Você está na página 1de 2

LA ONDA O RESONANCIA DE SHUMANN

Desde hace varios años mucha gente se pregunta porque el tiempo cada vez es mas
corto, por que cada día tiene menos tiempo para hacer lo que antes podía hacer con
tranquilidad. Hoy en día no hay tiempo para nada.

Esta sensación que antes era propia de personas que superaban los 40 años, hoy es
compartida por mucha gente mas joven.

Las semanas pasan a la velocidad que antes pasaban los días y los meses a la velocidad
que antes pasaban las semanas y las estaciones a la velocidad que pasaban antes los
meses.

Esta situación que puede parecer fortuita a simple vista, no lo es tanto a la vista de los
científicos, aunque no por ello deje de ser sorprendente.

En 1952 el FISICO alemán W. O. SHUMANN, buscando respuestas a varias preguntas


planteadas, descubrió que la Tierra esta rodeada por un poderoso campo
electromagnético que se forma en la parte inferior de la ionosfera, aproximadamente a
unos 100 Km., sobre la superficie terrestre.

Este campo posee una resonancia más o menos constante de unos 7,83 Hertz por
segundo, que recibe el nombre de su descubridor, RESONANCIA SHUMANN.

Este descubrimiento no tendría hoy trascendencia a nivel popular si no fuera por que
gracias a él, hoy se puede constatar una alteración importante en lo que en 1952 se
considero en los ámbitos científicos como una constante, a día de hoy se observan
cambios muy importantes.

Con la medición de esta constante en diferentes etapas, por ejemplo en 1980 y en 1990,
se observo que había dejado de ser constante, para verse incrementada de 7,83 Hertz por
segundo en 1952, a 11 y 13 Hertz por segundo respectivamente.

Debido a esta aceleración y teniendo en cuenta que, entre otros factores, nuestra
percepción del tiempo dependen de esta RESONANCIA, los sucesos en un día de 24
horas son percibidos por nosotros en un lapso de unas 16. De esta manera, la percepción
de que todo está pasando demasiado rápido no es una simple ilusión, sino que puede
tener una base real en el cambio tan poderoso observado en la RESONANCIA
SHUMAN.

Pero hay mucho mas, esta resonancia es como un marcador del ritmo de la vida en el
Planeta, se ha verificado científicamente que todas las formas de vida, especialmente los
vertebrados y en particular nuestro cerebro vibran en la misma frecuencia 7,83 Hz. por
segundo, por lo tanto teóricamente, cualquier alteración de esta frecuencia a nivel
planetario puede suponer una alteración importante de nuestra salud.

Los viajes espaciales constataron esta teoría, cuando se pudo ver que los astronautas
enfermaban cuando se salían de la RESONANCIA DE SHUMANN y volvían a
recuperar su salud y equilibrio, cuando se les sometía a la acción de un simulador
Shumann.
Supuestamente desde hace millones de años la frecuencia cardiaca del Planeta han
estado en armonía con esta frecuencia, el equilibrio ecológico ha dependido de ello y
por lo tanto la conocida armonía del pasado en la naturaleza dependía de ello.

Si tenemos en cuenta que la naturaleza bioeléctrica del planeta ha variado


incrementando su frecuencia, podemos pensar que todos los que vivimos en el, estamos
siendo afectados de forma determinante por ésta.

La realidad es que están coincidiendo alteraciones en el comportamiento humano y de


los animales constatadas por los científicos y parece que también esta afectando al reino
vegetal.

No podemos culpar a esta resonancia en el creciente aumento de la contaminación


ambiental que los humanos llevamos a cabo, pero los científicos han constatado que los
cambios climáticos y el incremento de ciertos trastornos que se producen con mayor
frecuencia que antes, podrían ser una combinación de ambos factores, lo cual dificulta
nuestra situación.

Si así fuera, es más urgente que nunca la concienciación de los responsables de los
destinos de las naciones, en buscar soluciones tecnológicas y su urgente aplicación, a fin
de minimizar los efectos que la creciente contaminación esta actuando en combinación
con un proceso natural del propio planeta, sobre el cual nos guste o no, los humanos no
tenemos control.

Javier Antolínez

Você também pode gostar