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I. COMIENZOS DE MARIE-ANTOINE
CARÊME
III. APORTES
IV. OBRAS
V. BIBLIOGRAFÍA
En las postrimerías del siglo XVIII era una práctica corriente el abandono de niños,
que, sin recursos, formación ni recomendaciones, se veían abocados a
agotadores, insanos y apenas remunerados trabajos, o a la mendicidad o la
prostitución. Sin embargo, la fortuna sonrió a nuestro Carême: después de errar
por las calles durante todo el día, la noche le sorprendió cerca de una taberna, La
Fricassée de Lapin, en el mismo barrio de Maine. El tabernero se apiadó de él, y le
ofreció hospitalidad por esa noche. A la mañana siguiente, le sugirió que trabajara
como marmitón en la cocina de la taberna, a lo que Carême accedió encantado.
Hay que suponer que fue en ese figón donde Carême descubre y perfecciona sus
talentos e instintos para la cocina, porque a los 16 años, en 1799, entra a trabajar
de aprendiz en Chez Bailly, el pastelero más importante de París. La habilidad y
disposición del joven Carême no pasan desapercibidas para su patrón, que le
anima y autoriza para que, cuando no haya excesivo trabajo, acuda a la sección
de grabados de la Biblioteca Nacional y examiné los diseños y grabados
arquitectónicos que allí se custodiaban. Carême no sabía leer ni escribir, y
aprende solo, peleándose con los textos de las obras de Palladio y Tertio.
Carême demuestra un inusitado talento para el dibujo y la arquitectura, y los
conocimientos que adquiere los traslada a su trabajo pastelero, ejecutando
En este período, que va de los años 1803 a 1814, Carême continúa con sus
innovaciones en la pastelería, y se perfecciona de manera extraordianria en el arte
de la cocina, trabajando junto a los grandes cocineros de la época.
Aquellos a los que el propio Carême considera sus maestros son : Lannes para los
manjares fríos, Richaud para las salsas, y sobre todo, Bouchet, el cocinero de
Tayllerand y Laguipierre, cocinero de Murat.
En 1816 Carême parte a Inglaterra, para dirigir las cocinas del príncipe de Gales, a
la sazón regente de Inglaterra, y que reinaría posteriormente con el nombre de
Jorge IV.
La vida de Carême está llena de pasajes curiosos. Han llegado hasta nosotros a
través de su propia obra y de los escritos de gentes que trataron con él.
Destacaremos su especial relación con Talleyrand: Carême nunca fue un
empleado fijo de Talleyrand, pero era el cocinero favorito de este principe, (uno de
los más exquisitos gourmets de todos los tiempos) y era llamado como extra
siempre que se organizaba un banquete. El respeto y la admiración entre ambos
eran mutuos: Carême consideraba al principe el mejor de sus anfitriones y el
gastrónomo más entendido de todos los que trató, por su parte, Tayllerand
recomendaba a Carême como su cocinero favorito, que de este modo consiguió
sentar plaza en las cocinas de lo más florido de la nobleza europea.
Son numerosas las anécdotas que rodean los banquetes de Carême, la mayoría
relatadas por él mismo. Nuestra favorita es el demencial descontrol que rodeó el
Banquete de los Aliados, servido por Carême en 1815, en la llanura de Vertus.
Carême montó su cuartel general en una granja, y se hizo enviar desde París un
convoy de carretas con la vajilla y la mantelería, así como sendos rebaños de
vacas y corderos, fuertemente escoltados, para evitar el pillaje de las bandas de
cosacos saqueadores que pululaban por la zona. La principal preocupación de
Carême no fue, sin embargo, la precariedad de medios o la monstruosidad del
banquete, sino que los cuarenta cocineros que llevaba como ayudantes tuvieran
que dormir en la paja de un establo.
Carême ha sido nominado como “Le Dieu Carême”, “le Napoleon des fourneaux” o
“Le cuisinier des rois et le Roi des cuisiniers”, prueba suficiente de la admiración
que suscitaba entre los afortunados que disfrutaban sus creaciones. El 21 de junio
de 1894, París rindió homenaje a la memoria de Carême dando su nombre a una
de sus calles.Carême tuvo una relación muy especial con la arquitectura: desde el
temprano estudio de la sección de grabados de la biblioteca nacional, pasando por
los espléndidos y complejos grabados con que ilustró sus obras, hasta los trabajos
puramente arquitectónicos que publico, mostró un especial talento como
arquitecto. Carême dice que “las bellas artes son la pintura, la música y la
arquitectura, y la principal rama de esta última es la pastelería”. Los grabados y
diseños de Carême fueron estudiados y apreciados por los mejores arquitectos de
la época, que no dudaron del talento innato del genial cocinero para la
arquitectura.
III. APORTES:
IV. OBRAS.
Carême ha sido nominado como “Le Dieu Carême”, “le Napoleon des fourneaux” o
“Le cuisinier des rois et le Roi des cuisiniers”, prueba suficiente de la admiración
que suscitaba entre los afortunados que disfrutaban sus creaciones. El 21 de junio
de 1894, París rindió homenaje a la memoria de Carême dando su nombre a una
de sus calles.Carême tuvo una relación muy especial con la arquitectura: desde el
temprano estudio de la sección de grabados de la biblioteca nacional, pasando por
los espléndidos y complejos grabados con que ilustró sus obras, hasta los trabajos
puramente arquitectónicos que publico, mostró un especial talento como
arquitecto. Carême dice que “las bellas artes son la pintura, la música y la
arquitectura, y la principal rama de esta última es la pastelería”. Los grabados y
diseños de Carême fueron estudiados y apreciados por los mejores arquitectos de
la época, que no dudaron del talento innato del genial cocinero para la
arquitectura.
V. BIBLIOGRAFÍA.
http://saberparacomer.blogspot.com/2008/06/marie-antoine-carme-antonin-
carme-uno.html
http://www.historiacocina.com/gourmets/articulos/careme.htm
http://pablomurcia1031.blogspot.com/2012/02/biografia-de-antoine-
careme.html