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Isaías

Isaías del hebreo Salvación de Jehová.

Nació probablemente en Jerusalén en entre los años 770-760 A de C. y estaba emparentado con
la familia real. Uno de los cuatro profetas llamados "mayores", de Antiguo Testamento y uno de
los más distinguidos de Israel del siglo VIII A. de C. Era hijo de Amoz (Is.1:1) a quien no se debe
confundir con el profeta Amos. Tuvo dos hijos (Isaías 7:3; 8:3).

Profeta de Judá durante los reinados de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías (Isaías 1:1), fue respetado
por todos, especialmente por Ezequías (2 Reyes 19:1-11).

Comenzó su ministerio en el año que murió Uzías (Isaías 6:1). Uno de los datos curiosos de la
vida de este Gran Profeta, fue la orden que Dios le dio de andar desnudo y descalzo en señal del
juicio venidero sobre Egipto y Etiopía (Is.20:1-6). Anduvo así por tres años, probablemente para
disuadir a Ezequías de aliarse con Egipto.

Su misión comenzó en 735 o 746 a. de C. (visión en el templo de Jerusalén, Isaías 6) y se


prolongó hasta poco después del 701. Influyó poderosamente en los aconteceres políticos de su
época, advirtiendo y aconsejando a los reyes de Judá (especialmente Acaz y Exequias).
Abandonó la esperanza de una salvación de el pueblo, y adoptó el plan de prevenir al resto de
Israel con admoniciones y profecías.

Ha quedado registrado en la Biblia un libro que lleva su nombre. Hay evidencia de que todo el
libro fue escrito en Jerusalén por Isaías alrededor del año 732 a. de C. Por la abundancia de sus
profecías mesiánicas, Isaías ha sido llamado "el profeta evangelista" Hay en él muchas profecías
concernientes al Mesías y a la restauración de la Tierra como hogar del hombre. Dios usa al
profeta y a sus hijos como "señales y milagros proféticos". La sublimidad y sencillez, así como el
fiel cumplimiento de sus predicciones mesiánicas, le dan la casi total preeminencia entre los
profetas y escritores hebreos.

Según una antigua tradición, fue partido en dos con una sierra durante el reinado de Manases
según Hebreos 11:37 que alude a este martirio. El sitio tradicional en el valle del Cederrón, se
marcó plantando en él una morera.
Ezequiel
Ezequiel (Hebreo ‘Dios fortalece’).

Este nombre se encuentra en su forma hebrea aproximada en 1 Cr. 24.16 para el jefe de una de
las órdenes sacerdotales.

Ezequiel, hijo de Buzi, fue deportado a Babilonia, casi seguramente con Joaquín en el 597 a.C. (2
R. 24.14–17). Fue ubicado en la aldea de Tel-abib a orillas del río Quebar. Cinco años después
recibió su llamado como profeta (Ez. 1.2), posiblemente a la edad de 30 años (1.1), aunque esta
interpretación es negada por muchos sin ofrecer otra más satisfactoria. Vivió por lo menos otros
22 años (29.17).

Tenemos poca información sobre su vida. Aunque poseía un conocimiento detallado del templo
de Jerusalén y su culto, no hay pruebas de que haya servido en él. Sugieren que buena parte de
los capítulos 1–24 se pronunció en Jerusalén, no hablan de que haya servido en el templo. Su
pensamiento, más que el de cualquier otro profeta, está influido por el simbolismo sacerdotal.
Sus profecías fueron mal recibidas (3.25), pero pronto lo encontramos ocupando una posición
honrosa (8.1; 14.1; 20.1), debido posiblemente al rango de su familia; la mayoría apenas si
tomaba en serio su mensaje (33.30–32; ofrece una idea equivocada en el versículo 30). Su mujer
murió repentinamente el día en que Nabucodonosor cercó Jerusalén (24.1–2, 15–18); no hay
mención de hijos.

Procuran mostrar mediante pasajes tales como 3.23–4.8 que sufría de una enfermedad nerviosa
orgánica, que llamó catalepsia. Si bien fue popular por un tiempo, hoy esta opinión es poco
aceptada. Existe considerable discusión sobre la forma en que hay que interpretar las acciones
simbólicas de Ezequiel. Algunos han sostenido que tuvieron lugar puramente en la mente del
profeta. Más usual es el concepto de que, aunque se cumplieron, en nuestra comprensión de las
mismas debemos hacer lugar a un elemento metafórico que no se corresponde con una
interpretación puramente literal.
Jeremías
Jeremías (Jehová eleva o Jehová lanza).

Existen otros 7 personajes bíblicos con el mismo nombre, pero el más importante es el profeta
(los otros se mencionan en 2 Re.24:18; 1Cr.5:24. 12:4,10,13; Neh.10:2, 12:1,34; Jer.35:3).

Es considerado unos de los profetas mayores; nació en torno al 650 a. de C., natural de Anatot,
población al norte de Jerusalén, (Jer.1:1-2) y murió en algún momento indeterminado tras la
conquista de Jerusalén por Babilonia, hacia el 586 a. de C.

Su obra rompe un silencio casi absoluto de los profetas en Israel; emprendió su vida profética en
el 627 a. de C. durante la decadencia y caída del reino del sur, Judá, y profetizó durante el
reinado de los últimos 5 reyes de Judá, su labor duro como cuarenta años.

El llamamiento de Jeremías es mencionado en Jer.1:5 donde Dios le dice que desde antes de
nacer lo habia dado por profeta a las naciones, donde se excusa diciendo que es muy niño, luego
Dios le responde que no lo llamaba por su edad ni por su capacidad sino porque lo habia
escogido. Desde el momento que Dios le toca sus labios sus palabras fueron, palabra de Dios.

Se le prohíbe casarse para que pudiera dedicarse de lleno a la tarea de anunciar los juicios de
Dios (Jer.16:1-13). Se le considera o llama el "profeta llorón", pues lloraba mucho por los
pecados de su pueblo y lo infructuosa que era su labor.

Marca un nuevo hito en la tradición profética. Aunque en los inicios de su carrera gozó de la
protección de poderosos amigos en la corte, quizá incluso colaborando en las actividades
reformadoras del rey Josías de Judá, tras la muerte del rey en el 609 a. de C., Jeremías cayó en
desgracia ante los dirigentes religiosos y civiles de su pueblo. El aura reverencial que en el
pasado caracterizó sus profecías desapareció.

En varias ocasiones fue sometido a arresto en su propia casa, se le impidió hablar en público, fue
lanzado a una cisterna que hizo las veces de calabozo y asimismo se le consideró traidor y
derrotista en tiempo de guerra. Con la derrota final de Jerusalén, Jeremías fue llevado a Egipto
contra sus deseos por los más intransigentes oponentes a la conquista babilónica.

La tradición judía que sostiene que acaso fuera asesinado por esa misma gente no cae en el
campo de lo improbable, aunque sin duda se basa más en habladurías y relatos populares que en
hechos probados.

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