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Yessica Carrillo

Solo Por Ti
Sólo Por Ti.
Yessica Carrillo.
Dedicatoria.
Quiero dedicarle esto a Dios; primero que nada. Gracias por darme
mucha salud y fuerzas para levantarme todas las mañanas sin
contratiempos. Mami y Papi que los quiero y adoro. A mis hermanos
y mi hermoso sobrino Leonardo que lo amo. Y obvio no me puedo
olvidarme ciertas personitas que siempre están apoyando mis ideas.
Sin importar que locas sean: Andrea, Orlianny, Diosnelson, Jeefry,
Julmary y Gabriela. Gracias por estar siempre hay. Y no menos
importante, a ti Edward. Sin ti jamás me habría armado de valor
para continuar con la historia. Gracias por creer en todas mis ideas
locas y estar haciéndome reír cuando me enojó.
Prólogo.
¿Por dónde comenzar?

¿Porque no por el principio de todo?

Como toda historia que empieza con el simple "Había una vez." En
este caso comenzare con mi nombre. Me llamó Daniela Carson y
toda la vida he estado enamorada de Christian Evans.

Lo conocí cuando era sólo apenas una niña. Sus padres iban mucho a
comer a mi casa, y por eso él y yo nos hicimos los mejores amigos. Él
nunca supo en realidad sobre mis sentimientos hacia él. Y la verdad
nunca tuve el valor de decirle lo que sentía por él. ¿Qué chico de 12
años se enamoraría de una niña de 8 años de edad?

Para mi desgracia; los padres de Christian se mudaron a los Estados


Unidos cuando él cumplió los 18 años; llevándoselos con ellos. Nunca
más supe nada de él. Tras el pasar de los años, me preguntaba una y
otra vez en que habrían sucedido sí las cosas hubieran sido
diferente entre nosotros dos.

¿Seguiríamos siendo mejores amigos?

¿Oh tal vez…? ¿Algo más?

Mi vida era tan tranquila y sin problema alguno. Hasta que un día,
todo dio un giro inesperado…
Capítulo 1
"Daniela"
10 años después…

- ¿Enserio esto está pasando? -. Le pregunté a mi mejor amiga y


hermana del alma.

- ¡Sí, lo es! -. Me responde-. Yo tampoco puedo creer que nos


vayamos a vivir a nada más y nada menos que ¡Los Estados Unidos! -.
Grito como loca.

- Y pensar que yo no quería estudiar idioma -. Me dice mientras


toma asiento a mi lado -. Y mira… Para algo bueno me va a servir.

- Yo tengo que conseguí un lugar para mi pastelería y tú claro el


estudio de fotografía -. Le dije.

- Claro aunque yo creo que para eso le tendríamos que pedir ayuda a
Stefan -. Dice ella tomando una taza de café -. Ya que él es quién
nos está ayudando con las diligencia para irnos.
- Claro, Stefan -. Dije su nombre en un tono de broma -. Tú nuevo
novio.

- ¡Claro que no! -. Me golpeó en el hombro y comenzó a reír


histérica. Yo sabía que eso lo hacía cuando estaba nerviosa. -. Él y
yo sólo somos amigos. No seas tan mal pensada Dani. Admito que sí;
él está muy guapo y que cualquiera quisiera acostarse con él. Pero
tampoco nada serio.

- Eso es mucha información para mí -. Le digo tapándome los oídos y


mirándola con mala cara -. Con un simple " No es mi novio" me
hubiese conformado.

- ¡Hay Dios bendito! - Grita muy fuerte casi dejándome sorda -. La


dulce y virgen Daniela Carson.

- ¿Cuál es tú problema en que yo aún sea virgen? -. Le preguntó


mirándola con un poco de fastidió. -. Que tú seas tan libre en ese
sentido; no quiere decir que yo lo sea.
- No es eso y tú lo sabes -. Me responde imitando mi voz -. Es que
tú respectiva sobre el sexo es muy anticuada. Y eso teniendo en
cuenta que estamos en pleno siglo veintiuno.

Como yo no respondía y sólo miraba al televisor; esperando que


comience la novela de La que no podía amar. Ella siguió hablando.

- Te apuesto que sí Christian Evans estuviera aún en Venezuela. Tú


serias una ninfómana.

- Tampoco así, ¡Julmary! -. Le grito y vuelvo a mirar al televisor. Me


arrepiento de haberle gritado -. Lo siento, Julmary. No quise
gritarte.

- Tranquila -. Me responde -. Yo lamentó haber mencionado a


Christian.

- Descuida, ni siquiera había pensado en él -. Dije esa gran mentira.


Pues obvio que había pensado en él. -. ¿Y en que parte de
Washington iremos a vivir? -. Pregunté tratando de cambiar el
tema.
- Stefan nos consiguió un hermoso apartamento en Seattle. -. Me
dice.

- Me parece bien. -. Le respondí levantándome del sofá y yendo a la


cocina. -. Iré a preparar la cena y tú será mejor que empieces a
empacar.

- Sí; señora. -. Me responde llevando su mano a la frente como un


saludo militar. Es muy graciosa a veces.

Ir a vivir al otro lado del mundo, era muy emocionante y a la vez


atemorizante. Julmary se quejaba en la Universidad de que no
quería estudiar idioma. Y ahora estaba más que emocionada de
haberlo hecho. Mientras terminaba de empacar mis cosas, me puse
a escuchar Find you (Encontrarte) de Zeed. Por alguna razón él
nombre de Christian me vino a la cabeza y casi me caigo con las
cajas que estaban en el suelo. ¡Basta, Concéntrate! Me digo varias
veces para calmarme. Ya era más que patético pensar en alguien que
seguramente estaría con muchas mujeres más hermosas y
clamorosas que yo. ¿Quién se fijaría en alguien tan patética como
yo? Mientras cambiaba la música a Save you love me de Jesse
Ware. Me puse los audífonos y comencé a cantar a todo pulmón.

Ojalá mi vida fuera como en una película o un libro. Pero tengo que
hacerme la idea de mi realidad y dejar de fantasear. Mis padres
están súper emocionados con la idea de que su pequeña niña se vaya
a otro país a cumplir su sueño. No podría pedir nada más. Bueno…
Tal vez una cosa. Una parte de mi me dice que el amor. No puedo
encontrar a alguien que llené el vacío que dejó Christian hace 10
años atrás. La última vez que supe de él, fue en una revista de los
famosos más cotizados de Estados Unidos. Había un artículo que
hablaba del dueño de la empresa de modelaje con mayor éxito en
Seattle; Washington y de todo el mundo en realidad. En ese artículo
salía él con una rubia alta de piernas broceadas y grandes pechos.
Me quedé en estado de shock cuando lo vi después de tanto tiempo
y aunque me doliera admitirlo, me daba un dolor en lo más profundo
de mi corazón. Bueno y eso ya fue hace cinco años, tal vez, ya tenía
hijos con ella o con cualquier otras modelo de Hollywood.

Una semana después de haber echó todos los arreglos necesarios,


nos encontrábamos en el aeropuerto de Caracas, esperando el
siguiente vuelo a Miami. Según duraría más o menos 3 horas en
promedio y tres horas con veinticinco minutos sin escala. Julma y yo
nos dirigimos hacia la puerta para abordar, donde una chica vestida
de azafata nos pedía nuestros boletos de avión.

- Boleto, por favor -. No dijo.

Nosotras les entregamos nuestros billetes y abordamos junto


detrás de otras personas. Escogí el asiento junto a la ventanilla y
Julmary a mi lado me regaló una sonrisa. No me percate en el
momento en que me quedé dormida. Gire a mi derecha y pude
encontrarme que Julmary estaba leyendo un libro y cuando vio que
la miraba le puso un marca libro sobre la página donde quedó.

- Pedí dos copas de vino blanco y un poco de comida -. Me dice.

- Hmm -. Digo estirándome un poco -. Me parece bien. Ya que tengo


mucha hambre.

Horas más tarde divise las luces del aeropuerto de Miami, justo a
tiempo en que el capitán nos indicaba que íbamos a aterrizar y que
nos abrocháramos nuestros cinturones. Bajamos del avión y Julmary
y yo recogimos nuestro equipaje para esperar el siguiente vuelo. Fui
a comprar los billetes y el avión no saldría hasta dentro de dos
horas.

- ¿Dormiste bien en el avión? -. Me preguntó Julma, después de


haber ido a comprar comida.

- Un poco, en realidad -. Le respondí -. ¿Y tú?

- No. -. Me respondió -. Nunca duermo bien en los aviones.


- Intenta dormí un poco -. Le dije. -. Ya quiero llegar a Seattle.

- Lo sé -. Dice -. Ya somos dos mi hermana.

Mientras esperábamos que el avión despegara, nos pusimos a


platicar sobre todas las cosas que íbamos a hacer en nuestro nuevo
hogar. Unos chicos a nuestra derecha nos miraban con suma
atención. Creo que trataban de llamar nuestra atención, pero para
mí sólo miraba a Julmary. Somos muy diferentes en realidad. Ella es
bajita de cabello marrón claro y hermosos ojos verdes, con un
trasero gigante que le encantaba presumir. En cambio yo era lo
opuesto a ella, soy alta y de cabello castaño rojizo, mis ojos no eran
verdes. Eran café claro. No tenía un trasero gigante como el de
Julmary, pero tenía los senos muy grandes, cosas que a veces me
avergonzaba porque no conseguía un sostén que me las cubriera
bien.

Cuando todo el mundo estaba en sus asientos las luces se apagaron


y el avión comenzó a moverse. El vuelo duro unas 5.5 agotadoras
horas y la verdad estaba demasiado cansada. Al salir del
aeropuerto, un volvo negro nos esperaba en la acera, y antes de
poder decir algo, un señor nos dijo que había sido enviado por el
señor Williams. Yo pude ver que la cara de Julmary se ilumino como
sí hubiera llegado la navidad. Era más que obvio que estaba
profundamente enamorada de él. No la culpo, sí mi cara se veía así
hace tantos años atrás… Pero no quiero recordar eso ahora.

Les entregamos nuestras maletas al hombre, que descubrimos que


se llamaba Javier, y nos subimos en la parte de atrás del auto. Las
calles de Seattle estaban iluminadas y todo se veía borroso por lo
rápido que íbamos.

- ¿Dónde queda nuestro apartamento? -. Preguntó a Julmary que


estaba pegada en su teléfono enviando unos Whatsapp a Stefan.

- Toma. -. Me da una carpeta y yo la tomó. Al abrirla y leer lo que


está dentro, casi me da algo.

"Escala"

Dirección: 1920 4th, Ave, Seattle, WA, 98101, Estados


Unidos. Plata N - 30

Altura: 110 mts.

Código de acceso del garaje subterráneo de la escala: 106767.

Plaza de aparcamiento: 4 y 5

Código del ascensor: 1880.


- ¿Es un chiste, Julmary? -. Le pregunté agitando la carpeta en su
cara. -. El Escala es uno de los edificios más caros de Seattle.

- Tranquila, Daniela. -. Me respondió.-. Lo tengo todo resuelto.

Desconcertada, desvié la vista hacia la ventanilla y me di de cuenta


que ya habíamos llegado al escala y entrábamos por el
estacionamiento subterráneo. Aparcando junto a un Audi SUV y
junto al él un R8. Un chico pelirrojo nos ayudó con nuestras maletas
y eran demasiadas por eso tuvo que ir a buscar un carrito. Nos
dirigimos hacia el ascensor y Julmary introdujo el código hacia
nuestro apartamento y teniendo en cuenta en donde nos
encontrábamos, debería ser gigantesco.

Gigantesco era poco para lo que nos encontramos al salir del


ascensor. Era súper enorme y al parecer Stefan se había encargado
de todo, porque el lugar estaba bien amueblado. Ella dijo que iba a
llamar a Stefan para avisarle que habíamos llegado bien a Seattle.
Yo le dije que escogería mi habitación y que me iba a dormir. Escogí
la habitación principal que era la más grande y tenía una pared de
vidrio súper gigante que me revela la ciudad. No pude con mi vida y
sólo me tiré a la cama sin darme cuenta cuan cansada estaba, que ni
de cuenta me di cuando me dormí.

La luz de la mañana me despierta de un profundo sueño. Doy vueltas


en la cama y trato de dormirme otra vez, pero Paradise de Coldplay
me despierta del todo y sé que es Julmary en la sala. Me levantó de
un saltó y me dirijo al baño, jadeando al entrar. Me encontró con
una gran tina y doy brinquitos de alegría y corro a encenderla para
comenzar a llenarla. Vierto mi jabón líquido con olor a fresas
silvestres y me quitó la ropa quedando totalmente desnuda. Al
entrar a la tina suspiro de lo más rico y me sumerjo en ella hasta lo
profundo para volver a salir y descansar en el cabecero de la tina y
escuchar a Capital Letters de Hailee Stainfeld, la canción favorita
de Julma y una de mis favoritas en realidad.

Salí de mi habitación 30 minutos después y bajé las escaleras hasta


la cocina donde Mariana estaba con… Un hombre que no había visto.
Gracias a Dios me había vestido y no bajé en bata, porque hubiera
sido vergonzoso para mí.

- Buenos días. -. Dije entrando a la cocina.

- Buenos días. -. Respondieron los dos al mismo tiempo. -. Qué bueno


que estas aquí Daniela. -. Me dice Julmary. -. Quiero presentarte
formalmente a Stefan.

Ah… Stefan. -. Dije para sí misma.

-. Mucho gusto Stefan, es un placer por fin haberte conocido


después de todo lo que hiciste por nosotras. -. Extendí mi mano y él
estrecho la mía.
- El gusto es mío Daniela. -. Me respondió y me soltó la mano. -.
Descuida, se lo difícil que es irte de tú país y entrar a uno nuevo sin
conocer a nadie. -. Nos regala una sonrisa. -. Sólo quiero que me
prometas que seré cliente vip en tú pastelería. Porque adoro los
postres.

Julmary y yo nos reímos de él y él se unió a nosotras.

- Por supuesto. -. Le dije aun riendo. -. Es lo menos que puedo hacer.

- Vine para llevarlas a conocer el lugar donde seguro te gustaría que


fuera la pastelería. -. Nos dice y toma un sorbo de café. -. Y tal vez
darles un recorrido por la ciudad, seguro. Puedo llevarlas después a
almorzar, sí ustedes quieren.

- Claro que sí. -. Responde Julmary con ojitos brillantes. -. ¿Verdad,


Daniela? -. Me pregunta.

- Claro. -. Le respondo. -. Quiero conocer todo Seattle.


- Bueno… como ya nos pusimos de acuerdo, ¿Nos vamos? -. Dijo
Stefan.

- Sí, vámonos. -. Dije antes que Julmary tuviera chance de abrir la


boca.

El lugar era sin duda perfecto para mí. Quedaba cerca de un salón
de belleza llamado Beating Heart y un súper mercado. Julmary y
Stefan me estaban comentando que podríamos hacer una
inauguración en tres meses para presentar la nueva pastelería y a
mi como propietaria. Stefan dijo que se iba a encargar de la prensa
y del equipo necesario para ayudarme con la remodelación de todo
el lugar.

- ¿Crees que en tres meses el lugar estaría listo? -. Le preguntó a


Stefan que estaba observando a Julmary.

¡Ja! Te agarré de infraganti.

- Es posible. -. Me responde. -. Recemos que así sea.


Trabajando duro por semanas, contratamos a muchas personas
expertas en muchas cosas. Llegaron unos 7 hornos gigantescos, y
me encantaba. Ya que cada horno podría hornear más de 1000
biscochos. Deje que Julmary se encargará de la organización y yo

Beating Heart traducido al español (Hermoso corazón)

Me encargaría de hornear y decorar con cincuenta ayudantes que


Stefan había contratado para ayudarme.

- Bueno mi gente. -. Anunció Julmary encima de una mesa. -. Hay que


tener todo listo para dentro de tres meses. ¿Están todos listos? -.
Preguntó ella.

- Sí. -. Murmuraron unos cuántos.

- Oh perdón… -. Dijo ella. -. Lo que quise decir fue… ¿¡Quién quiere


trabajar aquí y no ser despedido!? -. Grito ella.

- ¡Siiiiiiiiiiiiii! -. Gritaron todos en el lugar.


- Eso pensé. -. Dijo y me guiño un ojo.

Yo le sonreí y camine hacia la cocina donde todos me decían jefa.


Mmm… Creo que me podría acostumbrar a esto.

Trabajábamos muy duro cada día y esforzándonos en todo para


poder terminar todo a tiempo. Ya sólo faltaba un mes para la
inauguración y yo estaba cada vez más nerviosa en que todo
estuviera perfecto para esa noche inolvidable.

Ojalá todo salga bien Dios.

Sí no creo que moriré en el intentó.


Capítulo 2
"Christian"
Tres meses después…

- ¿Qué me dices amigo? -. Me pregunta por décima vez mi mejor. -.


Anímate y acompáñame a la inauguración.

- No lo sé, Stefan. -. Le digo. Y sé que él quiere ir porque está


encabronado con la organizadora del evento. -. Hay no conozco a
nadie y para ser sincero no tengo ganas de ir de lamparita.

- Oh, ¡Vamos! -. Me insiste. -. Además la dueña del lugar no está


nada mal para ti. Es la mejor amiga de Julmary y jamás me
perdonaría sí no fuera.

- Oh, ¡Rayos! Está bien imbécil. -. Le respondí rindiéndome. -. ¿De


qué es esa inauguración?

- Es para presentar la nueva pastelería Bake My Day "Endúlzame el


Día" de Daniela. -. Me dice. -. Y sí no aparezco Daniela me mata.
"Daniela"

- ¿Daniela? -. Le preguntó y ese nombre me da una extraña


sensación de calidez. -. ¿No se llamaba Julmary la chica que te
gusta? -. Le preguntó.

- Sí, claro. -. Me responde. -. Daniela es su mejor amiga. Es la dueña


de la pastelería que se va a inaugurar. Está buena eso sí. No lo
puedo negar. Tiene un cuerpo… Ufff. Pero es tú tipo, seguro.
Daniela Carson es un bombón andante.

Espera… ¡¡¡Qué!!!

- ¿Daniela Carson? -. Pregunté como sí hubiera recibido una noticia


de muerte. -. ¿Dijiste Daniela Carson?

- Sí. -. Me respondió. -. Eso es lo que dije ¿porque? -. Me pregunta.

- Creo… Creo que conozco a esa mujer. -. Le digo levantándome de


mi sillón y mirando por la ventana hacia ningún sitio en particular.
- ¡Oh, rayos! -. Grita de repente. -. ¿No me digas que tú te la as
tirado? -. Me pregunta.

- No, imbécil. -. Le respondo. -. Creo que conozco a esa mujer de


hace años.

- ¿Enserio? -. Me dice inclinándose en su silla aún interesado. -.


Ellas son de Latinoamérica, sí no me equivocó de Venezuela.

- ¿Cuando llegaron a Seattle? -. Le pregunté volteándome para


mirarlo a la cara.

- Hace más o menos tres meses. -. Me dice levantándose y


poniéndose contra la pared con las manos en sus bolsillos. -. Yo las
ayude con todo lo necesario, ya sabes. Daniela me cae súper bien.

- Es ella… Tiene que ser ella. -. Digo en voz baja. -. ¿Cuándo es la


inauguración? -. Le pregunté.

- ¿Tú no eras él que no quería ir? -. Me pregunta seguramente


divertido por mi repentino cambio de planes.
- Deja de ser tan imbécil y dime de una buena vez. -. Le gruño.

- Huh, ya veo. -. Me dice. -. Mañana en la noche.

- Hay estaremos sin falta. -. Le digo y es una promesa.

- Bueno mi hermano… -. Me dice y hace una pausa. -. Hay estaremos.

De pronto su teléfono empieza a sonar y él lo saca de su bolsillo y


sonríe como un lobo. Me muestra la pantalla y quedó en shock por un
momento. La llamada es de… Daniela. El presiona el botón verde y
pone el teléfono en altavoz para que yo pueda escuchar.

- Hola hermosa. -. Le responde el muy cabrón. -. ¿Para que soy


bueno caramelito andante?

- Hola…Jajaja bueno eso no sabría que como decirlo.-. Le


responde ella y volver a escuchar su voz después de hace mucho
tiempo sin saber de ella. Hace que algo dentro de mí que haga
sentirme extraño.
- La verdad sólo quería confirmar sí siempre vendrás mañana. -
. Le dice ella.

¿Será que a ella le gusté este imbécil? Eso no puede ser.

- Pues claro que sí hermosa -. Le dice.-. Hay estaré y espero que no


te molesté, Pero invité a un amigo mío para que me acompañara.

- Claro que no. ¿Cómo crees? -. Le dice ella riendo y su risa


me resulta sumamente conocida. Definitivamente es ella. -. Te
veré mañana; ahora me tengo que ir. Tengo que terminar unas
cosas en la cocina.

- Okey muñeca, adiós. -. Se despide y cuelga. -. Bueno. Visto que ya


he confirmado que iríamos hermano.

- Sí. -. Le digo sin saber que más decir. -. Más te vale que no me
quedes mal.

- ¿Que pasa tío? -. Me pregunta. -. Sí yo también estoy súper


dichoso en ver la cara de Daniela cuando ella te vea. -. Se ríe de
forma muy desesperante. -. Hay Dios… Eso no me lo pierdo.
Dos horas más tarde, me encontraba en la comodidad de mi casa. Es
más tranquila de lo que parece en realidad. Una casa grande y con
demasiadas habitaciones vacías que esperan ser llenadas. Compré la
casa por lo grande que era, y por sí alguna vez me dignaría a
casarme. Pero lo que más me gusta de esta casa es el enorme jardín
que tiene. Un hermoso prado de flores silvestres que me trae
muchos recuerdos de la infancia.

Recuerdo que mi madre me llevó varias veces a casa de una sus


amigas. Y en una en una ocasión que para mi fue la mejor decisión de
mi madre al llevarme ese día, ya que ese fue el día que conocí a
Daniela. Recuerdo que salí malhumorado de la casa y me dirigí al
jardín golpeando piedras que se encontraban a mi pasó. Encontré un
bonito prado donde se encontraba una niña recogiendo flores de
todos los colores. Su cabello era largo y de un color castaño rojizo y
unos hermosos ojos cafés que me miraban con curiosidad cuando me
acerqué a ella. Desde ese instante nos hicimos los mejores amigos.
Ella era la niña más hermosa que yo hubiera conocido jamás, y
aunque yo era mayor que ella… Mis sentimientos hacia ella se hacían
evidentes.

Cuando cumplí los 18 años, estaba decidido a decirle lo que sentía


por ella y saber sí ella sentía algo por mí también. Pero mis padres
me dieron la noticia de que nos volveríamos a Estados Unidos, a
hacernos cargo de la empresa familiar. Cuando nos despedimos, fue
la cosa más horrible y dolorosa que pude sentir al ver la expresión
de su rostro. Sin saber más nada, los años fueron transcurriendo y
no supe más nada de ella. Perdí el contacto definitivamente y seguí
mi camino, o eso pensaba hasta ahora.

Y ahora estoy aquí sentado en mi sofá tomándome una copa de vino


blanco y revisando unos documentos importantes de la oficina.
Estoy un poco distraído con la idea de que ella se allá olvidado de mí
y otra parte tiene la esperanza para que no lo allá echó. Sí no me
equivocó ella hoy en día tendría unos 23 años para ser exactos y ya
que la curiosidad pudo más que yo, le envió un correo electrónico a
Stefan.

--------------------------------------------------

De: Christian Evans.

Fecha: 16 de septiembre de 2018 11:25

Para: Stefan Williams.

Asunto: Necesitó tú ayuda urgentemente.

Amigo necesitó el Facebook de Daniela. Sé que tienes a Julmary


y ella es su mejor amiga. Así que por favor ¿me lo podrías
pasar?

Pulso enviar y espero que me responda. Pasan unos 5 minutos


hasta que al fin responde.

--------------------------------------------------
De: Stefan Williams.

Fecha: 16 de septiembre de 2018 11:30

Para: Christian Evans.

Asunto: Eres un acosador pervertido.

Jajaja hermano… ¿No me digas que te la quieres jalar mientras


ves fotos de ella?

--------------------------------------------------

Imbécil esté.

--------------------------------------------------

De: Christian Evans.

Fecha: 16 de septiembre de 2018 11:32

Para: Stefan Williams.

Asunto: Eres un completo imbécil desde que naciste.

¡No tarado! Y pásamelo de ¡Una puta vez!

--------------------------------------------------
De: Stefan Williams.

Fecha: 16 de septiembre de 2018 11:36

Para: Christian Evans.

Asunto: Relájate hermano.

Okey… Y cabrón eres tú. Yo lo que soy es un mangazo. Búscala


dentro de mis contactos. Ella no usa su nombre completo por si
acaso.

>>Danii Carson <<

--------------------------------------------------

De: Christian Evans.

Fecha: 16 de septiembre de 2018 11:40

Para: Stefan Williams.

Asunto: A veces me sacas de mis casillas. Pero igual te lo


agradezco.

Gracias de verdad. Te debo una. Aunque a veces quisiera


matarte en verdad.

--------------------------------------------------
Dicho eso, me propuse a buscarla por el Facebook. No es que lo usé
mucho, pero para algo está y que mejor forma que encontrar a
alguien. Me costó un segundo encontrarla. Pulse clic en su foto de
perfil y quedé un momento en shock por lo que estaba viendo en la
pantalla.

¡Era ella!

No lo podía creer. Los años la habían vuelto… Bueno no sabría cómo


definir la forma es que se veía en esa foto. Estaba con otra chica
que pude imaginar que era Mariana, su mejor amiga. Ahora era alta,
con un cuerpo impresionante y su hermoso cabello largo hasta la
cintura, y esos ojos tan cálidos que observaban al espectador con
cierto cariño.

Tiene que recordarme. Por favor Dios… Que Daniela no me allá


olvidado y entienda porque jamás pude contactarme con ella.

Daniela. Daniela. Daniela…

Repito su nombre como un mantra. Decido irme a dormir, porque


sinceramente estaba muy agotado. Caigo en un sueño profundo,
soñando con mi reencuentro con Daniela, del que no quisiera jamás
despertar. Mi despertador me despierta a las 7 de la mañana, con
una sonrisa tonta en mi rostro, me despierto del todo recordando el
un buen sueño que tuve. Mejor dicho el grandioso sueño en realidad.
En el que Daniela y yo… Bueno no tengo que dar detalles de que
hacíamos en realidad.

Llamé a mi asistente para informarle que hoy no iría a la oficina


porque iría a un evento de una amiga. Cácenle todas mis citas
pendientes para estar libre hoy y mañana. Tenía muchos planes para
hoy y mañana, sí Dios me ayuda, todo saldría bien. Todo el día
estuve dando vueltas por toda mi casa con una copa de Shiraz del
valle de Barrosa. Por fin la noche había llegado y estaba listo una
hora antes de lo acordado. Stefan me envió un sms diciéndome que
estaba afuera esperándome y no tarde ni cinco minutos en llegar a
su auto.

- Hermano… ¿Tú no eras él que no quería ir? -. Me pregunta él muy


cabrón en forma divertida.

- Cierra la puta boca y conduce de una buena vez. -. Le respondo con


un gruñido.

- Okey… ¡Daniela Carson, allá vamos! -. Grita mientras pone en marca


el auto y arrancamos.
De camino a la inauguración un millón de pensamientos vinieron a mi
cabeza mientras nos dirigíamos a Bake My Day. Era muy curioso ese
nombre, teniendo en cuenta que era un lugar donde se venderían
muchas delicias que alegrarían al más triste. Me sentía un poco
nervioso, eso sí, tengo que admitirlo. Pero no era un tipo de nervio
diferente del poder arruinar una cita con una chica buena.

Daniela no era cualquier chica normal que yo allá conocido en todos


estos años. Ella era especial para mí y ojalá ella recuerde que
éramos grandes amigos y me escuché cuando quiera hablar con ella
de por qué no me contacte más con ella.

- Amigo… Me tienes nervioso con tanto silencio. -. Me dice Stefan.

- Sólo quiero que lleguemos rápido. -. Le respondo.

- Bueno tú espera ya se ha acabado. -. Me dice señalando al frente.


-. Pues ya llegamos.

Bake My Day en español significa (Endúlzame el día)

Efectivamente nos detenemos en frente de un gran edificio que


tiene un letrero iluminado con muchas luces con el nombre del lugar.
Por todas partes se ven carros estacionados y muchas luces
cegadoras por todo el lugar. Entramos por una gran puerta donde
unos fotógrafos nos abordan con muchas fotos y preguntas que no
tengo tiempo de responder.

El lugar era muy grande y muy elegante. Había demasiada gente en


el lugar probando todas las delicias que se encontraban por el lugar.
Teniendo en cuenta que el lugar olía de lo más exquisito que allá
podido oler en otros lugares en donde había estado con mi familia y
Stefan. Había un gran escenario donde un chico cantaba Iris de The
Goo Goo Dolls, es una de mis canciones favoritas y teniendo cuenta
el lugar donde me encontraba, era como sí el destino quisiera que yo
escuchara esa canción en ese momento.

Toda la gente del lugar me saludaba, era obvio que me conocían,


pero no creo que tan bien. Tener el apellido Evans es la mayor
responsabilidad que puedo tener. Mi familia es muy reconocida en
todo el mundo, y como no, sí mi abuelo era el dueño principal de la
empresa de modelaje más exitosa del mundo "Grupo Evans " y mi
madre después y ahora yo. Mi padre es uno de los abogados más
respetados en el país. Y mi hermana menor tiene su propia empresa
y varios salones de belleza por todo el mundo. Aunque creo que uno
de sus trabajos favoritos es el diseñar vestidos de novia. Casi se
muere de la emoción al enterarse que Kim Kardashian mandó a
hacer su vestido de novia en una de sus tiendas. Por eso tengo que
ser muy firmé en todo lo que hago, para que el nombre de la familia
sea respetado.

Mi abuelo es muy cascarrabias a veces con el tema en que tengo que


sentar cabeza y dejar las fiestas por alguna vez en mi vida. Hace
unos meses llamó a mi madre para anunciarle que estaría de regresó
en dos meses y que tenía algo muy importante que anunciarnos. Eso
me inquietaba un poco, porque el siempre anda con sus cosas
misteriosas.

Stefan aparece con dos copas de vino y me pasa una, en el momento


en que la música cambia y suena Wherever You Will Go de The
Calling mientras una mujer sube al escenario con un micrófono en la
mano. Al estar de frente al público creo que casi escupo el vino al
ver quién es.

¡Es Daniela!

¡No lo puedo creer!

Va vestida con un hermoso vestido corto de color negro y unos


tacones de aguja rojos y su impresionante cabellera larga hasta la
cintura; cubriendo un poco sus senos. Sus enormes senos. Siento
que me pongo duro en ese instante. Dios no la mires hay…

- Buenas noches a todos. -. Daniela comienza a hablar mirando a


todos los presente con una sonrisa. -. Bienvenidos a la inauguración
de Bake My Day. Espero que la estén pasando bien y coman todo lo
que puedan. -. Dice y le hace una señal al Dj que enseguida cambia la
canción. -. Ahora los dejó con Freiber Parra con un poco de música
para que muevan un poco el esqueleto.
El Dj le lanza un beso a Daniela que baja del escenario seguida de
muchos aplausos. Ella camina hasta una mesa donde hay muchos
postres y aprovechando el momento me dirijo hasta donde está.
Antes de llegar a ella, unas chicas me impiden el paso y me invitan a
bailar, y es extraño que haga esto, pero las rechazó diciéndoles que
estoy ocupado buscando a la dueña del lugar.

Me apresuró a llegar hasta donde se encontraba, pero ella cruzó la


puerta que dirigía a la cocina y no pude hacer nada para alcanzarla.
Y antes de darme la vuelta y regresar hasta donde estaba y donde
esas chicas aún me esperaban, se abrió nuevamente la puerta y
Daniela salió con una bandeja de cupcake de chocolates. Era la
oportunidad perfecta para llegar a ella. Cuando por fin llegué hasta
donde está ella, espere que colocará todos los cupcake en la mesa
para hablarle. Sin saber cómo, ni que pasó, ella se voltea demasiado
rápido y chocamos los dos, cayendo al suelo con ella encima de mí.
Cosa que no debería admitir, pero me gustaba la sensación de sentir
su peso encima de mí.

- Dios mío… Perdón. -. Se disculpa sin siguiera mirarme. -. No lo vi


señor.

- Tranquila nena, siempre que sea una mujer hermosa que me caiga
encima… Yo feliz de la vida. -. Le respondo. Al hacerlo ella levanta la
vista y me mira. Creo que con un poco de sorpresa en su expresión y
luego abre la boca para cerrarla nuevamente.

- Perdón… ¿Nos conocemos? -. Me pregunta mientras la ayudó a


levantarse.

- Tanto así, ¿que no me recuerdas florecilla? -. Le preguntó. Ella se


sorprende un poco por el apodo que le dije y abre muchos los ojos.

- Chris… ¿Christian? -. Me pregunta un tanto asombrada.

- Hola, Daniela. -. Le respondo regalándole una de esas sonrisas que


les gusta tanto a las chicas. -. Es un gran placer volverte a ver.

Creo que ella no sale de su asombro porque me mira con la boca


abierta. Luego se da de cuenta de lo que hace y me regala una
sonrisa que me deja noqueado un segundo. Se abalanza sobre mí y
me da un fuerte abrazo; teniéndome contra el piso.

Mmm nena… Me gusta tú forma de pensar.


Al darse cuenta de lo que hace; se aparta de mí y la ayudó a
levantarse.

- Oh perdón -Se disculpa. - Pero… ¿Cómo? -. Me dice. -. ¿Qué haces


aquí?

- Primero, yo vivo aquí en Seattle y segundo Stefan me invitó para


que viniera. -. Le aclaró. -. No sabes la sorpresa que me llevé cuando
Stefan me dijo que la inauguración a la que venía era a la tuya. Me
sorprendí de que estuvieras aquí y obvio tenía que venir.

- Bueno… Es que mi amiga Julmary y yo nos graduamos hace un año


de la universidad y teníamos planes desde hace mucho, de venir aquí
a Estados Unidos. -. Me responde. -. Y como hice un curso de
repostería y a mí me encanta la cocina, decidí que era el momento
perfecto para abrir mi propia pastelería.

- No sabes las ganas que tenía de venir a verte. -. Le digo en un tono


seductor. Ese que uso con todas las mujeres. -. Tú estás… Bueno
estas muy hermosa.

Ella se sonroja por mi cumplido y se muerde el labio. Cosa que no


podría ser más excitante.
- Bueno… Ya no soy una niña. -. Me dice. Cosa que se nota por todos
lados. -. Y tú… Tampoco está nada mal. Tú novia debe estar muy
complacida contigo.

Para mi suerte, no tengo a ninguna nena.

- La verdad no tengo novia. -. Le digo observando su expresión. -.


Estoy soltero y tú… ¿Tienes novio? -. Le preguntó, esperando que la
respuesta sea no.

- ¿Quién yo? -. Me dice como sí bromeara y no sé por qué. -. Soy una


solterona de lo peor. Puedes preguntarle a quién quieras.

¡Bingo!

- Mmm… ¿Ni siquiera un pretendiente ni nada por el estilo? -. Le


preguntó queriendo sacarle más información. -. Estoy seguro de que
hay muchos hombres detrás de ti.
- Que yo sepa, no. -. Me dije agarrando una bandeja con varios
postres diferentes y ofreciéndomelos. -. ¿Gusta probar señor
Evans?

- Señorita Carson, sería un gusto poder probar tales delicias que ha


preparado. -. Le digo mientras tomó cada uno de los postres
deliciosos que tomó.

Caminamos por todo el lugar con Daniela de mi brazo. Me sentía


como el hombre más afortunado de la noche. Cuando le pregunté
quién había preparado la torta de chocolate que me gustó tanto, me
dijo con una risita que había sido ella. Era una mujer atractiva;
divertida; responsable, inteligente, honesta y sabía cocinar. El tipo
de mujer que quiero para que sea madre de mis hijos.

- Pasaron muchos años que no supe nada de ti. -. Me dijo Daniela


mientras le entregaba una copa de champán.

- Siempre quise comunicarme contigo. -. Le respondo sabiendo que


es verdad. -. No sabes por lo que tuve que pasar en todos estos
años. Siempre me preguntaba que habría sido de mi mejor amiga la
florecilla.
- Aún… podemos ser amigos. -. Me dice mirándome a los ojos de una
forma muy tierna.

¿Amigos?

Mmm… Esa palabra no era suficiente para mí.

- ¿Estas segura de querer tener algo que ver conmigo después de


haberte ignorado por todos estos años? -. Le preguntó un tanto
nervioso y rezando para que su respuesta sea sí.

- No soy nadie para juzgarte Christian. -. Me dice. -. Entiendo que


tenías muchas cosas importantes que hacer. Pero ahora estas aquí y
podemos comenzar de nuevo.

Dios gracias…

El Dj es un maldito adivino, porque en ese momento puso The


Scientist de Coldplay. ¿Podría haber algo más irónico?

- Me parece bien. -. Le respondo con una sonrisa. -. Y ya que


estamos en esas, ¿Me concederías está pieza? -. Le preguntó. Ella
me sonríe y toma mi mano para que la guíe a la pista.
- Será un placer. -. Me responde mientras la tomó en mis brazos y
comenzamos a bailar.

Vengo a reunirme contigo,

A decirte que lo siento,

Tú no sabes lo encantadora que eres,

Tenía que encontrarte,

Decirte que te necesitó,

Decirte que me separé de ti.

Dime tus secretos,

Y pregúntame tus preguntas,

Oh, vamos a regresar al comienzo.

Nosotros girábamos de aquí para allá por todas la pista como si


fuéramos nosotros solamente. Había varios fotógrafos tomando
fotos y haciendo comentarios los unos con los otros. No me
sorprendería salir en el Seattle Times en la mañana.

Corriendo en círculos,

Llegando a las colas,


Cabezas de la ciencia separadas.

Nadie dijo que era fácil,

Es tal vergüenza para nosotros el separarnos. Nadie dijo que


era fácil,

Nadie dijo jamás que sería así de difícil,

Oh, llévame de nuevo al comienzo.

Y esto sería el comienzo de nuestra amistad. Dios me ayude para no


cagarla está vez.
Capítulo 3
"Daniela"

Oh, Dios. Christian está aquí y no es un sueño. Por primera vez en


muchos años lo vuelvo a ver. Y véanme a mi como sí nada bailando
por toda la pista con el cómo sí nada pasará. Sí tan sólo supiera que
por dentro estaba gritando histéricamente. Él me dedica una
sonrisa radiante, me hace girar al compás de la música, y yo me
tranquilizo.

Dios.... Daniela. Compórtate como una mujer.

Sólo nos miramos intensamente. Me siento intimidada y no sé


porque. Ya que no debería de afectarme como antes. La música para
y Christian me ofrece nuevamente su brazo para que lo acompañe.
Nos dirigimos a la mesa donde Stefan charla de lo más
animadamente con Mariana. Al vernos nos regalan una gran sonrisa y
nos invitan a acompañarlos.

- Julmary quiero presentarte a Christian -. Le dije señalándolo con


la mano. -. Christian ella es Julmary Mason, mi mejor amiga.

- Un gusto en conocerte Julmary. -. Le dice él estrechando su mano.


- El gusto es mío Christian. -. Responde ella con una sonrisa. -. Me
han hablado mucho sobre ti.

Oh Julmary ¿Enserio?

- Espero que cosas buenas. -. Dice él con una sonrisa que me deja
boba por unos segundos.

- Claro que sí. -. Responde la muy desgraciada guiñándome un ojo.

Pasamos un rato platicando sobre la inauguración y sobre todos los


postres que había servido. Me sonroje de la cabeza hasta los pies
cuando Stefan le preguntó a Christian sí la torta de chocolate con
arequipe estaba buena y él respondió que deliciosa mirándome de
los pies a la cabeza. No se sí soy yo, pero creó que no se refería a la
torta.

Como si fuera poco Stefan saca a bailar a Julmary dejándome con


Christian sola en la mesa. Respira y mira para otro lado. No le des
tanta importancia.

- Daniela. -. Me saca de mis pensamientos él.


- ¿Si?

- Me estaba preguntando... Bueno sabes que tenemos varios años sin


vernos y hay muchas cosas de las que quiera hablar contigo. -. Me
dice tomando un poco de champán.

- ¿Sí? -. Vuelvo a preguntar.

- ¿Te parece aceptar cenar conmigo mañana en la noche? -. Me dice


poniendo su mano sobre la mía. Y al intente siento como una
descarga eléctrica me recorre todo el cuerpo.

- Claro. -. Le respondo en un susurro. -. ¿En que restaurante nos


vemos?

- No te preocupes yo pasare por ti a las siete.

- No sabes donde vivo. -. Le digo un poco divertida.

- No hay problema en eso. Tengo mis contactos. -. Dice guiñándome


un ojo.
- Claro, contactos.

Freiber mi Dj pone Love me like you do de Ellie Goulding y cuando


menos me lo espero estoy de pie porque Christian me paró para
bailar. Es una de mis canciones favoritas. No se sí quiera bailar esa
canción. Pero el insiste y me lleva a la pista donde todo el mundo
está bailando. Nosotros nos dejamos llevar por la música y damos
tumbos de aquí para allá. Nos reímos de tonterías como antes y el
hace muecas graciosas haciéndome reír, y la gente a nuestro
alrededor nos mira. Qué pena.

Las horas pasan y el final de la inauguración llega. Me suelto de los


brazos de Christian y me dirijo al escenario para agradecer la gran
noche que fue.

-Gracias a todos aquí presentes por venir a mi inauguración, ha sido


un sueño hecho realidad y espero que les allá gustado tanto como a
mí. Son bienvenidos todos los días a Bake My Day y gracias por
venir. Gracias a Julmary Mason, a la ayuda de Stefan Williams, y
todos los que estuvieron allí ayudando a que este sueño fuera
posible. Dios los bendiga y que tengan una feliz noche.
Todos aplaudían mientras yo bajaba del escenario y me dirigía hasta
donde Julmary me esperaba. Con ella se encontraba Stefan y
Christian.

- Eso es amiga. -. Me dice ella dándome un abrazo.

- Gracias.

- ¿Todo estuvo como esperabas? -. Me pregunta Stefan.

- Mejor que eso.

-. Estoy completamente de acuerdo con Dani. -. Dijo Christian.

-. Buenos mis hermosas damas él señor aquí presente y yo nos


tenemos que ir. Esperamos que pasen buenas noches. -. Dijo Stefan
dándonos de besos en las mejillas a Julma que se sonrojo y a mí.

-. Cierto. Mañana pasó por ti Daniela. -. Dijo Christian


despidiéndose de la misma manera pero a mi tardó más en besarme
en la mejilla. Haciéndome enrojecer.
-. Okey. -. Fue lo único que pude articular. Ellos se despidieron con
la mano y salieron por la salida.

-. ¿Mañana cita con Christian? Mmm quién lo diría. -. Dijo Julmary


con una sonrisa.

-. No es una cita. Sólo vamos a ir a cenar.

-. Claro..... Y yo nací ayer.

-. Sabes que... Mejor vámonos que estoy muy cansada.

-. Estaba bien -. Me dijo mientras salimos de la pastelería y


cerrábamos. -. Pero esto no se queda así.

La ignore por todo el camino.

Llegadas ya en nuestro apartamento, Mariana me dijo que se iría a


dormir y yo le respondí que descansara y que dentro de un rato me
iría a dormir también. Aunque la verdad creo que me será imposible
dormir bien con todo lo que pasó está noche.
Jamás en toda mi vida me hubiera imaginado que está noche tan
especial para mí, Christian estaría allí. Casi me desmayo cuando mis
ojos lo volvieron a ver. Y mañana iría a cenar con él y ahora me
moría de ansiedad. Subí las escaleras hasta mi habitación y
comencé a desprenderme de mi ropa hasta quedar desnuda. Me
coloqué mi piyama y me desmaquille para no parecer un cadáver en
la mañana.

Me acosté en mi cama y me arrope hasta el cuello. Trataba de


dormir y no podía en realidad. Daba vueltas por toda la cama hasta
no sé qué hora me quedé dormida profundamente. Unos gritos de la
parte de abajo me despertaron asustada de la cama. Corrí escalera
abajo y me encontré a Julmary como una caja mediana en las manos
y una nota.

- ¿Porque demonios estas gritando tan temprano? -. Le preguntó.

- Hay lo siento.... Es que llegó esto y es para ti. -. Me dice


entregándome la caja y me doy cuenta que son unos bombones.

- ¿Quién los envía? -. Preguntó.

- Porque no lees la nota.


Me entrega la nota y al leer lo que dice, creo que casi me desmayo.

"Estoy muy contento por habernos encontrado y que podemos


retomar nuestra amistad. Espero que te gusten los bombones.
Nos vemos está noche. Con cariño."

Christian Evans.

- Tan lindo Christian ¿verdad? -. Me dice Julmary.

- Es muy amable.

- ¿Amable? ¡Ja! No me hagas reír. -. Me dice.

- ¿Qué? -. Le preguntó.

- Crees que sólo la palabra "Me alegra que volvamos a ser amigos"
¿Es cierta? -. Me dice.

- No te entiendo.
- Es obvio que le interesas como mujer. -.Me dice.

- No seas tonta Julmary. -. Le digo. -. Christian me trata como a una


hermana.

- ¿Hermana? -. Dice ella -. Claro lo que tú digas.

- ¿Sabes que? Mejor desayunemos de una vez que tengo hambre. -.


Le digo.

- Okey, Okey, cambia el tema.

Desayunamos cereales y un poco de café negro. Platicamos sobre la


noche anterior y sobre los planes que tendríamos hoy. Me comentó
que Stefan la había invitado a almorzar y a conocer otros lugares
de Seattle que no había visto. Por lo menos ella se encontraba súper
emocionada. En cambio yo no sabía que ponerme para esta noche y
mucho menos el cómo calmar mis sentimientos estando frente a
Christian.

Pasaron las horas y me encontraba en el sillón de la sala viendo una


película cómica y comiendo los bombones que me había enviado
Christian. Julmary se había ido a almorzar ya y yo me quedé sola en
el apartamento. No se sí era por el cansancio de la noche anterior,
pero me quedé dormida en el sillón.

Me despertó el sonido de la televisión y al mirar por la ventana, me


di de cuenta que el Sol ya había metido. Mire la hora en mi Celular
y eran las 6:15 de la noche. ¡Dios! Christian no tardará en llegar. Me
levante de un saltó y corrí por la escaleras para bañarme.

Decido ponerme un vestido morado hasta las rodillas con un corte


espalda tipo V y uno tacones negros a juego. Me plancho el cabello y
me maquillo lo necesario. Mi teléfono suena y veo que es un número
desconocido así que respondo.

- ¿Hola?

- Soy yo, estoy abajo esperándote. - Es Christian, menos mal.

- Bajo en seguida. - Le digo y cuelga. Guardó su número en el


teléfono y cojo mi bolso para tomar el ascensor.

Justo cuando estoy mirándome en el espejo del ascensor, se abren


las puertas y en el Lobi está Christian que se queda petrificado en
el. Se le abre la boca y los ojos casi se le salen de las órbitas.

Madre de Dios, eso que significa.


Camino hasta donde está y él no me responde, sólo me recorre con
la mirada haciendo que me sonroje.

-¿Y Bien? -. Preguntó en susurro.

- Daniela, estás... Guau.

- ¿Te gusta?

- Sí, supongo que sí.- Suena un poco ronco. - ¿Nos vamos?

- Sí. -. Le digo mientras tomó su brazo y me guía hasta la salida


donde está su auto. Nos pusimos en marcha hasta el restaurante.
Llegamos al Rosselló un restaurante italiano muy bonito y costoso
por lo que pude ver.

Christian me ayudó a bajar del coche y nos dirigimos hasta la


puerta del restaurante y el como buen caballero la mantuvo abierta
para que yo pasara primero. El restaurante estaba lleno y
comprendí el brillo de los ojos de nuestra anfitriona mientras
evaluará a Christian. Le dio la bienvenida con un poco de más de
entusiasmo del necesario. Me sorprendió lo mucho que me molestó.
Me sacaba varios centímetros y de pasó era rubia.
-¿Tienen una mesa para dos? -. Preguntó Christian con voz
tentadora, lo pretendiese o no. -, Algo... ¿Tal vez privado? -. Le dijo
con voz baja y suave a la anfitriona.

Parecía tan sorprendida como yo. Se giró y nos condujo alrededor


de una mampara hasta llegar a una sala de reservados. -. ¿Algo como
esto?

- Perfecto.

Le dedicó una centellante sonrisa a la dueña, dejándola


momentáneamente deslumbrada.

- Esto... -. Sacudió la cabeza, bizqueando -. Ahora mismo les


atiendo.

Se alejó caminando con pasó vacilante.

Tomamos asiento y entonces llegó una camarera, con rostro


expectante. La anfitriona había hecho mutis por el foro
definitivamente, y la nueva chica no parecía decepcionada. Se echó
un mechón de cabello negro detrás de la deja, y sonrió con
innecesaria calidez.

- Hola. Me llamó Roxanne y voy atenderlos está noche. ¿Qué les


pongo de beber?

No pasé por alto que sólo se dirigía a él. Christian me miró.

- Tomaré una copa de vino blanco.

- Dos -. Dijo él. -. Y traigan la botella por favor.

- ¿Algo más? -. Preguntó la chica mirando a Christian y este no la


miraba.

Elegí lo primero que vi en el menú.

- Pediré pasta a la boloñesa.

- ¿Y usted?
Se volvió hacia Christian con una sonrisa.

- Lo mismo, por favor. -. Contestó.

- Enseguida se los traigo -. Le aseguró con otra sonrisa innecesaria,


pero él no lo vio, porque me estaba mirando a mí.

- Y... ¿Bueno, qué tal tú vida?-. Le preguntó nerviosa ya que me mira


tan intensamente.

- Nada fuera de lo normal. -. Me responde. -. El trabajo me


mantiene ocupado, las fiestas de galas benéficas y un sin fin de
proyectos por realizar. De echo hay uno nuevo que queremos
organizar en España.

- Guao… Eso es genial. -. Le respondo.

- Y cuéntame tú ahora sobre ti. -. Me dice mientras se inclina en la


mesa.
- Bueno... A ver. -. Le digo pensativa. -. Me gradué hace un año de
licenciada en Idiomas Modernos. Hice un curso de repostería 2 años
y con el dinero que ahorre pude venir hasta aquí con Julmary y abrir
mi propia pastelería. -. Le dediqué una sonrisa. -. Mis padres están
sumamente orgullosos.

- Claro que lo están. -. Dice sonriendo. -. Eres perfecta.

Me sonroje por lo último y bajé la vista. La camarera regresó con


una botella de vino blanco, dos copas, hielo y nuestro pedido.

Tomé el tenedor, enrolle la pasta y me la llevé a la boca con


deliberada lentitud, pensando al tiempo que masticaba. La pasta
estaba muy rica. Tragué y bebí un sorbo de mi vino antes de
levantar la vista.

Christian comía mientras me observaba. Devoramos nuestros platos


en silencio. Un silencio tan incómodo por esa mirada que me daba,
hacia que me temblasen las manos.

Charlamos un rato sobre su trabajo y sobre nuestras familias. Tenía


tiempo sin sentirme así de cómoda hablando de mi vida y de mis
cosas con alguien. Bueno excepto Mariana, claro.

En ese momento la camarera apareció detrás de la mampara


preguntando sí había algo más que necesitaríamos.
- ¿No hay nada que le pueda ofrecer?

Capte el doble significado de sus palabras.

- No, gracias. Pero estaría bien que nos trajera la cuenta sí no hay
molestia.

- Claro. -. Tartamudeó-. Aquí la tiene.

La camarera extraño una cartita de cuero del bolsillo delantero de


su delantal negro y se la entregó.

Christian ya sostenía la tarjeta de crédito en la mano. Los deslizo


dentro de la carpetita y se la devolvió de inmediato.

Luego de unos minutos la chica apareció nuevamente y le entregó la


tarjeta a Christian con una sonrisa.

Christian sonrió mirándome a mí y se puso de pie ayudándome a


levantarme. Ella volvió a dirigirle una sonrisa insinuante.

- Que tengan una linda noche.


Christian no apartó los ojos de mí mientras le daba las gracias.
Reprimí una sonrisa.

Camino muy cerca de mí hasta la puerta, pero siguió poniendo mucho


cuidado en no tomarme. Abrió la puerta del copiloto y la sostuvo
hasta que entré. Luego, la cerró detrás de mí con suavidad. Le
contemplé dar la vuelta por la parte delantera del coche, de nuevo
sorprendida por el garbo con que se movía. Probablemente debería
haberme habituado a estas alturas, pero no era así. Tenía la
sensación de que Christian no era de esa clase de persona que
alguien pueda acostumbrase tan fácilmente. Una vez dentro,
arrancó y puso al máximo la calefacción. Había refrescado mucho y
supuse que el buen tiempo se había terminado, aunque estaba bien
caliente dentro del auto, oliendo un delicioso aroma a mentas.

Se metió entré el tráfico, aparentemente sin mirar, y fue


esquivando coches en dirección a la autopista. Ambos permanecimos
en silencio. Observé cómo graban las luces del coche con las curvas
de la carretera. Se movían con demasiada rapidez, no parecían
reales, sino un videojuego. Era consciente de que el tiempo se me
escapaba demasiado rápido, se me acababa como la carretera que
recorrimos, y tuve un miedo espantoso a no disponer de otra
oportunidad para estar con él de nuevo como en este momento,
abiertamente, sin muros entré nosotros. No podía perder ninguno
de los minutos que tenía a su lado.

- Voy a poner un poco de música. -. Me dijo Christian seguramente


para romper el silencio. Unos acordes de una guitarra me llamaron
la atención. Conocía esa canción. Era Let Me Sing del autor Robert
Pattison, y esa canción la pusieron en la película de Crepúsculo. Tan
lindo Christian.

Woahoah,

Standing- by

A broken tree

Her- hands are all twisted

She's pointing at me

I was damned by- the light

Coming, over all- I see

Spoke with a voice that

Disrupted the sky

She said walk on over here

To, a bit OD shade

I will wrap you in my arms

And always stay

Let me sing...

Let me sing.....
- ¿Conoces la canción?-. Me preguntó él con curiosidad.

- Sí, claro. -. Le respondo y me doy de cuenta que ya estábamos en


el Escala y me mira tan intensamente. -. A Julmary y a mi nos
encantaba la saga de crepúsculo y pues obvio que éramos fanáticas.
Aunque me sorprende que tú conozca la canción.

- Ya sabes... Mi hermana Andrea estaba súper obsesionada con


esas películas y hasta me hizo verlas con ella. -. Me dijo como sí
recordará algo muy espantoso, haciéndome reír por su cara.

- Jajaja me imagino. -. Seguí riéndome de él. -. Mariana estaba


súper obsesionada con Taylor Launther cuando hacia de Jacob
Black, imagínala con todo eso de lobos.

- Y... ¿A ti quién te gustaba? -. Me dijo y no me di de cuenta que tan


cerca estaba su cara de la mía.

- Bueno, a mi me gustaba Robert Pattison o más bien Edward


Cullen. -. Cuando dije eso creí ver que apretaba la mandíbula.
¿Porque? -. Aunque eso fue hace mucho y era una niña entonces.
-Mmm... Perdóname Daniela. -. Dijo de repente sobresaltándome

- ¿Perdonarte? -. Le preguntó extrañada.

- Sí... Por compórtame como un patán todos estos años y no ser un


buen amigo. -. Me dijo con una expresión en el rostro tan tierna.

- Hay Christian... No digas eso. - Le dije tomando su mano en las


mías y mirándolo a los ojos. -. No importa que allá pasado en estos
años. Sólo lo que pasa ahora, seremos los mejores amigos como
siempre, my Hero... -. Le digo sonriendo diciendo el sobrenombre
que le puse a cuando éramos niños.

- Gracias, florecilla. -. Dice sonriendo y saliendo del auto para abrir


mi puerta y ayudarme a bajar.

- Muy amable sr. Evans -. Le dije cuando me ayudó a salir.

- Soy un caballero señorita. -. Me dijo sacándome del auto y


acompañándome hasta el vestíbulo. Para mi sorpresa me llevó hasta
el ascensor y pulso el botón haciendo que la puerta se cerrará,
dejándonos en un silencio muy incómodo.
El me miraba de reojo los labios haciéndome temblar las piernas, y
mis manos sudaban mucho. Por fin la puerta se abrió y salí del
ascensor con él detrás de mí. Él miraba el apartamento
inspeccionando todo con la vista y haciéndome sentir inquieta por
tenerlo en mi territorio y Mariana por ningún lado.

- Es muy grande y bonito. -. Me dijo desviando la vista hacia mí.

- Gracias, la verdad Julmary y Stefan lo hicieron todo. Aunque no


se donde están.....

Mis palabras quedaron inconclusas al oír un grito de placer en la sala


y los dos quedamos sorprendidos por lo que escuchamos. Fuimos a la
sala y lo que vimos se quedaría grabado en nuestra memoria. Stefan
y Julmary liándose en el piso de la sala.

- ¡Julmary! -. Grite al mismo tiempo que Christian gritaba el


nombre de Stefan.

Estos dos se separaron de bruces y se taparon con una sábana,


mirándonos como niños atrapados infraganti.
- Ah... Yo... Daniela... Puedo explicarte. -. Me dijo roja como un
tomate.

- No... Yo les explicó. -. Dijo Stefan con los pantalones puestos y


mirándonos como pidiendo que no nos alteráramos.

- No... Tranquilos. No quiero saber. Sólo sí van a tener sexo que no


sea en mi sala... ¡Por Favor! -. Grite un tanto incómoda por tener
esta situación y con Christian aquí y ahora.

- Es verdad chicos, ¿no tienen vergüenza? -. Preguntó Christian


pasándose la mano por su cabello.

- Lo sentimos. -. Digieran al unísono. - Será mejor que nos vayamos...


¿No es así Stefan? -. Le preguntó mirándolo de forma desafiando a
que digiera que no.

- Sí -. Dijo él y se voltio para besar suavemente a Julmary en los


labios. Cosa que me sorprendió. -. Lo siento amor, mañana hablamos.
- Okey -. Le respondió Julmary con dulzura. Stefan agarró su ropa
y se fue al ascensor a esperar como un niño pequeño a Christian que
me miraba con disculpa.

- Daniela... Lo siento. -. Trato de disculpar a su amigo. -. Es muy


vergonzoso esto.

- Hay... Perdóname tú a mí. Tendré unas palabritas con mí... amiga. -.


Dije esto mirando en dirección a Mariana que bajaba la vista
avergonzada.

- Tranquila florecilla, yo también tengo cosas que hablar con


Stefan. -. Dijo lanzándole una mirada. - Hablamos luego ¿Si? -. Me
dijo dándome un suave beso en la mejilla haciéndome estremecer.

- Nos vemos luego. -. Dije riéndome nerviosa.

- Nos mantendremos en contacto. -. Me hizo una señal que nos


llamaríamos todo el tiempo y se encamina hacia el ascensor donde
hablaba con seriedad mientras se cerraban las puertas. Me voltee a
mirar a Julmary con una ceja levantada.
-Lo siento mucho Dani no quería que vieras eso. -. Me dijo haciendo
ojitos.

- No quiero oírlo. -. Le dije levantando las manos. -. ¿Sólo quiero


saber sí ya son novios?

- Siii.... - Grito sonriendo. -. Me lo pidió hoy en el almuerzo y cuando


llegamos no seque pasó de pronto estábamos haciéndolo.

- Okey, te la voy a pasar sólo sí no lo vuelven hacer en mi sala ni


donde yo los vea. -. La advertí.

- Okey y lo siento. -. Me dijo. -. Me iré a dormir y no te preguntó


como te fue en tú cita, por lo que veo te fue muy... Pero muy bien.

- ¡Hay... cállate! -. Le dije riéndome como colegiada y subí la


escalera hasta mi habitación para tirarme a mi cama sonriendo como
boba.
Capítulo 4
"Christian"

4 meses después...

Soy el puto más afortunado del mundo. Ya pasaron 4 meses desde


que Daniela y yo seguimos nuestra amistad, y la verdad me sentía de
maravilla. Siempre salíamos a almorzar y a cenar, íbamos al cine y a
conciertos. A decir verdad todo el mundo empezó a rumorear sobre
una supuesta relación amorosa entre nosotros dos. Claro sí siempre
me aparecía con unas flores en su trabajo y todos decían que
éramos novios en secreto. A mi no me molestaba en lo absoluto lo
que la gente pensara de nosotros, me valía un bledo. Pero no sabía sí
Daniela estaba al tanto de esos chisme y sí lo estaba, pues no le
importaba, pues no lo demostraba.

Me encontraba en mi oficina hablando por teléfono con uno de los


inversionistas que necesitaba mi empresa para mi nuevo proyecto en
España, nos encargábamos de hacer inversiones y proyectos por
todo el mundo y estaba las 24 hs, no podría defraudar a mi familia.

El Sr. Ware con el que hablaba por teléfono el inversionistas que


necesitaba para mi proyecto sí o sí, me informaba que para cerrar
negocios con mi empresa tendría que casarme con Jennifer, su hija,
hice lo que se me ocurrió en el momento, ya que Ware proponía algo
y se cumplía. Casi como yo en los negocios, ¡¡¡una locura!!! Pero lo que
me proponía era una locura.

- Sr. Ware disculpe lo vaya a desilusionar pero estoy comprometido


para casarme en un mes. -. No pudiste decir un poco más de tiempo,
ahora como solución este lío. ¿Daniela?

- No tenía idea, discúlpeme Sr. Evans, pensé que usted estaba sólo,
como nunca está acompañado de su prometida y su abuelo me dijo
que estaba sólo... Diga ¿Cuando piensa que podamos conocerla? -.
Pregunto.

Ahora sí que la complique no sólo voy a perder mis soltería sino que
puedo perder el negocio que mi empresa más espera.

¡Abuelo...! ¡Yo te mató!

- Haré una fiesta en mi casa y voy a invitar a muchas personas e


incluida mi familia para dar la noticia de mí matrimonio. - Claro
porque ni loco pensaba casarme con su hija, antes lo hacia con una
desconocida que con ella, sólo de pensar en matrimonio con Jennifer
Ware me recorrió un escalofrió por todo cuerpo.
- Está bien Evans, en dos semanas nos vemos, mantengamos el
contacto. Lo felicito por su unión, espero sean felices y que me
inviten jejeje. -. Corta la comunicación.

Deje el teléfono y encendí el intercomunicador. -. Stefan, te quiero


en mi oficina ¡ya!

La voz fue un hilo de desesperación, Stefan ingreso a mi oficina en


unos segundos y me preguntó que rayos me sucedía. ¿Se notaba el
pánico en mi cara? Le conté de mi conversación con Ware y escuchó
con mucha atención, pero con una sonrisa en los labios, por Dios
¿Qué le pasa a este hombre? Después de que se volvió novio de
Julmary se ha puesto muy cabrón. Estoy a punto de colapsar y el
tan tranquilo, ¡Claro! Él no es el que se tiene que casar en un mes.

- Stefan borra la sonrisa que me pones más nervioso de lo que


estoy, ¿Qué pasa contigo?

- Tú te preocupa por nada y tienes la solución en tus manos. -. Me


respondió.

- ¿Que tienes en mente?, ¿cómo voy a conseguir una esposa en un


mes? Porque de algo estoy seguro, no puedo montar un teatro
porque Ware se daría cuenta, -. Le dije levantándome y yendo a
servirme un vaso con ron. -. Tengo que CASARME de verdad, te da
cuenta, yo el soltero más codicia de Seattle y todos los Estados
Unidos "Casado"

- La solución a tus problemas tienes nombre y apellido. -. Me dijo.

- ¿Sí? ¿Cuál? -. Preguntó mirándolo y dando un sorbo a mi ron.

- "Daniela Carson" -. Me respondió sonriendo.

- ¡¿Te volviste loco!? -. Le grite- Nadie jamás aceptaría tal cosa y


mucho menos Daniela.

- Cálmate Christian y dime ¿en que siglo piensas que vivimos?,


existen contratos de matrimonio y siempre un contrato que no
implique darle algo después sí piensas divorciarte claro. -. Me dijo.

En cierta forma él tenía razón, valía la pena antes que casarme con
Jennifer, grrr tenía que sacar esa imagen de mi cabeza o terminaría
con pesadillas, Jennifer era irritante, por sobre todo irritante con
la voz más chillona que se pueda escuchar jamás, rubia, alta lo
normal, ojos verdes, linda figura pero una niña malcriada e irritante
-. Eso ya lo dije. - pero lo es y para mi pesadilla se había fijado en
mi.

Ya en mi casa, me arroje a mi cama mirando el techo y pensando en


que hacer, cuando mi celular sonó y vi que era mi madre.

- Hola mamá. -. Le dije.

- Hola mamá ¡nada! -. Me grita haciendo que aparte el teléfono de


mi oído. -. ¿Cuando tenías pensando decirme que te casarías?

Hay rayos...

- ¿Cómo te enteraste de eso mamá? -. Le pregunté sentándome al


borde de la cama.

- ¿Como que como me enteré? -. Me dijo todavía enojada. -. Tú


abuelo me llamó está tarde y me lo dijo, el señor Ware se lo dijo.

¡Maldito Ware!
- Lo siento mamá. -. Le dije tratando de calmarla. -. Te lo iba a decir
mañana, de hecho en dos semanas haré mi fiesta de compromiso
aquí en la casa y quería encargarte todo.

- Pero... ¿Quién es la chica? ¿La conozco? -. Preguntó

- Sí la conoces, pero es lo único que te diré -. Le dije tratando de


que no preguntará nada más. -. En dos semana la verás y se que te
alegrara saber quién es.

- Hay hijo... Eso me deja con la curiosidad. -. Me dice en un tono que


me hace sonreír. -. Está bien, hablaré con tú padre y con tú
hermana sobre tú compromiso y sobre la fiesta. Estaremos en
contacto, pero creo que a tú padre le dará algo y al abuelo igual.

- Okey mamá, te quiero. -. Le dije.

- Yo también cielo. -. Me respondió. -. Estoy muy contenta con esto.


Espero y seas muy feliz cariño. Cuídate adiós.

- Adiós mamá. -. Le dije. -. Igual.


Dios... ¿Ahora que se supone que haga? ¿Hablar con Daniela como
dijo Stefan? Es una locura pero vale intentarlo. Busqué su número
en mi teléfono y la llamé. El teléfono sonaba y sonada, hasta que
atendió.

- ¿Hola? -. Dijo ella.

- Hola Daniela ¿Cómo estas? -. Le preguntó para tratar de no decir


nada estúpido.

- Bien... ¿Sucede algo malo? Porque son las 11:37 de la noche. -. Me


dijo y al darme cuenta de la hora en el reloj de dio pena, tal vez
estaba durmiendo.

- Oh... Lo siento... No me di de cuenta que era tan tarde. -. Le dije


pidiéndole disculpas. Que tonto Evans. -. ¿Te desperté?

- No, claro que no. -. Me dijo de forma dulce. -. Estaba subiendo a


mi habitación a cambiarme para dormir y me extraño que me
llamaras a estas horas.
- De echó sí pasa algo y Daniela te necesitó de vida o muerte. -. Le
digo pasándome la mano por el cabello varias veces. -. Estoy en un
problema y necesitó de tú ayuda.

- Okey, está bien. -. Dice de forma preocupada. -. Cuéntame ¿en que


te puedo ayudar? -. Me pregunta y no creo que sea una buena forma
de contarle.

- Porque no voy mañana a la pastelería y hablamos de eso. -. Le digo.

- Okey, pero me dejas con la intriga Christian. - Me dice. -. No


vemos mañana a las 10:15 es mi hora de desayunar y podemos
hacerlo aquí en mi oficina.

- Me parece perfecto. -. Le digo. -. Mañana nos vemos. Que tengas


una linda noche Dani.

- Tú también Chris descansa. -. Me dice y creo que quiere decir


otra cosa.

- Okey... Bye ¡Te quiero! ¡Besos! -. Dice.


- Yo también te quie... -. No me dio chance de terminar la frase
porque había colgado.

Sonreí como un cretino. Dijo que me quería. Eso es bueno. No creo


que ese cariño se vaya a morir con lo que tenga que decirle mañana y
espero que por favor me escuchara y no se alterara.

*************************************************

Iba rumbo a Bake My Day a encontrarme con Daniela. A decir


verdad toda la noche no pude dormir bien tratando de pensar en
como hablar con ella sobre este tema. Y sí no lo aceptaba tendría
que casarme con... Dios no. No pienses en eso. Me estaciones junto
su auto y bajé con unos lirios en las manos, siempre traía un ramo
diferente. Entre y la pastelería estaba llena. Varios se volvieron a
verme y pude divisar a Julmary detrás del mostrador saludándome
con la mano.

- Hola Julma ¿está Daniela en su oficina? -. Le pregunté con una


sonrisa.

- Claro -. Me respondió. -. Te está esperando.


- Gracias.

Me encamine hacia la oficina de Julmary y toqué la puerta. Del otro


lado escuché su voz invitándome a pasar. Así que entre y la vi
sentada con unos papeles en la mano y me sonrió al verme.

- Hola hermosa. -. La salude.

- Hola... ¿bom bom? -. Dijo riendo. -. ¿Como estas?

Se levantó para darme un beso en la mejilla y un abrazo cariñoso,


como lo hacia siempre.

- Hay... Más o menos - Le dije. -. Estas son para ti. -. Le entregue el


ramo de lirios.

- Hay Christian... No debiste molestarte. -. Me dijo sonrojada. -.


Muchas gracias. Ven siéntate y cuéntame que te sucede.

Nos sentamos en sofá que tiene en su oficina y nos comemos dos


porciones de torta de tres leches con unas coca - cola.
- ¿Te acuerdas que hace meses de hablé de un proyecto con un
inversionista en España? -. Le dije.

- Sí claro. -. Me dijo con una sonrisa. -. El que tiene una hija que
está obsesionada contigo.

- Eh... Sí, ese mismo es. -. Dije incómodo. -. La verdad es que este
inversionista es muy importante para el proyecto, y sólo cerrará
trato con nosotros... Sí me caso con su hija. -. Le dije esperando su
reacción.

- ¿¡Qué!? -. Gritó impresionada, haciéndome sobresaltar. -. Te vas a


casar... ¿Con esa?

- ¡No!.. Por Dios bendito. No. -. Le dije.

- Oh... Okey. -. Dijo más tranquila. -. ¿Entonces porque tú cara de


funeral?

- Le dije al Señor Ware que no podía casarme con su hija porque


estoy comprometido para casarme en un mes. -. Le respondí viendo
su expresión confusa.
- Pero... Te vas a casar... ¿Con quién? ¿Quién es la novia. -. Preguntó
con cara de dolor. Haciéndome sentir extraño por eso.

- Ese es el problema. -. Le dije. -. No hay tal novia, ni compromiso. Y


lo peor es que mamá se enteró y ahora quiere conocer a mi supuesta
"prometida"

- Espera, déjame entender. -. Dijo levantándose y caminando por la


oficina, para luego mirarme nuevamente. -. Les mentiste a todos
diciendo que te casarías en un mes, para no perder a un
inversionista muy importante del cuál no quieres casarte con su
hija. Y ahora estas contra la espada y la pared porque tú madre se
enteró... -. Dijo con cara de impresión. -. Hay... Christian, ¿en que lío
te metiste?

- Estaba que colapsaba Daniela. -. Le dije. -. Eh salido con muchas


mujeres... Eh tenido citas.

- Y eso se traduce a sexo casual ¿Verdad? -. Dijo levantando las


cejas. -. En ciertas palabras eres un Don Juan. -. Dijo ella captando
el mensaje.

- Algo así -. Admití sonrojado, creo que por primera vez en mi vida.
- No seque decirte Christian. -. Admitió acercándose y quedando
frente a mí. -. Sólo que te matara el tal señor Ware y tú mamá por
mentirles.

- No lo harán sí me caso en realidad. -. Dije levantándome y estado


frente a ella tan cerca de su rostro que nuestras narices podrían
rosarse.

- Pero... ¿Con quién diablos te vas a casar? -. Preguntó cruzando sus


brazos sobre sus hermosos pechos.

Concéntrate Christian.

- Contigo. -. Le dije sin rastro de humor en mi voz.

- ¿Es una broma? -. Preguntó abriendo mucho los ojos y dando un


paso atrás.

- Sí lo piensas bien, es la solución perfecta. -. Le dije tomando sus


manos en las mías y entrelazándolas, haciendo que ella se
estremeciera por el toque. -. Somos amigos y somos adultos.
Podríamos casarnos en un mes por civil y divorciarnos en un año.
Haríamos un contacto prematrimonial para que estuvieras más
tranquila.

- Yo... Ah... Yo... -. Balbuceaba sin forma nada coherente.

- ¿Daniela? -. Le pregunté ya que se quedó muda.

- Déjame sentarme, por favor. -. Dijo caminando a mi lado y


sentándose en el sofá. Me acerque a ella y me senté a su lado
esperando a que me digiera algo.

- ¿Porque yo Christian? -. Me pregunta mirándome a los ojos, y no


se porque su mirada me hacia sentir extraño. Era como sí la
estuviera lastimando de algún modo.

- Yo sólo se que eres en alguien que puedo confiar. -. Le dije en voz


baja. -. Pero creo que la verdadera razón es que no eres como las
otras mujeres que conozco, eres la mujer más honesta y hermosa
que he conocido en mucho tiempo. -. Le dije como sí estuviera
hablando conmigo mismo.
- ¿Básicamente me quieres contratar como tú esposa? -. Me
preguntó. -. Me estas pidiendo que me casé contigo enfrente de tú
familia, y ese... Tipo.

- En realidad… sólo tienes que casarte conmigo en un mes por el civil


y nos podemos divorciar en un año. -. Dije tomando sus manos. -. No
tienes nada más que hacer, sólo fingir enfrente de mi familia y toda
la gente. Seremos amigos igual.

- Christian... Tengo que pensar en esto por favor. -. Me dijo. -. Dame


tiempo ¿sí?

- Está bien. -. Le dije dándole un tierno beso en la mano. -. Te daré


tres días para pensar. Sí no aceptas, te entenderé.

- Gracias. -. Me dijo poniendo su mano en mi rostro. -. Gracias, por


darme tiempo para pensar.

- Te dejó para que pienses mejor. -. Me levanté del sofá y ella me


imito. -. Stefan está al tanto de todo, puedes hablar con Mariana sí
quieres, pero nadie más puede saber de esto.
- Tranquilo... No diré nada. -.Dijo acompañándome hasta la puerta. -.
Estaré en contacto contigo.

- Te dejó para que sigas trabajando. -. Le dije dándole un beso en la


mejilla, haciéndola estremecer. -. Nos vemos en tres días. -. Me
abrí la puerta y antes de cerrarla me di la vuelta y la mire. -.
¿Daniela?

- ¿Si?

- Piénsalo, por favor. -. Le dije en tono de súplica.

- Lo haré. -. Me dijo regalándome una sonrisa. -. Lo prometo.

Salí de la pastelería y me encamine hasta mi auto para irme directo


a la oficina. Me tocaba esperar por lo menos tres días para saber la
respuesta de Daniela. Tres malditos días de espera e
incertidumbre. Pero valía la pena esperar. Por Daniela valía la pena
esperar.
Capítulo 5.
"Daniela"

Al traspasar la puerta de mi habitación la cerré y me recosté


contra la misma deslizándome hacia el piso.

- ¿Y ahora que haré? -me pregunté a mi misma en susurro.

No podía seguir dándole vueltas al asunto, necesitaba una ducha,


dormir un poco y después cuando logrará ver las cosas claras
pensaría seriamente su propuesta.

Había pasado dos días y no sabía nada de Christian. Al parecer quiso


darme tiempo para pensar. Cuando le conté a Mariana la propuesta
que me hizo Christian, pegó un gritó al cielo y pidió miles de
detalles. Eso sí no paró de bromear sobre el tema.

*************************************************
Un irritante sonido me sacó de mi sueño profundo, era mi celular el
que sonaba. Mire el número y como un balde de agua helado en mi
cara, vi que era Christian.

- Hola -dije aún con la voz ronca.

- Lo siento, creo que te desperté. -. Dijo Christian al teléfono y me


sentí estúpida por el hecho de que su voz se sintiera tan cálida.

- No está bien ¿en que te puedo ayudar Christian? -contesté


atropelladamente.

- No quiero ser molesto pero me gustaría saber sí has considerado


lo que te propuse -. Dijo en tono más formal como sí estuviera
negociando una importante adquisición.

- La verdad no seque decirte -le contesté.

- Te molestaría venir a mi casa para que habláramos más sobre el


tema.
Dude un momento en contestar sin saber sí debería o no aceptar
entrevistarme con él en su casa y él percibió mi incomodidad.

- Pero sí te sientes más cómoda en un sitio más público yo lo


entenderé. Será como tú quieras -. Dijo y pude escuchar algo de
tención en su voz.

- No tú casa estará bien, es más privado, no me sentiría cómoda


hablando de esto en un lugar público -. Respiré haciendo uso de todo
mi valor.

- Perfecto, pasaré a recogerte en una hora. Nos vemos Daniela -


colgó sin más.

Salté de la cama consciente de que no tenía tiempo para


arreglarme. Elegí un vestido corto de color negro, negro muy ceñido
con un ancho cinturón rojo, con unos zapatos rojos de tacón alto y
corrí a la ducha.

Bajé con cinco minutos de anticipación y un reluciente volvo


plateado estaba estacionado con Christian recortado a la puerta del
pasajero.
- Buenas tardes Christian -lo saludo tímidamente.

- Buenas tardes Daniela -dijo con una deslúmbrate sonrisa.

Abrió la puerta del copiloto, entre y el cerró la puerta para luego


desplazarse con elegancia hacia su puerta ante mi demasiada atenta
mirada.

En un incómodo silencio llegamos a su casa sí se le podía decir así.

La propiedad estaba rodeada por enormes muros de piedra y aún


desde afuera podía verse que era una enorme mansión. Nos
detuvimos frente a un enorme portón metálico de color blanco y
Christian dígito un código el cuál nos dejó pasar.

El lugar era enorme con un bellísimo y enorme jardín frontal,


Christian se estacionó en frente de su inmensa casa y salió
elegantemente a grandes zancadas para ayudarme a salir del auto.

Tomó mi mano para llevarme dentro de la casa y allí estaba de nuevo


esa sensación al sentir su piel, pero está vez mantuve su agarré. El
interior de la casa era aún más impresionante, amplia y espaciosa,
muy bien iluminada.

Me condujo hacia la sala con las paredes de color blanco con finos y
costosos cuadros colgados, muebles color beige y enormes
ventanales que iban de la ventana al techo con una piscina que
relucía en azul bajo el sol, la casa se encontraba sobre una
pendiente rocosa de manera que el agua de la piscina parecía
fusionarse con la del océano.

- ¿Te gusta? -me preguntó parándose junto a mí.

- A quién no, tienes una bellísima vista desde aquí -dije sin despegar
la mirada de los lujoso ventanales.

- No más hermosa que la que tengo frente a mí en este momento -.


Dijo mirándome fijamente dejándome sin recordar como respirar.

- Y deberías verla desde mi habitación es aún mejor -. Dijo


sonriéndome.

- Yo... eh -tartamudeé y respiré profundamente intentando reunir


mis pensamientos dispersos. -. Quisiera escuchar tú propuesta
Christian.

- Pues deberíamos tomar asiento... ¿te parece Daniela? -. Yo sólo


asentí y obedecía mientras el me imitaba.
- Pues bien, soy toda oídos -. Dije intentando que era una mujer
sería y no una adolescente hormonal.

- Pues es simple Daniela, te estoy pidiendo tú ayuda para solucionar


este problema en que me he metido -. Dijo encogiéndose de
hombros para no parecer nervioso.

- Y exactamente que tendría yo que hacer en ese tiempo -dije


enarcando una ceja.

- Nada que no quieras hacer -. Dijo sonriendo lascivamente.

- En realidad sólo tienes que presentarte como mi prometida y


casarte conmigo. Te prometo que no pasará nada que ambos no
deseemos que pase -. Dijo sin rastro alguno de humor.

- ¿Entonces me estas pidiendo que me presente como tú prometida


y mienta ante tú familia y el resto del mundo? -. Dije mirándolo
intensamente.

- Exactamente.

- Básicamente... ¿Me estas contratando como tú esposa?


- Sí -. Me respondió sonriendo con humor. - ¿Entonces que dices,
aceptas trabajar conmigo como mi esposa? -. Dijo mirándome
expectante. Me quedé pérdida en su mirada y mi respuesta escapó
de mis labios sin que pudiera detenerla.

- Acepto...

- Bien... ¿Entonces tenemos un trato? -. Dijo tendiendo su mano


hacia mí mirándome con sus intensos ojos verdes.

- Tenemos un trato -. Dije tomando su mano y allí estaba esa


agradable sensación.

- ¿Ahora puedo invitarte a comer? -. Dijo sonriendo.

- De acuerdo -. Dije devolviéndole la sonrisa.

- Señor Evans la comida está servida en el comedor -. Dijo una


mujer de unos cincuenta años parada en el umbral de la sala.
- Gracias Mónica -. Dijo sonriéndole dulcemente y ella correspondió
a su sonrisa de forma maternal.

Tomo mi mano y me condujo hasta el comedor retirando la silla para


que me sentara. Comimos en medio de un silencio de lo más
incómodo. La comida estaba deliciosa pero yo me encontraba tan
nerviosa que a peñas y la pude apreciar.

- ¿Tienes planes para el próximo sábado? -. Preguntó cuando ya


estábamos en la sala nuevamente.

- Nada en particular ¿Porque? -. Respondí intrigada.

- Perfecto entonces tú y yo tendremos nuestra fiesta de


compromiso para presentarte con todos como mi prometida -. Dijo
con una sonrisa adornando su hermoso rostro.

- Okey.... -. Dije un poco asustada.

- Todo saldrá bien -. Me dijo. - Lo harás perfecto.


- Ahora sí no hay nada más que me quieras decir, me gustaría
regresar a mi apartamento.

- Aún es muy temprano -. Dijo con el ceño fruncido.

- Tengo cosas que hacer -. Dije, aunque no era cierto. Sólo quería
tiempo para pensar en toda esta locura.

- Oh... Está bien -. Dijo.

El camino a mi apartamento estuvo lleno de sonrisas ladinas,


miradas coquetas y sonrojos por mi parte cada vez me convencía
más de que saldría lastimada de todo esto.

- Llegamos -. Dijo en cuanto estaciono el auto en frente del Escala.

Yo sólo sonreí y el correspondió a mi sonrisa mientras abría la


puerta y caminaba a grandes zancadas para abrir la mía tomó mi
mano y no me soltó hasta llegar a la enterada del edificio.

- Hasta mañana Christian -. Dije en un susurro.


- Hasta mañana Daniela -. Dijo sonriendo de esa forma en que me
quitaba el aliento.

Sin previo avisó se acercó y me beso en la comisura de los labios


para luego alejarse hasta su auto aún sonriendo y dejándome sin
palabras.

Entre al vestíbulo y Federico el portero me saludo. Le devolví el


saludo y me dirigí al ascensor aún pasmada por el beso de Christian.
Y eso que no fue en la boca, porque me hubiese desmayado. Las
puertas del ascensor se cerraron y me deslice hasta el suelo con la
cabeza entre las piernas. ¿Que fue lo que hice?

- Hay Dios... Voy a salir lastimada de esto.

**************************************************

Dos días después me encontraba en la pastelería hablando con


Julmary sobre mi "matrimonio falso" con Christian. Pero por alguna
razón yo no estaba prestando atención de lo que ella me estaba
diciendo, hasta que un grito de alegría me sacó de mis pensamientos
sobre la boda. La miré preocupada y ella me señalo con el dedo hacia
la puerta de entrada, donde se encontraba mi hermano menor.
- ¿Elías? -. Le pregunté y salí corriendo a abrazarlo. El me estrecho
en sus brazos y me dio una vuelta.

- ¿Pero que haces aquí? -. Le pregunté cuando me soltó.

- Sorpresa.... ¿A que no me esperabas? -. Me respondió regalándome


una sonrisa ladina.

- Claro que no, pues no me avisaste que venías. -. Le dije mirándolo


mal, pero a la vez contenta de que se encontrara en Seattle.

- Lo se, es que quería sorprenderte y la única manera de hacerlo era


no decirte que venía. -me respondió dándome un beso en la mejilla.

- Ven conmigo a mi oficina. -. Le dije tomando su mano y caminando


hacia la puerta de mi oficina. -. Te invitare tú postre favorito.

Su cara se ilumino como la de un niño, en la mañana de navidad.

Hablamos sobre muchas cosas y de como había decidido en venir a


Seattle a trabajar. Ya que se había graduado de la universidad y no
quería ejercer en Venezuela, prefirió venir a Seattle para estar con
su hermana. Es tan tierno. Se que en algún momento tendría que
decirle sobre mi compromiso con Christian, pero la verdad no sabía
como hacerlo.

Decidí que mi hermano se quedara con Julmary y conmigo en el


apartamento, mientras encontraba un lugar donde establecerse. Al
llegar a la casa pedimos comida china para cenar y ver una película.
Como sí alguien la mandará Julmary tenía que sacar el tema sobre el
compromiso, sin saber que Elías no sabía nada.

- ¿Que compromiso? -. Preguntó Elías limpiándose la boca con una


servilleta.

- El de tú hermana con Christian. -. Dijo ella.

- ¿Como? -. Preguntó Elías mirándome asombrado.

- Te lo iba a decir. -. Le dije mirando mis manos -. Sólo que pensé


que no era el momento.

- Bueno creo que ahora es el momento. -. Me dijo.

Maldita sea Julmary y su gran bocota.


- Bueno no se sí recuerdas a Christian Evans -. Le digo mirando a
Mariana para que no diga nada. - Pues... Hemos Salido durante un
año prácticamente y el me pidió matrimonio... Pero enserio te lo iba
a decir.

- ¿Me lo ibas a decir el día de la boda? -me pregunta levantando la


ceja.

- ¡Claro que no! -casi gritando.

- Sabes que a mamá y papá les dará algo sí no les dices con tiempo. -
me dice tomando un sorbo de café.

- Lo se -. Susurro. Ni siquiera había pensado en mis padres. ¿Como


se pondrán con está noticia?

- En dos semanas será mi fiesta de compromiso y los voy a invitar a


venir. Eso sí no les diré de que se trata y espero que tú tampoco. -le
digo con mi típica voz de hermana mayor.

- Yo no diré nada -dice Elías levantando las manos. - Pero necesitó


hablar con Christian de hombre a hombre.
- ¿Sobre que? -pregunta Julmary. - No me digas que le sabrás con
el dicho de "Sí te metes con mi hermana te mató"

- Jajaja bueno algo así. - Dice Elías sonriendo.

- Eres un tonto. -Le digo.

- Así me quieren ustedes. - Dice levantándose.

- Habla por ti. - Dice Julmary.

- Bueno no se ustedes queridas damas... Pero estoy muy cansado y lo


único en lo que pienso es en dormir hasta el año que viene. -. Dice.

- Descansa hermano. - Le digo dándole un abrazo. - Me alegró de


que estés conmigo en estos momentos.

- Para lo que quieras. -. Dice mientras se dirige hacia las escaleras y


desaparece por el pasillo.
- ¿No le vas a decir la verdad? -. Me pregunta Julmary.

- No creo que sea buena idea decirle. -. Le respondo. -. Dejemos las


cosas así.

- Está bien y ve pensando como harás para decirles a tus padres.

- No me lo recuerdes....

- Sabias que en algún momento tendrías que hablar con ellos.

- Sí lo se... Mañana los llamare.

- Está bien... -me dice Julmary. - Descansa.

- Igual tú.

Estuve toda la noche escuchando música para dejar de pensar en mi


"Boda" con Christian. Pero como sí alguien me estuviera haciendo
una broma pesada. Suena mi teléfono con Still Falling For You de
Ellie Goulding. Se que es Christian llamándome.
Contestó al 5 timbrazo.

- ¿Hola?

- Hola... ¿No estabas dormida verdad? -. Me pregunta Christian


desde el otro lado de la línea.

- No, la verdad estaba escuchando música y pensado.

- ¿Pensado? -me dice. - ¿En que sí se puede saber?

- En como decirle a mis padres sobre esto.

- Yo hablaré con ellos sí es lo que te preocupa.

- Gracias... Ah una cosa, Elías está en Seattle y sabe lo del


compromiso. - Le informó. - Quiere hablar contigo.

- Bueno, esto se pone interesante. - Dice. -. Me imagino esa plática


con tú hermano, pero puedes quedarte tranquila que yo hablaré con
él.
- Gracias de verdad.

- ¿Que harás mañana? -me pregunta.

- Bueno por los momentos nada ¿porque?

- Quiero invitarte a salir.

- ¿A donde? -. Preguntó.

- Es una sorpresa. -.Dice. - Tienes que estar lista a las 4 de la


tarde.

- Está bien.

- Nos vemos mañana hermosa.

- Nos vemos.
- Adiós.

Cuelga el celular y yo sólo me quedó mirando al techo y sin más me


quedó dormida.

De repente me veo en un altar vestida de blanco y rodeada por


mucha gente y a mi lado Christian sosteniendo mi mano y
sonriéndome. Una hermosa canción suena en el fondo y yo me siento
como en las nubes, mientras Christian acerca su rostro al mío y dice
en un susurro.

- Siempre te eh amado Daniela.

- Yo también Christian...

Nuestros labios se unen en un suave toqué y de repente suena el


despertador trayéndome a la cruda realidad.

Sólo fue un hermoso sueño. Y la verdad me sentía muy extraña por


dentro.

- En serio esto me hará sufrir...


*************************************************

El día estaba hermoso, soleado y muy fresco para poner hacer un


lindo picnic al aire libre. La pastelería está full de gente y me tocó
ayudar a preparar cupcakes, ya que los chicos estaban muy
atareados.

A las 3:30 pude tomar un descanso en mi oficina y comerme una


porción de torta de chocolate con un café late. Los pequeños
placeres de la vida. Estaba entretenida cantando mientras revisaba
el correo de mi facebook.

Because we were young and unsure

With love on the line

What if we both would need more

But all your flaus and scars are mine

Still falling for you...

Still falling for you...


Unos aplausos me hicieron levantar la vista y ver a Christian vestido
de forma informal en la puerta de mi oficina, observándome con
picardía.

- Un aplauso para Daniela Carson.

- ¿Cuánto tiempo llevas parado allí? -le preguntó con la cara roja
por la vergüenza.

- Un rato. -admitió entrando y dándome un beso en la mejilla. -


Cantas muy bonito.

- Gracias.

- ¿Estas lista para nuestra cita? -. Pregunta.

- Sí, estoy lista.

- Bueno entonces mi bella dama... Vámonos.


Camine a su lado mientras bajábamos en él ascensor hasta él sótano
del edificio donde se encontraba él estacionamiento. Me guió hasta
su auto y me ayudó a entrar. Lo caballero no se le quitaba nunca. Le
sonreí y me acomodé en mi asiento. Puso la radio y comenzó a cantar
TINI Te quiero más. La iba a cambiar y yo tomé su mano.

- No la quites. -. Le dije. -. Me gusta esa canción.

- Está bien. -. Dijo mientras le subía más al volumen y manejaba,


mirándome de reojo. Pasamos cerca de él Space Needle y Christian
se percato de que me preguntaba a donde nos dirigíamos.

- Tranquila. -. Me dijo.

- ¿Como? -. Le dije desconcertada.

- Te estabas preguntando a donde nos dirigimos. -. Me dijo.

- ¿Como lo sabes? -. Le pregunté sonriéndole.

- Eres fácil de leer. -. Me dijo. -. Pero ya llegamos.


Miré a mí alrededor y vi que habíamos estacionado en frente de un
restaurante, llamando "Cerca Trova" un restaurante italiano. Me
volví a mí mirarlo con una sonrisa.

- ¿Comida italiana? -. Le pregunté.

Él me sonrió y salió del auto para ayudarme a salir. Tomé su mano y


caminamos hacia la entrada. Había reservado una mesa en él balcón.
La vista era fabulosa.

- ¿Porque aquí? -. Le pregunté.

- Sé que adoras la comida italiana. -. Dijo mientras me miraba con


una extraña mirada de... Miedo. -. Eso me ayudaría un poco con lo
que pienso hacer.

Space Needle (Traducción al español: Aguja Espacial)

- ¿Que vas hacer?


Vi que miró a su alrededor buscando al camarero, que llegó al
instante. Pidió mi plato favorito y una botella de vino. Una chica que
estaba en una esquina tomo un micrófono y saludo a todos. Esto se
ponía cada vez más extraño.

-Ya verás. -. Me dijo Christian sonriendo.

-Soy Lucia y quiero dedicarle esta canción a Daniela Carson. -. Dijo


mirando en nuestra dirección. -. Esto te lo dedica tu futuro esposo.
Espero que te guste.

La melodía de Capital Letters de Hailee Steinfeld comenzó a sonar


y ella a canta.

Oh… Dios… Mío….

Nunca fui una líder,

Nunca me gustaron los cuentos de hadas.

En realidad, no soy muy creyente.

Una leve voz en la calma,

Supongo que nunca me atreví a conocerme a mí misma,


¿Puede latir bajito mi corazón? No.

Pero entonces llegaste tú

-pero entonces llegaste tú-.

Sí, entonces llegaste tú,

Me sacaste de la multitud.

Estabas diciendo la verdad

-estabas diciendo la verdad-.

Sí -sí, sí-.

Ahora tengo algo que decir,

Porque me dices que

No hay manera de que me pueda ir.

No hay nada que pueda hacer.

Sí.

Quiero hablar más alto,

Tengo que hablar más alto.

Estamos a punto de llegar a lo más alto, subimos.

Estamos a punto de llegar a lo más alto, subimos.

Estamos haciendo explotar los altavoces,

Nuestro corazón, un poco más claro.


Estamos a punto de llegar a lo más alto, subimos.

Estamos a punto de llegar a lo más alto, subimos.

Para lo peor o lo mejor,

Te lo voy a dar

En letras mayúsculas.

-¿Pero porque? -. Le pregunte a Christian aun impresionada.

Me pareció un gento muy… ¿romántico? -. Me respondió frunciendo


el cejo.

Yo solo sonreía como boba.

Christian se levantó de la mesa y camino hasta llegar a mi lado. Me


tendió la mano y comenzaba a guiarme al centro del restaurante
donde había una mini pista de baile.

-¿Pero qué haces? -. Le pregunte mirando a mí alrededor y viendo


que todos nos miraban.
-Llevarte a bailar. -. Dijo colocando su mano en mi cintura y
jalándome hacia él.

-Estás loco. -. Le dije.-. Todos nos miran.

-Pues que sigan mirando. -. Dijo comenzando a moverse y llevándome


al compás de la canción. Todos a nuestro alrededor aplaudían al
compás de la canción. Esto era una locura totalmente romántica.

Estamos a punto de llegar a lo más alto, subimos.

Estamos a punto de llegar a lo más alto, subimos.

Para lo peor o lo mejor,

Te lo voy a dar

En letras mayúsculas.

En letras mayúsculas,

En letras...

Te lo voy a dar.

Te lo voy a dar.

Te lo voy a dar.

Quiero hablar más alto,


Tengo que hablar más alto.

Estamos a punto de llegar a lo más alto, subimos.

Estamos a punto de llegar a lo más alto, subimos.

Estamos haciendo explotar los altavoces,

Nuestro corazón, un poco más claro.

Estamos a punto de llegar a lo más alto, subimos.

Estamos a punto de llegar a lo más alto, subimos.

Quiero hablar más alto,

Tengo que hablar más alto.

Estamos a punto de llegar a lo más alto, subimos.

Estamos a punto de llegar a lo más alto, subimos.

Estamos haciendo explotar los altavoces,

Nuestro corazón, un poco más claro.

Estamos a punto de llegar a lo más alto, subimos.

Estamos a punto de llegar a lo más alto, subimos.

Para lo peor o lo mejor,

Te lo voy a dar

En letras mayúsculas.
La canción término y las personas que se encontraban a nuestros
alrededor en él restaurante, aplaudieron. Yo no daba crédito a lo
que acababa de pasar. Me dedicó una canción. ¡A mi!

- Espero que te gustará. -. Me dijo Christian.

- Sí, me gusto mucho. -. Le respondí. -. Pero no entiendo... ¿Porque?

- Necesitaba hacerlo en un lugar público. -. Dijo mientras metía la


mano en él bolsillo de su pantalón. -. La voz se correrá rápido y será
mejor.

- Sobre... ¿Que? -. Le pregunté. Pero automáticamente me


respondió, sacando una cajita de terciopelo y abriéndola frente a
mí. En ella había un hermoso anillo de diamante. Mi boca se abrió
acto seguido. Tenía que estar bromeando.

- En frente de todos aquí, como testigos... -. Me dijo arrodillándose


frente a mí. Pude oír él murmuro de la gente. -. Daniela Carson...
¿Te casarías conmigo?
Me lo quedé mirando con la boca abierta, sin dar crédito a lo que
estaba preguntándome. Me estaba proponiendo matrimonio. Aunque
bueno... Eso ya lo había hecho. Pero en esta situación era diferente.

Algo dentro de mí se sintió... Como miles de mariposas, que


revoloteaban, pero así como vino se fue. Sabía que no me lo estaba
pidiendo porque estuviera enamorado de mi, no. Lo hacia para tener
testigos de que en realidad nos íbamos a casar. Sonreí tratando de
parecer la mujer más feliz del mundo. Pero en realidad, me sentía
un poco mal.

- Claro. -. Le respondí. -. Digo... Sí.

Él deslizo él anillo en mi dedo, él cual se ajusto perfectamente. Se


levantó y vi claramente su intención. Iba a besarme, pero yo desvié
él rostro y lo abrace, hundiendo mi rostro es su cuello. Él se puso
tenso un instante y luego me envolvió en un abrazo.

- Vamos a comer. -. Me dijo separándose de mí con una sonrisa.

- Vamos.
Nos trajeron nuestra comida y una botella de vino. Nos atendieron
muy bien en él restaurante y nos felicitaron por nuestro
compromiso. Era obvio que sabían quién era Christian Evans.

Yo miraba de reojo él anillo que me había dado. Se sentía tan


extraño en mi dedo. Sentía como sí todos a mi alrededor lo miraban.
Era un poco abrumador todo a la vez.

- ¿Estas bien? -. Me preguntó frunciendo él cejo.

- Sí, es por todo. -. Le respondí. -. Es un poco abrumador.

- Lo sé. -. Me dijo en tono de disculpa. -. Debí haberte dicho algo


sobre esto... Pero tenías que verte sorprendida.

- Bueno, lo conseguiste. -. Le dije. -. Lo estoy.

- En serio lamentó no habértelo dicho antes. -. Dijo.

- No te preocupes.
- ¿Quieres ordenar él postre? -. Me preguntó.

- No gracias. -. Le respondí. -. Deberías llevarme a La Escala.

- ¿Tan pronto quieres irte? -. Me preguntó.

Eso me hizo reír.

- ¿Te causa gracia? -. Preguntó.

- No es eso. -. Le respondí. -. Elías quiere hablar contigo y nos está


esperando.

- Bueno, siendo así... Vamos. -. Dijo levantándose de la mesa y


viniendo a donde yo estaba para retirar mi silla.

- ¿No tienes que pagar la cuenta? -. Le preguntó frunciendo él cejo.

- No. -. Me respondió. -. Ellos me envían la cuenta y listo.


- Ah... -. Musite. -. Ya veo.

Se echó a reír en mi cara y me dio la impresión de que yo le hacía


mucha gracia.

- Vámonos.

Caminamos a la salida donde llegamos al auto estacionado en frente


y como caballero me abrió la puerta para entrar. En todo él
transcurso hacía chistes sobre algunos recuerdos de cuando éramos
niños. A cada rato me sonrojaba con lo que decía y sólo sonreía para
disimular.

- Ya llegamos. -. Dijo riendo aún.

- Algo te debe de divertir muchísimo. -. Le dije mientras nos


encaminábamos a la puerta y él portero nos abría la puerta.
Caminamos hasta él ascensor y entramos cuando las puertas se
abrieron, pulse él código y él mientras subíamos, lo vi mirarme
divertido.

- ¿Me vas a decir que te causa tanta gracia? -. Le pregunté.


- Es que no estoy tan seguro de poder hablar con tú hermano. -. Me
dijo.

- ¿Porque no? -. Le pregunté extrañada.

- No traje mis tenis -. Me dijo aún con su expresión de risa.

- ¿Tus tenis? -. Le pregunté.

- Sí, mis tenis. -. Me dijo. -. Sí tú hermano me va dar la típica


"plática" tengo que estar preparado para correr.

Por fin entendí su chiste y me eché a reír. Las puertas del ascensor
se abrieron y entramos al apartamento y de la nada, Elías salió de la
cocina con un vaso en la mano. Nos miró a los dos de arriba a abajo y
se acercó.

- Vaya... Por fin llegan. -. Nos dijo.


- Elías... Que gusto volverte a ver. -. Le dijo Christian estrechando
la mano de mi hermano y este lo jaló y se dieron un abrazo.

- Igualmente, Chris. -. Le respondió. -. Vamos a sentarnos en la sala.

- Sí vamos. -. Dije yo. Necesitaba una copa de vino. Y... ¡Rápido!

Me dirigí a la cocina mientras ellos dos se dirigían a la sala y se


sentaban a platicar. Yo saqué una de las botellas de vino blanco de
la nevera y tres copas de la alacena. Las llené y bebí y largo trago
de mi copa. Uff esto se sentía mejor, por lo momentos. Fui a la sala
y los vi a los dos riendo como sí fueran los mejores amigos del
mundo. Me acerqué y le di una copa a cada uno, mientras me sentaba
al lado de mi hermano.

- Bueno, Christian ya lo sabes. -. Le dijo Elías.

- Tranquilo, yo la voy a cuidar muy bien. -. Dijo mirándome y


guiñándome él ojo.

- Bueno no crean que soy un grosero. -. Dijo mientras se levantaba. -


. Pero tengo mucho sueño y tengo que pararme temprano.
- Nos vemos mañana. -. Le dijo Christian también levantándose y
dándole la mano a mi hermano.

- Por supuesto. -. Le dijo Elías. -. Mañana nos vemos. Buenas noches,


hermanita.

- Descansa. -. Le dije. Christian alzó su copa y se bebió él vino. -.


¿Tus padres llegan mañana, verdad?

- Sí, por eso Elías se levantara temprano. -. Le informé. -. Los irá a


buscar al aeropuerto.

- Estarán a tiempo para nuestra fiesta de compromiso.

Miré él anillo en mi dedo y luego lo miré a él a los ojos. Él me tomó


la mano y me dio un tierno beso, donde se encontraba su anillo.

- Todo estará bien. -. Me dijo.

- Sólo estoy un poco nerviosa. -. Le dije tratando de sonreír.


- Mañana nos vemos en mi casa. -. Me dijo mientras colocaba la copa
en la mesa. -. Ya me tengo que ir.

- Te acompañó.

Fuimos hasta él ascensor y este se abrió cuando pulse él botón.

- Nos vemos mañana. -. Le dije.

- Descansa. -. Me dijo dándome un beso en la mejilla.

- Tú igual. -. Le dije.

Me sonrió mientras las puertas se cerraban. Tomé mi copa y me la


bebí. Apague todas las luces y fui a mi habitación. Me quité los
zapatos y sin siguiera cambiarme la ropa me metí a la cama y me
cubrí hasta él cuello. Cerré mis ojos y suspire.

Mañana sería un largo día...


Capítulo 6.

"Christian"

Me levante temprano por alguna extraña razón. No pude dormir en


toda la noche, me la pase dándole vueltas a la cama, y me sentía
ansioso. Era extraño, pero cierto.

Me levante de la cama y fui a darme una ducha fría. Mientras él


agua caía por mi cuerpo mi mente comienza a divagar con absurdas
fantasías con Daniela. Hay joder. Tengo una maldita erección que
me está matando. Aprovechó que estoy en la ducha, y no me quedé
más que satisfacer mi primitiva necesidad. Mientras lo hago, me
imagino que es Daniela la que lo hace y ¡Joder! Me corro a gritos en
la ducha.

No lo puedo creer. Desde que nos volvimos a encontrar, no he


dejado de pensar en ella. No se que rayos sucede conmigo. Salí de la
ducha y me dirigí a mi habitación a vestirme. Stefan me había
enviado un mensaje diciendo que ya venia en camino con las chicas y
los padres de Daniela. Mis padres y mi hermana ya habían llegado, y
los invitados ya estaban llegando, para ser temprano, eran
puntuales. Al verme mi madre, se adelanto y me abordo antes de
llegar si quiera hasta donde se encontraban.
-¿Dónde esta tu prometida? -. Me pregunto mirando a mí alrededor.
-. Ya la quiero conocer.

-Y para ser sincera yo también. -. Dijo mi hermana Andrea. -.


Cuando mama me dijo que te ibas a casar, no me lo podía creer.
Obviamente no me iba a perder esta fiesta por nada del mundo.

-Esta por llegar. -. Les respondí. -. Stefan fue por ella y sus padres.

-No puedo creer que nos hayas ocultado algo tan importante hijo. -.
Me dijo mi padre. -. Es algo importante para ti.

-Lo se papa. -. Le dije. -. Me pareció mejor darles la sorpresa.

-¡Ya llegamos! -. Dijo Stefan tomado de la mano a Julmary. A su lado


se encontraban los señores Carson, Daniela y Elías.

-Mama, papa… ¿Se acuerdan de Daniela? -. Les dije mientras me


acercaba a ella y la tomaba de la mano. -. Ella es mi futura esposa.

-¡No puede ser! -. Dijo mi hermana dando salticos en su lugar.


-Oh Dios mío. -. Dijo mi madre. -. Claro que si… Daniela, querida
¿Cómo estas?

-Muy bien, gracias. -. Les respondió ella. -. Es un placer volverlos a


ver.

-Cuando Daniela nos dijo que se iba a casar contigo, Christian. -.


Dijo la señora Carson. -. No me lo podía creer. Hola María es un
placer volverte a ver.

-Para mí también. -. Le dijo mi madre dándole un fuerte abrazo. -.


Nuestros hijos se van a casar. ¿Te lo hubieras imaginado?

- No puedo creer que vayamos a ser consuegras. -. Le dijo la mamá


de Daniela.

- ¿Quién lo diría? -. Dijo mi padre dándome una palmada en la


espalda. -. Felicidades a los dos. Daniela bienvenida a la familia.

- Ah... muchas gracias señor Evans. -. Le dijo Daniela.


- Llámame Christopher. -. Le dijo él. -. Señor Evans en mi padre.

- Me hacen sentir viejo. -. Dijo mi abuelo soltado una carcajada. -.


Me alegró de conocerte al fin Daniela. Estaba muy emocionado de
conocerte.

- Igualmente, señor. -. Le dijo ella.

- Tengo una hermana... -. Le dijo Andrea dándole un abrazo a


Daniela. -. Obviamente vas a mandar a hacer tú vestido en una de
mis tiendas, cuñada. Te daré el vestido como obsequió.

- No podría... -. Dijo ella.

- No se diga más, es mi regalo para ti. -. Sonrió mi hermana. -.


Además estoy segura de que mamá y tú madre organizarán la
recepción.

- De eso no te queda duda. -. Le dijo mi madre.


- Hay llega John. -. Dijo mi abuelo.

Lo que me faltaba. John Ware y su irritante hija Jennifer, la cual


traía cara de amargada. Me lanzaba miradas asesinas. Y sabía bien
el porque.

- John... Me alegró que hayas venido. -. Le dijo mi abuelo


estrechando su mano.

- No iba a faltar. -. Dijo echándole una mirada a Daniela de arriba


hasta abajo. -. Así que está hermosa joven es tú prometida.

- Sí. -. Le respondí mientras le daba un tierno beso en su mano. -. Le


presentó a Daniela Carson.

- Es un placer conocerlo. -. Le dijo ella estrechando su mano.

- Él gusto es mío. -. Dijo él. -. Está es mi hija Jennifer.

- Un gusto conocerte. -. Le dijo Daniela mirándome divertida.


- Mmm... Sí. -. Le respondió ella, mirando nuestras manos unidas.

- Siéntense donde gusten. -. Les indique con una mano. -. Están en


su casa.

- Gracias. -. Dijo él señor Ware. -. Vamos Jennifer.

Está antes de ir nos lanzó una miradita asesina.

- Nosotros también nos vamos a sentar. -. Dijo mi madre guiando a


los padres de Daniela con ellos. Stefan me guiño un ojo y se fue con
Julmary.

- ¿Así que esa es la chica que te acosa? -. Me preguntó divertida. -.


Sí las miradas mataran, ya yo estaría muerta.

- Tienes razón. -. Me eché a reír. -. Ven conmigo.

Le di una copa de champán y llamé la atención de todos los


presentes.
- Quisiera pedir la atención de todos los presentes. -. Dije y todos
me prestaron suma atención. Había paparazzi en todo él lugar. -.
Algunos presentes aquí saben el motivo de está reunión.

- ¿Que haces Christian? -. Me preguntó ella jalando mi mano,


mirando nerviosa a nuestro alrededor.

- Tranquila. -. Le dije. -. Como les decía... Hace muchos años, tuve la


fortuna de conocer a está hermosa mujer. Es mi mejor amiga y la
mujer que me robó el corazón. Está hermosa chica, Daniela Carson...
Es la mujer que va a ser mi esposa.

Una avalancha de sorpresa se escuchó a nuestro alrededor.


Aplausos y unos que otros griticos. Los flashes de las cámaras nos
bombardearon.

- ¡Bésala! -. Grito mi abuelo.

Todos comenzaron a gritar "Beso, Beso", y Daniela se removía


incómoda a mi lado. Yo la miré y ella sólo asintió con la cabeza. Me
acerque a ella y la tomé del rostro, la miró un instante antes de
sellar sus labios con los míos. La beso con toda la pasión y deseo que
me recorre el cuerpo. Demostrando en ese beso lo mucho que me
importa. Todos nos aplauden y yo me separó de ella, viendo como sus
mejillas se tienen de un adorable color rosa.

Sonreímos antes todos los invitados y caminamos hasta la mesa


donde estaban nuestros padres.

- Estamos tan emocionados por ustedes. -. Dijo mi mamá. -. No


puedo creer que se casen en dos semanas, ¿porque adelantaron la
boda?

- ¿Como? -. Me preguntó Daniela en voz baja. -. ¿No nos íbamos a


casar en un mes?

- Lo que sucede es que tengo un viaje de trabajo en un mes y ya que


estaremos todavía de luna de miel, me tomaré tres días de esos
para la conferencia. -. Dije en voz alta mirando a Daniela de reojo.

- Es que no tengo ni mi vestido aún. -. Me dijo ella.

- No hay problema en eso, cuñada. -. Dijo Andrea tomando una copa


de coctel.-. Mañana mismo me encargó de eso.

- Muchas gracias. -. Le dijo ella.


- ¿Vamos a comer sí o no? -. Preguntó Stefan.

- Claro que sí. -. Le dije haciéndoles señas a los camareros.

En dos semanas me iba a casar. Daniela sería mi esposa e iba a


hacer lo imposible porque se quedara conmigo.

Dios échame la mano.


Capítulo 7.

“Daniela"

Aún no lograba superar lo acontecido hace una semana. En este


momento me encontraba midiéndome un vestido de novia súper caro
y finísimo. Era corte sirena y con el escote en forma de corazón.
Mientras la modista me hacia las últimas medidas, yo sólo podía
pensar en como no me desmaye cuando Christian me beso. Sentí mil
y un mil mariposas dentro de mí. No podía ni siquiera procesar que
exactamente en una semana me iba a casar con él.

- Ya estamos lista con esto. -. Me dijo Andrea.

- Gracias, es un hermoso vestido. -. Le dije.

- Igual que la que lo porta puesto. -. Me dijo con una sonrisa. -. Mi


hermano tiene tanta suerte.

Me sonroje.
-No sabes lo bonita que te ves. -. Me animo Julmary.

-Te creo…

Aun así no estaba segura si lo que planeaba hacer con Christian


seria lo correcto. Pero… simplemente no pude decirle que no. Y una
parte de mi sabia que a la larga las cosas se iban a poner difíciles.
En estos momentos solo, trataba de seguir soñando con esto.

El día tan esperado había llegado al fin. De repente quería huir.


Sentía muchísimo pánico a lo que estaba por suceder. Me iba a
casar, justo en diez segundos exactamente. Mi padre se encontraba
a mi lado dándome ánimos, mientras me guiaba al altar. Hay
demasiada gente y muchos camarógrafos lanzando flashes antes mí,
cegándome por unos instantes.

- No tengas miedo hija. -. Me ánimo con una sonrisa.

-No me dejes caer, papa. -. Le dije.

-Eso nunca, cariño. -. Me dijo dándome un beso en la mejilla.


La marcha nupcial comenzó a sonar. En realidad no era la típica
marcha nupcial. Sino la canción de Para tu amor de Juanes,
cantada por Andrea, la hermana de Christian. Yo caminaba mirando
al suelo, ya que si miraba a mí alrededor me iba a desmayar. En un
momento cuando la canción iba por para tu amor lo tengo todo y
lo que no tengo lo conseguiré, alce la vista y vi a Christian
sonriendo frente a mi a unos cuantos pasos. Mi corazón dio un salto
en mi pecho y yo solo le sonreí. Se veía tan guapo con ese esmoquin
negro, y esa sonrisa que hacia derretir hasta a la mujer mas fuerte
sobre la faz de la tierra.

Llegamos al final del altar y Christian bajo unos escalones para


recibirme de mano de mi padre. Este me dio un beso en la mejilla y
le dio le estrecho la mano a Christian.

-Cuida a mi niña. -. Le dijo mi padre.

-Eso téngalo por seguro, señor Carson. -. Le respondió el.

Tomamos posiciones mientras el reverendo Warren comienza a


hablar. Yo en ese momento me sentía en otro planeta, si no es por
Christian que me apretó suavemente la mano, no me hubiera
percatado de que el reverendo me estaba preguntando si aceptaba
como esposo a Christian. Mire a Christian que me miraba con el ceño
fruncido y un poco de preocupación. Quizás pensando que me había
arrepentido a último momento. Mire al reverendo con una sonrisa
tímida y luego tome una bocanada de aire.
-Lo siento, ¿me repite la pregunta? -. Le dije.

-Claro. -. Me dijo. -. Daniela Sophia Carson Pierce, ¿aceptas como


esposo a Christian Alexander Evans Garrix, para protegerlo en la
salud y enfermedad, en la riqueza y pobreza, hasta que la muerte
los separe?

Mire a Christian antes de responder y asentí con la cabeza.

-Acepto…

Pude oírlo suspirar con alivio, y eso me hizo sonreír.

-Por el poder conferido a mí por el estado de Washington yo los


declaro marido y mujer. -. Nos dijo. -. Ahora ya puedes besar a la
novia.

-Casi me desmayo. -. Me dijo Christian jalándome hacia el para


rodearme con sus brazos y darme un largo beso en los labios.
Estoy casada. ¡CASADA! Ahora seria conocida como Daniela Evans,
la esposa del flamante empresario Christian Evans. ¿Quien lo iba a
decir?

-Estas preciosa, Daniela. -. Me dice un segundo después de romper


el beso.

Asiento y miro a la multitud allí reunida con su mejor gala… Mis


padres y mi hermano, los Evans, todos aplaudiendo. Julmary, mi
dama de honor junto con Andrea, estaban riendo como locas, hasta
el señor Ware estaba allí, con su… hija quien no paraba de lanzarme
miradas de odio.

-¿Preparada para la fiesta, señora Evans? -. Murmura Christian con


una sonrisa tímida. Me derrito al verlo. Este fabuloso con un sencillo
esmoquin negro con chaleco y corbata plateados. Se le ve muy
elegante.

-Preparadísima. -. La cara se le ilumina con una sonrisa bobalicona.

Ya estaba hecho y no había vuelta atrás. Solo esperaba de todo


corazón no salir echa un mar de dolor después de que todo esto se
terminara. Dios… ayúdame a sobrellevar esta situación.
Capítulo 8.

“Christian"

Un poco mas tarde, la fiesta esta en su apogeo… Mi padre y mi


madre se han superado. Han hecho que volvieran a colocar la carpa y
la han decorado con rosa pálido, plata y marfil, dejando los lados
abiertos con vistas a la bahía. Hemos tenido la suerte de tener un
tiempo estupendo y ahora el sol de última hora de la tarde brilla
sobre el agua. Hay una pista de baile en un extremo de la carpa y un
buffet muy generoso en el otro lado.

Mis padres estaban bailando y hay varios en la pista con ellos. Ha


Daniela y a mi nos felicitaban los demás invitados, pero ya era hora
de llevarme a mi ESPOSA a bailar conmigo. La tome de la mano
llevándola a la pista, mientras se disculpa con nuestros invitados con
una tímida sonrisa. Era tan adorable.

-¿Se esta divirtiendo, señora Evans? -. Le pregunte sonriéndole.


Ella se rio divertida.

-Muy bien, gracias. -. Me respondió. -. ¿Si sabes que esa chica…?


Jennifer, no deja de lanzarnos miradas asesinas ¿verdad?
La hice girar a mí alrededor antes de que comenzara la canción y
definitivamente Jennifer nos lanzaba miradas asesinas. Eso me hizo
soltar una risota.

-Eso no es culpa nuestra. -. Le dije.

-¿No? -. Me dijo sarcásticamente divertida.

-Un poco. -. No reímos los dos. -. ¿Baila conmigo, señora Evans?

-Claro, señor Evans. -. Me dijo sonriendo.

Thinking out you de Ed Sheeran comenzó a sonar y yo la tome de la


cintura mientras comenzamos a bailar. Sentimos los flashes de las
cámaras en nuestra dirección. No me sorprendería que mañana
saliéramos en todos los periódicos de Seattle.

No quería admitirlo, pero me sentía muy dichoso de haberme casado


con Daniela. No se si decirle eso sea buena idea, dada las
circunstancias en que nos casamos. Pero ¿Quién decía que no
podíamos ser en verdad felices? Yo haría hasta la imposible hasta
que Daniela se enamorara de mí.

Todo el mundo nos aplaudió cuando terminamos de bailar nuestra


canción de recién casados. Bailamos otras más y luego cortamos el
pastel, mientras me proponía a hacer un brindis para agradecer a
nuestros invitados por haber asistido a nuestra boda. Nos tomamos
una ultimas fotos antes de que el resto de los invitados hayan
creado un largo pasillo humano con un arco formado por sus brazos
extendidos para que pasemos por el hacia la salida de la casa.

-¿Lista? -. Le pregunto a Daniela.

-Si. -. Me responde.

L e cojo la mano y la guio bajo los brazos estirados mientras los


invitados nos gritan felicitaciones y deseos de buena suerte y nos
tiran arroz. A l final del pasillo nos esperan mis padres y los de
Daniela con grandes sonrisas. Los cuatro nos abrazan y nos besan y
abrazan por turnos. Mi madre esta súper emocionada.

-Espero que me hagan abuela pronto. -. Nos guiño un ojo.

-Ah…yo… -. Dijo Daniela sonrojada.

Mama… Un paso a la vez. Primero el amor y luego los hijos.


Entramos en la limosina y nos dirigimos hacia el aeropuerto. Al
llegar veo el jet de mi compañía y Daniela me mira extrañada.

-No sabía que nos íbamos a ir de viaje. -. Me dijo. -. Pensé que nos
quedaríamos en la casa de campo de tus padres para aparentar.

-Mmm… Si. -. Le dije sacándola de la limosina y guiándola hasta el


jet, mientras Robert sacaba las maletas de la cajuela. -. Te tengo
una sorpresa.

-¿Una sorpresa? -. Dijo con una sonrisa. -. ¿Cuál?

-Nos vamos a pasar dos semanas en Paris, Francia. -. Le dije


tomándola completamente desprevenida.

Abrió su boca impresionada.

-¿Es un chiste? -. Dijo.

-No, no lo es. -. Le dije tomándola en brazos mientras ella chillaba.


-¡Hey! ¿Qué haces? -. Chillo.

-Cogerte en brazos para cruzar el umbral. -. Le dije. -. Además


dado de que me dijiste que nunca había visitado Europa, me pareció
lindo hacer un viaje hasta allá, “Como amigos” y no dudaras que
cuando nos vean, saltaran los paparazis a nos tomaran fotos.

-Si.-. Dijo. -. Eso es algo inevitable. Pero enserio me emociona ir a


Paris.

La subo por la escalerilla sin esfuerzo alguno mientras Robert


deposita nuestro equipaje en la entrada del avión.

-Bienvenido señor, señora Evans. -. Nos saluda Paul el piloto. -.


¿Listo para el viaje?

La miro a ella y ella me sonríe.

-Yo lista. -. Me dijo con una sonrisa deslumbrante.

-Listos, Paul. -. Le dije tomándola de la mano. -. Nos vamos.


Yo estaba mas que listo para conquistarla en nuestra luna de mil y
no me daría por vencido hasta hacerlo.
Capítulo 9.

“Daniela"

Me había quedado dormida en él trayecto del viaje. Luego de

haberme cambiado el vestido de novia por algo más cómodo.

Christian me despertó cuando íbamos a aterrizar.

-Ya llegamos dormilona. -. Me dijo mientras quitaba un mechón

suelto del mi cara. -. ¿Tienes hambre?

-Un poco. -. Le dije mientras me desperezaba en mi asiento. -. Pero

me tengo que cambiar.

-A mi me parece que vas bien, Daniela. -. Me dijo dándome la mano y

ayudándome a levantarme. -. Además podemos vestirnos como nos

de la gana. Digamos que hoy es el martes informal en la Costa Azul.


Le sonreí.

-Esta bien. -. Le dije tomando su mano y saliendo del jet con el.

Robert nos espera parado al lado de un auto de color negro.

Nos alojamos en un yate gigantesco y muy bonito. Comimos un poco

y luego Christian me propuso ir a pasear. Estaba como una niña

emocionada de todo lo que veía y todo lo que quería ver. Para ser

una farsa de matrimonio, lo fingíamos muy bien. El estaba en lo

correcto al decir que podría haber paparazis al asecho, ya que había

visto a tres, tomándonos fotos mientras caminábamos por las calles

de Saint-Paul-de-Vence un pueblo medieval fortificado situado en la

cumbre de una colina, uno de los lugares mas pintorescos que he

visto en mi vida.

Paseamos tomados de la mano por una plaza cubierta de arboles en

la que tres ancianos, uno de ellos tocado con una boina tradicional a

pesar del calor, juegan a la petaca. El lugar es bastante lleno de

turistas, pero me siento cómoda rodeada por el brazo de Christian.

Hay tantas cosas que ver: estrechas callejas y pasajes que llevan a
patios con intrincadas fuentes de piedra, esculturas antiguas y

modernas y pequeñas tiendas y boutiques fascinantes.

En la primera galería Christian mira distraído unas fotografía

eróticas chupando la patilla de sus gafas de aviador. Son obras de

Florence D”Elle; mujeres desnudas en diferentes poses. Por un

instante me sonroje. No podía creer que estuviera viendo esto con

el precisamente.

-No es lo que tenía en mente ver. -. Le dije mirándolo de reojo muy

sonrojada. Ojala no se diera cuenta.

-Yo tampoco. -. Me dijo sonriéndome. Me coge la mano y pasamos al

próximo artista.

La siguiente obra es de una artista de una pintora especializada en

naturaleza muertas: frutas y verduras muy detalladas y con unos

colores impresionantes.
-Me gustan esos. -. Le digo señalando dos cuadros con pimientos. -.

Me recuerdan a ti tratando de cocinar. -. Me reí.

El soltó una carcajada.

-Hago lo mejor que puedo. -. Dice sonriente. -. Lo más que puedo

hacer es de no dejar quemar las tostadas.

-Y el café. -. Me reí.

-Vamos a comer. -. Me dice.

Acabamos de comer y nos estamos relajando con el café en el Hotel

Le Saint Paul. La vista de la campiña circundante es magnifica. Viñas

y campos de girasoles forman un mosaico en la llanura salpicado aquí

y allá por bonitas granjas francesas. Hace un día precioso, así que
desde donde estamos se puede ver hasta el mar, que brilla en el

horizonte. Christian se para delante de una pequeña joyería y mira

el escaparate y luego a mi. Me coge la mano y me hace entrar con el.

-Vamos a ponértelo. -. Me dice colocándome un hermoso collar con

un diseño clásico, pero a la vez sencillo. Por mas que pelee con el por

no hacerlo, no me escucho y lo compro, y le costo treinta mil euros.

-Muchas gracias. -. Le dije. -. Es muy hermoso. No debiste…

-Permíteme consentirte. -. Me dice. -. Haz echo mucho por mí.

-Para eso están los amigos. -. Le dije con una sonrisa.

-Amigos, si… -. Dijo distraído. -. Vamos a volver debemos descansar.

-Esta bien. -. Le dije.


¿Qué será lo siguiente después?

Tenía el presentimiento de que quería decirme algo. Pero no se

animaba. Tendría que averiguar que era lo que lo inquietaba tanto.


Capítulo 10.

“Christian"

Hoy es mi cumpleaños y no le he visto a Daniela por ningún lado ya


que Robert se la llevo de compras al pueblo al que habíamos ido
ayer. Solo conseguí un delicioso desayuno en la habitación que ella
me había preparado con mucho cariño con una nota al lado.

Feliz cumpleaños a mi querido “esposito” jajaja ESPOSO. Es tan


raro para mí aun decir esa palabra. Espero que te guste el
delicioso desayuno que te hice con mucho cariño. Si te
despiertas antes de que este de vuelta… Solo te digo que le
pedí a Robert llevarme al pueblo a hacer unas compras.

Volveré pronto… Un beso.

Daniela.

Eso me hizo sonreír y me comí el desayuno con mucho gusto. Luego


me di un baño y me vestí para salir a bordo. Pregunte por mi esposa
y me comunicaron que ya venia en camino. Decidí irme a esperarla en
una de las mesas que nos habían preparado los camareros. La divise
cuando llego a bordo, con un hermoso vestido azul marino, con unas
sandalias rojas y su cabello suelto.
-Buenas tardes, señora Evans. -. La salude con una copa de vino.

-Buenas tardes, señor Evans. -. Dijo mientras se acercaba. -. ¿Cómo


amaneció el cumpleañero?

-Mejor ya que llegaste. -. Le sonreí.

Ella se rio y se acerco hasta quedar a mi lado y me dio un abrazo.

-Feliz cumpleaños, Christian.

-Gracias, florecilla. -. Le dije. -. ¿Tienes hambre?

-Muchísima. -. Me dijo. -. Quiero un trozo de pastel de chocolate.


Uno para ti y uno para mí.

-Le diré a los chef que hagan uno. -. Le dije y estaba apunto de
llamar al Chef Alfredo cuando ella me hizo señas.

-No es necesario. -. Dijo sonriendo. -. Te hice un pastel de


chocolate. Se que es tu favorito.
Le regale una sonrisa deslumbrante.

-Gracias, no tenías que molestarte. -. Le dije.

-Se supone que una esposa debe de cuidar a su esposo. -. Me dijo


divertida. -. Fueron los votos que hice.

-Divertida la muchacha. -. Le dije.

-Aja. -. Me dijo. -. Luego, si tú quieres podemos ir a pasear.

-Me encantaría.

El camarero nos sirve la crème brulée y se retira discretamente.


Seguíamos charlando de varias cosas hasta que escuchamos su iPod
que estaba conectado como sonaba una canción que la hizo
levantarse y estirar la mano hacia mí.

-¿Bailas conmigo? -. Me pregunto.

-Sera un placer. -. Dije tomando su mano y atrayéndola hacia mí.


Seré un ladrón de minutos para estar más tiempo a tu lado.

Unos ojos que jamás me cansaré de mirar, unos labios que


siempre querré besar, pero lo mejor de todo, un corazón que
jamás dejaré de amar.

Con las piernas camino, con la nariz respiro, con la cabeza


pienso y con mi corazón te digo “te quiero” con todo mi amor.

Si algún día no puedo mirarte, para mí será un día oscuro,


porque tú eres mi único sol, el que me ilumina, amor mío.

Lo más bonito es que no eres consciente de lo bella que eres, y


esa inocencia es lo que más me enamora de ti.

Cuando nos presentaron, cogí una aguja y la solté en medio del


mar, y cuando alguien la encuentre no te volveré a amar.

La luz no existe si no me alumbras con tu presencia.

No me importa que pasen las horas, los días y los años; lo único
que deseo es que todo ese tiempo que pase sea a tu lado,
princesa.

Tú eres la estrella de este universo.

Te amo como el agua de los océanos, en ocasiones calmado, en


ocasiones con intensidad.

Agua hay en los mares y los océanos, pero de fuego es el amor


que yo te quiero entregar.

Ayer fue un día oscuro, porque fui a buscarte y no pude


encontrarte.
Quiero que la distancia entre nosotros sea tan corta que nos
obligue a besarnos.

Tienes más estilo andando, que la pantera rosa fumando.

Temo despertarme una mañana y que ya no estés al otro lado


de la cama.

Hay muchas mujeres preciosas en este mundo, pero yo solo te


amo a ti.

Si pudiese despertarme todas las mañanas mirándote y


oliéndote, mi vida sería perfecta.

Por favor, no elimines este mensaje, pues está escrito con la


tinta de mi sangre, sobre el pergamino de mi corazón.

Me iluminas con tu hermosura, por eso hasta en la noche


necesito gafas de sol.

-Dígame señora Evans. -. Le dije. -. ¿Nos vamos de paseo?

-Vámonos. -. Me dijo.

¿Por qué he querido ir de compras? Odio las compras. Pero Daniela


estaba muy entusiasmada y no podía negarle nada. Compramos
varias cosas, inclusivo una cámara Nikon y nos podemos a tomarnos
fotos, luego de comernos unos helados en una de las heladerías más
famosas de Cannes. De regreso cenamos el delicioso bufete que los
cocineros nos hicieron. Daniela hizo que todos me cantaran el
cumpleaños feliz. Eso me hizo soltar una carcajada y rodearme con
los brazos la barriga para aguantar la risa. Pedimos una botella de
champagne y nos sentamos fuera de la cabina de barco a comernos
el pastel de chocolate que ella me había preparado. Estaba
buenísimo.

-Esto esta muy bueno. -. Le dije tomando un bocado más. -. Debería


de contratarte de por vida para cocinarme. No te dejare nunca.

No se si entendió el NUNCA.

-Yo siempre te cocinare. -. Me dijo. -. Siempre que quieras. Vamos a


bailar… -. Dijo mientras se levantaba y tropezaba un poco.

-¿Estas bien? -. Le dije divertido.

-Creo que me levante muy deprisa y me maree. -. Me dijo


sosteniéndola por la cintura.
-Creo que estas borracha. -. Le dije divertido.

-No estoy borracha. -. Me dijo ofendida, pero divertida. -. No he


tomado tanto.

-Solo te estaba molestando. -. Le dije con una sonrisa. -. Vamos a


dormir.

-Aguafiestas. -. Me dijo.

Solté una carajada y nos fuimos directo al camarote. Ella entro al


baño y yo entre luego de un rato para cepillarme los dientes y
afeitarme un poco. Entro en el baño Y ¡oh sorpresa!, que dentro de
este, encuentre a mi señora esposa, cepillando sus dientes. Su pelo
está enmarañado, y sus enorme ojos de color marrón, se sorprende
al verme entrar tan de golpe.

—¿Pero tú nunca golpeas? —comenta con una sonrisa y su boca llena


de pasta de dientes.

—No generalmente. Eso pasa, cuando uno vive solo por mucho
tiempo.

Me observa espejo por medio, nuestras miradas se encuentran


en él, le sonrío. Luego tomo la espuma de afeitar, y comienzo
aplicarla en mi cara.

—Ejeem no quiero interrumpir, pero estas en “mi dormitorio”.

—Bueno técnicamente estoy en “tú baño” —continúo con mi


tarea, de colocar espuma en mi rostro para luego afeitarme.

De pronto, soy salpicado con agua fría, mientras ella se enjuaga


su boca. Pone cara de compungida y se disculpa.

—Oh discúlpame Christian, que torpe, es que no estoy


acostumbrada a compartir… baños —hace caritas y eleva sus cejas
de forma triunfal. En ese momento, la palma de mi mano, cargada
con espuma aterriza en su rostro.

Frunce su cara para evitar tragar la espuma. Se limpia con su


mano, la que obviamente, aterriza en esta oportunidad sobre mi
cara

—Ahora si está bien espumoso señor Evans —sonríe, la muy


descarada ¡sonríe! y tiene hoyuelos en sus mejillas « ¡me está
matando!»

Camino amenazadoramente en su dirección, mientras que con


una mano sacudo la espuma.
Comienzo a cargar una copiosa cantidad en la otra. Ella retrocede,
un paso, dos; yo continúo caminando, va dando marcha atrás y sale
corriendo, voy tras ella, gira y se esconde dentro de la bañera,
muerta de risa.
«Jaque mate» con solo un dedo abro la manija de la ducha la cual
se dispara sobre ella, empapándola en segundos. Grita y ríe, cuando
intenta escapar, la atrapo.
«Ya está, es mi presa»
La presiono contra la pared, hundiendo mi boca en la suya.
Levantándola del suelo, deja escapar un gemido, el agua fría cae
sobre nosotros. Una parte de mi cerebro, la sensata, me dice que no
deberíamos hacer esto. Pero mi parte primitiva, la de hombre de las
cavernas no me deja pensar, solo actuar, como una fiera, como el
animal que soy y estuve tratando de controlar.
Abre su boca para hablar, pero solo logra que mi lengua entre en
ella.

—Shhh no digas nada —pronuncio mientras le doy un apasionado


beso. Muerdo su labio, ella jadea, toma mi cabello para acercar más
mi boca a la suya.

Tiene la ropa adherida al cuerpo, casi sin pensarlo la desnudo,


dejándola de tanga y corpiño.
La levanto en brazos y la llevo a la recamara. Daniela intenta decir
algo nuevamente, pero no se lo permito «el momento llegó» estoy
agitado, mi corazón late a mil y mi erección no aguanta más.
Ya no hay vuelta atrás, la dejo caer en la cama, apoya en los
codos tratando de persuadirme.

«No lo logrará»
Me dejo caer sobre ella y comienzo a gatear hasta que mi cara
está frente a la suya.
Susurro.

—Daniela, se que nunca haz estado con un hombre, pero…


quiero hacerte el amor contigo…ahora —espero que diga algo, pero
no lo hace. El silencio otorga, me siento a horcajadas sobre su
cadera, y se me hace agua la boca. No sé por dónde comenzar,
apoyo mis brazos uno a cada lado de su cara, bajo mis labios hasta
su largo y sensual cuello, voy dejando un camino de besos, deja caer
su cabeza hacia atrás y su pecho sube y baja.

Está o mejor dicho estamos nerviosos. No es que sea mi


primera vez, pero Daniela despierta sensaciones, que jamás sentí.
Continúo besando sus hombros y clavícula, es tan sexy. Su piel
blanca y suave es una invitación al pecado. Me tienta dejarle marcas
de propiedad, deslizo una mano por su espalda y desabrocho su
sostén, lo saco del medio y sus dos pechos grandes y firmes asoman
ante mi lujuriosa mirada. Debo tener presente que es virgen y ser
cuidadoso, continúo bajando con mis labios hasta uno de ellos,
deslizo mi lengua sobre su pezón, ella se retuerce debajo de mí.
Subo nuevamente hasta su boca, una de mis manos sostiene su
cabeza mientras nos besamos, con mi mano libre tomo su muslo
invitándola a rodear mi cintura con él, lo hace, es buena aprendiz.
Mi pene está a punto de romper mi ropa interior si no lo libero,
le doy un pequeño y casto beso en los labios antes de ponerme de
pie, «Algo así, como la calma antes de la tormenta». Comienzo a
desnudarme, lentamente bajo su atenta mirada. Trato de mantener
en todo momento el contacto visual, quiero saber qué piensa, que
está sintiendo. Su cara de sorpresa, cuando termino de bajar mi
bóxer me mata de amor, «¡oh si querida estoy bien dotado!», pero
no temas, es amigable y tendremos mucho cuidado.
Luego de quedar como dios me trajo al mundo, vuelvo a la cama
y comienzo a deslizar lentamente su tanga por sus largas piernas,
dejando su intimidad al descubierto. Por un momento intenta
taparse, pero sujeto sus brazos para impedirlo. Mis manos recorren
todo su cuerpo, finalmente llego a sus pliegues, los separo
cuidadosamente y acaricio su clítoris, siento la humedad brotar de
ella, está excitada, pero aún no lo suficiente.
Me coloco de rodillas en el piso, tengo que probarla, muero por
probarla, desde la primera vez que la vi. Jalo sus piernas hasta que
la tengo donde quiero, su trasero en el borde de la cama.
Subo primero una y luego otra de sus piernas sobre mis hombros y
hundo mi cara en su sexo.

—Christian, no ahh, por favor no —está apenada y excitada a la


vez, ignoro su pedido.

Mi lengua comienza una danza sobre su clítoris. Está muy húmeda,


juego con su cuerpo, lo saboreo, lo devoro, lo huelo y cuando la veo
entregada por completo, a punto caramelo, me sitúo, y con mis
manos tomo sus rodillas, separando sus piernas. La punta de mi
ancho miembro, ya está en posición sobre su abertura, mi boca
sobre la suya, dejo un tierno beso y le explico.

—Vida esto puede doler un poco.

—Ajam —asiente, pero no puede hablar, está muy agitada.

Y sin más entro en ella, por un momento detiene su jadeo y freno.

—¿Estas bien? ¿Duele mucho?


—Si… bien, duele pero continúa —entonces rodea mi cintura
con sus largas piernas, dándome carta blanca.

Con una segunda estocada, estoy dentro suyo por completo.


Es estrecha y caliente, le doy un momento para que se aclimate,
y comienzo a moverme. Salgo lentamente y entro poco a poco,
impregnando mi miembro con su humedad, repito el movimiento, ella
deja escapar un gemido y toma mi cabello con sus manos. Pienso que
no tengo un preservativo conmigo, lo pienso, pero no hago nada para
detenerme. Beso sus pechos, y tomo su trasero con ambas manos,
descanso mi peso en ella, aumento el ritmo de mis embestidas.
Daniela se mueve buscando mayor contacto y comienza a gemir,
al notarla próxima al orgasmo, acelero mis movimientos, jadea, gime,
grita y se viene, en mis brazos, toda mía, su primera vez, su primer
hombre. Toco el cielo con las manos.
Apenas se recupera descargo todo lo que venía acumulando
desde hacía semanas. Hundo mi cara en su cuello, ahogando un grito
y clavo mis dientes en ella. Me dejo ir, la sensación es increíble,
jamás sin protección ¿pero porqué con ella soy diferente? No sé y
no lo voy a pensar ahora, fue mía.
¡Es mía!
Salgo de su interior, la estrujo contra mi pecho. Nos arropo con
el edredón, que ahora se encuentra manchado de sangre por su
virginidad perdida y beso su frente.
«Silencio» No sé qué estará pensando.

—¿Estás bien? —me preocupa su silencio, temo no le haya gustado.


—Sí… —algo no está bien, solo que no sé qué.
No puedo creer que finalmente sucediera. Pero todo es diferente,
¡esto fue diferente!
Capítulo 11.

“Daniela"

No puedo creer que finalmente sucediera. Pero todo es diferente,


¡esto fue diferente!
No me acosté por el puto acuerdo. Solamente se dio así, él me
gusta, y mucho.
«¡Mierda que hice!» ¿Qué va a pensar de mí?, que soy una puta,
una prostituta, que en vez de estar parada en una esquina,
meneando el trasero. Acuerda un pago, pensará que finalmente
cumplí mi parte del trato. Quiero llorar, me siento sucia y
vulnerable, perdí mi virginidad con el único hombre al que he amado
en mi vida.
Tengo asco de mí, solo quiero llegar a mi casa, meterme en la cama
para llorar.

—Christian no usaste protección… —mi voz es fría y distante.

Besa mi frente.

—Lo sé cariño, y lo lamento… jamás he hecho algo así, pero no


pude separarme de ti.
Simplemente no pude razonar. Tengo mis chequeos al día y estoy
limpio —rodea mi cuerpo con sus brazos, mientras me habla al oído.
—Eres tan increíbles Daniela, que cuando te tengo frente a mí no
logro pensar con claridad.
—Necesito alguna píldora, de esas que… —no sé cómo decírselo,
¡de esas que evitan un embarazo no deseado! Pienso.

—Si claro, ya mismo pido a la farmacia —se pone de pie y


desnudo, con su glorioso cuerpo sale del dormitorio. Aprovecho ese
momento para tomar ropa y entrar al baño.

Miro mi reflejo en el espejo, siento su semen deslizarse por mi


pierna, finalmente mujer.
Jamás pensé que sería así.
Acaricio mis labios, están hinchados de sus besos, en mi piel
hay marcas de pasión, mi cuello tiene la mordida con la que ahogó su
orgasmo. Todo es tan triste, quiero salir de este lugar cuanto antes.
Tomo una ducha rápida, me visto y salgo del baño ya vestida, me
sorprende encontrar a
Christian en la cama, con una bandeja de desayuno para los dos.
Pensé encontrarlo, bañado y listo para despacharme de su vida. Se
asombra, al verme vestida, salgo y tomo mi bolso. Sin mediar
palabras camino en dirección a la puerta. Federico se pone de pie y
sale a mi encuentro.

—Daniela, ¿dónde crees que vas?

«Tengo que escapar»

« ¡Que estúpida fui!»


-Tengo mucho sueño. -. Le mentí.

-Duerme, cariño. -. Me dijo dándome un beso en el hombro y


rodeándome con sus brazos, mientras suspiraba.

Me hice la dormida por un rato hasta que el se durmió. Luego me


levante con mucho cuidado para no despertarlo. Camine hacia el
baño y me mire en el espejo. Algo había cambiado. Yo había
cambiado. No se que me llevo a acostarme con Christian, tal vez, el
vino y champagne me habían nublado la conciencia. Pero otra parte
de mi sabia lo que estaba haciendo. Y simplemente no pude
detenerme. Regrese al camarote y me acosté con mucho cuidado a
su lado. Mañana tendría que hablar con el de esto. Pero hoy solo
quería seguí soñando.

Me desperté sobre mi estómago con el sonido del agua corriendo y


el de la puerta de la ducha al cerrarse. Abrió los ojos y volvió la
cabeza para ver el espacio vacío a su lado. Christian estaba dentro
de la ducha. Podía verle ya que había dejado la puerta del baño
abierta. Le observe inclinar la cabeza hacia atrás, bajo el agua. Una
sonrisa curvaba sus labios mientras se lavaba el pelo.

El deseo de reunirme con él me hizo sentarme, aparte la manta que


me cubría el cuerpo y me levante de la cama. La visión de sus manos
enjabonando su pecho le hizo acercarse más. Era fascinante ver sus
pezones endurecidos. Las palmas de su mano se deslizaron sobre su
firme y plano estómago y el deseo la atravesó cuando se enjabonó la
polla. Él estaba duro de nuevo, era una visión que me gustaba. Entre
en el cuarto de baño.

Christian volvió la cabeza, abrió los ojos y le sonrió a través del


vidrio transparente. Yo le devolví la sonrisa, usó el baño
rápidamente y decidió unirse a él mientras se enjuagaba el jabón
del pelo. Él pareció sorprendido cuando yo abrí la puerta para
entrar en la estrecha ducha con él. Christian retrocedió para
dejarme espacio, pero sus ojos empezaron a oscurecerse.

-"No deberías entrar aquí conmigo."

La humillación le pegó duro.- "Oh. Lo siento. "Me giró, empujó la


puerta y trató de huir. Había herido mis sentimientos. Había
asumido que él me daría la bienvenida, pero era evidente que me
había equivocado.

Una mano con jabón me agarró del brazo antes de que pudiera
huir. Volvi la cabeza y lo mire a la cara con el ceño fruncido.

-"Tienes un rostro expresivo y vi tu dolor, te sientes rechazada.


Ese no es el caso. Mi control no es muy bueno por las mañanas
hasta que me ducho y como. Nunca pienses que no te deseo,
Daniela. Yo no creo que sea seguro para ti estar aquí conmigo en
este momento. "
-"¿Por qué no?"

Él vaciló.- "Podría levantarte y hacerte el amor contra la pared."


Su voz era profunda mientras hablaba.- "Necesito estar más
despierto si vas a estar desnuda cerca de mí. Me resultó
bastante duro salir de la cama con tu cuerpo contra el mío. "

Me volvi hacia él. -"Podríamos hacer otras cosas además de


tener relaciones sexuales." Su mirada bajó por su cuerpo.-
"Deja que te toque".

Dudó pero gruñó. El sonido me hizo sonreír. Vi como su pene


crecía más y más mientras lo miraba. Me acerque un poco más
para agarrar el gel de baño, lo abrió y echo un poco en la palma
de su mano. Cerró la mano alrededor de su polla mientras
dejaba la botella en su sitio.

Sus dos manos se apoderaron de él mientras se inclinaba y


cerraba la boca sobre su pezón. Él gruñó. Probablemente le
habría asustado como el infierno antes, pero ahora no tenía
miedo de esto, ahora sabía que gruñía más fuerte cuando estaba
excitado.

Él apoyó la espalda contra los azulejos, arqueó las caderas y


separo los pies para darle un mejor acceso a su cuerpo. Ella soltó
su eje con una mano, la deslizo entre sus muslos y le masajeo
suavemente los huevos.

Su pecho vibró contra sus labios mientras chupaba su pezón y yo


presione mis pechos contra su vientre. Él tomó aire, gruñó en voz
alta y sus manos me agarraron de las caderas.
Él no me apartó, pero si se aferró a mi. Sus caderas se
movieron lentamente mientras ella acariciaba su pene con una
mano, seguía masajeando sus pelotas con la otra y su boca
dejaba un pezón para ocuparse del otro. LevantE la vista para
ver su cara.
Tenia la cabeza apoyada contra las baldosas, los ojos cerrados,
mostraba sus dientes y gemía . Su cuerpo se tensó y se quedó
muy quieto. Parecía una sexy escultura de carne y hueso.
Chasqueó la lengua por su pezón y luego lo mordió con los dientes.
Todo su cuerpo se estremeció y de repente empujó las caderas
contra mis manos con tanta fuerza que casi me derribó,
probablemente se habría caído si él no la estuviera sujetando.

Su polla empezó a hincharse en su mano y ella envolvió la otra a


su alrededor, lo bombeo más rápido. Sabía que estaba en a punto
de correrse y lo aprete más duro.

Él gimió y varios chorros de su semen caliente golpearon mi


estómago. Christian dejó de moverse y luchó para recuperar el
aliento.

Le sonrei y lo solte. Cogi el gel de baño para limpiarlo mientras


observaba su rostro relajado y la sonrisa en sus labios. Ella
comenzó a lavarle el pecho con las manos, amaba tocarlo.

Sus ojos se abrieron.- "Te quiero en todas

mis duchas".

Ella sonrió.- "No me importaría que tú


estés en las mías."

De repente, él se puso a su espalda, se inclinó sobre ella y


deslizo las manos desde sus caderas hasta sus muslos. Sus dedos
agarraron el interior de sus muslos y los empujó suavemente.

-"Ábrete para mí y apoya tus manos en la pared de delante.


Inclínate ", le susurró al oído.

Se emociono al pensar que él quería hacerle el amor otra vez. La


hacía sentir muchas cosas, cosas buenas y la puso
instantáneamente caliente por todas partes. Ella nunca había
deseado a nadie tanto en toda su vida o se había sentido tan
atraída por alguien. Ella metió las manos debajo del agua, para
quitar el jabón, apoyó las palmas de las manos en la pared, se
inclinó hacia delante y se preparó. Abrió las piernas para dejarle
espacio.

Sus manos acariciaron el interior de sus muslos, con una mano le


ahuecó su coño y ella gimió cuando sus dedos frotaron su clítoris.
El agua caía sobre su espalda, pero apenas se dio cuenta, ella se
concentro en sus caricias y esperó a que él la penetrara por
detrás. Su dedos dejaron su clítoris y se quedó sin aliento cuando
deslizó un dedo dentro de ella. Él gruñó detrás y lo retiró, ella
cerró los ojos estaba lista para que él la follara.

No fue su polla lo que penetró su coño, pero si dos dedos. La


maravillosa sensación de ser poco a poco estirada por él le hizo
gemir y empujar contra su mano. Christian se inclinó más sobre
ella, presionó su cuerpo contra el suyo y con otro dedo acaricio su
ano.

-"Estás tan apretada", le dijo con voz áspera al oído.- "Tan cálida y
húmeda para mí. ¿Te hago daño? "

No podía hablar, pero negó con la cabeza. Ella separó más los pies
hasta que los bordes de la ducha le impidieron separarlos más.
Arqueó la espalda y se meció contra sus dedos, instándole a que la
follara. Las palabras finalmente salieron de sus labios.

-"Hazme el amor, Christian. Por favor "

Él gruñó, pero retiró sus dedos. Me mordi el labio mientras


esperaba a que su polla se presionara contra mi, pero sus dos
manos se apoderaron de sus costillas y la apartó de la pared y él
la hizo girar en sus brazos. Ella le miró a los ojos sorprendida.

-"Pon tus brazos alrededor de mi cuello."

No lo dude. Él se inclinó lo suficiente para que fuera más fácil


para ella hacerlo, envolvió uno de sus brazos alrededor de su
cintura, ahueco la otra mano en culo y la levantó del suelo. La
apoyó contra la pared mientras se miraban mutuamente.

-"Envuelve tus piernas alrededor de mí cintura."


Su voz sonó ronca, áspera y más animal que humano, pero a ella
no le importaba. Ella levantó sus piernas, las envolvió alrededor
de él y enganchó sus tobillos para mantenerse.

La mano bajo su culo comenzó a jugar con su clítoris, ella gimió y


apoyó la cara contra su hombro. Gritó cuando la penetro con dos
dedos y la follo rápido y profundo, mientras la punta de otro
dedo frotaba su clítoris. El placer se hizo tan intenso que no
podía pensar. Christian me sujetaba con tanta fuerza que ni
siquiera podía moverse.

Grito su clímax contra mi piel y esta amortiguo el sonido. Su


cuerpo se sacudió y sus piernas empezaron a deslizarse de su
cintura cuando ya no era capaz de aferrarse a él por más tiempo.
Christian no me dejó caer y retorció sus dedos dentro de mi y,
hasta que grite de nuevo. Él siguió haciendolo con los dedos hasta
que le suplique que se detuviera. Christian retiró los dedos
lentamente dentro de mi y levante la cabeza para mirarle a los
ojos.

Él me levantó en sus brazos hasta que sus rostros quedaron a la


misma altura. Él gruñó, hundió la cara en el hueco de mi cuello y le
mordisqueo suavemente la piel con los dientes. No se asusto al
sentirlos porque confiaba en el. Envolvi mis piernas alrededor de
sus caderas de nuevo, una vez que me recupere del intenso clímax
y su pene quedó atrapado entre nuestros cuerpos. Christian me
bajó hasta que la dura corona de su polla se presionó contra la
entrada de mi y gruñó de nuevo.

-"Habla conmigo", dijo con voz áspera.

-"¿Qué te gustaría que dijera? Eso fue increíble ".


Le aprete sus caderas con las piernas y utilizó el apalancamiento de
su cuerpo para moverse eróticamente contra él.- "Te deseo".

Él gruñó y le agarró los muslos. Lauren se sobresaltó cuando él la


obligó a desenvolver las piernas de sus caderas. Sus manos la
obligo a cerrar las piernas y su erección quedó atrapada entre
sus muslos.

-"Agárrate a mí. ¿Puedes soportar tu peso? "

Aprete más fuerte los brazos alrededor de su cuello.- "Sí".

Se suave. Iremos más despacio.

Al Diablo con la buenas intenciones. Por ese momento nada mas


importaba.
Capítulo 12.

“Christian"

-Christian creo que tenemos que hablar de lo que paso. -. Me dice


Daniela cuando estamos en el camarote cambiándonos. -. Yo no…

-Shhh… No digas nada. -. Le digo tomándola de las manos y


mirándola a los ojos.-. ¿Te arrepientes de lo que paso?

Se mordió el labio de una forma tan provocadora.

-No, no me arrepiento de eso.-. Me dijo. -. Es que las cosas son


diferentes ahora. Esto no debía de pasar. Somos amigos.

-Creo que siempre hemos sido más que amigos. -. Le dije haciendo
que se sentara conmigo en la cama. Y creo que eso lo sabes.

-Yo no… -. Dijo tratando de alejarse de mí, pero no se lo permití.


-Sabes que siempre ha habido algo más entre nosotros. -. Le digo. -.
Desde que éramos unos niños. Yo nunca te lo dije. Pero siempre
estuve enamorado de ti. Y aun lo estoy. ¿Es que no te das cuenta?

Abrió la boca sorprendida.

-¿Estas… enamorado de mi? -. Dijo en un jadeo. -. Christian, creo


que estas confundido. Tú no puedes estar enamorado de mí.

-Lo estoy desde el día que te vi recogiendo flores silvestres en el


jardín de tu casa. -. Le sonreí. -. Siempre lo estuve y siempre lo
estaré.

Ella solo se echo a llorar.

-Nena… No llores. -. Le dije tomando su rostro en mis manos.-. Me


parte el alma verte así.

-Es que creo que estoy viviendo un sueño. -. Me dice. -. Y tarde o


temprano me voy a despertar y me va a doler mucho darme cuenta
de la cruda realidad.
-No es un sueño, florecilla. -. Le digo limpiando sus lágrimas. -.
Estoy aquí contigo. Y si tú me lo permite siempre quiero estar
contigo. Para siempre, Daniela.

Se larga a llorar.

— ¡No llores mi amor! no quiero presionarte. Es solo que no quiero


pasar un minuto más de mi vida lejos de ti, te extrañaba, te
necesito y te amo tanto que duele. Por favor, acepta quedarte
conmigo y formemos una familia juntos. —. Me envuelve en sus
brazos, donde encuentro ese estado de protección, besa mi cabello.

-¿Lo dices enserio? -. Me pregunta con los ojos aun llorosos. -.


Necesito la verdad.

-Lo juro por Dios. -. Le dije poniendo su mano en mi pecho, encima


de mi corazón. -. Este corazón solo sale de amor por ti.

Ella sonrió.

-Te…amo. -. Me dijo colocando mi mano encima de su pecho donde


latía su corazón. -. Con todo mi corazón.
-Yo también te amo. -. Le dije. -. Como un adicto al café.

-JAJAJA… -. Me dio un empujo y yo solo la abrace.

Todo era perfecto ahora. Son las dos de la mañana cuando me


despierto. Mi hermosa mujer duerme profundamente, todo está
oscuro y en silencio. Me coloco una camiseta y pantalón deportivo, y
salgo del camarote a tomar un poco de aire fresco. Aún no puedo
creer que aceptara ser mi esposa. Es muy cómico, ya que en esto
había comenzado por un acuerdo, gracias a eso yo, el soltero más
feliz del mundo, haya encontrado el amor es simplemente ¡increíble!
Afuera la noche esta calma, y la Luna llena hace que se vea las
silueta de los barcos alrededor.
Entro con un baso de agua y lo dejo encima de la mesa de noche y
me voy a la cama con mi dulce esposa.
Ella se encuentra de lado abrazada a una almohada, me coloco
detrás y la abrazo, el olor de su cabello me da calma.

Me despierto como una de esas tantas noches, empapado de sudor.


Solo tuve una pesadilla. Esta vez no me encuentro solo, Daniela está
a mi lado abrazándome y conteniendo mi dolor. No entiende que
pasa, ella no sabe nada de lo que he soñado.

Me entrega un vaso con agua que hay en la mesita de noche, tomo un


trago y me observa con preocupación.

— ¿Estás bien? —asiento con la cabeza, y me recuesto nuevamente


en la almohada, extiendo mi brazo para que apoye su cabeza. —Pero
Christian, ¿Qué soñaste? ¿Escuche que gritabas mi nombre? Y me
asuste.

—Mañana. Ahora no por favor, ahora no tengo fuerza para eso mi


amor.

La estrujo fuerte contra mí, como si fuera un escudo, y sintiendo


que junto a ella las pesadillas no volverán.

Mañana volveríamos a Estados Unidos y seriamos un verdadero


matrimonio. Y las pesadillas sobre ella desaparecerían.

-Bienvenidos a casa señores. -. No saludo Mónica cuando llegamos a


la casa, luego de un largo viaje de vuelta.

-Gracias, Mónica. -. Le dije dejando las maletas en la sala. -. No te


preocupes por las maletas, Robert las llevara a nuestra habitación.

-La cena esta servida. -. Nos dijo.

-Me muero de hambre. -. Me dijo Daniela.


-Vamos, nena. -. La jale hasta el comedor mientras Mónica nos
servía la cena.

-Lo llamo su madre para ver si ya habían llegado, señor. -. Nos dijo
Mónica.

-Mañana la llamare. -. Le dije. -. Gracias, Mónica. Ya puedes


retirarte.

-Tengan buen provecho, señores. -. Nos dijo. -. Y nuevamente


felicidades.

-Gracias, Mónica. -. Le dijo Daniela. Mientras ella se retiraba.

-Esto esta muy bueno. -. Le digo a Daniela. -. No se como podría


sobrevivir sin la comida de Mónica.

-¡Oye! -. Dijo Daniela ofendida y divertida a la vez. -. También se


cocinar. No te dejaría morir de hambre.

Me reí.
-Doy crédito que sabes cocinar. -. Le dije. -. Me encanta tu forma
de cocinar. Sobre todo ese Pie de limón que me hiciste en nuestro
viaje.

-Me alegro que te haya gustado. -. Me sonrió. -. No puedo creer que


mañana tengamos que trabajar.

-Lamentablemente. -. Le dije dando un sorbo a la copa de vino. -.


Pero mañana me toca firmar el contrato con el señor Ware.

-Yo me daré una pasada por la pastelería a ver como va. -. Me dijo. -
. Se que en manos de Julmary esta perfecta. Si quieres luego
podemos ir a almorzar juntos.

-Eso me encantaría. -. Le dije con una sonrisa.

-Por cierto, ya que hablamos del señor Ware. -. Me dijo mientras


sonreía. -. Julmary me llamo cuando estábamos en Cannes. Para
preguntarme como la estábamos pasando y me dijo algo muy
gracioso sobre Jennifer, la hija del señor Ware.

-¿Qué? -. Le pregunte divertido.


-Planeo una salida de compras con tu hermana Andrea y se
consiguieron a Jennifer en una de las tiendas. -. Me dijo riendo. -.
Estaba hecha una furia cuando en los televisores de la tienda
pasaron las fotos de nuestra boda y algunas de la luna de miel.

-¿Enserio? -. Le pregunte soltando una risota. -. ¿Qué paso?

-Se puso como loca a gritar y la tuvieron que sacar a la fuerza de la


tienda. -. Soltó una risita.

-Me lo imagino. -. Le dije limpiándome la boca con la servilleta y


levantándome.

— ¿Bailara para mí señor Evans? -. Me pregunta levantándose y


extendiendo su mano hacia mí.

—No en este momento, hermosa dama —mi boca la reclama, mi


lengua invade su boca y muerdo su labio inferior.

Tomo su culo con ambas manos y la aproximo hasta el borde del


mesón. Desprendo mí camisa, y la saco. Daniela muerde mi pecho, va
dejando un rastro de caricias y besos húmedos hasta mi cuello, me
enloquece, le doy la vuelta y la reclino sobre la mesa. Con mi pie,
separo sus piernas. Tengo su bello culo frente a mí. Veo una tijera,
que está en el escurridor de cubiertos. Tomo uno de los lados de la
tanga, y lentamente corto un elástico, hago lo mismo con él otro
extremo. Ésta cae, soy un neandertal, no puedo esperar ni un
segundo más. Desprendo mi jean, libero mi pene y sujetándolo con
una mano comienzo a jugar en su entrada, ella tira la cabeza atrás.
Tomo su cabello con mi mano y muerdo su hombro, se sobresalta y
de una embestida la penetro, una vez dentro suyo me quedo quieto

—Te amo —susurro — ¡me volvéis loco!

— ¿A cuántas más se lo dirás? —suelta la atrevida, con esa voz sexy


que me pone loco.

—A todas.

— ¿A todas se lo dices…? —responde molesta.

— ¡Sí, a todas les digo que te amo!

Sonríe tiernamente, fin de la charla acelero mis movimientos


entrando y saliendo de ella, sujeto sus caderas, gime, no tengo un
condón a mano, no me importa, siento su cuerpo contraerse —
Victoria no puedo más.

—Yo tampoco —pronuncia. Así que descargo todo mi placer dentro


de ella, siento el líquido caliente ingresando en su interior, caigo
rendido sobre su espalda, no pienso más, no me preocupa
embarazarla, todo lo que pase con Daniela será bueno, todo, ella
sanara mi alma, lo sé.

El lunes estamos desayunando, tostadas de pan de campo, quesos


que compramos ayer domingo, cuando dimos un paseo por la zona, y
el delicioso café con leche que preparó mi amor especialmente. Ya
tenemos los bolsos dentro del auto de Christian, luego de ordenar la
cocina marcharemos nuevamente a casa. Me da pena irme, no quiero
separarme de él. Esta burbuja de pasar alejados del mundo, fue
¡mágica!
Capítulo 13.

“Daniela"

Tres meses después.

Una hora más tarde, luego de comentar nuevos logros de


licitaciones, y contratos con privados, puedo escapar a la que será
es mi oficina.
Salimos almorzar, con las chicas de la pastelería para conocernos
mejor. Vamos a un pequeño lugar, a los que acuden la mayoría de
nuestros compañeros.

Estamos sentadas a punto de almorzar cuando se nos unen Juan y


otro muchacho más de repostería, Julmary y Andrea sonríen
encantadas, y los invitan a unirse a nosotras. El almuerzo transcurre
tranquilo, hasta que ingresan Christian y Stefan, su mirada se cruza
con la mía, sé que está feliz, pero no tengo porque ponerme
nerviosa. ¡Ni que sea de su propiedad! porque vamos, lejos estoy de
ser una Anastasia Steele y mucho menos ¡sumisa!

De regreso a la casa, nos pusimos a ver unas películas y a hablar un


poco sobre su negocio con el señor Ware. Al parecer todo iba muy
bien. Como sabia que seria. La cena es muy agradable y el famoso
pastel de carne una ¡verdadera delicia!
Luego de la cena convenzo, a mi lindo esposo para ir juntos al ballet,
hoy en el Auditorio del Sodre se encuentra en cartelera Coppelia,
como Christian nunca ha ido antes, pienso que es algo que disfrutará
enormemente, y una buena oportunidad para divertirnos, mejor
tarde que nunca.
La obra es maravillosa, nos encontramos en un palco con una
estremecedora vista de la orquesta sinfónica y del brillo de los
bailarines en escena.
Mi chico esta encantado, por momentos lo veo emocionarse, tomo su
mano y en silencio presenciamos los distintos actos.
Ya en casa, vamos al dormitorio, y nos acostamos a dormir.

Hoy me desocupe temprano de la pastelería y me dirigí a la empresa


a ver a Christian, tenia una propuesta para ir al cine con el y había
llamado temprano a Lucia su secretaria para ver si la agenda de
Christian lo permitía. No tenia nada pendiente después de las cinco
de la tarde. Llegue con un Pie de limón para comerlo antes de irnos
al cine y todos en recepción me saludaron cuando llegue. Subí al
ascensor y llegue a la plata alta donde se encontraba la oficina de
Christian. No vi a Lucia en su mesa así que decidí entrar a ver a
Christian de una vez, cuando escuche una discusión muy fuerte en
su oficina.

-¡No se que rayos estas haciendo aquí! -. Grito Christian y así como
te estas presentando.

-¡Tu siempre me haz gustado, y pudiste tenerme a mi en vez de esa


ridícula pastelera de quinta! -. Escuche la voz de una mujer. -. ¡Si te
hubieras casado conmigo, tu empresa se hubiera fusionado con la
tuya y seria la mas grande el mundo! Pero ¡NO! Escogiste a esa
perra en vez de a ¡mi!

-¡No insultes a Daniela! -. Oí el grito de Christian y fue amenazador.


-. Es la mujer que amo y no la cambiaria ni por ti, ¡NI POR NADIE!

-Solo tómame y veras que soy mejor que esa estúpida chica. -. Le
dijo la mujer de forma provocadora. -. Yo te hare sentir mejor que
ella.

Ya basta. Era hora de que entrara en acción.

-Creo que la única mujer que tiene derecho a hacer sentir bien a su
esposo es la esposa. -. Le dije yo entrando a la oficina y viendo a
Jennifer Ware, en ropa interior interior con un vestido fucsia
chillón a sus pies y a Christian detrás de ella con los ojos muy
abiertos. -. Y si mal no entiendo su esposa soy ¡Yo!

-Daniela yo… -. Estaba empezando a decir Christian. Alce la mano


para que se callara.
-Tu… muchachita. -. Le dije señalándola con el dedo. -. No te da
vergüenza el rebajarte a estos niveles para que un hombre te
preste atención.

-Por tu culpa Christian no puede estar conmigo. -. Me dijo


planteándome la cara.

-No me hagas reír. -. Le dije. -. Christian ¡Jamás hubieras estado


contigo! Eres una fastidiosa, eres insoportable.

-¡Por tu culpa! -. Me grito. -. Eres una maldita zorra cazafortunas.

-¡Ya basta! -. Le grite dándole una bofetada. -. ¡No te permito que


me insultes!

-¡Como te atreves! -. Dijo lanzándose contra mi, pero la esquive y la


jale por el cabello sacándola al pasillo donde se encontraban todos
los empleados con la boca abierta viendo la escena.

-¡Saquen a esta desvergonzada de la empresa y no la dejen entrar


más!-. Les dije a los guardias de seguridad. -. Me importa un comino
que seas la hija de socio de mi esposo. Yo personalmente hablare
con tu padre y le aclarare esto.

-¡Me las vas a pagar maldita! -. Me grito. Le lance el vestido y la vi


como se la llevaban.

Me di la vuelta y vi a Christian mirándome a los ojos muy


sorprendido.

-Lo siento. -. Le dije. -. Pero me saco de mis casillas.

-Eres… asombrosa. -. Me dijo tomándome de la cintura y jalándome


hacia el mientras me besaba.

-Es mi deber como esposa, proteger lo que es mío. -. Le dije.

-¿Y yo soy tuyo? -. Me pregunto divertido.

-Ajam. -. Le dije. -. ¿Quieres ir al cine conmigo?

-Me encantaría. -. Me dijo. -. ¿Eso es Pie de limón?


-Si te traje un poco. -. Le dije. -. Vamos a comer un poco y luego
vamos al cine.

-Vamos.

-Estuvo muy buena la película, ¿verdad? - . Le pregunte.

-Si, ¿Quieres un poco de champagne? -. Me pregunto.

-Me encantaría. -. Le dije.

Escuchamos el timbre y el me dijo que iba a abrir ya que le había


dado la noche libre a Mónica. Fui a buscar la botella de Champagne y
dos copas cuando escuche el grito de una mujer y corrí a la sala
para encontrarme a Jennifer empuñando un cuchillo con sangre y a
Christian en el suelo gimiendo de dolor.

-¡Christian! -. Grite. -. ¡¿Qué hiciste?!

Sangre mucha sangre, seguido del gemido que da Christian cuando


Jennifer retira la cuchilla de su abdomen.
Comienzan a caer de rodillas, al tiempo que presiona la herida,
nunca repara que estoy justo detrás de él.

—Si la lastimas, te mataré. —Fueron sus últimas palabras antes de


desmayarse.

Al ver al hombre que amo desplomarse sobre el piso de la cocina, no


dudo ni un segundo, y voy por ella. Su cara realmente asusta, está
desencajada con los ojos inyectados de sangre, sus manos tiemblan.

— ¡Dame ese cuchillo ahora! —mi voz es calmada y firme a la vez.

—Puta, eres una pequeña putita cazafortunas, jamás lo dejarás


completo, Christian no es un hombre fácil. ¿Qué le puede dar una
niña boba como tú? Él necesita otras cosas tontuelas.

Algo en mi se retuerce, es ese pequeño lugar, de mi ser donde


guardo mi autoestima, mi pequeña y compleja autoestima.

—Jennifer no me insultes, dame ese cuchillo ya mismo... —sus


palabras duelen, pero no me detendrán, es momento de actuar.
Camino en su dirección, no puedo perder tiempo y dejar que
Christian se desangre frente a mis ojos. ¡Juro a Dios y a la Virgen
que de ahora en adelante veré mi vida de otra forma!

Es un segundo, tan solo un segundo, el tiempo necesario para que


todo cambie por completo.
Me lanzo sobre ella y tomo su mano, esa con la que sujeta la gran
cuchilla. En un rápido movimiento logra zafarse, siento el corte
cuando desliza el filo de la hoja por la palma de mi mano izquierda,
observo la sangre que comienza a caer, el dolor es agudo y ácido.
Pero no me detiene, saco fuerzas no sé de donde y con mi mano sana
le atino un puñetazo que da justo en su mentón, pierde el equilibrio,
la empujo y choca contra el refrigerador, estoy poseída, la furia y
la desesperación inundan mi ser.
Jennifer cae, intenta nuevamente tomar la cuchilla que cayó a un
lado, pero mi pie sobre su mano lo impide, me siento en medio de la
película Kill Bill.

—Soltadme puta, soltadme, te voy a matar ¡los voy a matar perra! —


grita como una poseída, esta fuera de sí, se retuerce como la niña
del Exorcista, logra con una patada desestabilizar mis piernas,
haciendo que caiga junto a ella, toma mi cabello y se sienta a
horcajadas sobre mí.

Continúa con ese temblor y los dientes apretados. Intento zafarme


pero no puedo, el suelo encerado y yo sin zapatos me lo impide,
coloca sus manos sobre mi cuello.

—Nena, en verdad sos muy linda, muy... muy linda, pero Christian es
mío ¡y yo no comparto!
—lo dice lento y con un tono dulce y terrorífico a la vez, se inclina y
desliza su lengua por mis labios, giro mi rostro con asco.
Con el poco valor que me queda, trato de hablar, tal como dice el
dicho.

«Hablarle como a los locos»


—Jennifer no hagas esto, es peor para ti, iras a prisión. Christian
jamás será mío. Él te quiere a ti, me lo dijo... —afloja el agarre.

— ¿Te lo dijo? —muerde su labio con angustia, éste sangra y


comienza a llorar. Rodeo sus muñecas con mis manos, para retirarlas
de mi cuello. Pero no lo logro, las mantiene firme, la mano que tengo
herida duele demasiado y en ella no tengo mucha fuerza.

— ¿Sabes qué Daniela? Christian nunca fue mío, solo los hombres
disfrutaban de mi cuerpo y del placer que podía darles. Y cuando lo
conocí el me gusto mucho, pero nunca me presto atención. ¿Sabes?
y seguramente jamás sea suya, él ya me descartó por ti, ¡el sí me
dijo que te ama!
Seguramente fueran a tener niñitos regordetes y bonitos como tú,
mientras yo... —ríe con tristeza — seré una mujer solitaria, rodeada
de gatos, llorando en soledad —juro por Dios, que soy tan estúpida,
que logra darme pena su confesión. ¡Si, lo sé estoy más loca que ella!
Esta mujer que está estrangulándome, llega a darme pena, claro que
este sentimiento solo dura unos segundos.

—Bueno hermosa Daniela, la cuestión es que jamás dejaré que eso


pase. Yo no seré la loca de los gatos, ni tú la señora Evans —aprieta
el agarre y ésta vez comienzo a ahogarme.

Me desespero, me falta el aire, una lágrima se desliza de mi ojo.


Entro en pánico, pataleo y trato de gritar pero mi voz no sale, no
estoy segura si alucino pero una niñita rubia se coloca de rodillas
junto a mí. Coloca sus manitas en mi cabeza, en ese instante una
extraña sensación de paz me llena, creo me queda poco tiempo y un
ángel vino por mí. Cuando giro mi rostro para mirarla, estoy próxima
al desmayo, veo una botella de Chandon en el suelo junto a mí. La
tomo, y con el último suspiro que me queda, golpeo fuertemente la
sien de Jennifer.
Ella cae. Me incorporo con dificultad tosiendo. Con la poca fuerza
que tengo y la mucha bronca, termino de golpear y romper la pesada
botella de champagne sobre su cabeza. ¿La maté?
«Mierda»
La observo. Respira, uff , por suerte aún respira, mejor así. Tomo el
teléfono de la pared, soy un saco de nervios, no paro de toser y
temblar, marco 911, estoy mareada y ahora que la adrenalina
comienza a bajar siento el dolor nuevamente.
Más tarde la casa se encuentra llena de paramédicos y policías,

Me cubren con una manta por el shock. Mientras que un policía


solicita mis datos. Todo es rápido, Christian necesita atención
urgente.
Voy sentada junto a Christian en la parte trasera de la ambulancia,
continúa inconsciente, la hemorragia aún continúa, necesita cirugía
urgente. La sirena suena fuerte, por las desiertas calles, mientras
Seattle duerme.

—No te mueras mi amor... —susurro en sus labios, mis lágrimas no


paran. Continuamente limpio mi cara sobre la camiseta, en el apuro
de vestirme solo me coloque un jeans y camiseta. Y a esta hora de la
madrugada, esta fresco, me dan una pequeña mantita azul para
resguardarme, tengo la mano vendada y me han inyectado un
calmante para el dolor y colocado una sublingual para calmar el
temblor de mi cuerpo.
En su casa quedaron policías a cargo de la situación, una situación
con nombre y apellido
Jennifer Ware. Mañana me interrogarán, en éste momento los
médicos indicaron que mi mano, necesitaba atención urgente para
que los policías terminaran con sus preguntas.
En la desesperación solo tome mi bolso, la cartera de Federico con
sus documentos y su celular. No quiero preocupar a sus abuelos pero
tengo que informarles del hecho-
Tomo su móvil y busco la agenda, me sorprendo y mi corazón
desborda de amor al ver la foto de fondo de pantalla. Somos
nosotros en Villa Serrana, es una selfie que sacamos una tarde
soleada,
Christian esta mirando la cámara, sonriente mientras yo le doy un
beso un su mejilla, este detalle y el recuerdo me llena de amor. En
ese instante me hago una promesa mental.
El primer contacto * Papa.
Apretó send, y espero, suena una vez, dos, tres al cuarto pitido,
escucho la voz adormilada de
Christopher el papa de Christian al otro lado de la línea.

—Hola.

—Señor Christopher, soy Daniela. —no sé como presentarme.

—Nena, ¿pasó algo que llamas a esta hora? —viejo zorro bien sabe
que algo anda mal.

Trago saliva.
—Es Christian —relato lo sucedido, restando dramatismo y
gravedad, temo por ellos, son dos personas grandes y su corazón no
tendría que vivir situaciones como éstas, luego llamo a Julmary y
Stefan y le indico donde estamos siendo trasladados.
Sentada en la sala de urgencias, mientras suturan mi mano, veo
ingresar a mi amado tío.
Comienzo a llorar, el apuesto cirujano que está atendiéndome
observa mi reacción.

—Ahí esta tu papá, ¿más tranquila ahora? —asiento con un


movimiento de cabeza, no logro pronunciar palabras, tengo un nudo
en la garganta.

— ¿Su suegro? —el médico no entiende.

—Es mi suegro, no mi padre —me da una tierna sonrisa, mientras


termina de vendar mi mano. El corte fue más profundo de lo que
pensé, luego de diez puntos y una gran venda estoy pronta.

—Pichoncita ¿que ha pasado? —El señor Christopher, se arrodilla


para darme un fuerte y reconfortante abrazo. Esto es lo mejor del
mundo, después de la terrorífica noche que vivimos, nada mejor que
sus brazos para borrar todos mis miedos. El señor Evans agradece
al cirujano y le entrega su mano como saludo.

—Bueno señor Evans, Daniela ingresó con un corte bastante


profundo, por suerte no tocó ningún ligamento. Coloqué diez puntos
de sutura y antibióticos, está como nueva — El señor Evans gira
para mirarme preocupado — ¿Daniela qué pasó?

—Christian... fue... herido —no puedo hablar, tanta angustia y


calmantes hacen que hable entrecortado.

— ¿Como esta Christian, puedo ir a verlo? —no se nada desde que


ingresamos, fue directo a quirófano y yo a emergencia. Llama por
teléfono a block, pregunta su estado, agradece y cuelga.

—Bueno me informan que tu esposo está bien. La hemorragia fue


controlada, no se vieron afectados órganos internos. Fueron muy
afortunados, porque al parecer la persona que los atacó, se
encontraba alcoholizada y drogada. No sería, el primer caso, que
ocurriera un crimen pasional de este tipo. En cuidados intermedios
esta tu enamorado, piso quinto, suban por el ascensor del personal
así no esperan, los acompaño.

—Muchas gracias, ¡de verdad muchísimas gracias!

El padre de Christian se cuelga mi bolso, al tiempo que permite suba


primero al ascensor. A medida que estamos por llegar a la sala mis
nervios crecen. Médicos y enfermeras van y vienen por los pasillos,
parece que aquí nadie duerme. Son las cuatro de la madrugada, el
agotamiento que tengo es grande, pero necesito estar junto a él,
saber que todo va a seguir igual.

Lo necesito a mi lado. «Para siempre»


Entramos en la sala.

—Aún duerme por la anestesia —informa el doctor.

—Nena ¿queréis qué te dejamos sola un momento?

—Sí, por favor —el papa de Christian y el doctor abandonan la sala.

Las luces están tenues. Tomo asiento a un lado de la cama, Christian


se encuentra tapado hasta la cintura, su torso está desnudo con
monitores conectados. La venda que cubre su abdomen, es el
recordatorio perfecto de cuanto amo a éste hombre, y el terror
que me da pensar en perderlo. Tomo su mano, está tibia, la beso y
apoyo mi frente en ella. Arranco a llorar, esta vez en un llanto
catártico, un llanto liberador, ciento que una parte de mí murió, soy
una Daniela nueva, una
Daniela con una visión nueva de la vida ¿más valiente?
Comienzo a hablarle, sé que no me escucha, pero necesito decir en
alto mis pensamientos.

—Christian, sabes, hoy me di cuenta de todo... He pasado mi vida


cuidando de mí y de mi dañado corazón, tenía miedo de entregarme
y salir lastimada —sonrío —bueno, más lastimada. Creo qué por eso
jamás había tenido un novio. ¡No pienses que estaba esperándote!
solo me protegía, siempre fui mi mejor amiga y mi peor enemiga. Me
cuidaste cuando estuve sola, hasta que finalmente lo lograste, y me
enamoré de ti. Me hice adicta a ti, y hoy no puedo imaginar una vida
separados —soy un río de lagrimas y mocos, el llanto me ahoga pero
necesito decirlo, tengo que librarme y salir de mi crisálida para
permitirme ser feliz. Continúo —Hoy puedo gritar al mundo que te
amo, que no existe en este mundo la posibilidad, de que ame a otro
hombre que no seas tú. Quiero ser tus buenos días en las mañanas y
tus buenas noches, tu pañuelo cuando estés mal, tú amiga, tu
confidente, tu amante, tu todo
Christian. Quiero ser tu mujer y no hay forma de que cambie de
parecer, necesito que te cures mi amor, nos casemos y seamos
felices, como nos merecemos. Juro que si te recuperas, te
prepararé pan casero todas las mañanas, tendremos todos los hijos
que quieras, nunca me dolerá la cabeza cuando quieras sexo... —soy
interrumpida.

— ¿En ropa interior?

— ¿Que? —. ¡No puedo creer! Está despierto.

—Acepto, quiero todo eso que acabas de decir. Solo que el pan que
hornearas en las mañanas, que sea en ropa interior y delantal —aún
adormilado, con su voz ronca, es lo más bello que puedo ver en el
mundo. Lo abrazo con cuidado de no tocar su herida, el toma mi cara
con sus manos y nos besamos.

— ¿Tenemos hijos? última vez que te lo pido.

— ¡Sí por favor! —me mira con una sonrisa llena de intimidad y
amor.
Esa noche la paso a su lado, no hay forma de que acepte ir a otra
habitación, por más cómoda que esté.
Hablamos tomados de la mano, me encuentro acostada en el sillón
que hay en la sala, el cual pedí juntaran a la cama de Christian. Nos
dedicamos a fantasear sobre nuestra futura vida. Luego que le
dieron el alta, me reintegré a la pastelería con total naturalidad. El
asunto de ataque pasional, quedo bajo el tapete, no necesitábamos
esa mierda en un momento tan hermoso como el que estamos
viviendo junto a mi chico.
Capítulo 14.

“Christian"

-¿Dónde estamos?- Preguntó mi Daniela. La única mujer en todo el


mundo que me había hecho perder la razón. Aquella que me había
convertido en un ser irracional… un ser que solo podía existir para
amarla.
Su hermosa cara en forma de corazón, estaba llena de asombro y
de felicidad. Pero parecía que ya no debía preocuparme más. Mi
dulce y frágil Daniela era ahora mi mujer… mi esposa, y parecía
feliz de serlo.
Sonreí ampliamente.

-Es una sorpresa. -. Le sonreí mientras la guiaba al patio trasero


para un picnic.

Empezamos a caminar por un sendero de flores que en cierto punto


se perdía con la vegetación. Era como andar en la jungla.
Después de unos minutos alcance a distinguir la luz de nuestra
estancia. Merecía yo, tener a ese Ángel que solo ansiaba estar
conmigo?
Probablemente no. Pero lo tenía.

-¿Tienes hambre?-. Me pregunta.


-¿Hambre de que? -. Le pregunto con una sonrisa picara.

-De comida señor Evans. -. Me sonríe y me da un beso en los labios.

Hago un mohín fingido y ella sonríe.

-Bueno… luego vemos que hacemos con lo otro. -. Me dice.

-Me parece bien. -. Le digo.

-¿Dónde vamos a comer? -. Me pregunta mirando a mí alrededor.

Le señalo con la cabeza hacia el frente y ella me mira con el ceño


fruncido. Se adelanto mientras yo la seguía y pudimos distinguir una
luminosidad en los arboles que se hallaban delante de nosotros, un
brillo amarillo en lugar de verde. Apretó el paso, y alcanzo el borde
de aquel remanso de luz y atravesó la última franja de helecho para
entrar en el lugar más maravilloso que habíamos visto en la vida. La
pradera era un pequeño circulo perfecto lleno de flores silvestres:
violetas, amarillas y tenue blanco. Podíamos oír el burbujeo musical
de un arroyo que fluía en algún lugar cercano. El sol estaba en lo
alto, colmando el redondel de una blanquecina calina luminosa.
Pasmada, camine sobre la mullida hierba en medio de las flores,
balanceándose al cálido aire dorado.

-¿Qué es esto? -. Me pregunto sorprendida caminando hacia el


prado y cogiendo unas flores.

Le sonreí.

-¿No se te hace conocido este lugar? -. Le pregunte.

-De hecho… -. Dijo frunciendo el ceño. -. Se me parece mucho al


jardín de mi madre en Venezuela. Pero… ¿Por qué?

-Quería que reviviéramos el momento en que nos conocimos. -. Le


dije. -. Te veías tan tierna con ese vestido de flores.

-Y… ¿No me veo bien ahora? -. Me pregunto.


-Te vez muy hermosa. -. Le dije. -. No sabes lo mucho que
agradezco a Dios que te allá puesto en mi camino. Te amo
demasiado.

Ella me sonrió y corrió hacia mí para abrazarme. La alce en mis


brazos y le di una vuelta.

-Yo también te amo mucho. -. Me dijo dándome un beso.

Nos sentamos en una manda en el césped y sacamos la comida para


celebrar que los dos al fin podíamos amarnos sin preocupaciones.
Me dio un poco de pena con el señor Ware ya que no pudimos pasar
por alto el que su hija casi me mata. Y no tuve mas remedio en
denunciarla. El lo entendió perfectamente, aunque estaba muy
dolido ya que era su hija. Pero las cosas eran así.

Ya eso no importaba. Mientras yo estuviera con Daniela, mi vida


seria perfecta. Todo era perfecto ahora.
Capítulo 15.

“Daniela"

Es domingo, son las diez de la mañana, me duele la cabeza y tengo


nauseas. Andrea me entrega dos ibuprofenos y un vaso con agua,
nos encontramos en la cocina de mi casa desayunando, me nota muy
pálida y cansada.

— ¿Daniela estas bien?

—No Andrea, en realidad estoy muy cansada. Me duelen los


hombros de tanto cocinar anoche. Es que termine el pastel de 4
pisos que tenía que entregar.

— ¿Llamo al médico?

—No. Ni se te ocurra, sabes que tengo fobia a los doctores, estaré


bien.

Pasan unos minutos y sin me desmayo.

Cuando vuelvo en si. Mi casa se llena de médicos. Me encuentro en


modo autómata, como si mi alma hubiera sido arrancada de golpe.
Christian esta a mi lado, cuando me llevan en una ambulancia al
hospital. Este hombre lo es todo para mí, no puedo pensar en que
algo me suceda y lo deje solo. El me toma la mano preocupado sin
saber que me sucede. No para de decirme lo mucho que me ama y
que estaría bien. Nos toca llegar al hospital y que el doctor nos diga
que sucede conmigo.

Tomo asiento en el sillón y elevo mis hinchados pies. Julmary y


Andrea acaricia mi abultado vientre, el embarazo me sentó bien,
mantengo una linda figura.
El asunto se complicó, cuando fui por la ecografía, para ver el tema
de mi apéndice, Benjamín el actual novio del Andrea que fue el
medico que realizo la ecografía no solo encontró mi apéndice
inflamada, sino que también encontró dos pequeños Evans, mejor
dicho unas pequeñas Evans creciendo dentro de mí.
Nunca me enteré del embarazo hasta ese instante, nunca perdí mi
periodo por completo, tampoco tuve síntomas. Cuando nos dieron la
noticia, ya estaba de unas veinte semanas de gestación.
¡Fue un shock! Un hermoso y adorado shock. Salimos de la clínica
muy sorprendidos, ¡seríamos padres!

— ¿Unas nenas? Unas pequeñas para mimar junto a su mamá —eran


las palabras del emocionado futuro padre.

Obviamente Christian organizo una fiesta para anunciar que


seriamos padres. Recibimos felicitaciones de todos y tantos mis
padres como los de el estaban muy emocionados por ser abuelos.

Benjamín y Andrea, nos deleitaron toda la noche, en la pista de


baile con sus movimientos de rock. Julmary y Stefan súper
acaramelados haciendo manitas.

—Sabes Daniela, un día como hoy, hace un año exactamente te


propuse que fueras mí esposa. Y fui tan capullo que te ofrecí dinero
a cambio para que me ayudaras con mi problema con el señor Ware
y la loca de su hija. —habla Christian, mientras recostados en la
cama, acaricia mi cabello.

—Estimado, soy muy consciente de eso, es solo que...

— ¿Que? —Christian está intrigado, pongo cara de pocos amigos.

— ¡Me debes los cincuenta mil Evans! más los intereses —suelto con
tono insolente, su boca cae abierta de asombro y una malvada
sonrisa comienza a asomar.

—Ahh ¿esta de chistosa Señora Evans?

— ¡No, por Dios jamás en la vida querido esposo!

—Te amo. -. Me dijo en tono de lo más tierno.

—Y yo a ti, demasiado. -. Le digo dándole un beso.


— ¿Para siempre? -. Me pregunto.

—Para siempre. -. Le digo.

Nuestra historia no terminaría allí. Como una vez lo dije. Una vez
que lo vi supe que seria el amor de mi vida. Y no me iba a retractar
de eso. Yo Daniela Carson, estoy completamente e irrevocablemente
enamorada de Christian Evans. Y siempre lo iba a estar. Para
siempre.
Agradecimientos.

Este libro está dedicado a aquellos lectores que pidieron...y


pidieron... y preguntaron... y preguntaron por ello. Gracias
por todo lo que has hecho por mí. Ustedes oscilan mi
mundo todos los días.

A Dios por darme la calma y paciencia para no perder la


razón cada vez que me bloqueaba.

Un beso y abrazo a mi escuadrón del crimen: Andrea, Orli,


Julmary y Gabriela. Ustedes me hacen seguir escribiendo
ja,ja,ja hasta cuando no tengo ideas. Las adoro, brujas.
Soundtrack del libro.

• Zedd: Find you.


• Jesse Ware: Save you love me.
• Coldplay : Paradise.
• Hailee Steinfeld : Capital Letters.
• Goo Goo Dolls : Iris.
• The Calling : Wherever you will go.
• Coldplay: The scientist.
• Ellie Goulding: Love me like you do.
• Robert Pattison : Let me sing.
• Ellie Goulding : Still falling for you.
• Tini : Te quiero mas.
• Juanes : Para tu amor.

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