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Con las innovaciones que se han hecho a las petrolizadoras hasta el presente, es
aceptable exigir que un equipo efectúe ciertas operaciones, buscando siempre la
eficiencia, tanto de operación como de consumo, y calidad. Se debe exigir que el
calentado del líquido y la conservación de temperatura sean eficientes, para así
consumir el menor combustible posible. Que exista circulación continua en la barra
de riego y se utilicen espreas adecuadas, para asegurar la aplicación adecuada de
la película de asfalto requerida sobre el suelo. Que se cuente con un sistema de
limpieza de líneas que prevenga el desecho del solvente limpiador en suelos no
designados por autoridades ambientales. Un sistema de control de riego riguroso,
que garantice trabajo de calidad para los usuarios y contribuya a la utilización
mínima de productos provenientes del petróleo. También debe proporcionar
durabilidad, en directo contraste con la cultura desechable, la cual no provee
beneficio alguno a la industria de la construcción. Capacidad para manejar
aplicaciones de distintos niveles de dificultad, como es el caso del asfalto ahulado,
aplicación de grado sumamente complicado y que, sin embargo, aporta beneficios
económicos y ambientales enormes; y, por último, el equipo debe contar con las
características de seguridad para operarios disponibles en el momento.
Hoy en día existen equipos que cumplen con estos requisitos en nuestro país. Al
escoger escrupulosamente el equipo a comprar se puede optimizar el rendimiento,
según las necesidades de la obra. En cuanto al tanque, existen normas de
fabricación que garantizan la calidad del tanque recipiente. Esto es especialmente
importante ya que el material transportado es peligroso. Por otro lado, es
importante escoger la capacidad del tanque (los hay prácticamente de todas las
capacidades, desde 1,600L hasta 40,000L). Esto también influye en la eficiencia
del proceso, al limitar los viajes de carga de material, de acuerdo con la magnitud
de la obra.
El sistema motriz también es un aspecto a considerar, ya que todavía existen
petrolizadoras que utilizan motores auxiliares de combustión interna. Esta
configuración es prácticamente obsoleta, debido al alto costo de mantenimiento,
poca confiabilidad en el campo de trabajo (lo cual se manifiesta en tiempo
perdido), y un aumento en el consumo de combustible. Hoy día existen
componentes hidráulicos, con control electrónico, a la vez sofisticados y sencillos,
que requieren muy poco mantenimiento, lo que se traduce en ahorros en tiempo y
en dinero sustanciales.