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MARCO TEÓRICO

Introducción

Las cuotas en escuelas públicas de educación básica es un tema que no se encuentra en el foco
de atención de las familias mexicanas, y que una parte muy reducida de la población conoce que
esas cuotas tienen el carácter de voluntarias, por lo que se pone entre dicho lo que marca la ley
respecto de la educación gratuita, a pesar de que la escuela cobra en algún momento sus cuotas a
los padres de familia, no se hace nada en absoluto por ejercer el derecho a la educación gratuita o
por lo menos, que no resulte en un gasto excesivo para aquellos que tienen hijas e hijos estudiando,
esta cuestión que es abordada de manera muy irrelevante por las autoridades educativas, tanto
federales como estatales, con perspectivas y opiniones muy simplistas que no permiten vislumbrar
la profundidad del problema.

Para esta investigación realizamos un recorrido muy somero de los antecedentes de la educación
en nuestro país, específicamente aquello que concierne a la participación ciudadana en contextos
escolares, es decir, comenzamos por recordar el hecho trascendental en la historia de México, desde
la constitución de 1857, donde entre otras cosas, se establece que la educación debe ser gratuita.
Posteriormente hablamos de la importancia que tiene la implicación de los diferentes sectores de
la sociedad en la vida educativa, prueba de ello, se agrega un apartado a la Ley General de
Educación, donde se establece que se debe definir en cada escuela un comité de participación social,
de forma paralela, se hace una revisión de los estudios formales en materia de recursos destinados
a escuelas y, concretamente, el gasto familiar, lo que permite verificar, que efectivamente, las
cuotas solo tienen el nombre de voluntarias, ya que en la práctica, esto no es así.

Antecedentes

El congreso constituyente de 1857 estableció el precepto de la educación laica, obligatoria y


gratuita, por lo que desde ese entonces la educación comenzó a tener suma relevancia para la
conformación de una sociedad con miras a mejores oportunidades de subsistencia a través de la
educación, han pasado 101 años y la educación básica en México ha sufrido múltiples
transformaciones a lo largo de la historia reciente, dentro de esos cambios en julio de 2000, se
incorpora a la Ley General de Educación[LGE] en la sección 2, artículos del 68º al 73º, la integración
de consejos de participación social en educación, es hasta este momento donde se voltea a ver
formalmente la incorporación de los diferentes sectores de la sociedad en un ámbito tan importante
para el país, y de esta manera se colocaría a la nación dentro de un contexto internacional donde la
CEPAL y la Unesco forman parte elemental para la creación de políticas educativas en América
Latina, dentro de estas, la creación de espacios en la escuela para que los diferentes actores en la
sociedad se involucren en la educación.

De acuerdo a Bracho (1995) “la educación es un servicio primordialmente público; sin embargo,
debe reconocerse que el sector privado provee de una fracción del servicio educativo” (p. 92), la
fracción del servicio privado a que hace referencia es a los gastos económicos que realizan las
familias para la escuela, pero llama la atención que focaliza en que ese es un tema que tiene poca
atención por parte de aquellos que estudian la problemática educativa. Esto deja ver que la situación
sobre el gasto familiar para educar a los hijos desde siempre ha sido recurrente, pero sobre todo,
no es un tema en absoluto nuevo pero que sigue sin llamar la atención hasta nuestros días.

Bases Teóricas

Existe una paradoja en el tema de las cuotas escolares en educación pública del país, ya que
mientras en el marco de la ley dicta que “Todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado
–Federación, Estados, Distrito Federal y Municipios–, impartirá educación preescolar, primaria,
secundaria y media superior. La educación preescolar, primaria y secundaria conforman la
educación básica; ésta y la media superior serán obligatorias.” y más adelante indica que “Toda la
educación que el Estado imparta será gratuita” (capitulo IV, Articulo 3º, Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos [CPEUM]), por otro lado, tenemos que en la vida real dentro de las
escuelas las cosas son diferentes, debido a que se deben realizar aportaciones económicas a la
escuela, esto de acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educacion [INEE](2010)
“más de 70% de las escuelas públicas de educación preescolar reciben cuotas voluntarias de los
padres de familia durante el ciclo escolar” (INEE)(2010). Como podemos ver el estudio anterior
compren únicamente a escuelas de educación preescolar, pero la situación se extiende a todos los
niveles de educación obligatoria, ya que con base en Parametría (2013) “casi la totalidad de los
mexicanos (93 %) asegura que también en las escuelas públicas (de nivel preescolar, primaria y
secundaria) piden cuotas.” Mexicanos creen que son obligatorias las cuotas escolares (2013).
Ahora bien, esto permite identificar la incongruencia que existe, pero debido a que era necesario
hacer participar a los diferentes actores de la sociedad en la educación en la LGE se establece que
las asociaciones de padres de familia podrán: “Colaborar para una mejor integración de la
comunidad escolar, así como participar en el mejoramiento de los planteles; coadyuvando con las
autoridades escolares de manera voluntaria en la medida de sus posibilidades, ya sea en forma
económica o mediante trabajo comunitario…”( artículo 67, sección II, LGE).
Sin embargo, Zurita (2013) afirma: “es indiscutible que el desarrollo de los consejos de
participación social ha sido irregular, (…), existe la duda de que hayan funcionado realmente tal
como lo estipula la normatividad.” (p. 94). Zurita también señala que se reclama la participación de
los padres de familia o del alumnado en ciertas tareas donde se acepta que tengan un poco más de
injerencia (Zurita, 2013) concretamente en el cobro de cuotas escolares que para nuestro interés,
radica en la responsabilidad de transparentar los ingresos que la escuela o el consejo de
participación ciudadana, más concretamente, la sociedad de padres de familia, rinde a la sociedad
en general interesada en el desarrollo educativo de sus hijas e hijos.

Hasta ahora, podemos asumir que, si bien la ley permite la participación económica de los padres
de familia en la escuela, a pesar de que la educación deba ser gratuita, no podemos afirmar con
exactitud sobre el gasto que ejerce una familia a lo largo de un ciclo escolar pero, Campos, Jarillo y
Santibañez (2008) identificaron las cooperaciones que normalmente se realizan agrupadas en las
siguientes categorías: 1) cuotas de inscripción, 2) cooperaciones y eventos sociales, 3)
cooperaciones esporádicas y 4) cooperativas escolares, pero únicamente la última se encuentra
regulada por la SEP, posteriormente indican “un país como México que cuenta con una gran
proporción de hogares de bajos recursos (…) su ingreso familiar se destinara a la educación (..) a
gastos no voluntarios como cuotas de inscripción.” Campos et al. (2008). Esto se viene a reafirmar
nuevamente con los datos de Parametría (2013) “La mayoría de los mexicanos (92%) que tienen o
tuvieron hijos en edad de cursar la educación básica han pagado —en algún momento—las cuotas
que las escuelas les han indicado”, entonces hasta este punto, podemos decir que las cuotas
escolares no tienen nada de voluntarias y que se sabe muy poco de la gestión transparente y
exhaustiva que deben realizar aquellos que administran los recursos económicos, ya sea la sociedad
de padres de familia y la propia escuela.

Es necesario destacar también que los recursos federales y estatales destinados a la educación
son ejercidos para el pago de la nómina de trabajadores de la educación, es decir tanto personal
docente como de apoyo o administrativo, de acuerdo con Gasto en Educación: La eficiencia del
financiamiento educativo en México:

“Es importante mencionar que debido a la falta de información sobre las escuelas, no
tenemos un estimado del costo real en la operación y la infraestructura escolar. La
única comparación posible con nuestras cifras, es la del gasto y el costo de los salarios
del personal que trabaja en el sector educativo, de los cuales la mayoría son maestros.
Esto tiene sus limitaciones, porque no podemos estimar realmente el costo total de las
escuelas. Sin embargo sigue siendo un indicador importante para medir la ineficiencia
del sistema porque la mayor parte de los recursos que se gastan a nivel escuela es en
la nómina”. Campos et al. (2008, p. 30).

Además se destina una parte del gasto federal y estatal en educación a otros rubros, pero si a lo
anterior le agregamos que el gasto remanente, el que se destina a inversión física, equipamiento,
materiales, programas educativos, etc., está sujeto a reglas y procedimientos desarticulados y a una
deficiente coordinación entre las distintas dependencias que lo ejercen. Campos et al. (2008, p. 4).
A esta complejidad hay que agregar todavía que el país no tiene una cultura fuerte de rendición de
cuentas y transparencia, lo que perjudica aún más la situación educativa del país. Campos et al.
(2008).
Entonces, sino se tiene claro que es lo que cobra una escuela a lo largo de un ciclo escolar, pero
además requiere de la participación económica de los padres de familia para solventar su
problemática a corto plazo, tenemos que la escuela representa una institución que
discrecionalmente solicita dinero pero nunca se ve reflejado en la aplicación directa a la institución,
con miras a obtener resultados a largo plazo, lo que habla de que una escuela nunca estará
completamente equipada, en cuanto a infraestructura o mobiliario, por lo menos durante la
existencia de las escuelas en nuestro país, ninguna escuela se encuentra completa en términos de
infraestructura o equipamiento, por lo que el tema de las cuotas en escuelas de educación pública
son un tema que nunca terminara, ya que se puede utilizar con artimañas para siempre tratar de
justificar que se requiere apoyo económico en la educación de los hijos, pero que jamás se rendirá
cuentas o se transparentara el uso de esas aportaciones, siendo el mismo sistema de gobierno el
que mayor recaudación hace en cada ciclo escolar (esporádicas y planeadas) con motivo de
inscripción o reinscripción, fichas de exámenes de admisión, eventos sociales, viajes de estudio,
útiles escolares, es decir, gastos que concretamente la escuela se encarga de la recaudación pero
que el uso es un enigma, desafortunadamente los estudios centrados en el uso y aplicación de los
recursos económicos en escuelas son insuficientes o bien tienen muy poca atención pero sobre
todo que tenga un alcance nacional, que muestre lo que falta por hacer y lo que se está haciendo.

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