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CONGRESSO
IBEROAMERICANO
DE HISTÓRIA DA EDUCAÇÃO
REVOLUÇÃO,
MODERNIDADE
E MEMÓRIA
CAMINHOS
DA HISTÓRIA
DA EDUCAÇÃO
XIV CONGRESSO IBEROAMERICANO DE HISTÓRIA DA EDUCAÇÃO
ISBN · 978-989-54039-1-2
Joaquim Pintassilgo · Ana Maria Pessoa · Carla Vilhena · Carlos Manique da Silva · José
Brás · José Eduardo Franco · Luís Alberto Alves · Maria João Mogarro · Nuno Martins
Ferreira · Raquel Pereira Henriques
COMISSÃO CIENTÍFICA
Adelina Arredondo · Agustín Escolano Benito · Alicia Civera · Ana Clara Nery · Ana
Diamant · Ana Isabel Madeira · Antón Costa Rico · Antonio Canales Serrano · António
Gomes Ferreira · Antonio Romano · Antonio Viñao Frago · Áurea Adão · Celso Carmi-
nati · Chyntia Greive Veiga · Cláudia Ribeiro · Décio Gatti Júnior · Diana Vidal · Eugenia
Roldán Vera · Eugenio Otero Urtaza · Gabriela Ossenbach Sauter · Inés Dussel · José
António Afonso · José Gonçalves Gondra · José Luís Hernández Huerta · José María
Hernández Díaz · Justino Magalhães · Libania Nacif Xavier · Luís Grosso Correia · Luís
Mota · Margarida Felgueiras · Maria del Mar del Pozo Andrés · Maria Helena Câmara
Bastos · Myriam Southwell · Norberto Dallabrida · Pablo Pineau · Pablo Toro Blanco
SECRETARIADO
Kadine Teixeira · Rita Balsa Pinho · Sandra Ziegler · Thais Palmeira Moraes
INSTITUIÇÕES PARCEIRAS
EIXO V
ESPAÇOS, TEMPOS E ORGANIZAÇÃO PEDAGÓGICA DA ESCOLA MODERNA
Suellem Pantoja
Diana Mandelert
RE-ORDENAR LA ESCUELA
EMERGENCIA Y TRANSFORMACIÓN DE LA GESTIÓN ESCOLAR EN MÉXICO2905
Lucía Rivera Ferreiro
RESUMEN
PALAVRAS-CHAVE
INTRODUCCIÓN
[1] Los Consejos Técnicos Escolares en las escuelas mexicanas, están integrados por todos los do-
centes, directivos y representantes de padres de familia de cada escuela. Es una instancia reconocida en la
normatividad oficial como el espacio colegiado en el que se espera se discutan los problemas de las escuelas
y se tomen acuerdos relacionados con su solución, también para llevar a cabo la planeación, seguimiento y
evaluación de las acciones y metas comprometidas. Por decisión de las autoridades centrales, las reuniones
se celebran el último viernes de cada mes, razón por la cual se suspenden las actividades escolares.
Mientras todo esto ocurría en algunos estados del país, la Secretaria de Edu-
cación Pública (SEP), distribuía gratuitamente a todo el magisterio nacional, dos
textos que muy pronto se convirtieron en referencia obligada para quienes quisieran
enterarse qué era eso de la gestión escolar: “Hacia una mejor calidad de nuestras
las escuelas”; (Schmelkes, 1994) y “Nuevas propuestas para la gestión educativa”
(Namo de Mello, 1998). En los cursos y talleres generales de actualización para
directivos escolares, su revisión era obligada.
En 1996, la Dirección General de Investigación Educativa (DGIE) de la SEP,
emprendió un Proyecto de carácter experimental conocido como “La Gestión en la
Escuela Primaria”. Los referentes para justificar su realización fueron el Acuerdo
Nacional para la Modernización de la Educación Básica (Poder ejecutivo federal,
1992), el Programa de Desarrollo Educativo (PDE) 1995-2000, e incluso los plan-
teamientos formulados por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
(SNTE, 1995).
El diagnóstico que justificó la creación de este proyecto piloto por parte de quie-
nes lo diseñaron, puede resumirse así: los nuevos recursos didácticos, las acciones
de actualización y el mejoramiento del salario del magisterio a través de Carrera
Magisterial, tenían una escasa influencia en el cambio de las prácticas escolares y
de enseñanza, su uso no era adecuado y tampoco se habían establecido formas de
trabajo congruentes con las metas educativas y los propósitos establecidos en los
planes y programas recientemente modificados.
Con base en esta valoración general, enlistaron siete rasgos críticos de los cen-
tros escolares: frecuentemente las escuelas no funcionan como colectivos con metas
y tareas comunes; las situaciones conflictivas provocadas por posturas político-sin-
dicales, condiciones laborales, actitudes frente a las normas explícitas e implícitas,
son frecuentes; el Consejo Técnico Escolar no funciona adecuadamente, dispone de
tiempo insuficiente para tratar asuntos educativos; el tiempo efectivo destinado a la
enseñanza es reducido; los directores de escuela y los supervisores se concentran
en asuntos de orden administrativo; la promoción laboral atiende aspectos formales
distintos al trabajo académico y al margen de los resultados educativos obtenidos;
la obligación de informar a periódicamente a los padres de familia es vista como un
requisito administrativos, no existe la cultura de rendir cuentas (DGDGIE, 2003, pp.
8-14)
A partir de este diagnóstico, carente de evidencias más allá de lo dicho por el
discurso oficial, el objetivo del proyecto Gestión de la Escuela Primaria fue crear las
condiciones institucionales para transformar integralmente la organización y el fun-
cionamiento cotidiano de las escuelas primarias, así como de los niveles intermedios
(supervisiones escolares y jefaturas de sector) y superiores del sistema educativo,
cuentas, toda la experiencia acumulada tanto a nivel estatal como nacional quedó
reducida a un programa homogéneo para intervenir en una realidad escolar tan
compleja como heterogénea, como se verá en el apartado siguiente.
apoyó en los equipos estatales ya formados, sin embargo, las asesorías directas a
las escuelas se sustituyeron por una capacitación masiva conocida como “en cas-
cada” y de muy corta duración. Dos años más tarde, la perspectiva metodológica
y el concepto mismo de innovación fue sustituido por loa que se llamó “enfoque
estratégico, orientado a la mejora de los aprendizajes de los estudiantes y la prác-
tica docente, que atienda con equidad a la diversidad, apoyándose en un esquema
de participación social de cofinanciamiento, transparencia y rendición de cuentas”.
(SEP, 2010, p. 1).
Un programa que se dijo era voluntario, se volvió obligatorio en buena parte de
los estados; la perspectiva metodológica se uniformó, las escuelas se dedicaron a
realizar diagnósticos y planeaciones considerando cuatro dimensiones: pedagógica,
organizativa, comunitaria y administrativa. Adicionalmente, se establecieron indica-
dores de gestión escolar y estándares de logro educativo, definidos externamente
por especialistas contratados exprofeso por la SEP.
Un acontecimiento que influyó considerablemente en este viraje fue la divul-
gación pública de los resultados obtenidos por México, miembro de la OCDE, en la
prueba PISA. La ola de críticas no se hizo esperar; el logro educativo se posicionó
definitivamente como un objetivo estratégico de la política educativa, en congruencia
con las recomendaciones y sugerencias de la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económico (OCDE), organismo al que México pertenece desde 1993.
En sus inicios, el propósito explícito del PEC era fomentar la transformación
de los centros escolares en escuelas de calidad, noción esta última vinculada al
cumplimiento de los objetivos formativos establecidos en los planes y programas
de estudio; doce años después, la última convocatoria señalaba que el propósito de
dicho programa era la mejora de los aprendizajes y el logro educativo expresado en
los resultados obtenidos en pruebas estandarizadas.
2001 2013
Fuente: elaboración propia con base en las Reglas de Operación del PEC I y XIII.
Las diferencias del PEC con respecto al proyecto Gestión de la Escuela Pri-
maria fueron varias, la más importante fue la asignación de recursos federales a
los gobiernos de los estados quienes a su vez los distribuyen a las escuelas que
de manera “voluntaria” solicitaban su incorporación. Las escuelas interesadas de-
bían cubrir una serie de requisitos tales como la entrega de un Plan Estratégico de
Transformación Escolar (PETE), en el que debía definirse una misión y una visión,
además formular un Plan Anual de Trabajo (PAT) con tiempos, metas, acciones y
responsables concretos.
El PEC ha sido el programa gubernamental más evaluado y estudiado de los
últimos treinta años; la mayoría de los estudios se centran en señalar sus principales
problemas: dificultades de comunicación entre los administradores del programa a
nivel federal con los gobiernos estatales y municipales; desaprovechamiento cuan-
do no desconocimiento por parte de la SEP, de las evaluaciones externas; falta de
involucramiento de los gobiernos estatales tanto en la creación como en la puesta
en marcha del Programa, lo que repercute en la operación del mismo, pues las au-
toridades educativas estatales consideran que las dificultades son situaciones que
les son ajenas; los operadores a nivel estatal se preocupan y ocupan más por la
forma en que se hace uso de los recursos que por el cumplimiento de los objetivos.
Lo más sorprendente es que todo ese cúmulo de evaluaciones e investigaciones
terminaban por confluir en una misma conclusión: el programa mostraba una escasa
efectividad para mejorar la calidad y los resultados de aprendizaje de los alumnos.
A nivel de las escuelas, concursar para obtener recursos adicionales generó
problemas antes inexistentes, mismos que subsisten hasta la fecha; formateo de
proyectos, planeaciones como una cuestión de llenado formal de requisitos, a me-
nudo realizado por el director conforme sus muy personales criterios o a lo sumo,
consultando con algunos profesores de su confianza. A esto se agrega el maquillaje
de los resultados en las evaluaciones internas para evitar sanciones y asegurar la
ampliación del otorgamiento de los recursos (Bonilla, op. cit:9; Rivera, Cuevas y
Machuca, 2013).
El programa sobrevivió algo más de doce años, es decir, alcanzó a tres go-
biernos, algo poco común en el sector educativo. La pregunta que resulta obligada
es: ¿por qué mantener durante tanto tiempo un programa costoso que mostró una
escasa influencia en la mejora de la calidad educativa y, por ende, en los resultados
de aprendizaje de los alumnos? A la distancia podríamos decir que existían propó-
sitos de índole política y administrativa, no declarados.
A la postre, el programa dejó una enorme huella en las relaciones y formas de
trabajo de las escuelas; la llamada autonomía de gestión, una de cuyas aristas es
la corresponsabilidad de padres, maestros y directivos en el mantenimiento de la in-
[2] Cabe recordar que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) mantuvo el poder durante setenta
años; en el año 2000 Vicente Fox, candidato del Partido Acción Nacional (PAN) ganó las elecciones. Su triunfo
marcó el inicio de un período de doce años en los que este partido se mantuvo en el poder. Ahora, el PRI está
de regreso, ha retomado las riendas del gobierno federal luego de unas elecciones sumamente cuestionadas
por la cantidad de recursos empleada en la compra de votos, y cuyo origen no quedó del todo esclarecido.
CONCLUSIONES
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