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ANTOLOGÍA

POÉTICA
DEL MUNDO
Selección: Javier A. Bosch Fossi

Desnudo. Amedeo Modigliani

LETRA A

Cúcuta, Colombia.
L a poesía es acontecimiento. En la
fuerza de este hecho se ofrece aquí una
breve y esencial antología de poemas para
la existencia y el sentido. Años atrás
concurrían a las manos una veintena de
selectos textos poéticos de diferentes
autores y en ese entonces, surgió el
imperativo de difundirlos impresos para
que llegaran uno a uno diariamente a
otras manos y otros ojos. Y en la medida
que –sin los medios electrónicos de hoy-
uno a uno se publicaban, era el
perfilarse de un reto: continuar cada día
en prensa escrita difundiendo y gozando
un nuevo y oportuno poema, poemas así en
Verso Libre, en cada ocasión de un nuevo
autor. Hoy, soles después de esa justa
tarea autoimpuesta, agrupada y mejorada
en la presente antología fruto de la
recopilación por distintos caminos de
recientes, conocidos, afortunados textos
de matices multicolores, dígase gracias a
papeles al vuelo, regalos de humanidades
lejanas y próximas, hallazgos
inexplicables o -caminos de vida-, un
nuevo encuentro de más amplios horizontes
se adelanta con el hecho poético.

Sírvase entonces el festejo, el


extravío o entre palabras, el asombro.

Javier A. Bosch F.
VII

Cuando estira los pies y no llega a los pedales


se hace mujer de golpe a lado y lado,
se le alargan las piernas antes de tiempo
y se le alza la falda antes de hora.
Las alumnas más pobres la siguen en bandada
corriendo tras la rueda. Ella avanza dejando
la estatua sucesiva de la ausencia, propietaria
de muslos precoces y fugaces y de la única
bicicleta de mujer que hay en el pueblo
(cuando se entristece es porque ha crecido, y
frena)

Por turno las demás niñas trepan al asiento, caen,


son más pequeñas en el suelo y desde allí le
envidian
quizá la bicicleta, tal vez las piernas largas.
Vienen las muchachas de las clases finales
que ya no llevan trenza y se cubren los pechos
con libros y cuadernos guardándose para alguien.
Y ella, como si fuera una de ellas, las deja
montar
"pero hasta el poste no más", no sea que se
vuelvan
mujeres al dar la vuelta a la esquina y ya no
vuelvan.

JORGE ENRIQUE ADOUM


(Ecuador)

PAISAJE CON UNA NUBE BLANCA

Todo el día he estado triste.


Hay una nube en la colina.
¡Si pudiera tenderme
y dormir sobre la hierba fina!

Y despertar después
para el trabajo mío...
En la colina un manto blanco
un sueño blanco sobre el río.

DRITERIO AGOLLI
(Albania)

SOÑAR DE A UNO

Te conozco y te quiero simultáneamente,


empieza el placer de mirarte,
la idea de poseer algunas cosas tuyas:
una mirada, un nombre, una casualidad,
un hola al pasar apurados...

Todo se siente tan vacío, tan frío


que creo que eres lo único que necesito
para ser feliz.
y apenas te conozco,
apenas recuerdo tus ojos
o tu sonrisa dulce y tierna.
Y quizás ni sepas que yo te quiero
porque te vi, te descubrí
en esta jungla de calles, negocios
y mañanas.

Pero si no me quieres
porque no me conoces
o porque si me conoces,
y si el romance sólo
es de a dos en mi fantasía,
entonces, ese amor
no vale la pena.

Pero, no obstante,
en mis sueños
te quiero y me quieres,
y soy feliz.

OSCAR B. AGUILAR
(Argentina)

RETRATO DE FAMILIA CON JARDÍN

El padre al centro, pero al centro


no hay nadie.

Nadie tampoco en las orillas.

Sólo un perro
desdibujado por el hambre
oculta bajo un macizo de gardenias
el cráneo de algún pariente no muy próximo.

LUIS VICENTE DE AGUINAGA


(México)

EL ALIENTO DE TU ESPÍRITU
El aliento de tu espíritu,
ha quedado impregnado
en los helechos,
en el rumor del río,
en las sedientas piedras
que rodeaban el paisaje,
en el suelo virgen
de los primeros pasos,
que dejábamos en la tierra,
en la lluvia que caía
rociando las miradas,
en la luz que ocultaba
el ramaje de los árboles,
en el sol que dibujaba
los cambios cromáticos
de las circundantes metamorfosis,
en el silencio eterno
que se hacía terrestre
para embriagar el deseo
en el amor que detuvo
las sepulturas del viento,
en la inquietud que abrió
la perla del significado,
que nace en la memoria
y sucumbe en el olvido.
El aliento de tu espíritu,
ha quedado impregnado
en los helechos,
en el rumor de mi alma,
y en las piedras milenarias
que azotaron las tormentas.

LUIS ALBERTO AGUIRRE


(Argentina)
PREGUNTAS

Algunos poetas me hacen llegar


sus libros, sus cartas, sus biografías
y fotografías,
las nóminas de sus distinciones
las fotocopias de sus declaraciones
y sus poemas inéditos.
Y yo me digo: ¿Qué tengo que ver
con estos poetas tan productivos,
eficaces y dinámicos,
tan descollantes de personalidad,
tan seguros de sí, tan convencidos
de haber encontrado las palabras
y las claves definitivas?
¿Y qué tengo yo que ver con esos
otros, los nostálgicos, los que se
jactan de sus penas y me endosan sus
importantes fracasos?
¿Y qué con esos otros que vociferan sus amores
y se abrazan en público con sus mujeres y sus
hombres, con sus ciudades, sus consignas, sus
banderas
y sus dioses?
¿Qué tengo yo que ver con esos poetas,
yo que soy tartamudo,
yo que estoy aterrado,
yo que perdí mis señas
y no tengo camino ni memoria y apenas
sobrevivo?

RAÚL GUSTAVO AGUIRRE


(Argentina)

JULIO 22 - JUEVES
Así es la cosa:
me visto como ustedes, como como ustedes,
hago chistes como ustedes, miro a las muchachas
como ustedes, tengo necesidades sexuales como
ustedes, voy a los cines de ustedes, canto las
canciones de ustedes y oigo sus cuñas radiales y
fumo sus cigarrillos y amo sus escaparates y sus
muchachas, sonrío como ustedes, admiro sus aviones
y sus automóviles deportivos y sus yates, adoro a
los artistas, uso las lociones "after shave" y los
talcos "after shave" de ustedes y sus barras de
desodorante sólido con esencia de lavanda y los
dentífricos con fluoruro y los cepillos de nylon,
ansío las guitarras eléctricas de ustedes y los
vibráfonos y los bajos eléctricos, codicio los
jaguars, quiero ser invitado a sus fiestas de
corbata negra y a sus comidas en honor de... para
celebrar el clamoroso éxito de..., río como
ustedes.
Pero no quiero ser como ustedes.
Ustedes no son la sal de la tierra.
Cristo pisotea a los que son como ustedes.

WILLIAM AGUDELO
(Colombia)

Si un viento sin edad agita los campanarios


y en el reloj de sombra deambula el miedo...
Si un hombre te mira desde el espejo
y ya no hay lumbre en el fuego de sus ojos...
Si en la rosa triste de oscuros almanaques
se deshojan sin prisa los días y las noches...
Si el tiempo gime la herida en la espina
y te duele la soledad de las alcobas...
Si tiendes el silencio sobre el lecho
y la ausencia te habla una lengua nueva...
No abras la puerta. Espera los tres golpes
anunciando los negros crespones de muerte.
Ahora cuelga las coronas de azahar y mirto
y riega de polvo los umbrales y los balcones.
Es la hora de las manos en vuelo de adioses
y mi padre espera en la orilla de la sombra.

ADALBERTO AGUDELO DUQUE


(Colombia)

Estamos tan intoxicados uno del otro


Que de improviso podríamos naufragar.
Este paraíso incomparable
Podría convertirse en terrible afección.
Todo se ha aproximado al crimen
Dios nos ha de perdonar
A pesar de la paciencia infinita
Los caminos prohibidos se han cruzado.
Llevamos el paraíso como una cadena bendita
Miramos en él, como en un aljibe insondable,
Más profundo que los libros admirables
Que surgen de pronto y lo contienen todo.

ANNA AJMATOVA
(Rusia)

HOMENAJE AL NADAISMO
Cuídate de invitar a los poetas a tu casa
Ellos pueden sacarte los ojos, comerte vivo
Todo lo codician para sus sueños
Ellos se sienten solos y desconfían de todo el
mundo
Pueden poner en duda tu reputación

Nadie sabe lo que hacen


Pero pueden poner una bomba
Debajo de tu cama

Pueden hablar todos los idiomas del tiempo


Simular los mil lenguajes de los pájaros
Trasladarte en un segundo a regiones totalmente
desconocidas
Transformar el agua en música
Vaticinar las luchas y rebeliones más íntimas e
insospechadas
hablar de las rancheras o de las tempestades
Divertir a los niños
Todo eso hacen. Por lo menos eso es lo que ellos
dicen, y dicen de ellos

Cuídate de invitar a los poetas a tu casa


Porque en el más inesperado momento, te habrán
invadido completamente
Comenzarás a ser su mejor aliado
caminarás, entonces por la ciudad como la niebla
Por bares imaginarios o barriadas miserables que
se pueden tocar
Y en donde el amor se cocina a fuego lento
Encontrarás los turpiales que trasnochan en las
esquinas,
Convertidos en tristes rameras
Sentirás todo el placer del ocio
Caminando por tu cuerpo como una salamandra de
cristal,
Vivirás loco y perdido entre los cuellos de
jirafas de los edificios
Y tal vez jamás podrás ya, liberarte de ellos
LAUREANO ALBA
(Colombia)

BALADA PARA LOS POETAS ANDALUCES DE HOY

¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?


¿Qué miran los poetas andaluces de ahora?
¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora?

Cantan con voz de hombre, ¿pero dónde los hombres?


Con ojos de hombre miran, ¿pero dónde los hombres?
Con pecho de hombre sienten, ¿pero dónde los
hombres?

Cantan, y cuando cantan parece que están solos.


Miran, y cuando miran parece que están solos.
Sienten, y cuando sienten parece que están solos.

¿Es que ya Andalucía se ha quedado sin nadie?


¿Es que acaso en los montes andaluces no hay
nadie?
¿Qué en los mares y campos andaluces no hay nadie?

¿No habrá ya quien responda a la voz del poeta?


¿Quién mire el corazón sin muros del poeta?
¿Tantas cosas han muerto que no hay más que el
poeta?

Cantad alto. Oiréis que oyen otros oídos.


Mirad alto. Veréis que miran otros ojos.
Latid alto. Sabréis que palpita otra sangre.

No es más hondo el poeta que en su oscuro subsuelo


encerrado. Su canto asciende a más profundo
cuando, abierto en el aire, ya es de todos los
hombres.

RAFAEL ALBERTI
(España)

MATERIA HUMANA

Y tú que en la noche oscura has abierto los ojos y


te has levantado.
Te has asomado a la ventana.
La ciudad en la noche. ¿Qué miras? Todos van
lejos.
Todos van cerca.
Todos muy juntos en la noche. Y todos y cada uno
en su ventana, única y múltiple.

Si tú mueves esa mano, la ciudad lo registra un


instante y vibra en las aguas.
Y si tú nombras y miras, todos saben que miras, y
esperan y la ciudad recibe la onda pura de
una materia.
Toda la ciudad común se ondea y la ciudad toda es
una materia:
Una onda única en la que todos son, por la que
todo es, y en la que todos están; llegan,
pulsan, se crean.
Onda de la materia pura en la que inmerso te
hallas, que por ti existe también y que
desde lejísimos te ha alcanzado.
Allí respira en la extensión total -¡ah,
humanidad!- con toda su dimensión profunda
casi infinita.
Ah, qué inmenso cuerpo posees.
Toda esa materia que viene del fondo del existir,
que un momento se detiene en ti y sigue tras ti,
propagándote y heredándote y por la que tú
significadamente sucedes.
Todo es tu cuerpo inmenso, como el de aquel, como
el de ese otro, como el de aquella niña,
como el de aquella vieja,
como el de aquel guerrero que no se sabe, allá en
el fondo de las edades, y que está latiendo
contigo.
Contigo el emperador y el soldado, el monje y el
anacoreta. Contigo
la cortesana pálida que acaba de ponerse su
colorete en la triste mejilla, ah, cuán
gastada. Allí en la infinitud de los
siglos.
Pero aquí sonríe contigo, bracea en la onda de la
materia pura, y late en la virgen.
Como ese gobernante sereno que fríamente condena,
allá en la lejanísima noche, y respira
ahora también en la boca pura de un niño.
Todos confiados en la vibración sola que a todos
suma, o mejor, que a todos compone y salva,
y hace y envía, y allí
se pierde todavía íntegra hacia el futuro.

Oh, todo es presente.

Onda única en extensión que empieza en el tiempo,


y sigue y no tiende edad.
O la tiene, sí, como el Hombre.

VICENTE ALEIXANDRE
(España)
ULTIMO DÍA

Ultimo día.
Ultimo llanto.
Ultima venia.
Ultima náusea sobre las propias concesiones.
Una noche en que se muere mil veces.
¿Dónde estuvo el error?
En el sistema
en la soledad que se vende a cualquiera
en la juventud que se vende a cualquier espejismo
a cualquier idea
a cualquier moda
en el desarraigo
en el desconsuelo
en una diferencia nacida no sé cuándo
en el temor de no ser.
Vuelvo y cuestiono mis contradicciones.

ADRIANA ALFARO
(Colombia)

MI PADRE

No sé si es mi padre
el que hoy habla
en esta línea que sigo, borro y tacho.
No sé si es su sombra
la negra caligrafía
que se quiebra debajo de mi mano.
No sé quién murmura en esta página
ni esparce silencios en sus costados.
Tal vez mi padre allí se encuentre
envuelto en la vigilia de la letra
y yo
delante de la mesa
me abisme en el espejo.

No sé aún
si es mi padre el que hoy escribe
mientras cruzo los espejismos del insomnio...

RAFAEL JOSÉ ALFONZO


(Venezuela)

EL HUÉRFANO

Ah,
es el sueño, el sueño,
mi carroza dorada y fuerte
se destruyó,
y sus ruedas quedaron
desperdigadas, como los gitanos,
por doquier.
Soñé una noche con la primavera
y, cuando desperté,
las flores cubrían mi alhomada.
Soñé una vez con el mar
y, por la mañana,
estaba mi cama llena de conchas y
aletas de peces.
Pero cuando soñé con la libertad
la soga
rodeaba mi cuello como un halo de
luz.
Ya no me encontraréis a partir de
ahora
en los puertos o entre los trenes;
me encontraréis allí...
en las bibliotecas públicas,
durmiendo sobre los mapas de
Europa,
como un huérfano sobre la acera,
tocando con mi boca ríos y ríos,
fluyendo con mis lágrimas de un
continente a otro.

MOHAMMAD Al-MAGHUT
(Siria)

INSOMNIO

Madrid es una ciudad de más de un millón de


cadáveres (según las últimas estadísticas).

A veces en la noche yo me revuelco y me


incorporo en este nicho en que hace 45 años que me
pudro,

y paso largas horas oyendo gemir al


huracán, o ladrar a los perros, o fluir
blandamente la luz de la luna.

Y paso largas horas gimiendo como el


huracán, ladrando como un perro enfurecido,
fluyendo como la leche de la ubre caliente de una
gran vaca amarilla.

Y paso largas horas preguntándole a Dios,


preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,

por qué se pudren más de un millón de


cadáveres en esta ciudad de Madrid,

por qué mil millones de cadáveres se pudren


lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con
nuestra podredumbre?

¿Temes que se te sequen los grandes rosales


del día, las tristes azucenas letales de tus
noches?

DAMASO ALONSO
(España)

DICEN QUE CADA LÍNEA ES UN ARCANO

"... para no llegar tarde del todo"


Guillermo Morón

La mano está cruzada de líneas.


Líneas
caudalosos ríos
con minúsculas escisiones laterales:
afluentes
que desembocan en imaginario mar accidental.

Extiendo la mano sobre arena costera


y el mapa queda impreso.
Dicen que cada línea es un arcano.
Debo saber.
Necesito saber escalar los intrincados signos,
los cabalísticos signos,
remontar el laurel de los poetas,
la cima de esas lunas desmedradas,
el oscuro solar
donde jirones de dioses
esperan una resurrección imposible.
Debo acudir a la cita irreversible
cuando en los labios aún queda sal,
cuando en los ojos
yace una luz incierta todavía,
cuando en la piel
florece el pretérito sueño
confundido,
hoy,
entre musgo sobradamente húmedo.

Debo acudir a la cita irreversible


y disponerme a vivir un instante supremo
sin languidez inútil,
sin demasiada prisa,
sin miedo de asomarse a las galaxias.

Pero es necesario prevenirse.


No perder el contacto con los días.

Debo asumir el demorado reto


con tiempo y luz
"para no llegar tarde del todo".

MARÍA LUISA ALONSO


(Venezuela)

LAS GANAS DE VIVIR

Dentro de esta mujer está mi hijo


dentro de esta mujer pequeña oscura
incontenible frágil repentina

Y dentro de mi hijo pasan cosas


cosas vivas y muertas van surgiendo
y muriendo y naciendo y renaciendo

Dentro de mí están mi hijo esta mujer


mis otros hijos los años las mujeres
los compañeros hombres los vientos los cometas

RODOLFO ALONSO
(Argentina)

LAS CARICIAS

¡Qué música del tacto


las caricias contigo!
¡Qué acordes tan profundos!
¡Qué escalas de ternuras,
de durezas, de goces!
Nuestro amor silencioso
y oscuro nos eleva
a las eternas noches
que separan altísimas
los astros más distantes.
¡Qué música del tacto
las caricias contigo!

MANUEL ALTOLAGUIRRE
(España)
CANCIÓN DE NOVIEMBRE

Sal de la casa, hermana,


tiende la cama, barre el patio,
pero sal pronto.
Deja la parcela, hermano,
aporca los fréjoles,
pero sal pronto.
Despierta, abuela,
canta tu canción al niño,
pero sal pronto.
Cásate pronto, novia,
entra en la iglesia y besa,
pero sal pronto.
Deja la cama, amante,
limpia la mancha del colchón,
pero sal pronto.
Sal del mar, pescador,
recoge las nasas y los frutos
pero sal pronto.
Deja la mina, muchacha,
mira el fulgor de las piedras,
pero sal pronto.
Cierra la boca, maestro,
repite la historia del vano renacuajo,
pero sal pronto.
Deja de cantar, enamorada,
clausura el sueño de tu corazón,
pero sal pronto.
La vida, hermano, hermana,
la vida nos espera.

HAROLD ALVARADO TENORIO


(Colombia)
mamá se fue
tarda muchos años debajo de su puerta
saliendo agua roja

papá la maldice

antes de irse mamá ya no hablaba


no abría los ojos
después cerró la puerta de su cuarto
y no quiso volver

detrás de la puerta nos llama a veces


y nos grita un cuento de una casa de dulce que se
come
y llora largamente
se ríe
y se oyen cosas que se quiebran
y mamá habla por ratos ronco como un hombre
como una noche lejos
y da golpes
y la oímos rasparse
en las paredes
y sale un río de mamá por debajo de la puerta
un río rojizo y triste que no se mueve

Me he descarnado en tocarla
Está sola La Casa
solo el cuerpo
solos los filos que hicimos
he cuidado los bultos del miedo
me he cerrado sobre ellos
están solos los bloques de metal
desprendidos del piso
golpeándose

yo que oscurezco La Casa y la aclaro


que cada vez que me duermo tengo un hijo
y una hendidura
en la tierra

y tiene muerte La Casa


y tiene mala agua en su memoria

quedo
Un hueso alto
afilado

MARÍA AUXILIADORA ALVÁREZ


(Venezuela)

LA CIUDAD EN EL BOSQUE

Se me antoja que primero se sembró la


sombra sobre el cordel invisible de los sardineles
afiebrados para que, luego, el árbol se levantara
de la frescura de ella y empezara a aprender el
oficio de inventariar las estrellas y los pájaros
en el libro del firmamento.

Las casas encontraron la arboleda y la


ocuparon a título jubiloso. Pero tuvieron la
precaución de alinearse con simetría, con
estética, con amor, dejando espacio suficiente
para que los vientos pudieran apostar carreras con
holgura.

Después llegaron el hombre y la mujer y


poblaron el caserío de risas y de hijos.

ELIGIO ALVÁREZ NIÑO


(Colombia, Norte de Santander)
VISITACIONES, O POEMA QUE SE DICE MANSO

Mansamente entró, mi hija.

La madrugada entraba como ella, pero no


tan mansamente. Los pies descalzos,
con un ruido menor que el de mi lápiz
y una risa mucho mayor que mis versos.

Se sentó en mi regazo, mansita.

El poema me invadía como ella, pero no


tan mansamente, no con esta exigencia
tan mansa. Como un ladrón furtivo,
mi hija me robó la inspiración,
versos casi logrados, casi míos.

Y mansamente se adormeció aquí


feliz por su crimen.

ANA LUISA AMARAL


(Portugal)

DESTINO

Otra vez Eros rubio


me echa el balón, llamándome
a jugar con la niña
de las sandalias.

ANACREONTE
(Grecia)
URGENTEMENTE

Es urgente el amor.
Es urgente un barco en el mar.

Es urgente destruir ciertas palabras,


soledad, odio y crueldad,
algunos lamentos,
muchas espadas.

Es urgente inventar alegría,


multiplicar los besos, las mieses,
es urgente inventar rosas y ríos
y mañanas claras.

Cae el silencio en los hombros y la luz


impura, hasta doler.
Es urgente el amor, es urgente
permanecer.

EUGENIO ANDRADE
(Portugal)

LUNA ROJA

De un lugar han de venir los vientos cuando soplan


Alguna razón existirá para la caída de las hojas
El tiempo nada dirá te he hablado de eso
W. H. Auden

Tras los sombríos cortinajes de los árboles


-algo en el color entre violeta fertilidad y
podrida
carne- roja luna se eleva como un miedo ya sólo.
El perro, con el vientre pesado por toda la
ternura
de mi árido corazón, vacía sus entrañas en la
negra tierra.
La casa muda, amordazada con cintas-culpas,
cintas-recuerdos;
mujeres rubias sonríen y desaparecen bajo
desconchados
de pared. Hombres desnudos se afligen en el vacío
de la noche.
Todo respira con pesadez como si hubiese bebido
cicuta
y la parálisis avanzara lenta, igual como la
plateada luz por las losas.
De repente una cárcel oscura parece la vida
y diera cada estación comienzo a una nueva, a su
propia destrucción.
A través el dolor irracional del animal, trémulo
subía el tiempo;
rara vez sintió jamás alguien tan poca esperanza.
Olía a lágrimas la hierba e igual que al entrar
una primavera
a un lugar... de algún lugar, el pino, en su
oscuro futuro
absorto, apenas se dejaba seducir por las flores
amarillas.
Un viento se levantó brutal
como un apresurado amante sin imaginación
y todos los poemas que había oído durante mi vida
de nuevo venían desde muy lejos para enterrarme.
Y era igual que si viajara en un tren,
como si tras de mí dejara la tierra de alguna gana
y mi cuerpo se adentrase en una selva negra.
Tenía la culpa el perro que sufría, y la tenían
aquellos poemas,
que cual fantasmas merodeaban por el huerto;
de otro modo los conocía, cuando un ángel,
amarillento ya,
los cubría con sus finos dedos y exhalaba
un olor incorrupto sobre los fugaces versos.
Alucinación parece ahora que cosas eternas
como las piedras, en las románticas escenas de
nuestra vida
hayan aceptado representar un papel. El miedo ha
elevado
una roja putrefacción. Diría: ha avanzado
y tú has cerrado los ojos.

KATERINA ANGUELAKI-ROOKE
(Grecia)

EL POEMA Y LA PIEDRA

Porque toda eclosión es transitoria,


de nosotros pervivirá el amor
en la caricia que vuelve desde siempre,
perdurarán las formas en el cuadro
y la intención oculta
en el lenguaje cifrado de los versos,
resistirá la luz su viaje milenario,
de nosotros subsistirá la piedra
y la dinámica del agua,
lo demás será hojarasca
que arrasen los ciclones del olvido.

JOSÉ ANTIA RUÍZ


(Colombia)

En el ánfora de su cadera
la cuadratura del círculo

En su curvilíneo vientre
las medidas exactas
-origen de la cúpula-

En la geometría de su cara
El equilibrio de las estrellas

Y en su boca

la magia de la luz

JAIME ANTOLINES
(Venezuela)

JEFE DE SECCIÓN

Mi boca tendrá los ardores de la llama


Mi boca será para ti un infierno de seducción y
dulzura
Los ángeles de mi boca tendrán su trono en tu
corazón
Los soldados de mi boca te tomarán en asalto
Los sacerdotes de mi boca incensarán tu belleza
Tu alma se agitará como una región durante un
terremoto
Tus ojos se hallarán entonces cargados de todo el
amor que se ha atesorado en las miradas de
la humanidad desde su origen
Mi boca será un ejército contra ti, un ejército
desigual
variado como un mago que sabe multiplicar sus
metamorfosis
La orquesta y los coros de mi boca te dirán mi
amor
Mi boca te lo murmurará desde lejos
Mientras que con los ojos fijos sobre el reloj
espero
El minuto prescrito para el asalto

GUILLAUME APOLLINAIRE
(Francia)

KINAKOTO

Paulino, el anciano de la tribu Kinakoto,


toca su viejo tambor de cuero
empedernido con un palito de juansoco
en la noche del cachirí del Vaupés
enfiestado de músicas de flauta
y carrizos salvajes.
Los huesos de Paulina su mujer
yacen bajo la tierra santa
en el interior de la maloka
apisonada por los pies emplumados
de los bailarines indios
ebrios de chicha
dichosos de coca
pintados de espléndidos achotes
danzando como dioses en praderas de hongos.

GONZALO ARANGO
(Colombia)

CANTIGA DE ENAMORADOS
O como dos que hablan después del amor
todavía desnudos
tendidos de espaldas
fumando

y hablan de silencio en silencio


y la voz es sosegada después del amor
y ya sin premura

y ella se incorpora
y pone el codo en la almohada
y pone la mejilla en la palma

y él ve su risa rápida y tranquila


su risa
y el temblor de sus pechos

JOSÉ MANUEL ARANGO


(Colombia)

Macerada fruta
De la estación de la ambrosía

De tu piel guardamisterios
Ojos habladores

De ti profundamente de ti
Están hechos mis antojos

De pájaro saltarín entre las flores


Loco silbador loco
FREDDY ARAQUE
(Venezuela)

NADIE QUIERE DESCANSAR

He aquí la casa. Habitaciones en sobresalto


paredes donde aguarda la violencia
sillas y sillas de inusitado color
largos envases como piedras
el televisor para las comedias de todos los días
con los mismos personajes
apenas con un poco más de hastío.
Asimismo las palabras
fatigantes prácticas de amor y la
muchacha de bellos ojos ceñida a
los zapatos y a la blusa y el
recuerdo de clases
-las aventuras de los mercaderes de
Frankfurt
las magníficas extensiones de un príncipe
feudal
el derecho al trabajo y el derecho al
salario
los frutos del Brasil los álamos los navíos
del norte
al lado de los veleros mercantes el navío
para la guerra
las coordenadas los vientos alisios el mar-
la muchacha de bellos ojos precipitando los gestos
suspendida a veces
más cerca del ruido
insoportable.
Y la mesa con manteles de vivos colores
la mesa donde alguien
junto al olor de la pimienta
se sienta a escribir. Acaso entra el viento
acaso golpea ventanas
el viento digo
las memorias de noches y noches, de alegrías
quizás de esperanzas
acaso las lluvias los sueños
los campos abiertos para el sol
y el viento
acaso el viento.
Nadie respira. Nadie habita la casa las paredes.
Las calles entran
los autos las bocinas. Y nadie sale a recibirlos.
Están allí. Perfectamente instalados.
Cada quien escogió el mejor sitio. Pero
nadie quiere descansar.

EDMUNDO ARAY
(Venezuela)

COLEGIADA DESNUDA

Regresa la niña del colegio


Quién sabe qué pensamientos oculta su cabellera
negra
Seguramente el profesor calificó mal su tarea
Seguramente que le tocó sus senos
Seguramente le prometió un confite
Regresa a la casa la niña que quería ser
desencuadernada
Que gustaría ser repasada por un lector ávido de
conocimientos
Regresa con el ánimo de despojarse de sus
vestiduras
De estrenar su desnudo para ponerse cómoda
Para poder pensar sin problemas con la regla de
tres
Regresa la niña del colegio con ganas de chupar un
bombón
Y chupando el bombón piensa la niña que debe haber
algo más dulce
Y la sangre circula como miel por su panal florido
y ella siente la voz del atavismo
cosquilloso que le dice que para poder
aprender hay que despojarse voluntariamente
de todo
Y deseosa de aprender ella se va quitando el
vestido
Ese vestido de colegio que con tanto cariño le
cosió su mamá
La blusa blanca de infinitos botones
La falda azul ajustada con un gancho de nodriza
Los zapatos del uniforme
Las medias tobilleras que escalan sus piernas
derechitas
El brassier que contiene principios básicos de
trigonometría
Los calzoncitos de amoníaco
Carpa bajo la cual acampa la prodigiosa
respiración de la reina de Saba
Mosquitero de los deseos
Atarraya del poniente
Cabo Cañaveral del cohete carnal
La niña sabe que hay un cinco rayado en mitad de
sus piernas
Un coño bien calificado
El honroso diploma
con el cual se gradúa
profesional en el amor
Colegiala del alma
mírame
"qué piensa hacer cuando esté grande"

JOTAMARIO ARBELÁEZ
(Colombia)
BRASA

¿Quién vendrá a atizar el fuego


la brasa que arde aún
en el silencio de ese hogar tuyo
de mujer recóndita?

¿Qué mano vendrá a posarse


sobre tu hombro
roca de faro
adonde el náufrago llega
en busca de reposo?

¿Quién atizará el fuego


para que la luz
no muera?

AURORA ARCINIEGAS
(Colombia)

DIOS DE LOS DESECHOS

Él se venía preparando para darnos el honor de


Nacer a lo largo de este horrible tiempo.
Su demorada gestación obedece a que esperó
La huida de los otros dioses.
Él ha venido a encubrir la brutalidad y la
estupidez
Provisto de su don de abarcarlo todo. Retendrá
De principio a fin los escombros de sus dominios.
Fiel a sus despojos y asistido por sus esclavos,
Se enfrenta a las turbas provocando la
Inseguridad del abismo.
Este siglo estará bajo la pena de su severo
enfado.
Entonces ya no habrá como escapar de sus rigores.

JULIO CÉSAR ARCINIEGAS MOSCOSO


(Colombia)

SOLEDAD

Ahora
que la noche
está húmeda de rocío
y las nubes
se diluyen
en la piel
de las montañas,
cómo siento
no haberte conocido
antes...

Cuánto diera
porque esta soledad
que fue tan mía
se hubiera poblado entonces
con tu nombre.

MILAGROS ARELLANO
(Venezuela)
LA QUIMERA

Ella estaba en el nivel del mar,


de bruces, de ojos verdes, observándolo. Con
sus brazos doblados debajo del mentón. Nadie
estaba en la playa, nadie estaba en el
mundo,
salvo el mar, la muchacha,
y un poco allá a lo lejos el viento siempre en
pugna.
¿Contra quién?, contra él mismo.

El mar y la muchacha, la playa estaba sola.


Era el otoño ya, las hojas lo decían,
lo afirmaba la boda del oro con el negro,
mientras el viento en pugna barría la terraza.
Mesas abandonadas con sillas dadas vuelta.
Friolentas partieron unas sombras, las últimas
ni siquiera una luna o unas estrellas para
atestiguar mi dicha.

BRAULIO ARENAS
(Chile)

MI COMPADRE

El joven vecino de la celda


de unos veinte años
en las noches se transforma
aúlla
y deja correr por sus mejillas
gruesos lagrimones
después de haber hecho amistad
con sufrimiento cuenta
que hace tres meses
no prueba mujer

ANÍBAL ARIAS
(Colombia)

Buenos días a los seres


que son como un país
y ya verlos
es viajar a otra parte

buenos días a los ojos


que al abrirse han leído
el poema visible

buenos días a los labios


que desde el comienzo han dicho
los nombres infinitos

buenos días a las manos


que han tocado las cosas
de la tierra bellísima

HOMERO ARIDJIS
(México)
Y AQUEL MIRAR DE NUESTRO AMOR AL FUEGO

Guarda la almendra amarga y la fruta de la mora


que nadie picotea por su agriura.
Ten en la boca la semilla seca, cuida
la hojalata que nunca vio la luz
y espera también en Asmodeo,
el demonio cauteloso
que sobre ti se adormece con sus pies plata.
Espera en la línea de la mano
y en las ciudades que no viste nunca.

Verás Atenas y Estambul


y San Esteban de los abisinios
/allí va a rozarte la boca como hace tanto tiempo.
Cruzarás entre violines raspados
en Hungría
veras su marca
en las balsas de corcho que bajan
el Yang Tsé
en el ojo del tifón verás su mano
en tu frente
y sentirás miedo, como si fueras tan joven.
Traba la yema que no da simiente
en la vena del árbol
dale de comer a los abandonados
y espera su regreso en la casa de los trenes
y en la música.
Espera en ti, oirás su voz de nuevo
en la noche portuguesa, en el día de Malasia
bajo el sueño del tigre
en los muelles de La Habana, en los viajes sin
término
su voz que entonces parecía la esperanza vana.

SIGFREDO ARIEL
(Cuba)
Te vi
cuándo y dónde
he perdido las cuentas
de lo fugaz del brillo momentáneo
pero has pasado
dos tres veces
y ahora encuentro que
mi cerebro
te conserva
que preserva en mí
el fulgor de la vida y la belleza
y caes, después de tantos años
caes a mi página
y te escribo francamente con emoción
y agradezco a mi memoria que me devuelva esa
alegría
cuando doblabas la esquina
me conceda
la última ondulación de tu vestido
de la cual dependió mi alma
hasta que te confundía
en la congestión ciudadana
de los que van y vienen
y mientras esto sucede
puedo hoy saber
que estas palabras serían mejores
si se parecieran
a lo que dejamos de hacer

SANTIAGO ARISTIZÁBAL
(Colombia)

LA PALABRA ES LABIO TODAVÍA

La palabra es labio todavía. Deseo. Carne


interrumpida o llanto. Entre dos bocas el fuego es
agua. La palabra es agua. Esto que digo te moja.
Entre dos bocas sólo la lengua existe insiste
lamiendo lamentando como arena repetida en alas o
una extensa playa en el caracol también vacío.

Sólo la lengua existe y abre el mundo. Sabor


saber. Caminas sobre mi lengua. Comienzas en la
punta de este nombre que digo y eres sal o miel o
quemas. Aquí donde te llamo y eres llama. Donde
anuncio mi existencia y sólo tú acudes a la
campanilla del leproso.

Sólo la lengua mía, amor. Solos en la lengua tuya.


Con la rodilla abierta en la boca, corriendo,
caracoles o mar o arena en el viento amando.

OCTAVIO ARMAND
(Cuba)

LOS CIRIOS ENCENDIDOS

A una pequeña iglesia de la ciudad de Rivas


llegué siendo niño
a rezar a los santos y encender los cirios
que estaban apagados.
Los días, los años.
Y hoy que soy hombre
vienen los recuerdos de la infancia.
He vuelto a entrar a la antigua iglesia
y mis ojos se iluminan
al ver a la imagen que yo admiraba
(porque así me lo habían enseñado)
los viejos cirios todavía encendidos.
CARLOS ARMAS
(Nicaragua)

LA HORA

En esta misma hora, en alguna otra parte,


una joven delgada, de ojos crucificados,
enseña a leer a los niños.
Una joven delgada que usa trajes sencillos
y acostumbra leer a Gabriela Mistral.

En esta misma hora, en alguna otra parte,


un hombre triste hiere la tierra con un pico.
Se inclina luego adelante. Hunde el dedo en la
tierra.
Se endereza con melancolía.
Eleva otra vez el pico.

En esta misma hora, en alguna otra parte,


dos novios blancos salen con las manos fundidas
a coger flores al campo.

En esta misma hora, en alguna otra parte,


dos hermanos pelean por cualquier fruslería.
Luego sienten rubor. Resueltos e indecisos,
se besan las mejillas.

Echo mano a la hora. La desligo del tiempo.


La arranco del matizado oscuro de las horas.
La aíslo. La desplazo.
La lanzo como un shrapnel.*

Intensa, luminosa, insufrible de vida,


ella sola por su cuenta, como un shrapnel.

Esta misma hora, y la hora anterior,


y la hora que le ha de seguir.
Convergen, acumulan, precipitan sus vidas,
aportan las descargas de sus actividades.
¡Tantos hombres! ¡Tantas mujeres!

En esta misma hora, como en todas las horas,


un pueblo inmenso y triste, diluido en la tierra,
mudo, infatigablemente labora.
Oscuras trabazones a través del espacio,
a través de las negras montañas y los llanos,
ligan a unos y otros que nunca se han tocado.

Un solo, enorme anhelo rezumando en la tierra.

En esta misma hora, como en todas las horas,


nadie se ha detenido,
todos vamos andando.

* Artefacto lleno de metralla

ANTONIO ARRÁIZ
(Venezuela)

LAS COSAS

Las cosas son


lo que de ellas persiste
en la memoria.

Las cosas también son


lo que de ellas queda,
colgado en la pared,
cuando ya no existen.

Las cosas nada son


hasta tanto alguien
no las mire de reojo.

RAFAEL ARRÁIZ LUCA


(Venezuela)
GRAVITACIÓN

Los abismos atraen. Yo vivo a la orilla de


tu alma. Inclinado hacia ti, sondeo tus
pensamientos, indago el germen de tus actos. Vagos
deseos se remueven en el fondo, confusos y
ondulantes en su lecho de reptiles.
¿De qué se nutre mi contemplación voraz?
Veo el abismo y tu yaces en lo profundo de ti
misma. Ninguna revelación. Nada que se parezca al
brusco despertar de la conciencia. Nada sino el
ojo que me devuelve implacable mi descubierta
mirada.
Narciso repulsivo, me contemplo el alma en
el fondo de un pozo. A veces el vértigo desvía los
ojos de ti. Pero siempre vuelvo a escrutar en la
cima. Otros felices miran tu alma y se van.
Yo sigo a la orilla, ensimismado. Muchos
seres se despeñan a lo lejos. Sus restos yacen
borrosos disueltos en la satisfacción. Atraído por
el abismo, vivo la melancólica certeza de que no
voy a caer nunca.

JUAN JOSÉ ARREOLA


(México)

RESURRECIÓN

Mi madre me abre el pecho con una flor


y me coloca una semilla de hierba

Mi hermana vestida de gasa recoge los huesos


dispersos

Mi madre casi ciega me cose con primorosas puntadas


las manos y los pies
Mi hermana que está sedienta hace caer una llovizna
sobre sus mejillas exangües

Me sobrevuelan cantan me soplan en la nariz y la


boca
He aquí que vuelvo a nacer

MARISSA ARROYAL
(Uruguay)

PAREJA DE CIERVOS

La cabeza adornada, flexibles y nerviosos,


pasan los ciervos.
Su belleza ligera anima la soledad del bosque
Es el momento de la cópula:
tienen del andar juntos una corta afición.
Ya su fino oído les advierte el peligro:
tensa en el aire silba la flecha asesina.
Un prodigioso salto en vano,
y después el trémulo bramido.
Qué extraña la muerte:
ha puesto al ciervo de rodillas
sobre su propia sangre,
contra la tierra la cabeza adornada.
Qué extraña la vida:
tras la espesura, quieta
y oculta, expectante mira
desde los ojos la cierva.

ANTON ARRUFAT
(Cuba)
EL ÁRBOL

Este árbol y su estremecimiento,


bosque sombrío de llamados,
de gritos,
se come al corazón oscuro de la noche.

Vinagre y leche, el cielo, el mar


la masa espesa del firmamento,
todo conspira en ese temblor
que tiene albergue en el corazón espeso de la
sombra.

Un corazón que estalla, un astro duro


que se desdobla y funde en el cielo,
el cielo límpido que se raja
al llamado del sol naciente,
hacen el mismo ruido, hacen el mismo ruido,
que la noche y el árbol al centro del viento.

ANTONIN ARTAUD
(Francia)

PALENQUE

Y quién ha de dudar que aquel abuelo


no pudo ser un príncipe,
bajo la luna, perfumada
por las nubes errantes de su alma?

Apoyado en el crepúsculo
contempla a las mujeres
cultivar el maíz y la canción...

Ultimo patriarca de Palenque:


Bien sabes
que desde tus fogones crepitantes
África envía sus mensajes!

JORGE ARTEL
(Colombia)

CANCIONES

Cántame tus canciones,


tus esbeltas, desnudas canciones,
esas que se visten de menudas hojas verdes
y hojas rojas,
y hojas verdidoradas,
con cortezas resinosas
y pequeñas piedras pulidas por el agua.

Cántame tus canciones:


las de los delgados cielos azules,
de las nubes azules
de las montañas azules.

Y las otras:
las de las aguas hechizadas
que se precipitan gritando por las rocas,
y aquellas en las que bandadas de alondras
levantan la mañana.

Y la canción de los hermosos caballos,


en la que se enumeran los caballos por sus
colores,
y sus nombres
y sus orígenes y linajes.
Y la canción de los pájaros, las aves
que se nombran según sus plumajes
y sus vuelos y sus melodías.

Y la canción de las lluvias,


de las lluvias inmemoriales. Y de las otras,
las frívolas y danzarinas.

Y la honda canción de las noches


que hablan doradas palabras
que rebrillan por instantes,
las pacientes noches de larga memoria.

AURELIO ARTURO
(Colombia)

LAS SERPIENTES ALADAS

Buscabas los orígenes, 'Abd al-Rahman. Te


entretenías en consultar los textos viejos,
manuscritos secretos, que poseían los eruditos de
tu corte.

Buscabas los orígenes de la primera ola de


mar o del primer grano de arena que vino desde
Arabia, hasta el reino de al-Andalus.

Fueron muchos los días de hurgar en los


rincones y escondites, en pergaminos rotos, en
arcones oscuros, en escombros. Hasta que hallaste
la respuesta.
La historia que se abría -empatada en
pedazos, como los pergaminos- contaba cataclismos
que sucedieron y alteraron la armonía del mundo.

Entonces me contaste tus hallazgos...

-"Todo empieza, Azahara, con extrañas


noticias de la Antigua Arabia:
Cuentan los libros que las mayores
Serpientes Aladas -las protectoras de la raza-
tuvieron súbitos deseos de emigrar con su pueblo,
y convocaron a los dioses y a los antiguos
habitantes del Yemén, para informarles de su
decisión.

Ellas querían reproducir en este suelo -tan


ajeno y distinto- los árboles del incienso que
estaban, desde siempre, bajo su custodia.

Dice la historia que los relámpagos -los


encargados del traslado- fueron lanzados con
increíble fuerza, desde las nubes más oscuras. El
vendaval rompió los suelos, arrancó las raíces, se
elevaron los árboles, y la mitad del cielo se
llenó de hojas. Lo que vino después fue la
tormenta, la multitud de aves que caían, la
multitud de ramas y de flores.

Nada podía entenderse todavía, de lo que


había sucedido. Los árboles cayeron y se sembraron
solos, en las riberas del Guadalquivir.

La arboleda de incienso había crecido,


había florecido, como flor nueva del verano. Y
noventa Serpientes Aladas, alineadas, custodiaron
la entrada de los dioses, y de los habitantes del
Yemén, que invadieron entonces, el corazón de al-
Andalus..."
MARIELA ARVELO
(Venezuela)

EMOCIÓN Y VENTAJA DE LA PROBADA PROFUNDIDAD

Gracias a los que se fueron por la vereda


oscura
moliendo las hojas tostadas.
A los que me dijeron: espéranos bajo el árbol.

Gracias a los que se fueron a buscar fuego para


sus cigarrillos
y me dejaron sola,
enredada en los soles pequeños de una sombra
olorosa.
Gracias a los que se fueron a buscar agua para
mi sed
y me dejaron ahí
bebiéndome el agua esencial de un mundo
estremecido.
Gracias a los que me dejaron oyendo un canto
enselvado
y viendo soñolienta los troncos bordados de
lianas
marchitas.
Ahora voy indemne entre las gentes.

ENRIQUETA ARVELO LARRIVA


(Venezuela)
COMO UNA FOCA QUE SABE DE SUS COSTAS

Me llevó por la noche


Para escuchar el cielo que gira con los astros
Trepó por mis palabras
Hasta palpar el centro del presagio.

Vino con sus sandalias de campesina etrusca


Y sus caderas de gitana al aire
Para hilar la ternura en mis párpados breves.

Derribó mis murallas


Cercó mis muros con su aroma de violeta
nocturna
Quiso que yo siguiera junto a ella
Por entre calles afiladas en el corno del
miedo.

Como una foca que sabe de sus costas


Deslizó por mi axila la herejía
De saberme tan solo
Y clavó su bandera en mi silencio múltiple.

Me llevó por la noche...


Cuando luchaba yo
Contra los vientos de setiembre.

JORGE ÁVILA
(Colombia. Norte de Santander)

EL DÍA ESTÁ NUBLADO

el día está nublado;


la luz en el visillo
es un poema de Verlaine...

vístete con tu traje


de bruma...

¿me escuchas?
He tocado tus manos
no sé qué lejano pensamiento.

tú vienes cuando llueve...

he visto tu sonrisa
tras las gotas de lluvia...

el día es un poema de Verlaine...

ANTONIO ÁVILA JIMÉNEZ


(Bolivia)

CANTOS DEL AMOR EN SOMBRA

I. Umbral

Te espero, hombre mío


centímetro a centímetro.
Te espero en los umbrales, en los poros,
en el color de mi ropa,
en la memoria del viento y de la hiedra;
te espero llanto adentro y cuando crece
como un río el deseo de la piel.
Te espero como si llegar fuera morir
y tenerte, sólo poseer la sombra.
Como si tú y la nada, fueran todo.
¡Como si todo y tú fueran la nada!

¡Ah! tus pasos...


¡Ah! tu lengua que espero...
¡Ah! la hiedra de tu voz profunda...
Nadie sabría decirlo. Nadie.
Sólo yo.

Porque hace treinta años que te espero


-inválida en el sueño-
¡desde mi justa edad meridional!

EMILIA AYARZA
(Colombia)

TODO

Todo lo que amas como todo


lo que amaste
recuérdalo
te duele o de alguna manera
te dolerá algún día

Todo lo que has amado en cualquier tiempo


inclusive los ojos que te vieron
como eras
y no eras
inclusive la piel donde tocas
el olvido y comienza
a arder la llama del misterio

Todo lo que amas


te dolerá una vez
o mil veces
Todo
inclusive los árboles a cuya sombra
tu niñez descubrió lentamente
este mundo
y algunos otros menos visibles
que fuiste perdiendo
lentamente
también

Todo lo que amas te dolerá algún día


todo lo que has amado
en la vida
o el sueño
ese otro viaje simultáneo
todo lo que amarás o no
para cumplir
el resto de tu destino
Todo lo que amas
te dolerá una vez
o mil veces
Todo lo que has amado
todo lo que has perdido
Todo lo que amarás
o no
Todo lo que amas todo lo que odias
inclusive tú mismo
lo que escribes

Todo te dolerá algún día


de alguna manera
una o mil veces
lo que eres y no eres

Todo
te
dolerá
una
vez
o mil
veces
DIONISIO AYMARÁ
(Venezuela)

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Espere... la Letra B

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