Você está na página 1de 2

WHITE, Hayden.

El contenido de la forma: narrativa, discurso y representación


histórica. Barcelona, Buenos Aires: Ediciones Paidós Ibérica, 1992.

Capítulo 1 – El valor de la narrativa en la representación de la realidad

Colocar a questão da natureza da narrativa é suscitar a reflexão sobre a natureza


da cultura. Essa questão aponta para o problema geral de como traduzir o conhecimento
em relato.
“Los historiadores no tienen que relatar sus verdades sobre el mundo real em
forma narrativa. Pueden optar por otras formas de representación, no narrativas o
incluso antinarrativas, como la meditación, la anatomía o el epítome” (p.18).
Para entender este ponto, o autor diferencia um discurso histórico que narra e um
discurso que narrativiza a realidade: “entre un discurso que adopta abiertamente una
perspectiva que mira al mundo y lo relata y um discurso que finge hacer hablar al
proprio mundo y hablar como relato” (p.18).
Segundo White, a noção de que toda forma de conhecimento histórico é
narrativo não se sustenta: “La tardía invención del discurso histórico en la historia de la
humanidad y la dificultad de mantenerlo en épocas de crisis cultural (como en la alta
Edad Media) sugiere la artificialidad de la idea de que los acontecimientos reales
podrían «hablar por sí mismos» o representarse como acontecimientos que «cuentan su
propia historia»” (p.19).
O problema da narrativa se coloca de maneira mais clara quando se trata de
representar acontecimentos históricos reais. Na verdade, a narrativa só se torna
verdadeiramente um problema quando desejamos dar aos acontecimentos reais a forma
de um relato. Prova White: “Precisamente porque los acontecimientos reales no se
presentan como relatos resulta tan difícil su narrativización” (p.20).
“Afortunadamente, tenemos multitud de ejemplos de representaciones de la
realidad histórica de forma no narrativa. En realidad, la doxa del establishment
historiográfico moderno supone que hay tres tipos de representación histórica -los
anales, la crónica y la historia propiamente dicha” (p.20)
Os anais carecem completamente do elemento narrativo, pois consiste somente
numa lista de acontecimentos ordenados cronologicamente; A crônica aspira à
narratividade, mas característica não o consegue; já a história propriamente dita é mais
claramente narrativa – embora não precise necessariamente sê-la, dado os seus próprios
antecedentes.
White propõe uma nova abordagem em relação a essas três formas de discurso
histórico. Em vez de vê-las sob uma hierarquia – os anais como inferior, a crônica
intermediária e a história superior –, o autor propõe refletir sobre o tipo de noção de
realidade leva a cada uma dessas formas de representação.
“Pero sin duda un interés genuinamente histórico exigiría que nos
preguntássemos no sólo cómo o por qué el autor de los anales dejó de escribir uma
«narrativa» sino más bien qué tipo de noción de realidad le llevó a representar en forma
de anales lo que, después de todo, consideraba como acontecimientos reales. Si
pudiésemos responder a este interrogante, estaríamos em condiciones de comprender
por qué, en nuestra propia época y condición cultural, hemos podido concebir la propia
narratividad como problema” (p.22).

Em grande medida, a reflexão que White desenvolve dialoga com Hegel, mais
exatamente no seguinte ponto: “Todo ello me sugiere que Hegel tenía razón cuando
afirmó que um relato verdaderamente histórico tenía que exhibir no sólo una cierta
forma, a saber, la narrativa, sino también un cierto contenido, a saber, un orden político-
social” (p.27).
De acordo com Hegel (Lições sobre filosofia da história universal), quando se
trata de proporcionar uma narrativa de acontecimentos reais, deve-se supor que exista
um tipo de sujeito que proporcione o impulso necessário para registrar suas atividades.
Ainda para Hegel, esse sujeito é o Estado, que não só dá o conteúdo apropriado da
história, como também a engendra.
Nesse sentido, White quer sugerir que a narrativa é uma forma de representação
da realidade adequada aos objetivos da ordem político-social que sustenta e é sustentada
pelo Estado. A narrativa não é possível sem uma noção de sujeito legal que pudesse
serve também como meio e tema da narrativa. Daí que uma transformação profunda
pressuporia uma transformação da própria narratividade como meio de representação do
passado.
A narrativa pressupõe a lei, a legalidade e a legitimidade. É justamente o que
falta nos anais. Na crônica essa noção ainda está a se construir e daí a sua forma apenas
relativamente narrativa.
“Cuanto más históricamente consciente de sí mismo es el escritor de cualquier
forma de historiografía, más le incumbe la cuestión del sistema social y la ley que lo
sostiene, la autoridad de esta ley y su justificación, y las amenazas a la ley. Si, como
sugiere Hegel, la historicidad como modo de vida humana diferenciado es impensable
sin presuponer un sistema legal en relación al cual pudiera constituirse un sujeto
especificamente legal, entonces la autoconciencia histórica, el tipo de conciencia capaz
de imaginar la necesidad de representar la realidad como historia, sólo puede concebirse
en cuanto a su interés por la ley, la legalidad, la legitimidad, etc” (p.28).
White sugere que o surgimento e desenvolvimento da consciência histórica, que
vai junto com o surgimento e desenvolvimento da capacidade narrativa, tem alguma
relação com a medida em que o sistema legal atua como tema de interesse. Por isso, de
uma maneira geral, “toda narrativa histórica tiene como finalidad latente o manifesta el
deseo de moralizar sobre los acontecimientos de que trata [...] Y esto sugiere que la
narrativa, seguramente en la narración fáctica y probablemente en la narración ficticia
también, está íntimamente relacionada con, si no está em función de, el impulso a
moralizar la realidad, es decir, a identificarla con el sistema social que está en la base de
cualquier moralidad imaginable” (p.29).
“Con estas reflexiones sobre la relación entre historiografía y narrativa no aspiro
más que a esclarecer la distinción entre los elementos de la historia y los elementos de la
trama en el discurso histórico” (p.34).
“Sin embargo, para que su presentación se considere relato histórico no basta
con que se registren en el orden en que ocurrieron realmente. Es el hecho de que pueden
registrarse de otro modo, en un orden de narrativa, lo que les hace, al mismo tiempo,
cuestionables en cuanto su autenticidad y susceptibles de ser considerados claves de la
realidad” (p.34).
“Lo que he intentado sugerir es que este valor atribuido a la narratividad en la
representación de acontecimientos reales surge del deseo de que los acontecimientos
reales revelen la coherencia, integridad, plenitud y cierre de una imagen de la vida que
es y sólo puede ser imaginaria” (p.36).

Capítulo 2 – La cuestión de la narrativa em la teoria historiográfica actual

Você também pode gostar