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Crest Development
in Fetal Alcohol Syndrome
Mark E. Berres
Curso 2016/2017
Introducción
La exposición al alcohol prenatal (PAE) afecta de 9.1 a 50 cada 1000 nacimientos en Estados
Unidos, y de 68 a 89.2 cada 1000 en poblaciones con altos niveles de consumo de alcohol.
Tan sólo el 10% son diagnosticados porque tienen los déficits y las afectaciones faciales del
síndrome alcohólico fetal (FAS), pero ahora se pueden diagnosticar todos los casos gracias al
análisis detallado de antropométrica, haciendo como un diagnóstico útil la dismorfología
craneofacial.
Es difícil entender los mecanismos del etanol como otras sustancias teratógenas, ya que el
etanol no tiene tan solo un solo receptor. Por tanto, el etanol interacciona a concentraciones
tan bajas como 0.02% o 5mM.
El embrión y el fetus tienen mucha más vulnerabilidad al etanol comparado con los adultos.
Las concentraciones tienen una mediana de dos tercios los niveles en sangre materna. Esto
sucede porque el hígado fetal no lo puede metabolizar y depende de los mecanismos
catabolizadores de la madre.
Además, también se queda en el líquido amniótico.
El criterio diagnóstico incluye pequeñas fisuras palpebrales, filtrum aplanado y el labio superior
fino. A veces van acompañados con puente nasal aplanado, micrognatia, pliegues epicantal, y
la distancia interpupilar reducida.
Estos cambios van asociados con cambios del cartílago y huesos subyacentes, con un
aplanamiento de la àrea de la boca.
Klingenberg y compañeros estudiaron en 2010 con escaneres faciales la dismorfología facial
causada por la exposición prematura al alcohol mediante métodos de morfometria
geométrica, con niños clasificados con síndrome alcohólico fetal y otros como control.
Se valoró si los niños presentaban o no una línea media hacia la derecha y desplazamientos de
los puntos de referencia que se encuentran cerca de los ojos.
Los resultados diferian significativamente, ya que los niños clasificados con síndrome
alcohólico fetal tenían la línea media desplazada hacia la derecha y los puntos de referencia
cercanos a los ojos hacia la izquierda, de modo que concluyeron que la exposición prenatal al
alcohol causaba diferentes anomalías craneofaciales.
En un primer momento se pensó que el síndrome alcohólico fetal (FAS) era resultado de
factores ambientales y genéticos no relacionados con el alcohol. Sin embargo, se demostró
que los cambios faciales observados en el FAS se podían reproducir en ratones con PAE.
Algunos cambios faciales también se han observado en especies no humanas, como primates,
pollo, pez zebra y xenopus, significando que el efecto del etanol representa una acción
conservada en la evolución, y parece ser que también actua en los humanos con PAE.
La acción compleja del etanol se basa en que éste tes capaz de interaccionar con múltiples
proteïnas. Por tanto afecta a múltiples momentos del desarrollo de la cresta neural,
incluyendo: inducción, expansión, apoptosis, migración y diferenciación.
• Gastrulación, mesodermo precordal: Aumento de la apoptosis, reducción de la shh y
acortamiento de la placoda precordal
• Neurogénesis, inducción de la cresta neural: Calcio transitorio, disminución de la
inducción del CN, reducción del shh.
• Migración de la cresta neural: Disminución de la cresta neural, reducción de los niveles de
ROS, apoptosis de la cresta neural, migración aberrante de la cresta neural
• Diferenciación y expansión craniofacial: Cerebro más pequeño, frente estrecha, parte
medial de la cara hipoplástica, filtrum alargado, labio superior fino, reducción de la shh,
condrogénesis precoz.
Efectos en la línea media, cerebro y sonic hedgehog (shh)
Tanto los individuos FASD lactantes maternos como los que no tienen las alteraciones faciales
típicas de FAS y se encuentran en el espectro de holoprosencefalia, incluyen hipoplasia de la
línea media, fusión y acortamiento de los arcos branquiales, filtrum aplanado, hipocelularidad
y estrechamiento del telencéfalo, prosencéfalo y bulbos olfatorios. El alto consumo de alcohol
también produce ciclopia.
• El etanol disminuye el nivel de la proteína del shh, con la supresión de los ésteres de
colesterol.
El etanol baja los niveles de ester libres que inhibe la formación del shh.
Esta disminución de los ésteres de colesterol disminuyen el sustrato disponible para la
esterificación covalente del terminal –N de la proteína shh, el cual es necesario para la
asociación de la membrana proteica y la señalización del shh.
• El etanol activa la proteína kinasa A (PKA), que es un inhibidor endógeno de la
señalización del shh.
En ratones, el etanol eleva la actividad del PKA, incrementando el contenido nuclear
del señalizador del PKA pCREB juntamente con el PME.
Un tratamiento con el inhibidor del PKA KT5720 restaura la expresión del shh en el
anterior PME con una previa exposición al alcohol. También previene la apoptosis con
el anterior PME.
Éstos dos mecanismos contribuyen a la acción del etanol con la consequente pérdida de shh,
reduciendo la inducción del ectodermo, especialmente en la línea media neural anterior,
favoreciendo la holoprosencefalia.
Un estudio realizado por Kazushi Aoto y compañeros en 2008, se investigó como la exposición
fetal al alcohol activa la proteína kinasa A (PKA) y perjudica en la expresión de shh
mesodérmicas precordales, favoreciéndo la holoprolonsefalia.
El estudio se realizó con ratones embarazadas a las que se les administraba etanol y
posteriormente se examinó su efecto en la proteína kinasa A.
Como resultado, se vió que el etanol afecta en la expresión de células mesodérmicas
precordales, y está implicada en la patogénesis de la holoprosencefalia. También se observó
que la inhibición de la apoptosis excesiva en las células mesodérmicas precordales por
antioxidantes indica que el estrés oxidativo puede ser la base de las acciones teratogénicas del
etanol. Así, el tratamiento antioxidante puede ser una medida preventiva que podria reducir la
incidencia de holoprosencefalia después de la exposición al etanol fetal.
El etanol también tiene un marcado efecto sobre la migración de las células de la cresta neural.
En respuesta al etanol, un menor número de células migran del prosencéfalo, mesencéfalo y
rombencéfalo de la cresta neural. Si la concentración de alcohol aumenta significativamente,
además del número de células que migran, también se ve afectada la ruta que toman en dicha
migración. Se ha comprobado, gracias a marcadores como NC-1, snai2 o Sox9, que a
concentraciones altas de etanol, se encuentran células de la cresta neural en el lumen del
rombencéfalo y del tubo neural.
Para comprender en detalle las causas de las alteraciones migratorias de las células de la
cresta neural, se estudió su morfología celular. Las células migratorias de la cresta neural
suelen tener un aspecto estrellado con varios filopodios. La exposición al etanol provoca
rápidos cambios morfológicos en el citoesqueleto de las células, reduciendo el número de
filopodios y las adhesiones focales. Se reorganizan los filamentos de actina creando un eje
lineal, bipolar y sin tantas ramificaciones, provocando una reducción dosis-dependiente
(Czarnobaj et al., 2014) del perímetro y superficie de las células. Una posible hipótesis
etiológica sobre la alteración del la arquitectura del citoesqueleto celular es el efecto del
etanol sobre los niveles de calcio intracelulares. El calcio actúa como un potente regulador de
al adhesión focal y la arquitectura del citoesqueleto.
Se ha comprobado, utilizando marcadores como el Snail2, Sox9, HNK1, CRABP-I y crestina, que
el etanol provoca la muerte de hasta un 50% de la células migratorias de la cresta neural. La
muerte de estas células se da por apoptosis, atendiendo a la evidencia disponible: apariencia
picnótica de las células, marcaje con marcadores apoptóticos TUNEL y la evitación de la
muerte celular utilizando inhibidores contra la caspasa (antiapoptóticos). Mediante la
administración de estos inhibidores, también se evitan los defectos craneofaciales,
confirmando el importante papel que juega la apoptosis en la dismorfía facial. La sensibilidad
al etanol de las células migratorias de la cresta neural es mayor antes de que se de la
migración y delaminación celular.
Además, se ha visto que las células que ya están programadas para morir por apoptosis tienen
una mayor sensibilidad a la apoptosis inducida por el etanol. La exposición al etanol produce
dos picos de apoptosis celular en los embriones de pollo. El primero se da tras pocas horas de
la exposición, mientras que el segundo, cuantitativamente más significativo, se da tras unas
12-13 horas de la exposición al etanol. Esta segunda oleada de muerte celular coincide con el
periodo de apoptosis endógeno que sufren las células de la cresta neural.
Se ha conseguido aislar el mecanismo por el cual el etanol provoca la apoptosis de las células
migratorias de la cresta neural. Incluso a concentraciones bajas de etanol (9 mM), el calcio
intracelular de la cresta neural aumenta notablemente (Fig. 3), medido utilizando indicadores
ratiométricos de Ca2+ FURA-2. El etanol se una a una proteína G unida a un receptor
desconocido, lo cual provoca la movilización del Ca2+. A consecuencia, se activan la proteínas
CaMKII (calcio calmodulina cinasa II) de la región craneal de la cresta neural. Ésta fosforila y
desestabiliza el efector transcripcional ß-catenina, encargada de proveer el apoyo trófico
necesario para el correcto desarrollo de la cresta neural. La ß-catenina se encarga de
interaccionar con los factores de transcripción TCF y LEF para iniciar la expresión génica. Se vio
que tras dos horas de exposición al etanol, los niveles de ß-catenina en los pliegues de la cresta
neural bajan considerablemente (Imagen 3). La CaMKII desestabiliza la ß-catenina mediante
fosforilación directa en tres secuencias altamente conservadas de la CaMKII: T332, T472 y
S552. Consecuentemente, se produce una apoptosis significativa (Imagen 3; puntos rojos) en
los neuroprogenitores dorsales etanol-expuestos del metencéfalo, incluyendo las células de la
cresta neural (Imagen 3; coloración verde), detectado utilizando anticuerpos contra el
marcador de la cresta neural Snail2. Por otro lado, el metencéfalo control con solución salina
muestra poca muerte celular.
El etanol induce estrés oxidativo celular por mecanismos como la supresión de la fosforilación
oxidativa y la acumulación de NADH por la oxidación del etanol. Las células de la cresta neural
tienen una menor actividad de la superóxido dismutasa (SOD) endógena, lo cual podría
incrementar su sensibilidad al estrés oxidativo provocado por los intermediarios de las
especies reactivas del oxígeno. Los radicales libres de oxígeno y el estrés oxidativo contribuyen
a la apoptosis de las células de la cresta neural. Creciendo en un cultivo expuesto al etanol, las
células de los pliegues neurales producen una cantidad considerable de especies reactivas de
oxígeno.
No se conocen con exactitud los mecanismos por los cuales las células de la cresta neural son
vulnerables y sufren daños al contacto con las especies reactivas de oxígeno. No se sabe si el
etanol actúa de manera similar a como lo hace en el hígado, suprimiendo la fosforilación
oxidativa o si las células de la cresta neural. Un posible mecanismo es que el etanol induzca un
aumento de la concentración de hierro libre. Tampoco se conoce si existe relación entre el
aumento del estrés oxidativo y el resto de acciones del etanol como el aumento de calcio
intracelular o la pérdida de soporte trófico. Una vez se conozcan las respuestas a estas
incógnitas el conocimiento del efecto teratógeno del etanol avanzará considerablemente.
Un estudio llevado a cabo por investigadores chinos (Shi Y. et al., 2014) los efectos del alcohol
en el desarrollo de la cresta neural de un embrión de Xenopus. Observaron que la exposición al
alcohol (2-4%) previa a la gastrulación induce la apoptosis en embriones de Xenopus, mientras
que el alcohol al 1% afecta específicamente la migración de la cresta neural sin observar
apoptosis. Además, el tratamiento con alcohol al 1% aumentó considerablemente el fenotipo
de cabeza pequeña (43,4% ± 4,4%, embrión total n = 234) y al 1,5% y 2,0% aumentaron
dramáticamente la deformación hasta 81,2% ± 6,5% (n = 205) y 91,6 % ± 3,0% (n = 235),
respectivamente (P <0,05).
Por otro lado, se vio que el 5-mehtiltetrahidrofolato restaura la migración de la cresta neural y
reduce la acumulación de homocisteína, resultando en la inhibición de las neurocristopatías
inducidas por el alcohol. El alcohol da lugar a la acumulación de homocisteína en fases
relativamente tardías, lo que indica un menor nivel de 5-MTHF durante el desarrollo de la
cresta neural temprana. La adición de 5-MTHF permite a la cresta neural la capacidad de
bloquear los efectos perjudiciales del alcohol en el desarrollo. Los estudios clínicos también
mostraron un aumento significativo del nivel de homocisteína sérica tras el consumo de
alcohol. Se ha observado que la homocisteína es un factor de riesgo para las neurocristopatías.
El alcohol parece perturbar la migración de la cresta neural obstruyendo la absorción de 5-
MTHF y aumentando la homocisteína. Este efecto perjudicial podría resultar en las
anormalidades del FASD. Por lo tanto, la modulación de un ciclo de carbono podría ser
beneficioso para la prevención del FASD. El estudio demuestra que la exposición prenatal al
alcohol causa anomalías en la migración de las células de la cresta neural y que el 5-
mehtiltetrahidrofolato podría ser beneficioso para el tratamiento de FASD.
En embriones de pez cebra, se hizo un knockdown parcial de las proteínas ribosomales zrpl11,
zrpl5a y zrps3a, lo cual provocó un aumento de la vulnerabilidad a los déficits craneofaciales y
un aumento de la apoptosis. Este trabajo sugiere que la biogénesis ribosomal puede ser un
factor clave que medie el daño alcohol-indcido a la cresta neural. Estos hallazgos coinciden con
las observaciones de que las interacciones entre genes y el medio ambiente contribuyen a la
vulnerabilidad en el FASD.
Direcciones futuras
Ahora entendemos mucho más sobre cómo el etanol altera el desarrollo de la cresta neural.
produciendo dismorfologías craneofaciales. La capacidad del etanol para interactuar en
múltiples vías de señalización y la identificación de estas acciones heterogéneas ayudó a la
comprensión de la PAE. Además de la dosis y el momento de la exposición, existe una creciente
evidencia de como los antecedentes genéticos también modulan la dismorfología facial inducida
por el etanol. La capacidad del etanol para afectar negativamente a la inducción de la cresta
neural, la proliferación, la apoptosis, la migración, la diferenciación ayuda a la comprensión y el
diagnóstico del SAF.
Sin embargo, muchas preguntas siguen sin respuesta, como por ejemplo: ¿Cuál es el mecanismo
por el cual el etanol impide la inducción de la placa precordal y el papel que tiene aquí el tránsito
de calcio aquí? Otra pregunta interesante sería, ¿La influencia que tiene el etanol en la acción
de Shh, atenuando la inducción de la cresta neural? ¿Hay un papel para el etanol en la alteración
de la diferenciación de la cresta neural y la determinación del linaje? Por último, ¿Por qué las
células de la cresta neural son tan susceptibles a la apoptosis? Su pérdida de β-catenina es
claramente contributiva a dicha susceptibilidad, pero ¿Hay otro motivo para la aceleración de
su desaparición? Las respuestas a estas preguntas podrían ayudar a desarrollar el diagnostico,
así como también mejorar las posibles intervenciones para tratar el síndrome alcohólico fetal.
Bibliografía