Você está na página 1de 5

Documentos

Índice
de apoyo

¿Cómo trabajar la lectura?


Un reto frecuente que debe enfrentarse en el aula es determinar
pautas al trabajar con la lectura. El presente documento ofrece
algunas ideas sobre cómo abordar el proceso lector.

Para comenzar, consideremos los propósitos antes enunciados en


este programa:

4favorecer la práctica lectora;


4ser un recurso para comprender e interpretar textos, e
4impulsar el aprendizaje con los textos y por medio de ellos.

Para lograr dichos objetivos es importante atender orientaciones al


trabajar con las lecturas y tener en cuenta un aspecto fundamental:
los textos literarios y recreativos deben abordarse considerándolos
como objetos de estudio y no únicamente medios de aprendizaje para
otras asignaturas (Solé, 2007). Partir de este hecho conduce no sólo
a explorar la fuente de conocimiento que cada texto representa, sino
que contribuye —y esto resulta fundamental en la labor docente—
al desarrollo de las competencias lectoras de los alumnos.

Esta perspectiva de trabajo implica, entonces, que el texto sea


estudiado como fin en sí mismo, para comprenderlo e interpretarlo,
y no sólo como un medio tangencial para alcanzar otros propósitos
(tales como revisar aspectos referentes a la oralidad, hacer prácticas
de reflexión de la lengua, extraer información, etcétera).

Con esa intención, Leo y descubro ha diseñado tareas específicas


que permiten explorar los libros del plan, partiendo de la premisa de
que la comprensión y la interpretación son el fin y no el medio. Estas
actividades se encuentran en cada uno de los cuadernillos.

1
Proceso lector
Otro aspecto en el que vale la pena detenerse es el proceso lector.
Es usual que la lectura en clase sea explorada como medio para
desarrollar otras habilidades. Por ejemplo, una situación didáctica
común es que se pida a los alumnos que lean en voz alta para
detectar su nivel de decodificación —en cuanto a fonética correcta,
dicción, fluidez, entonación— y su velocidad lectora. Por supuesto,
estas habilidades son fundamentales, pues están implícitas en el
acto de leer, y para aprender a leer es necesario conocer y dominar
el código; más aún, diversos autores destacan que a mayor fluidez,
mejor comprensión lectora, así que no puede minimizarse la
relevancia de ésta. No obstante, para tener lectores activos es preciso
ir más allá: se trata de no quedarse en el nivel de la oralidad, sino
de atender todo el proceso lector, concebido como un ciclo. Ésta es
otra consideración indispensable al trabajar la lectura.

El ciclo del proceso lector

2) Nivel textual:
indicadores
gráficos, léxicos,
sonoro-gráficos y
sintácticos.

1) Nivel de
oralidad: 3) Nivel
características foné- semántico:
ticas, ortográficas, comprensión
de puntuación y global.
dicción.

2
Como podrá observarse, el proceso lector parte del nivel de oralidad
y transita hacia la comprensión global (nivel semántico) a través de
los indicadores textuales (nivel textual) que establecen relaciones
entre interpretación y código. El ciclo se completa sólo cuando el
lector se da cuenta de que comprende el lenguaje escrito y es capaz
de interpretarlo.

Para formar lectores activos es preciso moverse de continuo en los


tres niveles, sin centrarse en uno solo. Consideremos, a manera de
ejemplo, otra estrategia lectora que con frecuencia se realiza en
el aula y hace énfasis en el nivel de oralidad, en tanto que el de
comprensión se desprende de éste, pero se desliga, y el textual se
trabaja de manera aislada.

Se organiza al grupo para que, por turnos, lea en voz


alta; el profesor corrige a los alumnos (incluso suele
intervenir otro alumno). A continuación, se resuelve
un cuestionario sobre el contenido o se elabora un
resumen, una ilustración o una ficha de trabajo, y
finalmente, se aplican ejercicios acerca de la reflexión
de la lengua: ortografía, sintaxis, morfología, fonética
y léxico.

A diferencia de lo planteado en la situación didáctica analizada


inicialmente, en este caso sí se desarrollan instrumentos para verificar
la comprensión (las preguntas, el resumen, la ficha de trabajo y el
dibujo son indicadores de ésta), con lo que se atienden más fases del
proceso lector. Sin embargo, no se precisa cómo trabajar el texto,
tampoco hay una relación de la comprensión con la interpretación
(mucho menos si el profesor no valora los productos); es por ello
que el proceso lector no se cierra. Algunas modificaciones a esta
estrategia pueden ser: aclarar para qué se leerá el texto (para practicar
la comprensión); y permitir que conforme se avanza en la lectura los
alumnos reflexionen sobre el significado y lo que han entendido;

3
finalmente, es necesario revisar la interpretación de los alumnos, y
diseñar estrategias adecuadas para fortalecer su desarrollo.

Así pues, trabajar las lecturas para llegar a la comprensión e


interpretación implica varias actividades, y es en ese aspecto en el
que la intervención del docente resulta fundamental, pues él funge
en todo momento como modelo lector por excelencia.

Etapas de comprensión
Pensar objetiva y racionalmente es una actividad mental compleja,
integrada por diversas operaciones que, articuladas, permiten al
sujeto elaborar una reflexión y una crítica del mundo, en este caso,
extraída de las lecturas o motivada por ellas.

Por ello, para que los alumnos lleguen a ser lectores activos, es preciso
que transiten por las diferentes actividades mentales de la taxonomía
del pensamiento crítico, yendo desde la percepción de elementos
estructurales y cognitivos hasta la interpretación del texto.

Considerando la importancia de la labor docente y la diversidad de


situaciones didácticas de los alumnos, Leo y descubro distribuye el
tratamiento de la comprensión lectora en tres momentos: Antes,
Durante y Después de la lectura, cada una con tareas específicas
que permitirán dirigir el trabajo con los alumnos transitando por
el proceso lector hasta llegar a la meta: comprender y construir la
interpretación, la reflexión y la crítica de textos.

Aquí se describen los tres momentos de manera breve, pero se


detallan en documentos independientes, dada su relevancia.

Antes de la lectura. En el cuadernillo de actividades de Leo y descubro,


corresponde a la sección Antes de leer. Se centra en identificar el
significado que el texto tendrá para los alumnos; para ello:

4
4se identifican los propósitos;
4se exploran las ideas previas;
4se construyen hipótesis, y
4se generan preguntas acerca de la lectura.

Durante la lectura. En el cuadernillo de actividades de Leo y descubro,


corresponde a la sección Mientras lees. En esta fase las actividades
están orientadas a decodificar el texto. Por un lado, es un proceso
interno, individual; por otro, también es externo, porque el docente
se asegurará de que los alumnos activen sus competencias.

Después de la lectura. En el cuadernillo de actividades de Leo y des-


cubro, corresponde a la sección Después de leer. Esta parte no im-
plica el término del aprendizaje, sino la síntesis y conjunción de las
fases anteriores, pues aquí se tratan los mismos aspectos, pero con
dos propósitos:

1. Identificar la intención de la obra.


2. Hacer una interpretación personal que permita expresar razo-
nes para juzgar y criticar el texto, así como reflexionar sobre el
aprendizaje obtenido (metacognición) para completar el ciclo
autor-lector.

En Leo y descubro, el enfoque por competencias y los supuestos


taxonómicos están presentes en estas tres etapas; las expresiones
orales y escritas y el trabajo individual y colectivo se articulan con
la movilización de saberes hacia la comprensión de textos. Por
eso, el programa ofrece actividades didácticas variadas, graduales,
ajustadas al proceso lector y organizadas sistemáticamente.

Você também pode gostar