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doi:10.11144/Javeriana.mys21-43.retm
/ Mem.soc / Bogotá (Colombia) / ISSN 0122-5197 (impreso) - ISSN 2248-6992 (en línea) / 21 (43): 10-29 / julio-diciembre de 2017 / 11
A modo de introducción: tiempo, montaje y con furia la estigmatización. Un clima de época,
conocimiento académico caracterizado por un gobierno afín a las élites
blancas, transnacionales, ricas y poderosas, nue-
Las relaciones de poder entre hombres y muje- vamente dio lugar a la emergencia de discursos
res, más aún si incluyen cuestiones de clase o que consideran a las sociedades indígenas fue-
raza, son habituales y se expresan por canales ra de la vida contemporánea. Por lo tanto, me
políticos, pero también académicos, cotidia- interesa plantear algunas líneas de continuidad,
nos, en la prensa, en la escuela, en la universi- débiles quizás, pero no por eso menos demos-
dad, entre otros, no solo a través de la palabra, trativas, entre imágenes que mostraban a cier-
sino también a partir de imágenes. Por ello, en tas mujeres como parte de un tiempo primitivo
este trabajo propongo un ejercicio de indaga- e imágenes actuales que buscan generar espa-
ción acerca de algunas concepciones y repre- cios paralelos, con el fin de que no se toquen
sentaciones del tiempo, a partir de fotografías y queden fuera de la contemporaneidad. Esta
que viajeros, etnógrafos y periodistas promo- puesta en común entre mil novecientos y el final
vieron acerca de lo que para ellos eran socie- de la década de 2010 no pretende sugerir que
dades, en especial representadas por mujeres, hay una continuidad absoluta entre unas y otras,
que se encontraban alejadas en el espacio y más bien intenta mostrar la prevalencia de mo-
en el tiempo. El análisis de las representacio- delos visuales para dar cuenta de la otredad.
nes del tiempo requiere una mirada histórica. Este trabajo propone entonces una perspecti-
Nuestras percepciones temporales no son he- va experimental, que busca salir de los moldes
chos objetivos, sino que están construidas so- académicos tradicionales que imponen mo-
cialmente y son ideas que, tanto en el pasado dos esquemáticos de presentación de los docu-
como en la actualidad, promueven relaciones mentos, formatos que buscan definir el estado
de poder desiguales. En el siglo XIX, se consi- de la cuestión de un saber, y que conciben ejes
deraba que los indígenas no tenían posibilida- cronológicos lineales, teleológicos y unitem-
des de supervivencia; solo aquellas sociedades porales. Considero que, muchas veces, ciertas
modernas podían formar parte del presente y perspectivas que entienden la producción social
tenían proyección de futuro. En el siglo XXI, la y académica de discursos homogéneos ocultan
igualdad de derechos ha quebrado ciertas pers- pervivencias discontinuas de modos de generar
pectivas que niegan la contemporaneidad de relaciones de poder y desigualdad. Por lo tanto,
sujetos sociales minimizados, invisibilizados en este trabajo busco dar lugar a saltos irregu-
y estigmatizados. Actualmente, existen nue- lares, que no siempre tienen enlaces perfectos.
vos espacios de difusión y en general hay ma- Justamente, permitir la observación de esos sal-
yor respeto por la diversidad. Sin embargo, a tos y hacer manifiesto un montaje que construye
pesar de las transformaciones que han colabo- un relato que puede tener fisuras, ayuda a en-
rado a la igualdad plena de derechos de secto- tender de otra manera la constitución de nues-
res vulnerables, indígenas, en especial mujeres, tros saberes, puesto que el montaje homogéneo
la vigencia de dichos, de esquematizaciones e de la academia es una estrategia que producen
imágenes que asemejan a mujeres pobres con los investigadores (así como la de los viajeros o
animales o a líderes sociales de orígenes indí- los periodistas). Esta búsqueda intenta dar lu-
genas con corrupción, falta de ética o creación gar a la existencia de posibilidades pluritempo-
de un estado paralelo muestra que las estigma- rales que no tienen nada que ver con un tiempo
tizaciones continúan teniendo presencia en la único, masculino y occidental. Mi propuesta es
sociedad, y emergen buscando imponer pers- la de una indagación histórica que abreva en la
pectivas que niegan agencia a quienes salen de antropología, y que busca poner en evidencia,
los moldes impuestos en la modernidad. en el debate con los historiadores y otros cien-
En el caso argentino, a partir de 2016, la encar- tistas sociales, la construcción del tiempo histó-
celación de la líder social Milagro Sala renovó rico y sus posibles transformaciones.
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La primera parte del trabajo está organizada al- pasado y que continúan vigentes, también en la
rededor de una selección de relatos de viajes, academia, este trabajo no se hubiera publicado.
emprendidos y publicados por hombres, natu-
ralistas, que se dirigieron a la Patagonia una Relatos de viaje, tiempo, espacio y mujeres
vez realizada la denominada Conquista del en la Patagonia argentina del siglo XIX
Desierto, la cual desplazó y aniquiló a un gran
porcentaje de pueblos originarios que vivían en A fines del siglo XIX, los relatos de viajes a la Pa-
lo que se consideraba el extremo sur argentino. tagonia proveyeron imágenes a una nueva con-
Como contrapartida a esos relatos, se analizan cepción temporal, que ampliaba el horizonte a
imágenes de Jujuy, al norte del país, conside- cientos de miles y millones de años, en contra-
rado otro confín de la Argentina. Se trata de posición a las ideas cristianas de unos pocos mi-
fragmentos de relatos de viajes publicados en les. Los viajes de exploración y etnográficos que
medios periodísticos. Se han incluido diversos buscaban estudiar la geología y los habitantes
relatos de viajeros para mostrar que no se tra- de regiones hasta entonces poco transitadas por
tó de una perspectiva aislada, sino que estos la sociedad criolla-urbana, la cual miraba a Eu-
formaban parte de representaciones con cierto ropa como modelo cultural y científico, apor-
grado de difusión, propio de la época. Una de taron una experiencia visual y material de ese
las particularidades que ha caracterizado a los inmenso pasado. Las vastas extensiones desérti-
relatos de viajes es su popularización a través cas del extremo sur del continente americano y
de diversos medios, no solo en libros, muchos la cordillera de los Andes ofrecieron ese susten-
de ellos best seller, sino también en revistas to visual y temporal. Francisco Moreno, conoci-
científicas, de divulgación, periodísticas, tar- do por haber encontrado el glaciar que lleva su
jetas postales y, por supuesto, fotografías. In- nombre y por fundar el primer Parque Nacional
teresa el lugar de enunciación de muchos de Argentino en Bariloche, era claro sobre el im-
estos viajeros. En otros trabajos he profundi- pacto que la naturaleza austral provocaba res-
zado más sobre los autores. Sin embargo, aquí pecto a sus ideas del tiempo:
son más relevantes porque ofrecen pequeñas
Un día llegó el que suscribe a la cumbre de los Andes,
muestras, como manchas sobre una tela, de estudiando el suelo y recordando las hazañas de los ar-
imaginarios con cierto grado de generalidad. gentinos que cruzaron tales alturas con el santo anhelo
En la segunda parte del trabajo se analizan fo- de libertar al Perú y a Chile del dominio de España.
Pensando en lo que encontraba a su paso, reconstruía el
tografías y notas periodísticas, la mayoría pu-
pasado. Las duras rocas primitivas le indicaron allí las
blicadas en publicaciones periódicas, acerca de primeras etapas de la formación del suelo que pisaba;
la líder social Milagro Sala, presa política, víc- más adelante, vestigios fósiles le revelaron la vida pa-
tima de acusaciones mediáticas que nada tie- sada. Cuando sobre el mismo filo de esa cumbre halló
troncos de árboles convertidos en piedra, y a pocos pa-
nen que ver con los procesos instrumentados sos de ellos, cubierto el suelo de restos de vida marina,
desde la justicia, entre 2016 y 2017. evocó, primero, el antiguo paisaje, la orilla bordeada
Este trabajo, que articula el análisis histórico, las por las bellas araucarias y las tranquilas aguas surcadas
por las elegantes amonitas, y luego, el paisaje destrui-
imágenes, las representaciones del tiempo, las re- do, convertido en árida montaña, cubierta hoy de hielo
laciones sociales de poder, los estudios de géne- eterno. Al ascender la montaña había encontrado en
ro y una visión del conocimiento académico que el muro de una caverna el contorno de un gliptodón,
toscamente bosquejado por el hombre primitivo, y des-
debería mostrar el montaje o las fisuras de los
cendiendo por la honda y áspera garganta, halló ruinas
relatos homogéneos, ha sido posible publicarlas dejadas por el hombre congregado ya en aldeas y habi-
por el apoyo de los editores del dossier, quienes tando viviendas de gruesas murallas de piedra labrada.
postulan la necesidad de cambiar prácticas ins- Todo el inmenso pasado había desfilado en un corto
espacio de tiempo y de distancia, desde el génesis del
tauradas, dañinas y agresivas, que no garantizan suelo hasta la era de la libertad Sud-Americana.1
la calidad en la producción de conocimiento y
que requieren de un largo debate. Si fuera por
las agresiones de género que existían en el siglo 1 Francisco Pascasio Moreno, «Prefacio», Anales del Museo de La
Plata (1891): sin numeración de página.
Representaciones del espacio, el tiempo y las mujeres indígenas en fotografías, siglos XIX-XXI / Ines Yujnovsky / 13
En este fragmento, Moreno conjuga los cambios la antropología revela que ese uso del tiem-
científicos con el génesis cristiano, la contem- po, casi invariablemente, está hecho con el
plación de los Andes con la historia argentina, propósito de distanciar a aquellos que son
e introduce la idea de un hombre primitivo que observados con respecto al tiempo del ob-
habitaba ese espacio casi mítico. El viaje de ex- servador. Fabian agrega que la antropología
ploración induce a Moreno a visualizar un lar- del siglo XIX sancionó un proceso ideológi-
go periodo en algo así como un abrir y cerrar co por el cual las relaciones entre el occidente
de ojos. Imagina hombres viviendo en ese es- y su Otro, entre antropología y su objeto, fue-
pacio, una fauna extinta pero contemporánea ron concebidas no solo como diferencia, sino
a aquellos hombres. Los términos que utiliza, como distancia en tiempo y espacio.3 Ese tipo
además de carga valorativa, tienen un fuerte de distancia se observa en la cita de Moreno
contenido temporal. Dibujos toscos y hombre respecto a los habitantes de la Patagonia.
primitivo se refieren tanto a ciertas carencias A diferencia de Moreno, quien evitó difundir fo-
en oposición a un hombre civilizado como a tografías de indígenas, el paleontólogo nortea-
un tiempo lejano, indeterminado, que no tiene mericano John Bell Hatcher realizó, en 1898,
efectos sobre el presente; remite a un abismo un minucioso relevamiento fotográfico de un
temporal que puede visualizarse a través de las grupo tehuelche meridional liderado por el ca-
piedras, la montaña, el bosquejo, las ruinas. Es cique Mulato.4 Por encargo del Museo Nacio-
justamente esta idea de ruinas con la que Mo- nal de los Estados Unidos, Hatcher efectuó
reno busca profundizar en el paso del tiempo una visita especial a ese grupo con el propósito
a través de sus efectos en las construcciones de de tomarles fotografías para luego reconstruir
supuestas aldeas. De allí pasa sin transición, en las «artes e industrias» de un grupo familiar en
un corto espacio de tiempo y de distancia, a la el Museo.5 El libro con los resultados de su ex-
época de los héroes patrios que independiza- ploración comienza con una vista general de la
ron Sudamérica a principios de 1800. Si bien planicie patagónica en la que se ve una dimi-
Moreno realizó numerosas fotografías a lo lar- nuta y lejana manada de guanacos (Figura 1).
go de su vida, y solicitaba a sus colaboradores Con esta imagen, Hatcher procuraba mostrar el
que hicieran trabajos fotográficos de diversa contexto natural en el que habitaban los in-
índole, no hay fotos de ese momento. Sin em- dígenas, pero además mostraba estos anima-
bargo, la cita es interesante porque genera una les para presentar la base de la cultura material
imagen mental, con fuerte carga visual, de lo de los tehuelches. Insistía en que se trataba de
que en la época se denominaba contemplación,
para referirse a los efectos de la naturaleza en
el conocimiento. Se trataba de una experien- 3 Fabian, Time and the Other, 25.
4 Si nos atenemos a una taxonomía que viene de fines del siglo
cia que vinculaba la razón con los sentimien- XVIII sobre los pueblos originarios de la Patagonia, se puede de-
tos y la estética. cir que en la zona continental vivían dos grandes grupos, los te-
El antropólogo holandés Johannes Fabian con- huelches y los mapuches. En la región insular, sobre todo en Tierra
del Fuego, se destacaron tres grupos: los selk’nams, los yamanas
sidera que gran parte de los relatos antropo- y los kawésqars. Sin embargo, como sostiene Raúl Mandrini «las
lógicos, tanto en el siglo XIX como en el XX, etnias no son meras “etiquetas” aplicadas a distintos grupos hu-
manos ni las identidades étnicas esencias inmutables. Son reali-
han negado la contemporaneidad (denial of dades históricas, la etnicidad se construye históricamente y las
coevalness) de los grupos indígenas.2 Esta pro- identidades se definen históricamente en un complejo proceso
puesta se refiere a una tendencia a colocar al de relación con los otros». Para ampliar esta perspectiva, véase
Raúl J. Mandrini, «La historiografía argentina, los pueblos origina-
referente de quien se habla o ve, en este caso rios y la incomodidad de los historiadores», Quinto sol [online], n.o
«indios», en un tiempo diferente al presen- 11 (2007): 19-38. http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_
arttext&pid=S1851-28792007000100002&lng=es&nrm=iso (con-
te del discurso antropológico. La historia de sultado el 26 de julio de 2017).
5 John Bell Hatcher, «Narrative of the Expeditions. Geography of
Southern Patagonia», en Reports of the Princeton University ex-
peditions to Patagonia, 1896-1899, vol. I, ed. William Berryman
2 Johannes Fabian, Time and the Other. How anthropology makes Scott (Princeton: The University and Schweizerbart’sche Verlags-
its object (New York: Columbia University Press, 1983), 31. buchhandlung, 1903), 160.
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integrantes del grupo: niños y niñas, jóvenes,
mujeres adultas y ancianas, el jefe y su espo-
sa, entre otros. A Hatcher le interesó en es-
pecial una cuna que los tehuelches utilizaban
para transportar a los bebés arriba del caba-
llo, y por otra parte también alababa las vivien-
das de estos grupos. Realizó vistas generales en
las que se ven los toldos a la distancia, algu-
nos más grandes y otros más chicos. Al com-
pararlos con los de indígenas de las planicies
Figura 1. norteamericanas, como los sioux, Hatcher ex-
Band of Guanaco. Foto de John Bell Hatcher. plicaba que los toldos estaban más desarrolla-
Fuente: John Bell Hatcher, «Narrative of the Expeditions. Geography of Southern
Patagonia», en Reports of the Princeton University expeditions to Patagonia, dos porque permitían divisiones que formaban
1896-1899, vol. I, ed. William Berryman Scott (Princeton: The University and
habitaciones y por lo tanto aseguraban mayor
Schweizerbart’sche Verlagsbuchhandlung, 1903).
privacidad a los integrantes.
una cultura adaptada al medio y a los recursos En contraste con la vista general de la planicie,
disponibles, y señalaba que, si se les daban a los Hatcher realizó una de las pocas imágenes que
tehuelches sus caballos, perros y bolas, destru- existen sobre el interior de un toldo a fines del
yendo toda la vida animal menos los guanacos, siglo XIX (Figura 2). Esta foto se encuentra en
podrían continuar viviendo sin problemas.6 el archivo, pero no fue publicada en el libro. La
Siguiendo las instrucciones del Museo Nacio- imagen del exterior se contrapone, de alguna
nal Norteamericano, las fotografías de Hat- manera dialoga, con la del interior. Allí aden-
cher realizaban un minucioso relevamiento de tro hay un refugio de las inclemencias del cli-
la cultura material de este grupo en tanto re- ma. Las pieles de los guanacos y los ponchos
presentante de los tehuelches como de aque- forman el marco de la escena, que da una sen-
llos indígenas que habitaban el extremo sur del sación acogedora, para resguardarse del clima
continente americano, para generar posterio- extremo característico de la zona. En el cen-
res comparaciones con otras «razas» de toda tro de la imagen dos mujeres miran a la cá-
América. Por ello retrataban a los diferentes mara cómodamente recostadas sobre suaves
Figura 2.
Group in Costume and Non-In-
dian Man, Trader, Inside Toldo
(Skin and Pole Tent) Showing
Sleeping Arrangements Divided
by Blanket Screens Into Com-
partments; Animal Skins and
Beddings. Foto de John Bell
Hatcher.
Fuente: Photo Lot 97 DOE So
Amer: Patagonia: Tehuelche:
NM 35895 04311300, National
Anthropological Archives, Smith-
sonian Institution. JAN 1898.
Representaciones del espacio, el tiempo y las mujeres indígenas en fotografías, siglos XIX-XXI / Ines Yujnovsky / 15
pieles, descansan resguardándose del frío. La La idea de inferioridad refiere a un tiempo li-
vivienda muestra tres espacios diferentes. Al neal en el que cada cultura formaría parte de
fondo hay dos hombres que también miran a una etapa acorde a un desarrollo material par-
la cámara, uno es indígena y el otro un criollo. ticular, sin la posibilidad de existencias simul-
Según menciona el epígrafe, se trata de un co- táneas. Además, el concepto de reliquia que
merciante, por lo que a través de la presencia introduce Lehmann-Nitsche promueve la asi-
de una persona que probablemente estuviera milación entre primitivismo y pasado, como
en forma circunstancial o momentánea se esta- algo que habría que atesorar porque ya no tie-
ría dando cuenta de la existencia de los inter- ne incidencia en el presente y está destinado
cambios entre grupos indígenas y criollos. Se a perderse. Lehmann-Nitsche se dirigía hacia
pone de relieve que comparten espacio y tiem- un espacio considerado como los confines de
po. Aunque el explorador no forma parte de la la tierra, por lo que también parecía una for-
escena, la foto está tomada en el límite entre el ma de viajar en el tiempo para explorar el pa-
exterior y el interior, casi desde adentro, forma sado. Tierra del Fuego era imaginada como
parte de la intimidad de este espacio. «el fin del mundo», y evocaba un aura míti-
Por otra parte, en la primera habitación hay una ca que conjugaba elementos ancestrales como
mujer y un niño en movimiento, quienes no la tierra, el fuego, la nieve y los bosques he-
se relacionan directamente con las otras perso- lados.8 Lehmann-Nitsche insistía en que los
nas. Esto justamente muestra las posibilidades indígenas que vivían allí eran primitivos, ves-
de independencia de este tipo de viviendas, y tigios de otros tiempos, y que estaban en vías
al mismo tiempo resalta la vinculación de gé- de extinción. Así lo señalaba respecto a la co-
nero y jerarquía de los distintos grupos etarios. misaría de Río Grande, que le parecía un lu-
Hatcher incluye la descripción de los grupos gar rústico debido al «alejamiento completo de
indígenas en el capítulo dedicado a la geogra- un centro de civilización; dos, tres chozas he-
fía. Es decir, hay una asimilación entre estas chas de los troncos del fago; una carpa, caba-
personas y la naturaleza, como se puede ver a llos, perros y algunas mujeres, he ahí los rasgos
través del montaje de la imagen de la estepa característicos del destacamento».9 La rápida
con los guanacos y las de los toldos emplaza- enumeración buscaba resaltar una situación de
dos en ese medio natural. Sin embargo, en vez precariedad social, y ponía en último lugar de
de mostrar o enfatizar la presencia de un grupo importancia a las mujeres indígenas, después
primitivo en vías de extinción, Hatcher mues- de los caballos y los perros. Así, mediante la
tra una cultura adaptada al medio en el que presencia de las mujeres que pertenecían a un
vive, sumado a los intercambios sociales con grupo étnico que, para Lehmann-Nitsche, es-
otros grupos humanos. taba ubicado en uno de los últimos eslabones
En 1902, un médico y naturalista alemán que re- de la escala civilizatoria y en vías de extinción,
sidía en Argentina, Robert Lehmann-Nitsche, reforzaba la idea de un modo de vida con gran-
a cargo de la sección de antropología del Mu- des carencias, alejado de su propia cultura ci-
seo de La Plata, realizaba un viaje a Tierra del vilizada tanto en el espacio como en el tiempo.
Fuego. Uno de sus encuentros y posteriores es- De todos modos, como en el caso de las imágenes
tudios se refiere a una «india yagan», en el que de Hatcher, el conjunto de fotografías mues-
también se puede ver el proceso de negación tra a una comunidad formada por los soldados
de la contemporaneidad. El antropólogo sos-
tenía que el grupo étnico de los yagan: «repre-
senta, por la primitividad de su cultura, una 8 Guillermo Giucci señala que en el siglo XX, y desde Europa, se ins-
taura una conformación geopolítica del espacio donde el extremo
reliquia de los grupos étnicos más inferiores».7 austral del continente americano surge, en contraposición con el
norte europeo, como un lugar-límite, región del primitivismo y de
la incomunicación. Guillermo Giucci, Tierra del Fuego: La creación
del fin del mundo (Buenos Aires: FCE, 2014), 18.
7 Robert Lehmann-Nitsche, «Relevamiento antropológico de una 9 Lehmann-Nitsche, «Relevamiento antropológico de una india Ya-
india Yagan», Revista del Museo de la Plata XXIII (1915): 185. gan», 185.
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Figura 3.
Viaje a Tierra del Fue-
go, 1902. Foto de Robert
Lehmann-Nitsche.
Fuente: Ibero-Amerikanisches
Institut N-0070 s66.
de origen criollo, las mujeres indígenas, sus vi- mujeres y los de hombres. El montaje del con-
viendas, el entorno natural y los animales (Fi- junto de fotografías está fuertemente ligado al
gura 3). Las relaciones entre distintos grupos orden establecido por los curas. Más que un re-
sociales muchas veces han sido dejadas de lado gistro etnográfico pareciera una exhibición de
por las investigaciones, pero numerosas imá- la organización salesiana; las imágenes resal-
genes de los viajeros permiten observar los la- tan el proceso de transformación que los sale-
zos y los intercambios, así como un tiempo que sianos han profundizado con los indígenas. En
se comparte. una foto que retrata a las mujeres (Figura 4),
Luego de pasar unos días en el destacamento de las niñas están prolijamente sentadas sobre un
policía, Lehmann-Nitsche se dirige a la Mi- banco en la fila inferior, en el medio están las
sión Salesiana de Río Grande. Las primeras adultas, y por detrás hay otras que están de pie.
imágenes son vistas generales en las que se Se pone en evidencia el gran contraste entre
destacan la iglesia y las personas junto a este las niñas y sus madres. Mientras que la gene-
ámbito cristiano. En otras fotos más cercanas, ración joven lleva vestimenta occidentalizada
se presentan en forma separada los grupos de y una pose corporal acorde a sus uniformes, las
Figura 4.
Viaje a Tierra del Fue-
go, 1902. Foto de Robert
Lehmann-Nitsche.
Fuente: Ibero-Amerikanisches
Institut N-0070 s66.
Representaciones del espacio, el tiempo y las mujeres indígenas en fotografías, siglos XIX-XXI / Ines Yujnovsky / 17
Figura 5.
Viaje a Tierra del Fuego, 1902. Foto de Robert Lehmann-Nitsche.
Fuente: Ibero-Amerikanisches Institut N-0070 s66.
mujeres adultas mantienen su ropa tradicional unos centímetros por arriba del calzado. Los
y una actitud que responde a su propia cultura. cuellos reflejan una blanquísima pulcritud. En
Además, se ponen de manifiesto ciertas repre- contraste con las niñas, las mujeres indígenas
sentaciones de la temporalidad. Las niñas alu- de la otra fotografía llevan sus vestimentas tra-
den al futuro y las madres al pasado. dicionales, cada capa es distinta, se cruzan y
Esta idea temporal de pasaje futuro también se llegan hasta el piso. Las mujeres tienen otra
puede ver en otra imagen del mismo grupo actitud corporal, los cuerpos se tocan, los be-
de niñas que está formado junto a las religio- bés son cargados en el interior de las capas,
sas (Figura 5). En esta imagen, las monjas se estableciendo un contacto entre niños y ma-
convierten en intermediarias entre el pasado, dres. Las cabezas se inclinan, los cabellos están
representado por las mujeres, y el futuro: las sueltos. Junto a las niñas, las monjas son como
niñas. Se presentan como un cuadro vivo que centinelas, garantizan el paso de un tiempo al
muestra las posibilidades de reformar las tra- otro, de las mujeres que conservan sus caracte-
diciones culturales e introducir nuevas formas rísticas a las niñas que han dejado de lado su
de vida occidentalizadas. Estas fotos destacan vida tradicional.
los aspectos positivos de la normatividad reli- A pesar de que Lehmann-Nitsche considera-
giosa. La composición de la postal de las niñas ba la inferioridad de los indígenas, no nega-
y las monjas muestra el orden, la jerarquía y la ba el impacto negativo de la sociedad criolla
pulcritud. Las niñas están en la línea de aba- sobre los grupos originarios. En forma simi-
jo, las monjas arriba. Las niñas, ordenadas por lar a otros viajeros, el etnógrafo alemán seña-
estatura, conservan cierta distancia entre sí, las laba que estos grupos habían disminuido en
manos se posan cruzadas sobre la falda, todas cantidad y que estaban en vías de desapari-
de la misma manera. Las cabezas están ergui- ción. Todas las fotos de los grupos indígenas
das y llevan el cabello recogido. Los vestidos ponen de manifiesto las transformaciones que
son idénticos, se cortan a una altura regular a provocó el contacto intercultural. Aun cuando
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Lehmann-Nitsche reforzaba la tipología de
cada grupo, por ejemplo, separando a aquellos
que no formaban parte del mismo grupo étni-
co, la imagen general que da el conjunto de fo-
tografías no es la del salvaje mimetizado con la
naturaleza, sino la del proceso de transforma-
ción y asimilación que veía también como una
pérdida de las características propias de cada
raza, que, para preocupación del científico, ya
no se podrían estudiar más en su forma «pura».
En el extremo opuesto de la Argentina, también
considerada como los confines extraordinarios
para los habitantes de Buenos Aires y la pampa
húmeda, la provincia de Jujuy era vista como
una zona lejana, tanto en el espacio como en el
tiempo. Para referirse a esta región se usaban
los términos límites, frontera o confines, tierra
misteriosa, incluso se decía allá muy lejos, casi
en otro planeta. Este territorio se caracterizaba
como mesetas y cerros desprovistos de vegeta-
ción, árido, caliente, sin aire para los habitan-
tes del llano. Del invierno riguroso, de fuertes
y azotadores vientos, un periodista de la revis-
ta Caras y Caretas decía: «¡Qué visión tan des-
conocida para muchos argentinos del litoral, la
de aquellas soledades, donde predomina aún la
Figura 6.
raza indígena, se habla el “quichua” y se vive en Notas Jujeñas.
su rudimentario ambiente, entre la austeridad Fuente: Antonio Pérez Valiente, «Notas Jujeñas», Caras y Caretas XXI, n.° 1045
(12 de octubre de 1918).
de una naturaleza incomparable!».10
Se consideraba que aquella región remota vivía
por las supervivencias del pasado colonial más pobreza es grande para ellos, debido a las difi-
que por aquellas propias de la sociedad con- cultades con que tropiezan para la labranza, y
temporánea criolla (civilizada en términos de a los rigores del clima, están contentos porque
la época). Esas ideas que asimilaban la natu- allí nacieron sus padres».11
raleza con el pasado y la civilización con el Una de las imágenes que forman parte de esa
presente se complementaban con las represen- nota periodística muestra a dos mujeres (Fi-
taciones de los indios: coyas pintorescas, por gura 6), que según el epígrafe son jóvenes de
un lado, y matacos pobres, migrantes golondri- Humahuaca, vistiendo un traje de campesinas
nas provenientes del Chaco, que trabajaban en jujeñas. No se refiere a ellas como indias, aun-
la zafra de los ingenios de azúcar jujeños, por que las muestra en trajes tradicionales, pero sí
el otro. Con un tono paternalista, el periodis- las presenta con una sencillez rudimentaria en
ta de Caras y Caretas sostenía que ellos estaban tanto herencia del pasado. La nota continúa,
sujetos a la tradición: «Los naturales de esa re- con el mismo tono paternalista, criticando a la
gión son rústicos y de instrucción escasa, pero sociedad blanca, pero culpando a la fuerza de la
perspicaces y bastante inteligentes, y aunque la tradición de la incapacidad de logros sociales.
Representaciones del espacio, el tiempo y las mujeres indígenas en fotografías, siglos XIX-XXI / Ines Yujnovsky / 19
mimetizados con las cañas de azúcar, adeptos
a la coca y el alcohol.13 Otra nota de la revista
ilustrada Caras y Caretas es bastante prototípi-
ca: una foto central muestra tres mujeres, sen-
tadas junto a las cañas (Figura 7). La foto está
recortada y enmarcada por el dibujo de un cír-
culo que provoca un efecto de aislamiento es-
pacio-temporal de las mujeres indígenas. No
hay referencias ni al lugar ni al momento, solo
se las ve rodeadas de cañas de azúcar. Inclu-
so el epígrafe dice: «Matacos junto a sus tol-
dos formados con hojas de caña, en campos
inmediatos a un ingenio».14 Es decir, su úni-
ca y posible cultura está formada por ese pro-
ducto.15 La imagen siguiente de la nota es la
de un niño, también wichí, vestido muy pobre-
mente y descalzo, y debajo de él la foto de un
hombre, cuyo epígrafe dice: «Bello ejemplar de
mujer chorote mercader, entrando a Jujuy para
cambiar telas» (Figuras 8 y 9).16 Probablemen-
te se trata de un error entre el epígrafe y la
foto, pero de igual manera es indicativo de la
consideración femenina y subordinada de las
representaciones sobre los indígenas. El aisla-
miento, la pobreza, el tipo de vestimentas alu-
den a la falta de futuro, a la existencia en lo que
Figura 7.
Bajo el rigor del Sol.
se considera un pasado, sin posibilidades más
Fuente: Santiago Fuster Castresoy, «Bajo el rigor del Sol», Caras y Caretas XXIV, que las de trabajar de sol a sol para lograr tan
n.o 1175 (9 de abril de 1921).
solo una vida miserable.
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Estados paralelos, tiempo, espacio y especial acerca de las mujeres. Las fotos no exhiben
mujeres en la Argentina del siglo XXI solamente un fragmento congelado de tiempo, sino
que exponen tanto los intentos de considerar a las
La selección de fotos realizadas por diversos viajeros culturas indígenas viviendo en un supuesto pasado
en los años de cambio del siglo XIX al XX muestra primitivo y sin incidencia en la contemporaneidad
que el montaje de las fotografías permite analizar como la negación de la fuerte copresencia de diver-
las representaciones de temporalidad que los explo- sos grupos que formaban parte de los intercambios
radores concebían respecto al mundo indígena, en sociales, políticos y económicos.
Figuras 8 y 9.
Bajo el rigor del Sol.
Fuente: Santiago Fuster Cas-
tresoy, «Bajo el rigor del Sol»,
Caras y Caretas XXIV, n.o 1175
(9 de abril de 1921).
Representaciones del espacio, el tiempo y las mujeres indígenas en fotografías, siglos XIX-XXI / Ines Yujnovsky / 21
Aunque realizar un salto temporal amplio, de entrenados por la AFIP para esa tarea».17
cien años, para analizar imágenes de 2016 y También el diario La Nación menciona el he-
2017 puede parecer un acto osado, conside- cho, y repite las palabras del fiscal utilizan-
ro que es importante para observar cierta per- do una retórica similar.18 Se refiere a que en
duración de representaciones visuales que dan el allanamiento los perros olieron dinero. Hay
cuenta de la otredad en relación con imágenes una relación montada muy directa que va de
del tiempo, que a su vez promueven desigual- las valijas al dinero, el olor y los perros para
dad social. Salir de una lectura teleológica, referirse a la casa de Sala. El fiscal termina
que pone de manifiesto el montaje que reali- aclarando que no se encontró dinero, por lo
zo como investigadora, permite observar con- que los vacíos o ausencias se completan con la
tinuidades con las imágenes del siglo XIX, así ofensiva racial, el lenguaje policial referido al
como, por supuesto, existen diferencias sig- allanamiento, el operativo o el fiscal y una pre-
nificativas también. Se trata, increíblemente, sunción incomprobable.
del resurgimiento de perspectivas fisionómi-
cas y raciales propias de un pasado que se su-
ponía desterrado. Por ello, a continuación se
analizan ciertas imágenes que la prensa pe-
riódica actual ha realizado acerca de Milagro
Sala, una líder social dirigente de la agrupa-
ción Tupac Amaru, de Jujuy, quien fue encar-
celada a principios de 2016. A pesar de los
grandes cambios ideológicos que en la ac-
tualidad ha implicado la igualdad de género
en muchos aspectos, de la erradicación de las
ideas de raza y la aceptación de la necesidad
de promover acciones para la igualdad de de- Figura 10.
Las valijas que encontraron en la casa de Milagro Sala.
rechos para minorías, generalmente posterga- Fuente: «El fiscal dijo que detectaron “olor a dinero” en las valijas de Milagro
das, ciertos sectores de las élites y de la prensa Sala», Clarín [Buenos Aires], 30 de abril de 2016.
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Figura 11.
Los kirchneristas colapsan Bue-
nos Aires para pedir una excar-
celación. Foto de Ricardo Ceppi.
Fuente: Carlos E. Cué, «Los
kirchneristas colapsan Buenos
Aires para pedir una excarcela-
ción», El País [Buenos Aires], 3
de marzo de 2016.
más ligado al registro del allanamiento que Por su parte, el diario español El País, en su edi-
a un fotógrafo, para mostrar un registro que ción latinoamericana, incluye una nota cuyo
no suponía la intervención de periodistas. Sin título es «Los kirchneristas colapsan Buenos
embargo, en términos visuales, no hay elemen- Aires para pedir una excarcelación».20 Si bien
to alguno que permita demostrar que allí po- se trató de una fuerte movilización, es exage-
dría haberse ocultado dinero, como se afirma rado considerar que hizo colapsar Buenos Ai-
en el título del artículo periodístico. Aun así, res, cuando esta ni siquiera trastornó el centro
el efecto que esas notas tuvieron en la sociedad de la ciudad, epicentro de una gran diversidad
fue totalmente efectivo para estigmatizar a la de movilizaciones, que se incrementaron des-
dirigente jujeña. de diciembre de 2015 en rechazo a numero-
En 1902, Lehmann-Nitsche enumeraba carpas, sas medidas impulsadas por el gobierno. En
caballos, perros y mujeres; en la nota de Cla- este título ni siquiera se nombra a Milagro
rín de 2016, otra vez la sucesión vincula los Sala, a quien se refiere el pedido de excarcela-
animales con la mujer indígena, comenzando ción. Menos aún se aclara que la detención es
con valijas, pasando al olor, el dinero, los pe- ilegal. La imagen muestra a un grupo de ma-
rros y, finalmente, a Milagro Sala. En otra nota nifestantes, en el fondo aparece un cartel que
de este mismo diario se sostiene que quienes dice «libertad a Milagro Sala», y en primer pla-
reivindican su accionar la han convertido en no banderas con la imagen del Che y de Evita
víctima, en cambio ellos la consideran como formando parte de la de los pueblos origina-
«la prepotente y siempre desafiante líder de la rios (Figura 11).
agrupación jujeña», o señalan que se «investi- Tanto el periodismo alineado con el partido po-
ga el andar de la violenta Milagro Sala».19 Sin lítico gobernante a nivel nacional como aquel
embargo, no se incluye ninguna imagen, pro- alineado con la administración provincial han
bablemente porque no tienen con qué ilustrar mencionado, en diversas ocasiones, que el
la supuesta prepotencia y victimización.
Representaciones del espacio, el tiempo y las mujeres indígenas en fotografías, siglos XIX-XXI / Ines Yujnovsky / 23
problema que generó Milagro Sala es el de un se repiten en la prensa hegemónica. Esta foto
estado paralelo. Esta idea de lo paralelo alu- muestra a una mujer al frente de un taller tex-
de también a las representaciones de tempora- til en el que otras mujeres trabajan para ga-
lidad analizadas hasta aquí. Según esa idea se narse la vida.
trataría de dos realidades paralelas, la del es-
tado provincial y la otra instaurada por Mila-
gro Sala y la agrupación Tupac Amaru, que se
habrían desvinculado de las instituciones pro-
pias de un tiempo presente, real, legal, gene-
rando una situación que las élites propugnan
como paralelas, es decir, fuera de ese presen-
te real y legal. Si bien serían realidades simul-
táneas, pareciera que no se vincularían entre sí.
Cuando estas interpretaciones postulan la idea
de un estado paralelo no explican la situación
de vulnerabilidad y las graves carencias en sa- Figura 12.
Para mantener presa a Sala en Jujuy se construyó una ficción. Foto de A. Beltrame.
lud, educación y vivienda que el estado pro- Fuente: Gerardo Aranguren, «Para mantener presa a Sala en Jujuy se construyó
vocó durante la década de 1990 mediante las una ficción», Tiempo Argentino [Buenos Aires], 29 de abril de 2016.
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logran demostrar ni que es el sitio donde está El diario digital El Destape Web publicó una en-
detenida Milagro Sala ni que son sus perte- trevista realizada por Cynthia García a Mila-
nencias, ni tampoco aclara mucho sobre las gro Sala, entre otras razones, en respuesta a las
condiciones de su detención que reclamaban imágenes que publicó Clarín.23 La dirigente
la falta de calefacción. sostiene que «Nos entretienen con la película
de que la Milagro Sala es corrupta, que la Mi-
lagro Sala esto, que la Milagro Sala las valijas
pero sin embargo, por decreto, están tapando
la gran desocupación que hay en la provincia»,
y comenta lo que pasó en el penal:
Representaciones del espacio, el tiempo y las mujeres indígenas en fotografías, siglos XIX-XXI / Ines Yujnovsky / 25
en día ellas logran difundir su palabra. Du-
rante uno de los juicios que se le hicieron a
Milagro, a principios de 2017, apareció en la
televisión y se le realizaron nuevas fotografías.
Varias de ellas la muestran con el pelo recogi-
do, seria y preocupada pero haciendo el ges-
to de la victoria con las manos. Uno de esos Figura 17.
Imagen prototípica de Tupac Amaru II difundida en internet.
días en que la prensa podía entrar al recin- Fuente: Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. https://www.biogra-
fiasyvidas.com/biografia/t/tupac_amaru.htm
to del juicio, Milagro se dejó el cabello suelto,
solo una parte recogida hacia atrás. Una nota
Como contrapartida a aquellas representacio-
periodística, que trata de tomar distancia tan-
nes, una imagen diferente de Milagro ha reco-
to de las visiones en contra de Milagro Sala
rrido el mundo. Se trata de una foto realizada
como a favor de ella, la muestra con ese pei-
por el fotoperiodista Sebastián Miquel, utili-
nado mirando hacia abajo.26 Una imagen di-
zada por un colectivo denominado «Todos so-
ferente a las anteriores al juicio. Una imagen
mos Milagro» para solicitar la liberación de la
que forma parte de cómo ella quiso mostrar-
líder social.27 Numerosos artistas y políticos de
se en esa instancia. Una imagen que la aseme-
Argentina y el mundo se sacaron fotografías
ja al líder que varios siglos antes se opuso al
usando la mitad de esa foto de Milagro sobre
poder español colonial y que es la referencia
el propio rostro (Figuras 18 y 19). Justamente
para el nombre de la agrupación que ella fun-
la unión entre la mitad de la foto de Milagro y
dó y lidera: Tupac Amaru (Figuras 16 y 17).
la de la personalidad que pide por su liberación
Hace 100 años las mujeres indígenas fotogra-
apela a la contemporaneidad de los dos sujetos,
fiadas fueron asimiladas a la naturaleza, a los
a la unión entre los/las dos, es decir, aquello
animales, no tuvieron nombre ni voz. Milagro
que la perspectiva en contra de la líder social
tiene nombre y apellido, es una dirigente, hay
justamente quiere evitar, quebrar e impedir.
mucha gente que la escucha y la defiende. Ella
misma tiene la oportunidad, aunque sea des-
A modo de conclusión
pareja, de contar cómo se alteraron y monta-
ron las fotografías que pretenden difamar su
Las críticas de Johannes Fabian a diversas in-
vida y sus reclamos, incluso en la cárcel.
terpretaciones de la antropología han servido
aquí como puerta de entrada para pensar en
perspectivas históricas que analicen las repre-
sentaciones del tiempo desde lógicas diferen-
tes a las imperantes. La idea de montaje es útil
para pensar acerca de narraciones que ponen
de manifiesto la construcción, la propia in-
vestigación y las narraciones. No tenemos la
escena completa, ni nunca podríamos tener-
la. Vemos fragmentos, en este caso relatos de
viajes, fotos, recortes de periódicos, mujeres,
Figura 16. escándalos, una historiadora que los contem-
De Milagro Sala al fiscal Nisman.
Fuente: Claudio Fantini, «De Milagro Sala al fiscal Nisman», La Voz del Interior [Cór-
pla, los analiza y los pone en juego para buscar
doba], 21 de enero de 2017. desarmar relaciones de poder, con una oblicua
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Figura 18.
Dolores Solá retratada para To-
dos somos Milagro. Foto de Majo
Malvares.
Fuente: Colectivo «Todos somos
Milagro»
Figura 19.
Horacio Fontova retratado para
Todos somos Milagro. Foto de
Majo Malvares.
Fuente: Colectivo «Todos somos
Milagro»
Representaciones del espacio, el tiempo y las mujeres indígenas en fotografías, siglos XIX-XXI / Ines Yujnovsky / 27
en un pasado primitivo, sin efectos sobre su estado paralelo, es decir, que se encuentra en
presente—, al tiempo que devuelven un pasa- un ámbito político que corre por carriles que
do de interconexiones, de múltiples presentes nunca se tocarían con los de la élite gobernan-
que escapan de manera fugaz, aunque efectiva, te. Asocia a las mujeres con animales, les niega
al poder dominante. sus nombres, les quita su voz y las silencia. Sin
Hemos observado tres espacios y momentos, embargo, aquí aparece una novedad, y es que la
uno en el siglo XIX, en el sur argentino, otro a lucha de las culturas originarias ha logrado te-
principios del XX, en el norte, y un tercer acer- ner nombre propio, que su voz sea oída y que
camiento al siglo XXI. Sintetizaré algunas de una parte considerable de la sociedad acompa-
las diferencias que se relacionan con las trans- ñe sus reclamos de justicia social e igualdad.
formaciones a lo largo del tiempo. En cuanto
al conjunto de fuentes, en el primer momen- Bibliografía
to se observan relatos de viaje de divulgación
científica y postales. En la segunda instancia Fuentes primarias
los viajeros eran periodistas de la prensa pe-
riódica ilustrada. En la actualidad se trata de Aranguren, Gerardo. «Para mantener presa a
prensa periódica que fundamentalmente se di- Sala en Jujuy se construyó una ficción». Tiem-
funde por internet. En todos los casos se han po Argentino [Buenos Aires], 29 de abril de
analizado fotografías, pero en los siglos XIX y 2016. http://www.tiempoar.com.ar/articulo/
XX eran en blanco y negro, mientras que hoy view/57180/para-mantener-presa-a-sala-en-
en día son en colores. En relación con la mi- jujuy-se-construyo-una-ficcion
rada hacia los grupos indígenas, en el presen-
te existen regulaciones que ayudan a asegurar Bell Hatcher, John. «Narrative of the Expedi-
sus derechos ante la ley, incluso en relación con tions. Geography of Southern Patagonia». En
palabras y actos de discriminación. Además, Reports of the Princeton University expeditions
los grupos que se oponen a la estigmatización to Patagonia, 1896-1899, editado por William
y segregación están mucho más difundidos que Berryman Scott, vol. I. Princeton: The Uni-
en el siglo XIX, cuando eran casi inexisten- versity and Schweizerbart’sche Verlagsbu-
tes. Pero si nos quedáramos en las diferencias, chhandlung, 1903.
las imágenes sobre Milagro Sala podrían pa-
recer aisladas, novedosas, producto de la mis- Cue, Carlos E. «Los kirchneristas colap-
ma situación que impone la prensa oficialista. san Buenos Aires para pedir una excar-
Sin embargo, los puentes que hemos podi- celación». El País [Buenos Aires], 3 de
do establecer a partir de elementos comunes marzo de 2016. http://internacional.el-
muestran que las actuales perspectivas tienen pais.com/internacional/2016/02/17/argenti-
raíces más antiguas que no se han logrado des- na/1455723020_327855.html
terrar del todo. Esas similitudes se relacionan
con una mirada que ubica un supuesto centro, «Difunden imágenes de la celda de Mila-
moderno, urbano, masculino en Buenos Aires. gro Sala». Clarín [Buenos Aires], 10 de
Considera dos ámbitos espaciales en los lími- junio de 2016. http://www.clarin.com/poli-
tes sur y norte, que se caracterizan con ideas tica/Difunden-imagenes-celda-Milagro-Sa-
de vacío, aridez, carencias, pobreza, antigüe- la_0_1592840767.html
dad-primitivismo. Ubica a las mujeres que re-
presentan la transmisión cultural en un tiempo «El caso de Milagro Sala». La Nación [Buenos
pasado. Afirma que en realidad no forman par- Aires], 30 de abril de 2016. http://www.lana-
te del presente, de lo contemporáneo. Incluso, cion.com.ar/1894298-el-caso-de-milagro-sala
como en el caso de Milagro Sala, llega al ex-
tremo de postular que ella formó parte de un
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«El fiscal dijo que detectaron “olor a dinero” en Fabian, Johannes. Time and the Other. How
las valijas de Milagro Sala». Clarín [Buenos anthropology makes its object. New York: Co-
Aires], 30 de abril de 2016. http://www.clarin. lumbia University Press, 1983.
com/politica/detectaron-dinero-valijas-Mila-
gro-Sala_0_1568243304.html Fernández Bravo, Álvaro. «El etnógrafo como
contrabandista. Tráfico de imágenes, propaga-
«El fiscal Mariano Miranda dijo que “había olor ción de conceptos y usos de la cultura mate-
a dinero” en las valijas secuestradas en la casa rial en la obra de Alfred Métraux». Cuadernos
de Milagro Sala». La Nación [Buenos Aires], de Literatura XVII, n.o 33 (enero-junio 2013).
30 de abril de 2016. http://www.lanacion.com.
ar/1894388-el-fiscal-mariano-miranda-di- Giucci, Guillermo. Tierra del Fuego: La creación
jo-que-habia-olor-a-dinero-en-las-valijas-se- del f in del mundo. Buenos Aires: FCE, 2014.
cuestradas-en-la-casa-de-milagro-sala
Mandrini, Raúl J. «La historiografía argentina, los
Fantini, Claudio. «De Milagro Sala al fiscal Nis- pueblos originarios y la incomodidad de los histo-
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ro de 2017. http://www.lavoz.com.ar/opinion/ http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_
de-milagro-sala-al-fiscal-nisman arttext&pid=S1851-28792007000100002&lng=
es&nrm=iso
Fuster Castresoy, Santiago. «Bajo el rigor del
Sol». Caras y Caretas XXIV, n.o 1175 (9 de n Recibido: 21 de febrero de 2017
abril de 1921). n Aceptado: 10 de agosto de 2017
n Disponible en línea: 31 de diciembre de 2017
García, Cynthia. «Milagro Sala, desde la cárcel:
“Es mentira que vivo en una celda VIP”». El
Destape Web [Buenos Aires], 12 de junio de
2016. http://www.eldestapeweb.com/milagro- Cómo citar este artículo
sala-la-carcel-es-mentira-que-vivo-una-cel- Yujnovsky, Ines. «Representaciones del espacio, el tiem-
da-vip-n18015 po y las mujeres indígenas en fotografías, siglos XIX-
XXI». Memoria y Sociedad 21, n.° 43 (2017): 10-29.
Lehmann-Nitsche, Robert. «Relevamiento an- https://doi.org/10.11144/Javeriana.mys21-43.retm
Fuentes secundarias
Representaciones del espacio, el tiempo y las mujeres indígenas en fotografías, siglos XIX-XXI / Ines Yujnovsky / 29