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Autores:
G.M. Yolanda
Hace mucho tiempo había una niña que creía mucho en seres mitológicos, su
abuelita siempre le contaba historias acerca de los dioses mayas, duendes y
espíritus, sin duda le encantaba escucharla, ella creía mucho en la existencia
de esos seres; la consideraba alguien sabia, pero con el paso del tiempo la
abuela se fue alejando de la familia, la empezaron a tomar por loca al creer en
la existencia de esos seres, ella siempre decía que si existían y que algún día
regresarían, tanto fue su insistencia que entro en un trance y decidieron
internarla, pasaron los años y la niña creció, dejando toda su niñez atrás.
Pasaron los años y la niña creció, aquella niña que creía en cuentos de hadas
ya no existía, ahora era una adolescente muy inteligente y muy hermosa, con
su largo cabello que le llegaba casi a la cintura de color café oscuro al igual que
sus ojos y con una piel limpia y morena.
Un día se despertó sin ganas de ir, cosa que era raro para ella, pero, en esa
mañana había algo diferente; ella se fue a bañar a pesar de que no quería y en
lo que se bañaba escucho desde la cocina a su mamá gritar “¡Hija apúrate o
llegaras tarde! Apurada, salió del baño y se vistió lo más rápido posible para
solo ir a la cocina y agarrar su desayuno e irse corriendo directo a su coche.
Mientras corría a través de los arboles cada vez caí más la noche y más
oscuro se hacía el camino ocasionando que ella se tropezara y se raspara las
rodillas y manos, se levantó y siguió corriendo hasta casi perder el aliento
mientras miraba a cada rato hacia atrás logrando llegar a su coche e irse
directo a su casa.
Ya estando en su casa ella bajo del coche e intento entrar a escondidas para
que no la vieran sus padres y hermanos en qué estado estaba, pero fracaso, ya
que ella intento entrar por la puerta de la cocina que da en la parte trasera de
su casa pero se topó a su hermano mayor Gregory parado enfrente de la
puerta con una cara de asustado y sorprendido al ver como venía su
hermanita; Gregory podría molestar a su hermana a cada rato y gastarle
muchas bromas pero si alguien se atrevía a meterse con ella no se la acabaría,
él era el tipo de hermano protector que quería mucho a su hermanita. Gregory
al verla le pregunto “¿Quién te hizo esto Itza?, ¿Te están molestado?”, itzanaya
al ver a su hermano enojado y sorprendido le contesto “Solo me tropecé en la
escuela, no hay nada de qué preocuparse, pero por favor no le digas a papá y
a mamá”, Gregory todavía dudoso le dijo “Está bien, pero hay que curarte” pero
Itzanaya se negó y se apuró a ir a su cuarto.
Al día siguiente salió de su casa con el coche muy temprano sin que nadie la
vea, pero ella no contaba con lo que pasaría. Ella condujo hasta un centro de
rehabilitación siquiátrico, entro y la recepcionista le pregunto “¿A quién desea
visitar?” Itzanaya dijo “A mi abuela”, de pronto Gregory y Tyrone aparecieron y
Gregory dijo “¿Qué está pasando aquí Itzanaya?, últimamente has estado muy
rara y mas ayer desde que llegaste toda herida” Itzanaya se sorprendió al ver a
sus hermanos y les dijo “Necesito hablar con la abuela, ustedes no me
entenderían, me tomarían a loca” Gregory y Tyrone estaban preocupados por
ella y no le quedo de otra a Tyrone que decir “Te acompañaremos, queremos
saber qué te pasa, queremos entenderte”, Gregory asintió al igual que
Itzanaya. Después de llenar unos datos siguieron a la enfermera hasta llegar a
una habitación donde se encontraba su abuela, la enfermera se retiró y se
quedaron ellos con su abuela, Itzanaya le dijo a su abuela “Te he extrañado
mucho y perdóname por no venir antes, pero te necesito, ayer unas pequeñas
criaturas me atacaron y me acorde que me contaste una historia en la cual
trataba de unos duendes con una forma casi humana”, los hermanos miraron a
Itzanaya muy sorprendidos y la abuela puso una cara de horror pronunciando
“Te encontraron, te encontraron los Aluxes, no creí que sería tan pronto”
“Tienes que esconderte, no te pueden encontrar, corres un gran peligro”.
Itzanaya no entendía lo que estaba pasando y sus hermanos menos, la abuela
con sus manos temblorosas agarro la mano de su nieta y vio la marca en su
palma, la abuela al ver esa marca supo que ya era demasiado tarde. Itzanaya y
sus hermanos atentaron tranquilizar a su abuela durante un rato hasta que lo
consiguieron, la abuela una vez tranquila empezó hablar “Los Aluxes, según se
cuenta, estos duendes se visten como antiguos mayas y juegan artimañas a
aquellos que no les dejan sus ofrendas. Además, son capaces de espantar o
proteger a los viajeros y a la gente que visita sus lugares preferidos, pero hay
un secreto que nadie sabe y que solo el guardián que protege al regalo de los
dioses sabe y es que ellos no solamente juegan artimañas si no que si
encuentran en regalo que dejaron los dioses en la Tierra la barrera entre
nuestro mundo y el de los seres que se creían que eran mitológicos se romperá
y será el fin de los humanos” Todos estaban callados hasta que Itzanaya
rompió el silencio “Si me estas diciendo que solo el guardián lo sabe eso
significa que eres tú el guardián”, la abuela le contesto “Así es” “y tú eres el
regalo que reencarna en la tierra cada cien años” “desde que naciste supe en
ese momento que eras el regalo y se me fue asignado por los dioses ser tu
guardiana, cuando naciste ellos me visitaron en mis sueños, me dijeron que
tenia que cuidarte y darte todo el amor y enseñarte acerca de la cultura, porque
en algún momento volverías con ellos”.
Mientras tanto Itzanaya le faltaba poco llegar al deportivo, una vez estando ahí,
se empezó dirigir el gran árbol pero en su camino la empezó atacar la misma
naturaleza, como si quisiera que ella no llegara al árbol, se la paso esquivando
las ramas y raíces, se cayó en más de una ocasionando, haciendo que ella se
lastimara su tobillo debido a que una raíz hizo que se tropezara y la termino
atrapando su pie, cuando pensó que todo había acabado llegaron sus
hermanos y la liberaron, Itzanaya molesta les pregunto “¿Por qué están aquí?,
es muy peligroso” los hermanos “También es muy peligroso para ti y no te
dejaremos sola, y ya le avisamos a papá y a mamá, ellos tienen derecho de
saber lo que esta pasando”; los tres decididos continuaron su camino y cada
vez que avanzaban se podía ver como una especie de remolino en el cielo
justo encima del árbol, finalmente llegaron y el árbol emanaba una luz verde
por todas sus ramas, en eso llegaron los duendes dando a entender de que se
habían desecho de su abuela, que ya no estaba en el mundo de los vivos. Los
duendes empezaron a atacar, los hermanos por darle tiempo a su Itzanaya de
que encuentre una solución agarran unas ramas y con eso empiezan a
golpearlos para que no se acerquen.
Mientras tanto Itzanaya escucha una voz que le dice que toque el árbol y se
concentre, al hacer eso ella logra desatar una arte del poder que tenía en su
interior, este poder era una pequeña parte de los dioses que le habían otorgado
para que ella se pueda defender en caso de que los duendes aparecieran, con
ayuda de su poder los regreso al mundo mitológico.
Los padres llegaron justo a tiempo cuando ella estaba encerrando a los
duendes en su mundo, estaban muy sorprendidos, era muy irreal lo que veían,
Itzanaya los logro ver desde donde estaba y su mirada se tornó a una muy
triste porque ella sabía lo que pasaría a continuación.
Itzanaya tomo una difícil pero sabía decisión, ella sabía que para proteger a las
personas que más ama tenía que seguir el destino que se le había impuesto ya
que al ser ella el regalo que los dioses le habían otorgado a la humanidad,
tenía que regresar con ellos. Itzanaya mirando a su familia con lágrimas en los
ojos les dijo “los voy a extrañar mucho, tal vez no los vuelva a ver en esta vida,
pero sé que nos volveremos a encontrar, porque así está marcado nuestro
destino” con esas simples pero esperanzadoras palabras ella cruzo el portal
que estaba abierto en el tronco del árbol.
PREPARATORIA
MATERIA
Sexto semestre
3°D
Integrantes: