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Este esquema del ciclo de carbono muestra el movimiento de carbono entre tierra, atmósfera y
océanos en miles de millones de toneladas por año. Los números amarillos son flujos naturales,
los rojos son contribuciones humanas, los blancos indican el carbono almacenado (Depósitos de
rocas carbonatadas (dolomitas y calizas), carburantes fósiles y sedimentos (humus orgánico).
El ciclo del carbono se estudia con más facilidad como dos ciclos o etapas interconectados:
Uno que comprende el intercambio rápido de carbono entre los organismos vivos
Y otro que se encarga del ciclo del carbono a través de los procesos geológicos a largo plazo
Aunque los veremos de manera separada, es importante tomar en cuenta que estos ciclos están
enlazados entre sí. Por ejemplo, las reservas de CO2 atmosférico y oceánico que son utilizadas
por los organismos vivos son las mismas que los procesos geológicos reciclan.
El carbono del aire mayoritariamente como dióxido de carbono gaseoso se disuelve en el agua
y reacciona con las moléculas de esta para producir bicarbonato. La fotosíntesis que llevan a
cabo las plantas terrestres, las bacterias y las algas, convierte el dióxido de carbono o el
bicarbonato en moléculas orgánicas. Las moléculas orgánicas producidas por los organismos
fotosintetizadores pasan a través de las cadenas alimenticias, y la respiración celular convierte
nuevamente el carbono orgánico en dióxido de carbono gaseoso.
El almacenamiento de carbono orgánico a largo plazo ocurre cuando la materia que proviene de
los organismos vivos es enterrada profundamente bajo la tierra o cuando se hunde hasta el
fondo del océano y forma rocas sedimentarias. La actividad volcánica y, en tiempos más
recientes, la quema de combustibles fósiles, devuelven este carbono orgánico al ciclo. Aunque
la formación de combustibles fósiles sucede en una escala de tiempo geológico lento, la
liberación que hacen los humanos del carbono que contienen, en forma de CO2, sucede en una
escala de tiempo extremadamente rápida.
El carbono entra en todas las redes tróficas, tanto organismos terrestres como acuáticos, a
través de los autótrofos, (organismos que producen su propio alimento) para fijar el CO2. Casi
todos estos autótrofos son fotosintetizadores, como las plantas o las algas.
Los autótrofos (plantas terrestres, algas) capturan el dióxido de carbono del aire o los iones de
bicarbonato del agua y lo usan para producir compuestos orgánicos como la glucosa.
Los heterótrofos, como los animales, que se alimentan de otros seres vivos, consumen las
moléculas orgánicas y así el carbono orgánico pasa a través de las cadenas y redes tróficas.
Para liberar la energía almacenada en las moléculas que contienen carbono, como los azúcares,
los autótrofos y heterótrofos las degradan mediante un proceso llamado respiración celular. En
este proceso, el carbono de la molécula se libera en forma de dióxido de carbono. Los
descomponedores también liberan compuestos orgánicos y dióxido de carbono cuando
degradan organismos muertos y productos de desecho.
El carbono circula rápidamente a través de esta ruta biológica, especialmente en los ecosistemas
acuáticos. En general, se estima que se mueven entre 1000 y 100 000 millones de toneladas
métricas de carbono a través de la ruta biológica cada año.
El ciclo geológico o geoquímico se refiere al movimiento del carbono entre las diferentes capas
terrestres que toma largos períodos de tiempo es decir la ruta geológica del ciclo del carbono es
mucho más lenta que la ruta biológica.
Otra forma en la que el carbono entra a la atmósfera es la erupción volcánica. Los sedimentos
carbonatados del fondo oceánico se hunden profundamente en la Tierra mediante un proceso
llamado subducción, en el que una placa tectónica se mueve por debajo de otra. Este proceso
produce dióxido de carbono, el cual puede ser liberado hacia la atmósfera por erupciones
volcánicas o respiraderos hidrotermales.
El nitrógeno está en todas partes. el N2 gaseoso compone alrededor del 78% del volumen de la
atmósfera de la Tierra, lo que sobrepasa con mucho al O2. Sin embargo, tener nitrógeno a
nuestro alrededor y ser capaz de aprovecharlo son dos cosas muy distintas. Los seres vivos
superiores (animales y plantas) no tienen la capacidad de convertir el N2 a una forma utilizable
porque no tenemos las enzimas para capturar o fijar el nitrógeno atmosférico. Aun así el ADN y
las proteínas tienen una buena cantidad de nitrógeno. Este N2 proviene de la acción de las
bacterias.
Como la mayoría de los seres vivos no pueden utilizar el nitrógeno atmosférico para elaborar
aminoácidos y otros compuestos nitrogenados, dependen del nitrógeno presente en los
minerales del suelo. El proceso a través del cual circula nitrógeno a través del mundo orgánico
y el mundo físico se denomina ciclo del nitrógeno.
1. El nitrógeno ingresa al mundo de lo vivo por medio de las bacterias que actúan en
ausencia de oxígeno y otros procariontes unicelulares que convierten el nitrógeno
atmosférico, en formas biológicamente utilizables mediante un proceso llamado fijación
del nitrógeno. Algunas especies de bacterias fijadoras de nitrógeno viven libremente en
el suelo o el agua, mientras que otras son simbiontes benéficos que viven dentro de las
plantas (ejemplo: Rhizobium, viven en nódulos de las raíces, las cyanobacteria
presentan helechos acuáticos, Azotobacter). Estas bacterias emplean la
enzima nitrogenasa para romper el nitrógeno molecular combinarlo con hidrógeno y
formar amoniaco. El cual puede ser absorbido y utilizado por las plantas para producir
moléculas orgánicas (proteínas y aminoácidos) pasan a los animales cuando estos
consumen plantas.
2. Una vez dentro del cuerpo las moléculas nitrogenadas, pueden ser incorporadas al
mismo o pueden ser degradadas y excretadas como desecho. A partir de estos se da el
proceso de amonificación, donde todos los compuestos de nitrógeno del suelo se
reducen a compuestos químicos más sencillos. Inicia cuando los organismos producen
desechos complejos como urea (orina) y ácido úrico (excremento de las aves), estas
sustancias son degradadas para liberar en forma de amoníaco el nitrógeno hacia el
ambiente abiótico. El amoníaco queda disponible para los procesos de nitrificación y
asimilación. Por lo tanto, podemos decir que el nitrógeno presente en el suelo es el
resultado de la descomposición de materiales orgánicos y se encuentra en forma de
compuestos orgánicos complejos, como proteínas, aminoácidos, ácidos nucleicos y
nucleótidos, que son degradados a compuestos simples por microorganismos - bacterias
y hongos - que se encuentran en el suelo. Estos microorganismos usan las proteínas y
los aminoácidos para producir sus propias proteínas y liberan el exceso de nitrógeno en
forma de amoníaco (NH3) o ion amonio (NH4+).
3. Nitrificación Es la fase donde las bacterias toman el ion amonio y el amoniaco disponible
en el sustrato para producir oxidación y generar energía (que es liberada y utilizada por
las bacterias como fuente de energía primaria). Este proceso ocurre en dos etapas:
• Otro grupo de bacterias, Nitrobacter, transforman el nitrito en nitrato, por este motivo
no se encuentra nitrito en el suelo, que además es tóxico para las plantas.
Los compuestos quedan alojados en el suelo, de forma que puedan ser absorbidos por las
plantas para nutrirse.
4. Desnitrificación: es el proceso que realizan algunas bacterias ante la ausencia de oxígeno,
degradan nitratos (NO3 -) liberando nitrógeno (N2) a la atmósfera a fin de utilizar el oxígeno para
su propia respiración. Al mismo tiempo, se agrega una ligera cantidad de óxido nitroso. En esta
fase influyen directamente la saturación del suelo y la temperatura, al igual que la intervención
de bacterias anaeróbicas. Esto permite la asimilación de electrones para devolver el nitrógeno a
la atmósfera. Con ello, se cierra el ciclo de manera óptima.
5. Asimilación: las raíces de las plantas absorben el amoníaco (NH3) o el nitrato (NO3 -), e
incorporan el nitrógeno en proteínas, ácidos nucleicos y clorofila. Cuando los animales se
alimentan de vegetales consumen compuestos nitrogenados vegetales y los transforman en
compuestos nitrogenados animales.
Si el nitrato debe ser usado, se reduce a nitrito por acción de la enzima nitrato reductasa.
Posteriormente, el nitrito se lleva a una zona de la planta que recibe el nombre de cloroplastos,
donde se reduce a aion amonio. Entonces, se forman moléculas y aminoácidos, que serán
tomados por seres vivos como alimentación.
El fósforo es un nutriente esencial para los seres vivos. Es una parte fundamental de los ácidos
nucleicos (ADN) y los fosfolípidos que conforman las membranas celulares. En la forma de
fosfato de calcio, también es el componente de soporte de los huesos. En la naturaleza, el
fósforo a menudo es el nutriente limitante —en otras palabras, es el nutriente que se encuentra
en menor cantidad y por lo tanto limita el crecimiento— especialmente en los ecosistemas
acuáticos de agua dulce.
Los reservorios más activos se encuentran en suelo y agua en forma de fosfato. Los
componentes del fitoplancton y los vegetales acuáticos aprovechan los fosfatos incorporando el
fósforo a las cadenas tróficas. Los microorganismos participan en el ciclo del fósforo por
transferencia de formas inorgánicas a orgánicas o bien solubilizando el fosfato insoluble.
El ciclo del fósforo no sería posible sin las cadenas tróficas de los distintos ecosistemas. Es un
ciclo lento en comparación con otros ciclos biogeoquímicos como el del agua, el carbono y el
nitrógeno esto por que el fósforo no forma compuestos volátiles que puedan desplazarse con
facilidad del agua a la atmósfera y de allí de vuelta a la tierra, de donde es originario.
Las plantas pueden absorber los compuestos fosfatados del suelo y transferirlos a los animales
que se las comen. Cuando las plantas y los animales excretan desechos o mueren, los fosfatos
pueden ser absorbidos por los organismos detritívoros o regresar al suelo. Los compuestos
fosfatados también pueden ser transportados en los escurrimientos hacia los ríos, lagos y
océanos, donde son absorbidos por los organismos acuáticos.
Cuando los compuestos fosfatados de los cuerpos o desechos de los organismos marinos se
hunden hasta el suelo oceánico, forman nuevas capas sedimentarias. Con el transcurso de largos
periodos de tiempo, la roca sedimentaria fosfatada puede moverse del océano a la tierra
mediante un proceso geológico llamado levantamiento. Sin embargo, este proceso es muy lento
y el ion fosfato promedio tiene un tiempo de residencia oceánica —tiempo que pasa en el
océano— de 20,000 a 100,000 años.
• Fijación en las plantas y transmisión a los animales. Las plantas absorben el fósforo de
los suelos y lo fijan en su organismo, tanto en el caso de las plantas terrestres, como de
las algas y el fitoplancton que lo absorbe de las aguas marinas. A partir de allí es
transmitido a los animales que se alimentan de las plantas, en cuyos cuerpos también
es almacenado, y del mismo modo a los depredadores de dichos animales herbívoros y
a sus depredadores, repartiéndose a lo largo de la cadena trófica.
• Retorno al suelo por descomposición. Las excreciones de los animales son ricas
en compuestos orgánicos que, al ser descompuestos por las bacterias y
otros organismos del reciclaje natural, retornan a ser fosfatos aprovechables por las
plantas, o transmisibles al suelo. Lo mismo ocurre cuando los animales mueren y se
descomponen, o cuando la carroña dejada de la cacería es descompuesta. En todos
estos casos, los fosfatos retornan al suelo para ser aprovechados por las plantas o para
continuar escurriéndose en ríos y lluvias hacia el mar.
• Retorno al suelo por sedimentación. Otra vía de retorno del fósforo del cuerpo de los
animales hacia la tierra, (donde vuelve a formar parte de minerales sedimentarios) es
mucho más larga que la permitida por acción de los animales, y tiene que ver con la
fosilización de sus restos orgánicos y el desplazamiento tectónico de las reservas de
fósforo de origen orgánico hacia las profundidades de la tierra. Pero tales
levantamientos geológicos pueden demorar miles de años en ocurrir.
1. En principio, las plantas absorben el azufre a través de las raíces, que se encuentra en la
corteza de la tierra o en el agua en forma de sulfato y compone las sales o nutrientes necesarios
para realizar sus funciones vitales. Por medio de este proceso, las plantas reducen los sulfatos
en sulfuros.
Una vez en las plantas y en los vegetales, el azufre pasa al organismo de los animales herbívoros
cuando éstos se alimentan.
A continuación, los animales carnívoros se alimentan de animales herbívoros, razón por la cual
el azufre continúa su ciclo y contribuye con sus nutrientes a estos consumidores.
Cuando los animales carnívoros mueren, sus cuerpos quedan en el suelo y los organismos
descomponedores (bacterias y hongos), convierten sus restos animales nuevamente en sulfato
a medida que los desintegran y los reducen en partículas orgánicas.
El azufre presente en los aminoácidos de los cadáveres de los animales pasa al suelo, que
posteriormente se transforma en sulfuro de hidrógeno gracias a las bacterias y, de esta manera,
se enriquece y nutre nuevamente el suelo.
En este proceso el azufre se oxida para producir el sulfato que será otra vez absorbido por las
plantas por medio de sus raíces. De esta manera se inicia otra vez el ciclo.
El azufre también llega a los suelos a través de las heces de los animales, luego de su
descomposición.
Asimismo, el azufre llega a la atmósfera como compuesto gaseoso como dióxido de azufre y
sulfuro de hidrógeno, gases que son producidos por los volcanes o incendios y por la
descomposición de materia orgánica generada por las bacterias, tanto en el suelo como en el
agua.
En este caso, cuando el sulfuro de hidrógeno está en contacto con el oxígeno se oxida, de esta
manera se genera el sulfato que luego recae en el suelo y en el agua por medio de las lluvias.
Por el contrario, el dióxido de azufre puede ser absorbido por las plantas directamente de la
atmósfera.