiento y aprobación de la misma;
y Martha que sufría violencia por parte de la mamá que, según ella
explica, es consecuencia de ser la única hija mujer.
En el caso de las mujeres entrevistadas cuya trayectoria en
calle empezó desde los 19 años (45.8%), jóvenes (7) y adultas (4),
se encuentran motivos agrupados, en orden descendiente, en las
siguientes categorías: consumo de sustancias psicoactivas (SPA),
pobreza, relaciones sexo-afectivas dependientes, conflictos familiares
y migración.
En primer lugar, el consumo, sea como causa o efecto, es una de
las realidades más asociadas a la habitabilidad de calle; en Colombia
por ejemplo, la población habitante de calle aumentó su presencia
en las ciudades de forma simultánea al crecimiento del narcotráfico
y del conflicto armado (RUIZ; HERNANDEZ y BOLAÑOS, 1998).
Los impactos del consumo en la realidad de esta población
han sido prioridad en el abordaje institucional y académico que
ha tenido el fenómeno, generando vacíos en la comprensión de
esta realidad; por eso, existen propuestas académicas que buscan
identificar la relación entre el consumo de drogas y las relaciones
sociales de sexo, donde se reconoce el consumo como un escenario
masculinizado, con impactos diferenciados en la vida de mujeres y
hombres (ROMO; CAMAROTTI, 2015).
En efecto, el consumo de SPA es un relato constante en las
entrevistas, todas las mujeres entrevistadas registran haber tenido
o aún tener prácticas de consumo. Este aspecto las afecta de dife-
rentes formas, sea indicado como causa para habitar en calle, como
es el caso de la mayoría de las mujeres que habitan calle desde la

194 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


juventud y adultez; o sea como factor de permanencia y estrategia
de sobrevivencia, pues algunas afirman que “sin consumir no se
puede vivir en la calle”. En el sentido de la sobrevivencia, es ade-
más entendido como una válvula de escape de los problemas tanto
familiares, como sexo afectivos y sociales. Todas estas características
del consumo pueden aparecer simultáneamente en el relato de una
misma mujer.
Antes de consumir todo es bonito, después del consumo, em-
piezan las malas amistades, la familia empieza a sacarle a uno
el cuerpecito, y cuando uno se da cuenta ya se ve involucrado
en el vicio, ya perdió todo, entonces toca irse a pagar pieza o ir
a habitar la calle. (Orfali. Información verbal. 30 octubre 2019)

Una vez yo salí de pelea con el papá de mis hijas, yo lo amaba,


para mí era todo, era todo en mi vida y nos separamos, y yo no
tomaba ni vino ni siquiera, por eso a mi familia le pareció raro
porque empecé con las drogas de la noche a la mañana (Adriana.
Información verbal. 01 octubre 2019)

Unas amigas […] se venían para acá para Bogotá a prostituirse,


y un día que mi papá me pego re duro, re duro, y yo llorando
les dije que me trajeran para acá, y ellas me trajeron y aquí me
quedé, y aquí fue donde aprendí a fumar, donde cogí el vicio
(Yessica. Información verbal. 01 de noviembre 2019)

El papá de mi hijo era mucho mayor que yo, él tenía 42 años y


yo tenía 15 años, caí a la droga muy pelada y nunca pensé que
de expenderla a consumirla es peor. El papá de mi hijo ya era
jíbaro, entonces yo con él veía la comodidad de no tener que
robar o prostituirme por una traba y todo esto me lleva a 15
años de habitabilidad en calle (Paula. Información verbal. 23
de octubre 2019)

Se registran también tendencias en los procesos que las lleva-


ron al consumo, así el 37.5% de las mujeres afirma que comenzaron
a consumir por persuasión de sus compañeros sentimentales o
también como consecuencia de engaños y problemas vivenciados
en los relacionamientos. Otras relataron consumir influenciadas
por: amistades; problemáticas de abuso físico y sexual perpetrado
al interior de la familia; situaciones de abandono y desesperación;
migraciones forzadas a la ciudad donde no fueron acogidas por
ninguna red familiar o institucional y terminaron deambulando por
las calles; y otras por estar en el contexto de la prostitución.

Miradas Acerca da América Latina 195


Según la información registrada en el último censo de habitabi-
lidad de calle de Bogotá (DANE, 2017), el consumo es considerado
la principal razón para comenzar a habitar calle (38.3%); así, por ser
simultáneamente causa y consecuencia del fenómeno, es común que
se coloque el consumo como el problema principal de esta situa-
ción, desconsiderando incluso la responsabilidad de los contextos
de violencia y desigualdad que caracterizan la realidad de estas
mujeres. En consecuencia, aparece en sus relatos un sentimiento de
culpa reiterativo, donde el consumo, aspecto material más visible
del fenómeno, es interpretado como castigo producto de elecciones
individuales.
Otra de las realidades que impacta la situación de las muje-
res habitantes de calle de Bogotá, es la migración; según el censo
citado, el 40% de esta población es procedente de otras regiones
del país; en el caso de las mujeres entrevistadas, 10 de ellas, o sea,
el 41.5%, son de regiones diferentes a Bogotá. Por su parte, la ma-
yoría de los motivos asociados a la migración están relacionados
con situaciones familiares marcadas por el abuso de autoridad
masculina y el maltrato físico que las coaccionó a huir solas de
casa y de sus ciudades, con la perspectiva de encontrar cambios y
oportunidades en Bogotá.
Yo era la hija menor, tenía 25 años, y en la costa hacían muchos
bailes, se llaman caseta, me gustaba mucho bailar y mi papá
no me dejaba, yo me escapaba, y cuando llegaba a casa él me
golpeaba mucho. Por el maltrato, me vine con unas amigas para
Bogotá, y acá lo primero que pise fue el barrio Santa Fe en el
centro, la zona de tolerancia, y me quede ahí, todo el tiempo
trabajando en la prostitución. (Yessica. Información verbal. 01
noviembre 2019)

Desde los 13 años, yo me vine (del Valle del cauca) por proble-
mas familiares, un tío llegó a la casa, yo vivía con mi abuelita
y estábamos bien y llego de donde él vivía […] yo comencé a
no hacerle caso y me pegaba, me colgaba en un palo, un palo,
un palo de árbol de mango, me colgaba así de las manos y me
pegaba, me daba látigo, me metía al tanque. Yo viví mala vida
con él, sí. (Patricia. Información verbal. 02 octubre 2019)

[…] en el pueblo no me amañaba, no veía futuro, no veía opor-


tunidades, mi familia no invertía en mi estudio. Vine a donde

196 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


mis tías, a ayudar a hacer oficio desde muy niña, defenderme,
después a trabajar, desde muy pollita trabajaba yo […] cuando
estaba más joven vinieron uno japoneses y nos dijeron sobre
un viaje, no creía que era trata de blancas sino un viaje como
bailarina y esas cosas, yo viajé. (Ana. Información Verbal. 10
octubre 2019)

Me vine de Cartagena a los 20 años porque estaba embarazada


y vine a buscar al papá del bebé, yo vine a buscarlo aquí, para
una ciudad donde uno no conoce a nadie y cuando lo encontré
él tenía esposa acá y no respondió por el bebé (Mary Luz. In-
formación verbal. 11 octubre 2019)

Aparecen también, en menor proporción, casos de migración


forzada producto del conflicto armado, 3 de las 10 mujeres proce-
dentes de otras regiones sitúan relatos relacionados. El padrón es
verse obligadas a migrar solas a Bogotá, donde no cuentan con redes
de apoyo, como ilustra María: “llegué acá a Bogotá en situación de
desplazamiento, vivía en pagadiario, subsistía vendiendo cositas en
la calle y pues por cosas de la vida y la descomposición psicológica
entonces termine rodando por ahí en la calle” (Información verbal.
02 noviembre 2019). Así, al llegar a la ciudad recurren inicialmente
al centro, donde se concentran las actividades informales que des-
empeñan para sobrevivir, contexto que las aproxima gradualmente
a la realidad de la calle.
Aunque la migración, como causa de la habitabilidad de calle,
representa apenas el 1.5% de 6.946 casos registrados (DANE, 2017),
un porcentaje significativo de las mujeres entrevistadas señala que
la migración, voluntaria y forzada, coexiste con otras problemáticas,
cuyo sincronismo es determinante para la situación de calle.
Así mismo, en relación a la distribución social del espacio,
además de las mujeres habitantes de calle migrantes, se encuentra
que las mujeres provenientes de Bogotá comparten condiciones de
vida en territorios marginalizados dentro de la ciudad; quienes,
antes de habitar calle, vivían, en su totalidad, en barrios periféricos
caracterizados por albergar familias de bajos ingresos. Esta dinámica
dialoga con la configuración histórica de la ciudad y la organización
del espacio urbano, en cuanto centralización de derechos y produc-
ción simultanea de espacios precarios (LEFEBVRE, 1968).

Miradas Acerca da América Latina 197


Por lo tanto, la habitabilidad de calle representa un desafío
para pensar el derecho a la ciudad, pues se trata de mujeres que, aún
antes de habitar calle, ya ocupaban espacios precarizados, siendo
restringidas de la morfología material de la ciudad, y al mismo tiem-
po limitadas para acceder a la morfología social(6). En este contexto,
el acceso a la educación por ejemplo, es considerado un indicador
básico en la definición del derecho a la ciudad, que encarna también
una expresión de la división social de clases.
El cuestionamiento a las funciones de la educación formal en la
organización de la ideología dominante de la sociedad capitalista, es
un tema ampliamente abordado por el pensador crítico Paulo Freire
(1970). Esta perspectiva reconoce que la educación formal es útil a
la manutención de las relaciones de clase, pues preserva y justifica
relaciones de opresión; por tanto, comprendiendo los cometidos de
este debate, se considera el nivel de escolaridad como referente para
analizar las relaciones sociales de clase.
Así, se identifica que 20 de las 24 mujeres entrevistadas, o sea,
el 83%, no tienen educación media, de ellas, 14 apenas llegaron a la
educación primaria, y otras 6 nunca estudiaron. Las razones que ellas
exponen para explicar el abandono de los estudios son: consumo,
generalmente asociado a problemas familiares; embarazo adoles-
cente; trabajo infantil, especialmente relacionado con actividades
domésticas y de cuidado; dificultad para adaptarse al ambiente
escolar; contexto de socialización hostil; y migración forzada.
Cabe mencionar que, del total de las mujeres entrevistadas,
solamente 6 señalaron una pertenecía étnico/racial especifica: 4
afrodescendientes y 2 indígenas, de ellas 5 son migrantes inter-re-
gionales y, en relación al nivel de escolaridad, 3 relataron no haber
concluido la educación media y 2 nunca estudiaron(7). Aunque se

(6)  La distinción entre morfología social y morfología material en la configuración


de la ciudad moderna es elaborada por el sociólogo Henri Lefebvre (1968) para
diferenciar dialécticamente el escenario urbano como centralización de instituciones
y relaciones sociales, del espacio físico industrializado.
(7)  Así, según el observatorio nacional de asuntos de género (2013), el nivel de
alfabetización de las mujeres afrodescendientes es de 89%, dos puntos debajo del
índice nacional. Ahora, si la información disponible sobre la realidad general de
las mujeres habitantes de calle es un desafío, encontrar registros estadísticos de los
impactos de la pertinencia étnica en el fenómeno es aún más complejo.

198 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


comprende que todas las mujeres entrevistadas habitan cuerpos
racializados, pues, reconociendo el concepto de “mujeres de color”,
existe una subalternidad histórica dentro de relaciones sociales de
sexo, clase y coloniales que atraviesan la realidad latino-americana.
El panorama de pertenencia étnico/racial ilustra la trama de relacio-
nes de desigualdad que convergen en la realidad de los cuerpos de
las mujeres negras e indígenas que, como afirma Crenshaw (1991),
permite politizar las violencias ejercidas en su contra.
Por su parte, dentro de las categorías de caracterización
consideradas desde la interseccionalidad, se sitúan también las ocu-
paciones y actividades que se desarrollaban antes de habitar calle,
como elemento de análisis que vislumbra la realidad de las mujeres
entrevistadas respecto a la división sexual del trabajo, siendo así un
criterio básico en la compresión de su lugar dentro de las relaciones
sociales de clase.
Como ilustra el gráfico 1, en el transcurso de las entrevistas
fueron identificados 6 tipos de ocupaciones, aclarando que, estas
mujeres no desarrollaban una única actividad y, por el contrario, el
83.3% (20 mujeres) desempeñaban 2 o más actividades.

La actividad que más desarrollaban las mujeres antes de


habitar calle era el trabajo doméstico no remunerado, referido a
labores de cuidado y limpieza al interior de sus familias, algunas
desde la infancia; seguida por el trabajo informal especialmente
en ventas ambulantes; después se encuentra el trabajo doméstico

Miradas Acerca da América Latina 199


remunerado que se ejerce también desde temprana edad, como
aparece a continuación:
Desde los 9 años trabajó, lavando ropa, planchando, puliendo
piso, arreglando baños en casas de familia (Lina. Información
verbal. 22 octubre 2019)

Mi mamita fue empleada de servicio, ella me llevó hasta San


Andrés islas a trabajar en una casa de servicio, mi mamita me
sacó adelante. Yo empecé a trabajar como desde los 10 años
(Orfali. Información verbal. 30 octubre 2019)

[…] empecé a laborar a los 8 años de edad, tuve que trabajar


para ayudar a mis hermanos menores, yo era la mayor de las
mujeres. Por ser la mujer mayor de la casa tuve que tomar esa
responsabilidad […] entonces yo trabajaba de 5 am a 10 pm,
haciendo las labores domésticas para recibir un sueldo de
$30.000 mensuales, que mi mamá tomaba para pago de arrien-
do y alimentación de mis hermanos, de los 8 a los 10 años no
recibía sueldo por ser menor de edad, el decir de las personas
era que todavía no tenía experiencia laboral, más sin embargo
me hacían trabajar. (Alba. Información verbal. 09 octubre 2019).

A partir de estas declaraciones se identifica que el trabajo do-


méstico remunerado es desempeñado en condiciones irregulares,
que evidencian el vacío existente en Colombia para su reglamenta-
ción y formalización (ANDERSON, 2009). Además es una actividad
concentrada en mujeres de bajos recursos, según el DANE, en 2016,
el 72,4% de las trabajadoras domésticas eran de estratos socioeconó-
micos bajos, situación que dialoga con las realidades aquí esbozadas
de las mujeres entrevistadas.
Este panorama evidencia que la mayoría de ocupaciones que
tenían estas mujeres antes de habitar calle, se desempeñaban en
condiciones precarias, así, por ejemplo, el trabajo doméstico remu-
nerado, el trabajo informal y la prostitución suponen inestabilidad
económica y falta de reconocimiento de derechos laborales, cuyo
porcentaje es bastante representativo en contraste con apenas el 4%
registrado en empleo formal. Además de precarizadas socialmente,
la mayoría de estas actividades han sido históricamente asignadas
a las mujeres, por lo cual, se reafirman padrones de desigualdad
establecidos en la apropiación de su trabajo y sus cuerpos, como

200 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


parte de la configuración estructural de relaciones de dominación
patriarcales, justificadas en la división sexual del trabajo.

Consideraciones finales

Los elementos desarrollados nos permiten comprender holísti-


camente, a partir de la interseccionalidad, que existen características
de precarización de la vida que estas mujeres comparten incluso
antes de habitar calle, las cuales son ignoradas cuando se analiza el
fenómeno de la habitabilidad en calle como un todo. En el último
censo de Bogotá, por ejemplo, las causas de la habitabilidad de calle
no se desagregan por sexo, lo cual desconoce las vivencias especí-
ficas, aquí identificadas, que inciden en la habitabilidad de calle de
estas mujeres, como lo son: el embarazo adolescente, las relaciones
familiares violentas basadas en una distribución desigual del tra-
bajo doméstico, relaciones sexo-afectivas dependientes y violencias
contra las mujeres.
Este panorama evidencia que la lectura de la realidad de las
mujeres habitantes de calle no puede reducirse a las condiciones
de pobreza, de género, o de raza, de forma aislada, ya que es una
situación que se concentra en los polos marginalizados de las rela-
ciones de dominación históricas; son así mujeres de color, de clase
trabajadora, cuyas condiciones materiales de existencia, cercadas
por problemas familiares, mercados ilícitos de consumo y relaciones
de violencia; encubren en realidad la desigualdad estructural que
actúa en la totalidad de la sociedad capitalista, patriarcal y colonial.

Referencias

ANDERSON, J. Invertir en la familia: factores preventivos y de vul-


nerabilidad frente al trabajo infantil doméstico en familias rurales
y urbanas de Colombia, Paraguay y Perú. En: VALENZUELA, M.
y MORA, C. Trabajo doméstico: un largo camino hacia el trabajo
decente. Santiago-Chile, Oficina Internacional del Trabajo, 2009. p.
233-260.
BAUER, M.; GASKELL, G. Pesquisa qualititiva com texto imagem
e som. Um manual prático. 7. ed. Petrópolis: Vozes, 2008.

Miradas Acerca da América Latina 201


BERMUDEZ, S. El Bello Sexo La mujer la familia. Y durante el
Olimpo Radical. Bogotá-Colombia: Universidad de los Andes, 1993.
CENTRO NACIONAL DE MEMORIA HISTÓRICA. Una guerra
sin edad: informe nacional de reclutamiento y utilización de niños,
niñas y adolescentes en el conflicto armado colombiano. Bogotá/
Colombia: Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017.
CISNE, M. Gênero, Divisão Sexual do Trabalho e Serviço Social.
2 ed. São Paulo: Outras Expressões, 2015.
CRENSHAW, Kimberle (1991). “Cartografiando los márgenes. Inter-
seccionalidad, políticas identitarias, y violencia contra las mujeres
de color”. En: PLATERO, R Ed. Intersecciones: cuerpos y sexuali-
dades en la encrucijada. Temas contemporáneos. España: Edicions
Bellaterra, S.L. p. 87-122, 2012.
DAVIS, Angela. (1981) Mulheres, raça e classe. Tradução Heci Re-
gina Candiani. 1. ed. São Paulo: Boitempo, 2016.
DANE — Departamento Administrativo Nacional de Estadística.
Censo de habitantes de calle — Bogotá. 2017. Disponible en: <https://
www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/demografia-y
-poblacion/censo-habitantes-de-la-calle-bogota> .Acceso en: mayo
2019.
______ . Gran Encuesta Integrada de Hogares, 2016. Disponi-
ble en: <http://microdatos.dane.gov.co/index.php/catalog/427/
get_microdata>.
ENGELS, Friedrich (1884) El origen de la familia, la propiedad
privada y el estado. Archivo digital Marx-Engels de la Sección en
Español. Disponible en: <www.marxists.org>. 2017.
FAUR, Eleonor. ¿Escrito en el cuerpo? Género y derechos huma-
nos en la adolescencia. En: CHECA, Susana. Género, sexualidad y
derechos reproductivos en la adolescencia. Buenos Aires: Paidós-
Colección Tramas Sociales, 2003.
FEDERICI, S. (2012) Revolución en punto cero. Trabajo doméstico,
reproducción y luchas feministas. Madrid-España: Traficantes de
sueños, 2013
FLÓREZ, C.; SOTO, V. Fecundidad adolescente y desigualdad en
Colombia. Notas de Población, n. 83, Santiago de Chile: CEPAL,
p. 41-74, 2007.

202 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


FREIRE, Paulo. (1970) Pedagogia do oprimido. 17. ed. Rio de Janeiro:
Paz e Terra, 1987.
HIRATA, Helena; KERGOAT, Danièle. Novas configurações da
divisão sexual do trabalho. Cad. Pesquisa, São Paulo, v. 37, n. 132,
p. 595-609, 2007.
LEFEBVRE, H. (1968) El derecho a la ciudad. Barcelona: Península,
1978.
LUGONES, María. Colonialidad y género. Tabula Rasa, Bogotá,
n. 9, p. 73-101, 2008.
NICHOLSON, Linda. Interpretando o género. Revista de Estudios
Feministas, Universidade Federal de Santa Catarina, v. 8, n. 2, 2000.
OBSERVATORIO NACIONAL DE ASUNTOS DE GÉNERO.
Algunos factores asociados a la violencia contra las mujeres afro-
descendientes, negras, raizales y palenqueras (ANRP). Bogotá
Colombia, 2012-2013.
ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD. Boletín: Prevenir
el embarazo precoz y los resultados reproductivos adversos en
adolescentes en los países en desarrollo: las evidencias. 2012. Dis-
ponible en: <https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/78253/
WHO_FWC_MCA_12_02_spa.pdf?sequence=1>.
PARELLA, Sònia. Mujer, inmigrante y trabajadora, la triple dis-
criminación. Barcelona: Anthropos, 2003.
RAGO, M. Do Cabarté ao Lar. A utopia da cidade disciplinar. Brasil
1890-1930. 2. ed. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1987.
ROMO, N.; CAMAROTTI, A. Haciendo género em um mundo de
varones: el consumo de paste base de cocaína entre las mujeres de
la ciudad de Buenos Aires. Argentina: La Aljaba. Segunda época,
v. XIX, 2015.
RUIZ, Javier; HERNANDEZ, José; BOLAÑOS, Luis. Gamines, ins-
tituciones y cultura de la calle. Bogotá: Corporación Extramuros/
Ciudad y Cultura, 1998.
SAFFIOTI, Heleieth. Gênero, patriarcado violencia. Versión reim-
pressa. São Paulo: Graphium, 2011.

Miradas Acerca da América Latina 203


Capítulo 10

Mujeres Inmigrantes Bolivianas en la


Industria Textil, São Paulo — Brazil;
“Esclavas de la Moda”

Valéria Oporto Lucero(1)


Liliane Capilé Charbel Novais(2)

Introducción

América Latina el mercado de trabajo evidencia fuertes


desequilibrios que se muestran a través de las elevadas tasas de
desempleo y de la baja calidad que estos tienen. En este contexto,
las mujeres enfrentan mayores dificultades para insertarse en el
mercado de trabajo y cuando lo hacen experimentan condiciones
deplorables que son traducidas en diferentes formas de discrimi-
nación y segmentación.
Entonces, la inmigración desarrolla un desplazamiento es-
pacial, porque no puede satisfacer todos sus criterios personales
o no hay oportunidades en la vida. Su objetivo es buscar mejores
oportunidades de vida para las personas, ya sea porque no cumplen

(1)  Assistente Social, Mestrado em Política Social no PPGPS/ICHS/UFMT, PAEC


OEA-GCUB 2017.
(2)  Professora Associada do Departamento de Serviço Social e do PPGPS/ICHS/
UFMT. Mestrado e Doutorado em Serviço Social, Pós-Doutorado em História.

204 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


con todos sus criterios personales. Michael Kearney y Bernadette
Becerra, quienes definen la migración como “un movimiento que
cruza un límite significativo es definido y mantenido por ciertos
regímenes políticos de un período determinado, que afectan formal
o informalmente la identidad del individuo”.
Para Juliana Bueno es fundamental que los gobiernos, en to-
dos los niveles -local, estatal y federal- así como el sector privado,
ofrezcan atención especial a los inmigrantes.
Es necesario fortalecer el entendimiento entre todos y todas
para tener claro que las migraciones son algo que beneficia al
país, a nuestras ciudades. Que la integración sociocultural nos
ayuda producir más y a desarrollarnos mejor, siempre y cuando
pongamos en práctica políticas públicas que busquen acoger
esas personas y no dejarlas en situación de vulnerabilidad. La
migración es una realidad, la migración femenina más todavía.
(BORGES, 2019).

Al comprender el desmedro que existe en el mercado laboral


hacia las mujeres es posible llevar esto al contexto histórico y actual-
mente en crecimiento como lo es la inmigración, la que sin duda, es
uno de los fenómenos sociales más importantes de nuestros días,
y que en este momento tiene una creciente internacionalización,
globalización y diversificación de los flujos migratorios, en donde la
feminización es, asimismo, otra de sus características, en la que las
mujeres son una parte importante. Tanto mujeres, como hombres,
inmigran siguiendo motivaciones muy diversas, que en el caso de
las mujeres no puede ser reducido al deseo de seguir a sus esposos,
hasta ahora protagonistas del proyecto migratorio. El concepto de
reagrupación familiar es, sin duda, uno de los principales motivos
de muchos proyectos migratorios femeninos, pero también lo es
para muchos hombres que deciden seguir a sus esposas, pioneras
de muchos procesos migratorios internacionales. De hecho, la in-
migración femenina supera a la masculina en aproximadamente la
mitad de los países a nivel mundial, esto según un estudio realizado
por United Nations, 2012.
A monogamia foi um grande progresso histórico, mas, ao mes-
mo tempo, iniciou, juntamente com a escravidão e as riquezas
privadas, aquele período, que dura te nossos dias, no qual
cada progresso e simultaneamente um retrocesso relativo, e o

Miradas Acerca da América Latina 205


bem-estar e o desenvolvimento de uns se verificam as custas da
dor e da repressão de outros. E a forma celular da sociedade civi-
lizada, na qual já podemos estudar a natureza das contradições
e dos antagonismos que atingem seu pleno desenvolvimento
nessa sociedade. (ENGELS, 2012, p. 87).

Las formas de discriminación actuales hacia la mujer en el


aspecto laboral son cada vez más sutiles y muchas veces omitidas,
ya que si bien la legislación de muchos países de Latinoamérica
tiene puntos referidos a este tema de una u otra forma sigue siendo
un tema, tanto para las mujeres como para los estados, el actual
crecimiento de familias monoparentales es uno de los factores que
influye directamente a ambos, ya que por una parte están las mujeres
responsables económicamente de otros (hijos, padres, etc.) y por otro
lado está el estado, quien tiene la obligación de respetar y garantizar
los derechos y libertades reconocidos en dichos instrumentos a todas
las personas sujetas a su jurisdicción, por lo que se ve sobre pasado
en cuanto a personas “no productivas” dentro de su territorio.

1. La participación del trabajo femenino en América Latina

La última edición del informe Panorama Laboral que publica


la Oficina Regional de la OIT destacó que tras un constante au-
mento en los últimos años la tasa de participación de las mujeres
en la fuerza laboral llegó a 49.5%, y la tasa de ocupación a 45,5%,
aunque aún son inferiores a las de los hombres que tienen tasas de
71,3% y 67,3% respectivamente. Ellas son parte importante de la
fuerza productiva mundial, lo que hace que la discriminación y la
falta de igualdad en cuanto a los derechos de los trabajadores sea
un problema cada vez mayor, ya que según El Panorama Laboral
también mostro que es mayor la proporción de mujeres, 53,7%,
que la de hombres. 47,8%, que están trabajando en condiciones de
informalidad, lo cual habitualmente implica bajas remuneraciones
y condiciones laborales precarias.
Si entendemos la inmigración como un fenómeno creciente
debido a las diferentes condiciones en cada país, podemos entender
esto como un problema social, que nos lleva a ver a las mujeres como
un representante fundamental de este fenómeno.

206 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Cualquiera que conozca algo de la historia sabe que los grandes
cambios sociales son imposibles sin el fermento femenino. El
progreso social puede medirse exactamente por la posición
social del sexo débil (incluidas las feas). (MARX, 1970, p. 10).

Al realizar un análisis podemos identificar la discriminación


de género existente en cuanto a temas laborales, entendiendo el
crecimiento que ha tenido la mujer en cuanto al área laboral y el
aporte de esta misma en cuanto al desarrollo económico de cada
país ya que actualmente es casi la mitad de la fuerza productiva, lo
que debería ser suficiente para generar legislaciones de protección
a la discriminación en aspectos de género, la mayoría de los países
de América Latina tiene lineamientos generales en cuanto al tema
pero no son suficiente, ni claros como para evitar dicha discrimi-
nación. Para lo que entidades internacionales como la OIT genera
un mandato para promover la igualdad entre mujeres y hombres
en el mundo del trabajo está consagrado en su Constitución y fue
proyectado en las normas internacionales del trabajo pertinentes. Los
cuatro Convenios clave de la OIT son: el Convenio (núm. 100) sobre
igualdad de remuneración (1951), el Convenio (núm. 111) sobre
la discriminación en el empleo y la ocupación (1958), el Convenio
(núm. 156) sobre los trabajadores con responsabilidades familiares
(1981) y el Convenio (núm. 183) sobre la protección de la maternidad
(2000). Los Convenios 100 y 111 también se cuentan entre los ocho
Convenios fundamentales de la Declaración de la OIT relativa a los
principios y derechos fundamentales en el trabajo.
Esta clase de documentos intenta generar una igualdad de
condiciones entre hombres y mujeres en temas de trabajo que son
necesarios frente a un sistema que sigue siendo patriarcal. Asimismo,
siguen existiendo otra serie de factores que deben ser atendidos y
analizados con mayor detalle, como, por ejemplo, la presente y per-
manente discriminación salarial, una de las expresiones más sutiles
de las nuevas formas de discriminación indirecta, a la que se añade
un viejo problema, el acoso sexual en el lugar de trabajo, que la ma-
yor presencia de las mujeres en el mercado está haciendo emerger.
Las nuevas formas de discriminación indirecta hacer olvidar
la segmentación del mercado laboral, las que muestran la existen-
cia de una fuerte fragmentación en el trabajo femenino. Por una
parte, a través de la presencia de un reducido pero significativo

Miradas Acerca da América Latina 207


grupo de mujeres presentes en el segmento privilegiado, con tra-
bajos altamente cualificados y probablemente con fuertes costos de
masculinización en su proyecto de vida (abocadas a centrar su vida
unidimensionalmente en torno a la profesión). Y por otra, a través
de la creciente presencia de una mayoría de mujeres en los segmen-
tos no privilegiados, protagonistas de diversos tipos precariedad,
abuso e informalidad laboral entre otros. En ambos grupos se sabe,
además, que se dan menores salarios y mayores niveles educativos
que en los de sus homólogos masculinos.
Otra forma de discriminación tiene que ver con la edad de la
mujer, ya que para los empleadores una mujer en etapa fértil es un
peligro a su producción, esto es visualizado solo para la mujer, no
visibilizando el rol parental en los hombres y centrando la mirada
del mundo empresarial en la mujer y los costos en cuanto a los
beneficios de sus trabajadores, en este caso de sus trabajadoras, de-
jando completamente fuera las proyecciones de cada persona y solo
visualizando el aspecto biológico de cada persona, independiente
de la labor de cada persona en su trabajo, es decir que una mujer
se embarace o sea una posibilidad al empleador le genera costos,
dejando completamente de lado la producción diaria de esa persona.
Al entender a la mujer como protagonista al igual que el hom-
bre, podemos ver también las diferencias que existen en cuanto a
oportunidades de desarrollo laboral en cada país.
Al abordar este tema y centrarse en el área textil de São Paulo, la
capital de São Paulo aparece como una de las ciudades donde actual-
mente hay un fenómeno llamado por algunas corrientes “esclavitud
de la moda”, que afecta principalmente a las mujeres inmigrantes,
que se someten a trabajos que Violar los derechos laborales a los
derechos humanos, aquellos que trabajan en empresas textiles de
importantes marcas de ropa que mantienen a sus trabajadores en
condiciones precarias. Según estudios internacionales como la OIT
y la OEA, la industria de la moda ocupa el segundo lugar, junto
con la tecnología personal, la caña de azúcar, el cacao y el pescado,
como uno de los principales culpables de aprovechar este modelo
de trabajo, que afecta a unos 40 millones de personas. Gente alre-
dedor del mundo. El estado de la esclavitud moderna no queda
fuera de la discusión de género, ya que, desproporcionadamente,

208 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


las mujeres son las más afectadas: el 71% de los esclavos modernos
son mujeres y niñas.
Salarios más bajos para los mismos cargos, prejuicios, dificul-
tad para alcanzar altos cargos y la carga del trabajo reproductivo
no remunerado, son solo algunos de los obstáculos que tiene que
enfrentar la mujer en el mercado laboral. Una de las metas de la
Organización de Naciones Unidas para 2030 dentro de los obje-
tivos de desarrollo sostenible es la superación de las barreras que
impiden el empoderamiento de las mujeres alrededor del mundo,
y garantizar la igualdad de género. El desafío es aún mayor para
las más de 117 millones de mujeres inmigrantes en el mundo, en
Brasil 320 mil, que buscan en el trabajo en el extranjero un medio
para alcanzar una vida digna.
La moda, según el Índice Global de Esclavitud, representa
más de 100 mil millones de euros de los 300 mil millones gastados
en importaciones a los países del G20, principalmente a través de
la moda rápida. La ropa más arriesgada proviene de China, India,
Vietnam, Tailandia, Malasia, Brasil y Argentina (Esclavitud global,
2018).
Según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el ter-
minar con la desigualdad de género volvería las economías de los
países, más rentable. En algunas regiones del mundo, las pérdidas
en PIB (producto interno bruto) per cápita que podrían ser atribuidos
a la desigualdad de género en el mercado laboral alcanzar hasta el
27%. El FMI muestra que las mujeres representan cerca del 50% de la
población en edad activa, pero apenas el 40% de la fuerza de trabajo
global, esto a pesar del aumento de la participación de mujeres en
el campo laboral en las últimas dos décadas.
La industria de la moda es uno de los brotes mundiales más
importantes de la esclavitud moderna, y esto afecta principalmente
a las mujeres, lo que aumenta aún más cuando hablamos de mujeres
migrantes, por lo que es necesario analizar qué son las mujeres en
la legislación de cada país, en este caso Brasil, para la protección no
solo de los trabajadores migrantes, si no más específicamente para
las trabajadoras migrantes, un segmento que tiene una condición
que los expone a varios abusos y violaciones de derechos de una

Miradas Acerca da América Latina 209


manera extrema como los datos entregados previamente. La socie-
dad suele pasar por alto o invisibiliza a este segmento de mujeres, ya
que en la mayoría de las situaciones son mujeres sin documentación
o que pasan por este tipo de explotación con la responsabilidad de
mantener una familia, de modo que el análisis y la mejora de estas
condiciones se vuelven cada vez más urgente y necesario.
Los datos del Censo IBGE 2010 muestran que, de un total de
3,578,674 hogares permanentes registrados en el municipio, el 44.1%
tenía mujeres como cuidadoras. Este número representó un aumento
considerable en relación con el censo de 2000, cuando las jefas de
hogar representaban el 29,1% del total de hogares en São Paulo. Sin
embargo, se deben destacar algunas particularidades de este núme-
ro: • Entre las familias en las que la persona responsable no tiene
cónyuge y tiene un hijo, las mujeres representan una proporción del
88,3% de los hogares. Esto hace que estas mujeres, la mayoría de las
veces, sean las únicas responsables de la supervivencia familiar; lo
que, a su vez, contribuye a sus dificultades para complementar sus
estudios y realizar calificaciones profesionales; • En las familias con
ingresos per cápita de hasta ½ salario mínimo, las mujeres corres-
ponden al 50.5%, lo que indica, junto con los datos mencionados
anteriormente, tasas más altas de liderazgo entre las mujeres en
familias con mayor vulnerabilidad. En 2015, la proporción femenina
en la población económicamente activa total de la región metropo-
litana de São Paulo era del 46% del total de ocupados y del 50,5%
del total de desempleados (DIEESE, 2015). El ingreso promedio real
por hora de las mujeres correspondió a R $ 10,25, mientras que el
de los hombres fue de R $ 12,20 (DIEESE, 2015). Esto significa que,
en términos de ingresos promedio por hora en el municipio de São
Paulo, las mujeres reciben el equivalente al 84% que los hombres.
La popular Ley Maria da Penha (Ley 11.340 / 2006) es reco-
nocida por la ONU como una de las tres mejores legislaciones del
mundo en la lucha contra la violencia contra las mujeres. Resultó
de una lucha histórica de los movimientos feministas y de mujeres
por una legislación contra la impunidad en el escenario nacional de
violencia doméstica y familiar contra las mujeres.
En Brasil, la presencia de mujeres en el mercado laboral a au-
mentó en los últimos años y la Encuesta Nacional por Muestra de
Viviendas (PNAD) de 2014, realizada por el Instituto Brasileño de

210 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Geografía y Estadística (IBGE), muestra que las mujeres poseen una
media de ocho años de estudios, frente a siete años y medio de estu-
dio de los hombres. Aun así la desigualdad precisa ser superada. De
acuerdo con el Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (Ipea), los
hombres aún ganan más que las mujeres: en 2014, los hombres tenían
u salario medio de R$ 1.831, mientras las mujeres ganaban R$ 1.288.
Dentro de estas discriminaciones las mujeres negras tienen la menor
remuneración, con un salario medio de R$ 946, en comparación con
los hombres blancos el mayor salario medio, en cerca de R$ 2.393.
Históricamente, las mujeres tienen un papel en la sociedad
que tiene muchas pérdidas en muchas áreas de la vida y el trabajo
es uno de los que tienen el mayor número de derechos (autonomía
económica, estudios, derechos y deberes de maternidad, invalida-
ción, etc.). Visualice lo que se hace para reducir estas diferencias,
ya que también es exponer lo que las trabajadoras migrantes en São
Paulo viven.

2. Políticas Públicas para mujeres en São Paulo

En 2013, el alcalde Fernando Haddad creó la Coordinación


de Políticas para Migrantes, que tiene el desafío de expandir las
acciones existentes y orientar el tema de las mujeres inmigrantes
en la ciudad en todas las áreas del servicio público municipal,
especialmente con respecto a su acceso a la información. Servicios
básicos y servicios en las áreas de salud, educación y generación
de ingresos. Las directrices prioritarias de política pública para las
mujeres migrantes son:

• Capacitación / calificación de empleados públicos de hos-


pitales y UBS, sobre la peculiaridad de las diversas culturas
que buscan asistencia (conocimiento lingüístico y cultural).

• Realizar conferencias informativas sobre la salud de la


mujer.

• Garantizar la atención prenatal y el parto humanizado para


las mujeres migrantes en la red de salud del SUS.

• Garantizar el tratamiento y la prevención de la tuberculosis.

Miradas Acerca da América Latina 211


• Capacitación / desarrollo de capacidades para docentes y
funcionarios públicos en educación sobre los derechos de
los migrantes.

• Crear programas para combatir la discriminación contra la


diversidad cultural y la xenofobia en las escuelas.

• Crear y mejorar la red de información sobre dónde denun-


ciar la violencia doméstica contra las mujeres.

• Enfrentar y prevenir el tráfico de mujeres y drogas, ya que


São Paulo es parte de la ruta mundial del tráfico de personas.

• Atención y orientación legal para migrantes en prisión y


mujeres embarazadas en prisión.

• Fomentar y garantizar la regularización de los documentos.

• Crear y promover cursos de portugués para mujeres


migrantes.

• Fortalecer la red de información dirigida a la población de


mujeres migrantes sobre derechos laborales.

• Fomentar y promover la creación de cooperativas y eco-


nomía solidaria.

• Capacitar a profesionales de la salud y la educación en


los derechos de la población migrante, para recibirlos y
respetarlos de conformidad con las nuevas leyes sobre la
población migrante.

• Garantizar políticas públicas para promover la autonomía


económica, el trabajo y el desarrollo, con acceso a la edu-
cación y a las escuelas estatales y municipales los fines de
semana.

• Monitorear las condiciones de trabajo de las mujeres


migrantes.

• Promover el trabajo decente para las mujeres migrantes y


enfrentar todas las formas de trabajo precario o esclavo.

212 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


• Garantizar el acceso a la educación primaria, secundaria y
universitaria.

• Garantizar políticas de capacitación profesional para los


servicios de salud pública, salud y educación para la acogida
y la atención humanizada de los niños negros migrantes.

• Creación del Centro de Apoyo Laboral para la población


inmigrante — CAT Inmigrante que guía a la población
inmigrante sobre los derechos laborales.

• Crear un hogar de ancianos humanizado para mujeres


migrantes.

• Crear un centro de referencia para ayudar a los inmigrantes.

• Crear una ley municipal que establezca la “Semana del (in-


migrante) inmigrante” en el calendario oficial de la ciudad).

• Crear espacios de recreación y ocio que garanticen la pro-


moción de la interculturalidad de los inmigrantes.

• Creación de un Centro de referencia para mujeres inmi-


grantes para ayudar a las mujeres víctimas de violencia.

Por lo tanto, es necesario un análisis comparativo entre lo que


se hace con base en los puntos anteriores, con respecto a la relevancia
del fenómeno migratorio en cualquier sociedad, esta investigación
toma un desafío, analizando las experiencias vividas por las mujeres
migrantes bolivianas y las políticas sociales actuales. Trabajar en
Brasil, específicamente en el área textil de las industrias desarrolla-
das en São Paulo.
Juliana Bueno, coordinadora de Ciudad 50 50, programa de
ONU mujeres en Brasil que busca fortalecer el debate sobre igual-
dad de género, apunta que la realidad de las mujeres migrantes
aquí es semejante al de muchas mujeres brasileñas: salarios bajos
y responsabilidad por tareas domésticas y de cuidado, además del
trabajo fuera de casa. Es decir, jornadas dobles o triples, con las
desventajas para las mujeres migrantes de enfrentar barreras por su
nacionalidad, en donde están la lengua, los prejuicios, la xenofobia,

Miradas Acerca da América Latina 213


falta de referencias y las dificultades de adaptación e integración a
un nuevo país. El complejo acceso a servicios públicos universales,
por su condición de extranjeras, también es una dificultad más en el
día a día que hace su situación mucho más difícil. Así lo demuestran
los pocos estudios existentes que muestran que aquellas mujeres que
llegan al país en situación de vulnerabilidad, sin documentos y sin
hablar el idioma, acaban trabajando en condiciones de precariedad,
informalidad y de bajo salario, en su mayoría en talleres de costura
o trabajo doméstico entre otros ejemplos.
El análisis de las experiencias de los trabajadores en relación
con las políticas públicas vigentes en el campo de trabajo para las
mujeres inmigrantes bolivianas en el área textil desarrollada en São
Paulo en la última década, es necesario; identificar las políticas pú-
blicas existentes en el campo del trabajo implementado en la ciudad
de São Paulo para las mujeres migrantes bolivianas en el área de
la industria textil en Brasil, para analizar las experiencias laborales
para los inmigrantes en el área de la industria textil en la ciudad de
São Paulo, Brasil y finalmente analizar la relación entre las políticas
públicas y la realidad de los migrantes en el mundo del trabajo, en
el caso de las mujeres migrantes bolivianas en el área de la industria
textil en la ciudad de São Paulo, Brasil.
Para comenzar a trabajar en el tema, en julio de 2016 entró en
vigor en la capital paulista la Ley Municipal nº 16.478, que instituye
la Política Migratoria de la Ciudad. El artículo 3º de la norma deter-
mina que las prácticas locales deben “respetar especificidades de
género, raza, etnia, orientación sexual, edad, religión y deficiencia”.
Por otro lado el Centro de Referencia y Atención para Inmigrantes
(CRAI-SP), creado en 2014, presta servicios a migrantes, los que
pueden ser atendidos en seis idiomas, reciben orientación para regu-
larizar su situación migratoria, información sobre empleos y clases
de portugués. Colaborando con los Centros de Apoyo al Trabajo y
Emprendimiento (CATe) y la Secretaría de Desarrollo del Trabajo
y Emprendimiento (SDTE) del Ayuntamiento, el CRAI ha podido
llevar a cabo talleres de capacitación para migrantes, búsquedas de
empleo, además de realizar acciones para sensibilizar el mercado
de trabajo. “La regularización migratoria, el acceso a los documen-
tos de trabajo, el dominio del portugués (aunque no sea perfecto)
y la posesión de una cuenta bancaria son requisitos indispensables

214 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


para que las personas migrantes puedan tener empleos formales
(hombres y mujeres).
Cyntia Soares Carneiro, profesora de Derecho Internacional,
Departamento de Derecho Público de la Universidad de São Paulo,
afirma que es necesario avanzar en términos legislativos para que
exista una real garantía en el empoderamiento de las mujeres, en
Brasil aún está en vigor el Estatuto del Extranjero, creado en la
época de la dictadura militar, y en el que se percibe al migrante
como una potencial amenaza a la soberanía nacional. “Brasil ne-
cesita normas que faciliten la regularización, principalmente de
aquellas migrantes que ya cuentan con un trabajo o con otros me-
dios de subsistencia, trabajando como autónomas, por ejemplo”.
(CARNEIRO, 2017).
En internet existen oferta de trabajo para migrantes: ¿Buscas
trabajo en la industria de la moda? ¿Quieres ser una ‘fashion victim’?,
“esto posteriormente se transforma en: si logras permanecer sentada
en tu silla toda la jornada laboral, sin ni siquiera ir al baño, si no te
comunicas con tus compañeros y comes en 10 minutos, el empleo
podría ser tuyo. Preferible no beber agua (da ganas de ir al baño),
mejor si eres mujer, aunque no debes estar embarazada ni desear
estarlo. Eso sí, no se necesita experiencia previa. El salario será en
función de la producción y si no alcanzas las expectativas, lo reba-
jarán al 50%. Con suerte, cobrarás 1,3 euros la hora”. La industria
de la moda es uno de los focos más importantes a nivel mundial de
esclavitud moderna, y esto afecta en su mayoría a mujeres, lo que
se incrementa aún más cuando hablamos de mujeres migrantes, es
por esto que es necesario analizar cuáles son las legislaciones de
cada país, en este caso de Brasil para la protección no solo para las
personas trabajadoras migrantes, si no más específicamente para
trabajadoras migrantes mujeres, segmento que tiene una condición
que las expone a diversos abusos y vulneración de derechos de
una forma extrema según los datos entregados anteriormente. Este
segmento de mujeres muchas veces es olvidado o invisibilizado
por la sociedad ya que en la mayoría de las situaciones son mujeres
indocumentadas o que se someten a esa clase de explotación por la
responsabilidad de mantener a una familia, por lo que el análisis
y la mejora de estas condiciones se hace cada vez más urgente y
necesaria.

Miradas Acerca da América Latina 215


Conclusión

La explotación laboral es un problema que, aunque no debería


existir desde la abolición de la esclavitud en 1888 en Brasil, mientras,
sigue siendo un problema en muchos países y segmentos, uno de
esos segmentos que aún sufre discriminación y explotación al igual
que las mujeres y, aún más, En el mundo textil, São Paulo, como ca-
pital de la moda en América Latina, tiene una gran producción, que
ha sido un mercado laboral precario y, con esto, una oportunidad
para muchos inmigrantes que han sido afectados por el desempleo.
En el caso de Bolivia, aunque hubo un tratado entre países sobre el
tema de la migración, este término de bienvenida y cooperación sin
cierre real, por lo tanto, la población boliviana continúa buscando
nuevas y más oportunidades para el desarrollo del trabajo en el país
vecino, que generalmente es alimentado con falsas expectativas o
errores directos.
Aunque este es un fenómeno que no depende mucho del
género, cuando miramos la realidad, podemos ver cómo las
desigualdades históricas dejan a las mujeres en una posición de
vulnerabilidad aún mayor que los hombres. Por eso son los prota-
gonistas de este estudio. Mujeres que aún tienen la responsabilidad
principal de sus hijos e hijas. Entre otros factores que dificultan
aún más su desarrollo integral dentro de una sociedad, donde los
problemas laborales son una parte fundamental de la autonomía y
la toma de decisiones necesarias para una persona. En este sistema,
el patriarcado que coloca a las mujeres en un papel de limitaciones
más sociales que legales, pero tan arraigadas que van más allá de
lo concreto, continúa siendo replicado.
Veinte trabajadoras inmigrantes bolivianos en São Paulo,
entrevistados y ejemplificadas en este estudio, que a través de la
información proporcionada tanto histórica como actual, se dan cuen-
ta de que uno de los segmentos más vulnerables de la sociedad es
ser migrante y si eso se agrega al ser mujer, otro segmento violado
en la sociedad, podemos entender que es la población con mayor
exposición a múltiples violaciones de derechos; por lo tanto, se
propone colocar este segmento como una prioridad en las próximas
modificaciones de la legislación actual. Creyendo que las instancias
generadas para la elaboración de la política municipal para los

216 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


migrantes son una iniciativa inclusiva y trabajan directamente con
y para los migrantes en São Paulo, es necesario tener en cuenta en
futuras instancias de participación de la comunidad, las experiencias
de mujeres migrantes trabajadoras, como uno de los segmentos más
vulnerados para que así exista un equilibrio dentro de la legislación,
y se pueda llegar a una participativa de la comunidad real de mi-
grante en la Política Publica que lo afecta directamente.
Este estudio analizó el desarrollo histórico del contenido de la
legislación actual sobre migración, tomando en cuenta a las mujeres
y sus relatos de experiencia laboral como mujeres migrantes en la
ciudad de São Paulo. Fue posible descubrir que hay una falta de
políticas públicas actuales para satisfacer las demandas de muchos
trabajadores migrantes. Observamos posibilidades de relaciones
efectivas entre la población, las organizaciones de la sociedad civil
y las instituciones públicas relacionadas con la migración. Incluso
que las asociaciones reguladas son efectivas en el día a día y que,
por esta razón, también es necesaria una postura participativa, como
la construcción o el alojamiento de espacios e instancias para una
integración, apoyo real y eficiente, teniendo en cuenta diferentes fac-
tores que ubican a las mujeres como mujeres, uno de los segmentos
más vulnerables de la sociedad.

La Igualdad de las mujeres

Camaradas:

Las elecciones al Soviet de Moscu muestran el fortalecimiento del


Partido Comunista entre la clase obrera. Es preciso que las obreras
tomen una parte mas activa en las elecciones: el Poder Sovietico es el
primero y único en el mundo que ha revocado totalmente las viejas e
infames leyes burguesas, que colocaban a la mujer en una situación de
desigualdad con respecto al hombre y concedían a este privilegios, por
ejemplo, en el terreno del derecho matrimonial o en cuanto a los hijos.
El Poder Sovietico es el primero y el único en el mundo que, como Poder
de los trabajadores, ha suprimido todas aquellas prerrogativas que,
vinculadas con la propiedad, subsisten en el derecho familiar a favor
del hombre en las repúblicas burguesas, hasta en las más democráticas.

Donde hay terratenientes, capitalistas y comerciantes, no puede haber


una igualdad entre hombres y la mujer ni siquiera ante la ley.

Miradas Acerca da América Latina 217


Donde no hay terratenientes, ni capitalistas, ni comerciantes, donde el
Poder de los trabajadores edifica la nueva vida sin estos explotadores,
existe igualdad entre el hombre y la mujer ante la ley.

Pero esto no basta la igualdad ante la ley n es la igualdad en la vida.

Necesitamos que las trabajadoras consigan la libre igualdad con los


trabajadores no solo ante la ley, sino en la vida. Para esto es preciso
que las trabajadoras intervengan cada vez más en la administración
del Estado.

Administrando, las mujeres aprenderán con rapidez y se pondrán a


la misma altura que los hombres.

Elegid más obreras al Soviet, lo mismo que comunistas o sin partido.


Con tal de que sean obreras honradas, capaces de realizar una labor
inteligente y concienzuda, aunque sean obreras sin partido, ¡Elegid
al Soviet de Moscu!

¡Más obreras en el Soviet de Moscu! ¡Que el proletariado de Moscu


demuestre que esta dispuesto a hacer y hace todo lo necesario para la
lucha hasta la victoria humillación burguesa de la mujer!

El proletariado no puede lograr la victoria completa sin conquistar la


plena libertad para la mujer.

V. I. Lenin (1920)

Referencias

ARRUZZA, Cinzia. Reflexiones sobre el género. ¿Cuál es la relación


entre el patriarcado y el capitalismo? se reabre el debate, 2016.
Editora Sin Permiso, Internacional.
BORGES, Rodrigo Delfim. Migramundo, Mujeres migrantes y
la búsqueda de un trabajo digno. Disponible en: <https://www.
migramundo.com/mujeres-migrantes-y-la-busqueda-de-un-trabajo-
digno/>. Acesso en: 25 oct. 2019.
CAMPOS, Albert Sales. Coordinador de la Campaña Ropa Limpia
en SETEM Catalunya, 2011. Disponible en: <http://ropalimpia.org;
http://cleanclothes.org>. Acesso en: 25 oct. 2019.

218 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


DIEESE — Departamento Intersindical de Estatística e Estudos
Socioeconômicos Disponible en: <https://www.dieese.org.br/anua-
rio/2015/sistPubLivreto1MercadoDeTrabalho.html>.
ENGELS, Frederich. A origem da família, da propriedade privada
e do estado. 3. ed. São Paulo: Expressão Popular, 2012.
IBGE Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, Encues-
ta Nacional por Muestra de Viviendas (PNAD) de 2014.
Disponible en: <https://www.ibge.gov.br/estatisticas/sociais/tra-
balho/9127-pesquisa-nacional-por-amostra-de-domicilios.html?e
dicao=9451&t=destaques>.
FMI — Fondo Monetario Internacional. ONU — Organización de Las
Naciones Unidas. Disponible en: <http://www.igualdadenlaempre-
sa.es/enlaces/webgrafia/docs/Las_mujeres_el_trabajo_y-FMI.pdf>.
ÍNDICE GLOBAL DE ESCLAVITUD. Disponible en: <ht-
tps://es.statista.com/estadisticas/601151/esclavos-segun-el-in
dice-global-de-esclavitud/>.
KEARNEY Michael y Becerra. “Migration and Identities — A —
Class-Based Approach”. Latín American Perspectivas, Issue 138 v.
5, p. 4, sep. 2002.
LEI MARIA DA PENHA. Lei n. 11.340, aprovada em 12 de ju-
lho de 2006. Disponible en: <https://www12.senado.leg.br /
institucional/procuradoria/proc-publicacoes/cartilha-lei-maria-da
-penha-perguntas-e-respostas>.
MARX, Engels; LENIN et al.. De una carta de C. Marx a Kugelmann,
12 de diciembre de 1868. México: 1970.
OEA — Universalización del sistema interamericano de Derechos
Humanos. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Orga-
nización de los Estados Americanos, 2014.
OIT — Organización Internacional del Trabajo. Disponible en:
<https://www.ilo.org/gender/Aboutus/ILOandgenderequality/
lang—es/index.htm>.
ONU — Organización de Naciones Unidas Mujeres en Brasil, Pro-
grama 50 50, 2017.
RANINCHESKI, Sonia; GEORG UEBEL, Roberto Rodolfo. So-
mos Americanos, La acción del Estado brasileño en relación a los

Miradas Acerca da América Latina 219


migrantes bolivianos en Brasil: la cuestión del trabajo (in)documen-
tado, refugio e inmigración económica. Sivol. 14, n. 2, Santiago,
dic. 2014, Disponible en: <https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?scrip-
t=sci_arttext&pid=S0719-09482014000200003#nota_a>. Acess en: 12
sep. 2019.
TAULES, Silvia. “La dura realidad de las esclavas de la moda”. El
Mundo, España, 2015.
TORNS MARIN, Teresa. Mercado de trabajo y desigualdades de
género. España: Universitat Autònoma de Barcelona, 1995.
VICENTE, Trinidad L. El panorama migratorio internacional: Una
mirada desde el género. Rev. Sociedad & Equidad, Chile, n. 6, ene.
2014.

220 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Capítulo 11

Más Allá del Bien y del Mal: Apuntes


sobre Grandes Proyectos y los
Discursos de Desarrollo y Seguridad en
Colombia

Ángela Jasmín Fonseca Reyes(1)

Preámbulo malicioso

Desde donde se le mire, el mal está siempre presente, inclusive


en donde menos se espera. Su halito devastador se cuela inquieto
en todos los contextos posibles, se materializa en múltiples facetas,
ideas, creencias, circunstancias… por lo tanto, consideramos perti-
nente problematizar la forma en que estas nociones son accionadas
por algunas instituciones estatales, grandes corporaciones y medios
de comunicación para justificar la implementación de megapro-
yectos y los efectos generados por estos empreendimientos en los
territorios y las comunidades intervenidas.
A lo largo de estas líneas que transitan por senderos tene-
brosos, trataremos algunos aspectos que rondan las encrucijadas

(1)  Doctoranda del Programa de Pos graduación en Antropología de la


Universidad Federal Fluminense (PPGA-UFF), Magister en Educación por la
misma institución, Licenciada en Ciencias Sociales por la Universidad Pedagógica
y Tecnológica de Colombia (UPTC).

Miradas Acerca da América Latina 221


de lo maligno accionados como males necesarios en el caso de la
implementación Hidroituango de la mayor obra de producción
energética que está ejecutándose en los últimos Colombia. Comple-
mentariamente, nos aproximaremos a ciertos aspectos relacionados
con el paramilitarismo y la persecución y criminalización de los
movimientos sociales en Colombia, centrándonos en el Movimiento
Ríos Vivos Antioquia.
Este documento reúne algunos aspectos tratados en mi trabajo
de Tesis como doctoranda en Antropología de la Universidad Fe-
deral Fluminense.

De males y maleficios

Son tantos los males que habitan en el mundo e inclusive fuera


de él, que resulta complicado percibir sus dominios, por esto, al
plantear una discusión en torno al mal y al bien no pretendemos
definir sus alcances ni sus límites, pero si reflexionar sobre las re-
presentaciones de estas nociones que son accionadas para legitimar
y reforzar discursos hegemónicos sobre el desarrollo y el progreso,
para esto, nos centraremos en el proyecto hidroeléctrico Ituango-Pes-
cadero, más conocido como Hidroituango, en la región Noroeste de
Antioquia (Colombia).
Para comenzar es necesario señalar que el bien y el mal no son
conceptos en los que todas las percepciones confluyan o coincidan,
su sentido y significado es diverso, divergente y difuso pues son
categorías social, temporal y espacialmente construidas, es decir, no
son aspectos adheridos a la naturaleza de los objetos, las personas
o los espíritus.
La dicotomía entre lo socialmente percibido como bueno o
malo, juega un importante papel dentro de la producción del dis-
curso autorizado sobre lo real (BOURDIEU, 1998). En ese sentido,
el mal y por consiguiente el bien son representaciones sociales que
carecen de una definición total y concisa; el mal se construye a partir
de la distinción selectiva de lo real, de acuerdo a las moralidades e
intereses de cada sociedad.
La maldad y la bondad van más allá de una cuestión me-
tafísica, se tornan problemas existenciales, que se manifiestan

222 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


constantemente en la vida de las personas, en las instituciones, en
las relaciones sociales, entre otras. El mal es una noción que se en-
cuentra en diversos símbolos y signos materiales o espirituales, es
decir, en diferentes categorías y representaciones sociales que, de
acuerdo con Durkheim (2003 [1912]), reflejan las formas en que la
sociedad se percibe a sí misma y al mundo que la rodea.
Dicho esto, y antes de entrar en detalles sobre el megaproyecto
en cuestión es pertinente mencionar que el conflicto armado en la
región donde está siendo ejecutadas las obras de la hidroeléctrica se
ha mantenido vigente desde hace más de cincuenta años y que por
los azares de la coincidencia la creación de la Sociedad Promotora
de la Hidroeléctrica Pescadero S.A., coincide con el recrudecimiento
de las violencias armadas derivadas del conflicto en el Noroccidente
antioqueño.
De acuerdo con la investigación: Desaparición forzada, tragedia
compartida en el Cañón del Río Cauca (2019) diferentes ejércitos de
paramilitares, guerrillas, bandas criminales y del mismo Estado se
disputan violentamente el control dicho territorio. Por lo tanto, las
comunidades que habitan estas zonas han sido víctimas de mane-
ra directa o indirecta de hostigamientos, persecuciones, masacres,
asesinatos selectivos, desplazamientos y desapariciones forzadas,
entre otros, estos crímenes en su gran mayoría permanecen impunes.
Durante más de una década los cuerpos de personas que fueron
torturadas, asesinadas y desaparecidas en el contexto de la mencio-
nada disputa, fueron lanzadas al río Cauca o enterradas en fosas
comunes en las playas del río, con la llegada del megaproyecto estos
lugares fueron destruidos e inundados bajo las aguas del progreso.
El informe ¡Basta ya! del Grupo de Memoria Histórica (2013)
destaca que esta recurrente práctica de desaparición forzada, difi-
culta el proceso de búsqueda, identificación y entrega digna de los
cuerpos de las víctimas. Además, entorpece aún más el esclareci-
miento de las condiciones en las que se presentaron estos crímenes
y sus autores, en este sentido el Río es considerado también como
víctima del conflicto armado.
Pero volvamos al megaproyecto, Hidroituango es la mayor
obra de infraestructura que está siendo ejecutada en Colombia en
los últimos años, sus principales accionistas son la Gobernación de

Miradas Acerca da América Latina 223


Antioquia y las Empresas Públicas de Medellín (EPM). Según los
cálculos del consocio responsable por el proyecto, la represa alcan-
zará 225 metros de altura sobre el río Cauca, tendrá una capacidad
de 20 millones de metros cúbicos de volumen y una extensión de 79
kilómetros de largo por 560 metros de ancho. En la medida en que
inicie su operación comercial, este megaproyecto pretende generar
2.400 MW y 13.930 GWh de energía media anual, es decir el 17% de
la demanda energética del país.
Torres (2013) destaca que, desde la década de 1960, varios con-
sorcios de empresas de energía con intereses en la gestión de aguas
del Río Cauca han realizado por lo menos 11 estudios de factibilidad
y potencial energético, en los que cuatro sitios en el departamento de
Antioquia fueron catalogados como ideales para la implementación
de centrales hidroeléctricas, por ser áreas prácticamente inhabitadas
y con condiciones geográficas óptimas.
Así que después de varios intentos e iniciativas a partir de 1997
hasta 2007 se retomarían y actualizarían los estudios de factibilidad
técnica, económica y ambiental, ejecutados por la Sociedad Promo-
tora de la Hidroeléctrica Pescadero S.A.
El plan de manejo ambiental del Consorcio Integral (2007)
indica que las condiciones físicas del Cañón del Cauca fueron
consideradas las más atractivas para el desarrollo del proyecto hi-
droeléctrico pues la zona corresponde a un cañón profundo, estrecho
y escarpado, caracterizado por ser una zona social económicamente
deprimida, con deficiente infraestructura vial, de escasa producti-
vidad agrícola o ganadera y con baja densidad poblacional (p. 1).
Pese a que el cañón ha sido clasificado por la Corporación
autónoma de Antioquia (Corantioquia) como un paisaje de ver-
tientes prolongadas, con pendientes medias, altas y escarpadas con
prominentes amenazas por movimientos en masa e inestabilidad
geológica, el Ministerio de Ambiente le otorgó licencia ambiental
hidroituango sin que se realizase una consulta previa.
El megaproyecto y por ende los territorios afectados por el
mismo fueron declarados de “utilidad pública e Interés Social”,
mediante acto administrativo del Ministerio de energía que exime
al consocio de realizar por lo menos un diagnóstico ambiental de

224 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


alternativas, bajo la justificativa de que es un gran proyecto que
beneficiará significativamente a la sociedad colombiana.
Este argumento sobre el supuesto beneficio generalizado de la
obra se impone como una verdad absoluta e incuestionable que le
resta relevancia a los inminentes riesgos de construir una obra de
tales proporciones en una zona geológicamente inestable, las fuertes
transformaciones y efectos socio ambientales que está generará en
una región históricamente afectada por el conflicto armado interno.
El bien común es un argumento que oculta los daños y males que
afrontan las poblaciones ribereñas del Cañón del Cauca.
La supuesta “vocación” regional para generar energía hi-
droeléctrica del Cauca Medio junto a los pretendidos “beneficios” de
este tipo de emprendimientos, se tornan referentes que justifican los
discursos de la “geopolítica empresarial” (BRONZ, 2013), accionados
bajo el poder ideológico del desarrollo, que valoriza la explotación
de los recursos naturales como única alternativa para generar con-
diciones de vida digna para las comunidades que serán afectadas
y que son clasificadas arbitrariamente como socialmente deprimidas.
La implementación de grandes proyectos suscita drásticas
transformaciones en la vida de las personas y los ecosistemas a ser
intervenidos, el represamiento de aguas, además de energía, genera
mudanzas en las dinámicas del Rio ocasionando erosión, mortandad
de peces y escasez de agua, también aumenta el riesgo de avalanchas
y derrumbes, emisión de gases de efecto invernadero.
Así como la pérdida de los bienes y medios de subsistencia de
las comunidades afectadas, la modificación abrupta o la destrucción
de sus territorios, desplazamiento forzado, entre otros, en el caso
de la Hidroeléctrica Ituango-pescadero, estos efectos se tornan aún
más problemáticos debido al escenario de incertidumbre y terror
generado por décadas de conflicto armado que han victimizado a
la mayor parte de los pobladores de la región.
La represa como sinónimo de progreso y bienestar común eje-
cutada por una empresa estatal configura escenarios de violencias
que son vivenciadas por las comunidades de forma muy similar a
las ejercidas por actores armados como los paramilitares.
Ante la inminencia de la pérdida de su territorio, del río y de sus
dinámicas de vida, comienzan a generarse espacios de organización

Miradas Acerca da América Latina 225


social y política como estrategia para continuar viviendo, para en-
contrar a sus muertos inundados por el progreso, para recuperar la
libertad de decidir sobre sus vidas, cuerpos y territorios.
Así se han ido consolidando16 asociaciones, que posteriormen-
te se articularían en el Movimiento Ríos Vivos Antioquia, del que
hacen parte organizaciones sociales de base que se identifican como
afectadas del megaproyecto Hidroituango y amenazadas por el de
Hidroespiritusanto (MRVA, 2017).
Ríos Vivos es un movimiento que reúne colectividades de
pescadores, barequeros, arrieros, agricultores, cocineras, amas
de casa, comerciantes, mujeres, jóvenes, pequeños mineros de las
subregiones del Occidente, Norte y Bajo Cauca antioqueño que se
posicionan en defensa del territorio, el agua y la vida, por la trans-
formación de la política minero energética en el país, en oposición
a la implementación del megaproyecto hidroeléctrico Ituango, por
la verdad, justicia y reparación de las víctimas del conflicto armado,
entre otras.

Más allá del bien y del mal

Pese a los efectos mencionados previamente en el sitio web del


consorcio y en la publicidad de hidroituango y EPM que circula por
diversos medios de comunicación, este megaproyecto se posiciona
y autodenomina como “Proyecto País”, que apunta a contribuir al
desarrollo sustentable regional y nacional, además de atender la
creciente demanda de energía eléctrica de la región y contribuir a
“garantizar un mejor futuro para los colombianos”.
El consorcio sostiene que irremediablemente la construcción
de una mega obra de tal envergadura ha generado efectos colatera-
les, que de acuerdo con el consorcio de generación Ituango y Epm,
pretenden ser mitigados por medio de una serie de “programas que
tienen un claro enfoque en la responsabilidad social empresarial y
sostenibilidad” que no sólo contemplan la restitución ambiental
y social en los 12 municipios del noroeste antioqueño que fueron
identificados como zona de influencia de la mega obra.
En estos programas se destacan propuestas que pretenden
potenciar la institucionalidad, la conectividad, el desarrollo, las

226 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


oportunidades de empleo y el bienestar social de la comunidad
que tendrá acceso a servicios públicos, educación, salud, vivienda,
proyectos productivos, planeación y presupuesto participativo y
sobre todo “reparando los impactos ambientales y sociales que
pueda generar la construcción de la represa”, aunque no se propone
reemplazar al Estado en sus responsabilidades de bienestar social
con la comunidad (HIDROELÉCTRICA ITUANGO, 2016).
El mejoramiento de las condiciones de vida de los pobladores
de la zona de influencia del proyecto aparece como una prioridad en
los estudios de manejo del proyecto. Pero vale la pena preguntarse
¿cuáles son las nociones y perspectivas que son ponderadas como
hechos de progreso y mejoramiento que pretenden ser alcanzadas?
¿de qué forma estas nociones se corresponden con las de las comuni-
dades, cuyas vidas y las vidas de los ecosistemas a su alrededor están
siendo transformadas radicalmente, sin haber sido consultadas?
El Estudio de Impacto Ambiental (2011) Hidroituango evi-
dencia que, con la construcción de la represa se darán impactos
positivos, relacionados con la integración regional, la modificación
de las finanzas de los municipios, el aumento del turismo y la ge-
neración de empleo. Igualmente generará impactos negativos, que
implican afectaciones en el suelo, el aire, el agua y la biodiversidad.
Torres (2013) afirma que tanto las características físicas, demo-
gráficas, sociales y ambientales del área de influencia del proyecto,
como los principales elementos a ser afectados por la construcción
y operación de la represa, se encuentran plenamente identificados
en los estudios y planes de manejo evaluación, no obstante, la valo-
ración de los impactos y los efectos no contempla acciones concretas
que contrarresten dichas afectaciones.
Lo expuesto previamente, nos da pistas sobre los argumentos
accionados tanto por las instituciones estatales como por las Em-
presas Públicas de Medellín (EPM) para justificar la pertinencia de
construcción del megaproyecto. Si bien, se asume que éste generará
efectos ambientales y sociales, el desarrollo y la integración regional
aparecen como una alternativa que mejorará la vida de las personas
que habitan las zonas afectadas.
Como podemos ver, los discursos accionados por las ins-
tituciones gubernamentales y EPM, minimizan dichos efectos

Miradas Acerca da América Latina 227


ponderándolos como una especie de males necesarios para alcanzar
un mejor futuro para los colombianos. Hidroituango se reviste con
la gramática del desarrollo sostenible, eufemismo que faculta la
explotación de recursos, sin tantos reproches.
Por otro lado, aunque los documentos institucionales y pu-
blicitarios de la obra enfaticen en su carácter participativo hay una
notable falencia en la incorporación de la realidad territorial en los
planes de gestión. Así, por ejemplo, los estudios y planes de manejo
clasifican los impactos en escalas cuantitativas y cualitativas que
ponderan la relevancia de los efectos negativos derivados de la
construcción de la represa sin contemplar lo que las personas que
habitan en la región consideran significativo o relevante.
Dicha clasificación, alegan las comunidades es fragmentada
y arbitraria, puesto que no menciona otras problemáticas que son
generadas por las transformaciones del territorio, por ejemplo, la
modificación radical de las prácticas de vida de las comunidades,
el despojo de tierras, la privatización de las playas del río, la mo-
dificación del ciclo natural de flujos y reflujos del Río, el aumento
de enfermedades, la pérdida de los medios de subsistencia y de las
posibilidades de soberanía y autonomía alimentaria de las comu-
nidades, entre otras (MRVA, 2018).
Las estrategias de participación ciudadana, las propuestas y
dinámicas de la mega obra difieren con las percepciones y relaciones,
materiales y simbólicas, que las comunidades mantienen con el Río
y su entorno. La comunidad cañonera ha denunciado en reiteradas
ocasiones que las afectaciones al territorio y a las comunidades no
son dimensionadas en tales estudios.
Además, manifiestan que no fueron tenidos en cuenta dentro
de los estudios de viabilidad ni en el proceso de tramitación de la
licencia ambiental, a pesar de que se llevaron a cabo censos para
identificar a la población afectada estos se aplicaron de manera
sesgada. Esto se evidencia en que las notificaciones y una audiencia
pública con escasa participación de la comunidad.
En este orden, los programas de manejo de restitución de los
medios físico y social, en el área de influencia del proyecto, con-
templan restituir las condiciones de vida mediante compensación
monetaria.

228 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Como destaca Ribeiro (2005), “participação e parceria tornam-
se jargões da moda que não conseguem mascarar o fato de que
todos, no drama desenvolvimentista, sabem onde se localiza o poder
máximo nas tomadas de decisões” (p. 55).
De acuerdo con lo expuesto, Hidroituango no es tan solo un
proyecto de producción energética, es un proyecto país que encar-
na el discurso hegemónico de progreso, mediado por campos de
poder, que se vale de diferentes capitales para ser comprendido y
reconocido como detentor del monopolio de la definición legitima
de lo real (BOURDIEU, 1998), respaldado por instituciones públicas
y privadas y de los medios masivos de información a nivel nacional
e internacional.
Aunque existen diferentes opciones para producir energía, las
alternativas más utilizadas implican devastadores efectos ambien-
tales, sociales, políticos y culturales que, desde los discursos de las
empresas, los inversionistas y el Estado son colocados como males
necesarios en la balanza de los beneficios que pretenden alcanzarse.
Los megaproyectos de extracción de hidrocarburos, minería o ge-
neración eléctrica se han tornado prioritarios dentro de las agendas
económicas, las políticas públicas y los planes de desarrollo imple-
mentados en Colombia en los últimos 30 años(2).
Gómez et. al (2014) argumentan que, siguiendo el modelo
de desarrollo neoliberal, la implementación de grandes proyectos
energéticos y extractivistas se tornó un elemento significativo en las
agendas económicas de varios países latinoamericanos. Por tanto, la
gestión de los recursos hídricos se proyecta a suplir las demandas
energéticas regionales como parte de las estrategias crecimiento y
progreso económico.
Esto nos convoca a reflexionar sobre las moralidades en las
cuales se cimientan el capitalismo y el Estado moderno que, se po-
sicionan como detentores del discurso legitimado del bien, a partir
de una retórica englobante de la ley y el progreso, que se asume
universal.

(2)  Véase el plan nacional de desarrollo decretado en el actual gobierno


de Colombia. Disponible en: <https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Prensa/
Articulado-Plan-Nacional-de-Desarrollo-2018-2022-Pacto-por-Colombia-Pacto-
por-la-Equidad.pdf>.

Miradas Acerca da América Latina 229


De acuerdo con Escobar (1999) este modelo económico pretende
alcanzar un horizonte de progreso cristalizado en la erradicación de
la pobreza y la implementación de la paz por medio del capital, la
ciencia y la tecnología, siguiendo el modelo de las sociedades pros-
peras y desarrolladas, posicionadas como países del primer mundo,
no obstante, las sociedades son dinámicas y diversas, por tanto, no
pueden ceñirse a las arbitrariedades de este modelo.
Como lo mencionaría Weber (1985), cualquier tipo de conducta
económica cuenta con una dimensión ética y moral, porque se da en
contextos y situaciones sociales, económicas, políticas y culturales.
El capitalismo, al igual que el Estado Moderno, tienen una cosmo-
logía, un imaginario y un código cultural que envuelve una serie de
símbolos y significados construidos histórica y culturalmente desde
el siglo XVIII, que no se ajustan ni se corresponden a las formas de
percibir y habitar el mundo de muchas comunidades.
La dicotomía entre el mal y el bien, también se sitúa dentro
de esta esfera, las carencias de las comunidades, otrora primitivas,
ahora subdesarrolladas, son percibidas como males que aquejan
exclusivamente a una fracción de la población mundial así, fenó-
menos como la pobreza, la violencia, la inseguridad, el terrorismo,
entre otros, parecen males endémicos de los países del tercer mundo.
Como sistema económico hegemónico el capitalismo se posicio-
na como la materialización de lo “bueno”, como si fuera universal y
neutral constituyéndose como la única posibilidad, a la cual todas las
sociedades deben aspirar y algún día alcanzar. Este discurso silencia
y oculta que, este sistema ha sido impuesto a través de mecanismos
violentos y devastadores que son justificados en nombre del bien.
En este sentido podría decirse que hay males que son llevade-
ros, porque en el fondo así uno quiera, no todos se pueden evitar.
Estos serían males que podríamos catalogar males con buenas in-
tenciones o males necesarios, pues pueden ser despiadados, pero
moralmente no son del todo reprobados.
Dentro de esta lógica la diversidad cultural, las relaciones mate-
riales y simbólicas de las comunidades afectadas son anuladas, como
lo menciona Zhouri (2008), en función de una visión parcializada
legitimada por la cientifización y la juridificación de las políticas e
impuestas en nombre de un supuesto bienestar común.

230 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Escobar (2007) argumenta que, tanto las instituciones estata-
les como las grandes empresas promueven prácticas y discursos
que potencian la explotación de los recursos naturales en pro del
desarrollo, asumiendo el espacio como fuente usufructo económi-
co, dislocándolo de las poblaciones que lo habitan, ignorando las
relaciones, materiales y simbólicas que las comunidades tejen con
el territorio, escenario de su historia y su cultura.
Las nociones de desarrollo y progreso accionadas por la empre-
sa y las instituciones gubernamentales, juegan un rol preponderante
en el entramado de contradicciones que se fraguan en este contexto.
A pesar de los perjuicios que estos han generado, la represa se sus-
tenta en la promesa de un futuro mejor, de estabilidad económica y
prosperidad social movilizada a partir de la publicidad y ratificada
por entes gubernamentales y de la misma empresa.
Para las comunidades afectadas por el megaproyecto asumir
una postura frente a este suscita varias contradicciones, si bien la
represa amenaza las dinámicas de vida y convivencia de las comu-
nidades y el territorio, también se constituye como una posibilidad
laboral temporal, dinamización económica por la compra de tierras
e indemnizaciones, que en muchas circunstancias termina envol-
viendo a los afectados en el régimen discursivo (ESCOBAR, 1995)
del desarrollo.
Si bien, las obras de infraestructura vial aumentan las posibili-
dades de integración de la región con centros urbanos y aumentan
las posibilidades de desarrollar actividades económicas como el
turismo, el proyecto de desarrollo promovido por el hidroituango
no significa una transformación estructural en la distribución del
poder (RIBEIRO, 2005).
La ilusión de tener vidas más confortables y tranquilas se
contrapone a las pérdidas y afectaciones experimentadas por las
comunidades. Las presiones suscitadas por tal contradicción pueden
derivar tanto en procesos de organización social que se oponen al
megaproyecto, como en procesos de adherencia y aprobación al
mismo.
En nombre del bien y el progreso, la vida de las personas y de
los ecosistemas se torna prescindible o sacrificable. Como afirma
Butler (2018) el universo político y económico neoliberal produce

Miradas Acerca da América Latina 231


más vidas sin valor, sin trabajo, sin lugar y por medio de modelos
gubernamentales naturaliza su precariedad y, por ende, su pro-
pensión a la muerte, sus vidas calificadas como excedentes no son
pasibles de duelo.
Cabe mencionar que Hidroituango cubriría apenas el 17% de
la demanda energética del país, es decir que su mayor interés es
atender las demandas energéticas del mercado internacional. La
mega obra cuenta con el respaldo de las instituciones públicas de la
región y del Estado. Así la mayoría de los pobladores de la región
esté en desacuerdo con la ejecución de la misma, esto evidencia que
pese a las irregularidades, peligros y problemáticas que ha suscitado,
Hidroituango está más allá del bien y del mal.

Máscaras, reflejos y representaciones del mal

El mal está en las conversaciones que surgen en medio de la


nada en los paraderos de bus o en las filas de los supermercados,
en las palabras o miradas maliciosas, acechándonos en la calle, cada
vez más insegura y peligrosa, en los atroces actos cometidos por
personas inescrupulosas o por fuerzas sobrenaturales; en los villanos
o villanas de los cuentos, novelas, series, películas.
Se hace real en el miedo que se difunde en los medios masivos
de comunicación. Puede estar escondido inclusive donde menos lo
esperamos; las imbricadas facetas, caras o máscaras del mal además
de transfigurarse en seres místicos y misteriosos. Pueden materiali-
zarse en políticas, disfrazarse de benevolencia, progreso y desarrollo
económico, entre otras.
Mientras la maldad se da a escala cósmica, el bien se encuentra
representado de forma difusa. Es un ideal tan perfecto que difícil-
mente se alcanza a cabalidad, incluso, suele ser percibido como frágil
y vulnerable, por ello debe ser protegido y resguardado. Lo malo
se relaciona con lo eminentemente opuesto a lo bueno, como una
amenaza predominantemente externa, inhumana o sobrenatural.
Durkheim y Mauss (1981) afirman que los seres humanos
emplean formas de clasificación a partir de categorías de entendi-
miento, que sirven para ordenar el mundo, las cosas, los seres y los
hechos, según sus diferencias y semejanzas, en un orden binario,

232 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


como sagradas o profanas de acuerdo a las moralidades de cada
sociedad; es decir a partir un sistema relacional de clasificación.
Por lo tanto, los aspectos tipificados dentro de la esfera de
la maldad están mediados por aspectos que influyen en la forma
como las personas se perciben a sí mismas y a los otros, a partir de
diacríticos de proximidad o distancia.
La lucha entre el bien y el mal permea todas las esferas sociales.
Sus representaciones se manifiestan incluso en las moralidades que
revisten las instituciones. En este sentido, el mal puede ser usado
con fines políticos para mantener el orden moral y ejercer control
social de lo que es catalogado como desviante.
Así como se asume que hay males necesarios y llevaderos,
también hay males que han sido calificados como inadmisibles.
Tomando como referencia las narrativas accionadas a partir de las
campañas de elección popular y los planes de desarrollo del actual
gobierno colombiano, podemos percibir que fenómenos como el
narcotráfico, la insurgencia, el terrorismo, la rebelión, entre otros
han sido ponderados como la representación de toda maldad.
Así han sido posicionados como enemigos internos que de-
ben ser exterminados para garantizar la permanencia del orden
social. Dentro de esta lógica, la guerra ha sido ponderada como un
mal necesario, capaz de combatir todo aquello que haga parte o se
relacione con dichos males abominables, por medio de elaborados
planes de seguridad y alianzas internacionales.
Pues en gran medida las políticas de guerra y militarización
enraizadas en la institucionalidad colombiana han sido promovi-
das, respaldadas y legitimadas a través de diferentes programas
de invención financiadas y agenciadas con el apoyo del gobierno
estadounidense en este país(3).
Las estrategias contrainsurgentes adoptadas por el Estado co-
lombiano desde la década del 1960, inclusive antes de que surgieran
las guerrillas de este periodo, evidencian una polarización de los

(3)  Pueden destacarse la Misión Yarbourough (1962); el plan Colombia


(1999); El acuerdo militar entre Colombia y Estados Unidos de 2009 que facultó
la implementación de bases militares estadounidenses en territorio colombiano,
entre otras.

Miradas Acerca da América Latina 233


discursos de seguridad y control social, que pueden ser entendidos
desde el dualismo metafísico propuesto por Douglas.
Es pertinente destacar que en Colombia operan diversos grupos
armados legales e ilegales. No obstante, desde la institucionalidad
y los medios oficiales de comunicación, las guerrillas han sido
catalogadas como máxima expresión de un enemigo interno, cuya
presencia amenazante está relacionada directa o indirectamente con
todos los males que agobian al país.
Así, la maldad que ronda los noticieros, las redes sociales y la
prensa se hace tendencia y fortalece los estereotipos del mal. Como
observa Da Silva (2007), los medios de comunicación, juegan un pa-
pel relevante en los modos de producción, transmisión y recepción
de las formas simbólicas, interviniendo en el flujo de las informa-
ciones, las formas de intercambio y de sociabilidad.
Es preciso mencionar que, las representaciones del mal legiti-
madas institucionalmente no son universales ni englobantes. Cada
persona produce sus propias percepciones y representaciones de lo
malvado o maligno. No obstante, el discurso hegemónico fortalece
la polarización sin matices.
El bien necesita del mal para existir. Por lo tanto, las estrategias
de seguridad institucionalizadas en el gobierno colombiano han re-
currido a fabricar enemigos que reafirmen la legitimidad del orden
social, en la que no hay espacio para divergencias.
La ambivalencia del mal nos juega pasadas, pues en ciertas
ocasiones se vale de máscaras que le permiten pasar desapercibido,
ocultarse tras rostros que se presumen inocentes y, como es mejor
prevenir que curar, el Estado colombiano ha implementado polí-
ticas militares y administrativas, que presumen que la guerrilla,
representación de toda maldad, se esconde y transfigura entre la
población civil.
El mal puede ser configurado asimilado como una represen-
tación del otro, que por obra de la naturaleza cargara marcas de la
maldad en sus actos, en su cuerpo o en su alma, cuya maldad es
transmisible y contagiosa, por tanto, debe mantenerse al margen
pues este otro se perfila como una amenaza que debe ser expulsada,
extirpada o liquidada (DOUGLAS, 1990).

234 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Torres et al. (2018) argumentan que las políticas contrain-
surgentes adoptadas por el Estado colombiano han estimulado
el surgimiento y expansión del paramilitarismo, no solo como un
mecanismo de combate a las guerrillas sino también como una
maquinaria de control político, social y armado al servicio de te-
rratenientes, que ha ocasionado graves violaciones a los derechos
humanos en contra de la población civil.
Tomando como referencia seis manuales de estudio y entre-
namiento militar de la biblioteca del ejército nacional, expedidos
entre 1962 y 1987, el Centro de Investigación y Educación Popular
(CINEP, 2004) observa que la población civil es asumida por las
fuerzas militares como actor activo en la guerra contrainsurgente,
bien sea como posibles agentes de seguridad privada, o sea, como
ejércitos paramilitares o como objetivo de la guerra, por sus posi-
ciones inconformes con el status quo.
Los ejércitos paramilitares han sido promovidos, entrenados,
armados y legalizados por el propio Estado, con el tiempo sus filia-
ciones y denominaciones han cambiado, a finales de la década de
1960 fueron institucionalizados como “Autodefensas campesinas”;
en la década de los 1980 establecieron alianzas con narcotraficantes
y terratenientes, tornándose como una alternativa para combatir los
secuestros y extorsiones impuestas por las guerrillas.
Para 1994 fueron promovidos como “Servicios Especiales de
Vigilancia y Seguridad Privada” lo que permitió la creación de
Cooperativas de Seguridad Privada o CONVIVIR que años después
se unificarían en las autodefensas unidas de Colombia (AUC), es-
tos grupos además de presar servicios de vigilancia y seguridad a
empresarios, terratenientes y gamonales, acompañan a las fuerzas
armadas en sus incursiones y operaciones. En la década de 1990
en que las masacres y asesinatos selectivos aumenta vertiginosa y
violentamente (ORTIZ, 2006).
El paramilitarismo es un fantasma que persiste como un mal
necesario. A pesar de no ser reconocidos como actores armados
activos por las autoridades colombianas, los señores de la guerra
(DUNCAN, 2006) deambulan por los pasillos del congreso de la
república, eligen y se hacen presidentes, firman tratados de libre
comercio, reafirman jerarquías, potencian desigualdades, financian

Miradas Acerca da América Latina 235


y dirigen las más emblemáticas empresas del país, desaparecen a los
que se opongan a la libertad y al orden, en fin, deciden quien vive
y quien muere, suenen o no los fusiles o las bombas.
Conforme apunta el CINEP, la oposición, los movimientos
sociales, los defensores de derechos humanos, entre otros han sido
ponderados como objetivo militar y paramilitar, pues son asumidos
como simpatizantes o pertenecientes a la guerrilla, por lo tanto, sus
luchas, exigencias y reclamos suelen posicionados desde el aparato
estatal y los medios de comunicación como contrarios al orden.
En este sentido, las demandas y peticiones de los movimientos
sociales han tendido a ser silenciadas o deslegitimadas a partir de
estrategias que van desde la descualificación, el desprestigio, la cen-
sura y la calumnia hasta persecución, amenazas, denuncias falsas,
desaparición forzada y asesinatos. En el caso del Movimiento Ríos
Vivos, varios de sus integrantes han sido víctimas de señalamientos,
seguimientos, monitoreo y perfilamiento en redes sociales por parte
de instituciones estatales como la alcaldía de Medellín.
Podemos aproximarnos a lo anterior tomando en cuenta al-
gunas notas de prensa, el 17 de mayo de 2018 el portal de noticias
Colombia plural publicó un artículo titulado “Hidroituango: las
voces de la crisis provocada por EPM” que dice: “las comunidades
aglutinadas en el Movimiento Ríos Vivos manifestaron un poderoso
rechazo al proyecto […] Sus líderes y lideresas fueron señalados
como “infiltrados” de la guerrilla y los barequeros y pescadores
que se rehusaron a salir de las orillas fueron atropellados decenas
de veces por el ESMAD”.
Así como la nota del periódico portafolio del 22 de agosto de
2012 de titular: “Guerrilla estaría involucrada en protesta en Hidroituan-
go”, en este se afirma que, de acuerdo a información proporcionada
por la Policía Nacional las Farc estarían presionando a las comunida-
des para acudir a las movilizaciones, frente a los señalamientos las
comunidades expresan que estas acusaciones buscan contrarrestar
la protesta social.
De igual modo en el reportaje “En conmemoración de las víctimas
del Cañón del Río Cauca Ríos Vivos rechaza la violencia” realizado por
Contagio radio en el marco del evento cuerpos gramaticales el 21
de septiembre de 2017 las comunidades denuncian que:

236 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


a pesar de haber anunciado el evento masivo con suficientemen-
te tiempo, solicitando seguridad por el riesgo que de manera
sostenida hemos tenido que sufrir como opositores a la cons-
trucción de hidroituango, la Policía Nacional se enfocó en dar
seguimiento a nuestras acciones pero no en nuestra seguridad.

Por otro lado, el artículo de la revista pacifista titulado “Es en


serio: la Gobernación de Antioquia prohibió las protestas contra Hidroituan-
go” del 8 de febrero de 2019 denuncia las medidas administrativas
adoptadas por la gobernación de Antioquia para prohibir las mani-
festaciones y protestas en la región en contra de la hidroeléctrica, este
accionar es justificado por la EPM arguyendo que los manifestantes
se oponen al progreso.
Lo expuesto, nos aproxima a las tensiones que se han venido
configurado alrededor de los procesos de movilización social y po-
lítica en el país, más específicamente en Cañón del Cauca. A través
de las representaciones, que permean los medios de comunicación
y las políticas de seguridad, las demandas y luchas asumidas por
colectividades son puestas en cuestión, partiendo de la idea de que
las poblaciones no tendrían motivos o autonomía para para cuestio-
nar y oponerse a las políticas de Estado, sino que por el contrario,
serían victimas pasivas de influencias, amenazas e infiltraciones de
las guerrillas.
Estos señalamientos, aumentan las tensiones que se ciñen sobre
las comunidades que deciden organizarse, además, reafirman que
oponerse y reclamar son prácticas que sobrepasan las esferas del
orden moral, por ende, están asociadas con la maldad materializada
en la figura de la guerrilla.
Igualmente, el asesinato de líderes sociales, defensores de
derechos humanos, desmovilizados, entre otros actores sociales se
ha constituido como una práctica recurrente y sistemática que per-
manece rezagada en las agendas de las entidades gubernamentales,
cuya postura invisibiliza las violencias y el desproporcionado uso
de la fuerza para reprimir y eliminar lo que aparenta ser amena-
zante, por medio de procedimientos que oscilan entre la legalidad
y la ilegalidad.
La nota del diario El Tiempo publicada en marzo del presente
año da cuenta de ello, a través de las declaraciones dadas por la

Miradas Acerca da América Latina 237


ministra del interior sobre el asesinato de líderes sociales en Co-
lombia, quien, pese a dramático aumento de asesinatos en el país
durante la actual administración, refutó que: “Aquí mueren más
personas por robo de celulares que por ser defensores de derechos
humanos.”
Teniendo en cuenta los aspectos mencionados, podemos afir-
mar que la inexorable presencia del mal ha facultado a diferentes
administraciones para instaurar políticas de seguridad que en nom-
bre de la paz y la soberanía promulgando la guerra, la represión, la
exclusión, la persecución y exterminio de todo aquello que sobrepase
los límites de lo posicionado y legitimado como bueno que se supone
frágil y debe ser resguardado con mano firme y corazón grande(4).
De esta forma, hasta el sufrimiento humano puede ser explicado
y entendido como parte de la eterna lucha entre los buenos comba-
tiendo a los malos. Así tanto la población civil como guerrilleros,
perfilados como potenciales enemigos internos, se tornan cuerpos
matables, es decir vidas nudas (AGAMBEN, 2002).
Las instituciones gubernamentales, los medios de comunica-
ción y buena parte de los colombianos que condenan y lamentan las
muertes de los integrantes las fuerzas militares, al mismo tiempo
justifican y celebran las muertes de guerrilleros o presuntos guerri-
lleros, pues desde la óptica de la lucha implacable entre buenos y
malos, no todas las muertes son pasibles de llanto.
Lo anterior evidencia que a pesar de que la vida en términos
abstractos sea considerada como sagrada, la vida de los sujetos en
términos concretos no lo es. Fassin (2016) argumenta que múltiples
variables limitan, controlan y legitiman la producción de vida o
muerte. En este sentido, la muerte es un hecho social que refleja la
valoración oscilante de la vida.
Dentro de este universo lo sagrado y lo profano no son sólo
dos géneros opuestos, son contrarios que se mantienen hostiles y en
constante disputa entre sí. Estas representaciones del mal remiten a
la negación de la alteridad, fortaleciendo determinados estereotipos
de la maldad, que deshumanizan al opositor, diferente, al migran-
te, al pobre, al rebelde, etc., y a la vez justifica la implementación

(4)  Eslogan de la campaña presidencial de Álvaro Uribe Vélez.

238 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


de políticas de persecución y deslegitimación de los movimientos
sociales.

A manera de cierre

Lo expuesto nos deja entrever algunas facetas de los males


necesarios que desde el discurso del desarrollo y el progreso no
cargan con un peso moral de maldad, aunque hidroituango es par-
ticularmente polémico, pues además de los impactos ambientales
y sociales que, de por sí este tipo de emprendimientos suele causar,
deben contemplarse también aspectos como la inundación y destruc-
ción de lugares históricamente afectados por el conflicto armado, en
donde se presume se encuentran los cuerpos de un numero incierto
de desaparecidos.
Por otro lado Gutiérrez y Stoller (2001) sostienen que en Colom-
bia la violencia se articula mediante el lenguaje de la ley modificado y
apropiado según el contexto por los diferentes acotes armados, para
legitimar sus discursos y así justificar sus luchas. De la misma forma
en que las empresas justifican sus megaproyectos como alternativas
de progreso y conquista de derechos para las poblaciones afectadas.
En este sentido podemos afirmar que el discurso autorizado
de lo real (BOURIDIEU, 1998) legitima el odio que descalifica al di-
ferente, deshumanizan las vidas y los cuerpos de ciertas personas,
respalda el paramilitarismo, la tortura, la violación, las desapari-
ciones forzadas, el despojo, la mal llamada “limpieza social”, los
falsos positivos o asesinatos extrajudiciales, la depredación del
planeta y de los seres vivos en general, se justifican las guerras y la
destrucción, en nombre del bien, que se recrea en dios, la verdad,
el desarrollo y el progreso.

Referências

AGAMBEN, G. Homo Sacer: o poder soberano da vida nua. Belo


Horizontes: Editora UFMG, 2002.
BOURDIEU, P. A Economia das Trocas Linguísticas: o que falar
quer dizer. São Paulo: EDUSP, 1998.

Miradas Acerca da América Latina 239


BRONZ, D. O ‘Estado não sou eu’. Estratégias empresariais no li-
cenciamento ambiental de grandes empreendimentos industriais.
Campos, 14(1-2), p. 3655, 2013.
BUTLER, J. É possível viver uma vida boa em uma vida ruim? In:
Corpos em Aliança e a política das ruas: notas para uma teoria
performativa de assembleia. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira,
2018. p. 213- 244.
DOUGLAS, M. Os Lele revisitados, 1987. Acusações de feitiçaria à
solta”. Mana [online], v. 5, n. 2, 1999.
______ . Poderes e perigos. In: Pureza e Perigo. São Paulo: Perspec-
tiva, 1976 [1966]
______ . The Problem of Evil. In: Natural symbols: explorations in
cosmology. Barrie & amp; 1970.
DUNCAN, G. Los señores de la guerra. Bogotá: Penguin Random
House, 2006.
DURKHEIM, E; MAUSS, M. Algumas formas primitivas de classifi-
cação. In: RODRIGUES, José Albertino (Org.). Durkheim: Sociologia.
São Paulo: Ática, 1981.
______ . As formas elementares da vida religiosa. 3. ed. São Paulo:
Martins Fontes, 2003 [1912].
ESCOBAR, A. La invención del tercer mundo. Caracas: Fundación
Editorial el Perro y la Rana, 2007.
______ . Encountering development: the making and unmaking of
the Third World. Princeton: Princeton University Press, 1995.
______ . La invención del tercer mundo. Caracas: Fundación Edi-
torial el Perro y la Rana, 2007.
FASSIN, D. The Value of Life and the Worth of Lives In: DAS, Veena;
HAN, Clara (ed.). Living and dying in the contemporary world: a
compendium. California: University of California Press, 2016.
GÓMEZ, A.; WAGNER, L.; TORRES, B.; MARTÍN, F.; ROJAS, F.
Resistencias sociales en contra de los megaproyectos hídricos en
América Latina. European Review of Latin American and Cari-
bbean Studies, (97), p. 75-96. 2014 DOI: <http://doi.org/10.18352/
erlacs.9797>.

240 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


GRUPO DE MEMORIA HISTÓRICA. ¡BASTA YA! Colombia: Me-
morias de guerra y dignidad. Bogotá: Imprenta Nacional, 2013.
GUTIÉRREZ, F.; STOLLER, R. The Courtroom and the Bivouac:
Ref lections on Law and Violence in Colombia. Latin American
Perspectives, v. 28, n. 1, p. 56-72, 2001.
RIBEIRO, G. Poder, redes e ideologia no campo do desenvolvimento.
In: SILVA, Kellly; SIMIÃO, Daniel. Timor Leste por trás do palco.
Cooperação internacional e a dialética da formação do Estado. Belo
Horizonte: Ed. UFMG, 2005. p. 417-426.
SILVA, E. Das reportagens policiais às coberturas de segurança
pública: representações da “violência urbana” em um jornal do
Rio de Janeiro. Tese (Doutorado em antropologia) — Instituto de
Ciências Humanas e Filosofia, Universidade Federal Fluminense,
Niterói, 2007.
TORRES, A. Colombia Nunca Más Extractivismo — Graves viola-
ciones a los derechos humanos Caso Hidroituango, una lucha por
la memoria y contra la impunidad. Medellín: Corporación Jurídica
Libertad, 2018.
TORRES, M. Análisis de nuevas dinámicas territoriales por proyec-
tos de infraestructura y su influencia en la generación de conflictos
socio ambientales. Caso de estudio: Hidroituango. Tesis (Magister
en Medio Ambiente y Desarrollo) — Facultad de Minas Departa-
mento de Geociencias y Medio Ambiente, Universidad Nacional de
Colombia, Medellín, 2013.
ZHOURI, A. Justiça ambiental, diversidade cultural e accountability
desafios para a governança ambiental. Rev. bras. Ci. Soc. [online], v.
23, n. 68, p. 97-107, 2008. ISSN 1806-9053. <https://doi.org/10.1590/
S0102-69092008000300007>.

Otras fuentes consultadas

AUTORIDAD NACIONAL DE LICENCIAS AMBIENTALES-AN-


LA. Auto N. 3100 (24 jul. 2014) “Por el cual se inicia un trámite
administrativo de modificación de una Licencia Ambiental, 2014.
Disponible en: <http://portal.anla.gov.co/sites/default/files/13639_
auto_3100_240714.pdf>. Acceso en: jul. 2020.

Miradas Acerca da América Latina 241


CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y EDUCACIÓN POPULAR. Deuda
con la Humanidad. Paramilitarismo de Estado en Colombia 1988-
2003. Bogotá: CINEP, 2004.
COLOMBIA PLURAL. Hidroituango: las voces de la crisis provo-
cada por EPM, 2018. Disponible em: <https://colombiaplural.com/
hidroituango-las-voces-de-la-crisis-provocada-por-epm/>. Acceso
em: jul. 2020.
CONSORCIO INTEGRAL. Estudio de Impacto Ambiental — Ge-
neralidades, 2007. Disponible en: <https://www.epm.com.co/site/
Portals/0/documentos/ituango/estudio-de-impacto-ambiental.pdf>.
Acceso em: 2 abr. 2020.
CONSORCIO GENERACIÓN ITUANGO. Informe: actualización
estudio de impacto ambiental generalidades, 2011. Disponible en:
<https://redjusticiaambientalcolombia.files.wordpress.com/2018/05/
d-phi-eam-eia-cap01-c0006_generalidades.pdf>. Acceso en: 2 jul.
2020.
MOVIMIENTO RÍOS VIVOS ANTIOQUIA. Brevísima historia de
nuestra resistencia a Hidroituango, c2017. Disponible en: <https://
riosvivoscolombia.org/quienes-somos/brevisima-historia-de-nues-
tra-resistencia-a-hidroituango/>. Acceso en: 18 sep. 2020.
SOCIEDAD HIDROELÉCTRICA ITUANGO S.A. E.S.P — (EPM).
Proyecto Hidroeléctrico Ituango, una contribución al desarrollo
local y regional, un mejor futuro para los colombianos, c2016.
Disponible en: <https://www.hidroituango.com.co/>. Acceso en:
ago. 2020.
PACIFISTA. Es en serio: la Gobernación de Antioquia prohibió
las protestas contra Hidroituango, 2019. Disponible en: <https://
pacifista.tv/notas/protesta-prohibicion-hidroituango-luis-perez-
gobernacion-antioquia/>. Acceso en: jun. 2020.
PORTAFOLIO. Las causas de la crisis en Hidroituango, 1º mar.
2019. Disponible em: <https://www.portafolio.co/economia/estudio-
sobre-las-causas-que-generaron-la-crisis-en-hidroituango-526950>.
Acceso en: sep. 2020.
______ . Guerrilla estaría involucrada en protesta en Hidroituango,
2012. Disponible en: <https://www.portafolio.co/economia/finanzas/

242 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


guerrilla-estaria-involucrada-protesta-hidroituango-110894>. Acce-
so en: mayo 2020.
RUTAS DEL CONFLICTO. Desaparición forzada, tragedia com-
partida en el Cañón del Río Cauca. c2019a. Disponible en: <https://
rutasdelconflicto.com/rios-vida-muerte/?q=desaparicion-forzada>.
Acceso en: jul. 2020.

Miradas Acerca da América Latina 243


Capítulo 12

Desigualdad Socioespacial en la
Heterogeneidad Latinoamericana: una
Estrategia Ideológica y Política(1)

Martin Scarpacci(2)

Resumen: Este trabajo exclusivamente teórico problematiza la permanen-


cia constitutiva de las desigualdades en América Latina. Se concentra en
la paradoja reciente, vivida entre los años 2003 y 2014, por los gobiernos
progresistas latinoamericanos al calor del boom de los commodites (Svampa,
2017). En ese periodo, desde un enfoque endógeno se vive un ciclo excep-
cional formado por variopintos gobiernos progresistas que construyen
por primera vez articulados entre sí, un proyecto político supranacional
independiente. Ese proceso, al mismo tiempo, es acompañado desde
un punto de vista exógeno por un hiperciclo también excepcional en el
mercado internacional de precios. Aún así, a pesar de estas condiciones
ampliamente favorables desde lo exógeno-endógeno, la desigualdad
persiste al tiempo que se agudizaron los conflictos socioambientales.

(1)  Este artículo es un resultado parcial de la ponencia presentada en el


Seminario: La persistencia de las desigualdades en América Latina Matrices de
inequidad, culturas de privilegio y cambio político. CALAS (2019). Realizado
durante los días 8, 9 y 10 de octubre 2019 en FLACSO. Quito, Ecuador.
(2)  Martin Scarpacci es doctor candidato por el Instituto de Pesquisa y
Planeamiento Urbano y Regional de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, Brasil
(IPPUR-UFRJ) — Maestro en Estudios Urbanos por la Facultad Latinoamericana
de Ciencias Sociales, Sede Ecuador (FLACSO-Sede Ecuador) — Arquitecto por la
Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la Universidad Nacional de
Rosario, Argentina (FAPyD-UNR).

244 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Esta contradicción pone en jaque el modo de producción extractivista
y la función que la región ocupa en el sistema mundo como productora
de recursos primarios.
Al inicio se contextualiza de manera breve las luchas recientes vividas en
América Latina. Conjuntamente, se examina una serie de conceptos en
torno a la desigualdad defendiendo la idea de que no estamos frente a la
persistencia de un error, sino más bien ante una exitosa estrategia ideoló-
gica y política que consigue pasar inadvertida. Por medio de un análisis
del proceso histórico, se busca revelar las maniobras del neoliberalismo,
entendido como proyecto político global y de clase (HARVEY, 2007), y
como todo ello fue acompañado por un giro político y epistémico en las
años setenta (SVAMPA, 2016). A partir de allí, pensamos la originalidad
a la luz de su propio marco teórico olvidado en el giro epistémico neoli-
beral, allí problematizamos la inserción de los países subdesarrollados al
sistema mundo y retomamos la idea de América latina como problema
teórico (OSORIO, 2012). Ante las políticas hegemónicas despolitizadas,
politizamos el debate y auguramos ante el portal que abre la pandemia
del Covid-19 la posibilidad de pensar más allá de la superficie la transfor-
mación de las estructuras.
Palabras clave: heterogeneidad, desigualdad, estructura, centro-periferia,
politización, América Latina

1. Introducción

La desigualdad socioespacial en América Latina puede ser


rastreada en los planos de las leyes de indias inclusive desde antes
de colocar la piedra fundacional que ordenó jerárquicamente en el
siglo XVI las primeras ciudades de ultramar en el nuevo mundo.
Desde aquel entonces hasta hoy mucho tiempo ha pasado, y la
desigualdad se transformó por su intensidad y persistencia en una
característica estructural del subcontinente latinoamericano. Sin
embargo, si bien sabemos que la desigualdad no puede ser erradi-
cada bajo el capitalismo, ya que esta es una variable inherente del
modo capitalista de producción y reproducción social. Y que, en
consecuencia, la sociedad capitalista es una sociedad de clases, sien-
do la desigualdad el motor del sistema. Sin que esto signifique que
nada pueda hacerse, en principio sí es posible construir un espacio
y una sociedad menos asimétrica y más igualitaria. La oportunidad
de una sociedad mejor está al igual que el horizonte, siempre más

Miradas Acerca da América Latina 245


adelante. Pero, ¿cómo hacerlo? ¿cómo avanzar hacia ese horizonte?
Para el geógrafo David Harvey esto debe ser de manera progresiva:
Lo que pasó en la Revolución Americana… en la Revolución
Francesa… en 1917 en Rusia no podría suceder hoy […] quiero
decir, no hay forma, en mi opinión, de que un movimiento polí-
tico pudiese imaginar tomar las calles y asaltar las barricadas y
llegar a alguna parte. Simplemente serían abatidos. Por lo tanto,
la política tiene que empezar a pensar en un tipo de transformación
progresiva (HARVEY, 2018)(3).

Si bien lo anterior es una posición genérica que acompañamos,


existen especificidades y coyunturas específicas a tener en cuenta.
En ese sentido, la desigualdad adoptó en esta región del mundo
características originales que nuestros países comparten, como así
también son originales las especificidades de cada Estado-nación
que al mismo tiempo los desiguala (QUIJANO, 1989, 2014).
La ciudad latinoamericana que se consolida en el periodo de
industrialización por sustitución de importaciones (ISI), aunque de
manera muy desigual, se aproximó a las políticas keynesianas impul-
sadas por el desarrollismo latinoamericano. Aquella urbanización
lleva congénita en su conformación una estructura profundamente
desigual agravada por una aceleración de la migración campo
ciudad. La Comisión económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL) es el organismo que se encarga de estudiar a fondo en
aquel momento esa originalidad que conceptualmente denomina
como “heterogeneidad estructural” (PREBISCH, 1948; PINTO, 1976).
En la década del setenta del siglo XX los países del sur se ven
obligados a dejar atrás por la vía violenta el, aunque poco robusto,
Estado de bienestar, y se abre un nuevo ciclo económico neoclásico
con primacía en el mercado. Asoma la contrarrevolución neoliberal.
Comienza un periodo de profundas mudanzas, que a grandes rasgos
podemos resumir del siguiente modo. En los setenta se dejan atrás
las medidas proteccionistas y se abre el mercado nacional al mundo,
simultáneamente se abandona el antiguo patrón keynesiano. En

(3)  La entrevista a David Harvey fue realizada por Jeremy Scahill para The
Intercepted. Publicada el diez de octubre. Aquí la rescatamos de El Salto Diario.
Disponible en: <https://www.elsaltodiario.com/pensamiento/entrevista-david-
harvey-estados-unidos-donald-trump-segunda-parte>.

246 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


los ochenta regresan poco a poco las democracias; y en los noven-
ta, el neoliberalismo emprende una nueva rodada, así el ajuste, el
desmonte y la (re)regulación del Estado se convierten en la norma.
En 1998 surge un acontecimiento disruptivo cuando Hugo
Chávez es electo presidente en Venezuela; este hecho, marca el inicio
de un particular y variado periodo progresista para la historia de
América Latina, vivido con mayor intensidad en América del Sur.
Al mismo tiempo, desde un enfoque geopolítico, Estados Unidos y
China inician una descarnada disputa por la hegemonía global. Dis-
puta que es acompañada, y no casualmente, por el hipercíclo de los
commodities vivido entre 2003 y 2014 que en buena medida responde
al impresionante crecimiento del consumo chino (SVAMPA, 2017).
A mediados de 2014, sin embargo, este ciclo económico global
excepcional finaliza. Y, paralelamente, se agota aunque de mane-
ra parcial, el ciclo progresista. En 2015 Mauricio Macri es electo
presidente de la Argentina. En agosto de 2016 Dilma Rousseff es
destituida de su legítimo cargo mediante un golpe blando y Michel
Temer asume su cargo, como resultado de este proceso en 2018
es electo presidente del Brasil Jair Messias Bolsonaro. Sin dudas,
estamos frente a una retomada conservadora que no acaba de con-
solidarse, el agitado contexto que vivimos así lo demuestra. Ecuador
atravesó recientemente unas potentes revueltas en octubre de 2019
bautizada como la revuelta de los zánganos(4). La Bolivia de Evo
Morales termina el más extraordinario ciclo progresista de su historia
de la peor manera mediante un golpe de Estado con consecuencias
gravísimas para su población y la economía nacional. Chile vive
unas heroicas y prolongadas manifestaciones que exigen la renun-
cia de Piñera y una reforma constitucional, uno de los poderosos
estandartes de esas luchas reza “el neoliberalismo nació en Chile, y
aquí es donde va a morir”.
La lucha, sin embargo, está en curso y con un final abierto,
hoy — noviembre del 2020 — más abierto que nunca. En dirección

(4)  “En medio de las fuertes protestas por la eliminación del subsidio a la
gasolina y otra medidas económicas el Presidente Lenín Moreno expresó: “Que se
oiga bien: no voy a cambiar la medida. Que quede claro: se eliminó el subsidio, se
acabó la zanganería” estas expresiones despectivas se re-significaron bautizando las
protestas como insurrección o revuelta de los zánganos” (MAKAROFF; HERRERA
2020).

Miradas Acerca da América Latina 247


opuesta a la avanzada conservadora, en México, Andrés Manuel
López Obrador despierta expectativas progresistas para la región
desde que en diciembre de 2018 se convirtiera en presidente. En
Argentina Alberto Fernández de manera casi sorpresiva(5) en di-
ciembre de 2019 se torna el nuevo presidente y corta así el proceso
de neoliberalización y acelerado endeudamiento nacional realizado
por el derrotado Mauricio Macri. En octubre de 2020, Luis Arce se
consagra presidente de Bolivia y el MAS recupera en primera vuelta
con la decisión del voto popular lo que por la violencia le habían
arrebatado. Por si todo esto fuera poco, hace pocos días Donald
Trump perdió las elecciones frente al demócrata Joe Biden.
Ahora bien, como ya hemos señalado, América Latina sin dudas
está en disputa, sin embargo, todo este proceso de movilizaciones
y luchas insurgentes que estaban en curso inesperadamente fueron
interrumpidas. El mundo vive hoy un impase que torna el futuro
aun más indescifrable desde que la pandemia generada por el Co-
vid-19 transformará ante nuestros ojos la realidad global quizás para
siempre. Hoy transitamos un portal que a ciencia cierta nadie sabe
hacia dónde nos conduce… y por lo que puede verse el atolladero
es más extenso de lo que al inicio se esperaba.
Si bien es muy difícil y hasta paralizador, debemos reflexionar
y seguir adelante incorporando los nuevos aprendizajes que sobre
la marcha van surgiendo. Sin embargo, más allá de la pandemia,
de las coyunturas políticas regionales, a lo largo de esas décadas y
a escala planetaria, el proyecto neoliberal global y de clase, parece
persistir y renovarse. Al mismo tiempo que reestructura todo el sis-
tema interestatal moderno junto con todo un nuevo andamiaje en la
producción, circulación y consumo. El mundo claramente cambió,
distintos momentos fueron transitados, inclusive periodos excep-
cionalmente progresistas y de crecimiento económico sostenido. No

(5)  Nadie esperaba estos resultados en las elecciones PASO 2019 donde surgirían
los candidatos de los distintos partidos políticos: “El candidato kirchnerista Alberto
Fernández se impuso este domingo [11 de agosto de 2019] en las elecciones primarias
para la presidencia de Argentina. Fernández, cuya fórmula vicepresidencial es la
expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, superó al candidato Mauricio Macri,
actual presidente” (BBC News Mundo, 12 de agosto). Si bien la diferencia se acortó,
en las elección del 27 de octubre en primera vuelta, la fórmula Fernández-Fernández
confirmo la victoria.

248 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


obstante, a la hora de preguntarnos qué pasó con la desigualdad en
América Latina, la respuesta es paradójica y no deja de ser trágica.
Según Laís Abramo, Directora de la División de Desarrollo Social de
la CEPAL, después de haber atravesado ese fenomenal cíclo econó-
mico que reorientó la economía de la región hacia la especialización
en la exportación de commodities (2003-2014) “América Latina sigue
siendo la región más desigual del mundo, a pesar de importantes
avances realizados por los países durante la primera década y media
del siglo XXI” (ABRAMO, 2018).
El nuevo patrón global de acumulación capitalista lleva casi
cinco décadas produciendo espacio, el resultado en América Latina
es adverso, región más desigual, más violenta, pero también más
urbanizada del mundo, junto con Europa y Norte América (CEPAL,
2016; UNDOC, 2013; Amnistía Internacional, 2018). De estos datos,
los dos primeros indicadores claramente son negativos, pero la alta
urbanización puede ser entendida como una potencial oportunidad.
Más del 80% de la población habita en zonas urbanas, es decir, que
si el espacio urbano, que ya no crece aceleradamente como lo hizo
en el siglo XX, es tratado con políticas públicas adecuadas, univer-
sales y potentes, se podría revertir la realidad material del 80% de
las personas que habitan la región.
En clave lefebvriana podríamos afirmar que lo espacial no es
un reflejo de lo social, sino que “es” en sí mismo lo social. Es lo ma-
terialmente construido y acumulado en el tiempo por un proceso
de producción desigual y específico de esa determinada sociedad.
El espacio es determinado-determinante de lo social, siendo igual
en sentido inverso, lo social es determinado-determinante de lo
espacial (MOREIRA, 2010). Las características socioespaciales de un
espacio dado, responden a un proyecto político e ideológico. Para Harvey
(2007) el neoliberalismo es, sobre todo, un proyecto político de
clase a escala planetaria. Por lo cual, revelando este mecanismo
rompemos las máscaras y argumentos que justifican y legitiman las
distintas desigualdades; “el espacio ha sido formado y modelado
por elementos históricos y naturales; pero esto, insistimos, ha sido
un proceso político. El espacio es político e ideológico. Es un producto
literariamente lleno de ideologías” (LEFREBVRE, 1975). Responder
cuáles son ellas, cómo operan y de qué manera se legitiman, es parte
de esta propuesta.

Miradas Acerca da América Latina 249


Desde que en los años setenta del Siglo XX las reglas de juego
global mudaron, las ciencias sociales también lo hicieron y el giro
político, vino acompañado por un giro epistémico. Así se impuso
desde la academia, como desde las instituciones que diseñan las
agendas globales, una metodología de estudios por caso y de cor-
tes temporales coyunturales, produciendo efectos fragmentarios y
discontinuos, todo ello a tono con los principios del individualismo
metodológico. Entonces, la hipótesis que sostiene este trabajo es
que no es posible comprender un problema estructural, sistémico
y de largo aliento como lo es el de la desigualdad, específicamente
la desigualdad socioespacial, sin revelar los mecanismos políticos
e ideológicos que través del tiempo la enmascaran.

2. La desigualdad en la originalidad latinoamericana

Comenzamos este apartado con la siguiente pregunta que


no busca encontrar respuestas canónicas, sino más bien formular
problematizaciones: ¿Existe una originalidad latinoamericana? Las
respuestas a este tipo de preguntas son difíciles, complejas y comple-
mentarias y siempre pueden ser enriquecidas con distintos enfoques.
Para comenzar la problematización debemos decir, siguiendo los
aportes del estructuralismo latinoamericano (PREBISCH, 1948; PIN-
TO, 1976), que el origen de la respuesta se encuentra en el proceso
histórico. Siguiendo esta idea, primero, colocamos el acento en la
relación dialéctica y desigual que los países latinoamericanos poseen
en el sistema mundo con los países del centro, lo que se define como
relación centro-periferia (PREBISCH, 1948).
La relación dialéctica condiciona el tipo y la forma en que los
países de la región se insertan en las dinámicas capitalistas globales,
por lo tanto, y si es que existe tal originalidad latinoamericana, ésta
paradójicamente podría estar definida desde afuera, es decir, desde
un orden exógeno. La segunda respuesta, complementaria a la pri-
mera, se concentra en la relación dialéctica que opera a nivel de la
formación social nacional. Siguiendo a Althusser (1974) cada sociedad
desarrolla sus propios individuos, que son histórica y socialmente
definidos, respuesta de orden endógeno. El par dialéctico exógeno-en-
dógeno nos ayuda a comprender el proceso histórico de la región.

250 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Si queremos dar respuestas a problemáticas estructurales
como la desigualdad, debemos remitirnos al proceso histórico de
formación de los países latinoamericanos, allí encontramos la piedra
angular que nos permite descifrar el devenir de la formación econó-
mica, del Estado y de la sociedad latinoamericana. En ese camino,
el estructuralismo latinoamericano ha desarrollado los aportes más
potentes; “los paradigmas del subdesarrollo y de la dependencia
ofrecen un punto de partida fundamental para volver a América
Latina como problema teórico y buscar avanzar en la comprensión
de su originalidad” (OSORIO, 2012 [2001], p. 172).
Por lo tanto, para encontrar respuestas, debemos repregun-
tarnos porqué persiste de forma tan arraigada la heterogeneidad
estructural en nuestros países. Para ello, necesitamos dar un paso
atrás buscando el impulso que nos permita comprender nuestra
realidad social contemporánea. Con ese fin, volvemos al debate
social más potente que se realizara desde las Ciencias Sociales de
América Latina para el mundo. Nos estamos refiriendo al diálogo
que sostuvieron los investigadores latinoamericanos durante la
década del cincuenta y sesenta del siglo pasado, interrumpido por
la vía violenta a principios de los setenta por las dictaduras provo-
cando así un giro político y epistémico. Durante esas dos décadas y
media, distintas corrientes de la CEPAL y de los investigadores de la
dependencia, por distintos medios, buscaban las formas de llegar al
´desarrollo´, esa era la categoría clave y al mismo tiempo el objetivo.
La CEPAL buscaba, de manera audaz y original, formas de
llegar al desarrollo por la vía capitalista; por su parte, los depen-
dentistas lo hacían por la vía socialista. La categoría desarrollo era el
horizonte para unos y otros. Uno de los hallazgos más potentes de
aquel acalorado debate puede resumirse aquí: “las escuelas de la
CEPAL y de la dependencia [afirman] — como Wallerstein posterior-
mente- que el subdesarrollo latinoamericano no puede entenderse
ajeno a la inserción de la región en los movimientos constitutivos
y reproductivos del capitalismo como sistema mundial” (OSORIO,
2012 [2001]: 94). Así Gunder Frank (1970) llega a la conclusión de que
desarrollo y subdesarrollo son dos caras de la misma moneda, partes del
mismo proceso que compone el sistema mundo capitalista.
Hacia fines de la década del sesenta y comienzos del setenta,
y siempre siguiendo a Osorio, se instala como parte del debate que

Miradas Acerca da América Latina 251


venimos describiendo, la discusión sobre si América Latina era
feudal o capitalista. La respuesta dependía del lugar desde el cual
se situaba el investigador. Por un lado se ubican los que observan y
analizan el “sistema mundial”, es decir, las relaciones que mantienen
los países de la región latinoamericana con los países industrializa-
dos. Desde esta perspectiva, no sólo que los países latinoamericanos
eran claramente capitalistas, sino que además fue decisiva su partici-
pación en la formación del capitalismo mundial. Por el otro, los que
analizan la “formación social” y estudian la forma en que los países
se estructuraron internamente, específicamente su organización
productiva. Este grupo argumenta que los países latinoamericanos
tenían estructuras precapitalistas de producción como por ejem-
plo la esclavitud, sistema de explotación que fue durante siglos el
motor principal de la economía de la región. Por lo tanto, desde la
perspectiva de los modos de producción los países de la región eran
feudales o semifeudales.
Esa disputa encuentra una resolución posible en el postulado
del ala marxista de los investigadores de la dependencia. Ellos
afirman que “el análisis del subdesarrollo, si bien exige partir consi-
derando el sistema mundial, debe regresar a unidades menores, regionales
y locales, a las formaciones sociales, que de manera general terminarían
circunscritas territorialmente bajo los estados-nación que comienzan
a ganar forma luego de los procesos de independencia (OSORIO,
2012 [2001], p. 97).
La dialéctica entre el sistema mundial (de carácter exógeno) y
la formación social (de carácter endógeno) no pueden ser excluidas.
Si bien la dialéctica desigual entre centro y periferia motoriza el
proceso, es decisivo lo que sucede al interior de los territorios que
se anexan. Según Osorio, en esas “unidades menores termina de
constituirse una organización económica, política y social que repro-
duce el atraso y el subdesarrollo, y en la que se definen las nuevas
modalidades de reinserción internacional y también, las nuevas mo-
dalidades de atraso y subdesarrollo” (OSORIO, 2012 [2001], p. 97).
Desde ese momento y en adelante, las jóvenes naciones emprenden
una particular inserción en el sistema mundo, dando origen a un
capitalismo de tipo sui géneris; fundando en ese proceso, sus pro-
pias estructuras nacionales, regionales, locales, por cierto, también
desiguales. A partir de la relevancia encontrada en las unidades de

252 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


análisis menores, guiadas por la teoría de la dependencia y reto-
madas por Wallerstein después, reclaman la necesidad de conocer
en profundidad las particularidades del capitalismo dependiente.
Los investigadores realizan algunos hallazgos centrales en la
empresa de comprender a profundidad el capitalismo dependiente
latinoamericano. Una vez revelado el desarrollo del subdesarrollo,
sabemos que los países de la periferia aceleran el desarrollo de los
países del centro, sopeso de la destrucción de los recursos naturales y de
la explotación de los trabajadores latinoamericanos que el sistema formal
incorpora. De acuerdo con Marini (1975), para esta fracción de tra-
bajadores, el salario bajo y la duración prolongada de la jornada
laboral define en ese capitalismo sui géneris una superexplotación
del trabajador. Que además debe resolver por su propia cuenta la
necesidad de acceso a la tierra y a la vivienda. Pero además, por fuera
queda una enorme fracción de trabajadores que son considerados
como ejército de mano de obra de reserva, población que también
debe resolverse desde la informalidad el acceso a tierra, vivienda
y trabajo. Esto explica en buena medida la enorme informalidad
latinoamericana, y conjuntamente su estructura social y espacial
desigual.
Allí están presentes la inserción en el sistema mundial y la
formación social nacional; excluyendo alguna de las partes no po-
dríamos comprender los paisajes desiguales latinoamericanos donde
conviven riqueza y pobreza como un par indivisible congénito a
su estructura. Este proceso de desarrollo desigual (y a veces com-
binado, por ejemplo, como señalamos más arriba entre capitalismo
y feudalismo) es el que “da origen a una modalidad de desarrollo
dependiente [y aquí, nos aproximamos al presente]. De esta forma,
el punto de partida, el sistema mundial, no nos exenta del estudio de la
reproducción ´local´ del capitalismo, proceso que se redefine de mane-
ra permanente por los cambios que sufren las regiones y países en
su inscripción en la economía global (OSORIO, 2012 [2001], p. 97).
Ello da cuenta de la arraigada permanencia de la desigualdad que
la región engendra y reproduce a lo largo del proceso histórico y
como esto se materializa objetivamente en la escala local, de manera
cruda y explícita. Muchas veces interpretada como fenómeno natu-
ral. La política dominante logra su cometido y junto con su ideología

Miradas Acerca da América Latina 253


impone su sentido común. Gramsci escribía en sus cuadernos desde
la cárcel, “el sentido común dominante es el sentido común de las
clases dominantes” (GRAMSCI, 2001).

3. Desigualdad socioespacial, una estrategia ideológica y política

En general, para explicar las desigualdades, se apela a cualquier


explicación aleatoria o se intenta combatir las consecuencias sin
atacar ni evidenciar las causas le dan forma. De acuerdo con ello,
nos enfrentamos a lo que Ribeiro (2016) define como un competitivo
globalismo intelectual, que junto con políticas hegemónicas difun-
didas en buena medida por los organismos multilaterales logran
imponer guías a escala planetaria que orientan el quehacer nacio-
nal-global e imponen un tipo de “sentido común”. Entre las más
destacadas agendas globales rescatamos i) Agenda 2030 ´Objetivos
de Desarrollo sostenible´, ii) Financiamiento para el desarrollo, iii)
Nueva Agenda Urbana de Hábitat III; entre otras. A esta última,
la Nueva Agenda presentada en Quito en 2016, de manera crítica
Rodríguez y Sugranyes la definen como de pensamiento mágico
(RODRÍGUEZ; SUGRANYES, 2017). Señalando que la agenda ur-
bana es un “documento atemporal que sueña una ciudad ideal, sin
denunciar ni proponer remedio a los múltiples problemas urbanos”,
idea extensible al resto de agendas globales.
Ante la hegemonía de los documentos despolitizados que se
apoyan en tecnicismos y que simultáneamente niegan la teoría,
retorna desde el pasado la Tesis 11 de Marx sobre Feuerbach y
demanda en tiempo presente que: “los filósofos no han hecho más
que interpretar el mundo, pero de lo que se trata es de transfor-
marlo” (MARX, 1845). Dicho esto, y ante la necesidad imperiosa de
transformar la realidad desigual que transitamos, planteamos una
serie de preguntas-horizontes con los que de fondo dialoga este
trabajo. Si bien aquí no buscamos responderlas, sí creemos que la
simple formulación abre la posibilidad de transitar esta senda co-
lectivamente, en ese sentido nos preguntamos: cómo modificamos
las relaciones de fuerzas con que opera el mainstream a nivel teórico
y político. Quiénes son los que imponen el discurso hegemónico y
cómo lo hacen. Cómo logran legitimidad y cómo es que consiguen
aparentar un posicionamiento neutro ante la sociedad. Finalmente,

254 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


una pregunta central para nuestro campo, cómo construimos y arti-
culamos una teoría crítica y contrahegemónica que logre incidir en
la práctica desde las periferias. Evidentemente, la política no puede
estar fuera de esta respuesta.
De acuerdo con lo anterior, el primer paso es asumir que este
cuerpo epistémico no puede desentenderse de las realidades inhe-
rentes a las estructuras, a las heterogeneidades, ni de las coyunturas
políticas. Lo sociespacial es político y es ideológico. La sociedad
urbana (LEFEBVRE, 1975) demanda una teoría y una praxis donde
se articulen estructura-coyuntura, política y economía en el contexto
que impone la fase capitalista contemporánea. En este sentido, los
años setenta del siglo pasado marcan el inicio de una serie de trans-
formaciones globales profundas y decisivas que todavía estamos
atravesando. Los sectores que comandan las fibras más delicadas
del sistema mundo capitalista inician, desde el centro, un proceso
de mudanzas que guía a la economía global hacia un nuevo tipo
particular de cristalización (WALLERSTEIN, 2005). Ese proceso
altamente dinámico atraviesa mudanzas complejas, múltiples y
multidimensionales, interseccionales y transescalares (BRANDÃO;
FERNÁNDEZ; RIBEIRO, 2018).
Desde el inicio de la metamorfosis planetaria que venimos
describiendo, la economía creció paralela a las desigualdades, y a
pesar del hiperciclo económico y la coyuntura política excepcional,
las distintas desigualdades persistieron y se agravaron. Las trans-
formaciones en curso, fueron acompañadas por una profundización
de “regímenes de acumulación dependientes y poco diversificados,
estructuras de poder elitistas, flujos globalizadores que promueven
gobernanzas financieras internacionales, esquemas de explotación
laboral, institucionalización de estructuras corruptas y mecanismos
de captura del estado, culturas del mérito, entre otros” (CALAS,
2019). Este punteo de diversas problemáticas se remite de fondo
a la reestructuración sistémica global que venimos describiendo.
Reestructuración que calibra y ajusta la producción, circulación y
consumo de la cinta capitalista planetaria, transformando en este
proceso el territorio y su administración. Entre esos grandes cambios
destaca una nueva configuración de las fronteras. Las fronteras dejan
de ser un límite definido para el capital mientras que, por su parte,

Miradas Acerca da América Latina 255


las personas se ven cada vez más circunscritas a un territorio — o
a los intersticios de éste que por el momento no disputa el capital.
Así, de manera conjunta, la readecuación logística en la circu-
lación de mercancías reduce las barreras temporales y espaciales, y
de este modo, lo tecnológico, burocrático y regulatorio se re-regula
en todos los niveles del aparato interestatal moderno. Claro que la
reestructuración opera de manera desigual entre países del centro
y de la periferia. El reordenamiento induce una fuerte especializa-
ción productiva para los países periféricos que gira en torno a una
exhaustiva especificidad en la división internacional del trabajo,
que para el caso latinoamericano se concentra básicamente en la
producción extractiva de recursos primarios. Siguiendo a lo que
apunta Siqueira (2019) se impulsan nuevos flujos transfronterizos
materiales e inmateriales, comerciales y productivos por la vía de
la Inversión Extranjera Directa (IED) y por la vía financiera, y así se
habilita una expansión extraordinaria de explotación de las desigualdades
socioespaciales.
Las innovaciones productivas, organizativas, tecnológicas, in-
formativas, de transporte y financieras, así como los procesos
de desregulación del mercado comercial, financiero y laboral
fueron decisivos para dar forma a una nueva geografía global
de producción. En general, estos cambios han contribuido a
la aparición de feroces patrones de competencia y una mayor
integración funcional e interdependencia económica entre
países y regiones. Bajo el mando de grandes corporaciones y
diversas lógicas de la industria, diferentes partes del mundo se
incorporan de manera selectiva y desigual (SIQUEIRA, 2019).

Al calor de estas transformaciones, la urbanización contem-


poránea asume un papel central en el proceso de acumulación
capitalista. Conjuntamente, con el ochenta porciento de la población
latinoamericana viviendo en ciudades, urbanización y mercado de
trabajo son categorías decisivas que avanzan (o retroceden) juntas.
De este modo, siguiendo a Brandão (2017), desde que la región rea-
liza un giro conservador con Macri y Bolsonaro, se desarrolla una
“reestructuración regresiva de los mercados de trabajo, que avanza
hacia la individualización, precarización e intensificación de la ex-
plotación de la fuerza de trabajo, poniendo en jaque a la movilidad
ascendente de la base de la pirámide social y la formalización de

256 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


las ocupaciones que se estaban estructurando. Desmontando, así,
sistemas de protección, garantías y seguridad que venían siendo
duramente erguidos” (BRANDÃO, 2017). A todo ello, agrega Osorio,
que los países latinoamericanos desarrollaron un tipo de capitalis-
mo en el que “la producción tiene poco que ver con las demandas
de los sectores sociales que la producen. Producción y realización
corresponden a espacios sociales que sólo se superponen de manera
tangencial” (OSORIO, 2012 [2001], p. 164).
Si esto es así, y si lo social produce lo espacial en una dialéctica
permanente, no es necesario sorprenderse a la hora de afirmar que
el espacio también transita hacia un mismo destino. Peor aún, lo es-
pacial para ser transformado posee una inercia mayor, que necesita
de un tiempo más extenso para revertir décadas y décadas de des-
igualdad acumulada en el espacio. Por lo tanto, volviendo al inicio
de este apartado, si queremos revertir la heterogeneidad estructural
latinoamericana, debemos superar las coyunturas extraordinarias
como la vivida entre 2003-2014 y transformar directamente las
estructuras (política, económica, productiva, tributaria, judicial, y
de la comunicación). Al respecto Harvey, después de analizar la
distribución del socialismo británico de posguerra y los programas
liberales contra la pobreza en los Estados Unidos, señala que “los
programas que tratan de alterar la distribución sin alterar la estruc-
tura del mercado capitalista, dentro del cual el ingreso y la riqueza se
crean y distribuyen, están condenados al fracaso” (HARVEY, (2014)
[1973], p 112). Allí una pista ineludible de hacia dónde transitar las
transformaciones políticas del presente y del futuro.

4. Comentarios finales

Si colocamos el foco en las transformaciones exógenas, entre


2003-2014, en el contexto boom de los commodities (SVAMPA, 2017)
podemos afirmar que los países productores de materias primas se
vieron beneficiados económicamente de manera extraordinaria. Al
mismo tiempo, coincidente con ello, pero, desde un enfoque endó-
geno, la región vivió un ciclo de gobiernos progresistas, con políticas
públicas orientadas hacia lo social que fueron impulsadas mediante
un modelo estatal neodesarrollista produciendo un significativo
crecimiento del PIB nacional. Sin embargo, a pesar de atravesar un

Miradas Acerca da América Latina 257


contexto exógeno-endógeno positivo, las desigualdades en América
Latina se amplían y crecen. Esta contradicción pone en jaque defini-
tivo el modo de producción extractivista y la función que la región
ocupa en el sistema mundo como productora de recursos primarios.
El primer punto que queremos rescatar en este apartado final
se concentra en resaltar la diferencia entre crecimiento económico
y desarrollo, y al mismo tiempo cuestionar el ´desarrollo´ como
categoría omnipresente e incuestionable. Estamos atravesando un
periodo de cambio climático del que la pandemia vivida por el
Covid-19 es tan sólo una señal más de la crisis global sistémica y ge-
neralizada que atravesamos. Por lo tanto, el debate contemporáneo
no puede ser el mismo que el que en la década del setenta del siglo
XX mantuvieron cepalinos y dependentistas sobre cómo alcanzar
el desarrollo. Hoy tenemos un desafío aun mayor donde se vuelve
determinante desmontar el sistema progresivo y de acumulación
sin fin en el que estamos atrapados, y pensar categorías asociadas al
posdesarrollo o de crecimiento cero. Los límites físicos del planeta
así lo reclaman. Frente a nuestros ojos “todo lo sólido se desvanece
en el aire”, tenemos la oportunidad de romper definitivamente las
estructuras que nos atan al al pasado colonial y al capitalismo de-
pendiente, y pensarnos articulados, en diversos proyectos soberanos.
El segundo punto que rescatamos se enfoca en cuestionar otra
´verdad incuestionable´ relacionada con la primera que afirma que
los países latinoamericanos deben ser productores de materias pri-
mas para el mundo porque no existe otra vía posible. Ese modelo de
desarrollo largamente ensayado en esta región del mundo mantiene
una estructura social desigual al tiempo que reprimariza la economía
mediante un intercambio ecológico y económico desigual con los
países consumidores, además de concentrar allí poder y riqueza.
Queda demostrado fácticamente en el hiperciclo 2003-2014 que
este modelo aún en las mejores condiciones nos arrastra hacia la
profundización de las contradicciones. Por lo tanto, en este trabajo
alentamos la transformación de las estructuras.
El tercer y último punto, se concentra en destacar que la des-
igualdad y su persistencia no derivan de un error, sino más bien
de una exitosa estrategia ideológica y política que consigue pasar
inadvertida. Como hemos señalado, el neoliberalismo, debe ser en-
tendido como un proyecto político global y de clase (HARVEY, 2007).

258 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


En ese sentido, para transformar necesitamos conocer y enfrentar a
los distintos bloques de poder que defienden y se favorecen de estas
inequidades, el predominio de lo económico caracteriza al capitalismo,
dice Lefebvre (2014), siendo un “proceso que separa lo económico de
lo social y permite a lo político mantener esta separación” (LEFEBVRE,
p. 49, 2014). Por lo tanto, despolitizar el debate no es un error del
sistema, por el contrario, es una estrategia.

Bibliografía

ABRAMO, Laís. Comunicado de prensa de la CEPAL el 8 de junio


de 2017: Pese a avances recientes, América Latina sigue siendo la
región más desigual del mundo Directora de la División de De-
sarrollo Social, 2017. Consultado en: <https://www.cepal.org/es/
comunicados/cepal-pese-avances-recientes-america-latina-sigue-
siendo-la-region-mas-desigual-mundo>.
ALTHUSSER, Louis. Para una crítica de la práctica teórica. México:
Siglo XXI Editores, 1974.
AMNISTÍA INTERNACIONAL. Informe 2017/18 Amnistía Inter-
nacional la situación de los derechos humanos en el mundo, 2018.
ISBN: 978-84-96462-48-9
BBC News Mundo. PASO: Alberto Fernández, candidato del
kirchnerismo, propina una contundente derrota a Mauricio Ma-
cri en las elecciones primarias en Argentina, 2019. Publicado el
12 de agosto. Consultado en: <https://www.bbc.com/mundo/
noticias-america-latina-49315279>.
BRANDÃO, Carlos; FERNÁNDEZ, Victor Ramiro; RIBEIRO, Luiz
Cesar. Escalas espaciais, reescalonamentos e estatalidades: lições e
desafios para América Latina. 1. ed. Rio de Janeiro: Letra Capital:
Observatório das Metrópoles, 2018. ISBN 978-85-7785-579-7.
BRANDÃO, C. A. Crise e rodadas de neoliberalização: impactos
nos espaços metropolitanos e no mundo do trabalho no Brasil. Cad.
Metrop., São Paulo, v. 19, n. 38, p. 45-69, jan./abr. 2017. Consultado
en: <http://dx.doi.org/10.1590/2236-9996.2017-3802>.
CALAS. La persistencia de las desigualdades en América Latina
Matrices de inequidad, culturas de privilegio y cambio político.

Miradas Acerca da América Latina 259


Publicado en la convocatoria del Seminario realizado durante los
días 8, 9 y 10 de octubre 2019 Quito, FLACSO-Ecuador.
CEPAL. La matriz de la desigualdad social en América Latina coor-
dinación de Laís Abramo, Directora de la División de Desarrollo
Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL), 2016.
FRANK, A. G. Capitalismo y subdesarrollo en América Latina.
Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 1970.
GRAMSCI, Antonio. Cuadernos de la cárcel. Edición crítica com-
pleta ed. (V. Gerratana, Ed.) México: Ediciones ERA-Universidad
Autónoma de Puebla, 2001.
HARVEY, D. [1973]. Urbanismo y desigualdad social. México: Siglo
XXI Editores, 2014.
______ . Breve historia del neoliberalismo. Editorial Akal, 2007.
LEFEBVRE, Henri. El derecho a la ciudad. Barcelona: Ediciones
Península, 1975.
MAKAROFF, Anahí; HERRERA, Stalin. Una golondrina no hace el
verano, pero su presencia lo anuncia: herencias de la insurrección de
los zánganos. En el libro: Desafíos del Pos-progresismo. Editorial
Ciespal, Clacso, IEE, Universidad Salesiana. Quito, Ecuador, 2020.
MARINI, R. M.; MILLÁN, M. Superexplotación y clase obrera: el
caso mexicano. Cuadernos Políticos, n. 6, oct./dic. 1975.
MOREIRA, Ruy. Qué es la Geografía. Traducción: José Angel
Quintero. Libre, 2010.
QUIJANO, Aníbal [2000]. “Colonialidad del poder, eurocentrismo
y América latina”. En: Cuestiones y horizontes: de la dependencia
histórico-estructural a la colonialidad/descolonialidad del poder.
Buenos Aires: CLACSO, 2014. ISBN 978-987-722-018-6.
QUIJANO, Aníbal. “La nueva heterogeneidad estructural de Amé-
rica Latina”. En: SONNTAG, Heinz et al. ¿Nuevos temas nuevos
contenidos?: las ciencias sociales de América Latina y el Caribe en
el nuevo siglo. Caracas, Unesco Nueva Sociedad, 1989.

260 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


QUIJANO, Aníbal PINTO, A. “Heterogeneidad estructural y mo-
delo de desarrollo reciente de la América Latina”. Inflación: Raíces
Estructurales, México: Fondo de Cultura Económica, 1976.
PINTO, Anibal. Notas sobre los estilos de desarrollo en América
Latina. Revista de la CEPAL, n. 1, primer semestre 1976.
PREBISCH, R. El desarrollo económico de la América Latina y
algunos de sus principales problemas (E/C n. 12/89). Santiago:
Comisión Económica para América Latina (CEPAL), 1948.
ONU — Hábitat. Programa de las Naciones Unidas para los Asenta-
mientos Humanos, ONU — Hábitat. ISBN Series 978-92-1-133397-8
ISBN v. 978-92-1-132469-3, 2012.
OSORIO, Jaime [2001] Fundamentos del análisis social: la realidad
social y su conocimiento. México: Fondo de Cultura Económica.
Universidad Autónoma Metropolitana, 2012.
RIBEIRO, L. C. Q. Transformações da ordem urbana nas metrópo-
les: bases para uma síntese comparativa. Comunicación presentada
en la mesa “La urbanización latinoamericana en el capitalismo ac-
tual”, realizada en el I Congreso Latinoamericano de Teoría Social
¿Por qué la teoría social? Las posibilidades críticas de los abordajes
clásicos, contemporáneos y emergentes, realizado del 19 al 21 de
agosto de 2015 en Buenos Aires, Argentina, 2016.
RODRÍGUEZ, Alfredo; SUGRANYES, Ana. La Nueva Agenda Ur-
bana: pensamiento mágico. Revista Vivienda y Ciudad, v. 4, 2017.
SIQUEIRA, Hipólita. Trabajo inédito aun no publicado, 2019.
SVAMPA, Maristella. Del cambio de época al fin de ciclo. Gobier-
nos Progresistas, extractivismo y movimientos sociales. Buenos
Aires: Edhasa, 2017.
______ . Debates latinoamericanos: Indianismo, desarrollo, depen-
dencia, populismo. Editor: Edhasa, 2016.
UNDOC. Estudio mundial sobre el homicidio. Oficina de las Na-
ciones Unidas contra la Droga y el Delito. Resumen Ejecutivo, 2013.
WALLERSTEIN, I. Análisis de sistemas-mundo. Una introducción.
México: Siglo XXI 2005.

Miradas Acerca da América Latina 261


Capítulo 13

O Agro é Morte: Acumulação Primitiva


e Expansão do Capitalismo em Mato
Grosso

Lélica Elis Pereira de Lacerda(1)


Viviani Sousa Barros(2)

Resumo: O presente artigo, fruto de estudo bibliográfico sobre o capitalismo


dependente e estudos decoloniais, tem por objetivo abordar a constituição
do estado de Mato Grosso como expressão do capitalismo dependente,
resultado do projeto capitalista eurocentrado que se expande para América
Latina, subjugando-a. A compreensão da dinâmica do capitalismo depen-
dente no Estado de Mato Grosso se dará pelo exercício de apreensão do
contínuo processo de “Acumulação primitiva” (MARX, 2011), entendida
como processo inerente à valorização do capital em relação com o capitalis-
mo dependente latino-americano. No decorrer desta análise, pretendemos
problematizar: 1) quais pautas são fundamentais para a superação deste
padrão de sociabilidade; 2) quem constitui a classe que sofre o processo
exploratório e, portanto, porta enquanto classe a possibilidade histórica de
construção da ruptura radical; concluindo que a luta de emancipação se
dará pelos corpos retintos, numa pauta anticapitalista que envolve também

(1)  Professora do Departamento Social da UFMT e Pesquisadora do Grupo


Estudos e Pesquisa sobre Exercício Profissional Competente da Assistente Social
(GEPPROC).
(2)  Mestranda do Programa de Pós Graduação em Política Social da UFMT,
bolsista CAPES e Pesquisadora do Grupo Estudos e Pesquisa sobre Exercício
Profissional Competente da Assistente Social (GEPPROC).

262 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


a ruptura com o imperialismo,, que subentende as pautas antirracista, anti-
capitalista, contra o poder patriarcal e o latifúndio.
Palavras-chave: acumulação primitiva; capitalismo dependente;
agronegócio.

Introdução

O marxismo é um método materialista, histórico e dialético que


busca reproduzir no pensamento a dinâmica concreta do real. Assim,
longe de ser um dogma a ser citado e reverberado, é um exercício de
reflexão dialética que precisa buscar a reprodução da concretude das
relações sociais. A análise do capital evidencia sempre leis tenden-
ciais que se expressam de forma particular em cada parte do globo
e, neste artigo, buscamos explicitar a dinâmica do capitalismo em
Mato Grosso, na periferia da periferia do capitalismo dependente.
A locomotiva econômica de Mato Grosso é o Agronegócio.
Nós o entendemos como modelo de agricultura imposto a partir de
fora e, por isso, extermina a diversidade de culturas, de modos de
produção, de fauna e flora, estabelecendo o padrão branco imperia-
lista de produção agrícola, ancorado nas mesmas bases coloniais de
sempre: conforme Gorender (2018), na monocultura, no latifúndio
e no trabalho penoso; mantendo forte e modernizada a estrutural
colonial; atualizando as relações de dominação/exploração por
pacote tecnológico que impõe dependência tecnológica (das terras
em si tão férteis) até mesmo na produção agrícola.
Para entendermos os processos fundamentais desta dinâmica,
este artigo, fruto de estudo bibliográfico sobre o capitalismo depen-
dente e estudos decoloniais, tem por objetivo abordar a constituição
do estado de Mato Grosso como expressão do capitalismo depen-
dente, resultado do projeto capitalista eurocentrado que se expande
para América Latina, subjugando-a conforme interesses de fora,
como fornecedor de commoditie barateadas pela superexploração
do trabalho, viabilizada pelo racismo que estrutura o capitalismo
dependente.
Neste sentido, nos aproximamos de Quijano (2020) para
entender, neste processo eurocentrado de expansão da sociabili-
dade capitalista, como o racismo opera estratificando o mundo do

Miradas Acerca da América Latina 263


trabalho a uma divisão racial e internacional do trabalho pautada na
desumanização formal dos indivíduos de pele retinta; viabilizando
tipos de capitalismo ainda mais exploratório e opressor na perife-
ria do capital. A compreensão que este autor permite do racismo
como estruturante da divisão internacional do trabalho viabiliza
compreender o elemento que viabiliza aquilo que Marini (2000)
denomina de trabalho superexplorado: a desumanização formal
das pessoas retintas (resultado e promotor do “processo de acu-
mulação primitiva” como constitutiva do capitalismo dependente
latino-americano).
A compreensão da dinâmica do capitalismo dependente no
Estado de Mato Grosso se dará pelo exercício de apreensão do
contínuo processo de “Acumulação primitiva” (MARX, 2011), en-
tendida como processo inerente à valorização do capital sob relações
do capitalismo dependente latino-americano. Este é o debate do
primeiro tópico do trabalho.
Após este exercício de abstração, no segundo tópico aborda-
remos a dimensão concreta: o processo histórico de constituição do
capitalismo em Mato Grosso.
No decorrer desta análise, pretendemos problematizar: 1)
quais pautas são fundamentais para a superação deste padrão de
sociabilidade; 2) quem constitui a classe que sofre o processo explo-
ratório e, portanto, porta a possibilidade histórica de construção da
ruptura radical.

1. A assim Chamada Acumulação Primitiva em Marx(3)

O capítulo XXIV do Livro I de O capital de Marx (2011) é


tido para alguns marxistas como um capítulo histórico da obra
em que aborda a “Assim chamada acumulação primitiva” como o

(3)  Nós já vínhamos acumulando um conjunto de conclusões acerca desse debate


da acumulação primitiva, mas o que nos deu a certeza de que nossas compreensões
estavam corretas e nos deu segurança para seguir construindo nossa interpretação
foi o vídeo O que é Acumulação Primitiva? Léxico Marx, com Virgínia Fontes.
Produtora:TV Boitempo. São Paulo, 2020.Disponível em: <https://www.youtube.
com/watch?v=odEH0AEFMvc>.

264 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


momento histórico pretérito do capital em que impõe suas bases
de sociabilidade; nós compreendemos, porém, que se trata de uma
análise que revela uma dinâmica constante do capital, inerente
a sua necessidade de autoexpansão e é esta defesa que faremos
nestas breves páginas.
Com ironia, afirma o autor que por trás do mito criacionista
da economia política de que a emersão dos capitalistas é resultado
de alguns poucos trabalhadores laboriosos e mais habilidosos que
os demais que conseguiram acumular riquezas; está a verdade: na
história real é sabido que a conquista, a subjugação, o assassínio
para roubar, em suma, a violência desempenha papel central neste
processo (Idem, 2011).
O movimento fundamental que o autor evidencia neste escrito
é que o dinheiro e a mercadoria não são desde o início do capital,
tampouco os meios de produção e de vida; para se tornarem capital
carecem da sua transformação em capital. Esta mesma transfor-
mação só pode se processar em circunstâncias determinadas, que
redundem na constituição de duas espécies muito diferentes de
possuidores de mercadorias: de um lado, proprietários de dinheiro,
de meios de produção e de vida, aos quais o que interessa é valorizar
a soma de valor por eles possuída por meio da compra de força de
trabalho alheia; do outro lado, trabalhadores livres, vendedores da
mercadoria que possuem: sua força de trabalho própria; por isso
vendedores de trabalho.
A dinâmica evidenciada por Marx se trata da separação do
trabalhador (no caso analisado por ele, os servos) de suas terras e
ferramentas, fazendo com que, de um lado, encontrem-se trabalha-
dores totalmente desprovidos dos meios de produzir seu sustento; e
de outro, terras e meios de produção que, alheios aos trabalhadores,
passam a ser propriedade privada dos burgueses que são apenas os
proprietários, mas não aqueles que colocam estas forças produtivas
em ação.
Esta é a estrutura fundamental da sociabilidade capitalista: de
um lado trabalhadores alheios aos meios de produção, obrigados
a vender a única mercadoria que portam — a sua força de trabalho
— no mercado de trabalho por salários para sobreviver; de outro,
proprietários das terras e demais meios de produção transformados

Miradas Acerca da América Latina 265


em propriedade privada, a serviço dos interesses privados para
obtenção de lucros de meia dúzia de burgueses.
Destas relações pode-se inferir que o antagonismo de classes
fundamental se dá entre o proprietário dos meios de produção e
o da força de trabalho. O processo de emancipação humana neste
caso consiste em constituir um poder da classe dos vendedores de
força de trabalho que socialize meios de produção — uma revolução
anticapitalista, portanto.
Na América Latina, esta questão se complexifica. Quando
Marx (2011) trata da acumulação primitiva, deixa evidente que o
desenvolvimento da forma industrial mercantil de produção foi
financiado pelas riquezas oriundas das colônias. Na gênese do ca-
pitalismo industrial situa o tráfico negreiro, a pilhagem das riquezas
das Américas e a dívida pública. Tratemos, pois, destas questões.

1.1. Acumulação primitiva e capitalismo dependente


latino-americano

No capítulo XXIII de O capital, Marx (2011) ao destrinchar a lei


geral de acumulação capitalista desvela a necessidade de autoexpan-
são permanente do capital. No capítulo XXIV, o próprio Marx (2011)
aponta a relação entre metrópoles e colônias como consequência
desta dinâmica de expansão em que o capital, como relação social,
emerge dos países europeus em contato com suas colônias por meio
do tráfico negreiro e pilhagem de recursos naturais.
O que defendemos é que o surgimento de trabalhadores eu-
ropeus livres como passarinho para se vender no mercado emerge
associado a escravização e pilhagem de riquezas das colônias,
processo jamais rompido e que constitui a própria dinâmica do ca-
pital. Assim, a troca de equivalentes no mercado se articula com a
expropriação pelo uso da força de brancos capitalistas contra povos
não brancos (que não viviam economias capitalistas).
Williams (apud HONOR, 2015) afirma que o dinheiro acumu-
lado pelos grandes bancos internacionais é oriundo do comércio
triangular em que se promove o sequestro e venda de africanos como
escravos; e a compra de matérias-primas barateadas pela intensa
exploração de pessoas escravizadas, para manufaturar e revender

266 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


a altos preços às colônias. Pelo uso da força, portanto (e não de
trocas mercantis entre valores iguais), abarrotaram seus cofres de
ouro, prata e sangue dos povos latino-americanos e africanos. Este
processo jamais cessou.
Quijano (2020) afirma que a globalização de hoje é a culminação
da colonização das Américas e a hegemonia do moderno capitalismo
eurocentrado. Neste processo, todas as formas de produção não
capitalistas, em seus diferentes espaços e tempos, foram atreladas
à dinâmica do capital enquanto totalidade. Assim, a partir dos in-
teresses dos países centrais de onde emana a relação mercantil para
o mundo, opera-se a distribuição racista do trabalho, dos papéis
sociais e do poder, processo que se instaura desde a colonização e
jamais foi superado.
Explica Césaire (1977) que, muito embora o projeto de colo-
nização vendesse a ideia dos brancos civilizados levarem aos não
brancos primitivos o progresso, na prática a colonização significou
a coisificação do não branco. Disso inferimos que o capitalismo foi
constituído como um projeto de dominação em que o poder capita-
lista, branco e patriarcal vindo de fora governa nossos povos a partir
de interesses antagônicos ao nosso e ganha vantagens pela nossa
desumanização, pautada no racismo. A política aqui praticada é a
política de dominação e exploração dos brancos civilizados sobre
os não brancos, não civilizados.
Argumentamos que o rebaixamento de nossa condição humana
constitui aqui um capitalismo, cuja exploração extrapola a troca de
valores equivalentes das relações mercantis. A violência e a pilhagem
de nossos recursos é o padrão da relação estabelecida entre países
em relação desigual no mercado internacional: Conforme Marini
(2005) países imperialistas dominam e utilizam como mecanismo
de contratendencia de queda da taxa de seus lucros as economias
de países de capitalismo dependente que gravitam ao seu redor,
subjugados.
A América Latina se insere no mercado mundial, portanto,
como produtora de matérias-primas na condição de mercadorias
produzidas em latifúndios, pautadas na monocultura, cuja mão de
obra foi escravizada (GORENDER, 2018).

Miradas Acerca da América Latina 267


Não é segredo para ninguém que o ouro da família real britâ-
nica é oriundo de jazidas apropriadas pelas metrópoles e extraídas
por meio do trabalho escravo da África e América-latina! Sabemos
também que os lucros da VALE de hoje que beneficiam seus acio-
nistas estrangeiros segue uma dinâmica muito parecida. Analisemos
os processos de expropriação por trás disso.
O primeiro ponto a se destacar é o de que uma economia
agroexportadora tem duas formas fundamentais de ampliar seus
lucros: intensificando a produção por meio de tecnologias (tratores,
agrotóxicos, etc.); ou ampliando a área a ser produzida e a quanti-
dade de trabalhadores que cultivam as terras. Ambas são utilizadas.
Se é rentável produzir em terras férteis, ou extrair ouro de ja-
zidas; imagine de terras e jazidas que não precisam ser compradas
porque são expropriadas de quem não é considerado humano o
bastante para ser proprietário de qualquer coisa.
No Brasil colonial, o ouro foi expropriado pela Inglaterra por
meio do trabalho escravizado de africanos em Minas Gerais, por
exemplo; minas expropriadas dos povos indígenas que lá habita-
vam originariamente. A VALE também foi expropriada do povo
brasileiro, por meio de um processo de privatização(4).
A oferta de matérias-primas na condição de mercadoria, por-
tanto, se dá pela sua extração ou cultivo a partir de recursos naturais
que não foram adquiridos via troca de equivalentes entre o grande
capital e os nativos, mas pela sua própria expropriação. Isso desde
o princípio da colonização, até hoje incentivado inclusive pelo go-
verno Bolsonaro(5).

(4)  Harvey (2014) fala das privatizações como forma de acumulação por
espoliação porque se trata de apropriação privada de riqueza pública. Neste
sentido, lembremos que a Vale do Rio Doce (hoje apenas Vale) foi vendida por R$
3,3 bilhões, quando somente as suas reservas minerais eram calculadas em mais
de R$ 100 bilhões à época. Informação disponível em <https://www.brasildefato.
com.br/2017/05/07/venda-da-vale-completa-20-anos-e-foi-um-dos-maiores-crimes-
cometidos-contra-o-brasil>.
(5)  Vide Medida Provisória 910 emitida pelo governo Bolsonaro que ficou
conhecida como MP da grilagem por regularizar as ocupações de terras, MP que foi
vencida pelos povos indígenas e recolocada no congresso por meio do PL 2633/2020.

268 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


A justificativa ideológica desta tomada de nossas riquezas se
dá por discurso colonial citado por Césaire (1977), ao se referir ao
reverendo Pde. Tempels de que Deus deu riquezas que não podem
ficar em desuso pela ociosidade dos povos primitivos. E por trás
desta justificativa se mostra um tipo de expropriação que os estudos
decoloniais vão denunciar: a expropriação formal da humanidade
dos não brancos europeus.
A emersão das relações capitalistas aqui não se dá pela ma-
turação do modo mercantil capitalista que expropriou servos
camponeses de suas terras, transformando-os em mercadoria força
de trabalho. Aqui, indígenas e africanos foram expropriados de suas
terras e rebaixados à condição de instrumentos de trabalho falantes.
Entendamos as diferenças: o assalariamento coloca o traba-
lhador numa relação mercantil de troca entre proprietários de
mercadorias: quem trabalha é reconhecido como humano pro-
prietário de suas capacidades física e mental para o trabalho; e o
capitalista, proprietário de meios de produção e dinheiro. Nesta
relação de troca, a força de trabalho é vendida como mercadoria
pelo trabalhador em troca de salário, que representa o tempo de
trabalho pago para repor sua existência. Seu patrão lhe paga pelo
tempo de uso desta mercadoria capaz de gerar mais valor — a força
de trabalho.
Na América Latina, porém, o trabalhador é expropriado da
sua própria condição humana. Quijano (2020), bem como Gorender
(2018), afirmam que os não brancos são reduzidos a instrumentos
de trabalho, a quem não cabe sequer o trabalho assalariado. Aqui
o proprietário se vê como dono inclusive do trabalhador que não é
visto como ser humano proprietário da capacidade física e intelec-
tual de trabalho cujo tempo de uso deve ser remunerado, mas um
instrumento de trabalho falante sob sua posse e domínio. Se aos
não brancos é negada a condição de posse de seu próprio corpo,
quiçá da natureza com quem interage para existir. É por isso que
os brancos capitalistas se sentiram legitimados a tomar nossas ter-
ras, jazidas e demais riquezas naturais (conforme abordaremos no
próximo tópico).
Mas a expropriação formal da condição humana dos não bran-
cos permite muito mais que a expropriação da natureza; permite

Miradas Acerca da América Latina 269


também a expropriação do próprio corpo, o exaurimento do corpo
para a maximização de lucros.
Explica Quijano (2020) que. nas colônias, o assalariamento
restringia-se apenas àqueles consideramos como humanos; aos não
brancos cabia a servidão (que recaiu sobre alguns povos indígenas)
e a escravidão. Mesmo com o avanço das relações mercantis, esta
divisão do trabalho em que o não branco tende ao não humano
jamais foi rompida. Assim, a cada raça se destina um lugar no tra-
balho e poder, o que a evidencia a raça como uma nova tecnologia
de dominação/exploração pautada na articulação raça-classe.
Quijano (2020), Marini (2005), Williams (apud Honor, 2015) e
Gorender (2018) por meio de estudos diferentes chegam à mesma
conclusão: o papel da América Latina, no mercado mundial, é o de
fornecimento de commodities barateadas pela intensa exploração dos
trabalhadores. Assim, queremos tratar do lugar que os trabalhadores
e trabalhadoras da América Latinas assumem no mercado mundial.
Marini (2005) explica que, enquanto economia que gravita ao
redor e subordinada aos países imperialistas, as economias latino
-americanas são agroexportadoras de commodities baratas de modo
a funcionar como contratendência de queda da taxa de lucro dos
países centrais. Isto de duas formas: na medida em que fornece ma-
térias-primas baratas que permitem menor gasto do grande capital
com capital constante; e redução do gasto com capital variável, na
medida em que rebaixa o valor dos bens de consumo que compõem
o valor dos salários da aristocracia proletária do centro do capital.
Isto apenas se torna possível porque numa economia agroexpor-
tadora se rompe o ciclo produção, circulação e consumo, já que o
consumo se realiza fora.
Isto faz com que os trabalhadores participem apenas no mo-
mento da produção em que, ao capital, quanto mais explorados
mais lucros lhe traz, sem participar das relações de consumo, em
que o poder de compra do trabalhador importa ao capital. Esta
estrutura faz com que o padrão do trabalho latino-americano seja a
superexploração(6); em que é o próprio consumo de corpos humanos

(6)  Por trabalho superexplorado o autor entende um trabalho em que se recebe


na forma de salário menor que o necessário para a reprodução da força de

270 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


que gera mais-valia extraordinária. Assim, as grandes remessas de
capital ao exterior se dão pela expropriação de bens básicos como
saúde, comida, teto, etc.
Aqui cabe um breve apontamento sobre as relações de expro-
priação nas relações urbanas. Vamos rapidamente citar Harvey
(2014)(7) que vê nas privatizações e contração de direitos da política
neoliberal processos de expropriação: quando se privatizam em-
presas de água e energia, expropria-se a classe trabalhadora destes
meios de vida e torna o pagamento a via de acesso; quando se privati-
za escolas, creches, hospitais, e demais serviços sociais, expropria-se
o trabalhador destes bens públicos que se tornam mercadorias. E a
expropriação formal de nossa condição humana alarga os limites
desta expropriação, autorizando, por exemplo, a continuidade da
espoliação do Sistema Único de Saúde (SUS) e do Sistema Único de
Assistência Social (SUAS) mesmo em meio a uma pandemia, em que
tais serviços são fundamentais para a sobrevivência da população.
Nestes exemplos se revela a última forma de expropriação que
queremos pautar: os juros bancários. Primeiro pensemos na dívida
pública. Marx a cita no capitulo XXIV como um dos mecanismos
de apropriação de recursos oriundos de impostos que recaem mais
pesadamente sobre os mais pobres para beneficiar os mais ricos.
Lênin (2014) mostra já em meados de 1900 que à Inglaterra, maior
produtora de mercadorias da época, era mais rentável exportar
dinheiro à juros do que mercadorias. Harvey (1992) mostra como a
primazia do mercado financeiro torna os juros bancários a principal
forma de lidar com as crises de superprodução e disso inferimos
que O SUS, o SUAS, a previdência social, o sistema de ensino pú-
blico desde a educação infantil até as universidades estão sendo
desmontados em nome do pagamento de juros da dívida pública.

trabalho; num trabalho de jornada de trabalho mais intensa e extensa, sob vínculos
empregatícios precários (MARINI, 2005).
(7)  Harvey (2014) no capítulo 4 “Acumulação por espoliação” irá admitir que
é inerente a expansão capitalista o processo de roubo e pilhagem e diz que para
diferenciar a Acumulação primitiva de Marx (entendida como uma análise histórica
da origem do capital) com esta dinâmica atual de pilhagem do capital, ele troca o
termo “acumulação primitiva” por acumulação via espoliação. Discordamos desta
análise historicista e da troca do termo, mas entendemos ser acertado considerar o
processo de retirada de direitos como um processo de expropriação do trabalhador
de seus meios de vida para torna-lo mercadoria.

Miradas Acerca da América Latina 271


Conforme dados apontados pelo grupo “Auditoria Cidadã da Dívida
Pública”, o país na última década tem gasto cerca de 3,5% do seu
orçamento com educação e assistência social; pouco mais de 4% em
saúde; enquanto gasta cerca de 40% do orçamento com amortização
dos juros da dívida pública(8).
Os juros não expropriam os trabalhadores apenas quanto aos
recursos públicos, mas também nas relações privadas: pequenos
agricultores têm suas terras arrancadas; trabalhadores da cidade têm
suas casas e bens tomados por bancos como pagamento de dívidas
contraídas a juros exorbitantes.
Diante do exposto, revelamos que o processo de expropriação
do trabalhador para tornar seus meios de vida capital é um proces-
so inerente ao capital e que se complexifica junto com a sociedade.
Na América Latina, sobretudo, este processo de expropriação é
ininterrupto, beneficiando sempre elites(9) locais sócias minoritárias
das oligarquias financeiras dos países centrais e recai sempre sobre
agricultores familiares, posseiros, ribeirinhos, indígenas, quilom-
bolas, enfim, comunidades abundantes em Mato Grosso que ainda
continuam lutando para prosseguir vivendo através da subsistência
a partir do contato direto com a natureza. Modo de vida, portanto,
que contradita ao do capital.

2. Emersão e Expansão do Capital em Mato Grosso

O objetivo deste tópico é o de abordar a constituição do estado


de Mato grosso como expressão do capitalismo dependente (que traz
em si processos de expropriação próprios da chamada acumulação
primitiva), buscando denotar a dinâmica fundamental de expansão
do capital neste território.

(8)  Dados disponíveis em <https://auditoriacidada.org.br/>.


(9)  Neste artigo, optamos por tratar a classe dominante brasileira, conforme
Fernandes (2005), como “elites”, descartando o uso do conceito de burguesia, já
que esta emerge do contexto de desenvolvimento das forças produtivas europeias
em que surge enquanto uma classe industrial e revolucionária, em ruptura radical
com a nobreza feudal e o absolutismo; enquanto aqui, será a aristocracia agrária
que verá na economia mercantil a possibilidade de modernizar seus negócios, sem
rupturas; aliada com uma tímida burguesia industrial brasileira.

272 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


O estado de Mato Grosso, pertencente à região Centro-Oeste
do Brasil, foi um território majoritariamente ocupado por povos
indígenas. Acredita-se que anterior ao processo de colonização a
região era dominada pelos Bororos, tendo, também, outras etnias.
Essa população (indígena) tinha seu desenvolvimento econômico
baseado na relação direta com a natureza por meio da caça, agri-
cultura e pesca possuindo, portanto, outro tipo de relação com
a terra da que temos estabelecida atualmente (BERTRAN, 1988).
Nesse sentido, pode-se afirmar que a economia dessas populações
se configurava como de subsistência.
O modo de vida dessas populações passa a alterar-se na medida
em que se desenvolve o processo de colonização da região Centro
-Oeste. Estima-se que as primeiras tentativas de entrada de brancos
na região ocorreram no século XVI por espanhóis e, posteriormente,
no início do século XVII por portugueses. Nesse processo, os coloni-
zadores promoviam tanto a escravização dos indígenas — reduzidos
da condição humana a instrumento de trabalho pelo racismo —
como a expropriação dos bens naturais (BERTRAN, 1988, p. 18).
Nesse primeiro momento, os colonizadores promoviam a captura
dos nativos para fim de escravização para as lavouras, situação que
passa a ser alterada por volta de 1700, quando as capturas começam
a ser motivadas pelas descobertas de ouro no território.
Por volta de 1700 temos, então, o desenvolvimento do perío-
do aurífero na região. Constata-se que neste momento, conforme
Bertran (1988), em âmbito internacional, mais especificamente na
Europa, estava constituindo-se os sistemas fabris sendo o ouro
brasileiro destinado a essas fábricas a partir do acordo de Methuen.
Este acordo é expressão do mercado triangular, fundamental
para o fomento das relações capitalistas, destacado por Williams
(apud HONOR, 2015). Em poucas palavras, conforme Bertran (1988),
tratava-se de certa proteção militar que a Inglaterra fornecia ao país
pelo constante conflito entre Portugal e Espanha. Além dessa prote-
ção militar a Inglaterra se colocava nesse acordo como fornecedora
de produtos industrializados para o império de Portugal. Como
certa contrapartida, o ouro brasileiro passou a constituir-se como
matéria importante para o desenvolvimento do capitalismo europeu
e a constituição de sua burguesia.

Miradas Acerca da América Latina 273


Observa-se que durante o período aurífero a região Centro
-Oeste tinha destaque na produção nacional:
[…] a produção do ouro brasileiro no período de 1700/70 atingiu
50% do que se produzira no mundo inteiro durante os anteriores
300 anos, cabendo a Goiás e Mato Grosso aproximadamente
30% desse valor. Ainda em 1935 esse ouro comporia por volta
de 2% dos estoques mundiais totais.

Em termos de tempo (ainda segundo Simonsen), produziu-se


em Góias e Mato Grosso em um século o que todas as minas de ouro
do mundo produziram anteriormente em não menos que 90 anos
(BERTRAN, 1988, p. 27).
O período de decadência do ouro reforçou práticas agro-
pastoris na região Centro-Oeste tendo também, neste momento,
desenvolvimento de um sistema mercantil. No que diz respeito às
relações mercantis teve-se a chamada revolta da Rusga Cuiabana,
marcando, assim, o fim do primeiro Império (BERTRAN, 1988).
Sem mudanças substanciais, a economia da região do Centro
-Oeste, durante o século XIX continuou baseada no emprego do
trabalho escravo nas atividades de extração dos recursos naturais
para exportação, sendo os produtos mato-grossenses, como seringa,
ipecacuanha, erva-mate eram conhecidos pelo mercado internacio-
nal consumidor. Outro produto importante para a economia neste
período foi o açúcar. Tendo o ciclo do açúcar pautado em dois
momentos: pela tecnologia fabril com mão de obra escravizada e
outro já tendo usinas à vapor com mão de obra semi-servis. Esta
atividade trará para região usinas de cana de açúcar favorecendo a
urbanização (BERTRAN, 1988).
A transição do século XIX ao XX no Brasil é o período em que
se transita do escravismo colonial ao capitalismo dependente. Sem
rupturas radicais com o colonialismo, a revolução burguesa no
Brasil, segundo Fernandes (2005), irá fundar uma tímida burguesia
industrial que não rompe com a elite latifundiária (escravista). Esta
vê na transição capitalista uma forma de modernizar seus negócios;
e o mercado de trabalho se fundará marcado pela profunda estra-
tificação colonial entre brancos e os não brancos.
Mesmo com o desenvolvimento do capitalismo, conforme
Marini (2005), nos mantivemos como economia agroexportadora de

274 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


commodities que por meio da intensificação da exploração do trabalho
barateia as matérias-primas das indústrias centrais e os salários da
aristocracia proletária do centro do capitalismo.
Durante o século XX teremos, como proposta para a região,
a chamada Marcha para o Oeste. Essa política será difundida pelo
governo federal de Getúlio Vargas e consiste numa compreensão
colonizadora que, pela desumanização, desconsiderava a presença
de populações nativas e tradicionais no território. A marcha para
o Oeste tinha como mote promover a ocupação do estado por po-
pulações advindas de outras localidades e, em muitos casos, por
pessoas consideradas excedentes em seus locais de origem. Ao
desconsiderar, pautados numa visão racista, a existência dos povos
originários, afirmavam, assim, resolver dois aparentes problemas:
o excedente populacional de uma região e o “vazio” existente em
outra (RIVERA; PINTO, 2008).
O resultado concreto desta ofensiva capitalista — durante a
Marcha para o Oeste- ao contrário de promover um processo de
ocupação que favorecesse os necessitados de terras advindos de
outras localidades acabou “[…] criando condições materiais e não
materiais (abertura de estradas, reserva de mão de obra, propriedade
privada de terra como reserva de valor etc.) para a apropriação de
terra pelo capital agrário, comercial e financeiro” (RIVERA; PINTO,
2008, p. 247).
Essa política de ocupação gestada em Vargas atingirá pleno
desenvolvimento na ditadura civil-militar iniciada em 1964 (NETTO,
2015)(10); tendo, o golpe, os seguintes objetivos:
[…] adequar os padrões de desenvolvimento nacionais e de
grupos de países ao novo quadro do inter-relacionamento
econômico capitalista, marcado por um ritmo e uma produ-
tividade maiores da internacionalização do capital; golpear e
imobilizar os protagonistas sociopolíticos habilitados a resistir a
esta reinserção mais subalterna no sistema capitalista; e, enfim,

(10)  Termo retirado da obra Ditadura e Serviço Social de José Paulo Netto. Na
página 51, o autor traz uma nota de rodapé que corrobora com a ideia de que o golpe
de 1964 teve sustentação de parcela da sociedade civil. Ressalta-se que essa parcela
fazia parte da classe dominante (rural, urbano, pequena burguesia, profissionais
liberais, etc). Enfim, um golpe que não foi sustentado apenas por militares.

Miradas Acerca da América Latina 275


dinamizar em todos os quadrantes as tendências que podiam
ser catalisadas contra a revolução e o socialismo (NETTO, 2015,
p. 31).

Num projeto colonial que tem por inimigo os povos originários,


o Estado Brasileiro e o governo do Estado de Mato Grosso, partir
desses objetivos elencados, colocam sob o uso da violência(11) as
forças produtivas sob os interesses imperialistas, mais especifica-
mente, dos Estados Unidos, fortalecendo nossa dependência e nosso
caráter agroexportador na medida em que incentivaram, também,
a consolidação do agronegócio que gera a dependência econômica,
política e tecnológica(12).
Teve-se, durante a ditadura civil-militar, a chamada moderni-
zação da agricultura que representou uma derrota para a proposta
de reforma agrária. Essa modernização optou pelo desenvolvimento
capitalista no campo, reforçando as características coloniais já exis-
tentes do campo brasileiro: o latifúndio, a monocultura e o trabalho
precário (NAKATANI; FALEIROS; VARGAS, 2012).
Sob a tendência de autoexpansão permanente, tem-se o inte-
resse pela apropriação da região Amazônica tendo como discurso,
novamente, a necessidade de ocupar as regiões “vazias”. Um exem-
plo disso é a criação da Operação Amazônica que consistia em um
conjunto de leis, decretos que facilitavam o acesso do mercado a
região e consequentemente a matéria prima disponível (ROSA,

(11) De acordo com os dados disponibilizados pela CPT, a violência que ocorre
no campo em Mato Grosso está direcionada aos posseiros, sem terras, trabalhador
rural e indígenas. Teve-se um total de 144 assassinatos no campo no estado entre
os anos de 1985 a 2018. Entre esses dados de assassinatos destaca-se duas chacinas.
Uma ocorreu em 1990 na Terra Nova do Norte. O crime foi cometido por um
fazendeiro proprietário de terras e que vivia em conflito com famílias que eram
posseiros e que estavam no local desde 1985. O fazendeiro realizava ameaças aos
posseiros e no dia 15 de outubro de 1990 torturou e matou quatro pessoas. O crime
foi brutal, uma das vítimas chegou a ter a cabeça decepada e partida ao meio. A
segunda chacina ocorreu em 2017 em Colniza. Nove posseiros foram assassinados
por pistoleiros ligados a empresário madeireiro. Esse crime também foi brutal. As
vítimas foram mortas por tiros, golpes de facão e os corpos apresentaram sinais
de tortura como, também, duas vitimas foram degoladas.
(12)  Mais uma forma de expropriação de meios de produção, já que não serão
sementes crioulas sob propriedade dos povos originários das terras de MT que serão
fecundadas, mas sementes transgênicas, o que levará a dependência de todos os
demais insumos deste pacote tecnológico: agrotóxicos, fertilizantes, tratores, etc.

276 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


2018). Tinham como lema “integrar para não entregar” desconside-
rando as populações já existentes no território, seus modos de vida
e relação com a terra.
O resultado da marcha para o Oeste, como política de ocupação
e de reforma agrária como expressão da colonialidade do poder acir-
ra o tensionamento dos conflitos no campo, o genocídio dos povos
originários, o ataque aos seus distintos modos de vida, impondo a
sociabilidade capitalista (trabalhadores expropriados e obrigados a
trabalhar para o capital; meios de vida tornados mercadoria).
Foi, portanto, durante a ditadura civil-militar que tivemos o
aprofundamento da relação de subordinação e de dependência
com os países de capitalismo central incluindo a nossa agricultura.
Como exemplo disso, temos o desenvolvimento de uma agricultura
pautada na geração do lucro, do negócio expressando sua intenção
no próprio nome. Modelo importado de um país imperialista que, à
medida que se instaurou, trouxe práticas predatórias contra nossos
povos e a natureza, buscando subordinar todas as outras formas de
produção (formas não capitalista como a de indígenas, pequenos
agricultores, ribeirinhos, etc.) a sua lógica.
Onde o agronegócio chega, acaba a diversidade de culturas,
de modos de produção, de sementes, de técnicas, de etnias e resta
apenas imensos latifúndios de desertos verdes, de terras degradadas
pela monocultura, sementes transgênicas estéreis, lençóis freáticos
e atmosfera contaminamos pelo agrotóxico, tratores, pistoleiros,
conflitos no campo e assassinatos.
Se o debate da acumulação primitiva feito por Marx evidencia
que na Europa os servos expropriados de tudo para serem rebai-
xados à condição de força de trabalho são os inimigos históricos da
burguesia que os expropria e torna todos os seus meios de vida em
capital; na América Latina as relações se complexificam. Os ope-
rários das fábricas existem, mas não são os únicos, muito embora
prossigam sendo fundamentais.
Evidente que o operário da agroindústria produz valor, sendo
fundamental sua rebelião para enfrentar a forma capitalista de gerar
valor; há também uma gama de trabalhadores do setor de serviços,
conforme Antunes (2018), fundamentais para a realização do valor

Miradas Acerca da América Latina 277


da agroindústria(13), como o setor de transporte, logística, etc; mas
para que boi ou a soja sejam processados nas fábricas e transporta-
dos, é preciso que povos originários sejam expropriados, bem longe
dos centros urbanos.
Aqui temos indígenas, quilombolas, camponeses, posseiros,
ribeirinhos, enfim, uma infinidade de povos que não se identificam
com o projeto de colonização e que, em defesa de seu modo de vida,
se rebelam contra ele.
Aqui, a semente de um modo de produção sustentável encon-
tra-se nos trabalhadores assalariados, mas talvez ainda mais intacta
esteja nos povos originários que em pleno século XXI conseguem
manter vivos outros modos de vida que não se estruturam a partir da
exploração e degradação humana e ambiental. Quem porta o poder
de emancipação, portanto, são todos estes que sofrem diretamente
os efeitos desta ação de expropriação.
Há de ser um movimento brusco de baixo pra cima em que
os corpos retintos se emancipem da colonialidade do poder. Por
isso, uma revolução anticapitalista na periferia do capitalismo
dependente inclui como pautas também ser: antirracista; contra
o latifúndio, o patriarcado e anti-imperialista. No plano histórico,
estas são as cinco pautas elementares a serem empreendidas pelos
povos colonizados que um dia hão de construir um mundo novo,
já que o atual está insuportável.

(13)  Aqui algum leitor pode estranhar a afirmação de que o setor de serviços
se articula com a realização do valor. Antunes (2018) na análise do trabalho na
agroindústria, porém, nos chama atenção para a necessidade superarmos a análise
mecanicista da teoria do valor, ampliando a compreensão dialetica dos momentos
de produção, circulação e consumo na realização do valor. Para isso, recorre ao
exemplo que Marx utiliza em “O capital” da empresa de transporte na grande
indústria. Em síntese, a argumentação de marx é a de que o valor de uso ofertado
a grande indústria pela empresa de transporte é o de reduzir o tempo de giro do
capital (o que, a depender da perecibilidade do produto é imprescindível, ou da
distância entre a fábrica e o público consumidor). o desenvolvimento tecnológico
contribui para diminuir distâncias, mas não prescinde do uso de mão de obra
humana assalariada para realizar este serviço. Assim, nas palavras de Antunes (2018,
p. 40) “A perecebilidade presente nestas atividades obrigou a uma transformação
dos serviços de transporte, convertendo-o num ramo produtivo da indústria. […]”
Para aprofundar o debate entre trabalho produtivo e improdutivo, recomendamos
a leitura do tópico “Os serviços podem gerar mais valor?”.

278 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Considerações finais

Neste artigo defendemos que a dinâmica trazida por Marx no


capítulo XXIV de O Capital intitulado “A assim chamada acumula-
ção primitiva” não se trata de um período histórico de constituição
do capitalismo, mas de um processo constitutivo do capital; de ex-
pansão de sua forma de sociabilidade na medida em que se utiliza
da força para expropriar trabalhadores de seus meios de vida para
torná-los capital e, ao mesmo tempo, forçar os trabalhadores sem
outra alternativa a se venderem no mercado de trabalho.
Mostramos que este processo está pautado na divisão inter-
nacional do trabalho, conforme Quijano (2020), que se estabelece
pautada na racialização da humanidade entre brancos, tidos por
humanos; e não brancos que serão tanto menos humanos quanto
mais retintas suas peles.
Após o debate abstrato, demonstramos como este poder se
expressa em Mato Grosso no processo de expansão do capitalismo
como poder eurocêntrico de dominação pelos brancos dos povos
tidos como primitivos (os não brancos); de destruição de toda forma
de vida não capitalista para impor a forma capitalista.
Buscamos demonstrar que aqui a luta de classes se comple-
xifica. A existência de povos indígenas, quilombolas, ribeirinhos,
camponeses, etc. torna mais amplo os segmentos dos “debaixo” (nas
palavras de FERNANDES, 2005), capazes de alterar radicalmente
as estruturas sociais, pois aqui, além dos operários das fábricas, dos
trabalhadores dos serviços, temos também povos originários em
conflito de vida e morte com o agronegócio.
Outra questão que buscamos demonstrar é que as elites locais
de Mato Grosso têm seus lucros oriundos do agronegócio, que se
pauta na monocultura e latifúndio; elites que se colocam como só-
cias minoritárias das elites internacionais, sendo portadoras do seu
projeto e poder. Por isso, a emancipação humana em Mato Grosso,
para superar o capitalismo dependente, precisa derrotar a lógica
mercantil capitalista, o latifúndio, o imperialismo, o racismo e o
sexismo. Apenas uma ruptura dos debaixo que traga a retomada das
terras do campo e da cidade, dos corpos, do poder de decisão sobre
a produção e o produto do trabalho pode nos levar a construção

Miradas Acerca da América Latina 279


de outra sociedade em que a morte, violência e expropriação não
sejam sua força motriz.

Referências Bibliográficas

COMISSÃO PASTORAL DA TERRA (CPT). Conflitos no campo


- Brasil (1985 a 2018) Goiânia: CPT Nacional. Disponível em: <&lt;ht-
tps://www.cptnacional.org.br&gt;>. Acesso em: 20 maio 2018.
BERTRAN, P. Uma Introdução à História Econômica do Centro
-Oeste do Brasil. Brasília: CODEPLAN, 1988.
FERNANDES, F. A Revolução Burguesa no Brasil: ensaio de inter-
pretação sociológica. 5. ed. São Paulo: Ed Globo, 2005.
HARVEY, D. Condição pós-moderna: uma pesquisa sobre as origens
da mudança cultural. São Paulo: Loyola, 1992.
______ . O Novo Imperialismo. 8. ed. São Paulo: Edições Loyola,
2014.
HONOR, A. C. A Base do Conceito de Escravidão na Historiografia
Brasileira: Eric Williams e sua Obra Seminal Capitalismo e Escra-
vidão. Fênix: Revista História e Estudos Culturais, v. 12, ano XII,
jan./jun. 2015.
MARINI, R. M. Dialética da Dependência. In: TRASPADINI, R.;
STEDILE, J. P. (orgs.). Ruy Mauro Marini: Vida e Obra. São Paulo:
Expressão Popular, 2005.
NAKATANI, P.; FALEIROS, R. N.; VARGAS, N. C. Histórico e os
limites da reforma agrária na contemporaneidade brasileira. In:
Serviço Social e Sociedade. São Paulo: Cortez, 2012.
NETO, J. P. Ditadura e Serviço Social: uma análise do Serviço Social
no Brasil pós-64. São Paulo: Cortez, 2015.
QUIJANO, Aníbal. Colonialidade do poder, eurocentrismo e Amé-
rica Latina. 2005.
RIVERA, M. S. P.; PINTO, G. F. P. M. Aspectos ocupacionais na área
central do continente sul-americano: formação territorial mato-gros-
sense. In: HIGA, T. C. D. S. (org.). Estudos regionais sul-americanos

280 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


sociocultura, economia e dinâmica territorial na área central do
continente. Cuiabá: EdUFMT, 2008.
ROSA, J. C. Colonização recente no Mato Grosso entre 1964-1984:
antigas terras e territórios transformados em novos espaços. In:
RODRIGUES, C.; NETO, V. J. (orgs.). Nova História do Mato Grosso
Contemporâneo. Cuiabá: EdUFMT, 2018.

Miradas Acerca da América Latina 281


Capítulo 14

El Tiempo de Volver a Ser Nosotros


Mismos: Comunicación y Resistencia
Desde/en la Puna Argentina

Emilse Siares(1)

En el año 2009, en Argentina, se sancionó la Ley 26.522 de


Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) que incorporó a los
pueblos originarios como prestadores de derecho público no estatal.
Esta normativa respondía a una propuesta de inclusión del “dere-
cho a la comunicación con identidad” presentada por las mismas
organizaciones indígenas en el anteproyecto de ley que buscaban
obtener un reconocimiento legal de aquellos Medios de Pueblos Ori-
ginarios (MPO) que desde hace décadas apuntan a visibilizar saberes
y tradiciones ancestrales así como luchas y problemas territoriales.
Esta ley representó un logro para las organizaciones, comunidades
y pueblos indígenas que en Latinoamérica, desde los años noventa,
manifestaron la necesidad de reformar las leyes nacionales para
habilitar concretamente el ejercicio de sus derechos a la comunica-
ción (DOYLE, 2013; 2015). Actualmente, el Noroeste argentino es
la región cultural del país con mayor densidad de autorizaciones
a emitir otorgadas a comunidades indígenas y, a la vez, es donde
se concentra la mayor diversidad de pueblos originarios presentes

(1)  Becaria doctoral en el Instituto de Investigación Gino Germani, Universidad


de Buenos Aires, CONICET.

282 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


en la arena mediática gracias a esas autorizaciones. Entre ellas, de
acuerdo al Observatorio del Derecho a la Comunicación de los Pue-
blos Indígenas, la primera autorización fue para la FM Pachakuti
(2011), perteneciente a la comunidad kolla “Queta”, ubicada en la
localidad de Abra Pampa, Jujuy.
En este trabajo abordamos el caso de la FM Pachakuti como
un espacio donde se despliegan y articulan procesos de resistencia
política y cultural del pueblo kolla en la puna. Asumimos que esta
experiencia se enmarca en un proceso de constitución de los pueblos
indígenas como sujetos políticos activos a nivel nacional e interna-
cional, en lucha constante por la descolonización del espacio público
mediatizado. Por ello, realizaremos una breve genealogía de la co-
municación indígena en el territorio del Abya Yala y de Argentina
así como algunas consideraciones teóricas sobre ésta. Luego, nos
focalizaremos en la experiencia de la radio y sus comunicadores, a
la que pudimos acceder desde un enfoque cualitativo, a través de
entrevistas semiestructuradas a referentes de la radio e instancias
de observación participante en la emisora.

1. Genealogía de la Comunicación Indígena en Abya Yala y Argentina

Las primeras experiencias de participación de los pueblos


originarios en la arena mediática latinoamericana pueden rastrear-
se hacia finales de la década del ´40 y principios de la década del
´50, y luego, con mayor vigor, en los años 60 y 70 (DOYLE, 2013).
Estos primeros pasos se dieron en el marco de medios de comuni-
cación comunitarios, alternativos y populares (CAP) con quienes
los pueblos originarios compartían una necesidad emancipadora y
proyectos contra-hegemónicos. En esta fase, las prácticas mediatiza-
das indígenas se encontraban vinculadas a la Iglesia Católica, y sus
objetivos principales eran la alfabetización y la evangelización de los
“oprimidos”. Un ejemplo paradigmático de ello es la Radio Sutatenza,
fundada en el año 1974. Además, muchas de estas experiencias se
llevaron a cabo en comunidades donde sólo se hablaba una lengua
pre-hispánica, por lo que la programación debía ser emitida en dicha
lengua. En el caso de Argentina, esta intención educativa se des-
plegó, por ejemplo, en organizaciones como el Instituto de Cultura

Miradas Acerca da América Latina 283


Popular (INCUPO), cuyas experiencias de educación radiofónica
fueron desarrolladas en el norte del país entre comunidades qom,
mocoví, pilagá y wichí (DOYLE, 2015).
Un segundo momento puede ubicarse entre las décadas de
los ochenta y noventa, donde aparecen los primeros MPO en el
marco de la llamada “emergencia indígena en América Latina”
(BENGOA, 2000). Es en este contexto donde, paulatinamente, los
pueblos indígenas se van convirtiendo en sujetos de derecho inter-
nacional (BRIONES, 2002), además de presentarse como “agentes
históricos, con capacidad de decidir sus propias transformaciones
y el rumbo de su futuro” (NAVA MORALES, 2013, p. 3). Así, es
en esta etapa donde empiezan a constituirse las primeras redes de
comunicadores y comunicadoras indígenas como estrategia política
para el fortalecimiento de los movimientos de pueblos originarios
a partir de problemáticas comunes y específicas. Se manifiesta,
entonces, la constitución de una nueva ciudadanía étnica, a partir
del reconocimiento de la diversidad, donde los pueblos indígenas
se asumen como “dueños de su pasado, presente y futuro, que se
articulan y organizan políticamente y que se apropian y utilizan
creativamente los medios de comunicación” (NAVA MORALES,
2013, p. 5). En estos casos, la indigenidad de los sujetos se convierte
en el elemento articulador y reivindicatorio central en cuanto “cate-
goría de identificación cuya configuración es relacional y producto
de procesos históricos de articulación de condiciones económicas,
políticas y culturales” (DOYLE, 2013, p. 39).
Un tercer momento puede ser identificado desde finales de
los ‘90, cuando se multiplicaron los MPO en todo el continente y
se fueron desarrollando nuevos procesos de lucha, no sólo por el
territorio, sino también por la auto-representación en el espacio
público mediatizado (SALAZAR, 2014). Este proceso ha sido caracte-
rizado como “conquista al revés”, puesto que la disputa por nuevos
derechos — entre ellos el acceso a la información y comunicación —
aglutina los pueblos originarios en razón de una condición común
de precariedad e invisibilización que se transforma en una enzima
para la organización de la lucha indígena (SALAZAR, 2014). Así,
aparecieron en escena más espacios de comunicación mediática que
se ubicaban bajo la categoría de “indígena”, o bien, identificándose
— y también a sus audiencias — con el nombre del pueblo al que

284 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


pertenecían (DOYLE, 2013). En el caso de Argentina, este proceso
de surgimiento de medios autodefinidos indígenas propició la
gestación de espacios de encuentro e intercambio de experiencias
como la Red de Comunicación Indígena creada en el año 2002 en el
Noreste del país. Además, en el año 2003 comenzaba a consolidarse
de la Red de Radios Campesino-indígenas del Movimiento Cam-
pesino de Santiago del Estero (MOCASE) en colaboración con una
radio comunitaria urbana (DOYLE, 2015). En este período también
podemos destacar el surgimiento la Radio Comunitaria La Voz Indí-
gena, ubicada en la provincia de Salta o Radio Petü Mogeleiñ y FM de
la Tierra ubicadas en la provincia de Río Negro. De este modo, se
evidenciaba la necesidad de exigirle al Estado el reconocimiento de
las experiencias de comunicación indígena mediatizada así como
la demanda por la democratización del espectro radiofónico. Esta
propuesta sería elevada al momento de los debates previos a la
sanción de la LSCA del año 2009 bajo la concepción del derecho a
la Comunicación con Identidad.

2. Consideraciones teóricas

Para poder abordar el fenómeno de la comunicación indígena


mediatizada, partimos de entender la indigenidad contextualizada
en los procesos y escenarios complejos en donde diversos factores la
moldean y caracterizan, como la trayectoria histórica de los pueblos
indígenas, las alianzas estratégicas con otros sectores populares y
la lucha por el reconocimiento y cumplimiento de sus derechos.
Entonces, si entendemos al espacio público mediatizado como una
arena en disputa, podemos afirmar que los pueblos indígenas de-
bieron también conquistar este territorio. Así, se fueron generando
nuevas formas de activismo político en pos de la descolonización de
ese espacio. Los MPO surgieron en tanto herramientas, espacios y
prácticas de identidad cultural (DOYLE, 2013), autodeterminación
y ciudadanía comunicativa de tipo étnico (MATA, 2006; SALAZAR,
2014). Es decir, espacios donde ejercer la capacidad de los pueblos
originarios de ser sujetos de derecho y demanda en el terreno de la
comunicación pública, y, a la vez, el ejercicio mismo de ese derecho
y de esa demanda en tanto mapuches, aymaras o zapotecas (DE LA
PEÑA, 1995).

Miradas Acerca da América Latina 285


La identidad es “una construcción, un proceso nunca terminado
[…] en el sentido de que siempre es posible «ganarlo» o «perderlo»,
sostenerlo o abandonarlo” (HALL, 2003, p. 15). Entonces, es en el
escenario de las relaciones de poder que atraviesan y que al mismo
tiempo organizan a la sociedad que se va configurando la (auto)
adscripción identitaria de los pueblos originarios, es decir, el proceso
de subjetivación que se despliega en torno a las marcas y diferencias
étnicas y, de ahí, el modo en que se piensa y nombra su ser indígena
(DOYLE, 2013). En efecto, los MPO surgieron por la necesidad de
desestigmatizar la representación estereotipada que los medios he-
gemónicos da(ba)n de las comunidades indígenas (YANIELLO, 2014;
SALAZAR, 2003), y luego fueron consolidándose como espacios
para la descolonización del espacio público mediatizado: esto es,
los pueblos originarios “indigenizan” los medios y los resignifican
de acuerdo a su identidad cultural y política (SALAZAR, 2002) con
la intención de representarla mediáticamente e instalar discursos
alternativos sobre auto-determinación política y reconocimiento
étnico (SALAZAR, 2002; LIZONDO, 2015). La cuestión de la “iden-
tidad” incide contundentemente en las prácticas mediales puesto
que tiene que ver con las condiciones de opresión específica que el
ser indígena conlleva. Se moldea en lo que Ginsburg (1994) define
como el campo colonial de relaciones de poder donde los pueblos
originarios disputan la cultura dominante y colonizadora en torno a
la representación de su identidad, historia, tierra y cultura. Siguiendo
a Cardoso de Oliveira (1992), Trinchero (2000) y Díaz Polanco (2005),
no adoptamos una concepción esencialista y ahistórica de la identi-
dad étnica, sino que la pensamos como producto de la conjunción
de condiciones materiales de existencia y procesos de identificación.
Por lo tanto, como argumenta Salazar (2014), sus articulaciones en
las prácticas mediales no se pueden entender si no se contextualizan
en el proceso de resurgimiento étnico que los pueblos originarios
de América Latina han puesto en marcha en las últimas décadas
(BENGOA, 2000) para sanar rupturas históricas, desplazamientos
territoriales y secuestros de lenguas y saberes, resignificar el ejercicio
de la ciudadanía y desarrollar sus propias formas de vida. Es en el
camino de recuperación y (re)invención de la cultura indígena hacia
la auto-determinación (DE LA PEÑA, 1995; SALAZAR, 2014) que
surgen y se desarrollan los MPO en tanto formas del posicionamiento

286 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


político y activismo cultural de los pueblos originarios (WORTHAM,
2004; SALAZAR, 2009).
En efecto, debido a que en Latinoamérica los medios hege-
mónicos sostuvieron y sostienen los procesos de (neo- y post-)
colonización (MAGALLANES-BLANCO et al., 2013) alimentando
estereotipos paternalistas y/o criminalizantes sobre los pueblos
originarios (CASTELLS TALLENS, 2016), las voces indígenas
irrumpen en el espacio público mediatizado para descolonizarlo:
es decir, para revertir los discursos dominantes (SCHIWY, 2009) y
proponer imaginarios alternativos y activistas (SALAZAR, 2014).
Es precisamente este uso y fin descolonizador de los medios que
los “indigeniza”/“indianiza” (SALAZAR, 2002; SCHIWY, 2009): los
comunicadores indígenas se apropian y resignifican la tecnología
de la comunicación incorporando estéticas propias de la forma de
vida de las comunidades (GINSBURG, 1994; WORTHAM, 2004).
Así, la (auto)adscripción identitaria de los pueblos originarios se
traslada a las prácticas mediáticas, transformando la comunica-
ción indígena en una forma importante del activismo indígena
(SALAZAR, 2009).

3. FM Pachakuti: “el tiempo de volver a ser nosotros mismos”

La FM Pachakuti 89.9 fue la primera emisora de Argentina en


obtener la autorización a emitir en el marco de la LSCA. Pertenece
a la comunidad kolla de Queta, ubicada en la localidad de Abra
Pampa, en la provincia de Jujuy. Esta radio inició su transmisión en
noviembre del año 2011, sin embargo, así como otros MPO del país,
podemos ubicar sus orígenes antes de este momento.
Según pudimos reconstruir, a finales del año 2007 se consolidó
un equipo de jóvenes comunicadores de la región Puna, quienes
participaron en espacios de formación en comunicación brindadas
por distintas organizaciones gubernamentales y no gubernamenta-
les, como Wayruro Comunicación Popular de San Salvador de Jujuy,
Asociación de Mujeres Warmi Sayajsunqo de Abra Pampa, el Instituto
Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER) de Buenos Aires y la
Municipalidad de Abra Pampa. Además, realizaban algunos pro-
gramas en medios comerciales de la zona que debían ser abonados,
al tratarse de emisoras ajenas al pueblo kolla, el contenido de sus

Miradas Acerca da América Latina 287


transmisiones era condicionado, sobre todo en cuestiones políti-
cas-territoriales. Es allí donde surgen la inquietud y la necesidad
de poder gestionar espacios propios “para poner nuestras voces al
aire y ejercer nuestro derecho a la Comunicación con Identidad”
(FM Pachakuti). De hecho, algunos de los integrantes de este equi-
po llevaron esta propuesta a los debates realizados en los Foros de
Participación Ciudadana que tuvieron lugar en instancias previas
a la sanción de la LSCA.
Una vez promulgada dicha normativa, ese equipo de comu-
nicación junto a integrantes Consejo de Comunidades Kollas del
departamento de Cochinoca (Jujuy) comenzaron las gestiones para
la creación de la emisora. Para ello, utilizaron la personería jurídica(2)
de una de las comunidades de esta organización: Queta. Redactaron
un proyecto donde explicaban por qué y para qué se proponían una
radio y, el 30 de noviembre de ese mismo año realizaron la inaugu-
ración de FM Pachakuti:
No nos olvidamos de aquel tiempo lo difícil que fue coordinar
y administrar un medio. Al principio parecía fácil pero después
fue todo un tema. Empezamos con una torre — que la tenemos
hasta ahora — de 18 metros, con un cable coaxial de 20-22 me-
tros, un micrófono, una computadora que nos prestaron. (FM
Pachakuti(3))

La necesidad de gestionar un espacio propio en la arena me-


diática, para fortalecer y visibilizar las comunidades originarias,
sus culturas y sus luchas territoriales (SALAZAR, 2003) se hace
evidente desde los objetivos delineados por la emisora. Por un lado,
se detecta una intención política, que implica denunciar las proble-
máticas que atraviesan a los pueblos originarios y contar aquellos
acontecimientos o versiones propias, tantas veces manipuladas por
los medios hegemónicos y sus formas estigmatizantes, reduccionis-
tas y estereotipadas (SALAZAR, 2003):

(2)  Para poder acceder a una autorización como MPO, la LSCA establece algunos
requisitos como la presentación una descripción de un proyecto técnico y cultural,
acreditando su sustentabilidad así como la personería que es la figura jurídica, a
través de la cual es Estado reconoce a una comunidad indígena como tal.
(3)  Incorporamos voces de los entrevistados pero no los nombramos para
respetar su privacidad.

288 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


[…] el objetivo creo que tiene que ver con la visibilización de
los pueblos a través de sus propios medios. El hecho de poder
decir lo que se quiera, como uno quiera, contarle de nuestra
versión al resto de la sociedad […] que también fue parte de
una negación, de una condena social hacia este [nuestro] sector.
(FM Pachakuti)

Por otro lado, hay una dimensión cultural que fundamenta


la política: esto es, la necesidad de recuperar y revalorizar las
expresiones culturales originarias de cada pueblo, entendiendo
la supervivencia, recuperación y el desarrollo de la cultura como
pasos necesarios en el camino hacia la auto-determinación (TU-
HIWAI SMITH, 1999). En otros términos, las radios son al mismo
tiempo “herramientas de lucha de los pueblos” para liberarse y, a
la vez, permiten “hacerle entender a la sociedad que es posible una
vida mejor retomando algunos principios y valores que han tenido
nuestros pueblos” (FM Pachakuti). Esta doble dimensión es la que
encarna la propia elección del nombre de la radio:
La radio se llama Pachakuti porque creemos en la filosofía de
los pueblos, ellos han dicho que hay 500 años malos y 500 años
buenos, desde 1492 hasta 1992 fueron los años malos para no-
sotros, y bueno, ya pasó esa etapa y estamos en la vuelta, en el
regreso del segundo período de 500 años. Y uno mira la historia
de los pueblos, desde 1992 ha habido muchas cosas interesantes
que han pasado. Pachakuti significa “el tiempo de volver a ser
nosotros mismos”, entonces creo que volvemos a resurgir, a
retomar muchas cosas para poder inclusive armarles propuestas
a la sociedad, al Estado. (FM Pachakuti)

La FM Pachakuti trabaja por la descolonización del espacio pú-


blico mediático que se gesta no sólo con el “acceso a los espacios del
decir, sino también [forzando] las barreras lógicas de la producción
de información y construcción de agenda, los modos de entreteni-
miento, los espacios y tiempos de habla en los medios [generando]
posibilidades de expresión desde los propios idiomas, desde las
propias dinámicas de la vida cotidiana y modo de organización, re-
significando las tecnologías y cuestionando las lógicas hegemónicas
de interacción en el espacio público” (DOYLE, 2015, p. 105). Es así
como la radio se constituye en un espacio/objeto donde se despliegan
procesos de resistencia política y cultural así como también en un
actor central en dichos procesos, constituido por sujetos políticos

Miradas Acerca da América Latina 289


cuyo accionar no sólo se circunscribe a la práctica comunicacional
en sí misma, como veremos a continuación.

3.1. Pacha jark´aspa: defendiendo el territorio

Como mencionamos anteriormente, el proyecto político de


la FM Pachakuti nace en el seno de una organización política: el
Consejo de Comunidades Kollas del Departamento de Cochinoca,
extendido en el territorio conocido como Puna Jujeña. Funciona
desde el 2006 como Consejo Cunsultivo Rural, mientras que en el
año 2010 se consolida como una organización indígena, gracias a una
asamblea ampliada que incluye a 24 comunidades kollas de la zona.
Es esta supra organización la que da el aval para el surgimiento de
la radio y le legará, luego, el imperativo de la defensa del territorio.
Tal como lo manifiestan en un documento interno:
[…] Creemos que la defensa del territorio no tiene que ver sola-
mente con el lugar donde habitamos, sino con nuestra forma de
vida en general, que es el “Sumaj Kawsay”, Buen Vivir de los
pueblos. […] Y en este sentido, es nuestra responsabilidad como
comunidades organizadas en el Consejo, y en esa relación direc-
ta y armoniosa con nuestro territorio, con nuestra cosmovisión
heredada, que nuestra cultura e identidad, deben ser respetadas
en todos los sentidos y direcciones. Esto nos permite no solo
defendernos sino reivindicar nuestra historia en defensa de todo
el territorio, historia que ha sido, y sigue siendo, invisibilizada,
ocultada, modificada y silenciada. (Documento interno, Consejo
de Comunidades Kollas del Departamento de Cochinoca)

En un escenario poscolonial donde los proyectos (neo)extracti-


vistas amenazan la continuidad de la vida, la defensa del territorio
se vuelve un eje ordenador en las comunidades. Es entonces, el
territorio mismo un “lugar de despliegue de los esfuerzos de re-
sistencia y regeneración de la vida” (GUTIÉRREZ AGUILAR apud
ALONSO Y DIAZ, 2018). En este sentido, en la Puna jujeña, el pueblo
kolla despliega estrategias de resistencia para frenar el avance de
la megaminería y conservar sus formas de vida, como la economía
ancestral y sustentable, caracterizadas por la producción de ganado
caprino y camélido (llamas) y el posterior intercambio en ferias y
comercios locales.

290 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


[…] Hay una visión de desarrollo y bienestar que se contradice
con nuestra cosmovisión de la vida en nuestro territorio, y en
ese contradecir, hemos sido violentamente despojados, explota-
dos y negados en nuestro propio territorio. Empresas mineras,
multinacionales, Estado, etc., miran solamente los beneficios
propios a costa de nuestros derechos como Pueblos Indígenas, a
costa de nuestra sangre en defensa de nuestro territorio, nuestra
educación, salud, comunicación, economía/bienes naturales,
política, espiritualidad, etc. (Documento interno, Consejo de
Comunidades Kollas del Departamento de Cochinoca)

Así, para esta organización la comunicación es parte de un


entramado de estrategias y procesos de resistencias que apuntan a
la visibilización y reconocimiento de las necesidades y realidades in-
dígenas particulares (AGÜERO; MÜLLER, 2017). En otras palabras,
las comunidades se apropian de las herramientas de comunicación
para la continuación de sus luchas en pos de la descolonización y
en el camino hacia la autodeterminación. En este sentido, la radio
organiza su programación garantizando la cobertura de los conflictos
generados por la defensa del territorio, con compromiso desde el
“poner” el cuerpo:

Hemos acompañado a comunidades que estaban en situación


de desalojo, que ponían frente a las empresas mineras, comu-
nidades que sufrían hostigamiento por parte de terratenientes
o gente que decían ser dueños de la tierra… Entonces, son estas
las principales cosas en las cuales nos hacemos diferentes. […]
A diferencia de otras que solamente pasan una entrevista de
cinco minutos al dirigente y ya era suficiente. Entonces, es ese
acompañamiento ha sido bastante importante para nosotros
porque nos ha hecho ver la realidad y hacerle ver a la gente que
escucha cómo se va dando la situación. (FM Pachakuti)

Este “acompañamiento” que mencionan nuestros entrevistados


no sólo se realiza a la hora de visibilizar un conflicto o un reclamo,
sino también al momento de enfrentar las consecuencias:

Tenemos causas judiciales. El tema minero ha sido… […]


muchas veces nos llaman los sectores más reaccionarios de
la sociedad que no pasemos eso, y bueno, ni hablar la parte
política: el intendente que se molesta y después en los actos
públicos algunos audios nos cuestiona: del hecho de hablar de
esos asuntos, del derecho al territorio, de la consulta libre previa

Miradas Acerca da América Latina 291


e informada de los pueblos. Lo más terrible fue que en el auge
de la minería […] nos tiraban piedras, amenazas por mensaje
de texto o llamadas.(FM Pachakuti)

Sin embargo, esto no es un impedimento para que la emisora


siga cubriendo dichos conflictos. En una experiencia reciente sobre
la protección de las Salinas Grandes afirman:
[…] lo de Salinas estamos acompañando muy de cerca. Salinas
el conflicto que tienen ellos es con las empresas que pretenden
explotar el litio en sus territorios. Otras comunidades que están
por ahí sufriendo el atropello por las empresas mineras y otras
que hacen resistencia con algunos terratenientes, que todavía
hay en la Puna. (FM Pachakuti)

Es así que desde la radio asumen la tarea de contar la propia ver-


sión de los hechos, como acto de disputa de construcción de sentido,
es decir, el “contar para ser tenidos en cuenta” (SALAZAR, 2016).
Creo que el rol de los medios, en este caso, es la visibilización
[…] hacia el resto de la sociedad, porque es muy difícil instalar
algún tema en la agenda pública o estos temas en los medios.
[…] En este sentido hemos participado en algunos conflictos
que se están dando en la región para poder llevar información
a otros medios nacionales o provinciales. Creemos que el rol de
los medios es poder visibilizar con los protagonistas de manera
directa y poder llevar información de la manera más fehaciente
posible. (FM Pachakuti)

La radio no se piensa como un actor aislado sino más bien como


parte de una red que actúa en defensa de la Tierra como fuente de
vida (Pachamama) cuya actividad no se limita sólo a transmitir con-
flictos, sino también a habilitar un diálogo intercultural con el resto
de sociedad en pos de la construcción del Sumaj Kawsay:
[…] El rol de la radio es como intermediario entre una
comunidad y el resto de la sociedad. Es tan importante la
comunicación en ese sentido y la formación de los comu-
nicadores porque son los encargados de llevar ese mensaje
del movimiento indígena para el resto de la sociedade […].
Entonces, hay que tratar de acercarlo para tratar de tener una
sociedad de aliada, y que entienda todos los conflictos que
tienen las comunidades o todas sus reivindicaciones para
que sea legítimo. (FM Pachakuti)

292 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


3.2. Runa simi kolla: la voz del kolla

Los territorios no son sólo espacios físicos sino también expre-


sión de la historia (CABNAL apud ALONSO; DIAZ, 2018). Entonces
constituirse como sujetos políticos de un territorio implica “luchar
en el escenario público, desde sus [propias] voces y lugares de
enunciación que se constituyen contrahegemónicos” (AGÜERO;
MÜLLER, 2017, p. 43). Es también, apropiarse de la palabra, es ser en
la palabra, recuperando el runa simi kolla, que refiere a una profunda
tradición oral de este pueblo. Poder nombrarse como una emisora
indígena kolla implica, además, apropiarse de la memoria y crear
discursos propios que desafían los discursos de una historia oficial
única (MAGALLANES BLANCO et al., 2013).
Así, en la radio, se consolidan procesos de resistencia étnica y
cultural que apuntan a fortalecer la identidad kolla hacia adentro y
afuera de las comunidades. Tal como nos contaba un referente de
la emisora, entre los objetivos de la radio está el de:
[…] darles voz a los protagonistas principales que son las
comunidades. Fortalecer y fomentar la identidad cultural de
los pueblos originarios, promover sus actividades culturales.
No siempre es demanda, problemáticas sino también contar
las cosas buenas, las cosas lindas que tienen las comunidades
como sus actividades culturales, reivindicativas, sociales. (FM
Pachakuti)

La intención de querer exceder las cuestiones “problemáticas”


conlleva al desarrollo de la radio como espacio de creación, de inno-
vación, de encuentro, de risa y hasta de goce (AGÜERO; MÜLLER,
2017), muy propios además de una cultura kolla, que tiene un am-
plio calendario de celebraciones a lo largo del año. Es entonces en
la puesta al aire donde se ponen de manifiesto la oralidad con sus
ruidos, con sus cantos, sus silencios, la musicalidad y la vitalidad de
la fiesta. Tanto es así que esta reivindicación cultural se hace presente
en la promoción y divulgación de las celebraciones constitutivas del
calendario andino. Sin embargo, es la comunidad indígena quien
decide el modo de participación de la radio en cada caso:
[Del] calendario de celebraciones que tienen las comunidades,
no en todas participa la radio, porque no podemos. Sí partici-
pamos en la producción de animales, por ejemplo. En algún

Miradas Acerca da América Latina 293


momento dábamos consejos sobre la sanidad animal. [En al-
gunas] fiestas […] dependiendo, el rol de la radio era difundir
y promover la actividad. (FM Pachakuti)

Esto evidencia el uso que hacen las comunidades de la palabra,


como elemento de resistencia pero también rebeldía: el nombrar-
se/relatarse kollas implica alzar la voz en algunas cuestiones a ser
visibilizadas y en otras, habitar el silencio como espacio íntimo,
únicamente reservado para el hacer ritual que excede cualquier po-
sibilidad de comunicación mediática.
Por otro lado, la recuperación de la palabra implica también
la revitalización de la lengua materna, en este caso el quechua. Una
de las formas del estado moderno de homogeneizar al país y sobre
ello construir una idea de Nación argentina, fue la eliminación de
cualquier rastro “indígena” (SVAMPA, 2016) y con ello, muchos
idiomas originarios se fueron extinguiendo de a poco, sobre todo
porque los más ancianos se fueron muriendo y, con ellos, su lengua.
Desde la emisora asumen que hay una clara pérdida del idioma y que
sólo mantienen algunos regionalismos provenientes del quechua.
Este idioma, entonces, es considerado como un espacio central para
los miembros de la radio ya que implica un “lugar de resistencia
cultural que refuerza el sentido del ´nosotros´ en sus comunidades”
(HUERGO; MORAWIKI, 2005). Así, la posibilidad de transmitir
en su lengua materna, aunque sean pocos minutos, es también un
ejercicio y una estrategia de descolonización de la arena mediática
y de fortalecimiento de la identidad kolla hacia adentro de las co-
munidades de pertenencia. Por ello reconocen que:
Dimos algunos cursos de quechua a través de la radio. Por
ejemplo con cuestiones básicas: los días de la semana, los nú-
meros, los saludos…En algún momento intentamos incoporar
el quechua en algunos programas, por ejemplo, en la presenta-
ción. Pero bueno, también entendemos que la mayor parte de la
sociedad no habla quechua. Si bien quedaron algunos dialectos,
algunos vocablos, tratamos de recuperarlos y de recuperar
nuestra lengua materna. (FM Pachakuti)

Recuperar la identidad cultural y revitalizarla desde y en la


radio implica un ejercicio constante de descolonización del espacio
público. Sin embargo, es un proceso inacabado que no se agota sólo
en el espacio radiofónico porque como afirma un entrevistado:

294 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


[...] creemos que potenciar la identidad cultural es lo básico
para poder enfrentar a los avasallamientos y hostigamientos
por parte del Estado [y] de terceros que tienen intereses sobre
los territorios comunitarios. (FM Pachakuti)

4. Pachakuti kunan: desde el tiempo presente

Los medios de comunicación indígenas son proyectos políticos


a largo plazo que desafían las lógicas de (re)producción capitalista,
donde se despliegan y articulan los procesos de resistencias antes
mencionados. Sin embargo, sus integrantes los asumen también
como espacios en resistencia. Es decir, es necesario dar cuenta de la
dificultad y el esfuerzo que conllevan estos espacios para sostenerse
en el tiempo. En este sentido, desde la emisora reconocen el desafío
de poder gestionar un medio en el largo plazo, con “buenas y malas
temporadas”. Así, un referente de la radio nos explica que:
[Las dificultades son] básicamente económicas. Tal vez en los
primeros tres o cuatro años nos daba como para hacer militan-
cia comunicacional y a la vez, con un trabajo poder sostenerse
económicamente. Pero, en los últimos años, no había mucho
tiempo para hacer militancia comunicacional, había que prio-
rizar el trabajo. Nos hemos dado con la realidad de que no era
fácil sostener una radio: si se nos quemaba un equipo, había que
tenerlo un tiempo parado para poder conseguir los recursos ne-
cesarios y poder arreglarlos y volver a funcionar. (FM Pachakuti)

Idear, gestar y gestionar una emisora implica también poder


garantizar y dar cuenta de sus condiciones materiales de existencia,
y con ello, afrontar la difícil tarea que implica para una comunidad
indígena sostener un medio de comunicación. En el caso de la FM
Pachakuti pudieron acceder a fondos estatales de Fondo de Fomento
Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual (FOME-
CA), a través de los cuales pudieron garantizar ciertos aspectos
radiofónicos:

Uno [de los FOMECA ganados] es [para] equipamiento: necesi-


tamos equipar más la radio y además, renovar algunos equipos
que consideramos que a esta altura ya van quedando [viejos].
[…] Pensamos ampliar y subir la torre, poner cuatro dipolos,
cambiar el cable coaxial, poner una potencia más para tener

Miradas Acerca da América Latina 295


más amplitud y poder llegar a más comunidades. Ese es uno
de los proyectos y el otro es [para] capacitaciones, pensábamos
actualizarnos en nuevas tecnologías, hacer diseños de páginas
web y el streaming, redes sociales y formarnos en ese rubro para
mejorar la producción y además poder llegar a las ciudades, al
resto del país […]. (FM Pachakuti)

Sin embargo, desde la emisora afirman que los procesos para


acceder a los FOMECA no tienen en cuenta la vida en los territorios
ni las dinámicas de las comunidades originarias, el problema del
acceso a internet, el desconocimiento sobre la formulación de pro-
yectos, entre otros. En palabras del referente de la FM Pachakuti:
Creo que el Estado todavía no se ha adecuado a la realidad
de los pueblos, a la dinámica que tienen los pueblos. Primero
porque es bien burocrático el asunto, […] no es que armás un
proyecto, lo mandás y esperás a ver si resulta o no. Hay toda
una tarea detrás, técnica y logística, si se quiere, con la parte de
la documentación de la comunidad, que no es una tarea fácil
[…]. Acá es difícil encontrar comunidades que tengan cuenta
bancaria, porque tener una cuenta bancaria significa también
mantener esa cuenta, no es gratis […]. (FM Pachakuti)

Para poder sostenerse económicamente, además, la radio ha


desplegado formas de cooperación simples, tales como “hacer bol-
sillo” entre los integrantes del equipo, pedir donaciones y organizar
rifas. El dinero recaudado es destinado a cubrir el costo mínimo que
genera la emisora — por ejemplo, el alquiler de local donde fun-
ciona la radio, la electricidad, el agua potable, etc. En este aspecto,
la publicidad no es una estrategia eficaz: el dinero es escaso ya que
se trata de entornos radiales pequeños, donde el contacto de los
comerciantes/clientes es cercano y directo.
En general, estas estrategias de recaudación de fondos no al-
canzan para sostener los gastos más elevados, como el arreglo de
equipos. Estos atraviesan fallas constantes debido a la geografía
específica de este territorio, que expone constantemente los equipos
a descargas eléctricas ocasionadas en tormentas, por ejemplo. Enton-
ces, desde la radio reconocen que hay una necesidad de resolver los
problemas económicos y materiales que afligen los MPO para poder
asegurar su continuidad, sobre todo, en la posesión de un espacio
físico propio, puesto que uno de los gastos más significativos que

296 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


comparten es el costo del alquiler y los servicios como la luz eléctri-
ca. Como concluye nuestro referente de la FM Pachakuti, “mientras
esté en el poder gente que no comparte la idea o el proyecto que
tienen los pueblos originarios, vamos a seguir siendo postergados.
No va a ser una tarea fácil obtener algunas cosas que son [inclusive]
derechos” (FM Pachakuti).
Pensar la radio desde este tiempo presente es reconocer el de-
safío que implicó el sostenimiento del espacio a lo largo de casi diez
años, con sus posibilidades y sus debilidades. Cuando consultamos
a miembros de la radio sobre este recorrido nos explicaron que:
Los tiempos difíciles son fortaleza también para nosotros: nos
compromete a profundizar la militancia y el compromiso que
tenemos. Así que, en ese sentido, hemos vuelto, como en los
primeros años de la radio a la rifa, a las lotas familiares, a los
bonos contribución para poder sostener la radio. También,
ahora que hemos ganado algunos proyectos concursables, ha
hecho que podamos garantizar la programación hasta ahora.
[…]. Pensaba también en que no siempre es resistencia [como]
ofensiva, [sino también] un instrumento de visibilidad de los
pueblos, una herramienta importante para la construcción de
un Estado Plurinacional, un Estado que pueda contener toda la
diversidad que tenemos dentro de la sociedad. (FM Pachakuti)

En las prácticas de gestión y sostenimiento de la FM Pachakuti


están impresas las estrategias de resistencia del pueblo kolla. A tra-
vés de ella se apunta a fortalecer el movimiento indígena:
Creo que la comunicación es uno de los brazos más importantes
del movimiento indígena por el poder que tiene, la llegada que
puede tener. Entonces, creo que hay que seguir fortaleciendo la
lucha a través de la comunicación: si bien son desafíos para todo
el movimiento indígena en sí, yo creo que [hay que] plantear
o trabajar el nuevo paradigma comunicacional. Pero creo que
[…] no solamente para la transformación social o visibilizar, si
no que [hay que] plantea[r] también la comunicación como her-
ramienta de transformación de la cabeza de la gente y también
transformación de todo el Estado, ¿no? Y bueno, el desafío está,
así que hay que animarse. (FM Pachakuti)

Luego de este recorrido podemos afirmar que la radio no sólo


es un espacio donde los procesos de resistencia política y cultural
se manifiestan como imperfectos, no acabados e interdependientes,

Miradas Acerca da América Latina 297


sino también como otro territorio por el cual resistir. Garantizar la
sostenibilidad de esta experiencia ha sido y sigue siendo un gran
desafío para el pueblo kolla, sin embargo, la apuesta se mantiene. Por
ello, a través de este trabajo, hemos tratado de poner en evidencia el
esfuerzo que realizan sus integrantes en pos de la descolonización
en el camino hacia el buen vivir: la apuesta es siempre por la vida.

Referencias

ALONSO, G.; DÍAZ, R. Cuerpo y territorio desde lo alto de una


torre: visibilidad, protagonismo y resistencia de mujeres mapuce
contra el extractivismo. En GOMEZ, M.; SCIORTINO, S. (comp.).
Mujeres Indígenas y formas de hacer política: Un intercambio de
experiencias situadas entre Brasil y Argentina. Buenos Aires, 2018.
p. 27- 58.
AGÜERO, M.; MÜLLER, A. Comunicación y territorio. Resistencias
en el noroeste argentino. Mediaciones, Bogotá, n. 9, p. 32-47, 2017.
BENGOA, J. La Emergencia Indígena en América Latina. Santiago
de Chile: Fondo de Cultura Económica, 2000.
BRIONES, C. Viviendo a la sombra de naciones sin sombra: poéti-
cas y políticas de (auto) marcación de “lo indígena” en las disputas
contemporáneas por el derecho a una educación intercultural. En:
FULLER, N. (ed.). Interculturalidad y Política: Desafíos y posibi-
lidades. Lima: Red para el Desarrollo de las Ciencias Sociales en el
Perú, 2000. p. 381-417.
CARDOSO DE OLIVEIRA, R. Etnicidad y estructura social. México:
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología
Social: Ediciones de la Casa Chata, 1992.
CASTELLS-TALLENS, A. Cuestionando al “maya permitido”:
medios, dominación e imaginarios nacionales en la Península de
Yucatán. En: MAGALLANES-BLANCO, C.; RAMOS RODRIGUEZ
J. M. (eds.). Miradas propias: Pueblos indígenas, comunicación y
medios en la sociedad global. Puebla: Universidad Iberoamericana
Puebla, 2016. p. 59-89.
DE LA PEÑA, G. La ciudadanía étnica y la reconstrucción de “los
indios” en el México contemporáneo. Revista Internacional de
Filosofía Política, España, n. 6, p. 116-140, 1995.

298 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


DÍAZ POLANCO, H. Los dilemas del pluralismo. En: DÁVALOS,
P. (Comp.) Pueblos indígenas, Estado y democracia. Buenos Aires:
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, 2005. p. 43-66.
DOYLE, M. Los medios masivos de comunicación en las luchas
de los pueblos indígenas. Abordajes desde los Estudios sobre co-
municación en América Latina. Tesis de Maestría en Comunicación
y Cultura Contemporánea, Universidad Nacional de Córdoba,
Argentina, 2013.
______ . Debates y demandas indígenas sobre derechos a la comu-
nicación en América Latina. Temas Antropológicos, Yucatán, n.
37(2), p. 89-118, 2015.
GINSBURG, F. Embedded aesthetics: creating a discursive space for
indigenous media. Cultural Anthropology, n. 9, p. 365-382, 1994.
HALL, S. Introducción: ¿Quién necesita identidad?. En: HALL,
S.; DU GAY, P. Cuestiones de identidad cultural. Buenos Aires:
Amorrortu Editores, 2003.
HUERGO, J.; MORAWIKY, K.; FERREYRA, L. Los medios, las
identidades y el espacio de comunicación. Una experiencia de radio
comunitaria con aborígenes wichí. Comunicar, n. 26, p. 03-110, 2006.
LIZONDO, L. Comunicación con identidad o comunicación comu-
nitaria. El caso de la FM “La Voz Indígena”. Tesis de Maestría en
Planificación y Gestión de la Comunicación, Universidad Nacional
de La Plata, Argentina, 2015.
MAGALLANES BLANCO, C.; PARRA HINOJOSA D.; ATALA
LAYUN, A.; FLORES SOLANA, T. Memoria e imaginarios en el
discurso mediático indígena: producciones radiofónicas de Oaxaca.
Realis, n. 3(2), p. 156-177, 2013.
MATA, M. C. Comunicación y ciudadanía: problemas teórico-polí-
ticos de su articulación. Revista Fronteiras-estudos midiáticos, n.
8(1), p. 5-15, 2006.
NAVA MORALES, E. Totopo no ar: Radio e Comunalidad em Oa-
xaca, México. Tesis doctoral en Antropología Social, Univeridad de
Brasilia, Brasil, 2013.
SALAZAR, J. Activismo indígena en américa latina: estrategias
para una construcción cultural de las tecnologías de información y

Miradas Acerca da América Latina 299


comunicación. Journal of Iberian and Latin American Studies, n.
8 (2), p. 61-79, 2002.
______ . Articulating an Activist Imaginary: Internet as Counter
Public Sphere in the Mapuche Movement, 1997/2002. Media Inter-
national, Australia, n. 107(1), p. 19-30, 2003.
______ . Self-determination in practice: the critical making of indi-
genous media. Development in Practice, n. 19(4), p. 504-513, 2009.
______ . Prácticas de auto-representación y los dilemas de la auto-
determinación: el cara y sello de los derechos a la comunicación
Mapuche. En BARRIENTOS, C. (ed.). Aproximaciones a la cuestión
mapuche en Chile, una mirada desde la historia y las ciencias
sociales. Santiago, Chile: RIL Editores, 2014. p. 143-160.
______. Contar para ser contados: el video indígena como prác-
tica ciudadana. En: MAGALLANES BLANCO, C.; RAMOS
RODRÍGUEZ, J. M. (eds.). Miradas propias. Pueblos indígenas,
comunicación y medios en la sociedad global. Puebla: Universidad
Iberoamericana Puebla, CIESPAL, 2016. p. 91-109.
SCHIWY, F. Indianizing Film: Decolonization, the Andes, and the
question of technology. Newark: Rutgers University Press, 2009.
TUHIWAI SMITH, L. Decolonizing methodologies: research and
indigenous peoples. London: Zed Books, 1999.
TRINCHERO, H. Los dominios del demonio: Civilización y barbarie
en las fronteras de la nación. Buenos Aires: EUDEBA, 2000.
SVAMPA, M. Debates Latinoamericanos: Indianismo, desarrollo,
dependencia y populismo. Buenos Aires, Argentina: Edhasa, 2016.
WORTHAM, E. Between State and Indigenous Autonomy: Unpac-
king Video Indígena in Mexico. American Anthropologist, 2(106),
p. 363-367, 2004.
YANIELLO, F. Descolonizando la palabra. Los medios de comu-
nicación del pueblo Mapuche en Puelmapu. La Plata: La Caracola,
2014.

300 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Capítulo 15

¡Hasta que la Dignidad Se Haga


Costumbre! Neoliberalismo al Desnudo
en la Rebelión Social Chilena de
Octubre-2019

Marcelo Rodríguez Mancilla(1)


Ana María Barrientos Rojas(2)
Víctor Orellana Bravo(3)

No estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar,


estoy cambiando las cosas que no puedo aceptar
(Expresión anónima en un muro de la ciudad)

Introducción

El 18 de octubre del 2019, literalmente, estalla Santiago de Chile.


Desde el 14 de octubre las y los estudiantes secundarios gritaban:
¡Evadir, no pagar, otra forma de luchar! Acción directa que respondía

(1)  Doctor en Planificación Urbana y Regional IPPUR-UFRJ. Profesor Asociado


Departamento de Psicología, Universidad de Playa Ancha, Valparaíso, Chile.
(2)  Doctoranda Programa de Antropología, Universidad Federal Fluminense,
Brasil.
(3)  Doctor en Trabajo Social, UERJ. Académico Escuela de Trabajo Social,
Universidad de Tarapacá.

Miradas Acerca da América Latina 301


a la subida del costo del pasaje del metro en 30 pesos. Al mismo
tiempo el movimiento secundario declamaba con vehemencia: ¡no
son 30 pesos, son 30 años!, con lo cual se abría una férrea crítica al
modelo de sociedad chileno. El 18 de octubre se radicalizan estas
acciones y el gobierno decide cerrar el metro de la ciudad pasado
el mediodía, lo que generó un colapso en la movilidad. Este hecho
gatilló la quema de 20 estaciones y 41 con diversos daños, y la
aparición de cientos de barricadas en diversos puntos de la ciudad.
Rápidamente el clamor popular se fue desatando por todas
las ciudades del país. La ampliación de la movilización se hizo
patente el 25 de octubre, al congregar a 1.200.000 personas en la
Plaza Italia de la ciudad de Santiago. Esta fue la manifestación más
grande de la historia de Chile. Al unísono y en todas direcciones
y frecuencias sonoras se escuchaba: ¡Chile despertó! y reaparecía
con fuerza la canción del grupo “Los Prisioneros”, creada en 1986,
cuyo mensaje era: “únanse al baile, de los que sobran. Nadie nos va
a echar de más. Nadie nos quiso ayudar de verdad”. El conjunto
de acción de protesta, cánticos, declamaciones, carteles, bailes,
etc., que se tomaban las calles, centralidades urbanas y barrios
de las ciudades, iba mostrando su poder. Las y los manifestantes
pasaban a resignificarse como pueblo y compartir un conjunto de
emociones contenidas, como el miedo, la inseguridad, la rabia, la
incertidumbre, pero también la esperanza (MAC-CLURE, et al.,
2020). En suma, se abre un ciclo inédito de movilizaciones, en ex-
tensión territorial, intensidad, permanencia en el tiempo, capacidad
de lucha y profundidad crítica.
En este contexto, ofrecemos un marco de comprensión de las
acciones estético-políticas más significativas que se dieron en la re-
belión social entre octubre del 2019 y mayo de 2020. Ensayamos la
idea de que estas acciones, que devienen de la imaginación popular,
permiten entender un doble movimiento político-social: por una
parte, la ampliación de la conciencia social sobre las contradiccio-
nes de la sociedad capitalista dependiente y neoliberal y, por otra,
la articulación de renovados horizontes de sentido que redefinen
la lucha como poder popular constituyente. En otras palabras,
queremos sostener que este proceso particular de lucha de clases
desnuda el orden material y simbólico del neoliberalismo profundo
en Chile, marcando un verdadero punto de inflexión que coloca al
modelo en jaque.

302 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Para especificar las coordenadas de nuestro marco comprensi-
vo, apuntamos brevemente dos conceptos. En primer lugar, la lucha
de clases la situamos en las posturas intelectuales de Marx y Engels
(1978). Ellos sostenían que una sociedad organizada por medio
de un modo de producción capitalista, orientada por la incesante
acumulación de capital, se estructura por clases sociales, las cuales
mantienen relaciones sociales antagónicas objetivas. Esto significa
que la valorización de la clase explotadora (lo que le conviene)
depende de la desvalorización de la clase explotada. Las clases se
constituyen entre sí por relaciones de explotación, las cuales son
directamente contradictorias. Se sigue, por tanto, que el conflicto
entre intereses de clase es permanente y estructurante. Es, sin más,
el motor de la historia. En segundo lugar, por acciones estético-po-
líticas entendemos ese conjunto de prácticas, cuyo fundamento y
expresión es el conocimiento sensible que se expresa de múltiples
formas en el activismo social y la participación política. Ello, en el
sentido de ir contra la lógica dominante del mercado, tanto en las
artes, como en la sociedad en general, lo que lo vincula con un ho-
rizonte anticapitalista (Coletivo 28 de maio, 2017).
En trazos generales, exponemos un panorama de cuatro aspec-
tos que consideramos esenciales en el proceso de neoliberalización
profunda de la sociedad capitalista dependiente y neoliberal chile-
na, y que la rebelión social ha desnudado, a saber: la tendencia a la
mercantilización de la vida cotidiana, la precarización de la clase
trabajadora, la crisis de representatividad política, y la violencia
gubernamental. Finalmente relevamos los horizontes de sentido de
la actual lucha de clases, concentrándonos en la dimensión del poder
popular constituyente que refiere al poder ciudadano soberano y
deliberativo (SALAZAR, 2011).

1. ¡Basta de abusos!

Esta es una de las consignas más comunes que observamos a lo


largo y ancho de las protestas nacionales. Su poder simbólico radica
en desnudar un elemento esencial del neoliberalismo profundo en
Chile: el abuso que es consecuencia de la tendencia a la mercantiliza-
ción de la vida cotidiana. Esta tendencia, como sabemos, se instala
en Chile a sangre y fuego con la dictadura cívico-militar en la que los
“chicago boys” inauguran un periodo (1975-1982) de reformas que

Miradas Acerca da América Latina 303


Garate (2012) denomina de ortodoxia neoliberal, implantando así un
nuevo modelo económico. Modelo que rápidamente se generalizaría
y orientaría la reestructuración de las estrategias de acumulación de
capital con dominancia financiera y rentista, y de redefinición del
rol de los Estados a escala mundial (HARVEY, 2007)
La máxima promesa (incumplida) era la de construir una
sociedad libre, que fundaría sus bases por medio del mercado,
supuestamente, libre de restricciones político-ideológicas. El ins-
trumento de excelencia para garantizar la continuidad del proceso
lo otorgó la nueva Constitución de la República de 1980. Pero, por
sobre todo, fue en la llamada vuelta a la democracia, pactada entre
la derecha y la centro-izquierda, que el modelo neoliberal logra
consolidarse progresivamente y construir un aparato jurídico-nor-
mativo que cimentaba sólidas bases para profundizar la tendencia
a la mercantilización de la vida cotidiana. ¿Dónde se observa este
proceso? Se manifiesta en las diferentes oleadas de privatizaciones
de derechos sociales y bienes comunes estratégicos (ver cuadro n. 1).

Cuadro n. 1: tendencia a la mercantilización por sector(4)


Sector y
Cambios estructurales
Consigas
El Código de Aguas de 1981, declara al vital elemento
un bien social y también un bien económico, separando
la propiedad del agua de la propiedad de la tierra. Con
ello se permite al Estado conceder derechos de aprove-
chamiento de aguas a privados, de manera gratuita y a
Agua
perpetuidad, lo que nos coloca como el único país del
planeta en que el agua es un bien privado (MONDACA,
¡No es se-
2014)(4). Las privatizaciones que no hizo la dictadura, las
quía es sa-
terminó por realizar la Concertación. En el gobierno de
queo!
Frei (1994-2000), fueron traspasadas a manos privadas,
total o parcialmente, la Empresa de Servicios Sanitarios
de Valparaíso (ESVAL), la distribuidora de aguas de San-
tiago (EMOS), la región del Bío Bío (ESSBIO) y de la Re-
gión de Los Lagos (ESSAL) (MESINA, 2013).

(4) Recomendamos ver el video SECOS, en: <https://www.youtube.com/


watch?v=6v6kOgHFtU4>.

304 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


En 1971 el Estado chileno controlaba el 88% de la produc-
ción del cobre, versus 12% de privados. En 1990, finali-
Minería
zando la Dictadura, el Estado de Chile todavía controlaba
el 84%. Sin embargo, gracias a las sucesivas leyes de per-
¡Nacionali-
feccionamiento de Ley Minera posteriores a 1990, el por-
zar el cobre
centaje de participación estatal en la producción de cobre
ya!
sólo registra variaciones a la baja: 52% en 1995, 35% en el
año 2000, 33% año 2006 (Caputo y Garate, 2006). En la ac-
tualidad, la participación bajó al 29% (CODELCO, 2019).

Liberalización de la propiedad y el mercado de la tierra


(Decreto 420, Liberación del uso de suelo urbano, 1979)
que abriría y daría soporte legal a todo un nuevo mer-
cado inmobiliario, mediante la creación de un “Área de
Sector in-
Expansión Urbana” (COCIÑA Y VALENZUELA, 2006).
mobiliario
Desde 1990 en adelante, fue profundizada la política so-
cial de vivienda inaugurada en Dictadura, la que otorgó
¡Morir lu-
un rol protagónico a la Cámara Chilena de la Construcci-
chando sin
ón, que depositaría multimillonarios subsidios mediante
casa ni ca-
los cuales el Estado, a través de empresas privadas, en-
gando!
frentó el déficit habitacional. Política que generó nuevas
problemáticas sociales, como la segregación territorial y
la expulsión hacia las periferias de los pobres de la ciu-
dad (RODRÍGUEZ Y SUGRANYES, 2005).
Las Administradoras de Fondos de Pensión—AFP, crea-
das en 1980, son entidades privadas que recaudan el 10%
de ahorro forzoso impuesto a los salarios de las y los tra-
Previsión bajadores. Es un sistema de capitalización individual que
social genera grandes ganancias para las AFP y pensiones de
miseria. En 2017 la sutilidades netas de seis AFP se eleva-
¡No + AFP! ron por sobre los 347 mil millones. A Diciembre de 2018,
¡No tengo el 50 % de las 684 mil jubilados que recibieron una pensi-
miedo de ón de vejez por edad obtuvieron menos de $151 mil ($135
morir, ten- mil si no se incluyera el Aporte Previsional Solidario del
go miedo de Estado). Incluso, en el tramo de aquellas personas que
jubilar! cotizaron entre 30 y 35 años, el 50 % recibió una pensi-
ón menor a $296.332, valor levemente superior al Salario
Mínimo de fines de 2018, pero inferior al Salario Mínimo
actual (ver http://www.fundacionsol.cl/).

Miradas Acerca da América Latina 305


Fue desmantelado el sistema público de salud y creadas,
en 1981, las Instituciones de Salud Previsional, compañías
aseguradoras privadas que reciben, por la vía del Fondo
Nacional de Salud—FONASA, la cuota de financiación
(7% del salario) de los trabajadores (Homedes y Ugalde,
2002).). Esto produjo diferencias colosales entre la cali-
Salud
dad de salud ofrecida por el sector público v/s el sector
privado. El año 2005, el gobierno de Lagos instala el Plan
¡Salud dig-
de Atención Universal con Garantías Explícitas (AUGE),
na
a partir del cual se propuso garantizar a cualquier ciuda-
¡Prefiero
dano la atención en determinadas enfermedades. La pro-
morir aquí
mesa era que, si el sistema público no podía atender den-
que en lista
tro de un plazo de tiempo determinado, sería el sector
de espera!
privado —pagado con fondos públicos— quien asumiría
esa atención. En concreto, lo anterior significó: el traspaso
de US$ 6.809 millones de fondos públicos a la red priva-
da, la cual aumentó su capacidad en un 20% entre 2005 y
2011 (GOYENECHEA Y SINCLAIRE, 2013). A pesar de
lo anterior, el año 2018 murieron en Chile cerca de 26.000
personas en listas de espera de atención de salud.

Entre 1980-81 el 87% de las escuelas fueron traspasadas


desde el Estado en su nivel central hacia entidades pri-
vadas y/o municipios (MALDONADO, 2003), al tiempo
Educación
que era promulgada la Ley de Financiamiento Universi-
tario, retirando el aporte basal del Estado para la manten-
¡La educa-
ción de las universidades. El año 2005 se crea el Crédito
ción no se
con Aval del Estado (CAE). Para el 2011, año en que el
vende, se
40% de los/as jóvenes chilenos/as —en su mayoría de sec-
defiende!
tores populares— ingresa a la enseñanza superior (hecho
¡No + CAE!
inédito en la historia del país), más del 70% de los estu-
diantes debe endeudarse para poder estudiar y 2 de cada
3 deben interrumpir sus estudios por razones financieras
(PÁEZ, 2017).

Fuente: Elaboración propia.

En el actual ciclo del capitalismo monopólico generalizado


con dominancia financiera y rentista y en la división internacional
del trabajo, Chile justifica su existencia como un país productor de
materias primas y de alimentos. Actualmente Chile está inserto en

306 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


la economía mundial como país dependiente y periférico destacán-
dose por ser el país número 1 a nivel mundial en la exportación de
variados sectores, como la industria minera (principalmente cobre),
forestal (madera y celulosa), agrícola (frutas), acuícola (principal-
mente salmón) (DIRECON, 2018). En definitiva, la tendencia a la
mercantilización se dio gracias a los cambios estructurales orientados
por la liberalización, desregulación y apertura de mercados, con in-
tensos y profundos procesos de privatización. Todo ello organizado
por medio de un modelo de desarrollo extractivo.

2. ¡Las deudas de los pobres son las fiestas de los ricos!

Esta consigna sintetiza la condición precarizada de la clase


trabajadora en Chile y la desigualdad crónica. En efecto, predomina
una “explotación feroz del trabajo y de la naturaleza por el capital
nacional y trasnacional […], una extracción de plusvalía descomunal
sobre el trabajo vivo, acoplada a un modelo primario— exportador
extractivista” (GAUDICHAUD, 2015, p.22).
La producción de valor-trabajo es desigualmente distribuida en
la población. En ese sentido, si en 1990 el 5% más rico tenía ingresos
129 veces mayor que el 5% más pobre, esa brecha para el año 2006
subió a 220 veces (CLAUDE, 2006). En la actualidad, el 1% acumula
el 30,5% de los ingresos, el 0,1% el 17,6% y el 0,01% cerca de un 10%
(LÓPEZ, 2013). Para el período 1998/2009, mientras la productividad
del trabajo creció en un 90%, los salarios reales apenas lo hicieron
en un 20% (GAUDICHAUD, 2015).
Dos elementos permiten entender estos números: el aumento
de la subcontratación y la férrea neutralización de la organización
sindical. Es bastante masiva la cantidad de firmas que hacen uso de
la subcontratación, llegando la década pasada a un peak de más del
50% de las empresas (ECHEVERRÍA, 2010). Desde el año 2010, 7 de
cada 10 empleos creados son terciarizados (GALDAMES Y AEDO,
2014), mientras que, en base a los datos de la Encuesta Laboral EN-
CLA (2011), el 38% de las empresas usan la subcontratación y un
25% de las empresas que subcontratan, encargan trabajos que forman
parte de su giro principal. Se trata, además de un escenario donde
la informalidad laboral, según cifras oficiales, alcanza al 28,4% de
los/as trabajadores/as (INE, 2020).

Miradas Acerca da América Latina 307


Para que lo anterior sea posible, es necesario debilitar a las
organizaciones de trabajadoras y trabajadores. En el Chile post-90,
las estrategias han sido variadas, desde la cooptación por parte de
partidos políticos del bloque dominante sobre las principales orga-
nizaciones sindicales de carácter nacional — como, por ejemplo, la
CUT —, hasta sucesivas reformas superficiales al Plan Laboral de
la dictadura (1978).
Podemos revisar algunos puntos de la última de esas reformas,
que — vestida de reforma “pro-trabajadores” y acusada vehemen-
temente por el empresariado como una “reforma sindical” — fue
presentada por el gobierno de Bachellet en el año 2014. La reforma
para Gaudichaud, (2015) veta toda perspectiva de una articulación
de las y los trabajadores en función de ramas de la producción, de
la pertenencia a un mismo holding o a un mismo territorio. Además
introduce la concepción de “huelga pacífica” o de “servicio míni-
mo” y reemplazo interno de los trabajadores en huelga. La empresa
puede cerrar en caso de huelga y suspender el contrato de trabajo
a sus empleados
Esta reforma es una “ley antisindical”, que aumenta el número
mínimo de trabajadores para la conformación de un sindicato y
recoloca en la legislación actual una insólita norma existente desde
la Dictadura, pero que había sido derogada el año 2001: la facultad
para el empleador de solicitar la disolución del sindicato. Esto consi-
derado que, cerca del 15% de los trabajadores está sindicalizado, por
lo que las pocas garantías de una reforma como la aquí presentada,
no aplica para todo el 85% restante (GAMONAL, 2016).
Ahora bien, una de las estrategias para mantener niveles de
consumo altos, ha sido la introducción de herramientas crediticias
y la explosión del endeudamiento privado. Sólo entre 1997 y 2010,
las tarjetas de crédito no bancarias (retail) pasaron de 1,3 a 7 millo-
nes (GAUDICHAUD, 2015). La Encuesta Financiera de Hogares del
Banco Central (2017), muestra que el 66% las familias chilenas vive
endeudada, mayoritariamente (55%), con créditos de consumo, es
decir, préstamos con casas comerciales y entidades bancarias. La
relación “carga financiera/ingresos disponibles” en 2014, según Páez
(2016), alcanza el 38%, que es la más alta de los países de la OCDE.
Esto quiere decir que, por cada 10 pesos de ingreso, las familias
chilenas deben destinar, en promedio, 4 pesos al pago de deudas.

308 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


El uso de herramientas crediticias funciona como complemento
de los bajos salarios de la clase trabajadora. Según Mayol (2012) el
crédito se torna usurpación futura, contradicción de los intereses
de clase convertidos en especulación financiera. Es en el consumo
donde hay una nueva oportunidad de usurpación y de toma de
control sobre el destino de quien ocupa la posición más alejada del
capital en la sociedad. Mantener a amplios contingentes de la po-
blación con altos nivel de deuda, implica una forma de “esclavitud
moderna”, no solamente por la usurpación futura de la fuerza de
trabajo, sino también porque la deuda funciona como una forma de
control o disciplinamiento social.

3. ¡Nunca volverán a tener la comodidad de nuestro silencio!

Chile fue acumulando una crisis de representatividad que lle-


gó a ser casi absoluta desde la vuelta a la democracia, a partir de la
cual se enquistó progresivamente el neoliberalismo (GREZ, 2019).
En 1991 una encuesta pública del PNUD mostró que el 54% de chi-
lenas y chilenos no confiaba en el Estado, tampoco en los políticos.
Lo interesante es que en 2017 la desconfianza sube a un 80% y en
2019 a un 95% (SALAZAR, 2019).
En una encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP, 2017)
de septiembre-octubre de 2017, arrojaba resultados contundentes:
el 47% de los encuestados manifestaba estar “nada” interesado en
la política, y el 65% indicaba que “nunca” conversaban de política
con sus amigos. Según el PNUD (2017), la participación electoral en
Chile es una de las más bajas del mundo (36%). De hecho, desde la
introducción del voto voluntario, en 2016 la participación electoral
alcanzó su mínimo histórico. En esa elección 9 millones de personas
no ejercieron su derecho a voto. Esta crisis de representatividad po-
lítica encuentra su máxima expresión en diciembre del 2019, cuando
la encuesta CEP (2019) mostraba que la gestión del presidente Piñera
era aprobada positivamente en un 6% de la ciudadanía.
Por otro lado, un hecho inéditos en la historia de las movili-
zaciones, es que en estas no se enarbolaron banderas de partidos
políticos. Proliferaban otro tipo de banderas como la mapuche, la
chilena, banderas feministas, de las barras bravas del fútbol nacional,
y pancartas de todo tipo. Todos estos símbolos orientaban la crítica

Miradas Acerca da América Latina 309


a la pseudo-democracia capturada por el poder del dinero y la crisis
de legitimidad de las instituciones estatales.
En casi todas las ciudades de Chile, los bancos, las farmacias, las
municipalidades, los edificios de los gobiernos regionales, el metro
de Santiago, los buses del transporte público, los supermercados, las
automotrices, hoteles de lujo, la empresa de capitales extranjeros de
energía eléctrica ENEL, iglesias, dispositivos de represión policial,
calles, plazas; fueron focos de la expresión de la violencia de masas.
Cabe señalar que siguen existiendo dudas sobre posibles autoaten-
tados como la quema de buses y de supermercados por parte de
la policía. De todos modos, esto significó, de acuerdo con Garcés
(2019), ataques frontales a los dos núcleos centrales del problema:
la relación interdependiente entre el Estado subsidiario y el capital
monopólico.
A partir de una búsqueda de consignas en fotografías subidas
en redes sociales y de un recorrido por los alrededores de la Plaza
de la Dignidad en la ciudad de Santiago(5), hemos identificado 109
frases. A continuación presentamos una nube de palabras con estas
consignas que nos permiten visualizar las categorías principales que
desnudan las diferentes dimensiones de la crítica al modelo y que
pasa por la crisis de legitimidad del Estado y su carácter coercitivo.
Es decir, vuelve el conflicto a retomar su protagonismo en la esfera
política.

(5)  Parte de las consignas que se procesaron, fueron facilitadas por Alejandra
Costamagna, quien dirigió la recopilación de la información, que sirvió para el
montaje de la obra “Leche Cortá”, creada por la Escuela de Teatro de la Universidad
Academia de Humanismo Cristiano.

310 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Imagen n. 1: nube de palabras de consignas

Fuente: elaboración propia.

Del conjunto de consigas destacamos algunas: ¡Somos los de


abajo y vamos por los de arriba! ¡No era paz, era silencio! ¡Chile
declara estado de conciencia! ¡Nos quitaron tanto, que nos quitaron
el miedo! Estas consignas revelan la crisis de representatividad y
pérdida de legitimidad, que no se reduce al gobierno, sino que
compromete a toda la clase política y la institucionalidad que la
sustenta.

4. ¡Chile despertó y le dispararon en los ojos!

Para el mantenimiento de la hegemonía neoliberal es necesaria


la coerción. La lucha de clases es por definición violenta. En cada
crisis los procesos profundos y de larga duración entran en escena,
salen a la superficie (OSORIO, 2012). La rebelión social permitió
que la estructura de la sociedad se convierta en una unidad visible,
posible de ser observada en el devenir de la conflictividad en las
calles.

Miradas Acerca da América Latina 311


“El pueblo sale con cacerolas, el gobierno responde con balas”,
es un mensaje de una pancarta que describe la respuesta represiva
del gobierno. Grandes marchas y concentraciones en todo el país,
fueron el escenario de múltiples demandas expresadas, espontánea
u organizadamente, a través de acciones ‘estético-políticas’ a través
de performances, danza, grafitis, música, artes plásticas y gráficas.
Acciones que, no sólo nos hablan de una riqueza creativa de las y los
manifestantes, sino también de la emergencia de nuevos colectivos
y nuevas formas de producción social, entre los cuales resaltaron
los colectivos artísticos feministas. Colectivos y manifestantes gri-
taban: ¡la revolución me quitó la depresión!, ¡sembraremos rebeldía
disiente hasta cosechar libertades conscientes!, ¡contra todo estado
patriarcal!, ¡Chile no te duermes nunca más!
El gobierno respondió con represión y violencia policial ex-
trema, justificándose primeramente, en la idea de una “guerra”(6)
contra el terrorismo. Posteriormente, y a pesar de un discurso más
moderado y de supuesta comprensión de las demandas a través de
‘formas pacíficas’, la violencia estatal no cesó. Más bien, se buscó
desmovilizar y criminalizar la protesta social, promoviendo la idea
de manifestantes “violentistas” y “delincuentes”.
La intensificación de la violencia de Estado generó alarma a
nivel nacional e internacional, activando los mecanismos de super-
visión por parte de organismos de Derechos Humanos. Según el
Instituto Nacional de Derechos Humanos-INDH, al 18 de febrero
de 2020, el accionar policial dejó 3.765 personas heridas, 2.122 con
impactos de bala, 271 con disparos de bombas lacrimógenas y 445
con daños y pérdidas oculares(7). Por su parte, la CIDH(8) señaló que
20.645 manifestantes fueron presos a un mes de iniciada la rebelión,
de los cuales la Fiscalía Nacional investiga 2.670 casos de presuntas

(6)  El presidente Sebastián Piñera, el 20 de octubre, en uno de sus discursos


señaló: “Estamos en guerra contra un enemigo poderoso e implacable”, decretando
‘estado de excepción’ y colocando a los militares a las calles. Ver en: <https://www.
youtube.com/watch?v=R4KPro8bXu4>.
(7)  En: <https://www.indh.cl/indh-entrega-nuevo-reporte-de-cifras-a-cuatro-
meses-de-iniciada-la-crisis-social/>.
(8)  Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (órgano
especializado de la OEA en materia de derechos humanos) publicado el viernes
6 de diciembre de 2019. Disponible en: <https://www.oas.org/es/cidh/prensa/
comunicados/2019/317.asp>.

312 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


violaciones a los derechos humanos. De estos, 422 hacen referencia
a casos de niñas, niños, o adolescentes y 44 a casos de torturas y
26 por violación o abuso sexual por parte de agentes del Estado. A
estas cifras se suman 33 muertos en diferentes regiones, que fueron
informados por el Ministerio Público al 18 de febrero, más un muerto
el 7 de marzo en la ciudad de Santiago.
En este escenario de fuerte represión, un hecho sin precedentes
en el mundo marcó profundamente a las y los chilenos durante las
manifestaciones. Así lo señala una pancarta: “Nos quieren sacar
los ojos porque saben que los abrimos”. Más de cuatrocientas per-
sonas con daños parciales y pérdidas oculares totales por disparos
de balines, perdigones y bombas lacrimógenas perpetrados por la
policía(9). En este contexto el caso del estudiante Gustavo Gatica y
Fabiola Campillai(10), quienes pierden la visión de ambos ojos, al-
canza notoriedad pública. Estos hechos generaron acciones estéticas
de protesta(11) que se desarrollaron en diversos espacios, buscando
tensionar y colocar en cuestión el actuar del gobierno.

(9)  Ver cortometraje “Es mutilación: la policía chilena está cegando a los
manifestantes”, trabajo producido por la periodista chilena Alejandra Carmona,
para The New York Times, premiado este 2020 como mejor corto documental en
el Digital Storytelling del World Press Photo. Disponible en: <https://www.youtube.
com/watch?v=rF1sQatbwf0&t=38s>.
(10)  Ver El Desconcierto. 30/11/2019. Disponible en: <https://www.eldesconcierto.
cl/2019/11/30/la-dignidad-de-fabiola-campillai/>.
(11)  “Borda sus ojos” bordado colectivo que se exhibió en el Museos de la
Memoria y los Derechos Humanos en la ciudad de Santiago el día 18 de diciembre
de 2019, ver https://www.youtube.com/watch?v=guA37IJ-2kw Corto de Telesur
en la cobertura de la “Marcha por los ojos” realizada el martes 10 de diciembre de
2019. Disponible en: <https://www.facebook.com/watch/?v=3075534232671094>.

Miradas Acerca da América Latina 313


Imagen n. 2. Sus ojos nuestra memoria

Fuente: Colectivo Desbordadas(12).

La actual lucha de clases visibiliza múltiples violencias, des-


igualdades y formas de marginación. Violencias que se profundizan
bajo el sistema capitalista, el cual se ha nutrido del patriarcado, a
través de una separación entre la producción y la reproducción,
que de acuerdo con Silvia Federici (2004), confinó a las mujeres al
ejercicio del trabajo reproductivo, desvalorizado y controlado por
los hombres.
Los colectivos feministas han tenido un papel fundamental en
la rebelión social al colocar su lucha como contrarias a las formas
generalizadas de precarización de la vida. Los colectivos constituyen
una irrupción que es una revuelta por transformaciones profundas,
y que coloca a las mujeres en “primera fila”, porque como señalan
desde la Coordinadora 8M (2020): “nuestra vida es un problema
político que está en el centro de la injusticia y porque a la segunda
fila no volvemos nunca más”.

(12)  Bordado colaborativo “Sus ojos nuestra memoria” expuesto en marcha


del Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, el 25 de
noviembre de 2019.

314 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


En ese contexto, el 20 de noviembre el colectivo “Las Tesis”(13)
se tomaba una céntrica calle de la ciudad de Valparaíso con la inter-
vención “Un violador en tu camino”, sin pensar jamás en la rápida
propagación y repercusión mundial de dicha acción. Fue en pocos
días que su cántico se colocó como un himno feminista en el mun-
do. Pero, ¿a qué se debe dicho fenómeno? La violencia patriarcal es
transversal en todas las sociedades. Se expresa de múltiples formas
en los diversos cuerpos, donde el Estado, por su condición patriarcal,
no ha asumido su responsabilidad y obligatoriedad como garante
de una vida libre de violencia para las mujeres, niñas y disidencias,
sino más bien ha sido productor y reproductor de dicha violencia.
El mensaje de Las Tesis es contundente: ¡El patriarcado es un juez,
que nos juzga por nacer y nuestro castigo es la violencia que no ves!
El patriarcado es un juez, que nos juzga por nacer y nuestro castigo
es la violencia que ya ves. Es femicidio. Impunidad para el asesino.
Es la desaparición. ¡Es la violación!

5. ¡Las calles serán siempre nuestras! ¡Nueva constitución o nada!

Marx y Engels (1978) apuntaron que la ciudad era el escenario


que favorecía las condiciones para el cambio social, pues, sería en la
ciudad que se podría dar el paso de la conciencia de clase en sí del
proletariado a la conciencia de clase para sí. Este proceso llevaría
a la constitución de la clase trabajadora como sujeto político revo-
lucionario, dado que en la ciudad se manifiesta, al mismo tiempo,
la dominación burguesa, la solidaridad y la conciencia de clase. La
ciudad, en definitiva, simboliza el poder. Hoy la ciudad neoliberal
es aquella en donde sus componentes son objeto de negocio y espe-
culación, y que resulta de la tendencia a la urbanización del capital.
Dado su carácter contradictorio vehiculiza la lucha de clases.
Como observamos, los lugares en que se concentraron las movi-
lizaciones de la rebelión social, se fueron resignificando, renombrado,

(13)  Primera convocatoria del colectivo Las Tesis para la intervención “Un
violador en tu camino” realizada en la ciudad de Valparaíso el 20 de noviembre
de 2019. Disponible en: <https://www.youtube.com/watch?v=9sbcU0pmViM>.
Masiva concentración de más de 10 mil mujeres autodenominadas “Las Tesis Senior”
realizada fuera del emblemático Estadio Nacional en Santiago el 4 de diciembre
de 2019. Disponible en: <https://www.youtube.com/watch?v=V0VNWppNeGU>.

Miradas Acerca da América Latina 315


disputando. En la ciudad de Santiago, la plaza Baquedano, símbolo
de la segregación socioespacial de la ciudad, que divide Santiago
oriente —sector de ingresos altos- de Santiago poniente —sectores
populares-; es rebautizada como Plaza de la Dignidad. En plazas
de otras ciudades del sur de Chile, como Concepción, se derribaron
estatuas del militar conquistador español Pedro de Valdivia, sím-
bolo de la colonización. En Temuco se decapitó la cabeza de Pedro
de Valdivia y se colgó en la mano de otra estatua de Caupolicán,
símbolo de la resistencia mapuche.
¡Quienes solo tienen aspiraciones individuales, jamás enten-
derán una lucha colectiva! Ante la crisis de representatividad y
legitimidad del Estado y de vaciamiento político, la pulsión popular
de la autogestión asamblearia en territorios locales, se comienza a
generalizar e intensificar rápidamente a lo largo de todo Chile (con-
tinental e insular) y también en el extranjero. Se inicia, sin dudas,
un nuevo ciclo de politización de la sociedad chilena. Zambrano y
Huaiqui (2020), a partir de un plataforma autoconvocada llamada
geo-constituyente, informan que entre el 22 de octubre al 30 de
noviembre, se recopiló un total de 1047 cabildos y asambleas (ver
imagen Nº2). Las autoras muestran que al inicio se partió discutien-
do temas generales del país y el futuro de éste. Luego los cabildos
trabajaron temáticas específicas, como asunto medioambientales,
feminismos, infancia, plurinacionalidad y procesos constituyentes.
Como vemos, estas asambleas han ido progresivamente recon-
figurando las prácticas y sentidos compartidos de reapropiación
política del espacio público. Las plazas, calles, centros comunitarios
de las ciudades, pasan a ser centros socioespaciales de discusión,
información, interacción, cuidado, aprendizaje; que revive la ima-
ginación política de las comunidades.

316 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


Imagen 3: Distribución de cabildos y asambleas.

Fuente; Zambrano y Huaiqui, 2020.

Sabemos que el neoliberalismo es más que un conjunto de


políticas económicas y sociales totalizantes. El sistema ha tenido la
capacidad de configurar un nuevo tipo de racionalidad del mundo,
que, como argumentan Dardot & Laval (2016) se sustenta tanto en
la lógica de gestión empresarial u hombre-empresa, como en la
promoción de la competitividad en todas las escalas de la sociedad.
Esto ha implicado la implementación de un conjunto de significados
que conducen moral e intelectualmente a la sociedad (GRAMSCI,
2001) y un conjunto de dispositivos de subjetivación neoliberal,
que (re)crea un sujeto de época. Una concepción de sí mismo como
ser-en-competición que es definida por la lógica de la sociedad de
mercado, auto-regulada y poco reflexiva.
Consideramos que las asambleas territoriales son una reacción
consciente al avance de esta subjetivación neoliberal. Las asambleas
tienden a reconstruir el tejido social local, que había sido fragmen-
tado tanto por la dictadura como la progresiva neoliberalización
de la sociedad. Reaparecen los términos de comunidad, lo común,
lo comunitario, lo barrial, la solidaridad, como dimensiones inter-
subjetivas decisivas. Se fueron sumando un conjunto de acciones
estético-políticas recreativas y culturales que apuntaban a la cons-
trucción del sentido de lo comunitario.
Todas las acciones y prácticas de autogestión plantearon la
necesidad de articulación. Al calor de las protestas, se conformó una
organización que llegó a representar a 200 organizaciones sociales

Miradas Acerca da América Latina 317


de diversos sectores. “Unidad Social” fue el cuerpo visible que sis-
tematizó y entregó al gobierno 98 demandas, las que se dividieron
en 16 tópicos, a saber: derechos humanos; trabajo; seguridad so-
cial; servicios básicos; educación; salud, vivienda y ciudad; medio
ambiente; pueblos originarios; migración y refugio; discapacidad;
mujeres; niñas, niños, niñez y adolescentes; cultura, las artes y el
patrimonio; cannabis medicinal y diversidad sexual / LGTBIQ+(14).
Todas las demandas tienen como denominador común la necesi-
dad de recuperar los derechos sociales perdidos, la férrea crítica al
modelo económico neoliberal chileno, y la necesidad de construir
un Estado de carácter solidario, eliminando su carácter subsidiario
desregulador.
La dinámica de la lucha de clases y el impresionante poder
social y popular en las calles de todo el territorio nacional, obliga-
ron a una respuesta institucional de las fuerzas políticas del orden.
Se materializa el polémico “Acuerdo por la Paz Social y la Nueva
Constitución”(15), que oficializa la realización de un plebiscito vincu-
lante por una nueva constitución, que se realizaría el 26 de octubre
del 2020.
En pleno proceso de movilización arremete la pandemia sani-
taria que muestra las deficiencias estructurales en materia de salud,
protección social y desigualdad. Aquello incluso ha sido reconocido
por la máxima autoridad sanitaria del país, quien —frente al descon-
trolado aumento de contagios y muertes por Covid19 en las últimas
semanas de mayo— confesó públicamente: “Hay un nivel de pobre-
za y hacinamiento del cual yo no tenía conciencia de la magnitud
que tenía”(16). En lo profundo, reaparece una de las contradicciones
radicales del capitalismo salvaje: la política de muerte del neolibe-

(14)  Disponibel en: <https://unidadsocial.cl/>. Para ver petitorio completo.


Disponible en: <https://www.soychile.cl/Santiago/Sociedad/2019/12/07/628995/
Unidad-Social-presento-un-amplio-pliego-con-98-demandas-en-representacion-
del-mundo-social.aspx?fbclid=IwAR0-OHpK-ocuqBP2Ud4KZ1TE0dJ1_TwuVCY_
Mtp7NI6obmYCi4lw1HEfZZ0>.
(15)  Ver texto íntegro disponible en: <https://ellibero.cl/actualidad/por-la-paz-
social-y-una-nueva-constitucion/>.
(16)  Declaraciones de Jaime Mañalich, ministro de salud. Disponibles en:
<https://www.latercera.com/politica/noticia/manalich-reconoce-que-en-un-sector-
de-santiago-hay-un-nivel-de-pobreza-y-hacinamiento-del-cual-yo-no-tenia-
conciencia-de-la-magnitud-que-tenia/5BQZLGLOPVDDPKQ2SNSSSWRGYU/>.

318 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


ralismo versus la ética de vida. Vale decir, se desnuda la prioridad
de la ganancia del capital sobre la reproducción de una vida digna
(HINKELAMMERT & MORA, 2003). Esto agudiza y acelera las
tendencias, ya presentes, en torno a la precarización-privatización
de la salud pública, el aumento del desempleo, la creación de leyes
de protección del empleo que benefician a las grandes empresas,
la militarización de las calles, la sobreexplotación de trabajo en los
hogares, la especulación de precios en insumos de salud, el aumento
del malestar social y la sensación de inseguridad.
Después de 7 meses de movilizaciones contra el neolibera-
lismo, el 18 de mayo irrumpen, desde algunos barrios populares
de Santiago, manifestaciones en torno al hambre. Ello, junto con
el aumento del desempleo, se comienza a configurar la noción de
pandemia social. Ante esta grave situación reaparecen nuevas ac-
ciones de solidaridad popular, asambleas ciudadanas, economías
populares, cooperativas de alimentos, y variadas formas de apoyo
a las familias que se encuentran sin la posibilidad de alimentarse.
La consigna que condensa el conjunto de acciones tendientes a
reconstituir lazos sociales y sentido comunitario es sin duda: ¡El
pueblo ayuda al pueblo!

6. ¡Hasta que la dignidad se haga costumbre!

El actual escenario de disputa y reestructuración de la hege-


monía mundial entre el imperialismo norteamericano y China, la
pandemia global, y la inflexión del capitalismo, no hace más que
acrecentar y acelerar la crisis civilizatoria en curso (LÖWY, 2016).
Enormes niveles de endeudamiento privado y público, caída abrupta
del PIB mundial, fracaso del liberalismo político y del estado de
bienestar, desgaste de la alianza de los Estados con el capital finan-
ciero, guerra económica con posible conflicto bélico entre potencias;
nutren la tesis de que estamos en un caos sistémico, tal y como lo
apuntó Arrigui (1996).
Entendemos que la rebelión social es parte de este caos sis-
témico, y que viene a desnudar las contradicciones esenciales del
capitalismo dependiente y neoliberal, que hemos identificado a
través de acciones estético-políticas. Lo nuevo, articulado a lo viejo,
de la lucha de clases en Chile en este momento histórico abarca: a) la

Miradas Acerca da América Latina 319


ampliación en las escalas de las movilizaciones, que atendió a gran
parte del territorio, b) la permanencia en el tiempo de un conjunto
de acciones estético-políticas bien diversas, con particular destaque
del movimiento feminista, c) la amplia activación de proceso de
apropiación política de espacio locales con las asambleas territoria-
les, d) la apertura de un proceso constituyente inédito en la historia
de Chile, vinculada a la crítica a la institucionalidad del Estado en
la actual coyuntura de la lucha de clases, y e) la desestabilización
de la ideología neoliberal hegemónica que expresa las ideas de la
clase dominante, al desnaturalizar su violencia histórica y sistemá-
tica, su falsa universalidad de bienestar vehiculada por la razón de
estado-empresa y sus nefastas consecuencias que han precarizado la
vida y que ha acrecentado los niveles de desigualdad y explotación
de la naturaleza y del trabajo. Todo esto ha venido reconfigurando
una nueva conciencia de época que desnuda las contradicciones
entre clases sociales antagónicas, y que al parecer viene iniciando
un ciclo de luchas contrahegemónicas (GRAMSCI, 2001), entendidas
como poder popular constituyente, en donde el pueblo delibera por
sí mismo, en tanto ciudadanía soberana (SALAZAR, 2011). Así lo
indica una pancarta, “Chile declara estado de conciencia”, como
respuesta a la declaratoria del gobierno de estado de emergencia.
La tendencia a la intervención creciente del Estado en la eco-
nomía ha aumentado claramente con la pandemia. Esto, junto con
la creciente lucha social y popular por enfrentar el problema de la
desigualdad y la acumulación desmedida de riqueza, condensa
el problema en la arena política. Ello decanta en la entrada a una
situación de intensificación de la lucha de clases y como vimos, con
altas dosis de violencia por la apropiación del producto social. La
posibilidad de reacción y articulación del neofascismo, alineado a
intereses imperialistas norteamericanos, es una posibilidad. Valga
recordar que América Latina en general, y Chile en particular, sigue
siendo un territorio rico en recursos estratégicos para la reproduc-
ción del capital.
La capacidad de correlación de fuerzas de las izquierdas ten-
drá como desafío medular la construcción de un proyecto político
popular, democrático y anticapitalista, que permita reconfigurar un
nuevo Estado con capacidad de regulación del capital y de la trasfe-
rencia de valor a los países dominantes. Sin duda, esta coyuntura es

320 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


una oportunidad para conquistar un nuevo modo de vida. Aunque
parezca pretensioso, es lo que observamos en las acciones estéti-
co-políticas analizadas.
Creemos plausible inferir que estamos ante el desarrollo de un
tipo de conciencia social, en que cada una de las personas implica-
das en acciones estético-políticas son en verdad efectos de un tipo
de orden instituido históricamente. De ello se sigue la necesaria
activación del poder constituyente, mientras se destituye de hecho
aquellos aspectos estructurantes del sistema de dominación en lo
político y de explotación en lo económico.
Los sentidos de la lucha de clases en Chile, se asemejan a aque-
llas que ya se vienen gestando en América Latina por su condición
de dependencia. Como lo advertía Porto-Gonçalves (2015), las con-
signas y las acciones estético-políticas han venido reconfigurando un
nuevo sentido común de la movilización que trasciende su propia
frontera. Es la lucha por la vida, la dignidad y el territorio. ¡Hasta
que la dignidad se haga costumbre! es quizás la consigna que orde-
na simbólicamente el horizonte de lucha, el cual se conjuga con la
conciencia creciente de un sujeto social representado por una voz
grabada en los muros de la ciudad: “no estoy aceptando las cosas
que no puedo cambiar, estoy cambiando las cosas que no puedo
aceptar”.

Referencias

ARRIGHI, Geovanni. O Longo Século XX: dinheiro, poder e as


origens do nosso tempo. São Paulo: Editora Unesp, 1996.
BANCO CENTRAL. Encuesta Financiera de Hogares, 2017. Dispo-
nible en: https://www.efhweb.cl/
CAPUTO, Orlando; GALARCE, Graciela. Nacionalización del cobre
y desnacionalización por la Concertación. El Mostrador, 2006. Dispo-
nible en: <https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2006/07/19/
nacionalizacion-del-cobre-y-desnacionalizacion-por-la-concerta-
cion/>.
CENTRO DE ESTUDIOS PÚBLICOS (CEP). Estudio Nacional de
opinión pública Nº81, septiembre-octubre 2017. Disponible en:
<https://www.cepchile.cl/>.

Miradas Acerca da América Latina 321


CENTRO DE ESTUDIOS PÚBLICOS (CEP). Estudio Nacional de
opinión pública Nº84, diciembre 2019. Disponible en: <https://
www.cepchile.cl/>.
CLAUDE, M. El Retorno de Fausto: Ricardo Lagos y La Concentra-
ción del Poder Económico. Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2006.
COCIÑA, C., VALENZUELA, N. Muerte de Augusto Pinochet: La
herencia urbana de su gobierno, 2006. Artículo web, Disponible en:
www.plataformaurbana.cl.
CODELCO. Memoria Anual 2019. 2019. Disponible en: <https://
www.codelco.com/prontus_codelco/site/artic/20200328/asocfi-
le/20200328104056/memori2019_codelco.pdf>.
COLETIVO 28 DE MAIO. O que é uma ação estético-política? (um
contramanifesto). Fortaleza: Revista Vazantes, v. 1 n. 1, 2017.
COORDINADORA 8 M. Manifiesto de la Coordinadora 8 M. Santiago:
Tiempo robado, 2020. Disponible en: <https://tiemporobadoeditoras.
cl/2020/03/09/manifiesto-de-la-coordinadora-feminista-8m/>
DARDOT, Pierre & LAVAL, Christian. A nova razão do mundo.
Ensaio sobre a sociedade neoliberal. São Paulo: Biotempo, 2016.
DIRECON. Liderazgo de Chile en exportaciones mundiales,
2018. Disponible en: <https://www.prochile.gob.cl/wp-content/
uploads/2019/05/liderazgo_de_chile_en_exportaciones_mundia-
les_2018_IC.pdf>
ECHEVERRIA, Magdalena. La historia inconclusa de la subcontra-
tación: y el relato de los trabajadores. Santiago de Chile: División de
Estudios de la Dirección del Trabajo, 2010, Disponible en: <www.
dt.gob.cl/documentacion/1612/articles-97627_recurso_1.pdf>.
ENCLA. Informe de Resultados Séptima Encuesta Laboral. San-
tiago de Chile: Dirección del Trabajo, 2011. Disponible en: <https://
www.dt.gob.cl/portal/1629/articles-101347_recurso_1.pdf>.
FEDERICI, Silvia. Calibán y la Bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación
originaria. Madrid: Traficantes de sueño, 2004.
GALDAMEZ, Elizabeth y AEDO, Joaquín. Flexibilización del capital,
un desafío en el trabajo y en territorio”. Revista La Papa, Santiago
de Chile, n. 2, nov. 2014.

322 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


GAMONAL, S. La reforma antisindical de la nueva mayoría y la
presidenta Bachelet en Chile, 2016. Disponible en: <http://www.e-
-labor.co/node/49>.
GARATE, M. La Revolución capitalista de Chile (1973-2003). San-
tiago: Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2012.
GAUDICHAUD, F. Las fisuras del neoliberalismo chileno. Trabajo,
crisis de la “democracia tutelada” y conflictos de clase. Santiago
de Chile: Tiempo Robado, 2015.
GOYENECHEA, M, SINCLAIRE, D. Las rentables heridas de la
salud chilena. CIPER Chile, 2013. Disponible en: <https://ciperchile.
cl/2013/05/22/las-rentables-heridas-de-la-salud-chilena/>.
GRAMSCI, Antonio. Cuadernos de la cárcel (Edición crítica com-
pleta ed.). (V. Gerratana, Ed.) México: Ediciones ERA-Universidad
Autónoma de Puebla, 2001.
GARCÉS, Mario. Octubre de 2019: Estallido social en el Chi-
le neoliberal, 2019. Disponible en: <https://www.ongeco.cl/
octubre-de-2019-estallido-social-en-el-chile-neoliberal/<,
GREZ, Sergio. Rebelión popular y proceso constituyente en Chile. En:
FOLCHI, M. (ed.). Chile despertó. Lecturas desde la historia del
estallido social. Santiago: Universidad de Chile, 2019. p. 13-20.
HERVEY, David. Breve historia del neoliberalismo. Madrid: Akal,
2007.
HINKELAMMERT, Franz; MORA, Henry. Por una economía orien-
tada hacia la vida. Economía y Sociedad, n. 22-23, p. 5-29, mayo/
dic. 2003.
HOMEDES, N., UGALDE. A. Privatización de los servicios de salud:
las experiencias de Chile y Costa Rica. Gac Sanit, n. 16, v. 1, 2002,
p. 54-62.
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS—INE. Boletín Esta-
dístico. Informalidad Laboral, 2020. Disponible en: <https://www.
ine.cl/docs/default-source/informalidad-y-condiciones-laborales/
boletines/2019/bolet%C3%ADn-informalidad-laboral-trimestre-oc-
tubre-diciembre-2019.pdf?sfvrsn=10ec75a_4>.
LOPEZ, R.; FIGUEROA, E.; GUTIERREZ, C. La ‘parte del león’:
nuevas estimaciones de la participación de los súper ricos en el

Miradas Acerca da América Latina 323


ingreso de Chile, 2013. Disponible en: <http://econ.uchile.cl/uploads/
publicacion/306018fadb3ac79952bf1395a555a90a86633790.pdf>.
LÖWY, Michel. Crisis ecológica, crisis capitalista, crisis civilizatoria:
la alternativa ecosocialista. En: Razón y Revolución 29 — Segunda
Época, 2016. p 59-69.
MAC-CLURE, Oscar; BAROZET, Emmanuelle; CONEJEROS, José;
Jordana, Claudia. Escuchando a los chilenos en medio del estallido: Li-
beración emocional, reflexividad y el regreso de la palabra “pueblo”.
CiperChile. 2020. Disponible en: <https://ciperchile.cl/2020/03/02/
escuchando-a-los-chilenos-en-medio-del-estallido-liberacion-emo-
cional-reflexividad-y-el-regreso-de-la-palabra-pueblo/>.
MALDONADO, M. La privatización de la educación en Chile.
Internacional de la Educación. Oficina para Latinoamérica, 2003.
Disponible en: <www.opech.cl>.
MARX, Karl. Manifiesto del Partido Comunista. En: Obras de Marx
y Engels, v., 9, Crítica, Barcelona: Grijalvo, 1978.
MAYOL, Alberto. No al Lucro. De la crisis del modelo a la nueva
era política. Santiago: Random House Mondadori, 2012.
MESINA, L. El agua y los recursos básicos que la Concertación
privatizó. Diario U de Chile, 2013. Disponible en: <https://radio.
uchile.cl/2013/01/23/el-agua-y-los-recur sos-basi cos-que-la-concerta
cion-privatizo/>.
MÖNCKEBERG, M. El negocio de las universidades en Chile.
Santiago: Antártica, 2007.
MUNDACA, Rodrigo. La privatización de las aguas en Chile. Cau-
sas y Resistencias. Santiago: América en Movimiento, 2014.
OSORIO, Jaime. Fundamentos del análisis social la realidad social
y su conocimiento. Ciudad de México: Fondo de cultura económica,
2012.
PAEZ, A. ¿Por qué el CAE es un mecanismo de (desposesión) expro-
piación financiera? El Mostrador, 2017. Disponible en: <http://www.
theclinic.cl/2017/05/21/cae-mecanismo-desposesion-e xpropiacion
-financiera/>.

324 Leana Oliveira Freitas et al. (Orgs.)


PAEZ, A. El brutal endeudamiento de los chilenos y la despose-
sión salarial. El Mostrador, 2016. Disponible en: <http://www.
elmostrador.cl/noticias/pais/2016/03/28/el-brutal-endeudamiento-
de-los-chilenos-y-la-desposesion-salarial/>.
PNUD. Diagnóstico sobre la participación electoral en Chile. San-
tiago: PNUD, 2017. Disponible en: <https://www.undp.org/content/
dam/chile/doc s/gobernabilidad/undp_cl_gobdem_DIAGN%-
C3%93STICO%20SOBRE%20LA%20PARTICIPACI%C3%93N%20
ELECTORAL%20EN%20CHILE.pdf>.
PORTO-GONÇALVES, Carlos Walter. Pela vida, pela dignidade e
pelo território: um novo léxico teórico político desde as lutas sociais
na América Latina/Abya Yala/Quilombola, Polis, v. 14, n. 41, 2015,
p. 237-251.
RODRÍGUEZ, A.; SUGRANYES, A. Los con techo. Un desafío para
la política de vivienda social. Santiago: Sur Profesionales, 2005.
SALAZAR, Gabriel. En el nombre del Poder Popular Constituyente
(Chile, siglo XXI). Santiago: LOM, 2011.
______ . El «reventón social» en Chile: una mirada histórica. 2019
Disponible en: <https://nuso.org/articulo/protestas-Chile-estudian-
tes-neoliberalismo/>. Acess en: 19 fev. 2020.
ZAMBRANO, Catalina; HUAIQUI, Valentina. Geo Constituyente:
Cabildos y Asambleas Autoconvocadas. La recuperación de espacio
público por parte de la organización popular. Revista Planeo, n.
42, 2020.

Miradas Acerca da América Latina 325

Você também pode gostar