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Luiza Lobo
Fue por pura casualidad que Xangô tropezó com aquel inmenso tablero en
medio del monte. Machista y guerrero, se sintió provocado. ¿Qién organizó
aquel tablero de esa forma, justo en su camino? No veía la harina de dendé,
ni la botella de aguardente, ni los adornos de cinta de santín rojo. No veía los
colores de su casa de santo, ni la espada en su homenaje. No encontró en su
tablero los alimentos usuales: grageas, frijoles negros, harina de yuca, arroz
de dendé, ni los usuales objetos de sacrificio: un carnero, una jicotea, un
chivo, ni siquiera un gallo. Viró el tablero intrigado, vestido com su saya de
cuadros rojos y blancos y su collar de cuentas de mismo color: no entendía.
Aquello no era el opinafá conocido. Era un tablero de ajedrez, cuadriculado
en blanco y negro. Xangô, el rey de los truenos, se puso rojo de rabia. Rugió
y todo se oscureció. Lanzó rayos y truenos contra sus invisibles enemigos.
Xangô había llegado al monte caminando tranquilamente, cual la imagen de
su padre en la vejez, Oxalá, el oricha yoruba creado por los hombres. Pero le
pisaron los callos, ¡Oh!, sí, y se disgustómucho com lo quese encontró. Y
asumió la forma de su padre en la mocedad, joven guerrero lleno de vigor y
nobleza, y cargó com los dolores de su pueblo sufrido y exiliado en el mayor
éxodo de todos los tiempos. No era cuestión del tal segundo libro de la
Biblia. Su pueblo sufrió mucho más. Transformado en el Gran Padre,
Orixalá se golpeó el pecho, lanzando sus rayos y truenos como dardos. Pero
no sucedió nada. El cielo se nubló. Pero no se sucedió nada. Ahí, el señor de
las piedras rugió para sus adentros: "Kauô, Kabiesile", y esperó a que algo
se le ocurriera. No atinó sino a llamar a Ossana, el dios iracundo de las hojas
curativas del monte. Ossana llegó com su saya de percal blanco, amarillo,
marrón, y en la mano, el hierro de siete astas puntiagudas, com un pájaro en
la del medio. - "¡Eu, eu! " –gritó com su habitual saludo. ¿Qué está pasando
aquí, ¡oh gran rey de los montes!? - Vea, mi santo de las plantas curativas,
mire qué tablero tan raro, donde no veo colocadas mis ofrendas predilectas,
como de costumbre, en el monte. - Pero..., ¿no está? Y yo no veo mi ossé
anual: ni cabra, ni gallina, ni harina, frijoles, maíz com miel, tampoco el
chivo, ni el gallo para el sacrificio. Pero, ¡qué peji más extraño, Dios mío!
Voy a llamar a mi amigo Oxosse. Entonces llegó el día de la caza, el rey y el
cabloco de los montes del clan de Ogum, jefe por la línea de los cablocos
jefes de legión o falange. Sostenía su ofá. Era su símbolo, el fetiche de los
orichas, el arco y la flecha de hierro, en miniatura, junto al otá. Se puso a
analizar el grande y extraño tablero, dándole vueltas a su ancha faja de ojá
en la mano, vestido com su saya estampada en azul y verde claro, sobre sus
pantalones de encaje blanco. Estaban todos vestidos como para un día de
fiesta, pero atraídos por un pedazo de madera en el suelo. " ¡Okê, Okê, Arô!"
–saludaran todos a Oxosse. ¿Qué es lo que está pasando aquí en el monte?
–gritó Ogum. Voy a llamar a los cablocos, mis representantes –y cos su
danza imitaba la cacería. Entonces Oxosse, Rei de Ketu, Cabloco y Rei das
Matas, invocó a sus Cablocos: - Vengan, mis guerreros-indios de piel
cobriza, entidades indias que bajan a nuestro terreno, vengan com su piel
bronceada de indio a ayudar su a padre. Vayan viniendo, jefes-guía de la
línea de Oxosse, Cabloco-araribóia; y vengan Cabloco Arranca-Toco,
entidad-guía y Cabloco-Arruda, y Cabloco Cobra-Coral y Cabloco Guiné y
Cabloco Pena Branca, entidades-guía, en la línea de Oxosse; y vengan en la
línea de Xangô; y Cabloco Malembá, entidad representante de Oxalá,
vengan todos y desciendan en medio de este monte para decifrar este extraño
tipo de otá. Y las entidades indígenas bajaron todas, com sus penachos de
plumas, bailando alrededor de una calabaza cubierta com un encaje de
cuentas de Santa María, usada como instrumento musical en los
candomblés; y hablaron sus lenguas, mezcla de yoruba y tupi. Y
entrecruzaron sus líneas, sus falanges y legiones; pero no atinaron a dar com
el sentido de aquel cuadro de madera. Rodearon el tablero y entonaron los
cantos rituales de cada oricha, e hicieron com yeso, (la pemba), los dibujos
que simbolizan a los espíritus y los hacen descender a la casa de santo: punto
de seguridad, punto de apertura, punto de llamada, punto de quema de
hierbas aromáticas, punto dedescarga, hablando en su enrevesada lengua,
mezcla de yoruba y tupi; pero no dieron com el sentido de aquella tabla
cuadrada. Xangô se puso bravo. Rugió y el día se nubló, lanzó rayos y
truenos, pero no descifró el sentido de la afronta. No sucedió nada. Los
cablocos intercambiaron señas y decidieron llamar a los Petros Velhos, que
están en el cuarto nivel de la jerarquía espiritual, inmediatamente a
continuación de ellos para hacer magía blanca, deshacer la magía negra y
resolver aquella compleja cuestión com su sabiduría simple de los antiguos
esclavos purificados. Bajaron los Petros Velhos, jefes de falange de la Línea
Africana y de la Línea Africana de Yorimá. Tres Petros Velhos de la Linha
Africana bajaron y saludaron a las divinidades y a los cablocos. Al
preguntarles qué era aquel tablero, dijeron: - Eso es un opanifá diferente. No
tiene la forma achatada de la bandeja, ni tiene esculpida en el borde la cara
de Exu, entre otras figuras y señales simbólicas. Por esa debemos invocar a
Exu. - ¿Cómo a Exu? ¿Y a él no se le debía haber llamado primero?
–argumentó un cabloco. -Tal vez traiga un mensaje especial sobre este
extraño objeto –completó otro. Y llegó Exu, com su saya roja y negra,
adornado com una ojá roja, el gorro y los caracoles, sus collares de cuentas
rojas y negras alternando, y a la espera del sacrificio del gallo y el chivo
prietos. Mas sólo encontró la extraña bandeja, el opinafá diferente. Exu miró
desconfiado a toda aquella gente allí reunida, a todos aquellos dioses
inmóviles debido a la rabia inicial de Xangô, y dijo así: - ¡Esto es guerra!
¡Es guerra declarada! Tenemos que llamar a nuestro padre Ogum, el dios
guerrero, del hierro y de la agricultura. Ogum llegó. El oricha yoruba, hijo
de Iemanjá y de Oranhiã, llegó para resolver las demandas, vestido com su
espada de metal plateado y su ídolo colocado en un plato, "la herramienta de
Ogum", un mazo de siete instrumentos de hierro usados para la labor, la
guerra y la caza. Ogum llegó y gritó: "¡Ogunhê!", buscando su gragea, su
frijol de carita, el frijol negro, el ñame asado, y no los encontró; y no
encontró ni señal de chivo, de gallo o de conquém. No sucedió nada.
Entonces Ogum invocó al Exu Tranca Ruas, al Exu das Almas, que trabaja
com todos los orichas y protege todas las vueltas de las casas de santo. Llegó
un hombre de torso desnudo, piel cobriza, pies de chivo y orejas
puntiagudas. Exu buscó algún trabajo dedicado a él en un cruce del camino,
pero en el monte sólo había árboles, y fue dificil encontrar quién había
puesto aquel "maleficio" allí, justo frente a Xangô, el rey de los Truenos.
Ogum cambió impresiones com él. Entonces el Exu de Sete Cabeças, o Exu
de Sete Covas, Exu de Sete-Capas, que trabaja para Oxalá, el gran dios; y el
mensajero Exu de Sete-Catacumbas y de las Sete-Encruzilhadas y de las
Sete Regiõs das Trevas, sugirió: - Gente, vamos a abrir la sesión. Vamos a
llamar a Ifá, el gran oricha de adivinación y del destino, gran mensajero de
la luz, para que tire los caracoles y lea nuestro futuro. – Así, Exu exigió para
si el sacrificio de un chiivo prieto; ycon la fuerza del sacrificio clamó para la
presencia de Ifá. Enseguida llegó Ifá, acompañado por su babalao africano.
Usaba el opelé y agarraba sus caracoles perforados para ver de que lado caía
la suerte. Ifá se puso de pie solemnente, al lado de una palmera del monte, su
arból sagrado, y miró al grupo com dieciséis ojos, como dieciséis son las
cuentas de la gran adivinación. Cada combinación era acompañada por una
historia sagrada, lo que ayudaba a interpretar los designios. El babalao o
sacerdote de Ifá agarró las cuentas de su collar sagrado, el opelé de Ifá. Era
un collar abierto de ocho medias nueces de palma. Unas veces lo agarraba
por una punta terminada en nudo, que simbolizaba el lado masculino, y
otras, por el outro extremo, com cuatro o cinco hijos de paja de la Costa, que
representaba el lado femenino. Y el babalao, el sacerdote de Ifá, el gran
oricha de la adivinación y del destino, el dios de los dieciséis ojos, dijo a los
presentesque verían dibujarse en la paja, al lado, su destino, que se formaría
en cada odu, o jugada por la forma que tomaran las cuentas de su opelé, o
collar. Com una varita anotó en la arena, en su extraño tablero de madera, el
opanifá, el número de cada una de las ocho jugadas sagradas del Ifá, para la
adivinación del destino. Las cuentas de su opelé ifá cayeron en forma de U,
com el lado abierto vuelto hacia él. El babalao iba anotando las cuatro
combinaciones posibles de los odus, o jugadas, en un total de dieciséis
combinaciones posibles. En aquella única jugada del opelé obtuvo las
dieciséis combinaciones, pero no se sintió conforme. Hizo una nueva jugada
ligada a la anterior y al mismo tiempo subordinada a ella, com la que obtuvo
doscientas cincuenta y seis combinaciones. Intentó dieciséis combinaciones
más com cada una de las nuevas jugadas subordinadas, lo que hacía unas
cuatro mil noventa y seis combinaciones para preparar las respuestas de los
orichas. Y cada odu o respuesta tenía su historia correspondiente, e iba
anotando cada nuevo diseño según la caída de los odus en el tablero de
madera, el opanifá. Y así contaba su historia en el opanifá. Pero esta vez el
opanifá no era el tablero pequeõ de madera, donde aparecía la cara de Exu,
sino el mismo tablero com cuadros blancos y negros que encontrara Xangô
en el monte, en medio de su camino. Los Orichas, sentados al lado del
babalao, sabían que algo muy grave pasaba com su destino; los días y las
noches se sucedían, y las intensas lluvias alternaban com el sol, en el cielo.
Todos sentados en torno del babalao, bajo la protección de Ifá, aguardaban
el final de la recitación de la suerte, oyendo atentamente la lectura de las
historias de cada Odu, o letra de Ifá, muchas de las cuales ya sabían de
memoria. Y cuando el babalao, que era el jefe de la casa de santo, al final
reveló el vaticino, la mayoría de las divinidades ya sabía que se trataba de
una grande y sería guerra en la que se precisaría todas sus fuerzas para
vencer. - Esto es un tablero de ajedrez. Y fue puesto aquí en el monte como
"brujería" para diezmar nuestro rito y nuestra raza. Debemos protegernos
mucho de esse juego. Es un juego inventado por los blancos y fue colocado
aquí para una partida de fuerza destructiva en contra de nuestra tierra
africana y de nuestra fe en el candomblé. Xangô clamó por los truenos e
invocó a las cataratas y a los rayos para la protección de la piedra que estaba
cortando, destruyendo y exportando hacia los países de los blancos; Oxosse
invocó a su ofá, el arco y la flecha unidos, de metal blanco , que simbolizava
su poder como protetor de la caza en el monte espesso de Brasil, amenazado
de extinción, el babalao preparó sus oferendas, con las sustancias blancas del
poder engendrador masculino: la savia blanca de su semen, su saliva, su
aliento, y echó alcohol, aguardiente y el zumo de la palmera sobre todo el
tablero; inmediatamente echó agua pura, la sustancia blanca conductora de
la fuerza engendradora femenina, el aché, sin el cual no hay ofrendas.
Invocó a las lami, madres ancestrales que propician los misterios y calman el
espíritu. Puso la ofrenda ahí, junto a las sustancias negras, que representan el
oscuro sello de la materia engendradora, ligada al poder genital femenino y
al elemento procreado. E invocó los objetos rituales a su disposición: las
piedras, vasijas, instrumentos simbólicos e indumentarias que en aquella
ceremonia eran hechas en los tres colores-símbolos del reino de la
naturaleza: el blanco, masculino, el negro, femenino, y el rojo del dendê, de
la sangre del chivo sacrificado, de la sangre menstrual femenina, del ossum,
o polvo de azafrán y miel, del cobre y del bronce de los símbolos de cada
oricha. Terminado el sacrificio, hecho sobre el extraño tablero, retumbó un
gran trueno y apareció una figura inmensa, musculosa, com sandalias, con
una túnica corta amarilla y capa; muy extraño. - ¿Cuál es su origen, su línea
de vibración? -le preguntó Xangó, el gran oricha, dios del Trueno. El
extraño ser se sintió molesto por aquella pregunta. No compreendía bien la
lengua, ni el sentido de las palabras del santo negro. - ¿Es un iniciado? - ¿Mi
pregunta si soy homossexual? - En fin, ¿Cuál es su oricha? - No sé de qué
hablan. - Bien, entonces, ¿Quién colocó este tablero aquí en el monte,
atravesando mi camino? -insiste Xangô, com su voz de bajo. - Esa fua idea
de Zeus, el rey de los Truenos. - Debe haver alguna equivocación, porque el
rey de los Rayos y de los Truenos soy yo -intervino Xangô. - ¡Ah!, pero no
es verdad. - ¿Y quién eres tú para decirme lo que es y lo que no es verdad?
-Yo soy Teseo, y maté al Minotauro, monstruo con cuerpo de hombre y
cabeza de toro, que vivia en un oscuro laberinto construido para el rey
Minos II, en Creta. Si no hubiera sido por mí, hasta hoy doce muchachos y
doce muchachas estarían siendo sacrificados cada año a este hombre-toro, en
verdad, fruto de los amores ocultos de Pastifae y Minos II. - ¿Estás seguro?
– vociferó Oxalá Mira, ya yo viajé por todo el mundo y nunca oí hablar de
esa tal gruta de Creta. Ni oí hablar de esse tal monstruo. Eso dbe de ser una
historia muy antigua. - Bien, es verdad. - ¿Y, qué historia es esa del hijo com
forma de toro? Eso no puede ser. ¿Usted nunca estudiaran biología? -
Bueno, nosotros, los griegos, amamos la fantasía, la reunión de todas las
formas, animales y humanas: casamos cisnes con Zeus, nuestro rey de los
Truenos, piedras con ríos, chivos y caballos con hombres, dotamos de alas a
los caballos... - Estoy encontrando toda esa conversación muy bonita, pero
no me está gustando nada esa historia de a toda hora hablar de esse tal rey de
los Truenos de ustedes. ¿No es posible que lo invoques de inmediato?
-volvió a hablar Xangô. Teseo se encogió de hombros, pero no necesitó de
ningún arte demagía para invocar a Zeus, porque este apareció enseguida,
com su rostro astuto de dios mayor del Olimpo. - ¿Me llamaron, hermanos?
- Este viene com cara de politico experto -comentó Oxosse, dios de los
montes, que se disgustaba por todas las sutilezas de las ciudades. - Soy hijo
de Cronos, el tiempo, y de Rea. Ya tomé todas las formas posiblaes para
casarme con mis siete mujeres: lluvia de oro, para conquistar a dánae: sátiro,
para alcanzar los amores de Antíope; cisne, para casarme con Leda -y
tuvimos dos hijos cisnes, gemelos; toro blanco, para raptar a Europa; llama
ígnea, para devorar a Egina.Para estabelecerme en el Olimpo, luché contra
los Titanes, los Cíclopes, los Hacantonquiros, gigantes de trescientas manos,
hijos de Urano con Gea, la Tierra; luché contra Prometeo y muchos otros.
Por eso no tengo miedo de luchar contra ustedes, africanos. Fue por eso que
coloqué aquí esse tablero. - ¿Y qué tipo de opanifá es éste, que no
conocemos? –preguntó, respirando profundamente, Ifá. - ¿Cómo? No
conozco esa palabra, pero ese tablero sirve para jugar ajedrez. Tenemos que
mover la reina, el rey, los caballos, los peones, y los movimientos tienen que
ser pensados, calculados racionalmente, hasta empurrar el rey o la reina o
una trampa –esta situacción sin salida si llama échec et mat, es decir,
vencido y abatido, pero el vulgo acostumbra a llamar "jaque mate". - ¿Y
quien gana tiene que incorporarse, recibir la entidad, ser posuído por su
oricha, como buen hijo de santo? –preguntó Oxosse. - No sé nada de lo que
el compañero está hablando: basta con acompañar intelectualmente el
movimiento de el rey y de la reina... - Mire, nosotros, los de la África, no
tenemos ese negocio de colocar al rey y a la reina en una trampa, no.
Andamos con ropas de paño, los pies en el suelo y comemos comidas
sabrosas: ñame, frituras con mucho aceite de dendé, y la mesa puesta con
mucho color y arte. Esos lujos cortesanos están fuera de la vida de nuestra
tribu; somos pueblos del monte, amamos la tierra, la piedra, el agua, la lluvia
y el sol. Creo que sería bueno hacer un iré, un ritual de iniciación, con este
tal de Zeus, ¿no creen ustedes? Los dioses aprobaron con un movimiento de
cabeza, mientras Zeus no disimulaba su ira. - Vamos a llamar a Hércules.
Hércules les dará una lección a estos negritos. Hércules llegó con las
sandalias de cuero de chivo amarradas casi hasta los muslos. Su musculatura
se mantería intacta, a pesar de los largos años de uso, y contrastaba con la
cabeza microcéfala de los musculosos pero poco inteligentes. - Entonces qué
¿vamos o no vamos? Si no quieren jugar alejedrez está bien, resolveremos
este asunto por la fuerza, ¿no es así? Mi amigo Teseo y yo, que además
vencimos, en nuestro gran viaje de argonautas, a unas mujeres guerreras, las
amazonas, que tienen un solo pecho -¡Oh Teseo!, si ellas vivían en tierras
por donde esos de ahí andan hoy en día, ¿no es verdad? –Pues estamos aquí
para eso: para vencer en esta batalla, incluso a costa de nuestro propio
Panteón. - Sí, ustedes hablan muy complicado, llenos de efes y erres, con sus
reyes y reinas. Lo que yo quiero saber es si ustedes saben hacer una
mandinga bien hecha, si se saben defender de una buena pajelanca de
umbanda, quimbanda, macumba, umbanda tracada. Aquí yo soy el
mensajero de todas las fuerzas tenebrosas y de las profundidades de los
cemeterios, y puedo hacer cualquier sortilegio en contra ustedes y de su tal
ajedrez. - Mira eso, Hércules, creo que tenemos que llamar a Hermes. Este
dice que es mensajero. El único y mejor mensajero de todos los tiempos, es
Hermes; él, sí, y es quien conduce las almas hasta el Hades, el reino de los
muertos. Hermes llegó enseguida, volando por la fuerza de sus talarias o
sandalias aladas, su petarius o capa con alas y el caduceo, la vara mágica con
serpientes entrelazadas en la punta. - Hermes –lo interpeló Zeus-, dé una
lección de norma culta a esa gente de las casas de santo. - Mi funcción es
más bien de lleva y trae, ¿no es así, camaradas? Tal vez pudiéramos llamar a
Prometeo, para poner una manita más humana en esto. Esta gente me parece
medio sin cultura general, ceo que nunca oyeron hablar de ajedrez. ¿Ustedes
no iban a jugar una partida de ajedrez fatal? - Ese es el caso, pero tenemos
problemas de comunicacción, lingüísticos y culturales. ¡Que venga
Prometeo! –gritó Zeus, a pleno pulmón, muy irritado con todo, y ahora más,
por tener que pedir auxilio a su originalmente archienemigo, el ladrón que
robó el fuego de los dioses para entregarlo a los hombres. En verdad, él
mismo los creó del barro, tambien les enseñó las plantas medicinales, el
cultivo de la tierra y a domesticar caballos. En fin, un dios que a pesar de
que finalmente se unió al Olimpo, siempre fue politicamente incorrecto; y
que fue pintado por excelentes colores por todos los viajeros románticos:
Shelley, Byron, Coleridge, Dante Gabriel Rossetti, hasta por Elizabeth
Barrett Browning y un tal de Joaquim de Sousândrade. - ¿Ya usted leyó a un
tal de Sousândrade, nascido en Maranhão? –preguntó Zeus a Xangô, un
tanto descortés. - Nuestro pueblo no es de lecturas, Alteza. Como ya le dije y
le repetí, nuestra actividad principal está más ligada a la tierra, a los
elementos ligados a la naturaleza: el viento, la lluvia, el sol , la energía vital.
- Hum... economía de subsistencia –ridiculizó Zeus. - Llámelo Vuestra
Alteza de la forma que quiera. Pero es así como vinimos de África y hasta
hoy vivimos en el corazón de africanos y brasileños. Y ustedes, ¿dónde están
que no los veo? - ¡Estamos en los libros escolares! –contestó de inmediato
Hefestos o Vulcano, que surgiera rapidamente, como el fuego, a pesar de ser
cojo. –Todos esos adornos que ustedes ostentan ahí, en su cintura, fueron
hechos por mí, en mi taller, que está dentro de un volcán, en el corazón del
monte Etna, en alianza con los Cíclopes, gigantes de un solo ojo. Nuestra
fama atravesó el mar Mediterráneo y llegó hasta Sicilia, Roma, toda Italia, el
norte de África, y hoy somos estudiados por toda la civilización occidental. -
Pero que tipejo más pretencioso –se entrometió Exu. Gran cosa esa de ir de
Grecia a Roma, eso está inmediatamente allí al lado, en aquel mar
pequeñito. Nosotros sí, nosotros que atravesamos el Gran Oceano Atlánctico
y estamos vivos en la fe de las personas hasta hoy. Somos consultados,
reverenciados, recibimos ofrendas y cultos provenientes de todas las líneas y
tipos de fe, de todas las razas y clases sociales que habitan África y Brasil. -
Esa es la religión de gente pobre y subdesarollada. - Eso es lo que dicen los
cínicos protestantes, que tienen prejuicios raciales –rebatió Exu. Y Oxalá
intervino. - Crimen sin finanza en Brasil. Zeus se puso nervioso. Nada,
además de la incontinencia sexual, lo dejaba más inquieto que una
conversación vacía y larga. Los tics nerviosos se desataron. Refunfuñaba y
se rascaba la entrepierna. - Mire, no sabemos nada de su gente inculta ni de
esas leyes de países bárbaros. Lo que importa es saber si ustedes van o no
van a jugar ajedrez conmigo. Apolo o Helio ya va muy alto en su carro alado
que ilumina el cielo. Él no puede descender hasta aquí, pues está
transportando el día en su carruaje, de un lado para otro, pero desde allá
arriba está acompañando nuestra guerra. Oxosse no se contuvo: - Pero miren
qué ignorancia, ellos que se dicen tan cultos y civilizados. ¡Un carro con
allas trayendo el día! Es mucha falta de conocimiento científico. - ¡Son
imágenes poéticas! - ¿Y qué es lo que ustedes hacen durante todo el día,
además de iluminar el día y hacer poesía? - Bien, nosotros, básicamente,
amamos. Hacemos hijos híbridos y conquistamos siempre nuevos amores
–dijo con despecho Zeus, rascándose la entrepierna. - Pero qué civilización
más egoísta –retomó Oxosse. -¿Y no tienen un pensamiento para la
humanidad? - ¡Oh, claro que sí! –Señores, él no leyó la Iliada y la Odisea, de
Homero, ni la Eneida, de Virgilio. Está claro que en los grandes momentos
épicos, nosotros intervenimos. Pero la mayor parte del tiempo estamos muy
ocupados; comemos nuestros panales de miel, la ambrosía, nos deleitamos
con el vino fresco del Olimpo...y nos defendemos de las acusaciones de
adulterio, no faltaba más. La propia Diana, que es la diosa de la caza, se pasa
el día cazando venados, pues no podrías privarse de unos de sus mayores
placeres en su larga vida. - ¡Pero eso es un escándalo! –intervino Exu- Es
por esa y otras razones por las que nació un Marx. La humanidad fue
relegada al último escalón social por esa religión elitista de ustedes. Sólo
importan ustedes, ustedes, y nada más que ustedes. ¡Y, además de eso, son
inmorales y antiecológicos: cazan venados y otros animales silvestres, por
puro placer! ¡Cuánta inutilidad! - No veo lo que hay de malo en eso. ¡Es lo
que se llama clasicismo! –dijo burión Zeus. - ¿Clasicismo? ¡Eso es deísmo!
¡Es sociedad de clases, y hasta de castas! Ustedes viven en una sociedad
cerrada y corporativa. No plantan, no protegen a las personas, no adivinan su
futuro, no las aconsejan, no profundizan en sus destinos cuando están
necesitadas... –habló Ossanha por primera vez. - ¡Bueno, para eso pueden
acudir al Oráculo de Delfos! ¡Es allá donde oirán las profecías que necesitan
y en las que tanto creen! –dijo Zeus entre carcajadas de bon vivant. - ¡Pero
usted es un cínico, un desclasado social! –intervino Oxalá, con su voz
tronante de dios principal. ¿En qué cree ese humanismo suyo? - ¡Yo creo en
el placer! Creo en la belleza, en la estética, en las curvas perfectas, en la
medida áurea, en los templos bien construidos, y en la mens sana in corpore
sano. - ¡Pero la humanidad no es siempre así! La mayoría de las personas
nace imperfecta, por dentro y por fuera, y necesita un rezo fuerte por parte
de todos los dioses y orichas. Ustedes sólo se ocupan del lado de afuera, de
la belleza exterior, y las almas que se jodan... - ¡Ah!, eso del alma y la
transmigración del alma ya es cosa del departamento de filosofía. Quien se
ocupa de eso es Platón, que escribió varios diálogos, además, en otra
persona, sin asumir nada, colocando esas palabras delirantes en boca de
Sócrates. (Y asumiendo aires de intimidad, le echó el brazo por el hombro a
Xangô). Oiga, amigo, puedo llamarlo así, ¿no? Le voy a confesar una cosa.
No creo en nada de esas cosas de religión. Lo mío es el placer, la lujuria, la
orgia, mujeres bonitas, mucha ambrosía, vino, carnero asado, cultos a
Dionisos y a sus pproseciones pervesas, escapar de la persecución de Hera,
que vive con unos celos locos de mí. En fin, vivir, aprovechar todo lo que
nos proporciona nuestra existencia privilegiada de dioses del Olimpo,
nuestro cielo. - ¡Jaque-mate! Usted mismo se condenó, hermanito. ¡No cree
ni en usted mismo! –gritó Xangô con los ojos inyectados de sangre. - Es lo
que da la cultura desconstruccionista que ustedes mismos lanzaron, hace ya
tanto tiempo. Ustedes no pueden creer ni en sí mismos, de tan intelectuales
que son! –gritó Exu-Rompe-Mato. - Menos mal que para vencerlos en esta
lucha pedí auxilio a mis hermanos Oxumaré, oricha del arcoiris, y Omolu u
Obaluie, cuyo verdadero nombre no puedo pronunciar aquí, porque podría
traer la viruela y demás enfermedades, pues son de la misma línea. ¡Lo
vencía o dejaba de llamarme Oní! No sería Xangô yoruba nagô, dios del
Rayo y el Trueno, hijo de Iemanjá y de Oranhiã, no sería Xangô Abomi,
Xangô Afonjá, Xangô Agodó, Xangô Aira, Xangô Alfin, Xangô Alufá,
Sango Cao, Xangô Dadá, Xangô de Ouro. Y en la medida en que iba
refiriendo sus nombres, la fuerza de éstos iba exorcizando a los dioses
blancos, que retrocedían amedrentados –y el tablero de ajedrez quedaba todo
pisoteado. - No necesitamos de ningún tablero de ajedrez para discutir
nuestro podr con ustedes, porque tenemos nuestro opanifá de adivinación. E
Ifá nos contó que ustedes vendrían, salidos de sus libros de mitología, para
asustarnos. Pero nosotros no le tenemos a zumbis blancos, venidos de
lenguas muertas y museos europeos. Ustedes tienen una religión muerta, una
cultura que se convertió en turismo, y ni hablan ya su lengua, ni creen en la
cultura griega clásica. Pero nosotros estamos aquí, vivos en la danza, en el
canto y en culto del pueblo. - "Kauô Kabiesile", yo te saludo Xangô, rey de
los Rayos y Truenos! –dijo Zeus y se fue lidereando la desbandada,
inclinándose y saludando a Xangô, rey de los Rayos y Truenos, con muchos
deseos de salvar su pellejo. Y fue así que terminó la Guerra de los Orichas.
El sacerdote de Ifá contó después que, desde entonces, los niños brasileños
no estudiaron más mitología griega. Prefieren ver televisión todo el tiempo.
Pero el dí de Año Nuevo, van a encender sus velas en la playa para
Oxumaré. Y todo es divulgado por las pantallas de televisión para el mundo
entero, entre fuegos artificiales y shows de roquero, después explican,
simplificando el sentido de las velas, del tabaco, del aguardiente, y de los
puntos rayados en las arenas de Copacabana.
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Notas de la Autora, Traducidas:
Opanifá Tablero pequeño, de madera, de formas variadas: circular, semicircular o rectangular, con un borde achatado y ancho, ligeramente elevado,
tallado con figuras y senãles simbólicas. En esa especie de bandeja se marca, sobre un polvo especial, con el dedo, por el babalao o jefe de la
Casa de Santo, el odu, o resultado de una jugada de la suerte, que sale en el lanzamiento de Ifá.
Ossé Ofrenda
Pejí Altar
Ofá El símbolo. Ofetiche de los orichas, el arco y la flecha de hierro, en miniatura, que en ese caso, representa a Ogum.
Otá Piedra de monte, la piedra de santo o piedra negra de salto de agua, donde se fija, en un ritual especial, la fuerza mística del oricha, que
constituyye el "asentamiento" principal del dios. Cada dios (oricha) tiene su propia otá piedra del río, de mar, de monte, de mineral de hierro,
de mármol, meteorito, etc., la que puede ser clara o oscura, lisa o rugosa, según el carácter de cada cual.
Ojá Faja usada por las entidades como cinto.
Demanda Desentendimiento, litigio, lucha entre orichas y entre personas o Casas de Santo, en la que Ogum es tenido como protector y como quien
resuelve dichos conflictos.
Conquém Perro, en África.
Ifá Gran oricha de adivinación y del destino. Mensajero de la luz de Orumilá (uno de los títuços de dios supremo), mientras Exu es el mensajero
de las tinieblas. Su sacerdote es el babalao que usa el opelé (collar) o cocos de dendé, en el pasado, o, actualmente, caracoles para recibir la
respuesta del oráculo.
Opelé Especie de collas abierto o cadena, usado para la adivinación, formado por ocho media nueces de dendé o caracoles con el fondo cortado,
unidos por eslabones de metal o trenza de paja de la Costa. Su uso es privilegio exclusivo del sacerdote de Ifá.
Mandinga Hechizo, en quimbundo. Plaga, encantamiento.
Pajelanca Rituales indígenas mezclados con influencias espíritas y católicas. Culto originalmente popular en la Amazona y Piauí, al que se unieron
influencia africanas, que invoca a los "encantados", espíritus de la naturaleza que viven en los ríos, fuentes, montes, con la finalidadde cura
mágica. En el ritual, se usa sólo una especie de marcas adornadas con plumas.
Tracado Culto de Casa de Santo que usa más de un tipo de ritual, generalmenteumbanda, con rituales e indumentaria del nagô, de Angola, entre otras.
Extrahído del libro de cuentos: Estranha aparição. Rio de Janeiro, Rocco, 2000. p. 129-49.
Sobre as Qualidades
Exú
1. Elegbára
2. Alákétu
3. Laalu
4. Jelu
5. Run danto
6. Tiriri
7. Lonan
8. Jele bara
9. Anan ou Inan
10. Bará
11. Jigidi
12. Mavambo
13. Embeberekete
14. Sinza Muzila
15. Sandú
16. Baragbo
17. Akesan
18. Baralajki
19. Betire
20. Lamu Bata
21. Okanlelogun
Nàná
1. Ologbo
2. Borokun
3. Biodun
4. Asainán
5. Elegbe
6. Susure
Obá
1. Obá Gideo
2. Obá Rewá
Obaluaiê
1. Jagun Agbagba (ligação com Oyá)
2. Omolu
3. Obaluayie
4. Soponna/Sapata/Sakpatá
5. Afoman/Akavan/Kavungo (ligação com Exú) afomo; contagiante,infeccioso
6. Savalu/Sapekó (ligação com Nana)
7. Dasa
8. Arinwarun (wariwaru) título de xapanan
9. Azonsu/Ajansu/Ajunsu (ligação com Oxalá, Oxumare)
10. Azoani (ligação com Yemanjá e Oyá)
11. Posun/Posuru
12. Agoro
13. Tetu/Etetu
14. Topodun
15. Paru
16. Arawe/Arapaná(ligação com oyá)
17. Ajoji/Ajagun (ligação com Ogun, Oxagian)
18. Avimaje/Ajiuziun (ligação com Nana, Ossain)
19. Ahoye
20. Aruaje
21. Ahosuji/Segí (Ligação com Yemanjá, Oxumare/Besén)
Ogun
1. Onire
2. Alagbede
3. Já
4. Omini
5. Wari
6. Eroto ndo
7. Akoro Onigbe
Odé
1. Orè ou Orèlúéré
2. Inlé ou Erinlè, ou ainda Age
3. Ibùalámo
4. Fayemi
5. Ondun
6. Asunara
7. Apala
8. Agbandada
9. Owala
10. Kusi
11. Ibuanun
12. Olumeye
13. Akanbi
14. Alapade
15. Mutalambo
Oxún
1. Abalu (a mais velha de todas) - ABALÔ (carrega ogum é uma iansã)
2. Jumu ou Ijimu (a mãe de todas, estreita ligação com as Ìyámi)
3. Aboto ou Oxogbo (feminina e coquete, ajuda as mulheres terem filhos)
4. Apara (a mais jovem e guerreira)
5. Ajagura (guerreira)
6. Yeye Oga (velha e enquizilada)
7. Yeye Petu
8. Yeye Kare (guerreira)
9. Yeye Oke (guerreira)
10. Yeye Onira (guerreira)
11. Yeye Oloko (vive nas florestas)
12. Yeye ponda (esposa de Oxóssi Ibualama, guerreira e porta um leque)
13. Yeye Merin ou Iberin (feminina e coquete)
14. Yeye Àyálá ou Ìyánlá (a avó, que foi mulher de Ogum)
15. Yeye Lokun ou Pòpòlókun (que não desce sobre a cabeça de suas filhas)
16. Yeye Odo (dos perdões)
Yansã
1. Oya Biniká
2. Seno
3. Abomi
4. Gunán
5. Bagán
6. Onìrá
7. Kodun
8. Maganbelle
9. Yapopo
10. Onisoni
11. Bagbure
12. Tope
13. Filiaba
14. Semi
15. Sinsirá
16. Sire
17. Gbale ou Igbale (aquela que retorna à terra) se subdividem em:
1. Funán
2. Fure
3. Guere
4. Toningbe
5. Fakarebo
6. De
7. Min
8. Lario
9. Adagangbará
As últimas , estão ligadas ao culto dos mortos.Tem forte ligação com Omulu , Ogun e
Exú.
Oxalá
1. Oxalá -o sol
2. Oxaguian - o nascer do sol
3. Oxanyin - oxalá moço
4. Oxadinhan - oxalá moço
5. Oxagiriyan - oxalá feminino
6. Oulissa - oxalá no gege
7. Oxalufan - oxalá velho
8. Oxá olokun - oxalá do mar
9. Orixalá - oxalá do meio dia
10. Obi-am - esposa de orixalá
11. Orixá okô - oxalá da agricultura
12. Obá-okê – oxalá da montanha
13. Ora minhan - filho de odudua e obatalá
14. Orixanlá - rei dos orixás
15. Ifá - o espírito santo
16. Canaburá - o nascer do dia
17. Obatalá
18. Odudua
19. Okin
20. Lulu
21. Ko
22. Oluiá
23. Babá Roko
24. Babá Epe
25. Babá Lejugba
26. Akanjapriku
27. Ifuru
28. Kere
29. Babá Igbo
30. Ajaguna
Xangô
1. Dadá
2. Afonjá
3. Lubé
4. Ogodo
5. Koso
6. Jakuta
7. Aganju
8. Baru
9. Oloroke
10. Airá Intile
11. Airá Igbonam
12. Airá Mofe ou Adjaos
Yemanjá
1. Yemanjá Ogunte (esposa de Ogum Alagbedé)
2. Yemanjá Saba (fiadeira de algodão, foi esposa de Orunmilá)
3. Yemanjá Sesu/Susure (voluntariosa e respeitável, mensageira de olokun)
4. Yemanjá Tuman/Aynu/Iewa
5. Yemanjá Ataramogba/Iyáku (vive na espuma da ressaca da maré)
6. Iya Masemale/Iamasse (mãe de Xangô)
7. Awoyó/Iemowo (a mais velha de todas, esposa de Oxalá)
AXEXE
1) Fase preparatória:
Desde que o falecimento de uma adósù do “terreiro” é conhecido, procede-se a
levantar um pequeno recinto provisório, coberto de folhas de palmeira, junto ao
Ilé-ibo-akú.
A Iyálàse, secundada por outra sacerdotisa, procede ao levantamento ritual dos
“assentos” individuais pertencentes à falecida assim como todos seus objetos
sagrados e tudo é depositado no chão no recinto provisório, distante dos Ilé-orixá.
As quartinhas que continham água são esvaziadas e emborcadas.
2) Axexé os cincos primeiros dias:
O ritual Axexé dura sete dias consecutivos. Durante os cincos primeiros dias as
mesmas cerimônia se repete exatamente, segundo a seguinte seqüência:
a) Todos os membros do egbé, rigorosamente vestidos de branco, reúnem-se,
no barracão, ao pôr-do-sol, para celebrar o Padê tal qual o descreveremos. No
inicio, o espírito do morto é invocado junto com Exú e todas as entidades.
b) Terminado de cantar o Padê, o egbé coloca-se em volta da cuia vazia que
ocupa o centro da sala, deixando sempre uma passagem de saída para o
exterior. Neste momento, um dos sacerdotes, encarregados do ritual que se vai
desenrolar no Ilé-akú e no recinto exterior onde foram depositados os
“assentos” e os objetos da falecida, traz uma vela, coloca-a ao lado da cuia e
ascende.
c) Todos os que estão presentes enrolam suas cabeças com torços brancos e
cobrem cuidadosamente o corpo com um grande oja branco. No momento em
que se ascende a vela, supõe-se que o espírito do morto se encontre na sala
representado pela cuia. Um logo rito vai desenrola-se, começando pela
Iyálorixa, seguida em ordem hierárquica por cada uma sacerdotisa de grau
elevado e finalmente por um grupo de dois a dois das noviças. Cada uma saúda
o exterior, a cuia os presentes e dança em volta da cuia colocando moedas que
passam previamente por sua cabeça, delegando sua própria pessoa ao morto.
Ao mesmo tempo despede-se do morto, com cantigas apropriadas. A primeira
cantiga entoada pela Iyálorixa é uma reverensa a todos os Axexé que, como
dissemos, são os primeiros ancestrais da criação, o começo e a origem do
universo, de uma linguagem, de uma linhagem, de uma família, de um
“terreiro”. A venerável morta a Adosun que merece essa cerimônia e é seu
objeto converter-se-á também num Axexé.
A Iyalase saúda: Axexé, Axexé o!; 1. Axexé, mo juga; Axexé, Axexé o!; 2.
Axexé o ku Agbà o!; Axexé, Axexé o!; 3. Axexé, érù ku Àgbà o!; Axexé, Axexé
o!
Tradução: Axexé oh! Axexé; Axexé eu lhe apresento meus humildes respeitos
oh!;
Axexé oh! Axexé; Axexé eu venero e saúdo os mais antigos, oh!; Axexé oh!
Axexé;
Axexé a escrava saúda os mais antigos, oh!; Axexé oh! Axexé.
É o seguinte o texto da Segunda cantiga: Bibi bibi lo bi wá; Ode Arolé lo.
Tradução: Nascimento do nascimento que nos trouxe Ode Arolé (Òsôsi) nos
trouxe ao mundo.
Saudando particularmente Oxossi que, como já dissemos, é o ancestre mítico
fundador dos “terreiros” Ketu e consequentemente, Axexé do filhos do
“terreiro”.
Todos os presentes estão obrigados a despedir-se do morto e delegar-se nele
por meio das moedas que colocam na cuia-emissario.
d) Quando todo os presentes protestaram suas homenagens e despediram-se
do morto, formam uma roda e todo o egbé e os parentes do morto entoam,
entre outras, a cantiga:
Ò tó ‘rù egbé ma sokún omo ò tó ‘rù egbé ma sokún omo égun ko gbe eyin o!
Ekikan ejare àgbà Orixá gbe ni másè ekikan esin enia niyi r’òrun
Tradução: Ele alcançou o tempo (de converter-se) no érù egbé (o carrego que
representa o egbé). Não chore, filho. Oficiante do rito, não chore.
Alcançou o tempo (de converter-se) no carrego (no representante) do egbé.
Não chore, filho. Que Égun nos proteja a todos!
Proclamai o que é justo. Que Àgbà Orixá nos proteja a todos!
Proclamai (que) foi enterrado um dos seus, que foi para o òrun.
(isto quer dizer, falai alto, com justa razão, porque enterram alguém venerável
que irá ao òrun).
A roda se desfaz e cada um volta para seu lugar.
e) algumas adósù trazem vasilhas com comidas especialmente preparadas para
essa ocasião e as colocam ao lado da cuia. Junto também é colocado um obì.
f) Os sacerdotes vêm e levantam ritualmente a cuia cheia de moedas, apagam
a vela e transportam tudo, também obì. e as comidas, para o recinto especial
exterior, onde tudo é colocado junto aos objetos que pertenceram ao morto.
g) Os membros do egbé na sala, descobrem suas cabeças, enrolam o pano
branco por de baixo dos braços e formam uma Segunda roda, saudando e
homenageando os orixás. Acaba essa parte da cerimônia, eles se cobrem
novamente e continuam a roda cantando uma última cantiga de adeus ao
morto.
3) Axexé: sexto e sétimo dias:
o ritual do sexto e sétimo dias é o ponto culminante do ciclo. No crepúsculo
canta-se o Padê e continua-se como nos dias precedentes até a fase. Seguem-se
os seguintes ritos:
a) Ao pé das comidas e do obì colocam-se, ao lado da cuia, os animais que vão
ser oferecidos de acordo com o asé do morto.
b) Um sacerdote vem do exterior e põe no punho esquerdo de todos os
assistentes pequenas tiras de màrìwò. É isso que os identifica como filhos do
“terreiro” e os protege.
c) Os membros do egbé retomam seus lugares e esperam ser avisados do fim
do rito que se desenrola do Ilé-ibo.
d) Nesse meio tempo, os sacerdotes preparam o chamado final do morto.
Trazem tudo, “assentos”, objetos pertencentes ao morto, cuia, comidas e
animais para o Ilé-ibo-akú. Traçam no solo de barro batido um pequeno círculo
com areia e por cima, um círculo com cada uma das três cores símbolos. É um
ojúbo provisório, em que se invoca o morto.
No meio dele, parte-se o obì e, com seus segmentos, consulta-se o oráculo
sobre a destinação a ser dada a cada um dos objetos e “assentos” do morto. Se
trata de uma sacerdotisa de grau elevado, às vezes acontece que o “assento”
de seu orixá fique no “terreiro” para ser adorado, com a condição de que o
morto, consultado, esteja de acordo.
Também pode querer deixar alguns objetos de uso pessoal, determinadas jóias
ou emblema a um parente ou a uma irmã do “terreiro”. O resto, o que o morto
não deixa para ninguém, em especial seu Bara, seu Ìpòrí, é posto em volta do
pequeno círculo assim como as três vasilhas novas de barro, que
descreveremos falando do “assento” dos Égun das adósù. Se o morto pertence
à cúpula do “terreiro” ou possui méritos excepcionais, as três vasilhas são
separadas para se proceder mais tarde a seu “assentamento” no Ilé-ibo-akú.
Caso contrário, que é a maioria, as três vasilhas são colocadas junto aos que
circundam o círculo-ojúbo. O sacerdote do grau mais elevado invoca o morto
três vezes, batendo no solo com um ìsan novo preparado com uma grossa tala
de palmeira. Invoca-se para que venha apanhar seu carrego, para que leve e se
separe para sempre do egbé e do “terreiro”.
Insiste-se e, na terceira invocação, o morto responde e simultaneamente tudo é
destruído, quebrado com ìsan, rasgando-se vestimentas e colares. Os animais
são imolados e colocados por cima dos restos destruídos, onde se coloca partes
das moedas que se esparramaram ao quebrar a cuia, e os màrìwò que,
retirados dos punhos irão juntos com os despojos do morto. Coloca-se por cima
o punhado de terra, com a areia e as três substâncias cores recolhidas
oportunamente. Um grande carrego é preparado: é o erù e sacerdotes levarão
a perigosa carga especificado pelo oráculo para que Exu e Eleru disponha dele.
e) Um sacerdote previne o egbé que, em silêncio, esperava na sala. Todos se
levantam a saída do erù-ikù:
Gbe ‘rú le mã lo a fi bo
Tradução: o carrego da casa está saindo cubram-nos.
f) Todos os participantes esperam em silêncio a volta dos sacerdotes que, ao
seu regresso, irão, em primeiro lugar, prestar conta de sua missão aos
ancestrais no Ilé-ibo-akú. Em seguida, virão à sala para comunicar o feliz
término de sua missão.
O egbé forma uma roda, canta saudando os orixás, e dois cantos finais
despedindo-se do morto.
Iku o! Iku o gbe lo o gbe, dide k’ o jo eku o! òdigbõse o!
Oh! Morte, morte o levou consigo ele partiu, levantem-se e dancem, nós o
saudamos! Adeus!
No entardecer do sétimo dia, canta-se o Padê de encerramento e, em seguida,
procede-se ao sacudimento, isto é, a lavar, varrer e sacudir todos os Ilé e a
sala, com ramos de folhas especiais.
O asé da adósù passou a integrar o do “terreiro”. Se a pessoa falecida é a
Iyálàse, deverá proceder-se a “retirar” sua mão de todos os objetos, todos os
borí, celebrada pela Iyálàse substituta. Durante esse rito, ela pousará a mão
sobre o orí de cada um dos membros do egbé, transferindo-lhes seu próprio
asé.
Se o grau da adósù falecida o permite, e se a resposta do oráculo o confirma,
uma vez preparado o carrego, o ibo desta será preparado ritualmente com três
vasilhas novas de barro.
Um àpéré especialmente aprontado com uma combinação de folhas apropriadas
é colocado diretamente sobre a terra no Ilé-ibo no lugar em que será
implantado o “assento” formado com três recipientes; coloca-se junto uma
quartinha com água e tudo é recoberto com um pano branco. Cumprindo um
ano, uma oferenda espacial será feita e a sacerdotisa falecida passará a fazer
parte dos mortos e dos ancestrais venerados no Ilé-ibo-akú, Axexé protetores
do “terreiro”.
Uma cantiga entoada na terra Yorùbá diz:
Ìyá mi, Axexé!; ba mi, Axexé!; Olórun un mi Axexé o o! ki ntoo bò orixá à è.
Tradução: Minha mãe é minha origem!; Meu pai é minha origem!; Olórun é
minha origem!; Consequentemente, adorarei minhas origens antes de qualquer
outro orixá.
E no “terreiro” invoca-se: Gbogbo Axexé tinu ara.
Todos (o conjunto dos) Axexé no interior de nosso corpo...(do “terreiro”).
Se Axexé, não há começo, não há existência. O Axexé é a origem e, ao tempo,
o morto, a passagem da existência individual do àiyé à existência genérica do
òrun. Não há nenhuma confusão entre a realidade do àiyé – o morto – e seu
símbolo o seu doble no òrun - o Égun. Há um consenso social, uma aceitação
coletiva que permite transferir, representar e simultânea do àiyé e do òrun, a
vida e da morte.
O asé integrado pelos três princípios-símbolos e veiculado pelo princípio de vida
individual manterá em atividade a engrenagem complexa do sistema e, através
da ação ritual, propulsionará as transformações sucessivas e o eterno
renascimento