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Predica; 06 Agosto 2023


SABIDURÍA DE LO ALTO ES EL SOMETIMIENTO
Suele suceder que cuando nos entregamos a Jesucristo la mayoría de las
personas no tienen claro que hemos sido traslado del reino de las tinieblas al
Reino de Dios, (1 Pedro 2:9,10) “9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio,
nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que
os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10 Vosotros que en otro tiempo no erais
pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; Que en otro tiempo no habíais alcanzado
misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia”.

Nuestra dificultad para someternos a Dios en esta nueva vida estriba


precisamente en creer que cuando somos libres de la esclavitud del pecado, no
tenemos un yugo que colocarnos, el cual es fácil y ligero en Cristo Jesús, (Mateo
11:28-30) “28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y YO os haré
descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi
yugo es fácil, y ligera mi carga”, nuestro sometimiento será un hecho cuando
esté imantado por el amor a Dios.

Nuestra rebeldía y nuestra obstinación como especie humana nos ha traído


grandes estragos en nuestra vida de la humanidad desde que ingresó el pecado a
este mundo. (Romanos 5:12) “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un
hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto
todos pecaron”. Por tal motivo, cuando pienso que, si soy realmente cristiano,
debo someterme aquel que entregó su vida por mí. (Santiago 4:7) “Someteos,
pues, a Dios; Resistid al diablo, y huirá de vosotros”. (1 Corintios 15:21-22) “21
Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la
resurrección de los muertos. 22 Porque así como en Adán todos mueren, también en
Cristo todos serán vivificados”. Y el sometimiento solamente ocurrirá en aquellos
que estemos dispuestos a reconocer nuestro estado de necesidad diaria ante
Dios, para no estar merodeando de un lugar a otro sin tener absolutamente nada
en el interior que pueda deleitarse ante la Presencia de Dios.

Hoy debemos seguir predicando acerca de la “Doctrina de Cristo” y anunciando


que los huesos secos, oigan la Palabra de Dios: (Ezequiel 37:4,5) “4 Me dijo
entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd Palabra de Jehová.
5 Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, YO hago entrar espíritu en
vosotros, y viviréis”. La soberbia que alguien pudiera ostentar escondido debajo
de su vestimenta y semblante confuso puede llegar a laberintos largos y
tenebrosos que no encuentran una señal de luz.

Cuando leemos y estudiamos la “Doctrina de Cristo”, las Sagradas Escrituras es


con el propósito de que la Palabra de Dios sea como ese martillo que destruye
todo orgullo y nos quebranta para llegar al sometimiento, (Jeremías 23:29) “¿No
es mi Palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?”,
por lo tanto, debemos de comenzar desde el fondo del corazón donde se encuentra
nuestra alma para que cobre vida esta Palabra de Dios por medio de Santiago:

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“SOMÉTANSE a Dios, resistan al diablo, y él huirá de ustedes”, por lo tanto, si no


nos sometemos, no nos ponemos bajo Su Autoridad, no hacemos lo que Jesucristo
nos manda hacer, no podremos nunca resistir todas las estratagemas que el diablo
envía por medio de dardos de fuego: (Efesios 6:16) “Sobre todo, tomad el escudo
de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”, dardos
que tienen la apariencia inofensiva, porque están encubiertos por el deseo
engañoso, que irán debilitando en el interior de nuestras almas. Debemos estar
llenos del Espíritu de Dios, porque la mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no
se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo (Romanos 8:7,8) “7 Por cuanto los
designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de
Dios, ni tampoco pueden; 8 y los que viven según la carne no pueden agradar a
Dios”, y si alguno no tiene el Espíritu del Padre por medio de Jesucristo, no es de Cristo
(Romanos 8:9) “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es
que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no
es de ÉL”.

Hay que reflexionar, solo la persona regenerada en el Espíritu puede ver el Reino de Dios,
nosotros somos súbditos de este Gobierno Celestial. Cada uno de nosotros seremos
juzgados por las palabras que nuestro Señor Jesucristo nos dejó por medio del
testimonio de sus siervos (Juan 12:47-50) “47 Al que oye mis palabras, y no las
guarda, YO no le juzgo; Porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.
48 El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; La Palabra
que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. 49 Porque YO no he hablado por
mi propia cuenta; El Padre que me envió, ÉL me dio mandamiento de lo que he de
decir, y de lo que he de hablar. 50 Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues,
lo que YO hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho”. Debemos tomar muy en
serio sus mandatos, sus leyes, pues no son una sugerencia, sino que son
mandatos de parte del Rey, que está sentado en el trono, y algún día volverá
desde los cielos, juzgará a los vivos y a los muertos, no son palabras lisonjeras,
son palabras verdaderas.

Como siervo de Dios quiero decirte con mucho amor, la vida cristiana es un
traslado de reinos, de las tinieblas a la luz admirable de Jesucristo. Un tiempo
atrás en la ignorancia, hacíamos lo que nuestra naturaleza pecaminosa (1 Pedro
4:2-3) “2 para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las
concupiscencias de los hombres, sino conforme a la Voluntad de Dios. 3 Baste ya el
tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias,
concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías”, nuestros
deseos de nuestra carne, nos dictaba para estar supuestamente satisfechos, bajo
el argumento de la felicidad que todo el mundo busca. (Efesios 4:31-32) “31
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda
malicia. 32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos
unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Si estamos
sumergidos en la ira, la contienda, el aburrimiento, el odio, la mentira, las
drogas, la pornografía, el alcoholismo, todo lo que se haya convertido en un ídolo
en tu vida, es precisamente lo que el diablo quiere que hagamos para alejarnos
del sometiendo a Dios, porque cuando nos sometemos a nuestro Padre Celestial

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por medio de Jesucristo, vamos cada día muriendo a nuestro antiguo yo,
negándonos a nosotros mismos, pero a la vez recibiendo vida espiritual
abundante por medio de aquel que nos trajo la verdadera libertad y esperanza en
esta vida. (Salmo 37:8-9) “8 Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera
alguna a hacer lo malo. 9 Porque los malignos serán destruidos, pero los que esperan
en Jehová, ellos heredarán la tierra”. Dios desea que cada uno de nosotros se
acerque a Él con arrepentimiento sincero, y de seguro se acercará a nosotros
(Santiago 4:8) “Acercaos a Dios, y ÉL se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las
manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”.

La Palabra de Dios es clara y someternos a nuestro Padre Celestial por medio de


Jesucristo nuestro Señor, siempre traerá los mejores resultados a nuestra vida y
también para la vida de aquellos que nos rodean. Porque el orgullo y la
autosuficiencia, y creer que podemos lograr las cosas por nuestras propias
fuerzas y capacidades nos hacen perder las bendiciones que Jehová Dios ha
diseñado para nuestras vidas. Veamos ahora este valioso ejemplo en la vida de
Naamán: (2 Reyes 5:11-14) “11 Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo
decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y
alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra. 12 Abana y Farfar, ríos de Damasco,
¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también
limpio? Y se volvió, y se fue enojado. 13 Más sus criados se le acercaron y le
hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías?
¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio? 14 El entonces descendió, y se
zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su
carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio”. Veamos tres importantes
ejemplos para nuestras vidas cristianas, porque Someternos a la Voluntad de
Jehová Dios antecede grandes bendiciones y victorias.

1) En primer lugar vemos que Naamán, el general sirio, lleno de enojo por no ser
atendido personalmente por el profeta Eliseo decide volver a su tierra. Pero, según
el versículo trece sus criados le hablaron para hacerlo entrar en razón y finalmente el
general escucha y acede a hacer lo que Dios a través del profeta había dicho. El general
Naamán según nos dice el versículo catorce “descendió y se zambulló siete veces
en el Jordán”. El nombre “Jordán” significa: el que desciende, el que baja. Por
eso dice que Naamán “descendió al Jordán”. Esto nos recuerda la importancia de
descender y bajar, y de humillarnos delante de Dios. Nos recuerda cuán
importante es despojarnos del orgullo, de la soberbia y de la autosuficiencia.

2) En segundo lugar podemos concluir que someternos a la Palabra de Dios nos


permite alcanzar milagros y múltiples bendiciones. Debemos destacar la
expresión en el versículo catorce: “conforme a la palabra del varón de Dios”, que
fue la Palabra de Dios a Eliseo, es decir, cuando decidimos hacer las cosas como Dios dice
siempre nos irá bien, la cosecha será el mejor resultado, la cosecha será milagros y
bendiciones.

Como podemos ver al hacer lo que Jehová Dios había dicho, la piel de Naamán se
volvió como la de un niño, nos lo describen las Sagradas Escrituras, que Naamán

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quedó limpio. Tal vez hacer ciertas cosas nos cueste, pero sí Dios lo ha dicho es para
nuestro bien y para bendición. El sometimiento a Dios es una poderosa bendición.
No es difícil imaginarnos el profundo cambio que hubo en la vida de Naamán, no
solo en su piel, sino en su vida personal, social y familiar; pues la lepra era
contagiosa y quien la padecía debía separarse de su familia y de toda vida social; pero
Dios restauró su piel y su vida. Busca a Dios y clama su poder, ÉL sigue haciendo
milagros.

3) En tercer lugar: Jehová Dios por medio de Jesucristo, es nuestro alfarero.


Nuestro Padre Celestial es bueno y misericordioso, por medio del Espíritu Santo
trabaja en nuestro corazón como el alfarero trabaja con el barro. Con amor y
paciencia moldea nuestro carácter y día a día hace su maravillosa obra.
Permitamos al Señor trabajar en nosotros según su buena voluntad, cosecharemos
grandes bendiciones y veremos el Plan de Dios cumplirse en nuestras vidas. El
sometimiento a Dios nos permite alcanzar poderosas bendiciones. Es muy
importante que aquellas cosas que nos estorban sean expulsadas de nuestra
vida, son como pesadas cargas que nos impiden avanzar y perseverar en el
camino de la fe. (Salmo 55:22) “Echa sobre Jehová tu carga, y ÉL te sustentará; No
dejará para siempre caído al justo”. En oración presentemos nuestras vidas, con todo
nuestro corazón como una ofrenda viva, con el propósito de que Dios pueda
trabajar con libertad y hacer su perfecta y buena Voluntad. Decidamos rendir
nuestro corazón a Dios y veremos bendiciones y milagros en nuestra vida como nunca
antes.

Pasajes que enseñan este principio de sometimiento son (Romanos 13:1-7) “1


Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino
de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2 De modo que quien
se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten,
acarrean condenación para sí mismos. 3 Porque los magistrados no están para
infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad?
Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; 4 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero
si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de
Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. 5 Por lo cual es necesario estarle
sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. 6
Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que
atienden continuamente a esto mismo. 7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo,
tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra”;
(Hebreos 13:17) “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan
por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no
quejándose, porque esto no os es provechoso”; (1 Pedro 2:13-14) “13 Por causa del
Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, 14 ya a
los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de
los que hacen bien”; (Tito 3:1) “Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y
autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra”. El principio es
que estar en obediencia a la autoridad sobre nosotros, independientemente de
cuál sea la autoridad, traerá una bendición temporal en tiempo real, aquí y ahora,
y para el creyente, la recompensa más adelante.

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El verdadero sometimiento implica rendirse a los preceptos de la ley moral de


Dios. El precepto general de la ley moral de Dios es: (Lucas 10:25-28) “25 Y he
aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué
cosa heredaré la vida eterna? 26 Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?
27 Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con
toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a
ti mismo. 28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás”. Aquí tenemos que
cuidadosamente hacer la distinción entre una obediencia formal a la ley de Dios y
al sometimiento real a ella. Las Sagradas Escrituras requieren amar a Dios y al
hombre, lo mismo que la ley. (Mateo 6:33) “Mas buscad primeramente el reino de
Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Requiere a todos hacer la
promoción del Reino de Dios su principal objeto.

En Efesios leemos que los cristianos han de someterse (Efesios 5:21) “Someteos
unos a otros en el temor de Dios”. También leemos que la esposa debe someterse a
su marido como para al Señor, y el esposo debe "amar" a su esposa (Efesios
5:22-25) “22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23 porque
el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su
cuerpo, y él es su Salvador. 24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también
las casadas lo estén a sus maridos en todo. 25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así
como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella”. Nuestro Padre Celestial
por medio del apóstol Pedro escribe, (1 Pedro 5:5) “Igualmente, jóvenes, estad
sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad;
porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”. El tema aquí es de
humildad, porque cualquiera de nosotros no puede someterse a Dios sin
humildad.

Por lo tanto, tener un corazón humilde y sumiso es una elección que hacemos.
Esto significa que como creyentes nacidos de nuevo podemos hacer una elección
diaria para someternos a Dios por la obra que el Espíritu Santo hace en nosotros
de conformarnos a la imagen de Jesucristo. Jehová Dios usará las situaciones de
nuestras vidas para traernos la oportunidad de someternos a ÉL (Romanos 8:28-
29) “28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien,
esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. 29 Porque a los que antes
conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su
Hijo, para que ÉL sea el primogénito entre muchos hermanos”. Luego, el creyente
acepta su gracia y provisión para andar en el Espíritu y no a la manera de la vieja
naturaleza.

Tenemos que elegir el someternos a Dios para el proceso de aprender con el fin
de crecer espiritualmente. Es un proceso que se inició en la salvación y continúa
con cada elección que hacemos de someternos a Dios. Este proceso continuará
hasta que nuestro Señor Jesucristo venga de nuevo. (2 Corintios 3:18) “Por tanto,
nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del
Señor”. Jehová Dios no nos pide que nos sometamos porque él es un tirano, sino

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porque él es un Padre amoroso y sabe lo que es mejor para nosotros. Las


bendiciones y la paz que obtenemos por rendirnos humildemente y someternos
diariamente a él, son un don de la gracia que no se puede comparar con nada en
este mundo.
Predicador de la Doctrina de Cristo: Víctor R. Preciado Balderrama. Si usted no tiene la intención
de guardar esta hoja, tenga la amabilidad de entregarla a otra persona interesada. Para la
difusión gratuita entre cristianos, se permite fotocopiar esta hoja (por favor no cambiar el texto).

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