Você está na página 1de 24

EVPHROSYNE

R E V I S TA DE FILOLOGIA CLÁSSICA

N O VA   S É R I E

VOLUME XLVII

CENTRO DE ESTUDOS CLÁSSICOS


FACULDADE DE LETRAS DE LISBOA

M M X I X
EVPHROSYNE
R E V I S TA D E F I L O L O G I A C L Á S S I C A

*
CENTRO DE ESTUDOS CLÁSSICOS
FA C U L D A D E D E L E T R A S D E L I S B O A
PT - 1600-214 LISBOA
PORTUGAL

e-mail: euphrosyne.ceclassicos@letras.ulisboa.pt
sítio electrónico: http://www.tmp.letras.ulisboa.pt/cec-publicacoes/cec-euphrosyne

Directora
Maria Cristina de Castro-Maia de Sousa Pimentel

Comissão de Redacção
Abel do Nascimento Pena, Ana Maria Sánchez Tarrío, Arnaldo Monteiro do Espírito Santo, Bernardo Mota, José Pedro Silva Santos
Serra, Manuel José de Sousa Barbosa, Paulo Farmhouse Alberto, Rodrigo Furtado, Vanda Maria Coutinho Garrido Anastácio

Conselho Científico
Aires Augusto do Nascimento (U. Lisboa), Carlo Santini (U. Perugia), Carmen Codoñer Merino (U. Salamanca), Emilio Suárez
de la Torre (U. Pompeu Fabra), Joël Thomas (U. Perpignan), José Manuel Díaz de Bustamante (U. Santiago de Compostela),
Manuel Alexandre Júnior (U. Lisboa), Marc Mayer y Olivé (U. Barcelona), Paolo Fedeli (U. Bari), Thomas Earle (U. Oxford)

Conselho de Arbitragem Científica


Ángel Urbán Fernández (U. Córdoba), Arnaldo Monteiro do Espírito Santo (U. Lisboa), Aurelio Pérez Jiménez (U. Málaga),
Carlos Jesus Alcalde Martin (U. Málaga), Carmen Codoñer Merino (U. Salamanca), Carmen Morenilla Talens (U. València),
Daniel López Cañete (U. Sevilla), Donato De Gianni (U. Wuppertal), Francisco García Jurado (U. Complutense de Madrid),
Francisco José Talavera Esteso (U. Málaga), Gregorio Rodríguez Herrera (U. Las Palmas de Gran Canaria), Hélène Vial
(U. Clermont Auvergne), Iñigo Ruiz Arzalluz (U. País Vasco), Isabel Almeida (U. Lisboa), Joaquim Pinheiro (U. Madeira),
José Manuel Díaz de Bustamante (U. Santiago de Compostela), José María Maestre Maestre (U. Cádiz), José Pedro Serra
(U. Lisboa), José Ramos   (U. Lisboa), Juan Gil Fernández (U. Cádiz / U. Granada), Manuel López-Muñoz (U. Almería),
Marco Antonio Coronel Ramos (U. València), Maria Adelaida Andrés Sanz (U. Salamanca), María Dolores Rincón
González (U. Jaén), María Violeta Pérez Custodio (U. Cádiz), Marta González González (U. Málaga), Nuno Simões
Rodrigues (U. Lisboa), Paulo Farmhouse Alberto (U. Lisboa), Ramiro González Delgado (U. Extremadura), Robson Tadeu
Cesila (U. São Paulo), Rosario Cortés Tovar U. Salamanca), Santiago López Moreda (U. Extremadura), Saskia Peels
(U.  Groningen), Sergio Casali (U. Roma Tor Vergata), Sofia Frade (U. Lisboa), Stefano Grazzini (U. Salerno), Vitalino
Valcárcel (U. País Vasco), William Dominik (U. Lisboa), Zulmira Santos (U. Porto)

Tiragem 500 exemplares


Depósito legal 178089/02
ISSN 0870-0133

PUBLICAÇÃO ANUAL SUJEITA A ARBITRAGEM CIENTÍFICA

Referenciada em
L’Année Philologique | Arts and Humanities Citation Index | ANVUR | Bibliographie inter-
nationale de l’Humanisme et de la Renaissance | CSA Linguistics and Language Behavior
Abstracts | Dialnet | EBSCO | ERIH Plus | Latindex | Medioevo Latino | SCOPUS
CENTRO DE ESTUDOS CLÁSSICOS
FACULDADE DE LETRAS DE LISBOA

EVPHROSYNE
R E V I S TA D E F I L O L O G I A C L Á S S I C A

NOVA  SÉRIE – VOLUME  XLVII

MMXIX
Marco Aurelio, vida y pensamiento
en una tragedia actual

María Luisa Harto Trujillo


Universidad de Extremadura
mlharto@unex.es

1. Introducción

Hay una observación de Flaubert que siempre obsesionó a M. Your-


cenar y que, según explicó ella misma, fue lo que motivó su interés por
Adriano y le llevó a escribir sus famosas Memorias: “Cuando los dioses ya
no existían y Cristo no había aparecido aún, hubo un momento único, desde
Cicerón hasta Marco Aurelio, en que sólo estuvo el hombre”1.
Es decir, en los siglos I y II d.C., cuando los dioses de la mitología
clásica habían entrado en decadencia y el cristianismo era aún una religión
perseguida y minoritaria, el hombre estaba solo, pues no contaba ya con el
asidero de la divinidad para solucionar los problemas de su existencia, una
existencia nada fácil debido a las guerras en las fronteras, conflictos polí-
ticos, sociales o económicos.
Entendemos pues que, en esa inmensa colmena gobernada por el
emperador, el sentimiento general era de insatisfacción, por lo que se
buscaba ayuda en la filosofía, en nuevas religiones o en personas cultas, que
conseguían arrastrar a las masas.
Pues bien, es en estos momentos cuando, en el 121 d.C., nace Marco
Aurelio, que estará destinado a gobernar a millones de personas, rodeado de
guerras y problemas, odiado y a la vez adorado por todos, ya como empe-
rador ya como dios, en un ambiente que nos hace imaginar al emperador
como un personaje de tragedia, que se enfrentará solo a los conflictos exis-
tenciales de su vida, de su familia y de su patria.
Su biografía puede resumirse en una historia de formación y prepa-
ración, de entrega, de lucha contra sí mismo, los que le rodeaban y los
enemigos de Roma, pero adormecido todo ello por una profunda reflexión
estoica, tal como se refleja en sus Meditaciones. En ellas Marco Aurelio

*  Recebido em 18-07-2018; aceite para publicação em 07-06-2019.


1  M. Yourcenar, Memorias de Adriano, Barcelona, 1988, introducción, p. vi.
310 MARÍA LUISA HARTO TRUJILLO

expone su pensamiento sobre la vida, la muerte, los dioses, la naturaleza, la


felicidad o la sociedad. Y son estas ideas y la soledad existencial del empe-
rador lo que ha sabido recoger en su obra Muñoz Sanz, autor de la primera
tragedia que cuenta con este emperador como protagonista, Marco Aurelio,
obra dramática en dos actos (Badajoz, 2014, 77 páginas).
El objetivo de este artículo es, pues, analizar cómo se presentan en esta
obra la vida y el pensamiento del emperador, que reflexiona sobre los acon-
tecimientos y las personas con las que ha convivido2.

2. Marco Aurelio: su vida y su pensamiento como fuente de la tragedia

Realmente, la biografía de Marco Aurelio, como si de un personaje trá-


gico se tratara, parece dirigida por los dioses o el destino, que le encaminan
al trono imperial, ya que, como sabemos, Adriano, al morir su hijo adoptivo
L. Aelio César, tomó como heredero a Antonino Pío, con la condición de
que este, a su vez, adoptase a Lucio Vero y a Marco Aurelio3, de manera que
nuestro protagonista aparece ya, desde muy joven, preparándose para ser
emperador, categoría que alcanzará a los 40 años.
Pero antes de eso, dada la familia a la que pertenecía, la ambición de
su madre y el futuro que le aguardaba, Marco recibió una educación muy
estricta, pues su madre encomendó su educación al emperador Adriano,
doliéndole mucho al joven Marco salir de los jardines del Celio donde se
había criado4, unos jardines que serán considerados por él en carta a Frontón
como su “patria chica”5 (2.6), de manera que se acentúa ya desde niño la
soledad trágica que le acompañará tanto en su vida como en la tragedia.
Además, ese hecho de que su educación fuera encomendada por su
madre al emperador Adriano será utilizado, como veremos, por Muñoz

2  Por supuesto, también otras obras de teatro modernas han tratado sobre personajes

clásicos, como Séneca o el beneficio de la duda de Antonio Gala (1987), donde, curiosamente,
otro político-filósofo como Séneca reflexiona sobre la difícil relación de la ética y el poder en
una época también de cansancio y de corrupción, como la del gobierno de Nerón. Así pues,
intentaremos relacionar en nuestro trabajo algunos momentos y aspectos del drama de Muñoz
Sanz con otras obras, como la citada de Gala, o con el ¿Por qué corres Ulises? (1977) de este
mismo autor, si bien el objetivo central de nuestro artículo es mostrar cómo Muñoz Sanz ha
pretendido “desnudar” la vida y el pensamiento de Marco Aurelio, concentrando los aspectos
biográficos en los diálogos de su obra y el pensamiento filosófico en la intervención del coro.
3  Hist. Avg. Marcus Antoninus 5.1-3; P. Grimal, Marco Aurelio, Madrid, 1997, p. 42; F. McLynn,

Marco Aurelio: guerrero, filósofo, emperador, Madrid, 2011, pp. 42 y 72.


4  En la tragedia, el personaje de M. Aurelio, ya moribundo, reprocha a su madre ese

momento: “¿Alguna vez te has parado a pensar qué sentí al abandonar, obligado, la colina
Celia, mi hogar, para ir al Palatino? Aunque yo no he tenido un hogar” (A. Muñoz Sanz, Marco
Aurelio, obra dramática en dos actos, Badajoz, 2014, p. 43).
5  Cf. A. Birley, Marco Aurelio. La biografía definitiva, Madrid, 2009, p. 44; García Gual

(intr.), R. Bach (trad.), M. Aurelio, Meditaciones, Madrid, 1990, pp. 10 y 12. Las cartas entre
el emperador y Frontón han sido tenidas en cuenta por Muñoz Sanz, pues cubren el periodo
desde los 17 a los 45 años (cf. Sobre ellas P. Grimal, op. cit., p. 252; A. Birley, op. cit., pp. 11,
34 y 319).
MARCO AURELIO, VIDA Y PENSAMIENTO EN UNA TRAGEDIA ACTUAL 311

Sanz, como hilo argumental y hecho explicativo de numerosos aspectos del


carácter del emperador6.
Con 8 años, Marco Aurelio entró en el colegio de los salios, donde
habría destacado por su piedad y aplicación7, y se le asignó como tutor al
orador Frontón, dando muestras ya de su seriedad, inteligencia y responsa-
bilidad, cualidades que le acompañarán a lo largo de su vida8. Y así es como
aparece también el joven Marco en las Memorias de Adriano, en las que, se
alude a su “joven austeridad” (p. 12)9; a que ha tenido la juventud más pura
que conoce (p. 301); o a que sus preceptores le han impartido una educa-
ción severa, celosa y quizá demasiado aislada (p. 19).
De este modo va configurándose una vida “trágica”, solitaria y de estu-
dio, en la que, además, si Marco fue educado por Frontón en la retórica,
pronto se decantó por la filosofía, tomando a los 12 años el manto de filósofo
bajo la tutela del estoico Q. Junio Rústico10. De hecho, en sus Meditaciones,
en un texto en el que recuerda a este admirado maestro, Marco Aurelio le
agradece: “El haber concebido la idea de la necesidad de enderezar y cuidar
mi carácter; el no haberme desviado a la emulación sofística, ni escribir tra-
tados teóricos ni recitar discursillos de exhortación ni hacerme pasar por
persona ascética o filántropo con vistosos alardes; y el haberme apartado de
la retórica, de la poética y del refinamiento cortesano. Y el no pasear con la
toga por casa ni hacer otras cosas semejantes… El haber tomado contacto
con los Recuerdos de Epicteto, de los que me entregó una copia suya” (1.7,
trad. de R. Bach).
A esta filosofía se dedicó Marco en su juventud, aunque su boda a los
24 años con la hija de Antonino Pío, Faustina la Menor, le encaminó más
aun al trono imperial, de manera que este joven serio y con vocación de
filósofo, llamado a dirigir el ejército y el Imperio, debía prepararse en la
corte11, donde vivió como César junto a Antonino Pío, aprendiendo de él y

6  A pesar de que los biógrafos han señalado que Lucila no se encargó de la crianza de

Marco en esos primeros años, este era un comportamiento normal en la época, del que se queja
Tácito, comparando esa actitud con la de las madres de la República (Dial. 28-29; A. Birley,
op. cit., p. 45). Por ello, para P. Grimal (op. cit., p. 37), no puede echarse en cara a su madre el
abandono de Marco Aurelio, afirmando además este biógrafo que Lucila estuvo siempre cerca
de su hijo (ibid., p. 244). A pesar de ello, M. Aurelio alude a su nodriza en las Meditaciones (5.4)
y, en la tragedia, es explícita su queja contra el abandono de su madre: “Yo simplemente quería
jugar con mi madre y con mi hermana” (p. 41), a lo que replica Domicia: “Una madre romana,
y más si su hijo está destinado a ser el emperador, tiene obligaciones diferentes” (ibid.).
7  P. Grimal, op. cit., pp. 7 y 18.
8  Frontón le reprocha, por ejemplo, que lea durante los espectáculos del Circo o en los

banquetes (P. Grimal, op. cit., p. 248), dato que es recogido también en la tragedia por Muñoz
Sanz, en este caso en boca de Crispino, el sirviente de Marco Aurelio (p. 44). Podemos decir
que Muñoz Sanz se sirve para tomar los datos biográficos tanto de las fuentes clásicas (funda-
mentalmente Hist. Avg. Dion Casio, Herodiano y las propias cartas o las Meditaciones de Marco
Aurelio), como de la abundante bibliografía actual sobre la vida del emperador.
  9  Subrayada también en la Historia Augusta (Marcus Antoninus 2.1).
10  Aurelio Víctor señala en su Libro de los Césares (16) que Marco destacaba por su apli-

cación a la elocuencia y a la filosofía. Y esta misma entrega es destacada también en la Hist.


Avg. Marcus Antoninus 2.6 y 3.1.
11  Cf. P. Grimal, op. cit., p. 80.
312 MARÍA LUISA HARTO TRUJILLO

compartiendo su poder hasta los 40 años, en que fue nombrado él mismo


Augusto. Seguía, pues, esa vida solitaria dedicada al estudio y al deber.
Durante ese periodo, serán dos mujeres, su madre – por la educación –,
y su esposa – por encaminarle al trono – quienes dirijan su destino y quienes
serán, por tanto, las elegidas por Muñoz Sanz como contrapunto de Marco
Aurelio en el momento de su muerte12.
Sin embargo, durante su vida, lo que le había ocupado, aparte de la
filosofía, fueron las obligaciones políticas y militares, teniendo que conci-
liar su poder absoluto con el del Senado, así como gobernar sin recurrir
a las confiscaciones y ejecuciones de las que habían abusado sus antece-
sores; tendrá que realizar reformas de ley para mejorar la administración;
tendrá que luchar contra la terrible peste “antonina”, que sobrevuela toda la
tragedia13, y que se extendió por el Imperio entre el 165 y el 180, causando
millones de muertes; e igualmente tendrá que impedir la expansión del cris-
tianismo14, sin tomar medidas demasiado duras, pero sí aplicando rigurosa-
mente las aprobadas con anterioridad, sabiendo además que las condiciones
de vida eran muy difíciles para la gran mayoría de los romanos, que se refu-
giaban en cultos orientales, en el cristianismo y en el fanatismo religioso15,
como refleja el clima sombrío que envuelve la tragedia.
Como vemos, pues, y como reitera el coro a Marco Aurelio: “Siempre
haces lo que debes. Tú te debes al deber” (p. 34). Pero esa entrega no podía
impedir que el Imperio Romano fuera como un hombre sin fuerzas para
luchar contra sus problemas internos y externos. De hecho, como decíamos,
este ambiente pesimista, tanto por la soledad personal como por los proble-
mas colectivos, domina la tragedia, marcada por un clima de enfermedad,
muerte, crisis y guerra, clima que lleva al Corifeo a señalar: “Densas som-
bras se ciernen sobre Roma. Sus enemigos se conjuran para abatir a la
elegida de los dioses”. A lo que replica el coro: “Así como la sangre de
quien te gobierna, se derraman tus fuerzas y los buitres llegan al olor de tus
despojos” (p. 31).
Así pues, en cuanto a la vida familiar de Marco Aurelio, el resumen es
muy breve: tras su formación, se casó a los 24 años con Faustina la Menor,

12  También Nausica o Penélope, dos mujeres, son los contrapuntos del héroe en los

diálogos del ¿Por qué corres Ulises? de Gala. Y, de manera significativa, también son las horas
anteriores a conocer la condena a muerte de Séneca el momento elegido por Gala para situar
el diálogo de su protagonista y de Petronio en su Séneca o el beneficio de la duda. Como indica
J. L. García Barrientos (“Género y perspectiva en Antonio Gala. A propósito de Séneca o el
beneficio de la duda”, Estudios de literatura española de los ss. XIX y XX, Madrid, 1998, p. 525),
el motivo de la reflexión sobre la vida en el umbral de la muerte es un tópico que atraviesa toda
la literatura de nuestro siglo.
13  De hecho, en el inicio de la escena I (p. 15), los primeros personajes que vemos son

soldados heridos y enfermos, así como ciudadanos transportando cadáveres.


14  Cf. P. Grimal, op. cit., pp. 321 ss. Esta expansión será visible en la tragedia en la figura

de Crispino, esclavo de M. Aurelio, que, desde el principio de la obra, parece haberse conver-
tido al cristianismo. Así, en la p. 32, dice: “Te suplico que no hables así, mi señor. Te vas a curar
con la ayuda de Dios… (Hace el gesto de taparse la boca) quiero decir, con la ayuda de los
dioses y las sabias terapias de Galeno”.
15  Cf. P. Grimal, op. cit., p. 312.
MARCO AURELIO, VIDA Y PENSAMIENTO EN UNA TRAGEDIA ACTUAL 313

cuando esta tenía 13 años. Ella le acompañó en sus viajes, y le dio al menos
13 hijos, a pesar de los constantes rumores de infidelidad, que se recogen
también en la tragedia16, muriendo finalmente ella en el 176.
Según los datos de los biógrafos, no se sabe bien la relación que tuvo
M. Aurelio con su esposa, si bien, cuando la menciona en las Meditaciones
(1.17), elogia de ella el haber sido “tan obediente, tan cariñosa y tan sen-
cilla”, adjetivos que parecen mostrar afecto, aunque, en realidad, eran esas
las cualidades que se destacaban por regla general de las esposas en los
epitafios17.
Consecuentemente, si Muñoz Sanz utilizó ya la soledad del emperador
durante su educación como el motivo que modela el carácter y la vida de su
protagonista, si la soledad le acompañó en sus tareas de gobierno, lo mismo
le ocurrirá con su relación conyugal, marcada también por la frialdad y
la soledad. De este modo, la tragedia se divide en dos actos, al igual que
podríamos dividir también la vida del emperador en dos etapas: una pri-
mera dedicada al estudio y a la formación, aislada y severa. Y una segunda,
ya como emperador y esposo, desde los 40 años hasta su muerte a punto
de cumplir 59. Pero en cualquiera de ellas, lo que encontramos son deberes
y obligaciones; en cualquiera de ellas, encontramos a un hombre que, sin
haber sido niño, se esforzó en una soledad trágica por cumplir a la perfec-
ción con sus obligaciones y su destino.
En esa vida intensa de preparación y deberes, más que con su familia,
contó siempre con maestros y, sobre todo, con la filosofía, que fue realmente
su madre y su esposa, la que le nutrió, la compañera y guía de su vida, como
él mismo reconoce en sus Meditaciones18. Por eso, en 8.1, reconoce su dolor
por no dedicarse a la filosofía, y verse obligado a ser solo un emperador
trágicamente infeliz: “Ya no puedes haber vivido tu vida entera… como un
filósofo… Estás, pues, confundido, de manera que ya no te va a resultar fácil
conseguir la reputación de filósofo. A ello se oponen incluso los presupues-
tos de tu vida… Has comprobado en cuántas cosas anduviste sin rumbo, y
en ninguna parte hallaste la vida feliz”.

16  Cf. Hist. Avg. Marcus Antoninus 23.4-7; A. Birley, op. cit., pp. 145, 260 y 324; García

Gual, R. Bach, op. cit., introd. p. 19; A. Muñoz Sanz, op. cit., pp. 44, 45, 58 y 59. La infidelidad
sobrevuela también los diálogos de Ulises y Penélope en ¿Por qué corres Ulises? de Gala.
17  P. Grimal, op. cit., p. 265; Hist. Avg. Marcus Antoninus 26.5 ss. Ciertamente, ni las

Meditaciones ni Dion Casio ofrecen muchas pistas sobre esta relación. Es curioso que también
Penélope aparece como “dulce, callada y obediente” en la obra de Gala (¿Por qué corres Ulises?,
Espasa Calpe, 1984, 4ª ed., p. 188).
18  Hay pasajes muy significativos en este sentido: “Todo lo que pertenece al cuerpo,

un río; sueño y vapor, lo que es propio del alma; la vida, guerra y estancia en tierra extraña;
la fama póstuma, olvido. ¿Qué, pues, puede darnos compañía? Única y exclusivamente la
filosofía” (2.17); o: “No te conviertas en un César, no te tiñas siquiera, porque suele ocurrir.
Mantente, por tanto, sencillo, bueno, puro, respetable, sin arrogancia, amigo de lo justo, piadoso,
benévolo, afable, firme en el cumplimiento del deber. Lucha por conservarte tal cual la filosofía
ha querido hacerte” (6.30). Pensamientos e ideas similares se reflejan en la Hist. Avg. a propósito
del carácter de Marco Aurelio, ya que se dice que, aunque a veces cedía a la fuerza para ir de caza
o a los espectáculos, su afición por la filosofía le apartaba de todas estas actividades (4.9-10).
314 MARÍA LUISA HARTO TRUJILLO

Y por eso, para él, que siente que realmente no había tenido ni madre
ni esposa, la corte era su madrastra, mientras que su auténtica madre – algo
esencial para entender la tragedia –, la que le nutría y alentaba era la filoso-
fía: “Si tuvieras simultáneamente una madrastra y una madre, atenderías
a aquélla, pero con todo las visitas a tu madre serían continuas. Eso tienes
tú ahora, el palacio y la filosofía. Así pues, retorna a menudo a ella y en
ella reposa; gracias a ésta, las cosas de allí te parecen soportables y tú eres
soportable entre ellos” (6.12).
Pero son lamentos que solo expresa en estas Meditaciones escritas
“para sí mismo”, pues fiel al cumplimiento trágico del deber que se había
impuesto, había dicho: “Nadie te oiga ya censurar la vida palaciega, ni
siquiera tú mismo” (8.9)19. Estas Meditaciones constituyen nuestra fuente
esencial, y también la de Muñoz Sanz, para conocer el pensamiento de
Marco Aurelio, teniendo además el libro 1 un carácter más autobiográfico,
pues en él recuerda a las personas que han influido en su vida20.
Es ahí donde se muestran sus preocupaciones esenciales: la vida, la
muerte, el deber, la felicidad, la naturaleza, los recuerdos de las personas que
le rodearon, pero no afloran demasiados sentimientos. Es como si nueva-
mente – y de ahí la tragedia de Muñoz Sanz – el deber, el filósofo y el empe-
rador ocultaran las emociones del hombre, y mostraran solo sus obsesiones
y consejos filosóficos, que serán los temas que exponga el coro en el drama.
De este modo, en la tragedia, mientras el protagonista y sus interlocutores
recuerdan la biografía y los principales acontecimientos de la vida del empe-
rador, el coro va repitiendo, de manera machacona e insistente, como las
Meditaciones, los grandes temas de su pensamiento.
El primero de esos temas es el del cosmos, entendiendo M. Aurelio que
la naturaleza constituye un todo perfectamente organizado por una razón
universal, una divinidad. Es lo que él denomina nuestro Genio o Guía inte-
rior, de manera que, aunque en ese orden cósmico general ocurran catás-
trofes, o aunque individualmente nos sobrevengan problemas, todos esos
acontecimientos son en realidad buenos para el conjunto. Por lo tanto, el
deber del hombre, su felicidad y tranquilidad, depende de saber acatar ese
destino común. De ahí su insistencia en la interioridad, en ser feliz indepen-

19  Estas Meditaciones constituyen la fuente esencial para conocer la vida y el pensa-

miento de nuestro emperador, y son la base de las opiniones del coro en la tragedia, ya que la
Historia Romana de Dion Casio se ha perdido en gran medida, y no conservamos completas las
biografías de la Hist. Avg., escritas además tiempo después y contenedoras de inexactitudes
y falacias sobre nuestro autor (P. Grimal, op. cit., p. 18, A. Birley, op. cit., pp. 12 y 35 y
F. McLynn, op. cit., p. 11), a pesar de lo cual, son utilizadas por Muñoz Sanz y por los biógrafos,
como estamos viendo, para “recomponer” la vida de Marco Aurelio.
20  Según afirman Segura en su traducción (M. Aurelio, Meditaciones, Madrid, 2001, p. 10)

o A. Birley (op. cit., p. 303), este sería el último libro compuesto por el emperador, para que
sirviera de prólogo, frente a lo que se expresa P. Grimal (op. cit. pp. 22-23). Desde luego, no es
fácil obtener información biográfica de las Meditaciones, que no son un diario, ni un libro de
memorias, sino pinceladas, “pensamientos aislados, fragmentarios y machacones” (B. Segura,
op. cit., p. 11), sin orden aparente, y sin que sepamos si el deseo de su autor fue que se publi-
caran, o si se trataba más bien de reflexiones personales (P. Grimal, op. cit., p. 24; F. McLynn,
op. cit., pp. 259 ss).
MARCO AURELIO, VIDA Y PENSAMIENTO EN UNA TRAGEDIA ACTUAL 315

dientemente de lo que ocurra en el exterior de cada uno, sin dejarse llevar


por ambiciones, o preocupaciones vanas; o de ahí su sentido de cosmopoli-
tismo y hermanamiento con todos los hombres. Es lo que repite el corifeo
en la tragedia: “No debemos preocuparnos por las cosas exteriores, ni inmu-
tarnos por las intrascendencias que nos rodean… El dios interior ha de
guiarnos en el rato durante el que somos simple carne viva” (p. 34), en unas
palabras que responden a la máxima estoica de acatar lo que ocurra y vivir
de acuerdo con la naturaleza, con la razón y con uno mismo, sin dejar que
nada interfiera en dicho acuerdo21.
Y es que todo está regido por un destino que, como dice el coro, “siem-
pre cabalga sobre nuestros sueños y ansias” (p. 33), de manera que el indi-
viduo ha de someterse al bienestar del conjunto, como hizo Marco Aurelio a
lo largo de su vida22.
Por otra parte, este olvido de uno mismo frente a la totalidad nos lleva
a la idea de un cosmopolitismo en el que no habría fronteras y todos sería-
mos hermanos (Medit. 6.39, 4.4, 7.55 o 8.44), debiendo vivir con tranqui-
lidad, sin dejarnos llevar por desgracias, ni por bienes aparentes como fama,
gloria o riqueza, ya que, como dice el coro en la tragedia: “Todo es opinión,
simple vanidad, humo, aire” (p. 34)23.
Así pues, no hemos de preocuparnos por cosas vanas y tan vacías como
la fama y el qué dirán, angustiándonos por lo que contarán de nosotros las
generaciones futuras, pero olvidándonos de nosotros mismos y de los que
nos rodean (Medit. 6.18).
Por supuesto, tanto en las Meditaciones como en la tragedia, este pensa-
miento lleva al ubi sunt, pues, por ejemplo, recordando a Lucio Vero, el coro
dirá: “Nadie llora tu memoria, Lucio. Hoy eres humo, mal recuerdo, nada”
(p. 32), y un poco más adelante: “¡Cuántos grandes ya no están en el mundo!
Hoy recuerdo, mañana olvido. La nada” (p. 34)24.

21  “Es preciso tener siempre presente esto: cuál es la naturaleza del conjunto y cuál es la

mía… y que nadie te impide obrar siempre y decir lo que es consecuente con la naturaleza, de
la cual eres parte” (Medit. 2.9); o: “Del mismo modo que el mundo… se complementa con los
cuerpos, así también el Destino… se complementa con todas las causas… Y del mismo modo,
abraza también todo lo que acontece, aunque te parezca duro, porque conduce a aquel obje-
tivo, a la salud del mundo… Por consiguiente, conviene amar lo que acontece por dos razones:
Una, porque para ti se hizo, y a ti se te asignó y, en cierto modo, a ti estaba vinculado desde
arriba, encadenado por causas muy antiguas; y, en segundo lugar, porque lo que acontece a
cada uno en particular es causa del progreso” (Medit. 5.8).
22  Ya en el primer acto de la tragedia afirma Galeno: “En cuanto a la historia, la letra

la escribimos los hombres, pero la música la compone el destino” (p. 27). Cf. Medit. 3.2, 6.54,
5.24, 7.9, 8.1, o ese pasaje de 4.49 donde M. Aurelio aconseja ser como una roca solitaria
en mitad del mar contra la que se estrellan las olas, pues el oleaje termina amansándose a su
alrededor. Esta sumisión del individuo al conjunto es un rasgo que ya aparecía en Epicteto
(2.10.4-5), y que domina toda la tragedia de Muñoz Sanz.
23  “Dirige tu mirada a la prontitud con que se olvida todo y al abismo del tiempo infi-

nito por ambos lados, a la vaciedad del eco, a la versatilidad e irreflexión de los que dan la
impresión de elogiarte, a la angostura del lugar en que se circunscribe la gloria” (Medit. 4.3) o:
“Dentro de poco, ceniza o esqueleto, y o bien un nombre, o ni siquiera un nombre; y el nombre,
un ruido y un eco” (5.33).
24  Idea que se repite en Meditaciones: “Rememora sin cesar a los que se indignaron en

exceso por algún motivo, a los que alcanzaron la plenitud de la fama, de las desgracias, de los
316 MARÍA LUISA HARTO TRUJILLO

Así pues, no debe preocuparnos la fama, ni la gloria, ni tampoco la


muerte, porque es algo natural y acorde con la naturaleza. En realidad, es
la muerte lo que da sentido a nuestra vida, ya que debemos vivir conscientes
de que, como decía Epicteto, “somos un alma que soporta a un cadáver”.
Por eso, tal como se recoge también en la tragedia de Muñoz Sanz (p. 71),
M. Aurelio riñó a los que lloraban junto a su lecho mortal, diciéndoles que
la muerte nos llega a todos y que, por lo que debían preocuparse era por el
estado de su genio interior25.
Hay que retirarse, pues, en uno mismo, según su consejo intemporal e
universal:

Se buscan retiros en el campo, en la costa y en el monte. Tú también sueles


anhelar tales retiros. Pero todo esto es de lo más vulgar, porque puedes, en el
momento que te apetezca, retirarte en ti mismo. En ninguna parte un hombre
se retira con mayor tranquilidad y más calma que en su propia alma. Sobre
todo aquel que posee en su interior tales bienes, que si se inclina hacia ellos,
de inmediato consigue una tranquilidad total... Y por encima de todo, no te
atormentes ni te esfuerces en demasía; antes bien, sé hombre libre y mira las
cosas como varón, como hombre, como ciudadano, como ser mortal.
4.3.Cf. 2.11, 5.19 o 7.28.

Pero es que, y de ahí “su tragedia”, él mismo no podía retirarse a su


interior, un interior que estaba enfermo física y moralmente, lo cual lleva
a Galeno a decirle en la obra: “Eres el dueño del mundo y estás perdiendo
poco a poco la lucha contra ti mismo. Estás a punto de perder el insondable
espacio de tu tienda interior. Serás el vencedor y el vencido” (p. 47).
Es pues en su interior, donde estaban los fantasmas de M. Aurelio y la
fuente de su infelicidad personal y de su enfermedad. Por eso el emperador
no podía “cavar” en sí mismo, a pesar de que lo había aconsejado en sus
Meditaciones: “Cava en tu interior. Dentro se halla la fuente del bien, y es
una fuente capaz de brotar continuamente, si no dejas de excavar” (7.59).
Pero es que, en el drama, de su persona no manaba una fuente del
bien, sino solo sangre y contradicciones, como reconoce su personaje: “Me
im-porta la persona que habita por debajo de la coraza militar y de la toga
imperial. Esa persona es un ser solitario. Un amasijo de carne y huesos
que escupe sangre de sus entrañas entre una legión de contradicciones.
Ese hombre es una paradoja que se está muriendo” (p. 41).
M. Aurelio había predicado en sus Meditaciones sobre la fugacidad de
la vida y el paso del tiempo, que no tiene marcha atrás26. Y es ahora, cercano
a su muerte, cuando, en la tragedia, el corifeo le recuerda también: “Huye

odios o de los azares de toda índole… ‘¿Dónde está ahora todo aquello?’ Humo, ceniza, leyenda
o ni siquiera leyenda” (12.27. Cf. 4.19 y 4.33).
25  Cf. Herodiano, Hª del Imp. Rom., M.A.1.4.3; Hist. Avg. Marcus Antoninus 28.1 ss;

A. Birley, op. cit., p. 298 o F. McLynn, op. cit., p. 502.


26  “En pocas palabras: todo lo que pertenece al cuerpo, un río” (2.17); “El tiempo es

un río y una corriente impetuosa de acontecimientos” (4.43); “Tu vida está circunscrita a un
período de tiempo limitado. Caso de que no aproveches esta oportunidad para serenarte,
pasará, y tú también pasarás, y ya no habrá otra” (2.4. Cf. 5.2).
MARCO AURELIO, VIDA Y PENSAMIENTO EN UNA TRAGEDIA ACTUAL 317

irremediable el tiempo mientras nosotros, atrapados por el amor, damos


vueltas a las mismas cosas de una en una” (p. 16), a lo que replica el coro:
“Nada humano tiene permanencia. La muerte es igual para todos. Ningún
río vuelve a sus fuentes”.
Ciertamente M. Aurelio, en su obra filosófica, daba consejos para vivir
recto, tranquilo, de acuerdo con la naturaleza, en una ciudad universal.
Y, lo cierto es que, al leer su obra o las de sus biógrafos, la primera impre-
sión es que logró llevar la vida que recomendaba: sin dejarse arrastrar por
pasiones, responsable, tolerante, reflexivo27… ¿Cómo puede ser, entonces,
protagonista de una tragedia en la actualidad?
Ciertamente, hay pasajes de Meditaciones que siembran ciertas dudas
sobre esa felicidad plena, que parece tratarse casi de una obligación del filó-
sofo y del emperador, pero no de una vivencia de un hombre. Así: “A todas
horas preocúpate resueltamente, como romano y como varón, de hacer lo
que tienes entre manos con puntual y no fingida gravedad” (2.5); “Ni actúes
contra tu voluntad, ni de manera insociable, ni sin reflexión, ni arrastrado
en sentidos opuestos. Con la afectación del léxico no trates de decorar tu
pensamiento. Ni seas extremadamente locuaz, ni polifacético. Más aún, sea
el dios que en ti reside protector y guía de un hombre venerable, ciudadano,
romano y jefe que a sí mismo se ha asignado su puesto… Habite en ti la
serenidad, la ausencia de necesidad de ayuda externa y de la tranquilidad
que procuran otros” (3.5); “Has comprobado en cuántas cosas anduviste sin
rumbo, y en ninguna parte hallaste la vida feliz” (8.1); o, finalmente, “Con
los ojos fijos en tu tarea, indágala bien y teniendo presente que tu deber es
ser hombre de bien, y lo que exige la naturaleza del hombre cúmplelo sin
desviarte y del modo que te parezca más justo” (8.5).
Él habla de ser filósofo, varón, prudente, justo, romano, bueno; habla
de responsabilidad, deberes, de hacer lo que hay que hacer, pero ¿y su inti-
midad?, ¿y su felicidad? La verdad es que no hay apenas rastro de esto en
las Meditaciones, porque sus recuerdos familiares en el libro 1 están más
teñidos de reconocimientos que de sentimientos y afectos. Además, su
machaconería repitiendo consejos “para sí mismo” da una cierta impresión
de que necesitaba convencerse de su eficacia28. Y esta será, precisamente, la
idea que usa Agustín Muñoz Sanz como base para su obra.

27  Según Herodiano (1.2.4), M. Aurelio fue el único emperador que dio fe de su filosofía

no con palabras ni con afirmaciones teóricas, sino con su carácter y su conducta. Y también en
la Hist. Avg. Marcus Antoninus 16.5 y 17.1 se destaca su buen carácter y moderación.
28  Por eso nos parecen significativas las palabras que M. Yourcenar pone en boca de

Adriano a propósito de Marco Aurelio: “A veces me pregunto en qué escollo naufragará toda
esa cordura, puesto que siempre naufragamos: ¿será una esposa, un hijo demasiado querido,
una de esas trampas legítimas en que caen por fin los corazones timoratos y puros? ¿O será
sencillamente la vejez, la enfermedad, la fatiga, el desengaño que nos dice que si todo es vano,
la virtud también lo es?…Siento lo que tu firmeza, tan bien aprendida, oculta de dulzura,
y quizá de debilidad” (p. 185). Estas palabras de la novela de Yourcenar parecen reforzar
también la opinión de McLynn, para quien (op. cit., p. 103) el estoicismo obliga al estoico a
cumplir con su deber, pero ese deber es muchas veces contrario al ideal estoico, lo cual no
produce sino infelicidad.
318 MARÍA LUISA HARTO TRUJILLO

3. La tragedia de Muñoz Sanz.

En efecto, en la tragedia, publicada en 2014 y representada por primera


vez, con gran éxito, en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida,
en agosto de 2016, cobra protagonismo el M. Aurelio hombre, hijo, esposo
y padre, que no ha alcanzado tanto éxito como el filósofo y el emperador,
ya que, como hemos apuntado, su niñez estuvo dedicada a la preparación
para las altas responsabilidades que le esperaban, la relación con su madre
no fue, por tanto, demasiado estrecha, su matrimonio no parece haber sido
feliz y, en cuanto a su papel como padre, además de que murieron muchos
de sus hijos, el único vástago varón que sobrevivió y que le sucedió en el
poder, Cómodo, será considerado uno de los peores emperadores de Roma,
tal como prevé ya el propio Marco Aurelio en la tragedia.
Por ello, al centrarse la obra en el hombre, el autor ha buscado como
punto de partida el momento en el que mejor se descubre el interior de un
hombre, cuando desaparecen las obligaciones y se quita sus galas, tanto por
la vejez como por la enfermedad. Es significativo en este sentido que, tanto
M. Yourcenar en sus Memorias, como Muñoz Sanz en su tragedia, inicien
sus obras respectivamente con Adriano y M. Aurelio ancianos y enfermos.
De hecho, las Memorias de Adriano comienzan así: “Querido Marco: He ido
esta mañana a ver a mi médico… es difícil seguir siendo emperador ante
un médico, y también es difícil guardar la calidad de hombre” (p. 7) y, del
mismo modo, la tragedia transcurre en la tienda de campaña del empe-
rador, tumbado y moribundo.
Y si todos, alguna vez, al igual que Adriano, nos hemos sentido desnu-
dos y en evidencia ante un médico, así se sentiría también M. Aurelio ante
Muñoz Sanz, médico y escritor, profundo conocedor de la vida y de la obra
de nuestro protagonista, pues en 2012 defendió su tesis doctoral sobre la
patobiografía del emperador29.
Esta tesis es el germen de la tragedia que comentamos, ya que el Doctor
Muñoz Sanz ha analizado en profundidad a M. Aurelio, en primer lugar
como enfermo, y en segundo lugar, como personaje, real y literario, lo cual
le ha permitido conocer su gloriosa vida como filósofo y emperador, pero
también su delicada salud, pues habría tenido un carácter depresivo, habría
sufrido insomnio, con dolores y vómitos de sangre que le hacían tomar opiá-
ceos, lo cual parece encajar con esa sensación de infelicidad o insatisfacción
personal que hemos intuido en algunos pasajes de sus Meditaciones30.
De modo significativo, la primera aparición del emperador en la tra-
gedia es con Galeno, su médico, mientras que, ya en la escena V, le encon-

29  Patobiografía de Marco Aurelio Antonino Augusto. 121-180 d. C. Filósofo y emperador de

Roma, por la que obtuvo la máxima calificación.


30  Ya Dion Casio (71.16, 71.36.3, 71.1.2, 71.6.3-4, 71.24.4) habla de cómo M. Aurelio era

tan débil que no aguantaba el frío, comía muy poco, y siempre de noche, tomando solo durante
el día un medicamento llamado teriaca (triaca), porque padecía una afección pectoral y
estomacal. Se dice que esta droga le permitía soportar esa y otras enfermedades. Cf. A. Birley,
op. cit., p. 255; F. McLynn, op. cit., pp. 141-142; Galeno, De antidotis 14.3. Y en Meditaciones
hay también referencias a la debilidad física: 1.8 y 1.17.
MARCO AURELIO, VIDA Y PENSAMIENTO EN UNA TRAGEDIA ACTUAL 319

tramos pidiendo ayuda ante los síntomas de su enfermedad: “¡Otra vez la


maldita sangre! Me desangro por la boca sin que nada ni nadie detenga esta
tortura” (p. 28).
Además, si no hay momento mejor para desnudar a un personaje que
cuando se encuentra solo, viejo y enfermo, no hay género mejor para hacerlo
que una tragedia como la de Muñoz Sanz, en la que el emperador, agobiado
por los conflictos que habían marcado su Imperio, agoniza en una tienda
de campaña junto a Vindobona, la actual Viena. Ya no le vemos triunfante,
ni dando consejos filosóficos, ni administrando justicia, sino tumbado, ven-
cido por la fiebre, dialogando con su sirviente Crispino, su hijo Cómodo,
sus ayudantes, su médico y, sobre todo, con los fantasmas de dos mujeres,
su madre y su esposa, con las que repasa los fracasos y desconsuelos que
había padecido como niño, como hijo, como esposo y como padre, siempre
en una soledad existencial que le había acompañado trágicamente durante
toda su vida.
En la obra de Muñoz Sanz, los coros son los que exponen los temas
centrales de su pensamiento filosófico, mientras que el autor aprovecha
los diálogos para aludir a los acontecimientos esenciales de la biografía de
M. Aurelio: abandono de la casa familiar en el monte Celio (p. 43), el sueño
que habría tenido al trasladarse al Palatino con 17 años en el que se veía
con los hombros de marfil (p. 42), el compromiso con Ceyonia Fabia (p. 55),
el compartir el poder con Lucio Vero (p. 32), la traición de Avidio Casio
(p. 35), su credulidad por falsos profetas como Alejandro de Abonutico
(pp. 19 ss), los rumores sobre que Cómodo no era su hijo (pp. 30 y 44), la
burla de un cómico en el teatro sobre esa paternidad, atribuida a Tértulo
(p. 59), la escritura de las Meditaciones o de las cartas a Frontón (pp. 63-64),
su actuación severa contra los cristianos (p. 65)…
Pero la tragedia se articula, en gran medida, en función de dos diálogos,
situados estratégicamente uno en cada acto. Son los momentos centrales,
en los que M. Aurelio tiene quizás esa conversación sincera y profunda
que Muñoz Sanz imagina que habría deseado tener con su madre y con su
esposa, si bien ahora lo hace con los respectivos espíritus de Domicia Lucila
(pp. 38-43) y de Faustina (pp. 53-60)31.
Estos dos diálogos nos recuerdan las dos etapas en las que habíamos
dividido su trayectoria vital, la de su formación y la de su mandato como
emperador. Pero en ellos, lo que salta a la vista es que esa formación cuando
era niño, y ese cargo cuando se hizo hombre le impidieron, en realidad, ser
niño y ser hombre. En las dos escenas, M. Aurelio está solo en su tienda,
enfermo, medio dormido y despojado ya de la púrpura imperial y del manto
del filósofo, y es por eso, por su desnudez y debilidad, por la soledad exis-
tencial que le rodea, a pesar de tener en sus manos el destino de millones de
personas, por lo que se descubre como personaje trágico.
En el diálogo con su madre, se pone de manifiesto cómo esta dejó su
educación en manos de Adriano y de Antonino Pío32, lo cual pudo generar

31  Algo similar ocurre en el ¿Por qué corres Ulises?, donde también Penélope se presenta

en un claroscuro a Ulises, mientras este dormita.


32  “Soy tu madre. Este niño eres tú cuando te dejé en el regazo de Adriano para hacer de

ti el mejor príncipe de la historia” (p. 39), contra lo cual se rebela M. Aurelio: “Yo sólo quería
320 MARÍA LUISA HARTO TRUJILLO

cierto distanciamiento con su hijo, si bien M. Aurelio siempre la men-


ciona de manera afectuosa en Meditaciones33 y, en la correspondencia con
Frontón, el emperador agradece haber podido compartir con su madre los
últimos años de su vida.
Sin embargo, el motivo recurrente en torno al que se articula la trage-
dia, y especialmente este diálogo, es la crítica de M. Aurelio hacia ella por
haber pensado solo en el éxito “profesional” de su hijo, y no en el aspecto
personal, separándolo de la familia cuando era un niño, y sobre todo
dejando su educación en manos de Adriano. De hecho, el haber estudiado
el desasosiego y el carácter enfermizo de nuestro protagonista, unido a su
frialdad hacia Adriano en Meditaciones, es lo que ha llevado a Muñoz Sanz
a dejar entrever en la tragedia que una posible causa de ese carácter es que,
en la niñez, fuera objeto de abusos sexuales por parte de Adriano34.
En cuanto al segundo diálogo, el que tiene lugar en el acto II, con su
esposa, ya hemos avanzado que, en las escasas menciones que hace de ella
en Meditaciones, su matrimonio no parece feliz y, del mismo modo, en la
tragedia, se habla de sus infidelidades (pp. 44-45), y ella misma se queja
de que no fue buen esposo, ni buen amante (p. 55), aludiendo a que no la
repudió por ser obediente, amorosa y sencilla35.
Para el espíritu de Faustina en la obra, la tranquilidad estoica y existen-
cial de M. Aurelio, el haber llevado a su vida personal la enseñanza de esta
escuela, es la razón por la que el emperador rechazó todo tipo de pasión
en su vida, no actuando ni siquiera contra las insinuaciones del pueblo
(p. 59)36.

ser un niño” (ibid.). Son muy significativos los elogios de M. Aurelio a Antonino Pío en las
Meditaciones (1.16, 6.30), frente a su silencio sobre Adriano, al que incluso parece criticar en
los elogios dirigidos a Antonino, ya que los rasgos que admira en este son, precisamente, los
contrarios al carácter de Adriano (1.16), un carácter marcado por aspectos odiosos para Marco
Aurelio, como los viajes continuos, la política de paz, las ejecuciones, el gusto por la sofística,
el helenismo excesivo o la sexualidad liberal (cf. F. McLynn, op. cit. pp. 74-76 o Garcia Gual
en su introd. a Meditaciones, pp. 10 y 13). Por otra parte, ya en la Hist. Avg. Marcus Antoninus
5.3-5, se relata que Marco Aurelio fue a vivir contrariado junto a Adriano y que, al preguntarle
los criados la causa de su tristeza, les enumeró los males que conlleva el poder imperial.
33  Como en 1.1 y 1.17, donde reconoce que de ella aprendió respeto a los dioses, gene-

rosidad, abstención de obrar mal y pensar mal, frugalidad y alejamiento del modo de vivir de
los ricos.
34  Así lo expresa en estas quejas ante su madre: “Antes me has dicho que mi madre

me dejó en el regazo de Adriano. ¡En el regazo de un sádico sexual! ¿Ignorabas quién era
el viejo?… Era un perverso. Tu niño pudo ser víctima de sus excesos sexuales. Su capricho
eyaculador no se contenía ante nadie” (p. 40) o: “¿Afecto a ese viejo y pervertido trotamundos?
Estuve expuesto a sus garras. Viví muy de cerca las intrigas y la violencia… Los ojos del niño
Marco Aurelio Vero, un alma indefensa, fueron testigos directos de esas tropelías” (p. 42).
35  En clara alusión a Medit. 1.17, donde M. Aurelio agradece a su esposa estas cualidades.

En la tragedia, habrá otro momento (p. 58), en el que el fantasma de Faustina reproche nueva-
mente a M. Aurelio estas palabras.
36  Sobre estos rumores, uid. Hist. Avg. Marcus Antoninus 19.1 ss, 23.6-7; o F. McLynn,

op. cit., p. 465. Por eso, en la tragedia (p. 57), Faustina le echa en cara su definición de la
cópula sexual que aparece en Meditaciones: “La cópula es un frotamiento de entrañas y cierta
secreción de moco en medio de una convulsión” (6.13).
MARCO AURELIO, VIDA Y PENSAMIENTO EN UNA TRAGEDIA ACTUAL 321

Y es que la tesis de Muñoz Sanz es que las enseñanzas de maestros


y filósofos, los ejemplos de Adriano y Antonino, pudieron forjar a un gran
emperador, filósofo y escritor, pero no a un hombre feliz, al que vemos disec-
cionado en la tragedia, tanto a través del diálogo con sus dos interlocutoras
principales, como a través del coro, cuya función esencial es la de ir repi-
tiendo, a modo de conciencia, los temas principales de Meditaciones, como
el paso del tiempo, que fluye como un río (Medit. 2.4, 2.17, 4.43 o 5.23),
y que reaparece una y otra vez en las palabras del corifeo: “Huye irreme-
diable el tiempo mientras nosotros, atrapados por el amor, damos vueltas
a las mismas cosas de una en una… Nada humano tiene permanencia. La
muerte es igual para todos. Ningún río vuelve a sus fuentes” (p. 16).
Por eso repite el coro a lo largo de la obra que la muerte es tan natu-
ral como la vida: “Desde que nacemos, cada día vamos muriendo” (p. 28 o
p. 61), y que nos recuerdan a Medit. 3.1: “Día a día se va gastando la vida y
nos queda una parte menor de ella” (cf. 9.3 y 9.21).
Pero, a pesar de que en Meditaciones (2.2, 4.3, 7.59 o 8.51) M. Aurelio
había defendido la importancia que tiene para el hombre la libertad, una
libertad que se alcanza gracias a la filosofía, lo cierto es que, en los momen-
tos finales de la obra, al ver llegar la muerte, el protagonista se da cuenta
de que, precisamente, esa libertad no ha sido posible para él debido a la
filosofía: “El filósofo encadenó al hombre” (p. 61), pues la filosofía estoica,
con su acatamiento del destino individual en aras del bien común, habría
convertido a M. Aurelio en un esclavo del deber, en una víctima del destino
de emperador que se le había asignado.
En efecto, es el deber lo que, según Muñoz Sanz, ha regido la vida del
emperador-filósofo, y por eso es contra el deber contra lo que se rebela el
moribundo de la tragedia: “No sé quién soy aun siendo el dueño del mundo.
El emperador que ahora escupe sangre, tu emperador, el que te habla,
Crispino, no ha dejado vivir a la persona que habita dentro de él… ¿qué es
el deber? ¿Qué es el deber?” (p. 37).

4. Conclusiones

El personaje de Marco Aurelio, filósofo, emperador, guerrero, hijo,


esposo, padre, ha sido objeto de numerosos estudios y biografías, ha prota-
gonizado películas, novelas y ensayos, pero hasta ahora no había sido prota-
gonista de una obra de teatro, hecho que sí puede destacarse en cambio en
otros personajes, históricos o literarios, del mundo clásico como Séneca o
Ulises.
A. Muñoz Sanz conocía bien su vida, su enfermedad y su muerte, ya
que esto había constituido el tema de su tesis doctoral, la patobiografía del
emperador Marco Aurelio. Pero, a raíz de estas investigaciones, Muñoz Sanz
conoció también al filósofo y a la persona, surgiendo de ahí su tragedia, una
obra que intenta reflejar la soledad de un hombre que debe regir el imperio
romano en un momento de profunda crisis política, religiosa, económica y
social, con guerras prácticamente en todas las fronteras.
322 MARÍA LUISA HARTO TRUJILLO

Durante toda su vida, Marco Aurelio entregó a la filosofía sus momen-


tos de estudio, de escritura y de reflexión, dejándonos en sus Meditaciones
pensamientos sobre las personas que le rodeaban, el cosmos, la historia, la
vida, la muerte, la felicidad, o sobre ese destino que, ciertamente, parecía
regir su vida desde niño.
Y también de esa filosofía se ha empapado Muñoz Sanz para escribir
una obra cuyo mérito principal es, para nosotros, el que consigue unir la
vida pública y privada, la enfermedad y la obra filosófica del emperador,
en un todo bien ensamblado, en el que, mientras el coro repite insisten-
temente los temas centrales de las Meditaciones, los personajes, en sus
diálogos, van recordando los momentos centrales de la vida del emperador.
Si Marco Aurelio ha sido hijo y esposo, o niño y hombre, en cada una de
esas dos etapas, hubo una mujer que manejó los hilos tanto de su formación
como de su vida de madurez. Fueron su madre y su esposa. Por eso, son
también ahora ellas las que, cada una en uno de los dos actos que compo-
nen la obra, se aparecen a un emperador moribundo que reflexiona sobre lo
que ha sido su vida.
Y esa vida ha estado marcada por muchos éxitos “profesionales”, por
un gran cumplimiento del deber, pero sin embargo – y ese es el tema cen-
tral de la obra – esos éxitos y ese cumplimiento del deber son, precisamente,
los que no le dejaron ser niño cuando su madre le entregó a Adriano para
que lo educara como emperador, los que no le dejaron ser un buen amante
y esposo, los que le hacen sentirse ahora solo a pesar de estar rodeado de
soldados, los que le han llevado a pasarse la vida preparándose y enseñando
a morir, pero olvidándose quizás de vivir, de vivir como hombre en la inti-
midad de su hogar, ya que, como se dice en la tragedia, “el amo del mundo
es un ser minúsculo en el universo de su hogar” (p. 70).
Él mismo había dicho en Meditaciones 3.8 que si se vive bien, el destino
no te lleva como al actor que se retira y deja incompleta una obra, y sin
embargo, tanto en su tratado filosófico como, sobre todo, en la tragedia de
Muñoz Sanz, tenemos la impresión de que Marco Aurelio dejó incompleto
el drama de su vida, porque fue tan buen filósofo, tan buen militar, tan buen
emperador, cumplió tan bien sus deberes y fue tan buen actor que habria
olvidado ser, simplemente, un hombre y un hombre feliz.

Bibliografía

Birley, A. R., Marco Aurelio, la biografía definitiva, Madrid, 2009.


Brunt, P. A., “Marcus Aurelius and his Meditations”, Journal of Roman Studies, 64, 1874,
1-20.
Gómez Pastor, J., Marco Aurelio, Madrid, 1995.
Grimal, P., Marco Aurelio, México, 1997.
Hendridkx, C. B., “Once again Marcus Aurelius emperor and philosopher”, Historia,
1974, 254-256.
MARCO AURELIO, VIDA Y PENSAMIENTO EN UNA TRAGEDIA ACTUAL 323

McLynn, F., Marco Aurelio: guerrero, filósofo, emperador, Madrid, 2011.


Muñoz Sanz, A., Marco Aurelio, obra dramática en dos actos, Badajoz, 2014.

Stanton, G., “Marcus Aurelius emperor and philosopher”, Historia, 570-587, 1969.

Abstract:  The figure of the emperor-philosopher Marcus Aurelius has been object of
study, has appeared in novels, biographies and movies, but up to now he had not led a tragedy.
That is why, in the present article, we analyze the work of A. Muñoz Sanz, Marco Aurelio, obra
dramática en dos actos (Badajoz, 2014), based on the life and thought of the emperor, and that
has been presented in Spain with great success.

Keywords:  Marcus Aurelio; Meditations; tragedy.


I
COMMENTATIONES

La Antígona de Eurípides y el P. Oxy. 3317 – Carmen Morenilla / Núria Llagüerri. . 9

Más allá de las formas del amor: γάμος y ἔρως en Suplicantes de Esquilo – María
del Pilar Fernández Deagustini............................................................................. 31

Exemplum Pietatis: Lausus in the Aeneid – Lee Fratantuono........................................ 53

There’s something fishy about Philaenis: Martial 9.62 and related epigrams – Daniel
López-Cañete Quiles. .............................................................................................. 69

El prólogo de la Expositio quattuor Euangeliorum atribuida a Jerónimo (CPL 631 y


CLH 65): presentación, edición crítica y comentario – José Carracedo-Fraga. . 93

Le parole del pianto nella poesia di Venanzio Fortunato – Francesca D’Angelo. ....... 119

Le fonti del sesto libro del De rerum naturis: le fondamenta dell’opera di Rabano
Mauro – Camilla Bertoletti................................................................................... 161

La medida del pie romano: nota de crítica textual sobre un problema filológico-mate-
mático de la Repetitio Sexta de Mensuris de Nebrija – José María Maestre
Maestre.................................................................................................................... 191

De muscipulis et caveis. The cage and the mousetrap as pictorical and literary
motifs in neo-latin emblem books – Carlos Pérez González. ............................. 221

La representación simbólica de la paz: la disputa por el patronazgo de Atenas en


los Emblemata (Fráncfort, 1596; Heidelberg, 1600) de Denis Lebey Batilly –
Beatriz Antón. ......................................................................................................... 247

II
STVDIA BREVIORA

The Adjectives ὅσιος and ἀνόσιος referring to Divinities in Euripides – Ana C. Vicente
Sánchez..................................................................................................................... 273

Ov. Met. 8.647: una proposta esegetica – Alessia Maria Scalera.................................. 279

Note testuali a Seneca, De brevitate vitae – Giuseppe Russo. ......................................... 287

Atticism in Plutarch: a μίμησις τῶν ἀρχαίων or diglossia? – José Vela Tejada. ............. 295
552 RERVM INDEX

Marco Aurelio, vida y pensamiento en una tragedia actual – María Luisa Harto
Trujillo..................................................................................................................... 309

Las Vitae XII Caesarum de Suetonio en los florilegios latinos – María José Muñoz
Jiménez...................................................................................................................... 325

Ex obliuionis tenebris. Apuntes sobre la edición veneciana de las obras de Hernán


Ruiz de Villegas – Laura Jiménez Ríos. .................................................................. 339

Nuevos datos sobre la versificación latina de Benito Arias Montano: el libro quinto
de los Hymni et secula – Antonio Dávila Pérez..................................................... 353

Mujer y ejercicios retóricos en los Progymnasmata de J. Micraelio – Jesús Alexis


Moreno García......................................................................................................... 367

El ejemplo de Lucrecia en el De institutione feminae christianae de Juan Luis Vives


– Rosa María Marina Sáez...................................................................................... 381

Recepción clásica en la biosfera. La hipótesis Medea o la vida como enemiga de sí


misma – Helena González-Vaquerizo. .................................................................. 393

The Syria Trojan Women from therapeutic theatre to a cry for action – Sandra
Pereira Vinagre....................................................................................................... 403

III
DISPVTATIO NES

Frederico Lourenço, Nova Gramática do Latim – Ricardo Nobre............................... 417

Juan Gil (ed.), Chronica Hispana saeculi VIII-IX – Rodrigo Furtado........................... 435

Habiller en latin. La traduction de vernaculaire en latin entre Moyen Âge et Renais-


sance – Ana María Sánchez Tarrío. ....................................................................... 447

IV
VARIA NOSCENDA

“Dar un beso” (φίλημα δοῦναι) y “besar” (φιλέω, καταφιλέω) en el Nuevo Testamento:


sus traducciones al latín, gótico y antiguo eslavo eclesiástico – Daniel Ayora
Estevan. .................................................................................................................... 457

V
LIBRI RECENSITI

a)  Edições de texto. Comentários. Traduções. Estudos Linguísticos

Martha Krieter-Spiro, Homer’s Iliad: The Basel Commentary. Book XIV, translated
by Benjamin W. Millis and Sara Strack, edited by S. Douglas Olson. – Claude
RERVM INDEX 553

Brügger, Homer’s Iliad: The Basel Commentary. Book XVI, translated by


Benjamin W. Millis and Sara Strack, edited by S. Douglas Olson – Rui Carlos
Fonseca..................................................................................................................... 481

Luigi Battezzato, Euripides. Hecuba – Ana Alexandra Alves de Sousa........................ 485

Vergílio, Geórgicas, trad. Gabriel A. F. Silva – Ricardo Nobre..................................... 485

Rhiannon Ash (ed.), Tacitus: Annals Book XV – Maria Cristina Pimentel. .................. 487

Juan Antonio López Férez, Galeno. Preparación y constitución de textos críticos, entre-
ga y publicación de obras propias o ajenas – Inmaculada Rodríguez-Moreno..... 489

Riccardo Macchioro, Le redazioni latine della Passio Tryphonis martyris. Traduzioni


e riscritture di una leggenda bizantina – P. F. Alberto. .......................................... 491

Navigatio sancti Brendani. Editio Maior a cura di Rossana E. Guglielmetti. Testo


critico di Giovanni Orlandi e Rossana E. Guglielmetti – P. F. Alberto. .............. 492

Juan A. Estévez Sola (ed.), Chronica Hispana saeculi XII. Pars III. Historia Silensis
– Rodrigo Furtado................................................................................................... 493

E. Pérez Rodríguez (ed.), Las palabras del paisaje y el paisaje en las palabras de la
Edad Media. Estudios de lexicografía latina medieval hispana – P. F. Alberto..... 495

Aldus Manutius, Humanism and the Latin Classics. Edited and Translated by John
N. Grant – Maria Luísa Resende. ........................................................................... 497

Antonio Dávila Pérez, Benito Arias Montano. Apología de la Biblia Regia – Juan
Carlos Jiménez del Castillo................................................................................... 497

Expostulatio Spongiae. En defensa de Lope de Vega, edición y traducción de Pedro


Conde Parrado y Xavier Tubau Moreu – Armando Senra Martins...................... 499

Noël Golvers (ed.), Ferdinand Verbiest, Postulata Vice-Provinciae Sinensis in Vrbe


Proponenda, A blueprint for a renewed SJ mission in China – Arnaldo do
Espírito Santo.......................................................................................................... 501

Literatura-Mundo Comparada: Perspectivas em Português I – Mundos em Português,


coord. geral Helena Carvalhão Buescu; coord. científica do vol. I Helena
Carvalhão Buescu e Inocência Mata; coord. executiva do vol. I Ariadne Nunes,
Flávia Ba, Francisco Carlos Marques, Gonçalo Cordeiro, Miriam de Sousa,
Patrícia Infante da Câmara e Rafael Esteves Martins — Ricardo Nobre............ 503

b)  Literatura. Cultura. História

Antonia Sarri, Material Aspects of Letter Writing in the Graeco-Roman World. 500 BC
- AD 300 – Maria Cristina Pimentel....................................................................... 505

Simon Critchley, Tragedy, the Greeks and Us – Sofia Frade ......................................... 507
554 RERVM INDEX

Milagros Quijada Sagredo, M. Carmen Encinas Reguero (edd.), Connecting Rhetoric


and Attic Drama – Sofia Frade................................................................................ 509

Maria Michela Sassi, The Beginnings of Philosophy in Greece – Simon Noriega-


-Olmos....................................................................................................................... 510

Esther Eidinow, Envy, Poison, and Death: Women on Trial in Classical Athens –
Nereida Villagra. .................................................................................................... 512

Francis Cairns, Hellenistic Epigram. Contexts of Exploration – Ana Lóio..................... 514

David Quint, Virgil’s Double Cross. Design and meaning in the Aeneid – Luís Manuel
Gaspar Cerqueira..................................................................................................... 515

Stephen Harrison, Stavros Frangoulidis, Theodore D. Papanghelis (edd.), Intra-


textuality and Latin Literature – Gabriel A. F. Silva............................................... 517

F. Bessone, M. Fucecchi (edd.), The Literary Genres in the Flavian Age. Canons,
Transformations, Receptions – Ana Lóio. ................................................................ 519

Esteban Calderón Barca, Sabino Perea Yébenes (edd.), Estudios sobre el vocabu-
lario religioso griego – Rui Miguel Duarte.............................................................. 522

Dag Nikolaus Hasse, Amos Bertolacci (edd.), The Arabic, Hebrew and Latin Recep-
tion of Avicenna’s Physics and Cosmology – André Baptista................................. 523

Federica Ciccolella, Luigi Silvano (edd.), Teachers, Students, and Schools of Greek
in the Renaissance – Maria Luísa Resende............................................................. 524

Matteo Salvadore, The African Prester John and the Birth of Ethiopian-European
Relations, 1402-1555 – Maria Luísa Resende......................................................... 525

Raúl López López, Eduardo Álvarez de Palacio (edd.), Humanistas españoles. Arte,
Ciência y Literatura – Manuel José de Sousa Barbosa.......................................... 526

Sandra Rodríguez Piedrabuena, Gréta Kádas, Sata Macías Otero, Kevin Zilver-
berg (edd.), Approaches to Greek and Latin Language, Literature and History –
Catarina Gaspar........................................................................................................ 529

Francisco J. González Ponce, F. Javier Gómez Espelosín, Antonio L. Chávez Reino


(edd.), La letra y la carta. Descripción verbal y representación gráfica en los
diseños terrestres grecolatinos. Estudios en honor de Pietro Janni – Bernardo
Machado Mota.......................................................................................................... 531

Adam J. Goldwyn, Byzantine Ecocriticism: Women, Nature, and Power in the Medi-
eval Greek Romance – Rui Carlos Fonseca............................................................ 532

Donna Zuckerberg, Not All Dead White Men, Classics and Misogyny in the Digital
Age – Sofia Frade..................................................................................................... 537
RERVM INDEX 555

Andrés Pociña Pérez, Aurora López, Carlos Morais, Maria de Fátima Silva,
Patrick J. Finglass (edd.), Portraits of Medea in Portugal During the 20th and
21st Centuries – Ricardo Duarte.............................................................................. 538

c)  Instrumenta

Carlos Márquez, La decoración arquitectónica de Villa Adriana (Material selecto de


los almacenes) – Ángel Urbán................................................................................. 541

Daniela Urbanová, Latin Curse Tablets of the Roman Empire – Catarina Gaspar......... 544

Olivier Guyotjeannin (ed.), L’Art Médiéval du Registre: Chancelleries royales et prin-


cières – Carlos Guardado da Silva.......................................................................... 545
EVPHROSYNE
R E V I S TA D E F I L O L O G I A C L Á S S I C A
Centro de Estudos Clássicos - Faculdade de Letras - Universidade de Lisboa
PT - 1600-214 LISBOA
euphrosyne.ceclassicos@letras.ulisboa.pt

ARTICLE SUBMISSION GUIDELINES

  1. Euphrosyne — Revista de Filologia Clássica, the peer journal of the Centre for Classical Studies, publishes papers
on classical philology and its disciplines (including classical reception and tradition).
  2. Papers can be sent to euphrosyne.ceclassicos@letras.ulisboa.pt or to the Centre for Classical Studies’ post mail.
  3. Papers submitted: must be original; cannot be yield to other entity; must be sent in their definite version; have to be
presented according to these guidelines; will not be returned to the author. Papers will be submitted to peer reviews.
  4. Papers will be accepted until 31st of January in the year of the publication; an acceptance notification will be sent to
the author until 31st of July.
  5. Originals must always be submitted in double electronic format (Word/.doc(x) and PDF).
  6. Papers must have: a) title (short and clear); b) author’s name and surname; c) author’s academic or scientific insti-
tution; d) author’s email; e) abstract (10 lines) in English; f) three key-words in English.
  7. Recommended size is 10 pages and never more than 20 A4 pages (font size 12, double spaced).
  8. Notes: endnotes, with sequential numeration. When published, these will be converted to footnotes.
  9. References:
a) Remissions to pages within the paper are not allowed.
b) Note references:
Books: J. de Romilly, La crainte et l’angoisse dans le théâtre d’Eschyle, Paris, Les Belles Letres, 1959, pp. 120-130;
2nd reference: J. de Romilly, op. cit., p. 78.
Journals: R. S. Caldwell, “The Misogyny of Eteocles”, Arethusa, 6, 1973, 193-231 (vol., year, pp.). 2nd reference:
R. S. Caldwell, loc. cit.
Multi-author volumes: G. Cavallo, “La circolazione dei testi greci nell’Europa dell’Alto Medioevo” in J. Hamesse
(ed.), Rencontres de cultures dans la Philosophie Médiévale — Traductions et traducteurs de l’Antiquité tardive
au XIVe siècle, Paris, Les Belles Letres, 1971, pp. 47-64.
c) Abbreviations: to Latin authors will be followed ThLL conventions; Liddel-Scott-Jones will be used to Greek
authors; Année Philologique to abbreviate journal titles; common abbreviations: p. / pp.; ed. / edd.; cf.; s.u.; supra;
op. cit.; loc. cit.; uid.; a.C. / d.C. (roman).
d) Quotations: Must be marked by quotes “…” (but not in Greek); italic is used to highlight words or short sentences;
quotations in Latin or Greek must be brief.
10. Images must have quality (preferably in TIF format, minimum resolution 200 p.p.), provided in electronic format,
with the precise indication of where they must be placed in the text, and who is their author. The author is
responsible for obtaining any copyrights needed.
11. The author will not be provided with more than one set for review, which has to be returned within a week period.
Originals cannot be modified.
12. Authors will receive a physical copy of the volume and the electronic version of their paper.

Você também pode gostar