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Aviso antipedagógico

1. ¿Cuál es el objetivo del libro y en contraposición a qué lo define el autor?


La intención es la de «estimular el desarrollo de librepensadores». Este objetivo
se define en contraposición a lo que parece ser la finalidad de las clases de
ética: sustituir las clases de religión, por un lado, y dar respuestas moralizantes
a asuntos cotidianos, por el otro.

Prólogo
1. En estas primeras páginas podemos apreciar ya el tipo de estructura
narrativa que el autor ha elegido para esta obra. ¿Podrías describirla?
El autor enfoca el texto como si se tratara de una larga carta dirigida a su hijo
Amador. Podemos afirmar, entonces, que nos encontramos ante una obra de
estructura epistolar. Savater utiliza la primera persona del singular para
referirse a sí mismo y la segunda persona del singular para interpelar al
destinatario.
Debemos ser conscientes, no obstante, de que la estructura elegida es en
realidad un artificio narrativo: se pretende que el receptor de la obra sea un
público mucho más amplio que el hijo del autor. Amador se convierte, por
tanto, en todos los jóvenes que tienen aproximadamente su misma edad.

I. De qué va la ética
1. En este capítulo podemos encontrar definiciones de lo «bueno» y de lo
«malo».

Solemos llamar «bueno» a aquello que «nos conviene» (p. 16) mientras que a
todas aquellas cosas que «nos sientan pero que muy mal» (p. 16) solemos
llamarlas «malas».

2. ¿Qué diferencia fundamental existe entre la forma de actuar de Héctor y la


de las termitas africanas de las que se nos habla?

La diferencia entre ambos casos es la misma que se dará siempre que


comparemos a un ser humano con un animal: los hombres actúan libremente,
mientras que las bestias siguen comportamientos predeterminados. Nosotros
podemos, ante cualquier situación, escoger entre varias opciones; por el
contrario, los animales siempre deben actuar igual, puesto que están
«programados» (p. 20). Esto no quiere decir que los hombres podamos hacer
«cualquier cosa que queramos», sino que «no estamos obligados a hacer una sola
cosa» (p. 22). En otras palabras, nuestra libertad no es total, pero sí muy
superior a la de otros seres vivos-

3. ¿Qué relación se plantea en este capítulo entre «libertad» y «culpa» (p. 24)?

El hecho de que seamos libres conlleva que seamos responsables de nuestros


propios actos. Nosotros elegimos una de las diferentes opciones que están a
nuestro alcance y, por tanto, tenemos la «culpa» de las consecuencias que de
esa elección se deriven. Sin embargo, en muchas ocasiones preferimos olvidar
que somos libres y nos autoproclamamos víctimas de las circunstancias. De este
modo, nos eximimos a nosotros mismos de todo tipo de culpa y
responsabilidad.
4. En definitiva, ¿qué entenderemos en esta obra por «ética»?

Entenderemos por ética la capacidad que tiene cualquier ser humano de ejercer
su libertad conscientemente para conseguir llevar la vida que ha elegido. Es el
«saber vivir, o arte de vivir» (p. 25).

II. Órdenes, costumbres y caprichos


1. En este capítulo se nos habla de tres tipos diferentes de motivaciones.
¿Cuáles son y en qué consisten?
Se trata de las órdenes, las costumbres y los caprichos. El primer tipo de
motivación que hemos mencionado nos lleva a realizar acciones por mandato de
otros. Las costumbres surgen cuando hacemos las cosas siguiendo una rutina o
por imitación de nuestro entorno. Por último, los caprichos tienen que ver con
una apetencia individual.

2. ¿Qué relación mantiene cada una de estas motivaciones con la libertad?

Mientras que las órdenes y las costumbres suelen venir dadas por uno o varios
agentes externos, los caprichos surgen de nuestro fuero interno, de ahí que nos
sintamos más libres cuando actuamos guiados por un capricho que por una
orden o una costumbre. No obstante, hemos de relativizar esta opinión, ya que
en ocasiones los caprichos surgen también de la imitación del entorno o de
nuestro empeño por revertir una orden, es decir, de nuestro empeño por llevar
la contraria. Además, en muchas ocasiones también debemos ejercer nuestra
libertad ante las órdenes planteándonos si realmente sirven a nuestro objetivo
de elegir lo más conveniente para nuestra vida. Algo similar puede ocurrir ante
la motivación que provocan las costumbres.

III. Haz lo que quieras


1. En algunas ocasiones, los tres tipos de motivaciones que hemos analizado
hasta ahora no pueden justificar nuestras actuaciones. ¿Qué ejercicio nos
propone Savater para que ejerzamos nuestra libertad en esos casos?

Se trata de pensar al menos dos veces en lo que estoy haciendo


en por qué lo hago. La primera vez que nos planteamos esta pregunta solemos
obtener una respuesta que nos lleva hacia el tipo de motivación que la provoca:
lo hago para obedecer una orden, porque siempre lo he hecho así o porque me
apetece. Sin embargo, si nos lo preguntamos una segunda vez, si nos
interrogamos acerca de por qué obedecemos esa orden, seguimos esa
costumbre o tenemos ese capricho, será cuando en verdad podamos ejercer
nuestra libertad. Sólo así nos daremos cuenta de si algo es conveniente para
nuestro objetivo de vivir de acuerdo con lo que nos parece bueno.

IV. Date la buena vida


1. De acuerdo con el autor, la libertad implica una paradoja esencial. ¿Cuál
es?
La gran paradoja de la libertad es que «no somos libres de no ser libres» (p.
50). Cuando pretendemos evitar la responsabilidad sobre nuestros actos y nos
dejamos arrastrar por las circunstancias afirmando que no somos libres,
estamos mintiendo; en realidad, lo que ocurre en ese caso es que «no
renunciarás a elegir, sino que habrás elegido no elegir por ti mismo»

2. Ya hemos dicho que tanto los caprichos como la libertad parecen surgir de
nuestro fuero interno en lugar de venir impuestos desde fuera. Aun así,
hay diferencias fundamentales entre los unos y la otra. ¿Cuáles son?
La libertad implica una elección, hacer lo que queramos pero de manera
razonada. Los caprichos, por el contrario, se rigen por la simple apetencia, por
el impulso.

3. ¿Qué se entiende en este capítulo por la «buena vida humana» (p. 54)?
En primer lugar, se trata de conseguir disfrutar de nuestra existencia sin ser
empujados por el miedo a la muerte, que es lo que suele hacernos actuar de
forma caprichosa y olvidando qué es lo que realmente queremos conseguir en
nuestra vida a largo plazo. En segundo lugar, para vivir una buena vida humana
debemos hacer uso de nuestra libertad razonada. Además, si queremos que sea
en verdad «humana», tenemos que mantener y cuidar nuestras relaciones con
otros seres humanos por encima de las que mantengamos con las cosas.

4. En estas páginas se nos habla de una de las características esenciales que


distingue al hombre de otros seres vivos. ¿Cuál es?
El hombre no es sólo una realidad biológica, sino también una realidad cultural
basada en el lenguaje. Por tanto, lo primero que hay que hacer para dar y
recibir un trato humano es «hablar a alguien y escucharle» (p. 56) en un
proceso de reciprocidad.

V. ¡Despierta, baby!
1. ¿Cómo podemos conseguir darnos la buena vida humana?
Desde luego, no debemos, como Esaú, dejarnos arrastrar por la inminencia de
la muerte o, si se prefiere, por la angustia que puede despertar en nosotros la
conciencia de la brevedad de la vida. Tampoco, como Kane, debemos vender lo
humano para conseguir bienes materiales.
Tenemos que tener las manos libres para poder actuar; si las tenemos
ocupadas sujetando nuestras posesiones, no podremos vivir. Si
«instrumentalizamos» a los humanos, obtendremos de ellos el mismo trato que
nosotros les dispensamos.

3. Según el texto, ¿qué ventajas podemos obtener de dar un trato humano a


los demás?
La ventaja más importante que en principio deberíamos obtener es que
nosotros también seremos tratados como humanos. Al contrario de lo que
podría parecer en un principio, cuando esa reciprocidad no se produzca, los que
hayan tratado bien a su prójimo seguirán obteniendo una gran ventaja:
contarán con su propio respeto hacia sí mismos, que es una condición
indispensable para vivir bien.

4. Una vez concluida la lectura del capítulo, ¿qué crees que quiere decir su
título?
«¡Despierta, baby!» es una llamada de atención, una invitación a que seamos
conscientes de que no debemos regirnos según la opinión de los demás. Como
el autor dice en la página 66:«nadie puede ser libre por ti», así que debemos
actuar de acuerdo con nuestro propio criterio de qué es la buena vida.

VI. Aparece Pepito Grillo


1. ¿Qué es lo opuesto a la «imbecilidad» (p. 70)? ¿Cuáles son sus
principales características? ¿En qué consiste?
Lo opuesto a la imbecilidad es la conciencia que, aunque tiene un cierto
componente innato, puede mejorarse con la práctica. También pueden influir en
ella algunos condicionamientos económicos, sociales y culturales, pero aun así,
lo más importante para desarrollarla es «la atención y el esfuerzo de cada cual»
La conciencia consiste en: a) estar seguros de que queremos vivir
humanamente bien; b) analizar si nuestros actos se corresponden y son
coherentes con ese deseo; c) practicar el «buen gusto moral» (p. 72) para dejar
de hacer las cosas que no estén en consonancia con nuestro deseo; d) asumir la
responsabilidad de nuestros actos.

2. ¿Qué papel desempeña el egoísmo en todo esto?


Para alcanzar la buena vida todos debemos actuar con egoísmo, ya que, como
ya hemos dicho, el objetivo fundamental de ésta es que hagamos libremente lo
que más nos convenga. Sin embargo, debemos diferenciar entre los meros
egoístas y los «egoísta[s] consecuente[s]» (p. 74). Los primeros son aquellos
que actúan por capricho y sin tener en cuenta si aquello es lo que realmente les
conviene. Por el contrario, los segundos actúan así porque saben lo que
quieren, lo que es bueno para su vida, y luchan por conseguirlo.

3. Busca en estas páginas una definición del concepto de «remordimiento».


¿Con qué otro término lo relacionarías?
El remordimiento es un sentimiento que surge de la conciencia y que no está
relacionado con el miedo a las consecuencias que un acto que consideramos
malo pueda acarrear, sino con el propio conocimiento de que hemos obrado
mal. Si nosotros mismos nos obstaculizamos el camino hacia lo que en verdad
queremos ser, no estamos siendo coherentes con nuestros deseos de libertad y
de buena vida, «de modo que lo que llamamos “remordimiento” no es más que
el descontento que sentimos con nosotros mismos cuando hemos empleado mal
la libertad»

VII. Ponte en su lugar


1. Piensa en el ser humano más distinto a ti que se te ocurra. ¿Qué es lo
que tenéis en común a pesar de las diferencias?
El lenguaje, la capacidad de discernir entre lo bueno y lo malo y el
razonamiento.

2. ¿Por qué debemos tratar humanamente a todas las personas que nos
encontremos sea cual sea su naturaleza?
Porque nos conviene. Recordemos de nuevo la función del egoísmo en nuestra
aspiración de «darnos la buena vida»: no puedo aspirar a llevar una vida
humana si no estoy en contacto con otros seres de mi especie, por tanto,
aunque esos otros seres no sean tan buenos o tan perfectos como a mí me
gustaría, los necesito para llevar una buena vida.

3. ¿Según qué razonamiento es conveniente fomentar en la medida de lo


posible la felicidad de los demás?
Por lo general, cuanto más desgraciado se siente uno, más malo puede llegar a
ser. Por el contrario, las personas felices tienden a ser buenas, puesto que no
tienen razones para hacer el mal. En consecuencia, nos conviene contribuir a la
felicidad de los demás para que alcanzar nuestra «buena vida» se más sencillo.

4. ¿Qué actitud te puede ayudar a tratar a los demás como personas?


La de «ponerte en su lugar» , la de ser capaz de reconocer que, a pesar de todas
las diferencias existentes, somos seres semejantes que nos pertenecemos unos
a otros en tanto en cuanto estamos presentes unos dentro de otros, al menos
«como palabra» Esto implica «relativizar [el] interés propio para tomar en cuenta
también el interés ajeno» siguiendo criterios justos y compasivos.

VIII. Tanto gusto


1. ¿Por qué ciertas personas suelen relacionar tan estrechamente la
inmoralidad con la sexualidad? ¿Por qué rechazan el sexo si no está
destinado a cumplir con su función biológica reproductora?
El gozo es algo que puede distraernos «del peligro de vivir» y que puede herir
la sensibilidad de los «“puritanos”» , de ahí que haya un sector de la población
que lo rechace cuando su única finalidad es la de disfrutar.

2. ¿Cuáles son, según el texto, las mejores maneras de gozar?


Una de las mejores maneras de gozar es regirse por el lema latino «carpe diem»
bien entendido: hay que tratar de disfrutar de todos los placeres que están a
nuestro alcance en cada momento, pero sin empeñarnos en tenerlos todos a la
vez.

3. ¿Son iguales todos los placeres?


No, no lo son. Debemos distinguir entre aquellos placeres «cuyo principal
encanto parece ser el “daño” y el “peligro” que proporcionan» y que en realidad
son como «un castigo disfrazado de placer» y aquellos que nos proporcionan la
mayor gratificación que podemos obtener de algo en la vida: «alegría» . Son
estos últimos los que debemos gozar.

4. Busca en el texto una definición de «templanza».


La «templanza» es «El arte de poner el placer al servicio de la alegría […], la
virtud que sabe no ir a caer del gusto en el disgusto» ; «La amistad inteligente
con lo que nos hace disfrutar»

IX. Elecciones generales


1. ¿De qué dos tipos de gobernantes nos habla Savater al principio del
capítulo? ¿Cuáles son sus características?
De aquellos que son elegidos democráticamente y de los que ocupan un cargo
político sin haberse sometido a las urnas. Mientras que los primeros tratan de
presentarse como «gente corriente» y deben aceptar la «posibilidad de ser
sustituidos en sus puestos si no son tan competentes como dijeron o tan
honrados como parecían» , los segundos «basan su prestigio en que se los
tenga por diferentes al común de los hombres»

2. Enumera las diferencias y las semejanzas que existen entre la ética y la


política.
Ambas tienen en común la finalidad de lograr la buena vida: «la ética es el arte
de elegir lo que más nos conviene […] la política organizar lo mejor posible la
convivencia social, de modo que cada cual pueda elegir lo que le conviene»
. En lo que se refiere a las diferencias, las más importantes tienen que ver con
el enfoque («la ética se ocupa de lo que uno mismo hace con su libertad,
mientras que la política intenta coordinar de la manera más provechosa para el
conjunto lo que muchos hacen con sus libertades», y con la motivación («En la
ética lo importante es querer bien, porque no se trata más de lo que cada cual
hace porque quiere. […] Para la política, en cambio, lo que cuenta son los
resultados de las acciones».

3. Busca en el capítulo una definición de «dignidad».


La dignidad es «La condición que puede exigir cada humano de ser tratado
como semejante a los demás» Aquello que «certifica que cada cual es único, no
intercambiable y con los mismos derechos al reconocimiento social que
cualquier otro»

5. ¿En qué aspectos podría beneficiarnos vivir y actuar como una «universalidad
política»?
De acuerdo con el autor, hay ciertas tareas políticas, como la conservación del
planeta en que vivimos, la resolución de conflictos bélicos, etcétera, que tan
sólo se pueden resolver actuando como humanidad y no como «tribu». Contra
ese principio de universalidad política actúan ciertas doctrinas como el
«racismo», los «nacionalismos feroces» y las «ideologías fanáticas, religiosas o
civiles».

Epílogo. Tendrás que pensártelo


1. ¿Qué quiere decir el título que Savater ha elegido para este epílogo?
Debemos reflexionar sobre cada uno de nuestros actos, sobre cada una de
nuestras elecciones, y tratar de encaminarlas hacia el propósito de la buena
vida. Evidentemente, nadie puede hacer esto por nosotros, de manera que
debemos ser responsables y, sobre todo, tener confianza en nosotros mismos.

Apéndice. Diez años después: ante el nuevo milenio


1. ¿Cambian los principios de la reflexión ética a medida que, con el tiempo,
cambian las condiciones de nuestro entorno?
No, no cambian. Ésa es, precisamente, la moraleja que podemos extraer del
«cuento chino» que se nos narra en este capítulo: «los seres humanos nacen,
aman, luchan y mueren», y esto es algo que no varía sustancialmente sea cual
sea el contexto. Sin embargo, los cambios que se producen a nuestro alrededor
sí que condicionan la aplicación de esos principios éticos.
2. ¿Cuáles son según estas páginas los grandes retos del ser humano en el
siglo XXI?
Se trata de «tomar conciencia de que pertenecemos a una misma especie y que
la humanidad en su conjunto debe intentar salvarse toda junta» . Para ello, hay
que aprender a convivir no sólo con aquellos que son como un espejo para
nosotros mismos, sino también con los que son diferentes. La inmigración es
nuestro gran reto. Por otro lado, el hombre también debe «cuidar al máximo la
casa en la que se hospeda o en la que hospeda a otros […], el planeta Tierra»

Una propuesta más


1. Al final de cada uno de los capítulos de este libro el autor ha incluido varios
fragmentos sacados de diferentes obras. De entre todas esas citas, elige las
cinco que te hayan parecido más significativas, analízalas, coméntalas y
relaciónalas entre sí y con la finalidad del conjunto de la obra.

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