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TRUJILLO
FACULTAD DE CIENCIAS AGROPECUARIAS
ESCUELA DE INGENIERIA AGRICOLA
DOCENTE:
ALUMNOS:
Castillo Díaz, Jhordan
Hoyos Aguilar, Josué
Jacinto Dominguez, Paola
Jacobo Alcántara, Ana
Pando Pérez, Luis
CURSO:
“Ética y Deontología”
Trujillo - Perú
2018
UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO
INGENIERIA AGRICOLA
UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO
INGENIERIA AGRICOLA
UNIDAD 1
ÉTICA Y MORAL
Las palabras “ética” y “moral” tienen un significado etimológico semejante en sus raíces
griega y latina. En el uso común se emplean casi siempre indistintamente y, a veces,
conjuntamente, aunque quienes las usan así probablemente no serían capaces de decirnos
con precisión si significan lo mismo o se refieren a algo diferente. De todos modos, quizás
para dar mayor énfasis retórico al discurso, parece que suena bien reforzar a la “ética” con
la “moral”, aun a riesgo de incurrir en una redundancia, como ocurre si nos atenemos al
significado etimológico de los términos.
Hay otra manera de definir y diferenciar los términos “ética” y “moral”, que se ha
planteado a partir de la crítica de Hegel a la ética de Kant, y de su fuerte
diferenciación entre “moralidad” y “eticidad”. Este otro uso de los términos se ha
generalizado recientemente fuera del contexto sistemático de la filosofía hegeliana.
En la filosofía de Hegel, esta distinción que él marca muy fuertemente no tiene, sin
embargo, la intención de oponer de manera excluyente la “ética” contra la moral sino
de eliminar la confusión, y de estudiar la relación dialéctica entre ambas. Distinguir
para unir. Al comienzo de su Filosofía del derecho introduce Hegel esta distinción
terminológica, en los siguientes términos:
o se encuentran ya dados incluso los fines más elevados que orientan la existencia
del hombre o de los miembros de una comunidad en cuanto tales, y a través de los
cuales ellos creen poder alcanzar la felicidad o el bien supremo. Así entendida, la
“ética” se vincula íntimamente, casi siempre, con la religión.
Otros filósofos actuales han redescubierto por su propia cuenta esta diferencia
entre la “ética” y la moral, independientemente de la tradición del debate de la
moralidad y la eticidad en la filosofía continental. Michel Walzer alude a esta
diferencia con los términos thick y thin. Toma la idea de densidad (thickness) como
“un tipo de argumentación moral referencialmente rica, culturalmente resonante y
ligada a un sistema o red simbólica de significados locamente contextualizada”:
esto es la “ética” en el sentido en que se usa el término en este libro. “Thin, tenue, es
simplemente el término de contraste” (la moral).John Rawls trabaja en cambio con la
diferencia y el solapamiento de las “doctrinas comprensivas” de las diferentes
comunidades y los principios universalizables de la justicia como equidad que
conforman la estructura de una sociedad bien ordenada. Esta diferenciación, que es
tan importante en Rawls, es también básicamente equivalente. El núcleo de unas
“doctrinas comprensivas”, en la terminología rawlsiana, es una “ética”; y la “teoría
de la justicia” de este autor es una teoría sobre la moral pública de una sociedad
pluralista y democrática.
Esta es la diferencia que ha dado lugar a la formación de las teorías éticas
rivales que mencionábamos al comienzo:
1) Ética deontológica, formal o de normas, o ética de la justicia
2) Ética teleológica, material, de los valores y de las virtudes, o ética del bien.
Sin embargo, la aparente oposición de estas teorías éticas que se presentan
como alternativas, debería resolverse en alguna forma de integración o de
complementariedad, por cuanto se trata en realidad de una diferencia que no es
meramente teórica, sino que pertenece al campo objetivo de los fenómenos
morales y, en consecuencia, tanto las teorías éticas como la educación
deberían trabajar con esta diferencia. La búsqueda de la integración y de la
articulación de la moralidad universalista con los valores e ideales de la vida
buena de los grupos y culturas históricas particulares y con la problemática de
las identidades y de las diferencias es uno de los temas más significativos de
las reflexiones éticas contemporáneas.
Esta distinción entre lo “ético” y lo moral se reencuentra en ambos lados: tanto
en el campo objetual, de los fenómenos morales, como en el campo
epistémico de la Ética como disciplina filosófica (que debería estudiar por
separado estos dos temas de la “ética” y la moral), o de las teorías éticas, que
se concentran muchas veces en uno solo de estos campos.
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Para Marx y Engels: El hombre al trabajar produce mercancías se produce así mismo.
SÓCRATES
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Nos dice que el auto conocimiento es la base de la moral “conocerte a ti mismo es una
forma de dotar de sentido ético a la conducta”
Sócrates menciona que el último bien del hombre es la felicidad (eudonomia), que se
logra con la práctica de la virtud.
ZENÓN
Funda el estoicismo, que es uno de los movimientos filosóficos que, dentro del
periodo helenístico, adquirió mayor importancia y difusión
FRIEDRICH NIETZSCHE
Pone en tela de juicio la veracidad de los conceptos del bien y el mal.
EL NIHILISMO
SIGNIFICA NADA PERO A LA VEZ TODO
EL HEDONISMO
Considera que el placer es el principio y el fin de la vida feliz ya que es el primero de los
bienes conforme a la naturaleza.
Hedóne entendido como gozo, la vida feliz se consigue a través del gozo y esta es propia
del sabio. Existen tres tipos de deseos:
PLATÓN
Teoría ética: Virtud, Conocimiento que puede ser aprendido, perfección del alma.
Estudiar
Analizar
Describir aquello que debería considerarse correcto y lo incorrecto
ÉTICA DESCRIPTIVA:
Define como es de hecho el comportamiento moral de las personas.
Muestra y analiza los hechos tal y como se presentan sin emitir juicios de valoración
ÉTICA NORMATIVA
Define como debería ser el comportamiento de la personas.
Señala al ser humano lo que “debe ser”, pero no al estilo de la predica moral, sino que
trata de ajustar los actos a ciertos principios éticos, producto de la reflexión y de la
fundamentación teórica.
empírico-lógica que defendió, especialmente, el filósofo inglés del siglo XIX Herbert
Spencer, para justificar, sobre la base de la teoría de Darwin, los excesos del laissez
faire ("dejar hacer") económico. En opinión de otros, la sociobiología exagera el papel
del determinismo genético, en detrimento de las influencias ambientales, y promueve las
discriminaciones raciales y sociales. En definitiva, la tesis de un origen natural de la ética
no es aceptada, evidentemente, por los que creen que las normas morales fueron dictadas
por el dios judeocristiano cuando entregó a Moisés las tablas de la ley en la cumbre
del monte Sinaí.
Dejando de lado estas polémicas cargadas de ideología, ocurren dos reflexiones sencillas.
En primer lugar, es difícilmente discutible que las sociedades sometidas a las leyes
tuvieran mayor éxito que las sin ley. Por otro lado, la antropología comparada demuestra
claramente que las leyes varían según los pueblos y las épocas. De modo que la selección
natural desempeñó un papel; pero lo que ésta promovió fue la existencia de leyes, no
necesariamente los detalles de su contenido.
Sea cual sea el origen de nuestro comportamiento ético, existen buenas razones para creer
que, con el desarrollo del cerebro, la moral ha evolucionado progresivamente desde una
forma puramente pragmática y utilitaria hasta una concepción más abstracta del bien y
del mal. La mayoría de las civilizaciones distinguen entre las legislaciones, dictadas por
consideraciones de convivencia, y normas éticas, basadas en valores absolutos. Estas
siguen siendo arbitrarias en cierta medida, como demuestran, por ejemplo, los principales
debates sobre bioética. Pero la distinción misma entre el bien y el mal parece hallarse
profundamente en la naturaleza humana.
Todo problema teórico se resuelve en esto: ¿qué es, ¿cuál es su causa? Sin duda,
las cuestiones teóricas no son nunca total y definitivamente ajenas a la praxis humana. Ya
sea porque las cuestiones metodológicas, a su modo y en un cierto sentido, son prácticas,
ya sea porque todo conocimiento teórico admite una inflexión sobre la conducta (lo que
suele llamarse "teoría aplicada"); o, finalmente, porque el conocimiento contemplativo y
desinteresado del ser es un fin perfectivo último del hombre. Pero, en todo caso, el
conocimiento teórico o especulativo es un conocer por o para conocer, y su perfección es
la verdad pura: la adecuación del pensamiento (expresado en un juicio) con lo que la cosa
es; o, dicho, en otros términos, es un pensar que tiene a la realidad como regla y medida
de su validez. Ésta es la verdad que se busca en un problema teórico.
En cambio, todo problema práctico se resuelve en esto: ¿qué hacer para alcanzar
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tal fin, ¿cómo debo obrar, qué debo preferir? Estas cuestiones se refieren inmediatamente
a la praxis humana, pero implican siempre un fundamento teórico, es decir, un juicio
acerca de la realidad. La respuesta a esta clase de problema es la verdad práctica que es
la verdad del bien (perfección) de la conducta; en este plano, la rectitud de la realidad de
la praxis es juzgada y determinada por el pensamiento recto.
Los problemas éticos y morales, pues, antes que constituir dificultades o dudas
para la ciencia o el científico, y sin perjuicio de éstas, son cuestiones vitales, incluso
aporías reales del vivir humano. Pero aquí conviene formular una distinción, a fin de
evitar confusiones, entre lo que cabría llamar problemas morales y los problemas éticos.
En toda sociedad encontramos acciones permitidas y no permitidas, y son éstas las que
modelan la moral de cada pueblo. Esa moral son las normas de comportamiento de los
seres humanos, que varían según su cultura, regulando su conducta, aunque no todas las
sociedades tengan el mismo juicio de valor de esas acciones.