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Espaços

Coloniais
domínios, poderes e representações

Carmen Alveal
Thiago Dias
(Orgs.)
Sumário

09 Prefácio
Carmen Alveal e Thiago Dias
13 Historiografia dos espaços e novas abordagens
15 Fronteira: Convergência e divergência transnacional
no estudo do colonialismo interno                        
Hal Langfur
35 A.J.R. Russell-Wood e a internacionalização
do Atlântico português.
Ângela Domingues
57 Alianças indígenas e trocas culturais
59 A tradução de teologias canibais:
M. Kittiya Lee
81 Bandeirismo nos sertões da mineração:
a família sertanista de João da Silva Guimarães
Judy Bieber
105 Governo dos povos e a conquista mestiça
107 Usos contraditórios da autoridade de Juan de
Solórzano Pereira por Antônio Vieira, Paulo da
Silva Nunes e Francisco Xavier de Mendonça Furtado
Carlos A. de M. R. Zeron
139 Filhos de índios e negros e dinâmicas de
mestiçagens nas Minas Gerais do século XVIII –
entre o cativeiro e a liberdade. 
Eduardo França Paiva
171 Mulheres: agentes dinâmicas da história
173 Como se fosse minha:
Amor e Direito na Sociedade Escravocrata de
Lima, Peru, no Século XVII.
Bianca Premo
191 Assinaturas e intermediários. Algumas
evidências de mulheres no Atlântico setecentista.
Ernst Pijning
207 Cultura escravista e noção de liberdade ocidental
209 A primeira rebelião de escravos [maroon] das Américas:
Española, século XVI
Jane Landers
229 Los indios cautivos en la frontera de guerra chilena:
entre la abolición de la esclavitud y la recomposición
de la servidumbre esclavista 
Jaime Valenzuela-Márquez 
263 História, Direito e Cultura Jurídica 
265 La Conquista como batalla sobre contratos
Jorge Cañizares-Esguerra
285 Rectitudo judici nas Alegações de direito. Notas de
um debate acerca da sucessão feminina entre outras questões
de justiça na América Portuguesa (século XVII-XVIII).
Jeannie da Silva Menezes
315 A teologia como chave de leitura dos processos judiciais
na América espanhola
Rafael Ruiz

355 Sobre os autores


La Conquista como batalla
sobre contratos
Jorge Cañizares-Esguerra
University of Texas, EUA

La conquista es una historia de litigios. Además de una serie intermina-


ble de encuentros militares, la conquista puede también ser leída como una
sucesión interminable de batallas jurisdiccionales. Colon firmó unas capitu-
laciones con la corona, un contrato, que para el segundo viaje ya estaba en
entredicho. Los privilegios adquiridos en el gobierno de la Española serán
cuestionados por subordinados que apelarán a la corte urgiendo interven-
ción para mitigar la “tiranía” del Almirante y su hermano, el Adelantado.
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‘Relaçión o memorial de los agravios en que el Almirante de las Yndias pide ser desagraviado,
sobre que ay pleyto entre el e el fiscal de sus magestades’. Sacada por el doctor Maldonado.
Autenticada por el licenciado Prado y firmada también por el almirante virrey. (Trata de
los oficios del almirante, privilegios, cartas, capitulación y el poder de dicho almirante
a Juan de la Peña). Fuente: “Memorial de agravios contra Colón” Archivo General de
Indias PATRONATO, 8, R. 16’Nº 11’. ‘Sunt hic plura scriptura super eodem’. [S. F.].

Pronto la corona enviará visitadores y pronto también el contrato ori-


ginal, que otorgaba a los Colon poderes de gobierno, gracia, y justicia sobre
todo lo descubierto, se verá sustancialmente modificado. Islas como Puerto
Rico y la totalidad de Tierra Firme se desprenderán de la jurisdicción otor-
gada a los Colon y pasarán a las de la corona.Ya para 1500, la corona se había
asegurado el poder jurídico para firmar nuevos contratos de conquista, ca-
pitulaciones, sobre los territorios de Urabá, Darién, Santa Marta, y diversos
sectores de Tierra Firme, del Orinoco al Marañón. Estos nuevos contratos,
a su vez, darán lugar a relecturas y litigios que generarán visitas, probanzas,
testimonios, y gruesos cartapacios jurísdiccionales.
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Por décadas, este fue el modelo de expansión y colonización. Indivi-


duos y sus procuradores acuden a la corte para establecer contratos. Los
contratos otorgan a las partes una serie de obligaciones y derechos sobre
sectores de las indias por cartografiarse. La corona delega parte de su dere-
chos de gracia, gobierno, y justicia al adelantado, incluyendo la capacidad de
distribuir tierras y poblaciones, nombrar funcionarios, y administrar ciertas
formas de justicia, sin llegar a decidir penas capitales. El adelantado, a su vez,
se compromete a asegurarle a la corona la colección de quintos y alcabalas,
construir fortificaciones como nodos comerciales, y promover la conversión
y catequización de poblaciones.

Asiento y capitulación que Su Majestad tomó con el capitán Francisco Pizarro y en


nombre de su padre don Fernando de Luque, maestrescuela de la iglesia del Darién y el
capitán Diego de Almagro sobre descubrir, conquistar y pacificar y poblar por la costa
del Mar del Sur en la parte del levante, según parecer que había dado cinco años antes el
gobernador Pedrarias Dávila. Fuente: “Asiento,capitulación con Francisco Pizarro:descubrir
Mar Sur” Archivo General de Indias PATRONATO,90A,N. 1,R.3
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Traslado de la capitulación que se hizo con Antonio Sedeño, contador de Puerto


Rico, sobre levantar en la isla de la Trinidad una fortaleza para su defensa, nombrandole
a él y a un sucesor suyo alcaide de ella con 200 ducados de sueldo anual, y sobre otras
cosas. Madrid, 12 de julio de 1530. - Traslado de un capítulo del Consejo de Indias a Su
Majestad, sobre hacer la misma capitulación con Heredia, poblador antiguo de las Indias,
para levantar un fuerte en la costa de Paria y, desde allí, contraten ciertos religiosos con los
indios de aquella provincia.’Lo que su Majestad respondió a este capítulo’.[s.f.]. FUENTE:
“Antonio Sedeño, y Heredia:levantar fuertes:Trinidad y Paria” Archivo General de In-
dias: PATRONATO,175,R. 20

Los contratos entran en entredicho cuando el adelantado encuentra


resistencia entre sus seguidores-subordinados que se organizan en partidos
y envían procuradores a la corte, con evidencia y probanzas de docenas de
testigos, documentando la arbitrariedades y violencia del líder. La coro-
na entonces envía visitadores que terminan cuestionando la autoridad del
gobernador-capitán-adelantado. El contrato original entra en entredicho y
nuevos agentes-procuradores, representantes de nuevas expediciones, ne-
gocian con la corona nuevos contratos. Este ciclo de contratos generará
un archivo jurídico inmenso de litigios. Colon, su hermano, y sus hijos
Espaços coloniais 269

defenderán en los juzgados por décadas su derecho a seguir controlando las


Antillas. Sus papeleos representan gruesos e interminables legajos que muy
pocos historiadores tienen hoy ni el tiempo ni a voluntad de abrir.

“Real Cédula al presidente y oidores de la audiencia de la isla Española para que


hagan parecer ante si al almirante Don Luis Colón y a Don Cristóbal Colón, su hermano,
que al presente residen en esa isla, y conforme a derecho los hagan proveer de curador con
autoridad del cual otorguen ante el escribano de esa audiencia la escritura, cuya minuta
se envía con esta cédula, de cesión y renunciación conforme a un capítulo de la sentencia
dada por el Cardenal de Sigüenza en el pleito sobre la declaración de la capitulación y
privilegios que los Reyes Católicos concedieron al almirante Don Cristóbal Colón, y juren
guardarla y cumplirla; y habiendo otorgado la dicha escritura, la audiencia interponga a lo
en ella contenido su autoridad real y solemne decreto y la envie duplicada al Consejo de
Indias.”Fuente: Requerimiento a hermanos luis y Cristobal Colon. Archivo General de
Indias,SANTO_DOMINGO,868,L. 1,F. 71R-72R

Además de archivos jurídicos, sin embargo, estos litigios generaron nar-


rativas históricas, textos que buscan narrar los conflictos entre las partes.
Muchas de lo que se consideran crónicas de la conquista, son en realidad,
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narrativas de estos conflictos. Las cuatro primeras décadas de Pedro Mártir


de Anglería, de 1493 a 1521, por ejemplo, describen con detalle la dinámica
que nutría estos ciclos de litigios.
Angleria describe el primer y segundo viaje de Colon y las rebeliones
en zonas de la Española que llevaron a la corona a excluir Tierra Firme de
la jurisdicción del almirante y su hermano el adelantado.

Título-portada “De Orbe novo.” Fuente: Anghiera. De Orbe Novo. Ed 1530 Nebrija.

A continuación, Angleria describe nuevos contratos, independientes de


la jurisdicción de Colón y sus hijos, incluidos los de Martín Alonso Pinzón
y los de Alonso de Ojeda. El contrato de Ojeda, a su vez, llevará a conflicto
y generará el contrato y expediciones de Diego de Nicuesa, que a su vez
generará la expedición de Vasco Nuñez de Balboa. Las denuncias de la ti-
ranías de Balboa dará lugar a las visitas y expediciones de Pedrarias Dávila.
Angleria dedica su cuarta década a describir una similar dinámica en Yuca-
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tán y México. El cronista usa la evidencia de viajes y conflictos para escribir


su de Orbe novo. Sin los archivos de los litigios, las décadas de Angleria no
pudiesen haber sido escritas.
La relación entre crónicas y disputas jurídicas es obvia en el caso de
Gonzalo Fernández de Oviedo. Oviedo ira a a Nombre de Dios en 1514
con la expedición de Pedrarias Dávila. Pedrarias fue enviado a Panamá a
romper la dinámica de conflicto y litigio que había caracterizado la expan-
sión Ibérica en Castilla de Oro, de Cabo de Gracias de Dios al Cabo de la
Vela. Pedrarias, por supuesto, no hizo más que empeorarla. Fernández de
Oviedo será uno de tantos que entrará en conflicto con Pedrarias. La His-
toria general de Indias de Oviedo representa una compilación de más de
tres décadas de la multiplicidad de conflictos y litigios que caracterizaron la
conquista de Centro America y el Perú.

Título-portada “Historia general de las indias”. Fuente: Gonzalo Fernández de Oviedo.


Historia general de indias. 1547.
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A diferencia de Angleria, Fernández de Oviedo, fue él mismo parte en


estos conflictos. Él mismo actuó como procurador, representando los ene-
migos de Pedrarias, consolidando y transportando probanzas, seleccionando
evidencia y testigos en juicios en Madrid. Su crónica describe en detalle los
juicios en los que el mismo participó, además de docenas de otros litigios,
cuyos archivos jurídicos su posición de escribano y cronista real de Indias
en Española le permitió acceder.
Otra crónica que se genera alrededor de las diputas jurídicas entre corona
y partidos de conquistadores con contratos es la obra de Francisco de Gómara.

Título portada “Historia de Mexico”. Fuente: Gomara-Historia de mexico-1554.

Gómara fue uno de muchos letrados invitados en los 1540s a formar


parte de la corte de Hernán Cortés, quien tuvo que desplazarse a Valla-
dolid para administrar más de dos docenas de juicios privados contra él,
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incluido el juicio de sus suegros por haber ahorcado a su primera mujer.


Dos diferentes visitas a México a fines de los 1520s y a mediados de 1530s
habían reducido el poder de Cortés a territorios en Cuernavaca primero y
a un marquesado en Oaxaca después. La administración de gracia, justicia
y gobierno en el resto de México pasaría de las manos de Cortés a manos
de una audiencia primero y de un virrey después. Cortés entendió que la
batalla jurídica pasaba también por un recuento histórico favorable. Es esta
una de las razones por las que invitará a Gómara y a Francisco Cervantes de
Salazar a ser parte de su sequito de Valladolid. Gómara y Cervantes Salazar
escribirán sendas historias de la conquista y conflictos que se siguieron a la
conquista que favorecen a Cortes sobre las versiones de sus rivales.

Primeira página da “Cronica Nueva España”Fuente: Francisco Cervantes Salazar. Cronica


Nueva España-BN MS2011.
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Los predicamentos judiciales de Cortés no han de causar sorpresa si


uno recuerda que él mismo adquirió sus derechos como capitán general a
los espolios de conquista de México a partir de elaboradas maniobras jurí-
dicas contra Diego de Velázquez, capitán general de Cuba, quien dependía
juridicamente de Colon y sus hijos en la conquista de Cuba. Velázquez
organizó desde Cuba tres expediciones, mientras sus procuradores seguían
a Carlos V para lograr un contrato para el gobierno de Yucatán y México,
ambas provincias que le hubiesen otorgado control a los Colones, no a él.
Las tres expediciones que envió Velázquez por lo tanto se concibieron
como expediciones de comercio e investigación, estudios etnográficos y de
historia natural buscado evidencia de mercancías y riquezas para extraer de
la corte del nuevo rey Carlos V un contrato favorable. Velázquez hubiese
querido poblar y dirigirlas él. Pero el hacerlo hubiese significado claudicar
jurisdicción a las autoridades de Española, que bajo contrato todavía perte-
necían a los hijos de Colón.
Espaços coloniais 275

Instrucción testimoniada dada por el capitán Diego Velázquez a los capitanes Hernán Cor-
tés y Juan de Grijalva, para que fuesen a descubrir y poblar las tierras e islas de San Juan
de Ulúa, Cozumel,Yucatán, y otras. Santiago de isla Fernandina, 13 de octubre de 1519.
Acompaña: Información hecha a instancias de Diego Velázquez sobre los gastos que le oca-
sionó el armamento de esta armada. Santiago de isla Fernandina, 23 de octubre de 1518.
Información hecha en la isla de Cuba a petición de Diego Velázquez, sobre la armada de 5
o 6 navíos que costeó y envió al mando de Juan de Grijalva al descubrimiento de nuevas
tierras desde dicha isla de Cuba. Información sobre una armada de 11 navíos que también
envió al mando de Hernán Cortés. Se trata de la conducta de Hernán Cortés en la con-
quista de Nueva España con Velázquez y sobre otros puntos muy curiosos e interesantes.
Santiago de Cuba, 28 de junio de 1521. Fuente: Instrucciones de Velázquez a Grijalva y
Cortes. AGI. PATRONATO,15,R. 11.

Tanto las expediciones de Francisco Hernández de Córdova, como la


de Juan de Grijalva, que repsondian a contratos con Velázquez, partieron
de Cuba en 1517. Hernández de Córdoba llegó a Yucatán sin querer, su
expedición buscaba explorar el este de Cuba e islas vecinas; una tormenta
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lo llevó a Yucatán donde encontró evidencia de comunidades urbanas de


gran sofisticación, pero también fiera resistencia. Al querer desembarcar en
Yucatán, Hernández y los miembros de su expedición fueron repetidamente
atacados. En búsqueda de agua y atención a sus heridos, la expedición viró
al norte hacia Florida. Hernández de Córdoba hubo de morir envenenado y
desangrado después de trasmitir en Cuba las noticias de posibles vastas rique-
zas por obtener.Velázquez organizó inmediatamente otra expedición e envió
procuradores a España para negociar una capitulación con el joven regente-
-reí Carlos V. Grijalva recibió instrucciones notariadas de Velázquez, impidi-
éndole “poblar”Yucatán. De hacerlo Grijalva transferiría por intermedio de
Velázquez autoridad a los hijos de Colón en Española. El viaje de Grijalva
pronto se perdió, recibiéndose noticas en Cuba de que Grijalva y el grueso
de su expedición naufragaron en algún lugar de las costas de Yucatán. Es en
este momento que Velázquez recurre a su pariente Hernán Cortés, miembro
original de de la conquista de Cuba de 1511 y casado con su cuñada.
La historia del contrato entre Cortés y Velázquez es importante porque
explica el desenlace jurídico de la capitulaciones con Carlos V.Velázquez le
hace explícito a Cortés que él no ha de colonizar y poblar. Su misión se
reducirá a buscar a Grijalva y a sus sobrevivientes y a acumular la mayor
cantidad de información comercial y natural: secretos, especies, animales,
tejidos, plantas. Cortés no ha de “poblar” estos territorios
Cortés violó el contrato apenas pudo y estableció un municipio en
Veracruz que lo eligió a él como capitán general. Esta maniobra le permitió
comunicarse directamente con la corona para establecer un contrato-capitu-
lación, saltándose a Velázquez. La estrategia de desobediencia de crear bases
jurídicos de representación municipal ficticia había ya sido usada en Tierra
Firme desde 1511 por las expediciones Nicueza, Ojeda, y Balboa. Con la
creación del cabildo municipal en Veracruz, Cortés envió a un instrucciones
a su padre para que siguiese al itinerante Carlos V que negociaba entonces
reconocimiento de las cortes de Navarra, Castilla, Aragón y Cataluña.
De 1519 a 1522, los procuradores de Cortés pelearon con los de Veláz-
quez sobre los detalles del contrato notariado de 1518 que le impedía al
primero poblar Yucatán Afortunadamente para Cortés, una de las copias del
contrato enviadas por Velázquez desde Santiago de Cuba, notariada por el
escribano Vicente López y refrenda como testigo por el alcalde mayor de
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Santiago de Cuba, indicaba que el adelantado Velázquez había enviado a


Cortés a buscar a Grijalva y a poblar las tierras que Grijalva había descubier-
to en San Juan de Ulua. La palabra poblar añadida a la copia notariada del
contrato fue el golpe de gracia que le garantizó al padre de Cortés, Martín,
ganar el litigio y asegurarle a su hijo un contrato-capitulación. Hernán ganó
así el título de gobernador y capitán general de México con la capacidad de
administrar gobierno, gracia y justicia en los nuevos territorios.
Para ganar su capitulación, Cortés tuvo que navegar un mar de con-
tratos y subcontratos. Cortés le ganó a Velázquez la partida. La autoridad de
Velázquez sobre Cuba dependía de contratos con la familia de Colón. Si
una expedición a Yucatán hubiese salido, dígase, de Canarias, hubiese esta-
blecido una capitulación con la corona sin avanzar los intereses de terceros.
La historia de Canarias no es una entretenida hipótesis. Es un ejemplo
que en realidad pasó. La conquista de Santa Fe de Bogotá fue el resultado
de un contrato entre la corona y el adelantado de Canarias, Pedro Fernán-
dez de Lugo, quien junto a Alfonso, su padre, fue conquistador de Palma y
Tenerife. En 1535, la corona firmó un contrato con Pedro concediéndole
la administración del gobierno, gracia y justica en la zona de Santa Marta
y la Guajira, a cambio de promesas del quinto en oro, fortificaciones como
nodos comerciales, y la conversión de nativos en una zona recientemente
abandonada por conquistadores, entonces más interesados en trasladarse al
Perú. Lugo armó una expedición de más de 1200 hombres servida de una
flota de más de una docena de navíos.
La expedición trató primero de establecer control de la costa de Santa
Marta pero fracasó. Lugo dio entonces a su subteniente Gonzalo Jiménez de
Quesada una fuerza de 880 hombres y varios bergantines para remontarse
por el Magdalena. Buscando oro y civilizaciones a lo largo del Magdalena,
Jiménez de Quesada perderá más de 700 de sus acompañantes en los próxi-
mos 10 meses a manos de caimanes, pumas y flechas envenenadas. Un día,
sin embargo, Jiménez de Quesada abandonó el rio con los sobrevivientes
y se remontó tierra adentro hacia el altiplano. Es allí donde los 177 sobre-
vivientes encontrarán a los civilizados Muiscas para conquistarlos. En esta
ocasión de los 177 conquistadores solamente morirán 7.
Como Jiménez de Quesada y sus hombres dependían de Lugo, deci-
dieron romper toda comunicación con Santa Marta por dos años, hasta la
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llegada de Benalcázar que venia del Perú por el sur. Es entonces que Jimé-
nez de Quesada, como Cortés, crea cabildos en Santa Fe y Tunja, declara
independencia jurídica de Lugo, y se marcha a Madrid a negociar con la co-
rona un contrato. Aunque Pedro Lugo murió mientras Jiménez conquistaba
el altiplano, su hijo Alonso, litigó contra Jiménez de Quesada en Madrid.
Jiménez de Quesada no solo perdió el juicio sino que fue exiliado a Orán.
Es más, en los años en que Jiménez de Quesada permaneció en Madrid
batallando a los abogados de Lugo, él tuvo también que enfrentar juicios de
miembros de su expedición con los que él había firmado contratos.
La conquista es una historia de contratos, no solo los que los adelanta-
dos firmaron con la corona, sino también los que los principales accionistas
de expediciones firmaron con cada uno de los miembros menores de la ex-
pedición. Estos contratos detallan aportes y obligaciones. Documentan, por
ejemplo, lo que aquellos que aportarían un caballo o una armadura podrían
esperar en términos de porcentaje en los repartos del pillaje. Estos múltiples
contratos nos indican que los que se afiliaron al adelantado y accionistas
participaron tanto como accionistas menores y como empleados, cuyos cos-
tes de transporte y manutención debían ser reducidos de los totales que la
expedición extragese por comercio-rescate, pillaje, o conquista. El cálculo
de los porcentajes siempre dará lugar al litigio. La colección Harkeness en la
biblioteca del congreso en Washington guarda varios volúmenes de docenas
de contratos menores que los tres principales accionistas de conquista del
Perú, Francisco Pizarro, Fernando de Luque, y Diego de Almagro firmaron
con cientos de individuos en Darién, Urabá, Nombre de Dios, antes de
partir al Tahuantinsuyo.
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Primeira página del manuscrito sobre “Contracts Peru”. Fuente: Collection Harkness.
Library of Congress. Contracts Peru

No es de sorprenderse que conquistadores como Cortés gastaran ingentes


recursos en batallas jurídicoes. El control original de Cortés sobre México ha-
bría de durar poco. Solo un año después de que le fuese concedido su contrato
como gobernador y hubiese derrotado jurídicamente a Velázquez, la corona le
extendió a Francisco Garay un contrato en 1523 para conquistar territorios al
norte de Tenochtitlan. En 1524, Cristobal de Olid le hizo a Cortés lo que Cor-
tés del hizo a Velázquez, es decir, emprendió la conquista de Honduras desde
Tenochtitlan conforme sus procuradores negociaba un contrato con Carlos V
a espaldas de Cortés. Cortés emprendió su miserable expedición al Istmo para
conquistar a Olid, no para conquistar Honduras. En ausencia de Cortés en Te-
nochtitlan, la corona envió en 1526 la primera visita, que terminará quitándole
a Cortés el gobierno de Nueva España en 1528 y obligándolo a viajar a Madrid
a renegociar un Marquesado con la corona. A su regreso en 1530, los litigios no
disminuyeron sino se emporaron. Nuevas investigaciones se abrieron acusándo-
lo de haber estrangulado a su primera esposa y haber envenado a los miembros
280 Carmen Alveal • Thiago Dias (Orgs.)

de la primera visita de 1526. En los 1530s, Cortés se dedicó a colonizar y explo-


rar el Pacifico. Pero inclusive en estos años tuvo que enfrentar litigios con Nuño
de Guzmán, que tenía un contrato sobre territorios en Michoacán, y con Anto-
nio de Mendoza, que reclamaban el poder para extender capitulaciones como
primer virrey. Oleadas de papeles, probanzas de testigos, y juicios continuaron
por cerca de dos décadas. En 1541, Cortes regresó a manejar personalmente
los juicios y evitar la cada vez mayor erosión de los beneficios de sus contratos.
Después de acompañar a Carlos V en la conquista fallida de Argelia contra el
pirata Barbarrosa, aliado de los Otomanos, Cortés se estableció en Valladolid
donde buscó no solo intervenir en en la resolución favorable de los juicios sino
también alterar la narrativa sobre sí mismo y su conquista, patrocinado a letrados
como Gómara y Cervantes de Salazar. Es en ese contexto que Cortés escribe su
última carta al emperador en Valladolid en Febrero 3 de 1544, tres años antes de
su muerte (diciembre de 1547). La carta es amarga pero reveladora:

“Carta de Hernán Cortés a Su Majestad, informándole de los servicios, trabajos y


miserias que ha sufrido, y que cuando esperaba los premios a sus fatigas, se encuentra ya
abatido y desairado.Valladolid, 3 de febrero de 1544” Fuente: Cortes a Carlos V-febrero
1554-AGI-PATRONATO,16,N. 1,R. 19.
Espaços coloniais 281

Católico príncipe y magnánimo y poderoso rey, y así VM la primera


vez que le besé las manos y entregué los frutos de mis servicios,
mostro reconocimientos dellos y comenzó a mostrar voluntad de
me hacer gratificación, honrando mi persona con palabras y obras,
que pareciéndome a mí que no se equiparaban a mis méritos, VM
sabe que rehusé yo de recibir.
[Pero] en volviendo las espaldas quitóseme lo que tenía, todo, y no
se me cumplió la merced que VM me hizo, y demás destas palabras
que VM me dijo y obras que me prometió, que, pues tiene tan buena
memoria, no se la habrán olvidado, [y] por cartas de VM firmadas de
su real nombre tengo otras [mercedes] muy mayores.
No sé porque no se me cumple la promesa de las mercedes ofrecidas,
y se me quitan las hechas.Y si quisieren decir que no se me quitan,
pues poseo algo, cierto es que nada e inútil son una mesma cosa.
Lo que tengo es tan sin fruto, que me fuera harto mejor no tenerlo,
porque [me] hobiera entendido en mis granjerías, y no gastado el
fruto dellas en defenderme del fiscal de VM, que ha sido y es más
dificultoso que ganar la tierra de los enemigos.

Cortés concluye que la verdadera batalla de la conquista fue una de


litigios en la que él perdió contra los abogados de la corona
El mundo del litigio, que sirvió como dínamo de conquista, así como
también de origen permanente de conflicto, hace evidente la legitimidad
ideológica de la monarquía. Aquellos que niegan la vigorosa presencia del
estado en la modernidad temprana tienen que explicar cómo fue posible
que individuos distantes miles de kilómetros no dieces un paso sin acudir
a refrendar cada una de sus acciones frente al monarca, quien se dedicó a
socavar esos contratos, admitiendo otros y renegociando constantemente los
cedidos. Pero esa legitimidad, que permitió al estado mantener a América
sujeta al conjunto de la monarquía, también produjo un constante dolor
de cabeza al consejo y al monarca, porque semejante dinámica hacía casi
imposible identificar la verdad de lo sucedido.
La verdad de lo que realmente pasó en la conquista yacía en el algún lugar
intermedio entre versiones explícitamente partidarias. La búsqueda del esta-
do nunca fue la verdad, sino la promoción de testimonios sesgados dentro de
batallas judiciales. La idea del encuentro empírico de la verdad no fue lo que
caracterizó la historiografía de la conquista, a pesar de toda la retórica clásica
promovida durante el Renacimiento. Todo lo contrario. Individuos usaron las
282 Carmen Alveal • Thiago Dias (Orgs.)

crónicas para avanzar versiones particulares de conflictos. Las crónicas de Bar-


tolomé de las Casas, su masiva Apologética historia, es un gran dossier que avanza
un proyecto jurídico específico: el de demonstrar, en cada caso y circunstancia,
que todos los actos de conquista y colonización fueron actos ilegales de pillaje.
Actos que violaban tanto leyes naturales como leyes específicas, ya sea las leyes
de Burgos y Valladolid de 1512 y 1513, como las Nuevas Leyes de 1542.
Apologética história no fue un libro de historia, sino un texto judicial, un
apéndice a una estrategia jurídica. Lo mismo podemos decir de la obra de Gó-
mara sobre Cortés o la de Fernández de Oviedo en Historia general delas Indias.
El caso de las décadas de Angleria se nutre de batallas jurídicas específicas. Los
archivos de los cronistas son los papeleos generados por los incontables litigios
alrededor de contratos grandes y menores. La historia de Angleria, la primera
crónica sobre la conquista de América, revela las prioridades del género, es decir,
lo que se describe y lo que se pasa en silencio: Los protagonistas de las crónicas
son aquellos que firmaron capitulaciones, particularmente las minorías que so-
brevivieron las expediciones que se desprendieron de esos contratos.
Las acciones que describen todas las crónicas son todas ligadas a actos
investigados, al establecimiento o al descargo de culpas, a la incriminación
o exculpación de posibles cargos, a la descripción de conductas permitidas
por contratos y a las no permitidas. Cuando Angleria arguye que sus dé-
cadas están basadas en acceso a archivos y a testigos lo que él nos quiere
decir en realidad es que él tuvo acceso a los testimonios de conquistadores
o a miembros importantes o menores de expediciones que habían vuelto a
España como litigantes o testigos en litigios.
Lo que yo afirmo aquí de Angleria se hace todavía más obvio en el caso
de la última gran crónica de Indias, la de Antonio de Herrera. Herrera tiene
acceso a un archivo inmenso de manuscritos y a los papeles organizados del
Consejo de Indias.
Espaços coloniais 283

Título-portada “Hechos de los Castellanos”. Fuente: Herrera. Hechos de los castellanos. 1601.

Y sin embargo su Crónica de los hechos de los castellanos esta toda organi-
zada como la de Angleria, alrededor de expediciones que se desprendieron
de contratos y que sobrevivieron para embarcarse en litigios. Las crónicas
del XVI nacieron de archivos jurídicoes y sirvieron como archivos jurídi-
coes. De Pedro Mártir de Angleria a Antonio de Herrera, las historias de
la conquista de indias fueron escritas para apoyar o erosionar una u otra
versión de los múltiples conflictos jurídicoes que caracterizaron el siglo xvi.
Fueron historias escritas siempre con un ojo a ser evidencia o catálogo de
querellas. Esta lectura nos ayuda a entender la colonización del xvi como
lo que realmente fue: un perpetuo litigio. Como concluyó amargamente
Cortés en su carta a Carlos V, les fue mucho más fácil a los conquistadores
conquistar a América que derrotar a los abogados.
284 Carmen Alveal • Thiago Dias (Orgs.)

Esta breve revisión de contratos de conquista y crónicas de Indias


como archivos de conflictos legales apunta a algo más grande. ¿Qué fue el
estado? La respuesta sorprende. El estado fue el papeleo y la extraña decisi-
ón de incontables individuos, distantes de la península miles de kilómetros,
a aceptar el poder de la corona como autoridad legitimadora y mediadora
en la adquisición de derechos sobre nuevos territorios.
Toda teoría sobre el estado no nos sirve en la América del XVI. Los
individuos y sus empresas en América no necesitaban contratos. Conquista-
dores distantes pudieron haberse declarado monarcas unilaterales. Los plei-
tos de jurisdicción pudieron haber sido resueltos por medio de la violencia,
no el papeleo. El estado habita ahí donde se aceptó el papeleo inclusive
cuando este condenó a más de un conquistador a prisión o a perder mucha
de la riqueza adquirida.

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