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FORMAS DE SOCIABILIDAD EN CHILE 1840-1940 FORMAS DE SOCIABILIDAD EN CHILE 1840-1940 FUNDACION MARIO GONGORA DIVERSIONES RURALES Y SOCIABILIDAD POPULAR EN CHILE CENTRAL: 1850 - 1880* Jaime Valenzuela Marquez ** INTRODUCCION anilisis de las formas y caracteristicas de Ia ‘oclabiidad de un grupo o clase genera de inmediato algunos proble ima, Sobre todo cuando las personas sobre las cuales se quiere reali. ar el estudio no han dejado testimonios escritos propios y se debe ‘ecuttr a informaciones proporcionadas por otros grupos sociales, La sociabilidad, obviamente, implica la participacién “oy de wna persona en cierta clase de interaecién comunieativa embargo, en un andlisis histérico ello debe pasar por la debida com. PlejizaciGn de la sociedad de la cual se trata y por un enfoque conere. {o del sujeto de estudio, ya que las formas y lugares dela interacidn, ‘si como las pautas de valores y conductas de las personas que la rea, Tizan, varfan considerablemente, dependiendo del estrato social esta, ido y do su insercién en las estructuras econémicas. Al decit de Maurice Aguihon, “...a sociabilidad se podria sefalar como la mane, ‘en que Tos hombres viven sus relacones intgpersonales en el lugar ve Ios rodea (y) varia en los medios sociales, tal vez con el pat, Ciertamente con las 6pocas” 1 ‘Ahora bien, el hecho de que la sociabilidad esté enmarcada y ‘Pautad por una estructura mental dada, nos permite una aproxima. ién tedrica bastante claificadora, pues, si seguimos la opinién de * Rate dels ies ag ctpuesas uson presents cn ua poeta abajo Walndo La Giemsa de scib dad camps, pbleda en Belt te Moning Gera, Seago, nso Profesional de Extadoe Superines Blt Cota ser enero de 190, [Sats lnesigaionesDicgo Banos Arana, Biblioteca Nacional de Chile. |. Eneevita eliza por Tere Pere en Revs de Hata Un (Tomas de ‘tril, Sage, Poti Univer CaSin de Cle nh 10 1990 fT. 369 Michel Vovelle las mentalidades representan una relaci dialéctica enir las condiciones objetivas de la vida de los hombres y la manera fen que la cuentan y la viven 2, Por lo mismo, la experiencia vital, a nivel social, al ser distinta para cada grupo, esirato 0 clase en que se divide Ia sociedad, moldearé distintas subculturas,distintas visiones de mundo y mancras de enfrentarse a él, por endo, dstintas visiones de lo correcto, lo adecuado y 10 bueno. Valores, ereencias y actitudes, asi como sus expresiones de conducta, tendrn connotaciones diferen- tes y muchas veces contrapuestas, pero no por ello invalidables 3, Esta teorizacién es, justamente, la que se halla detrs de nuestro trabajo, pues pretendemos un breve andisis de un determinado grupo social, Jos estratos populares, y en un determinado contexto espacial, el ‘mundo rural, intentando entrever, através de informaciones propor- cionadas por otros grupos -con valores antag6nicos-, las formas y ‘caracterfstcas que asumia la interacci6n entre sus pares La sociabilidad, una necesidad social y sicol6gica que surge de la vida en grupo, ha constiwido, tradicionalmente, un objetv de estudio y de descripei6n costambristarespecto de las tertulias aristo- criticas y de elubes politicos, ugares y formas, cuyo conocimiento no deja de ser importante. Sin embargo, para llegar « una comprensiéa global de Ia sociedad y de la relacién entre sus componentes resulta fundamental contar con el andisis de todos sus integrantes y no ence- guecerse con la vision anacrénica de que toda la “sociedad” comparte (© debe compartir los mismos valores, principios y conducts. El trae bajo que presentamos, por lo mismo, se concentra en aquellas perso- nas que han quedado algo al margen de la histograffa tradicional: la gente comin de los bajos estratos rurales, que también posefa la nece- Sidad de sociabilizar y para lo cual contaba con sus propios lugares y sus propias formas, donde se expresaban pautas valricas y de con- ‘ductadistntivas de su sector. 2 Micel Vel, delopary memaldade, Barcelona Ail, 1985, pigs. 17-19 53 Alguosanzoplogos han bla de una “sbeulura del prez" (Leis) efclao, ena “personalidad lett soi” (Karner): Juan Maesve Alfons, Ieduccidn (ho antopoog social Maid, Akal, 1983 (eg. ee) pgs. 35:37, 119, 135-136 y ie gots yoo epliodios en la historia dela exltur froncesa, México, Fondo d= Citra Ezondics, 1957. pis. Uy 3 370 EL MUNDO RURAL ¥ LAS DIVERSIONES POPULARES Labores agricolas y fiesta popular El perfodo estudiado comprende tres décadas de una coyun- tura expansiva de Chile central. Por largo tiempo estancada en una roduccin ganadera extensiva y en cultivos con baja comercializa- cin, la zona comprendida entre Rancagua y Talca se vio répidamente influida por la demanda triguera externa que se hizo sentir en el pats después del descubrimiento de oro en California (1848) y Australia (1855), y que se vio fuertemente reforzada desde que Inglaterra ‘comenzata a importar cereal chileno en Ia década de 1860. La cons- {ruccién dela linea de ferrocarril del sur, que hacia 1874 habia llega do a Talea, permitié que toda esa zona quedara definitivamente incor- pporada a los mercados de exportacién, al poder sacar su produccién or el puerto de Valparaiso con rapidez y costos razonables. La cons ‘ruecién y mejorumiento de puentes y caminas -en tina fase de creci- ‘miento de las obras piblicas-, el desarrollo de obras de regadio y Ia incorporacién de nuevas e importantes extensiones de tierra al cultivo ttiguero, fueron elementos caracterfsticos del periodo 4 Leamplitud ¢ intensidad que adquirié el cultivo de trigo en la zona central de Chile hizo que el mundo rural girara en tomo al ciclo femporal del cereal. Ast, Ia 6poca de cosecha y trlla, durante el vera- ‘no, correspondéa a una temporada de gran agitacién local. Los fundos bullfan de trabajo y de trabajadores, y las ciudades y pueblos, con sus correspondientes estaciones de ferrocarril, vivfan un intenso deambu- lar de personas y de productos. Las connotaciones que adquitié la vida econémica de Chile central, por su parte, tuvieron una fuerte influencia sobre los sectores populares que Io habitaban. Actuando sobre una estructura mental formada durante siglos de marginacién racial, social y econémica del peonaje, el sector social més bajo y mas 4 Aemlls Bauer, Chileon Rural Society rom the Sponsh Conquest to 1950, New York, Cambie Univerty Press. 1975; Carmen Cala y Osvaldo Sinel, Un sige de hse, tia econmica de Chile, 1890-1930, Dos ensayo ya ibogrefia, Ma stad Goopsracén Ibevouneseana, 1982; Kober’ Uppenteser, Chlsan Transportation Deselopment: The Rilrad and Socio-economic Change tn the Cental Vale, 1840, 1885, esi decal ini, Universidad de California (Los Angels), 1976, 371 numeoxo de la pobacén chiens, elect rigueo tend a reforzar Is earnteristeas de vagabundse,desarago einestbiiad abo] aque To caractrizaban El peonaje er la mano de obra barat, enyo Concurso productive se necesilaba en gran cantidad pero solo en dbaernodas pocas del af, en cape curate la catch lg, aunque también en los rodeo, pure aexplotcién ganadera mantcala ese neta ae Ese cleloapricla daba lugar a que durant a coseha se resets grr eae dees are ellis een ea Tocallad pero mucha venid de ors regione. Esa eoncentrcion de abundant mano de obra “aucrng que convvis en el lugar durante toda la epoca de recolcein y de I tila, daa gar ala necesra el ne acai gs peau i entre sus miembros, Ast, Vien Pérez Rosales recordaba qu hacia 1820 en la loaded de Lolo, en Colchagua, habia presealado una ir cdl aba po ells coal“ aloges alee dupa te gultera y de nara chica”, Pérez Rogtles Inceaba que a tla} seas cocstufe verddera estas, domde al margen Ia feaa ieee podlacavoarat tan "esa Coatieein rove de troncos y rams de bol que serv para cbijar la expresin dela socibldad dels extratos populares rales 6. En 1863, por ejemplo, el jez dela subdelegacion de Hila, en Rancagu,relamaba po. fue.on el Jalerior de wan haciondaloetl se habla permitido uaa “fonda” o ramada, en que los mas de 300 peones que allf laboraban se circa 6 Bebec eaataty fuga ene sa Kile Boer 1a ‘5. Amol aver, Cheon Rar! Labour te Niner Comyn The American Hoel ‘Rosen, Washington, D.C: American Histol Association, LXXVE, 1971, pie, 1074, 1077 y siguientes; Claudio Gay, Aprcultarachilena (Pris, 1862 y LR), StngoICIRA, 1973, v0, ps 198-205 x6 Bengos, voi social del rca ‘ura cies, Sanago, SUR, vol, 1988, ps. 25 y 120 Los gatnes 0 peoes sort ‘uyeron un promedio de alrededor de un 88% dela oblcn ual en eda de uabyar (15050 aos) ene 1865 y 185: Oficina Central de Esadtiea, Cesos de poblacin amespoaiets aos fos 1865, 1875 y 188. 6. Vicente Pee Rees, Recuerdos del pavedo (84-1860), Saigo, Etorial Andes Bello, 1983, tomo I. pe. 139. Vas tambien, C. Cay, Aprcwlara.. Vol. 1 pes 1 Arehivo de a Inendenco de O'Higgins (en ear AIO), ol. 2, (Comuniccion el inspec al ubdelegado de Hil, 10 de febrero de 1863), 372 ‘mismo sucedia, y con mayor razén, en las faenas cuyos trabajadores no eran pagados mediante salario, sino con un mingaco, expresién de luna compensacién no numeraria, ancestral, muy frecuente entre pro- pietarios pequefios y medianos, y que consistfa en una gran fiesta que cl duetio ofrecia ala gente que habia concurrido a ayudarle 8, ‘Sin embargo, es importante seflalar que los agricultores s6lo permitfan que estos trabajadores dieran libre curso a su sociabilidad, ‘cuando las labores perentorias del campo habfan legado a su fin 0 ppodian dar un respiro ludico. Ademis de las razones de orden técnico, ‘como que la cosecha debfa hacerse con a rapidez. necesaria para que ‘no alcanzaran a caer las primeras Huvias otofiales sobre las espigas, tos agricultores sabfan perfectamente cori qué mano de obra trabaja. ban. Los peones, tanto los que vivian en algtin interstcio minifundista de Ia localidad como, sobre tod, los afuerinos vagabundos, percibjan, el trabajo en una forma diametralmente opuesta a los agricultores que Jos contrataban. Para ellos, toda insercién labora en el sistema econé- ‘ico tenia un viso de temporalidad, de inestabilidad y de desarraigo, Connotacién que, cual més cual menos, abatcaba a todos los sectores Populares, pero que en los peones afuerinos consttufa el marco de su. sistema de vida. Por eso, todo lo que ganaban era para gastarlo con su pares en alguno de esos miltiples establecimientos de interaccién netamente populares, y no tenfan una conciencia clara de qué signifi- aba un dia festivo y seis dfas de trabajo a la semana, pues ello era parte de otro sistema de vida, el de las personas que posefan un traba- Jo més estable y permanente, Lo anterior determinaba que la época en que los agricultores requerian esa abundante concentracidn de trabajadores deviniera en lun continuo choque entre los sistemas de vida, visiones de mundo y Paulas de conducta de agricultores y de peones; choque que se tradu- fa en que estos titimos pasaban gran parte de la semana y hasta altas, hhoras de la noche en las infaltables chinganas rurales, gastando todo Jo ganado en beber y jugar, para luego volver a trabajar algunos dias, 8A, Baer, Chilean Rare! Soi pg. 14; C. Gay, Arvo. 1 pis, 27 9 288 ‘Aigunes ejemplos concretos se pce Yer ene ach jdiel de Cre (en slants ‘AIC, eg. St, cans 19,9 Octubre de 1871, AIO, wl 2, (Comune cl Sbload de Hijueles, 12d abi de 1852), 373, obtener algo de dinero y retomar a gasarlo con sus pares 9, Los agii- cultores, en cambio, necesitaban el concurso de esta mano de obra durante la mayor eantidad de dias posibles, por lo que en los meses de cosecha, sobre todo en enero y febrero, abundaban los reclamos ante Ja autoridad y el énfasis de ésta en disminuir la cantidad de los esta- blecimientos de diversién popular existenes y-enreprimir los excesos que all se producfan y que afectaban alos trabajos agricolas En ese mismo sentido, es digno de mencionar el hecho de ‘que algunas subdelegaciones rurales se destacaban justamente por lo contrat; es decir, su tertorio estaba completamente dominado por srandes haciendas y la poblacién, adserita a ellas, era dependiente en su totalidad de los designios de sus propietaris, por lo que el control de las diversiones populares pasaba por la prohibicién absoluta de aquellos establecimientos, incluso en los dias de las fiestas oficiales fechas en que tadicionalmente eran permitidas Carreras de caballos y ritas de gallos El encuentro popular desarrollado al amparo de las principa- les labores agricolas del perfodo, que a su ver. permitian esas concen- traciones temporales de personas, tenfa una connotacién extraordina- ria, pues s6lo acontecta en determinadas épocas del aiio. Lo mismo sucedia con las festividades populares de las diversas fechas religio- sas que Hlenaban el calendario vivenecial de la religiosidad popular del ‘campo chileno 12, y a rafz de las fiestas que conmemoraban la inde pendencia de Espaiia, en cuyos programas oficiales 9. C.Guy, Agricultura. vl 1 pax 152-153 y 201-202. 10, Archiv dela Itendencin de Tala (en adn AI) vel 46, of Comm Sblegado de Litay, 12 de enero do 1861) Archivo de la Intendenca de Cogua (Ge aelante AfCo, vol 30, wf (Comunicain dl sublegado de Roma, 16 de enero 4: 1863) ‘lO, vo. 13, st (Comunicaciones de subdeeendo de Sen Pd, 28d junio de 1857 y 1f de marzo de 1860); Archive de fa Gobernacion de Caupolicén (en adelante AGCaip), vl 17, uf (Comumicochn del subdeegado de Mende, 25 de seperiee dete 12. Peo Ruiz Aldea (1830-1870), Tips y conambres de Chile, Santiago Zig-Zag, 197, le 6 374 vaba el ultimo dia para las expresiones propias de la celebracién del bajo pueblo 3. Sin embargo, existian otras ocasiones en que las diversiones se daban con una regularidad mayor y que no se circunscribfan a determinadas 6pocas o fechas, sino que formaban parte de la vida normal de los estratos populares, Carreras de caballos y rifas de gallos eran espectéculos realizados todos los meses y en todas las Jocalidades rurales. Las primeras, sobre todo, eran las mas comunes, Se convertian en un verdadero imén que atrafa y concentraba a ‘muchas personas, a Veees provenientes de varias locaidades y regio- nes. Algunas, incluso, legaban a congregar hasta diez mil personas, cifra impresionante para las caracteristicas demogriticas de la época 1S, Como es ldgico pensar, esta gran concentracién de personas popu- lares, donde asistian no sélo varones sino que toda la familia, implica- ba la necesaria expresién de sus formas de sociabitidad con una fuer- ‘2 singular e irreprimible. Més aun, as propias earrcras de caballus se ‘os presentan més bien como tna excusa lidica para permit la reu- nign periddica y la consiguiente interaccién social entre habitantes ‘modestos de localidades vecinas, lo que, incluso, era admitido por Ia propia autoridad para las carreras més pequefias y numerosas, que eanian casi semanalmente alos lugarenos, “wy que s6lo frecuentan por pur diversién y entretenimien- ‘0, en Jos parajes donde concurren los veeinos inmediatos para pasar Ietarde,.”. 15 ‘Samuel Burr Jobnston, un vigjero que estuvo durante algunos alios en Chile, describia su impresign de las earreras en los alrededo- res de Santiago hacia 1814: 13, Por ejemplo, £1 Talguino Tales) (en delat, TAL@, 17 de agosto de 1850; 1 Fenie (@sncaga) (en elm, FEN), 14. JUV, 1° de noviembre de 184; Tambo, Col, vol. 3,9 (Comunicaida de! sable. do de Pedablaaca, 2 de novirnbre de 1861); All, vl 30, Wf (Commicaion de 33 4 junio de 1853); FEN, 5 de dcemtre de 1877 Tambige theron el dat Se on it de gallos que congreg6 en San Fernando s unas 600 personas provenicste de Netcaem, hiaroage, Pally Renge, JUV, 2 wyieubne Ue 161 15, AI, vol 11 sf Instucciones pra las carers de eaballes, 8 de agosto de 1785, ‘vigente ain hacia medisdos de siglo XDO. Véase, también, A1O, vol. 25, aff (Cemanicacion del subelegdo de Las Chcrs, 6 de marzo de 1873), 375 “Las grandes carreras se verifican, generalmente, en un llano {que dista como cinco millas de la ciudad y a ellas asisten con frecuen- cia hasta diez mil almas. Las seiioras van en grandes carretas entolda- das, tradas por bueyes, y parten por la maiiana temprano, llevando ‘consigo provisiones para todo el dia. Llegadas al lugar de las carreras, forman una especie de calle con las carretas, muchas de las cuales ‘stn pintadas por fuera a semejanza de casas, y en el interior adorna- 4das con cortinas. A la hora de Ta comida, cada familia saca sus provi- siones y todas se sientan en el pasto, y comen juntas. Bien poco inte- 16s se presia a las carreras, alas que se va, més que por otra cosa, por cultivar el trto social” 16, Obviamente, allf se transmitfan las dltimas novedades sobre nacimientos, muertes, matrimonios, personas enfermas, etc. El hecho de que asistieran individuos de ambos sexos y de todas las edades 4daba pébulo, también, a la formaciGn de parejas y a una fuerte intera cin sexual que las fuentes oficiales no podian menos que censurar, cconforme a las propias pautas de valor, como inmoralidad. En ese sentido los reglamentos y bandos de policfa -que a veces resultan un buen espejo de la realidad social- expresaban una constante preacupacién porque, una vez terminadas las carreras, antes del anochecer, todas las personas se retiraran, sin que pudieran per- noctar en el lugar. Sin embargo, el hecho de que esta disposicion siguiera aparcciendo en los diferentes reglamentos desde la época colonial y, sobre todo, Io expresado en las propias informaciones de los subdelegados, reflejaban el incumplimiento de una normativa que chocaba con una costumbre fuertemente arraigada. Los sectores populares, una vez finalizado el acto que apa rentemente los habia convocado, y respondiendo a sus propias pautas de sociabilidad, ocupaban ese terreno como un espacio propio, mono- polizdndolo socialmente, cual si fuera un club privado, para dar “rien- dda suelta” a Ia interaccién entre los concurrentes. 16, Cora exerts durante una residenca de wes aos en Chile, ct po Eugenio Pesca Sols, Jargory alegre colonies en Chile, Sustiogo, Zig-Zag, 147, pis. pi. $8. Segin ote via, dentro de Tas carts “se ofn conversions alegre ss ca tory mines de gta” Carlos Blah, La Repu de Che, 1821-1808, ch pot Guilsmo Felis Cr, Santago a comiensor det siglo NIX. Crinicas de los vars, Saigo, Andes Bello, 1970, ig 91 376 La autoridad, por su parte, y dada le fuerza s a lada la fuerza social que se halab desde ess cstumbres, chs yess e oles Ineficaz ara impedir que Ios grup populares congrezados en oro a las carreras organizaran su propia fiesta, que a veces duraba dos 0 ‘tes dias, con sus noches: Sain “Como en este distrito han continuado las “ontinuado las carreras de cabu- Is y la concurrencia de gene es en mucha abundancia, y noes fécil Wace observar el ben orden, y lo mismo el areglo que debian de bservar los concurrenies, me veo en la necesidad de poner en conoci- miento de U. que el domingo pasado hubo una carrera del valor de Sets pesos, ero (pot) In gente que ocumis era de eeer que la puesta dela caera era de mucha canted, en cuya funcin se presentron los concurrentes, no de toda clases, con la mayor desobediencia Ta justicia. é ‘Lleg6 Ia hora de la orati6n (y) di Srdenes a i i Grdenes «Jos dos tenient ue me acompanban: es onené que hicorn sear In sens cae Uno para su casa, lo que no se podia conseguir que dejasen aquel ‘campo libre, y mucha parte de los concurrentes andaban ebrios..". 17. FORMAS Y CONTENIDOS DE LA SOCIABILIDAD POPULAR La “chingana”: un espacio auténtico y representative EL tabajo ea a ly en el dco, com asides eo- emis, y las frecuentes cares de aballs 9 ier de slog ae tampoco estaban ausentes en esas ocasiones, por el hecho de ser Aivesiones heen a cultura popular campest,conaiea eg oeasones mis porate pas pert el enconto satiate 1 Arve dee Gaba de Curso btn, AGC, vl 5, of Comma sssanenn de Pra del Mone 1S cede 199) Nees wees Juegos y alegrias... pégs. 38 y sigulertes; AIO, vol. 18, wf (Cor biel es AO, vol 18 (Commie el oc ado io, 17d dint 150 YU Tsde sented Ts Gosh Trina Exe) oad, RI 3 de iene de 76 377 4 personas y familias provenientes de diversas localidades y que, atin cuando no poseyeran lazos de amistad anteriores, podian fécilmente reconocerse como pares de un mismo caldo social y coparticipes de ‘un mismo universo mental. Por ello, cualquiera fuera la instancia que Jos congregara, de caréeter laboral, como los trabajos agricolas o las, fiestas de la Independencia, 0 autogestionadas, como la mayoria de las carreras de caballos yriias de gallos, las formas y contenidos de la interaccién que ali se levaba a cabo eran muy similares. Aunque pro- venfan de lugares diferentes, todos participaban cotidianamente de ‘una forma de sociabilidad que se hallaba fntimamente asociada a un espacio propio: la chingana, PPor ello, en toda diversién popular eran infaltables las “rama- as”, como lugares donde se concentraba la expresién de esa sociabi- lidad. Estos establecimientos, cuyo nombre manifestaba su connota- cin provisoria, eran la contraparte ‘ambulante de esas chinganas, locales ereados con fines comerciales. establecidos a todo lo largo y acho de Chile central, y destinados a acoger al bajo pueblo y permi- tiruna relacin abierta y desprejuiciada, En su interior, modestos ana- ‘queles mostraban al cliente algunas botellas de aguardiente y “chui- 0s” de vino y chacolf. Un tosco mesén y algunas mesas de madera estaban siempre dispuestas para recibir a los habitantes populares y permitir que alli se posaran yasos y jarros, platos con frituras de diverso origen, las cartas del naipe, o Tas caberas de los que habian cedio al influjo del alcohol. Sus paredes eran mudos testigos de las alegrias, tadiciones, frustraciones y esperanzas que expresaban los contertulios en medio del rico roce social que allf se llevaba a cabo. No faltaba, por supuesto, la mdsica, entregada por dos o mds mujeres, Jas “cantoras”, acompafiadas por la inseparable guitarra y el arpa. Como conclusién axiomatica, se formaba un gran baile, el que gene- ralmente ocurrfa fuera de Ia chingana, bajo el parrén situado en un pequetlo patio trasero. De esta manera se: completaban los elementos y las condiciones de la gran fiesta popular en esos establecimientos, fiesta que era cotidiana, casi diaria: “Las chinganas y.ventas de licores no se cierran en ningtin dia de Ia semana. Con este motivo, sucede que al son de Ia guitarra y al olor del ponche y de Ia cerveza, son atraidos imperiosamente los carreteros y demés transetintes, que caen en la tentacién de pasar a 318 ‘echar un trago o a bailar una cueca y escuchar una tonada” 18, Las chinganas también eran lugares donde os peones trama- ban asaltos y donde se formaban las bandas que los protagonizaban, EI bandidaje era una conducta normal en ese estrato social y nada mejor que estos establecimientos, monopolizados socialmente, para ar origen a acciones de ese género y luego retomar con el botfaroba- do y compartrio en la fiesta con sus amigos. De ahf que los regla- mentos de policfa especificaban claramente Ia prohibicién que pesaba sobre 10s locales de diversién popular de aceptar objetos 0 especies como prenda o pago por lo que se consumiera Estos establecimientos estaban tan fntimamente ligados a la vida de los bajos grupos rurales, que repetian sus caracteristicas y su contenido en cada lugar y acontecimiento que reuniera un nimero importante de esas personas. Y ello no s6lo ocurria en las fuenas de la trilla 0 en las carreras de caballos, sino que también se manifestaba en las concentraciones de trabajadores convocadas para componer un camino, construir un puente 0 tender la linea férrea. En tomo a estos trabajos surgfan, en forma automiética y esponténes, provisorias rama- das y ventas de licor,indiferentes a los reclamos de la autoridad, y {que duraban lo mismo que las faenas, aunque a veces las fuentes men- cionaban a dueftos de estos establecimientos que “..andaban de lugar en lugar.” 29, siguiendo el surgimiento de nuevas concentraciones pons. Asf, Claudio Gay sefalaba que, hacia 1850-60, “..Lastaber- nas que se establecen en las cercanfas de estas labores Megan pronto a ser la morada habitual de todos estos trabajadores” 21. En 1865, por ejemplo, cuando la construccién de la via férrea se hallaba entre San Femando y Curic6, el intendente de Colchagua informaba: “Ha Hlegado a mf la noticia (de) que en algunos puntos veci- fos a los trabajos del ferrocarrl, las chinganas que se permite abrir en 18. FCS, $ de marzo de 1882. Vise, taba . Fe, Senlago a conienon. pigs. 98y 9. 18. Vease nuestro trabajo Bandidje rare em Chile central Cared, 183.1900, Disco de Biliotcas, Archivos y Museos, Samago, 1991. También, AJC, Leg 43, aun 96, 4,3 (Seplembre de 186); Bale dela ees y dereor del sober (en slate, BLDG) XLVLT(Ordenanza de Poi para Moon, 25d e137), 20, AMT Wl 33, sf (Comunicacién del sublogno de Prail, 7 de cetabre de 1858) AGCir, ol. 5, sf (Comunicasn del subdelepado de Pamangus,2 de ener e 1849) 21.6. Gay, Agricultura. vol. Isp 175. 379 los dias festivos hasta ls oraciones continian Tos dias lunes y martes, ‘atrayendo a gran nimero de trabajadores de la linea” 2 ‘La caracterfstica de ser centros de diversién con un contenido auténticamente popular hacfa que las chinganas y ramadas se convir- ticran en el fin dltimo de la totaidad de los espectéculos y diversiones rurales. Ast, las “canchas de bolas”, en cuyo interior se realizaba uno de los juegos més populares, y los bodegones y pulperfas, estableci- Imientos de comercio minorista que expendian licor al menudeo, pero 4 los cuales la ley prohibfa expresamente que los compradores bebie- ran en el lugar, siempre terminaban adquiriendo las formas y conten {dos propios de las chinganas %. Para qué hablar de las diversiones sefialadas en piginas anteriores, que indudablemente tenfan como fin ‘timo la interaccién entre los concurrentes, conforme a las mismas ‘pautas con las cuales ellos daban vida alas chinganas ™*, ‘Ademds, dada la amplitud numérica de los sectores popula- res, era 1égico que ello debfa redundar en una fuerte demanda por cspacios donde pudieran relacionarse socialmente. De ahi que las cchinganas y bodegones generalmente superaran en nimero a las per- mitidas por la autoridad y ésta reclamara porque se encontraran *.constituidos en chinganas perpetuas casi todos los ranchos de la subdelegacién..” 25 y que por ese motivo era muy dificil controlarlas, 2B. ANC, vol 58 of mig deo comer el ined al bere Se cc 13 duno de 1863, AIC vol 3 Comencac el sober Ge Cec det Ves FEN AB ema eT a. go elas 25 Fel Sng coin 10 ‘a wo af Comet et abe Par eRe {ESD EI Soran (Cad) en nants SUPA), 8 feb de 1879) Pauls proline coono en los bodegoncspler, ese DG, 1 Deco Sie Palisa A de mayo de 1833), ALD, XLVIL9 (Ondenana de Poi psa ‘ar ind, Ge epineed 187 BLDG XXXVI (Order de Paice ors Kanapn 28 Gee de 1890: BLDG. XEAVT2(Odennz de Poli waa Fre, lode embed 1876, 2. At wl27 9 Comannc delubsegedo de Pail, 3 62 ono de 130) Ack vt 2, ot (Connick Sl enn abep de Cinna 28 eG e184 Acca vl 1 (Commas elo de Patan 9 elem e857) Au vl ys Comin eg een So ja e120) ACh a Emmi de mods de Ain Vic 2 ae opened 86). 25,10 ol Isa (Coma el bead de Maio 30 emo e185 380 pues “..cn el momento de retitarse la custodia abren de nuevo" 26, La autenticidad de las chinganas, como genuino exponente de 4a sociabilidad popular campesina, y fa fuerza de las pautas de valor y de conducta propias de esos sectores, se podfa palpar abiertamente en 40s momentos en que el choque con la estructura mental de los sectores

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