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Resumen
Abstract
The term school culture is common in the educational field, however, it has not been
defined or discussed enough, and hence it has been necessary to see it as a study subject
through a methodological way in which analysis and interpretation of historical
discourse in this case have taken its place. Some aspects that characterize school culture
have gestated in the history of school; this is why what has always existed is updated in
the present. Along the way the passing of time over Venezuelan school history will be
shown and how, in history, society dictated school’s faith. Moreover, answers were
given to a lot of the criticism denounced nowadays on the narrative derivations that
emerged from this discourse.
Resumo
O termo cultura escolar é de uso corrente no campo educativo, não obstante, não tem
sido definido nem argumentado suficientemente, pelo qual é necessário levar esse
aspeto como objeto de estudo através duma rota metodológica na qual a análise e a
interpretação do discurso histórico, neste caso, têm tomado seu lugar. Alguns rasgos
característicos da cultura escolar têm-se gestado na história da escola, pelo qual às vezes
o cotidiano atualiza-se no presente. No trajeto vai-se mostrar o passo do tempo da
escola na Venezuela e como na história, a sociedade marcou o destino da escola. No
entanto, deram-se respostas para muitas das críticas que hoje são denunciadas nas
derivações narrativas que emergiram desse discurso.
Palavras chave: cultura escolar, escola, educação, história e narração.
Ahora bien, este trabajo, y los sucesivos, desentrañarán algunos rasgos culturales de la
escuela en los discursos, partiendo de la premisa heideggeriana de que el lenguaje es la
casa del ser. En ellos se registra y significa el acontecer de la escuela, se descubre y
representa, en parte, la superficie social que se ha tejido respecto a la cultura escolar.
Daremos cuenta de ello en una serie de trabajos a partir de los diferentes tipos de
discursos, en este caso el discurso histórico. El primer avance, viejos y nuevos diarios
de la cultura escolar nos perfilaban la genealogía de la escuela, ahora, ya terminada la
tarea presentaremos una sinopsis del discurso histórico para narrar los sucesos
específicamente relacionados con las políticas educativas, la acciones del estado-
gobierno, las reformas curriculares que han participado en la cultura escolar, la relación
escuela-sociedad, determinante para entender alguna de las características particulares
que definen la cultura escolar.
Disposiciones metodológicas
Las fuentes del relato son documentos reinterpretados por el historiador, la persona
discursiva, quien emite el mensaje, pero que no se incluye en la narración con la
intención de crear un efecto de realidad evitando la presencia explícita de lo subjetivo.
Sin embargo, el narrador organiza el relato a partir de un proceso individual de
selección, de combinación de hechos y encuadres por lo que su óptica permanece en el
relato por más impersonal que éste pretenda ser. El contexto discursivo, frecuentemente,
ministerios y aparatos del Estado que bordean a los historiadores de la escuela, también
están presentes a la hora de significar. En suma, este tipo de discurso cumple con una
función eminentemente informativa, el lenguaje se utiliza con el propósito de dar a
conocer el mundo real, para caracterizar sucesos o hechos que constituyen el referente.
Derivaciones narrativas
Más tarde en la antigüedad la educación estaba prevista para preparar a los futuros
guerreros. La familia tuvo en principio esta responsabilidad, luego un esclavo, que
fungía como acompañante y maestro, era quien protegía y formaba al niño en su
carácter y en sus costumbres. La cultura se transmitiría de generación en generación
estableciendo experiencias de aprendizaje relacionadas con la vida cotidiana. En la
civilización egipcia, desarrollada entre el siglo CL y XXX a. C., se vio nacer la escritura
a partir de la evolución del alfabeto, y aunque no se cuente alguna referencia sobre
planes de estudio o escuelas, es de suponer que este hecho ameritó la comunicación de
esta creación cultural en algunos sectores de la sociedad, mucho más si consideramos
que en este tiempo se desarrolló gradualmente un gobierno organizado y una actividad
económica pujante. En dicho periodo siempre privan las diferencias culturales. En
Grecia, por ejemplo, se inicia el interés por la educación con los sofistas, lo que
significa, literalmente, los que hacen sabio a otros. En esta sociedad aparece la
necesidad de hacer a los ciudadanos libres y democráticos, principalmente, a los hijos
de los ciudadanos notables.
También se puede referir a las escuelas monásticas que debieron ser seminarios de
futuros monjes, que seguirían la vida religiosa después de recibir una formación que les
preparaba para ello, aunque no todos los niños que asistían a estas escuelas estarían
destinados a la vida religiosa. A las escuelas iban sobre todo hijos de nobles y escribas
quienes debían abandonarse al control, castigo y la disciplina con la finalidad de
alcanzar una instrucción iluminadora y recta. Existía un sistema educativo capaz de
proporcionar la cultura necesaria, al menos en lo que hace a la educación elemental o de
primeras letras y la etapa siguiente o gramatical. Otro fin se le sumó: la del
catecumenado o preparación para el bautismo, que duraba tres años. La edad media
estuvo tan marcada por las guerras y el oscurantismo por lo que son muy pocas las
referencias que aparecen como antecedentes de la escuela, pero las pocas que existen
continúan refiriendo a la domesticación del carácter.
La escuela que conocemos hoy es una noción propia de la edad moderna, tiempo que
nos mantiene cautivos o confinados debido a que trajo consigo cambios determinantes
para todos los estratos de la sociedad. Tal como lo señala Cambours (1998)
Esta breve historia universal no difiere mucho de la línea general de la historia escolar
en Venezuela, lo que sí tiene, por supuesto, es mucha menos data, pero es tiempo
suficiente para notar que si bien, tenemos una idiosincrasia particular, existen algunos
procesos que se generalizaron en las escuelas por los medios permanentes, comunes y
universales del poder.
Es importante acotar que el corpus fundamental fue la obra de Fernández Heres (1981)
Memoria de cien años, aunque no siempre las líneas que siguen hacen alusión explícita
del texto; es imprescindible subrayar que este documento constituye la base obligada
para quienes pretendemos hurgar la historia de la escuela en Venezuela con el fin de
observar los orígenes de la cultura escolar que hoy nos acoge. Le siguen documentos de
memoria y cuenta y publicaciones ministeriales que fundamentalmente anuncian
informes y políticas educativas.
Al leer la historia de nuestro país uno no puede evitar sentir el efecto de la educación en
el devenir de los pueblos. En la época de la colonia, en la que sólo estudiaba en la
escuela la descendencia de los mantuanos (tal como en la antigüedad los hijos de nobles
y escribas), el proceso educativo se inició a través de una especie de globalización
arcaica que comunicaba las ideas que en ese momento movían el mundo, ideas que se
mezclaron con la sangre de los precursores de nuestra libertad.
Es indudable que el espíritu del siglo XVIII de estas tierras, estuvo impregnado del
movimiento filosófico de la ilustración que reinaba en Europa. En aquella realidad
histórica, la educación tuvo una significación trascendental; es por ello que mucho
después, los mismos precursores de la libertad basan sus reformas en el poder que ejerce
la educación para conformar el espíritu de los nuevos ciudadanos capaces de sostener el
progreso de los pueblos, pues no bastaba la firma de la Independencia para la liberación,
hacían falta ciudadanos formados para la libertad, ciudadanos que cortaran las cadenas
de la sumisión. La gente no estaba preparada para ejercer sus derechos de libertad e
igualdad, proceso social complejo que ameritaba mucho tiempo, un tiempo que
transcurrió en adelantos y retrocesos, entre reformas educativas desde la base, como la
planteada por don Simón Rodríguez dirigida a la escuela elemental, fundamentadas en
profundas reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de las primeras letras.
Veinte años después que se hizo obligatoria la instrucción popular, los alcances de la
educación merman, sin embargo, en 1894 ya bajo el mandato del general Crespo se
implantan una serie de reformas en las escuelas de Instrucción Primaria, el entonces
Ministro Luis Espelozín promulga por decreto el 22 de noviembre de 1894 los estatutos
reglamentarios para la organización general de la instrucción primaria, gratuita y
obligatoria, entre otros aspectos, se divide la educación en grados, se establecen
kindergarten o jardines de infantes, escuelas especiales para sordos, ciegos, etc., la
educación incrementa las especialidades: escuela de artes y oficios, escuelas de bellas
artes, politécnicos, técnicas y agropecuarias. Se precisan los criterios para la
obligatoriedad de la instrucción, los objetivos de las escuelas federales, la formación y
la selección de los maestros, los deberes de los preceptores, acerca de los métodos de
enseñanza y del régimen de evaluación.
Para 1902 la situación se había hecho insostenible. Los días feriados escolares llegaban
en el año a 282, restando sólo 83 días para dedicarlos a la actividad escolar. Con el
arribo de Gómez al poder en 1908, después de Cipriano Castro, la instrucción pública,
según declaraciones de la época, fue objeto de reflexión, más en términos cualitativos
que cuantitativos, pues se asume que le ha faltado observación, evaluación y
planificación en función de las deficiencias.
En adelante, el ministro Gil Fortoul señala que dos sistemas pueden influir en el ánimo
de un gobierno que procura organizar la instrucción pública: uno, que sacrifica la
calidad a la cantidad, consiste en multiplicar el número de planteles, aunque resulten
imperfectos y dotados insuficientemente, a fin de llegar al mayor número; el otro, limita
el número de planteles al de los que pueden fundarse y mantenerse bien dotados como
para dar una instrucción sólida e integral, pero necesariamente restringida a menor
número de individuos. La estructura de la educación venezolana se diseña durante este
período y aparecen los primeros programas destinados a la educación primaria,
elaborados por el Consejo de Instrucción del Distrito Federal bajo el nombre de
“Programas Provisionales de Enseñanza Primaria para las Escuelas Federales de la
República”.
En 1935, sólo el 19,9 por 100 de la población en edad escolar estaba inscrita. Esta
situación era en parte reflejo del tipo de economía que reinaba en esa época: con
estructura semifeudal, basada en la producción y exportación de café y cacao. Esta
realidad planteaba pocas exigencias educativas en el nivel escolar. El sistema escolar no
tenía ninguna significación para coadyuvar las necesidades económicas, ni para la
movilidad social, debido a un régimen político basado en la autoridad y represión
militar. De allí que su función como aparato ideológico estuviera disminuida.
El presidente Eleazar López Contreras indica en 1936 que el nuevo orden de cosas
instauradas signa el comienzo de la transformación política de Venezuela, encaminada
hacia las prácticas de un régimen de libertad y de justicia. A partir de este momento
hasta 1958 se desarrolla un clima político de gran heterogeneidad y cada gobierno le
imprime a la gestión educativa características particulares. Durante este proceso se
aprueba la Ley Orgánica de Educación, se extiende la atención escolar a zonas
fronterizas y rurales y entre el año 1935 y 1938 se sucede un aumento de 110.000
alumnos inscritos y un incremento total de escuelas en un 54%. Por su parte, Medina
Angarita en el 41 se compromete a incrementar la educación, no sólo en su extensión
sino en su parte más preciosa de contenido y formación.
Durante el gobierno de Rafael Caldera (1969- 1974), en el que hubo mucho movimiento
dentro del sistema educativo, porque se crearon los programas de preescolar, se realizó
una revisión y actualización de los programas de primaria y se inició el proceso de
descentralización de la educación. En 1970 se realizó el primer concurso de selección de
maestros con la intención de que ello se convirtiera en una forma de mejorar la
enseñanza. Sin embargo, a partir de los resultados de las pruebas se dijo que la
preparación de los maestros en lenguaje y literatura, matemática, ciencias naturales y
ciencias sociales, acusa índices de deficiencias preocupantes.
En el período de Carlos Andrés Pérez (1974- 1979), se propusieron los nueve primeros
años como Educación Básica, gratuita y obligatoria y en el marco de una Revolución
Educacional se destacaron tres políticas fundamentales: Educación para la
Democratización, Educación para la Innovación y Educación para el Desarrollo
Autónomo. (M.E. 1976. La revolución educativa)
Algunos de estos indicios bastan para ilustrarnos que el discurso histórico ha estado
centrado, hasta ahora, en dar cuenta de los incrementos de los presupuestos y de las
matrículas en lo que respecta al eje cuantitativo de nuestra historia; y en cuanto al
cualitativo hemos visto un sin fin de innovaciones, programas, acuerdos y continuas
revisiones curriculares (más bien de los planes de estudio) que a bien de que sabemos
que el currículo es un sistema que cumple funciones políticas y técnico-pedagógicas, no
causaron mucho efecto. Veamos la simplicidad de los cambios dados a lo largo de esta
historia, a manera de ejemplo, en la comparación de las reformas curriculares que se han
dado en el país desde 1911 hasta 1969, presentado en una reseña histórica realizada por
Rodríguez (1988).
Las próximas reformas, hasta el año 1936, continúan bajo las mismas líneas
pedagógicas, centradas en los contenidos y en los métodos. Aunque persiste la idea de
los procedimientos autoritarios y memorísticos como el mejor camino para elevar la
calidad de la enseñanza, se observan algunos intentos de agrupación de asignaturas y se
incorporan los primeros vestigios de la escuela activa, centrados en la necesidad de
tomar en cuenta el trabajo espontáneo del estudiante. Asimismo, se considera por
primera vez el uso del método de proyectos. (Ministerio de Instrucción Pública, 1934).
Del período presidido por Jaime Lusinchi (1984- 1988) vale la pena subrayar la
implantación de la reforma curricular de 1986. Fue la más relevante que sucedió hasta
ese momento, aunque el centro del diseño curricular lo constituyera la elaboración de
los planes y programas de estudio. El ministro Luis Manuel Carbonell anunció esta
reforma como una fehaciente demostración del esfuerzo que realizara el Ministerio de
Educación por lograr la democratización de la enseñanza y el mejoramiento de la
calidad de la educación. El plan de estudio estuvo organizado en tres etapas de tres años
cada uno, haciendo un total de nueve grados para la Educación Básica de tres sectores:
urbano, rural e indígena y frontera. Su estructura constaba con un normativo, un
programa para cada grado con siete áreas subdivididas en doce asignaturas para las dos
primeras etapas y diecinueve para la tercera. Además, contaba con unos manuales
docentes complementarios en los que se realizaban una serie de instrucciones didácticas
para el desarrollo de los programas.
Después del arribo al poder del presidente actual, Hugo Chávez Frías, cambia el
discurso oficial. Se habló, en principio, de “refundar” la educación en lugar de
reformarla, puesto que la Educación Bolivariana, se encontraba inscrita en el Plan de
Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-2007, y allí se hablaba de refundar la
república. Se ha planteado un modelo educativo inclusivo que concibe a la educación
como continuo humano y cambia la organización del sistema educativo venezolano, aún
sin asidero legal, a una estructura de subsistemas, que sustituyen los niveles y
modalidades.
Incorporar cambios de esta naturaleza en la cultura escolar por supuesto no es algo que
se puede decretar, amerita tiempo para que se desarrollen los procesos sociales que si
bien deben ser suscitados por políticas y acciones concretas, dependen sobre todo de la
vida cotidiana, de los que habitan la escuela en su existencia tangible mas no en la ideal.
Todas esas prácticas terminan siendo interpretadas, a pesar de que se pretenden gestar
con la participación colectiva y la anuencia de todos, de acuerdo a los esquemas previos
que manejan los actores del proceso, dejando como resultado asimilaciones deformantes
que aun cuando en la forma animen la intención política de refundar la escuela y de
aliento esperanzador, la escuela en el fondo sigue repitiendo su modelo conservador que
interpreta que aprender es demostrar la habilidad memorística y “portarse bien”, ser
“disciplinado”, se logra negando toda la corporalidad del alumno.
Ahora aunque el modelo organizativo de las Escuelas Bolivarianas siga teniendo las
mismas líneas de mando en sus organigramas, se ha incorporado la figura del
coordinador pedagógico como cambio importante en lo que respecta a la gerencia de la
misma, ya se anuncian cambios en la disminución de las cifras de reposos, ausentismo
laboral e impuntualidad. Por otra parte, el manejo de una alta cantidad de recursos
económicos por parte de los directivos y de la asociación civil de padres y
representantes o el establecimiento de relaciones con cooperativas para la
administración del Programa de Alimentación Escolar (PAE) exige un nuevo perfil de
los actores del proceso que lleva su tiempo reacomodar y aunque uno note a simple
vista el impacto favorable que tiene este programa en la mirada y el deseo manifestado
en los alumnos, implica unos volúmenes de trabajo que ameritan reorganización y
control.
Nos llevó cinco años con la Construcción Colectiva del Currículo de Educación Inicial
y ocho, todavía, con el proceso de racionalización curricular de Educación Básica.
Ambos procesos sin lugar a dudas son expresión del momento histórico, social y
político del país, más que de las influencias de las reformas curriculares que se realizan
en el mundo, como una especie de moda que se importaba sin que se dieran reales
aplicaciones de ellas. Sin embargo, la desidia, la indiferencia, la improvisación, esas
rutinas psicóticas que parecen una fábrica de reproducción por masas de procedimientos
idénticos y de conductas idénticas que se repiten y repiten hasta el cansancio, siguen
sucediendo en las escuelas y quizás ese sea el único balance implícito que podamos
hacer hasta este momento de lo dicho en esta apretada síntesis del discurso histórico.
Notas
Bibliografía
12. Rodríguez, N. (1988). Criterios para el análisis del diseño curricular. Caracas:
Cooperativa Laboratorio Educativo. [ Links ]
RESUMEN
El presente trabajo es el resultado de una investigación histórica donde, a partir del análisis de
documentos producidos por organismos oficiales, protagonistas y estudiosos del período seleccionado, se
pretendió como objetivo central identificar algunos de los principales cambios ocurridos en ciertos
indicadores del índice de desarrollo humano en Venezuela entre 1936 y 1945, y relacionar éstos con la
acción ejecutada por los gobiernos de Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita, concretamente
en materia de salud y educación. Las principales conclusiones de la investigación apuntan a señalar lo
siguiente: las transformaciones del índice de desarrollo humano del venezolano promedio fueron
evidentemente significativas, al punto de representar el inicio del tránsito de una sociedad pre-moderna a
una sociedad asentada en indicadores propios de la modernidad. Este escrito es el aporte hecho por el
autor a la realización del proyecto de investigación colectivo desarrollado en el Doctorado en Historia de
la Universidad Católica "Andrés Bello", en la cátedra Historia Económica y Social, durante el período
marzo - julio 2001.
Palabras clave: Venezuela; índice de desarrollo humano; Eleazar López Contreras; Isaías Medina
Angarita.
ABSTRACT
This paper is the outcome of historical research based on examination of documents produced by
government agencies, active participants, and scholars of the period in question. The core objective was
to identify some of the principal changes in certain indictors of the human development index in
Venezuela between 1936 and 1945, and relate these changes with the actions in the health and education
areas taken by the administrations of Presidents Eleazar López Contreras and Isaías Medina Angarita.
The key conclusion from the research is the finding that the human development index for Venezuelans
underwent a very significant change, reflecting the country's shift from a pre-modern society to one
whose indicators are those associated with modernity. This paper is the author's contribution to the
collective research project undertaken by the Economic and Social History Course of the Doctoral
Program in History at Andrés Bello Catholic University during the March – July 2001 term.
Keywords: Venezuela; human development index; Eleazar López Contreras and Isaías Medina Angarita
governments.
La acción modernizadora de los gobiernos de Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita
Es célebre la sentencia de Mariano Picón Salas mediante la cual señaló que Venezuela entró al siglo XX
al morir Juan Vicente Gómez. Hacía referencia, evidentemente, al cierre de un ciclo caracterizado por la
acción negadora del régimen gomecista en lo concerniente a la modernización política del país, vía el
establecimiento de un sistema de libertades civiles.
Muchos años después, en cierto grado de consonancia con la opinión del dirigente político
socialdemócrata Gonzalo Barrios, quien en diferentes oportunidades rastreó las bases del Estado moderno
en Venezuela en la presidencia de Eleazar López Contreras (Sanín, 1982), Hernán Méndez Castellanos,
presidente de FUNDACREDESA, en una entrevista concedida al diario El Nacional, expresó:
…aquí entramos al siglo XX hace apenas 60 años. Pero no con la muerte de Gómez, como se ha dicho,
sino el 25 de febrero de 1936, con la creación del Ministerio de Sanidad, que fue quien introdujo
realmente a Venezuela en la modernidad... (Carrera, 1996. p. 1-10).
El citado autor hacía mención a las modificaciones positivas experimentadas en el país a partir de 1936 en
algunos de los indicadores denominados, por los organismos internacionales encargados de estudiar los
problemas del desarrollo y el subdesarrollo, índice de desarrollo humano (Consejo de Economía
Nacional, 1997). La importancia y magnitud de los cambios observados en este sentido, permiten inferir,
sin peligro de incurrir en exageraciones, la transformación de la fisonomía social del país, y la apertura de
la puerta de tránsito hacia la modernidad, demandada por los sectores más progresistas, y retrasada
sistemáticamente por el régimen gomecista, en algunos casos conscientemente y en otros, por la simple
omisión de enfrentar los graves problemas sociales de la nación.
Ciertamente, a partir del año en cuestión, se inició en Venezuela un proceso lento, pero sostenido,
dirigido al mejoramiento en ciertos indicadores del índice mencionado, el cual ha sido construido como
herramienta para medir, con mayor profundidad, los niveles de desarrollo en un país cualquiera, partiendo
del hecho incuestionable de que el objetivo final en este proceso no puede ser otro sino el mejoramiento
de los niveles del bienestar, estándar y calidad de vida de la población (Bustelo, 1989).
Estos indicadores se centran en las áreas de salud, educación, nutrición, empleo, productividad,
organización de la sociedad civil, vivienda, servicios, cultura, recreación, seguridad personal y medio
ambiente, entre otros. En el presente trabajo se seleccionaron para su estudio algunos de los indicadores
vinculados directamente con las áreas de salud y educación, para los cuales se cuenta con estadísticas
confiables, pues para los restantes se observa una significativa carencia (vigente incluso en la actualidad).
La importancia de los cambios sociales acontecidos en el período 1936-1945 puede medirse en su exacta
dimensión si se utiliza para ello una variable síntesis, como la constituida por los cambios demográficos
definitorios de la dinámica de la población. En efecto, a partir de 1936, en Venezuela comenzaron a
sentarse las bases del proceso de ruptura del ciclo pre-moderno de la dinámica de su población,
caracterizado por la expansión lenta de la misma, la reducción rápida de las generaciones y la mortalidad
catastrófica (López, 1997, a).
En este artículo se pretende vincular los cambios experimentados en los indicadores del índice de
desarrollo humano durante la época, con la acción programada del Estado venezolano, inscrita en el
marco de un proyecto de desarrollo nacional, común al sub-continente latinoamericano, en líneas
generales. Esto es así, en tanto la evidencia histórica permite constatar que a partir del último lustro de la
segunda década del siglo XX, en la gran mayoría de los países latinoamericanos, se inició un proceso de
mejoramiento de las condiciones de vida de la población, impulsado por factores externos e internos,
coincidentes en la forma y el objetivo.
En aquel momento se estableció la adecuada sinergia entre el interés de los países centrales por "sanear"
las economías de enclave de América Latina, a fin de incrementar las posibilidades de generación de
plusvalía de su fuerza laboral, mediante el mantenimiento y la reproducción de la misma, y la necesidad
de las burguesías locales de conformar el capital humano indispensable para implementar en la práctica
su proyecto de desarrollo capitalista nacional. En este contexto, los gobiernos nacionales de la región, en
su mayoría, cumplieron con gran efectividad la tarea de porteros de la modernidad.
Es por ello el énfasis puesto en materia de saneamiento en aquellas áreas geográficas relacionadas con la
explotación de commodities (medio rural), y en las zonas portuarias, entrada y salida de productos. Amén
de lo sanitario, y no fue casual, los esfuerzos mayoritarios de la acción gubernamental se dirigieron al
campo de la capacitación educativa, especialmente la educación básica, mínimo indispensable para
comenzar a comprender las labores a ejecutar por la masa trabajadora.
En ambas vertientes, la acción del Estado, receptáculo y distribuidor de los ingresos fiscales, jugó un
papel de primera línea, vía la creación de instituciones, promulgación de leyes y/o puesta en práctica de
planes, programas y proyectos formulados al respecto (Maingón, 1990). En el caso venezolano, dadas las
singularidades del mismo, estructuradas a partir de la importancia del petróleo para el desenvolvimiento
de la economía mundial, y para la conformación de los ingresos fiscales del país, la rapidez del proceso
fue por demás elocuente, en comparación con otras realidades nacionales latinoamericanas.
Los albores del gobierno de López Contreras: la herencia social del período gomecista
Era una choza despatarrada, en parte caney, en parte vivienda con abrigo de techo de palma y paredes de
barro. Bajo el cobertizo abierto al viento sabanero, que aquella tarde no corría: un chinchorro mugriento,
negras las cabuyeras de chinches repletas de la sangre sin substancia que le chupaban al dueño de aquella
yacija (...) detrás del rancho, tres cruces de madera sembradas entre el monte, un topochal en torno a una
charca, un rastrojo de yucas raquíticas (...) Pringue de ropas en jirones y miseria vital de un cuerpo sin
sangre, hidrópica, abotagado el rostro de color terroso, amarillo el que debiera ser el blanco de los ojos,
mortecinas las pupilas, bien había dicho que no era una persona, sino un pedazo nada más de un mal resto
de ser viviente (...) El perro era sarna, y Juan, el veguero, anquilostomiasis y paludismo. Retaco,
macilento, canijo, pie en el suelo, nidal de niguas, un mandil de coleta cubriendo las partes pudendas, la
piltrafa de un sombrero pelodeguama sobre la greña piojosa (...) La acción embrutecedora del desierto, la
vida confinada al palmo de tierra de la vega perdida en la inmensidad de la sabana, siervos solitarios de la
gleba que sobre aquel mal terrón de ella nacieron y en ella enterrarían sus huesos, el funesto chinchorro
siempre colgado, encurvando y reblandeciendo las energías, el rudimentario alimento del topocho y de la
yuca que degeneraban en la tierra sin cultivo del rastrojo y el agua pútrida de la charca o del jagüey,
carato de aquellas larvas que les hinchaban los vientres y les chupaban las fuentes vitales, la miseria sin
límites pero sin horizontes...(Gallegos, 1946. pp. 36-38)
La descripción hecha por Gallegos de Juan el veguero y su mujer, bien podría tomarse como el retrato de
la gran mayoría de los venezolanos mal vivientes en el país rural, herencia de Gómez al morir. Y lo de
rural no pretende ser metáfora alguna pues, ciertamente, de los 3.364.347 venezolanos censados en 1936,
el 71,1% era población rural (centros poblados de hasta 2.500 habitantes) y el 28,9% población urbana,
con una densidad de población de 3,80 habitantes por kilómetro cuadrado. Este conglomerado humano
era presa de un conjunto de enfermedades (tuberculosis, paludismo, fiebre tifoidea, buba,
anquilostomiasis, sífilis, etc.), resultantes de las condiciones de insalubridad reinantes en las ¾ partes del
territorio, y de la inadecuada e insuficiente alimentación consumida diariamente.
En cuanto a lo primero, algunos estudios (Silva, 1997) ilustran cómo en 1936 la endemia malárica cubría
el 50% del territorio. De acuerdo con lo expresado por el primer Ministro de Sanidad, Enrique Tejera
París (Bastidas, 1983), 1/3 de la población (alrededor de 1.000.000 de almas) sufría de paludismo, causa
de muerte de 7.000 personas cada año en las 2/3 partes del país. Las defunciones por tuberculosis
alcanzaban la cifra de 5.000 seres humanos por año, 14 decesos al día, 1 persona enterrada por ello cada
100 minutos. En total, se producían unas 60.000 defunciones anuales.
Los Anuarios de Epidemiología y Estadística Vital del MSAS identificaron al paludismo como el
responsable de más del 15% del total de muertes ocurridas en Venezuela para la época, llegando a
presentarse el caso de estados como Guárico, Cojedes, Monagas y Portuguesa, donde dicha enfermedad
causaba el 55,8%, el 32%, el 18,8% y el 17,2% de los decesos, respectivamente (Centro Gumilla, 1985).
La situación fue simplemente dramática en ciertas zonas del país, verbigracia la región de los llanos la
cual, entre 1873 y 1936, pasó de tener el 30,8% de la población nacional al 16,1% de ese total, resultado
de la mortandad por endemias de sus habitantes en este período. En el mismo lapso, estados como
Guárico y Cojedes, experimentaron crecimiento de población negativo (Chen, 1979).
En lo que respecta a la nutrición del venezolano promedio de aquel entonces, investigaciones hechas en
torno a la cantidad y calidad del consumo alimenticio (Brito, 1978), revelaron serias carencias en la
ingestión de proteínas animales, calcio, vitamina A1, B1, C y el complejo B2. El consumo per capita de
carne diario era de 40 gramos. En la gran mayoría del conjunto de población conformado por grupos de
alto riesgo (mujeres embarazadas, lactantes o niños), el consumo diario de leche promedio en las grandes
ciudades como Caracas y Valencia, era de apenas 0,100 litros, dándose el caso de Caracas, donde el 50%
de los niños no tomaba leche nunca (Betancourt {a}, 1939). De las 4.000 calorías gastadas diariamente
por un trabajador en su jornada, con su dieta acostumbrada apenas reponía unas 2.400 (Betancourt,
1939b).
Por otro lado, las condiciones de infraestructura vial e infraestructura sanitaria dificultaban en sumo grado
la posibilidad de atender al grueso de la población. En 1935, Venezuela contaba con sólo 100 kilómetros
de ferrocarriles no funcionales y 1.00 kilómetros de carreteras de tierra (Sanín, op. cit.). Para ese año, el
propio presidente López Contreras contabilizó como funcionales apenas 51 hospitales y asilos nacionales
y de los estados con capacidad para 3.653 camas (López Contreras, 1955), entre los cuales no se contaron
(por inexistentes) ni maternidad ni antituberculoso alguno. Era un país sin cloacas, sin acueductos, donde
más de la mitad de la población vivía hacinada en ranchos de los cuales casi la totalidad no contaba ni con
una simple letrina.
En materia de educación, el cuadro de carencias era similar a lo observado en el área de salud. En 1937,
en un artículo publicado en el diario Ahora, de circulación nacional, Luis Beltrán Prieto Figueroa presentó
una radiografía del sistema educativo venezolano. En este escrito dio a conocer, entre otros datos, una
cantidad cercana a las 4/5 partes de la población en edad escolar sin escuela alguna a la cual asistir, razón
por la cual estaba fuera de la red educativa. En funcionamiento sólo 2 escuelas normales, que en los 24
años anteriores a la redacción de su artículo, apenas habían graduado 500 maestros, cuando en realidad se
necesitaban mínimo 10.000 (Prieto Figueroa, 1937).
Venezuela era un país donde la población crecía a un ritmo muy lento. De hecho, a lo largo del siglo XIX,
y hasta las tres primeras décadas del XX, la población venezolana a duras penas se duplicó en el período
de 60 años comprendido entre 1873 (año del primer Censo General de Población) y 1936 (año del sexto
Censo), pasando de 1.784.194 a 3.491.159. De 1700 a 1920, las tasas anuales de crecimiento de la
población oscilaron entre 0,5% y 1,5% (López, op. cit.). Obviamente, desde el punto de vista social,
Venezuela era un país brutalmente atrasado, distante de las puertas de la modernidad.
Las variaciones ocurridas en el índice de desarrollo humano durante el período 1936 - 1941, y su
relación con la acción del gobierno de Eleazar López Contreras
Los problemas del bajo índice de crecimiento de la población y de las condiciones de insalubridad que
impedían el sano mantenimiento y reproducción de la fuerza laboral necesaria para el desarrollo de un
modelo capitalista moderno en Venezuela fueron temas obligados de los ideólogos de la época, tanto los
enquistados en funciones de gobierno, como los contados en el bando opositor. En este sentido, es
interesante leer a personeros como Alberto Adriani, Ministro de López Contreras, o Rómulo Betancourt,
opositor manifiesto del régimen. El primero, refiriéndose a López Contreras, escribió:
Es cuestión de vida o muerte para el país (...) Y haremos esa guerra, si volvemos nuestros ojos a la
dolorosa realidad venezolana, si nuestros oídos están atentos a las demandas y a los clamores de nuestro
pueblo, que no puede satisfacer sus necesidades más elementales, y pide trabajo remunerador en la tierra,
en las oficinas y talleres; que es víctima de enfermedades y flagelos sociales, y pide médicos, casas de
maternidad, hospicios, hospitales y ..." Este hombre, que nuestra patria ha tenido la fortuna de encontrar
en su camino en un momento difícil de su existencia, ha presentado al país un programa de gobierno que
atiende a nuestras necesidades vitales, a la solución de nuestros problemas concretos, que son de sanidad,
de educación, de comunicaciones, de economía, en una palabra de nuestro tremendo atraso nacional.
Estos son los problemas que están verdaderamente en el primer plano. (Adriani, 1962, p. 252).
El segundo, colocado en la acera de enfrente al gobierno, sentenció en uno de sus artículos periodísticos
del momento:
...Vigorizar nuestra economía venezolana, reducirle el coste de la vida al venezolano, curarlo y educarlo;
y poblar nuestro desierto, son los pilares insustituibles de una política social de gran estilo en nuestro país
(citado por Sosa, 1994. p. 283).
El enfrentamiento de esta realidad fue planteado por López Contreras en su Programa de febrero de
1936. Allí expresó:
La despoblación es uno de nuestros males más graves. Sin densidad de población no es posible el pronto
desarrollo económico, intelectual, político y social de Venezuela. Nuestro país no sólo está débilmente
poblado, sino que la gran mayoría de la población es víctima de enfermedades y flagelos sociales, que
reducen su capacidad de trabajo y su vigor intelectual. Tales circunstancias imponen con urgencia la
adopción de un vasto plan de higiene pública, y que se preste especial atención a las instituciones de
asistencia social (Bastidas, 1999. p.139).
A continuación de lo dicho, en el mismo documento, López Contreras, enumeró las acciones a tomar por
su gobierno en tal sentido, abarcando áreas como la higiene urbana y rural, el desarrollo de la técnica
sanitaria, la administración sanitaria, protección a la madre y al niño, la lucha contra la tuberculosis y las
enfermedades venéreas, la sanidad marítima, la nutrición, la beneficencia y la previsión social.
Dos años después, en mayo del 38, en la oportunidad de presentar al país el llamado Plan Trienal, suerte
de antecedente elemental de los Planes de la Nación, López Contreras insistió en el tema:
Mi experiencia de dos años al frente del Poder me han llevado al convencimiento de que nuestras
necesidades públicas más esenciales estriban en una mayor producción y rendimiento de la economía
nacional, en el abaratamiento del costo de la vida y en esa trilogía inseparable: sanear, educar y poblar.
(López Contreras, 1938. p. 7).
Tal fue la importancia dada al tema, que llegó incluso a promulgarse una Ley de Defensa contra el
Paludismo, en la cual se estableció taxativamente:
Por su difusión y elevado índice de mortalidad se declara la extinción del paludismo problema nacional y
de urgente solución. Por tanto, las autoridades federales, las estatales y las municipales, y en general todo
ciudadano venezolano o extranjero, residente en el territorio de la República, está en el deber de
intervenir y cooperar a este fin. (Presidencia de la República, 1962. p. 208)
Sobre estas bases, el equipo ejecutivo de López Contreras emprendió su obra de gobierno en materia de
salubridad, entre cuyas realizaciones más importantes estuvo, sin lugar a dudas, la creación del Ministerio
de Sanidad y Asistencia Social, dada la obra desarrollada en todo el país por este organismo. En efecto,
en febrero de 1936, se separó la parte de sanidad humana dependiente del Ministerio de Salubridad y
Agricultura y Cría, para constituirse en ministerio independiente, con un presupuesto aumentado en
700%, con respecto a lo asignado en la otra institución (López Contreras, 1955).
Allí ejercieron cargos directivos y/o prestaron sus servicios profesionales, hombres de la talla de Enrique
Tejera París (primer ministro de sanidad); José Ignacio Baldó (tuberculosis); Pastor Oropeza (materno -
infantil); Arnoldo Gabaldón (paludismo), quien puso en práctica, desde su posición en el Ministerio, las
recomendaciones de la Conferencia de Directores de Salud Pública realizada en la capital estadounidense
en 1936; Martín Vegas (lepra); Leopoldo García Maldonado (administración hospitalaria); Elías
Benarroch (parasitosis); Darío Curiel (estudios estadísticos y epidemiológicos); y una pléyade de
funcionarios anónimos (tan o más importantes que los mencionados) con vocación de servicio
memorable, empeñados en la titánica tarea de regar la salud por los diferentes rincones del territorio
nacional. Gente formada en instituciones creadas en este período como el Instituto Nacional de Higiene
(semillero de técnicos sanitaristas) y la Escuela Nacional de Enfermería. Gente acompañante de Francisco
Rísquez en la "Cruzada Venezolana Sanitaria - Social", diseminadora de la educación sanitaria a lo largo
y ancho de una geografía casi desconocida.
En materia de centros de salud, la presidencia de López Contreras se caracterizó por la cantidad de obras
construidas. De hecho, ya en 1940 existían 213 institutos asistenciales con 14.000 camas y estaban en
construcción 33 hospitales más, con capacidad para 2.500 pacientes (López Contreras, ibid). Entre estos
centros asistenciales, dado el papel desempeñado en el enfrentamiento contra algunos de los principales
males de salud detectados para el momento, vale la pena mencionar el Sanatorio Antituberculoso Simón
Bolívar, el Hospital de Niños, el Hospital Civil de Maracay, el Puesto de Socorro de Caracas, el Hospital
de Los Andes, la Maternidad Concepción Palacios, el Hospital Policlínico de Los Teques, el Hospital
Carlos J. Bello de la Cruz Roja, el Instituto de Oncología Luis Razetti, el Hospital Luis Razetti de Barinas
y el Hospital Guárico de San Juan de los Morros (Angulo Arvelo, 1979).
También se fundó el Servicio de Trabajo Social como actividad auxiliar de los servicios médicos; se
inauguró el Consejo Venezolano del Niño con la misión de atender a la infancia abandonada; se
reorganizó la Junta de Beneficencia Pública del Distrito Federal y se creó el Instituto Nacional de
Puericultura, con una casa cuna dependiente del mismo (Ibid). Este instituto tenía, entre sus objetivos,
estudiar los aspectos relacionados con la nutrición infantil, estudios de los cuales se desprendió la
necesidad de fundar la Comisión Nacional de Alimentación, iniciadora del programa Sopas Populares,
germen de lo que en 1946 se convirtió en la red de comedores populares (Centro Gumilla, op. cit.). En
este marco se llevó a cabo el 1er Congreso Venezolano del Niño y el 1er. Congreso Venezolano de
Tuberculosis. Además, se inició el programa de inspección sanitaria escolar.
En esta época se crearon también las llamadas Unidades Sanitarias, copiando el modelo apuntalado en
1910 por la fundación Rockfeller, paralelamente desarrollado al concepto de los "Heatlh Centers"
ingleses. Estas Unidades Sanitarias fueron dependencias locales de salud centradas en la parte preventiva,
manejadas con costos administrativos bajos, pues concentraron varios servicios en un solo local,
permitiendo con ello la atención diferencial del grupo familiar. Las primeras Unidades Sanitarias fueron
las de Valencia y Villa de Cura abiertas al público en 1939. En 1940 ya funcionaban 40 en todo el
país (Ibid).
En materia de saneamiento, es importante resaltar que para 1941 se habían construido 52 acueductos y 27
estaban en construcción, a la par de la inversión en cloacas por un monto de 18.000.000 bolívares, cuando
los ingresos fiscales mensuales entre diciembre de 1935 y abril de 1941 alcanzaron los 31.122.491
mensuales. El problema de la incomunicación vial, que dificultaba en grado sumo la prestación de
servicios, también recibió un tratamiento especial, a tal punto de contarse con 4.895 kilómetros de
carreteras construidas y/o reconstruidas para el año final del gobierno en cuestión. Desde una óptica
global, la magnitud de estas obras puede valorarse si se considera que de 1936 a 1941, el gobierno
nacional destinó a obras públicas (sin incluir la obra de las gobernaciones de estado) el 23% de sus
ingresos fiscales, mientras entre 1870 y 1935 apenas se gastó el 14% de los mismos (López Contreras,
1955).
El nivel de detalle puesto en las medidas sanitarias fue considerable. Por citar dos ejemplos, en la prensa
de la época, en El Heraldo y en El Universal, respectivamente, se reflejaron casos como un proyecto
de 1937 acordado entre productores y gobierno para proveer a Caracas de leche en condiciones tales que
impidiera la contaminación patógena de los consumidores, y la resolución del Ministerio de Sanidad
para establecer en enero de 1939 la obligatoriedad de utilizar vasos de papel para bebidas, en aquellos
establecimientos sin recursos para esterilizar los vasos y tazas de vidrio o loza (ONP, 1989).
AÑOS COEFICIENTE
ARITMÉTICO
1873 - 1881 16,2
1881-1891 12,7
1891-1920 8,2
1920-1926 9,6
1926-1936 11,7
1936-1941 29,2
En términos concretos, de una tasa de crecimiento de la población de 1,9% en 1936, se pasó a una tasa de
crecimiento de 2,8% en 1941. En 1935, por ejemplo, se produjeron 91.836 nacimientos, mientras en 1939
nacieron 129.482 niños, 37.646 nacimientos más, lo cual representó un incremento del 41% entre ambos
años (Márquez, 1992). Evidentemente, en estos cambios jugó un papel importante el establecimiento de
las consultas prenatales y la expansión de la atención médica al momento del parto.
La importancia de la acción del gobierno en materia de salud se puede valorar en una mayor dimensión, si
se considera el mero crecimiento de la tasa de natalidad no como la variable determinante en los cambios
en materia de población. Efectivamente, de 1936 a 1941 la tasa de natalidad aumentó de 30,8 a 35,0
nacimientos por cada 1.000 habitantes, equivalente a la proporción de crecimiento de la misma entre 1926
y 1936, 27,4 (Páez, 1974). Lo realmente significativo en estos cambios fue la reducción de la tasa de
mortalidad, 21,1 por cada 1.000 habitantes en 1941, aparejada con el incremento en la esperanza de vida
al nacer, ubicada en 1941 en 42,1 años para los hombres y 42,5 años para las mujeres (Valecillos, 1984).
Por su parte, la mortalidad infantil se redujo a 111 por cada 1.000 nacimientos (Centro Gumilla, 1985).
Por otro lado, no puede considerarse a la inmigración como factor de peso en el crecimiento de la
población venezolana durante este período. De hecho, pese a la promulgación de la Ley de Inmigración y
Colonización de 1936 y a la creación en 1937 del Instituto Técnico de Inmigración y Colonización,
acciones encaminadas a atraer mano de obra extranjera, especialmente de origen europeo, entre 1936 y
1940, apenas 28.000 inmigrantes fueron registrados de manera oficial como tales (López, 1997,b).
El aspecto relacionado con la educación y capacitación de la mano de obra necesaria para llevar adelante
un proyecto de desarrollo nacional, también fue tratado con la debida importancia por el gobierno de
López Contreras. En la parte correspondiente a educación nacional del Programa de Febrero, se lee:
La organización de la educación nacional, con el fin de poner a los diversos grupos de nuestro pueblo en
condiciones de afrontar con suceso la lucha por la vida, y de nivelarnos con los pueblos más adelantados,
es una de las tareas que el Gobierno considera como fundamentales. Las escuelas valen lo que valgan los
maestros y, en tal virtud, es indispensable que el Estado atienda, en primer lugar, a la formación de los
maestros y profesores... (Bastidas, 1999, p. 141)
Seguidamente, López Contreras enumeró las acciones a emprender por su gobierno que se centraron, en
líneas generales, en la lucha contra el analfabetismo, la ampliación y mejoras de las escuelas normales y
la construcción masiva de edificaciones escolares. Los logros resultaron significativos.
Así, entre 1935 y 1940, los planteles de educación primaria se incrementaron en un 161%, pasando de
2.161 a 5.647, y los de secundaria en un 40%, pues pasaron de 20 a 28. En el mismo período, los
cursantes de bachillerato crecieron en un 87% (de 3.076 pasaron a 5.762), y los estudiantes de las
escuelas normalistas (formación de maestros) aumentaron en un 606% (de 161 a 1.138). El crecimiento
experimentado en estas variables fue sostenido por el incremento del gasto público en materia educativa:
111.432.657 bolívares entre 1936 y 1940 (5 años calendario), lo mismo destinado a este rubro entre 1921
y 1935 (15 años calendario) (López Contreras, 1955).
En 1941, el porcentaje de inscritos del total de la población en edad escolar (720.000 almas), alcanzó
41,03% (Márquez, 1992), lo cual contrastó abiertamente con la relación existente en 1935. Las cifras de
la Dirección General de Estadísticas mostraron un descenso de la tasa de analfabetismo en la población de
15 años y más, pues ésta se ubicó en 1941 en un 57,2% (BCV, 1978).
En 1940, se aprobó la Ley de Educación promovida desde el Ministerio de Educación, cuyo titular era
Arturo Uslar Pietri. A este ministerio se adscribió el Consejo Nacional de Investigación, creado en la
época con la finalidad de realizar el estudio pertinente de los principales problemas nacionales, en aras de
buscar solución a los mismos. También se llevó a cabo un conjunto de proyectos educativos que tendían a
la creación de escuelas rurales, en los cuales jugó un papel importante el asesoramiento brindado por las
misiones educativas uruguaya y cubana, suscritas por el gobierno (Sanín, 1982).
Entre las obras educativas del régimen destacó la fundación de dos instituciones claves, la Escuela Rural
Normal "El Mácaro", y el Instituto Pedagógico Nacional, cuya acción en la formación de docentes de
educación primaria y secundaria, respectivamente, contribuyó sustancialmente a la expansión de la
cobertura educativa y al incremento de la calidad de la enseñanza. En la creación del Pedagógico
desempeñó un papel de primera línea la asesoría de la misión educativa chilena, cuya venida al país fue
coordinada por Mariano Picón Salas.
Se inauguró en este período la primera Escuela Técnica Industrial, como mecanismo para la formación de
mano de obra especializada y se fundó la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales en la Universidad
Central de Venezuela, para llenar el vacío que existía en esta área de estudios universitarios venezolanos.
La prensa y la radio fueron utilizadas ampliamente como medios difusores de algunas campañas
educativas adelantadas desde el gobierno.
En resumen, analizados por separado cada uno de los indicadores presentados, se observó, en términos
globales, una modificación sustancial y positiva del índice de desarrollo humano del venezolano
promedio, durante el gobierno de Eleazar López Contreras.
Las variaciones ocurridas en el índice de desarrollo humano durante el período 1941 - 1945, y su
relación con la acción del gobierno de Isaías Medina Angarita
El proceso de cambios positivos experimentados en algunos de los indicadores del índice de desarrollo
humano de la población venezolana entre 1936 y 1941, muestra una línea de continuidad en el período
1941-1945, lo cual se entiende por las similitudes en materia social entre los gobiernos de Eleazar López
Contreras y su sucesor Isaías Medina Angarita. De hecho, algunos de los colaboradores del primero
ejercieron funciones en el nuevo equipo presidencial.
Pienso que mientras el país no esté saneado no podrá desarrollarse plenamente, y además que no estará
saneado hasta que no combatamos radicalmente las causas de la mortalidad y morbilidad en sus propias
fuentes. Nada alcanzaremos con costosas instalaciones asistenciales en forma de hospitales, sanatorios y
dispensarios, mientras la causa del contagio permanece intacta y acecha nuevamente al curado para
hacerlo recaer. Se estima que la cuarta parte de la mortalidad en nuestro país se debe a enfermedades de
origen hídrico. Seguro estoy de que al ponerse en servicio sistemas completos de acueductos, cloacas y
desecación (...) bajará de manera permanente y definitiva el índice de mortalidad (...) y dispondremos de
mayores reservas de energía humana para las tareas de la civilización (Suárez Figueroa, 1983. pp. 33-34).
Esta postura ideológica es recogida, igualmente, en las bases programáticas de la agrupación política
respaldo del presidente Medina, inicialmente conocida como Partidarios de la Política del Gobierno, PPG,
y luego estructurada bajo el nombre de Partido Democrático Venezolano, PDV. En el
documento Palabras del Presidente Medina en la Asamblea Constitutiva de la Agrupación PPG, éste
planteó como tarea prioritaria "...intensificar la lucha técnica contra las endemias y la insalubridad, y
preventivamente, fomentar las instituciones que contribuyan a elevar las condiciones físicas del hombre
venezolano" (Ibid. p. 49).
Posteriormente, un planteamiento similar fue recogido en el programa de acción social del PDV, donde
puede leerse el compromiso del partido:
...luchará porque el bienestar social de los venezolanos sea elevado a su máximo, por medio de un amplio
espíritu de justicia, una mejor difusión de la cultura y una intensiva obra de saneamiento, previsión y
asistencia (...) que Venezuela sea un país donde prosperen en toda su plenitud la vida humana y los frutos
de la civilización, y para ello insistirá, en forma permanente, en la necesidad de sanear, poblar, elevar la
condición de los trabajadores y crear seguridad para el hombre... (Ibid. pp. 59-60).
En este marco ideológico, se desarrolló la obra en materia de salubridad del gobierno medinista,
continuación de la iniciada en el período antecesor. De la misma se destacaron realizaciones como la
creación del Hospital Clínico Universitario de la Facultad de Medicina, el Hospital de Valencia, el
Hospital Miguel Oraa de Guanare, el Hospital Quirúrgico y la Maternidad de Maracaibo, el Hospital
Ortopédico Infantil y la fundación de Sociedades Científicas como la de Neurología y Psiquiatría, de
Cirugía, Dermatología, Gastroenterología, Endocrinología y Nutrición (Angulo Arvelo, 1979).
Los programas de educación sanitaria, lucha contra las endemias, consultas prenatales y atención al
momento del parto, actividad preventiva, saneamiento ambiental y construcción de cloacas y acueductos
se mantuvieron sin variaciones, y en muchos casos fueron ampliados, muestra de lo cual lo constituyen
hechos como: i) el incremento del número de medicaturas rurales de 57 en 1941 a 188 en 1945 (Evans,
1996); ii) el saneamiento del centro de Caracas con la edificación de la urbanización El Silencio; y iii) la
construcción de un conjunto de mercados municipales, con el objetivo de mejorar las condiciones
sanitarias en el expendio y manejo de alimentos.
Tres hechos por demás trascendentales, en tanto cambiaron para siempre la faz de los problemas de salud
del venezolano, ocurrieron en el lapso estudiado, a saber:
2. La utilización masiva del DDT en la campaña antimalárica ideada y dirigida por Arnaldo Gabaldón,
cuyo punto de partida puede colocarse en 1945, en la población de Morón, estado Carabobo.
3. La creación en 1944 del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), cuya Ley de
constitución fue aprobada en 1940, inspirada en el planteamiento contenido en la Ley del Trabajo de
1936. El establecimiento del IVSS abrió las puertas a la atención en materia de salud a los trabajadores
registrados y a sus familias y les proporcionó seguridad sanitaria, evitando su exclusión de la dinámica
económica y social al presentar problemas de este tipo.
En este marco general se explica el comportamiento de algunos de los indicadores del índice de desarrollo
humano de la población venezolana durante este período. Por ejemplo, en el 8° Censo General de
Población de 1950, se registraron 5.034.838 habitantes, lo cual significó 1.184.067 personas más que en
1941, e indicó una tasa de crecimiento en 1950 de 3,4 por cada 1.000 habitantes. En 1950, la tasa de
mortalidad se había reducido a 13,7 por 1.000 habitantes y la esperanza de vida al nacer se incrementó
hasta alcanzar los 52,8 años para los hombres y 54,8 años para las mujeres (Valecillos, 1984).
Si bien estos datos incluyen el período 1945-1950, correspondiente a los gobiernos de la Junta establecida
en octubre de 1945, el presidido por Rómulo Gallegos y el de la Junta militar que lo derrocó, el
planteamiento no pierde contundencia, pues se está tratando de reflejar la tendencia ya presente en el
lustro 41- 45, cuya extensión se comprende al considerar el ritmo y la velocidad característicos de los
cambios sociales.
En todo caso, la mortalidad en 1945 se redujo a la cifra de 20,7 por 1.000 habitantes (López, 1997, a), y la
mortalidad infantil a partir de 1946 se contabilizó en 93 defunciones por 1.000 nacidos vivos registrados
(Centro Gumilla, 1985). En ciertos casos concretos, como el de la malaria, de una tasa de mortalidad de
35,2 por 1.000 habitantes al inicio del período de Medina Angarita, ya a partir de 1946 pudo establecerse
en 12,0 por 1.000 habitantes (Evans, 1996).
En materia educativa, las realizaciones del gobierno de Medina Angarita, no alcanzaron las magnitudes
del gobierno precedente, pero no por ello, la actuación desplegada en este sentido, significó un
estancamiento en la materia, pues en líneas generales, la política encaminada a formar la mano de obra
necesaria para los planes de desarrollo se mantuvo. Algunas cifras muestran el mantenimiento del ritmo
de crecimiento y otras, los avances logrados.
En educación primaria, la matrícula se mantuvo en cifras similares a las dejadas por el gobierno de López
Contreras, pero se incrementó la de bachillerato en un 101%, pues de 5.762 inscritos en este nivel para
1940, pasaron a ser 11.598 en octubre de 1945 (Fuenmayor, 1968). Esto fue posible pues las edificaciones
destinadas al segundo ciclo de la educación de aquel entonces, crecieron un 27,16%, pasando de 28 en
1940, a 97 en octubre de 1945. Los institutos de formación de maestros fueron elevados de 19 en 1940, a
24 a finales del gobierno medinista (Bustamante, 1997). Durante esta administración se iniciaron los
trabajos de construcción de la Ciudad Universitaria de Caracas y de la Escuela de Agricultura de la UCV,
en Maracay.
En materia de edificación de locales de educación primaria, por encima del número, la modificación se
experimentó en la concepción de los mismos, pues en esta época comenzaron a erigirse los llamados
grupos escolares, de tanta tradición en la educación venezolana en cuyas instalaciones llegaron a
concentrarse hasta varios centenares de alumnos. Las cifras de analfabetismo se mantuvieron en rangos
similares a los dejados como legado por el gobierno culminado en 1941, pero durante la gestión de
Medina Angarita se inició el programa de alfabetización de adultos, cuyos resultados pudieron sentirse
años después.
Un hecho dice mucho de la importancia dada por la gestión de Medina Angarita al aspecto educativo: en
promedio, el 9,64% de los presupuestos anuales de este gobierno, se destinaron a esta materia. Así, de un
total de 1.969.450.099 de Bs. presupuestados entre mayo de 1941 y octubre de 1945 (López Contreras,
1955), 190.000.000 de Bs. Fueron destinados a educación (Fuenmayor, 1968).
Los logros en materia educativa de las administraciones de López Contreras y Medina Angarita, fueron
incluso reconocidos por sus opositores. Ejemplo de ello fueron las alusiones positivas, en relación con las
obras en esta materia, del presidente Rómulo Gallegos (perteneciente a las filas del partido que, junto a
los conspiradores militares, derrocó al gobierno de Medina Angarita en octubre de 1945) en su mensaje al
Congreso Nacional el 29 de Abril de 1948, en el sentido de haber encontrado el "octubre revolucionario"
buena parte de la tarea hecha en este sentido. (Fernández Heres, 1997).
Como se desprende de lo expuesto, de manera similar al período 1936- 1941, en el lapso comprendido
entre el arribo de Medina Angarita al gobierno en 1941 y su derrocamiento en 1945, algunos de los más
significativos indicadores del índice de desarrollo humano del venezolano promedio, se modificaron
sustancial y positivamente.
CONCLUSIONES
...las asombrosas tasas de crecimiento del mundo de hoy deben tomarse como un triunfo del hombre
sobre su medio ambiente. El punto a recalcar no es que la mitad del género humano sea todavía
analfabeto y esté subalimentado, sino que en la mitad del mundo el hombre ha escapado lo suficiente de
los controles del pasado para llegar a estar alfabetizado y tener delante de sí una herencia de setenta
años... (Borrie, 1972. p. 385)
1. Bajo las premisas contenidas en el planteamiento anterior, pueden aceptarse los cambios
experimentados en los indicadores seleccionados del índice de desarrollo humano (salud y educación,
fundamentalmente) del venezolano promedio, entre 1936 y 1945, como realmente significativos, por lo
positivo de los mismos y dado el lapso tan pequeño en que ocurrieron, apenas 9 años. Con base en ello
puede afirmarse, sin peligro de incurrir en exageración alguna que la ocurrencia de estos cambios marcó
un hito en el tránsito de una Venezuela pre-moderna a una Venezuela parada con ahínco a las puertas de
la modernidad. Compárense, por ejemplo, las tasas de mortalidad de la población venezolana en 1945 y
1950, con las de otros países latinoamericanos en 1950, como Brasil (20,0), Colombia (19,0), Perú (21,0),
Ecuador (22,5), Bolivia (22,5) y República Dominicana (22,5) (Ibid), y se tendrá el punto de referencia
necesario para comprender el planteamiento.
2. Lógicamente, este proceso de cambios no significó la transformación del país subdesarrollado a uno
desarrollado. Nada más lejos de la realidad. Pero, quizás, no sea ese el punto a debatir, sino reconocer
este período como punto de partida del acercamiento de la población venezolana a niveles de vida
mayores, alcanzados como resultado de un proceso de mejoras producido en magnitudes y a velocidades
importantes, consecuencia directa de la acción desplegada en materia de sanidad y educación por los
gobiernos vigentes en el ínterin estudiado.
3. Llama la atención la pérdida de logros como éstos en el tiempo, pues pareciera no se estudian los
procedimientos a través de los cuales se obtuvieron, pues se observa el retroceso del país en esta materia,
evidenciado por la reaparición constante de brotes de paludismo, cólera o dengue, realidad que se
presumía eliminada para siempre. La construcción de la sociedad basada en el conocimiento demanda el
incremento sostenido de los niveles educativos de los pueblos, y todavía Venezuela muestra problemas
altamente preocupantes en este sentido, en especial en temas como la deserción escolar y la exclusión de
ingentes cantidades de potenciales participantes del sistema educativo. Vale la pena aprender de lo bueno
hecho antes del ahora. Los pueblos ignorantes de su historia, están condenados a repetir viejos errores, en
una especie de ciclo perverso de los hechos.
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1. Introducción
2. Antecedentes de la educación básica en Venezuela
3. Análisis cronológico de la educación en Venezuela: época colonial
4. La Guerra de Independencia
5. Educación católica
6. Aportes significativos de presidentes de la época
7. La educación venezolana desde Guzmán Blanco hasta Juan Vicente
Gómez
8. La educación venezolana a partir de 1958
9. Marco jurídico en el que se desarrolla el sistema
educativo venezolano contemporáneo
10. El Proyecto Educativo Nacional como expresión de una política
educativa nacional
11. Hacia donde se perfilan las políticas educativas en Venezuela
12. Conclusiones
13. Referencias bibliográficas
INTRODUCCIÓN
La evolución de la Educación en Venezuela
se realizó de una forma lenta. Desde el inicio del siglo
XX y hasta finalizada la dictadura de Marcos Pérez
Jiménez (1948-58), es decir, las escuelas que
impartían la educación primaria y secundaria,
además de las restantes instituciones como las de
educación superior fueron creciendo lentamente, pero es
precisamente a principios de la década de los años
60, donde la educación venezolana presentó una
expansión espectacular, estimulado por un proceso de
masificación educativa que se tornó favorable y un
aumento en el acceso a la educación de forma notoria para
todas las clases sociales del país.
La Primera Etapa.
Está caracterizada por la periodización y
se limita a configurar y delimitar el orden de lo
episódico. Con un sentido de historia centrado en lo
positivo y negativo, en donde más que estudiar
prácticas educativas se narran sucesos. A nuestro modo de
ver el primer antecedente de Comunidad Discursiva de Historia de
la Educación en Venezuela se remonta a la
generación pionera integrada por: Feliciano Montenegro y
Colom, Rafael M. Baralt, Agustín Codazzi, Arístides
Rojas, Antonio Ramón Silva, Rufino Blanco Fombona,
José Gil Fortoul, Ángel Grisanti, y Caracciolo
Parra León.
La etapa intermedia.
La tercera etapa:
LA GUERRA DE INDEPENDENCIA
Luego de la guerra de independencia, se inicia el
proceso de construcción del Estado nacional en Venezuela,
en este punto participaron de manera muy especial una serie de
personajes que desde comienzos del siglo XIX se constituyeron en
los ideólogos y protagonistas del proceso de
emancipación. Tal es el caso de Juan Germán Rocio,
Miguel José Sanz, Simón Rodríguez, Antonio
Valverde, José Maria Vargas, Simón Bolívar
entre otros.
EDUCACIÓN CATÓLICA
En este período importante de la historia de la
educación católica en Venezuela, son fundados en la
ciudad otras instituciones entre las que destaca el Colegio
Antonio José de Sucre en el año 1954, por los
padres paules que a partir del año 1964 pasa a llamarse
San Vicente de Paúl, estudiado por el Prof. Marcos Lavado.
También había sido fundado el Colegio María
Auxiliadora, en el año 1944 por las hermanas Salesianas y
el Colegio Santo Ángel por la Congregación de las
Hermanas del Santo Ángel en el mismo año. Estas
instituciones aún no han sido estudiadas por esta
línea de investigación, aunque se prevee hacerlo en
el mediano plazo.
LA EDUCACIÓN BOLIVARIANA
CONCLUSIONES
La evolución de la educación en nuestro
país ha sido un proceso extremadamente difícil de
consolidar, desde la época colonial ha tenido diversos
obstáculos, asociados a múltiples factores de
carácter político que han estancado este proceso,
el caudillismo fue una de las grandes adversidades que ha tenido
nuestra educación, esto hacia que el proceso naciente
fuera quebrantado por diversos gobernantes que solo se
interesaban por mantenerse en el poder.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Constitución de la Republica Bolivariana de
Venezuela, Diciembre 1999
Ley orgánica de
Educación,1980
HTTP://WWW.MONOGRAFIAS.COM/TRABAJOS60/EDUCACION
BOLIVARIANA/EDUCACION-BOLIVARIANA.SHTML
Autor:
Álvarez, Osmel
Colmenarez, Trinidad
Tovar, Mayra
PROMULGACION DE LEYES
Acto por el cual el Presidente de la República ordena la publicación en Gaceta
Oficial de una ley para que la misma sea acatada y ejecutada. Ejemplo: «Si el
Presidente no promulga una ley luego de realizados los procedimientos
correspondientes, las autoridades de la Asamblea Nacional pueden hacerlo de
acuerdo a la Constitución».
Iniciativa
La iniciativa de las leyes se encuentra establecida en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (1999) en el Artículo 204, de la siguiente
manera:
1. Discusión
Artículo 205. “La discusión de los proyectos de ley presentados por los
ciudadanos y ciudadanas conforme a lo dispuesto en el artículo anterior, se
iniciará a más tardar en el período de sesiones ordinarias siguiente al que
se haya presentado. Si el debate no se inicia dentro de dicho lapso, el
proyecto se someterá a referendo aprobatorio de conformidad con la ley.”
Artículo 207. “Para convertirse en ley todo proyecto recibirá dos
discusiones, en días diferentes, siguiendo las reglas establecidas en esta
Constitución y en los reglamentos respectivos. Aprobado el proyecto, el
Presidente o Presidenta de la Asamblea Nacional declarará sancionada la
ley.”
Artículo 208. “En la primera discusión se considerará la exposición de
motivos y se evaluarán sus objetivos, alcance y viabilidad, a fin de
determinar la pertinencia de la ley, y se discutirá el articulado. Aprobado
en primera discusión el proyecto será remitido a la comisión directamente
relacionada con la materia objeto de la ley. En caso de que el proyecto de
ley esté relacionado con varias comisiones permanentes, se designará una
comisión mixta para realizar el estudio y presentar el informe.
Consulta y participación
Con respecto a la participación, lo que se debe hacer es organizar y
promover la participación ciudadana para los temas que le competen a la
población, debido a que es de suma importancia cabe destacar. Por otro lado
hablamos de la consulta previa que se deberá realizar a los estados mediante el
Consejo Legislativo, esto se refleja claramente en el Artículo 206 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de la siguiente manera:
Sanción
Se denomina sanción, a la consecuencia o efecto de una conducta que
constituye a la infracción de una norma jurídica. En este caso habla que la ley es
un acto sancionado, tal cual lo dice el Artículo 202 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (1999) expresa:
Artículo 213. “Una vez sancionada la ley, se extenderá por duplicado con
la redacción final que haya resultado de las discusiones. Ambos
ejemplares serán firmados por el Presidente o Presidenta, los dos
Vicepresidentes o Vicepresidentas y el Secretario o Secretaria de la
Asamblea Nacional, con la fecha de su aprobación definitiva. Uno de los
ejemplares de la ley será enviado por el Presidente o Presidenta de la
Asamblea Nacional al Presidente o Presidenta de la República a los fines
de su promulgación.”
Promulgación y publicación
La promulgación y publicación de una ley deberá llevar ciertas formulas
antes de sus decretos y está será publicada por el Presidente o Presidenta de la
República a los diez días siguientes, además aparecerá en la Gaceta Oficial de la
República. Todo lo anteriormente mencionado aparece claramente en los
artículos 212, 214 y 215 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (1999) de la siguiente forma:
Artículo 212. “Al texto de las leyes precederá la siguiente fórmula: «La
Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, decreta:».”
Artículo 214. “El Presidente o Presidenta de la República promulgará la
ley dentro de los diez días siguientes a aquél en que la haya recibido.
Dentro de ese lapso podrá, con acuerdo del Consejo de Ministros, solicitar
a la Asamblea Nacional, mediante exposición razonada, que modifique
alguna de las disposiciones de la ley o levante la sanción a toda la ley o
parte de ella.
BIBLIOGRAFÍA
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999)
Ley Orgánica de la Administración Financiera del Sector Público
Reglamento Interior y de Debates de la Asamblea Nacional
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