Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Frank Flores Probl Del Pens Fil en A L PDF
Frank Flores Probl Del Pens Fil en A L PDF
2
PROBLEMAS DO PENSAMENTO
FILOSÓFICO NA AMÉRICA LATINA
3
Direção Editorial
Willames Frank da Silva Nascimento
4
ALBERTO VIVAR FLORES
WILLAMES FRANK
(ORGS.)
PROBLEMAS DO PENSAMENTO
FILOSÓFICO NA AMÉRICA LATINA
Goiânia-GO
2018
5
DIREÇÃO EDITORIAL: Willames Frank
DIAGRAMAÇÃO: Jeamerson de Oliveira
DESIGNER DE CAPA: Jeamerson de Oliveira / Willames Frank
IMAGENS DE CAPA: https://br.pinterest.com
O padrão ortográfico, o sistema de citações e referências bibliográficas são prerrogativas do autor. Da mesma forma, o
conteúdo da obra é de inteira e exclusiva responsabilidade de seu autor.
Todos os livros publicados pela Editora Phillos estão sob os direitos da Creative
Commons 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/deed.pt_BR
S235p
Problemas do pensamento filosófico na América Latina. [recurso eletrônico] / Alberto Vivar Flores; Willames Frank (Orgs.)
– Goiânia, GO: Editora Phillos, 2018.
ISBN: 978-85-52962-14-4
6
SUMÁRIO
INTRODUCCIÓN 09
Alberto Vivar Flores
CAPÍTULO I
ESBOZO DE UNA INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO
DESDE “AMÉRICA LATINA”. (Más allá de las
“introducciones a la filosofía”) 12
Julio Cabrera
CAPÍTULO II
FILOSOFIA INTERCULTURAL E TEORIA CRÍTICA
DOS DIREITOS HUMANOS FUNDAMENTAIS 57
Antonio Sidekum
CAPÍTULO III
O ROSTO COMO CONCEITO FILOSÓFICO NA
FILOSOFIA LATINO AMERICANA 75
Willames Frank
CAPÍTULO IV
ÉTICA, ECOMUNITARISMO Y LA ANTROPOLOGÍA
DE LA PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO EN EL SIGLO XXI 112
Sirio López Velasco
CAPÍTULO V
POLÍTICA DA LIBERTAÇÃO: O PODER
OBEDIENCIAL E A PROPOSITURA DO BEM VIVER 132
Arivaldo Sezyshta
CAPÍTULO VI
A RELAÇÃO ENTRE ÉTICA E POLÍTICA EM ENRIQUE
DUSSEL 160
José Vicente Medeiros da Silva
7
CAPÍTULO VII
EL GALLO DE LA MADRUGADA CONTRA LA LECHUZA
DE MINERVA. UNA RECEPCIÓN CREATIVA DE G. W. F.
HEGEL (1770-1831) DESDE LA AMÉRICA LATINA. 177
Alberto Vivar Flores
CAPÍTULO VIII
LAS MENTIRAS DEL ESPEJO 203
Daniel García Fernández
CAPÍTULO IX
UNA APROXIMACIÓN A LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA
DE LA FILOSOFÍA LATINO-AMERICANA 217
Roberto Olivares Mancilla
8
INTRODUCCIÓN
9
dimensiones del ser humano a través del espacio y del tiempo: sea
superando las etapas de Bandos, Tribus y Jefaturas hasta llegar,
propiamente, a las Ciudades/Estado; o bien, utilizando términos más
tradicionales, superando los períodos de Salvajería y Barbarie hasta
llegar al vanidoso e imponente período apellidado de Civilización. A ese
vertiginoso y acelerado proceso de la aventura humana, didácticamente,
los historiadores lo dividieron en Prehistoria e Historia. A partir de la
invención de la escritura, por tanto, lo histórico será apenas la evolución
de la Civilización o de las Ciudades/Estado; todo lo demás será relegado
a la condición de una situación prehistórica.
Así siendo, desde 100.000 años a. C. hasta el 12 de octubre de
1492 d. C., el desarrollo histórico cultural de esos grupos humanos
americanos puede y debe investigarse, estudiarse e interpretarse
mediante lo que Charles Darwin llamó Teoría de la Evolución. Pero,
después del 12 de octubre de 1492 d. C., la aventura humana en el
Continente Americano sólo puede y debe investigarse, estudiarse e
interpretarse a partir de lo que Karl Marx y Friedrich Engels denominaron
Teoría Materialista/Dialéctica de la Historia; pues, en la aurora de la
llamada Época Moderna de la abusiva Historia Universal eurocéntrica,
esos Pueblos acabados de nacer –según la poética expresión de José
Martí− fueron atropelladamente descubiertos, invadidos, conquistados y
progresivamente colonizados.
El pensamiento original americano, propio y específico de esos,
actualmente, reconocidos como Pueblos originarios de América, es
decir, de los filósofos desnudos habitantes de las fértiles y paradisíacas
tierras del Anahuac, Mayapan, Tiahuantinsuyo, Pindorama etc., se
extraviará, se perderá o se encontrará sobreviviendo en la dialéctica del
mestizaje cultural y racial producido durante la colonización tanto por
una Antropología de la Dominación como por una Filosofía de la
Dominación. Será, posiblemente, esa alienación eurocéntrica padecida
por la realidad americana la que motive a G. W. F. Hegel pronunciar sus
famosas palabras: Todo lo que acontece allí es apenas eco del Viejo
Mundo y reflejo de vida ajena.
10
La recepción creativa que América Latina hará, filosóficamente
hablando, de la aguda, irónica y certera crítica de G. W. F. Hegel, será la
de volver los ojos sobre si misma y, al mismo tiempo, dejar de querer
encontrar en Europa lo que no hay ni puede haber; por otras palabras,
intentar superar el fenómeno que Roberto Schwarz registró como “Las
ideas fuera de lugar” y/o, simultáneamente, preguntarse de forma radical
–junto con Maria Silvia de Carvalho Franco− ¿por qué “Las ideas están
en su lugar”?
Considero, honestamente, que ambos esfuerzos implican, no sólo
una desconstrucción/construcción de aquello que pasa por ser, hasta
ahora, una Historia de la Filosofía en América Latina; mas,
principalmente, un cambio de actitud ante la realidad histórica
latinoamericana y, en consecuencia, la creación de un pensamiento
original latinoamericano que actualice y manifieste un verdadero y
concreto modo de filosofar latinoamericanamente, conforme con su
autóctono modo de vivir y capaz de presentarse como una Filosofía sin
más. A este noble propósito pretenden servir todos los escritos que
constituyen el contenido de Los Problemas del Pensamiento Filosófico
en América Latina.
11
CAPÍTULO I
Julio Cabrera2
1
Este texto es una anticipación de un libro que nunca escribiré, llamado “Introducción
a la Filosofía desde América Latina”. Espero que este esbozo sirva para que alguien lo
escriba en el futuro.
2
Investigador asociado en el Programa de doctorado en Bioética de la UnB (Brasilia).
Autor de “Crítica de la Moral Afirmativa” (Barcelona, 1996, 2014 (2ª ed)), “Margens
das filosofías da linguagem” (Brasilia, 2003; 2009 (2ª)), “Cine: 100 años de Filosofía”
(Barcelona, 1999; 2015 (2ª)) y “Diário de um filósofo no Brasil” (2010; 2013 (2ª)).
12
quiero tratar de pensar aquí no es eso, sino lo que significaría llegar al
pensamiento universal (que yo prefiero llamar mundial) desde una
perspectiva “latinoamericana”. No lo que fue, de hecho, pensado aquí y
allá, en diversos países de América, sino qué significa pensar desde una
perspectiva americana, cómo el pensamiento es histórico-
existencialmente estructurado como pensamiento desde nuestra
perspectiva.
Soy consciente de que esto ya fue pensado por muchos otros
autores antes que yo, y no pretendo que mis ideas sean enteramente
“originales”. Ciertamente, voy a coincidir con algunos pensadores y
alejarme de otros. Pero me gustaría dejar establecida mi propia posición
sobre este asunto en base de lo que sé y entiendo sobre esta cuestión hasta
ahora. También declaro que me siento superado por la complejidad del
tema, aunque piense que lo que voy a decir es también bastante obvio. El
carácter al mismo tiempo complejo y obvio de la cuestión no es un
inconveniente menor de su tratamiento3.
La gran cantidad de comillas que tenemos que emplear cuando
hablamos de “América Latina”, “filosofía” o “América”, no es pura
coincidencia, sino que apunta hacia la dificultad misma de formular la
cuestión teniendo que usar esos términos “cargados”. Si fuéramos a
abocarnos a un problema ya instalado – tal como, digamos, cuáles eran
las ideas filosóficas dominantes en Francia al final del siglo XIX – no
precisaríamos usar comillas. La dificultad proviene ya de la cosa misma,
del hecho de que somos pensadores de países que fueron invadidos, de
tal forma que cualquier cuestión vinculada con el pensamiento ya viene
3
Cuando se escribe un texto, no se sabe nunca cuál será el nivel cultural y las
informaciones que el lector ya tiene. Para algunos lectores lo que digo será cansador y
para otros, novedoso. Esto es inevitable. Hago mías las palabras del pensador africano
Kwame Appiah: “Sea cual sea su formación (…) gentil lector, imagine a sus
compañeros de lectura y sus áreas de conocimiento y de ignorancia, antes de preguntar
por qué expliqué lo que no requiere explicación para usted. Y cuando me descubra
ignorando lo que usted juzga importante ,o entendiendo mal lo que usted entendió
correctamente, recuerde que nadie, en los días actuales, es capaz de abarcar todas
esas áreas con igual competencia, y de que eso no torna menos válida la tentativa…”
(Appiah, 2007, p. 15. Mi traducción del portugués).
13
formulada en los términos del invasor. No podemos hablar de
pensamiento sin usar la palabra “filosofía” y no podemos hablar de
nosotros mismos a no ser como “latino-americanos”.
El término “América Latina” es particularmente incómodo, pues
se refiere, en parte, al nombre de un colonizador (Vespucio) y, en parte,
a una denominación del siglo XIX para distinguir ideológicamente a las
dos “Américas” en función de diversos intereses de potencias extranjeras
y de élites locales. El nombre “América” recapitula la historia de los
invasores y “América Latina” alude a una distribución ideológica de
territorios políticos, y deja afuera todo el saber indígena y negro, que no
es “latino”4. Nos gustaría no hablar siquiera de “América Latina” en el
título de nuestro trabajo ni en el cuerpo del mismo, lo que plantea una
dificultad de estilo debido a la frecuencia con que tendremos que emplear
esa expresión en este trabajo.
Por otro lado, muchos alegan que no es posible, ni siquiera como
reacción a esa ideología, hablar de “América Latina” como una unidad,
pues ella está compuesta por un conjunto fragmentado de países muy
diferentes, contra el famoso ideal continental de Bolívar. Pero en el caso
del pensamiento y de la “filosofía” - temas centrales del presente trabajo
- un mismo esquema atraviesa a casi todos los países “latino-
americanos”: fueron invadidos por un país de la península ibérica en la
misma época (siglo XV/XVI), sus indígenas fueron esclavizados o
exterminados y sus culturas anuladas; en muchos de esos países, negros
fueron traídos de África para trabajar como esclavos; la cultura europea
fue impuesta como oficial y obligatoria: primero una imposición de la
Escolástica, después del romanticismo, el positivismo, el anti-
positivismo (Bergson, el vitalismo), el marxismo, y finalmente la
filosofía académica como exposición de filosofía europea; casi todos
ellos se independizaron formalmente más o menos en la misma época
(primeras décadas del siglo XIX), pasaron a mantener dependencia
4
Cfr. Mignolo W, 2007, pp. 28-29. Para esta cuestión, es de provecho leer
integralmente los dos primeros capítulos de este libro, un complejo y elaborado análisis
de la expresión “América Latina”.
14
económica y cultural con las nuevas potencias mundiales (Inglaterra,
Francia, y después Estados Unidos), y fueron y son tratados como
subalternos hasta hoy. Esto configura lo que denomino una “unidad
negativa” entre los países “latino-americanos”, en cuanto unidos por un
mismo proceso de exclusión, con independencia de sus muchas
diferencias positivas (étnicas, culturales, etc).
Pero mi intención sería comenzar a pensar en “América Latina”
en términos estrictamente históricos y existenciales y no meramente
geográficos. Pues nada impide que algunos de los países con aquellas
características apuntadas se alejen de “América Latina” a lo largo del
tiempo (por ejemplo, Brasil), mientras que otros países se acerquen a ella
(las propias España y Portugal cuando pierden su hegemonía mundial) 5.
Así, podríamos sentir que Unamuno es más “latino-americano” que
Euclides Da Cunha. En este registro histórico-existencial, un recurso de
descolonización onomástica podría ser volver a utilizar los nombres
indígenas de “América”, como Abya-Yala, Tawantinsuyu o Anáhuac6.
No me conformo con el “Nuestra América” de Martí, pues es un nombre
que un norte-americano podría siempre usar en primera persona, además
de continuar preservando el recuerdo de Vespucio. O podríamos hablar
de la “gran comarca” devastada, expresión de los pueblos afro-andinos.
Opto por utilizar, inicialmente, la expresión “América Latina” pero
siempre entre comillas, como un designador rígido o un mero rótulo; en
etapas más avanzadas del trabajo, alternaré esta expresión con otros
nombres, como “Abya-Yala” o “la gran comarca”.
Pero, en todo caso, no servirá de mucho librarnos tempranamente
de este término incómodo ya que el propio término “filosofía” – que
también deberíamos utilizar casi en cada línea de este trabajo – es aún
5
Recordar aquí la genial idea de Gaos, de que España acabó siendo “colonia de sí
misma”: “La mayoría de las (naciones) continentales lograron la independencia
política dentro del primer tercio del siglo XIX; la última en lograrla de los insulares,
a fines del mismo siglo; la peninsular no la ha logrado todavía. España es la última
colonia de sí misma, la única nación hispano-americana que del común pasado
imperial, queda por hacerse independiente, no sólo espiritual, sino también
políticamente” (Gaos J, 1945, p. 28).
6
Cfr. Mignolo W, 2007, pp. 47 y capítulo 3.
15
mucho más comprometedor. Pues “filosofía” es específicamente el tipo
de pensamiento generado a partir de Grecia, y que Europa considera, en
su propia construcción cultural, como la cuna de su cultura de
pensamiento. “Filosofía” es el específico nombre del saber que el invasor
quiso imponernos como parte de la dominación, y lleva consigo la marca
de esa imposición. De tal modo que cuando nos preguntamos si puede
existir “filosofía” en “América”, tal vez estemos queriendo asumir,
precisamente, un saber que garante y perpetua nuestra dominación. Pues
cuando uno se pregunta si hay o no hay “filosofía” en “América Latina”,
corremos el riesgo de entender que estamos preguntando si hay en
Bolivia, Brasil, Colombia o Paraguay una ética al estilo aristotélico, una
teoría del conocimiento estilo Descartes o una filosofía de la existencia
estilo Heidegger. Y ciertamente no es eso lo que queremos preguntar.
Lo que quiero hacer aquí es pensar cómo introducirnos, desde
“América Latina”, al pensamiento mundial y no tan sólo al pensamiento
expuesto en la historia oficial de la “filosofía”. Pues cuando nos
preguntamos cómo llegar a la “filosofía” desde “América Latina”,
queremos preguntar cómo llegar al pensamiento, una de cuyas
manifestaciones fue la “filosofía” oriunda de Grecia. Lo que hay que
tratar de hacer es esbozar lo que sería una perspectiva pensante a partir
de “América Latina”, desde su propia situación histórica. Esa perspectiva
o circunstancia incluye, claro, muchas cosas, pero comienza por ser una
situación de invasión cultural violenta. Hay muchos otros elementos,
pero ése es el elemento inaugural. Pues el hecho de haber sido
colonizados y educados en la cultura del dominador, obliga a una
elección dramática que todos los “latino-americanos” tenemos que
enfrentar: o total adaptación a la situación de colonización o abierta
resistencia a ella, o posturas intermediarias que habrá que descubrir. La
perspectiva “latino-americana” de pensamiento está entonces marcada
por una línea histórico-existencial inaugural: invasión-colonización-
elección entre adaptación y resistencia. Es evidente que otros países o
sectores del planeta no tienen esta perspectiva (porque no fueron
invadidos y colonizados); y también habrá que ver las diferencias entre
16
diversos sectores del planeta que fueron invadidos o colonizados de
maneras peculiares (como África o Australia).
Cuando se pregunta, pues, “si hay o no ‘filosofía’ en ‘América
Latina’” y cómo nosotros “latino-americanos” podemos introducirnos a
la “filosofía”, no estamos preguntando cómo un grupo de países
geográficamente localizados pueden estudiar con éxito la tradición
filosófica europea de Tales a Habermas. Pues esto significa ya haber
aceptado que “pensar” es idéntico a “filosofar”, y que el problema es
cómo nos introduciremos a ese “filosofar”. Pero esto no es lo que nos
interesa preguntar. Queremos transitar un camino hacia el pensamiento
mundial desde la específica situación “latino-americana”, así como los
europeos caminaron hacia el pensamiento mundial a través de la
“filosofía” (y así como los asiáticos caminaron hacia el pensamiento
mundial desde sus propias perspectivas pensantes). Deberíamos
encontrarnos nuevamente con los europeos en el ámbito del pensamiento
pero en igualdad de condiciones, ellos viniendo desde la “filosofía” y
nosotros viniendo desde otro camino que todavía tenemos que descubrir.
Mientras insistamos en introducirnos al pensamiento exclusivamente a
través de la “filosofía” no habremos descubierto nuestro propio camino
pensante. Por eso, aunque resulte paradójico, sería deseable que no
encontrásemos “filosofía” en nuestras tierras; esto ya sería un buen
augurio.
Específicamente, el camino del pensamiento no tiene por qué ser
conceptual, crítico, argumentativo, teórico o abstracto, como lo señala el
modus operandi de la “filosofía”. El camino del pensamiento podría ser
narrativo, reverencial, sagrado, concreto, icónico, poemático, actuante,
musical, danzante, escrito u oral. No sabemos cómo humanos de diversos
puntos del planeta van a llegar al pensamiento, cómo van a padecer y
pensar su condición y sus problemas y actitudes, sus expectativas y sus
miedos. No podemos colocar condiciones previas a cómo abrir ese
camino (no debemos exigirle al pensamiento que sea abstracto,
poemático, conceptual, crítico, argumentativo o narrativo). Las diversas
maneras de arribar al pensamiento tendrían que acostumbrarse a
cohabitar, a ser unas entre otras. El pensamiento tiene que poder ser
17
accedido desde diversas perspectivas existenciales e históricas, sin que
ninguna de ellas obligue a las otras a someterse a la propia perspectiva.
Pero lo que actualmente tenemos son tan sólo “introducciones a
la filosofía”. Y es evidente que la “filosofía” no nos abre todo el ámbito
del pensamiento, sino tan sólo una perspectiva. Más aún: tal vez la
“filosofía” nos cierra caminos, no nos permita pensar muchas cuestiones
que se nos plantearían si asumiéramos nuestra propia perspectiva
pensante (como veremos después). Esto no quiere decir renunciar a la así
llamada “universalidad” del pensamiento, en el sentido de pensamiento
que afecta al ser humano en cuanto tal (lo que he llamado antes
pensamiento mundial), sino señalar que se puede alcanzar la
“universalidad” de lo humano a partir de diferentes perspectivas, y no tan
sólo a partir del estudio de la “filosofía”. No hay por qué no aprender
“filosofía”, pero cuando ella es impuesta como única se transforma en
ideología. Un pensamiento impuesto pierde su genuina mundialidad, y se
apoya en una “universalidad” unilateral, que puede acabar en un
provincianismo europeo, lejos de una genuina universalidad.
La “filosofía” no es, al menos actualmente, algo que simplemente
debamos “recibir” en una “formación” canonizada, sino algo que aún
tendríamos que evaluar. No tenemos por qué aceptar que existan
“grandes problemas filosóficos” que todas las culturas deban acoger.
Existen, sí, problemas mundiales, muy amplios, como el sufrimiento y la
injusticia, pero las especificidades dependen de cada perspectiva. No
existe, por ejemplo, un “problema de la comunicación entre las sustancias
pensante y extensa”, o un “problema de la conciliación entre lo teórico y
lo práctico” o del “conflicto entre la fe y la razón”, problemas que,
presumiblemente, todas las culturas tendrían que tratar de resolver. El
problema del conocimiento del mundo es universal, pero “cómo resolver
las antinomias de la razón pura” no es un problema universal; esto es un
problema de conocimiento ya visualizado desde una posible perspectiva
entre otras. Existen, sí, ciertos puntos que nos hacen sufrir, que nos
acorralan e inquietan, cuestiones muy primitivas de nuestra condición.
Pues todos los humanos sufren, se deprimen, se aburren, crean símbolos,
sienten miedo, hambre y desamparo, o necesidad de darse un valor; pero
18
éstos no son “problemas filosóficos” específicos como los mencionados;
son puntuaciones muy primitivas de la condición humana, mientras que
los “problemas filosóficos” son algo mucho más elaborado y específico,
siempre relativo a sus culturas de origen.
Un pensador “latino-americano”, si piensa a partir de su situación
de dependencia y posible emancipación, es inevitablemente un pensador
insurgente. Esta expresión tiene que ser entendida como término técnico.
La perspectiva pensante desde “América Latina” no puede, por razones
históricas, simplemente surgir, porque en la actual geopolítica, que
atraviesa siglos, hay aún una fuerza gigantesca haciendo de todo para que
no surja, una fuerza opositora que ya no viene exclusivamente de Europa
o EU sino de nuestros propios cuadros de pensamiento. El surgimiento
de un pensar desde “América Latina” es, por eso mismo, forzosamente
violento y rebelde, reactivo, o “insurgente”, porque estará siempre
surgiendo en un lugar en donde no se lo esperaba, en donde no se quería
que surgiese. Pero “insurgencia” no debe entenderse como un mero acto
de “rebeldía” o de “resistencia”, sino en un registro ontológico-
existencial. No se trata de una “lucha por la libertad” (los términos en los
que Hegel veía a la filosofía europea, y que muchos “latino-americanos”
aún repiten), sino como una lucha por la existencia, por el venir a ser,
por el surgir, un anhelo más primigenio que la “libertad” en un sentido
kantiano-hegeliano.
Pero, por otro lado, no deberíamos pensar este “desde América
Latina” en términos “nacionales”. Un pensamiento situado, constituido
histórico-existencialmente desde la invasión, que no puede simplemente
surgir sino que es obligado a in-surgir, no es brasileño ni argentino ni
cubano; es pensamiento que pugna por ser en sus propias circunstancias;
y la circunstancia del pensar latino-americano es originariamente de
invasión, exclusión y dominación, y de consecuente resistencia o
acomodo; ésta es su realidad básica a partir de la cual surge el resto del
pensamiento desde “América Latina”. Ésta es la motivación histórica
inaugural, aunque no exhaustiva. Pensar que nuestro problema originario
es, por ejemplo, cómo superar el mito a través del pensamiento racional,
o cómo criticar a la sofística, o cómo conciliar el cristianismo con la
19
sabiduría griega es ya haberse adaptado totalmente a la seriación del
pensamiento dominador, que puede, ciertamente, elegirse pero después
de un conocimiento, una concientización y una deliberación, y no como
algo “natural”.
La busca de una “procedencia pensante”, en el sentido aquí
propuesto, tampoco tiene que ver con el tan declamado problema de una
“identidad latino-americana” (en la línea de Ezequiel Martínez Estrada,
Eduardo Mallea, Rodolfo Kusch o Beorlegui). En este esbozo, quiero
pensar que no tenemos ninguna identidad dada a ser descubierta.
Prefiero preguntar por el “desde” histórico-existencial de la cultura a la
que pertenezco. Una procedencia histórico-existencial debe surgir de una
interacción entre la cultura impuesta y la cultura destruida o
marginalizada, tal como puede darse en las circunstancias actuales, que
no son las mismas del siglo XVI o XVII. No se trata de ninguna “crisis
de identidad”, de “no saber quiénes somos” (Beorlegui (2006), p. 38). No
tenemos una identidad para “descubrir” después de la cual vamos a poder
“filosofar”; es al revés: cuando nos atrevamos a pensar desde nuestra
circunstancia (en lugar de acomodarnos a una circunstancia ajena sólo
para gozar de sus supuestos beneficios), vamos a adquirir una identidad,
histórico-existencial, como todas ellas; la identidad no es un ser sino un
hacer, un actuar, un crear, un inventar. Se trata de inventar nuestro ser o
de reinventarlo, y de imponerlo contra todo lo que se le opone. A esto
llamo adquirir un ser insurgente.
7
“Sólo atenderemos al pensamiento filosófico del área hispanoamericana (…) aunque
haya buenas razones para pensar que las conclusiones de nuestro estudio pueden ser
extendidas sin esfuerzo a la filosofía del Brasil o (…) al conjunto de la América Latina”
(Salazar Bondy, 1968, p. 10). Esta actitud de no dedicar al caso de Brasil la atención
especial que merecería, es bastante típica de los pensadores latino-americanos de habla
hispánica.
21
anhelar, en la línea de Alberdi, un filosofar no especulativo, social,
pedagógico y político, más adaptado al tipo de ser americano. Pero él,
tanto como Vasconcelos, continúa insistiendo en la necesidad de
someterse a las normas estrictas del trabajo académico para conseguir
eso.
Otro argentino (aunque nacido en España), Francisco Romero,
acentúa esta misma tendencia con su idea de la “normalización” de la
filosofía. Él concibe a la filosofía como actividad académica y
profesional dentro de la tradición occidental. Celebra la lectura de los
clásicos europeos por parte de un mayor número de personas; condena la
improvisación y el diletantismo, y cree que la filosofía ha progresado
mucho en “América Latina”, por haber pasado a la etapa profesional,
aunque se deba cuidar de no caer en un academicismo formalista. Tanto
Romero, que se dice a favor de un filosofar propio de “América Latina”
como, por ejemplo, Risieri Frondizi, totalmente escéptico a respecto de
esa posibilidad, comparten la idea de que la filosofía debe ser profesional
y académica, o no ser. En el caso de Frondizi, es claro que cuando él
habla de la “falta de originalidad” de nuestros pensadores, se refiere a la
falta de un “aporte” original a la cultura europea heredada. También
aparece en Frondizi una idea que encontraremos igualmente en Zea
(aunque ambos están en veredas opuestas en casi todo el resto), la idea
de que los “latino-americanos” deben tratar de hacer “filosofía sin más”,
“simplemente filosofía”, y no filosofía “latino-americana” o “nacional”;
esto, según ellos, vendrá “por añadidura”. Pero el modelo de esta
“filosofía sin más” parece continuar siendo europeo; esa “filosofía sin
más” parece ser aquélla que no tiene miras extra-filosóficas, que se
cultiva por sí misma y no por sus aplicaciones oportunistas o utilitarias,
que se guía por la razón y los argumentos y se refiere al pasado griego.
El modelo europeo parece fuertemente preservado en la idea de una
“filosofía sin más”.
Gómez Robledo atribuye la falta de filosofía en “América Latina”
a “defectos de formación”, a falta de conocimientos del pensamiento
clásico y de lenguas extranjeras. Según él, el remedio estaría en enseñar
filosofía partiendo del pensamiento cristiano medieval y estudiando
22
griego y latín. Wagner de Reyna, por su lado, acentúa el linaje occidental
europeo de nuestra cultura; pero, según él, no deberíamos tan sólo repetir
europeos, sino elaborar una filosofía dentro de esa tradición,
contribuyendo para el progreso de la “historia de la filosofía”. Para eso,
hay que superar el atraso y la inexactitud en las informaciones y dominar
las modernas técnicas de análisis y de crítica. También para Francisco
Miró Quesada, el pensamiento “latino-americano” jamás dejará de
pertenecer a la órbita occidental; pero este pensamiento es más plural,
panorámico y prospectivo, abarca muchas cosas y mira hacia el futuro,
aunque sus bases conceptuales sean occidentales. Salmerón, Villoro y
Rossi acentúan aún más la necesidad de formación y profesionalismo,
adoptando el filosofar analítico como modelo confiable. Hay, según
ellos, que poner el acento en el “rigor” y la superación de la pobreza
técnica de nuestro filosofar, a través de un largo proceso de aprendizaje.
El español americanizado José Gaos tiene una actitud
francamente favorable al pensamiento “latino-americano”, pero insiste
en la idea de una “filosofía sin más”. También él pone el acento en que
ese filosofar debe estar vuelto a la situación latino-americana, con sus
características estéticas y políticas, un pensamiento más asistemático,
plural y diversificado. Y declara que si lo que los “latino-americanos”
producen no se parece con lo que Kant o Leibniz produjeron, eso no
significa que los “latino-americanos” no hagan filosofía, sino que
filosofía se dice de muchas maneras y no sólo del modo en que Kant y
Leibniz la hicieron8. De todos modos, también elogia el cuidado con el
que los “americanos” han estudiado minuciosamente el pensamiento
europeo y lo han adaptado a sus circunstancias, aunque no se demora en
explicar mejor en qué consistiría esta adaptación. Aun así, cuando Gaos
se refiere a lograr una “filosofía” propia para “América Latina”, continúa
pensando que esa “filosofía” será como la de los otros países, ni más ni
menos, “simplemente filosofía”, aunque “dirigida a la circunstancia
americana”.
8
Gaos J, 1945, pp.100-101.
23
En el texto de Salazar Bondy, Leopoldo Zea es mostrado viendo
a la “filosofía latino-americana” como ajena a las culturas indígenas, más
próxima a la europea, aunque sin sentirla como propia sino como objeto
de mera imitación externa. También para él, habría que encontrar la
manera de adaptar la cultura europea a la circunstancia americana. Casi
todos los autores dicen esto, pero lo que sea esta adaptación permanece
enigmático o vago (tan sólo se dice que los extranjeros perciben la
diferencia9, pero ésta no es claramente formulada; siempre es un “no sé
qué”). Nuevamente insiste en la idea de la “filosofía sin más”, en hacer
“simplemente filosofía”. El de Zea es también un pensamiento
prospectivo; ese “filosofar latino-americano” no ocurrió aún y tendrá aún
que ocurrir. Al percibir que, por ahora, nuestra filosofía es mala copia de
la europea, Zea cree ver en esa deformación un rasgo de lo americano: es
“malo” sólo para el referencial europeo, pero puede no ser “malo” sino
diferente10.
En consecuencia de este breve estudio, creo que la “filosofía
latino-americana” que los adversos niegan y que los favorables
defienden es, básicamente, la misma. Cambia tan sólo la actitud a
respecto de su posibilidad o su “existencia”. Trataré de resumir aquí los
9
“Sin embargo, al artículo importado le imprimimos nuestro sello. Si a nosotros se nos
escapa, no deja de sorprender al extranjero que nos visita…”. Salazar Bondy (1968),
p. 54. Pero hay que tener cuidado con las impresiones de europeos sobre “América” –
tales como las de Ernesto Grassi (2008) o Vilém Flusser (1998), que ven en el
americano un ser “sin historia”, o más allegado a la “naturaleza”, o más “informal”,
como una especie de salvaje encantador delante del cual los valores europeos se
tambalean. Esto podría ser satisfactorio como perspectiva europea sobre el
“americano”, pero puede no hacernos avanzar un solo paso en la dirección de nuestra
auto-comprensión. Tal vez los europeos vean en los “americanos” algo que nosotros no
conseguimos descubrir precisamente porque lo que ellos ven como “sin historia” puede
ser nuestra historicidad, lo que ellos ven como “naturaleza” es nuestra cultura, y lo que
ellos ven como “informal” es nuestra propia formalidad. Así, del hecho de que los
europeos vean una peculiaridad en nuestro pensamiento, no deberíamos inferir sin
mediaciones que esa peculiaridad existe realmente para nosotros.
10
El pensamiento de Zea tiene muchos matices y fases tal como expuestas en sus
numerosos libros. En este texto, me atengo a lo que Salazar dice sobre él. Creo que la
posición de Zea está aquí bien representada y no creo que cambie en lo fundamental en
otras obras suyas que, dentro de los límites de este texto, no puedo analizar más
despacio.
24
rasgos fundamentales de ese “filosofar latino-americano” para estos
autores, dejando fuera su actitud delante ella, positiva o negativa:
25
Sostendré que esta manera de plantear la cuestión nos mantiene
en la dominación cultural y demora nuestra in-surgencia. En ese planteo,
el “filosofar latino-americano” es visto tanto en su contenido (“sólidos
conocimientos históricos”) como en su método (“rigor” técnico) como en
su naturaleza (“filosofía sin más”, sin objetivos extra-filosóficos,
“filosofía pura”) y objetivos (“contribución original al pensamiento
occidental”) como siguiendo el modelo europeo de filosofar, sin que el
mismo sea nunca radicalmente discutido. Yo propongo en este escrito
(posiblemente coincidiendo parcialmente con otros autores que ya han
pensado en este tema)11otra organización, completamente diferente, del
problema, en los siguientes términos:
11
De entre los autores “latino-americanos” que escribieron más recientemente sobre el
tema, me he aproximado bastante al pensamiento del colombiano Darío Botero Uribe,
en su libro “Manifiesto del pensamiento latino-americano”, de 2000, especialmente en
lo que se refiere a su rechazo de la modernización y temas relacionados.
12
Acerca de esta importante noción, ver los textos reunidos en Oswald de Andrade
(2001) y Cabrera (2015b)
26
(3) Si el pensamiento “latino-americano” es pluralista y diversificado o
“mestizo”, debe tratarse de un mestizaje multilateral. Como ya ha sido
sobradamente discutido13, no hay que celebrar el mestizaje por sí mismo,
sino la mezcla y la interacción en igualdad de condiciones. Como ya ha
sido indicado por numerosos autores, el mestizaje puede haber sido
producto de estupro y tener, como horizonte explícito, el blanqueo y la
desaparición de las razas negra e india14. El hecho de que seamos una
mezcla de blancos europeos, negros e indígenas no debería ser
acríticamente celebrado (como, por ejemplo, en Gilberto Freyre, en
términos de una “democracia racial”) sino que tiene que ser re-
significado, y, dentro de esa re-significación, ese “tono” especial de lo
“americano” puede encontrar una formulación más clara15.
(4) El pensamiento desde “América Latina” ya existe, no es algo futuro
por cuya aparición aún tendríamos que esperar. Ese pensamiento ya está
allí, pero nuestros ojos o anteojos europeos nos impiden verlo, pues lo
buscamos con las imágenes y expectativas inadecuadas. Ese pensamiento
tiene que ser desenterrado mediante una especie de excavación. Él está
constituido, antes de la invasión, por el pensamiento indígena milenario
y, después de la invasión, por el pensamiento de la resistencia, que se
13
Cusicanqui S, 2010, pp. 64-135.
14
“Las valoraciones que hace Carlos Octavio Bunge, en Nuestra América, de la
población mestiza, se resumen en la idea de que, en vez de tener un país mestizado
desde abajo, o sea con predominio del indio sobre el blanco, tengamos un país
mestizado desde arriba, o sea con predominio de lo castizo, de la raza más fuerte, de
la raza blanca. (…) Y (Bunge) escribe sin inmutarse: ‘Benditos sean el alcoholismo,
las viruelas y la tuberculosis, que han diezmado a la población indígena y africana”
(Pérez Zavala C, 2005, p. 211).
15
Somos una mezcla de sangres indígenas y españolas como “cuerpo biológico”, pero
no tenemos obligatoriamente que asumir eso como “cuerpo biográfico” (recordando
una distinción de Ortega y Gasset). Biográficamente, yo sé, con mi inteligencia, que mi
mezcla actual oculta el despojo y el exterminio. No tengo por qué vivir irreflexivamente
todo lo que mi mero cuerpo biológico sugiere o manda. En la película “La piel que
habito” (2011) de Pedro Almodóvar, el médico Robert cambia el sexo de Vicente, pero
ésta no es una piel que Vicente tenga que habitar, ya que es producto de un mestizaje
violento, cruel y unilateral. Ésa es su mera piel física, producto de la colonización, pero
no su piel histórica. Cuando el joven así violentamente transexuado consigue huir y
llega hasta sus familiares, las palabras que le salen (y las últimas del film) son: “Soy
Vicente” lo que es una reivindicación de su piel histórica enterrada bajo la piel física.
En el pensamiento “latino-americano”, creo que se pone un acento desmedido en el
hecho físico y biológico de la “mezcla de razas”, como si ella nos determinase
definitivamente. Pero nosotros no somos nuestra mezcla física de razas sino lo que
somos capaces de hacer con ella.
27
hace presente desde el primer momento de la invasión, atraviesa la época
escolástica, entra en el período moderno europeo y llega hasta nuestros
días bajo diversas configuraciones: resistencia física, resistencia
intelectual, independencia formal, emancipación, insurgencia (Desarrollo
esto mejor en la sección 4).
(5) No es en absoluto a través de la “profesionalización” como se
conseguirá hacer este rescate del pensamiento “latino-americano”, ni a
través de la utilización de técnicas “rigurosas” de análisis o de
“conocimientos más profundos” de la “historia de la filosofía”. Al
contrario, esta idea de la “formación” filosófica puede actuar como una
poderosa forma de colonización formal a través del estilo y las técnicas
de análisis16 Es claro que el pensamiento “latino-americano” insurgente
tendrá que ser claro, preciso y contundente, pero hay muchas formas de
rigor y de maneras de exponer ideas, que no pasan por los estilos
académicos. En esta perspectiva, la “calidad” no es valor supremo, si se
trata de una calidad obtenida dentro de la dominación 17.
(6) La originalidad obtenida mediante el trabajo del pensar deberá ser una
originalidad insurgente, no una mera “contribución” o “aporte” a las
problemáticas planteadas por la historia oficial de la “filosofía”. Se
debería ver a la “filosofía” desde afuera y elaborar otra agenda de
problemas, que serán inevitablemente anti-hegemónicos. Es en esa lucha
que el pensamiento “latino-americano” encontrará su propia originalidad.
16
La filosofía académica se manifiesta en varios tipos de textos, desde la mera
traducción hasta el comentario erudito y la interpretación de ideas, llegando a un
método de “pensar junto con el autor”. Expliqué en otros trabajos por qué todas estas
variaciones de estilo académico continúan preservando la dependencia respecto del
estilo europeo de filosofar. Cfr. Cabrera J, 2013a, pp. 213-240. Ver también Mignolo
W, 2007, p. 40.
17
La cualidad importa, pero cuando ella surge de nuestra propia circunstancia. No
tenemos por qué adoptar todo lo “valioso” que se hace en el mundo si ese valor oculta
dependencia, sumisión y exclusión. Actualmente, sólo nos guiamos por lo “valioso”
que produce Europa, pero ese valor aún tiene que ser legitimado, no para ser valioso
(porque ya lo es, dentro de sus límites), sino para que ese valor no nos destruya. En la
antigua película “El puente sobre el rio Kwai”, el coronel inglés, cegado por el
perfeccionismo de la “calidad” (en su caso, de la ingeniería británica), construye el
mejor puente posible...para los japoneses. Se olvida totalmente de que todo su enorme
talento se desarrolla dentro de su condición de prisionero. Los pensadores “latino-
americanos” deberían recordar que son prisioneros y que, como todos ellos, tienen la
obligación de tratar de huir, en lugar de acomodarse a una situación confortable como
prisioneros.
28
Esta línea de pensamiento rechaza, pues, todos los abordajes que
dicen: “todavía no tenemos filosofía”, “a final de cuentas, existimos
intelectualmente sólo hace 3 siglos”, “Por ahora, tenemos sólo
comentarios, pero al final de un largo camino, tendremos filosofía
original”. Esta manera de plantear el problema preserva la temporalidad
europea, su serialidad cultural, esconde la invasión y coloca a los nativos
en un falso pié de igualdad con el dominador: para tener “filosofía”, el
nativo tendría que “esforzarse” para hacer “filosofía de calidad”. Claro
que no se puede aislar el pensamiento “latino-americano” de todo lo que
ocurre en el resto del mundo (Beorlegui, p. 53), pero hay que ver
cuidadosamente las condiciones de esa inserción o comunicación con
Europa18. Es el camino de los vencidos el que tiene que ser seguido.
18
También Botero Uribe insiste en este punto: “Evidentemente, el pensamiento es
universal y no se puede ignorar (…) lo que se produce en otras latitudes (…) La cultura
no es un ghetto, sino una corriente viva, que recibe afluentes, que se enriquece en
contacto con otras civilizaciones” (Botero Uribe (2004), p. 18). Pero habría que
recordarles eso a los norteamericanos y europeos, que se aíslan en sus culturas y no se
abren a las influencias de otros sectores del planeta. Está ocurriendo actualmente el
fenómeno – denunciado por Enrique Dussel - de que aparece y prolifera una literatura
en inglés sobre pensamiento indígena y “latinoamericano”, pero que ignora las fuentes
americanas, que hablan de estas cuestiones hace décadas. El propio pensamiento post-
colonial (Said, Bahbha, Spivak) ignora el colonialismo en “América Latina”. No digan,
pues, que el pensamiento “latinoamericano” no puede aislarse y cerrarse a otras
culturas, puesto que esas otras culturas se cierran a nosotros. El propio Botero Uribe
escribe después: “El aislamiento es impracticable y no beneficia a nadie, pero hay
necesidad de preguntarse cuál integración, qué tipo de intercambio” (Botero Uribe,
2005, p. 75).
29
indefinida de nuestra insurgencia. La propia pregunta ya tiene que venir
formulada desde nuestra circunstancia invasión-resistencia. Hay, pues,
una incomodidad inicial en la formulación misma de la pregunta y por
eso lo más importante inicialmente no es tratar de responder, sino de
llegar a la genuina pregunta que nos interesa plantear.
Hasta ahora, en la pregunta tradicional “¿Existe una filosofía en
América Latina?”, hemos problematizado las palabras “América Latina”
y “filosofía”, pero hay otro término problemático en esa pregunta
tradicional: “existe”. Ya aparecen problemas cuando preguntamos si
“hay” o “no hay” “filosofía latino-americana” como si estuviéramos
preguntando por una cosa (como cuando preguntamos si “había” una
biblioteca en el presidio de Carandirú, o si “hay” muchos mexicanos
trabajando clandestinamente en los EU). En el caso de pensamiento
“latino-americano” no estamos preguntando por una cosa, sino por un
proceso histórico; de tal forma que para averiguar si “hay” o “existe” o
“puede haber” un pensamiento desde “América Latina” no hay que
ponerse a buscar un objeto, sino a examinar las condiciones de visibilidad
histórica de ese proceso. Esta manera de plantear la cuestión puede
llevarnos a reconocer que ya hubo pensamiento latino-americano desde
siempre y que no pudo no haberlo, pues es inimaginable que un pueblo
carezca de pensamiento (aun cuando no haya tenido “filosofía” en
sentido restringido, como Caldea, Persia o los pueblos eslavos)19. La
“filosofía” es una estructura muy específica de pensamiento, mientras
que el pensar es como el sudor, algo que emana de todo y cualquier
pueblo por el mero hecho de estar compuesto de humanos sufrientes y
pensantes. Negar esto sería afirmar que un sector del planeta carece de
circunstancia existencial, pensante y actuante. Se trata de entender de qué
tipo de pensamiento se trata y de describirlo tal como apareció. El pensar
“latino-americano” es, claro, un proyecto, pero mi tesis fundamental es
que tal proyecto ya lo han asumido y realizado todos aquellos que, desde
la conquista, pensaron y actuaron en la cuestión de la dependencia, la
19
Gaos J, 1945, p. 357.
30
sumisión de culturas, los derechos de los invasores y las reivindicaciones
indígenas. (Ver sección 4).
Pero en la pregunta “¿Existe filosofía en América?” hay aún,
curiosamente, una cuarta palabra problemática, además de “América
Latina”, “filosofía” y “existe”. Es la partícula “en”. Pues no se trata de
un “en” meramente espacial o geográfico, que transformaría en
pensamiento “latino-americano” todo lo que se hiciera de “filosófico” en
el espacio físico de algún país. Como lo escribí en otro lugar, un grupo
de expertos y especialistas bolivianos, peruanos, argentinos y
colombianos que se reúne en Quito para hablar sobre Nietzsche no está
haciendo filosofía desde “América Latina”, aun cuando la está haciendo
“en” un país “latino-americano”. (Por lo menos hasta probar que están
leyendo a Nietzsche de manera devoradora, trayéndolo abajo del Ecuador
y aprovechando su savia emancipadora, dispensando sus ideas
dominadoras)20. Por eso prefiero reemplazar la partícula “en” por
“desde”, que sugiere una perspectiva y no un espacio. El “desde” apunta
hacia una experiencia política y existencial, a una organización del
mundo a partir de una perspectiva. No todo lo que se piensa en “América”
es, sólo por eso, pensamiento que nosotros pensamos.
Después de todo este trabajo de destrucción crítica de los términos
de la pregunta tradicional “¿Existe una filosofía en América?”, una
reformulación posible de la cuestión en las líneas desarrolladas
anteriormente, sería la siguiente:
20
Por ejemplo, criticando su noción de dominación de los más fuertes y de
“resentimiento” de los débiles, mostrando la significación positiva y emancipadora del
resentimiento, rescatando todo lo que se refiere a la creación de nuevos valores y su
cuestionamiento de la modernidad. Traer a Nietzsche para abajo del Ecuador no
significa traerlo a Bolivia o a Brasil, sino a una circunstancia pensante diferente de la
europea o asiática.
31
desde una situación de dominación cultural y mestizaje forzado, teniendo
que optar entre la sumisión y la resistencia?”
21
Es claro que el término “resistencia” no debe entenderse tan sólo reactivamente, sino
también como generación de alternativas. Cfr. Mignolo W, 2007, p. 160.
32
fueron pensados y actuados, y las diversas formas de oposición al mismo
en luchas físicas e intelectuales.
Estoy aquí hablando insistentemente de “pensar y actuar” y éste
es un punto de la mayor importancia en el cual necesitamos detenernos.
El pensamiento humano está internamente vinculado con la acción.
Podríamos concebirlo idealmente a lo largo de una línea, en uno de cuyos
polos tendríamos el pensamiento más especulativo y teórico, y en el otro,
la más pura acción (polos que nunca se dan efectivamente en estado
puro). En el medio habría una gama de diversas relaciones entre
pensamiento y acción. Se podría decir que el pensamiento, por más puro
que parezca, siempre tiene una tendencia a la acción, a la intervención en
la realidad, a su transformación. Y, por otro lado, la acción tiene una
tendencia al pensamiento, a buscar su mejor expresión, comunicación y
difusión en un discurso teórico. Así, de cierta forma, todo pensamiento
es pensamiento-acción (o “pensacción”, para introducir un neologismo
cacofónico). En la historia humana, la pensacción, el pensamiento-
acción, aparece en las formas más diversas, algunas altamente
especulativas (en donde la acción es como absorbida por el pensamiento),
otras de pura acción transformadora (en donde el pensamiento es
absorbido por la acción). Pero se trata siempre de pensacción, de algo
que los humanos hacen en algún sector de la línea pensamiento-acción.
Es muy importante que se entienda que, en épocas anteriores a la
imprenta y a las culturas gráficas y verbales, una gran parte del
pensamiento humano se manifestaba en acciones, en “pensamiento
actuado”, en acciones sustentadoras o transformadoras. Ese
pensamiento-acción fue también, después de la invasión, “pensamiento-
pasión”, pensamiento-padecido y sufrido, “pensamiento-reacción”,
pensamiento-dolor, pensamiento-resistencia. José Gaos ha interpretado
muy bien ese carácter activo y político del pensamiento “latino-
americano”, que se traduce en acciones y no tan sólo en escritos; lo que
deja tras de sí, lo que “lega”, no son tan sólo registros escritos, sino, sobre
33
todo, consecuencias prácticas y cambios sociales. A esto se une, según
Gaos, una persistente vocación pedagógica y un fuerte sentido estético22.
El pensamiento indígena fue, en gran medida, antes y después de
la invasión, pensacción, siendo que los registros que los nativos
intentaron hacer de ese pensamiento fueron casi todos destruidos o
profundamente deformados por los invasores. Después de la invasión, los
indígenas y negros, y después los criollos y mestizos, fueron obligados a
pensar también en términos de pensamiento-pasión o reacción,
pensamiento que se traducía en acciones defensivas y resistentes 23. Son
inicialmente otras personas, no los indígenas y negros, los que pondrán
en el papel las acciones de resistencia y las de ellos propios, sobre todo
curas y juristas que actuaban y escribían sobre la humanidad de los indios
y los supuestos derechos de la invasión y conquista en América del sur.
Mientras eso ocurría, en los establecimientos de enseñanza y
universidades se inculcaba el pensamiento dominador, pero
paralelamente a él, había ese pensamiento-acción y reacción operando en
las calles, en las plantaciones, en los ríos y caminos, en los espacios de
tránsito y desarrollo de la vida, en los espacios no académicos.
Éstos fueron desde siempre los dos rumbos del pensamiento-
acción colonial que se entrecruzaban. La mera presencia del invasor –
tanto del colono como del invasor cultural, del profesor escolástico, del
evangelizador – ya constituía un problema inicial para el pensar-actuar
desde la gran comarca invadida. Pero, precisamente, estas características
de pensacción anterior y posterior a la invasión son las que hacen,
literalmente, desaparecer ese tipo de pensar activo y fluido del universo
del pensamiento oficial, dominado por el modelo europeo – sobre todo
22
Gaos J, 1945, pp. 51-68.
23
El “desde” pensante-actuante negro es sensiblemente diferente del indígena, tanto en
la circunstancia de las invasiones de África y de la gran comarca “americana”, como
en la cuestión de los tipos de dominación y resistencia, la cuestión de las lenguas, la
relación con la muerte (mientras los indígenas podían simplemente desaparecer, los
negros tenían que sobrevivir para poder servir…hasta la muerte), etc. Pero negros e
indígenas están biográficamente juntos dentro de la matriz de invasión y exclusión por
parte de una referencia europea absolutizada hasta el paroxismo. Los traumas son más
compartidos por negros e indígenas que creencias o religiones.
34
sajón – de la “filosofía” entendida como pensamiento teórico,
especulativo, escrito, argumentado y productivo. A la luz de ese modelo,
el pensamiento fuertemente expresado en acciones “no es filosofía”, “no
existe” como “genuina filosofía”; y personas como los Tupac Amarú, o
Simón Bolívar o el Che Guevara no pueden ser considerados genuinos
pensadores, sino como “hombres de acción”. Si alguien no escribió
grandes textos, no pensó.
Pero en la propia filosofía europea esto es cuestionado de tanto en
tanto, desde la reivindicación actual del “Platón no escrito” hasta la idea
de Wittgenstein de que lo más importante del Tractatus era lo que no
estaba escrito en el libro y se hundía en el silencio. El propio Platón, en
el Fedro y las Cartas, critica el pensamiento escrito como menos
profundo, claro y completo que el oral, siendo que las cosas de mayor
valor son del alcance de la oralidad, no de lo escrito. Si bien es cierto que,
en el caso de Platón, tenemos suficientes escritos para poder contrastar
tradición escrita y oral, podemos, con alguna precaución, devorar esa
idea europea para nuestro propio beneficio y rescatar todo el rico
pensamiento que se manifiesta en el discurso oral indígena y negro y sus
acciones efectivas como siendo genuino pensamiento. Pues de un texto
filosófico también se pide que tenga alguna influencia en la realidad,
algún impacto transformador. Así como, desde la perspectiva del
filosofar teórico-especulativo hegemónico, se dice que el pensamiento-
acción hizo cosas importantes pero que no constituyó pensamiento
genuino (porque no escribió), desde la perspectiva de la acción se podría
replicar que el pensamiento teórico-especulativo escribió cosas
importantes pero no tuvo impacto (o tuvo muy poco) en el plano de la
transformación de la realidad. Un gran pensamiento sin registro escrito
puede ser tan fallido como un texto brillante sin consecuencias sociales.
Parece mejor tratar de articular las dos tendencias y considerar a
ambas como siendo pensacción en diferentes momentos de su mutua
vinculación interna. Perfectamente se puede reconstruir una historia del
pensamiento-acción indígena y “latinoamericano” no centrado en
“escritores” y en “textos”, sino en grandes figuras, protagonistas de
eventos cargados de fuerte significación pensante. Cuando adoptamos
35
esta perspectiva, comenzaremos a visualizar la historia oculta del
pensamiento-acción desde la gran comarca, presente en reacciones contra
la dominación plenas de consecuencias. Además, cuando un ser humano
ha actuado y transformado la realidad de manera extraordinaria y
memorable, otras personas acaban escribiendo sobre él, como ocurrió
con Cristo y Sócrates. No podemos negarles a estos hombres su categoría
de pensadores tan sólo porque no hayan puesto sus pensamientos por
escrito, muchos de ellos sin la suerte de tener a mano un Platón o un
evangelista. No podemos, evidentemente, transformar a un militar –
como Bolívar – o a un guerrillero – como el Che Guevara – o a un
indígena resistente – como Sepé Tiarajú - en pensadores a no ser que esas
figuras hayan tenido una inmensa significación pensante, vidas ricas en
conceptos que alguna otra persona puede expresar en escritos, si ellos
mismos no lo hicieron, “cronistas del pensamiento”, comentadores,
biógrafos e historiadores que reconstruirán el pensamiento implícito en
las acciones de esas personas extraordinarias, más significativas que sus
escribas, que no existirían sin ellos.
Esos escritos “secundarios” formarán parte del pensar-acción de
una cierta parte del planeta, aunque no hayan sido escritos de puño y letra
de sus protagonistas. Lo que se consigue escribir sobre indígenas, negros
y mestizos revolucionarios, lo que se consigue reconstruir de su pensar-
actuar, forma parte del pensamiento indígena, negro y mestizo, dadas las
circunstancias de que ellos propios fueron muchas veces impedidos – y
lo son aún – de manifestar ese pensamiento por sí propios. Crónicas o
narraciones escritas por terceros cumplen esa función, en la medida en
que ellas se refieran a esas grandes figuras y narren lo que hicieron, sea
para celebrarlas o para criticarlas. Muchos estilos literarios pueden ser
utilizados, desde cartas y proclamas hasta crónicas y poemas. Los
escritos de Bernardino de Sahagún y Guamán Poma de Ayala, pero
también el “Facundo” de Sarmiento o “El mito gaucho” de Carlos
Estrada, pueden ser ejemplos de narraciones-crónica que rescatan,
críticamente, eventos o figuras fundamentales. El pensamiento también
se hace, no solamente se escribe; y quien lo escribe puede no ser un gran
pensador (puede inclusive no ser ni siquiera un pensador), sino tan sólo
36
un medio de registrar un pensamiento actuado y transformador. Una
tradición de pensamiento no consiste tan sólo en “textos originales”,
sino también en relatos de acciones pensantes. (Y en el caso particular
de los indígenas, sería incluso inadecuado buscar “pensadores”, en el
sentido individualista europeo, siendo que el trabajo intelectual, en el
mundo indígena, era algo eminentemente comunitario).
Siguiendo este camino narrativo “reconstructivo”, la primera
dimensión genuinamente histórico-existencial de la procedencia
pensante “latino-americana” es, ciertamente, la indígena, o sea, lo que
había aquí cuando el europeo llegó. Había un pensamiento en Abbya-
Yala, en Tawantinsuyu, en Anahuac, pero era predominantemente
acción, un modo de estar (o de mal-estar) en el mundo que se traducía en
acciones y formas de vida (y también en registros, pero que fueron
destruidos). Quiero dejar aquí perfectamente claros mis motivos para
considerar el pensamiento-acción indígena como la primera dimensión
de nuestro pensamiento, a ser rescatada y expuesta en una introducción
al pensar desde Abya-Yala. Se trata de alejarse tanto de la actitud de total
ignorancia, indiferencia o desprecio delante del saber indígena (la actitud
predominante), pero también de la actitud de considerar ese saber
maravilloso y superior al occidental. La adopción del pensar-actuar
indígena no se debe tanto a su valor intrínseco (que lo tiene), sino al
hecho de que era el saber que existía antes de la invasión, sea cual sea su
valor. Es el saber que habría que retomar, desde nuestras circunstancias
actuales (pues es absolutamente imposible recuperarlo en sus raíces
originarias) para poder reconstruir nuestro pensar presente delante del
hecho de haber sido culturalizados dentro de un saber invasor e
interruptor; retomada llena de mediaciones, en donde una compleja
interacción entre el saber invasor y el invadido tiene que ocurrir y ser
entendido y asumido24.
24
Walter Mignolo expresa muy bien este “hiato” o interrupción que tendría que ser
salvada y retomada después de grandiosos errores históricos que ahora transforman
nuestra actual formación en una ardua tarea de reposición de una continuidad inferida.
Refiriéndose a los intelectuales de la independencia, escribe: “…eligieron emular a la
intelectualidad de Europa, imaginando que las historias locales podían repararse
37
No sirve de nada decir que “no hay suficientes fuentes de estudio”
o que el mundo indígena “no constituía una unidad”. De los presocráticos
a veces se tiene tan sólo una sola frase (como en el caso de
Anaximandro), y con eso se han escrito millares de páginas (Heidegger
le dedicó a esa única frase un ensayo de casi 50 páginas). De los indígenas
“americanos” tenemos muchas más informaciones que de los
presocráticos. Tampoco los presocráticos formaban una “unidad de
pensamiento”, pero los estudiosos se la atribuyeron para poder
estudiarlos. Nada impide hacer lo mismo con el saber indígena, del cual
ahora sabemos mucho más que en el siglo XX. La vinculación del
pensamiento europeo moderno con la Grecia clásica tampoco es un hecho
objetivo constatable, sino resultado de una larga y compleja elaboración
cultural, que liga el pasado griego con el cristianismo y la modernidad25.
Si la vinculación de la Europa moderna con la Grecia clásica es, en gran
medida, una construcción histórica espiritual, lo mismo podemos hacer,
si así lo queremos, con nuestro pensamiento actual y la antigüedad
indígena.
38
Heidegger menciona muchas veces los mitos no sólo como
“orígenes del pensamiento”, sino como estructuras complejas (para
Heidegger, el mito piensa; y, de hecho, él re-elabora la noción occidental
de ratio en una compleja interacción con elementos “páticos” presentes
en los mitos), y aunque él está pensando en Hesíodo y no en el Popol Vuh
o el Chilam Balam, nada impide aplicar lo que él dice a las cosmovisiones
indígenas expuestas tardíamente en estos libros26. Mientras que los
europeos pudieron hacer tranquilamente la transición desde su
antigüedad a su actualidad a través de la patrística, los sabios de
Alexandria, Agustín de Hipona, los primeros escolásticos y los
pensadores árabes, los “americanos” fueron violentamente separados de
su propia antigüedad. Nuestra cultura actual de pensamiento, en la
medida en que seamos conscientes y críticos, nos obliga, en cierta forma,
a tratar de retomar – crítica y distanciadamente - esa “antigüedad
impedida” y articularla con el pensamiento invasor y con otras fuentes e
influencias (la africana, notablemente), para tratar de concebir lo que hoy
en día tendría que constituir nuestro pensamiento lúcido después de la
tragedia, en lugar de simplemente repetir el pensamiento dominador y
declarar el pensar-acción indígena y negro como inexistentes27. No
tenemos ninguna conexión originaria con el pensamiento griego ni con
el cristianismo; Sócrates y Cristo son nuestros padrastros intelectuales y
aunque pasen 10.000 años jamás serán nuestros padres28.
26
En verdad, el pensamiento-acción indígena, con sus elementos de habitares poéticos
y no objetivantes, de “dejar ser”, de perspectivismo y temporalidad circular, se
aproximaría mucho más a lo que Heidegger intentaba pensar que sus “griegos
originarios”, que él tuvo que forzar – como era su hábito – para que entrasen en sus
esquemas de pensamiento.
27
Esta difícil articulación entre Europa y lo indígena fue intentada metafóricamente en
la idea de la antropofagia y del “salvaje tecnologizado”, por el marginalizado pensador
brasileño Oswald de Andrade, con todas sus limitaciones y contratiempos. Cfr. De
Andrade (2001).
28
En relación a esto, suelo utilizar dos cuentos didácticos: (1) Suponga que un intruso
viola a mi madre, mata a mi padre y me adopta, criándome en otra cultura diferente a
la de mis padres asesinados, de la que no quedan rastros después de un tiempo. Con el
pasar de los años, me adapto totalmente a la cultura de mi padrastro, tengo un hijo y le
transmito esa misma cultura. Parecería comprensible que este hijo mío, cuando crece y
se entera de lo que pasó, sienta curiosidad e interés por conocer la vida y cultura de sus
39
Hay, además, otro hecho notable: la antigüedad indígena es una
antigüedad en curso, ella todavía existe delante de nosotros, con su saber,
sus lenguas y sus formas de resistencia (muchas de ellas dramáticas). Los
presocráticos y sus descendientes murieron, son fósiles; nuestros
antepasados, en cambio, están delante de nuestras narices, sufriendo las
mismas discriminaciones que en el siglo XVI. La antigüedad indígena
está viva, está ocurriendo, es actual, nunca dejó de serlo (en “América
Latina” hay más de 500 pueblos indígenas, y el número de lenguas
indígenas habladas oscila entre 500 y 1000). Esa “antigüedad en curso”
fluye hoy con todo el terror y vergüenza de la exclusión, con todo el
cinismo de la “delimitación de tierras”, con todo lo que obliga a decir al
pensamiento dominador sobre “derechos indígenas” manteniendo el
trasfondo de la exclusión y el exterminio.
Después de ese rescate crítico e interactivo de la antigüedad
indígena, habría que dar un segundo paso: examinar la historia factual
del pensamiento-acción y reacción en la gran comarca invadida desde el
siglo XVI hasta el XXI. No sólo leer textos, sino también contextos. Una
tradición filosófica, como vimos, no se compone solamente de textos y
de grandes nombres, sino también de experiencias fundantes productos
de la acción, consecuencias de cierta comprensión de las situaciones
históricas; son éstas las que tienen que ser recuperadas y narradas, con
todo su envoltorio de violencia, dependencia, mimetismo compulsivo y
oscuros sentimientos de emancipación, pero narradas de manera
conceptual, de tal forma de rescatar su significación pensante social y
metafísica (superando el lugar común de que los “latino-americanos”
seríamos inclinados a lo primero sin lo segundo; es imposible visualizar
la relevancia social de un evento histórico sin hacer estallar, igualmente,
su dimensión metafísica).
abuelos asesinados. (2) Suponga que Hitler hubiera ganado la segunda guerra e
implantado el nacional-socialismo en el mundo, y que todos se hubieran adaptado a
esto, viendo con satisfacción un mundo sin judíos ni razas impuras. Suponga que pasan
5 siglos y que todo el mundo naturalizó el nazismo totalmente. ¿No sería igualmente
comprensible que alguien, en pleno siglo XXV, se preguntara cuál es la legitimidad de
la ideología nacional-socialista?
40
Una introducción al pensamiento-acción desde la gran comarca
invadida debe historiar la desobediencia y la resistencia (no sólo reactiva,
sino también creadora) en todas sus múltiples formas, comenzando por
las luchas físicas y yendo a las formas más intelectuales de resistencia
(aunque ambas están entremezcladas), recordando y describiendo
eventos impregnados de significación pensante y señalando a sus actores,
mostrando, ya desde el comienzo de la invasión, el incansable trabajo del
pensamiento-acción de la resistencia y sus sucesivas derrotas (en donde
los líderes de las rebeliones fueron, en general, perseguidos, capturados,
torturados y muertos)29. Es necesario ilustrar aquí, en este momento del
texto, esta idea del pensamiento-acción desde “América Latina”, tal
como recogido conceptualmente en escritos secundarios acerca de
eventos fundamentales, y entender cómo estos eventos configuran una
tradición de pensamiento-acción (específicamente una tradición de
resistencia), en donde el páthos fundamental no es el asombro delante del
hecho de que el ser sea, sino la indignación delante del hecho de que no
nos dejen ser.
Algunos de esos eventos y figuras que podrían ser
conceptualmente reconstruidos en crónicas, narraciones, novelas y
ensayos son, por ejemplo, los siguientes. En el siglo XVI, en 1503, el
cacique Quibián, de Panamá, destruye la pequeña ciudad de Santa María,
fundada por Cristóbal Colón. En 1511, se produce el llamado “grito de
29
Es significativo observar que todas las rebeliones populares o indígenas entre los
siglos XVI y XVIII fracasaron rotundamente y fueron sofocadas (la mayoría
sangrientamente), desde la rebelión de los quichés de 1524 hasta la revolución negra en
Haití (que triunfó, pero que fue posteriormente ahogada por estrategias de los
poderosos). Sólo cuando la clase media blanca o mestiza burguesa se apropia de la
revolución, a comienzos del siglo XIX, ocurre finalmente la “independencia” contra los
españoles. Pues las élites criollas tienen el poder, económico y cultural para luchar
organizadamente y obtener el apoyo de las nuevas potencias mundiales (especialmente
Inglaterra, interesada en la independencia de las colonias españolas). Esto parece
indicar, melancólicamente, que tanto la dependencia como la liberación son blancas y
de clases privilegiadas; nunca hay revoluciones populares realmente exitosas. Las
clases populares e indígenas consiguieron ganar algunas batallas, pero nunca una
guerra. En ese sentido, parece un error historiográfico colocar al Cacique Coronilla o a
Tupac Amarú II como “precursores de la independencia”, al lado de San Martin y
Bolívar. No se trata del mismo tipo de emancipación.
41
Coayuco”, la primera gran insurrección de los tainos liderados por
Agüeybaná, en Yauco, Puerto Rico. En 1512, aparecen las primeras
denuncias sobre mal trato de indígenas, por Antonio de Montesinos y
Pedro de Córdoba. Entre 1519-1533, ocurre la rebelión de Enriquillo,
cacique taíno, en la República Dominicana. En 1520, las tropas de
Hernán Cortez sufren una estruendosa derrota delante de los indígenas,
en la llamada “noche triste” (que en una sociedad no colonizada debería
conocerse como “noche de júbilo”). En 1527, el cacique Lempira es
muerto durante una conferencia de paz en Honduras. En 1533 se produce
la ejecución de Atahualpa. En 1542 comienza la guerra de Araucania. En
1546 hay la rebelión de los cupules y los chichuncheles en Yucatán. En
1550, Antonio Valdivieso, obispo de Nicaragua, es muerto por asesinos
pagados por una poderosa familia española. Estos hechos delimitan una
primera línea narrativa de pensacción “latino-americano”, bastante nítida
y plena de significaciones pensantes en ese período.
Y se podría seguir: Domingo de Santo Tomás (1499-1570),
lingüista y misionero dominicano, escribe la primera gramática del
quechua y lucha por los derechos indígenas. En 1553, Pedro de Valdivia
cae en estruendosa derrota en Tucapel frente a los mapuches liderados
por Lautaro. En 1573 ocurre la muerte del cacique Tamanaco, de
Venezuela, que lideró a los mariches y quiriquires en la resistencia
indígena contra los españoles, con ayuda de las tribus Teques y Arbaco.
En 1589 se produce una rebelión mapuche en Chile, una de las más
exitosas de la historia de la resistencia, con estruendosas victorias como
Curalaba, destruyendo numerosas ciudades españolas. José de Acosta
(1540-1600), misionero, actúa como defensor de los indígenas en Perú y
escribe una “Historia natural y moral de las Indias” (1590).
Ya en el siglo XVI, en 1613 se produce el levantamiento de Lari
Qaxá, en Bolivia, en donde aymarás y quechuas enfrentan españoles.
Pedro Claver (1580-1654) dedica toda su vida a aliviar los sufrimientos
de los esclavos negros en Cartagena. En 1635, el cacique diaguita
Coronilla y otros, sublevados contra la esclavitud, son brutalmente
ejecutados en la Argentina. En 1695 es asesinado por soldados españoles
Zumbi, el jefe negro del Quilombo de Palmares. Ya en pleno siglo XVIII,
42
en 1756 ocurre la masacre de Caiboaté, en donde mueren cerca de 1.500
guaranís, incluyendo su jefe, Sepé Tiarajú, enfrentando un ejército mixto
español-portugués. En 1780 ocurre la rebelión de Tupac Amarú II, en
Perú, y en 1781 la de Tupac Katari, ambos muertos cruelmente por los
ejércitos españoles. En 1796, es ejecutado y descuartizado (y sus hijos
vendidos como esclavos) José Leonardo Chirino, mestizo que lidera una
insurrección contra la corona española.
En el siglo XIX, pero ya a partir de 1791, Toussaint Louverture
prepara la primera revolución negra victoriosa del continente, y la
independencia de Haití, proclamada por Jean-Jacques Dessalines en
1804, después de la muerte en prisión de Louverture en 1803. En 1825,
3 años después de la “independencia” de Brasil, tres verdugos se niegan
a ahorcar a Fray Caneca por sedición contra el poder imperial de Pedro
I; el valiente fraile es fusilado. En 1839, es capturado y ahorcado Manuel
Congo, jefe de la mayor rebelión de esclavos del valle de Paraíba, del
Quilombo de Serra do Mar. En 1868 se produce el llamado “grito de
Lares”, una insubordinación en Puerto Rico contra el poder español,
propulsada por Ramón Emeterio Betances. En 1873 es organizada en
Brasil una expedición represora contra los quilombos en Sergipe. En
1887, un sector del ejército brasileño se niega a participar en la
destrucción de los quilombos30.
Estos hechos extraordinarios no tienen tan sólo un color local,
sino que en ellos surgen todas las cuestiones universales (o mundiales,
como prefiero decir) que fueron enfocadas por la “filosofía”: mito,
conocimiento, ignorancia, utopía, codicia, sufrimiento, justicia, libertad,
30
Estos relatos, llenos de significación pensante-actuante, se refieren a América del sur
y México, pero muchos otros eventos y figuras importantes aparecen también en
América del Norte, en donde la destrucción de las culturas indígenas y sus resistencias
continúan hasta hoy. Se podría recordar, por ejemplo, el ataque al fuerte Detroit en
mayo de 1763, perpetrado por los Delawere, los Wyandot, los Seneca, los Shawnee y
los Munsee, liderados por Pontiac, jefe Ottawa; y muchos otros eventos de ese tipo. La
situación de los indígenas americanos del Norte es peor, porque su país se transformó,
con el pasar del tiempo, en una sucursal del poder europeo, en lugar de defenderlos
contra él.
43
dignidad; estos hechos están atravesados por cuestiones éticas, lógicas,
metafísicas y religiosas. Todo este vasto y rico material, y la reflexión
sobre el mismo, deberían componer los currículos de estudios del
pensamiento desde “América Latina”, junto con los estudios sobre
acciones y pensamientos europeos y de otras partes del planeta,
propiciando comparaciones, confrontaciones y reconsideraciones (es
evidente que la cuestión ética, por ejemplo, tal como planteada por los
griegos y el pensamiento moderno alemán, queda profundamente
transformada bajo el impacto de lo que ocurrió en “América”, como lo
captaron, inclusive, varios pensadores europeos ya desde el siglo XVI,
como aún veremos).
Pero también hubo formas más académicas de resistencia,
especialmente en el siglo XVI (curiosamente, un siglo “vacío” en
nuestros estudios regulares de “filosofía”, en donde, como se nos dice,
“no hubo grandes filósofos”). Aquí tenemos descollantes figuras
intelectuales que sí escribieron vasta obra sobre los indígenas, su
situación y los supuestos derechos ibéricos a la invasión, tales como
Vasco de Quiroga, Bartolomé de Las Casas, Francisco de Victoria, Pedro
Fonseca, Manoel de Nóbrega, Luis de Molina, Francisco Suárez,
Francisco Sánchez, Juan Ramírez y Antonio Vieira, entre los principales.
Éste es un momento privilegiado para observar los elementos
emancipadores de la Escolástica, de la que se subrayan, habitualmente,
sus aspectos dominadores y tenebrosos. La presentada y utilizada por
esos autores en sus interminables luchas jurídicas y apologéticas, es la
Escolástica que debería interesarnos en una introducción al pensamiento-
acción desde la gran comarca invadida, y no el mero “estudio” de la
recepción de Aristóteles o de los vericuetos argumentativos de la teología
tomista.
Una introducción al pensamiento-acción desde Abya-Yala no es,
pues, un mero “estudio de fuentes”, sino el pensar cómo esas fuentes
fueron impuestas, y las formas de resistencia que generó. Hay que
recuperar el sentido invadido-resistente del pensamiento-acción de la
gran comarca, sin perderse en detalles factuales, en listas de autores que
habrían “seguido” más o menos “críticamente” la Escolástica o el
44
Positivismo o tal o cual doctrina europea; hay que pensar cuáles
elementos de la Escolástica fueron vistos, en la época, como
emancipadores; qué es lo que el pensamiento criollo hegemónico, mucho
más tarde, vio de atractivo en el cartesianismo o el positivismo, y cómo
se reaccionó contra esas corrientes; por qué, más recientemente, los
espiritualismos, personalismos y existencialismos fueron vistos como
fructíferas reacciones a un pensamiento puramente objetivo; lo que hay
de emancipador y de colonizador en el marxismo europeo, etc31.
“Corrientes de pensamiento” (Beorlegui, p. 54) es una buena
expresión si entendemos por “corriente” algo como un río caudaloso y
errático; en “América latina” no tenemos filosofía griega, tenemos
aprendizaje y asimilación de filosofía griega. Porque fuimos obligados a
estudiar a los griegos nunca perteneceremos a la tradición griega. Quien
fue obligado a estudiar una tradición e incorporarse a ella, no pertenece
a ella por definición. La procedencia pensante no puede ser impuesta
desde afuera32. Si en Europa se puede hablar de una “corriente
escolástica”, aquí en América latina se tiene que hablar de una
“imposición de la Escolástica” y no de Escolástica. La obligación de
estudiar la Escolástica es el hecho latino-americano originario, y no la
Escolástica. No el saber, sino la violencia pedagógica que lo impuso. No
hubo ninguna Escolástica que surgiera de las entrañas mismas de la gran
comarca invadida. No podemos dividir nuestra historia en los períodos
europeos, sino reconstruir nuestra historia como destrucción de nuestras
31
Nada impediría incluir este tipo de textos dentro de lo que José Gaos, Arturo Roig o
Leopoldo Zea llamaron “historia de las ideas”. (Cfr Roig A. “Interrogaciones sobre el
pensamiento filosófico”, en ZEA L (Org) 2010, pp. 46-71), aunque pienso que mi
propuesta es más específica, más centrada en la cuestión de la emancipación, sin nunca
perderse en la localización y exposición de las “ideas” por sí mismas. Por ejemplo, la
“historia de las ideas” está interesada en la “recepción” latino-americana del
positivismo y su “adaptación a la circunstancia americana”. La presente introducción
histórico-conceptual al pensacción desde Abya-Yala está más interesada en devorar
antropofágicamente el positivismo, sea ignorándolo, sea deformándolo para fines
estrictamente emancipadores.
32
Recordar José Martí: “La historia de América, de los Incas a acá, ha de enseñarse al
dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible
a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria” (Martí J, 2011, pp. 20-21).
45
fuentes, substitución por otras, dominación, resistencia y emancipación;
éste es el sentido de nuestra historia, de nuestra corriente, de nuestro río33.
Cada país latino-americano debería tratar de construir su propia
historia, usando sus pensadores no como meros “representantes” de
corrientes europeas, sino como apropiaciones traicioneras y liberadoras.
Esas historiografías están aún por ser escritas. Interesa indicar las líneas
de surgimiento del pensamiento-acción, en lugar de fingir que somos una
continuación natural del pensamiento europeo (al estilo del pensador
brasileño Vicente Ferreira Da Silva34), como si éste fuera tan sólo una
noble “herencia cultural” y no una violenta forma de dominio. La
“civilización” que fue impuesta también estaba impregnada de barbarie,
como cualquier otra civilización humana35. Es este contra-saber, esta
anti-educación, esta educación transversal, lo que este esbozo de una
33
Cualquier pensamiento impuesto unilateralmente es formalmente colonizador, aun
cuando su contenido sea “emancipador”. El marxismo, si impuesto unilateralmente,
puede ser tan colonizador como la Escolástica. Lo que torna emancipador un
pensamiento no es su contenido inmediato, sino su haber sido empuñado desde una
circunstancia.
34
Este pensador escribe que él comprende “...el fenómeno cultural norte y
sudamericano como una mera prolongación post-renacentista de la civilización
europea. La diferencia geográfica no decide sobre las motivaciones profundas de
nuestra civilización en desarrollo, que es la misma que la europea y que (...) mantiene
una perfecta sincronía con el proceso europeo. (...) En Brasil como en el resto de
América del Sur, la civilización europea venció al elemento indígena y después al
elemento negro, aniquilando sus valores y su percepción interna de la existencia (...)
Nadie menos predispuesto que yo, por tanto, a hablar de una autonomía del
pensamiento sudamericano y a enfrentar a la inteligencia europea con un sentimiento
no filial” (Ferreira Da Silva Vicente, “Enzo Paci y el pensamiento sudamericano”, en:
Da Silva V. Obras Completas, volumen II, p. 454. Mi traducción del portugués).
35
Para la situación moral de Europa en el momento de la colonización, ver Stannard D
1992, pp.57 y 183, en donde se presenta una Europa sacudida por la violencia, la
miseria, la enfermedad, el crimen y la intolerancia (persecución de judíos, Inquisición,
caza de brujas). En lo que se refiere a la época actual, al final de cuentas habría que
evaluar con todo rigor la “calidad” del mundo que la civilización occidental nos ofrece
hoy, y que está legando a las generaciones venideras: un mundo lleno de terribles
peligros ecológicos y sociales, atravesado por envenenamiento, escasez, polución,
persecuciones, intolerancia y corrupción. No es tan simple declarar que el exterminio
de otras culturas fue realizado – e incluso se justificaría – por los “enormes beneficios”
que nos reportaría la “civilización” actual. Esto es algo que debería ser mejor discutido.
46
introducción al pensamiento-acción desde la comarca invadida debería
delinear. No es que la invasión nos impida pensar, sino que, por el
contrario, es ella lo que nos tornó pensadores, lo que nos dio una
característica propia frente a los pensamientos oriundos de otras partes
del planeta.
Debemos tener la osadía de escribir una introducción al
pensamiento-acción desde “América Latina” sin los “filósofos” griegos,
sin los teólogos medievales, sin los empiristas ingleses y los idealistas
alemanes, sin muchas de las “grandes figuras” del pensamiento oficial,
una vez que apliquemos a nuestros estudios el criterio de la tomada de
conciencia de la dependencia y de la necesidad de resistir e in-surgir. En
esa dirección, un “gran pensador” de la historia oficial de la “filosofía”,
como Leibniz (para poner un ejemplo), puede ser perfectamente
insignificante en un programa de estudios del pensamiento-acción
orientado hacia la cuestión de la emancipación. Y, en general, todos los
“grandes filósofos” serían colocados “en cuarentena” en esta nueva
organización del saber, hasta que se muestren sus elementos
emancipadores. Es claro que absolutamente nada impide que pongamos
a Platón, San Agustín, Descartes, Leibniz o Kant en nuestros programas
de estudios, para tejer consideraciones o establecer comparaciones, con
el objetivo de rescatar sus elementos liberadores si existieran. Pero los
pensadores europeos dejarán de aparecer en nuestra formación como
modelos de pensamiento o como sujetos absolutos del discurso o como
figuras sagradas y reverenciales, delante de las cuales se paraliza nuestro
propio entendimiento. Ellos serán nuestros objetos, no nuestros sujetos,
a lo sumo nuestras herramientas, no nuestros guías36.
36
Se trataría de ir contra la sacralización de ese “precioso acervo” de 24 siglos de
pensamiento, cuyo carácter irrenunciable es mantenido en base a lo que Perelman llamó
el “argumento del desperdicio” (Perelman C, 2002, p. 317), que consiste en favorecer
una evolución ya comenzada, continuar insistiendo en el cultivo de algo que ya se
conquistó, como si fuera una poderosa “inversión cultural” cuyo abandono o desvío
pagaría precios demasiado altos. De lo que se trata en mi propuesta no es del abandono
de la lectura selectiva de esa tradición, sino de una “formación filosófica” basada en
ella. No tenemos que “formarnos” en esa tradición para poder utilizar, de vez en cuando,
sus fuentes, al lado de otras.
47
Entrando en el siglo XIX europeo, encontramos un fenómeno
muy curioso en nuestra relación con Europa, en verdad ya anticipado en
los siglos anteriores, fenómeno presentado por Francisco Romero en un
viejo artículo olvidado, “Influencia del descubrimiento de América en las
ideas generales”, de 1944. La idea es que el choque cultural con
“América” habría producido en los intelectuales europeos, por lo menos
desde Montaigne, pasando por Rousseau y Diderot entre otros, una
revisión de las categorías racionalistas, moralistas y religiosas
tradicionales, una reflexión sobre moralidad, justicia, civilización y
barbarie (curiosamente, en la misma época en que Sarmiento y Alberdi
elogiaban la tradicional ratio francesa). Tal vez la presencia de
“América” hizo estallar una tensión que anidaba desde siempre dentro de
las entrañas del pensamiento europeo, ya desde las tensiones entre
Sócrates y los sofistas hasta las que había entre Bacon y Descartes, por
un lado, y Pascal y Vico por el otro.
La mención de los indígenas es literal en algunos de estos autores
(como Montaigne, Rousseau y Diderot), pero creo que grandes
pensadores críticos del racionalismo, el moralismo y el cristianismo
(aunque no forzosamente no religiosos) del siglo XIX, como
Schopenhauer, Kierkegaard, Marx, Nietzsche y Freud, y del siglo XX,
como Heidegger y, en menor escala, Sartre, pueden ser vistos, en una
cierta construcción cultural apoyada en hechos del pensamiento, como
pensadores profundamente golpeados por el contraste del pensamiento
europeo y el modo de pensacción “americano”. Es como si esos
pensadores hubieran sido colonizados por “americanos”, devorados por
ellos (y no es de balde que sean autores leídos con tanto entusiasmo y
pasión por nuestros estudiantes)37. Este hecho notable debe incluirse en
37
Aquí podríamos ver un momento del pensamiento europeo que ayuda a proporcionar
un contenido concreto a la insurgencia desde “América Latina”. Pues hasta ahora la
insurgencia fue formalmente entendida como pensamiento-reacción a la invasión y
exclusión por sí mismas, por haber interrumpido un proceso cultural que estaba
siguiendo sus propias líneas. Pero se podría pensar que el pensamiento dominador fue
caracterizado, por lo menos, por esos tres elementos: racionalismo, moralismo y
cristianismo. (Ver Botero Uribe (2005), pp. 24 y siguientes, y O’Gorman (1995), 4ª
parte, en donde se sacan las conclusiones obvias del hecho de no haberse encontrado al
48
programas de estudios que intentan nuevas relaciones entre “filosofía”
europea y pensacción desde Abya-Yala, como veremos ahora, ya al final
de nuestra reflexión.
Dios cristiano entre los indígenas de Abya-Yala). Estos son 3 elementos del
pensamiento europeo fuertemente rechazados desde “América Latina” (en salvaguardia
de los afectos, la vitalidad y las religiones inmanentistas), que son, curiosamente, los
mismos elementos criticados por las “filosofías” de Schopenhauer, Kierkegaard, Marx,
Nietzsche, Freud, Heidegger y Sartre, en diferentes acentuaciones, transformándolos en
pensadores fuertemente anti-europeos, tal vez más populares en “América latina” que
en sus países de origen.
49
Según este esquema, nuestro pensamiento es, primero, autóctono
o aborigen, después invadido, en seguida resistente, después
independiente, y por fin emancipador, hasta hoy, pues el proceso está
abierto y no acabó. Ésta debería ser la guía mínima de un programa de
“estudios de filosofía” (entendida como pensamiento-acción) para un
estudiante concientizado en nuestras tierras. Pero, en una verdadera
democracia intelectual (que actualmente no tenemos) debería dejarse la
elección al estudiante, inclusive el espacio para aceptar la agenda
hegemónica europea de filosofía, si ése fuera su deseo.
El programa analítico más detallado de este plan de estudios
podría ser algo como lo siguiente:
1. Introducción general: Motivos para preguntar por un filosofar
desde América Latina. Problemas en la formulación misma de la
cuestión. Sobre las nociones de "filosofía" desde Europa y América
Latina: entre política, arte y religión. El carácter insurgente del
pensamiento desde América Latina. La cuestión del "resentimiento". El
espinoso tema de la "identidad", entre lo histórico y lo metafísico.
2. Antigüedad indígena. Los riesgos de la pregunta acerca de la
existencia de un "pensamiento indígena": entre el reduccionismo y lo
ininteligible. Más allá de la idea de un “paraíso” indígena. Diversidad de
las culturas indígenas, hipótesis sobre algunas características generales.
Fuentes para el estudio del pensar-actuar indígena: el Códice
Chimalpopoca, la poesía náhuatl, los libros de pinturas, el Popol Vuh,
Bernardino de Sahagún, el Chilam Balam, Motolínea, Felipe Guaman
Poma de Ayala, Joan de Santa Cruz Pachacuti, el Inca Garcilaso.
Pensamientos-acción Nahua, Maya e Inca. Los estudios de León-Portilla.
Tlamatinimes y amautas. Quetzalcóatl. El caso mapuche. Las crisis
cósmicas, tiempos indígenas y la participación de los humanos en el
sostén del mundo. Cielo e Inframundo. La actitud delante de la muerte y
el eterno retorno de la destrucción. La significación simbólica de los
sacrificios. Pensamiento-acción tupi según Viveiros de Castro.
Perspectivismo. La Tierra sin mal. Canibalismo y antropofagia entre la
barbarie y el sistema simbólico.
50
3. El pensamiento-acción en la época colonial en Brasil y en
América Latina, entre la aceptación y la resistencia. Proceso
"civilizador", catástrofe y choque cultural. Entre la recepción y
enseñanza de la filosofía escolástica y el pensamiento de la
emancipación: leyendo textos y viviendo contextos. El pensamiento en
la circunstancia latinoamericana: esclavitud, imposición de culturas,
legitimidad, humanidad, salvación. La “inconstancia” como forma de
resistencia a la conversión. Pensamiento de la resistencia en Pedro de
Fonseca, Francisco Sánchez, Manuel de Nóbrega (s. XVI), Antonio
Vieira, Gregorio de Matos, Nuno Marques Pereira (s XVII). La
fundación de las universidades a partir del siglo XVI y el pensamiento
dominador. Pensamiento de la resistencia en Francisco de Vitoria,
Francisco Suarez, Alonso de La Vera Cruz, Antonio Rubio. Los
defensores hispanos de los indios: Bartolomé de Las Casas. (s. XVI). La
controversia de Valladolid entre Las Casas y Ginés de Sepúlveda. El paso
de la Escolástica a la "Modernidad" y su significación para el
pensamiento-acción desde América Latina. Ambigüedad de los jesuitas
y su expulsión. Los nuevos proyectos de dependencia. El contexto
brasileño: Matias Aires (s XVIII), Silvestre Pinheiro Ferreira (s XVIII-
XIX) y muchos otros. El contexto hispanoamericano: Benito Díaz
Gamarra, Javier Clavijero (s XVIII) y muchos otros. El impacto de
“América” en Montaigne, Rousseau, Diderot y otros filósofos europeos
entre los siglos XVI al XVIII.
4. Aspectos del pensamiento desde América Latina.
Independencias dependientes. Las independencias formales
latinoamericanas de principios del siglo XIX: "patriotas" contra realistas.
El levantamiento indígena de Tupac Amaru. La singularidad de la
revolución haitiana. Simón Bolívar y José de San Martín, dos militares
con proyectos americanistas. Los pensadores del período y sus elementos
dominadores y emancipadores: Andrés Bello (Venezuela), Juan Bautista
Alberdi (Argentina), Domingo Sarmiento (Argentina), Gonçalves de
Magalhães (Brasil), Francisco Bilbao (Chile). Proyectos
"modernizadores", romanticismo y dependencia. El positivismo europeo
y las independencias formales: Miguel Lemos, Raimundo Teixeira
51
Mendes, Tobias Barreto, Nísia Floresta (Brasil), José Ingenieros
(Argentina), Justo Sierra (México). Pensamiento europeo anti-
hegemónico en el siglo XIX: las críticas de Kierkegaard y Schopenhauer
contra el racionalismo, moralismo y espíritu sistemático hegeliano.
Nietzsche y la crítica contra el nihilismo europeo. Elementos
dominadores y emancipadores de las filosofías de Nietzsche y Freud.
Dilthey y la hermenéutica.
5. Aspectos del pensamiento-acción desde América Latina, entre
emancipación y dependencia. En busca de la independencia plena. José
Martí (Cuba) y los preliminares del pensamiento americanista. José
Enrique Rodó (Uruguay), y la novela "Ariel". Emancipación y
dependencia en Carlos Vaz Ferreira (Uruguay), Alejandro Korn
(Argentina), Raimundo de Farias Brito (Brasil), Alejandro Deustúa
(Perú), Antonio Caso y José Vasconcelos (México), Pedro Henríquez
Ureña (República Dominicana), Jackson de Figueiredo (Brasil), Samuel
Ramos (México), José Gaos (España-México), Vicente Ferreira Da Silva
(Brasil), Francisco Romero y Carlos Astrada (Argentina). Aspectos
emancipadores y dominadores del marxismo europeo.
6. Hacia la época actual (I). Pensamiento europeo anti-
hegemónico: La crítica de Husserl a las ciencias europeas y la cuestión
del “mundo de la vida”. Lo pre-predicativo como fundamento de lo
predicativo. Recepción y radicalización de la hermenéutica en Heidegger
y Gadamer, entre interpretación e interacción. La fuerza emancipadora
de la cuestión estética. La primacía de la acción en Sartre. Sartre y Frantz
Fanon. Reubicación de España y Portugal en el actual contexto
geopolítico: Miguel de Unamuno, Ortega y Gasset, Javier Zubiri,
Leonardo Coimbra, Delfim Santos. El pensamiento post-analítico euro-
norteamericano: las críticas de Donald Davidson, Richard Rorty y Robert
Brandom contra los paradigmas analíticos tradicionales: actos de habla,
interpretación radical y primacía de la pragmática sobre la semántica.
7. Hacia la época actual (II). Filosofía universitaria y pensamiento
de la emancipación en América Latina: La filosofía en las universidades
en el siglo XX: la generación de los comentadores, historiadores y
exegetas. La persistencia del pensamiento de la emancipación y sus
52
relaciones con la universidad. El contexto brasileño: universidades
tardías y pensamiento de la emancipación desde las ciencias humanas:
Darcy Ribeiro, Gilberto Freyre, Paulo Freire, Florestan Fernandes.
Álvaro Vieira Pinto y el desarrollismo. Oswald de Andrade y la idea de
antropofagia: aspectos emancipadores y dominadores. El contexto
hispanoamericano: pensamiento de la emancipación. José García Bacca
(España-Venezuela), Leopoldo Zea (México) y el grupo Hiperión,
Octavio Paz (México), Augusto Salazar Bondy, Francisco Miro Quesada
(Perú), Arturo Andrés Roig (Argentina), Arturo Ardao (Uruguay).
Filosofía de la liberación: Enrique Dussel, Juan Carlos Scannone,
Horacio Cerutti Gulberg. Abertura y peligros de las filosofías de la
liberación, entre emancipación y mesianismo utópico. Filosofía
intercultural y des-colonial: Rodolfo Kusch, Raúl Fornet-Bettancourt,
Walter Mignolo.
53
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
54
CABRERA Julio. Filosofar académico e pensamento insurgente (Dis-
pensando a filosofía desde Oswald de Andrade e Raul Seixas).
Revista Ideação, número 35, 2017. Pp.77-131.
55
O’GORMAN Edmundo. La invención de América. FCE, México, 1995
(4ª).
56
CAPÍTULO II
INTRODUÇÃO
38
Dr. Phil. pela Universidade de Bremen, Alemanha e pós-doutorado pela
Universidade de Leipzig, Alemanha e pela The Catholic University of America,
Washington, USA. Professor emérito da Unisinos. Professor visitante e pesquisador na
Universidad Centroamericana - UCA – de San Salvador, El Salvador e da UFF, Volta
Redonda RJ. Membro do Projeto de Pesquisa: Violação dos Direitos Humanos na
ditadura militar no Sul Fluminense, RJ. Membro do Grupo de Pesquisa: Memória,
Subjetividade e Subjetivação no Pensamento Contemporâneo, CNPQ., do Programa de
Pós-Graduação em Memória: Linguagem e Sociedade da Universidade Estadual do
Sudoeste da Bahia, BA. E-mail: antonio.sidekum@gmail.com
57
Filosofia Intercultural correlacionados com a educação libertadora
comprometida com os Direitos Humanos Fundamentais na atualidade.
39
Ver como importante fonte de pesquisa a revista eletrônica: www.polylog.org
também a revista GERM do site www.germ.org
40
Remetemos para o site: www.cecies.org
59
“a temática da memória tem sido destaque na filosofia, principalmente
nos diálogos de Platão. É na literatura atual que o tema da memória recebe
uma nova versão filosófica quando reflete sobre as vítimas dos sitemas
políticos totalitários.” (SIDEKUM, 2015, p. 67. In LUZ, & SALGADO,
2015)
60
científica, na sustentação de uma teoria crítica dos Direitos Humanos
fundamentais, ou seja, sobre o que queremos e/ou deveremos saber
realmente sobre a condição histórica do ser humano: por outro, trata-se
de complementar esse giro paradigmático em nível “teórico”, com a
proposta prática de reorganizar o mundo globalizado, fazendo valer,
contra as forças opressoras e niveladoras da globalização atualmente
dominantes, fato que requer que saibamos que no mundo atual existem
pessoas, povos que tornam o mundo plural e que o futuro da humanidade,
por isso, também poderá ir pelo caminho da solidariedade entre mundos
reais que se respeitem, isto é, de uma humanidade solidária que convive
em muitos mundos. Este seria um propósito de uma Filosofia
Intercultural.
Um outro aspecto também necessário para a presente análise diz
respeito à construção de conhecimentos da realidade que aponta a
situação de que muitos seres humanos continuam ainda hoje a viver
excluídos da Comunidade de Comunicação Ideal e da Comunidade de
Comunicação Real, segundo a Teoria da ação comunicativa defendida
pelos filósofos tais como Karl-Otto Apel, Hugo Assmann e Enrique
Dussel.
Convém, no entanto, lembrar aqui as inúmeras pessoas e povos
do Continente Latino-Americano que ainda estão e são excluídos cada
vez mais da Comunidade de Comunicação da vida, como enfatiza o
filósofo Enrique Dussel. E o pensamento libertador de Paulo Freire se
dirige para esta ênfase como é defendido pela obra Pedagogia do
Oprimido.
Vamos ao segundo pressuposto da Filosofia Intercultural, pois,
com este pressuposto deve ficar claro, quando se fala de Filosofia
Intercultural correlacionada à nossa realidade Intercultural e à Teoria
Crítica dos Direitos Humanos fundamentais que nesta etapa, por se
desprender do aspecto evidenciado no primeiro pressuposto assinala que
não representa um novo campo temático que viria complementar as
disciplinas específicas da Filosofia tradicional, como foi feito, por
exemplo, pela Filosofia da Técnica. Por isso, tampouco se deve confundi-
la com a Filosofia da Cultura. Veremos então, que a Filosofia
61
Intercultural, não tem seu eixo de desenvolvimento e nem a sua
preocupação central na análise das culturas ou na pretensão de querer
facilitar uma compreensão filosófica das culturas. Observaremos que sua
atenção centraliza-se melhor na procura de pistas culturais que permitam
a manifestação polifônica daquilo que Raúl Fornet-Betancourt denomina
de Filosofia desde o multiverso das culturas.
Um terceiro pressuposto para o desenvolvimento da Filosofia
Intercultural seria o fato de ela poder ser considerada como parte
articulada em seu movimento multidisciplinar e internacional, com
pensadores e pesquisadores que tratam de enfrentar um dos maiores
desafios criados pelo nosso mundo histórico atual: o desafio da
convivência solidária e não apenas pacífica entres seres humanos das
mais distintas procedências culturais, étnicas e vinculadas em grande
parte, a tradições e identidades religiosas, de cosmovisões fortes, dentro
de um mundo marcado por variadas estratégias globalizadoras que os
aproximará principalmente de forma virtual, e que os “engloba” como
“destinatários” de todo tipo de “mensagens” na “rede”, mas que
necessariamente não os que possibilitam uma comunicação enquanto
sujeitos que reconhecem e que se tornam próximos uns dos outros.
A justificativa da presente análise e de pesquisa propõe um
delineamento e desenvolvimento mais específicos da dimensão
interdisciplinar que a Filosofia Intercultural nos contempla para uma
sustentação antropológica e jurídica da Sociedade Civil Intercultural e de
uma Teoria crítica dos Direitos Humanos Fundamentais na América
Latina. Poderemos anotar que em muitas áreas do conhecimento o
movimento intercultural alcança uma incomparável atualidade. Essas
áreas são expressões muito representativas, assim destacamos as
implicações das mesmas: na Antropologia, na Comunicação Social, na
Educação, na Pedagogia, na Filologia, na Psicologia, na História, nas
Ciências da Religião, na Teologia e no Direito. A manifestação das
expressões da importância da interculturalidade encontra também uma
rica acolhida e defesa nas Declarações da UNESCO.
62
TEORIA CRÍTICA DOS DIREITOS HUMANOS FUNDAMENTAIS
41
F. Hugo Biagini. O Neuroliberalismo: a ética do mais forte. Nova Petrópolis: Nova
Harmonia,2016.
63
eficaz a respeito dos Direitos Humanos Fundamentais enquanto prática
de resistência e de emancipação em espaços sociais emergentes? Qual a
razão instrumental e o porquê de se agregar ao conceito de Direitos
Humanos fundamentais a especificidade de uma natureza de teoria
crítica? Como fundamentar os novos Direitos Humanos? Com isso, quer-
se privilegiar o conhecimento de valorizações distintas e antagônicas
entre a proposta tradicional–formalista e a crítica emancipatória de
Direitos Humanos na atualidade. É o que a presente análise reflexiva
pretende desenvolver num momento de junção da “teoria crítica dos
Direitos Humanos Fundamentais” com uma prática filosófica pedagógica
material e eficacial dos “direitos civis e subjetivos” a partir de uma
postura intercultural na na concepção da Sociedade Civil. Considerando
os Direitos Humanos discutidos a partir do gênero, do Direito à diferença,
da diversidade religiosa, etc...
Antes de tudo, seria necessário assinalar os diversos sentidos
desprendidos da expressão “crítica”, termo que não deixa de ser ambíguo
e abrangente, pois representa inúmeros significados, sendo interpretado
e utilizado de formas diversas no espaço e no tempo. O uso do sentido da
crítica remonta desde a Filosofia política de Platão e de Aristóteles
passando pelo pensamento ético jurídico de Cícero e pela Modernidade,
mas é na Escola de Frankfurt em que se acentua seu sentido fundamental.
De qualquer modo, a “crítica” emerge como elaboração instrumental
dinâmica que transpõe os limites naturais das teorias tradicionais, não se
atendo apenas a descrever o que está estabelecido ou a contemplar,
equidistantemente os fenômenos sociais e reais. São magistrais os textos
de Th. W. Adorno ao fazer a análise crítica da Moral. Reconhece-se
ainda, que a crítica pode revelar, no esclarecimento da teoria de
conhecimento de Jürgen Habermas ou da teoria da justiça de Rawls.
Assim como processo histórico identificado com a reconstrução da
utopia, com a postura radical e com a desmitificação, o conceito da teoria
crítica assume a função de delinear novas alternativas de ação e impulsos
de possibilidades que se projetam sobre a continuidade multiforme da
História. Segundo Wolkmer uma posição “crítica” há que ser vista, por
conseguinte, não só como uma avaliação crítica da condição presente,
64
mas crítica em trabalhar na direção a uma nova existência para a
Sociedade Civil e a Doutrina jurídica. E questiona-se a epistemologia
colonial e de dominação política.
Realmente, o que se quer propor com o presente estudo e projeto
de pesquisa é como viabilizar uma cosmovisão intercultural e de “teoria
crítica” na inserção da trajetória de sociedades e de culturas no universo
cultural brasileiro e a cultura latino-americana na sua interculturalidade.
Ainda que produzida historicamente por descontinuidades e fluxos
deterministas, pode-se acreditar na existência de formas de conhecimento
que partem do “periférico descolonial”, da experiência nas regiões
excluídas e subordinadas ao “sistema-mundo”, contemporâneo, isso
segundo E. Wallestein e Enrique Dussel.
Provavelmente, a proposta contra-hegemônica de resistência que
surge dos espaços dependentes torna-se manifestação apta para
materializar eficazmente a força de uma crítica inconformista e
transgressora no sentido de contribuir na desconstrução das práticas
convencionais do saber e do poder dominantes, confrontando-se, assim,
com uma perspectiva intercultural.
No entanto, nesta proposta filosófica predente-se fazer uma
profunda análise da situação pedagógica como prática intercultural qual
seja, como um exemplo, a das condições dos povos indígenas das
diversas Regiões da América Latinal e do lugar em que os Direitos
Humanos Fundamentais são propostos na constitucionalidade da
dignidade da Pessoa Humana.
Uma teoria com perspectiva crítica e intercultural opera na tarefa
de libertar o sujeito humano que se encontra numa condição histórica
como um ser negado e de um ser excluído do mundo da comunicação da
vida com dignidade. A “crítica”, como saber cognitivo e exercício da
emancipação, tem de revelar o grau de alienação e de automação
vivenciado pelo homem que, na maioria das vezes, não tem real e
verdadeira consciência dos processos determinantes e aviltantes que
inculcam representações míticas.
Com efeito, seguindo o pensamento de Wolkmer, a “teoria
crítica”, aqui considerada como dimensão epistemológica e sociopolítica,
65
tem um papel pedagógico transgressor, à medida que se torna mecanismo
operante correto para a conscientização, resistência e emancipação,
incorporando as esperanças, intentos e carências de sociabilidades que
sofrem qualquer forma de discriminação, exploração e exclusão.
Na afirmação da especificidade de uma “teoria crítica” como
materialização do saber radical e como superação da oficialidade
excludente, de igual modo, é relevante estender a problematização para
uma juridicidade humana enquanto espaço de lutas e resistências
vinculadas aos marcos de um processo cultural.
Uma vez, identificado, assim, o conceito de “crítica” como
expressão do conhecimento desmistificador e como transição do
instituído opressor, desloca-se para a conexão como aquilo que seja uma
expressão viva de Direitos Humanos Fundamentais e como processos
que abrem ou consolidam espaços de luta pela dignidade humana42 em
todos os sentidos da Pessoa Humana. É preciso destacar a necessidade de
uma reflexão crítica sobre a compreensão das forças da realidade
histórica. Dentro do âmbito do pensamento latino-americano da
libertação, o filósofo Ignacio Ellacuría aborda, como pressupostos
filosóficos da práxis jurídica dos Direitos Humanos Fundamentais desde
a análise dos elementos e dinamismos que integram a realidade histórica,
que vão desde a materialidade até a dimensão da eficácia pessoal e, desde
o individuo até o corpo social. A práxis humana enquanto apropriação e
transmissão de possibilidades é a categoria mais apropriada para
compreender a originalidade do histórico. A práxis histórica dos Direitos
Humanos Fundamentais deve entender-se no conjunto dinâmico da
realidade. Não se assume a história como o desenvolvimento em ato
daquilo que em potencia já está dado no principio dela, mas como
apropriação e atualização de possibilidades, pelas quais se dá
constantemente inovação e criação; certamente, é um processo com
caráter quase criacional, no qual umas possibilidades só podem vir depois
de outras muito precisas; devem ser possibilidades reais. As forças da
42
BOBBIO, Norberto. A Era dos Direitos. Rio de Janeiro: Campus, 1992. p. 05.
66
história guardam exigências éticas para a sua compreensão que, segundo
Ellacuría, são as seguintes:
43
ELLACURÍA, Ignacio, Filosofía de la realidad histórica, San Salvador: UCA
Editores, 1999, p. 596.
44
Ídem., p. 572.
45
Ídem., p. 573.
67
Pois, em razão das controvérsias que permeiam o campo de uma
filosofia intercultural no estudo da criação de uma Teoria dos Direitos
Humanos Fundamentais, é preciso ponderar que será difícil a tarefa para
apresentarmos uma conceituação desses direitos. Tal constatação abre
espaço para campos hermenêuticos díspares e múltiplos, mas que não
inviabilizam leituras, por vezes, complementares e inter-relacionadas
com o conjunto das forças que compõem o arcabouço da realidade
histórica da Pessoa Humana. Dessa forma poderemos retornar para a
Filosofia Intercultural que defende o desenvolvimento de uma
hermenêutica da Alteridade absoluta do outro e que essa conduzirá ao
conhecimento do “diferente” como intérprete e tradutor de sua própria
identidade, que supera o horizonte da simples divisão “sujeito-objeto” e
faz do trabalho da filosofia intercultural e da hermenêutica jurídica um
processo de intercâmbio de interpretações, isto é, uma obra de
compreensão participada e que compartilha entre intérpretes, que
mediante esse processo, vão tomando cada vez mais consciência daquilo
que perdem quando fecham sua interpretação hermenêutica e se fecham
nela buscando uma garantia estável para sua identidade cultural ou
tradição.
Para a presente reflexão filosófica será fundamental apontar para
um ensinamento inquestionável da hermenêutica intercultural e jurídica,
pois é o aspecto teórico imprescindível para a compreensão profunda
daquilo que denominamos “próprio” ou “nosso”, é um processo que
requer uma maior participação interpretativa da alteridade do outro em
sua realidade histórica.
Mesmo que se pudesse registrar e desenvolver algumas das mais
convencionais contribuições como vem sendo o teórico-filosófico da
concepção universalista e abstrata do direito natural e como o normativo-
institucional, da conhecida concepção formalista do direito positivo,
demarcar-se-ia, com isso, a proposta dos Direitos Humanos
Fundamentais como um processo e campo de lutas sociais que sempre
mais exigem um relacionamento histórico para a construção e de defesa
de uma vida com mais dignidade. Dessa forma, tem-se a dignidade
68
humana como um imperativo filosófico fundante de todos os Direitos
Humanos Fundamentais.
70
CONCLUSÕES:
71
6. Contemplar os princípios constitucionais, as leis específicas
relacionadas à diversidade cultural e do respeito aos Direitos Humanos
Fundamentais.
7. Desenvolver estudos específicos, através de seminários
interdisciplinares e comparativos das Políticas inovadoras dos países da
América Latina que contemplaram em suas mais recentes elaborações e
aprovações de Constituições, entre as quais figuram os Direitos Humanos
Fundamentais dos povos originários, da diversidade cultural, da
diversidade de cosmovisões, da diversidade religiosa e da
despatriarcalização e descolonização. Essas Constituições são: da
Bolívia, Venezuela e Equador;
8. Debater, a partir da Filosofia Intercultural e da Teoria Crítica
dos Direitos Humanos Fundamentais a especificidade do ethos cultural e
pedagógico dos povos originários e de sua inserção jurídica.
9. Desenvolver uma hermenêutica da temática da Ética do
Discurso em referência das formas pedagógicas de caráter
interdisciplinar para uma Teoria Crítica dos Direitos Humanos
Fundamentais.
10. Inserir o ensaio da transformação intercultural da filosofia e
da Educação na Teoria Crítica dos Direitos Humanos Fundamentais com
o recurso da interdisciplinaridade, para explicitar o elemento material e
eficacial das diretrizes de pesquisa propostas pelos cursod de Filosofia
da Libertação.
11. Destacar o Projeto da Enciclopédia Latino-Americana dos
Direitos Humanos.46
12. Observamos que o presente texto deverá avançar numa
discussão inovadora apontando as tendências metodológicas para a
análise de documentos na perspectiva interdisciplinar.
46
Cf. SIDEKUM, Antonio et allii. Enciclopédia Latino-americana dos Direitos
Humanos. Nova Petrópolis: Nova Harmonia, 2016.
72
REFERÊNCIAS BIBLIOGRÁFICAS
73
SALAMANCA SERRANO, Antonio & ROSILLO MARTÍNEZ, Alejandro.
Código de los Derechos humanos de los pueblos. (2 vol.) San Luis
Potosí: Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis
Potosí, 2007.
SALAS A., Ricardo. Ética Intercultural. São Leopoldo: Nova Harmonia, 2010.
SIDEKUM, Antonio. Levinas e a Filosofia da Libertação. Nova Petrópolis:
Nova Harmonia, 2015.
SIDEKUM, Antonio et allii. Enciclopédia Latino-americana dos Direitos
Humanos. Nova Petrópolis: Nova Harmonia, 2016.
SIDEKUM, 2015, p. 67. In LUZ, Ednéa Conceição Correia Santos &
SALGADO, Elton Silva. Memória em Diálogo: filosofia,
literatura e História. Vitória da Conquista: Edições UESB, 2015..
SIDEKUM, Antonio.Interpelação ética. São Leopoldo: Nova Harmonia, 2004.
SIDEKUM, Antonio. Direitos Fundamentais: A dignidade humana.Nova
Petrópolis: Nova Harmonia, 2011.
SIDEKUM, Antonio. Ética e Alteridade. São Leopoldo: Ed. Unisinos, 2002.
SIDEKUM, Antonio. Alteridade e Multiculturalismo. Ijuí: Ed. Unijuí, 2002.
SIDEKUM, Antonio. Ethik als Transzendenzerfahrung. Aachen: Augustinus
Verlag, 1993.
STEFFENS, Elisabeth. Politische und religiöse Alterität als hermeneutische
Herausforderung: Die indianischen Völker Abia Yalas. Aachen: Verlag
Mainz, 2014
YRIGOYEN FAJARDO, Raquel. Pautas de coordinación entre el Derecho
indígena y el Derecho estatal. : Guatemala: Fundación Myrna
Mack,1999.
VERDUM, R. A dívida com a cidadania indígena. Boletim Orçamento e
Políticas Públicas, Ano V, n. 18, novembro,2006.
VERDUM, R. (Org.), Povos Indígenas: Constituições e reformas políticas na
América Latina. Brasília, DF: Instituto de Estudos Socioeconômicos.
2009.
WOLKMER, Antonio Carlos. “Pluralismo Jurídico, Direitos Humanos e
Interculturalidade”. In: Revista Seqüência. Florianópolis,
o
CPGD/UFSC, n . 53, dez. 2006.
WOLKMER, Antonio Carlos. Introdução ao Pensamento Jurídico Crítico. 7
ed. São Paulo: Saraiva, 2009..
74
CAPÍTULO III
Willames Frank47
INTRODUÇÃO
47
Possui graduação em Filosofia pela Universidade Federal de Alagoas. Especialização
em Filosofia da educação pela Faculdade São Tomás de Aquino e é membro do Grupo
de pesquisa: Subjetividade e Crítica ao Sujeito Moderno (CNPQ). Tem experiência na
área de Antropologia, com ênfase em Teoria Antropológica, Filosofia latino americana
e Filosofia Política.
75
UMA BREVE BUSCA PELA NOÇÃO DE ROSTO ENQUANTO CONCEITO
FILOSÓFICO
48
LEVINAS, Emmanuel. Totalité et infini: essai sur l'extériorité. Paris: Martinus
Nijhof, 2000. p. 74.
76
concebida no momento em que o outro “voltou para mim a sua face.”49
Nas palavras de Dussel,
49
LEVINAS, Emmanuel. Totalidade e Infinito. 3. ed. Lisboa: Edições 70, 1988. p.
61.
50
DUSSEL, Enrique. Para uma ética da libertação latino-americana: Acesso ao
ponto de partida da ética. São Paulo: Edições Loyola, 1977. p. 115.
51
Ver: NUNES, Etelvina Pires Lopes. O Outro e o Rosto: Problemas da Alteridade
em Emmanuel Levinas. Braga: Publicações da Faculdade de Filosofia da Ucp, 1993.
33 p.
77
como significado o sentido de “aparência”. Já o termo que utilizamos
como face to face, expressa intimidade, amor alterativo (derivado do
hebraico rehebú; e em grego como fílon). O rosto de um ser humano na
presença do rosto de outro na intimidade, na justiça, posicionar-se de
maneira afirmativa como um eu “pessoal perante um outro
equitativamente pessoal.
Vejamos então o itinerário do rosto como conceito filosófico:
Hegel – é possível localizar na filosofia de Hegel em certa medida
uma breve descrição do rosto; especificamente tratando do olho na
qualidade de expressão da alma52; entretanto, a concepção de Hegel sobre
o rosto não manifesta muito significado para a tradição filosófica. No
entanto, é possível que ela tenha servido de referência original para o
conceito que mais tarde ganhará na filosofia levinasiana e em seguida
dusseliana.
Rosenzweig – Em A Estrela da Redenção, a obra mais relevante
de Rosenzweig, a face de Deus resplandece no rosto do ser humano. “O
Menschengesicht é o reflexo do Gottes Antlitz.’ O autor faz uma
descrição harmônica do rosto humano, é nesta tal harmonia que o rosto
passa a ter significado de reflexo do rosto divino. O rosto transfigura-se
na verdade. E assim o rosto é a verdade desta figura.
Max Picard – nesse autor o rosto corresponde a jornada que o
homem realizou da escuridão até a claridade. O autor afirma que o
homem tenha sido retirado da escuridão com a ajuda de Deus e foi levado
por ele para a claridade. A marca deste percurso está impresso no homem;
o rosto do humano é gerado em algum lugar no além, por de trás do
crâneo; como algo misterioso e enigmático. Existe uma diferença
imprescindível entre a face do homem e a do animal. A face do animal
não expressa o soerguimento que vai desde a escuridão até a claridade.
52
“Nest-ce pas, em effet, dans l’oeil ou, plus exactement, dans le regard, que nous
charchons la révélation la plus simple, la plus concentrée, le poisnt de convergence pour
ainsi dire de toutes les qualités, ou de tous les défauts d1un homme? N’est- ce pas son
regard qui nous enseigne le mieux sur as nature? Le regard n’est-il pas le miroir de
l’âme, la concentration de l’interiorité et de la subjecticité sentante?” in: G.G.F.
HEGEL, Esthetique. IIIº vol, Iª parte p. 133.
78
No entanto, a ideia fundamental de Picard é que o rosto configura
um todo. Existindo enquanto imagem, todas as pessoas possui o dever de
alcançar sua imagem própria, uma vez que é essa imagem que transfere
sentido ao rosto. “Esta unidade, a imagem, exige de quem a considera
uma resposta clara, uma alternativa, uma aprovação ou rejeição.”53
Enxergar um rosto é pois tremular-se diante dele, uma vez que
o rosto existe para ser visto por Deus. A tentativa de olhar o rosto do
homem é o mesmo que tentar, sem êxito, controlar a Deus. É mister que
o rosto para se manter intacto, como quando foi criado por Deus, deva
ser olhado com amor, aqui está a dificuldade de se compreender um rosto,
em razão de Deus possuir para com o homem (criatura) abundante
eupatia e magnanimidade.
Bíblia54 – “a Bíblia seria [é] o livro por excelência,”55 sobre a
importância da Bíblia para o nosso tema continua, Lévinas, a dizer, “O
mundo da Bíblia não é um mundo de figuras, mas de rostos. Eles estão
lá de um modo total, e em relação conosco. O rosto do homem é a
realidade pela qual o invisível se torna visível e se conecta conosco.”56
O texto sagrado não expressa um rosto mórbido, objetivado, como coisa
e sim um rosto repleto de vida e sempre em relação com o outro; em
função disto, patenteia a condição de concretude do homem. O livro da
origem, o Gênesis, na narração que faz sobre o homem e o mundo,
representa-os sempre com imagens cheias de vivacidade e posicionadas
em acontecimentos reais. O filósofo Emmanuel Lévinas na obra
Totalidade e Infinito faz alusão ao capítulo quatro do Gênesis, onde Caim
mata seu irmão Abel, nesse capítulo a história é ilustrada de maneira
notável, a ponto de expressar com uma forma muito eficiente a inclinação
humana para acabar com o outro, resultado da inveja e do ódio. Etelvina,
utilizando-se da interpretação de Lévinas, chama atenção para a parte
53
M. PICARD. Le visage humain, Buchet, Chastel, Paris, 1962. p. 60.
54
Ideia presente na tese de doutorado de Etelvina: O Outro e o Rosto: Problemas da
Alteridade em Emmanuel Levinas. Braga: Publicações da Faculdade de Filosofia da
Ucp, 1993.
55
LEVINAS, Emmanuel. Ética e Infinito, Edições 70, Lisboa, 1988. p. 16.
56
LEVINAS, Emmanuel. Difficile liberté. Albin Michel, Paris, 1976. p. 188.
79
final deste capítulo, no momento em que Caim clama a Deus pelo estado
ao qual foi subjugado por ter matado seu irmão.
“Disse Caim ao Senhor: Meu castigo é maior do que posso suportar. Hoje
me expulsas desta terra, e terei que me esconder da tua face; serei um
fugitivo errante pelo mundo, e qualquer que me encontrar me matará.”57
57
Gênesis, 4, 13-14.
58
Gênesis, 4, 15.
80
é o que encontramos no exórdio da transcendência. Não encontramos
referência do rosto nesse mundo. Porém para que o rosto possa ser a
origem da transcendência, é inescusável que ele seja antes de qualquer
outra coisa abstrato, capaz de abarcar o particular, conquanto que não se
torne o mesmo.
Portanto, “chamamos rosto à epifania do que se pode apresentar
assim tão diretamente a um eu e, por isso mesmo, assim tão
exteriormente”59
“Tanto el “yo pienso”, que constituye la idea, como el “yo trabajo”, que
constituye el objeto cultural com valor económico, son momentos de uma
história em cuyo centro, em el supremo lugar, se encuentra Hegel. Em
Hegel se da la plenitude de la totalización moderna. El ser es el Saber y
la totalidad es el absoluto; un absoluto que no puede ser considerado sino
como um dios irrebasable, no ya fysis sino Sujeto.”60
59
LEVINAS, Emmanuel. Raccoursis – Nouveaux Essais em: Em découvrant
l’existence avec Hurssel et Heidegger. Vrin, Paris, 1974. p. 173.
60
DUSSEL, Enrique; GUILLOT, Daniel E.. Liberacion Latino Americana y
Emmanuel Levinas. Buenos Aires: Editorial Bonum, 1975. p. 20.
81
Enrique Dussel, elabora um movimento de transformação na
atitude do filosofar, modificando desde os conteúdos fundamentais e os
métodos tradicionais do fazer filosófico, até as possibilidades e
expectativas mais ‘universais’. No que diz respeito aos conteúdos, ele
aponta a ética como devendo ser a filosofia primeira. Nesse caso, a
ontologia enquanto ciência do ser, confere espaço ao homem uma vez
que este é reconhecido como locus originário da busca pelo sentido e pela
inteligibilidade. Na filosofia latino americana o homem se liberta da
alcunha de objeto de análise teórico-racional, que lhe foi atribuída pela
estrutura do pensamento ocidental, e sujeito cognoscente e assume uma
postura de interlocutor em um relação intersubjetiva estabelecida no
diálogo recíproco e na respeitabilidade ilimitada à diferença que aparece
do outro. A subjetividade constitui-se enquanto premência
primordialmente ética e é capaz de exprimir-se no desejo desinteressado
que se tem pelo outro; assumindo um comprometimento com ele e
possuindo como “medida a desmedida do infinito; isto só é possível no
encontro face to face que se estabelece com o rosto do outro, que carrega
uma significação originária e originante de novos sentidos e novas
significações.
Na obra Filosofia de la Liberación, Enrique Dussel privilegia a
relação prático interpessoal: que é intitulado na obra Speech act de Austin
como momento elocucionário e que aparece na obra de Habermas como
“ação comunicativa”. Sem embargo, para Lévinas o face to face ocorre
inclusive na ausência de fala (no silêncio) onde faz valer o princípio de
expressibilidade presente na filosofia de Searle. É no face to face que
ocorre o instante elocucionário entre duas pessoas, ou até mesmo entre
várias pessoas.
82
O ROSTO COMO EXIGÊNCIA DE JUSTIÇA
61
Dussel afirma que escolheu Lévinas porque a filosofia da libertação tem como
objetivo inicial desvelar o “fato opressivo da dominação” , que alguns adquirem status
de dominadores enquanto outros são dominados em uma dimensão mundial (fenômeno
que ocorre na américa Latina desde 1492, com a expansão europeia que foi responsável
por dar origem a “Modernidade”), em centro periferia numa perspectiva nacional.
62
DUSSEL, Enrique. Filosofia da Libertação: Crítica à Ideologia da Exclusão. 4. ed.
São Paulo: Paulus, 2011. p. 18.
63
Ver: VELASCO, Sírio Lopez. Reflexões sobre a Filosofia da Libertação. Campo
Grande: Cefil, 1991.
83
que norteia toda a tradição do pensamento clássico já não consegue dar
conta, visto que o ser é e o não-ser ainda assim é ou expõe-se como outro,
Este é o tipo de afirmação que pode assustar aos matemáticos, já que estes
se habituaram apenas a conceberem entes.
A condição para que o outro se revele de fato como outro, com
toda a sua potência verdadeiramente efetivada em sua exterioridade, está
no momento em que este irrompe na qualidade de o mais excessivamente
diverso, distinto, dessemelhante, diferente, como o não habitual, como o
pobre, o oprimido; é este que mesmo excluído, dominado, escravizado,
submisso, colocado a margem do sistema, ainda assim, mostra seu rosto
sofredor: - “Estou com fome! Tenho o direito de comer!”
64
DUSSEL, Enrique D.. Filosofia da Libertação na América Latina. São Paulo:
Unimep, 1977. p.49.
84
O pobre, como sendo o outro exige justiça, ataca de frente,
justamente por ser demasiado exterioridade do sistema. Em um sistema
onde a injustiça é a lei máxima o inferno só pode ser o outro. De maneira
oposta, o justo irá enxergar no outro uma utopia possível que abarca todas
as contradições de maneira perfeita e irretocável; é a possibilidade de
uma realidade nova, de um mundo novo, mais justo, diverso e mais
santificado. “Quem for capaz de descobrir onde se encontra o outro, o
pobre, poderá a partir dele, fazer o diagnóstico da patologia do Estado.”65
Enrique Dussel indica que sua filosofia, sendo elaborada a partir
do Outro está sempre disponível a cada nível para servir a exterioridade
negada a alcançar a libertação. A libertação é assim a negação da negação
diante do sistema. A libertação busca afirmar a exterioridade do outro
perante o sistema, além de tentar promover a subversão do sistema
vigente e no lugar deste erigir uma totalidade nova, onde a voz do outro
tenha vez.
Assim sendo, na Filosofia latino americana o outro oprimido
“cobra por justiça” no momento em que se revela como “rosto” (quer
dizer como pessoa que transcende a um sistema que o nega) além de
interpelar com diversos enunciados, entre eles: “Sou um ser humano”.
Para Dussel o Outro oprimido enquanto rosto é;66
65
Idem.
66
Ver: VELASCO, Sírio Lopez. Reflexões sobre a Filosofia da Libertação. Campo
Grande: Cefil, 1991.
85
como o outro do homem, o rosto erótico. De forma muito rápida e
genérica podemos afirmar que tem como fundamento a teoria de que o
homem (varão) possui uma superioridade natural sobre as mulheres. No
caso da América Latina revela-se de maneira concreta no machismo,
resultado de uma dominação antiguíssima, do varão em relação a mulher
e que mesmo agora se mantém com tanto vigor que não demonstra
nenhum presságio de esmorecimento, ainda que os movimentos
feministas estejam cada vez maiores.
Na própria tradição da ontologia da Totalidade (moderno-
subjetual) é que a mulher foi objetivada como objeto do homem e aquela
que sempre deveria está disponível para satisfazer suas vontades e
desejos como uma ferramenta subalterna domesticada para o varão. Até
mesmo Freud, contribuiu significativamente para a construção da
alienação da mulher na modernidade com a ideia de que a mulher é um
ser que possui inveja do pênis do homem, além de que a psicanálise
lançou outras tantas teorias equivocadas sobre as mulheres, como a
doutrina do orgasmo vaginal, que foi responsável por ocasionar uma
variedade de histerias e neuroses que não passaram de invenções pseudo-
psicológicas, que na verdade foram responsáveis por alocar
asseguradamente os interesses e privilégios do homem na sociedade
atual. Nesse caso o “mesmo” é o homem que abarca em sua totalidade,
na qualidade de vontade de potência, a mulher enquanto outro diferente
incorporada no próprio horizonte de compreensão.
Contudo, a relação que é estabelecida entre homem-mulher
insiste em ser fundamentada na soberania do homem (pelo simples fato
de ser homem) sobre a mulher alienada. Persiste, aqui, uma dialética de
dominação no qual o Eu-o Outro sexuado primário cedeu espaço às suas
relações perversas e por causa disso na condição de “vontade de poder”:
O Eu do varão passou a ser totalidade.
67
DUSSEL, Enrique D.. Filosofia da Libertação na América Latina. São Paulo:
Unimep, 1977. p. 95.
88
mestre. Sendo assim, é necessário constituir uma analética pedagógica
que ultrapasse a ostensiva dicotomia entre pai-filho, mestre-discípulo,
anaclética face to face inconcebível pensar dentro das fronteiras de uma
ontologia da totalidade.
68
DUSSEL, Enrique. Para uma ética da libertação latino-americana: Acesso ao
ponto de partida da ética. São Paulo: Edições Loyola, 1977. p. 136.
69
Idem
89
Nosso autor ainda continua afirmando: “quanto ao irmão que se
transformou em lobo – no dizer de Hobbes -, porque dominou o seu outro
irmão com “vontade de poder”, é necessário que seja novamente
humanizado.”
Foi exatamente na relação irmão-irmão, povo-povo, nação-nação,
que a ontologia da totalidade mais expressou, historicamente, sua
vontade de poder, vontade de dominação, vontade tirânica.
Desde os mais antigos nós aprendemos e continuamos a ensinar
aos próximos que a política é a arte de governar bem aquilo que é público.
É constante se ouvir falar do bem comum na política. Contudo de comum
só existe mesmo a divisão das riquezas nacionais e mundiais que são
divididas entre os mesmos, os aristói, ao passo que, os hoi polloi (o povo)
trabalha, pagam impostos, (sancionados nas assembleias pelos aristói), e
asseguram o “mundo maravilhoso” encantado da burguesia
contemporânea.
A América Latina, em sua cotidianidade não filosófica na qual
surgi um pensamento filosófico, este é dependente e resultado de uma
cultura da dependência. Os baluartes da nossa cultura, história,
economia, política estão elaborados desde os de fora. Em nossa situação
de oprimidos, os de fora são os que praticam sobre nós sua vontade de
dominação. O ego por trás dessa prática dominadora é o norte-americano,
é o europeu. Numa perspectiva ontológica isso implica que o rosto latino
americano foi “ocultado”, engenhosamente oculto; o que se tenta ocultar
com a ocultação do rosto do ser na América Latina, é a realidade de um
ser-oprimido, colonizado, dependente, outridade de uma ontologia da
totalidade.
A finalidade de uma política, da ética e de uma filosofia latino
americana deve ser a superação da “modernidade do sujeito”, precisará
traduzir os genes que compõem o DNA histórico da dominação do sujeito
dominador (o ser, o europeu, os norte-americanos) sobre o Outro (não-
ser, oprimido, o homem latino americano) dependente, rosto oculto. Em
sincronia com a elaboração de uma nova metafísica, que não é ontologia,
resultado da necessidade de uma práxis revolucionária, capaz de
denunciar e superar a opressão sobre a mulher abusada pela ideologia
90
machista, a alienação sofrida pelo discípulo pela pedagogia da totalidade,
a negação do rosto dos povos oprimidos nas relações econômicas do
capitalismo mercantil global.
No caso da América Latina que povo é esse ao qual o rosto foi
negado? Essa resposta aparecerá, tentaremos responder, na parte que se
segue nesse trabalho.
O ROSTO DO ÍNDIO
92
No entanto, a resistência dos escravos foi algo frequente. Muitos
escravos conseguiram atingir sua liberdade através de muitas lutas e
resistência. A maior prova dessa resistência está expressa nos quilombos
do Brasil (constituíram-se em locais de amparo dos escravos livres e
afrodescendentes em todo o continente americano). Os exércitos que
asseguravam a ordem escravista-colonial, reagia de maneira brutal a
qualquer tentativa de fuga ou emancipação realizada pelos escravos. O
Le code noir como consequência da revolução francesa foi umas das
expressões mais irracionais da história de toda a humanidade e que fez
padecer os escravos no Haiti, em Guadalupe e Martinica durante dezenas
de anos. Esse foi um exemplar padrão do direito opressor consequente do
mercantilismo capitalista disseminado pela revolução burguesa moderna
para a periferia. A liberdade oferecida pela Modernidade é uma liberdade
interna do indivíduo (libertad essencial de la persona em Hobbes o
Locke)70 Porém esta afirmação não era contraditória com a escravidão já
que esta era exterior, esta foi a dupla face do Mito da Modernidade. De
toda forma a negritude se espalha por todo o planeta: desde o sul do
Estados Unidos, costa atlântica da América Central, o norte e o leste da
Colômbia e do Pacífico, até o Equador e o Brasil (lugar que
aproximadamente sessenta milhões de pessoas possui origem
afrodescendente) e assim fica impresso a existência de um outro rosto,
uma outra cara da modernidade.
O ROSTO DO MESTIÇO
70
DUSSEL, op. cit. p. 155
93
americano não são nem ameríndio e nem europeus, são uma combinação,
são filhos e filhas de ambos, são mais de duzentos milhões de rostos que
durante um período de quinhentos anos estão se espalhando por todo o
continente e fazendo história.
O mestiço terá em si o paradoxo de ser a figura contraditória da
modernidade, como dirá Dussel, “- Como emancipação e como mito
sacrificial” terá a intenção do homem Moderno assim como seu pai
Hernán Cortés, e como o europeu ilustrado do século XVIII, como o
liberal positivista do século XIX, ou também na tentativa de ser como o
desenvolvimentismo moderno logo depois da crise do populismo e do
socialismo do século XX, porém sempre fracassou por negar sua herança
indígena. Ser mestiço exige uma dupla afirmação, o ser índio, excluído
dominado, e periférico, a outra cara da Modernidade e por outro lado o
moderno, o ego conquistador de seu pai Cortés que impera sobre a terra.
O ROSTO DO CRIOULO
71
Ver: HALPERÍN DONGHI, Tulio (org.). Sarmiento. Author of a nation. Berkeley:
University of California Press, 1994; MYERS, Jorge. A revolução de independência no
Rio da Prata e as origens da nacionalidade argentina (1806-1825) In: PAMPLONA;
MÄDER, Maria Elisa (orgs.). Revoluções de independências e nacionalismos nas
Américas: região do Prata e Chile. São Paulo: Paz e Terra, 2007, p. 69-92;
94
Venezuela à independência, além de ter colaborador na elaboração das
bases ideológicas democráticas em grande parte da América Hispânica,
outro que não passou despercebido foi Miguel Hidalgo considerado o pai
da nação mexicana por ter iniciado o processo de independência no
México. Os crioulos tiveram uma experiência distinta dos índios e dos
escravos negros nessas terras da América Latina. Os índios eram os
nativos originais dessas terras, as tiveram herdadas por seus ancestrais e
por seus deuses, viram ser-lhes invadidas e tomadas pelos invasores
europeus. Já o escravo negro se viu em terras estranhas e distantes da sua
terra natal, a África do Sul, além de ter se transformado em mera
propriedade do seu senhorio. Já os crioulos era a classe hegemônica nesse
novo mundo (mesmo que dominados pelos hispano-lusitanos). Contudo
eles foram a classe responsável, durante o início do século XIX, por fazer
surgir um povo distinto (Índios, escravos africanos, zambos – filhos de
índios e africanos -, mulatos – filhos de brancos e africanos -, mestiços –
filhos de brancos e índias), que se identificou, ao menos inicialmente,
como um povo uno. Todos unidos contra um inimigo comum: A Europa.
O processo de emancipação das colônias hispano-americanas72
foi caracterizado por diversos conflitos entre a metrópole e os rebelados
nas colônias, além de atritos entre os próprios revolucionários. Desse
processo surgiram nações separadas entre si, fenômeno que favoreceu
aos interesses da Inglaterra, dos Estados Unidos e das elites locais. As
circunstâncias nas quais a independência foi conquistada e o caminho que
foi seguido posteriormente a ruptura do domínio Espanhol e Francês – o
desmembramento em diversas repúblicas, a preservação da hegemonia
das oligarquias rurais, e agora a dependência do capital industrial da
Inglaterra e promoção de caudilhos – esses fenômenos transformaram a
72
Diversos historiadores entendem que as lutas de independência na América Ibérica
estão entre os acontecimentos mais relevantes da história universal contemporânea. A
começar dos eventos mais notáveis dessa questão, que resultou com a chegada de
Bonaparte em 1808 a Península Ibérica, as independências foram ganhando
importância, pois atribuem-se à elas a ruptura que as colônias americanas realizaram
em relação as metrópoles espanhola e portuguesa.
95
independência latino-americana em um movimento sobretudo político,
despojado de nenhuma revisão econômica e social.
73
Os movimentos de independência tiveram uma pequena participação popular, no
entanto os que lideraram esses movimentos foram os Crioulos. Fenômeno diferente
ocorreu na ilha de São Domingos (Haiti), colônia francesa onde as lutas de
independência foram lideradas pelos escravos africanos, no entanto é mister que as
colônias espanholas conquistaram suas emancipações através da liderança dos setores
dominantes da sociedade latino-americana.
74
DUSSEL, op. cit. p. 161
75
Simóm Bolívar foi o maior expoente do projeto unitarista, ele foi responsável por
fazer a defesa da união das ex-colõnias espanholas, para formar uma nação única,
imponente e independente. Simóm Bólivar expressou seu favoritismo por essa proposta
no congresso do Panamá, reunião que tinha como objetivo delinear as ações a serem
realizadas pelos novos Estados-nações da América Latina. No entanto essa proposta foi
de encontro aos interesses da Inglaterra e dos Estados Unidos que passou a enxergar na
América Latina um rival potencial capaz de impedir seus interesses políticos e
econômicos nessas regiões. Assim o programa unitarista de Bolívar não teve sucesso.
Desta maneira, houve a fragmentação do território latino-americano e foi estabelecido
96
A tomada de consciência da dependência e toda a luta realizada
para romper com a dominação da metrópole não foi bastante para a
elaboração de um projeto de libertação popular, os indígenas, os negros,
os camponeses, os trabalhadores, os marginais, ou seja, o Outro da
modernidade não foram inseridos nesta nova proposta política,
econômica e social, agora, desenhada pelos crioulos.
O ROSTO DO CAMPONÊS
97
Enrique Dussel aponta que até o fim da primeira metade do século
XX mais de 70% da população latino americana era de camponeses.
Esses camponeses estavam submetidos a uma oligarquia crioula
latifundiária. No ano de 1888 foi abolida a escravidão no território
brasileiro. No entanto, o latifúndio continuou a existir vividamente.
Eduardo Galeano78 nos conta que “o mercado de gado humano esteve
aberto enquanto durou a fome, pois compradores nunca faltaram.” E o
autor continua a denunciar que em um telegrama datado de abril de 1979,
era possível encontrar a seguinte informação: “A polícia do Estado de
Pernambuco deteve no último domingo, no município de Belém do São
Francisco, 210 camponeses que iam ser vendidos aos proprietários
rurais do Estado de Minas Gerais a 18 dólares por cabeça.” 79 A venda
de trabalhadores nordestinos para os latifundiários de outras regiões do
país era algo corriqueiro e ao qual a polícia não conseguia conter. O
advento da borracha no Brasil foi responsável pela emigração de meio
milhão de nordestinos para a Amazônia que juntos com outros
camponeses brasileiros chegam a somar um número extraordinário de
trinta milhões de brasileiros que trabalham nas terras que não são suas e
que em muitos casos tiveram que deixar suas famílias no nordeste para
se aventurarem em busca da sobrevivência, se expondo a todos os tipos
de maus-tratos e opressão. Vale salientar que no nordeste brasileiro
quinze mil pessoas são donas de toda a superfície de terra da região,
deixando sem nenhuma terra cultivável alarmantes seis milhões de
camponeses desterrados.
Nesse ambiente de flagelo e negação sempiterno, o México é sem
sombras de dúvidas o que mais tem padecido – com guerras, invasão,
apropriação indevida e as contradições alarmantes entre os ricos e os
pobres. A terra é de difícil domínio, dificultando ainda mais a
sobrevivência dos pobres na região. Só 10% é passível de arado, além de
78
GALEANO, op. cit. p. 98.
79
France Presse, 1970, in: GALEANO, Eduardo. As veias abertas da América
Latina. 26. ed. São Paulo: Paz e Terra, 1988. p. 99.
98
grande parte não ser propícia para o plantio e muito montanhosa. Esses
mínimos 10% é responsável por empregar 50% do povo mexicano.80
As revoltas camponesas no México se desencadeiam a partir de
setembro de 1961, em diversas regiões do país. Aproximadamente
duzentos camponeses famulentos investiram contra um posto militar no
município de Jálpitan no estado de Vera Cruz, Como resultado, cem
camponeses foram mortos e muitos outros ficaram feridos. Em resposta,
o Presidente López Mateos mandou prender mil suspeitos em várias
cidades mexicanas. Por via de regra os governos na América Latina tem
governado contra os camponeses.81 É diante dessa triste e real situação
dos camponeses que José Marins cita o documento da conferência
episcopal chilena:
80
Ver: GERASSI, John. A Invasão da América Latina. Rio de Janeiro: Civilização
Brasileira, 1997. p. 104.
81
Mesmo as terras que são distribuídas ou conquistadas com muita luta, tem sido as
mais pobres, as menos cultiváveis.
82
MARINS, José; TREVISAN, Teolide Maria; CHANONA, Carolee. DE Medellín a
Puebla: A prática dos Padres da América Latina. 2. ed. São Paulo: Edições Paulinas,
1979. p. 83.
99
insegurança e pobreza. Surge um novo liberalismo, que submete a
dignidade deste ser humano a um modelo econômico que nega a atuação
dinâmica, livre e autônoma do camponês na sociedade e que o transforma
em um dos outros rostos da cara da modernidade.
O ROSTO DO OBRERO
83
No século XIX os países latino americanos tentaram inúmeras vezes desenvolver a
industrialização, porém várias dessas tentativas foram fracassadas e mesmo aquelas que
tiveram sucesso, não eram expressivas. As indústrias que conseguiram ter êxito
limitavam-se a produção de bens de consumo não duráveis, como velas, artigos de lã e
couro, tecidos, móveis, sabão etc.
100
técnico-jurídico-administrativo, e o depósito na crença de que o estado é
responsável por gerenciamento de demandas. Dessa maneira, os espaços
públicos são subordinados ao monopólio de um “projeto unitário”,
diluindo, por conseguinte, o projeto de elaboração de referências publicas
políticas, as garantias éticas e os direitos dos trabalhadores. O Capital
latino americano passa assim a ter a mera função de transferir valor ao
capital central das metrópoles. E ao trabalhador na América Latina resta
ser explorado, como demonstrado na análise feita por Dussel:
O ROSTO DO MARGINAL
84
DUSSEL, op. cit. p. 164,
101
marginalizados como sendo aqueles, atualmente, que mais sofrem com a
violência e as injustiças cometidas pelo capitalismo central das
metrópoles do grande capital internacional.
O intenso esforço para assegurar o desenvolvimento econômico
faz parte da estrutura do capitalismo e aflige a maioria dos países. As
causas são as mais variadas possíveis, porém as soluções utilizadas pelos
burgueses neoliberais intensificam as desigualdades e mergulham os
países em crises sociais. Os trabalhadores passam a ser o alvo que mais
sofre com as iniciativas burguesas para manter o desenvolvimento
econômico dos países. Os obreiros são vítimas dos fechamentos dos
postos de trabalho, o arrocho salarial e o desmantelamento das políticas
de promoção e proteção social. O aumento do desemprego passa a ser
identificado como um mal necessário para o reestabelecimento das
economias constantemente em crise. Cria-se assim um exército de
trabalhadores na reserva que o capital débil das economias periféricas
não suportam empregar. Desta maneira é que a marginalidade nas
cidades dos países latino americanos possuem números tão expressivos.85
Nestas cidades é que encontramos a outra cara, o rosto que tem
sacrificado seu sangue, sua vida para que exista o desenvolvimento dos
países do centro. Segundo o “Estado de las ciudades de América Latina
y el Caribe 2012” relatório que foi produzido de forma inédita pelo
Programa das Nações Unidas para os Assentamentos Humanos (ONU –
HABITAT), referente a desigualdade nos países latinos americanos e as
condições de vida ainda nessa região ele diz,
85
O desemprego na américa Latina é algo que só aumenta com o passar do tempo. É o
que indica o estudo “Panorama Laboal 2015 – américa Latina y el Caribe, documento
regional da Organização Internacional do Trabalho (OIT) que observa o desempenho
do mercado na região. A diminuição do dinamismo econômico têm afetado diretamente
o os empregos desde o ano de 2014. A média de desempregos só tem aumentado nesta
região, indo de 6,2%, no ano de 2014 para 6,7% no ano de 2015, somando a esse
número o valor de mais 1,7 milhões de pessoas que não possuem ocupação.
102
en materia de equidad. Las ciudades latinoamericanas y del Caribe son
ciudades “duales”, “divididas”, “segregadas”, algo que se expresa
tanto espacial como socialmente. Esa división se manifiesta de manera
flagrante en el alto coeficiente de desigualdad de ingreso en las ciudades,
así como en la existencia de asentamientos informales. Aunque, a nivel
regional, ha bajado la proporción de población viviendo en tugurios en
las dos últimas décadas, ha aumentado la cantidad absoluta a 111
millones de personas. Los países de la región han adoptado políticas de
vivienda diversas, algunas con bastante éxito, pero, por lo general, no
han logrado responder a las necesidades de los sectores más pobres ni
asegurado la plena integración de los barrios precarios a la ciudad.86
86
UN-HABITAT, ONU - HABITAT. (Ed.). Estado de las ciudades de América
Latina y el Caribe 2012: Rumbo a una nueva transición urbana. Rio de Janeiro: Un-
habitat, 2013. 12 p. Disponível em: <file:///C:/Users/Willames
Frank/Downloads/SOLACC_2012_web.pdf>. Acesso em: 20 jul. 2016.
87
Ver: CONCLUSÕES DA III CONFERÊNCIA GERAL DO EPISCOPADO
LATINO-AMERICANO, Evangelização no presente e no futuro da América
Latina, Texto oficial, Puebla de los Angeles, México, Edições Paulinas,27-1 a 13-2 de
1979.
103
vulgaridades desregradas da família e da própria sociedade pela crise
moral ao qual passa os países periféricos.
b) Rosto dos jovens, que encontram-se perdidos por não
conseguirem ocupar um lugar fixo na sociedade e por isso ficam
desanimados, principalmente os da zona rural e aqueles da zona urbana,
porém das regiões marginalizadas.
c) Rosto dos anciãos, que aumentam diariamente, são excluídos
por não poderem mais oferecerem sua força de trabalho, tornando-se
imprestáveis para continuar fazendo a roda do capital girar.
d) Rosto dos subempregados e desempregados, colocados na
reserva por consequência das crises estruturais do capital, em outros
casos são vítimas dos processos de desenvolvimento do capital que
subjugam os seres humanos como se fossem uma peça qualquer de uma
máquina na fábrica e a esses resta serem manipulados por cálculos que
visam cada vez mais uma maior margem de lucro.
e) E finalmente todos aqueles marginalizados que cada vez mais
cresce em nossas cidades na América Latina, padecendo com a dicotomia
bipolar onde, de um lado é presenciado a carência extrema dos bens
materiais e por outro lado a ostentação da riqueza por outras camadas da
sociedade.
104
CONCLUSÃO
105
negando a negação. A libertação como princípio é expresso por Dussel
da seguinte maneira,
88
DUSSEL, E. Ética da libertação: na idade da globalização e da exclusão. Petrópolis:
Vozes, 2002.
106
REFERÊNCIAS BIBLIOGRÁFICAS
107
______. La filosofia de la liberación em Argentina: Irrupción de uma
nueva ganeración filosófica. In: ARGOTE, German M. “Que es
eso de filosofia latino-americana?” Bogotá: El Buho, 1984.
110
STRIEDER, Inácio. "O pensamento filosófico na América Latina no
passado - caminhos atuais para a filosofia". In: Perspectiva
filosófica. Recife: UFPE, v. I, nº 2, 1993.
111
CAPÍTULO IV
INTRODUCCIÓN
89
(FURG – Brasil – lopesirio@hotmail.com)
112
Como se sabe, hemos reformulado las normas éticas como Cuasi-
Razonamientos Causales, que comienzan por una obligación del tipo
“Debo x”, a la que sigue el operador no veritativo “porque” e
inmediatamente un enunciado falseable que retoma el “x” de la
obligación inicial y que le sirve de justificación argumentativa; así la
ética es argumentada y no dogmática, y se reorganiza según lo que en
cada momento histórico consideremos falseado o no. La gramática del
CRC es la que sigue: mientras no sea falseado el enunciado que justifica
la obligación, ésta mantiene su vigencia; y la pierde cuando es falseado
aquél enunciado; entonces se abre el espacio-tiempo de la búsqueda de
otra obligación capaz de sustituir a la primera, con un enunciado no
falseado que la justifique.
Al mismo tiempo, en base a la “felicidad” de los actos lingüísticos
propuesta por Austin (Austin 1962), y al operador de “condicional”,
hemos deducido argumentativamente interrogando las condiciones de
felicidad de la pregunta que instaura la ética (“¿Qué debo hacer?”), tres
normas éticas fundamentales de validez intersubjetiva universal (por lo
menos al interior de la llamada “cultura occidental” y su área de
influencia) que nos obligan, respectivamente a luchar para garantizar
nuestra libertad individual de decidir, vivenciar esa libertad en búsquedas
de respuestas consensuales para cada instancia de la pregunta acerca de
lo que debo/debemos hacer, y a preservar-regenerar la salud de la
naturaleza humana y no humana.
113
EL ECOMUNITARISMO
117
RESUMEN SOBRE LA VIOLACIÓN DE LAS NORMAS FUNDAMENTALES DE
LA ÉTICA EN LA ALIENACIÓN ECONÓMICA CAPITALISTA
EL INDIVIDUO ATURDIDO-CONFUSO-DISPERSO
121
Y allí va ese individuo, aturdido, confuso y disperso,
zigzagueando en la vida al sabor de las modas sucesivas que poco duran
y no lo sacan de su angustia y su sentimiento de “perdidos en la noche”.
128
Ese conjunto de espacios y acciones define el perfil de la marea
ecomunitarista capaz de sumergir al capitalismo en el pasado de la
historia (o, como dijo Marx, de la prehistoria humana).
129
EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
130
BIBLIOGRAFÍA
131
CAPÍTULO V
POLÍTICA DA LIBERTAÇÃO:
O PODER OBEDIENCIAL E A PROPOSITURA DO BEM VIVER
Arivaldo Sezyshta
INTRODUÇÃO
132
constituições de países como Equador e Bolívia, que têm conseguido
ouvir e dar visibilidade às lições recebidas dos povos originários: lições
de vida comunitária, de conservação da natureza e de sabedoria humana.
Para chegar a essa propositura, no entanto, primeiramente desenvolve
seus argumentos em favor de uma Política da Libertação, passando pela
crítica ao modelo atual de Estado, configurando um poder obediencial
cidadão.
De nossa parte, percorremos esse caminho, preocupados com as
mudanças rápidas e bruscas pelas quais estamos passando, enquanto
humanidade, o que tem levantado questões para as quais ainda não temos
categorias de análises. Em que a Filosofia da Libertação pode nos ajudar
no sentido de recuperarmos a dimensão humana do ser humano?
133
exigidos pela experiência global, planetária no começo do século XXI
(...). É uma arquitetônica aberta a novos temas, nova possibilidade de
construção de conceitos ou categorias interpretativas, de acordo à
novidade que a história nos vá colocando (DUSSEL, 2009, p. 13).
90
Dussel chama de primavera política o que tem ocorrido em vários países da América
Latina, a partir da emergência dos povos indígenas, das centenas de movimentos sociais
novos que tem se reunido no Fórum Social Mundial e nos mais recentes processos
eleitorais, que culminaram com a eleição de presidentes considerados mais à esquerda,
sobretudo de um operário no Brasil e de um indígena na Bolívia. Em Conferência
intitulada "Vivemos uma primavera política", proferida em 20.11.2006 – nas Jornadas
Bolivarianas/terceira edição – UFSC/ Florianópolis/ Brasil, disse Dussel: “Esse
momento latino-americano é um momento forte, e eu diria que se está produzindo uma
primavera política. Há um certo amadurecimento, desde baixo, dos povos latino-
americanos excluídos que, em todas as partes, começam a ter uma certa autoria. (...)
Algo novo está acontecendo na América Latina e por isso necessitamos conceituar as
categorias fundamentais da política” (disponível em
http://www.iela.ufsc.br/?page=noticias_visualizacao&id=785).
134
continente, o que exige da filosofia política um repensar a própria
política, criando uma nova teoria, uma interpretação que seja coerente
com as transformações vividas pelo povo latino-americano. Trata-se de
fazer uma crítica desde el sur, numa atitude epistemológica de
descolonização.
A compreensão de fundo que sustenta essa Política da Libertação
é, por um lado, a crença de que “o nobre ofício da política é uma tarefa
patriótica, comunitária, apaixonante” (DUSSEL, 2007, p. 09), e, por
outro, a aposta que essa nova teoria não pode partir dos postulados
burgueses, o que significaria a continuidade da Modernidade capitalista
e colonialista dos últimos 500 anos, nem do socialismo real que reduziu
a política a uma administração burocrática. Anuncia, assim, a
possibilidade de uma nova civilização, que chama de trans-moderna e
trans-capitalista, fundamentada no exercício delegado do “poder
obediencial”, onde os que mandam, mandam obedecendo, onde “a
autoridade do poder é o rosto do mesmo cidadão que se manda como o
que se obedece por ser a raiz do mandato” (DUSSEL, 2009, pp. 199-
200).
Para se chegar a esse poder obediencial, central para a Política da
Libertação, é necessário proceder, primeiro, a crítica do Estado,
corrompido e fetichizado por historicamente ter se afirmado como
soberano e última instância do poder91. Ao contrário do que apregoa o
Estado, a fonte de poder está na comunidade, no povo, como potentia.
Trata-se da vontade de vida, do querer viver que é uma tendência
originária de todos os seres humanos.
Essa vontade de viver é diferente da vontade de poder enquanto
dominação, pois “a vontade de viver é a essência positiva, o conteúdo
como força, como potência que pode mover, arrastar, impulsionar (...) a
evitar a morte, a adiá-la, a permanecer na vida humana” (DUSSEL, 2007,
p. 26). É a vontade de viver da vítima contra a vontade de poder como
91
Diz Dussel: “O que ostenta a pura força, a violência, o exercício do domínio despótico
ou aparentemente legítimo (...), é um poder fetichizado, desnaturado, espúrio, que,
embora se chame poder, consiste, pelo contrário, em uma violência destruidora do
político como tal” (DUSSEL, 2007, p. 29).
135
dominação: da referência à vida humana em comunidade surge o querer
da vida como vontade, anterior a toda Vontade de Poder como
dominação. Trata-se do querer viver dos que enfrentam a morte na
injustiça. Por isso, a vontade de vida dos membros de uma comunidade,
enquanto ao conteúdo e à motivação do poder, já é determinação material
fundamental para a definição do que vem a ser poder político: a
separação, o desprender do poder político como potentia, expressada
como potestas. É a vontade de viver como fonte criadora do político:
136
mediante o uso de argumentos, função própria da razão prático-
discursiva, produzindo consensos, convergindo as vontades para o bem
comum. Esse consenso, diz Dussel,
137
Essa distinção é importante porque assinala o momento do
surgimento do fetichismo da dominação por um lado e, por outro, do
exercício obediencial do poder:
92
Esse conceito do poder como obediência à comunidade, Dussel assume a partir da
compreensão política dos indígenas zapatistas, de Chiapas, Sul do México.
138
A potestas, portando, separa-se novamente, em exercício
obediencial do poder delegado ou exercício fetichizado ou corrompido
do poder político. Nesse momento, Dussel aborda o tema da
representação política, chamando-a de necessária, uma vez que a
comunidade não pode atuar permanentemente como se fosse um ator
coletivo, porém ambígua, pelo risco de corromper-se e fetichizar-se, o
que acontece quando o representante esquece que o poder que exerce é
por delegação. A democracia direta é, portanto, um postulado: ideal
como princípio, mas impossível empiricamente.
Assim, nos dias de hoje, pela impossibilidade da comunidade
humana atuar através da democracia direta, não há alternativa que não
seja a representação, onde alguém ou alguma instituição exercerá o poder
que lhe foi delegado pela comunidade:
93
Ocorre quando o governante governa em benefício próprio, ou de seu grupo, de sua
“bancada”, e não da comunidade.
139
é o representado e por isso há uma distância, opacidade, mal entendido
entre o representante e o representado, ainda que se estabeleça a mais
sincera e honesta relação responsável de cumprir com esta função. A
questão é, novamente, poder determinar minimamente, quando uma
representação é politicamente legítima, ou quando deixa de ser. É
democrática a representação quando cumpre os princípios honesta e
sinceramente (DUSSEL, 2009, p. 427).
140
O que se sentava pela primeira vez nunca havia exercido o poder.
Uma vez sentado nela iniciava o exercício delegado do poder do
povo. De tanto sentar-se nela começava a habituar-se em seu
exercício e esquecia que devia ser um exercício delegado. Nesse
momento se fetichizava o poder, e a cadeira endomoniada
transformava o ator em um político corrupto (DUSSEL, 2009, p.
18).
141
comunidade. Os políticos corruptos fazem isso semeando entre o povo a
divisão, criando conflitos e buscando, de todas as formas, impedir a
construção do consenso94.
Dessa forma segue repetindo-se a inversão de que fala Marx, pois
o povo, que deveria ser servido pelo seu representante, torna-se, com a
corrupção, seu servidor, elitizando a política, criando uma classe de
políticos que não mais responde aos anseios da comunidade, procurada
só em tempos de eleição. A raiz disso, para Dussel, está na política sem
princípios:
94
Não há como não lembrar aqui, no caso do Brasil, dos pequenos municípios, onde
alguns prefeitos se esforçam por constituir vários tipos de associações nas comunidades
rurais, para que lhes defendam, sejam seus cabos eleitorais e dificultem ao máximo o
fortalecimento da organização dos agricultores, através de uma única representação
comunitária, o que facilitaria a construção do consenso. Dessa forma, consagram o
adágio dos corruptos que reza: “dividir para reinar”. Mudar essa realidade passa pela
conscientização, como nos ensina Paulo Freire que, ao falar dos pólos opostos das
relações sociais de antagonismo, em Pedagogia do Oprimido, mostra como as pessoas
se relacionam “enquanto classes que oprimem e classes oprimidas” (FREIRE, 2002, p.
126) e que a possibilidade de mudar essa realidade depende, necessariamente, de que o
oprimido se reconheça como classe, pois “A consciência crítica dos oprimidos significa
(...) consciência de si, enquanto ‘classe para si’” (FREIRE, 2002, p. 48).
142
Para responder essa pergunta, Dussel chama para o diálogo
ARENDT (1998) e GRAMSCI (1975). De Arendt recorda que “O poder
é sempre um poder potencial (...) surge entre os seres humanos quando
atuam juntos e desaparece no momento em que se dispersam”
(ARENDT, 1998, p. 222). De Gramsci traz a citação em que ele fala da
importância do consenso para a construção da hegemonia: “Se a classe
dominante tiver perdido o consenso, não é mais dirigente, é unicamente
dominante, detém a pura força coercitiva” (GRAMSCI, 1975, p. 311)95.
Assim, Dussel não responde à questão, limitando-se em apontar
que é resultado da razão prático discursiva, mediante o uso de
argumentos. Apresenta três passos para sua construção do consenso: 1.
Reconhecer o oponente como igual (isonomia grega); 2. Expressar a
opinião por meio de algum tipo de argumentação prática; 3. Não usar de
violência: o uso da violência está descartado, como contradição
performativa. E sua conclusão:
95
Referindo-se à importância de Gramsci para a Política da Libertação, diz Dussel:
“Somente A. Gramsci pode descrever adequadamente como a classe dirigente, diante
da destruição do consenso pelo desacordo popular, passa de hegemônica à dominante.
E, como tal, exerce o poder como dominação, repressão, violência, terrorismo de
Estado nos casos limites (das ditaduras militares latino-americanas impostas pelo
Pentágono nas décadas de 60 até 80, por exemplo)” – DUSSEL, 2007, p. 126. Já de
Arendt, para quem “O poder é sempre um poder potencial e não uma entidade
intercambiável, mensurável e confiável como a força” (ARENDT, 1998, p. 222),
Dussel se aproxima ao falar da importância do “poder comunicativo”, fundamental na
produção do consenso, mostrando que “por convicção raciocinada, o poder da
comunidade, o poder do povo, transforma-se em uma muralha que protege e em um
motor que produz e inova” (DUSSEL, 2007, p. 27).
143
proposta mais global as mais urgentes reivindicações da maioria. A ação
hegemônica garantiria, assim, o exercício delegado pleno do poder como
potestas.
Contudo, para Dussel é importante admitir a possibilidade de não
se chegar a um consenso, garantindo, assim, a chance de instituir o
dissenso político legítimo: “O dissenso minoritário é essencial no
processo democrático, já que abre a porta à discussão real e à
possibilidade futura de mudar as decisões em vista de seus efeitos, em
particular dos efeitos negativos, onde os dissidentes podem ganhar a
hegemonia futura e com isso a maioria consensual” (DUSSEL, 2009, p.
418). O respeito dos direitos dos dissidentes é um momento essencial na
aplicação do princípio democrático, pois, “quando o consenso anula ou
elimina o dissenso, se nega o Princípio democrático e se cai no
autoritarismo, despotismo ou ditadura das maiorias, que impedirá o
desenvolvimento de uma democracia. Se trata de uma involução anti-
democrática” (DUSSEL, 2009, p. 418).
Assim, para a consolidação da democracia deve ser incluído
sempre como momento essencial o atuar por consenso, que se origina no
dissenso.
De toda forma, mesmo que a comunidade consiga a construção
do consenso, necessitará das mediações, que são as instituições políticas,
necessárias e imperfeitas. Justamente por não serem perfeitas, passíveis
de serem corrompidas, chega um momento em que devem ser
transformadas, substituídas ou simplesmente aniquiladas. Defende,
então, Dussel, que as instituições têm graus diferenciados no
cumprimento de suas funções e se legitimam na medida em que
minimizam a dor das pessoas concretas da comunidade. Nesse sentido,
fala que a instituição da agricultura, por exemplo, enquanto mediação,
adia o desejo de comer todas as sementes, obrigando guardar algumas
para o plantio. Defende, assim, que a dor causada pela instituição da
agricultura, em um primeiro momento, é justificada pelo ganho posterior,
quando da alegria da colheita. Contudo, diz Dussel, “quando a dor que
produz a instituição (...) não compensa a satisfação que produz, indica
144
que chegou o momento de sua transformação” (DUSSEL, 2007, p. 61-
62).
Esse nos parece um argumento complexo e questionável, pois na
lógica de que as instituições são válidas na medida em que minimizam a
dor, seguindo o exemplo do camponês que sente dor ao madrugar para a
lida do campo, mas menos dor do que seguir dormindo e ter fome no
futuro, poderíamos concluir que a dor do operário que cria mais valia do
nada do capital, a dor de ser explorado, é menos dolorida que o
desemprego e a consequente fome? Dessa forma, estaria a mais valia
justificada? Dussel, em um primeiro momento, desconversa, preferindo
falar das leis que impõe ao operário um sistema injusto.
Contudo, a resposta está subjacente, no próprio Dussel, pois
entendendo a política como uma atividade em função da produção,
reprodução e aumento qualitativo da vida das pessoas, entende-se a
função das instituições e, na medida em que deixam de cumpri-la, a
necessária transformação das mesmas, ou extirpação, quando se voltam
contra esse que é o critério fundamental e absoluto de todo resto: a vida.
No caso da mais valia, aceitável na lógica das instituições disciplinadoras
do liberalismo e na moral capitalista, não é aceitável na lógica de que a
política deve conduzir ao bem comum, garantindo, portanto, o
crescimento da vida humana e não do lucro. Daí deriva a tarefa política
da imperiosa necessidade de colocar limites na quantidade, no lucro das
empresas, para assim poder melhorar a qualidade da vida das pessoas.
Assim,
145
Compreende-se, com isso, que Dussel constrói a Política da
Libertação a partir da sua Ética da Libertação. Nesse sentido, esforça-se
por mostrar que o que é válido no campo da ética é incorporado pela
política como legítimo. E retorna ao seu argumento da importância
fundamental do consenso ao dizer que a legitimidade política é
alcançada, justamente, pela produção do consenso pela razão prática
discursiva, ocasião em que se aproxima de Apel e Habermas96.
O consenso aparece, então, como consequência da normatividade
democrática, uma vez que a obediência à lei não é algo procedimental,
mas subjetivo e normativo, pois “o ator político que é soberano ao ditar
a lei deve ser obediente em seu cumprimento” (DUSSEL, 2007, p. 68).
Assim, o povo, de onde emana o poder que faz as leis, deve ser o primeiro
a cumpri-la, o que produz o consenso. No exercício delegado do poder,
contudo, a centralidade não estará na obediência à lei, pois essa pode
caducar-se, mas na obediência ao povo, à comunidade da qual é legítimo
representante. Dessa forma, o consenso é resultado da obediência às
determinações da comunidade97.
A buscada hegemonia é garantidora da governabilidade,
entendida como uma virtude de um sistema. Contudo, igual à
representação e às instituições, a governabilidade é ambígua, pois, se por
um lado sustenta a vida política, por outro, se for fetichizada, corrompida,
não haverá vida política estável em longo prazo. Daí o cinismo contido
96
Como mostra Antonio Rufino Vieira, no Prefácio à obra de PANSARELLI (2013),
“O trabalho filosófico de Dussel sempre foi de construção a partir do confronto e do
debate com diferentes correntes filosóficas que, direta ou indiretamente, ajudaram nessa
construção. Assim foi, por exemplo, com Heidegger, Hegel, Ricoeur, Lévinas, Karl-
Otto Apel e Marx (...). No elenco desse diálogo crítico, merecem especial destaque os
encontros acadêmicos realizados por Dussel e Karl-Otto Apel a partir da relação entre
a ética latino-americana de libertação e a ética do discurso” (VIEIRA, 2013, pp. 12-
13).
97
Dussel trás em seu favor o argumento de Boaventura de Sousa Santos (El milênio
huérfano. Ensayos para uma nueva cultura política, 2005), para quem a reivindicação
de cada pessoa ou grupo deve entrar em um processo de diálogo e de tradução, a fim
de chegar a um entendimento, sem fechar a possibilidade permanente do diálogo.
Dussel, por sua vez, chamará a “tradução” de Boaventura de “práxis militante
compartilhada” (DUSSEL, 2007, p. 91).
146
em expressões como “governabilidade democrática”, utilizada para os
mais variados tipos de conchavos e alianças espúrias na política.
Essas considerações todas conduzem ao momento em que Dussel
anuncia os princípios normativos da Política da Libertação, sem os quais
não pode haver um exercício delegado do poder político, nem libertação:
o princípio material, o princípio formal e o princípio da factibilidade.
O princípio material da vida humana no campo político dá a
orientação ao discurso da comunidade política democrática. Trata do
conteúdo da política e obriga a respeito da vida dos cidadãos, o que faz
com que toda ação ou instituição política tenha por conteúdo a referência
à vida. O princípio formal democrático determina o dever de atuar
sempre cumprindo com os procedimentos próprios da legitimidade
democrática. O princípio da factibilidade determina a execução somente
do possível. Esses princípios estão em complexa determinação entre
todos, pois “determinam-se mutuamente, sendo cada um deles a condição
condicionante condicionada dos outros” (DUSSEL, 2007, p. 76).
Para Dussel, “o cumprimento sério destes três princípios políticos
permitem honestamente ao agente político (ou à instituição) ter ao menos
uma ‘pretensão política de justiça’” (DUSSEL, 2009, p. 374).
Pretensão política de justiça que tem como componentes
principais:
- Pretensão de cumprimento das exigências materiais da política
em referência à vida humana (pretensão de verdade prática);
- Pretensão de cumprimento das exigências formais democráticas
da política (pretensão de legitimidade);
- Pretensão de cumprimento das exigências de factibilidade
política (pretensão de performatividade).
Assim, para Dussel,
147
Os princípios normativos da política estão voltados à produção e
reprodução da vida, impossibilitada de acontecer no capitalismo, onde é
sacrificada em troca do progresso do capital, questão fundamental da
crítica marxiana, recolocada por Dussel que mostra como o poder
político historicamente tem sido sinônimo de dominação: “Desde Hernán
Cortés, o primeiro conquistador (...) até a guerra do Iraque, uma vontade
de poder se estendeu sobre o planeta Terra, defendendo o poder político
como dominação” (DUSSEL, 2009, p. 23).
Contudo, mesmo nesse contexto adverso, onde a vida da
comunidade é negada em prol do lucro das grandes empresas, há a
permanente possibilidade da resistência, como a história não se cansa de
mostrar. Trata-se do que Dussel chama em sua Filosofia da Libertação,
de “estado de rebelião” ou ethos da valentia, que surge como
hiperpotentia, um anti-poder diante do poder dominador98. Assim,
98
Os conceitos de potentia e potestas Dussel busca em Espinosa. O conceito de
hiperpotencia, compreendida como a luta de uma comunidade de oprimidos por
determinada ordem política, pela transformação dessa mesma ordem e constituição de
uma nova potestas, significa um passo além na construção da Política da Libertação.
148
rebelião’ deixou sem efeito o ‘estado de exceção’” (DUSSEL, 2007, p.
101).
Trata-se de ver o poder político como algo positivo, questão que
“é essencial para poder defender ‘o nobre ofício da política’ por parte dos
movimentos sociais, dos partidos políticos críticos ou progressistas, dos
cidadãos que a partir da sociedade civil militam em associações do bem
comum” (DUSSEL, 2009, p. 24). É a força e o poder a partir de baixo, é
a potentia, a vida que quer viver. É ver o poder não apenas como
dominação ou como opressão, como historicamente tem entendido a
Modernidade colonialista.
Ao trazer a questão do poder como algo positivo, Dussel
exemplifica a partir de experiências de democracia direta, onde o povo
aparece como ator coletivo. No entanto, diz ele, essas experiências não
podem vigorar o tempo todo, pois as pessoas não podem estar o tempo
todo mobilizadas, nas praças ou nas ruas. Por isso, há necessidade da
representação, ainda que ela seja ambígua.
Como exigência normativa fundamental da constituição do
momento criativo da política como libertação, Dussel apresenta mais um
princípio para que a política, em seu sentido mais nobre, obediencial, seja
uma responsabilidade pela vida, em primeiro lugar dos mais pobres.
Trata-se do princípio crítico geral, assim enunciado:
149
política: o postulado de que “os bens não-renováveis são sagrados,
insubstituíveis, imensamente escassos. É necessário economizá-los ao
extremo para as gerações futuras” (DUSSEL, 2007, p. 107). Dessa forma,
em Dussel a ética ecológica é colocada como uma possibilidade: como a
única possibilidade da vida e da existência humana na terra.
O princípio econômico político crítico deveria garantir, na nova
política, a replicação das novas experiências populares de economia
social alternativa, ao normatizar a necessidade de novas instituições e
sistemas econômicos que permitam a reprodução e o crescimento da vida
humana e não do capital.
Quanto à questão cultural, o princípio preza pelo apoio à
identidade cultural de todas as comunidades e a defesa da diferença
cultural, garantindo que não haja homogeneização de culturas, com
dominação por parte de uma delas e exclusão das demais.
A necessidade de um princípio crítico-democrático, para Dussel,
surge porque nenhum sistema é perfeito, de forma que, inevitavelmente
termina por produzir efeitos negativos, gerando vítimas, transformando-
se, pelo passar do tempo, em um fetiche dominador. Para corrigir essa
corrupção do sistema, o princípio de democracia libertadora diz:
“devemos alcançar consenso crítico, em primeiro lugar, pela participação
real e em condições simétricas dos oprimidos e excluídos, das vítimas do
sistema político, porque são os mais afetados pelas decisões de que se
lembraram no passado institucionalmente!” (DUSSEL, 2007, p. 110).
Nesse sentido, não se trata de incluir ao antigo sistema os que foram
excluídos, pois isso significaria introduzir o Outro no Mesmo, mas
transformar o sistema, para que todos iniciem, novamente, uma
participação como iguais em um novo momento institucional.
Assim os efeitos negativos do tempo são corrigidos, o sistema
envelhecido é transformado e o político volta a exercer delegadamente o
poder obediencial, voltando igualmente a ter uma honesta pretensão
crítico-política de justiça, cumprindo o nobre ofício da política. Isso
produz no político uma alegria parecida com a do jovem Marx, que aos
dezoito anos escreveu:
150
A grande preocupação que deve nos guiar ao escolher uma
profissão deve ser a de servir ao bem da humanidade (...). Os
maiores homens de que nos fala a história são aqueles que,
trabalhando pelo bem geral, souberam enobrecer-se a si próprios
(...) o homem mais feliz é o que soube fazer feliz a outros (MARX,
1982, p. 04).
151
América Latina. Hoje, com a velocidade instantânea da
computação, como tem ensinado o Subcomandante Marcos, essas
redes têm uma factibilidade nunca sonhada (DUSSEL, 2009, pp.
242-243).
152
vontade do povo? A fé para os que creem? O humanismo, a
solidariedade?
Enfim, a bússola pode ser no plural e pode ser entendida como
tudo o que ajude a combater as diferentes formas de corrupção que advém
da corrupção originária que consiste em pretender exercer o poder do
Outro como sendo poder próprio. Trata-se de dar seguimento ao princípio
material da vida, pois o princípio da defesa da vida da comunidade tem
prioridade sobre a vida do agressor. Dá como exemplo a guerra ilegítima
e injustificável dos EUA diante do Iraque, o que faz com que a defesa da
população iraquiana seja defensiva, heróica e justificável, o que chamará
de coação legítima. O mesmo vale para as resistências indígena, negra e
popular nos 500 anos de dominação da América Latina, sobretudo como
luta anti-hegemônica que conduz à transformação do Estado.
Exemplifica com o caso boliviano:
153
pois, quando a sociedade tenta superar sua divisão em classes, descobre
a possibilidade de um progresso social que nega a dominação do sistema
presente, além de dar um sentido crítico às dominações das classes no
presente histórico.
Dessa forma, os postulados políticos enunciados pela Política da
Libertação, desempenham uma função estratégica de abertura para novas
possibilidades. O postulado político no nível ecológico, por exemplo, da
“vida perpétua”, enuncia que o ser humano deve atuar politicamente de
tal maneira que as ações e instituições permitam a existência da vida no
planeta Terra para sempre, perpetuamente. Isso é empiricamente
impossível, mas trata-se de um critério de orientação política, capaz de
permitir o uso de recursos renováveis antes dos não renováveis, de
propiciar a reciclagem dos componentes utilizados, de contabilizar os
gastos ecológicos, além do custo de produção. Isso provocaria uma
verdadeira revolução, diante da irresponsabilidade política da maioria
dos países, diante dos efeitos ecológicos causados pela poluição
industrial.
Diante da desvalorização da natureza e da crise ambiental a que
nos conduziu o tipo de civilização instituído pela Modernidade, é
necessária essa revolução ecológica, proposta pela Filosofia Política da
Libertação:
154
enquanto postulado, logicamente possível, mas empiricamente
impossível. Na prática é importante como norteador de toda uma política
econômica que esteja voltada para a vida humana e não para a
acumulação do lucro, com consequente imolação da humanidade e da
vida na terra. Nesse sentido, o postulado ajuda na luta dos trabalhadores
pela redução da jornada de trabalho, o que, além de garantir melhor
qualidade de vida a esses trabalhadores, assegura trabalho a outros que
no atual sistema encontram-se desempregados. Pode derivar desse
postulado a garantia de um subsídio universal, ou seja, o estudo e a
implementação de uma renda mínima a todos os seres humanos,
independente do trabalho, pelo direito de cidadania.
Igualmente deriva desse postulado econômico a defesa dos
recursos nacionais e a consequente retirada de apoio às empresas
transnacionais, que ao extraírem as riquezas contidas em comunidades
inteiras, têm deixado lixo, contaminação e miséria à população, que não
terá como reproduzir suas vidas e das gerações futuras. Outra vez Dussel
exemplifica com o caso boliviano: “Na luta pela água na Bolívia se
constata uma batalha fundamental pela vida, (...), pela salvaguarda dos
direitos de um povo à sobrevivência. Em seu triunfo, triunfa a vida”
(DUSSEL, 2007, p. 143)99.
Na esfera da legitimidade democrática, apresenta Dussel o
postulado da “paz perpétua”, logicamente pensável, mas na prática
impossível de ser realizado com perfeição. Contudo, importa como
orientador da ação do político obediencial, para uma razoabilidade diante
da violência, definindo a razão discursiva como a encarregada de chegar
a acordos que, precisamente, reneguem a violência enquanto meio de
construção do consenso.
99
O mesmo poderíamos dizer a respeito da luta dos camponeses no semiárido
brasileiro, pelo acesso à água para consumo humano, produção de alimentos e
dessedentação animal, ao redor do novo paradigma de convivência com o semiárido,
que enfrenta, conscientemente, o velho paradigma de combate à seca, intensificado nos
últimos anos pelas políticas governamentais que destinam a maioria dos recursos
públicos às grandes obras, a exemplo da controversa transposição das águas do Rio São
Francisco (para mais informações sobre a convivência com o semiárido ver
www.asabrasil.org.br).
155
Outra consequência desse postulado econômico libertador seria
provocar uma verdadeira revolução cultural na América Latina, capaz de
reconhecer a multiculturalidade existente em cada país, iniciando um
diálogo intercultural com respeito às diferenças:
156
CONCLUSÃO
157
poder vencedor e de uma política que não seja responsável pela alienação
e a morte, mas, ao contrário, dê sua humilde contribuição à libertação dos
oprimidos.
A Filosofia da Libertação faz isso ao proceder sua crítica ao atual
sistema político-econômico, construindo, através de sua Política da
Libertação, alternativas que, a partir de um planejamento político sério,
pensado a partir da qualidade de vida das pessoas, dos mais
empobrecidos, das vítimas, efetive, institucionalmente, o poder
obediencial, o poder cidadão. Nessa política obediencial ao povo, nessa
sã política capaz de criar hegemonia e garantir a governabilidade, sem
perder os princípios, fundamenta-se a propositura do Bem Viver, tendo
por guia a utopia de mudar os critérios do desenvolvimento quantitativo
para um desenvolvimento qualitativo, ou seja, do lucro para a vida
humana.
158
REFERÊNCIAS BIBLIOGRÁFICAS
159
CAPÍTULO VI
1. INTRODUÇÃO
100
Doutor em Filosofia e professor da UFAL.
160
2. A RELAÇÃO ENTRE ÉTICA E POLITICA NA FILOSOFIA
165
ética se passa a várias espécies: a ética familiar, individual, politica, etc.
Aristóteles representa esta perspectiva.
A terceira posição que Dussel denomina Justaposição, é a que
descreve o momento normativo da política. Se trata de articular os
princípios éticos com os princípios como o princípio democrático do
direito. Tal é a posição de Apel e Habermas.
Dussel defende a tese de que a ética é a filosofia primeira,
segundo suas próprias palavras, a ética, essa dimensão essencial, é em
primeiro lugar uma prática. “O ético é inerente a existência humana em
sua atuação cotidiana tanto singular como comunitariamente toda ação é
ética” (2016, p. 17).
A ética é uma teoria geral de todos os campos práticos. Eis a tese
central de Dussel. Neste sentido, o ser humano é sempre um ser ético.
Para Dussel: “o que desejamos colocar [...] que a ética é a teoria geral de
todos os campos práticos, não tendo como próprio nenhum campo prático
como tal” (2016, p. 19).
Neste sentido, ser humano é ser ético, isto é, o ser humano é desde
sempre um ser ético. A ética é a filosofia primeira, o tema fundamental
da ética é o mais importante por sua excelência, Trata- se da implantação
mesmo do ser humano no mundo. Esta afirmação exige a explicitação do
que vem a ser o campo prático em si.
Dussel o define, “como totalidade de sentido graças a qual o ser
humano percebe a infinita complexidade do mundo cotidiano, em sua
mais ampla extensão, a capacidade afetiva humana e cognitiva humana
não pode captar como um todo a complexidade do mundo em sua
máxima expressão” (2016, p. 20).
Cada campo deve subsumir os princípios éticos. Dito de outra
forma: o conceito de subsunção é um colocar dentro (in-corporar, a-
sumir) o que está fora e debaixo (sub- em latim). Neste âmbito, “os
princípios éticos enquanto sua generalidade normativa, são assumidos
por cada campo, sendo o campo o ativo, o que subsume. O que o princípio
ético geral abstrato, se concretiza, se especifica no campo econômico, no
campo político, no campo desportivo” (DUSSEL, p. 21. 2016).
166
Dussel aponta o seguinte exemplo: a expressão “Não Matarás! ”
É um princípio geral. Mas se afirmarmos que o trabalhador não pode
receber um salário de fome estamos no campo da economia. Neste caso,
há um princípio normativo para toda economia.
A obrigação do não matarás exerce-se no campo político como
não mataras meu oponente político, nesta obrigação reside o dever, a
obrigação de assumir o princípio ético. Os princípios éticos subsumem,
incorporam os princípios éticos e os transformam em normatividade
política.
Os princípios práticos gerais são éticos e os princípios práticos de
cada campo são normativos. O princípio abstrato, analítico, Dussel o
denomina de princípio ético. São princípios que exigem comprimento,
são imperativos. Não são exigências extrínsecas as ações de cada campo,
mas são exigências que determinam sua própria natureza.
A obrigatoriedade da ação se impõe a uma vontade responsável e
livre que pode não cumprir com as exigências. Para Dussel, não se pode
falar de princípios éticos na economia ou na política, mas de princípios
normativos que são mais concretos, complexos.
Neste âmbito, cada campo possui dinâmica própria, sua
linguagem, sua história, suas instituições. Há tantos campos como tipos
de atividades humanas. Dussel defende que a ética é intrínseca ao campo
prático correspondente.
Segundo Dussel, todo campo político é um âmbito atravessado
por forças, por sujeitos singulares com vontade e com certo poder; não é
um simples agregado de indivíduos, mas de sujeitos intersubjetivos,
relacionados, desde o início, com estruturas de poder ou instituições de
maior ou menor permanência (2007, p. 18)
Cada campo tem grupos de interesses, de hierarquização, de
manobras, com suas respectivas linguagens simbólicas, imaginativas,
explicativas. O campo político é o espaço em que os atores políticos
atuam politicamente, em primeiro lugar o sujeito político propriamente
dito, isto é, os cidadãos (como potentia), e em segundo lugar os
representantes dos cidadãos nas instituições (como potestas).
167
Sintetizando o problema, podemos afirmar que a ética é o
momento abstrato com respeito ao momento normativo concreto de cada
campo. A proposta de Dussel abre novas possibilidades de trabalho,
principalmente quanto ao seu entendimento mais recente da ética.
Neste âmbito, Dussel expressa três princípios fundamentais. O
princípio material tem como objetivo central a reprodução e a melhoria
da vida dos cidadãos. Material não quer significar algo físico, mas sim
conteúdo, neste sentido, a matéria de toda a política (de seus atos e
instituições) é em última instância a vida humana, a vida concreta de cada
um, a vida “nua”. O objetivo de toda atividade política é, portanto, é o
aumento da vida concreta, da satisfação da corporalidade vivente de cada
um e de toda comunidade. (DUSSEL, 2007, p. 77).
O campo político é atravessado por diversos campos materiais: o
ecológico, o econômico e o cultural. No campo ecológico deve-se lutar
pela vida geral do planeta e com respeito às gerações futuras.
No campo econômico, pela manutenção, distribuição e
intercambio de bens materiais e no campo cultural pela conservação da
identidade, crescimento, de conteúdos estéticos, linguísticos, religiosos,
teóricos e práticos das tradições culturais correspondente. “A política é
acima de tudo uma ação em vista do crescimento da vida humana da
comunidade, do povo, da humanidade” (DUSSEL, 2007, p. 79).
O princípio formal é o lugar onde se constrói a legitimidade
democrática. Dussel chama de formal por ser a forma ou o procedimento
que deve ser usado para que a ação ou instituição sejam legitimas.
Para que as mediações sejam legitimas, faz-se necessário a
participação efetiva dos cidadãos na construção de discursos racionais
em busca da formação do consenso. Estamos no âmbito da razão prática
discursiva, onde não deve imperar qualquer tipo de violência, mas
práticas discursivas intersubjetivas, para além de todo racionalidade
cínica ou discurso dominante.
O princípio da factibilidade implica em tornar factível, tornar
possível, usando meios apropriados para a realização para cumprirem
determinados fins. Neste sentido, as instituições são mediações que
tornam possível a realização de suas demandas.
168
Para Dussel, são necessárias instituições não só materiais (para
reproduzir e aumentar a vida do cidadão) ou de legitimidade (para operar
dentro do consenso mutuamente aceito) mas sim igualmente
instrumentos administrativos que permitam cumprir com os fins das
outras esferas material e formal. Esta é a esfera da factibilidade política
(DUSSEL, 2007, p. 71).
Na modernidade eurocêntrica, o pensamento político definiu o
poder como dominação. Dussel denuncia a política como fetiche quando
esta não se traduz na atividade que reproduz a vida das massas, mas os
interesses de grupos.
Em Dusssel: “a corrupção originária do político, [...] consiste em
que o ator político acredita poder afirmar sua própria subjetividade, se os
membros acreditam que exercem o poder a partir de sua autoridade auto-
referente, seu poder foi corrompido”.
Só a política vivida como reprodução da vida será capaz de
estabelecer mediações para uma efetiva transformação do campo
político. A vítima é vítima porque não pode viver. Neste sentido, o
político de vocação está chamado a trabalhar em favor da reprodução e
aumento de vida de todos os cidadãos.
As vítimas do sistema político vigente não podem viver
plenamente por isso são vítimas. Sua vontade de viver foi negada pela
vontade de poder dos capitalistas. Essa vontade de viver contra todas as
adversidades, a dor e a iminente morte se transforma em uma infinita
criação do novo.
Neste âmbito, a política é a responsabilidade pela vida em
primeiro lugar das vítimas, pois esta exigência constitui o momento
criativo da política como libertação. Todo exercício de poder é
institucional, na medida em que o poder não é um momento empírico
inicial no tempo, mas um momento fundamental que permanece sempre
em ato sob as instituições.
As instituições são mediações em que o humano se organiza para
viver. As instituições, uma vez estabelecida, tendem a repetir
indefinidamente os mesmos atos, que se tornam rituais independentes dos
169
resultados. Mas as instituições devem favorecer a vida, e não reproduzir
o mesmo.
Dussel reconhece, portanto, que o poder político só pode ser
mediado pelas instituições, mas, por outro lado, percebe nas mesmas as
suas ambiguidades.
Neste contexto, o objetivo de toda instituição ao ser transformada
visa antes de tudo à libertação dos povos. As transformações apontam
para uma nova práxis, uma práxis de libertação. Só a superação da
revolução burguesa: igualdade, fraternidade e liberdade poderão ser
transformadas em alteridade, solidariedade e libertação.
Com Dussel, é possível afirmar que a relação entre ética e política
são indissociáveis. Pois elas têm como objetivo o desenvolvimento da
vida dos povos, em suas condições materiais, (material), em suas
construções de busca pelo consenso intersubjetivo (legitimidade) e em
suas estratégias (factibilidade) na construção do bem e da justiça. Porém,
como afirma Dussel, toda construção humana será sempre imperfeita,
porque por melhor que seja a decisão tomada frente a conflitos, vai gerar
de alguma forma algum mal.
170
os países pós-coloniais, porque nossas elites políticas há 500 anos têm
governado para cumprir os interesses das metrópoles de plantão.
Na essência do ethos da dominação imperial, encontra-se a
certeza disciplinada da burocracia ou do fanático que cumpre,
diariamente, seus deveres pátrios e religiosos com escrupulosa
consciência moral de fazer avançar o caminho da civilização, da cultura,
da democracia, da liberdade. Por meio do assassinato, da chantagem, da
corrupção, da exploração, da fome, do sofrimento da periferia (DUSSEL,
s.d, p. 93).
A emergência de novos sujeitos que lutam contra a morte que o
sistema lhe designa começa pela práxis de libertação na luta pela vida. A
novidade não é, em primeiro lugar, filosófica, mas histórica, a libertação
do oprimido, da vítima. Uma nova filosofia surge, consequentemente,
como real, concreta, como um instrumento estratégico na luta pela
libertação.
Cada sujeito sendo uma corporalidade vivente continuará sendo
uma alteridade que ultrapassa todos os campos, mesmo existindo
cotidianamente em cada um deles. Como o cidadão que não vivencia os
cumprimentos de exigências para a comunidade no campo político para
que esta tenha mais vida.
A alteridade dos sujeitos e a contingência de toda ação humana
nas instituições nos obrigam a perceber que a dor e o grito do outro é uma
exigência de responsabilidade política.
Influenciado pela tese de Lévinas que coloca a responsabilidade
como centro de sua ética, Dussel elabora uma crítica a filosofia ocidental
e desenvolve a nosso ver um novo caminho para o tema da
responsabilidade. Em Dussel, a responsabilidade é responsabilidade pelo
outro/vítima que se concretiza na justiça e na libertação. Para ele, a
filosofia no Ocidente desde os gregos sempre pensou o real como
totalidade, isto é, como um todo fechado em si mesmo, que, enquanto
todo, é sempre o mesmo.
A partir da interioridade do mesmo, procedem aos momentos
diferencias, mas aqui se trata de uma diferença” pensada a partir da
171
identidade originária, isto é, trata-se de um outro “no mesmo”. Na
totalidade fechada não há alteridade, responsabilidade e justiça.
Na América Latina, a responsabilidade surge, em primeiro lugar,
como uma resposta ao excluído, à vítima frente ao sistema que lhe nega
a vida. Se o sistema mata, exclui e oprime, a responsabilidade implica
em viver, argumentar e libertar.
Neste sentido, inúmeros são os desafios do continente latino-
americano no início do século XXI. Diante da crescente miséria e
exclusão, o principal desafio a ser superado seja a pobreza material e
espiritual a que está submetida a maioria da população. A fome, o
desemprego, a miséria estrutural são problemas centrais nos chamados
países periféricos.
Para Dussel, isto impõe uma responsabilidade, uma resposta para
com as diversas vítimas do sistema: “Mas as vítimas do sistema
imperfeito [...] são as que sofrem em maior grau, como feridas abertas, a
enfermidade do corpo social. Elas mostram o lugar da patologia do
sistema, da injustiça que terá de saber reparar” ( 2007, p. 105).
A responsabilidade é, antes de tudo, justiça que emerge do
respeito e serviço ao outro. É sair de si em busca do outro caído, faminto,
miserável. É arriscar-se nos labirintos da história para, no face a face,
viver para o outro.
A superação do paradigma eurocêntrico que afirma a Europa
como centro frente à periferia, Dussel propõe “o paradigma mundial’’,
em que as diversas dimensões culturais, econômicas e políticas são
analisadas no âmbito planetário. A ética da libertação tenta pensar
filosófico-racionalmente a situação real e concreta da maioria da
humanidade, excluída do sistema.
A responsabilidade pelo outro/vítima obriga assim a uma crítica
ao sistema totalizante, pois, este causa a negatividade da vítima. Contra
a ontologia clássica do centro levanta-se uma filosofia da libertação
voltada para os oprimidos e excluídos, com objetivo de libertá-los da
dominação e propondo uma responsabilidade radical e criadora para com
o outro.
172
O reconhecimento das vítimas do sistema totalizante implica em
uma responsabilidade, isto é, tenho o dever ético e político porque sou
responsável. Se não assumo a responsabilidade não deixo de por isso de
ser responsável. Para Dussel: Sou/somos sensibilidade aberta pelo outro
pelo fato de ser humano, sensibilidade aberta ao rosto do outro. (2002, p.
378).
A emergência de novos sujeitos que lutam contra a morte que o
sistema lhe designa começa pela práxis de libertação na luta pela vida. A
novidade não é, em primeiro lugar, filosófica, mas histórica, a libertação
do oprimido, da vítima. Uma nova filosofia surge, consequentemente,
como real, concreta, como um instrumento estratégico na luta pela
libertação.
Segundo Dussel, trata-se de perguntar pelo sujeito da práxis de
libertação. Cada sujeito ético da vida concreta, cada indivíduo concreto
em todo o seu agir, já é um sujeito possível de práxis de libertação (2002,
p. 519).
O novo sujeito em formação nas organizações populares não se
limita a falar, a argumentar corretamente, a dialogar civilizadamente, sem
levar em consideração as condições materiais de vida, o pertencimento
de classe, a história de injustiças e a designação de papéis subordinados
no sistema.
Ao contrário, a nova subjetividade e a arte da política que os
oprimidos aprendem a vivenciar nas suas experiências político-
pedagógicas não visam apenas a “validade” do discurso, mas uma práxis
que leva ao conhecimento pleno das contradições, a querer conhecer as
verdades, mesmo as incômodas, a repensar a cultura, e a recriar a ciência,
a filosofia, a política e a economia (SEMERARO, 2009, p. 2009).
173
CONCLUSÃO
174
observa a formação de uma responsabilidade ética sobre os efeitos
negativos sistêmico-institucionais. Para além da fragmentação da pós-
modernidade e da redução do ser humano ao mero consumidor do
mercado globalizado, emerge, ainda de forma incipiente, outra forma de
ser.
É possível observar que os novos movimentos sociais vêm como
uma espécie de resposta à marginalização e exclusão, como uma nova
forma de entender a vida social, política e jurídica latino-americana. As
categorias elaboradas por Dussel apontam para estes sujeitos que, vítimas
do sistema opressor lutam por reconhecimento e dignidade.
175
REFERÊNCIAS BIBLIOGRÁFICAS
176
CAPÍTULO VII
INTRODUCCIÓN
101
Possui graduação em Bachiller en Sagrada Teologia - Universidad Pontificia de Salamanca
(1980), mestrado em Filosofia pela Universidade Federal da Paraíba (1993), Especialização em
Metodologia do Ensino Superior (1994) e doutorado em História pela Pontifícia Universidade
Católica do Rio Grande do Sul (1999). Atualmente é professor adjunto da Universidade Federal de
Alagoas. Tem experiência na área de História, com ênfase em História da América, atuando
principalmente nos seguintes temas: Filosofia Latino-americana, História da América,
Antropologia Filosófica, História do Brasil e Teologia da Libertação.; Leciona atualmente
Antropologia Filosófica, Teoria do Conhecimento e História da América na
Universidade Federal de Alagoas –UFAL; e é membro efetivo do Núcleo de Estudos e
Atividades de Filosofia Latino-Americana da Universidade Federal da Paraíba –
NEAFLA/UFPB.
177
1883) y Friedrich Engels (1820-1895) “Viam, na dialética, a ciencia das
leis gerais da transformação, não apenas na sociedade e no pensamento
humano, mas também no mundo exterior que é refletido pela mente
humana” (HALDANE. 1979, p. 7). Sobre todo, si llevamos en
consideración la interrupción violenta, arbitraria y genocida que, a partir
del 12 de octubre de 1492, padecieron las culturas indígenas americanas.
La raíz histórico-cultural original del Continente Americano,
hasta aquel día aún libre y soberanamente creativa –“Unos vivían
aislados y sencillos, sin vestidos y sin necesidades, como pueblos
acabados de nacer; […] Otros eran pueblos de más edad y vivían en
tribus, en aldeas de cañas o de adobes, comiendo lo que cazaban y
pescaban, y peleando con sus vecinos. Otros eran ya pueblos hechos, con
ciudades de ciento cuarenta mil casas, y palacios adornados de pinturas
de oro, y gran comercio en las calles y en las plazas,…” (MARTÍ. 1992,
p. 114)−, es descubierta y/o encontrada por Europa y, a partir de ese
momento, sometida salvajemente al molde impuesto por una cultura
eurocéntrica –“[…] todo lo indio lo quemaron los conquistadores
españoles y lo echaron abajo” (MARTÍ. 1992, p. 104). Desde aquel
azaroso día , pues, se inaugura un proceso histórico dialéctico, es decir,
de profundas contradicciones, de afirmación/negación, de lucha de
contrarios, de saltos cualitativos, de tesis/antítesis, etc.; ciertamente, de
difícil inteligibilidad histórica; pero cuya síntesis apretada y explosiva,
nos atrevemos a afirmar, es el rostro de identidad configurado a través de
la conflictiva historia de la formación social de los actuales pueblos
americanos.
De ahí que nos parezca natural, útil y necesario, al intentar
interpretar esa realidad histórica desde la filosofía, hacer uso del método
dialéctico, por lo menos, en lo que dice respecto al movimiento
estructural de sus momentos dinámicos constitutivos, esto es,
Afirmación/Tesis, Negación/Antítesis y Negación de la
Negación/Síntesis; pero, desde luego, subrayando, privilegiadamente, el
salto cualitativo sintético que aparece en su momento de superación. Tal
y como lo especifica Ignacio Ellacuría (1930-1989): “Lo que ocurre es
que esa totalidad ha ido haciéndose de modo que hay un incremento
178
cualitativo de realidad, pero de tal forma que la realidad superior, el
‘más’ de realidad, no se da separada de todos los momentos anteriores
del proceso de realidad, sino que, al contrario, se da un ‘más’ dinámico
de realidad desde, en y por la realidad inferior, de modo que ésta se hace
presente de muchos modos y siempre necesariamente en la realidad
superior. A este último estadio de la realidad, en el cual se hacen
presentes todos los demás, es al que llamamos realidad histórica: en él,
la realidad es más realidad, porque se halla toda la realidad anterior,
pero en esa modalidad que venimos llamando histórica. Es la realidad
entera, asumida en el reino social de la libertad” (1991, p. 39).
Eso quiere decir que en la aventura humana latinoamericana (100
000 a. C. – 2000 d. C.), se pueden identificar, dialécticamente hablando,
por lo menos, dos momentos sintéticos originales: primero, el que se
produce gracias al derroche desmesurado de creación cultural original de
los pueblos originarios del Continente Americano –el cual es
interrumpido drásticamente el 12 de octubre de 1492−; y, segundo, el que
produce el perverso y trágico/dramático proceso civilizatorio colonial
europeo –el cual nos transformó de tal manera que “No sabiendo quiénes
éramos cuando demorábamos inocentes en ellos, ignorantes de nosotros,
menos sabemos quiénes seremos” (RIBEIRO. 1990, p. 30). De ahí que
sea legítimamente posible interpretar dialécticamente la realidad
histórica latinoamericana, es decir, construir un discurso dinámico a
través del movimiento inherente representado por los momentos reales
de la Afirmación/Tesis, Negación/Antítesis y Negación de la
Negación/Síntesis; pues, “O corpo político, tanto quanto o corpo
humano, começa a morrer desde que nasce e traz em si mesmo as causas
de sua destruição” (ROUSSEAU. 1996, p. 143).
180
(1986, p. 177)−, es una constelación de constataciones críticas en ese
sentido y, al mismo tiempo, de manera dialéctica, una serie interminable
de reacciones y denuncias irritadas en cuanto que se descubre que lo que
pasa por ser “nuestra” Historia de la Filosofía, no es más que una
Filosofía “[…] viciada pela alienação própria de toda cultura colonial:
era um pensamento que estudava e pensaba o pensar europeu e que
dessa forma desembocava na realidade européia que aquele pensamento
pensaba. O pensamento latino-americano era assim inautêntico por duas
razões: porque pretendía pensar, e como o pensar é pensar a realidade,
o pensar latino-americano não passava de estudo e quase sempre mera
repetição superficial; mas, e é o mais grave, ao pensar o pensamento
europeu ignorava-se a realidade latino-americana e aqui se fazia passar
por realidade a realidade metropolitana, imperial, moderna,
dominadora” (DUSSEL. s/d, p. 7); desde luego, en flagrante
contradicción: no sólo con lo que se entiende propiamente por filosofar
–entendido este como el árduo esfuerzo de “desvelar la forma
fundamental de la realidad” (CASSIRER. 1997, p. 11)−, sino con la
propia Historia del Pensamiento, pues, “o pensamento é a liberdade com
relação ao que se faz, o movimiento pelo qual se toma distância desse
fazer, constituindo-o como objeto e refletindo sobre ele como problema”
(FOUCAULT, M. In: RABINOW. 1999, p. 24).
Así, pues, la recepción que registraremos a continuación de G. W.
F. Hegel, aunque lo sabemos admirado y estudiado en algunas de sus
obras por muchos “hegelianos” latinoamericanos, por supuesto, aquí,
será hecha apenas a partir de ese detalle que citamos de su obra póstuma
(1837) –valorizada a través de las palabras-testimonio de Francisco
Larroyo, cuando dice: “Las ‘Lecciones sobre la Filosofía de la Historia’,
libro encaminado a demostrar la plena y total racionalidad de la
Historia, recapitula, por decirlo así, todo el pensamiento de Hegel”
(LARROYO, F. In: HEGEL. 1990, p. XLII)−, y que desencadenó, de
entrada, tanto una crítica radical a nuestro habitual modo de hacer
Filosofía en América Latina como, también, inmediatamente, provocó,
exigió y continúa exigiendo un cambio profundo de nuestra actitud al
filosofar.
181
III.- AFIRMACIÓN: LA IRRECUSABLE ORIGINALIDAD DE AMÉRICA LATINA.
190
pensamiento francés, de un pensamiento alemán, etc., en la cultura de
Occidente. No me parece igualmente evidente, en el mismo sentido, la
existencia de un pensamiento hispanoamericano. Todos los pensadores
de nuestra América se han educado en una escuela europea. No se siente
en su obra el espíritu de la raza. La producción intelectual del Continente
carece de rasgos propios. No tiene contornos originales. El pensamiento
hispanoamericano no es generalmente sino una rapsodia compuesta con
motivos y elementos del pensamiento europeo. Para comprobarlo basta
revisar la obra de los más altos representantes de la inteligencia
indoibera” (1985, p. 25).
Sabemos que esa crítica irreverente al, hasta ahora, modo
consagrado de filosofar en América Latina, irrita demasiado a todos los
que hacen de ella la encarnación de su biografía personal; y hasta llega a
acusarse a quien hace esta crítica de pretender absurdamente ignorar a la
Historia de la Filosofía Universal −la cual no pasa, debido a su carácter
eurocéntrico, de ser apenas una particularidad abusivamente
universalizada (WALLERSTEIN. 2007)−. Sin embargo, no es así. Ya en
el siglo XIX, el venezolano Andrés Bello (1781-1865) atrevíase a
corregir esa observación, diciendo: “Lo que se quiere es que abramos
bien los ojos a ella, y que no imaginemos encontrar en ella lo que no hay,
ni puede haber” (1993, p. 192).
Y aunque el filósofo francés Alain Guy haya reconocido, en 1987,
lo siguiente: “Porém se deve reconhecer, por outra parte, a
originalidade crescente da reflexão autóctone desde há uma treintena de
anos, nessas repúblicas que, cada vez mais, se esforçam em pensar por
si mesmas” (1987, p. 27). Lo cierto es que todavía en el año de 2006, al
dar una entrevista al periodista Rafael Cariello, el filósofo brasileño
Roberto Machado afirmó: “Creio que uma das dificuldades da filosofía
brasileira é que, em geral, abdicamos de pensar filosóficamente para
fazer únicamente História da Filosofia” (2006, p. E3).
V.- Negación de la negación: la rebeldía de la alteridad como
síntesis histórica de la realidad latinoamericana.
El Nuevo Mundo encontrado por Américo Vespucio durante su
viaje entre 1502-1503 −que Martin Waldseemüller, en su honra, en 1507,
191
bautizará con el nombre de América (para irritación y desventura de su
descubridor, Cristóbal Colón (1451-1506), el cual murió como un
marinero cualquier)−, no era apenas una geografía física sino una
antropogeografía, es decir, una realidad histórica original –“Sus obras,
dijo José Martí (1853-1895), no se parecen a las de los demás pueblos,
sino como se parece un hombre a otro” (1992, p. 114)−; a la cual, sin
embargo, desde el 12 de octubre de 1492, se le aplicó la política de tabula
rasa, de tierra arrasada: “Así, los intentos de ‘civilizar’ al indio han
terminado por exterminarlo” (ROA BASTOS. 1978, p. 21). Desde aquel
entonces, pues, “Somos los que fuimos deshechos en lo que éramos, sin
jamás llegar a ser lo que fuéramos o quisiéramos” (RIBEIRO. 1990, p.
30).
Mismo así, o precisamente por eso, la futura realidad histórica
latinoamericana, propiamente dicha, será formada, quiérase o no, y
dialécticamente hablando, a partir del europeo siglo XVI, por tres
culturas originales: América, Europa y África.
Europa, cambiando el eje del escenario de la Historia Humana del
Mar Mediterráneo para el Océano Atlántico, la convertirá en una Historia
Mundial Eurocéntrica y, al mismo tiempo, se transformará en una
totalidad arbitraria que, imponiendo su dominación a todo el orbe,
intentará aniquilar a toda resistencia que se oponga a la expansión de su
mismidad. Por tanto, en cuanto al Continente Americano se refiere:
“Paradoxalmente, não foi que os cristãos trouxessem a Moral do
Evangelho para humanizar esses selvagens brutais, como eles diziam;
ao contrário, foi uma ordem moral de valores humanos que os
missionários atualmente olham com nostalgia, que se viu destruída, −e
em seu lugar se estabeleceu a matriz das relações coloniais: os
dominados sem a liberdade e o reconhecimento de sua condição
humana, perdendo seus valores mais sagrados, e mesmo se adaptando
em parte à visão que os colonizadores deles tinham, pois a violência da
opressão os fazia regredir a condições sub-humanas” (MENESES.
1985, p. 15).
África entrará en la formación social de América Latina –para
escándalo y absurdo del antropocentrismo alardeado por la modernidad−
192
en condiciones de esclavitud, casi reducida a cosa, tratada como animal,
obligada a vivir experiencias sub-humanas. En esa situación, “O escravo
é uma propriedade como o gado o é, e não como uma coisa inanimada.
Sua liberdade de movimentos lembra a de um animal ao qual se permite
pastar e fundar algo como uma família.
O verdadeiro caráter de uma ‘coisa’ é sua impenetrabilidade. Ela
pode ser chutada e empurrada, mas é incapaz de armazenar ordens. A
definição jurídica do escravo como coisa e como propriedade é, pois,
enganosa. Ele é ‘um animal e uma propriedade’” (CANETTI. 2011, p.
383).
La América Indígena, tanto la pre-colombiana (12 de octubre de
1492) como la pre-cabraliana (22 de abril de 1500), será convertida en el
lugar por excelencia de la contradicción dialéctica colonial de la
modernidad en que se formarán las sociedades constituyentes de los
futuros pueblos americanos. “Para dizê-lo –nos ilustra Gustavo
Gutiérrez−, há uma expressão do povo Quíchua do Peru. Entre eles
existe uma idéia muito profunda, compartilhada por outros povos
indígenas da América Latina. Eles pensam que quando os europeus
chegaram à América aconteceu o que chamam, em termo quíchua, um
‘pachacuti’. Aconteceu um ‘pachacuti’ e criou-se um mundo ao
contrário. Deu-se a reviravolta no mundo, há quatro séculos. Vivemos
num mundo ao contrário” (1980, p. 147). Pues, dicen los sobrevivientes
del Pueblo Maya: “Nos ‘cristianizaron’, pero nos hacen pasar de unos a
otros como animales” (CHILAM BALAM. 1991, p. 69).
Así, pues, la realidad histórica de la aventura humana
latinoamericana no se puede interpretar, aunque se quiera, como una
realidad ecléctica –porque su metamorfosis no se elaboró apenas
mediante la selección de las mejores virtudes humanas de sus elementos
constituyentes−; ni sincrética –porque ella no es un rompecabezas
informado por meros elementos de figuras contradictorias o
excluyentes−; ni tampoco híbrida –como si fuera algo inmaduro,
inconcluso, ni esto ni aquello−; mas sintética, ya que es y se presenta
como una unidad con identidad propia y original, formada por sus
193
contradicciones a lo largo de su historia; pues, parafraseando a Octavio
Paz (1993, p. 235), América Latina no es una esencia sino una Historia.
Desde esa perspectiva, pensamos y defendemos que es esta
originalidad de la realidad histórica latinoamericana la que exige ser
pensada por la actividad propia del sujeto del filosofar latinoamericano,
es decir, por el esfuerzo intelectual que traduzca lo que se quiere decir
cuando se dice: “La filosofía americana como filosofía sin más” (ZEA.
1969); fruto de “[…] un filosofar americanamente” (ROIG. 1973, p.
545). Porque, en primer lugar, si “A filosofia não tem a vantagem, de
que gozam as outras ciências, de poder ‘pressupor’ seus ‘objetos’ como
imediatamente dados pela representação; e também como já admitido o
‘método’ do conhecer –para começar e para ir adiante” (HEGEL. 1995,
p. 39); si, en segundo lugar, “Inicialmente, a filosofia pode determinar-
se, em geral, como ‘consideração pensante’ dos objetos” (HEGEL.
1995, p. 40); y si, en tercer lugar, “A filosofia, mais rigorosamente, é a
disciplina que consiste em criar conceitos” (DELEUZE-GUATTARI.
2010, p. 11); entonces, frente a la inauténtica Historia de la Filosofía en
América Latina y sus “filósofos”, radicalmente, me pregunto, junto con
Gilles Deleuze y Félix Guattari: “Que valeria um filósofo do qual se
pudesse dizer: ele não criou um conceito, ele não criou seus conceitos?”
(2010, p. 12).
Desde luego, desde ese preciso y concreto contexto dialéctico de
extraordinaria y maciza originalidad –no meramente ambiguo, ni
paradójico o complejo−, tal pregunta y su consecuente respuesta,
automáticamente, se convierten en una convocación e insurrección que
nos hace concordar con Augusto Salazar Bondy cuando afirma: “[…] la
filosofía que hay que construir no puede ser una variante de ninguna de
las concepciones del mundo que corresponden a los centros de poder de
hoy, ligadas como están a los intereses y metas de esas potencias. Al lado
de las filosofías vinculadas con los grandes bloques actuales o del futuro
inmediato es preciso, pues, forjar un pensamiento que, a la vez que
arraigue en la realidad histórico-social de nuestras comunidades y
traduzca sus necesidades y metas, sirva como medio para cancelar el
subdesarrollo y la dominación que tipifican nuestra condición histórica”
194
(1988, p. 90). De ahí que, los filósofos que comenzaron a filosofar en
favor de la superación de una inauténtica, ideológica e ilegítima Historia
de la Filosofía en América Latina, de inicio, afirmaron, en su “A Manera
de Manifiesto” (1971), lo siguiente: “Filosofía de la liberación entre
nosotros es la única ‘filosofía latinoamericana’ posible, que es lo mismo
que decir que es la única filosofía posible entre nosotros” (In: ARDILES
et al. 1973, contracapa). De ahí también que Enrique Domingo Dussel
Ambrosini (1934- ), mundialmente reconocido como “Enrique Dussel:
filósofo de la liberación latinoamericana” (MARQUÍNEZ ARGOTE.
In: DUSSEL. 1979, pp. 5-51), entienda ese modo nuevo de filosofar
latinoamericano como “Filosofía de la Liberación”, y la defina de la
siguiente manera: “[…] crítica da opressão e esclarecimento da praxis
de libertação” (s/d, p. 248).
Esa inteligibilidad actual del nuevo modo de filosofar
latinoamericano, visto desde la Historia Humana de la Filosofía sin más,
estaría superando el clásico símbolo de la Historia de la Filosofía
Europea y demandando uno nuevo. Porque, si es verdad que la Filosofía
de la Liberación, en cuanto “crítica da opressão”, estaría de acuerdo con
Hegel; pues, él dijo: “Quando a filosofia chega com sua luz crepuscular
ao anoitecer, uma manifestação de vida acaba de envelhecer. Não se
pode rejuvenescê-la com a cinza sobre a cinza, mas apenas conhecê-la.
Ao cair das sombras da noite é que alça vôo o pássaro de Minerva”
(1997, p. 37); también, por outro lado, en cuanto “esclarecimento da
práxis de libertação”, estaria superándolo; pues, si la Coruja de Minerva,
simbólicamente, da a la Filosofía la misión de esclarecer los hechos ya
consumados, nosotros pensamos que “[...] la filosofia puede ser y en más
de una ocasión histórica ha tenido que ser la mensajera del alba,
principio de una mutación histórica por una toma de conciencia radical
de la existencia proyectada al futuro. […] La crítica se hace así
constructiva de mundos nuevos después de haber cancelado todos los
fantasmas de la ilusión histórica” (SALAZAR BONDY. 1988, p. 89).
Tratase, por tanto, de “un filosofar matutino o auroral […], en
cuanto que la filosofía no es ejercida como una función justificatoria de
un pasado, sino de denuncia de un presente y de anuncio de un futuro”
195
(VIGNALE. 2010); que se define y se identifica como Filosofía de la
Liberación porque el concepto de “Libertação inclui os momentos pré-
revolucionários, a situação revolucionária, a própria revolução e a
continuação da revolução como construção da ‘nova’ ordem. Indica
‘todo’ o processo, não somente a ruptura; não é somente negação e nem
sequer negação de negação, mas também afirmação da exterioridade de
uma nação, povo, classes oprimidas e sua própria cultura” (DUSSEL.
s/d, p. 215); pues, “La praxis liberadora debe aniquilar la dialéctica de
la dominación en vista de un nuevo tipo de hombre histórico donde la
dominación cósica y cosificante sea superada en una fraternidad
humanizante” (DUSSEL. 1994, p. 319).
Así siendo, pensamos que el esfuerzo contemporáneo de creación
filosófica en América Latina –el cual, sin duda, echa raíces en
Nezahualcóyotl, Bartolomé de las Casas, Simón Bolívar, José Martí, etc.;
y se nutre de la indiscutible originalidad de una América mestiza, utópica
y rebelde, entendida como Alteridad frente a la Mismidad imperial o
como Exterioridad frente a la Totalidad eurocéntrica−, más que continuar
adoptando como símbolo universal del filosofar a la tradicional Coruja
de Minerva, debería asumir gallardamente al gallo de la madrugada, cuyo
canto no puede ser confundido ni con el de las sirenas ni con el de los
cisnes, pues, “O mistério do galo –nos dijo Carlos Diegues (1993, p. 55)−
não está na ilusão de que ele seja capaz de fazer nascer o sol, mas em
que seu canto anuncia a existencia do sol, mesmo ainda por nascer”.
196
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
197
COSTA, João Cruz. Contribuição à História das Idéias no Brasil. Rio
de Janeiro: Livraria José Olimpio Editôra, 1956. HOLANDA,
Sergio Buarque de. Raízes do Brasil. São Paulo: Companhia das
Letras, 2006, p. 19: “Trazendo de países distantes nossas formas
de convívio, nossas instituições, nossas idéias, e timbrando em
manter tudo isso em ambiente muitas vezes desfavorável e hostil,
somos ainda hoje uns desterrados em nossa terra”.
DE LAS CASAS, Bartolomé. Historia de las Indias. México: Fondo de
Cultura Económica, 1965, Tomo III.
DE LAS CASAS, Bartolomé. O Paraíso Destruído. Porto Alegre: L & P
M Editores, 2001.
DELEUZE, Gilles – GUATTARI, Félix. O que é a Filosofia? São Paulo:
Editora 34, 2010.
DIEGUES, Carlos. “O futuro passou”. In: Veja 25 Anos. Reflexões para
o Futuro. São Paulo: Editora Abril, 1993.
DUSSEL, Enrique D. Filosofia da Libertação na América Latina. São
Paulo/Piracicaba: Loyola/UNIMEP, s/d.
DUSSEL, Enrique. Historia de la Filosofía y Filosofía de la Liberación.
Bogotá: Editorial Nueva América, 1994.
DUSSEL, Enrique D. Para uma Ética da Libertação Latino-
Americana. I- Acesso ao Ponto de Partida da Ética. São
Paulo/Piracicaba: Loyola/UNIMEP, s/d (Iª Edição, 1977).
ELLACURÍA, Ignacio. Filosofía de la Realidad Histórica. Madrid:
Editorial Trotta, 1991.
FRANCO, Maria Sylvia de Carvalho. “As idéias estão no lugar”. In:
Cadernos de Debates Nº 1. São Paulo: CEBRAP, 1976.
GARAUDY, Roger. In: SARTRE, Jean-Paul et al. Marxismo e
Existencialismo. Rio de Janeiro: Tempo Brasileiro, 1985.
GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel. “Conferência Nobel, 1982: ‘La Soledad
de América Latina’”. In: SKIRIUS, John (Comp.). El Ensayo
Hispanoamericano del Siglo XX. México: Fondo de Cultura
Económica, 1994. PIGAFETTA, Antonio. A Primeira Viagem
ao Redor do Mundo. O Diário da Expedição de Fernão de
198
Magalhães. Porto Alegre: L & P M Editores, 2011, Livro
Primeiro.
GIANNOTTI, José Arthur. “As obsessões lógicas de Giannotti”
(Entrevista a Fernando de Barros e Silva). In: Folha de São
Paulo. Quinto Caderno: Mais!, Domingo 2 de abril de 1995.
GRAMSCI, Antonio. Os Intelectuais e a Organização da Cultura. Rio
de Janeiro: Civilização Brasileira, 1991.
GUTIÉRREZ, Gustavo. “Gustavo Gutiérrez, Sacerdote e Teólogo
Peruano −21/02/1980”. In: QUEIROZ, José J. (Org.). A Igreja
dos Pobres na América Latina. São Paulo: Brasiliense, 1980.
GUY, Alain. “Importancia y actualidad de la filosofía
hispanoamericana”. In: HEREDIA, Antonio et al. Filosofía de
Hispanoamérica. Aproximaciones al Panorama Actual.
Barcelona: Promociones y Publicaciones Universitarias, 1987.
HALDANE, J. B. S. “Prólogo”. In: ENGELS, Friedrich. A Dialética da
Natureza. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1979.
HEGEL, G. W. F. Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal.
Madrid: Alianza Editorial S. A., 1986.
HEGEL, G. W. F. Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas. México:
Editorial Porrúa S. A., 1990.
HEGEL, G. W. F. Enciclopédia das Ciências Filosóficas em
Compêndio (1830). I- A Ciência da Lógica. São Paulo: Edições
Loyola, 1995.
HERRERA, Felipe. O Contexto Latino-americano e o Desafio Cultural.
Rio de Janeiro: Fundação Getúlio Vargas, 1983.
IANNI, Octavio. O Labirinto Latino-Americano. Petrópolis: Vozes,
1993.
LARROYO, Francisco. “Estudio introductivo y análisis de la obra”. In:
HEGEL, G. W. F. Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas.
México: Editorial Porrúa, 1990.
MACHADO, Roberto. “Abdicamos de pensar filosoficamente”
(entrevista a Rafael Cariello). In: Folha de São Paulo. São Paulo:
14 de novembro de 2006. Folha Ilustrada E3.
199
MARIÁTEGUI, José Carlos. Temas de Nuestra América. Lima: Editora
Amauta, 1985.
MARTÍ, José. La Edad de Oro. México: Fondo de Cultura Económica,
1992.
MARQUÍNEZ ARGOTE, Germán. “Enrique Dussel: filósofo de la
liberación latinoamericana”. In: DUSSEL, Enrique.
Introducción a la Filosofía de la Liberación. Bogotá: Editorial
Nueva América, 1979.
MARX, Karl – ENGELS, Friedrich. Manifesto do Partido Comunista.
Petrópolis: Vozes, 1990.
MENESES, Paulo. “O problema ético: evolução histórica no mundo
ocidental e especialmente na América Latina”. In: A Hora da
Ética Libertadora. São Paulo: Paulinas, 1985.
O’GORMAN, Edmundo. A Invenção da América. São Paulo: UNESP,
1992.
PAZ, Octavio. El Laberinto de la Soledad. Postdata. Vuelta a El
Laberinto de la Soledad. México: Fondo de Cultura Económica,
1993, p. 235: “El mexicano no es una esencia sino una historia.
Ni ontología ni psicología”.
PICOTTI DE CÁMARA, Diva V. “La realidad latinoamericana como
problema para el pensar filosófico”. In: MAYZ VALLENILLA,
Ernesto (Comp.). La Filosofía en América I. Caracas: Sociedad
Venezolana de Filosofía, 1979.
RABINOW, Paul. Antropologia da Razão. Rio de Janeiro: Relume
Dumará, 1999.
RIBEIRO, Darcy. Utopía Salvaje. Nostalgias de la Inocencia Perdida.
Una Fábula. Buenos Aires: Ediciones del Sol, 1990.
RIBEIRO, Darcy. O Povo Brasileiro. A Formação e o Sentido do Brasil.
São Paulo: Companhia das Letras, 1995.
RIVET, Paul. Los Orígenes del Hombre Americano. México: Fondo de
Cultura Económica, 1995.
REYES NEVARES, Salvador. Historia de las Ideas Colonialistas.
México: Fondo de Cultura Económica, 1975.
200
ROA BASTOS, Augusto (Comp.). Las Culturas Condenadas. México:
Siglo XXI, 1978.
ROCHA, João Cezar de Castro. “’Nenhum Brasil existe’: poesia como
história cultural”. In: ROCHA, João Cezar de Castro (Org.).
Nenhum Brasil Existe. Pequena Enciclopédia. Rio de Janeiro:
Topbooks/UniverCidade, 2003.
ROIG, Arturo Andrés. “Necesidad de um filosofar americano”. In: II
Congreso Nacional de Filosofía. Actas. Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, Tomo II.
ROIG, Arturo Andrés. Ética del Poder y Moralidad de la Protesta.
Respuestas a la Crisis Moral de Nuestro Tiempo. Mendoza:
EDIUNC, 2002.
ROMERO, Sylvio. Obra Filosófica. Rio de Janeiro/São Paulo: Livraria
José Olympio Editôra/Editôra da Universidade de São Paulo,
1969.
ROUSSEAU, Jean-Jacques. Discurso sobre a Economia Política e Do
Contrato Social. Petrópolis: Vozes, 1996.
SALAZAR BONDY, Augusto. ¿Existe una Filosofía de Nuestra
América? México: Siglo XXI Editores, 1988.
SANDERS, William T. – MARINO, Joseph. Pré-História do Nôvo
Mundo. Arqueologia do Índio Americano. Rio de Janeiro: Zahar
Editores, 1971.
SICÍLIA, Deodoro da. “Deodoro da Sicília ou Diodorus Siculus”. In:
SILVA, Alberto da Costa e (Org.). Imagens da África. São Paulo:
Companhia das Letras, 2012.
SCHWARZ, Roberto. Ao Vencedor as Batatas. São Paulo: Duas
Cidades, 1992.
STEIN, Ernildo. Paradoxos da Racionalidade. Caxias do Sul: PYR
Edições, 1987.
VIGNALE, Silvana P. “Arturo A. Roig: la filosofía latinoamericana
como filosofía auroral”. In: Revista Utopía y Praxis
Latinoamericana. Vol. 15 – Nº 51, Maracaibo, Estado Zulia,
Venezuela, diciembre 2010.
201
WALLERSTEIN, Immanuel. O Universalismo Europeu: a retórica do
poder. São Paulo: Boitempo, 2007.
ZEA, Leopoldo. La Filosofía Americana como Filosofía sin más.
México: Siglo XXI Editores, 1969.
ZEA, Leopoldo. “La filosofía como conciencia histórica en
Latinoamérica”. In: Revista ECO. Nº 182. Bogotá: Bucholz,
Diciembre, 1975.
202
CAPÍTULO VIII
102
México (1949). Realizó estudios de contaduría en la UNAM. Autor de la novela
El heptólogo; del libro de cuentos Yo, príncipe cuateco; y el volumen de crónicas
Paseo de las facultades. Actualmente se desempeña como profesor de literatura en
la Preparatoria Oficial Núm. 100 del Estado de México, en Texcoco, México.
203
Regreso al reflejo que se emite desde el Nuevo Mundo, al que se
le han negado sus características propias, desde sus paisajes hasta sus
culturas, siempre comparadas por los descubridores, invasores, o
cualquier adjetivo de ese talante con el que podamos identificarlos,
porque en sus afanes civilizadores, anteponen las figuras retóricas para
todo lo nuevo, ya sea conocido o por conocer, lo relacionaban con lo que
a ellos les resultaba familiar o fácil de comparar, por ejemplo, a pesar de
que le arranque una sonrisa al lector, así tenemos a la Atenas de América
o la Venecia Mexicana, que a final de cuentas ni son ni significan nada
frente a lo propio como Teotihuacan o la Amazonia, a las que no se les
buscó o no se les encontró la referencia occidental; ridículo se escucharía
re nombrar al volcán Popocatépetl como el Vesubio de América; también
absurdo podría escucharse en esos años que al tlaxcalli la bautizaron y
confirmaron como tortilla ̶ sustantivo totalmente castizo ̶ y que ha
perdurado por los siglos de los siglos.
Ese acto reflejo de volver la mirada al Viejo Mundo para
encontrar lo que somos, nos ha detenido a la vera de un camino que quizá
nunca quisimos transitar. Estamos a la mitad de un aparente destino que
aún no sabemos quién lo trazó, si Huitzilopochtli o los evangelizadores;
nuestra condición es de romeros en una peregrinación promovida por una
religión impuesta y de una herencia arrebatada cuyo saqueo no cesa.
Quizá eso provoca machacar con insistencia la pregunta que aún flota en
nuestro entorno, como si la realizara el niño o el adolescente que alguna
vez interrumpió su rutina para cuestionarse inútilmente: ¿quién soy yo?,
¿quiénes somos nosotros?; la respuesta no puede obtenerse de una
manera simple, o buscarla en el diccionario o en una pila de libros, pero
nada más ajeno a nosotros que los libros, quiénes leen en América Latina,
y leer para qué, eso provocaría más dudas en mi curiosidad primera y un
tanto inocente; ante el reto quedamos convencidos que eso es tarea de los
académicos y por qué tendría que enfrentarla el hombre de la calle
acostumbrado a su confort, a que otros piensen por él; quizá parecemos
conformes en que quienes deben enfrentar la tarea de los pensamientos
son los seres elegidos, los genios que reclaman su lugar en la historia.
Nada más impreciso que negarles su propio valor, concebirlos como
204
semidioses que tienen que cumplir su destino, con los héroes griegos
bastaría; pero no, aquí, en estas tierras, habitó Quetzalcóatl o Kukulcán
y todos los sabios (tlamatinime) que abrevaron en las fuentes de la
toltequidad (toltecáyotl) para darle paso a la mexicanidad (mexicáyotl);
después en la llamada Colonia, Virreinato o Nueva España con su
pléyade de eruditos con Juana de Asbaje a la vanguardia, por no llamarla
“Décima Musa” o “Fénix de México”; seguida de Carlos de Sigüenza y
Góngora y, por supuesto, Juan Ruiz de Alarcón, a quien las mentes
brillantes de los protagonistas del Siglo de Oro del teatro español lo
apabullaron con una retahíla de epítetos: “Floripando talludo”, “Príncipe
de la Chunga”, “Corcovilla”, “Poeta juanetes”, “Poeta entre dos
platos”103, a fin de cuentas indianos, paletos, metecos, o el muy
posmoderno: sudacas o cualquier adjetivo discriminador.
Porque si de una cosa estamos seguros es que sí sabemos quiénes
son ellos, los que descubren, los que imponen, los que dictan, etcétera.
Cuál sería entonces el quehacer. Acaso esperar a que, como siempre,
algunos de ellos nos señalen el camino correcto, como bien lo hacen los
serviciales hombres de nuestros gobiernos para ganarse las simpatías de
los organismos financieros internacionales, quienes bajo el influjo fariseo
hablan de inversiones, creación de empleos, etc., que los cubren con
telones de un aparente poder, con mesas servidas de migajas, que su
debilidad visual les permite transformarlas en manjares trucados por la
infalible y sádica Xtabay o para que me entiendan la Circe del Nuevo
Mundo; una vez convertidos, fingen ignorar que las utilidades de lo que
llaman mercado financiero también incluye las desmedidas ganancias
económicas, políticas, culturales y de estatus sociales, etc., y que todas
ellas serán para los que descubren, los que imponen, los que dictan,
etcétera.
Pero los dueños del capital no sólo cobran el tributo en esta etapa
de la ultramodernidad (distinguida por una ética acorde a la realidad
103
Ortiz Diego, Ernesto. Juan Ruiz de Alarcón, ante la crítica, en las colecciones y
en los acervos documentales, 19 de noviembre del 2014.
205
virtual que la sustenta), sino que desde los tiempos de la posmodernidad
(sustentada por la globalización y los tecnócratas) acuñaron la negación
de todo valor cultural, histórico y por supuesto filosófico a los pueblos
modernizados, poscolonizados y ultracolonizados. Este último término
se ajusta como un corsé a los movimientos independentistas de los
pueblos vascos y catalanes; californianos o a los del Soconusco, sin
olvidar a la hermana república de Yucatán.
Al mutilarles a nuestros pueblos su historia, de manera tan burda
para imponer desde sus medios masivos de comunicación las
inverosímiles influencias extraterrestres sobre las culturas originarias,
restándoles así su valor y negándoles toda posibilidad de una cultura
propia al inculcarles, por otra parte, la pérdida de la memoria con sus
precarizantes modelos educativos, valen más los efímeros paradigmas
que imponen como ideal para una trastabillante sociedad que anheló el
sueño de pertenecer al primer mundo, pero que únicamente se quedó con
la resaca de la generación y recepción de basura electrónica en sus
modalidades analógicas y digitales, y en el peor de los casos en
depositarios de desperdicios altamente contaminantes y en importadores
de tecnología obsoleta para seguir contaminando y produciendo bienes
aparentemente necesarios para un desarrollo que cada vez está más
condicionado por los colonizadores (en todas sus modalidades y etapas
anteriormente citadas), cuyas armas son las sofisticadas bombas
financieras y su cauda de pasivos impagables.
Así, por todo esto, será necesario volver la mirada al pasado, no como
nostálgico suspiro o como edénico anhelo de lo que nunca existió porque
ni fuimos jauja ni los perros se amarraban con longaniza y tampoco
fueron los años del caldo ni se olvidó la tripa del mal año.
Entonces, a pesar de los que niegan la existencia de una filosofía propia
(porque no es conocida y caracterizada como tal según los
centroeuropeos), que por obvias razones no era griega ni latina, ni china
ni hindú; pero si mesoamericana, donde habían florecido sus ramas ahora
conocidas como ética y por supuesto la ontológica. Trepemos por estas
ramas para visualizar y contemplar este horizonte, pero también como
dijo la poeta chilena Gabriela Mistral: Árbol que no eres otra cosa/ que
206
dulce entraña de mujer,/pues cada rama mece airosa/en cada leve nido
un ser…
[…] “No tomes ni llegues a mujer ajena, ni por otra vía seas vicioso,
porque pecarás contra los dioses, y a ti harás mucho daño. Aún eres
muy tierno para casarte […] Sufre y espera, porque ya crece la mujer
que te conviene: ponlo en la voluntad de Dios, porque no sabes
cuándo te morirás. Si tú casar te quieres, danos primero parte de ello,
y no te atrevas a hacerlo sin nosotros. Mira, hijo, no seas ladrón, ni
jugador, porque caerás en gran deshonra.” (López Austin, Alfredo.
La Educación de los antiguos nahuas I. Méx. 1985.)
207
encontró términos adecuados, o tal vez por facilidad anotó lo
cotidianamente conocido. Pero mi intervención no se centrará en los
prejuicios del traductor sino en el tono del apercibimiento que, a final de
cuentas, resulta en la misma tonada de las expuestas por Aristóteles:
208
Mercados como el de Tlatelolco como centro económico, que por sí
mismo representaba toda la gama de la producción de las zonas sometidas que
pagaban tributo o de aquellas cuya producción resultaba vital para la vida de los
señoríos y se comerciaba con éstas a través de toda una estructura representada
por los pochteca, los únicos que podían ascender en la pirámide social y además
cumplían con la nada noble profesión del espionaje, estos comerciantes eran
hábiles prestidigitadores en el arte de la simulación y de el don de lenguas.
En Mesoamérica104 existieron al menos cuatro ciudades de importancia
capital en distintas etapas de desarrollo histórico como tollan Teotihuacan:
habitada por inventores, artistas, poseedores de técnicas y oficios; dueños del
poder material, conquistadores y creadores del sistema tributario. Tollan
Chololan: artistas y artesanos herederos del legado teotihuacano. Tollan
Xicocotitlan, concentra el poder como centro irradiador y difusor de la
toltecáyotl, así como el complejo Ce Ácatl Topiltzin Quetzaicóatl (Nuestro
Venerable Señor Serpiente-Pluma Preciosa); por otra parte, sus manifestaciones
artísticas resultan pobres, sin embargo muestran un marcado acento belicista.
Tollan México-Tenochtitlan, herederos de la esencia de la toltecáyotl, vertida
en la variante conocida como mexicáyotl.
La historia da cuenta de la razón de ser de los mexica, la guerra florida
formaba parte de su esencia, la vida y la muerte en el campo de batalla, por eso
resulta sorprendente que
104
Comenta Irma Cruz, en su cátedra “Historia de Mesoamérica”, impartida en la
Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, CDMX, año 2015.
209
Sólo quienes estaban ya sometidos podían pedir semejante dislate a un
pueblo que se había educado en la guerra y cuya herencia se remontaba a la ya
antes citada toltecáyotl (toltequidad), en la que guerra y religión estaban
engarzadas como oro y piedra, como algodón y pluma preciosa. De ahí el grito
anónimo en contra del valor perdido de Moctezuma, que sólo atinaba a dar el
aval de la rendición, sin comprender que lo que pedían no era tan simple, porque
en realidad el exhorto a los guerreros se convirtió en ofensa al pedirles que
dejaran de ser, que se olvidaran del saber hacer, que renunciaran a sus saberes,
a sus artes, a su lengua y empezar a creer que en realidad sus dioses los habían
traicionado. Aquí termina la otra rama de la filosofía mesoamericana. Para no
confundir a nadie hablo de ontología.
210
En la literatura el romanticismo en boga destaca el amor a la
patria, a lo nacional, a la libertad como germen de revolución y así
lectores y escritores enarbolando los sentimientos sobre la razón, a golpes
de pura emotividad propician los movimientos independentistas de las
incipientes naciones hispanoamericanas que sumidas en el pandemónium
libertario confunden revolución con fiesta, amor con pasión, evasión con
muerte y muerte con libertad, mientras permanecen en una guerra sin fin
liberales y conservadores a lo largo de todo el siglo XIX.
Los países hispanoamericanos viven la resaca libertaria sin darse
cuenta que los Estados Unidos aparentemente está a favor de los
territorios que habían pertenecido al imperio español, pero que a raíz de
su independencia, estaban en la mira de los imperios europeos: Gran
Bretaña, Francia, Rusia, por señalar a las más inclinadas a imponer su
hegemonía sobre las naciones recién nacidas. Intenciones que
supuestamente en ese diciembre de 1823 motivaron a Santiago Monroe
para que interviniera en el Congreso estadunidense, participación de la
que destaco tres propuestas puntuales: impedir futuras colonizaciones
europeas en el continente americano; abstención de los Estados Unidos
en los asuntos políticos de Europa, y no a la intervención de Europa en
los gobiernos de América.
Estas sentencias no significaban otra cosa que la respuesta al
Congreso de Verona y a la Santa Alianza europea encabezada por Rusia,
Austria, Prusia, Francia, España y sus “Cien mil hijos de San Luis”, que
restablecieron el absolutismo para Fernando VII. Gran Bretaña (la
heredera de los bucaneros) anticipándose a una ofensiva franco española
en las repúblicas americanas se convierte en aliada de los EU.
Enarbolarían desde entonces el postulado de la doctrina Monroe:
América para los americanos, y si los ingleses sacaban raja se harían de
la vista gorda, y más si el Río de la Plata estaba tan lejos del Río Bravo,
así que los Lores se apropiaron de las Malvinas y en 1982 las defendieron
ante la mirada cómplice de los estadunidenses. Signo inequívoco de la
doble moral del gobierno estadunidense, porque a pesar de su recién
nacida doctrina nunca dejaron de ambicionar el territorio de Texas y la
isla de Cuba, de ahí quizá los orígenes de su política expansionista y su
211
vocación policiaca internacional enarbolando su amenazante big stick,
como saludo al siglo XX.
Los gobiernos latinoamericanos cayeron en la verdad del
ilusionismo norteamericano y fueron respaldados hasta por los próceres
que aún vivían; aunque los estadunidenses no necesitaban entonces, ni
ahora, de ese respaldo aprovecharon el momento para satanizar la
hispanidad y potenciar el indigenismo, para muestra la moneda de medio
dólar acuñada para celebrar el centenario de la Doctrina Monroe, donde
sustituyen a la dama que representaba a la América Hispana por la
imagen de una indígena.
A qué viene toda esta volcadura de ideas en torno a los Estados
Unidos. Aclaro que no es que mi ser antiyanqui haya aflorado, lo cual no
estaría mal, ni que mi interior me indique que debo rebelarme a toda
hegemonía imperialista o que mi ego me haya trepado al templete de una
protesta en contra de los gringos. Esta catarata está destinada a señalar la
corriente filosófica en que se sustentan los actos políticos de los Estados
Unidos, y que se inscribe de manera puntual en la filosofía analítica
anglosajona, de ahí que seamos dos Américas diametralmente opuestas
y que encaja en la división económica mundial que ha prevalecido hasta
la primera década del siglo XXI, entre los países del norte y los del sur.
Durante los primeros cincuenta años del siglo XIX, en América Latina
poco tiempo se tuvo para abordar a Immanuel Kant, a Hegel, a
Schopenhauer, a Nietzsche, que se quedaron para siempre en las
bibliotecas hasta que los educadores empezaron a exhibirlos en las aulas
de los bachilleres durante la segunda mitad de ese siglo; en la plenitud
decimonónica floreció la rara avis del paradiso llamada positivismo, una
corriente francesa que se oponía a los deseos estadunidenses de no saber
nada de Europa y mucho menos de la dependencia ideológica del Viejo
Mundo, pero así como en las tardes de estío los conservadores añoraban
la inexistente sangre azul, los liberales coincidían con las propuestas de
Comte, Saint Simon, Spencer, Durkheim y el innombrable para unos e
inefable para otros, Karl Marx.
A pesar de la doctrina Monroe en México se erigió el II imperio,
encabezado por Maximiliano de Habsburgo, el sueño de Napoleón III,
212
donde su sobrino (Maximiliano) llevó la peor parte, los Estados Unidos
se olvidaron del postulado de América para los americanos, porque
estaban protagonizando la guerra de secesión, Napoleón perdió treinta
mil hombres en el sueño de México, la guerra franco prusiana le impidió
apoyar al emperador. Juárez se fortaleció como símbolo de resistencia,
de forjador de la unidad republicana y con esa fuerza promulga las Leyes
de Reforma y firma el acta de divorcio entre la Iglesia católica y el
Estado. Para Octavio Paz, en esta etapa México consuma su
Independencia (Paz, Octavio: 1949, pág. 113). Los escritores de la
Academia de Letrán siembran las primeras letras en tierra libre y ya sus
hijos, los del liceo Hidalgo, dirigidos por Ignacio Manuel Altamirano
cosecharían los primeros frutos de literatura mexicana; en Argentina don
J. Hernández trovará con el Martín Fierro y D. Juan Zorrilla de San
Martín difundirá los cantos de Tabaré.
Los llamados científicos desvirtuaron a favor de las peores causas
el postulado positivista de paz, orden y progreso que compendiaban el
anhelo de las naciones latinoamericanas que llevaban buena parte del
siglo entre luchas intestinas por el poder, entre deudas impagables,
divisiones irreconciliables y dictaduras que se repetirían cíclicamente
como las pestes medievales.
¡VIVA LA REVOLUCIÓN!
215
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS / CIBERGRAFÍA
Savater Fernando. Ética para Amador, Ed. Ariel., Barcelona. 1998. 189
pp.
216
CAPÍTULO IX
105
Roberto Olivares Mancilla (1971). Sociólogo, Maestro en Desarrollo y Planeación
de la Educación, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco;
especialista en Literatura Mexicana del siglo XX, Universidad Autónoma
Metropolitana, Unidad Azcapotzalco; maestro en Desarrollo rural, Universidad
Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Actualmente es profesor de las Escuelas
Preparatorias Oficiales Números 100 y 55 del Estado de México, en Texcoco, México.
217
manera, enseñar a pensar acerca de la filosofía latinoamericana
constituye una práctica cultural ypedagógica.
América Latina, tierra fecunda de ideas, no carece de mujeres
nihombres creativos. En su vasto horizonte geográfico transita el
pensamiento, la emoción, la esperanza, la curiosidad; pero, al mismo
tiempoexiste el conflicto, larepresión, la indiferencia, la violencia. El
filósofo latinoamericano enfrenta estos acontecimientossociales e
históricos; además, su oficio y vocación emancipadora en elproceso de
enseñanza y aprendizaje es un desafío. Esta tarea consiste en expresar
libremente las ideas del pensamiento latinoamericano anunciando la
solución de su práctica pedagógica; por ejemplo, abrir un debate acerca
de la didáctica filosófica en la juventud latinoamericana. Los
jóvenesfiguran un conjunto complejo de ideas, sentimientos, emociones,
pensamientos, reflexiones, que, junto con sus maestros se enseñana
suscitar posturas críticasen torno a la filosofía latinoamericanaen tanto
coexiste uncúmulo de lenguas, culturas, sociedades, comunidades,
instituciones educativas, congresos, coloquios orientados a profundizar
el quehacer informativo y formativo de la filosofía latinoamericana.
América Latina multicolor, polifónica, diversa en texturas
geográficas evoca mitos, leyendas, cuentos, historias de vida
provenientes del imaginario colectivo antes y después de la llegada de
los hispanos.La tradición oral está objetivadaen un conjunto deideas,
saberes, conocimientos, pensamientos transmitidos de una generación a
otra. Si una mujer está embarazada, está formando vida fecunda. Se
siembra el pensamiento. En este sentido, la madre tierraes el origen de
todas las cosas porqueconverge lo femenino y masculino en el acontecer
de la siembra de las semillas. Si se nutre la tierra es posible aprender a
vivir con plenitud; por lo tanto, se recrea el pensamiento, el saber, el
conocimiento, la técnica, la ciencia.
Sea cual fuere la comunidad o sociedad, los individuos cultivan
la voz, la palabra. Algunos pueblos hilvanan desde el centro de su
corazón la tradición oral, otros tejen la escritura. Las palabras constituyen
el torrente del acontecer de la vida cotidiana; pues las personas
experimentan un conjunto de experiencias de la realidad en las distintas
218
esferas de la vida social que las pronuncian desde sus esquemas de
percepción. Conversar entre individuos significa imaginar, escuchar,
representar todo aquello inmerso en la sociedad y la naturaleza.Escribir
un determinado tema consiste en expresar libremente las ideas, las
emociones, los agravios, los anhelos, las desesperanzas, las
argumentaciones científicas. En este contexto, la vocación filosófica es
imprescindible para abrir diversos horizontes del ser individual y
colectivo; por lo tanto, no coexisten las personas sin el desarrollo de su
propia filosofía.
Con la voz, la palabra y la escritura se construyen el pensamiento,
el conocimiento ylas ideas transformados en un evento práctico, porque
sin el hacer no existe el devenir de las prácticas socioculturales como la
enseñanza de la filosofía. Quien recrea sus ideas al ponerlas en praxis es
un sujeto cognoscente. La voz es el suave sonido por donde viaja el juego
dulce de las palabras. Escúchalas: son tuyas, mías, nuestras; son
compartidas para pensar en todo momento cómo se realizan aquellas
interacciones humanas. De sonido a sonido, de mirada a mirada, de
emoción a emoción el rostro de un aprendiz de filosofía se forja. El
lenguaje, proceso histórico cultural, conforma el elemento lúdico del
pensamiento; ambos son inherentes (Vygotsky: 1995,22). Saber
transmitir un problema concreto como la enseñanza de la filosofía
latinoamericana significa aprender a diseñar el currículo de ésta a partir
de métodos, estrategias y recursos didácticos con el fin de eliminar la
memorización, la imitación, la reproducción, el revisionismo de los
sistemas o planteamientos de esta disciplina. Quienes construyen
procesos pedagógicos orientados a formar sujetos cognoscentes están
comprometidos con la transformación de su realidad histórica,
económica, política, ambiental, social, cultural. Enseñar a pensar en qué
consiste la práctica pedagógica de la filosofía latinoamericana debe ser
un proceso transformador de su propio oficio educativo¿Cómo podemos
enseñar a las nuevas generacionesa filosofar sobre Latinoamérica? Es por
medio de la emoción, cuyo proceso debe serun acto excitante por el
estudio, el compromiso y la construcción de ideas autónomas de
219
pensamiento; por ende, filosofar es un verbo que implica una acción
auténtica de cambio tanto quien enseña como el que aprende.
La triada escucha-silencio-sonido constituye una práctica
educativa al cultivar la generosidad con la vida. Quien escucha aprende
a conversar. Si una persona plática, aprende a escuchar. El encuentro
entre individuos, mantiene un fecundo silencio. Los sujetos comprenden
e interpretan las voces del interlocutor. El oyente en la construcción de
una determinadaconversación es un sujeto activo, aprende y enseña a
problematizar su realidad. De la misma manera, el hablante es un sujeto
activo, proveedor de palabras, orientadas a emitir mensajes en torno a su
realidad para problematizarla y transformarla. Las interacciones
pedagógicas en el diseño de un curso de filosofía latinoamericana; por
ejemplo, debe comprender no solo el contenido de las temáticas del
curso, sino el proceso de la triada escucha-silencio-sonido. Lo silencioso
de un curso no consiste en enseñar a callar voces; sino, a expresarlas. Las
voces silenciosas de los zapatistas en el sureste mexicano, caminan entre
las calles de San Cristóbal, entonces, preguntan: ¿escucharon?
(Hernández, Elio. La Jornada. 22/12/2012). El autor de Filosofía de la
liberación, comenta: “…el “silencio” de quien toma absoluta conciencia
de que, al fin, ese algo es Alguien con el cual hay que aprender a
dialogar…” (Dussel, Enrique: 1973,16). Sin silencios noes posible
exponer determinadas ideas en torno a América Latina. El pedagogo
pernambucano, escribe: “…comenzamos un diálogo vivo, con preguntas
y respuestas mías y de ellos a las que sin embargo siguió rápido, un
silencio desconcertante…” (Freire, Paulo: 1996,43). No existen silencios
pasivos, sino activos. Nuestras voces están acompañadas de nuestros
silencios, señala una voz en el bosque de las reflexiones. El silencio es el
estruendo de la voz que más retumba, pues representa la percepción de
la realidad. Lo original de una práctica filosófica consiste en aprender a
escuchar.
Encontrar respuestas a las interrogantes planteadas en el
transcurso de nuestra vida es el resultado de aprender a pensar a partir
del cúmulo de enseñanzas transmitidas desde las generaciones que nos
anteceden. El conocimiento de aquellas inquietudes teóricas y prácticas
220
es un asombro, la búsqueda de las respuestas a las preguntas es un
ejercicio práctico, es como plantar árboles entre rocas y suelo fértil;
debemos hallar el lugar propicio para plantar, dando pauta a la emoción,
al porvenir del bosque. El viejo Martín Ponce, dice:
“Estos árboles no los veré. Si muero, los vendré a ver. Mire usted, todo
pensamiento se siembra” (charla sostenida con el sr. Martín Ponce un día
de faena comunitaria en San Miguel Tlaixpan, Texcoco Estado de
México, 26 de septiembre de 2017).
221
contemplar es comprender los procesos de los fenómenos que estudiamos
para cubrir aquellas expectativas del conocimiento; polemizar consiste
en tomar una postura crítica en torno al acto de conocer; practicar una
determinada actividad encierra un microcosmos de conciencia, es decir,
actuar en el instante sin precipitarse ni desesperarse. Un mentor es
sensible con la construcción de los conocimientos; pero, debe ser sensible
en la producción y recreación de los elementos necesarios para aprender
a vivir entre los individuos y, por qué no, con la naturaleza.
Si el aprendiz comienza a formular preguntas es necesario
enseñarlo a indagar, orientando rigurosamente su inquietud a favor del
conocimiento. El discípulopuede aprendera resolver sus
cuestionamientos planteados. El asombro de un determinado
conocimiento conduce al estudiante a crear sus propios métodos, teorías,
hipótesis. El maestro es quien junto con su estudiante enseña a no juzgar
con premura el hallazgo de sus repuestas.El mentorconstruye su vocación
pedagógica. El educando no tiene todas las piezas del rompecabezas para
hallar la respuesta a su pregunta. Estudiante y mentor en la construcción
del conocimiento rompen con los dogmas de investigación. El estudiante
necesita descubrir sus inquietudes intelectuales para liberarsede la
repetición de los conocimientos. Si quiere descubrir el mundo, es
necesario que vaya en búsqueda de las respuestas a sus planteamientos;
pues, debe responder sus preguntas por él mismo. Sin la creatividad
jamás se podrán suscitar aquellas habilidades para transformar el ámbito
económico, social, cultural, ambiental, afectivo, político, científico,
tecnológico, educativo.
La curiosidad epistémica exige rigurosidad. El pensamiento se
cultiva con rigor, proviene de la experiencia en la cotidianidad al
conversar.La palabra emerge de los individuos al pensar la realidad.Las
palabras son las fibras más finas del sentido de la vida. Las personas
construyen sentimientos, huellas, emociones, mitos, desconciertos,
pensamientos, ideas, prácticas socioculturales dando pauta a la formación
de su identidad. Se hace filosofía al pensar la realidad construida desde
una percepción histórica. Ya en el Popol-Vuh la palabra cobra
importancia para la existencia humana entre los mayas. En la realidad de
222
los pueblos originarios, la palabra es sagrada, deviene en los tratos entre
las personas. El consejo de ancianos está integrado no solo por la
tradición oral, sino por el pensamiento para dirimir diversos temas que
competen a la comunidad. Con la palabrase educa el ser de las personas
para integrar un nosotros: la pareja, la familia, el grupo, la comunidad. El
conocimiento es el conjunto de aprendizajes, enseñanzas y experiencias
vividas en distintas manifestaciones socioculturales existentes en los
lugares más recónditos de nuestro subcontinente, principalmente entre
los pueblos originarios.
Las sociedades agrarias tienen un sistema de pensamiento
interesante, proviene de la oralidad, antes de que existiera la palabra
escrita; sea cual fuere el mundo antiguo, pervive el mito. Las voces
articulan las más diversas sensaciones provenientes de la naturaleza. El
estudio de la physis entre los griego nos invita a reflexionar el origen de
las cosas, entre ellas el pensamiento. En nuestro mundo antiguo, el de
América, el pensamiento está conformado por las voces, las pinturas, las
piedras esculpidas, debemos nuestra existencia a la percepción de la
naturaleza a partir del canto de las aves, según se escucha decir entre los
habitantes de la montaña texcocana, otrora el Acolhuacan, tierra del señor
Nezahualcóyotl. Estos hombres de conocimiento supieron darle vida a
las rocas, las plantas, las semillas, las estrellas, las lágrimas de las rocas
que brotan de los manantiales. La dualidad de la vida representa el
cambio constante de las cosas existentes en la naturaleza, tal como se
puede apreciar en el pensamiento chino proveniente desde tiempos
remotos. El Ying-Yang es el principio de la dualidad, primavera-otoño;
siembra-cosecha. En el Tao Te King está presente el camino, Dios. No
pienso ni existo; simplemente sé que sin la madre tierra, mi existencia no
tiene razón de ser con mis alegrías, risas; a veces, con mis sufrimientos.
Un buen manjar encierra el aromadel sabor. En él no existe una
receta de cocina, se trata de un microcosmos de enseñanzas, aprendizajes.
Del gusto por el sabor se desprende el gusto por el saber. Hombres y
mujeres trazan diversos caminos, afrontando incertidumbres en todas
direcciones. La mente de un maestro está trabajando, también la de sus
estudiantes. Sin recetas ni formularios tanto se aprende en la práctica,
223
como también en la teoría. La praxis es un ejercicio concreto,
transformador de la realidad vivida, hecha experiencia, confrontada con
el error de toda una trayectoria de investigación, cuya curiosidad
epistémica no se logra sin la construcción de un método de estudios. Se
practica y teoriza la filosofía latinoamericana para la liberación de los
hombres y las mujeres de este subcontinente, para conversar con otras
experiencias filosóficas: europeas, africanas, asiáticas, orientales; sin
duda, porque también son aprendizajes y enseñanzas liberadoras de
aquellas condenas históricas como la violencia, la pobreza, la guerra, el
despojo, el sometimiento, la esclavitud.
Con denuedo se puede escribir cómo aprender a enseñar el
quehacer de la filosofía latinoamericana con el propósito de nutrir las
experiencias filosóficas planteadas en los dos últimos siglos. No se trata
de imitar ni copiar las reflexiones de exponentes, sino debatir con ellos,
se espera elaborar una filosofía latinoamericana participativa, solidaria,
generosa, crítica y comunitaria. Deben participar desde niños hasta
ancianos, suscitando inquietudes acerca de la condición humana. Las
nociones de esta disciplina pueden realizarse a través de talleres en las
bibliotecas, las casas de cultura, los edificios de las plazas comunitarias
para comprender la naturaleza de la reflexión, el pensamiento, los
valores, la sensibilidad por las artes y las ciencias. Observar el
movimiento de una nube permite cultivar la imaginación, la creatividad,
el pensamiento. Aprendemos comunitariamente a forjar el conocimiento
por medio de la formulación de las peguntas y la respuesta elaborada con
argumentos. Si bien, existe la filosofía para niños de Matthew Lipman,
también es cierto que puede existir una para filosofía intergeneracional;
ésta entendida como un proceso educativo para aprender a pensar
críticamente los problemas propios de la condición humana.
Aprender a investigar sobre nuestra existencia comunitaria entre
niños, jóvenes, adultos y ancianos consiste en cultivar profundamente la
participación comprometida. Como escribe Paulo Freire, debemos
enseñar con la lectura del mundo. Posteriormente es imprescindible
confrontar las reflexiones propias entre participantes, aprendiendo con el
principio de la triada escucha-silencio-sonido. Todos enseñamos a
224
aprender a pensar críticamente. Al pronunciar un pensamiento con
vocación filosófica, se está aprendiendo libremente a problematizar la
realidad de las experiencias vividas. De esta manera se está
contribuyendo a nutrir la filosofía latinoamericana encaminada a
despertar interés por esta disciplina únicamente leída por la comunidad
dedicada a esta vocación. Edward Said nos advierte cómo entre un
conjunto de intelectuales se leen entre ellos. La palabra es oriunda de las
emociones, los sentimientos, los pensamientos; entonces, es posible
realizar las actividades más excelsas en la vida, combatiendo contra las
atrocidades: el individualismo, la indiferencia, la apatía, la desigualdad,
el agravio, etcétera. Suscitar un clima de aprendizaje y enseñanza en
torno al mutuo conocimiento e intercambio de ideas significa construir
conocimientos novedosos.
Una arruga representa experiencia. Sí, tú, amigo canoso, me
enseñas a disertar el mundo vivido, sé que puedo comprender
críticamente por qué y para qué desarrollamos nuestras actividades tanto
ordinarias como intelectuales. Al hacer una determinada actividad
intelectual o física ser aprende a ser. Forjar el conocimiento en
comunidad significa internalizar aquellas habilidades adquiridas de una
generación a otra para aprender a vivir en las distintas esferas de la vida
social, entre ellas: filosofar. En el mundo náhuatl, en el Acolhuacan,
axkankema, significa ahora sí; lo cual representa aprender, descubrir o
lograr hacer una determinada actividad física o intelectual. Basta con
obtener los resultados para colocar las rocas de una terraza para decir
axkankema, lo hicimos. Por ejemplo, en la construcción de una cerca con
piedras, la mente trabaja sobre la solución de un determinado problema
inesperado para colocar las rocas; todo está en reposo, todo se haya en
movimiento, cada piedra colocada en la cerca encarna el conjunto de
experiencias vividas, tal como ocurre con la filosofía latinoamericana.
América Latina es un tejido abigarrado de pensamientos; por lo cual, es
posiblehilvanarla filosofía latinoamericana con base en el carácter
original de sus ideas.
Si bordar en aquellas comunidades ancestrales de América
encierra un conjunto de sensaciones, emociones, conocimientos,
225
habilidades, capacidades realizadas con belleza, dedicación,
originalidad; también puede efectuarse en la enseñanza de la filosofía
latinoamericana en tanto el hombre y la mujer son sensibles, pensantes,
creativos, originales. En este correlato se puede leer el siguiente
testimonio:
226
Si bien, en toda actividad humana, la originalidad es imprescindible en
la recreación de las ideas; también, es ineludible saberescuchar, observar
y preguntar.
Centellealalumbre, el humo se mueve en espiral, se consume la
leña, el fuego está en reposo… La llama no cesa, representa el principio
y el final de las cosas. El fuego consume y renueva la vida. La vista
contempla cómo arde la flama mientras escuchamos la lectura del mito
“El caminante”, perteneciente a los Navajos:
227
en producir prácticas educativas convergentes y divergentes a través de
la elaboración de ensayos, comentados entre escritores y lectores; la
creación de centros de estudios filosóficos latinoamericanos en las
comunidades, los barrios, las colonias; el diseño de estrategias didácticas
orientado a la solución de los problemas concretos –pobreza, desempleo,
deterioro ambiental, violencia, migración, analfabetismo, hambruna,
corrupción, asaltos, embarazos en adolescentes, antidemocracia,
vivienda, enfermedades– en donde la filosofía enseña a cuestionar los
grandes problemas de nuestro subcontinente.
232
solidaridad, libertad, pasión, reflexión a favor de una vida plena en
comunidad.
Aprender a vivir con plenitud está cimentado en el modo de
enseñar ¡Qué bonitos ojos tienes!, reza la canción “Malagueña”. Ahora
se puede expresar: ¡Qué agraciados oídos tienes, tu voz llega a mi
corazón! Cultivar la cosmovisión y cosmoaudición es una acción
filosófica, tojolabal tal como lo reflexiona el autor de Aprender a
escuchar (Lenkersdorf, Carlos: 2011, 23). De los mayas es necesario
aprender a escuchar para estar bien consigo mismo y los demás seres
vivos. La naturaleza no está aislada de la piel humana. Alce Negro, Sioux
Oglaga, dice: “…ésta es mi plegaria; que la Paz venga a los que son
capaces de comprender; esta comprensión debe venir del corazón y no
únicamente de la cabeza…” (Epes, Brown; Joseph: 2002, 9) de la misma
manera, de los receptores naturales, los oídos. La contemplación de una
determinada concepción del mundo, a partir de escuchar y observar
reafirman la pertenencia comunitaria, cuyo proceso ontológico estriba en
la interacción no únicamente dialógica, sino en una interconexión
tridimensional: la cosmovisión, la cosmoaudición y el corazón.
233
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
234
Ramos, Samuel. 1993. Historia de la filosofía en México.
CONACULTA, México.
235